| EVENTOS > fiesta de disfraces
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Mario Alija
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El jueves 3 de marzo de 1966 2011 tuvo lugar en la sala Miguel Delibes la ya tradicional fiesta de disfraces, una tradición con tanto arraigo como la de empaquetar a un novato los artículos sobre las fiestas de la resi, pero eso es harina de otro costal. El guateque estaba ambientado en los felicérrimos años 60, donde hippies y pinups luchaban en la carrera espacial contra los vietnamitas, acontecimiento que inspiró los disfraces de la mayoría de los residentes. La fiesta comenzó a las diez, o eso dice la leyenda, porque pobre inocente el que crea que los eventos del Alfonso empiezan puntuales. Pero rápidamente aquello se fue animando y al poco tiempo la sala estaba llena de gente que había bebido más que un buey en un pilón v.3 consumiendo las sustancias psicotrópicas propias de la época al ritmo de la música de aquellos años. En cuanto a los disfraces, no hubo gran variedad, pero sí originalidad: hordas de hippies sedientos de sexo y drogas amor y paz predominaban, aunque también hubo sitio para un zorro/V de Vendetta/cantante de Tokio Hotel, Marta Dopínguez, unos niños fugados de la piscina y que pegaron el estirón en su huida, Cruelas de Vil con sus chals y faldas de piel de vaca dálmata, y travelos, ¡muchos travelos!
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Cuando se acabó el repertorio musical, enseguida se organizó un karaoke en el que los asistentes pudieron imitar a sus ídolos musicales, con algún que otro percance ocasionado al no percatarse los cantantes de que el micrófono estaba abierto. Aún así, se escucharon auténticos temazos (más actuales) que pusieron a la Delibes totalmente on-fire, con bailes ya típicos como el Ruba-moving o el salto de sillón con posterior caída. Pero aún faltaba por llegar el alma de la fiesta, y la policía fue fiel a su cita de apalear hippies. Y fue entonces cuando, en el silencio musical más absoluto, sonó “Mi niña bonita” para romper el hielo, cosa que casi hace que un novato fuera asesinado perder los nervios a algún tutor. En resumen, fue una gran fiesta que ojalá se siga llevando a cabo en los próximos años, personalmente no esperaba tanta participación por parte de los residentes, pero la fiesta se prolongó hasta altas horas, sin una fuga masiva hacia Mambo típica de cualquier otro jueves.
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Octava l a n t a
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