Octava Planta

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GUERRA DESATADA Acusaciones mutuas, descalificaciones, malversación de fondos, transferencia ilícita de responsabilidades... parece que hablamos del nuevo programa de TeleCirco o del sumario de noticias de cualquier Telediario de hoy en día, ¿verdad? Pues no. Queridos compañeros residentes alfonsinos, esto ha estado pasando entre nuestras paredes, y más concretamente, entre nuestros seres supremos (alias ‘tutores’) durante la Semana Cultural que celebramos hace casi un mes. ¿Los motivos? Aún no los tenemos claros. Pero, al parecer, la organización del Día del Campo centró los encendidos debates que se dieron entre nuestros tutores. ¿Quién debía organizarlo? ¿Quién era el responsable si algo salía mal? El pánico cundió entre todos al saber que los agentes de la ley podrían aguar nuestras parrillas en el nuevo pueblo escogido para realizar el Día del Campo, aunque finalmente fueron los agentes atmosféricos los que fastidiaron un poco el evento. Está claro que mucho criticar a los políticos que tenemos en este país, pero se ve que cualquiera se pone nervioso ante la llegada de elecciones y la posibilidad de que el voto de los alfonsinos vire cual veleta ante acontecimientos muy puntuales. En definitiva, esperamos que en años venideros, reine la paz y no nos pongamos bravos como toros.

¿TUTOR HONORIS CAUSA? Como viene siendo habitual, los canales de información que llegan a nuestra redacción son inescrutables. Aunque concretamente el asunto que trataremos a continuación se ha convertido en vox populi las últimas semanas en la Residencia, y es el anuncio de que el curso que viene podríamos contar con un nuevo cargo entre los tutores. Un cargo que contaría con una definición similar a la que sigue: “Aquella persona que, habiendo sido tutor durante dos años previamente, se comprometa a ayudar en la medida de sus posibilidades a los futuros tutores en el desempeño de sus funciones para con sus respectivas comisiones y en cualquier otra situación que corresponda organizar en la Residencia, sin ningún tipo de remuneración económica o de cualquier otro tipo, más allá de la mención de honor que conlleva el término de Tutor Honorífico”. Llegados a este punto, convendría echar la vista atrás y hacer un poco de memoria histórica. Hace algunos años, cuando la prima de riesgo rondaba los 15 puntos, existía en el Alfonso VIII la figura del “Tutor Coordinador”, que básicamente desempeñaba las mismas funciones que el futuro “Tutor Honorífico” con la salvedad de que sí cobraba por sus labores. La experiencia dijo que ese cargo se hacía del todo innecesario, ya que no ostentaba la organización de ninguna comisión ni de ningún piso, por lo cual fue eliminada, creando la figura de los tres “Supertutores” que conocemos hoy en día. Por otro lado, dichas labores (de ayuda a los futuros tutores y consejo en la organización de actividades) ha sido ejercida durante mucho tiempo por los extutores que en su día llevaron comisiones y plantas. Todo ello sin ninguna mención especial y sin ninguna medalla ni diploma que acreditase esa gran labor que probablemente les hizo mejores personas. Por tanto, planteamos esta cuestión a la Dirección de la Residencia: ¿realmente merece la pena crear este cargo salido de la nada que, además, puede degenerar en un agravio comparativo hacia aquellos que sí ayudan a los tutores de manera continuada y, sobre todo, desinteresada? No caigamos en la demagogia de crear puestos de cara a la galería, que está muy visto en este país lo que nos gusta dar una buena imagen al exterior, cuando habría que centrarse en arreglar el interior.

LOS RECORTES EN EL ACTO DE LAS BECAS Érase una vez, en una Residencia muy lejana, había dinero para las actividades en el Alfonso VIII. Concretamente, en el Acto de Fin de Curso, las personalidades académicas llegaban puntuales, el Coro cantaba el Gaudeamus y los tutores llamaban a la gente por sus nombres y no por sus motes. Durante el Vino de Honor, contábamos con un delfín de hielo presidiendo el comedor durante el catering y un profesional del corte de jamón ibérico nos deleitaba con este sabroso manjar. Poco tiempo después, sufrimos el traslado a la cafetería de Juanjo, donde se sustituyó el vino por fanta caducada y el jamón serrano por jamón york. El último paso ha sido este año, cuando nos hemos visto relegados a la sala Miguel Delibes, con un catering escaso. ¿Qué será lo próximo? El año que viene cada uno con su comida y bebida (el tupper y el cartón de Conquistador).

SE SUBASTAN:

SE BUSCAN:

SE VENDE:

Puesto de Tutor Honorífico al mejor postor.

Nuevos redactores para Al-foso.

Bebida de ACUA.

El armario de Teatro.

LAS CONDENADAS SUDADERAS.

Octava l a n t a

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Reliquias de la Capea (“capotes” de pollos).

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