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«Hay que ser valiente para salir de la corriente que te arrastra»

El día de la Asunción de la Virgen nació Sor Ana Banegas (Barcelona, 1979), en una familia sencilla y trabajadora. Es la segunda de tres hermanos. Le gusta mucho pasear, sobre todo, por la montaña, hacer rompecabezas, realizar cualquier tipo de deporte y jugar con los instrumentos musicales. Hizo la carrera de magisterio con la especialidad de música.

Conoció el carisma salesiano a través de sus dos hermanos, que eran alumnos del colegio de Horta. Así lo recuerda ella misma: “Mi relación con los salesianos empezó a través de mis hermanos, que iban al colegio de los Salesianos de Horta (Barcelona) cuando yo iba al colegio de las Hermanas Hospitalarias de la Santa Cruz. Fue en esa época cuando empecé a conocer a Don Bosco. Me fascinaba su figura por todo lo que había hecho con los niños (recuerdo los cómics que llegaban a casa), y junto con las hermanas de mi colegio que nos inculcaron el amor a Jesús y la Virgen, y la contemplación de la naturaleza, se fue forjando algo de lo que yo en un principio no era consciente o no quería serlo: mi vocación como Hija de María Auxiliadora”.

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Mientras estudiaba el bachillerato, en Salesianos Horta, comenzó a sentir una gran inquietud por ayudar a las personas más necesitadas. Durante estos años, recibió una buena atención y acompañamiento, que le ayudaron a superar con éxitos sus estudios y a canalizar aquello que ella estaba sintiendo en su interior.

Voluntariado decisivo

Al finalizar la carrera, mientras estaba trabajando en el colegio donde había estudiado el BUP y el COU, la invitaron a realizar una experiencia de voluntariado, en Bolivia, aceptándola sin ningún tipo de duda. Ana lo cuenta así: “Nada más acabar la carrera, empecé a trabajar en los Salesianos de Horta y fue el padre de una compañera de colegio, director de la ONG Soldebo, el que me dijo si me quería ir a Bolivia, y yo sin pensarlo dos veces, dije que sí”. Esta experiencia se volvió a repetir en años sucesivos. Precisamente estando en Bolivia, el actual arzobispo de Rabat, Monseñor Cristóbal López Romero, entonces Inspector en el país americano, le dijo: “Ana, ¿tú te has pensado ser salesiana?”. Y se dijo a sí misma: “¿Por qué no?”. Al regresar a España, se puso en contacto con las salesianas y comenzó su proceso de formación. Profesó como FMA el 5 de agosto de 2016. Ana está contenta con su opción. Cree que su consagración a Dios merece la pena: “La vocación consagrada me ha aportado plenitud, la satisfacción de estar respondiendo al Señor en aquello a lo que me llama; la entrega total a Él, y a los jóvenes”. Siente una gran admiración por Don Bosco y María Mazzarello. Del primero, le gustaría tener la entrega incansable; de la segunda, la humildad y la sencillez que la definieron como persona. A todo joven que se encuentra pensando la vocación le dice:

“Hay que ser valiente para salir de la corriente que te arrastra”.

Jorge Juan Reyes, sdb