OctavaPlanta número 35

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bajo

eléctrico

Germán Alejandro Salgado Martín Una multitud de gente alza sus manos ante el brutal sonido que brota de las pilas de altavoces. Su grupo preferido está en escena y no pueden parar de bailar. El cantante emite desgarradores alaridos que hacen las delicias de los oídos de los allí presentes. En la cabeza del público resuena la preciosa melodía de una guitarra y en su estómago retumba el bombo infernal de la batería. Las tormentas de notas que emergen de los dedos del teclista hacen que sus ojos giren en sus órbitas. Pero, en una esquina del escenario un hombre solitario, cual vaquero interpretado por Clint Eastwood, lucha con sus cuatro cuerdas, y vence. Este hombre es el que hace que los pies del público se muevan, que sus caderas se disloquen, que sus manos suelten la cerveza y agarren a la moza más cercana. Este Hombre (o Mujer), es El Bajista. El bajo es un instrumento que suele pasar desapercibido en la mayoría de la música comercial actual. Cierto es que en algunos grupos multitudinarios cobra especial importancia, tal es el caso de los Red Hot Chili Peppers, Los Arctic Monkeys, Bloc Party o los clásicos Police. Pero esto son excepciones, no sólo por un uso inteligente del bajo, sino por ser grupos comerciales con instrumentistas de calidad. Una buena parte de la culpa de esa poca trascendencia la tiene el hecho de que el bajo es un instrumento cuyo objetivo máximo es el de dar ritmo a la canción, objetivo que comparte con la batería, siendo el sonido de ésta más destacado por ser más percusivo. Muchos grupos se quedan ahí, disponiendo de bajo sólamente porque parece que es obligatorio tener uno en el grupo.

Jaco, el primer bajista moderno.

Sin embargo, las capacidades del bajo van mucho más allá de ser únicamente parte de la sección rítmica. El bajista ha de ser capaz de otorgar diversos matices a la canción a través de melodías, líneas de bajo que no alteren la temática musical, pero que sí enriquezcan la canción. Esto no tiene que implicar para nada ser el protagonista de la canción, ésa es tarea del cantante o el guitarrista. El bajista es más bien un jugador de equipo, alguien que llene un vacío oscuro al que no puede llegar la sección melódica. Lograr esto como instrumentista no

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es muy difícil; basta con adecuar los dedos a las mayores distancias entre trastes, conseguir una pulsación regular en la mano derecha y adquirir un sentido del ritmo constante sea lo que sea lo que toquen los demás. Más allá de eso, los bajistas no suelen realizar solos melodías muy complejas, salvo en algún estilo músical en el que el bajo sea el instrumento predominante, tal es el caso del jazz. Así, la mayor dificultad ante la que se encuentra un bajista y la cualidad que marca la diferencia entre un bajista bueno y uno mediocre, es la capacidad del gusto: saber escoger Tal Wilkenfeld, el la nota perfecta que llene futuro del bajo tiene nombre la canción, potenciando de mujer. las melodías que ejecuten guitarra y cantante a la vez que los dirige marcando el ritmo. Además, dicha nota puede ser ejecutada con multitud de estilos que agreguen todavía más personalidad a la canción. El bajo se suele tocar con los dedos, pero hay muchas más maneras de atacar las cuerdas, mediante slapping (percutir las cuerdas mediante un golpe seco con el pulgar), tapping (pulsar las cuerdas contra el mástil), popping (estirar la cuerda lejos del mástil para luego soltarla), mediante púa.... En definitiva, el bajo es un instrumento relativamente moderno, cuyas técnicas de ejecución todavía son sometidas a debate y que es infrautilizado en muchos grupos. Siendo un instrumento tan versátil, capaz de otorgar melodía y ritmo a una canción a través de un amplio abanico de tonalidades y colores, es una pena que sea tan poco conocido. Por suerte, siempre nos quedará el jazz y el funk.

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