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impuesta desde el exterior y guiada por intereses ajenos, de nada sirve. Para concluir, mi agradecimiento afectuoso a nombre del Centro Cultural José Pío Aza, al Arq. Jorge Zegarra, Director del INC-Cusco, por su decidido apoyo en la organización de este evento. Al P. Francisco Panera, iniciador y gran impulsor de esta edición, por su esfuerzo de venir desde Quillabamba exclusivamente para este evento. Y al Prof. Oscar Paredes, no sólo por su presencia hoy con nosotros, sino también por su gran labor y empeño en revalorizar lo amazónico en el Cusco y su apoyo a las actividades que desde nuestro Centro Cultural realizamos. Muchas gracias. Conferencia del P. Francisco Panera, Párroco de Quillabamba Bien lo decía anteriormente el doctor Oscar Paredes, que hay que buscar la complementariedad entre la antropología y la religión o la evangelización. Yo hablo como un testigo de la evangelización, no soy una persona neutra, sino que estoy implicado en una historia que hombres y mujeres han ido gestando en diálogo, en compartir la vida con este pueblo matsiguenga. El día 12 de abril del año 1902, llegaban los primeros tres misioneros a la ciudad del Cusco, encabezados por Mons. Ramón Zubieta. Dicen las crónicas, en un periódico existente entonces que se llamaba “El Obrero”, que todo el pueblo cuzqueño, desde las autoridades, no solamente religiosas, sino también civiles, instituciones, se volcaron para recibir a estos misioneros que venían por mandato de la Santa Sede, de León XIII, a evangelizar la zona cuzqueña selvática y el departamento del Madre de Dios. El 12 de abril llegaban. Ya antes de finalizar el mes de mayo habían hecho la primera visita a Rosalina, que se encuentra en la confluencia de los ríos Yanatile y Urubamba, mucho más debajo de Quillabamba. Ahí comenzaron a vislumbrar lo que iba a ser la primera fundación de la misión en toda esta zona. Regresan a Cusco y los primeros días de junio los encontramos ya en la zona de Paucartambo, para formar la segunda misión. En Chirumbia se inicia el contacto de los misioneros con el pueblo matsiguenga (1902). En el mes de agosto ya están viviendo en dicho lugar, así como en Asunción (zona de Paucartambo). En 1903, Mons. Zubieta viaja desde Paucartambo, hasta la desembocadura del río de este nombre, muy cerca del Pongo Mainique, y con ello demuestra que el Paucartambo (o Yavero), no es tributario del Madre de Dios, como se pensaba en aquel momento, sino del Urubamba. Este mismo año inicia lo que hoy llamamos el teléfono (o telégrafo) y se inicia desde Paucartambo para conectarse con Cusco y el Madre de Dios. En 1908, se funda la misión de San Luis del Manu, una misión difícil que fue asaltada y destruida. En 1910, se funda la de Puerto Maldonado. Es decir, que las tres misiones que quería fundar inmediatamente Mons. Zubieta, se realiza. En 1915, ingresan a la selva las primeras religiosas, las misioneras dominicas. Ingresaron a Puerto Maldonado, y después se extendieron a otras muchas zonas. ¿Qué es lo que buscaban los misioneros? Sí, evangelización. Pero ante todo buscaban el encuentro con el hombre y la mujer auténticos pobladores de la selva. Y cuando se ingresa a un pueblo, a una cultura, hay que descalzarse. La historia de un pueblo y su cultura, son sagrados y hay que descalzarse para no destruir ni pisar esa cultura. Es verdad que en el transcurso de estos 105 años se han dado errores de los misioneros, hay a veces actitudes que hay que comprender en la situación especial que entonces se vivía. Estamos hablando de tiempos en que no hay mapas, donde hay que ir determinando el correr de los ríos y buscando los lugares donde los pueblos indígenas de la amazonía se van refugiando. Ya en 1923, y por gestiones ante el Supremo Gobierno, se crea un Decreto prohibiendo el comercio de carne humana. Y las siguientes fundaciones de los misioneros fueron guiadas, no por el ídolo del oro, sino que fueron instituidas en aquellos lugares donde se podía vivir una vida en contacto con la naturaleza y se podía defender al indígena de toda la explotación y venta.

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