170 2008

Page 15

O A

R

T

Í

C

U

L

que este es un esquema impuesto por los gobiernos, las autoridades, los antropólogos, las ONG, las compañías petroleras, los educadores, etc., generalmente gente foránea. Se dan los extremos más contradictorios. Por un lado se crea el ideal cultural, diciendo que los indígenas tienen una cultura milenaria, raíz de nuestra historia, que deben conservar. Y se presiona a los indígenas para que conserven su cultura y se desviven los antropólogos románticos para inculcar en las comunidades el apego a la cultura tradicional. Y hasta hay doctrinas evangélicas que pregonan el aislamiento de las culturas porque el contracto trae el pecado y la corrupción. ¿Qué otra cosa hace INDEPA (Gobierno) sino fomentar la cultura del aislado? ¿Qué otra cosa hacen los antropólogos, los abogados, las Federaciones sino crear los pueblos aislados, excluidos, marginados? ¿Se puede permitir que un nativo que rompió una pierna tenga que salir a un hospital escondido porque Indepa y Aidesep no permiten que el "aislado" salga de su poblado? ¿Se puede permitir que se denuncie o un misionero porque suministra los primeros auxilios a una anciana que sale de su tribu, supuestamente aislada, en busca de curación? ¿Se puede permitir que se determine que tal o cual comunidad es aislada, teniendo la oposición de ésta que afirma que no lo es? 2. Hay más: Los inmigrantes de la sierra y de la costa han llevado a la selva su propia cultura y tratan de imponerla, de modo que su pastoral siempre va orientada a eliminar la cultura indígena e imponer lo suyo. Se produce entonces un conflicto entre lo autóctono y lo criollo. Hemos constatado en la historia de la selva cómo esta civilización del inmigrante trata de imponerse sobre el indígena a base de ideologías criollas del engaño, de las falacias, en fin, de la corrupción del que se cree más fuerte sobre el que se considera más débil. A estos se les denominó como "LOS PIRATAS DEL RIO". Hoy y siempre. Por el Boletín SLOPA, publicado en la comunidad nativa de Sepahua durante toda la década de los ochenta, y que ha sido reeditado en estos días en tres volúmenes, se constata que durante esa década los inmigrantes invadían las tierras de las comunidades, los ingenieros agrónomos y los antropólogos hacían sortilegios para sorprender en contradicciones a las comunidades, negaban títulos de propiedad con sobornos para ceder las tierras a los que se decían industriales; otros otorgaban pocas tierras a los indígenas para promover la subversión, pensando que el indígena por la escasez de tierras iba a invadir y crear conflictos que las oficinas responsables iban a fomentar ocultamente. Se podrá decir a esto que la década del 2000 no es la década del 1980 ni se le puede comparar, sino una década muy avanzada. Efectivamente, pero considerar la historia de la selva como si esas cosas no hubieran ocurrido nunca es crear una historia irreal, porque aún hoy día, como entonces, se considera al indígena nativo como un ser especial, con cultura especial, viviendo en una civilización especial, al cual se le puede engañar, pero como ya está instruido se buscan artilugios para sorprenderlo y poco a poco eliminarlo. Lo que pretendemos con este artículo es hallar una interpretación de los hechos en busca de significaciones. Por encima de las leyes están las significaciones y, en este caso, la protesta es por la marginación que sufre el nativo

15


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.