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24/05/2010
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Entrevista a Juan Antonio Quintana Aida y Yolanda El día 27 de abril y aprovechando que ese día se celebraba el Encuentro con Juan Antonio Quintana, justo antes de éste, el Residente de Honor nos dedicó media hora para que pudiéramos realizar esta entrevista. Juan Antonio Quintana contestó gustosamente y con mucha ilusión a nuestras preguntas, y desde aquí le damos las gracias por habernos dedicado su tiempo y por tratarnos con tanta naturalidad y cercanía. ¿Cuál es su mejor recuerdo de la infancia? Jugaba mucho en la calle, en el barrio. Iba mucho al cine. Yo era como ese niño de la película Cinema Paradiso, que iba a la cabina de proyección del cine de aquel pueblo italiano y disfrutaba mucho viendo las películas por el ventanuco de la cabina y también rebobinando las cintas. Se hacía muy amigo del operador, yo tenía dos tíos a los que les llevaba la cena a la cabina gustosamente y de ahí de alguna manera parte mi afición a ser actor. Acercándonos un poco más a su profesión, ¿qué es lo mejor y lo peor para usted del teatro? Lo mejor es casi todo, pero por destacar algo, desarrollar la capacidad de vivir más intensamente porque vives diferentes vidas, entonces es como si multiplicaras tu existencia, también porque responde a una necesidad. Y lo peor, tener que salir al escenario a actuar aunque estés enfermo o triste, como me sucedió con la muerte de mis padres. Ambas coincidieron cuando estaba actuando, en el caso de mi padre en Sevilla y en el de mi madre en Barcelona, y no pude estar cerca de ellos en su muerte, tuve que salir al escenario con toda la pena y hacer la representación como si no pasara nada. Lleva 32 años viviendo y enseñando en Valladolid, ¿qué ha significado para usted esta ciudad y su Universidad? Me ha supuesto mucho, fue una opción que yo elegí en un momento de mi vida, entre la típica carrera estelar en pos del estrellato y hacer el teatro que me interesaba hacer y como quería hacerlo, es decir, la libertad. Yo elegí este último camino, que es el que me ha permitido sacar adelante cuarentaitantos espectáculos de teatro y disfrutar precisamente de hacer el teatro que yo quería y como yo quería. En cuanto a la parte de la Universidad, ha sido muy importante para mí porque yo sentía la necesidad lógica y natural de transmitir lo que había aprendido a gente nueva, sobre todo hacia los estudiantes de la universidad.
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Es decir, yo me permitía el lujo de transmitir mi herencia, por decirlo así, y a cambio recibía toda la entrega, toda la vitalidad, toda la visión nueva que la gente joven tenéis. De los premios que ha recibido a lo largo de su carrera, si sólo pudiera quedarse con uno ¿cuál sería? Ahí no hay duda porque el premio Marina de Madrid es el premio más importante que se da en España, y sólo hay que ver la nómina de galardonados que ha tenido el premio, gente toda consagrada del teatro; lo mío fue un poco romper el esquema, los titulares de prensa decían: “Un desconocido gana el Maite”. Los méritos que reconocieron fueron el haber sido fiel a un planteamiento de vida, haber sido consecuente con un compromiso con la sociedad, un compromiso con la lucha por la descentralización del teatro en España y mantener viva la llama del teatro a lo largo de todo el año en Valladolid. Destaco por eso este premio, pero sin menospreciar los demás; cada premio, y es cierto, no es un topicazo, tiene un valor enorme a título personal. ¿Cuál es la obra o el personaje que más lo ha marcado y por qué? Ha habido dos que me han marcado especialmente, El Avaro de Molière y Yepeto de Roberto Cossa. Pero sería injusto para otros trabajos que he hecho. He destacado estos porque con el primero me di a conocer en Madrid, y con el segundo me concedieron el premio Maite. ¿Qué siente cuando se sube a un escenario? Siento algo muy intenso, es para lo que vivo, es el momento mágico de hacer realidad mis sueños, es el momento de vivir cada personaje. Siento muchas cosas a la vez y, como me planteo de una forma cuasireligiosa lo que es la actuación, es un momento de gran trascendencia para mí y muy mágico. Pienso también que lo que voy a hacer es lo que la gente viene esperando de mí, por lo que siento una gran responsabilidad, y es algo irrepetible.
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