La clausula piensalo bien ante mirian g blanco

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¡Joder, Tyler aún amaba a Nancy! —¡Oh, vamos! No era mi intención hacerte llorar —dijo con la mano en el pecho sin borrar una sonrisa cínica—. Eres una mujer normalita, pero no lo suficiente para Tyler. Me causa pena verte así, pero es mejor que te desengañes y no te hagas falsas ilusiones. Era innegable el poder de aquella mujer para reducir la confianza en uno mismo, y así lo había conseguido con Melisa. Aquella mujer podía ser muchas cosas pero, desde luego, tonta no era. Con la misma rapidez de la lengua retráctil de un camaleón, Melisa giró sobre sus talones y caminó hacia la barra donde observó a Chad. Retuvo las lágrimas en los ojos, volviendo a reconstruir su mural. Era cierto que Tyler había conseguido derribárselo, dejando descubierto sus sentimientos que una vez fueron dañados. Pero, ahora que la realidad le había abierto los ojos, estaba más que decidida a ceñirse en el dichoso contrato. Ganaría el suficiente dinero y luego se alejaría para siempre de él y del mundo que lo rodeaba. Melisa, apoyada en la barra, observó cómo el camarero rellenaba un vaso de vino tinto para Chad. —Has vuelto —dijo con una sonrisa. —Así es —confirmó con voz cortada para tomar la copa y tragar aquella bebida que le escoció en la garganta—. Está bien, ahora quiero que me digas todo lo que sabes.


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