Buchaca Generosa #10

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BUCHACA GENEROSA #10


ÍNDICE 01

QUISIERA TENER LOS PIES LLENOS DE TIERRA

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CONVERSACIONES EN AISLAMIENTO

03

NO VER

04

¡UPE! – NARRATIVA DE SU PROCESO (2016-2019)

05

EL PROYECTO ES UNA EXCUSA PARA EL ENCUENTRO

06

UNA EDUCACIÓN AMOROSA. PEDAGOGÍAS ARTÍSTICAS DESDE LOS FEMINISMOS

07

ACTA DE CANJ E ( 2008)

08

TERRI TORI O, EL J UEGO ( 2008)

ALINE HERNÁNDEZ

MANUEL CHAVAJAY, YINA JIMÉNEZ SURIEL, SOFÍA VILLENA ARAYA

LUIS CHAVES

PAULA PIEDRA, SOFÍA SUÁREZ ZÚÑIGA Y MANUEL MORALES ALPÍZAR (HASTA EL 2018)

TAINÁ AZEREDO

MÓNICA MAYER

MANUELA RIBADENEIRA

MANUELA RIBADENEIRA


BUCHACA GENEROSA – ED. 10 11 SETIEMBRE 2020 Publicar este número significa que nos hemos “juntado” en diez ocasiones desde marzo para planear una nueva Buchaca sin podernos ver en persona. Significa también que hemos tenido que acoplarnos a otros espacios de trabajo que en realidad son distintos para todas, y, sobre todo, a otras maneras de intercambiar ideas que quizás no habríamos pensado de no ser por lo que ha sucedido en los meses recientes. Con la pandemia llegando a su peor momento en el país y la región, la idea de trabajar sobre la marcha cobra aún más sentido del que ya de por sí lo tenía en un espacio como TEOR/éTica.

El intercambio, a pesar de la pérdida del vínculo físico, también ha ido más allá del equipo y eso ha permitido sumar cuantas manos amigas nos es posible en cada número de la Buchaca, y también en cada proyecto que hemos desarrollado hasta el momento. Es probable que las pantallas y la virtualidad nos alejen, pero también nos han dado la oportunidad de ampliar una red y sostenerla en medio de tanta incertidumbre, al mismo tiempo que nos hacen tener la expectativa de volvernos a topar en el futuro próximo con quienes forman parte de esta red, ojalá de forma más cercana y personal, para seguir conversando.


CON LOS PIES LLENOS DE TIERRA Aline Hernández

El mundo comenzó con un sí. Una molécula dijo sí a otra molécula y nació la vida. Pero antes de la prehistoria existía la prehistoria de la prehistoria y existía el nunca y existía el sí. Siempre lo hubo. ___________________ La voz de la nordestina en la voz de otra nordestina, todas ellas especiales ___________________ Siguiéndola a ella, buscaré tejer, contra mis hábitos, una narración sin una secuencia lógica. Una narración atravesada por silencios que se cuelan pese a no haber sido siempre invocados. Silencios que se acompañan del sonido de la lluvia que cae, del cielo que se viene abajo. Y del calor también, ese calor que se empieza a colar por la ventana, por los muros. Calor que se hace sentir en mis pies mientras escribo porque ya estamos entrando en otra estación, o al menos eso anuncian. _________________ Mientras más preguntas me hago sobre qué decir, más difícil se me hace comenzar. Comenzar por decir algo, si es que acaso hay algo que decir que valga la pena. Decimos sobre lo que vemos, sobre lo que vivimos, sobre lo que nos ve y nos vive y, mientras trato de decirlo, aquello que iba a decir se fuga, se me escapa de las manos o se transforma en un algo más que también huye de mí, creo que así es la imaginación. ___________________ Estoy escribiendo sobre el momento mismo en que estamos viviendo y mientras trato de describir esa vida, la vida se le escapa a las palabras y las palabras se le escapan a la vida, y eso que intentaba describir ya no está, o sigue pero ha cambiado, y entonces ya no está –me diría a mí misma–, porque es ya algo más. ___________________ Trato aquí de escribir sobre nosotrxs y ese ‘nosotrxs’ está antecedido por un imaginarnos juntxs, porque sin un imaginarnos juntxs no hay un nosotrxs. Debiera entonces de profundizar en el camino que hemos recorrido, sobre el cual nos hemos imaginado, el camino que hemos habitado y nos ha habitado, pero me siento incapaz de realizar esa tarea, porque hacerlo sería inventar, dar forma imaginando a una cierta historia y dejar de lado otras tantas. ‘Sonidos negros’ ___________________Puedo empezar por compartirles que esa historia, ese camino recorrido, me lleva al menos hoy, a una casa, y esa casa es una forma de territorio.___________________ El problema que se me presenta es que la noción de territorio implica, en muchos casos, una forma de pertenencia, de control, de posesión. Esta versión obstruye nuestra posibilidad de comprender el territorio como un espacio en común, como un lugar común y escapar así del sentido de propiedad privada que se le ha conferido.__________________ Cuando pienso entonces en un territorio lejos de dicha acepción, pienso en una disposición hacia un espacio creado y por crear, del que emana la posibilidad de ese estar juntos que a la vez es resultado de esto mismo.


Rechazar así el sentido de territorio como propiedad privada o espacio a controlar, sentido que le confiere una lógica que todo busca colonizar, posibilita que surjan otros sentidos más afines a esa vida colectiva a la que hago alusión, esa vida que está siempre cambiando y ello me redirige a la imaginación, al imaginario. ___________________ El territorio imaginario, imaginado y por imaginar, es siempre una pregunta a la que no encuentro respuesta. ___________________ Está siempre rehaciéndose, afectada por las aportaciones del tiempo y del espacio, por las aportaciones de nuestras actividades, potencias, presencias, ideas y sobre todo preguntas; y así vamos conformando y reconformando (dando forma a) el lugar que decidimos habitar y que decidimos que nos habite. ___________________ Para eso hay que imaginar. Imaginar crea imaginarios, los modifica. ___________________ No podemos retomar nuestro digno derecho a decidir cómo y dónde queremos habitar si antes no nos rebelamos contra sus imaginarios impuestos. Y dicen por ahí que la realidad del imaginario es imaginaria, pero yo no lo creo así, intuyo que se plasma en formas concretas desde donde nos vamos auto-formando, nos vamos dando forma, y las formas se van auto-organizando –lejos, muy lejos de ellos, o al menos tan lejos como hemos logrado imaginar–. ___________________ Esas formas concretas están siempre sujetas a cambios, a nuevas significaciones, a nuevas formaciones. Y así mutan y mutan, y de una metáfora se desprende otra y otra y así sucesivamente. Por eso la metáfora está viva –quien dijera que está muerta, se equivocó–. ___________________ Pienso en la ocupación que se dio, la que llevaron a cabo en la Esmeralda. Es algo similar. Fue una forma de decidir cómo querían habitar y ser habitados por el espacio. La institución educativa delimitaba una cierta forma de habitar, un determinado modo de ser en ese espacio al tiempo que hurtaba o escondía otros posibles, al tiempo que los confinaba.__________________ Ustedes, inyectaron ahí nuevas formas de estar, crearon otros imaginarios posibles que modificaron la lógica misma de dicho espacio. __________________ Por eso creo que la realidad del imaginario no sólo es imaginaria, es también material. __________________ Me da la impresión de que a partir de ese momento se empezó a desplegar todo un nuevo imaginario que empezó a caminar, comprendiendo que la vida en común, nuestra vida en común, puede tener otras configuraciones, pero nos toca a nosotros crearlas. ___________________ Digamos que tal vez, entró en vigor otra forma de estar, un universo –como diría aquel que habla de las metáforas que nos piensan–, que no se muestra ya como un espacio cerrado sobre sí mismo ni homogéneo. ___________________ Crear así un territorio, implica primero recuperar, pero antes debemos de imaginar todo esto, imaginar autónomamente. El territorio es algo así como la metáfora de lo imaginado porque mediante ella sale a luz lo no dicho del decir, lo no sabido del saber: su anclaje imaginario. El territorio es el anclaje de lo imaginado y por imaginar, es el anclaje de la transformación, de la metáfora. ___________________ La metáfora nos ancla a ciertas realidades, a ciertas formas de vivir los territorios. ___________________ Por eso no creo que exista tal cosa como ‘el territorio’, porque en cada nueva forma de vivirlo se crea uno nuevo. Eso de ‘el territorio’ es una visión estatista, y como todo lo que atañe al Estado, conviene a unos cuantos, más bien pocos, y a su proyecto de muerte. __________________ 2


Y la metáfora en este sentido, en el sentido de imaginar, de crear nuevos imaginarios, está estrechamente vinculada con los procesos de autonomías. Es metáfora viva, debería de repetir, porque la autonomía es vida. ___________________ En la emergencia y consolidación colectiva de nuevas metáforas, se expresa y se recrea la autonomía del imaginario para rehacerse a sí mismo, para alterarse bajo nuevas configuraciones. Yo creo que no todo imaginario es necesariamente autónomo, y por tanto no todo imaginario tiene la posibilidad de rehacerse a sí mismo, y no todo imaginario está vivo, y, si no lo está, es máquina, como la máquina del Estado.___________________ Se trata entonces de tipos de imaginarios o más bien de formas diferentes de imaginar, y de crear, por tanto, imaginarios determinados por ciertas formas de subjetividad.___________________ Tal vez, podríamos decir que todo territorio creado autónomamente es resultado de imaginarios en rebelión, y todo imaginario en rebelión es resultado de imaginaciones autónomas. ___________________ Aunque quién sabe si se pueda aplicar realmente algo así como una fórmula. Pero sí hay constantes. Yo creo que una constante ha sido nuestro esfuerzo por ver colores en el negro, por escuchar sonidos en el silencio, por imaginar otras formas de territorio que habitar, que habitarnos; que crear, que crearnos en medio de una sangrienta guerra perpetuada por el narcoestado y los empresarios.___________________ Muchas dudas quedan, por lo pronto puedo recordar, puedo imaginar, que hemos decidido ver las imágenes de cabeza, que hemos decidido crear imaginarios al revés. Todos nosotros de cabeza, tal vez sea ésta una forma de rehuir de sus normas, reglas, formas dadas de cómo ser, hacer, pensar e imaginar. De cómo vivir y por tanto de qué territorios crear. ___________________ Hacer como el bricoleur, que recoge residuos de aquí y allá (residuos lingüísticos, simbólicos, materiales...), más o menos al azar, para irlos recombinando, como los cristalitos de un caleidoscopio, con vistas a resolver los problemas que se vayan presentando. ___________________ ¿vamos por ahí como bricoleurs? ___________________ Sin ustedes, no habría un ‘nosotrxs’, y no hay territorio colectivo ni imaginarios compartidos sin un nosotrxs. Compartir sigue siendo bueno. A la memoria de Samir Flores, por enseñarnos a hacer vida donde ellos insisten en la muerte.

