REVISTA PRENSA ENERGETICA JUNIO/JULIO 2012

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Energías Renovables comerciales se concatenan con otras que pronostican el efecto de dichos cambios sobre el nivel de emisiones de gases efecto invernadero. Recientes estudios han mostrado enormes diferencias entre predicciones y lo que está ocurriendo con respecto a ocupación de tierras y mercados de commodities a nivel internacional En diversos foros internacionales desde el INTA se ha advertido lo peligroso que representa el uso de estas metodologías ya que carecen de una base científica sólida ni han sido debidamente contrastadas con lo que ocurre en la realidad del sector agropecuario. Se han realizado especiales consideraciones respecto al origen de la materia prima con la cual se elaboran los biocombustibles de manera de evitar que los mismos sean producidos en zonas de alto valor para la conservación de ecosistemas o que la producción se realice desmontando zonas boscosas con la consecuente fuerte emisión de gases efecto invernadero a la atmósfera. En estos aspectos el INTA posee por medio de sus actividades en el campo de la sustentabilidad importantes herramientas como el agroecoindex y el calculador ecotoxicológico para aves que están siendo empleadas en diferentes sistemas de evaluación y certificación. De esta forma, a todos los requisitos que los biocombustibles deben cumplir como: respetar normas de calidad establecidas, ser competitivos económicamente, o estar ampliamente disponibles en volúmenes suficientes para su consumo masivo, se agregan una serie de análisis que toman en cuenta como extremos la implantación de los cultivos y su empleo final por el consumidor. En esta temática el INTA ha realizado un análisis de metodologías de cálculo planteadas a nivel mundial como el de la EPA (2009) encontrando errores de interpretación de tierras en la argentina que llevan a gene-

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rar resultados distantes de la realidad. Esto marca la necesidad de contar con estudios propios en el país así como la profunda interacción y trabajo coordinado con actores internacionales que se encuentran tratando de evaluar estos fenómenos a escala plantaría con escasa resolución. Dentro de los primeros criterios volcados a normativas como la de la unión Europea se han definido zonas no aprobadas para la producción de biocombustibles fijándose asimismo criterios generales como el “los suelos no deben reconvertirse para la producción de biocombustibles si su pérdida de reservas de carbono tras su reconversión no pudiera verse compensada dentro de un plazo razonable”. La Argentina y específicamente el INTA cuenta con una larga y vasta experiencia en el monitoreo y clasificación del uso del suelo por parte de varias unidades ubicadas en diferentes partes del país. Existen atlas clasificatorios publicados que continúan en forma permanente perfeccionándose. Entre los grupos de trabajo el Instituto de Clima y Agua posee una vasta trayectoria en clasificación a nivel de detalle predial, regional y provincial de diferentes cuarticos así como estudios y valoraciones de impactos de diferentes fenómenos climáticos sobre los mismos. En el plano regulatorio y legal la evolución de la legislación tanto nacional como provincial ha sido muy importante en los últimos años contándose hoy en día con herramientas sistemas de clasificación monitoreo y control que permiten una mejor planificación del uso de la tierra para diferentes usos. Dichos antecedentes son la base de la formulación de una propuesta a fin de determinar la superficie ocupada por soja en un año anterior al fijado como límite para clasificar el estado agrícola de los suelos desde donde se extrae materia prima que es empleada en la fabricación de biodiesel


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