PERIÓDICO N°128

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ESPECIAL

PERIÓDICO N128 NOVIEMBRE 2020 SANTIAGO DE CHILE

REPORTAJE

Quino y su legado: el poder de cuestionar lo impasible

COLUMNA

Julio Sapollnik Galo Ghigliotto Miguel Farias

REPORTAJE

EN VITRINA

¿Quién puede estudiar arte en pandemia?

10 mejores películas latino americanas


Dirección Ana María Matthei Dirección comercial Ricardo Duch Edición Elisa Massardo Diseño Mirentxu Zarzar Periodista Camilo Cáceres Practicante de Periodismo Emilio Senn Representante legal Orlando Calderón Informaciones info@arteallimite.com Ventas y suscripciones marketing@arteallimite.com Teléfonos (56 2) 29553261 (56 9) 99911933 Facebook facebook.com/arteallimite2 Twitter twitter.com/arteallimite Instagram instagram/arteallimite Youtube youtube.com/arteallimiterevista Portada El sueño del Dr. Gris, 2019, © Lucía Gianello.

PUBLICACIONES ARTE AL LIMITE LTDA. no se responsabiliza de los avisos publicitarios y el editor no se hace cargo de las opiniones vertidas en este número, siendo estas responsabilidad de quienes las emiten. Prohibida la reproducción total o parcial del material publicado en esta edición. ARTE AL LÍMITE ES UNA MARCA REGISTRADA.

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06. Perfil Grimanesa Amorós: "Romance con lo desconocido" por Petra Harmat

16. Mirar la historia La pincelada vibrante de Jean-Michel Basquiat por Karla Siguelnitzky

18.

Entrevista Leopoldo Muñoz: "En Chile no han existido políticas culturales ni artísticas en pos del noveno arte" por Camilo Cáceres

28. Recomendaciones Debimos Ser Felices: Rafaela Lahore / Editorial Montacerdos por Javiera Fernández

30.

Reportaje Quino y su legado: el poder de cuestionar lo impasible

por Javiera Fernández

42. Columna

46. Columna

Ahora o nunca

por Miguel Farias

48.

Especial

Ilustradores

74.

Recomendaciones

Radio Lucila: Gabriela no era gris, era vergel

por Emilio Senn

76.

Para no Olvidar

Beaton y Huici, de los cambios del diseño

por Ernesto Muñoz

82.

Tendencias

Dar vuelta la página

por Ricardo Rojas Behm

88.

Reportaje ¿Quién puede estudiar arte en pandemia?

por Camilo Cáceres

98.

Reseña

Arte en peste

Sublevarse por necesidad biológica

44.

100.

por Julio Sapollnik

Columna

Los gobiernos y la lectura

por Galo Ghigliotto

por Camila Ormeño Ferreira

En Vitrina 10 mejores películas latinoamericanas

por Marifé Medrano Flor


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Santiago de Chile

“El objeto del arte es quitar el polvo a la vida diaria de nuestras almas� - Pablo Picasso

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Perfil

Grimanesa AmorĂłs: “Romance con lo desconocido" por Petra Harmat

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Cetha, 2019, material difusivo y reflectante, secuencia de iluminaciĂłn personalizada, equipamiento elĂŠctrico, 450 x 300 x 150 cm.


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n Perú la diversidad es un elemento que se aprecia en cada rincón. Encandilan los colores, formas y majestuosidades de una rica cultura y paisajes impactantes: extensos valles, altas cumbres en la cordillera de Los Andes, selva amazónica y desiertos litorales costeros. Esta cultura es la que trae y viaja por todo el mundo con Grimanesa Amorós, artista interdisciplinaria nacida en Lima quien se ha ganado un espacio global en el arte por sus vívidas instalaciones lumínicas de gran escala, expuestas en distintos países. En 1984 se mudó a Nueva York donde hasta hoy desarrolla su prolífera carrera artística. Ingresó a la Art Student League, donde estuvo 4 años. Investigó en pintura, grabado y mucho dibujo. “Yo siempre pensé que para ser artista no necesitaba un certificado y bueno, para todo, o tienes algo o no. Obviamente la técnica te da una estructura, pero de todas maneras tienes que tener la sensibilidad”. Cada año retorna a su país natal. Sus vivencias en Perú y el legado cultural la acompañan en sus pro-

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yectos y desafíos. “La cultura peruana siempre la he llevado conmigo. A veces se puede ver en mi trabajo y en la forma en que vivo; los colores, ese rosado fuerte, los amarillos, la intensidad de los colores la llevo dentro, cosa que después manifiesto cuando hago las secuencias de luz. También el agua, crecí muy cerca del Océano Pacífico, esa fue una de las grandes influencias de crecer en Perú”, comenta la artista. El valor que posee la naturaleza para la artista se sostiene en una profunda comprensión y admiración de ver el entorno como una red de organismos vivos que actúan de forma interconectada. Allí también encuentra su inspiración, por lo que tiene necesidad de conectarse físicamente con lugares, viajar, conocer y permanecer para poder observar los espacios detenidamente y nutrirse de ellos. En su práctica artística le es fundamental investigar la historia, cultura y comunidad en la que ejecuta sus proyectos. Al respecto, Grimanesa señala que el trabajo artís-


“La cultura peruana siempre la he llevado conmigo. A veces se puede ver en mi trabajo y en la forma en que vivo”

tico debe ser responsable con el medio y que es necesario ir un poco más allá para buscar la individualidad. “Siempre digo que los artistas tenemos que ser extremadamente responsables para ver todo lo que tenemos en nuestro entorno. Ahora es mucho más fácil, está internet y puedes viajar a cualquier parte. Puede que pienses que estás siendo muy creativa, pero a la larga, quizás estás repitiendo un estilo que ya se ha hecho muchas veces. Es muy importante para el artista saber lo que uno quiere, lo que te haga feliz”. En su proceso creativo, la artista prefiere la soledad y la concentración para producir. “Me gusta tener imágenes del espacio alrededor mío, mis estudios sobre la ciudad, el país, tengo que estar sola”, señala, y agrega que cuando está realizando la secuencia de luz, la presencia de más personas alrededor no afecta su creatividad. “Estoy muy concentrada. La luz cambia por segundos, si pierdes el enfoque, pierdes el ritmo de la fluidez de la luz. Puede haber diez personas, y si están sin hacer el menor ruido no me doy cuenta de ellas. Esa es la parte que más

me encanta de todo el proceso, porque es donde comienza un romance con lo desconocido. Me convierto en un científico, voy probando cosas para luego ver los resultados. Tienes que abandonarte a lo que tú como profesional sabes hacer”. Después de haber estado un tiempo muy corto realizando estudios sobre la luz en el lugar de instalación, la artista puede desarrollar de manera más específica y precisa su trabajo en torno a determinada pieza. Este proceso refleja un proceso más intuitivo, derivado de una confianza de hacer lo apropiado para ese lugar, esos efímeros momentos en los que juega con la incertidumbre. La obra se adapta al lugar en donde está y, casi naturalmente, se transforma en parte del entorno. Una relación especial se crea entre la artista y la búsqueda de la luz. “Es mi entorno, la luz de la ciudad o en la naturaleza, esa es la relación cuando hago una secuencia de luz. El entorno de la pieza, ya sea interior o exterior, los colores que tenga el edificio, la naturaleza, el cielo. Va a depender del concepto y la 9


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Ocupante, 2016, material difusivo y reflectante, secuencia de iluminaciĂłn personalizada, equipamiento elĂŠctrico, 1.828 x 1.220 x 600 cm.


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razón por la que he hecho la pieza”, cuenta acerca de este vínculo. Así, cada proyecto tiene una razón de existir y una comunicación propia con la pieza. En ese elemento conceptual es donde Grimanesa quiere hacer pensar a las personas y ofrecer una visión integradora en la que nace la comunicación entre el espacio-obra-persona, siendo todo parte de una misma orgánica. En la materialidad, la artista prefiere el trabajo con policarbonato dado su resistencia y versatilidad, además de utilizar serigrafías, distintas tecnologías, videos, esculturas e iluminaciones. Para su instalación “Mariposa Dorada”, en La Habana, Cuba, la artista se basó en este vínculo de territorio-comunidad. Luego de recorrer la ciudad, estudiar y observar, se interesó particularmente por la delicada y perfumada flor nacional de Cuba: la Flor de Mariposa (Hedychium coronarium). “La 12

pieza tiene forma de una mariposa y las luces son de color ámbar porque La Habana se vuelve de ese color al anochecer; al mismo tiempo, tiene tonos rojizos porque se ven unos cielos maravillosos. Todo eso implica la parte externa: la naturaleza, el agua, los reflejos, el cielo y el edificio en sí también tienen un color propio”, comenta la artista acerca de esta instalación lumínica que realizó el 2019. La secuencia de luces une esos conceptos con el exterior: la mariposa es reconocida por cualquier cubano, así podían familiarizarse e identificarse con la pieza. La obra habla no sólo de la elegancia y sutileza de las flores, sino de su capacidad de compartir un mensaje directo con su entorno. Es una pieza interactiva, que puede ser observada desde diversos ángulos y conectarse con la arquitectura y los espectadores. Uno de sus viajes a Perú, específicamente a Puno, en las alturas del Lago Titicaca, fue base de inspiración para una de sus series de instalaciones más llamativas, que llevan como tema central las


“Puede que pienses que estás siendo muy creativa, pero a la larga, quizás estás repitiendo un estilo que ya se ha hecho muchas veces”

Islas de los Uros. “Me llamó tanto la atención estas fibras muy grandes llamadas totoras, que las trasladé para que sean parte de una serie de serigrafías de muchos proyectos. Hay una comunicación entre la naturaleza, mi cultura peruana y el material que utilizo; todo se convierte en un mismo concepto”, dice Grimanesa. En 2011 comenzó con la serie Isla de los Uros, en Nueva York, con la instalación lumínica “La Casa de los Uros”. De la experiencia, comenta que “las personas en Times Square aprendieron de la cultura de los Uros y, al mismo tiempo, la parte tecnológica de mi trabajo. La pieza se comunica con toda la tecnología que está en el entorno de Times Square, considerando todo el entorno al mismo tiempo”. Se descubre la dicotomía entre los edificios verticales, rígidos y lineales de la ciudad ultramoderna versus la casa de los uros, etérea y esférica, que sorprende al público al estar situada en medio del centro neurálgico neoyorkino.

Su pasión, amor y dedicación la han visibilizado como una de las artistas más reconocidas en instalaciones lumínicas. Además, realiza charlas y lecturas en universidades y museos, y también colabora permanentemente con distintas marcas y figuras de la cultura y arte contemporáneos. “Tienes que saber lo que quieres. Nunca tengo temores, porque sé y tengo confianza en mí misma. Es muy importante para un artista saber lo que quieres. Porque si tú no sabes lo que quieres, ¿cómo otras personas van a poder percibir el trabajo, tu mensaje? ¿Si no sabes lo que quieres cómo vas a hacer pensar a las personas e inspirararlas a que sean más creativas?”, reflexiona la artista. Como artista aspira a que sus obras sean vistas por una gran mayoría de personas, por distintos países y a distintos continentes, ofreciendo este espacio de encuentro único a través de su creación. 13


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Mariposa dorada, 2019, material difusivo y reflectante, secuencia de iluminaciรณn personalizada, acero inoxidable. 1.676 x 1.066 x 304.8 cm.

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Mirar la Historia

La pincelada vibrante de Jean-Michel Basquiat por Karla Siguelnitzky Jazz, autos, luces, esplendor, vanguardia y gente, mucha gente, es lo que envuelve a la ciudad de Nueva York. Por un lado sus distinguidas avenidas llenas de esplendor, pero por otro, sus recónditas calles con muros convertidos en soportes y medios de expresión. El llamado street art toma fuerza en esta ciudad cosmopolita, su constante energía llena de vida las aceras que capturan las miradas de millones de transeúntes. Entre pinceladas, colores y formas es posible ver los tags, firmas de artistas o colectivos que buscan comunicar y dar a conocer su nombre en diferentes partes de la ciudad. A finales de la década de los 70 empezó a aparecer en diversas partes de la ciudad de Nueva York las iniciales SAMO (abreviatura de “same old shit”). Esta fue creada por el artista Jean-Michel Basquiat y su colaborador y amigo Al Díaz. Este tag fue el inicio de una era en la vida del artista que logró insertarse y dejar su huella en el arte callejero neoyorquino. Jean-Michel Basquiat nació el 22 de diciembre de 1960 en Brooklyn, Nueva York. Su padre, Gérard era de origen Haitiano, y su madre Matilde era de ascendencia puertorriqueña. Abandonó la escuela a temprana edad para seguir lo que era su pasión, el arte. Duros momentos se interpusieron en su camino antes de alcanzar la fama. Problemas económicos marcaron su juventud, los cuales logró sobrepasar vendiendo camisetas y postales con sus obras, siendo éstas las primeras piezas que muchos lograron apreciar. Ya a finales de la década de los 70 e inicios de los 80 todo empezó a cambiar para Basquiat. SAMO, su afamado tag, logró capturar espacios públicos con sutiles mensajes llenos de sátira y que luego se tornaron en referencias artísticas. Un evento que hizo un quiebre y cimentó el nombre del artista fue en 1980, el llamado The Times Square Show. Este show congregó a diversos artistas de la escena neoyorkina, entre estos Nan Goldin, Jenny Holzer, Keith Haring, Kiki Smith y Kenny Scharf. En este periodo dió fin a su proyecto SAMO (samo is dead) y se focalizó en su carrera como pintor. Basquiat desarrolló su propio estilo, vibrante y enérgico, que se aproxima al movimiento neoexpresionista que 16

estaba emergiendo en el círculo del arte, principalmente en Alemania y Estados Unidos. Logró llamar la atención de sus contemporáneos junto a sus pinceladas rápidas, llenas de energía y espontaneidad. Sus composiciones crean obras llenas de movimiento e intensidad. Sus colores vibrantes en conjunto a sus gruesas líneas hacen de esta obra un ejemplo de su estilo potente y vivo. Hay una multitud de influencias en el trabajo de Basquiat, por un lado podemos encontrar diversas referencias a su ascendencia afro-caribeña, ya que utiliza figuras y símbolos propios del imaginario, historia y arte de ambas culturas. Por otro lado, plantea una aguda crítica al sistema socio-político, al colonialismo y al racismo. Por último es posible destacar la utilización de referencias anatómicas en sus piezas, esto debido al libro Grey's Anatomy que leyó de niño Una de sus obras más representativas es Untitled (1982). Esta pieza es un ejemplo de su pincelada innovadora y potente. Al solo observar esta pintura se genera en el espectador una explosión de sentidos, sus gruesas líneas son torrentes explosivos de expresión innata. Hay movimiento y narrativa, la figura negra y esquelética de mirada perdida nos introduce en un oscuro pero llamativo mundo, circunscrito en una atmósfera cargada de energía y novedad. Otra etapa característica en la vida de Basquiat fue la relación tanto personal como profesional con Andy Warhol (1928). Su amistad influyó en su obra de manera notable, y el desarrollo creativo fue mutuo, llegando a colaborar y producir ambos una serie de piezas que atrajo la atención de muchos. Con solo 27 años y debido a su fuerte adicción a las drogas, Basquiat murió por una sobredosis de heroína el 12 de agosto de 1988 en Nueva York. Su legado artístico queda hasta el día de hoy. Muchas de sus obras pertenecen a las colecciones de los museos más importantes del mundo y su obra Untitled (1982) se vendió por $110,5 millones de dólares, siendo una de las obras más caras de la historia del arte.