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Conversaciones en aislamiento MANUEL CHAVAJAY YINA JIMÉNEZ SURIEL SOFÍA VILLENA ARAYA

BUCHACA GENEROSA #10 WWW.TEORETICA.ORG


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“Estamos moldeados por un sistema que no permite descansar al propio ser humano, y menos aún a la naturaleza.” CONVERSACIÓN CON MANUEL CHAVAJAY

Miguel A. López (MAL): ¿Cómo estás personalmente, y cómo ves y sientes el impacto que ha tenido el COVID-19 en tu vida? Manuel Chavajay (MCH): Desde el inicio fue muy impactante la noticia sobre la venida de una pandemia y saber que esta no tenía precedentes ante la humanidad, aunque en la memoria ya habían varias amenazas que han creado ese miedo –miedo que se despierta cada vez que hay una amenaza. Nuestro miedo lo vencemos con las energías de nuestras montañas, nuestro Lago Atitlán, nuestro incienso, nuestras flores, nuestras cosechas, nuestra comunicación. La pandemia, o Plandemia, confirma la obra artística que he venido produciendo con el deseo de crear conciencia política, ambiental, social. De alguna forma, es un despertar de conciencia humana hacia nuestra madre naturaleza. Uso la palabra Plandemia porque no está de más mencionar que esta es un resultado del sistema capitalista. Ha habido varias experiencias y una de ellas ha sido contemplar las montañas, los volcanes y el lago con su máxima tranquilidad, sin ruidos que irrumpan el sonido de la naturaleza; quiero decir, sin sonidos mecánicos, sin movimientos de personas. Esto lo he conversado con mi mamá, sobre si ella en algún momento ha experimentado esta situación de tranquilidad y su respuesta fue “no”. Somos afortunados en tener esta vivencia, pero quiero dejar en claro que, ciertamente, no es la mejor forma debido a lo que está pasando con la enfermedad. Pero, desde la visión de la naturaleza, darle un descanso es muy positivo. Sería mejor si esta decisión no estuviera motivada por la pandemia. Esta experiencia con la madre naturaleza nos hace repensar en los daños que le estamos ocasionando y que se nos están regresando a través de un calor más intenso, lluvias más intensas, aires más intensos. Las palabras de nuestros ancestros “si siembras maíz vas a cosechar maíz, no frijoles” tiene una profundidad y están relacionadas con los resultados de cómo somos ahora, por cómo han cambiado varias prácticas –puedo mencionar el uso de los abonos químicos, pesticidas en nuestros cultivos que desde no hace mucho tiempo, y actualmente, ya están pasando la factura con enfermedades modernas como el cáncer, la diabetes, la presión alta o baja, que nos deja sin defensas. Es muy compleja la situación que estamos viviendo. También las religiones nos han dividido. Aquí en San Pedro la laguna predominan el discurso católico y los grupos evangélicos, para quienes lo que está pasando con el COVID-19 es un castigo de Dios. Es una triste realidad, ya que la misma religión no les permite ver más allá de la situación en que estamos. MAL: ¿Cómo la pandemia ha afectado a tu familia y la vida cotidiana en la comunidad Tz’utujil en San Pedro La Laguna? MCH: La experiencia con mi familia fue una apertura hacia el campo de compartir, enseñar y aprender. Emprendimos un jardín familiar de especies y plantas medicinales donde la comunicación es clave para los resultados que estamos teniendo en nuestra cosecha.n paralelo, estamos facilitando talleres de arte, juegos y conversaciones de nuestra historia, reflexiones de cómo vivían nuestros ancestros, y los tenemos muy presentes con sus sabias palabras sobre la importancia para ellos de respetar todo lo que nos rodea. Por ejemplo: al momento de bañarse hay que besar el Lago [Atitlán] y pedirle permiso.

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Cuando sembramos debemos pedir permiso a la montaña con incienso y pedirle que nuestra cosecha sea bendecida. Cuando cae la primera lluvia, hay que agradecer también con incienso, y no jugar bajo la lluvia porque, según ellos y ellas, es muy fácil enfermarse –quiero dejar en claro que esto es solo ante la primera lluvia. Estas son solo algunas formas de cómo nuestros ancestros veían el respeto, cuyos valores actualmente se están perdiendo.

Mi papá nos cuenta de la abundancia de pescados nativos en el Lago y actualmente hay escasez así como otros tipos de pescados que se han introducido. Hay varias manifestaciones de la naturaleza. Actualmente estamos en la fase de nuestra milpa meooj que es una palabra en mi idioma Tz´utujil el cual, al interpretarlo, sería “doblar la milpa”. Esta fase es muy importante porque desde ahora solo queda esperar a que se seque nuestra mazorca, la cual en unos meses se convertirá en nuestras sagradas tortillas. Por otra parte, el descontento de nuestra gente con las decisiones de nuestro gobierno de turno –que solo ha beneficiado a los empresarios y sus gabinetes– es una triste realidad. A nosotros nos prohibieron la movilidad mientras varias compañías privadas seguían operando sin restricciones, e incluso empresas mineras hace poco desalojaron a familias enteras y nadie dijo nada. En realidad, esta Plandemia está desenmascarando muchas realidades en comunidades olvidadas con un alto nivel de desnutrición. Eso solo confirmó que estamos muy mal en el sistema de salud, educación y cultura porque estas áreas son un caos, un caos asociado a que varias generaciones de gobiernos han saqueado a nuestro país, y aún lo siguen haciendo a su antojo. El consejo de ancianos tiene la propuesta de que, en cada periodo, se le pueda dar un descanso a nuestra madre naturaleza. Esta es una propuesta muy incierta porque enfrenta a diferentes puntos de vista, especialmente considerando que estamos moldeados por un sistema que no permite descansar al propio ser humano, y menos aún a la naturaleza. Estoy también participando en un grupo de la sociedad civil donde estamos trabajando una propuesta de educación, porque ya detectamos que la enfermedad es la educación. Es realmente urgente tener otro modelo donde la prioridad es la integración con nuestra madre naturaleza y con otras prácticas ancestrales Ahora sigo con muchas energías para seguir sembrando nuevas ideas para un buen vivir. Imaginar otras formas de educación y proyectos que son amigables con nuestra madre naturaleza. MAL: ¿Cuál es el efecto que está teniendo la pandemia en la escena artística de Guatemala, y en particular en la comunidad donde vives? ¿Cómo ha afectado la pandemia tu propia producción como artista?

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MCH: La escena artística ha tenido más vida virtual y muy pocos proyectos. Algunos artistas estamos teniendo reuniones formales e informales en Zoom, compartiendo las diferentes perspectivas de vivencias, producciones, etc. Por aquí, en San Pedro La Laguna, ya hay otro aire. Más que resaltar una escena artística, hay varias formas en las que estamos conviviendo con el arte. Un buen ejemplo son las elaboraciones de los barriletes. Aquí el toque de queda empezaba a las 3 pm, o 5 pm, y los sábados y domingos, las personas, para no desesperarse en sus casas, empezaron a elaborar barriletes. Sin distinción de edades llenaban el cielo con los barriletes. Cada día era un espectáculo que no tenía precedente alguno. Claro que el barrilete es parte de nuestra cultura, pero es sobre todo en el mes de octubre, y culmina el 2 de noviembre con el Día de los Muertos. No es tan fácil la elaboración; tiene sus técnicas. Ver que un gran porcentaje de niños y niñas lo están aprendiendo es de aplaudir porque en el proceso aprendes a combinar colores y, sobre todo, el reto es que logres hacerlo volar. Cabe mencionar que el nuestro es un pueblo que vive del turismo. Por la pandemia todos y todas se regresaron a sus países. Gracias a la astucia del pueblo se creó una cuenta de Facebook con productos pedranos donde se ofrecen menús de comida y se implementaron diferentes recetas. Algunos ofrecían menús de comida ancestral, como el Patón, una comida Tz`utujil que puede ser de carne o pescado y que se cocina al vapor, envuelto en una hoja de Maxán, con una salsa. Siento que mi producción artística no se ha afectado mucho ya que siempre estoy encerrado, dedicado a producir y a mis ideas, excepto cuando estoy viajando. En algunos casos, lo que pasó con algunos proyectos es que se pospusieron para el próximo año, mientras que otros siguieron sus rumbos en plataforma digital. Como no hay precedentes para esta situación, se sigue repensando qué va pasar después de esta pandemia, aunque en gran medida siento que ha creado mucha conciencia entre nosotros y nosotras. Creo que más bien nos está obligando a volver a las prácticas ancestrales. Pero esta es una visualización personal, quién sabe, tal vez para una mayoría esto no significa aprender nada. También hubo dinámicas como que artistas locales te nominaban en el Facebook para postear una obra por día durante 10 días, y luego uno podía nominar más artistas. Esta parte me gustó porque era una oportunidad para apreciar las obras de los artistas y compartirlas en las redes sociales. MAL: Siguiendo tus reflexiones, es claro que el COVID-19 no es solo una crisis sanitaria sino una crisis de justicia medioambiental, de soberanía alimentaria y de sostenibilidad del planeta. Efectivamente, la pandemia ha puesto aún más visible la forma violenta con la que el mundo occidental se relaciona con la tierra y la naturaleza, lo cual contrasta con las formas de vida indígena y su relación respetuosa con la naturaleza. ¿Cómo ves esta situación y cuáles son los aportes del saber indígena en este contexto? MCH: En este momento nosotros estamos agradecidos por las lluvias de este año ya que nos están asegurando la cosecha de diciembre y enero del próximo año. Y sí, estamos conscientes de que el mensaje es que tenemos que cambiar e introducir más hábitos para mejorar nuestra relación con nuestra madre naturaleza. Aquí el 80% de la población tenemos nuestras parcelas de plantas de maíz, que es la que nos provee la alimentación anual. Algunos la acompañamos con siembras de frijol, y siembras de hortalizas en las orillas del Lago Atitlán, y en el lado norte del lago, siembras de verduras. Pero está claro que nuestro sistema está en peligro porque las generaciones venideras ya no le dan importancia a estas prácticas y algunos se avergüenzan con nuestro idioma. Si en algún momento de la historia se perdiera nuestro idioma lo que se pierde es un conocimiento ancestral. Nuestros abuelos y abuelas nos dicen que la educación vino a matar muchas prácticas ancestrales. Es muy importante el aporte de los pueblos originarios, y gran parte de la producción alimentaria del mundo sale de los pueblos.

