Octava Planta número 37

Page 9

nœmero37:maqueta n”31.qxd

25/11/2008

16:07

PÆgina 9

en las escaleras, el sonido viene de las escaleras del segundo”. El gruñido es más intenso, pero ahí no había nada ni nadie. Bajo un poco hacia el primer piso. “¡Bueno! Pero si es el puto “Merallo” o un escarabajo durmiendo tranquilo sobre unas escalera,. una de las dos. pero al siguiente vistazo me fijé en su camiseta amarillo fosforito brillante que me cegó. Es Merallo. Le arrastré como pude. Miento, porque pude hacerlo fácilmente, pero los tintes emocionantes dan mucho carácter al relato. Y ahí que me vi, arrastrando a un dependiente del Corte Inglés a las seis de la mañana, con dos carteles de colores en la mano. Lo dejé en la habitación de Víctor, y de nuevo a duras penas, me marché de

allí. Al cerrar la puerta de mi habitación pegué perfectos los carteles entre otros cuatro post-it, y debajo de dos papeles blancos garabateados, todos con el mismo mensaje. Ya en la cama me dormí, de nuevo aguantándome la risa, imaginándome cómo la señora de la limpieza les despertaría a las 8 de la mañana. No hay nada como irse a la cama con ese orgullo de dormir pensando en la mañana siguiente, en el sonido del teléfono y en descolgar mientras voces enfurecidas me lanzan juramentos. Una maravilla. Y es que todo entre estas paredes debería permanecer años. No limpiar. Gracias.

Mamá África por Emma Díaz González La noche del 9 de noviembre fallecía a los 76 años de edad, Miriam Makeba, conocida como “Mamá África”. Al día siguiente servidora leía la noticia en la edición digital de cierto periódico y se consternaba al ver esfumarse sus esperanzas de poderla ver algún día en concierto. Miriam Makeba nació en 1932 en Johannesburgo (Sudáfrica). En los años 50 empezó su carrera como cantante, y fue en 1959 cuando su vida tuvo un gran cambio: su aparición en la película anti-apartheid Come Back, Africa. Esto hizo que Makeba fuera invitada a asistir a su presentación en el Festival de Cine de Venecia. Tras su asistencia decidió viajar a Londres, allí se dio a conocer extendiendo luego su fama a Estados Unidos. Cabe mencionar que fue la primera mujer negra que ganó un premio Grammy en 1965. En 1960, cuando trata de volver a casa, se da cuenta de que su pasaporte ha sido revocado y se ve obligada a exiliarse. Empieza entonces una vida como “ciudadana del mundo” en la que recorre diferentes países mostrando su magnífica voz y su gran presencia sobre el escenario. En sus conciertos solía cantar música de su país con influencias de pop, jazz, blues… y contaba la historia que había detrás de cada una de las canciones, dejando ver la situación en la que vivían los sudafricanos de raza negra en esa época. Aparte de esas aportaciones que hacía en sus conciertos a la lucha por la liberación de su raza, Makeba realizó otras muchas acciones que la convirtieron en un icono de la lucha anti-apartheid. Fue embajadora de la ONU en varias ocasiones, participó en conciertos y películas dedicadas a este tema, etc. Más adelante fundaría también asociaciones contra el SIDA o contra el abuso a las mujeres. Miriam Makeba regresó a su país cuando Nelson

Octava l a n t a

p

Mandela se lo pidió personalmente en 1990, treinta años después de su partida. Murió en Castel Volturno, Italia, dando un concierto en contra de la mafia italiana. Se desvaneció en el escenario tras cantar “Pata Pata”, la canción que la llevó a la fama y que nunca faltaba en su repertorio. Al principio de este escrito mostraba mi consternación ante la imposibilidad de verla en concierto, pero es que además significa la pérdida de una valiosa representación del continente africano. Me explico: en sus años de gloria, ella se encargaba de dar a conocer la cultura africana al igual que los problemas que ésta padecía. Muy pocos son los que han conseguido algo así y hoy en día van tristemente menguando. El único conocimiento que se tiene de nuestro continente vecino es el número de pateras que llegan a nuestras costas a diario. Miriam Makeba luchaba porque esto cambiase. Ella creía en una África libre y unida, con voz y voto en el juego de la política y la economía mundial. Desde que dejó su país hasta ahora ha cambiado mucho la situación en Sudáfrica, aunque no para bien. Ya no existe apartheid, es cierto, pero el país está sumido en una profunda crisis tanto económica como social, al igual que el resto de países de ese continente. Pero no es una crisis del tipo “no voy a poder comprarme un coche este año”, sino una crisis del tipo “el 80 por ciento de la población vive en la absoluta miseria”. Me entristece mucho que Mamá África, tras 50 años de dedicación a su gente, no haya podido ni siquiera ver una remota posibilidad de que su sueño se cumpliera. Ojalá que generaciones venideras sí puedan.

Página 9


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.