© Jean-Michael BAsquiat, Sin título, 1981. The Broad, South Grand Avenue, Los Angeles, CA, USA. Por Mike Von @thevoncomplex en Unsplash.


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Entrevista

Leopoldo Muñoz,

“En Chile no han existido políticas culturales ni artísticas en pos del noveno arte” por Camilo Cáceres

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Imagen cortesía de La Factoría del Cómic.


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leno de referentes y con una memoria inigualable, Leopoldo Muñoz colecciona comics. Como si fuera una serie de viñetas ilustra con sus palabras el arduo trabajo de un coleccionista de un tema que, muchas veces pareciera ser olvidado en el país, el noveno arte, el cómic. Cuenta con miles de dibujos originales de historietas, junto a su socio y amigo Cristián Maturana con quien tiene el proyecto La Factoría del Cómic, a través del cual exponen en la Corporación Cultural de Las Condes la muestra El noveno arte: historieta, cómic e ilustración en Chile en el siglo XX. En conversación con Arte Al Límite Múñoz abarca la pulsión de adquirir que tienen los coleccionistas, sus trabajos más apreciados, los nombres de los maestros que despertaron su interés por los cómics , la vez que encontró unos dibujos originales en bolsas de pan. ¿Cómo empezaste con tu colección? Mi colección viene de otras colecciones, siempre las colecciones anteceden a otras colecciones, siempre hay un espíritu coleccionista en el que colecciona. Antes de coleccionar originales de historietas o cómics, los leía, entonces tengo mi colección completa de Astérix, tengo libros de Corto Maltés, de Will Eisner, tengo del hombre araña, me gustaba leer de chico El hombre araña. La historieta tiene mucho que ver con la lectoría, al principio los papás le leen a uno lo que dice la historieta o uno se imagina lo que dicen los globos. Se entiende la narración por los dibujos, es muy cinematográfico. Uno va comprando revistas, libros y van quedando, son objetos físicos. Como alguien que va al cine mucho tiempo también tiene una colección de vhs en su momento y ahora de dvd originales.

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Las colecciones son como tratar de armar un puzle, un puzle existencial. Está el gusto en tener, lleva a cosas bien interesantes, no recuerdo de quién lo leí: uno va a tener la colección perfecta, que tiene todos los títulos que uno quiere, pero después uno va querer la primera edición de ese título, o la edición que tiene un error en el prólogo. El coleccionismo es muy diverso. Es inabarcable. Tiene que ver con una compulsión. Una gracia del coleccionismo es que uno aprende, no sirve de nada almacenar cosas si uno no conoce su significado, su origen, su importancia. Lo que más me llena de orgullo es que de repente uno encuentra una obra preciosa, por ejemplo un dibujo de Coré de un Peneca en una bolsa plástica y uno dice ese mismo objeto enmarcado con toda la dignidad artística que corresponde puede estar en una exposición y todo ese tránsito es un poco como de Indiana Jones. Es un hallazgo y además el dibujo, la ilustración, finalmente, su soporte era el periódico, el papel, en un primer momento tenía un fin utilitario, era un original para algo seriado que iba a tener un consumo no de larga vida, porque el papel se deshace, bueno toda materialidad tiende a la desaparición. En ese sentido no era un fin en sí mismo el dibujo, era un fin utilitario. Como, precisamente, el papel está en retroceso y el dibujo hoy se hace en computador, la gran masa de consumidores de arte pop se dio cuenta del valor que tiene y ha crecido este coleccionismo. Se ha validado más allá de lo teórico, las obras se validan también por el público que las consume. Un dibujo de Frank Frazetta, Death dealer 6 alcanzó un valor un millón y medio de dólares en cinco minutos de subasta, también se ve cuando uno va a las galerías de París. Hoy tiene una plusvalía de 7% al año, supuestamente, cualquier


“Mi colección viene de otras colecciones, siempre las colecciones anteceden a otras colecciones, siempre hay un espíritu coleccionista en el que colecciona” objeto de estas características: papel con tinta china dibujado por un profesional o por un artista, publicado. Chile tuvo durante 30 o 40 años los mejores dibujantes de la más variada e industrial producción de la historieta y cómic de Latinoamérica, eso se manifiesta en cosas tan concretas como que Condorito todavía se vende en Latinoamérica, es un personaje conocido y muchos lo sienten propio del país, no saben que es chileno. Es como cuando uno se identifica con El Chavo o Mafalda, es cuando el personaje traspasa sus fronteras. Eso pasó con Condorito y con Doctor Mortis. ¿Qué piensas de la industria chilena actual? Está en un repunte, sin duda. Hay un esfuerzo generacional, de varias generaciones, se viene impulsando desde el 85 en adelante, hubo como 15 años en que estuvo bien crítica la situación para los dibujantes porque los medios de comunicación estaban muy sujetos a la censura, muchos dibujantes quedaron sin pega. Lo que pasó, no solo a partir del 11 de septiembre del 73, sino también lo que ocurrió después con la administración de las editoriales en el 75. Hubo un colapso. Por ejemplo, Máximo Carvajal, en el año 76-77 estuvo mandando currículums, buscando trabajo, en situación de ya ser un súper artista, ultra aprobado, con una trayectoria fenomenal… entonces se denominó el apagón cultural. Hubo quién sobrevivió, pero había pocos medios, por ejemplo el Pocas Pecas de El Mercurio, o con algunas editoriales en los 80, o el Icarito, pero hay que entender que los volúmenes de las publicaciones, de tiraje, hasta el 75 eran fenomenales. Eran millones de lectores en la semana, lo que pasó no afectó solo a las revistas de cómic, había también revistas de moda, de tejido, de música y eso también tuvo repercusión en

la fuente de trabajo de los artistas. Fue una época gloriosa, en la que se competía mano a mano con la producción de Argentina o México, países con volúmenes de población mucho mayor que nosotros, donde artistas chilenos como Fantasio, Arturo Pérez del Castillo, Alfredo Adduard pudieron dibujar para publicaciones argentinas, italianas, inglesas.Lo que ocurrió acá con Pepo, con Barrabases, todas las revistas picarescas, Mampato. Eso sin duda marcó una época. Desde el 85-88 hay un despegue, pero muy diferente tanto en temáticas como en público que busca y en los nuevos dibujantes, en la revista Ácido, La Bicicleta, Trauko, La Bandido. Un montón de revistas que eran más bien del área de la contracultura, cuya forma gráfica y temática era completamente diferentes a las de antes del Golpe. Esa generación, son los que sentaron el precedente para que hoy haya un montón de dibujantes más jóvenes de 40 o sub 40 que están haciendo historia. Yo creo que el ejemplo más notable es el de Gabriel Rodríguez con sus novelas gráficas Locke & Key, con Joe Hill el hijo de Stephen King, Alan Robinson que trabajó en Star Wars, ha habido una renovación, sin duda gracias a los propios artistas, porque en Chile no han existido políticas culturales ni artísticas en pos del noveno arte, diría que, al contrario, es un mundo súper olvidado y que gracias a la herramientas de la globalización es que logran, por ejemplo, como Gabriel Rodríguez, ganar premios Eisner, que es como el Oscar, o dibujar a Superman para DC Comics. La autogestión también ayuda, desde el fanzine, que es la semilla de origen, para después publicaciones en distintos gramajes. Es como en el cine, uno parte haciendo cortos, después un poquito más y después una película. Todo bien a pulso. Siempre creyendo en los proyectos, que 21


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uno lo ve como coleccionista cuando va las exposiciones, a las ferias, se ve que es un mundo en el cual se cree mucho en el trabajo que están realizando y que tiene consumo, de hecho la Comi-Con es la prueba fehaciente de que hay público ansioso, desde el cosplay hasta el fanático que quiere ir donde ese dibujante que llegó y que está una comisión, como Iván Catena en la convención pasada. El cómic da para todo. Da para el cine también. ¿Se adaptan al cine los cómics chilenos? Los personajes chilenos han inspirado películas, Mampato, Condorito tuvo una adaptación en carne y hueso y eso falta, pero no es algo que ocurra solo en Chile, por ejemplo, en Argentina falta una adaptación de El Eternauta, que es para mí el personaje más importante de la historieta hispano parlante, porque Mafalda y Condorito corren en otra categoría. En la parte cómica, con la deformación de las proporciones, Mafalda sobre todo entra en la sátira, que tiene que ver con la política. El caso de Chile es curioso, porque tenemos por ejemplo Doctor Mortis que es la creación de Juan Marino, pero después llega al papel con portadas de Manuel Cárdenas, y las páginas interiores de Máximo Carvajal, un personaje que perfectamente podría haber tenido una serie de televisión o una película. Que por ejemplo es lo que hizo Tim Burton con Sombras Tenebrosas. Lo primero que falta es que la gente conozca el tesoro que tiene frente a sus ojos y que está oculto por desconocimiento. ¿Cómo se conserva la colección? Es un porcentaje menor el que uno puede tener enmarcado, nadie tiene un castillo. Se mantienen siempre en las mejores condiciones posibles, tengo varios amigos 22

que trabajan en museología y precisamente en conservación de patrimonio, así que me han aconsejado cómo separar las hojas, cómo almacenar las láminas, cómo evitar el deterioro por humedad, calor o por cualquier elemento externo. Con Cristián Maturana somos amigos y trabajamos juntos en esto y por eso nuestras colecciones están en varios lugares. Tengo varios cientos o algunas miles de obras. Podríamos hacer varias exposiciones sin repetir ninguna de las obras. La exposición anterior que hicimos, la que está online en estos momento se lanzó hace unos días en el Centro Cultural de Las Condes, El noveno arte en Chile durante el sXX, que se hizo presencial el año pasado, ahí exhibimos 105 obras, en términos históricos la más antigua era de 1905 de Carlos Sorsy, un seco. Como esta podríamos hacer varias sin repetir, es que en el caso de nosotros, tenemos catálogos completos de algunos artistas y cada catálogo son un par de cientos de obras, con lo más variado y de mayor calidad; con historietas completas de varios artistas, chilenos contemporáneos, por ejemplo Kartu, Máximo Carvajal, René Poblete, el pintor, tenemos Lukas, Mario Igor que es dibujante fascinante, una portada de Eduardo Armstrog, creador de Mampato. Ninguno de los dos es millonario ni mucho menos, estamos obsesionados con el tema. Tiene que ver con andar buscando algo, encontrar cosas en lugares inimaginables. ¿Cuál es el lugar más raro en que has encontrado algo para tu colección? Encontré varios dibujos de Coré en una bolsa plástica como para pan. Fue en Santiago, en la casa de una persona a la que le habían llegado, para él eran dibujos de alguien importante, pero no conocía. También


Imagen cortesía de La Factoría del Cómic.