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MAL: Y en ese contexto de crisis y pandemia, ¿cuál crees que es el rol de los museos y del arte? MCH: Los museos e instituciones tienen que abrir camino para desarrollar proyectos con artistas de los pueblos originarios porque hay mucha sabiduría en sus obras. Es necesario generar más diálogos y debates. Siento que el arte puede aportar mucho para la humanidad, ya lo ha hecho. En Guatemala la situación no es la mejor, el apoyo de instituciones es nulo, y con el gobierno todo es mucha burocracia. Creo que la investigación de campo puede permitir compartir el aporte de nuevas generaciones de artistas y difundirlos en el mundo. Obviamente hay muchas dificultades y tropiezos en el camino, pero no es imposible. San José / San Pedro La Laguna, 9 de setiembre de 2020

Manuel Chavajay es un artista visual Tz’uzujil que vive y trabaja en San Pedro La Laguna, Guatemala.

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“El rol más importante de las instituciones culturales frente a la crisis es ser herramientas articuladoras” CONVERSACIÓN CON LUIS HERRA

Miguel A. López (MAL): ¿Cómo estás personalmente y cómo ha afectado el COVID-19 tu vida? Yina Jiménez Suriel (YJS): Estoy flotando y tanteando,... jejeje. Las circunstancias derivadas del COVID-19 me han hecho recurrir a lo que mejor me sale cuando estoy en el agua: flotar, en tanto que el tanteo es algo que me he visto en la necesidad de poner en práctica como estrategia para navegar en estos tiempos. Aquí te dejo algo que escribí al respecto: me propongo el ejercicio de escuchar alrededor para tantear mi siguiente movimiento. lo sonoro y la idea de estar en equilibrio están íntimamente ligadas; no así lo estable, podría decirse que son antónimos. me parece que no necesitamos la estabilidad sino más bien reencontrarnos con lo que se mueve, por eso el quiebre. previo al ejercicio propuesto, creo interesante estudiar el ancla. es uno de los pocos objetos producido por las personas que materializa la conciencia de lo inestable. su función es sujetarnos de donde estemos y garantizar la estabilidad necesaria para la acción. quiero pensar su invento como la constatación de que lo principal en el mundo que habitamos es el movimiento… así que dejemos de insistir en estructuras rígidas, si algo pretende serlo completamente, no sobrevivirá. considerando que desde hace buen tiempo sabemos que el principal movimiento de la Tierra es el tambaleo, podríamos pensar entonces en lo tambaleante como una cualidad de las cosas y no como un infortunio producido al azar. el tambaleo es un movimiento suave y de carácter cíclico, siempre vuelve a su punto de origen... aunque ya dicho origen no sea el mismo que antes de que sucediera. durante el intervalo se desplazaron cosas, chocaron, rompieron, hubo caos y catarsis y ruido, mucho ruido... en un tambaleo todo se afecta pero la experiencia será distinta para cada elemento, por ende, cuando el ciclo vuelve a ese punto de ‘origen’ ya no se actuará igual aunque parezca que sí. es una memoria que se crea y se graba muy profunda en nosotras. en los objetos inertes, su apariencia física evidenciará la memoria del suceso. el tambaleo desestabiliza a un ritmo pausado y muchas veces progresivo, siempre con la posibilidad de convertirse en un temblor o un terremoto... ¿se pueden distinguir los tambaleos por los sonidos que genera?, descifrar lo sonoro ayuda a definir el tambaleo y a su vez se constituye en un código morse para trasladarse durante y después… pienso que si pudiéramos hacer zoom al intervalo de un tambaleo, podríamos encontrar claves que sirvan para habitar este momento actual y sus posteriores presentes, claro está, siempre dependerá de su tipo, de la intensidad y del contexto en el que se experimenta -que es como el vehículo para la experiencia-... lo importante en cualquier caso es pensar en lo que se mueve, que es la razón del quiebre.

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MAL: ¿Cómo evalúas el impacto del COVID-19 en el contexto artístico y cultural de República Dominicana y Haití? YJS: ¡Ufff esta pregunta es una recta! (remitiendo al béisbol). Fíjate que el COVID-19 llega en un momento en que la isla atraviesa la crisis sociopolítica más importante de las últimas décadas en la historia contemporánea de ambos Estados. Esta crisis ha sido provocada por proyectos políticos neoliberales y autoritarios, con altos niveles de corrupción administrativa que derivaron en la desarticulación de lo público y de los espacios simbólicos y materiales para la construcción de sentido… de conocimiento, afectando de forma directa al sector cultural. En ese sentido, creo que debemos pensar el impacto del COVID-19, en el caso dominicano, desde varias aristas, entre ellas, la constatación de la débil gestión del Ministerio de Cultura y su desconexión en cuanto a las comunidades de trabajadorxs culturales y sus realidades; el rol asumido por los proyectos independientes para funcionar como espacios de pensamiento y digestión del presente y sus circunstancias; la aparición de formas distintas de practicar los afectos, cuidados y gestionar recursos económicos en lógicas de valores que apelan a contribuir en la construcción de una comunidad artística más colaborativa hacia dentro, y en ese sentido pienso en La Cooperativa. La Cooperativa es un proyecto que gestiono junto al artista Engel Leonardo, creado justamente en medio de la pandemia. En una primera ronda invitamos a artistas locales y de la diáspora con el fin de generar una venta de obras y, a su vez, quienes vendieran, disponian del 50% de los ingresos percibidos para la creación de un fondo común, llamado Convite, el cual está dirigido a trabajadorxs del circuito de arte contemporáneo dominicano ejerciendo en alguno de los siguientes campos: artistas, curadorxs, historiadorxs, críticxs, gestorxs, investigadorxs, con una práctica activa durante los últimos dos años. Los recursos del Fondo Convite no tienen un objetivo en particular, pueden ser utilizados tanto para cubrir gastos personales como para proyectos en curso. Tuvimos una primera convocatoria abierta al Convite, donde se entregaron 20 partidas de unos USD 860.00 cada una, y esperamos abrir una siguiente en algún momento a finales de septiembre o en octubre. Quien quiera tener más información sobre el proyecto puede entrar a la web: https://www.lacooperativa.art MAL: Hace varios meses se anunció que el proyecto de exposición “month after being known in that island” que tú y Pablo Guardiola (Puerto Rico) desarrollaron, resultó ganador de la primera convocatoria de Caribbean Art Initiative. La inauguración se pospuso debido a la pandemia, pero finalmente acaba de inaugurarse en Basilea, Suiza, pero sin tenerlos a ustedes presentes. ¿Cuáles eran las ideas principales del proyecto, y cómo crees que estas releen o reenmarcan en este contexto de pandemia? YJS: El proyecto apela a la potencia de la imaginación desde la producción de sentido, a través del arte contemporáneo, para pensar en otras formas posibles de resistencia y emancipación en nuestras realidades. Lxs artistas invitadxs, (Elisa Bergel Melo, Minia Biabiany, Christopher Cozier, Tony Cruz Pabón, Sharelly Emanuelson, Nelson Fory Ferreira, Madeline Jiménez Santil, Tessa Mars, Ramón Miranda Beltrán, José Morbán, Guy Regis Jr.) parten de metodologías desde la subversión y no desde la repetición para construir narrativas que puedan evadir los signos coloniales y neocoloniales en los relatos de la región. La escritora puertorriqueña Marta Aponte Alsina dice en un texto que escribió para Beta Local hace unos meses: “La luz de este tiempo es demasiado intensa. Mientras no nos habituemos dócilmente a ella, revelará la falsedad de nuestros consensos, acentuará los abismos entre el adentro y el afuera”.

