Revista Valquirya Nº2 Hechos en el Perú

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Publicado en la red con la tegnologia Issuu Año 1 - Número 2

Valquirya

C

Lecturas Diferentes

HECHOS EN EL

JARDINEROS TURISTAS INTELECTUALES PROVOCACIONES PERUANISIMOS

SANTA, LA TOTORA EL VIEJO Hemingway Y EL MAR Peruano LETRAS CRÓNICAS EL PISCO DE LA DISCORDIA EL CIUDADANO POPY


Aunque no lo crea, el plano original de este Avi贸n lo hizo un arequipe帽o, sabe quien fue...


PROXIMO NÚMERO

EL PRÓXIMO MES, ESTAMOS DE BLANCO

TE INVITAMOS A SABER PORQUE.

Valquirya


NOSOTROS

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Julio Angulo Delgado Omar Zevallos Velarde Jorge Condorcallo Jorge Turpo Rivas Diego Leal

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nº2


La agresi贸n verbal es m谩s que simples palabras, sino vea con atenci贸n esto

http://www.criteriondg.info/wordpress/verbal-abuse/


D e l g a g a d a L i n e a

MADE IN PERU...C... Tenemos en verdad el orgullo de ser peruanos o sólo es el meloso ritmo de un vals. Que invita creerlo. En este segundo número, Valquirya le da motivos para creer; como lo define Daniel Titinger: que ser peruano es una cuestión más de fe que de identificación. Nuestros motivos son saber que en la “nueva ola” de cronistas con fina pluma. Perú es la que mas letras produce, y no me refiero solamente a escritores, sino que a editoriales también. Y demás consecuencias irónicas, por ser un país con un nivel de analfabetismo elevado en comparación a nuestros vecinos sudamericanos. Esta fiebre por los textos está encabezada por la ya reconocida Etiqueta Negra y en esta oportunidad mostramos un especial con los arquitectos intelectuales que hicieron posible escribir, una vez más y con mayúsculas la frase TENGO EL ORGULLO DE SER PERUANO. Como el mismo gurú Villanueva Chang dice, a los cronistas se les perdona todo. Pero hablar de Perú no sólo es hablar de lectura o letras con etiqueta “crónica”, peruanidad es también, aunque la RALE no lo quiera aceptar, provocación, “cachita” por delante y es así que nos podemos dar el lujo de brindar con pisco peruano en la misma línea de la concordia, esa que significa la “U” al final de Perú y la “C” de Chile en Tacna con una ceremonia por demás provocadora pero peruana por donde se la vea. Pero en el Perú si se habla de sur, es infaltable pronunciar norte, si el sur es provocativo el norte es “cachaciento” porque sólo ahí uno puede encontrar además del mítico Merlín negro, el hotel donde el mismo Hemingway puso a la práctica su novela “El Viejo y El Mar” y que en esta ocasión Omar Zevallos nos lo cuenta. Además de presentarnos al ciudadano “Popy” en un perfil donde se puede ver toda la “palomillada” de ser peruano y como nos cambia la vida tomarnos un buen trago de poder y ser víctima de sus efectos. Si se tiene que hablar de Perú es infaltable hablar de los Uros y como es que hicieron de la TOTORA, más que un alimento un multiusos que no necesitan llevar en el bolsillo pues totora es lo que les sobra allá en la región de Puno, tal como nos lo muestra Julio Angulo en otro fascinante foto reportaje de altura en el Lago Titicaca. Si después de esto usted no consiguió que aflore esa fe chola en su creer, no se preocupe, porque todo buen cholo sabe que Dios es peruano y por lo tanto todos tenemos reservada una butaca en el firmamento biblico; creyentes o no porque estamos HECHOS EN EL PERU. Un extranjero Arequipeño


... Pedro Paulet


El leopardo del Amur (Panthera pardus orientalis) es la subespecie de leopardo más rara que existe. Está en gravísimo peligro de extinción, sólo existen en libertad entre 25-34 ejemplares, en la reserva de SijoteAlin (Siberia), cuya endogamia los coloca al borde de la extinción total.



PATRIOTAS JULIO ANGULO

FOTOREPORTAJE

OMAR ZEVALLOS

CRÓNICA

Nuestro país es un conjunto de tradiciones y poblaciones unidas todas en un mismo territorio en el que todos coincidimos en llamarlo Perú.

Nuestra tierra es una gran caricatura de la cual aun no terminamos de dibujar las primeras líneas siquiera

PERFIL

JORGE TURPO

CRÓNICA

DIEGO LEAL

ARTE SIN LAPIZ...

Ama el Perú, porque es el único país donde el periodismo siempre tendrá una excusa para ejercerlo; buena o mala que esta sea.

Extranjero que siente como suyo el país que brinda asilo a sus trabajos con la computadora.

JORGE CONDORCALLO Buen patriota, porque aun cree que la selección llegara a un mundial y para evitar la depresión mientras esto sucede escribe

POESÍA


JULIO ANGULO

OMAR

ZEVALLOS

ESPECIAL

JORGE TURPO

OMAR ZEVALLOS

INDICE

Delgada Linea Articulos

JARDINEROS

TURISTAS

SANTA, LA TOTORA

EL VIEJO Hemingway Y EL MAR Peruano

PROVOCACIONES

INTELECTUALES

EL PISCO DE LA DISCORDIA

PERUANISIMOS

LETRAS CRÓNICAS

EL CIUDADANO POPY

Letras Crónicas El Pisco de la discordia Un ciudadano llamado “Popy” El Viejo Hemingway y el Mar peruano La santa de los Uros

Plan V las Peñas y las Piñuelas Gusto&Aparte Tinto&Asado I Fila Artistas noArtistas Fut&Pas Letras Nuevas Tinta y Papel Benedetti sentimental


os Mercados L i st odos E T s n o E L e D % 0 4 l A E 4 , 1 s Ă­ Y 7 Pa s o L e r nt E s o Ăą Ni


De Nuestro on S , ercados es r ibado A単os


Especial: Los Nuevos Cronistas de Indias so

Letras c etiqu p


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etiqueta Maestro y Guía Julio Villanueva Chang -El periodismo es una carrera donde el periodista se aburguesa rápidamente, y se aburguesa por el círculo, las relaciones que tiene. No sé quién lo dijo, pero los editores, por lo menos de diarios que yo conozco, son gente que ya no escribe. Ya no salen. Entonces, el editor tiene un falso estatus de superioridad sobre los demás, sobre los redactores, "los soldados rasos". Es un tipo que ya no escribe, es tan bueno que ya no necesita escribir. Entonces, el editor se convierte casi en un sargento, en un administrador de recursos humanos. En Zonas de Guerra, por ejemplo, John Lee Anderson lo dice bien: se forma una suerte de bichos que son como los corresponsales de guerra hogareños, que son los que jamás salen del hotel, y envían sus reportes con la información oficial de ambos bandos. Aquí un editor se aburguesa. Aquí hay muchos diarios que están hechos, pensados, por gente que ya no escribe, que no sale a la calle

“En El Comercio no se escribía en los baños aunque yo haya descubierto un huevo de haikus dejados por un poeta anónimo que no obstante firmaba como un tal JVCH.” Toño Angulo Daneri Al cronista se le perdona todo. Que toque el cielo. Que desprecie el infierno. Que junte el verso, que mastique los sábados, que llueva para sí mismo, que hipnotice al ciego, que ilumine al sol, que rebaje la luna, que se emborrache en tus jugos, que se muerda el codo, que pague a medio pagar, que tuerza las esquinas, que grite callado su mierda, que mente a la madre del vino, que rompa los huevos del nido, que se duerma en sus laureles, que se coja a la desprevenida, que se haga en los calzones, que se remangue y suspire, que incendie el océano, que se mee en la hostia, que trafique, multiplique, maximice, robotice, energice, …Que escriba en blanco la palabra cero y gane un premio. Al periodista de policiales al contrario. Al de política menos, al de locales nunca. Que lo cuelguen, que lo capen, que lo escupan, que lo caguen, que lo desorganicen, que lo eroticen, que lo eructen, que lo inflen, que lo revienten, que lo madruguen, que lo censuren, que lo manipulen, que lo desnuden, que lo injurien, que se vaya en micro, que se vaya acostumbrando, que se vaya a la mientras, que se desahueve, que no se quede en la línea, que pise a fondo, que se pegue un tiro, mejor dos, que se vaya de zorras y rucas, que sea testigo, que lo castiguen, que lo suspendan, que no lo gratifiquen, que lo choleen, que lo bestialicen, que la vas a pagar, que mañana te doy, que le corten el cable, que le den de su medicina.



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etiqueta El otro Jefe Toño Angulo Daneri

La crónica, esa hija incestuosa de la historia y la literatura, existe desde mucho antes que el periodismo. Nació de dos voluntades, la de narrar y la de comprender el mundo, Que una forma equivocada de concebir el periodismo moderno ha diluido para dar paso a una tercera, a menudo dogmática y excluyente: la voluntad de dar información. El periodismo que hoy predomina es como el nieto necio y testarudo de la crónica que se resiste a aceptar lo mejor de la herencia de su abuela. Es un periodismo de notaría, Que certifica lo que alguna gente importante dice y da cuenta de lo que ocurre, pero no cuenta ni explica nada. La noticia, en esencia, no tiene antecedentes ni consecuentes. No tiene por qué ser seguida ni profundizada porque perdería el interés de lo único, insólito e irrepetible. En fin, es un periodismo para la amnesia que echa al olvido una de sus responsabilidades sociales más necesarias: ser una memoria de su tiempo.

Uno de los grupos, aquel que asistía a escuchar mis clases por las tardes en ese verano intenso, lo integraba precisamente el malogrado Toño Angulo junto a la pundonorosa Milagros Leiva Eloy Jauregui Los cronistas que nos han contado la conquista del Perú y América, como Cieza de León, Pedro Pizarro y Bernal Díaz del Castillo, fueron testigos y protagonistas de los hechos que narraron. Ésta es otra idea clave: ser testigo, no sólo mero recopilador y transmisor de datos. O mejor dicho: estar allí, vivir los acontecimientos para compartirlos a través de un relato que es a la vez histórico, literario y -me atrevería a decir por lo tanto- periodístico. Aquellos cronistas relataron no sólo lo que vieron y escucharon, sino también lo que sintieron, comieron, olieron, percibieron y tocaron. Mario Vargas Llosa los ha comparado con los que vinieron después, como Gracilaso Inca de la Vega y el padre De las Casas, y ha resaltado en los pioneros el valor de la inmediatez periodística. Es decir, aunque tuvieron que escribir sobre lo que ocurría en ese preciso instante, ello no fue pretexto para una falta de ambición abarcadora por entenderlo todo, incluidos el antes y el ahora. Hay rigor en los cronistas de la conquista, y una determinación insobornable por narrar la realidad en su totalidad.

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etiqueta El discipulo Daniel Titinger No sabíamos cómo encontrar una buena historia. Éramos una docena de aspirantes a cronistas en un taller de periodismo narrativo, en Cartagena de Indias, y teníamos sólo cuatro días para presentar una crónica personal. Estábamos perdidos. La ciudad resplandecía y el imposible calor nos refregaba en la cara, siempre, nuestra calidad de extranjeros aturdidos. La primera lección quedaba clara: peor que enfrentarse a la página en blanco es vencer la realidad. Estar en el lugar de los hechos -Cartagena entera era el lugar de los hechos- y no saber por dónde empezar podía ser más desesperante que lograr una primera oración. Teníamos la libertad de escribir sobre cualquier cosa, pero no todo se presentaba allí como una posible buena historia. Había que actuar con cuidado y con prisa. Empezar a caminar con los cinco sentidos en guardia.

