5 minute read

4.2. Preferencias ocupacionales: la ocupación ideal

En resumen, la explosión educativa de las últimas décadas y los avances a nivel económico y social han contribuido a mejorar la situación de las personas jóvenes con respecto a la de sus hogares de origen. No obstante, y a pesar de las mejoras signifi cativas, la clase de origen continúa teniendo un fuerte impacto en los logros personales. Por un lado, los hijos e hijas de clase alta son más propensos a tener un título universitario que los de clase baja. Por otro lado, los hijos e hijas de clase trabajadora continúan teniendo más dificultades para alcanzar una posición de clase alta, y tienen a concentrase en las ocupaciones de cla se media (mujeres) y baja (hombres), perpetuando con ello la reproducción social de clase.

4.2. Preferencias ocupacionales: la ocupación ideal

Advertisement

Tal y como se discutió en el capítulo sobre educación, las ex pectativas vitales de los y las jóvenes comienzan a formarse a edades muy tempranas, cuando los adultos comienzan a pre guntar a los hijos e hijas qué quieren ser de mayores. Su incli nación hacia unos u otros trabajos es un elemento importante para su futuro laboral, porque una persona actuará de una for ma determinada según la expectativa que tenga de conseguir un determinado resultado (Vroom 1964). A este respecto, la Encuesta INJUVE 2019 pregunta a todas las personas encues tadas, independientemente de su edad y su situación laboral, a qué les gustaría dedicarse si pudieran elegir. Dicho de otro modo, cuál sería su ocupación ideal. La TABLA 4.3. resume las cinco ocupaciones más mencionadas por los y las jóvenes. Las mujeres eligen principalmente ocupaciones relacionadas con la educación (profesoras y maestras), la salud (profesionales de enfermería) y la estética (peluquería). Todas estas ocupacio nes tienen en común que son llevadas a cabo mayoritariamente por mujeres. Los hombres, por el contrario, se inclinan por ocu paciones típicamente masculinas: ingenieros, desarrolladores, directores generales y mecánicos son algunas las ocupaciones que los jóvenes varones elegirían si pudieran.

TABLA 4.3. Ocupaciones ideales más frecuentes para hombres y mujeres

Mujeres

Ocupación ideal

Sociólogos, historiadores, psicólogos y otros profesionales en CCSS Profesores de enseñanza primaria Composición de Género

Femenina

Femenina

Maestros y educadores de enseñanza infantil Femenina Profesionales de enfermería y partería Femenina Peluqueros y especialistas en tratamientos de estética, bienestar y afines Femenina Hombres

Ocupación ideal Composición de Género

Mecánicos y ajustadores de maquinaria Masculina

Artistas creativos e interpretativos Neutra

Directores generales y presidentes ejecutivos Masculina Analistas y diseñadores de software y multimedia Masculina Ingenieros Masculina

Fuente: Elaboración propia. Encuesta INJUVE 2019

Esta fuerte tendencia hacia ocupaciones que son tradicionales para el propio género resulta, en cierto modo, contraintuitiva. Dado que las ocupaciones típicamente masculinas ofrecen me jores salarios y beneficios, más prestigio y mejores oportuni dades de promoción que las ocupaciones femeninas (England 2010), tanto hombres como mujeres deberían tener fuertes incentivos —pecuniarios y no pecuniarios— para trabajar en ocupaciones dominadas por hombres. Entonces, ¿por qué las mujeres se fijan en ocupaciones típicamente femeninas? La pre disposición a elegir ocupaciones típicas para el propio género se deriva de un sólido y generalizado esencialismo de género: la noción de que los hombres y las mujeres son innatamente di ferentes (Ridgeway 2009). Como las mujeres son socializadas más frecuentemente en torno al trabajo doméstico y de cuida do de otras personas, desarrollan aspiraciones ocupacionales

que reflejan esas funciones. Por el contrario, los hombres desa rrollan una motivación mayor para progresar profesionalmente y ocupar puestos bien remunerados en ámbitos competitivos (típicamente masculinos). Esta división es, además, el origen de las presiones sociales a las que se enfrentan las mujeres y los hombres que aspiran a trabajar en ocupaciones atípicas. Por ejemplo, las mujeres que trabajan en entornos masculinos tie nen muchas dificultades para entrar a formar parte del “club de los chicos”, mientras que los hombres que se decantan por ocupaciones femeninas a menudos son cuestionados por su ca pacidad e incluso por su orientación sexual.

Otro aspecto relevante de las ocupaciones, más allá de su com posición de género, es el estatus de la ocupación. Un puesto laboral de alto estatus (directivos y profesionales) proporcio na una buena remuneración, autoridad, autonomía y prestigio, además de otros beneficios como seguros médicos y planes de pensiones. Sin embargo, los trabajos profesionales y de di rección a menudo exigen fuertes compromisos y largas jorna das laborales, lo que se asocia positivamente con el conflicto entre el trabajo y el hogar y el estrés personal (Jacos y Ger son 2004). En otras palabras, aunque las posiciones de mayor categoría proporcionan muchas recompensas, esas posiciones no son inmunes al estrés, y este estrés puede contrarrestar las recompensas (Schieman et al. 2006). ¿Por qué algunos jóvenes tienen ideales más ambiciosos que otros? ¿Quién elige ocupa ciones bien remuneradas y con alto prestigio? ¿Quién se de canta por ocupaciones que son menos estresantes y facilitan la conciliación, pero ofrecen salarios más bajos? Para responder a estas preguntas, el GRÁFICO 4.3. muestra los resultados de una regresión logística que estima la probabilidad de elegir como ideal una ocupación de clase alta (directivas y profesionales) frente a una de clase media o baja (servicios, administrativas, manuales).

Las variables independientes miden las características del indi viduo (género, edad, nivel educativo y nacionalidad (española o extranjera)), y su situación familiar (si tiene (o no) hijos, y si tiene (o no) pareja estable). La clase social de los padres (alta, media o baja) captura el impacto que el hogar de origen tiene en la calidad del empleo de los hijos, una vez se ha controlado por el resto de factores. Por último, la variable rural indica si los jóvenes viven en un área rural (10 000 habitantes o menos) o urbana (10 000 habitantes o más). Al igual que se ha hecho en

secciones anteriores con gráficos similares, es necesario tener en cuenta dos elementos para su correcta interpretación. En primer lugar, si los intervalos de confianza se separan del eje del cero, significa que la variable tiene un efecto estadísticamente significativo. En segundo lugar, la dirección de los coeficientes, que indica si el efecto de la variable sobre la probabilidad de querer una ocupación de clase alta es positivo (cuando la varia ble aparece a la derecha del eje) o negativo (cuando la variable aparece a la izquierda del eje).

GRÁFICO 4.3. Probabilidad de preferir una ocupación de clase alta

Fuente: Elaboración propia. Encuesta INJUVE 2019. Intervalos de Confianza 95%

Teniendo en cuenta estos dos criterios, los resultados se pue den resumir de la siguiente manera. Primero, los hombres son menos propensos que las mujeres a elegir ocupaciones de clase alta. Esto puede deberse, entre otras cosas, a que algu nos trabajos típicamente masculinos de clase baja —ocupa ciones manuales cualificadas— están bien remunerados; me jor, incluso, que algunas ocupaciones típicamente femeninas de clase media-alta (Torre 2019). Segundo, tener como ideal una ocupación de alto estatus es menos probable entre los y las jóvenes con hijos. Podría ser que quienes tienen hijos a su cargo valoran de manera diferente los aspectos positivos de estas ocupaciones (buenos salarios, prestigio y reconoci