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Pensar el funcionamiento del proyecto en este contexto pasa por la consciencia de cómo la pandemia ha reforzado múltiples dispositivos y prácticas coloniales y neocoloniales bajo la excusa de “seguridad y protección”, pero, por otro lado, empuja a que las comunidades del Sur global –y de manera particular el Caribe–, deban mantenerse “funcionando” para las necesidades del Occidente. En ese sentido, las reflexiones y estrategias que hemos planteado a través del proyecto cobran una pertinencia aún más fuerte para afrontar estas dinámicas. MAL: En los últimos meses, las estructuras racistas y coloniales y de diversos museos del norte vienen siendo interpelados por movimientos sociales y grupos como Black Lives Matter, quienes señalan cómo sus narrativas y formas de violencia simbólica institucionales son una extensión de las formas criminalización contra los cuerpos afrodescendientes. Esta discusión no ha llegado aún con la misma fuerza a América Latina. ¿Cómo ves el reto de las instituciones en América Latina y el Caribe frente a las demandas sociales de descolonización y antirracismo? YJS: Pienso que el mayor reto está en lograr una escucha atenta, receptiva pero sobretodo activa, que derive en la interpelación y remoción de los propios cimientos de las instituciones. En nuestros contextos, las instituciones culturales, y de forma particular los museos, han sido pensados e implementados como proyectos civilizatorios y “conciliadores”...nada más distante de lo que las nuevas generaciones estamos exigiendo desde estas latitudes. Justamente he conversado en distintos momentos con un amigo artista, Maurice Sánchez, sobre la necesidad inminente de que nuestras instituciones se detengan a reflexionar en relación a sus vínculos con las narrativas dominantes en cada contexto en términos sociales y realizar ejercicios de auto-reconocimiento, porque anteriormente estaban acostumbrados a que “los gritos se acallasen o los acallaran”. Sin embargo, hay unos movimientos telúricos que desde hace décadas han empezado a provocar desplazamientos en las formas en que se relacionan las personas y lo cotidiano con lo institucional. Creo que esos temblores no se van a aminorar, por el contrario, se convertirán en terremotos. Si en esta ocasión las instituciones deciden ponerse tapones, creo que las personas les retiraremos la importancia y confianza otorgada... Pienso que hoy día una institución cultural es aquella donde se puede reunir la junta de vecinxs de una comunidad y realizar su ejercicio político y de organización con miras a vivir en comunidad y abogar por el bien común. Un espacio de enunciación para el presente constante, donde la junta de vecinxs gestiona a través de diálogos y ejercicios, las memorias, los archivos personales y colectivos y se interioriza las crisis de la comunidad para plantear acciones que la atiendan, porque prolongar no es una posibilidad. Para mí, ese es el rol más importante que pueden jugar frente a esta crisis, ser herramientas articuladoras, a secas, como diría Silvia Rivera Cusicanqui. San José / Santo Domingo, 9 de setiembre de 2020

Yina Jiménez Suriel es arquitecta, investigadora, y actualmente curadora del Centro León, República Dominicana.

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“La profundidad de esta crisis requiere que creemos tejidos comunitarios fuertes y sostenibles.” CONVERSACIÓN CON SOFÍA VILLENA ARAYA

Miguel A. López (MAL): ¿Cómo estás personalmente y cómo ha afectado el COVID-19 tu vida? Sofía Villena Araya (SVA): Gracias por este espacio para compartir. La energía con la que han sostenido y dinamizado el trabajo de TEOR/éTica por medio de la revista Buchaca Generosa ha tenido un efecto importante en mi práctica. El momento actual de crisis ambiental, económica, política, social, agravada por el COVID-19, ha implicado para mí, como para una gran parte de mis colegas, una mayor flexibilización, capacidad de reacción e improvisación, así como ha acentuado una responsabilidad de propiciar espacios de diálogo y comunidad. La Buchaca me ha permitido seguir informándome y conectando con comunidades artísticas diversas en Costa Rica y otras partes del mundo. Esto, incluso, más activamente que antes de la pandemia. Pensando en las artes contemporáneas en Centroamérica, un desafío desde hace tiempo ha sido cómo potenciar la crítica, discusión y reflexión escrita y/o documentada. La pandemia ha motivado muchísima reflexión y narración o recuento desde y sobre el arte y la cultura. Centroamérica no ha estado exenta de esto. No sé si podríamos decir que ahora existen más espacios de discusión, pero sí creo que hay una diferencia considerable en términos de accesibilidad, visibilidad, circulación, diversificación de perspectivas y participación de públicos. La virtualidad ha funcionado como un medio común para la articulación de una esfera pública más potente y plural. Tomando en cuenta los numerosos desafíos que enfrentamos como comunidad artística en Costa Rica y la demora del Estado para responder a las necesidades de este sector profesional, ya desde siempre vulnerable, considero admirable e importante dar a conocer y resaltar cómo los medios artísticos y culturales aquí se han sobrepuesto, solidarizado, organizado y encontrando vías para repensarse, servir a otres y mantenerse relevantes. Como curadora, esto me motiva, fortalece y alimenta mi necesidad y deseo de hacer y compartir. Me preocupa que mi comentario se entienda como un optimismo ignorante o insensible de la situación crítica actual. Sin embargo, ante la búsqueda por formas de seguir (de)construyendo en conjunto, yo encuentro mucha vitalidad en mis colegas y colaboradores y los proyectos que han desarrollado. Y esta actividad no la leo como consecuencia o parte de una híper productividad acrítica del mundo del arte dentro de la sociedad capitalista. Lo pienso más, un poco románticamente pero inevitable desde el trópico, en términos de lo abundante que es la vida, y el ímpetu y la perseverancia a crear e imaginar de esto que experimento como vida. Entrelazada con los desafíos socio-económicos y político-ambientales, hay una cuestión psicológica y emocional que me preocupa mucho. De profundizarse la crisis y prolongarse el aislamiento y la vulnerabilidad, se podría producir en la comunidad artística una pérdida de dinamismo creativo y ánimo colaborativo. Por eso, para mí, desarrollar un ejercicio de mapeo en estos momentos tiene que ver con cómo encontrarnos, conocernos, reconocernos y acuerparnos para seguir abordando el mundo y todo lo que está pasando desde procesos experimentales, artísticos y estéticos. La profundidad de esta crisis requiere que creemos tejidos comunitarios fuertes y sostenibles.

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MAL: El efecto que la pandemia ha tenido en los museos e instituciones culturales es muy significativo. No solo ha implicado el cierre temporal y el replanteamiento de sus formas de comunicación y audiencias, sino también ha colocado en la agenda la pregunta sobre las estructuras racistas y coloniales que organizan en gran medida el sistema del arte local y global. ¿Cómo ves esta situación? SVA: En el arte contemporáneo se afianza cada vez más una distancia entre el discurso y su estructuración y funcionamiento. Me ha entristecido muchísimo los despidos masivos por parte de instituciones prestigiadas en el arte contemporáneo, como el SFMoMA en San Francisco. Y cómo, en el grupo de trabajadores que están despidiendo, se concentra tanto la mayoría de la diversidad que integra esas instituciones, así como los funcionarios que median y acercan a diversas comunidades, como les educadores. Pienso en una ciudad como Londres, donde más de 350 funcionarios fueron despedidos por el Tate y alrededor de 400 por el Southbank Center, es decir, casi 800 trabajadores de las artes quedaron sin trabajo, ya en un campo precario y competitivo, en una ciudad cara y acelerada. En el contexto del COVID-19 y bajo la necesidad de justificar el rol social del arte y la cultura, nos preguntamos sobre la insostenibilidad del mundo del arte internacional y de gran escala. ¿Dónde nos deja esto como mundo del arte contemporáneo? ¿Cómo afecta esto el proceso de reconocimiento de la diversidad cultural que se había logrado avanzar? He seguido reflexiones e imaginaciones recientes sobre un mundo del arte más humilde, de menor escala y muchísimo más comunitario. Aquí me parece importante mencionar las preguntas que se están disparando sobre cómo sostener y potenciar redes solidarias, de intercambio y colaboración internacional, sin que esto vaya de la mano con los tremendos costos ambientales que implica el transporte constante de personas y obras. A raíz de esto se está hablando y preguntando sobre el origen de una figura de “artista internacional” tan prevalente en el arte contemporáneo y la “bienalización” de este; una conexión estrecha entre lo que entendemos como libertad creativa y de pensamiento y la capacidad de movimiento. Me es inevitable escuchar estas reflexiones y no pensar en Mary Louise Pratt y su teorización a partir de lo que ella llama “el mito modernista de los viajes”, que estudia la relación entre inmutabilidad y movilidad. Ella desmiente la imagen de los exploradores europeos como personajes llenos de conocimiento, libres y autónomos, y los presenta como “acumuladores” de conocimientos, herméticos y desconectados de las múltiples realidades que visitan. Pensar estas discusiones sobre la insostenibilidad del mundo del arte contemporáneo y su noción de internacionalización a través de reflexiones como la de Pratt, nos permite cuestionar el ideal de movimiento de personas y de circulación de obras como indicador del desarrollo en el mundo del arte. Se requiere poner en duda el hambre constante e insaciable por avanzar hacia nuevos territorios de conocimiento y culturales, sobre todo cuando no se hace de forma sensible, comprometida y responsable, sin establecer las vías para que tales “avances” permeen y sacudan los fundamentos y estructuras elitistas y coloniales del mundo del arte. MAL: ¿Cómo piensas esta discusión y el reto de descolonización de las instituciones y escenas artísticas en América Latina? SVA: Para aterrizar esta discusión en Latinoamérica es importante preguntarnos en base a qué idea de artista –o persona/profesional creativa– han sido creadas las instituciones, qué modelo de artista siguen sirviendo o quieren siguen insistiendo. El otro día, comentábamos con un colega sobre la organización colectiva en Costa Rica. Veíamos que han emergido una gran cantidad de colectivos y, sin embargo,