El oído sirve para descubrir el diálogo del ambiente y mucho después para buscar el ritmo al escribir Se escriben buenos relatos periodísticos desde que se hace el trabajo de reportero. No es una exageración. Encontrar la historia adecuada, que no es nada más que encontrar el ángulo adecuado de una historia, es haber hecho la mitad del trabajo. La escritura -que también necesita de intuición y que, de caer en malas manos, podría malograr la mejor de las realidades- viene después. El periodista y escritor norteamericano guatemalteco Francisco Goldman, maestro de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano, presidida por Gabriel García Márquez, me dijo hace algunos meses que el trabajo creativo de un periodista empieza desde que sale a la calle. Esa misma intuición que hace que un novelista imagine su historia, es la que necesita el periodista, en la calle, para buscar la suya, afirmó Goldman, días antes de terminar su última novela, en un ataque de no ficción. La calle, el mundo. No por nada el viaje es para Kapuscinski la primera característica de su trabajo. Imposible conocer la realidad si uno no espía afuera. La intuición de una buena historia periodística aparece -o noluego del trabajo detectivesco. Hay que explorar para lograrla. Viajar -dice Kapuscinski- significa para mí atención, paciencia para informarme, deseo de saber, de ver, de comprender. Llegar a la intuición -que ya suena tan extravagante como alcanzar la felicidad- requiere de un conocimiento anterior. De mirar, de escuchar, de oler, de tener, al final de cuentas, los sentidos en guardia.



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etiqueta el sacrificado Marco Avilés Las buenas historias están siempre revoloteando sobre nuestros sentidos. Lugar común. Secreto a gritos. Pero para llegar a ellas hay que tomar el camino no convencional de la locura. Buscar un nuevo sentido para los sentidos. Escuchar con el tacto, tocar con la mirada, mirar con el oído. Y, claro, apuntar con el pensamiento. Los ojos del cronista no deben ser nunca una cámara fotográfica, sino un corazón que registra sentimientos. Para eso hay que andar y andar a pie porque las buenas historias -salvo las de niños de la calle- jamás golpean las ventanillas del automóvil. Ni van en busca de uno a las cárceles a voluntad que algunos llaman oficinas. Muchas de las mejores historias -y las que me gustan más- son las que se tejen en el anonimato de las esquinas y aun las que ocurren a escondidas, en la cotidianidad más doméstica. Adulterios graciosos. Estafas de monedero. Cucufatería barata. Depresiones bajo cuatro llaves. Claro que estos temas -dirán algunos- son predominio de la literatura, y en especial del cuento, que ingresa a la vida íntima de las personas por la puerta de la invención. No hay en eso una imposibilidad teórica. La crónica, hija malcriada de la literatura, puede colarse a los mismos espacios a través de las ventanas transparentes del testimonio. Simple como eso.

Se ha dicho poco de la manera en que la creatividad aparece en tales circunstancias, cuando el cuchillo del cierre pende sobre la cabeza del cronista Personaje: El Cronista: curioso viandante que por cuestiones de supervivencia, o del oficio, porta siempre una libreta. Viaja El Cronista en una combi. Rumbo al trabajo. Una calma chicha en el ambiente. Su mirada perdida en los confines de Acho. La plaza rosada de toros con un coqueto matiz amarillento debajo del metro de altura, aporte paisajístico de los meones. Un tumulto que forma un collar alrededor de un poste llama su atención. El grupo no es muy nutrido para pensar en una marcha de protesta en gestación. Apenas veinte personas. Y ninguna lleva pancartas. La combi avanza con lentitud, distribuyendo una cuota de angustia en los pasajeros a punto de llegar tarde al trabajo. El Cronista es uno de ellos, pero él sigue observando, por la ventanilla, a los otros. Uno por uno son víctimas de su mirada. Todos en andrajos. Quizá sean mendigos. ¿Pero tantos reunidos? Algo traman. Pero algunos están bebiendo alcohol. Deben de ser vagos o pastrulos. Pero hay niños. Pirañitas. Pero todos llevan bolsas de caramelos en las manos. Vendedores. Y las mujeres están llorando. Y sobre el poste ondea un bolsa negra. Y eso que rodean además del poste parece ser una cajón. Y junto con las botellas hay pétalos de flores regados en el suelo. Y una vieja reparte café en vasos descartables. Y la combi arranca. Y él está seguro de que llegará tarde al trabajo. Pero confía en que la decisión que acaba de tomar valdrá la pena.

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NO ESPEREMOS QUE LA NATURALEZA REACCIONES ASí

cUIDéM


MOSLA


UNA CRÓNICA DE : Jorge Turpo Rivas

El Pisco Sour de la Concordia En el puesto fronterizo Santa Rosa en Tacna, se hace una singular ceremonia para reivindicar nuestra bebida bandera. Parece una provocación, pero los propios chilenos caen rendidos ante el cocktail peruano.


Basta de hipocresías. Los líos entre vecinos se solucionan con un brindis. Y cualquiera quisiera brindar con la joven chilena que acaba de cruzar el puesto fronterizo Santa Rosa con un diminuto short negro y una enorme mochila roja en la espalda. Cualquiera podría pensar que esta ceremonia del Pisco Sour realizada en plena frontera es una declaración de guerra. Y cualquiera quisiera fumar la pipa de la paz con esta chilena. -Es una provocación -me dice entretenido el catador, Luis Peralta. No se refiere a la chilena, sino a la ceremonia. Un buen día; en plena “guerra fría” del Pisco entre Perú y Chile el periodista Raúl Vargas amaneció con la idea de instituir el Día del Pisco Sour. Había que asumir la defensa y dejar en claro que el Pisco es peruano e incomparable con el blandengue aguardiente chileno. El gobierno de Alejandro Toledo le hizo caso.

Corría el año 2004 y se fijó que el primer sábado de cada mes de febrero se celebre el Día del Pisco Sour. Y otro buen día, a algún tacneño se le ocurrió celebrar ese día en plena frontera. Ahí, a centímetros de la línea de la Concordia. Así es el espíritu peruano, de pica, de rabia y pena. Las ocurrencias no terminaron. Decidieron ofrecer Pisco Sour a cuanto chileno cruzara el puesto Santa Rosa. “Teníamos que hacerles conocer lo que es un verdadero Pisco”, recuerda don Luis Peralta con su vaso de Pisco Sour en la mano y sus medallas de catador adornando, pendiendo de su pecho. Este año decidieron adelantar algunas horas la celebración en la frontera. Es viernes y he llegado hasta el Complejo Santa Rosa a las ocho de la mañana con una comitiva de autoridades. Hay militares que no van a la guerra y civiles que no firmarán ningún Tratado. La banda de música del Ejército ameniza la mañana con “Chiclayanita”, una marinera norteña que suena igual de alegre en pleno extremo sur de la patria. Las actividades en el puesto de frontera siguen su curso. Hay vehículos con las inconfundibles placas chilenas de color naranja, cuatro letras y dos números (BC-YC-45). Van en ambos sentidos. Un bus de Ormeño espera que sus pasajeros pasen los controles. De pronto, todo se paraliza. Empiezan a sonar las notas del Himno Nacional del Perú. La Bandera blanca y roja flamea en lo alto. Los carros apagan sus motores y esperan que todo acabe con el ¡Viva el Perú!… ¡Que viva! Recién ahí, retoman la marcha. Hay palabras de bienvenida del Director Regional de Producción Igor Sanz. Luego, hablarán el productor de pisco Rigoberto Sosa Ramos y el Concejero Regional Julio Peralta, en representación del


Presidente Regional Hugo Ordóñez. Sonarán las notas del Himno de Tacna y el acto protocolar, acabará con el brindis de honor. Está demás decir que fue con Pisco Sour. SALUD “A veces son picones (los chilenos), pero terminan aceptando la calidad de nuestra bebida”, me cuenta Renán Adoma, mozo que hoy ofrece Pisco Sour a todo chileno que cruza el puesto fronterizo Santa Rosa. Es cierto, la señora Gladys que viene de Arica empieza a la defensiva cuando le pregunto qué tal le sabe el Pisco Sour en este lado de la línea de la Concordia. - Nosotros también tenemos nuestro pisco – me replica. - ¿Tan rico como este? – vuelvo a preguntar. Piensa, saborea, responde: - No, la verdad que no. Regáleme una receta – me pide. Llamo a una de las anfitrionas de la Dirección de la Producción y le entrega un volante impreso con la receta del Pisco Sour. Empieza a leer bajito: “Tres medidas de Pisco, una medida de jugo de limón recién exprimido, una medida de jarabe de goma, una clara de huevo y hielo”. - ¿Me invitas uno más? –me dice con toda la amabilidad de sus 55 años. Me despido de ella cuando ya tiene otro vaso


de Pisco Sour alzándolo hasta sus labios. Hay periodistas de varios medios. Todos quieren captar a un chileno confesando que el Pisco Sour es lo máximo y que su aguardiente es una zapatilla maltrecha al lado de nuestra variedad de Quebranta, Puro, Italia y un largo etcétera. No es difícil conseguirlo. Chileno que prueba un vasito de Pisco Sour, chileno que quiere bailar Cueca. Les encanta. Se olvidan de 1879 y hasta quieren devolvernos el Huáscar y los libros que se llevaron de nuestra Biblioteca Nacional. Lo raro a estas alturas de la “guerra fría” del Pisco es escuchar a un chileno defendiendo su aguardiente. A ninguno se le ocurre decir “mi piscola es más rica”. Pero su respuesta a favor de nuestra bebida levanta en mí las más terribles sospechas. Yo dudo de todo, menos de que el pisco es peruano. Y a las pruebas me remito. Alzo un vaso de Pisco Sour, lo pruebo, lo disfruto y concluyo que los chilenos no tienen un guión ensayado para responder en tierras peruanas. El cocktail es de un gusto exquisito. Los encanta. Habría que ser Alejandro Toledo para preferir un whisky antes que un Pisco Sour. Es verano y en medio del desierto donde se ubica el puesto fronterizo Santa Rosa todos buscamos un poco de sombra. Por aquí transitan alrededor de 5 mil personas diariamente. Hace unos meses llegaban a contabilizar 15 mil personas, me cuenta Ada Franco, Jefa del Complejo Santa Rosa. El número varía de acuerdo a la temporada. Los 35 litros de pisco traídos para esta ceremonia ya se agotaron. Han aterciopelado varias gargantas chilenas, incluida la que lucía short negro y mochila roja. Es hora de emprender el regreso a Tacna. Casuchas de esteras y plástico son el panorama que adornan el paisaje de ingreso al Perú. Qué duda cabe, las invasiones son tan peruanas como el Pisco.


Si usted cree que el cigarrillo no mat fĂ­jese bien en la colilla, ahĂ­ encontrar


el 80-90% de los c谩nceres de pulm贸n se dan en fumadores

es.wikipedia.org

ta, la pr贸xima vez que encienda uno ra la respuesta.


