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María Abad
ANTIBES - CÔTE D’AZUR
Vista del castillo de Grimaldi, emblema de la ciudad de Antibes.
El verano pasado tuve la oportunidad de vivir durante tres semanas en Antibes (Francia) gracias a una beca del MEC para aprender francés. En un principio, lo que me llamó la atención del destino fue el sol y la playa, para qué negarlo, pero qué mejor forma de terminar el verano que disfrutar de la Costa Azul. Quién me iba a decir a mí que, al margen de todo esto (que también), tuve la oportunidad de descubrir una zona apasionante. Antibes es un municipio situado en la comarca francesa de Provenza-Alpes-Costa Azul que cuenta con una población de unos 75.000 habitantes, población que se multiplica en verano debido a su situación a orillas del Mediterráneo, su clima y su ambiente, que atrae a los turistas más exclusivos de todo el mundo, creándose un ambiente de lujo y diversión que rodea no sólo a Antibes, sino a toda la Costa Azul. Sin embargo, esta ciudad tiene mucho más: fue fundada por los griegos en el siglo V a.C. y se convirtió en un enclave muy importante durante la época helénica para pasar después a ser una ciudad romana. Es curioso ver el contraste entre toda esta historia y el presente: los muros que rodean la ciudad y que un día sirvieron de fortificación esconden en su puerto lujosísimos yates de ricachones que pasan sus días de descanso en esta ciudad. Dentro de ella cabe destacar el castillo Grimaldi, lo que hoy en día es el museo Picasso. El pintor pasó en Antibes una temporada importante de su vida, y fue en este castillo donde creó algunas de sus obras más trascendentales, por eso es una visita obligada. Además, acompañando a la exposición de Picasso, encontramos otras exposiciones itinerantes. En mi caso, tuve la oportunidad de disfrutar una de Jaume Plensa con motivo de la instalación de su monumento Nómada en el bastión de la ciudad. La verdad es que es una visita muy recomendada. En cuanto a las playas, no eran demasiado buenas: o había que pagar o estaban llenas de gente. Además, algunas tenían cantos, no eran de arena, aunque solo por ver el color del mar (de ahí deriva el nombre de la región: Costa Azul), merecía la pena pasar la tarde allí. En ge-
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neral, Antibes es una ciudad pequeñita y con encanto, donde el lujo y la tradición se dan la mano. Si tenéis la oportunidad no dudéis en pasar un día recorriendo sus calles. Sin embargo, mi larga estancia por estos parajes me dio la oportunidad de conocer otros lugares. Asimismo, las comunicaciones en Francia son muy buenas: hay un tren que cada pocos minutos recorre cada pueblo de la Costa Azul, así que es muy fácil viajar (apunte para los más pillos: no te piden los tickets al subir al tren, y el revisor casi nunca pasa, así que es fácil colarse sin pagar. Eso sí, la multa en caso de que te vean sin haber pagado asciende a 80 euros). Debido a las facilidades que nos brindaba este tren, tuvimos la oportunidad de recorrernos las ciudades más importantes cercanas a Antibes. Haré un breve resumen de cada una: Cannes es una de las mecas del cine europeo, es internacionalmente conocida por su festival al que asisten algunos de los personajes más importantes de la industria del cine, es impresionante su Palacio de ferias y congresos, en donde se sitúa la alfombra roja. A su alrededor, podemos hacernos fotos con numerosas siluetas de distintas películas o ver las huellas que han ido dejando los premiados del festival a lo largo de los años. Como ciudad no tiene mucho: playas increíbles, de nuevo mucho lujo, (como refleja el Boulevard de la Croisette) y sus hoteles de cinco estrellas: Martínez, Carlton y Majestic Barrière se convierten en símbolos de la ciudad. De obligada visita es la iglesia de Notre-Dame-de-l’Espérance, situada en un alto y desde la que tendremos la oportunidad de tener una vista increíble, no solo de esta ciudad, sino también de gran parte de la Costa Azul. Además, Cannes es una ciudad ideal para todos aquellos interesados en las compras: en un espacio de unas dos manzanas aglutinan prácticamente todas las tiendas de moda de cierta relevancia. Al igual que Antibes, es un lugar para visitar, pero tampoco esperéis mucho. Como lugar pintoresco os recop
Octava l a n t a