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son mínimos los espacios, convocatorias y otras oportunidades que se dirigen hacia una figura colectiva de artistas y que consideren las especificidades del trabajo colaborativo, los requerimientos de tiempo, los parámetros de evaluación, la importancia del proceso y no solo del resultado, etc. Más allá de la autogestión, desde las instituciones se sigue alimentando una competitividad y una noción de artista y trabajo creativo individual que, al no proporcionar infraestructura adecuada, muchas veces frustra otras formas de ejercer la creatividad. ¿Qué estamos valorando y cuáles son nuestras referencias? ¿Qué imaginaciones están sirviendo nuestras instituciones? En Costa Rica, hay muchos temas pendientes y verdaderamente urgentes. Por ejemplo, aún no existe dentro de distintas instituciones del arte un protocolo contra el hostigamiento y el acoso sexual, así como políticas relacionadas con el tema de la diversidad cultural y étnica. También, las instituciones, la infraestructura y las actividades del arte contemporáneo están concentradas en San José, la capital, pero hay poca discusión al respecto de cómo opera este “colonialismo interno”. Sobre este tema, el simposio de Pasos a desnivel que hubo el año pasado en Guatemala, se enfocó en la relación de “centro” y “periferias”, ya no pensando en las grandes ciudades de Estados Unidos, Europa o incluso Latinoamérica como “centros”, sino en cómo dentro de Guatemala se había replicado esa misma configuración jerárquica territorial: ciudad de Guatemala y “sus periferias”. Esos son algunos de los muchos temas pendientes. MAL: Hace poco más de un año volviste desde Londres a San José y desde entonces has estado activa en diversos proyectos de colaboración y reflexión. Uno de los más recientes es “Estado del Arte” que pusiste en marcha colectivamente poco antes de la pandemia y cuyos resultados empezaron a compartirse en los últimos meses. ¿De los varios resultados que emergieron a través de esa encuesta e investigación, cuáles son los que más te llaman la atención? ¿Crees que esta información recogida antes de marzo va a variar drásticamente con el impacto del COVID-19? SVA: Les comparto una breve introducción al proyecto de Estado del Arte. Este se ha ido conformando como una plataforma de investigación estadística y reflexiones macro sobre la esfera artística visual contemporánea en Costa Rica. Actualmente, el equipo de investigación lo conformo junto con Fabiola Palacios, historiadora y trabajadora social, y Cinthia González, socióloga. Por medio de la encuesta circulada a modo de bola de nieve en marzo, una semana previa a las políticas de distanciamiento social en el país, se buscó mapear cómo la organización laboral-comunitaria independiente (las formas de comunicación, de economía, etc.) se vive y se percibe por los artistas, así como el desempeño de las instituciones. En esta encuesta podía participar cualquier persona costarricense o basada en Costa Rica que se auto-identifique como artista contemporánee. En términos de la información recopilada sobre las instituciones, creo que habrá cambios con el impacto del COVID-19. Primeramente, porque las instituciones se han visto obligadas y motivadas a repensar su forma de gestión. Segundo, creo que por medio de todas las reflexiones que se están dando –lo que mencionaba al principio de esta conversación–, estamos desarrollando mayores herramientas para discutir sobre nuestra relación con las instituciones del arte en el país. El COVID-19 por supuesto que ha implicado cambios drásticos, repentinos y acelerados en el mundo y los múltiples ámbitos de la realidad, nuestra forma de verla y habitar el mundo. Esto implica un cambio tremendo de percepción, acompañado por un sentido de desorientación generalizado que dudo se disipe pronto. Sin embargo, ante esa desorientación, también nos aferramos al pasado y sus viejas formas y problemas, al igual que estas se aferran a nosotros. Esto lo siento en las artes contemporáneas en Costa Rica, hay formas de actuar y entender que están siendo sacudidas, pero su efecto no se va a ver ni comprender en sus múltiples dimensiones de la noche a la mañana.

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Y bueno, nos hemos preguntado también sobre la relación entre el mundo del arte contemporáneo y la temporalidad de crisis: si el mundo del arte contemporáneo ha vivido en un perpetuo estado de crisis, ¿realmente estamos nadando en nuevas aguas? Y con esto, apunto a cómo las estructuras de las artes y sus problemáticas también ya conocen y se manejan en las aguas turbias consecuencia de diversas formas de crisis. Entonces, ¿qué fenómeno podría tener la potencia y dimensión para realmente sacudir los fundamentos? En cuanto a los resultados, me parece muy importante hablar sobre la organización colectiva en las artes. Con mis colegas, comenzamos un mapeo, hallando más de 40 colectivos activos actualmente. Este fue un ejercicio desafiante y nos planteó muchas preguntas sobre aspectos que estábamos dando por sentado. Comenzando por lo más básico: ¿qué entendemos por colectivos? Hay una gran diversidad de formas de organización que implican distintos niveles de jerarquías y fines. El mapeo se puede ver como un arroz con mango; ahí hay de todo. Pero esto me parece interesante. Con todas estas discusiones que han estado habiendo sobre el MADC, una ha sido sobre la relación entre el arte y el diseño. Sin embargo, nos vamos a lo que están haciendo los artistas (o diseñadores), y vemos una gran combinación de todo y una resistencia, incluso, a hacer distinción alguna. Entonces, ¿qué tan productivo es seguir insistiendo en estas diferenciaciones? Y esta pregunta nos la hacemos nosotras con nuestra propia investigación. Porque para el mapeo y el análisis estadístico hay que ir creando categorías. ¿Cómo podemos repensar la estadística desde las artes contemporáneas? Es decir, categorías abiertas, mutables y que generen preguntas y cuestionamiento para un medio escurridizo. ¿Cómo podemos mapear / categorizar a partir de otros puntos comunes, que ya no tengan que ver con una diferenciación entre medios, por ejemplo? El sector profesional necesita mejores condiciones laborales, condiciones que en el país se desarrollan a partir de un entendimiento puntual y concreto sobre cómo se define un gremio y ejerce un oficio. ¿Cómo atendemos esta necesidad de darnos a conocer, manteniendo el ímpetu que nos aleja de las definiciones? ¿Cómo mediamos entre el lenguaje de la institucionalidad pública y las formas de las artes contemporáneas? MAL: Aunque quizás no sea del todo evidente, Centroamérica parece estar atravesando por una crisis en los museos que se va a extender y agravar por la pandemia y cuyas consecuencias aún no podemos ver con claridad. El museo MARTE en El Salvador ha cerrado temporalmente sus puertas, y el MAC de Panamá atraviesa un momento de incertidumbre económica luego de haber lanzado el año pasado una convocatoria promisoria en búsqueda de un curador para la institución. En Costa Rica, la salida intempestiva de la directora Verónica Zúñiga del MADC por un asunto presupuestario con trasfondo legal es también un síntoma de esa fragilidad. ¿Cómo percibes esta situación? SVA: La semana pasada, la actual directora interina del MADC, Antonieta Sibaja, convocó un primer espacio de cercanía y diálogo para reimaginar en conjunto posibles direcciones para el Museo. Tuve la oportunidad de participar en este espacio como parte de Estado del Arte. Conversando con Antonieta, Sofía Vindas –historiadora y mediadora del evento– y mis colegas de Estado del Arte, nos pareció importante un primer acercamiento a la actual, delicada y compleja situación del MADC, desde un panorama global y generalizado de crisis que atraviesa los museos alrededor del mundo. Este conversatorio quedó grabado y se puede encontrar en la página de YouTube del Museo.

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En este momento, sigo sosteniendo que el entendimiento de los distintos panoramas globales e históricos –pese a que implica articular una serie de instituciones de lo más diversas, en cuanto a escalas, modalidades y contextos en los que operan– puede llevar a una cierta sobriedad para tratar los problemas. Y con sobriedad no quiero decir de manera distanciada y mucho menos cínica. Pienso que hay fantasmas, pesos históricos y fuerzas globales que (des)animan la actualidad del Museo y que, al ignorarlas, los problemas se quedan en un plano, ya sea muy personal, y/o que desaprovecha el complejo y rico entramado de tiempos y espacios distantes que el arte contemporáneo acoge y acerca. Una atmósfera existencial envuelve a los museos como parte de recortes presupuestarios y reajustes sociales. Nos están, y nos estamos preguntando, ¿para qué sirve un museo? ¿Qué es lo verdaderamente esencial del museo? ¿Qué lo diferencia de otras instituciones del arte y de las otras formas de conocimiento que sirve? Por ejemplo, de una universidad o incluso, de una biblioteca. ¿Qué ha sido, qué es y qué podrá ser? Estas reflexiones, que se están dando de forma conjunta alrededor el mundo, están llevando a un cuestionamiento de todo un aparataje pomposo del mundo del arte contemporáneo con altos costos socio-ambientales. Por ejemplo, instituciones de gran escala y con un gran número de trabajadores mal pagados. O, eventos como bienales, que en algunos casos promueven turismos masivos y poco sostenibles. Haciendo referencia a Pablo Martínez, jefe de programas públicos del MACBA: quizás esto nos permita ponerle fin a la larga historia de “giros” del arte contemporáneo (una imagen de este mundo como un trompo que gira sobre sí mismo), y llegar a lo estructural, a replantear su eje. MAL: ¿Y cómo crees que podemos reconsiderar las responsabilidades tanto del MADC así como la nuestra –en tanto escena artística– frente a las necesidades locales y la coyuntura actual? SVA: Siento que hay mucha confusión sobre lo que podemos esperar y las posibilidades reales de acción del MADC, en gran parte debido a la opacidad con la que operó durante muchos años y el tiempo que lleva entender algo tan enredado como la burocracia pública. Considero que, precisamente por un cierto desvanecimiento del museo por años, el ecosistema en Costa Rica ha desarrollado otros espacios y formas de organización e institucionalización para cubrir necesidades expositivas, de programación e investigación, de acompañamiento curatorial, de comunidad, de reflexión y cercanía con públicos, etc. Con esto no quiero decir que el museo es prescindible, sino que se puede apoyar en un ecosistema que, pese a que sus vulnerabilidades son innegables, también es fuerte y con experiencia. Así, el Museo podría mirar hacia adentro desde otros ojos, estudiarse y analizarse, ya que lo atraviesan problemas con raíces profundas e intrincadas. Para mí, nuestra responsabilidad como ecosistema artístico es proponer espacios de participación e incidencia en este proceso de autoevaluación. Antes que la responsabilidad del Museo por el contexto local –ya que siento que ese lenguaje invoca una relación paternalista que se suele establecer en Costa Rica entre las instituciones públicas y la sociedad civil–, me parece importante que pudiéramos hablar de corresponsabilidad. Por otro lado, la infraestructura del museo es en cierto sentido engañosa en términos de su fortaleza institucional. Es monumental, grande y pesada, incluso un poco aplastante, porque además es un edificio patrimonial. Esto oculta una organización vulnerable, con un presupuesto reducido y llevada a cabo por un equipo pequeño de personas que con costos la sostiene. Habría que darle la vuelta al Museo, proponer una instalación que transparente y revele la vulnerabilidad de su funcionamiento.

