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Los comienzos Cuando en el 2001 comenzó esta etapa de la explotación del Lote 88, liderada por Pluspetrol, el Bajo Urubamba estaba vertebrado por las Federaciones CECONAMA, FECONAY, COMARU, y existía el Comité de Gestión para el desarrollo del Bajo Urubamba, que con no poco esfuerzo ayudaron a nacer las federaciones y sobre todo el IMA y la ONG CEDIA.

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En este contexto las empresas empezaron sus negociaciones, convenios y trabajos. Recuerdo que uno de los reclamos de las Comunidades Nativas era el reivindicar su soberanía en la toma de decisiones que les afectaban a sus territorios, sin querer verse suplantados por las federaciones. Esto había que equilibrarlo con el peligro de atomizar el Bajo Urubamba, perdiendo las comunidades la fuerza que da la unidad y el esfuerzo común.

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Recuerdo que en aquellos años, recién estaba conociendo las comunidades del Bajo Urubamba, y percibía cómo se estaba repartiendo un suculento pastel del cual estaban quedando marginadas muchas comunidades, mayormente las ubicadas en las cabeceras de los ríos. Pensando sobre todo desde ellas es que postulaba por un diálogo constante entre las Comunidades, el Estado y las empresas, para dar cauce a los legítimos reclamos de las comunidades y buscar soluciones a los problemas, de modo que todas la partes quedaran satisfechas. Percibía entonces que los únicos satisfechos eran las empresas y sobre todo el Estado, ante los suculentos recursos que se le anunciaban con la explotación del gas de Camisea. Por aquellos entonces había un movimiento social en el río que respondía a la situación expectante que había sobre los impactos positivos y negativos que supondría el Gas de Camisea. Se establecieron los códigos de conducta para los trabajadores de las empresas, se crearon mecanismos de supervisión ambiental (PMAC) que luego mejoraron, se establecieron reglamentos de tránsito, comenzaron a firmarse convenios y a entregarse compensaciones. Parecía que la cosa funcionaba, pero rápidamente se vio truncada por los primeros derrames. Los derrames y la movilización social Ojala que nunca hubieran ocurrido, pero hay que reconocer que sirvieron para que la población se pusiera más alerta y se organizara. La primera vez que se cortó el río fue por causa de la muerte de la niña Janina Terry, en agosto del 2002 en Kirigueti. Fue una movilización de una Comunidad. Posteriormente el derrame de Kemariato en el Km. 8 del ducto, provocó que se boicoteara la Audiencia del Lote 56 en Shivankoreni, como reacción contra la desatención por parte del Estado y la empresa TGP, responsable del derrame. Participaron varias comunidades y alguna federación. Más tarde se repitieron los derrames y tras el ocurrido en la quebrada Chirumbia (cabeceras del Parotori-Picha) el Comité de Gestión del Bajo Urubamba,

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