La clausula piensalo bien ante mirian g blanco

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Ella frunció el ceño por aquel gesto tan descarado. —No bebo —respondió tajante. —Invito yo. Dos copas del mejor vino que tengas. No se discute más. Melisa arrugó los ojos, molesta de que aquel desconocido le diera órdenes como si la conociera de toda la vida. Tenía unos ojos verdes, como el pasto donde solía jugar cuando era más pequeña, y una boca realmente grande. —¡Cuéntame! ¿Qué hace una mujer tan bella aquí sola? —inquirió él mientras el camarero servía el vino en las copas. —No estoy sola —respondió con inapetencia. El sujeto alzó una ceja con gracia mientras arrastraba la copa de vino hacia Melisa para que ésta la sujetara. —¿Vienes acompañada? Porque yo no veo a nadie aquí, linda. Antes de que ella le respondiera de malas maneras, una mano apareció por sus espaldas para tomar la copa de vino. Mely se sorprendió cuando reconoció a Tyler. —Sí que viene acompañada —le respondió, bebiéndose de un golpe el líquido color carmesí—. ¿En serio pensabas invitar a mi novia con este vino tan horroroso? Melisa abrió los ojos con asombro. ¡Vale! Sabía que Tyler estaba fingiendo, pero se sentía tan jodidamente bien escuchar eso de su boca... —Creí que no volverías a empezar una nueva relación, después de lo sucedido, Tyler —expresó el hombre, alzando sus cejas con asombro, y sin dejar de agitar el líquido rojo en su vaso mientras una sonrisa maliciosa amanecía en su boca. Melisa palpó la tensión en los músculos de Tyler mientras su yugular se hinchaba, visible ante cualquiera. ¡No se había engañado con él! Tyler era como un feroz león preparado para atacar.


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