Octava Planta numero 32

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Por Javier Royuela del Val

Sol y sombra

Información: bien de consumo

Por Rubén García Sánchez

Censura

En los últimos años hemos asistido a un cambio en la forma en que se nos

Escucho en estos días de relajación y sosiego que en España no hay

presenta la actualidad a través de un medio en particular: los informati-

libertad. ¿Ahora o hace treinta años? Pero lo que más me extraña no es

vos en televisión. Y es que hasta no hace demasiado (aunque mi perspec-

esta afirmación sino que son personas a distintos niveles las que lo dicen.

tiva temporal no sea demasiado dilatada) estábamos acostumbrados a presentadores más o menos neutros que nos narraban las noticias más

Yo me pregunto: a ti ¿te censura alguien? Vale, concretaremos el tema: ¿te has visto alguna vez forzado a no expresar lo que considerabas

relevantes de la jornada. En los informativos actuales, el presen- sabiendo que podrías perfectamente hacerlo? Bueno aquella vez... aunPero no me acusen de ingeque si lo comparamos con otros tiempos... siendo sinceros, ¿sí o no?. nuo. No digo que en el pasado las cadenas de televisión no

tador toma partido en lo que narra, posicionándose a modo de comentarista.

más que un vano ejercicio. Lo que tratamos de analizar es la actualidad,

tuvieran intereses que se reflejaran en la perspectiva desde la que mostra-

lo que vivimos ahora: el pasado está para aprender de él y no repetir sus

ban la realidad. Siempre ha sido así, y siempre se ha tenido (o ha debido

errores además de intentar emular sus aciertos.

tenerse) en cuenta a la hora de recibir una información. Actualmente,

Aquí, en Valladolid, creo que todos podemos expresar nuestros ideales

sin embargo, y sobre todo en algunos medios recientes, el presentador

políticos (los que los tengan), profesar nuestras convicciones religiosas,

comenta y valora la noticia al mismo tiempo que nos la cuenta, emitiendo juicio sobre ella. Algo más propio de tertuliano en una mesa de debate que de presentador de informativos. Cuando quien vemos en la pantalla nos habla, no lo hace en su nombre, sino en el del medio al que representa y que, por supuesto, presume de imparcial y veraz.

estudiar la carrera que más nos gusta con relativas garantías, etc. ¡Entonces ya está respondida la pregunta! No, querido amigo, no. Éstas son condiciones necesarias pero no suficientes, ¿verdad amiga?. A veces se tiende a confundir la palabra adecuada con la palabra obligada, y es que la delgada línea que separa los conceptos que entrañan

No es el mismo el caso de la prensa escrita: quien publica un artículo lo

estos dos términos es muy fina. Libertad no es decir o hacer lo que a uno

firma con nombre y apellidos. Sabemos quién redacta lo que se nos dice,

le parezca en el momento que considere sin tener en cuenta el contexto que

quién emite su opinión a través de esas palabras y queda en nuestra mano

le rodea. Eso es libertinaje. Y obviamente tampoco existe cuando se hace

concederle o no nuestra confianza. Lo mismo para el locutor radiofónico:

lo que se debe sin atender a explicaciones ni razones. Para mí (espera que

la responsabilidad recae en el periodista, y es a través de su reputación

me ponga a salvo de la lluvia que arrecia) libertad significa autonomía,

profesional como ésta cobra credibilidad. La televisión se ha contagiado

es decir, aplicar tu propio criterio a tus acciones, sólo a las tuyas. En el

de éstos otros, buscando tal vez, el acercamiento al espectador y a sus

momento que no sean tuyas esa autonomía se desvirtúa y se convierte en

ideas, haciendo análisis sesgados y tomando posición frente a la noticia.

¿Te has visto alguna vez forzado a no censura. Por muchas razones

Si atendemos a sus contenidos, nuestros intereses parecen centrarse en los deportes, que ocupan cerca del 50% del programa, y las historias “para ese rincón amable del telediario”, donde se nos presentan reportajes

expresar lo que considerabas sabiendo que podrías perfectamente hacerlo?

que se den, los criterios son distintos para cada persona porque cada una es distinta, ha

atractivos o testimonios curiosos, pero de escaso valor informativo. Por no

asimilado su propia educación. Dicho lo cual podría parecer que es reco-

hablar de “publirreportajes”, en los que de forma encubierta, aunque evi-

mendable la autocensura y deplorable la censura, pero no. La definición

dente, se nos cuela un espacio publicitario disfrazado de evento cultural. Parece que los informativos dejan de ser un elemento de distinción capaz de dotar a una cadena de imagen fuerte y ganarse el respeto de los espectadores, para convertirse en un elemento más de la parrilla televisiva.

de libertad que he escrito no existe pues ese criterio personal no nace con nosotros sino que se incorpora y, con lo cual, queramos o no se aprende de otras personas. Te lo trasmiten el entorno, la experiencia, etc. ¡Vaya lío que nos has hecho! ¡Qué va, pero si ahora ya está tirado!

Nada de esto es nuevo. Siempre se ha informado de lo que nos preocupa.

Sencillo y claro. Se podría resumir en otra pregunta: ¿te sientes libre

Nos circunscribimos a nuestra vida más inmediata, tocándonos más de

ahora cuando puedes hasta discutir y adoptar la definición de libertad

cerca la victoria de nuestro equipo favorito que un conflicto armado al otro lado del mundo. Nuestras preocupaciones han cambiado y los focos de atención con ellas. ¿Por qué no iban a hacerlo los informativos?

Octava l a n t a

p

Se podría pensar en el pasado cercano y responder, pero no sería nada

que más te guste? Pues eso, que cada uno aplique la que más le convenga sin que perjudique al resto. Hasta la próxima amigos y amigas.

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