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educativos con maestros; apoyan programas de salud para las comunidades; desarrollan un Plan de Fortalecimiento de Capacidades. En esto las compañías petroleras, también se favorecen tanto a sí mismas como favorecen a los indígenas. En realidad, la zona indígena del Bajo Urubamba va poco a poco dependiendo de las compañías petroleras, de las ONgs y de los grupos llamados de interés, ero no consideran a las misiones como grupos de interés. Al final, la garantía del trabajo petrolero está en el apoyo que dan las compañías a los indígenas y en el apoyo que las compañías reciben de las organizaciones indígenas. Hay otro hecho importante que caracteriza esta bibliografía. Los grupos de interés por el Bajo Urubamba, en sus análisis y posteriores estudios, parten del supuesto de que esta zona es virgen en todos los aspectos, en el medio ambiente y en las sociedades indígenas. Como si nadie hubiera pasado por ahí hasta que llegaron los petroleros, las ONGs y el Estado. Una ONG “solución de conflictos”- parte del supuesto falso de que en el Bajo Urubamba se vive una situación conflictiva, en donde para los indígenas no hay programas de salud ni de educación. Hay instituciones que comienzan por alfabetizar, capacitar maestros, “civilizar”. Se pasan por alto los cincuenta años de las misiones, de los más de seis mil indígenas que han estudiado en sus colegios. Se pretende empezar de nuevo. Esto tiene un precio: Peligra la identidad indígena. Lo cual hace que todos los grupos de interés de la zona, sean las empresas, los indígenas, las instituciones, los Bancos, las ONG, se preguntan ¿a dónde van los indígenas? y muchas veces sin saber qué hacer. Hasta hoy no se han planteado un programa de desarrollo sostenible para las sociedades nativas del Bajo Urubamba. ¿Qué pasará el día en que los petroleros terminen su contrato? Después de 40 años de extraer gas y petróleo los pozos se llenarán de agua y de lodo, las estructuras sociales, económicas y culturales creadas durante los 40 años del boom petrolero entrarán en crisis y se derrumbarán. Se irán los petroleros, las ONGs, los periodistas, las federaciones, el Estado, y quedarán los indígenas y las misiones. Quiere decir esto que el boom petrolero es momentáneo, temporal. Hemos visto lo que sucedió al terminar el caucho, las haciendas y el boom maderero. Hemos visto lo que sucedió en la primera etapa de Shell. Diez años durante los cuales no apareció por Sepahua ni una ONG, ni federaciones indígenas, ni antropólogos. Al terminar su primera etapa se llenó Sepahua de ONG, de antropólogos de federaciones, para reclamar derechos en nombre de los indígenas. Se fue la Shell durante otros diez años y desaparecieron las ONG, las federaciones y los antropólogos. Volvió a reanudarse la explotación petrolera y volvió a llenarse el Bajo Urubamba de ONG, de antropólogos, de federaciones. Quiere decir esto que no hay interés por los indígenas sino por el petróleo y esta afluencia de extraños al Bajo Urubamba durará lo que dure el petróleo. Por eso, también los libros que se escriben, tienen un fin y un contenido limitados, pues el interés está solo en el petróleo. No se busque en ellas etnografía, antropología, historia. Si estas publicaciones pasan por alto a las misiones, es por la misma razón, que solo les interesa el petróleo y lo relacionado con el petróleo, no la historia ni la situación real de los indígenas del Bajo Urubamba. El desafío se traslada a las misiones. Los misioneros están entrenados en los riesgos y en los desafíos de la historia. Tienen mucha experiencia. Están en el Bajo Urubamba mucho antes de que llegase la fiebre del petróleo. Han liberado a los indígenas de la esclavitud del caucho y de las haciendas y les han dado la libertad para que pudieran vivir independientemente de quienes los explotaban. Han creado escuelas, colegios, hospitales. Han formado maestros, han realizado con los indígenas proyectos de desarrollo sostenible. Por las escuelas de las misiones han pasado más de seis mil indígenas. A las misiones se debe el que exista en el Bajo Urubamba una conciencia de justicia social cristiana, capaz de hacer que las comunidades nativas sepan responder a las presiones de inmigrante y crear nuevas formas de vida y de integración sin dejar de ser indígenas. La bibliografía de los misioneros en estos últimos años es abundante. En ella no solo hay textos etnográficos de gran calidad, sino testimonios de la efectividad de los proyectos misionales entre los indígenas nativos, en educación, cultura, salud, economía, religión. Y sobre todo, la formación

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