Octava Planta número 41

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31/03/2010

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Alfonsita la lo v ita Lovita mía, Estoy muy preocupada por una cosita que me ocurrió el fin de semana pasado. Yo, al igual que todos los sábados, quedé con mis amigas para salir de fiesta y, como ya empieza a hacer calorcito, aproveché para ponerme esa ropa de zorrupia, dos tallas más pequeña, que me compré en el Freshka y que tenía por estrenar. Cogí y me pinté con fantasía, para el pelo me tiré dos horas, vamos, que me puse a tope para la ocasión. Sólo decirte que estaba tan segura de que iba a volver acompañada que deseché la idea de ponerme bragas, total es un trabajo que le ahorro después al que me las quite. A lo que voy, estábamos desfasando mogollón mis amigas y yo en la disco de moda del momento cuando vi que entraba un grupo de maromos de gimnasio, los típicos chungos con mazo de tatus, súper brutos. Vamos, me volví loca perdida, más perraca que nunca, y corrí a restregarme contra ellos. Desplegué todos mis conocimientos de provocación, incluido el disloque caderil, todo para conseguir que cualquiera de ellos me empujase hasta lo más oscuro del garito e hiciese conmigo lo que se hace con el pavo en acción de gracias, rellenarme. Tras varios minutos de intenso cortejo, y viendo que lo único que se ponía duro por allí eran mis pezones, tuve que retirarme a la barra y darme a la bebida. ¿Qué les pasa a los chicos? ¿Ya no gustamos las fáciles? ¿Tendré que revirginizarme para volver a ver un pito.

Poligonera de mis amores, cómo decírtelo suavemente, estás tan trallada que ya ni te adapta el tampón, y eso los chicos lo notan. Aunque tu filosofía de vida es genial, y muchas la compartimos, algunas usamos un truco que aunque es más viejo que los condones de ganchillo está tan a la orden del día como las señoras en el Facebook. A mí me gusta llamarlo “la pardilla se lo pilla”. Es muy fácil de explicar pero se necesita un duro entrenamiento, sobre todo para ti que hueles a lubricante desde antes de girar la calle. Consiste en ir de parda por la vida, sí, como esa del 7º que parece que la faltan unos veranos pero que la tía no duerme sola ni un fin de semana. Tienes que ponerte ropa fea, sin provocar y que parezca prestada, bailar como lo haría un concursante del Grand Prix con el disfraz de bolo enfundado, el maquillaje ni lo huelas, sólo hay que usarlo en los casos más extremos y para resaltar tus defectos, y el pelo te lo peinas con el cepillo de dar lustre a los zapatos. Cuando parezcas la más tonta del local estarás en el buen camino. Los chicos son más predecibles que las pelis de sobremesa de Antena 3, así que sólo tienes que esperar a que se haga tarde para que a las pijas y divas de la fiesta les haya dado tiempo a rechazar a los chulazos y que las del MariMoli vuelvan a su reclusión, que esas petardas se saben todas las técnicas. Ahora es tu momento. Todos los empotradores, desesperados y salidos por comerse una y contarse veinte, irán de cabeza a por la más fea del local que con esa seguro que pillan. Ilusos, han caído en tu trampa. Prepárate para el maratón de embestidas que está por venir porque te van a salir agujetas hasta en la pepitilla. Un besito.

Querida Alfonsita, Mi novia del insti, con la tuve mis primeras alegrías, me ha dado la patada en el culo y se ha ido con un chico mayor que yo, y casi tanto como su padre, la muy puerca. Yo me encuentro muy desanimado pero mi deseo de venganza me da fuerzas de flaqueza. Ahora, no sé cómo tengo que contrarrestar, si enrollándome con la más mayor de la Residencia, esa de la que se rumorea que está escribiendo la reedición del Kamasutra con anexos y pies de página, o en cambio convertirme en el Desvirgator, sueño de cualquier novatilla inexperta con anhelos de muerdealmohadas. No sé cuál es la opción que volverá más mentalmente inestable a mi ex novia, y que de paso me convierta en el semental de la planta. ¿Qué me recomiendas? ¿Tengo otras opciones? Rencorosillo, no creo que nada que intentes consiga que tu ex vuelva a tus brazos deseosa de tus efluvios pueriles habiendo probado la fruta madura y los néctares de la experiencia sexual de un padre de familia. A estas alturas ella estará en el chalet de las afueras, embutida en un disfraz de porno chacha y viviendo el sueño de cualquier cazafortunas. Tú en cambio estás en una Residencia Universitaria de la que lo más que vas a sacar es una enfermedad venérea y un puto Alfonsito. Espabila. Ve a la farmacia de la esquina y cómprate la caja de 144 condones. No pidas bolsa de plástico, no es pensando en el medio ambiente sino en el paseíto que te vas a dar por la rampa con la caja bajo el brazo. Vas a ser un mito si en una semana la caja aparece vacía en la basura de la cocina. Obviamente tú no habrás mojado tu pirulo más que con tu saliva pero en el pasillo lo va a comentar hasta la que limpia, lo cual vas a complementar con un anónimo al Señor C proveniente de una supuesta viciosilla satisfecha con tus servicios de alcoba. Graba una cinta con sonidos guturales y crujidos de somier y ponla a todas horas. Pon un parte pidiendo un cabecero nuevo. Van a correr ríos de tinta sobre tu capacidad taladradora y te vas a coronar como el ídolo de carpeteras mojabragas y madres adolescentes, espero que sepas aprovechar el tirón y convertirte en el súmmum de la promiscuidad universitaria. Aunque sigas mis consejitos puede ser que aún no pilles, porque hijo, se dirá que eres el fucker de la Residencia pero yo no puedo hacer más porque “en las distancias cortas es donde la colita de hombre se la juega”. Por cierto, en cualquier otro momento y como última solución, te habría remitido al Jamaica, la única cafetería con servicio completo, pero he de comunicar que desde la partida de los residentes más ilustres ha tenido que cerrar por falta de clientes. Ahora sus camareras tendrán que dedicarse a servir comidas en vez de hacerlas. Pobres...

Octava l a n t a

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