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Cultura basura por Germán Alejandro Salgado Martín Mientras que el e-mule continúa creciendo, la pequeña tienda de MastroPiero sigue vacía. Los únicos que ganan dinero con la música, la inefable sociedad, no hacen nada por este arte, como tampoco hacen nada otros que pueden, destruyendo sueños y estancando el progreso cultural de este país. Hace unas semanas asistí a un concierto de dos grupos de Valladolid, uno de ellos compuesto por miembros con los que he tenido el placer de charlar y compartir local de ensayo. Me sorprendió su calidad, con un sonido muy profesional y una entrega y calidad asombrosa por parte de los tres miembros . La música que hacen podría encajar en alguna suerte de entorno comercial, que no casposo, sin demasiada dificultad y, además, hacerlo con la cabeza bien alta y superando a muchos músicos de dicho entorno. Cantan en inglés, hacen una especie de punk-rock progresivo que encontraría muchísimos aficionados en todo el mundo. Sin embargo, actúan de teloneros en conciertos cuya entrada vale un euro. Aunque tengo poca experiencia en el mundo de la música, ya he podido darme cuenta de ciertas cosas. La primera es que formar y ensayar con un grupo es algo difícil. Encontrar a los miembros necesarios ya es complicado. Para encontrar guitarrista no hay problema, para encontrar bajista no sé si habrá (no me hace falta encontrarme), sin embargo, encontrar baterista es otra cosa. Su instrumento no puede llevarse de un lado para otro por lo que, o practica en el local de ensayo o en el local de ensayo ya hay batería, cosa que no siempre ocurre. Amén de que bateristas hay muy pocos. Una vez formado el grupo, queda el asunto del local de ensayo. En este país no sólo hay un nulo interés por la música, sino que, además, no se considera un arte. Es triste pero es así. Nos queda el consuelo de que otras formas de arte tampoco se valoran lo que debieran, pero el asunto no
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deja de ser triste. Por tanto, como locales de ensayo encontraremos los tugurios privados de un casero cabrón. Sí, habrá algún casero majo que ponga todas las facilidades del mundo (al fin y al cabo, él está cobrando) pero eso no me ha tocado a mí. No sólo hacen chanchu-llos con el dinero, sino que encima te hacen responsable de los impagos de unos compañeros que ha elegido el casero y que tú ni siquiera conoces. Todo eso si tienes la suerte de encontrar local. Hay multitud de excelsos instrumentistas, talentos en bruto y grupos con ideas geniales que no llegan a más porque su local está fuera de la ciudad y no pueden ir a tocar cuando quisieran. ¿Qué hace el Ayuntamiento, la Consejería de Cultura o lo que sea para arreglar esto? Os lo podéis imaginar. Si hiciesen algo, no estaría escribiendo esto. Cuidado, porque poder pueden hacerlo, pero no mueven ni un dedo. No es cuestión de dinero, que amortizarían fácilmente, ni es cuestión de infraestructuras, es, simplemente, cuestión de interés, que no tienen. Nos quejamos de que la escena musical en España es pésima. También nos preguntamos por qué no ganamos premios importantes de música a nivel internacional o por qué nues-tros grupos no son reconocidos en todo el mundo. ¿Cómo van a serlo si la única apuesta que se hace es por cantantes casposos y prefabricados creados por mentes ajenas a la música? Espero, al menos, que estos Arida Green triunfen algún día. Tienen experiencia, tienen garra, talento, calidad y carisma. Pero no tienen un país complaciente con la cultura.
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