16 minute read

Ideología y cambio de época

La fuente de nuestros problemas está en nuestra ideología; es decir, en nuestras maneras más fundamentales de pensar. Si estas maneras no cambian, cualquier modificación que hagamos en nuestra praxis acabará generando los mismos resultados improductivos. Solo con una ideología válida podremos entender la naturaleza de los procesos del desarrollo y también de las fuerzas contrarias que los impiden (Hamel, 2012).

Reiteramos: todos estamos atrapados entre supuestos muy arraigados dentro de diversas construcciones ideológicas que pocas veces son alteradas. Así, los nuevos sucesos, por lo general, no son absorbidos por estas construcciones ideológicas sino más bien son descartados. El reto es derribar estas construcciones o debilitarlas por lo menos. Para hacerlo, tendremos que reconocer primero que estamos dentro de una de ellas, paso que gran parte de nuestros especialistas y ejecutivos no dan, pues, por lo general, solo se guían por criterios meramente técnicos (ídem).

Advertisement

En los momentos de crisis general que vivimos, más aún, estamos obligados a buscar nuevas estrategias de creación de valor. Sin embargo, esto no se podrá realizar si las personas dan por sentado el 90% de su modelo mental existente. La confirmación persistente de lo que ya se cree es una pérdida total de tiempo. Es difícil imaginar estrategias revolucionarias cuando nueve décimas partes de nuestro cerebro están atadas de pies y manos (ídem).

En tal sentido, es el momento de crear los nuevos liderazgos que necesitamos, que posean un profundo conocimiento de sus organizaciones. En otras palabras, que consideren a sus instituciones como sistemas vivientes y que las valoren dentro del contexto de sistemas más grandes, de los cuales ellas también forman parte (Drucker, 1996) … Asumiendo que las ideas que se salen de los límites establecidos, con el objeto de probar algo nuevo, son vistas como “distracciones peligrosas”; precisamente porque develan los procesos que perpetúan el statu quo. Sin embargo, lo único peligroso es el mismo statu quo que está allí para frustrar lo nuevo, lo no convencional (Hamel, 2000).

Historia mundial, crisis general y cambio de época La historia mundial se ha desarrollado a través de un proceso compuesto por grandes etapas—sociedades, sistemas, épocas o civilizaciones—que se diferencian, fundamentalmente, por sus factores básicos de producción social como lo estableció Peter Drucker. A su vez, estas grandes épocas que componen la permanente evolución histórica, han sido constituidas por tres periodos únicos: uno inicial de constitución y expansión; uno intermedio de potenciación e imperialismo; y, uno final de globalización y obsolescencia como el que vivimos desde

Revista Pesca Suplemento marzo 2021

mediados del siglo XX. Finalmente, todos estos periodos se han entrelazado por momentos, relativamente cortos en el tiempo, de grandes crisis y reestructuración total.

Cuando en el seno de todas las grandes etapas de la sociedad humana surgen nuevos factores cruciales de producción social, sin los cuales los factores básicos de producción sistémica vigentes no podrían impulsar la rueda de la evolución social, nace el tercer período final de la etapa en desarrollo.

De esta manera, la Era Primitiva inició su tercer período terminal cuando surgieron los primeros poderes teocráticos y las primeras “esclavaturas”. Igualmente, la Sociedad Antigua (o Esclavismo), cuando en ella crecieron considerablemente los feudos y los siervos, inicia su fase final. Por su parte, el último período de la Sociedad Medieval (o Feudalismo) se inició cuando el capital y el trabajo de jornaleros se tornaron en los nuevos factores cruciales de la producción y el desarrollo. Actualmente, en la Sociedad Capitalista mundial (Capitalismo), a partir de mediados del siglo XX, han surgido de forma crucial nuevos elementos de producción social, en tal cantidad e importancia que el capital y el salario ya no constituyen sino solo algo complementario para el desarrollo. Estos elementos inéditos son determinantes para el desarrollo del tercer período de la Sociedad Contemporánea y para la conformación de los cimientos de la próxima civilización: la poscapitalista (o Tecnocracia).