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pasa que a veces los hijos o la familia de los dibujantes no los quieren tener más, porque pueden haber tenido problemas familiares de repente y se desligan, se deshacen finalmente de esos recuerdos, hay de todo. O conseguiste justo ese dibujo de tal artista porque lo tenía el hijo de la amante del dibujante, que también me ha ocurrido. En los mercados persa hay pocos, siempre digo que revisen los cajones, suena de perogrullo pero ahí en los cajones es donde justamente están las cosas guardadas, no están colgados, están en cajas en bodegas hace mucho tiempo, guardados de una editorial que quebró y quedaron ahí y nadie se hizo cargo. Papeles viejos. Hay una cosa de rescate, de memoria, de una forma artística. Uno podría decir: sí, las Cuevas de Altamira son cómics, sí, uno podría decir eso, pero yo no podría decir la Capilla Sixtina son viñetas, uno podría ser osado y decir esas cosas. Durante toda la revolución francesa, en tal folletín había ene imágenes satíricas, sí, pero el boom, el apogeo de esto, fue con los medios de comunicación masivos de prensa escrita, o escritos y con la publicidad. Obviamente fue in crescendo, antes ya existía sin duda, de alguna manera los jeroglíficos, en las pirámides también son una manera de cómic. Pero como uno la entiende en el papel. ¿El cómic es un medio para niños o para adultos? Y también quería agregar esta pregunta si es solitario o algo que está hecho para ser compartido. Pensaba, por ejemplo, en lo que decías tú de coleccionar junto a tu amigo, o el hecho de prestarse revistas. Si nosotros coleccionamos juntos ahora es porque la vida nos llevó a hacer cosas juntos, cuando encontramos algo en vez de competir lo compartimos, ¿me 24

entiendes? Finalmente esto es para compartir. O sea, yo no leía Asterix, mi papá me leía en el Pocas pecas los Asterix, y yo me acuerdo que un tío mío, mi padrino, que estaba en la universidad también los leía y nos decía “novedosa esta cuestión”. Me hizo socializar, yo como niño todavía no sabía leer, analfabeto, que me contasen, que me explicaran, genera una cosa de compartir. Después ocurre que más personas, más lectoras, ven las mismas cosas tú. O sea, hay algunos que les gusta, no sé, por decirte - se interrumpe entusiasmadamente¡ah se me olvidó decirte!, Vega, el gran Félix Vega, hijo de Óscar Vega, es uno de los mayores dibujantes que tiene Chile sobre todo en el mercado europeo, el autor de Juan Buscamares, ese es otro de los grandes actuales que tiene una carrera internacional, totalmente. Es de los dibujantes chilenos que han desarrollado una trayectoria más allá -y retoma-. Es una cosa bien interesante, que parte cuando niño, porque los dibujos son un anzuelo para la lectura, un detonante para la lectura y después te acompañan cuando vas creciendo. Por ejemplo, yo estuve un buen rato sin leer historietas y después volví, empecé a completar mis colecciones de Corto Maltés, de Quino. Un montón de esos recuerdos infantiles, cosas que uno relaciona con la infancia, y que por ejemplo no podía acceder porque como no trabajaba, no tenía la suficiente plata… Me parece que, sin duda, el público cautivo está en la infancia y la adolescencia, pero también el cómic es como el cine, tiene picaresco, tiene adultos, tiene porno, tiene terror, no es todo Walt Disney, así hay un área del cómic que es súper adulto. La mayoría de las novelas gráficas por ejemplo desde Watchmen, Moebius, lo de Jodorowsky,


“Como, precisamente, el papel está en retroceso y el dibujo hoy se hace en computador, la gran masa de consumidores de arte pop se dio cuenta del valor que tiene y ha crecido este coleccionismo” Akira, Robert Crumb, Terramus, Klay Thompson, la marjane Satrapi en Persepolis, Artie Spiegelman, tienen un lado súper adulto, temática de adulto. Hay unos que coleccionen europeo, a otros les gusta solamente el gringo, a otros el latinoaméricano. Yo tengo un montón de libros, aparte de la novela, la poesía, la filosofía, la historia, un montón de libros… ¿Por qué crees que el género del cómic que más llegada tiene es la comedia? Bueno, siempre, hasta el día de hoy el primero es Condorito, eso cae de cajón. El chiste, el chiste gráfico, porque los periódicos normalmente tenían varios dibujos de chistes… bueno la sátira política, la revista Topaze, desde Juan Verdejo, hay toda una tradición en Chile respecto al cariz cómico del dibujo. Sin ir más allá, el diario El Mundo, el más polémico probablemente, pero siempre ligado a la política. Los chistes son algo que está en vías de extinción; el chiste picaresco, que hoy está tildado de cosificación de la mujer, por ejemplo. Pero eso tiene que ver con el paso del tiempo y el entender a esa literatura, o sea, editoriales como Can Can, Viejo Verde, Pobre Diablo, eran chistes picarescos, con dibujos de mujeres sinuosas, todo eso que está en extinción. Y la caricatura política tiene toda una tradición en Chile… yendo más lejos Charlie Hebdo, imagínate, a partir de un dibujo queda un desastre. Hace poco también hubo un caso de un profesor decapitado por motivos similares... De ahí uno puede sacar las banderas de la libertad de expresión, todo a partir de un dibujo. Entonces es más complejo que los monitos, está el arte, está la situación histórico cultural, está la influencia en las masas, que

es una cosa súper interesante. La historieta, la ilustración, el cómic, tiene un afán masivo, en sus orígenes y tiene que ver con esta cuestión de la imprenta, de publicar varios. De producir un proceso industrial. Y también hay algo de inmediatez, porque por ejemplo mencionas lo del origen en los periódicos. Esta tira cómica, por ejemplo Malaimagen, Pérez renuncia en la mañana y en la tarde ya estaba la caricatura. Sí po, exacto. Hay algunos dibujantes, porque hay de todo, está el infantil, está el picaresco, está la ilustración por otro lado, que es otra vertiente, porque no todos los grandes dibujantes son historietistas. Un personaje puede ser un espía, un aviador, un superhéroe, ¿cachai? Y sin embargo, hay algunos dibujantes que les molesta el asunto del chiste rápido en la gráfica… Es bien curioso ese fenómeno, porque en otras artes no sé si ocurre lo mismo, empezando en la pintura, uno siempre quiere provocar una sonrisa, ocurre con el dibujo, con la caricatura, que es exagerar las proporciones de un personaje para hacerlo chistoso. ¿Cuáles son las piezas que más te gustan de tu colección? Es difícil. Bueno, le tengo cariño especial a la portada de Mampato de Eduardo Armstrong, por todo lo que significó Armstrong, por lo que hizo, por lo que fue, su talento impresionante, eso sin duda. Tengo unos dibujos de Mario Gorky que me encantan, unos dibujos a color que son de Pocas Pecas, que los hemos puesto en exposición. Tengo la primera página de Axo, un viajero espacial de Máximo Carvajal, una belleza de ciencia ficción impresionante, tengo cosas de Óscar Vegas que me enorgullecen mucho, estoy hablando de 25


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chilenos… Lukas, sin duda, tengo una contraportada de Los francotiradores. Tengo también una contraportada de Can Can, de Pepo, de Pepo tengo de la sección Panamericana, con Splash, que es una página doble, son dos páginas para un solo dibujo, donde la revista de Condorito estuvo un tiempo nomás, no fue tan largo su período, porque te voy a decir una cosa, en los originales habían categorías, estaba página interior, portada, está Splash que es una sola imagen que está en toda la lámina, hay varias definiciones y obviamente eso tiene que ver con el valor y con el protagonista. Estoy pensando en el caso de las historietas de superhéroes, si es que está el superhéroe en esa lámina o los personajes secundarios, si está con su identidad secreta, bueno, hay un montón de detalles. Tengo de Oscar Vega, unos Mampato, unas historias de René Poblete que se llamaba Los Benefactores de la revista Rocket. En el catálogo hay muchas personas que han sido olvidadas por nosotros mismos, porque no pescamos a nuestros abuelos cuando hablaban de revistas, entonces hay todo un pasado glorioso que nos espera por descubrir y queremos formar parte de esas revelaciones. De las cosas extranjeras, tengo un par de Alberto Breccia, maestro importantísimo, también Milton Caniff, considerado el Rembrandt de las historietas; unos Gene Colan, de mis dibujantes favoritos, de la tumba de Drácula. Colan, creo que es una excepción, sobre todo cómo trabaja las viñetas, eso es otro detalle, de repente uno puede trabajar una expresividad importante a partir del cruce de viñetas, si sale de la viñeta, 26

si está cortada. El marco es tan importante como lo que está dentro del marco. ¿Cuál es el rol del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio (Mincap) en la difusión del cómic nacional? No podría dar una respuesta exacta porque junto con Cristián Maturana en La Factoría del Cómic, nunca hemos sido invitados por el Mincap para conversar sobre el noveno arte en Chile. Si, asistimos y celebramos las exposiciones de Mampato y Condorito de la Biblioteca Nacional y conocemos su contenido online. Eso en lo museográfico, porque no sé cuáles son los programas de apoyo a dibujantes, guionista, editoriales en la actualidad. Nosotros como La Factoría del Cómic, en nuestra labor de búsqueda, preservación y exposición de catálogos nunca hemos recibido ningún apoyo institucional. ¿Cuál es tu opinión sobre los comics digitales? Probablemente son el futuro o el presente, no lo sé. La verdad es que la materialidad del objeto artístico, y su inevitable deterioro, para nosotros forma parte de la esencia del arte. También está el aspecto del dibujo original como una pieza única e irrepetible, un objeto que está ligado a soportes frágiles y en desuso como el papel. Y por lo mismo uno puede colgar un cuadro, para el coleccionismo resulta difícil colgar una pantalla de computador o un pendrive. Creo, y tal vez estoy equivocado, que los cómics digitales son para leerlos, no para disfrutar y coleccionar sus originales.


Imagen cortesía de La Factoría del Cómic.

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Recomendaciones

Debimos Ser Felices:

Rafaela Lahore / Editorial Montacerdos por Javiera Fernández

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onstruida con pequeños fragmentos en prosa que aparecen en cada página, “Debimos ser felices” es la primera novela de la periodista uruguaya Rafaela Lahore, quien cuenta la historia de su vida familiar a partir del matrimonio de sus abuelos, de sus dos hijos y su hija, ésta última, madre de la autora. Son las risas y también tragedias que ocurren en el rancho de la familia, ubicado al norte de Uruguay. Son los buenos y malos recuerdos que unen el tramado genealógico de la narradora; idas a la playa, paseos a caballo, mate con galletas, duelos, enfermedades físicas y también mentales, entre ellas, la depresión de la madre de Rafaela, quien a lo largo de su vida escribió varias notas de suicido que fue28

ron encontradas por su hija mientras urgaba entre los muebles y libreros. Son estas notas y otras que recopila, sumado a múltiples observaciones e inolvidables palabras pronunciadas por sus familiares las que la narradora acopla para escribir esta íntima novela. “Debimos ser felices”, el título de esta novela, ¿acaso apunta a que efectivamente se fue feliz, o expresa ese lamentar de no haberlo sido de manera suficiente? En realidad es una mezcla de ambas sensaciones, de una historia con un pasado familiar con momentos de profundo dolor, exacerbados por el mal de la depresión, junto a instantes de potente dicha que Rafaela comparte con su madre, su padre, con su abuela o en solitario, pero con ellos presentes en la memoria.


Rafaela Lahore, 2020, Editorial Montacerdos.

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Reportaje

Quino y su legado: el poder de cuestionar lo impasible por Javiera Fernรกndez

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Paloma Valdivia, Puma, Ilustraciรณn para el diario New York Times, 2020.


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l 4 de octubre de 2020, el popular ilustrador argentino Ricardo Siri (Liniers) publicó en sus redes sociales la ilustración a color sobre una carta que le envió a Quino a principios de año: “Querido Quino, ¿cómo anda todo por allá?, yo sigo con la familia en Vermont. Lindo y fresco por acá. Estoy enseñando un curso sobre historieta latinoamericana en la universidad de Dartmouth y hoy hago la clase sobre Mafalda. Así que aprovecho para mandarte un abrazo, y el cariño de siempre”. Este post, a modo de homenaje, fue publicado cuatro días después de la noticia que impactó a muchos. El fallecimiento del historietista argentino Joaquín Salvador Lavado, más conocido como Quino, y creador de la icónica Mafalda hace medio siglo, hizo eco en el mundo el pasado 30 de septiembre. Desde aquel día las redes sociales se colmaron de dibujos y palabras de despedida, entre ellas la de Liniers, y las de muchos otros ilustradores de habla hispana que le dijeron adiós y gracias, al “más grande de todos”. Ya con un vasto reconocimiento en el rubro de la ilustración, fue en 1964 cuando Quino presentó por primera vez a la pequeña Mafalda, en una tira cómica publicada por la revista Primera Plana, y tal como dice la historiadora Isabella Cose en su libro Mafalda: Historia política y social, “Él no imaginó, en ese momento, que su creación sería un éxito sin precedentes. Pero, poco después, los lectores comenzaron a recortarla para pegarla en cuadernos y en las paredes de las oficinas o las vidrieras de los negocios”. Desde ese primer día, hasta 1973, Quino publicó un total de 1.928 tiras de Mafalda, traducidas a más de 20 idiomas, y que hoy, luego de 50 años, se leen con el mismo aprecio y admiración. Actualmente, Quino es el maestro número uno y la gran figura para muchos ilustradores activos, los

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cuales conocieron al dibujante mientras recorrían las viñetas humorísticas plagadas con los pensamientos y reflexiones de la suspicaz y curiosa Mafalda. Por ella y por todo lo aprendido dan las gracias. Para este reportaje entrevistamos a algunos de ellos, seis ilustradores latinoamericanos que nos comentan el impacto que tuvo y sigue teniendo Quino en sus creaciones estampadas en las viñetas de este siglo. Se trata de los chilenos Malaimagen y Paloma Valdivia, los argentinos Liniers, Decur e Isol, y el ecuatoriano Javier Pérez (cintascotch). Cuando conocí a Mafalda El ilustrador Liniers, nacido en Argentina, realizó un dibujo en el que su personaje femenino Enriqueta, creado en 2002 para su tira Macanudo, le da un sentido abrazo a Mafalda. Este es uno de los tantos homenajes que le realizó a Quino, a quien considera su maestro y con el que pudo compartir algunos episodios de su vida. Desde pequeño lo conoce, cuando comenzó a leer sus historietas de Mafalda a corta edad, “fueron los primeros libros que leí sólo, sin ayuda de mis padres”, menciona, y ahora, con el cariño de siempre, recuerda muchas de sus historietas. “De la que más me acuerdo es esa en que Felipe va caminando por una casa y ve a la niña que le gusta y su primera reacción es ir corriendo, hasta que lo agarra la timidez, la duda y al último momento se da vuelta y no le dice nada. Todo eso está dibujado en un solo plano, en un solo dibujo, es como una especie de animación donde vas viendo cómo Felipe arranca y vuelve a frenar todo el rato. Esa historieta para mi es maravillosa, pero son todas buenas”, dice riendo.


Javier Pérez. Libro piano, 2018, técnica mixta.

