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Tema central FRATELLI TUTTI

@jotallorente

2021 UNA ENCÍCLICA MUY ESPECIAL DEL PAPA FRANCISCO

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UN NUEVO MODO DE HACER POLÍTICA: AMAR A TODOS COMO HERMANOS

En este capítulo quinto, el papa Francisco argumenta que la humanidad necesita Un nuevo modo de hacer política, y que la acción política es una de las formas más nobles de caridad, porque tiene por finalidad el bien común, es decir, el bien de todo el pueblo –todos los ciudadanos–, sin privilegiar a nadie ni discriminar a nadie (180). Para ello, hacen falta líderes ‘populares’ capaces de interpretar los sentimientos y la dinámica cultural de un pueblo. Sería un grave error caer en la trampa de un ‘populismo’ nada sano cuyos líderes son capaces de explotar políticamente la cultura del pueblo echando mano de cualquier eslogan ideológico, siempre al servicio de su proyecto personal y de su perpetuación en el poder (159). La ‘nueva política’ será la que tutela el trabajo, que es una dimensión irrenunciable de la vida social y hace que nos sintamos capaces de compartir la responsabilidad de desarrollar nuestro mundo y nuestra propia vida como pueblo (162). También es tarea de la política encontrar solución a todo lo que atente contra los derechos humanos fundamentales, como la exclusión social, el tráfico de órganos, tejidos, armas y drogas que es la “vergüenza de la humanidad”, la explotación sexual, el trabajo esclavo, el terrorismo y el crimen organizado, y el hambre, que es “criminal” porque la alimentación es “un derecho inalienable” (188-189).

¿De qué hablamos al referirnos al ‘populismo’ y el ‘liberalismo’?

• «En los últimos años las palabras ‘populismo’ y ‘populista’ ha invadido los medios de comunicación y el lenguaje en general. De este modo, han perdido todo el sentido que podrían haber tenido y se han convertido en otra fuente de polarización en una sociedad que ya estaba dividida». (156) • «La pretensión de instalar el ‘populismo’ como clave de lectura de la realidad social es problemática desde otro punto de vista: esta pretensión ignora el significado legítimo de la palabra ‘pueblo’». (157) «Ser parte de un ‘pueblo’ significa ser parte de una identidad que deriva de lazos sociales y culturales. Y todo esto no es algo automático, sino todo lo contrario: es más bien un proceso lento y difícil que ayuda a avanzar hacia un proyecto común». (158) • «La idea de ‘pueblo’, que naturalmente supone la valoración positiva de los lazos comunitarios y culturales, suele ser rechazada por opciones ‘liberales’ individualistas que conciben la sociedad como una mera suma de intereses que coexisten. Hablan de respeto a la libertad, pero sin las raíces de una narrativa común». (163)

¿Qué sentido tiene hablar de un ‘poder internacional’?

• «La crisis financiera de 2007-2008 fue una oportunidad para desarrollar una nueva economía más atenta a los principios éticos, y para una nueva regulación de la actividad financiera especulativa y de la riqueza virtual. Sin embargo, la respuesta a la crisis no incluyó repensar los criterios obsoletos que siguen rigiendo al mundo. Es más, parece que las verdaderas estrategias que se desarrollaron posteriormente en el mundo se orientaron hacia más individualismo, menos integración y una mayor libertad para los verdaderos poderosos». (170) • «El siglo XXI es testigo de un debilitamiento de poder de los Estados nacionales, sobre todo porque la dimensión económico-financiera, de características transnacionales, tiende a predominar sobre la acción política. Se hace indispensable el diseño de instituciones internacionales más sólidas y eficaces, con autoridades designadas equitativamente por acuerdo de los gobiernos nacionales, y dotadas para imponer sanciones». (172)

¿Qué opinión nos merece la ‘acción política’?

• «Para mucha gente, hoy la palabra ‘política’ no despierta simpatía, a menudo debido a los errores, la corrupción y la ineficiencia de algunos políticos.

