3 minute read

Discipulado

La mayor parte de mi infancia la pasé en el estado de Florida, conocido afectuosamente como el Estado Soleado. De niño, siempre me sorprendió cómo vestíamos durante el invierno. Mientras los locales usábamos capa sobre capa de ropa, los visitantes usaban shorts y sandalias; algunos incluso disfrutaban de la playa o nadar en la piscina, ¡en enero! ¡Cincuenta grados es un clima frío para alguien de Florida!

Llegué a entender que estas personas a menudo venían del norte, donde hace un frío terrible, y muchos iban al sur para escapar de las heladas temperaturas y las condiciones adversas. Después supe que se les llamaba “aves migratorias” debido a que migraban a lugares más cálidos y soleados; dejan el frío y van a donde hay un clima cálido. Qué inteligentes son las aves migratorias.

Escapar del frío me llevó a pensar en la vida en la iglesia de hoy, y cómo nuestras comunidades religiosas a veces son excesivamente frías. Recientemente, publiqué un comentario en redes sociales que generó muchas respuestas. Decía: “‘Lo que me gusta de esa iglesia es que es muy fría y elitista’, dijo nunca nadie”.

La salida tanto de jóvenes como de individuos de cualquier otra edad de iglesias relacionalmente frías ha sido bien documentada en investigaciones. Parece ser cuestión de sentido común para los humanos de sangre caliente: “No me gusta el frío, así que iré a donde es cálido”.

¿Podría un cambio de temperatura interpersonal ser clave no solo en conservar sino en atraer a los jóvenes a la vida de la iglesia local?

Los autores Kara Powell, Brad Griffin y Jake Mulder, en su libro Growing Young (“Creciendo joven”) hicieron una investigación en más de 250 congregaciones que integraban gente joven a la iglesia. Al hablar con más de 1,300 jóvenes, de edades entre 15 y 29 años, los autores descubrieron que las siguientes generaciones añoraban autenticidad y unión. En una palabra; calidez.

Los autores de Growing Young analizaron las palabras que los jóvenes adultos usaron para describir las iglesias o comunidades religiosas de su elección, y observaron la mención repetida de palabras como acogedor, tolerante, pertenencia, auténtico, hospitalario y solidario. Los autores empezaron a llamar a este hallazgo el ‘cúmulo de calidez’.

Mi amigo y mentor, el Dr. Roger Dudley, dijo una vez: “Llegué a la conclusión de que, aunque son muchos factores que intervienen en la retención, el clima congregacional es quizás el más importante de todos. Al pensar en los Adventistas del Séptimo Día, los jóvenes no piensan en la denominación como un todo. Para ellos el adventismo es su congregación. Si esa congregación es un lugar con dificultades, entonces se preguntan: ‘¿Qué sucede con los adventistas?’ Los adultos también lo hacen, pero son particularmente los jóvenes quienes lo preguntan”.

Cuando pienso en las razones por las que he permanecido enamorado de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, mi primer impulso rara vez ha sido señalar un edificio, una ubicación o una región. En cambio, cuando identifico qué me ha adherido a la fe, casi siempre es un buen recuerdo de alguien que encarnó el “cúmulo de calidez”, alguien que ejemplificó a Jesús. Especialmente desde mis años de adolescencia hasta mi adultez, puedo identificar a gente que demostró fe, calidez e interés en mí. Puedo nombrar a extraordinarios seguidores de Cristo que hicieron que fuera difícil imaginar estar en cualquier otro lado que no fuera la Iglesia Adventista del Séptimo Día.

Como adulto, y habiendo vivido en lugares donde los inviernos son brutales, me identifico con las aves migratorias que son atraídas hacia donde brilla más el sol y el clima es cálido. Como la gente joven, tiendo a migrar hacia espacios espirituales donde la gente es cordial y la temperatura de la relación es acogedora. Entonces, la siguiente vez que un “ave migratoria” vuele hacia tu comunidad religiosa, ¿cuál será la temperatura? Mi oracion es que ellos encuentren en ti a una persona que es cordial, tolerante, auténtica, hospitalaria, solidaria y cálida. Para ideas sobre cómo cultivar relaciones cálidas, visita GrowingYoungAdventists.com

Estas son algunas sugerencias sencillas para cultivar la calidez en tu iglesia local. Saludo: Preséntate con la gente con la que no estás familiarizado. Ser intencionado en tu acercamiento es importante. Para que no halla situaciones incómodas, como decir: “Hola, usted es nuevo aquí”, solo para descubrir que la persona lleva mucho tiempo asistiendo, usa frases como: “Hola, usted es alguien nuevo para mí, mi nombre es _________”, eso te permite conocer caras nuevas en la iglesia, el trabajo o en la escuela.

Alimentos: Solía ser común invitar a la gente nueva a almorzar después de la iglesia, pero esta práctica se ha disuelto con el tiempo. Sin embargo, las comidas son generalmente una excelente forma de llegar a conocer a la gente y, para los jóvenes, la comida siempre es un atractivo. Considera revivir este arte perdido.

Servicio: El servicio comunitario ofrece a todas las generaciones la oportunidad de trabajar juntos para ayudar a aquellos que lo necesitan. También funciona como un momento perfecto para forjar amistades y conocer gente con quien de otro modo no interactuarías. Ten la intención de participar en el servicio comunitario de forma regular y busca establecer relaciones con aquellos que te rodean.