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Seguimos, y me incluyo en esto, refiriéndonos al Museo, en abstracto y en mayúsculas… pero la verdad es que, detrás de la gran fachada, el museo son personas, unas pocas personas, y una tremenda máquina burocrática… El Museo va a ser aquel que podamos reconocer por su dimensión humana y por medio del cual enfaticemos, valoremos y nutramos procesos comunitarios. San José, 9 de setiembre de 2020

Sofía Villena Araya es curadora e investigadora, cofundadora del proyecto Estado del Arte y codirectora de la sede de Reunión en San José, Costa Rica, donde vive y trabaja.

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NO VER Luis Chaves Entre julio y agosto de 1977, Jorge Luis Borges, ya ciego, dictó siete conferencias en el Teatro Coliseo de Buenos Aires, el ciclo se llamó “Siete noches”. Reunidas en una publicación del FCE, de 1980, se acompañan de un epílogo de su amigo, el editor Roy Bartholomew, quien comenta “En los días previos a cada conferencia conversé con Borges (...) Le desagradó (...) la soledad a que lo obligaron las vastas dimensiones del escenario y la lejanía del público. Todos necesitamos de la inmediatez del calor humano cuando damos una charla y esta necesidad debe de ser mayor en un ciego”. Volveremos a él más adelante, por ahora vamos a dejar a Borges aquí en el escenario, iluminado por un cenital, dirigiéndose a un auditorio distante. Hacia la segunda semana de marzo, sin que lo supiéramos, terminaba una época. Que es lo mismo que decir que iniciaba otra. Lo que meses atrás había sido apenas otra noticia, una situación desafortunada en el extremo opuesto del planeta, se cerraba ahora como un domo sobre nuestra vida diaria. Poco o nada podíamos saber del territorio al que estábamos entrando; al ritmo de un paso corto a la vez empezamos a tantear esto que nombraremos con palabras precisas solamente cuando podamos mirarlo desde la distancia. El inicio de la cuarentena y del posterior confinamiento coincidió con las últimas tres semanas del I cuatrimestre lectivo. Todos pusimos de nuestra parte y en modo contención-de-crisis llegamos a semana 15. Estudiantes, docentes, directore/as y personal administrativo terminamos de forma virtual un cuatrimestre que se había planeado de otra forma. Todo estuvo bañado por el centelleo de la novedad, o por lo menos así se vivió en las últimas tres clases de cada curso: les estudiantes actives en las plataformas en las que se impartía la clase (Zoom en la mayoría de los casos), cámaras y micrófonos abiertos, gran creatividad con los fondos de pantalla (que, entre risas celebratorias, cambiaban constantemente durante cada lección). Uno de los rasgos característicos de la situación que atravesamos es su globalidad. Por primera vez se experimenta en todos los países a la vez, de forma compartida, una crisis sanitaria de esta magnitud. Sucedió además en la época de la interconexión virtual mundial, en la era de las redes sociales y los fenómenos -parece albur del Destino- virales. Ya en mayo, desengañados por las cifras diarias y la serenidad metálica de la matemática epidemiológica, el arranque del II cuatrimestre fue otra historia. La modalidad de enseñanza virtual (o a distancia) no solo había perdido el brillo de la novedad, sino que representaba una invasión del mundo-de-la-responsabilidad en ese plano (el virtual) que sobre todo para los jóvenes es el lugar del entretenimiento, la interacción social y la intimidad.

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Del mismo modo, para estudiantes y docentes (y para el resto de la sociedad), uno de los cambios que trajo la dinámica virtual fue la desaparición de la frontera que separaba el ámbito laboral/académico del privado. En cada clase o reunión, encender la cámara es abrir la puerta de ese espacio que hasta entonces pertenecía al orden de lo doméstico, lo informal, el descanso. Una de las grandes víctimas de la pandemia fue la privacidad. A todo esto, “la calle”, ese término vernacular tan expresivo y simbólico, cambió de signo: antes “andar en/salir a la calle” envolvía toda una serie de posibilidades de socialización y diversión (el latín divertere significa dar giro en dirección opuesta, alejarse, entretenerse); de pronto, como bien se martilla desde todos los flancos, en la calle está el riesgo de contagio. O sin eufemismos: en la calle está la muerte. En resumen: estamos confinados en un lugar que antes era privado y que ahora está abierto a “extraños”, y fuera de nuestras casas está la Gran Amenaza. En este escenario (que tampoco da señales de cambio) no debería sorprendernos el fenómeno que todos hemos experimentado y al que quería llegar: dar clases a una cuadrícula de iniciales que aparecen en la pantalla. El mosaico de Teams, Zoom y demás plataformas es una colección geométrica donde en cada baldosa hay dos letras mayúsculas en el lugar de una persona. Sin duda son múltiples las razones que convergen en ese mismo punto: un/a docente hablándole a grupo de nombres que activan sus micrófonos sólo si es estrictamente necesario y que, salvo rarísimas excepciones, no encienden sus cámaras nunca. Es decir, estudiantes que no se dejan ver. Estudiantes que no vemos. Estudiantes que no se ven (ni conversan) entre elles. Algo más: ahora damos clases frente a nuestro reflejo sincrónico en el monitor. Como si en la época de clases presenciales hubiéramos tenido todo el tiempo un espejo al fondo del aula. Supongo que fuera de profesionales de la danza, donde no solo es natural sino necesario trabajar frente al espejo, hay algo perturbador en este hecho. Es difícil no pensar en Eco, Narciso y en una imagen propia que contemplamos mientras tiembla levemente sobre la superficie del agua. Sumemos una situación puntual del segundo cuatrimestre y que podemos suponer se repetirá por otra temporada, estudiantes de primer ingreso que inician su vida universitaria bajo la dinámica virtual. Detengámonos a pensar en esto: no solo viven la pandemia como el resto del planeta, les tocó además entrar a ese momento simbólico y fundamental para el desarrollo psíquico y la emancipación social desde sus habitaciones, sin contacto ni interacción física con sus pares, conviviendo con sus madres y/o padres el día completo, todos los días desde hace más o menos 200 días. Yo tampoco encendería mi cámara. ¿A dónde voy con todo esto? No tengo idea.

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O por lo menos, no tengo respuestas. Todo lo contrario. Más preguntas y algunas sospechas. Nada es igual a lo que vivíamos antes de marzo de este año. Y no solamente eso, nada es igual y hay un domo pesadísimo sobre cada persona y cada grupo familiar. Ante momentos críticos, por supuesto, hay que actuar desde el pragmatismo, ese modo perfecto para resolver lo inmediato, lo urgente. No es momento para retórica ni entelequias. Pero el riesgo del pragmatismo es que bajo el peso de sus herramientas, máquinas, ecuaciones, algoritmos y eslóganes, quede sepultado eso otro que también es parte de la esencia humana. Atreviéndome, de forma temeraria, a dividir el tiempo en dos, y, todavía más audaz, a proponer que una forma de definirnos es decir que somos tiempo, podemos decir que la vida consta de dos vectores: 1. hacer / 2. pensar. En estos 200 días se ha puesto el énfasis (y prácticamente el mandato) en hacer. Con toda razón. Resolver, adaptarse. Habría ahora que darle un espacio al otro vector, pensar. Principalmente en un ámbito como la universidad. De hecho, en el origen del concepto universidad, allá en el mármol de los largos pasillos de la Universidad de Bolonia fundada en 1088, está el pensamiento, la reflexión crítica como surtidor y nutriente. Nos adaptamos (resolvimos) a la modalidad de enseñanza virtual. Sí. Pero a esta altura tendríamos que reconocer que con alumnes en sus habitaciones, estudiantes que no se hablan entre sí en el espacio de las lecciones, alumnes a quienes no vemos y que no se ven entre elles, estudiantes que no han conocido el ambiente/atmósfera de la vida universitaria, es imposible que suceda eso que, tomando en préstamo un término del psicoanálisis, podríamos llamar “la transferencia”. No me refiero al traspaso de conceptos, teoría, datos, técnicas. Hablo de lo que cada uno/una pone en el espacio, lo que se juega de cada quien, del vínculo (ni siquiera tiene que ser empático), de la comunicación del lenguaje corporal, del equilibrio cognitivo y emocional que se genera en ese grupo de personas que se reúnen, digamos, tres horas cada jueves durante 15 semanas. No es posible otra forma en este momento ni en el corto plazo. Cierto. Lo que no podemos permitirnos ignorar es el hecho de que, por lo menos para ciertas áreas, seguir utilizando los parámetros académicos y de evaluación del mundo prepandemia es indefendible. ¿Qué estamos evaluando? ¿Cómo evaluamos a personas que nunca hemos visto? ¿Qué esperamos de uno de los grupos etarios que están llevando la peor parte de este contexto? ¿Estamos dando espacio o propiciando el vector pensar del mismo modo que el vector hacer? ¿Les alimentamos solamente el pragmatismo y los eslóganes del pensamiento utilitario? ¿Qué es ahora un 90, un 77? Volvamos al Teatro Coliseo en Buenos Aires. Allí está Borges y esta noche el tema de su conferencia es “La ceguera”. Habla de Homero, de Groussac, de Milton, de Joyce, todos escritores ciegos. Sabe que está en el centro del escenario y bañado por el cono de luz que no ve, sabe que el público está lejos e invisibilizado por la oscuridad. De pronto, alguien tose.