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Del mismo país, el ilustrador Decur (Guillermo Decurgez), conoció la tinta de Quino en las revistas del odontólogo, y fingía toser al mismo tiempo que arrancaba las páginas, mientras su madre, aunque divertida por la situación, lo regañaba. Pero no era Mafalda a quien leía en ese momento sino sus historietas anteriores, pues a ella comenzó a leerla más adulto, y sostiene: “En la cultura general, luego de tantos años, seguimos hablando de Mafalda, y seguiremos haciéndolo. Está presente en nuestras vidas como Los Simpson, como cuando uno dice: ‘en el capítulo que pasa tal o cual cosa’, con ella pasa lo mismo”, dice Decur, que para despedirse de Quino escribió “¡Adiós, maestro!, debajo de una ilustración honorífica publicada para el diario La Nación. En ella aparece Mafalda, con su inolvidable vestido rojo y cinta del mismo color, mientras parece flotar encima de una banca de madera. Y los dibujos son interminables. Quino, con unas grandes alas dispuestas en su espalda, se despega del suelo y emprende el vuelo, mientras Mafalda, que está de espaldas, le dice adiós con su mano. Este es el dibujo en blanco y negro con que el ilustrador ecuatoriano Javier Pérez homenajeó al humorista gráfico, y recuerda: “La conocí cuando aparecía en El Universo, un periódico de Guayaquil. Cuando tenía unos 13 años mi papá me regaló 3 de los libros de la colección de Mafalda que había comprado en Argentina mientras estudiaba allá. Realmente quedé deslumbrado por la cantidad de mensajes sobre política, la amistad, los padres. Me hizo reflexionar muchísimo a esa corta edad y cambió mi manera de ver el mundo”, comenta Javier Pérez, dedicado hace 7 años a la ilustración y a la animación en stop motion con trazos minimalistas, combinada con objetos de la vida real. 34

Para el ilustrador chileno Malaimagen (Guillermo Galindo) reconocido por sus viñetas y libros de humor y sátira política en el medio The Clinic, la venida de Mafalda fue a través de un libro que llegó a sus manos entre su niñez y adolescencia. “Yo leía revistas de historietas y las tiras del diario, pero en Quino encontré mucha crítica social mezclada con guiones buenísimos y personajes muy potentes. Me di cuenta que se podían tratar temas importantes, como guerras, violencia y desigualdad con delicadeza y gracia”, afirma Malaimagen. Esa misma impresión tuvo de niña la autora y dibujante chilena Paloma Valdivia. Desde pequeña leía libros ilustrados, entre ellos algunos cuentos de Oscar Wilde, Naricita de Monteiro Lobato, la colección para niños de la Editorial Quimantú y, por supuesto, a Mafalda. “Cuando alguien viajaba a Argentina le encargábamos Mafalda de regalo. Me fascinaba, aprendí palabras y conceptos, como democracia, crisis, jet set, las escuchaba en mi entorno a diario, pero me causaba más curiosidad en Mafalda porque quería entender los chistes. Con ella crecimos entendiendo las capas de lo que sus ilustraciones y tiras mostraban, una realidad compleja, tragicómica, a veces tierna y otras para llorar”, afirma la ilustradora, que con las historietas de Quino dice haber generado un vínculo emocional, cuando de niña, junto a su familia, se sentaban a leerlas. Y fueron lecturas que no sólo mediaron con posteridad su trabajo, sino también su vida personal. “Quino nos presentó a Mafalda, un personaje mujer, reflexivo, crítico y lector cuando en su mayoría esas características eran de los personajes hombres. En mi caso me marcó tanto que a mi hijo le puse de nombre Guille, cuando supe que era hombre no tenía otro referente mejor”.


Liniers, Ilustración parte de las historietas de Cosas que te pasan si estás vivo, publicado en “ADN Cultura” del Diario La Nación.

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Isol, Cotorrito, Ilustración para el libro “Pantuflas de perrito” de Jorge Luján, 2010, Editorial Pequeño editor.37


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Desde el 2016, Paloma Valdivia trabaja junto a su socia Mónica Bombal en Ediciones Liebre, una editorial de libros para primera infancia pensada en acercar, con contenido de buena calidad, las primeras imágenes impresas que ven los niños, y así replicar la experiencia que ella pudo tener en su infancia. “Ojalá nuestros libros llegaran a ser compañeros de las niñas y niños, al igual que los libros de Quino han sido para mí y mi hijo”, dice la ilustradora. La obra del dibujante argentino también influye en los libros e ilustraciones de Isol (Marisol Misenta), artista oriunda del mismo país que de pequeña solía leer a Mafalda. Sus creaciones dirigidas a público infantil, dice, se asemejan a las tiras de Quino. “Yo tengo personajes bastantes cuestionadores, y también trabajo con escenas cotidianas y con ese extrañamiento de los instituido. Y de los personajes en sí, de Mafalda y de los padres, tienen mucha resonancia con lo que yo fui haciendo, esto de los padres extrañados con las preguntas de sus hijos, lo he tomado bastante”, cuenta Isol, fascinada con Mafalda desde la infancia, un personaje femenino que a sus ojos brillaba por su inteligencia y sus cuestionamientos acerca de todo. “Me parece que no hay otros personajes así”. ¿Qué te enseñó Quino? En abril de 2014, para una entrevista en el programa argentino 20 minutos, le preguntan a Quino cómo se hace Mafalda: “Empiezo por la cabeza, el moño, las facciones. Yo soy un maniaco y para empezar tengo que dibujar todo a lápiz, borrando muchísimo lo que no me gusta cómo sale, pero hay dibujantes que cogen la lapicera en tinta y dibujan de inmediato. Yo nunca pude eso”, responde. Tal vez lo supo, y lo escuchó de 38

algunos de ellos, pero sus dibujos en blanco y negro, junto a su trazo minucioso, son parte de la colosal enseñanza que le deja a los ilustradores actuales. “Quisiera saber cómo se mantenía tan creativo en el pequeño espacio de una viñeta”, comenta el ilustrador Javier Pérez, y agrega que el mayor aprendizaje está en la potencia de los mensajes del dibujante, logrados a través de un simple dibujo con tinta negra, formando ilustraciones dignas por su prolijidad. Así lo ve también Decur, con un Quino que le enseñó el amor por los detalles y las desproporciones, además de la posibilidad de mostrar personas de diferentes tamaños en un solo cuadro. “Eso siempre me gustó. Él lo hacía con el fin de mostrar autoridad, depresión, miedo, etc. Yo lo uso de un modo más surreal”, cuenta el ilustrador, que hoy en día trabaja con una obra a color en la que prima el reino animal. Y junto a ese hábil trazo, su capacidad observadora se transformó en otra virtud merecedora de imitar, pues tal como expresa Liniers, lo que Quino logró y demuestra hasta hoy va más allá de su capacidad para ilustrar. “La enseñanza más clara que me dejó es que hay que cuestionar, hay que cuestionar el poder, venga de donde venga. En el caso de Mafalda pueden ser los padres, los maestros, los políticos, y siempre hay que preguntar el por qué”. Este talento para expresar y cuestionar es fundamental para Malaimagen en su trabajo, donde Quino es uno de los ejemplos: “Lo que destaco de él es su elegancia y agudeza para analizar el mundo, tuvo una genialidad realmente inspiradora. He tenido muy pocos ídolos a lo largo de mi vida, y Quino es uno”. Esa agudeza contemplativa potenciada por unos ojos


“Mafalda duró 10 años, terminó en 1973, y si uno lee las tiras, pareciera que se hubieran dibujado hace un par de años no más. No sé si eso habla bien de Quino o mal del mundo, pero lo cierto es que las críticas siguen siendo muy actuales” atentos, dice la ilustradora Isol, se plasma más que nada en la pequeña Mafalda, la niña que todo lo observaba y cuestionaba. “Hay algo de esa inteligencia que tiene que ver con la curiosidad, con algo que está en toda la obra de Quino, esto de ser culto, de estar mirando lo que pasa en el mundo, de estar leyendo. Eso demuestra que el autor es así, está reflexionando, y uno aprende de ese tipo de cosas. Aprendés a ejercitar ese tipo de mirada, te enriquece”, sostiene. Esa mirada crítica también la destaca Paloma Valdivia, y que está presente en sus libros infantiles, donde el mensaje puede ser importante y acertado tanto para niños como adultos. “Quino nos demostró que se puede hacer libros para todas las edades. Que un libro ilustrado no sólo es para niños, ni que un libro con contenido crítico o incluso político es solo para adultos. Logró con extrema genialidad crear viñetas que son leídas y gozadas transgeneracionalmente, a través de las épocas y también de las diferentes culturas. Eso es lo que tiene Quino, no discrimina y demuestra que tanto los personajes femeninos como masculinos pueden ser geniales”. Quino, el legado Uno de los más grandes viñetistas, pero también un destacado referente de la literatura. Esas características, de acuerdo a los ilustradores, conforman la figura de Quino, a quien no sólo admiran como dibujante, sino además como un referente literario latinoamericano. Tanto así, que el diario El País publicó el siguiente titular: “Quino era nuestro García Márquez”, para un artículo lanzado el pasado 2 de octubre, donde diversos viñetistas de América Latina y España se refirieron al legado que deja el ilustrador. Y preguntándoles ahora

a los dibujantes ¿qué trascendencia deja Quino para la cultura y los circuitos de la ilustración?, la respuesta se repite una y otra vez: su obra atemporal, con personajes y situaciones creadas hace 50 años que siguen reflejando el mundo actual, sobre todo Mafalda, quien tal como ellos dicen, es un ícono popular que continúa con nosotros. De acuerdo a Malaimagen, su legado está en su “gigante obra”, colmada de reflexiones en torno a la desigualdad social y los conflictos políticos, y vistos por los ojos de una niña, que parecen ser los de todos hoy en día. “Mafalda duró 10 años, terminó en 1973, y si uno lee las tiras, pareciera que se hubieran dibujado hace un par de años no más. No sé si eso habla bien de Quino o mal del mundo, pero lo cierto es que las críticas siguen siendo muy actuales”. Atemporal y consciente de las vicisitudes del mundo, la obra de Quino es a los ojos de la artista Isol un reflejo cercano de nuestra sociedad. “Sigue vigente justamente porque tenemos las mismas instituciones, todavía existen caracteres muy parecidos a los que él propone en sus historietas. Y las tiras de Mafalda se siguen leyendo porque son buenísimas. Con las grandes obras pasa eso, perduran en el tiempo, porque hay temas que siguen siendo los mismos, porque nuestras sociedades no cambiaron tanto”, afirma Isol. Y esta visión se repite, la obra de Quino es un acierto debido a su permanencia frente al paso del tiempo, en eso es claro Javier Pérez (Cintascotch): “El legado de Quino es invaluable y debería estudiarse en las escuelas. Estoy casi seguro que cualquier viñeta de Quino será válida de aquí a 100 años, sus temas son atemporales y llenos de reflexiones acerca de la condición humana”. Pero no es una enseñanza sólo para los viñetistas y humoristas gráficos. Según Paloma Valdivia, el legado 39


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de Quino sobrepasa las barreras de la ilustración, donde su figura y trascendencia no quedan sólo en su trazo y sus cuadros atemporales. “Quino era un pensador, un lingüista, un filósofo, retrató una época desde sus problemas políticos, morales, éticos, mostrando con aparente sencillez la complejidad del ser humano. Nos hizo pensar desde niños, nos mostró un mundo lleno de problemas, donde convive lo malo con lo bueno, lo trágico con lo gracioso, y es que así somos y así es el lugar donde nos tocó vivir”, sostiene Paloma Valdivia. “Gracias maestro, gracias Quino”, dicen los ilustradores. Lo cierto es que desde el 30 de septiembre, cuando el mundo se enteró de la partida del dibujante, los mensajes de gratitud a su persona colmaron los medios de comunicación y las redes sociales, repletos de gracias por todo lo enseñado y por la trascendente influencia que deja para hoy y tal vez para siempre en los personajes, reflexiones y diálogos trazados por los nuevos creativos de la Ilustración, a nivel latinoamericano con mayor razón. “Quino me enseñó desde niño cosas”, dice Liniers. “Deja la vara muy alta para todos los dibujantes argentinos”, dice Decur. “Creo que es el más grande y lo seguirá siendo por mucho tiempo”, concluye Malaimagen. 40


Malaimagen, Portada de su libro Malditos humanos, 2016, Editorial Reservoir Books.


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Arte en peste por Julio Sapollnik

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ara qué sirve el arte? Es difícil encontrar una respuesta. Confieso que me gustaría apretar un botón para que dispare una contestación clara, aprehensible, salida de un resorte oculto entre lo racional y lo sensible. También podría superponer dos cuadrículas y cuando coincidan, obtener el foco que revele la mágica respuesta. Pero no. Eso no existe para el escritor ni para los artistas. Unos escriben otros hacen obras. Creo que la respuesta está en aquellos que pueden pensar. Y esto es más difícil. ¿Cuántos profesores conocemos que enseñan Historia de la Filosofía, pero no piensan el “ente”? “ente es lo que es”, nos enseña Heidegger.

Confieso que me sorprendo al ver personas reunidas sin distancia social. Me ocurre, por ejemplo, al mirar películas o conciertos. Verlas juntas me lleva a exclamar: ¡pero están sin barbijo (mascarilla)! Lento soy al comprender que es una filmación de otra década. ¿Tendrá esta lectura fuera de tiempo correspondencia con mirar el arte hoy? Convivir en estado psíquicamente panicoso ¿fomentará mí oscuridad mental que no me permite ver una luz humana en prospectiva? Sabemos que el arte al dejar atrás la oscuridad de las cavernas, salió para ser mirado. Todas las redes permiten ver en tiempo real la última producción de los artistas. Pero, ¿qué ocurre con aquellas expresiones como, por ejemplo, la Instalación o la Performance, que nos pide involucrar el cuerpo para alcanzar el máximo instante en que la obra desoculta su sentido? 42

Difícilmente una cámara por streaming reemplace la emoción de tamaño recorrido. Muchos artistas trabajan con emotividad Covid. ¿Tendremos ganas de mirar la pesadilla que vivimos cuándo esto termine? La peste negra alcanzó su máxima gravedad hacia 1348 y se repitió en sucesivas oleadas hasta 1490. Es extraño entonces que un pintor como Sandro Botticelli plasme la Alegoría de la primavera entre 1477 y 1482. O Fra Filippo Lippi pinte Virgen con Niño y dos ángeles hacia 1465, aportando el mayor sentido de expresión humana hasta ese momento vivenciado. Por supuesto para los fines de este pensamiento dejaré expresamente fuera la Escuela Flamenca, especialmente El triunfo de la muerte de 1562, una de las obras más expresivas del pintor Pieter Brueghel el Viejo. Trabajar bajo emotividad Covid no significa hacer “arte covid”, un arte nacido de la ira, del encierro, del cansancio y la soledad. Como muy bien lo expresó Bruna Truffa: “milito dentro de mi taller desde el arte y la intimidad”. La propia artista se sorprende al encontrar que su discurso visual profundamente feminista con vertientes oníricas y violencia de género, se instale en la vida real. Vivimos un momento de creación que permite el mayor repliegue sobre nosotros para profundizar el desarrollo del lenguaje. La conciencia de finitud libera espiritualidad. La sensación de amenaza afecta nuestro instinto de supervivencia. Vivir sin proyectos hiere.