Jardineros d

lago tit

Un pu literalm leza le so nue


del

ticaca

ueblo que aprendi贸 a vivir, mente, con lo que la naturae brinda. Improvisando incluevos usos. Un Fotoreportaje de Julio Angulo Delgado


Altura de planta 3,20 a 4,20 m. Espesor 0,5 a 5,0 cm de diĂĄmetro Densidad 280 tallos aĂŠreos/m2


Presente en casi toda AmĂŠrica del Sur, pero abundante solamente en el Lago Titicaca, la totora ha sido empleado por los pobladores de este, durante miles de aĂąos en la fabricaciĂłn de casas, utensilios e incluso embarcaciones.



cada temporada de recolecci贸n de este tallo, implica renovar la alfombra natural que sostiene todo el territorio de los uros



Ahora la totora no s贸lo sirve como material, sino tambi茅n una forma de ingreso mediante la confecci贸n de singulares souvenirs



los uros ponen a prueba no solo la utilidad de este tallo, sino tambiĂŠn la resistencia ante la agricultura y la COCINA tĂ­pica del lugar


Hoy la importancia que se le ha dado a la totora es tal, que los uros destinan un dĂ­a de faena entera a la recolecciĂłn de este tallo. Sin importar las condiciones climĂĄticas

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No s贸lo forma parte de su territorio, hoy gracias a la totora los uros tambi茅n pueden movilizarse y ofrecer un medio de transporte sin salir del contexto en el que se desarrollaron

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MUCHAS

NO LOS IGNOREMOS, JULIO MES DEL Campa単a UNICEF-CHINA 2009


VECES ELL@S SE SIENTEN ASI

L NIÑ@


El Ciudadano

“P


EN EL JUEGO DEL PODER NO SIEMPRE SE TIENE CONTROL DE TODO, Y UN CLARO EJEMPLO DE ESTA NECESIDAD LA INTERPRETO FERNANDO OLIVERA VEGA, QUE NO SOPORTABA IGNORAR LO QUE PASABA A MILES DE QUILÓMETROS DE ESPAÑA, RAZÓN POR LA CUAL DESAFÍO LA DISTANCIA, FUNCIONES Y DEMÁS ATRIBUCIONES QUE NO LE DEJABAN DORMIR TRANQUILO EN ÉL UNA CAMA ESPAÑOLA.

Popy”

Un perfil de: Omar Zevallos Velarde


El embajador del Perú en España Fernando Olivera Vega y quien fuera líder del hoy desaparecido Frente Independiente Moralizador (FIM), ha mantenido un pie en Madrid y otro en Lima desde hace 17 meses, y desde entonces todas las noches está pendiente del sonido de su celular. Lo llaman compañeros de partido, políticos de otras tiendas que quieren congraciarse con él, periodistas y hasta el propio presidente Alejandro Toledo y él siempre contesta. Mira su reloj constantemente y espera moviendo el pie impaciente. Son las 2 de la madrugada, mientras al otro lado del planeta, en América Latina son apenas las 8 de la noche del día anterior. Sabe que esa vida de estar pendiente de lo que pasa en Perú, mientras el insomnio diario lo consume a miles de kilómetros, tiene que acabar de una buena vez; pero por ahora debe esperar a que su vocero personal lo llame para contarle lo que pasó en la vida política de su país. No puede vivir sin esos detalles, pues

se sabe un protagonista de la coyuntura desde que decidió, sorprendiendo a sus propios compañeros de partido y a todo el país, unirse al presidente Alejandro Toledo Manrique y formar una alianza política para cogobernar. El siente que su destino está trazado y que tarde o temprano lo llevará a sentarse en el mismo sillón de su actual socio político y a quien en plena campaña electoral llamara “mentiroso”. Quiere saber si sus jurados enemigos personales, los miembros del Partido Aprista, han mencionado su nombre en alguna declaración pública, para desmentirlos. Quiere enterarse qué pasó durante el día en el país y qué ha hecho o dicho el presidente Alejandro Toledo. Pero, ¿quién es este curioso personaje? ¿Por qué está tan lejos del Perú? ¿Cómo es que llega a ocupar un espacio en la vida política del Perú? Cuando sólo tenía 21 años Fernando Olivera Vega llegó a la escena política por primera vez en 1980 y acababa de ser nombrado secretario general de

la Fiscalía de la Nación, gracias a su matrimonio con la hija de un influyente banquero Su matrimonio con esta joven de la familia Wiese lo llevaría a vincularse con poderosos banqueros, de quienes se haría un aliado fiel e incondicional. Por aquella época Olivera era conocido por sus amigos como el “Muerto”, por el color cenizo de su piel.. El naciente organismo judicial tuvo como primer fiscal al jurista Gonzalo Ortiz de Zevallos, viejo magistrado de formas tradicionales y fue quien le dio el puesto al mozalbete Olivera, que no tenía una profesión ni título alguno, pues apenas había estado un par de años en la universidad del Pacífico, intentando estudiar Administración de Empresas. Adulador y servicial, Olivera supo hacerse de la confianza del viejo magistrado Gonzalo Ortiz de Zevallos, y logró convertirse en el hombre clave de la Fiscalía de la Nación y ser el vocero oficial del organismo. Así, cada vez que la prensa iba en busca de la noticia judicial, salía el jovenzuelo


Olivera a declarar bajo el argumento de que el fiscal se encontraba ocupado y él era el encargado de dar declaraciones a la prensa, no siempre con felices resultados, por lo que el Fiscal debió salir muchas veces a explicar y desmentir la declaraciones de su inexperto secretario. Por aquellos años, la violencia terrorista de Sendero Luminoso sacudía el Perú. Un grupo de periodistas que iban en busca de la verdad sobre la aparición de cadáveres en la convulsionada población ayacuchana de Uchurucay, fueron asesinados a pedradas por un exaltado y asustado poblado andino que los confundió con terroristas. Luego de minuciosas investigaciones fueron encontrados los cadáveres de los ocho periodistas asesinados y algunas de sus pertenencias; entre las cuales, se halló un rollo fotográfico del reportero gráfico Willy Retto. Aquel valioso testimonio gráfico era una prueba instrumental de indudable valor judicial, pero también periodístico. Unas semanas después, la influyente revista “Caretas” publicaba en

exclusiva las fotografías de la matanza. Según ex trabajadores de la Fiscalía, aseguran que fue el joven secretario quien las entregó para ganarse la simpatía y el respeto de la revista; aunque algunos, como el congresista aprista y enemigo acérrimo de Olivera, Jorge del Castillo, sostienen que “quedó fehacientemente comprobado que vendió la fotos y cobró en billetes para sacar provecho personal”. Su intrincada personalidad y su tenacidad para obtener lo que se proponía a cualquier precio, es algo que hasta sus propios detractores reconocen en Olivera; pues quienes lo han tratado de cerca saben que es capaz de presionar, insistir, rogar y hasta suplicar de rodillas, con tal de lograr sus objetivos. La agradable sensación que da el ejercicio del poder parecía haber poseído al “Muerto” y cada vez era mayor su protagonismo en la escena pública peruana. Fernando Olivera ingresó al Partido Popular Cristiano (PPC) en 1977

integrando la Comisión Nacional de Juventudes, y luego de su paso por la Fiscalía de la Nación, en 1985 a la edad de 26 años, el impetuoso político consigue ser aceptado en la lista de candidatos por el PPC para la elección de diputados al Congreso de la República. Cuenta Ernesto Gamarra Olivares, ex congresista del FIM, que fue por recomendación del poderoso financista, padre de la hoy famosa banquera Susana de la Puente Wiese, que el “Muerto” ocupó un lugar en la lista de candidatos y le fue otorgado el puesto 30. Lo que pasó luego, demuestra el ingenio del que es capaz Olivera para conseguir lo que se propone. En febrero de 1985, el país se encontraba alborotado por la visita del Papa Juan Pablo II y miles de fotografías y carteles adornaban paredes y calles, pues el Papa visitó al país y era la figura del momento. De alguna manera y utilizando todas las influencias y amistades posibles, Fernando Olivera logró


10 segundos de gloria cuando posó al lado del sumo pontífice para una fotografía instantánea. Acto seguido mandó imprimir miles de afiches con la famosa fotografía, al lado de su número –el 30-, que fueron pegados en toda la ciudad. Esto le sirvió para captar miles de votos de un pueblo, en esencia católico. Por supuesto, y como no podía ser de otra manera, contó con el respaldo financiero del grupo Wiese, para enfrentar la costosa campaña electoral. El ingenioso ardid funcionó y el “Muerto” Olivera salió elegido con una alta votación, cuando apenas tenía 27 años siendo el diputado más joven de aquella elección. Un año después, abandonó la bancada del partido que lo llevó al Congreso y se declaró independiente. Apristas y antiapristas coinciden en señalar que el odio de Olivera hacia el Apra y hacia su líder Alan García Pérez, es visceral. Desde que se instaló el flamante gobierno ya mostraba gran ojeriza hacia García. Dice su ex amigo Ernesto Gamarra, que al principio obviamente no tenía nada concreto contra Alan, pero sí una gran antipatía, lo cuestionó incluso antes de que lo proclamen Presidente. Ya entonces, Olivera se presentaba como un especialista en conseguir información reservada, destapar entuertos

y fiscalizar a funcionarios del oficialismo. Su falta de oratoria y carisma, la compensaba con sus promocionados destapes, que consistían en investigar tenazmente a determinado personaje hasta descubrirle algún flanco débil, luego lo acusaba sin miramientos ante los medios de prensa. Un año y medio después de haber sido elegido, Fernando Olivera finalmente alcanzó verdadera fama gracias al llamado incidente del maletín. Un día Olivera sorprendió al parlamento nacional al denunciar que en la cafetería del Congreso, “manos extrañas” le habían robado un maletín en el que llevaba lo que llamó el “expediente García”, supuesto acerbo documentario en el que, aseguró, quedaban demostradas toda clase de irregularidades cometidas por el presidente de la República. Llegó inclusive a acusar a un congresista, José Barba Caballero, de haber sido el autor del robo; José Barba, quien replicó que todo el asunto del robo era pura invención, decidió darle su merecido a Olivera y le tendió una celada en el baño del Congreso, donde, según los apristas y el propio Barba, lavó su honor propinándole una golpiza al fiscalizador. Su trabajo parlamentario empezó a tener cierta notoriedad por el ímpetu que ponía Olivera a sus investigaciones y por sus grandilocuentes declaraciones a la prensa con ese seseo inconfundible en su lenguaje. Su barba desordenada, el pelo largo y lacio que constantemente se le venía a la cara cuando hablaba y su descuidada forma de vestir, lo convertían en todo un personaje. Fue por esos años que llegó al país un payaso venezolano llamado “Popy” que tuvo mucho éxito en la televisión peruana y que usaba coincidentemente una peluca lacia y larga; así que no fue difícil crear un personaje que tomaba los graciosos movimientos corporales del payaso y los reclamos de chico malcriado que identificaban a Olivera. Así nació “Popy” Olivera el personaje, inventado por Carlos Alvares. La situación política del Perú dio un giro de 180 grados, el 28 de julio de 1988, cuando en su mensaje por fiestas patrias, el entonces presidente Alan García anunció la estatización de la banca comercial. Entonces, refiere Gamarra, representantes de la familia Wiese (dueños del banco Wiese) y Picasso (dueños del banco Latino), encontraron en Fernando Olivera al socio ideal, no sólo por las relaciones de parentesco político con el congresista, sino por su declarado antiaprismo y su probada lealtad a los banqueros. Ahí nació la gran amistad entre Olivera y los hermanos Jorge, Jaime Picasso que le permitieron ingresar socialmente al exclusivo círculo de banqueros y poderosos financistas locales.