(Los nuevos factores cruciales del desarrollo humano, sin los cuales no sería posible entender el progreso mundial, serían dos: el capital saber, que se desarrolla por concentración del conocimiento técnico científico, y los trabajadores del saber que se desarrollan por productividad gracias a la instrucción especializada continua)

Estamos, pues, en un cambio de época. Lo que estamos viviendo no es una crisis coyuntural. Es una crisis de cambio de tiempo. Para salir de este gran desequilibrio sistémico se necesitará otra tecnología, otras teorías económicas y sociales, otras instituciones. Finalmente, cuando salgamos de todo ello, estaremos en otro mundo.

La autodestrucción del sistema Se puede afirmar, sin lugar a dudas, que el papel del ‘Capitalismo’ contemporáneo, sin importar cómo se le llame, como un método óptimo para combinar la libertad, la democracia, la seguridad social, los derechos humanos, la eficiencia económica y la justicia social, debe analizarse nuevamente, en vista de que este sistema se encuentra en la base misma de nuestros problemas (Krugman, 2009).

no se puede seguir trasladando ingresos del trabajo al capital sin tener un exceso de capacidad productiva y una falta de demanda agregada (la paradoja principal del Capitalismo). Y eso es lo que está sucediendo. Lo que es individualmente racional es que cada empresa quiera sobrevivir y prosperar, y eso significa recortar costos laborales aún más: es decir, los ingresos laborales y el consumo de la PEA. Por eso es que es un proceso de autodestrucción (Roubini, 2011).

Mientras tanto, la crisis mundial sigue su curso hacia la depresión económica, y consiguientemente hacia la extinción del Globalismo, construido sobre la base de la revalorización del capital y la desvalorización del trabajo.

La Civilización Contemporánea que vivimos (o Sistema Capitalista) se constituyó como sociedad a partir de la mitad del siglo XVIII, sobre la base de los dos factores cruciales de la Modernidad: el capital dinero y el trabajo asalariado.

Desde entonces, los principios y los valores de estos factores rigen las dinámicas de la sociedad en todos sus planos. Sin embargo, la mayoría de los analistas solo tiene en cuenta la crisis del capital y no la del trabajo para estudiar la crisis mundial. Así, a esta última, la conciben solo como una crisis financiera y no como una de las últimas crisis del sistema del trabajo y del capital. En tal sentido, la reproducción y la revalorización del capital no hubieran tenido mayor significación crítica si es que con el trabajo, el otro factor estructural del sistema capitalista, no hubiera pasado todo lo contrario: una gran desvalorización y reproducción como subempleo a escala mundial. El desarrollo del Capitalismo Global no es posible sin un salario básico global ($1200.00).

La gran crisis financiera mundial —es decir, la caída vertical de los valores del capital— ha sido consecuencia de la caída en espiral descendente de la remuneración del trabajo en todo el mundo y del ingreso per cápita del 80 por ciento de la población mundial durante los últimos 40 años. A fines de la década de 1970, cuando el Capitalismo occidental se convertía en un sistema mundial, la remuneración del trabajo se paralizó y comenzó a descender globalmente. De tal manera que hoy, por ejemplo, se producen autos con salarios de 300 dólares-mes en China, cuando a fines de 1970 se producían con salarios de 2 mil dólares-mes en EEUU. En tal sentido, el 80 por ciento de la PEA mundial tiene, actualmente, una capacidad adquisitiva muy pobre frente a una enorme infraestructura industrial construida por el Globalismo durante las últimas tres décadas.

En otras palabras, la caída mundial de la remuneración per cápita global del trabajo y la consiguiente parálisis del consumo per cápita global (el motor de la economía real) desde la década de 1970, ejercen una fuerza deflacionaria extraordinaria sobre los valores del capital. Esta fuerza aumenta a medida que la brecha entre los valores del capital y los valores del trabajo se hace más grande e insalvable, y los primeros caen irremediablemente. En medio de esta gran crisis sistémica, solo una nueva relación productiva-reproductiva entre ambos valores podrá reconstruir el equilibrio mundial.

