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formal: Educación para la Ciudadanía

Como se puede observar, las probabilidades de haber tenido acceso a un clima de discusión abierto en el aula disminuyen con la edad de la persona entrevistada, incluso controlando por su nivel educativo o el de sus progenitores. En compa ración con los más jóvenes (15 a 19), los y las jóvenes de 20 a 24 y los jóvenes adultos (25-29) tienen significativamente menos probabilidades de percibir que recibieron este tipo de educación. En cuanto al tipo de centro educativo al que asistieron, podemos observar que no existen diferencias es tadísticamente significativas entre un colegio público y un colegio concertado religioso o un centro privado religioso. Sin embargo, los adultos que han asistido a centros concer tados no religiosos o centros privados no religiosos sí tienen mayor probabilidad de haber percibido que podían expresar sus opiniones e inquietudes abiertamente en clase que aque llos alumnos que asistieron a un colegio público, la categoría de referencia. Se puede observar también que este resultado se mantiene constante independientemente de que se utilice como control el nivel educativo de la persona joven o el nivel educativo de sus progenitores.

En cuanto a educación, con la formación aumentan las proba bilidades de haber recibido este tipo de educación de forma importante. Por último, se puede observar que los que vienen de familias politizadas tienen más probabilidades de haber re cibido este tipo de formación abierta en el aula, lo que apun taría a una posible acumulación de desigualdades. Es decir, a las desigualdades socioeconómicas que ya se manifiestan a través de la familia y el centro educativo, se une que no tienen la percepción de haber tenido un clima abierto a sus inquietu des en el aula.

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8.3. Inclusión de la educación cívica en el currículo formal: Educación para la Ciudadanía

En España, la asignatura de Educación para la Ciudadanía De mocrática entró en la agenda pública por la recomendación del Comité de Ministros de la Unión Europea y con el objetivo de construir una ciudadanía activa en Europa. Si bien la LOGSE in cluía este tipo de educación como materia transversal del currí culum, La Ley Orgánica de Educación (LOE), aprobada el 6 de abril de 2006, introduce por primera vez en España una asig natura llamada Educación para la Ciudadanía y los Derechos

Humanos. Esta materia englobaba cuatro asignaturas en tres ciclos educativos: Educación para la Ciudadanía y los Derechos Humanos se impartiría en uno de los dos cursos del tercer ciclo de la enseñanza primaria y en uno de los tres primeros cursos de la ESO. Además, en 4º de la ESO los contenidos de esta área se integraban en la asignatura Educación ético-cívica, y en edu cación secundaria no obligatoria se integraban en la asignatura de Filosofía y Ciudadanía (Martín, 2006).

La inclusión de la asignatura de Educación para la Ciudadanía se vio envuelta en una gran polémica sobre su contenido por parte de distintos agentes políticos y sociales. En cuanto a lo que nos interesa aquí, la inclusión de cursos formales en el cu rrículum ha mostrado tener efectos positivos en el interés y el conocimiento político de los y las estudiantes. De hecho, algu nos autores muestran que cuando se trata de ciertas actitudes como el interés por la política, la instrucción formal en el aula tiene un efecto mayor que el de un clima de discusión abierto (Dassonneville et al., 2012). Por esta razón hemos preguntado a las personas entrevistadas si cursaron o cursan alguna de las siguientes materias: Educación para la Ciudadanía, Educación Ético-Cívica, Filosofía y Ciudadanía, Ciencias Sociales, Historia de España y Religión.

Como podemos observar en el GRÁFICO 8.6., Ciencias Socia les e Historia de España, dos asignaturas troncales clásicas en el currículum y que incluyen material social y político, son las que mayor porcentaje han cursado (un 90% aproximadamen te), seguida de la asignatura de Religión, con un 70% de los y las estudiantes.

En cuanto a las asignaturas específicas, el porcentaje de alum nos que han cursado Educación para la Ciudadanía, Educación Ético-Cívica o Filosofía y Ciudadanía oscila entre el 55 y el 70%. Es decir, una mayoría de los y las jóvenes en 2020 han recibido cursos formales de educación cívica. A diferencia de otros paí ses de nuestro entorno, como Gran Bretaña (Whiteley, 2014), la incorporación e implementación de educación para la ciudada nía no se ha visto acompañada de un programa ambicioso de evaluación de su impacto. Además, la intensidad del debate en torno a su inclusión en el currículum educativo en España llevó a una gran oposición así como a un seguimiento irregular. Por esas razones, aunque la inclusión de este tipo de asignaturas ha tenido un impacto probado positivo en otros países es difícil

hacer una extrapolación directa en España. De tener un impac to debería ser positivo en cuanto a mayor interés, implicación y actitudes positivas hacia la democracia.

GRÁFICO 8.6. Cursos de educación para la ciudadanía recibidos

100 90 80 70 60 50 40 30 20 10 0

Educación para la ciudadanía Educación ético-cívica Filosofía y ciudadanía Ciencias Sociales Historia de España

15 a 19 20 a 24 25 a 29 Todos

Fuente: Encuesta INJUVE 2019 Religión

Para completar esta descripción, se ha preguntado a estudian tes cuánto consideran que han aprendido en dicha asignatura (mucho, bastante, poco o nada). Los resultados pueden consul tarse en el GRÁFICO 8.7. La mitad o más de los y las estudiantes que participaron en estas asignaturas consideran que apren dieron mucho o bastante. El porcentaje de los que dicen haber aprendido mucho o bastante es considerablemente mayor para la asignatura de Filosofía y Ciudadanía, seguido de Educación Ético-Cívica. Las diferencias en la percepción del aprendizaje son, además, estadísticamente significativas.

Caben al menos dos interpretaciones a esta diferencia. Por un lado, esta asignatura tiene lugar cuando son más mayores, lo que podría incrementar su recuerdo de la asignatura. Pero, además, no ha estado sujeta a la polémica y el agitado debate político que sí tuvo la asignatura de “Educación para la Ciuda danía”. Si tenemos en cuenta que este tipo de cursos pueden servir para compensar desigualdades de interés político de ori gen, examinar la efectividad de los cursos de educación cívica en España es una asignatura pendiente.