La estatización de la banca nunca pudo concretarse, gracias a la labor que desplegó un variopinto grupo de opositores, encabezados por el escritor Mario Vargas Llosa. El final del gobierno aprista, en 1990, encontró a Olivera en el tope de la popularidad, En los comicios de abril de ese año, Fernando Olivera fue reelegido diputado, siendo además el congresista más votado, de los 180 elegidos. Durante los primeros años del nuevo gobierno, Popy Olivera se dedicó a jugar en pared con sus amigos Jorge y Jaime Picasso, en sus intentos por hallar las pruebas que, por fin, incriminaran a Alan García en actos de corrupción o enriquecimiento ilícito. Olivera hurgó y presionó cuanto pudo en el ámbito local, hasta que se dio cuenta que para pillar a García había que encontrar sus cuentas bancarias en el extranjero y para ello debía contratar a una agencia internacional de investigadores. Olivera y Jaime Picasso (entonces correligionario de Olivera en el Congreso) viajaron a la ciudad de Miami y contactaron con Ralph García, un cubano que dijo ser un experto en detectar cuentas bancarias. Tras meses de pesquisas, finalmente Ralph García entregó a Olivera el famoso “Informe Lark”, el cual concluía que Alan García poseía 50 millones de dólares en diversas cuentas en Estados Unidos, Europa y Gran Caimán, El efecto en la opinión pública fue tremendo, empero bastaron unos pocos días para que se comprobara que todo el Informe Lark era una falsedad. Ante ello Olivera ni se inmutó, posteriormente el aprista Jorge Del Castillo demostró que dicho informe había sido elaborado en un estudio jurídico ligado a los Picasso en Miami y el propio Ralph García confesó a la revista “Caretas” que nunca preparó informe alguno y que sólo se limitó a rubricar un documento que Jaime Picasso puso en sus manos ya redactado. El 5 de abril de 1992, Alberto Fujimori, sacó los tanques a las calles, anunció por televisión la disolución del Congreso, apresó a los más importantes opositores al gobierno, intervino el Poder Judicial y constituyó un gobierno de Emergencia. Olivera intentó ingresar al legislativo por la fuerza y la policía respondió literalmente levantando al defenestrado congresista por los aires como si fuera un muñeco y recibió una contundente golpiza. Esto no evitó que pocos meses después el FIM participara nuevamente en los comicios para elegir un nuevo. Entre 1993 al 2000, Olivera perteneció casi todas las comisiones de economía del Congreso de la República. En el año 1998, tuvo la oportunidad de devol-

verles todos los favores prestados a los Picasso. En noviembre de 1998, la Superintendencia de Banca y Seguros (SBS), detectó irregularidades en el Banco Latino y envió al Congreso un proyecto de ley de “salvataje” de esa entidad. Tramitado en tan sólo tres días, el proyecto fue aprobado con los votos de la mayoría fujimorista y del FIM, gracias al apoyo entusiasta e incondicional de Fernando Olivera, convirtiéndose en la Ley Nº 27008 ante la protesta de los grupos de oposición, que se retiraron del hemiciclo debido a las irregularidades sucedidas en el debate. Por aquellos tiempos corría el rumor que Olivera era un consumidor de cocaína. Según Ernesto Gamarra, su ex amigo, antes que la cocaína, Olivera tuvo problemas con el alcohol; recuerda que a finales de los ochenta, era un tipo que tomaba mucho en cuanta reunión social podía. Bebía whisky, vino o cerveza por igual y era entonces cuando solía contar con mucha amargura, la historia sobre la injusticia que sufrió su padre dentro del APRA y por ello su odio irreconciliable con ese partido. Olivera fue tomando conciencia, a pedido de sus propios amigos, del peligro que corría si continuaba bebiendo y dejó de hacerlo, tomaba sólo un trago y nada más; y eso le dio excelentes


resultados. Sin embargo, lo más importante estaba a punto de ocurrir. La primera vez que Vladimiro Montesinos se hizo notar a la opinión pública ocurrió después del autogolpe de 1992, cuando apareció un audio en el que se escuchaban las voces del presidente Fujimori y de Montesinos coordinando acciones. Empero, a partir de 1995 a 1996, la mafia de Montesinos empezó a penetrar en la cosa pública. Fajos y más fajos de billetes, empezaron a salir de la caja fuerte del Servicio de

Inteligencia Nacional (SIN) para pagar a periodistas, jueces y congresistas, serviles al régimen. Era inevitable que tarde o temprano los largos brazos de la mafia tocaran a la puerta de cualquier político u hombre público. En el caso de Popy Olivera su principal contacto con la mafia estuvo representado por el entonces director del diario “Expreso”, Eduardo Calmell del Solar. Calmell. Era además un antiaprista declarado y amigo personal de Ernesto Gamarra desde que ambos eran muy jóvenes y militaban en las filas de Acción Popular. Hacia el año 1998 y sobre todo en 1999, Fernando Olivera y Calmell del Solar se hicieron grandes amigos. Pero Calmell del Solar llevaba una doble vida. Empezó a visitar el SIN y a coordinar con el propio Vladimiro Montesinos, el contenido editorial y noticioso del diario. Calmell repasaba con el asesor de inteligencia, el quehacer público local, y juntos, escogían a quienes debían ser blanco de sus ataques, por constituir “una amenaza”, para los objetivos reeleccionistas de Fujimori. Empero,


la campaña de demolición más feroz emprendida por Expreso fue la que tuvo como víctima a la congresista Beatriz Merino, quien había renunciado un año antes a las filas del FIM para pasarse a Somos Perú. Según el entonces congresista y compañero de Olivera, Ernesto Gamarra, en 1996, los integrantes del FIM, recibieron denuncias de los trabajadores del despacho de Merino, en la que éstos acusaban a su jefa de recortarles sus sueldos para beneficiarse, práctica que, al parecer, era común entre varios parlamentarios. Entonces Olivera decidió encarpetar el asunto, toda vez que expulsar a Merino del FIM significaría perder la categoría de “bancada” en el Congreso (El FIM tenía seis parlamentarios, el mínimo requerido para constituir una “bancada”); sin embargo, en 1998, dos años después, Merino renunció por propia iniciativa al FIM para pasarse a la agrupación “Somos Perú”. El momento de la venganza había llegado. Olivera empezó a frecuentar la redacción de Expreso y junto a su gran amigo, Eduardo Calmell del Solar, produjeron, entre septiembre y diciembre más de 23 portadas y un centenar de artículos con los destapes del caso Merino. Quienes pertenecían al cuerpo de redacción de Expreso por esos años recuerdan, como si fuera ayer, a Olivera y Calmell revisando juntos entre risas y comentarios subidos de tono, las pruebas de las portadas, denunciando algún nuevo detalle del caso Merino. Según Gamarra, Olivera ordenaba revisar hasta la basura que salía del despacho de Merino y, gracias a ello, recabaron cartas del puño y letra de la congresista, que comprometían aún más su situación. Aún así, la campaña contra Merino fue un fiasco, a pesar de las contundentes pruebas presentadas. Era evidente que tan exagerada cobertura escondía oscuros propósitos y ningún otro medio de prensa ni grupo político aceptó actuar de comparsa en las acusaciones. Como dice el propio Gamarra: si se trataba de denunciar el recorte de sueldos perpetrado por Merino, bastaban dos o tres entregas bien documentadas y punto. Nada justificaba tres meses de portadas casi

diarias, en un caso de menor importancia. Cuando Olivera finalmente logró que el Congreso votara una moción para levantarle la inmunidad parlamentaria a Merino, el pleno optó por enviar el caso a la comisión de fiscalización y en la práctica se archivó. El asunto quedaría ahí, de no ser por la posterior aparición de los llamados vladivídeos. Ahí, quedó registrada, no sólo la entrega de millonarias a sumas a Calmell, sino un revelador diálogo entre Montesinos y Calmell en el que ambos coordinaban el inicio de una campaña, en Expreso, contra el entonces candidato presidencial por Solidaridad Nacional, Luis Castañeda Lossio (actual alcalde de Lima), vinculándolo al entonces asilado líder del APRA y ex presidente, Alan García Pérez. Según la trascripción del vladivídeo Nro. 1753, de setiembre de 1999, Calmell le dice a Montesinos: “Olivera podría” (encargarse de armar la campaña contra Castañeda). Montesinos, en lugar de sorprenderse de que se mencione a Olivera o rechazar la propuesta responde llanamente: “claro, él podría”. Apenas un par de días después de esta conversación, el 17 de diciembre de 1999, Expreso titulaba en portada “Castañeda en contubernios con el reo contumaz (Alan García)”. ¿Supo Olivera alguna vez que había servido a los propósitos del mismísimo Montesinos?, todo indica que no, que nunca lo supo y que Calmell se cuidó muy bien de hablarle de la relación que cultivaba con el Doc, no obstante Olivera demostró también que en el mundillo de la intriga y de las campañas de demolición, nadie sabe para quién trabaja. De aquí en adelante los acontecimientos se precipitan. Alberto Fujimori vence por estrecho margen a Alejandro Toledo en los comicios presidenciales del 9 de abril del año 2000 y logra la re reelección en segunda vuelta y como único candidato, en junio. En esos comicios Olivera es elegido nuevamente congresista junto a otros 7 correligionarios del FIM. Entre esa fecha y el cambio de mando del 28 de julio, Montesinos consigue que una decena de parlamentarios abandonen las filas opositoras y se unan al oficialista “Perú 2000”, a cambio de dinero en efectivo. Mientras tanto miles de peruanos por fin levantaban la voz denunciando a la mafia fujimontesinista. Empero, ese día en una conferencia de prensa Fernando Olivera, difundió el primer vladivídeo. Por fin los peruanos pudieron ver la prueba que levantó el velo de sus ojos, cuando vieron aparecer a Montesinos comprando al congresista Alberto Kouri por 15 mil dólares en efectivo. Fue el fin del mundo, Fujimori anunció su renuncia apenas dos días


después mientras urdía un plan para fugar del país. Las cámaras de televisión ingresaron esa noche en el departamento de Olivera, allí Luis Iberico, Fausto Alvarado, Ernesto Gamarra y el propio Popy se abrazaban, reían y celebraban alborozados. ¡Popy se tumbó al chino!, ¡Popy se tumbó a Vlady!, festejaban todos. Nada más cierto, tras haber sido ofrecido y rechazado por personajes allegados a Alejandro Toledo, finalmente el vídeo había llegado a manos de Olivera y éste no desaprovechó la oportunidad de darle el golpe de gracia a un régimen corrupto y que ya hacía agua por sus cuatro costados. Por ello pareció algo perfectamente válido que Olivera aspirara a la presidencia de la República y postulara como candidato al año siguiente. La campaña del verano del 2001 fue feroz y Popy desplegó sus mejores artes en el empeño de conseguir su propósito, fiel a su estilo y estrategia, la emprendió con todo contra quienes consideraba sus dos principales contendores: Alan García y Alejandro Toledo. Empero, las acusaciones contra García ya eran de larga data por lo que Olivera enfiló sus baterías hacia Toledo. Según recuerdan

