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EXCURSIÓN AL PARQUE DE ATRACCIONES Yolanda y Marina 26 de abril 2008 saber quién se quedaba fuera… 9:00: Con nuestras mochilas, caras de sueño y ropa veraniega fuimos llenando la entrada de la resi esperando al autobús que nos llevaría a pasar un fantástico día en el parque de atracciones de Madrid. El día pintaba bien, ya que el tiempo nos acompañaba. 9:15: Seguimos esperando al autobús…
10:40: Llega la solución de nuestros problemas: un autobús lo suficientemente grande para todos. Lo malo era que llegaría a las 11:30. 11:15: Después de todo, llega el autobús (¡qué suerte, llega un cuarto de hora antes de lo previsto!). Tras dos horas y cuarto, partimos hacia Madrid. Pero no tan rápido, pues el pobre autobusero necesitaba descansar e hizo una parada a mitad del viaje (que algunos agradecieron). 14:00: Comienza la carrera: llegamos al parque y, sin tiempo que perder, fuimos a montarnos en todo, teniendo dos horas menos por culpa del retraso. El sol apretaba y, por suerte, no había mucha gente. Las atracciones de agua se llenaban de alfonsinos con ganas de disfrutar (hasta se caían zapatillas al agua). Entre atracciones, canciones (que recordaban a las novatadas) y risas, fueron pasando las horas. 20:00 Hora del cierre. Nos reunimos de nuevo todos los alfonsinos para volver a la resi.
9:30: Sin rastro del autobús. El ambiente comenzaba a caldearse. Caras largas, gente por el suelo y un ambiente de duda porque nadie nos había informado de lo que pasaba.
22:45: Algunos con frío, otros con calor, otros cantando y todos con cara de cansados, fuimos llegando a la resi. Así se puso fin a un viaje un tanto problemático pero muy divertido al final. A algunos les quedaron ganas de continuar con la fiesta.
9:45: Poco a poco, se extendía el rumor de que no habían pedido ningún autobús. Los tutores ni confirmaban ni desmentían. Mucha gente se fue a la cafetería a desayunar mientras otros esperaban noticias. 10:00: Después de una hora de espera, el del Negociado informa: “No hay autobús”. Parece ser que no existe mucha compenetración entre los tutores y la organización de la Residencia. Como muestra de ello, un papel, encima de la mesa del Negociado pidiendo el autobús, que nadie llegó a leer. 10:15: Mucha confusión y desgana entre los residentes. Mientras, el señor del Negociado, teléfono en mano, trataba de solucionar el problema, la gente que bajaba para ir a clase se reía de la penosa imagen que ofrecían los residentes, tirados por los suelos. Lo que nos faltaba, encima con cachondeíto. 10:30: ¡Por fin encontramos autobús! Lástima que fuera mini, no cabíamos todos. Poco duró la angustia de
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