(En las circunstancias técnico-científicas actuales, ¿qué nuevas relaciones entre el capital y el trabajo son aquellas que permitirán reconstruir las economías nacionales del mundo y, por ende, constituir una nueva y superior globalización?. ¿ Y qué nuevas condiciones económicas, sociales, políticas y culturales globales surgirán?)

Todo organismo importante tiene un punto de vista, una metodología y un lenguaje estructural* únicos. Cuando lea nuestros escritos, sugerimos que trate de encontrar los conceptos que planteamos párrafo a párrafo. Resáltelos uno a uno. Es un buen método. Trate de encontrar después la cadena de conceptos que sugerimos, artículo por artículo. Finalmente, estructure la teoría de innovación que presentamos en todos los artículos. Propóngase a encontrarla y haga un esquema dinámico de ella. Puede ser de mucha utilidad para el desarrollo de su punto de vista personal. Anímese a avanzar en el mundo del cambio.

Fuente

Siglo XXI y neoliderazgo social: Capítulos III y IV diciembre 9, 2020 por Ramon Espinoza Guerrero

IMPERIO ROMANO NO ERA ESTADO, ROMA SÍ. PERÚ NO ERA ESTADO NI MENOS LIMA AL INICIO DE LA PRIMERA REPÚBLICA.

Esbozo de Ciencia Política peruana. Qué duda cabe que el derecho constitucional universal tiene un gran maestro clásico en el francés André Hauriou, qué facultad de derecho del mundo occidental no tiene en sus bibliotecas los libros del gran maestro galo, qué syllabus de derecho constitucional no cuenta en primera fila con las obras del gran maestro Hauriou y es que sus lecciones, obras y estudios todavía iluminan al Derecho Constitucional por la claridad de sus expresiones basadas en sus investigaciones, la potencia racional propia de los franceses y la solidez de sus conocimientos y sabiduría en el campo del derecho constitucional.

No existen estudios de Ciencia Política completos si es que no se pasa por los libros y lecciones de André Hauriou para conocer la ingeniería, la estructura y la filosofía del Estado y del derecho constitucional que abriga a las constituciones políticas de la civilización occidental moderna en sus proyecciones y praxis macro-políticas, para el politólogo es vital y central leer a Hauriou para tener una idea, visión y conceptos claros de la versión jurídica del Estado y sus amarras macro-legales.

El maestro de maestros André Hauriou tiene un concepto claro y firme y aleccionador con respecto al Imperio Romano que nos parece muy sabio, paradigmático y aplicable a nuestra realidad y es que para el gran maestro galo la histórica y legendaria Roma era un territorio pequeño, era un simple ciudad casi parecida a la griega, Roma era el solio de modestos agricultores pero que empezaron a expandirse en todas direcciones buscando ampliar sus espacios sus horizontes sus negocios sus comercios y su cultura y en ese caminar y penetrar e introducir sus dominios y costumbres y negocios en todas direcciones apareció y se formó y se consolidó lo que se conoce universalmente como el IMPERIO ROMANO.

Ahora leamos la siguiente cita muy pertinente del constitucionalista francés de la referencia: “Roma fue la cabeza de una organización federal o, quizá más exactamente, de un sistema de protectorados en el que las ciudades y los pueblos conquistados conservan una cierta autonomía, bajo el control más o menos estrecho de un representante del emperador. El imperio romano es, esencialmente el conjunto de los pueblos a los que Roma impone la paz y el tributo. Sin embargo, hay que comprender que, Ciudad o Imperio, Roma no fue jamás un Estado, en el sentido moderno del término, es decir, una sociedad en la que la organización política corresponde a una nación” (André Hauriou, Derecho Constitucional e instituciones políticas, Edic. Ariel, 1971, pag. 50)” de la ciudad de Roma en todas direcciones y el establecimiento de representantes del Emperador no constituye en modo alguno un Estado, toda vez que ESTADO ES NACIÓN básicamente y nación es PUEBLO y pueblo es conjunto social consciente que tienen antecedentes comunes e intereses también comunes presentes y objetivos futuros que interesan a su colectivo, vale decir: Sin pueblo no hay Nación, sin Nación pueden haber pueblos que no quieren o no pueden definir territorio común y no levantar un gobierno con soberanía.