claramente los integrantes de la bancada del FIM, de 1995 al 2000, Olivera sentía ya enorme antipatía y desprecio hacia Toledo, de quien se refería con gruesos calificativos de corte racista. Durante la campaña del 2001, Olivera llamó “mentiroso” a Toledo decenas de veces, le enrostró al no haber comprado el vídeo Kouri-Montesinos y sugirió que Toledo habría negociado con Montesinos entre la primera y segunda vuelta electoral del 2000. “En el último encuentro que tuve con él, en que me quiso abordar, fui cortante... le dije: con alguien que miente como tú no puedo conversar”, dijo Olivera al diario El Comercio, el 2 de abril del 2001, apenas una semana antes de los comicios. Utilizando sus mejores artes, aprovechó la aparición ante la opinión pública del resultado de un examen toxicológico practicado a Alejandro Toledo meses antes, que demostraba que el ex-presidente había consumido cocaína. Entonces Olivera emplazó a todos los candidatos a que se sometieran de inmediato a un examen anti dopaje para demostrar que él no era consumidor de cocaína “a diferencia de Toledo” y tras señalar que “si alguien se niega a la prueba antidoping es que algo teme”, sentenció mientras le cortaban una muestra de cabello en el laboratorio Roe, el 26 de marzo del 2001. El mismo día de los comicios, el candidato del FIM se mostró más que optimista sobre sus posibilidades, pero el entusiasmo no le alcanzó. Obtuvo 9% de los votos y Alan García y Alejandro Toledo pasaron a disputar la segunda vuelta. Como señalaron hasta el cansancio los analistas, Olivera había sido un congresista y fiscalizador notable, pero no daba la talla para ser presidente, así, al menos, lo entendieron los electores peruanos. Había perdido soga y cabra al quedarse sin su curul parlamentaria y sin la presidencia. Sin embargo, Olivera tenía aún una última carta por jugar: dormir con el enemigo; en este caso, ver la posibilidad de aliarse al candidato Alejandro Toledo y cerrarle el paso a su enemigo Alan García. La gran sorpresa vendría un mes después cuando Olivera anunció, en in-


usual conferencia de prensa, que el FIM se convertía a partir de entonces en aliado del “patriota” Alejandro Toledo, en lo que llamó una “alianza de gobernabilidad y moralidad”, y se autoproclamó, además, adalid de una tenaz lucha para que Alan García de ninguna manera ganase en la segunda vuelta realizada en junio de ese mismo año. Luego del ajustado triunfo de Alejandro Toledo a la presidencia de la República del Perú, Olivera inició sus habituales maniobras políticas para sacarle provecho a su alianza con el partido de gobierno. Poco tiempo después fue nombrado Ministro de Justicia, como parte de la flamante alianza FIM-Perú Posible. Las metidas de pata, exabruptos, presiones, intimidaciones e intrigas de Olivera, durante su paso por el ministerio de Justicia, han ocupado decenas de portadas y artículos, en las principales revistas y diarios del Perú. Apenas iniciado su mandato, mostró sus dotes de intrigante al ocultar al jefe de Estado que tenía en su poder un vídeo en el que aparecía el hombre fuerte de Panamamericana Televisión, Ernesto Schutz, recibiendo 10 millones de dólares, a cambio de poner la línea editorial del canal al servicio del régimen. El 15 de septiembre del 2001, Genaro Delgado Parker llamó al ministro de Justicia, Fernando Olivera, para contarle que el productor de los vladivídeos, Roberto Huamán Azcurra, tenía en su poder un vídeo de Ernesto Schutz Landázuri, anterior administrador del primer canal del país. Tras ver parte de la cinta, Olivera llama al jefe del Inpe para que hiciera los arreglos de una visita relámpago al penal Sarita Colonia, es evidente que Olivera usurpó funciones al visitar personalmente a Huamán y aún no queda claro qué fue lo que le ofreció el ministro a cambio de la grabación. Pero recién cinco días más tarde, la noche del jueves 20 Olivera llamó a procurador anticorrupción José Ugaz para informarle sobre la existencia de este vídeo, el cual fue entregado por Huamán finalmente el viernes 28 de septiembre del 2001. Pero quizá la mayor metida de pata

del vehemente Olivera, haya sido el hilarante y burdo episodio de las cartas falsas presentadas al Vaticano. Hacia mediados de setiembre del 2001, “una fuente confiable” alcanzó a Popy unos documentos que comprometían a altos miembros de la Iglesia en supuestos contubernios con el mafioso Vladimiro Montesinos. Fueron tres cartas. Dos de ellas fechadas en julio y octubre del 2000, a finales del gobierno de Fujimori, dirigidas por el Nuncio Apostólico Rino Passigato al mismísimo Montesinos en las que agradece las donaciones entregadas por el asesor y le solicita “que cumpla con la contribución adicional” de 120 mil dólares “para honrar los esfuerzos de los Cardenales de Roma que a la fecha no ven reconocidos sus esfuerzos”. La otra misiva, fechada el 2 de mayo del 2001, supuestamente escrita por el Arzobispo de Lima y Primado del Perú, Juan Luis Cipriani, dirigida al entonces presidente del gobierno de transición, Valentín Paniagua, en la que le pide la “eliminación e incineración de los vídeos que pudieran tener relación con mi persona”. Es decir, una verdadera bomba la que tenía Olivera entre manos. Sin embargo todo empezó a desmoronarse como un débil castillo de naipes, cuando el mismo Cipriani decide revelar lo que ya se conocía como rumores y precipita la explosión y pide al gobierno que aclare las versiones periodísticas que ya se manejaban en torno a este nuevo escándalo. La historia de lo que sucedió realmente, es hasta ahora un secreto. Algunos miembros de la curia peruana y otros informantes, contaron que fue Olivera quien llevó las cartas al presidente Toledo y éste sorprendido, convocó a una reunión en la que habría participado la primera Dama, Eliane Karp (conocida


enemiga del cardenal Cipriani), el padre Martín Sánchez (director del “Hogar de Cristo”, amiga de la pareja presidencial y detractor del cardenal), el arzobispo de Puno, Pedro Carrión y el ministro Olivera; en la que, luego de una larga discusión, decidieron que Popy viaje al Vaticano para mostrar las escandalosas cartas y denuncie la supuesta cercanía entre Cipriani y la mafia fujimontesisinista. Así, sin autorización del Consejo de Ministros, apoyado por una Resolución Suprema firmada por el Presidente del Consejo de Ministros Roberto Dañino, y sin especificar las razones del viaje, Olivera partió rumbo al Vaticano. Allí se entrevistó con Joan Luis Tauran, funcionario de la Secretaría de Estado y presentó las cartas, poniendo como condición que no se dejarían las pruebas incriminatorias, ni copias de las cartas. Tauran tomó nota de la extraña denuncia y llamó a consulta a Cipriani y Passigato, quienes se encontraban casualmente en Roma en un Sínodo. Ambos prelados negaron todo y eso bastó para que la Santa Sede desestimara la denuncia y respaldara a los involucrados, pidiendo al Estado peruano mayores pruebas sobre la imputación hecha por el ministro Olivera. Días después, el arzobispado exigió una explicación y disculpas al gobierno por lo sucedido, a la par que estallaba el escándalo periodístico. No obstante, durante este mismo periodo ocurrió otro hecho de mayor. En ese entonces uno de los reos por corrupción más visitados era, nada menos que Eduardo Calmell del Solar quien recibía hasta 12 visitantes los fines de semana, varios de ellos, periodistas del diario Expreso y amigos personales. El nombre de Fernando Olivera era mencionado todo el tiempo por el Eduardo Calmell. De pronto, Calmell perdió la paciencia, su defensa parecía no prosperar y la jueza anticorrupción Sara Maita, le negó sus reiterados pedidos de hábeas corpus para ser puesto en libertad. A pesar de su carácter alegre y desenfadado, ya no soportaba más estar allí. Fue entonces que Calmell escribió una encendida carta al diario El Comercio, que fue publicada el 10 de enero del 2002. En ella denuncia a “falsos moralizadores, hoy en el gobierno a los que pronto

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voy a desenmascarar”, en realidad se prestaron al juego de Montesinos y amenazaba con presentar pruebas de lo dicho. Que un alto funcionario del Ministerio de Justicia, lo ayudó, no quedan dudas y es un secreto a voces que Olivera, temiendo la posible venganza de Calmell, montó el episodio de las llaves y posterior traslado a otro penal para facilitar su fuga. Hasta la fecha Calmell permanece en los Estados Unidos y mantiene el contacto con sus amigos La caída de Olivera, como ministro de Justicia, se inició en junio del 2002, como consecuencia de las amenazas e insultos proferidos por él contra algunos jueces y contra la población de la ciudad de Arequipa, que organizó una revuelta para impedir que la empresa eléctrica Egasa sea privatizada. Finalmente el 19 octubre del 2002 fue premiado con el cargo de Embajador en el Reino de España, pero recién el 29 de noviembre presenta sus credenciales ante el rey Juan Carlos, debido al parecer, a que la Cancillería española puso reparos a los antecedentes oscuros del sui generis embajador.


La palabra bulimia proviene del griego y significa "hambre de buey". Generalmente se presenta entre los 18 y 28 años de edad. Al igual que en la anorexia, el 95% de los pacientes bulímicos son mujeres *

* www.comoves.unam.mx

ESTOY MUY GORDA, DESDE MAÑANA VOMITARE MAS VECES

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Hemingway de pesca en e Per煤 Una cr贸nica de: Omar Zevallos Velarde