Volver a poner el cuerpo delante de una obra de arte provoca una emoción intransferible, es irremplazable, como una buena charla con amigos en el café.


Ilustraciones por Mirentxu Zarzar, 2020.

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Los gobiernos y la lectura por Galo Ghigliotto

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l jueves recién pasado el gobierno francés anunció que se encargará de cubrir los gastos de despacho de los libros vendidos por librerías independientes. La medida tiene como objetivo “ayudar a continuar su actividad a través de la venta en línea”, para aquellas pymes que vendan principalmente libros nuevos. Esta iniciativa del ejecutivo francés es notable en tanto revela al menos dos realidades en sí: en primer lugar, la preocupación del gobierno por cubrir una necesidad que se ha revelado fundamental para las librerías en pandemia, que a la vez representa un apoyo al fomento lector, en tanto no carga en el consumidor final su deseo o necesidad de comprar un libro. En segundo lugar, la distinción entre dos agentes muy disímiles de la industria, como son la pyme y la gran empresa librera o editorial; en nuestro país, los fondos del libro –a excepción de una línea destinada a las “microeditoriales”– no están orientados a cada caso, sino que se destinan a todo actor por igual, sin distinción de emprendimientos, lo cual evidentemente termina por redundar en los resultados, en especial cuando hay cofinanciamiento de por medio. Con todo, la medida ha sido debatida en Francia porque, si bien existe un apoyo, el libro sigue sin ser declarado un “bien de primera necesidad”, lo que para muchos es lo esencial del asunto. Esto sería un gesto más que importante para decir cuánto importa la lectura y sus beneficios. ¿Y en Chile? ¿Cuáles han sido las medidas al respecto? A inicios de la crisis los diferentes gremios librescos solicitaron, al igual 44

que en Francia y otros países, que el libro sea declarado “bien de primera necesidad”. Esto permitiría continuar la cadena del libro, especialmente cuando, según varios índices publicados, los hábitos lectores de muchos se dispararon. La discusión, sin embargo, se alargó durante cinco meses sin llegar a puerto. Se habló de ofrecer un permiso especial para la venta de libros en la Comisaría Virtual. La Librería Bros, fue una de las que usó esos permisos para despachar, hasta que fue multado con $5 millones de pesos por realizar “servicios no esenciales para la comunidad como la venta de libros”. Tras nuevas negociaciones gremiales la librería fue sobreseída, y además, dio pie a una reunión con la ministra de Cultura, Consuelo Valdés, y la subsecretaria de Prevención del Delito para conseguir, al fin, la resolución 5739 del 20/08 que autoriza la circulación de personas a través de cordones sanitarios señalando que el Ministerio de las Culturas “ha considerado conveniente el funcionamiento de la cadena del libro”, sin mencionar en ninguna parte al libro como “bien de primera necesidad”. Un mes más tarde Santiago pasó a Fase 3 y ya no fue necesaria la distócica resolución. Aunque sean odiosas, las comparaciones sirven para darnos cuenta de qué se trata todo realmente. A diferencia de Francia, en Bélgica el libro ya ha sido considerado “un bien de primera necesidad”. En Alemania –a excepción de bares, centros culturales y otros– los pequeños comercios, incluyendo librerías, pueden atender con un aforo máximo de 10 personas. En Reino Unido, en cambio, el tema parece no estar en el


tapete y la venta de todo producto “no esencial”, como el libro, está prohibida. Y entonces, ¿de qué se trata todo realmente? En agosto, mediante una carta firmada por 80 diputados de izquierda y centro izquierda (incluso uno de derecha), enviaron una carta abierta al presidente Piñera solicitando que destine un 1% del presupuesto 2021 para la cultura, permitiendo así “una reconstrucción integral del país pos pandemia”. Todo un gesto. La ministra Valdés salió, poco después, a declarar que, aunque ella quisiera ese 1% para su presupuesto, lo veía poco probable y terminó lanzando la cuña más lapidaria de los últimos tiempos: “un peso que se coloque en Cultura, es porque se deja de colocar en otro programa o necesidad de los ciudadanos”. Por esta declaración se la ha criticado justa e injustamente. Justa, porque no es posible que la encargada de una cartera haga una declaración tan derrotista cuando su labor es precisamente poner en relevancia la necesidad de esos recursos. Injusta, porque la ministra no ha hecho más que dejarnos entrever una realidad, y es que la cultura, para el gobierno, es un asunto de última categoría. Quizás todo se trate finalmente de lo incompatibles que resultan, en la mayoría de los casos, el mercado y la cultura: “Todo arte es político” y “La poesía no se vende porque la poesía no se vende”. Hoy más que nunca, entonces, se necesita que el estado se haga cargo de revitalizar este sector, solo porque el arte y la cultura conforman el alma de nuestra sociedad.

Ilustraciones por Mirentxu Zarzar, 2020.


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Ahora o nunca por Miguel Farias

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hile se prepara para escribir una nueva constitución. Las razones que gatillaron esto fueron principalmente relacionadas con la injusticia, y el malestar que esta provoca. Salud, educación, pensiones, situación económica, vivienda, etc. ¿Pero es la cultura parte de esta red de puntos de tensión y malestar? Escuchamos frecuentemente que la cultura es un velo que cubre la sociedad, o incluso que la sostiene. Que el arte es el bálsamo que mejora nuestras vidas e incluso que ayuda a soportar las crisis y los periodos complejos para el ser humano, que es una estrategia y herramienta de sanación para la humanidad. Todo eso probablemente es cierto. Artistas o no artistas vivimos a diario las distintas expresiones de la cultura y el arte: desde una comida hasta una experiencia de arte contemporáneo, pasando por música y lecturas que nos encontramos a diario. No importa el oficio, actividad o profesión que ejerzamos -o no-, siempre queremos terminar las tareas para poder oir música, ver televisión, leer algo, entre otras cosas. Pareciera que todos vivimos por tener más y mejores momentos de apreciación de lo artístico, en todos sus niveles. Chile, con la escritura de una nueva constitución, se suma a un panorama internacional en el que pareciera proyectarse un proceso de sanación social. Así lo vimos en los primeros discursos de los recién electos presidente y vicepresidenta estadounidenses. También en el mensaje de la re-electa primera ministra neozelandesa Jacinda Ardern, que llama a mantener siempre la amabilidad en lo social, o, sin ir tan lejos, en el discurso conciliador del recién electo Luis Arce en Bolivia. ¿Será el momento en que la cultura hará gala de su función social?, esa función sanadora de la que los estados, las instituciones, e incluso muchas veces los artistas hacemos gala. 46

La respuesta a esta interrogante parece ir en otra dirección. Las orquestas y teatros más importantes del mundo van uno a uno anunciando cancelaciones de temporadas. Artistas de todas las trayectoras van cancelando sus actividades sin tener algún indicio de estados que protejan la actividad que, supuestamente, sostiene la sociedad. Sin ir más lejos, en Chile hay reducciones de presupuesto para los entes más importantes del mundo artístico, y como extra, la Ministra de Cultura regaló una frase llena de infortunio: “Un peso que se asigna a Cultura, se deja de colocar en otro programa o necesidad”. Parece que la cultura pasa a un segundo plano sin dudas. La frase de la Ministra Valdés ya ha sido más que cuestionada en forma y fondo por lo que no vale la pena insistir en eso, pero sí en el fondo que hay tras la idea de que la cultura no es urgente. Y sí, es posible que la cultura no sea urgente como lo es salvar vidas y alimentar familias. La cultura no atraviesa crisis de vida o muerte a nivel social, y quizás este ha sido un problema: la cultura siempre esta en el muro del fondo. Siempre hace falta, pero nunca es necesaria. La actividad artística, salvo excepciones internacionales, ocurre y existe siempre en una especie de emergencia tibia, y esto, en Chile al menos, está tocando fondo. Tiene que ser ahora. En la nueva constitución chilena, debe nombrarse a la cultura y al arte. Debe ser parte del nuevo soporte y estructura social. Los artistas debemos ponernos en la posición de urgencia. Es hoy o no ocurrirá, que la cultura ocupe un espacio importante en nuestras vidas desde nuestra carta magna hasta nuestras actividades del diario vivir. Parece ser ahora el momento para decidirlo, y está en nuestras manos hacer que esto sea visible. Que en el futuro cada peso que se destine a la cultura, sea bien utilizado. Sea un peso que nos una, nos sane y nos proteja. ¿Lo demás es música? No, que lo demás sea música, para que vivamos mejor. Ahora o nunca.


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Ilustración La muerte de Quino afectó al mundo completo y concretamente al de la ilustración. Sus tiras cómicas, la fuerte crítica político-social, la alegría y vida de Mafalda lo hiceron ser reconocido y validado hasta el último de sus días e, incluso, logró inmortalizarse a través de su personaje que sigue acá, con nosotros. Esta edición quiere conmemorar no solo al maestro argentino sino a todos los ilustradores, a los que pocas veces en Arte Al Límite hemos entregado un espacio exclusivo. Por eso estás páginas se llenan con sus mejores trabajos.

Lulustrator Chile 48

Lucía Gianello, El sueño del Dr. Gris, 2019, tinta china y color digital, 39 x 29 cm. Ilustración parte del libro de artista "La Trampa · La grulla", escrito por Joaquín Alvear e ilustrado por Lucía Gianello.

Especial


Rita que ex essi voluptur Aximusae nimus. Sapicto reheniet as sinihit expeditae ipitatatur


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Alvarejo Chile 50


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Álvaro Arteaga, La Historia Interminable, 2017, técnica mixta, 65 x 95 cm. Desarrollada junto a Angello García.


Catalina Corvalรกn, Buscando a Sally, 2018, acuarela, 28 x 56 cm.

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Catalina Corvalรกn Chile



María Bueno, Sin título, 2020, ilustración digital, 20 x 20 cm.

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María Bueno España


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Francisco González, Sin título, 2020, dibujo digital, 40 x 60 cm.

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Francisco González Chile



Alterna, Sin tĂ­tulo, 2015, esmalte al agua y spray, 4x 2 1/2 metros.

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Alterna Chile

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Alex Pelayo, Bésame mucho, 2014, tinta y lápiz de color, 30 x 24 cm.

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Alex Pelayo Cuba



Lolo Gรณngora, Hasta que la dignidad se haga costumbre, 2020, ilustraciรณn digital, medidas variables.

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Lolo Gรณngora Chile


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Ximena Arias, La noche perdida, 2020, ilustraciรณn a lรกpiz y color digital, 20,95 x 29,68 cm.

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Ximena Arias Colombia


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Sofía Weidner México 66


SofĂ­a Weidner, Sororidad, 2019, ilustraciĂłn digital, 30 x 30 cm.


Lui Mort, A la Ăşltima estrella, 2020, tinta sobre papel y color digital, 20 x 14 cm.

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Lui Mort Argentina



Guillermo Decurguez, Refugiados, 2016, acrĂ­lico y lĂĄpices de colores, 20 x 20 cm.

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Guillermo Decurguez Argentina


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MarĂ­a Luque Argentina 72


MarĂ­a Luque, David Hockney, 2020, gouache sobre papel, 20 x 29 cm.


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Recomendaciones

Radio Lucila: Gabriela no era gris, era vergel por Emilio Senn

“L

a niña de los pies inquietos creció tanto que no cabía en su propio país”. Ese enunciado podría ser la premisa perfecta para este viaje musical por la vida de la poeta Gabriela Mistral en Radio Lucila; obra que a través de un relato radial-audiovisual sigue de cerca los pasos de la premio nobel desde sus pies sucios de correr por los huertos y jugar con la tierra, hasta las giras europeas de su primavera intelectual. En menos de treinta minutos la obra presenta, a través del programa radial “Tras las huellas de Gabriela Mistral”, a dos declarados y acérrimos admiradores de la poetisa, cuya misión es sumergir al espectador en un tránsito ágil y colorido por su legado. La travesía destaca por sus llamativos recursos audiovisuales que imitan una caja de juguetes, con el uso de artesanía en movimiento y materialidad; además de la intimidad entre los actores y el público, apenas separados por el lente de la cámara. “A veces un país es más chico que su gente”. La sentencia es constante y reiterada en los puntos más agudos de la narración. ¿Por qué tuvo que irse Gabriela de Chile? Era una época de prejuicios, críticas, incomprensión: “La encuentro rara”, repiten voces que en el clímax del relato que representan a los fantasmas de la sociedad chilena recelosa ante el éxito de la poetisa. Pero el mensaje es claro, y los pies

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inquietos de Gabriela nunca se detuvieron ni en los caminos más pedregosos. La narración también propone una estrecha relación entre la figura de Mistral y el Chile actual. “Dignidad, justicia, amor, madre, hijo”, recita como una especie de manifiesto. La invitación está ahí, y es inevitable reflexionar sobre la vigencia y algunos nuevos significados de la obra de Gabriela al día de hoy. “Muchos han dicho que ella era gris, cuando en realidad era vergel”. El relato de esos pies sucios de tanto correr por los prados y la niña risueña de ojos verdes pardos, implican un acercamiento personal con el humano detrás de la leyenda; la mujer detrás de su voz firme y letras desoladas. Una Gabriela inquieta, traviesa, que corre, que ríe, y cuyos pasos quizá iban demasiado apresurados para el ritmo de su época, pero que no dejó de andar, y encontró su lugar: “El mundo es mi huerta”. Radio Lucila es una adaptación de “Lucila, luces de Gabriela”, creada por Teatro de Ocasión, de María Fernanda Carrasco y César Espinoza, y dirigida por Tita Lacobelli. La obra tiene funciones hasta el 15 de noviembre en formato digital a través de la plataforma web de GAM, bajo el programa Paga lo que quieras.