Lo esencial es la existencia de PUEBLO como colectivo social con objetivos comunes conscientes y actuantes expresamente en la praxis cultural, política, militar y económica y eso fue la CIUDAD DE ROMA que sí fue un ESTADO como lo fue la CIUDAD DE ATENAS en Grecia, ambas eran PEQUEÑOS ESTADOS porque simplemente tenían pueblos unidos en su pasado, en su presente y en sus objetivos futuros, ahí tenemos NACIÓN y al existir NACIÓN el ESTADO emerge con toda naturalidad porque las propias necesidades y la dinámica de ese pueblo los impulsa a fijar y delimitar sus territorios y a levantar un gobierno nacional con soberanía: ESTADO.

Donde no hay pueblo entonces existe multitud y la multitud es la unión de individualidades donde cada quien quiere hacer su propia y soberana voluntad individual sin interesarles en modo alguno el ser colectivo o los intereses comunes. Donde existe multitud no hay pueblo, donde existe multitud no hay NACIÓN y donde no hay pueblo no hay NACIÓN.

Roma al expandirse fue anexando pueblos y negocios y riquezas pero no le interesó generar ESTADO solo dominio político, económico y militar, por eso no se equivoca nunca Hauriou cuando afirma con toda sabiduría y lucidez que Roma era un Imperio pero no un ESTADO, su ESTADO ERA LA CIUDAD CON SU EJE POLÍTICO Y MILITAR.

En el caso peruano tenemos que nunca fuimos PUEBLO como COLECTIVO RACIONAL CONSCIENTE DE SUS INTERESES vale decir que la costa y sierra y selva peruanas nunca tuvieron ni tienen antecedentes comunes y presente con líneas básicas comunes y futuro con cartabón racional, espiritual y emocional delineado, nada de eso: Perú tiene Costa con muchos pueblos, etnias y culturas y hasta naciones disímiles entre sí, igual la sierra y la selva, tenemos aún y hoy por hoy etapas históricas primitivas no canceladas y que no se están abordando ni política ni culturalmente por la clase dominante y por los gobiernos de turno de espaldas a nuestra realidad presente. El Perú al inicio de la REPÚBLICA fue MULTITUD y nunca fue PUEBLO, por eso es que nació fallido el ESTADO REPUBLICANO

PRIMERO porque no tuvimos pueblo menos NACIÓN, no tuvimos ciudadanos, no tuvimos territorio definido, no tuvimos legislación republicana, no tuvimos gobierno republicano sino la continuación de gobiernos con todas las jerarquías y goyerías de la Colonia.

Mientras la ciudad de Atenas y la ciudad de ROMA fue Estado, Lima la capital del Perú en 1821 era todo menos pueblo, fue multitud pero no pueblo y por lo tanto ni siquiera Lima era ESTADO era la suma de multitudes con intereses totalmente disímiles y odiándose feroz e insultantemente entre sí. Lima no era ni pueblo, ni nación ni Estado, menos el Perú.

La gran labor del presente es construir una II República que incluya a sus pueblos, naciones y culturas y que levante un gobierno realmente inclusivo nacional y soberano, esa es la labor que se ha propuesto el movimiento político Foro Republicano y que es ahora prioritario, esencial y primevo. Lima, 18 de setiembre del 2013 Jaime Del Castillo Jaramillo

Abogado egresado de la U.N.M.S.M. con más de 20 años de ejercicio profesional y cuenta con estudio jurídico abierto; politólogo con más de 20 años de ejercicio profesional; periodista, fundador y director del programa radial y televisivo ‘Yo, Sí Opino’ (censurado en TV y cerrado cinco veces en radio); Maestría en Ciencia Política con la tesis “Pensamiento Político peruano insuficiente y epidérmico causa de nuestro subdesarrollo político”; Post Grado internacional en Ciencia Política otorgado por la UCES - Universidad Ciencias Empresariales y Sociales de Buenos Aires-Argentina graduado con la tesis: “Crisis terminal de los Partidos Políticos en el Perú”; catedrático universitario de ‘Historia del Pensamiento Político”, “Filosofía Política”, “Metodología de la investigación en Ciencia Política”, “Realidad Nacional”; “Análisis Político”, “Ciencia Política”, etc.; blogger, comunicador social, articulista y conferencista. http://fororepublicanoperu.blogspot.com https://www.facebook.com/yosi.periodismo @jaimedelcastill yeagob2@gmail.com http://fororepublicanoperuano.blogspot.com/2013/09/imperioromano-no-era-estado-roma-si.html