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y el

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“Quiero que todo esté en orden, Pablo. Hoy tendremos mucho movimiento”, dijo en un castellano masticado el polaco Sigmund Prater, administrador del exclusivo Fishing Club de Cabo Blanco, al fiel barman Pablo Córdova Ramírez. “Quién vendrá ahora”, pensó, mientras limpiaba la barra del bar a una hora poco usual, aunque no le extrañó de manera especial, pues estaba acostumbrado a ver el hotel lleno de gringos extravagantes que bebían a cualquier hora y que sólo hablaban inglés, un idioma del que apenas entendía algunas palabras. Unos días antes había llegado al Fishing Club, un grupo de norteamericanos cargados de enormes cajas y maletas de gran tamaño, y se esperaba el arribo de alguien “famoso”; y aunque para él aquella palabra era una más en su vocabulario diario, no imaginó que cobraría su real dimensión esa misma mañana del 16 de abril de 1956. 32 kilómetros al sur, un punto en el horizonte seguido de un persistente ruido apenas audible por los vientos matutinos alborotó al grupo de periodistas que esperaba desde las 6 de la mañana en el campo de aterrizaje de la Internacional Petroleum Company en Talara, un campamento petrolero situado a mil kilómetros al norte de Lima. Eran las 8 de la mañana cuando el avión Douglas DC-6b de la compañía aérea Panagra procedente de Miami, aterrizó en el viejo aeropuerto. El ruido de los cuatro motores del avión apenas permitía la conversación entre los reporte-

ros que habían viajado especialmente desde la capital para estar allí. La tensión iba en aumento y los minutos en que demoraba en estacionarse aquel enorme avión de pasajeros, hacían interminable la espera; hasta que finalmente se detuvo y momentos más tarde se abrió la puerta y una bella aeromoza de cabello rubio asomó su cuerpo hacia la escalinata. Detrás de ella apareció la enorme figura del famoso escritor norteamericano Ernest Hemingway. Vestía un traje gris y tenía puesto un gorro blanco. Descendió lentamente la escalinata, seguido de su esposa, Mary Welsh y apenas divisó a los reporteros levantó la mano y dijo en perfecto castellano: “Hola, colegas”. Días atrás un cable de la agencia United Press, llegó a los teletipos de los tres más importantes diarios de Lima, El Comercio, La Prensa y La Crónica, la noticia que el afamado escritor llegaría al Perú para “dirigir el rodaje de la película El viejo y el mar”. En efecto, Hemingway había escuchado de boca de un experto pescador, Kip Farrington, que existía un paraíso de la pesca de altura donde reinaba el fabuloso merlín negro (el velero negro de los mares, idéntico al que describió en su laureada novela) en una escondida caleta de un país sudamericano llamado Perú. Hemingway sólo había visitado México en alguno de sus múltiples viajes alrededor del mundo, pero nunca un país sudamericano. Los directores de los diarios limeños dispusieron de inmediato que sus principales redactores viajen al norte del país a esperar al afamado escritor, pues para entonces, Hemingway había ganado ya el premio Pulitzer por la novela “El viejo y el mar”, publicada en la vieja revista Life el 1ro. de septiembre de 1952, y dos años más tarde el Premio Nobel de Literatura; por lo que se trataba de un gran acontecimiento noticioso que tamaña figura de la literatura pise suelo peruano. Así, tres reporteros hicieron maletas y enrumbaron al norte del país, se trataba de Manuel Jesús Orbegozo (La Crónica), Jorge Donayre Belaunde (La Prensa) y Mario Saavedra-Pinón Castillo (El Comercio), cuyos desti-


nos quedarían marcados para siempre, tocados por la estrella de Ernest Hemingway. Los tres recuerdan como si fuera ayer que el escritor irradiaba un enorme carisma y contrariamente a lo que imaginaron, era dueño de una enorme sencillez que rompió desde el primer momento esa aura de la que están envueltos los famosos. “Un hombre corpulento, no tan alto como aparece en las fotografías, de rostro muy rosado, casi rojo, de barba crecida y de pelo largo y cano y que tenía la cabeza cubierta con un gorrito (jockey), descendió del avión…”, escribió Jorge Donayre en su crónica para La Prensa. Con él, llegó su esposa Mary Welsh, siempre con una amplia sonrisa en sus labios; además de sus inseparables amigos cubanos, Gregorio Fuentes, capitán de su yate “El Pilar” y Eliseo Argüelles, ambos compañeros de aventuras de pesca, que vinieron en busca del merlín negro. En aquel vuelo, también arribaron algunos de los productores de la película y el presidente del Fishing Club de Cabo Blanco, el millonario peruano Enrique Pardo Heeren, dueño de un banco y de enormes plantaciones de caña de azúcar en el norte del país, hombre muy vinculado al jet set y al mundo de las finanzas; curiosamente el único peruano que integraba el reducido y exclusivo grupo de socios multimillonarios que formaban parte del Fishing Club. Hemingway estrechó la mano de cada uno de los periodistas y agradeció que hayan venido hasta Talara para esperarlo, expresión que los sorprendió sobremanera, más aun cuando el celoso Prater, se empeñaba en evitar mayor contacto de la prensa con él y les había advertido que el escritor “llegaría cansado y no los recibiría”. Allí mismo se improvisó una rueda de prensa y Hemingway hizo notar que la cojera que mostró al bajar del avión era producto del impacto de una esquirla de obús recibida durante la guerra y cuya secuela le dejó esa cadencia similar a la de un enorme gorila cuando caminaba. “En realidad –dijo luego de una breve carcajada- no me preocupa mucho la impresión que da mi cojera, ni la forma en que me visto. Prefiero no verme en un espejo”, remarcó divertido. Les contó que venía al Perú por tres o cuatro semanas, no sólo para ver de cer-

ca la filmación de la película basada en su novela “El viejo y el mar”, que había iniciado ya en Cuba el director John Sturges; sino fundamentalmente para capturar un ejemplar de merlín negro de las dimensiones que se requerían para el film. Parado a unos pasos de la escalinata del avión, Hemingway respondió a todas las preguntas que los periodistas le hicieron, sin rehusar a ninguna de ellas y cuando lo invitaron al salón del aeropuerto para charlar, éste les respondió: “Prefiero quedarme aquí, porque detesto estar sentado; además no estoy cansado. Yo no me canso nunca. Qué me voy a cansar en ese pajarraco”, señalando al avión y soltando una sonora carcajada. Hemingway estaba de buen ánimo y a pesar de la buena disposición que tuvo para conversar con sus colegas, había cierto rasgo de impaciencia, pues la adrenalina empezaba a circular por su sangre y quizá sólo quería terminar para subirse a una embarcación y sentir la brisa marina en su rostro. Las preguntas iban y venían, Hemingway las respondía todas, algunas con frases cortas y otras que terminaron en profundas reflexiones.


-¿En cuánto tiempo escribió “El viejo y el mar”?La escribí en 80 días, pero la pensé 13 años. Lo que quiere decir que primero hay que vivir y luego escribir sobre una verdad profunda, y eso tiene más valor que la misma literatura. -¿Cuál es su próxima aventura? No se, las aventuras viene a buscarme. -¿Es usted republicano o demócrata? Ni lo uno ni lo otro. Mis antepasados sí fueron políticos. Mi abuelo era muy jodido. Fue un republicano que nunca se sentó a la mesa con un demócrata. -¿Es verdad que le gusta la bebida? Los periodistas tenemos que aguantar tanto que sólo nos calma la bebida. -¿Y no le hace daño? Nunca me ha hecho daño. -¿Cómo se explica que siempre haya salido vivo de los accidentes? He tenido suerte. -¿Suerte o es que usted no le tiene miedo a la muerte? ¿La muerte? –se repreguntó Hemingway- La muerte es una puta más con la que no quiero acostarme. En ese momento el avión de Panagra encendió sus hélices y la ráfaga de viento casi vuela el gorro del escritor; este logró cogerlo y dijo sonriente: “Cómo jode este avión”. Allí terminó la conferencia de prensa, pues el séquito que lo rodeaba le dijo que la camioneta que lo llevaría a Cabo Blanco estaba lista. Hemingway se despidió de cada uno de los periodistas, se encaminó lentamente hacia el vehículo y se trepó en él con cierta dificultad. Mary Welsh esperó a que subiera su marido y antes de entrar, volteó hacia los periodistas y les dijo, también en buen castellano, “Ernest es un buen muchacho”. Los automóviles se perdieron en la carretera rumbo a la caleta, para recorrer los 32 kilómetros que la separaban de aquel aeropuerto construido por la marina de los Estados Unidos en lo que fuera una base militar norteamericana denominada “El Pato”. Apenas llegó la delegación a las instalaciones del Fishing Club de Cabo Blanco, Hemingway se acomodó en la habitación Nro. 5, dejó el traje y se puso un short que dejaba al descubier-

to sus poderosas pantorrillas, una camisa larga de manga corta, atada con un cinturón, su infaltable gorro blanco y unas enormes zapatillas de lona negra. Estaba ataviado para enfrentar las aguas del mar peruano en busca de su presa. Comió algo ligero y casi de inmediato dispuso todo para salir de pesca. Cogió su caña de bambú prensado y junto a Kip Farrington, abordó la embarcación bautizada como “Miss Texas”. Lo primero que hizo fue palmear cariñosamente al capitán del yate, Jesús Ruiz y a toda la tripulación; luego se sacó las zapa-


tillas y empezó a untarse una pomada en el rostro para proteger su piel; pues como revelaría su médico y amigo José Luis Herrera Sotolongo, Hemingway padecía de cloasma melánico, una especie de “cáncer benigno” que le producía una descamación en la frente y en la zona de las cejas, además de un enrojecimiento exagerado de la piel por la constante exposición al sol. Aquel día al morir la tarde, regresó bastante satisfecho, pues elogió las aguas de Cabo Blanco y con esa sonrisa de niño característica en él, mostró dos enormes corvinas plateadas que había capturado durante su primera incursión. Esa noche, luego de la cena, se sentó en la barra del bar y pidió un vaso de whisky y uno de agua, y le preguntó al barman cómo se llamaba. Pablo Córdova se convertiría a partir de aquella noche en su confidente de pesca, pues pasaría largas horas charlando de cosas triviales mientras bebía innumerables vasos de escocés.

aquella época llegaban a la plaza de Acho en Lima. También le explicó sobre el “blended”, esa extraña manera de beber el whisky, pues lo tomaba puro e inmediatamente bebía un gran trago de agua, porque le gustaba que la mezcla se produzca en el estómago. Pero la confesión que le hiciera aquella vez cuando hablaron sobre la película que estaban filmando y que lo trajo al Perú, fue que no estaba conforme con la actuación de Spencer Tracy encarnando al viejo Santiago de la novela, pues lo veía regordete y con poca agilidad. “Yo hubiera preferido a Errol Flynn”, le dijo Hemingway. Por esa u otras razones, el film de Sturges resultó un fracaso de taquilla.

Los periodistas, insatisfechos aún con la cordial rueda de prensa ofrecida por el escritor aquella mañana e impedidos de entrar en el hotel del Club, se reunieron en un bar cercano para hacer un “pacto de caballeros” mediante el cual se comprometían a que ninguno hiciera nada a escondidas de los demás. Esa misma noche, el famoso pacto se rompería inevitablemente, pues Hemingway era una presa demasiado apetitosa para un periodista. Mientras Donayre y Orbegozo se fueron a calmar sus calores al pueblo de El Alto, Mario Saavedra se acercó al hotel y gracias a sus dotes de relacionista público, logró entrar al bar donde se encontraba Hemingway. “Yo era un muchacho de 25 años y él era una leyenda viva, era el personaje que siempre quise entrevistar y me lo encontré en mi camino”, confesaría 50 años después cuando recordó aquella inolvidable noche.

