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evalúa conjuntamente la presencia apostólica de la Orden en una región, y hasta qué punto se tienen en cuenta las prioridades de la Orden." (cf. Carta "Hacia una Espiritualidad de Gobierno: Libertad y responsabilidad dominicana" de fray Timothy Radcliffe http://www.op.org/international/espanol/Documentos/Maestros_orden /Radcliffe/libertad_responsabilidad.htm )

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Los tiempos que ahora vivimos nos exigen "eficacia", "eficiencia". Se nos impone una imagen en la que la "salvación" o "bienestar universal" se va a lograr a través del comercio y la productividad. Ante este mundo, que nos exige "perfeccionismos" en medio de tantas contradicciones, ante este mundo que más bien nos parece desbocado, "debemos descubrir una visión y una espiritualidad de misión".

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Aunque nuestros votos están tan directamente en contradicción con los valores de nuestra sociedad, sin embargo, hay que reconocer que para saber si nuestra institución responde a las necesidades para las que fue creada, hay que formular el "proyecto comunitario", donde se vea claramente la "visión" y la "misión" de la institución, para no quedarnos rezagados, y así podamos aumentar los potenciales de nuestra comunidad y los de los miembros de la misma.

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En estos tiempos de constantes cambios, para enfrentarlos controladamente, hay que estar preparados determinando objetivos, formulando políticas, procedimientos y métodos a través de la planeación estratégica. Esta es una de las mejores maneras de llegar a formular un "proyecto comunitario" acorde con las necesidades del hoy. Una institución, cuyas estructuras estén excesivamente jerarquizadas, donde no haya fraternidad y confianza mutua, propicia un mal clima organizacional, no permiten la delegación de decisiones a través de la misma comunidad, y no incentiva la actualización de competencias. Para hacer dicha planeación estratégica y llegar al ansiado proyecto comunitario, es importante establecer previamente la Visión y la Misión. La Visión es una fotografía del futuro, generalmente a largo plazo (10-20 años). En otras palabras, es lo que nuestra institución contribuiría a tener si somos exitosos en nuestras actividades. Decir que nuestra institución contribuye a la visión significa que la visión va mas allá de lo que se puede hacer, por lo tanto esta visión es compartida. En cambio la Misión sencillamente es quiénes somos, qué hacemos, para qué lo hacemos, para quién lo hacemos y a través de qué lo hacemos. La visión nos dice hacia dónde nos dirigimos, qué queremos lograr, pues sin visión, entonces no podríamos enfocar nuestras acciones. La visión es crítica, es necesaria para sobrevivir como institución y le da vitalidad. La visión debe ser clara, suficientemente específica para poder medir/evaluar los impactos del instituto. La visión debe ser positiva e inspiradora, que haga que los miembros la sientan suya y se motiven a vivir y trabajar para lograrla. Debe existir un balance entre lo ambicioso y lo realista..., ahí podría residir el problema de formular la visión. Se tiene que buscar el punto de intercepción entre lo factible y lo que queremos que sea. La misión se prepara después de tener la visión. La visión se enfoca al objetivo final a lograr, y la misión a los medios para alcanzarla.

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