Radio Lucila; Teatro de Ocasiรณn, 2020, GAM.

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Para no olvidar

Beaton y Huici, de los cambios en el diseĂąo por Ernesto MuĂąoz

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The Glass of Fashion, Cecil Beaton, 1954, Rizzoli International Publications.


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os cambios en los últimos cien años, en todo orden de cosas, han sido de tal magnitud, que bien pocos se los habrían podido imaginar cuando todo se inició. La Revolución Industrial traería aparejada los cambios en la forma de vivir, cambios en la concepción de la arquitectura y las urbes. La aceptación de la abstracción en el arte. La llegada de la tecnología a la vida cotidiana, a los medios de transporte y con ello, el acercamiento de las distancias. Los muros altos y sombríos tapizados de papeles murales de intrincado diseño y predominio del color café, la luz considerada inoportuna y sellada con vidrios catedrales de colores ámbar, verdosos o azules. Los techos con frescos pegados impresos en telas. Los vitrales en las ventanas atajando a la luz. Los cortinajes de géneros gruesos y colores sombríos apoyando la oscuridad. Los muebles de contextura pesada, grandes, invasivos para achicar los espacios. Las alfombras pesadas de diseños orientales con colores lóbregos, sobre pisos de maderas pulidas y brillantes, queriendo demostrar aseo. Los 78

cuadros de familiares colgados dignamente en las paredes a media altura, recargados de marcos dorados y las lámparas de lágrimas con luces tenues. La luz que agoniza. Pero este concepto de decoración habría de fenecer, con la imposición de un estilo presente hasta nuestros días, que envió al olvido a toda esa fatuidad y trajo consigo una simplificación en nuestra cultura, en la concepción del estilo de vida. Los muros se pintaron de blanco para atraer la luz, los vidrios se hicieron transparentes, las lámparas de diseños simples y muy luminosas, los pisos fáciles de limpiar, los muebles buscando la utilidad en su uso. Todos estos cambios fueron propuestos y aceptados por una mujer chilena: Eugenia Huici, quien tuvo el privilegio de vivir en París desde los inicios de la gran transformación en el mundo del arte y pudo compartir con los protagonistas de propuestas que se materializaron en obras revolucionarias, en un mundo que caía frente a las presiones sociales y culturales.


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The Glass of Fashion, Cecil Beaton, 1954, Rizzoli International Publications.


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Eugenia Huici de Errazuriz, (1860 -1951) fue una mujer querida, respetada y admirada por un mundo intelectual que posteriormente fue reconocido y valorado en la historia del arte contemporáneo. Se le menciona como la mayor influyente en la decoración interior, que es de uso habitual en nuestra cultura occidental. Confortable, de diseños simples, de colores vivaces y en síntesis que pueden personificar a los habitantes de la propiedad. Fue modelo de casi todos los pintores de su estancia en París. Sus retratos forman parte de las colecciones de arte privadas. Un caso singular fue su encuentro con Sir Cecil Walter Hardy Beaton (1904-1980), el fotógrafo retratista oficial de la familia real británica, modisto y diseñador de interiores. En lo más sobresaliente de extenso currículo del fotógrafo, figura haber sido ganador de dos premios Óscar por sus diseños de vestuarios en exitosas películas de los años 50 del siglo pasado. 80

Beaton publicó en 1954 el libro El Espejo de la Moda (The Glass of Fashion), de un inusitado éxito editorial, que ha sido reeditado numerosas veces y constituye un referente para las diversas actividades relacionadas con la moda, desde la fotografía artística al diseño. En este libro, Beaton dedicó quince páginas a Eugenia Huice, donde comenta los cánones de decoración de quien con la perseverancia y estilo innovó en el concepto de decoración de la vivienda de millones de personas en el mundo: “Su efecto en el gusto de los últimos cincuenta años ha sido tan enorme que toda la estética de la decoración interior moderna y muchos de los conceptos de simplicidad, admitidos mayoritariamente hoy, pueden ser desplegados en su extraordinario umbral. En las paredes blancas, Picassos abstractos, sin marcos; en las ventanas, cortinas de lino a rayas azules y blancas, fresquitas, con cara de recién lavadas, y el diván y las sillas tapizadas con género de algodón color índigo”.


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The Glass of Fashion, Cecil Beaton, 1954, Rizzoli International Publications.


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Tendencias

Dar vuelta la página por Ricardo Rojas Behm

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iempre la literatura ha direccionado mis pasos, y cual sonámbulo me he dejado guiar por ese sendero de letras en el que a hurtadillas la imaginación deja pistas para descubrir nuevos horizontes. Expedición necesaria para reflotar en este encierro, la compañía de un libro-amigo y releer por enésima vez los versos de un Parra imaginario: “Y en las noches de luna imaginaria/ sueña con la mujer imaginaria/ que le brindó su amor imaginario/vuelve a sentir ese mismo dolor/ ese mismo placer imaginario/ y vuelve a palpitar/ el corazón del hombre imaginario”. Pero nada es lo que parece y vuelvo a reacomodarme la mascarilla. Versión remozada de Ecce Homo de Borja, que a esta altura podrá sonar disparatada, pero esta anomalía temporal propiciada por este confinamiento sanitario, me ha hecho rebobinar mucho sobre lo me maravilló en su momento, como el austriaco Friedensreich Hundertwasser (1928–2000) quien supo apropiarse del espacio arquitectónico con sus formas orgánicas ondulantes, en cuyos espirales renace el paisajismo, de la mano de un artista que jugueteó con el asombro y dejó que su perenne caja de crayones se encaramara cual madreselva en cada uno de sus lienzos y “biomórficas” construcciones, permitiendo a sus habitantes ser huéspedes de la naturaleza. 82

En esa pugna permanente que le confiere al creador la licencia para hacer de su obra un viaje a lo impensado, también está Claudia Collao (1964) artista visual chilena, quien como el rizoma tampoco se subordina a una sola forma, sino se diversifica en llamativos modos de aproximarse a la visceralidad, recurriendo a una pulsión gestual con la que deliberadamente propone un espacio tensional, en el cual resuena el expresionismo abstracto, creando un requiebre tan sutil como tormentoso, del que es imposible sustraernos. Un impacto que también provoca Daniel Richter (Alemania, 1962) al congeniar su influencia del punk con el eco de James Ensor, Edvard Munch y Albert Oehlen, y articular un lenguaje inquietante, con angustiosos personajes tipo zombies, que deambulan al borde de lo soportable, conformando una vigorosa disarmonía que al parpadear desde flúor me arranca violentamente de este kilómetro cero en el cual me encuentro. Un momento inminentemente especial, que me catapulta al trabajo de Nike Savvas (Australia, 1964) y esos complejos algoritmos matemáticos, con los que configura una atmósfera de ingravidez metafísica, donde el espectador se sumerge en medio de ese firmamento de esferas horizontalmente dispuestas. Un entramado multicolor que desde ya dialoga con la


Claudia Collao, El รกrbol de la vida, 2017, รณleo sobre tela, 120 x 110 cm.

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obra inmersiva de Sarah Sze (USA-1969), quien crea una experiencia envolvente a partir de combinar objetos irrelevantes, como mondadientes, tapas de frascos o tubos de papel higiénico y junto a ellos difuminar los límites perceptivos de quienes ven a estos pedestres elementos, descorriendo los márgenes visibles entre pintura, escultura, instalación, tomando una imagen remanente (Afterimage) que de por sí potencia ese coloquio entre arte y tecnología. Aun cuando la prensa siga hablando de estadísticas, de un virulento rebrote y de potenciales vacunas. Opto por pensar en Isidro Ferrer (Madrid, 1963), un ilustrador que sabe encontrar la magia de las cosas, o como decía Juan de Mairena: “Por un lado entra el mundo, por otro sale la poesía”. Liberando a los objetos del trabajo rutinario de sentirse tontos útiles, que sólo sirven para eso; y trasladarlos a ese lugar de ensueño, donde por obra y gracia de esa otra mirada, se convierten en seres juguetones. Lo que queda plasmado en el Libro de las preguntas de Pablo Neruda y Los sueños de Helena de Eduardo Galeano, que desde ya, cambian nuestra perspectiva de las cosa. Oportuna pausa, para escuchar el tema Girl you ‘ll be a woman soon de la película Pulp Fiction, y hacer mías las palabras de Albert Camus: “En medio del invierno descubrí que había dentro mío un verano invencible”. Con lo que asumo incluso mi inconfesable adicción al sol, pero no por una búsqueda imperiosa de vita84

mina D, sino porque esta insufrible pandemia ha rebasado mi cuota invernal. Derruida sensación que por alguna indescifrable razón asocio a la poética de lo yermo de Anselm Kiefer (Alemania-1945), y su simbolismo inusualmente ruinoso, donde cada palmo de tierra, raíz o escombro, hacen referencia a lo marchito, evocando una serie de distópicos momentos que lejos del desapego, traspasan este corredor de imágenes donde la historia de Alemania y la suya propia, se juntan en un íntimo desgarro. Aun así, el claroscuro de esta tarde se bate en retirada y por fin puedo dar vuelta la página al pensar en Ataraxia (2018) del artista argentino Eugenio Cuttica (Buenos Aires, 1957) y esas ciento cinco esculturas de fibra de vidrio colocadas sobre sillas blancas que escalan una pared inclinada de diez metros para evidenciar el esfuerzo que hacen los individuos para alcanzar el equilibrio y la huidiza felicidad. Pero, a la vez pienso en el coreógrafo Willi Dorner, (Austria, 1959) quien, por más de 10 años con su compañía, se ha entreverado en el entramado urbano, arrancado de su ensimismamiento a los transeúntes con una intervención viva, que fusiona danza y escultura. Un ejercicio disruptivo (plástico-cromático) que invita a redescubrir la arquitectura del paisaje cotidiano mediante un inesperado lance, donde el protagonista es un cuerpo que -ocupando otro escenario- desajusta e interpela al ciudadano de nuestro tiempo, abducido por esta frenética urbe.


Atomic: full of love full of wonder, 2005, poliestireno, alambre de nylon, pintura y ventiladores eléctricos, medidas variables. Art Gallery of New South Walles Contemporary Collection Benefactors' 2006. Imagen cortesía de Art Gallery of NSW para revista en archivo de Arte Al 85 Límite, ed. n° 66. Foto: Jenni Carter.


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Reportaje

¿Quién puede estudiar arte en pandemia? por Camilo Cáceres

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l 15 de marzo la mayoría de las universidades hacía efectiva la suspensión de sus clases presenciales debido a la pandemia del covid-19. Entre otras cosas, era urgente responder ¿cómo se puede enseñar teatro sin el contacto humano? ¿Es fiel el sonido digital para evaluar una prueba de audición? ¿Y si no hay internet en la casa del estudiante? 8 meses después ya no hay tantas dudas y el cambio, la digitalización del aprendizaje, empieza a tomar forma en el mundo de las artes. Ahora la tensión está en la duda de lo que sucederá el 2021, si seguirá esta normalidad digital, si será completa presencialidad o se intentarán sistemas mixtos. ¿Qué dicen los decanos de las facultades de artes de la Universidad de Chile y de la Pontificia Universidad Católica? En este reportaje de Arte Al Límite responden docentes y estudiantes. Cuando lo digital es el problema

“Alcancé a estudiar una semana y pasó el tema de la pandemia” dice Benjamín Espinoza, que cursaba el primer año de la carrera de actuación en Duoc cuando la situación sanitaria del país hizo insostenible la presencialidad en la educación. Para él era su segundo intento de cursar una carrera universitaria, y pronto se decepcionó de la manera en que se impartían los conocimientos en las clases on line. A eso se sumaron serios problemas con la conexión a internet. Estos factores hicieron que Benjamín decidiera congelar sus estudios de actuación, para él “no se puede estudiar una carrera tan práctica desde la casa”. Dice que las clases a distancia pueden resultar bien en disciplinas con más teoría, “quizás a alguno se le facilita, pero a mí no”. La dificultad está en las características 90

propias de la disciplina, “el teatro no se puede por temas de internet o temas de espacio” sentencia Benjamín, agregando que “en mi experiencia siento que no aprendí nada. Me di esta segunda oportunidad de estudiar precisamente para aprender”. “Alcancé a tener dos clases y no sé qué embrollo ocurrió en el sector de mi comuna –Quinta Normal–, solo sé que unos tipos cortaron la fibra óptica y la compañía se demoró 2 meses en responder” dice Benjamín sobre el problema que lo tuvo sin conexión de internet ilimitada, con un plan 4g en el celular que no permitía seguir las clases virtuales de manera viable. La rotura de la fibra óptica rompió más que un sistema de datos. Incluso continuar estudiando actuación durante 2021 es cuestionado ahora por Espinoza, “estoy en un veremos muy grande, probablemente las clases sean virtuales, probablemente sea más de lo mismo”. Entre los proyectos que entusiasman a Benjamín se encuentra el podcast que publica con un amigo, donde hacen música y comentan actualidad, otra forma de desarrollar sus intereses artísticos. Y como Benjamín Espinoza fueron cientos los estudiantes que congelaron sus estudios superiores en alguna disciplina artística, tal como comentan los decanos de las dos universidades más prestigiosas del país. Consultado sobre si hubo un aumento de los alumnos/as que congelaron sus materias, el profesor Alexei Vergara, decano de la Facultad de Artes de la Pontificia Universidad Católica de Santiago de Chile (PUC) comenta: “Sí, aumentó mucho. No es tan habitual que congelen tantos pero este año aumentó mucho. En la Escuela de Arte congelaron, en Música no, en Teatro también varios. La universidad abrió la puerta para los