Las embarcaciones navegaban casi paralelamente y por momentos se acercaban tanto, que Hemingway y su mujer podían intercambiar algunas frases en inglés. El resto del tiempo era un tributo a la contemplación. Ella disfrutaba viendo a su marido tirar de la caña, dar órdenes al capitán para enrumbar la embarcación hacia las corrientes marinas en busca de los cardúmenes de anchoveta que los lleve hacia su ansiada presa. Pero el santo estuvo de espaldas al escritor, aquella jornada de pesca fue infructuosa; salvo algunas jibias intrusas que engancharon en los anzuelos, no hubo rastros del merlín. Pero Orbegozo, sí consiguió una presa, conversar de algunas intimidades con Mary Welsh, allí supo cuánto amaba aquella mujer a Hemingway. “Me casé con el hombre al que amo y no con el novelista al que admiro”, le confesó. Lo que sigue es un revelador diálogo que el periodista tuvo con ella:

Hablaron de Antonio Ordóñez Araujo, el legendario torero español íntimo amigo del escritor, pues Saavedra era a la sazón cronista taurino y conocía muy bien a los matadores que por

A la mañana siguiente, el reportero de La Crónica, Manuel Jesús Orbegozo, esperaba a sus colegas en el comedor del pequeño hotel para planificar el día; sin embargo, ninguno daba señales de vida. Extrañado se acercó al muelle de pescadores y allí se enteró que cada uno había alquilado una lancha y se hicieron a la mar en busca del “Miss Texas” donde estaba Hemingway. Desesperado por la trampa, Orbegozo corrió hacia el otro extremo del muelle y divisó el “Pescadores II”, el yate donde se embarcaba Mary Welsh, así que sin pensarlo dos veces, cogió un cooler donde se encontraba la comida que subirían al yate y haciéndose pasar como parte de la tripulación, abordó la embarcación. Sigilosamente se metió en el baño y se encerró allí a la espera que zarparan. Media hora después, salió de allí y su presencia causó alarma entre los acompañantes de la mujer; pero tras las explicaciones del caso y el apoyo de los pescadores, Mary Welsh aceptó que se quedara. Fue así que logró navegar junto a la esposa de Hemingway y ser testigo de excepción de aquel día de pesca y de conversación amena con la última mujer del escritor.


“Nos conocimos en Londres, cuando él y yo éramos corresponsales de guerra. Solíamos conversar mucho de la vida enfundados en unos pesadísimos capotes militares, mientras la neblina se empecinaba en tumbar al Big-Ben. Nos enamoramos a primera vista. En 1945 nos separamos para reunirnos luego en Cuba”. -¿El es humano por naturaleza? No podría decírselo yo. Cuando recibió el Premio Nobel manifestó que estaba muy contento, pero que él se lo habría dado a Carl Sandburg. Al recibir los 35 mil dólares, “Papá” entregó al chofer y a todos los que nos acompañaban en la casa, 10 sueldos de gratificación. Lo cual no quiere decir que sea muy humano, pero en fin… -¿A usted qué le dio? A mi me ofreció una escopeta que esperábamos comprarla en París. También me dio un cheque de dos mil dólares. -¿Y les queda mucho de aquel Premio Nobel? Mary sonrió y dijo: “Yo no tengo nada, sólo lo tengo a él”. Al caer la tarde, las embarcaciones retornaron a Cabo Blanco con las bodegas vacías. Esta vez los merlines huyeron de las cañas de Hemingway. Los días en Cabo Blanco se hicieron rutinarios. Ernest Hemingway se levantaba al amanecer con un desayuno que consistía en dos huevos duros, tostadas con mantequilla y mucho café. Hacia las 8 de la mañana ya estaban embarcándose. Junto a los aparejos de pesca siempre había una botella de whisky o gin. La jornada era invariablemente de diez horas en alta mar, y al caer la tarde, ya todos estaban en el hotel, para iniciar las noches de tertulia y conversación. Abundantes ensaladas en la mesa y una exquisitez culinaria que encandiló a Mary Welsh; el famoso lomo saltado, típico plato peruano hecho de lomo fino de res, cortado en trozos y salteado a la sartén con cebolla y tomate, y servido con arroz blanco. Tanto le gustó, que la mujer de Hemingway pidió la receta que anotó cuidadosamente en su diario. Aquellas noches de bohemia terminaban invariablemente a las 10 de la noche, cuando ya varias botellas de

escocés estaban vacías; entonces el escritor se levantaba del taburete junto a la barra de Pablo Córdova, el querido barman, y se iba a sus habitaciones a descansar. Cabo Blanco era conocido mundialmente por los famosos pescadores de altura; allí confluían la fabulosa Corriente de Humboldt y las aguas tropicales de la línea del Ecuador, generando un ecosistema marino ideal para la reproducción de los grandes peces de altura, entre los que estaban los merlines, los peces espada, atunes

y dorados. Allí estaba este exclusivo Fishing Club fundado en 1951 por Kip Farrington y Tom Bates, y conformado únicamente por 20 socios que pagaban una membresía de 10 mil dólares anuales. Mantenían una rigurosa lista de miembros para evitar que ingrese gente que ellos no conocían. Se cuenta que muchos millonarios intentaron pertenecer al famoso Club y que incluso hubo un pescador que quiso pagar hasta 50 mil dólares para pertenecer al Club y no lo dejaron. Por allí pasaron como invitados, gran-


después guardaré la botella”. Se tomó las últimas fotos que se tienen registro en Cabo Blanco y se despidió de sus colegas.

des estrellas de cine, como John Wayne, Marilyn Monroe, James Stewart, Gregory Peck, Cantinflas o el torero Luis Miguel Dominguín, que llegaban de incógnito a Cabo Blanco a pasar semanas lejos de los flashs de la prensa y de la agitada vida en Hollywood. Allí se estableció el record mundial de pesca de altura, cuando Alfred Glassell Jr. logró capturar un merlín negro de 710 kilos y de 4 metros y medio de largo; el mismo que hasta hoy no ha sido batido. Así pasaron los días en Cabo Blanco,

y los hombres de prensa tuvieron que partir hacia Lima; pero antes decidieron hacerle llegar un obsequio, así que compraron una botella de pisco, un delicioso destilado de uva típico del Perú, en cuya etiqueta le escribieron un extracto de un poema dedicado al famoso pisco, junto a breve dedicatoria que decía: “Mientras lloren las uvas, yo beberé sus lágrimas”, y un poco más abajo, Jorge Donayre dibujó un enorme merlín negro y firmaron los tres periodistas. Hemingway recibió el presente, esbozó una sonrisa y les dijo: “Yo beberé estas lágrimas y

Fueron 32 días los que permaneció Ernest Hemingway en el Perú, entre largas y exitosas jornadas de pesca, en que logró capturar alrededor de una docena de enormes merlines negros a los que hacía saltar fuera del agua para que el equipo de filmación de la Warner pudiera captar las mejores imágenes para la película. Allí dejó grandes amigos, como Pablo Córdova que aún vive recordando a “Don Ernesto” en el pequeño bar que hoy tiene en la vieja y olvidada caleta; y también los periodistas, dos de los cuales viven, y que saben que aquella comisión que los llevó al norte del país, los marcó para siempre. Al volver a los Estados Unidos, Hemingway dijo a la revista “Look”: “Pescamos 32 días, desde la primera hora de la mañana hasta que era difícil fotografiar y el mar se levantaba como si fuera una enorme colina con nieve en la cima. Se podía mirar desde la cresta de la ola hacia la orilla los vientos de arena que esculpían las colinas de la costa”. Sin embargo, muchos años después de la muerte del escritor, la hija de Marlene Dietrich, María Riva, entregó al JFK Library and Museum de Boston, 30 cartas escritas por Hemingway a Marlene entre 1949 y 1959 que incluyen pequeños relatos y poemas; y obviamente confesiones íntimas a la que fuera amiga y amante del escritor. Una de esas cartas, está fechada el 21 de mayo de 1956, escrita en Cabo Blanco, Perú; es decir 36 días después de su llegada. Entonces tal vez no fueron 32 días los que permaneció el escritor en esa caleta, sino muchos más. Pero esa es otra historia.* *Crónica publicada en la revista Gatopardo y cedida por su autor, Omar Zevallos Velarde. *En este número Omar Zevallos Velarde también nos asistió con un perfil de que fuese ministro de justicia y líder del FRENTE INDEPENDIENTE MORALIZADOR (FIM)


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Nunca le a susedido que esta a punto de aventurarse en un viaje que de seguro sería único e imperdible y justo en el momento que debería iniciarse esta travesía, surgen incomvenientes que nos hacen dudar si fue una buena idea entusiasmarse y planear tantas cosas. Aquí le mostramos nuestro Plan V una manera distinta de experimentar las sensaciones de la Anedralina...

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Socabaya

Las Peñas y las Piñuelas Casi 500 metros de camino en su totalidad son los que usted recorrerá si se decide a visitar estos sencillos pero singulares ojos de agua cristalina en el distrito de Socabaya. El cual aloja decenas de hectáreas verdes en su campiña con paisajes vírgenes de horizontes borrosos por lo espeso de las ramas y la distancia, algunas de ellas salpicadas de lujosísimas sequias y otros encantos que hacen desaparecer a la nada.

dad se ubican las piñuelas, restos de un canal de la época colonial; el más vistoso y complicado de la recorrido que hoy es conocido como La Ruta del Loncco pues su caudal fue tallado en la misma roca de la cual proceden sus traslúcidos líquidos dándole esa impresión de un telón de agua por su caída; sostenida por columnas de estilo jónico, que hoy el tiempo y la erosión húmeda han deformado y cubierto de un musgo tan verde haciéndolo parte de la naturaleza.

Las piñuelas son ante los ojos de los visitantes como una quinceañera, tímidas hasta por demás y podrá comprobarlo si se anima a ir, pues para llegar el mismo paisaje parece haber confabulado con la naturaleza para que nos distraigamos con el camino verdoso, los riachuelos y sequias que encontramos como deteniéndonos e invitando a que nuestros ojos se entretengan con las basta campiña que parece ser interrumpida LA TIMIDEZ DE LAS PIÑUELAS en su inercia por el ganado y algunos corceles que se animan a pastar A 15 minutos del centro de la ciu- sin preocupación alguna por los observadores.

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A pocos metros de encontrarnos con las piñuelas, un bosque improvisado por el entorno quiere desviarnos por su frondosidad y cierta intimidación. Anímese a explorar en sus adentros y lo primero que notara es ese sonido de la caída de agua como si fuese las risas coquetas de niñas invitándolo a jugar. Aquí también encontrara un pequeño manantial, en el cual se encuentran el pequeño caudal del rio Socabaya con las aguas que rebosan de las piñuelas en el que podrá refrescarse sin reparos. Mientras va gozando de la

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como cristal liquido en plena caída libre. Además de su imponente altura, las peñas le brindan la bondadosa propiedad de curar algunos males como son la artritis y otros males. A esto se suma la incógnita por el origen de su fuente de agua pues se encuentran en un lugar árido como resaltando su peculiar importancia. Después de disfrutar de las peñas usted podrá despedirse deleitando de la abundancia de chacras y arboles que parecen despedirse al ritmo del viento que sopla desde el oeste moviendo a su antojo la naturaleza.

abundancia de sus simétricos andenes que le dan una apariencia como escaleras a lo lejos tapizados de un verde manto. EL MISTERIO DE LAS PEÑAS A media hora e incluyendo una caminata es todo el trajín que necesita para llegar a las peñas o si prefiere puede partir de la misma plaza de Socabaya, este tramo le llevara en promedio 40 minutos atravesando parte de la campiña del distrito. Todo dependerá de usted. Lo cierto es que una vez haya llegado a las peñas ubicadas en el sector de Ciudad Mi Trabajo. Usted encontrara abundantes chacras, carrizales y una inmensa peña en forma de bóveda alta (de allí el nombre para este dichoso lugar) del cual en su interior parecen colgar unos hilos transparentes y brillantes

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N a c

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No esperemos llegar a esto para hablar del cancer

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Comer no es el simple hecho boca con los cubiertos, palit de y no menos sofisticado act y porque tampoco hay lugar mente hay lugares que quiza manera que le prome


o de llevar los alimentos a la tos chinos o en el mas humilto de hacerlo con las manos. res adecuados, sino simpleas los conozca, pero no de la etemos los conocerรก.