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Paula Piedra, Sofía Suárez Zúñiga y Manuel Morales Alpízar (hasta el 2018)

¡UPE! - narrativa de su proceso (2016-2019)

¿Cómo surge ¡UPE!? Realizado por primera vez en marzo de 2016, Amón Cultural fue un evento artísticocultural producido por el Centro Académico de San José, parte del Instituto Tecnológico de Costa Rica. El evento contó con el apoyo de la Casa Cultural Amón, que buscó promover la puesta en valor de la riqueza escénica, histórica, arquitectónica y patrimonial de Barrio Amón. Además, logró reunir en un día a distintos agentes del barrio: la Asociación de Vecinos de Barrio Amón, el Proyecto Centro Histórico San José y más de 20 emprendimientos gastronómicos e instituciones artístico-culturales, entre estas, TEOR/éTica. Además de tener como objetivo consolidarse como un festival anual, Amón Cultural convocó a les participantes a una serie de encuentros para organizar un trabajo cooperativo con la comunidad que se llevaría a cabo siguiendo algunas líneas de acción específicas, encauzadas a “mejorar la imagen del barrio y detener ciertos procesos de degradación urbana” en palabras de sus organizadores. A raíz de estas reuniones, TEOR/éTica fue interpelada con la siguiente pregunta: ¿Qué quiere ser TEOR/éTica como institución cultural para Barrio Amón? Con este fin, a partir de febrero de 2017, TEOR/ética abrió el grupo de estudio ¡UPE!, dedicado a investigar algunos temas relacionados con el papel de esta institución en el contexto de Barrio Amón. Estos temas surgieron de inquietudes, necesidades o urgencias, y el ejercicio contribuyó además a nutrir otros procesos curatoriales, artísticos y editoriales de la institución. Se invitó al colectivo Semillas: Arquitectura en comunidad, para colaborar con el planteamiento y la concepción de este grupo de estudio, cuyos miembros hicieron de TEOR/éTica su espacio de trabajo, y desde allí gestionaron este y otros proyectos durante el año 2017. Al grupo de estudio se le llamó ¡UPE!, interjección que nos valió de imagen para reconocernos como una vecina que está intentando a su manera buscar y conocer a les otres que conforman su contexto inmediato. 1


¿Desde dónde operó ¡UPE!? ¡UPE! operó desde una pregunta (¿qué relación tiene TEOR/éTica con barrio Amón?) que al día de hoy no tiene una respuesta concreta. Nos permitimos elaborar una serie de especulaciones, conjeturas o suposiciones con respecto a nuestra epidermis, ahí donde sentimos el contacto que nos hace reconocernos como parte del tejido en el que estamos ubicadas geográficamente. Atravesamos un camino que nos hizo conscientes de la incidencia en el espacio público que podría tener nuestro espacio que aunque es privado, está abierto al público general. Es importante aclarar que nuestro objeto de estudio no fue Barrio Amón en sí, si no la relación de TEOR/éTica con su contexto barrial inmediato. Estuvimos más bien escuchando, buscando conexiones, casi como calibrando detectores para desde nuestros intereses y líneas de acción encontrar afinidades y sobre todo más preguntas con las cuales interactuar y establecer relaciones.

¿Qué buscó ¡UPE!? ¡UPE! buscó consolidarse como un proyecto de agenciamiento del espacio simbólico y material que contribuyera a visibilizar, amplificar y poner en diálogo voces que coexisten y conforman el espacio sociocultural de Barrio Amón. Intentamos definirnos como un proceso educativo sobre el agenciamiento espacial; un ámbito de colaboración con otras iniciativas locales; un lugar que genera encuentros, diálogos, nuevas relaciones y catarsis; un grupo de estudio sobre la relación de TEOR/éTica con Barrio Amón; una colaboración entre Semillas y TEOR/éTica que abarca al proyecto pero lo trasciende, convirtiéndose en promotor de la transdisciplinariedad, de espacios compartidos, aprendizajes emergentes y conjuntos. 2


¿Qué pasó?

2017 Grupos focales, Mapeos Colectivos, Relatos, TAU (Taller de Activación Urbana de Pausa Urbana. - Ver video Se realizaron esta serie de encuentros y actividades que por medio de herramientas como mapeos colectivos, recolección de relatos e imaginarios sobre Barrio Amón pretendían reconocer y asumir desde TEOR/éTica una responsabilidad intrínseca como habitante y vecina del barrio. Participaron vecines, artistas, arquitectes y otres agentes, así como al público en general.

2018 Podcast Radio ¡UPE! - Escuchar Podcast Radio UPE A partir de las actividades del 2017, se identificaron una serie de temáticas y se creó la plataforma Radio ¡UPE!. Se crearon una serie de podcasts de acceso gratuito y abierto para conversar sobre el pasado, el presente y el futuro de Barrio Amón, así como abordar temas significativos junto con personas invitadas de todos los sectores que actúan e inciden en la zona, en espacios de conversación que simularon tardes de café en el corazón del vecindario. 3



2019 Publicación (re)HABITAR + juego de mesa TRIVIA AMÓN Se realizaron esta serie de encuentros y actividades que por medio de herramientas como mapeos colectivos, recolección de relatos e imaginarios sobre Barrio Amón pretendían reconocer y asumir desde TEOR/éTica una responsabilidad intrínseca como habitante y vecina del barrio. Participaron vecines, artistas, arquitectes y otres agentes, así como al público en general. Publicación (re)HABITAR - Leer en ISSUU Esta publicación recopila el proceso de (re)HABITAR en relación al habitar, la arquitectura de la ciudad y la cohabitación en los Barrios Amón y Otoya. Además, muestra el trabajo de ¡UPE! que expandió el abordaje de la temática al componente social y de convivencia en la ciudad, a través de procesos de trabajo que dieron resultados muy valiosos que permiten identificar puntos de fricción, acuerdo y disenso entre los diferentes habitantes y poblaciones arraigadas en la zona. Como complemento al proceso de ¡UPE! invitamos a Luis Herra, Luis Durán y Natalia Porras a sumar sus puntos de vista con relación al espacio público, su uso, apropiación y la idea de hospitalidad como motor para el pensamiento del espacio común en la ciudad. (re) HABITAR es una coproducción entre el proyecto de extensión re (HABITAR) de la Escuela de Arquitectura y Urbanismo del TEC que en el 2019 invita al proyecto ¡UPE! de TEOR/éTica y Semillas: arquitectura en comunidad.

Trivia Amón: el juego como respuesta al conflicto. En el 2018, después de realizar los episodios #4 y #5 del podcast, que giraban en torno a la pregunta de “¿cómo se convive con el comercio sexual en Barrio Amón?” percibimos que tocamos una temática sensible que afecta a toda la comunidad de Barrio Amón de maneras distintas. Si bien tuvimos la oportunidad de hablar con la artista Natalia Porras, ella es solo una de las mujeres trans que ejerce la prostitución en el barrio. La conversación nos dejó inquietudes y preguntas muy difíciles de abordar, contestar y gestionar pero que simplemente no podíamos ignorar. La conversación con Natalia nos permitía deternenos a escuchar su experiencia personal y sensibilizarnos con respecto a la problemática de la exclusión que experimentan las mujeres trans en los sistemas educativo y laboral, razón por la cual la mayoría de las mujeres trans arriesgan su integridad física, emocional y mental ejerciendo la prostitución en las calles. En este podcast Natalia nos pidió facilitar una posible conversación con les residentes de Barrio Amón para dar a conocer su testimonio, e incluso nos propuso invitar a algunas otras mujeres trans que trabajan en el barrio para crear espacios de encuentro y diálogo. 5


Esta situación nos llevó a cuestionar la dinámica del podcast y las temáticas que habíamos considerado abordar durante el año. Se nos hizo prácticamente irrelevante seguir con la programación ya establecida para el podcast, cuando habíamos topado con un tema que además no estaba siendo abordado directamente con la comunidad de mujeres trans que trabajan en Barrio Amón por ninguna otra institución cultural o educativa del barrio, a pesar de ser una de las temáticas que más impacta la vida cotidiana de quienes habitan (en pluralidad de formas) este barrio. Buscando la manera de atender las preguntas e inquietudes que Natalia nos dejó en la conversación, así como profundizar más en el tema de las exclusiones estructurales de los cuerpos no normados en el espacio público y problematizar qué entendemos como espacio público, y cómo se construye ese ‘todes’ al que se apela cuando enunciamos que el espacio público es de todes. Al darnos la oportunidad y el espacio para repensar el rumbo del proyecto surgió la posibilidad de trabajar con el arquitecto Luis Herra y planteamos una serie de talleres que trabajaran bajo la metodología, la cual gira en torno a la creación de cartografías afectivas realizadas con y por distintos grupos o comunidades. La realización de estas cartografías pretendía generar una manera de entender cómo dos distintos grupos del barrio—específicamente residentes y mujeres trans—habitan el espacio público de Barrio Amón y visualizar cómo estos grupos de personas ejercen su derecho al uso del espacio público. Por medio de Natalia invitamos a un grupo de mujeres trans que trabaja en Barrio Amón, y no tuvimos una respuesta positiva por parte de ellas. No fue posible llevar a cabo los talleres de cartografías afectivas que queríamos realizar con Luis Herra. Nuevamente, reflexionamos con respecto a la dinámica de trabajo que nos habíamos planteado y decidimos alejarnos por completo de la idea de ‘estudiar’ a grupos específicos del barrio para crear estos espacios de diálogo y de encuentro por medio de la realización de las cartografías afectivas. 6


En la búsqueda de un camino para darle la vuelta a una situación de imposibilidad de comunicación con un grupo de mujeres trans, pero con la convicción de la importancia de visibilizar este grupo ante la comunidad de Barrio Amón (además de darles una voz para dar a conocer su realidad), decidimos crear un juego de mesa informativo. El recurso de responder ante esta situación de conflicto con un juego de mesa tiene como objetivo primordial buscar maneras lúdicas de sentarnos a conversar sobre lo que nos cuesta conversar, y ojalá permitir a todes les ‘nosotres’ y a todes les ‘otres’ hacer, aunque sea en juego, el ejercicio de ponerse en el lugar del otre. Además comprendimos, gracias a que Natalia fungió como representante de un grupo de mujeres trans, que el rechazo de estas a ser parte de nuestros talleres se debió a su hartazgo de ser ‘objetos de estudio’ en lugar de ser parte de nuestros espacios cotidianos de trabajo, estudio y demás. Así, la invitamos a ser parte del equipo de trabajo y a participar de manera activa y remunerada en la creación de este juego/herramienta en igualdad de condiciones y en conjunto con el arquitecto Luis Herra, Paula Piedra de TEOR/éTica y Sofía Suárez de Semillas: arquitectura en comunidad. Trivia Amón es un juego de mesa que tiene como objetivo primordial generar una manera lúdica de sentarnos a conversar sobre lo que nos cuesta conversar, y ojalá permitir a todes les ‘nosotres’ y a todes les ‘otres’ hacer, aunque sea en juego, el ejercicio de ponerse en el lugar del otre.

