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Decoración de pasillos Aitor y Raquel La decoración de pasillos es algo que se viene realizando desde hace unos cuantos años en la Resi. Al ser nuestro primer año aquí, no sabíamos muy bien de qué iba todo aquello…pero rápidamente nos enteramos de todo. Era una semana en la que te lo pasabas en grande con todos los de tu piso, mientras decorabas (lo mejor que se podía) la zona del ascensor, uno de los pasillos… o lo que pillases. Como resulta que la gente tiene clase por la tarde, siempre nos reuníamos por la noche. Poníamos hora de quedada, pero la verdad es que nunca se sabía en que momento te ibas a ir a la cama, y no porque se estuviese siempre trabajando. Del primer al último día la actividad fue frenética: algunos decorando, otros visitando el resto de pisos y gente practicando el deporte nacional: observar el trabajo de los demás y no parar de poner pegas; sin olvidarnos de las guerrillas de pintura que teñían de color nuestras vidas (y nuestros cuerpos). El día de la cena de Navidad era cuando tenía que estar todo acabado para que el jurado pudiese valorar cuál de los pisos le gustaba más. Cada piso tuvo ideas completamente diferentes a la hora de decorar: • En el séptimo pudimos ver a las Tres Mellizas castigadas por la bruja a presenciar el accidente del Oceanic 815 y de sus “peculiares” pasajeros. • La representación del sexto nos mostró a Peter Pan y compañía llevando parte de la navidad londinense a Nunca Jamás. • En el quinto se pudo ver el Grand Prix seguido de las campanadas, ambos programas presentados por Ramón García. • El cuarto se convirtió en el plató de Noche de Fiesta en su función navideña. • En el tercero vimos como disfrutan de la navidad en Gran Alfonso, aunque la expulsión fuese un regalo no del todo deseado. • El hall del segundo se convirtió en el mundo Nintendo y pudimos ver a Mario y Luigi dejándose el pellejo por salvar a la princesa. • El primero nos deleitó con unos peculiares seres submarinos cantando una aún más peculiar versión del hazte industrial... perdón, de la banda sonora de la Sirenita.
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Cada pasillo se esforzó al máximo para tratar de llamar la atención del jurado. Cierto es que no todas las personas del piso participan en la decoración, y aún menos son los que hacen el tonto delante del resto de la Residencia, pero, ¡en el fondo te lo pasabas en grande! Cuando se acabaron todas las representaciones, nos pusimos nuestras mejores galas para bajar a cenar al comedor. La cena fue pasando y llegó el momento de saber el veredicto del jurado. Cada miembro puntuaba los pisos; siendo el ganador aquel que obtuviera la mayor puntuación. No parece un método difícil, ¿verdad?, pues en años siguientes habrá que insistir más en este punto porque parece ser que algún miembro del jurado no se hizo bien con el empleo, porque ciertos votos estaban claramente puntuados a la inversa. Polémicas aparte, se vivió una gran tensión, pues la cosa estuvo muy reñida, sobre todo entre el cuarto y el segundo, que se escaparon del pelotón del resto de pisos bastante pronto. Hasta la lectura de la última papeleta no se decidió el ganador de este año. Al final salió victorioso el cuarto, con su representación de Noche de Fiesta, la cual destripamos a continuación por si algún lector despistado todavía no se ha enterado de como fue exactamente: La actuación realizada por el piso ganador contó con desfile de modelos y posterior sorteo telefónico, la actuación estelar de Raphael, la gracia y el ingenio de Gila, el “amor” de Pepa y Avelino y el magistral uso de material de la comisión de teatro almacenado en el gimnasio (ahora reflexionemos: ¿no os resulta curioso lo anterior? Vamos a ver, los tutores del cuarto son los de teatro y deportes... No sé, a nosotros nos suena a tráfico de influencias y abuso de poder). Creo que ya se ha podido observar, que no todos estabamos de acuerdo con los resultados, pero qué se le va a hacer. Sólo dos opciones parecen posibles: esperar a que se haga justicia divina o proclamar una huelga en la próxima edición de la decoración. También está la de esforzarse más, pero creo que hemos llegado a un punto del que no se puede pasar... En fin, que hubo, hay y habrá para todos los gustos.
Octava l a n t a
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