Tinto&Asado Z

Ubicado en la plaza tradicional del distrito de Yanahuara, a un costado de los famosos arcos del mirador. Tinto&Asado hoy hace sentir su presencia a través de la preparación de las carnes con ese desconocido estilo parrillero americano. Aquí usted podrá encontrar ese maridaje épico que existe entre la carne y el vino. La cocina de tinto y asado es una olla de que rebosa de aromas cuando David, su chef, se acomoda el delantal y se propone a preparar el plato insignia de este joven restaurante; el pollo relleno de hongos andinos en salsa de hierbas aromáticas, acompañado por una exquisita ensalada verde preparada con trozos de aceitunas, queso de cabra, maracuyá, maíz blanco y almendras. Los aromas se mezclan al punto que son difíciles de diferenciarlos mientras son triturados por el mortero: el romero, el cedrón, el orégano entre otras hierbas, que van combinando sus fragancias preparando así, la base para esa peculiar salsa que, acompañada de los hongos andinos, le dan al plato de bandera de este restaurante, una estética aromática imperdible. Si la salsa tiene su ritual de preparación, el pollo no es la excepción por tanto para que se disfrute en toda su esencia, David sabe que primero debe domarlo en las brasas de la parrilla americana que hay en su cocina, sólo así cojera ese saborcito ahumado que luego será complementado por la salsa de hongo en hierbas aromáticas. Si usted es de los que no van a aun restaurantepor temor a no sentir esa confianza y seguridad del calor familiar, en Tinto&Asado lo percibirá mediante la conjunción perfecta que resulta de la combinación entre el sillar restaurado de cada uno de sus ambientes y la madera color ébano de sus mesas, que combinan finamente con la porcelana incrustada en sus tableros. Ambientes priva-

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dos, comedores amplios y hasta una terraza, son el complemento perfecto para disfrutar del variado compilado de platos que le ofrece esta nueva opción gastronómica local, los mismo que son acompañados de una buena copa de vino. Salir a la terraza colma sutilmente este éxtasis sensitivo que va mezclándose bien con el leve ruido que se escucha a lo lejos de la ciudad. Todas estas bondades son servidas al suave ritmo de los blues que le dan ese aire armónico, matizados con los tonos sepias que irradian los faroles en los comedores. SALUD CON ESO Pero esa tendencia contemporánea se plasma con mucha fuerza también en la barra, que le ofrece aperitivos y que terminara por sumergirlo en un coctel de sabores. El Tinto&Asado digestivo es un trago macerado, el cual combina cuatro macerados individuales que son sazonados con salsa de tabasco, sal y pimienta. Un trago seco par abebedores con experiencia y conocedores. Pero si usted es una dama cosmopolita puede pedir el Arequipa coctel que es muy aromático y perfecto para damas, preparado en base a macerado de cedrón con vino rose, que le asegura un momento de placidez.

Y no es necesario que se sirva un plato para poder disfrutar de la barra, pues al Tinto&Asado se va con esa confianza de saber que encontrará el lugar ideal para pasar un buen momento mientras engríe a su paladar.

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caer cuando te lanzas a que es el mundo de las

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al vacio

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I FILA 82


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W W Artistas no Artistas

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Diego Leal Diego Leal es un joven de pocas palabras, parece ser que su manera de hablarle al mundo es a través de su arte. Se considera un diseñador gráfico, aunque es un extraordinario ilustrador; su trabajo ha empezado a llamar la atención de los cazatalentos y está a punto de emigrar a México a trabajar para un grupo editorial; mientras tanto es solicitado para ilustrar posters, iconos y campañas publicitarias. Diego empezó, como casi todos los diseñadores gráficos, a trabajar en una agencia publicitaria, sentado frente a su computadora empezaba a producir lo que su jefe le pedía; pero sentía que era parte de una maquinaria que él no manejaba. Además, trabajaba más de 8 horas y ganaba apenas 200 dólares mensuales de sueldo. Estaba pagando su derecho de piso; hasta que un buen día se fue para no volver más. Desde entonces Diego ha desarrollado toda su capacidad creadora, cuando descubrió a dos maestros de la ilustración digital: el polaco Peter Jaworowski, conocido como Hejz y el norteamericano Mike Orduña, Fatoe. Ellos fueron sus maestros y quienes le mostraron el camino correcto. Hoy es un diseñador freelance feliz, hace lo que le gusta. Su propuesta gráfica es absolutamente espontánea, él mismo no sabe cómo sale; pero sabe que eso es lo que quiere lograr, pues tiene un fuerte componente artístico que lo diferencia del resto de diseñadores. Ama trabajar con animales, sobre todo aves, aunque no siempre le piden hacer trabajos con ellos; pero se da tiempo para hacer propuestas gráficas con animales para su satisfacción personal. Diego es un artista nato y su talento lo ha llevado a ser reconocido como uno de los mejores diseñadores colombianos. POR: OMAR ZEVALLOS “ARTEFACTO 18“

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TIGRE DE BENGALA


SENTIMIENTO INDIO


NATURALEZA HUMANA



Letras Nuevas


Cantazul

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Debajo de un lago espejeante Sumocontrito y dunuano Serpea con habiles manorumores La agilbella sueùomusa Lacilea, brumaniza, zariza Su hidrosonrisa con la luna Sus cabellos fitoselenizados Recogen gimios y elvanios Se ubmunda pero antes Huricanta y sitaoe, Sitaoe‌Mirarbesos


Remiscencia

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Le cubrieron con viejos periódicos. Con tantos como pudieron hallar para ocultarlo. Pero como una cuenta de luz asomaba un ojo. Desorbitado, empapado de luna y de el como una lagrima de dolor una gota de sangre resbalaba … le descubrieron, le lloró su madre, le besó sin importarle besar una mejilla sin pómulos, una boca sin dientes. desesperada apretó el hueco cráneo contra su pecho … Lo metieron en una bolsa. Empañó el plástico con el aliento de sus vísceras calientes Con el suspiro de alivio de su corazón abierto

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Aquella rosa

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Nuestro amor son besos en espera Caricias en ciudades sin obreros Gorriones emigrantes del ensue帽o Desempleados, alas sempiternas

Piensa mi coraz贸n en la banqueta Seguir a una canci贸n y su consejo Transgredir con fervor tus mandamientos Y volverme deseo en tu queja

c Besarte sin permiso y con las ganas De pronunciar tu nombre en la boca Y saber el sabor de tus palabras Desatar con caricia y sin demora Tu pecho, y ah铆, tan bella y callada Blanca y al tacto: intacta rosa roja


Los niños estibadores del mercado de Cuzco parecieran aguantar las lágrimas apretando porque saben que un producto que se cae e

Evitemos la tra Fotografía Julio


o se aferran con tal devoci贸n a sus carretas y los ojos con tal fuerza que estos se arrugan, es un sol menos en la propina que recibiran

ata de personas Angulo Delgado


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Cuando éramos niños los viejos tenían como treinta un charco era un océano la muerte lisa y llana no existía. Luego cuando muchachos los viejos eran gente de cuarenta un estanque un océano la muerte solamente una palabra. Ya cuando nos casamos los ancianos estaban en cincuenta un lago era un océano la muerte era la muerte de los otros. Ahora veteranos ya le dimos alcance a la verdad el océano es por fin el océano pero la muerte empieza a ser la nuestra


"La obra de Mario Benedetti, amigo, hermano, es sorprendente en todos los aspectos, ya sea por la extensión en la variedad de géneros que toca, ya sea por la densidad de su expresión poética como por la extrema libertad conceptual que usa. El léxico de Benedetti ha ignorado deliberadamente la supuesta existencia de palabras "poéticas" y de otras que no lo son. Para Benedetti, la lengua, toda ella, es poética. Leída desde esta perspectiva, la obra del gran poeta uruguayo se nos presenta, no sólo como suma de una experiencia vital, sino, sobre todo, como la búsqueda persistente y lograda de un sentido, el del ser humano en el planeta, en el país, en la ciudad o en la aldea, en su casa simplemente o en la acción colectiva. Son muchas las razones que nos llevan a la lectura de Benedetti. Tal vez la principal sea ésa, precisamente: que el poeta se ha convertido en voz de su propio pueblo. O sea, en poeta universal."

José Saramago

ADIÓS A NADIE Nadie sin nada nadie huraña invisible evadida silente desprovista nadie sin nada hueca sé que estás a mi vera sin rostro sin latido nadie a quien nadie ha visto ni oído ni tocado nadie desangelada nadie desdemoniada nadie única eterna inexistente yo que tarde o temprano seré nadie yo que también soy nadie hermana te despido

Amparo Conde


Queridos amigos, Como no quiero perderme la fiesta del todo y ante la imposibilidad de estar físicamente con vosotros, os mando estas líneas para pediros que me hagáis un hueco a vuestro lado, cerca de Benedetti. Recordar la figura de Mario, su altura de poeta y su consistencia humana, nos hace mejores, nos ayuda a entender de dónde venimos, a encontrar nuestro lugar y enciende luces en el camino que se nos abre. Yo doy fe de todo esto y, si es preciso, me parto la cara con aquel que diga lo contrario.

Joan Manuel Serrat

Sergio Ramírez ¿Cómo es entonces que surgen las leyendas? Pues yo creo que es sencillo. Cuando nacen de verdades que pueden tocarse. Y la leyenda de Mario Benedetti ya pasa de castaño a oscuro, es decir, que se vuelve cada vez más palpable. Un poeta, se dice, pero eso no es tan sencillo, un poeta entra en la leyenda cuando se vuelve el poeta en singular, y ya se sabe que siempre será el poeta porque la gente se sabe sus versos, y uno los repite al amanecer en la mesa del bar entre los amigos, otro se los dice al oído a la novia que a su vez se los sabe también. A las pruebas me remito.


Unas veces me siento como pobre colina, y otras como montaña de cumbres repetidas, unas veces me siento como un acantilado, y en otras como un cielo azul pero lejano, a veces uno es manantial entre rocas, y otras veces un árbol con las últimas hojas, pero hoy me siento apenas como laguna insomne, con un embarcadero ya sin embarcaciones, una laguna verde inmóvil y paciente conforme con sus algas sus musgos y sus peces, sereno en mi confianza confiando en que una tarde, te acerques y te mires.. te mires al mirarme.

Te dejo con tu vida tu trabajo tu gente con tus puestas de sol y tus amaneceres sembrando tu confianza te dejo junto al mundo derrotando imposibles seguro sin seguro te dejo frente al mar descifrándote a solas sin mi pregunta a ciegas sin mi respuesta rota te dejo sin mis dudas pobres y malheridas sin mis inmadureces sin mi veteranía pero tampoco creas a pie juntillas todo no creas nunca creas este falso abandono estaré donde menos lo esperes por ejemplo en un árbol añoso de oscuros cabeceos estaré en un lejano horizonte sin horas en la huella del tacto en tu sombra y mi sombra estaré repartido en cuatro o cinco pibes de esos que vos mirás y enseguida te siguen y ojalá pueda estar de tu sueño en la red esperando tus ojos y mirándote.

Recitado por: Lu


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Este mes nos demoramos un poco en salir, no cometas el mismo error cuando inicies la lectura, además sabes porque estamos de blanco en el próximo número? Si acabas antes de agosto tendrás la respuesta

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