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Conclusiones generales Al cabo de tres años de ¡UPE! no podemos dar cuenta de una relación cercana entre TEOR/éTica y les vecines residentes u otras instituciones culturales o educativas de nuestro contexto inmediato. ¡UPE! no necesariamente se convirtió en un espacio de diálogo y encuentro para les vecines residentes de Barrio Amón. Sin embargo, sí tenemos vecinos que a veces visitan nuestras salas de exposición o llegan a las actividades públicas que planeamos como parte de nuestra programación regular. Con las actividades del año 2019 en parte hemos respondido (sobre todo para TEOR/ éTica) a la pregunta inicial del proyecto que giraba en torno a qué papel quería asumir TEOR/éTica en la comunidad de Barrio Amón. Logramos acotar bastante nuestro alcance y dedicarnos a escuchar sobre una problemática y una parte de la comunidad del barrio muy específica al abordar el tema de la exclusión de los cuerpos no normados en el espacio público y aportar a la comunidad desde una instancia y con una parte de esta comunidad con la que ninguna otra organización cultural o educativa de la comunidad lo está haciendo. Al mismo tiempo, esto nos ha permitido entender que nuestro alcance apela a un espectro más extendido que solo el contexto de Barrio Amón, ya que estas problemáticas son síntomas de fenómenos urbanos de mayor escala que además se vinculan a temas tan amplios como la diversidad, la tolerancia, la inclusión, la ciudad como lo común, la ciudad hospitalaria y la premisa de que el uso de la ciudad es un derecho. Entender lo anterior nos sugiere la posibilidad de ampliar y redefinir el concepto de lo que entendemos como la comunidad y el contexto de TEOR/éTica en relación a un proyecto que opera desde la definición y los criterios del agenciamiento espacial. Nos sugiere que nuestra comunidad incluye a Barrio Amón pero que sobrepasa nuestro contexto geográfico y más bien nos invita a pensar en una comunidad que se crea, crece y decrece según afinidades e intereses de diversa índole en torno a temas espaciales y sociales.

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Le dimos cierre al grupo de estudio ¡UPE! como tal y dejamos un registro claro de todo su proceso. ¡UPE! deja una huella importante en la gestión de TEOR/éTica ,la cual reconoce la importancia de incidir de manera crítica en la reflexión con respecto a nuestro entorno tanto en el ámbito espacial como social. El cierre de este proceso deja abiertas inquietudes y preguntas que le permitirán a TEOR/éTica la apertura de otros procesos de investigación y la propuesta de proyectos con otros formatos que sigan el concepto y los criterios del agenciamiento espacial que sin duda se vincularán directa o indirectamente con el espacio social y urbano de Barrio Amón.

¡UPE! fue posible gracias al apoyo incondicional de TEOR/éTica con el financiamiento de Arts Collaboratory y DOEN, la presencia constante de Semillas: arquitectura en comunidad y a todas las personas que año a año fueron parte del equipo de trabajo, colaboradores o invitados del proyecto. Grupos focales, Mapeos Colectivos, Relatos, TAU (Taller de Activación Urbana de Pausa Urbana). Equipo de trabajo: Manuel Morales Alpízar y Sofía Suárez Zúñiga (Semillas), Paula Piedra (TEOR/éTica) y Carol Sanabria. Colaboradores: Gloriana Barrientos, Luis Jiménez, Jennifer López, Diego Méndez, Soren Pessoa, Camila Sánchez, Johan Vargas, Brenda Zumbado. Invitados: Alonso Briceño, Pablo Campos, Andrés Fernández, Carlos Fernández, Elliot González, Ivette Guier, Luis Herra, Mariela Hernández, Sor Deyanira Mora, Mauricio Otárola, Pausa Urbana, Vincent Peyret, Melissa Porras, Ofelia Sanou, Alexandra de Simone, Alessandro Valerio, Fernando Vega, Mario Villalta, TAU 2017.

Podcast Radio ¡UPE! Equipo de trabajo: Manuel Morales Alpízar y Sofía Suárez Zúñiga (Semillas), Paula Piedra (TEOR/éTica) y Jorge Salazar Arroyo. Colaboradores: Daniel Lira, Luis Jiménez. Invitados: Daniel Chavarría, Luis Durán, Lucía Echeverría, Andrés Fernández, Luis Herra, Carmen Odio, Natalia Porras, Fernando Vega. Publicación (re)HABITAR + juego de mesa TRIVIA AMÓN Equipo de trabajo: Luis Herra, Paula Piedra (TEOR/éTica), Natalia Porras y Sofía Suárez Zúñiga (Semillas). Colaboración con el proyecto (re)habitar por invitación del Arq. Mauricio Otárola (proyecto de extensión e investigación de la Escuela de Arquitectura del TEC). Invitados: Jorge Salazar Arroyo, Luis Durán, Manuel Morales.

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EL PROYECTO ES UNA EXCUSA PARA EL ENCUENTRO

TAINÁ AZEREDO

Como parte de las actividades de Alter Academia 2019, la curadora, gestora y educadora, Tainá Azeredo, nos visitó y compartió reflexiones sobre las maneras de potencializar la pereza como espacio tanto para imaginar como para resistir a las imposiciones temporales. En esta conversación, nos guía por diferentes proyectos dedicados a las prácticas artísticas y pedagogías experimentales en los que ha colaborado, dónde además nos plantea la siguiente pregunta: ¿Cuál es nuestra excusa para encontrarnos?, pensando, de esta manera, los proyectos artísticos como espacios que potencian los encuentros y surgen alternativas de convivencia.

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UNA EDUCACIÓN AMOROSA. PEDAGOGÍAS ARTÍSTICAS DESDE LOS FEMINISMOS MÓNICA MAYER En el 2016, la artista, crítica, docente y activista mexicana Mónica Mayer visitó TEOR/éTica y brindó una charla acerca de sus experiencias trabajando desde el feminismo, la pedagogía y la práctica artística. La conversación giró alrededor de las diversas maneras en las cuales Mónica ha comprendido las formas de hacer comunidad desde la organización de mujeres con afinidades y necesidades comunes tanto en México como en Estados Unidos desde los años setenta, así como sobre el abanico de probabilidades que surgen al poner en diálogo los discursos tradicionales del arte con otras problemáticas vinculadas con la educación, la violencia, la maternidad, el acoso, y el lugar que puede ocupar todo esto en el activismo.

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MANUELA RIBADENEIRA

ACTA DE CANJE

2008. PINZAS Y TEXTO, MEDIDAS VARIABLES.

LA ARTISTA ECUATORIANA MANUELA RIBADENEIRA (QUITO, 1966) NOS COMPARTE ALGUNAS IDEAS SOBRE ESTA OBRA QUE FORMA PARTE DE LA COLECCIÓN VIRGINIA PÉREZ-RATTON, LA CUAL FUE REALIZADA GRACIAS A UNA INVITACIÓN DE TEOR/ ÉTICA PARA PRESENTAR UNA EXPOSICIÓN INDIVIDUAL DE SU TRABAJO EN 2008, TITULADA “TO BE BORN IN A STABLE DOES NOT MAKE YOU A HORSE (O DE LA PATRIA POR NUESTRA VOLUNTAD)”. COMO PARTE DE UNA SERIE DE PIEZAS QUE EXPLORABAN LOS RITOS Y CEREMONIAS SOBRE LA POSESIÓN DE TERRITORIO, ACTA DE CANJE ABORDA EL CONFLICTO DE FRONTERA ENTRE COSTA RICA Y NICARAGUA, MÁS ESPECÍFICAMENTE SOBRE LA PROPIEDAD Y EL USO DEL RÍO SAN JUAN Y EL TRATADO QUE SE FIRMÓ EN EL SIGLO XIX PARA RESOLVER EL CONFLICTO. RIBADENEIRA RECORTA LAS PALABRAS DE ESTE TRATADO Y CONSTRUYE UN PUENTE SUSPENDIDO.

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MANUELA RIBADENEIRA

TERRITORIO, EL JUEGO 2008. VIDEO, 07:37 MIN RIBADENEIRA COMPARTE IDEAS SOBRE TERRITORIO, EL JUEGO (2008) QUE FORMA PARTE DE LA MISMA SERIE EN TORNO A LOS RITOS Y CEREMONIAS DE POSESIÓN DE TERRITORIO, Y QUE FUE EXHIBIDA EN TEOR/ÉTICA EN SU EXPOSICIÓN INDIVIDUAL. LA OBRA ES UN REGISTRO SIN SONIDO Y SIN EDITAR, PARA SER REPRODUCIDO EN LOOP, DE UNA PARTIDA “TERRITORIO” QUE ELLA JUGABA DE NIÑA. LA DINÁMICA INVOLUCRA LANZAR UNA NAVAJA A FIN DE CONQUISTAR NUEVOS TERRITORIOS, INCLUYENDO EL DE LOS OTROS JUGADORES. EN EL VIDEO APARECEN

SUS

HERMANOS

JUGANDO

SIN

ENSAYO

PREVIO,

EVOCANDO

LA

COMPLEJIDAD DE LAS DISCUSIONES SOBRE TERRITORIO DESDE LAS IDEAS DE FAMILIA, AFECTIVIDAD, INTIMIDAD Y HERENCIA.

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