y relaciones particulares. Actuar es eso, ponerse en un rol, en una situación particular, que hace que ese personaje sea y funcione de una manera determinada. BM: ¿DUDASTE ALGUNA VEZ DE LA CARRERA? FGL: No. Trabajé de otras cosas al principio y después, cuando empecé a trabajar como actriz, siempre pude mantenerme. Generé mis proyectos y siempre estoy haciendo cosas. Ninguna profesión te garantiza el éxito. Es un momento de la Humanidad parecida al Renacimiento, una puede hacer muchas cosas. Podés ser chef, músico y arquitecto; y esto no significa que no se tenga vocación. Creo que está bueno pasar por la vida haciendo lo que a una le gusta.
BM: ¿RECOMENDÁS ESTUDIAR ACTUACIÓN? FGL: Absolutamente. Yo estudié muchísimo y no paro de estudiar. Cada tanto hago cursos de cosas que me interesan porque considero que los actores tenemos que entrenar permanentemente. Es como un deportista. A Del Potro no lo llaman para jugar Roland Garros y él va de una; entrena todo el tiempo. ¡Y es Del Potro! Tenés que tener tu instrumento afinado. BM: ¿QUÉ OTRAS COSAS TE SIRVEN PARA ACTUAR? FGL: Me sirve todo. Voy a mis clases de inglés y siempre de ahí algo saco. Voy a un curso de cocina sefaradí y de ahí seguro que aprendo algo que voy a usar. Lo que nos pasa a los actores es que somos como sabuesos, y un poco ladrones: vamos absorbiendo las cosas de la vida. Las mejores pistas las da la vida, la gente. Creo que el estudio te da el entrenamiento y las herramientas para poder moverte arriba de un escenario, un marco teórico que no podés desconocer. Si tenés que hacer una obra de época o de teatro clásico tenés que saber el momento social en el que fue escrita, qué pasaba con ese autor, cómo fue cuando se estrenó… hay montones de cosas que hacen que esos textos sean de una manera y no de otra. BM: ADEMÁS DE ACTRIZ, HACÉS ALGO RELACIONADO AL COACHING. ¿DE QUÉ SE TRATA? FGL: No soy coach. Yo le llamo facilitadora de performance. Entreno a emprendedores, a gente del mundo de la empresa para preparar sus charlas, sus presentaciones. Empecé de casualidad porque un día vino a verme un gerente loco de una empresa que había ido a ver una obra en la que yo estaba y le gustó mucho mi personaje. Me esperó a la salida con su mujer y me preguntó si me animaría a ayudarlo a preparar una presentación. Yo ya había dado clases de actuación, pero para personas que querían ejercer. Esto era muy distinto porque no quería aprender a actuar. Quería tomar herramientas que usamos los actores para desenvolverse en su presentación de una manera más solvente, más creíble, relajada y además disfrutarla, no sentir la presión que sentía. Tenía mucha curiosidad por saber cómo lo hacíamos nosotros. A mí me abrió una puerta (y un mundo) porque empecé a disfrutar un montón de esto. A partir de él empezó a sumarse otra gente que me fue recomendando y así armé un camino. Ahora tengo un Bureau de Oratoria.
Lo que nos pasa a los actores es que somos como sabuesos: vamos absorbiendo las cosas de la vida.
BM: ¿CUALQUIERA PUEDE SER ACTOR? FGL: Todos somos actores. Actuar es una condición humana. Cuando sos chiquita y querés un helado sabés qué resortes tocar para convencer a tu mamá de que te lo compre. Hoy acá, vos sos de una manera conmigo, con tus amigas de otra… todo en función de una situación
EN LAS ALAS DE FRIDA KAHLO Actualmente Fabiana García Lago interpreta a Frida Kahlo en la obra de teatro “Ser ellas”, junto con Anabel Cherubito y Ana Celentano en un imaginario encuentro entre la artista, Eva Perón y Simone de Beauvoir. “Ponerme en la piel de Frida me hace sentir muy fuerte durante una hora, a pesar de que ella y yo somos mujeres muy pequeñas. De verdad que en ese tiempo que dura la obra siento que tengo alas para volar”. Y agrega: “De ella sabía lo más popular de su historia, de su vida, y conocía muy poco de su obra. Siempre sentí que las imágenes de su sufrimiento me distanciaban un poco de sus pinturas, ahora amo sus colores”.
CREADORES · 57
BM: ¿LA REPETICIÓN EN EL TEATRO NO TE LIMITA? FGL: No, me parece que un actor tiene la obligación de encontrar en cada función un nuevo desafío y proponerse lo que yo llamo “frases rectoras”. Antes de empezar la función me propongo: “hoy voy a transitar el personaje desde tal lugar”, que es como decir, “ahora, cuando salgo de acá, exploto mi lado sexy”. Me voy proponiendo metas pequeñas, juegos. Por otro lado una no siempre está igual. Hay días que llego cansada, días que estoy preocupada, días que estoy súper bien, y eso también influye en cómo abordo el personaje. También cómo están tus compañeros, que tampoco están igual todos los días… y cómo está el público.
