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R E P O R TA J E E S P E C I A L

poblaciones cada vez más numerosas, sino de alcanzar y transformar con la fuerza del Evangelio los criterios de juicio, los valores determinantes, los puntos de interés, las líneas de pensamiento, las fuentes inspiradoras y los modelos de vida de la humanidad, que están en contraste con la palabra de Dios y con el designio de salvación" (E.N. Nº 19). Dice también: "El Evangelio y, por consiguiente, la evangelización no se identifican ciertamente con la cultura y son independientes con respecto a todas las culturas. Sin embargo, el reino que anuncia el Evangelio es vivido por hombres profundamente vinculados a una cultura, y la construcción del reino no puede por menos de tomar los elementos de la cultura y de las culturas humanas. Independientes con respecto a las culturas, Evangelio y evangelización no son necesariamente incompatibles con ellas, sino capaces de impregnarlas a todas sin someterse a ninguna. La ruptura entre Evangelio y cultura es sin duda alguna el drama de nuestro tiempo, como lo fue también en otras épocas. De ahí que hay que hacer todos los esfuerzos con vistas a una generosa evangelización de la cultura, o más exactamente de las culturas. Estas deben ser regeneradas por el encuentro con la Buena Nueva. Pero este encuentro no se llevará a cabo si la Buena Nueva no es proclamada" (E.N. Nº 20). Las palabras de Paulo VI subrayan una verdad de gran importancia: que

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la evangelización tiene que ver no sólo con la transmisión de ciertas creencias o la promoción de ciertos valores, sino también con amplios patrones que plasman las formas de pensar, sentir, actuar y, aún, el modo de experimentar la vida. La Buena Nueva tiene que encarnarse en las diferentes culturas. A este proceso se le ha denominado inculturación. La relación entre fe y cultura es la que se significa con el término inculturación. Ahora bien, para nosotros en el Bajo Urubamba hay una serie variada de culturas, y los niveles dentro de una misma cultura son también variados. Entendemos por cultura las formas de vida y de organización; los conceptos religiosos y éticos, etc., a través de los cuales los hombres pueden orientar sus destinos por vías diferentes a las elegidas por los pueblos occidentales, o por las mismas, o crear constantemente nuevas formas de vida que van en dirección opuesta o paralela o conjunta con el Evangelio. ¿Cómo aplicamos aquí la inculturación? La evangelización debe tomar en cuenta igualmente la realidad sociocultural tan diversificada de sus destinatarios, como se aprecia en el Bajo Urubamba. Pero distinguimos inculturación, término teológico, de aculturación, que es un término antropológico, en cuanto proceso de transformación de una persona o grupo humano derivados de un contacto con una cultura que no es la


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