NOTA DE PESCA La renovación total de la política peruana se presenta como la mejor opción para corregir los vicios y errores de la República. Para ello es necesario apostar por lo nuevo, por los jóvenes, y descartar a los viejos políticos, vengan de donde vengan, porque representan el continuismo de una República fallida.

En los años 89 y 90 hubo un gran debate nacional en torno a esta pregunta que hace el personaje de Vargas Llosa, Zavalita, en “Conversación en la Catedral”: en qué momento se jodió el Perú. Como estábamos en plena crisis -había inflación, recesión y guerra interna-, se decía que con Velasco, porque con él empezó el estatismo, la burocracia, y se trabó la economía. En el 90, Fujimori cierra esa etapa e inaugura una nueva, en que supuestamente iba generarse la paz, por la vía represiva, y se iba a eliminar la inflación, con las recomendaciones del Fondo Monetario Internacional. Se iba a generar una etapa de crecimiento y bienestar. Luego nos dimos cuenta de que era un proyecto autoritario y corrupto. Llegamos al 2000 y se dijo: bueno, lo que ha hecho Fujimori está bien en la parte económica, pero mal en la política. Toledo tenía el famoso eslogan: Fujimori puso el primer piso, ahora lo que tengo que poner es el segundo piso, la democracia. Ese segundo piso ya se ha construido, sobre bases, en mi opinión, débiles. Y no hemos avanzado lo que debíamos. Si ahora hiciéramos esa pregunta de en qué momento se jodió el Perú, refiriéndonos a la situación contemporánea, yo diría en 1990. Es cierto que hubo logros y desarrollo, y se dice que ha aumentado la clase media y reducido la pobreza, pero creo que allí hay una exageración. Están reclamando méritos que solo tienen parcialmente. Porque en realidad (la mejora de la economía) ha sido efecto de la bonanza exportadora que viene del mercado mundial, y es fácil gobernar cuando hay bonanza. Más bien lo veo como oportunidad perdida. Y ahora vamos a ver cómo aumenta la pobreza y se reduce la clase media, porque volvemos a una normalidad económica, pero no hemos hechos las grandes reformas sociales ni estatales que necesitábamos. En el 2021 deberíamos preguntarnos cómo país: dónde estamos, a dónde vamos y quién nos ha gobernado.

https://ojo-publico.com/481/francisco-durand-ahora-estamos-en-la-republica-empresarial

Aún no se logra una mayor reducción del porcentaje de niños con desnutrición crónica y anemia, esto no es a causa de falta de recursos económicos. El estado puede mejorar su estrategia, priorizando los programas de salud materno-neonatal y nutrición en todos los niveles y así, salvaguardar el correcto desarrollo de nuestros niños. Me comprometo a dedicar mi atención prioritariamente a este tema.

Los electores tendrán que pensar muy bien su voto en estas elecciones y no dejarse seducir por ofertas electorales dadivosas, como la creación de 3 millones de empleos y llenar de hospitales todas las regiones del Perú. Antes de marcar con una equis el casillero del candidato presidencial de su preferencia, deberán preguntarse si su candidato cuenta verdaderamente con un equipo de gobierno sólido, con capacidad de afrontar una crisis económica, social, sanitaria e institucional dramática, como la que viene azotando al Perú. Definitivamente la herencia del próximo gobierno será la más pesada del último siglo, sólo comparable con la que dejó el primer gobierno de Alan García (1985-1990). Si bien esta vez no heredaremos una hiperinflación, sí heredaremos una economía convaleciente, al haber atravesado por una hiper recesión inédita en toda la historia republicana. El Plan de Gobierno de Victoria Nacional (de 161 páginas) muestra con toda claridad el derrotero que, desde el primer día y durante los primeros 100 días de gobierno, deberá seguir el gobierno entrante.