que quisieran, dio más plazo de lo habitual”. Las circunstancias exigían estas medidas para facilitar la suspensión de los estudios y evitar así la deserción de los estudiantes. Para Fernando Carrasco, decano de la Facultad de Artes de la Universidad de Chile (UChile), también hubo un aumento de casos: “el contexto nacional e internacional ha implicado un aumento en el número de estudiantes que han congelado sus estudios en un porcentaje considerable”. Para él, entre otros factores, este aumento se debe a las complejidades socioeconómicas propias de la pandemia y a la incertidumbre sobre el contexto general. “Nuestra comunidad –señala– se ha visto afectada, no sólo con contagios, sino también con pérdidas humanas, por lo que hemos valorado por sobre todo la salud de las personas”. En ese sentido Carrasco dice que una de las principales medidas fue adaptarse “de manera súbita” a la vida remota, un esfuerzo para la comunidad estudiantil y las/os trabajadores de la facultad. El decano Alexei Vergara dice que las dificultades al principio fueron “los problemas de conectividad, no todos tenían una conectividad tan cómoda como muchos quisieran, hay gente que comparte los computadores con los hermanos, que no tiene internet ilimitado, o no tienen la velocidad idónea”. A esto se suman dificultades técnicas como no tener una pantalla. Otro coste es el desgaste que produce la digitalización “nosotros, los trabajadores, tuvimos que acostumbrarnos a trabajar a través de una pantalla y estar todo el día en eso es bien cansador”. También abordando las dificultades de la enseñanza de arte de forma remota, el decano Carrasco destaca los esfuerzos de los docentes por “adaptarse rápidamente a un modelo nunca antes implementado”. Sin embargo, también señala que “hay dinámicas propias del arte que son

difícilmente sustituibles en la distancia, como el trabajo en los talleres de las artes visuales, o el contacto comunitario en disciplinas como la danza o el teatro y el acceso a instrumentos en el caso de la música”. Lxs estudiantes han manifestado sus preocupaciones por “el impacto de no contar con estos elementos y dinámicas, como los instrumentos musicales, talleres o encuentros físicos, lo que ha dificultado los procesos de enseñanza-aprendizaje en algunas disciplinas o asignaturas”. En la facultad del decano Vergara hubo una diferencia en la facilidad con que se adaptaron las carreras a la virtualidad. “El instituto de música pudo continuar haciendo clases de manera remota –dice Vergara–, trabajando en grupos con sus estudiantes”. Acerca de las herramientas que han descubierto sobre la marcha señala que les sirve más Whatsapp ya que tiene mejor fidelidad de sonido, gracias a esto en Música “lograron avanzar con casi todos sus cursos, excepto con los cursos que son colectivos”. Mientras tanto, las carreras de Arte y Teatro de la PUC “tuvieron que dejar cursos pendientes, se avanzó con la parte teórica solamente en los medios digitales y en la parte práctica quedaron algunos pendientes, que se están recuperando en estos momentos”. Para Florencia Sánchez, estudiante de Teoría de la Música en la PUC, el par de semanas que los estudiantes estuvieron en paro durante el primer semestre se explican porque “habían muchos alumnos que no tenían teclado en su casa y para el curso de armonía tenemos que tocar”. Esto era de suma urgencia considerando que “había profesores que estaban haciendo a los alumnos dar las pruebas con aplicaciones de teclado de teléfonos, obviamente eso es pésimo”. Tras 91


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el paro la facultad facilitó equipos a buena parte de los estudiantes, “pero igual hubo alumnos que son de regiones que se fueron y no tuvieron teclado”. Sobre el destino de estos estudiantes, Sánchez agrega que “al final congelaron porque les estaban poniendo puros unos”. También comenta la actitud del cuerpo docente durante los meses de cuarentena: “Hay profesores que han sido muy flexibles, cuando conversamos entienden si no podemos grabar una prueba en ese minuto porque alguien está haciendo mucho ruido en la casa o algo así, pero hay otros profes que les da lo mismo no más y si uno tiene mal internet o algún problema: mala nota o te perdiste la clase”. Finalmente, desde el ámbito de la formación en arte que no es “formal” en el sentido académico, pero sí tiene rigurosidad en la entrega de contenidos, comparte su experiencia sobre las dificultades de la enseñanza de arte Loreto Bravo, directora ejecutiva de Balmaceda Arte Joven (BAJ), institución que imparte talleres gratuitos en al menos 5 ciudades del país. Según manifiesta la brecha digital ha sido un problema para algunos de sus alumnos. “Uno cree que las clases digitales democratizan –dice Bravo–, porque amplían la cobertura, pero en un país como el nuestro, con tanta segregación social, siempre hay un segmento que queda fuera, radicalmente fuera. Está de alguna manera expulsado de toda posibilidad de vínculo, de encuentro, de formación”. En el caso de los talleres que se imparten en BAJ la duración de estos no permite congelar los estudios y en su lugar se han producido abandonos de algunos alumnos, a algunos de los cuales les “genera tanta angustia su dificultad de conexión que al final, como nos pasa a todos, se aburren”. Sin embargo, también destaca el compromiso de algunos que buscan formas de permanecer: “Tenemos 92

estudiantes que han podido hacer la experiencia un poco a medias con los teléfonos, tenemos artistas talleristas con los que hemos tenido que proveer las condiciones para que puedan trabajar a distancia, hemos hecho formación para artistas docentes, porque no todos están familiarizados con estos medios”. Más allá de la sede Aunque continuar los estudios ha sido un esfuerzo, alumnos y profesores han encontrado oportunidades de aprendizaje en la enseñanza remota de las artes, que incluso han cambiado la forma en que proyectan el año 2021, con o sin pandemia. Entre la gente que ha visto esta digitalización como una oportunidad de crecimiento, Loreto Bravo señala que en BAJ “Ampliamos la cobertura. Nos pudimos vincular con jóvenes que conocían Balmaceda pero nunca tuvieron la experiencia porque, por ejemplo, no tenemos sede en Temuco, en Arica, en Copiapó, y participaron jóvenes de esos lugares”. Las clases virtuales también permitieron ampliar el círculo social de los estudiantes “fue parte de la riqueza de los talleres reunir a jóvenes que siempre habían estado en su propia región, donde tenían sedes y que hoy se juntaban con jóvenes de otra región”. Por lo mismo, el próximo año plantean una línea mixta que permita a BAJ llegar a más talentos jóvenes: “Nosotros vamos a seguir explorando, queremos trabajar, queremos hacerlo bien”. Parte de la evaluación positiva del éxito de BAJ durante esta pandemia se debe a que ante la falta de recursos para abrir nuevas sedes, a fines de 2019 Bravo propuso al directorio de la corporación que implementaran el programa “BAJ digital” pues, según dice, “encontraba


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que nos estábamos quedando un poco atrás”. Aprobada la iniciativa, tocaba realizar pruebas este año “para nosotros el 2020 era un año de pilotear, de probar 2 o 3 pilotos el primer semestre para aprender con calma. Pero vino la pandemia y no tuvimos calma, tuvimos que volvernos locos, equiparnos mejor, aprender sobre la marcha”. Entre tanto, el decano Alexei Vergara manifiesta que por el momento hay que esperar para saber “si los métodos que sí han funcionado han sido precisos o no y eso lo va a decir el tiempo”. En lo inmediato, la Facultad de Artes PUC se prepara para que el estudiantado pueda recuperar clases: “recuperaciones que vamos a hacer ahora a fin de año. Música está volviendo con sus cursos; Arte vuelve muy pronto; y teatro vuelve entre diciembre y enero”, serán unas semanas de clases presencial intensiva donde esperan recuperar lo presencial. Tras este periodo comienza el año escolar 2021, ante lo cual el decano manifiesta que se están haciendo dos cosas: “se está programando el primer semestre por lo menos pensando en que continúa la pandemia, pero se está buscando alternativas que impliquen la presencialidad aunque de una manera muy resguardada, o sea trabajar con grupos muy pequeños en burbujas, eso es lo que se está buscando hacer”. Por otra parte, en otras materias “no se están programando clases prácticas para el primer semestre. Las disciplinas son muy distintas y pueden hacer distintos acomodos”. El decano Fernando Carrasco también ve oportunidades de crecimiento en la pandemia, para él “esta nueva dinámica ha significado un desafío, pero también un llamado de atención que nos obliga a re-pensar nuestro quehacer en una época de hiperconectivi94

dad y de medios digitales”. Por lo mismo manifiesta su agradecimiento hacia “el compromiso de estudiantes y profesores/as que han buscado nuevas maneras de encuentro y relación”. Teniendo en cuenta los rebrotes que han ocurrido en otros países, el decano es cauteloso al plantear las expectativas para el año 2021. “La prioridad será el cuidado de nuestra comunidad, aunque haremos los esfuerzos para buscar algunos espacios de encuentro presencial”. No obstante, para el docente “hay asignaturas o espacios de aprendizaje que deben mantenerse en la modalidad remota, a fin de descongestionar nuestras dependencias y cuidar la salud de todos y todas”. En la práctica, no todo depende de conectarse a una clase, hay factores externos que debe tener en cuenta un estudiante de alguna disciplina artística, Benjamín Espinoza mencionaba el espacio que requiere la praxis del teatro, del cual no todos los alumnos disponen en sus hogares; y Florencia Sánchez explica que como estudiante de música también ha tenido problemas con sus vecinos por los ruidos. “Lo más problemático son los vecinos, les molesta el piano y alegan harto”. Además, lo cotidiano de un hogar: “El ambiente, en mi casa está mi papá trabajando –dice Sánchez–, mis hermanas estudiando, si yo me pongo a solfear, que son los ejercicios que hacemos en la universidad, al resto le molesta o a mí me molesta si el resto hace ruido”. Por lo mismo, agrega que no le gustan las clases online: “siento que uno no aprende, o sea, no es que uno no aprenda, uno estudiando en su casa obvio que aprende, pero no se da esa instancia de cantar con los compañeros, de compartir y es muy distinto escuchar a una persona que uno tiene al lado, a escucharla por un video que estuvo grabando en su casa, nunca va a ser lo mismo”. La estudiante valora los esfuerzos y


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avances que ha tenido la educación telemática en su facultad, pero sostiene que “aunque haya cambiado en relación a marzo y ahora ya podemos hacer las clases y tener pruebas; nunca va a ser lo mismo”. Sobre la manera en que la distancia física puede afectar el aprendizaje de las disciplinas artísticas, Loreto Bravo sostiene que “las artes, en general, son tan poderosas como ámbito de aprendizaje, participación y crítica que pueden expresarse en las condiciones más adversas”. Esto explica porque “nunca dejó de haber arte porque había guerra, puede que deje de existir circulación o venta, pero la expresión artística es una pulsión que no se detiene, que no cede”. Por lo mismo a ella le resulta “muy conmovedor” ver cómo la gente de danza “danza sola en su casa” y “dialogan con otra gente que danza” gracias a los talleres. Pero no todo son talleres en BAJ, también cuentan con las compañías escuelas, compañía de artes integradas, de artes escénicas y de danza, las cuales no querían defraudar a los jóvenes estudiantes. Por lo mismo lxs jóvenes “tuvieron que trabajar además con el cuerpo a distancia” lo que requirió “el talento de los profesores de poder vincularlos a los espacios privados”. Bravo destaca una de las propuestas más interesantes que surgió en estas escuelas, donde un estudiante dice: “finalmente lo único que tengo de espacio privado es un clóset, entonces genera una mini performance en la relación con el clóset y que tiene que ver, más allá de los que resulte, con poner en discusión el tema de la intimidad, de la privacidad, trabajando con el cuerpo”. 96


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Reseña

Sublevarse por necesidad biológica por Camila Ormeño Ferreira “Luisa, no hay nada más hermoso y sabio que esas mujeres que conocen el momento preciso para retirarse del escenario de modas y paseos con pretensiones matrimoniales y emplean sus energías en ayudar a los suyos”

¿Q

ué tan libres eran las mujeres del Chile centenario?, es una de las preguntas que pueden surgir cuando nos enfrentamos a la novela “Luisa 1912”, de Daniela Viviani (Santiago, 1983), publicada en 2019 por la Editorial Planeta.

En una época donde los deberes primordiales de las mujeres eran casarse y tener hijos, Luisa Clementina, de 23 años, ya estába atrasada con todo lo correspondiente a su género y tampoco responde a las expectativas de su acomodada familia: su tez morena, dientes chuecos, nariz aguileña y mirada cansada son motivos suficientes para avergonzarse y ser avergonzada. Además, las nulas proposiciones de matrimonio hacia su persona, hacen de ella una mujer pronta a la vida en un convento. La presión sobre su espalda era mucho más fuerte que la de un corsé y los protocolos mucho más importantes que su misma existencia. ¿Cómo podría escapar de todas estas recriminaciones? Daniela Viviani nos traslada con una descriptiva y meticulosa pluma a otro contexto histórico: el Chile centenario, donde los hombres, en sus calidades de padre, hermano, esposo e hijo, deciden por todas las mujeres de la sociedad y les asignan siempre un lugar detrás de ellos. Aquello que podemos definir actualmente como machismo, no era un tema que pudiera discutirse públicamente, pues las mujeres no tenían derecho a voz ni voto. “Desnuda frente al espejo, desnuda frente al mundo. ¿Quién era Luisa si no llegaba a convertirse en esposa y madre? ¿O en monja de convento?” 98

Es en este ambiente, donde la protagonista comienza a despertar y avanzar por un camino del que nunca más regresará: el amor propio. Las reglas de su padre, de la iglesia y de las revistas femeninas, que le indican que tener autoestima destruye la felicidad y tranquilidad del hogar, no le hacen sentido y decide encontrar las respuestas a sus preguntas por cuenta propia. Por esto se disfraza como hombre, para inmiscuirse en los sectores más ignorados por la sociedad, descubriendo con sus propios ojos el mundo que la rodea. Un mundo que también juzga las muestras de cariño entre hombres y que obliga a casarse con Dios a las mujeres de naturaleza distinta, como es el caso de Clara, la hermana mayor de Luisa a quien su padre encerró en un convento tras enterarse de que era lesbiana. Es así como Luisa genera redes de apoyo, ayudada por Víctor Viviani, un joven comerciante que la motiva a cuestionarlo todo y la arenga a no dejarse avasallar por una sociedad santiaguina recalcitrantemente clasista, racista y homofóbica. Pero la decisión de sublevarse solo dependerá de Luisa, quien se cruza durante su travesía con mujeres notables de la historia de Chile, como Eloísa Díaz y Teresa Wilms Montt, cuyas chocantes realidades son aprovechadas inteligentemente por Daniela Viviani para exponer lo que desconocemos de nuestras pioneras. Que la médico cirujana Eloísa Díaz no pudiera operar después de 25 años de carrera solo por ser mujer es una muestra de las adversidades de la época con las que la protagonista debe luchar. La historia de Luisa Clementina es seguramente la de nuestras antepasadas, quienes, presas por una vida reprimida y planeada por la sociedad desde el vientre, se rebelan por necesidad biológica y para liberarse no solo de los hombres sino también de sus congéneres. La autora, además de trasladarnos al Santiago de la Belle Epoque y relatar las peripecias de una mujer feminista en el Chile centenario, también nos invita a reflexionar: ¿Qué tan distinta es la sociedad del 1912 con la actual? ¿Cuántas Luisas Clementinas hay en las casas, fábricas y oficinas de Chile?


