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12. La sexualidad en la juventud

Pablo Simón y Silvia Claveria

La sexualidad ha sido siempre un elemento vertebrador de los estudios de juventud, tanto para la opinión pública como para las instituciones, dado que la iniciación en la misma supone un hito en la transición a la edad adulta (por más que no sea el único elemento que la defina). Sin embargo, la relación entre juventud y sexualidad ha evolucionado con el tiempo. En las so ciedades tradicionales el sexo se asociaba a la reproducción y la formación de una familia. A día presente, con la secularización de Occidente y la extensión de los métodos anticonceptivos y de planificación familiar (Olivetti y Petrongolo, 2017), el sexo se ha convertido en un aspecto que también tiene un componente lúdico. De este modo, el tratamiento de la sexualidad se ha reenfocado hacia cómo practicarlo en condiciones de seguridad y salubridad.

Los estudios sobre sexualidad juvenil han seguido diferentes enfoques. Por una parte, algunas investigaciones se han cen trado tanto en las actitudes como en los conocimientos sobre la materia. Los hallazgos en general son que el nivel de infor mación de jóvenes y adolescentes es insuficiente (Salgado y Esquete, 2010). Por ejemplo, se sabe que los varones obtienen más información sobre sexualidad a través de internet frente a las mujeres, que lo hacen más en sus familias, y que ello se traduce en la reproducción de mitos tradicionales asociados al tamaño del pene o pechos voluminosos.

Por otro lado, otras ramas de estudios se centran en las prácti cas sexuales y conductas de riesgo (Folch et al., 2015). En ella se trata de explorar determinantes de las diferentes conduc tas sexuales entre jóvenes, lo que ha permitido avances nota bles en la producción de datos e investigaciones. Por ejemplo, la Encuesta Nacional de Salud Sexual con frecuencia pone el foco en la juventud como un colectivo particularmente ex puesto a conductas sexuales de riesgo señalando por ejem plo que, pese a la relativa popularidad del preservativo como método anticonceptivo, casi un cuarto de los adolescentes en España no lo usan para prevenir enfermedades de trans misión sexual (ETS). En el mismo sentido se han elaborado diferentes estudios monográficos conducidos por el propio