Además, algunos intentan desacreditar a la ‘política’, reemplazarla por la economía o vincularla a alguna ideología. Pero, ¿puede funcionar el mundo sin política?». (176) • «Ante tantas formas mezquinas de una política centrada en intereses inmediatos, mostramos el ‘sentido de estado’ cuando valoramos los principios más nobles y pensamos en el bien común a largo plazo. […] Pensar en los que vendrán después de nosotros no es útil en un proceso electoral, pero es lo que la justicia auténtica nos exige». (178)

• «Lo que es importante no es lograr grandes resultados constantemente, porque estos resultados no siempre son posibles. En la actividad política, deberíamos recordar que, más allá de toda apariencia, cada persona merece nuestro amor». (195) «Por todo ello, es muy loable poner nuestra esperanza en el escondido poder de las semillas de bondad que nosotros sembramos, y así iniciamos procesos cuyos frutos serán cosechados por otros». (196) • «Hay un tipo de amor que es ‘provocado’: sus actos proceden directamente de la virtud de la caridad y se orientan directamente a los individuos y a los pueblos. También hay un amor

‘ordenado’, expresado en aquellos actos de caridad que impulsan a crear instituciones más sanas, regulaciones más justas, estructuras más acogedoras. De ahí que sea un acto de caridad igualmente indispensable el esfuerzo dirigido a organizar y estructurar la sociedad de modo que el prójimo no se encuentre en situación de pobreza». (186) • «Este modelo de caridad, que es el corazón espiritual de la política, es siempre un amor preferencial por los últimos, un amor que está detrás de todo lo que hacemos por ellos. Solo una mirada transformada por la caridad puede lograr que la dignidad de los otros sea reconocida y, en consecuencia, que los pobres sean descubiertos y valorados en su inmensa dignidad, que sean respetados en su identidad y su cultura, y de este modo se puedan integrar de verdad en la sociedad». (187)

¿Cómo se puede ejercer el ‘amor político’?

¿Por qué la ‘fecundidad’ vale más que los ‘resultados’?

Invitación a la reflexión y al debate:

• «Algunos líderes políticos buscan su popularidad apelando a las inclinaciones más bajas y egoístas de algunos sectores de la población. Esto es mucho más peligroso cuando, con formas más crudas o más sutiles, conduce a la usurpación de las instituciones y de la legalidad». (159). ¿Crees que esta forma de hacer política también es una realidad en nuestro país? ¿Se te ocurre alguna iniciativa para lograr que la gente sencilla se dé cuenta del riesgo que comporta apoyar a esos líderes políticos? • «Una vez más apelo a una renovada valoración de la política como una altísima vocación y una de las formas más nobles de caridad, en la medida en que lucha por el bien común». (180) ¿De qué modo podemos descubrir si unos políticos concretos se han propuesto fomentar el bien común para hoy y para mañana, o bien solo pretenden lograr unos objetivos partidistas a corto plazo? ¿Te has sentido engañado alguna vez en el ámbito de la acción política? • «No hay ‘pueblo’ sin respeto a la individualidad de cada ‘persona’. Sin embargo, hoy se pretende reducir las personas a individuos aislados, fácilmente manipulables por poderes que persiguen intereses espurios». (182) Si estás de acuerdo con esta afirmación del papa Francisco, ¿qué puedes hacer tú para evitar ser manipulado por esos ‘poderes’ que persiguen unos intereses que no suelen hacer públicos? ¿Conoces alguno de esos ‘poderes’? ¿Sabes cómo desenmascararlo? ¿Eres capaz de hacerlo? • «En medio de la actividad diaria de la vida política, los más pequeños, los más débiles, los más pobres deben tocar nuestros corazones: sí, tienen derecho a apelar a nuestro corazón y a nuestra alma. Sí, ellos son nuestros hermanos y hermanas, y debemos amarles y cuidarles como tales». (194) ¿Crees que este modo de pensar del papa Francisco llegará al corazón de los líderes políticos que tú conoces? Si te dedicas a la política, ¿podrás tenerlo en cuenta en tu acción diaria al servicio de la gente?