Luisa 1912; Daniela Viviani, 2019, Editorial Planeta. CortesĂ­a Matucana 100.

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En Vitrina

10 Mejores pelĂ­culas latinoamericanas por MarifĂŠ Medrano Flor


Lina de Lima Foto de Michelle Bossy Nicolai.

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ese a que el 2020 transcurrió como un año en pausa, ya está por finalizar y aunque muchas de las actividades que han formado parte de nuestra rutina desde hace años se han visto transformadas, el 2020 no ha impedido que el cine siga ofreciéndonos grandes producciones. Si bien es cierto que, no hemos podido ir con la misma frecuencia a las salas y ver los estrenos del año, muchas plataformas han acercado al cine a nuestros hogares. A pesar de que muchas producciones se han quedado paralizadas por la crisis sanitaria, hay algunas que hemos podido disfrutar desde casa y queremos compartir con ustedes estos filmes latinoamericanos. Cantos de represión (Chile, 2020) Dirigida por Estephan Wagner y Marianne Hougen-Moraga, el documental muestra -por medio de testimonios- lo que se vivió en ex Colonia Dignidad en la provincia de Linares, Chile, desde inicios de los 60 a inicios de los 2000. El film fue ganador de la competencia de largometraje chileno del Festival Internacional de Chile de Valdivia (2020) y del Festival de Documentales de Copenhague. La ex Colonia Dignidad, fue una comunidad alemana que se insertó en Chile a inicios de los 60. Paul Schäffer, quien emigró de Alemania tras ser acusado de abuso sexual a menores, fue su fundador junto a Hermann Schimdt. A lo largo de los años la información que llegaba al exterior era muy fragmentada, sin embargo, se sabía de los múltiples abusos que se cometían dentro y del sistema autoritario que solapó y apoyó durante los años de dictadura como un centro de detención y tortura para presos políticos. El documental dista de presentar a los personajes, los hechos que vivieron y acciones que realizaron bajo la dicotomía del bien y el mal; haciendo que la cámara sirva como una escucha, un registro respetuoso e íntimo sobre la memoria de algunos de los habitantes de la actual Villa Baviera.

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La fotografía del filme resulta idílica, creando un equilibrio entre los testimonios y la imagen que la acompaña; cabe destacar que cada uno de los entrevistados eligió la locación donde iba a dar su testimonio. Es un documental que toca fibras sensibles dentro de la historia de Chile con narraciones que van desde experiencias personales dentro de la colonia hasta ser testigos de aquellos gritos de cuando la villa fue un lugar de tortura. El filme llegará a las salas comerciales en los primeros meses del año entrante. ¿Qué le pasó a las abejas? (México, 2019) La selección del festival AMBULANTE de este año incluyó el documental ¿Qué le pasó a las abejas?, fue transmitido de manera gratuita el 20 de mayo, día mundial de las abejas como motivo de conmemoración y de reflexión ante la situación actual. Dirigido por Adriana Otero y Robin Canul, la producción trata la lucha de las comunidades mayas contra las grandes empresas agrícolas que al utilizar pesticidas químicos en sus cultivos transgénicos están acabando con la principal actividad económica del pueblo maya: la apicultura, haciendo que de un día para otro las abejas desaparecieran. El proyecto comenzó en el 2015, acercándose a los representantes y defensores mayas Gustavo Huchín y Leydy Pech para retratar el proceso de lucha de la comunidad ante el corporativo trasnacional Monsanto; así como, el estilo de vida sostenible y su trabajo como apicultores afectados drásticamente por la trasnacional. La lucha comenzó en el 2012 cuando el gobierno mexicano aprobó un permiso a Monsanto para la siembra y cultivo de soya transgénica en la península yucateca, esta autorización no solo permitió el uso de plaguicidas que han acabado con las abejas y otros polinizadores; sino que también dio pie a la deforestación masiva del territorio y la contaminación del agua y el suelo. El documental retrata como la agroindustria va devorando a la naturaleza y la impunidad otorgada por


¿Qué le pasó a las abejas? Cortesía de Adriana Otero.

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un gobierno que responde a todos los intereses menos los de su pueblo. Esta producción fue seleccionada para el Festival de Cine Documental de la Ciudad de México (DOCSMX), el festival de Cine y Video Indígena Kayché-Tejidos Visuales en Yucatán, AMBULANTE, Celebrate Mexico Now Festival, Suncine-Festival Internacional de Cine del Medio Ambiente y próximamente estará presente en el Festival Internacional de Cine en Guadalajara. Tengo miedo torero (Chile, 2020) Bajo la dirección de Rodrigo Sepúlveda, Tengo miedo torero es la primera adaptación de la única novela del escritor chileno Pedro Lemebel (1952-2015). El guión estuvo a cargo de Juan Tovar y Rodrigo Sepúlveda, pese a que el filme tiene sus detractores porque en varios elementos dista de la novela, la historia que nos presentan enfatiza desde lo político y lo sexual la represión que se vivía durante la dictadura, tanto por los agentes políticos como por la sociedad. Una película disidente que nos hace pensar en el manifiesto de La Pocha Nostra sobre la ternura radical; ya que desde el punto de vista narrativo el filme abraza la fragilidad y visibiliza lo invisible -como expresa el manifiesto-. La historia toma lugar durante la dictadura de Pinochet y se centra en la relación entre “La Loca del frente” y Carlos, la primera es una mujer trans y el segundo es un joven guerrillero de izquierda, ambos entablan una amistad que se caracteriza por la variedad de matices dentro de ella. “La Loca” es también en la pantalla un personaje que enamora, encarnada por Alfredo Castro, ella canta y baila-dándonos escenas icónicas a nivel fotográfico- al ritmo de Paquita la del Barrio, Paloma San Basilio, entre otras. La estética que la acompaña respeta la representación de la homosexualidad que exponía Lemebel en los textos como una “forma canónica de la marginalidad”, como señala el escritor Luisgé Martín, que responde al contexto sociopolítico en el que está ambientada la novela y película. 104

Su estreno aún no ha tenido lugar físico, pero miles de espectadores han logrado ver la producción a través de plataformas en línea, acercando las películas locales a nuestras casas. Su estreno físico está en espera de las aperturas oficiales de las salas de cine y se espera que represente a Chile para los premios Oscar 2021 . Panquiaco (Panamá, 2020) Dentro de la historia, Panquiaco es recordado como el hijo del cacique de Comagre que le enseñó a Vasco Nuñez de Balboa la ruta a nuevas tierras que podían saciar su codicia por el oro. Retomando a este personaje del pasado histórico de Panamá, la directora Ana Elena Tejera realizó un largometraje que rinde tributo a todas las identidades originarias -poco visibilizadas dentro del relato histórico panameño- que conforman el país. El filme retrata la vida de Cebaldo, un indígena de la comarca Guna Yala que vive en Portugal desde hace treinta años y que trabaja en una pescadería. Ana Elena narra un retrato de añoranza y reflexión sobre la identidad individual y colectiva, un acercamiento multicultural al pasado y presente Guna que sigue latente en Panamá. Durante la ficción-documental de Panquiaco, Cebaldo realiza una serie de rituales con el fin de “purificarse” y volver a sentirse parte del pasado que dejó atrás, haciendo que la película sea un viaje onírico que nos traslada y hace partícipes de un ritual colectivo para entender que no existe un regreso al pasado. El largometraje sirve de tributo a la tradición oral Guna, combinando ficción y documental al visibilizar las tradiciones de este pueblo. Es el primer filme del país que ha participado en el Festival de Cine de Rotterdam y es finalista para la categoría de “Mejor película iberoamericana” de los Premios Goya. Lina de Lima (Chile, 2019) La documentalista chilena María Paz González estrenó su primer largometraje de ficción llamado Lina de Lima


Tengo Miedo Torero Cortesía de Forastero. Fotógrafo: Sebastián Utreras

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protagonizado por la actriz peruana Magaly Solier. El filme retrata la vida de Lina, una migrante peruana que se traslada a Chile para apoyar a su familia a la distancia mientras trabaja para una familia en Santiago. Al exponer su día a día, se vislumbra la soledad y alegrías que vive Lina; así como, las fantasías y deseos que la hacen explorar su identidad. María Paz retrata a un personaje complejo que busca encontrarse en esta nueva realidad que vive, mostrando a Lina tal cual es sin caer en paternalismos ni estereotipos, con una postura feminista. En la película se observa ese habitar del personaje en el mundo; así como, sus sueños que son expuestos como escenas musicales que destacan por su brillo, ritmo y fotografía, algunos de los recursos visuales llegan a acercarse a lo kitsch que tanto llama a la mirada. Estas escenas que se insertan en la historia nos presentan aquellos deseos de la protagonista y su mundo interior.

El documental hace hincapié en los recursos sonoros para acercarnos a la experiencia que vive el protagonista, la fotografía más allá de buscar ser observada realiza un juego para mostrar texturas y superficies para “sentir” la imagen que observamos. La película apela más allá del sentido de la vista para inundarnos y materializar fuera de la pantalla la experiencia de este grupo de Bello Horizonte. La producción ha sido parte de la selección oficial de múltiples festivales como DocsMx (2020), el Festival de Cine Documental de Ecuador (2020), Festival Internacional de Cine-documental de Ámsterdam, entre otros. Asimismo, tiene una participación pendiente en el Festival de Cine Independiente de Buenos Aires; ya que, se ha visto aplazado por la emergencia sanitaria. La felicidad en la que vivo (México, 2020)

Mirador (Uruguay, 2019)

Dirigido por el ganador del Premio Ariel, Carlos Morales realiza un documental para visibilizar la vida de los adultos mayores de la comunidad LGBTTTI+ en México. El personaje principal es Samantha Flores, una mujer trans y activista de 87 años que dirige Vida Alegre-Laetus Vitae, una casa de día para adultos mayores LGBTTTI+, un lugar seguro para la comunidad ya que muchos adultos mayores en el país se ven obligados a “regresar al clóset” para tener una vejez segura. Capturando esos breves e íntimos momentos que comparte Samantha al lente, nos muestra e inunda con su generosidad y carisma, amplificando desde la narrativa visual la vida de esta activista dedicada a la visibilización de los adultos mayores.

El cineasta uruguayo Anton Terni nos regala Mirador, un documental sobre Pablo y sus amigos, un hombre ciego de Bello Horizonte, ciudad costera a las afueras de Montevideo, él nos mostrará su universo sensorial y nos encaminará a un viaje poético que reflexiona sobre el estar en el mundo y nos enseña la belleza de las múltiples formas de habitar y sentirlo.

Carlos y Samantha articulan de manera conjunta la alegría y la soledad de la vida de la protagonista evocando emociones que traspasan la pantalla, cautivando y enamorándonos. Una metáfora visual que transcurre en 11 minutos donde se muestra la fortaleza y el universo de su personaje, retratando el tiempo, su devenir y la recuperación de la memoria.

Su debut fue el año pasado en el Festival de Cine de Toronto y ha sido ganadora de diversos premios como “Mejor película” en la categoría de “New Direction Competition” del Festival Internacional de Cine de Cleveland (2020) y “Mejor dirección de arte”, “Mejor elenco masculino” y “Mejor actriz” en el Festival de Cine Chileno de Quilpé (2020). Y, al igual que Tengo miedo torero, se encuentra en la carrera por la candidatura para los premios Oscar 2021 para representar a Chile.

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Mirador YaelUruguay. Martínez Cortesía de © HALO

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Tsonami WEB: www.tsonami.cl / www.radiotsonami.org Instagram: @tsonamiartesonoro / @ radiotsonami Facebook: https://www.facebook. com/tsonamifestival / https://www. facebook.com/RadioTsonami Twitter: @festivaltsonami Mail: artesonoro@tsonami.cl

Fogata Cultura Mail: proyectos@fogatacultura.cl Instagram: @fogatacultura Facebook: @fogatacultura Pronto "IVANOV Paisaje humano" de la compaùía Teatro La Provincia. Estreno en Teatro La Memoria. Comunicaciones a cargo de Fogata Cultura.

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Balmaceda Arte Joven Web: www.estacionmapocho.cl Instagram: @estacionmapocho Twitter: @estacionmapocho Facebook: facebook.com/ccestacionmapocho Mail: prensa@estacionmapocho.cl

Centro Cultural Estaciรณn Mapocho Web: www.estacionmapocho.cl Twitter: @estacionmapocho Facebook: facebook.com/ccestacionmapocho Instagram: @estacionmapocho Mail: prensa@estacionmapocho.cl

Teatro Ictus

Editorial Desbordes

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