Octava Planta numero 46

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Ángela Osorio

El Movimiento 15M: la voz del ciudadano.

El día 15 de mayo de 2011, la plataforma ciudadana ¡Democracia Real, Ya! convoca una manifestación a nivel estatal por un cambio global, un cambio que se debería orientar a lo que se ha venido llamando Democracia 2.0: una democracia verdadera, en la que el ciudadano participa de forma activa. Ni las autoridades ni los medios dieron importancia a la convocataria hasta que ese día en el que, gracias a las redes sociales (twitter principalmente), 15.000 personas salieron a la calle en todo el país. Este fue el comienzo de la #spanishrevolution. Los ciudadanos se levantaron en este momento de inestabilidad política, social y especialmente económica sin adscribirse a partidos ni sindicatos, tan solo como lo que eran: ciudadanos indignados que consideraban que cada vez estaban perdiendo más derechos y que nuestro sistema se parecía cada día más a una dictadura. Desde aquí, surge de forma independiente el Movimiento 15M que empezó fuerte con el fenómeno de la acampada (#tomalacalle y #tomalaplaza). Cerca de 30.000 personas llegaron a instalarse indefinidamente en la Puerta del Sol en Madrid (#acampadasol), apoyados rápidamente en plazas de casi toda España. Bajo los gritos: “Que no nos representan”, “Lo llaman democracia y no lo es” o “No somos mercancía de políticos ni banqueros”, los indignados lanzaban propuestas para cambiar la ley electoral, acabar con el paro y mandar a la cárcel a los corruptos y especuladores. Cada día se unía más gente y las autoridades cada día los odiaban más. Twitter sería el gran trampolín que permitiría al movimiento extenderse a todo el mundo. La organización de las acampadas era sencilla: cualquier ciudadano podía unirse a una comisión (de comunicación, de ética, de consenso de mínimos, legal, de infraestructuras, de cocina…) que permitían el buen funcionamiento del grupo y la difusión de sus ideas; después, se organizaban asambleas en las que se discutían las propuestas que cualquier persona

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aportaba y de ahí, a Sol, el núcleo central del movimiento y desde donde al final se emitían las propuestas cada vez más definidas y que ya entraban en nacionalización de la banca o defensa absoluta de los sistemas de salud y educación públicos. Permanecieron cuatro semanas en las plazas, donde aguantaron desalojos violentos, críticas e incluso la ilegalización desde el tribunal electoral. Los políticos se limitaron a ignorarles en la medida de lo que pudieron y a llamarles “perroflautas” y mientras, el Washington Post lo sacaba en portada tratándolo de una auténtica revolución. Algo tuvieron que hacer, porque en las elecciones autonómicas y municipales del domingo 22 de mayo los niveles de votos en blanco y votos nulos alcanzaron una cifra histórica que los posicionaron como la cuarta fuerza más votada y todos los países del mundo comenzaban a tener sus propios indignados que seguían el modelo español. Serían apoyados además, por Anonymous, y Wikileaks: las peores pesadillas de los grandes gobernantes. Tras el abandono de las plazas pudo parecer que no estaban tan vivos, pero no era así. Asambleas más pequeñas se sucedieron durante todo el verano en las diferentes ciudades y a cada recorte económico o social, los indignados daban una respuesta. Se fueron caminando hasta el Congreso de los Diputados desde toda España recogiendo las quejas de todos los pueblos del camino (#marchapopularindignada), tomaron la playa, tomaron la montaña, fueron caminando hasta el Parlamento Europeo en Bruselas y organizaron toda una red para evitar los desahucios a las personas que no podían pagar la hipoteca (#stopdesahucios). Con el comienzo del curso, viene el comienzo de una nueva campaña electoral y el 15M y ¡Democracia Real, Ya! ha prometido que la revolución no ha terminado. Ya ha habido movilizaciones muy multitudinarias (el pasado 15 de octubre hubo manifestaciones en todo el mundo) y seguirá habiéndolas hasta el próximo 20 de noviembre en que se celebran los comicios. Quieren la verdadera soberanía del pueblo y la quieren ya. Lo tienen claro, ni Rubalcaba ni Rajoy (#nolesvotes).

Ahora más que nunca la expansión mundial es evidente (recordemos que el 17 de septiembre Wall Street fue tomada (#occupywallstreet)) La propuesta es global: todos los ciudadanos del mundo parecen querer que nuestro sistema cambie porque, para ellos, la crisis deja claro que lo que había hasta ahora, no funciona bien para el pueblo llano que demanda que le devuelvan su soberanía. ¿A dónde llegará esto? ¿Qué influencia tendrá en el 20N? ¿Qué influencia tendrá en el resto del planeta? ¿Habrá finalmente un cambio social? No podemos predecirlo. Lo que si sabemos, es que para bien o para mal, todos hemos hablado de ellos alguna vez, que hasta donde estamos, han sido importantes: han cambiado a la gente y en unos años, el 15M aparecerá en los libros de historia.

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