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El empresario y la creatividad

- Por el Ing. Industrial y Abogado Santiago Gallo Llorente

Una empresa conforma, por una parte, una persona jurídica, entidad u organización capaz de desempeñar una precisa actividad económica con fines de lucro. En la vida moderna, existe un escaso número de personas responsables de aceptar el riesgo empresario. Más aún en nuestro país, donde ingentes números de habitantes ignoran el vital significado de emprender algún proyecto de cualquier naturaleza, el cual constituye una necesaria fuente de trabajo para terceros. De este modo, nacen y se hacen empresarios generadores de trabajo, creadores de oportunidades. Seres quienes depositan su esfuerzo cotidiano en alguien en quien confían. Pequeñas y Medianas Empresas (PYMEs) y compañías multinacionales pueblan la geografía económica argentina.

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Una empresa conforma, por una parte, una persona jurídica, entidad u organización capaz de desempeñar una precisa actividad económica con fines de lucro. En la vida moderna, existe un escaso número de personas responsables de aceptar el riesgo empresario. Más aún en nuestro país, donde ingentes números de habitantes ignoran el vital significado de emprender algún proyecto de cualquier naturaleza, el cual constituye una necesaria fuente de trabajo para terceros. De este modo, nacen y se hacen empresarios generadores de trabajo, creadores de oportunidades. Seres quienes depositan su esfuerzo cotidiano en alguien en quien confían. Pequeñas y Medianas Empresas (PYMEs) y compañías multinacionales pueblan la geografía económica argentina.

En el actual modelo de organización social en torno al Capitalismo y éste en relación con las empresas, dirigidas por empresarios, emprendedores o grupos de ellos, los mismos se organizan en función de una idea, un estatuto para llevar adelante un proyecto, un comercio, una fábrica o un desarrollo de cualquier naturaleza lícita, donde se verifica la creación de trabajo para terceros. Así ciertas personas conciben trabajo para que otras puedan contar con una legítima fuente de recursos vitales en torno a un fin útil.

Las antinomias tales como “Ciudad versus Campo”, “Capital versus Trabajo”, pertenecen a otra época, a vetustos modelos de sociedad, perimidos en el siglo XXI. Las opciones para el mundo actual son, tal vez, CREAR O PERECER, tal como lo afirman Douglas Paz Suarez y otros pensadores de la talla de Edward De Bono en su obra “Seis Sombreros para pensar”. El mismo grafica cómo combinar la reflexión lineal por el pensamiento lateral para una eficiente toma de decisiones.

Al mismo tiempo, Mihaly Csikszentmihalyi señala: “Cada uno de nosotros ha nacido con dos series contradictorias de instrucciones: Una tendencia conservadora, hecha de instintos de auto-conservación, auto-engrandecimiento y ahorro de energía y una tendencia expansiva, hecha de instintos de exploración, de disfrute de la novedad y del riesgo (la curiosidad que conduce a la creatividad pertenece a esta última). Tenemos necesidad de ambos programas. Pero mientras que la primera tendencia requiere poco estímulo o apoyo exterior para motivar la conducta, la segunda puede languidecer si no se cultiva”.

Cualquier semejanza con los hemisferios cerebrales, no es pura coincidencia…

Ingenio

El ingeniero es un profesional quien, por definición, posee un particular “ingenio”, básicamente, para satisfacer necesidades humanas mediante soluciones viejas o nuevas, creativas o no, pero siempre organizando, dirigiendo e imaginando. Crear significa, para la Real Academia Española: “El arte de sacar o hacer algo de la nada”. Albert Einstein sentenciaba: “Quiénes siguen los caminos que otros han trazado sólo llegarán adonde ellos ya han llegado”. El hombre es un ser eminentemente creativo: En esencia, en pensamiento, en imaginación… Es capaz de utilizar el cerebro para inventar, razonar, intuir, reflexionar y discurrir. Si alguien preguntara quién o quiénes han sido los mayores o más famosos Ingenieros de todas las épocas, las respuestas serían diversas. Podría mencionarse al primero individualizado por la Historia: Imhotep, creador de la Pirámide Escalonada de Egipto en el 2600 aC. O tal vez a Alejandro Eiffel, el constructor de la Torre que en pleno París inmortalizó su nombre. En los siglos XX y XXI los apellidos de los Ingenieros famosos escapan a nuestra memoria, o simplemente los ignoramos, y exclusivamente trascienden las marcas de sus criaturas: IBM, Apple, Yahoo, Google, Teléfono Celular, NASA… En nuestro país, las posibilidades tecnológicas resultan limitadas. No obstante, los Ingenieros salvaguardamos un mandato personal: Honrar la educación y el saber recibido mejorando las condiciones de vida de nuestros conciudadanos.

Dicho mandato abarca muy diferentes aspectos, desde el trabajar para el bienestar general, creando la confianza en nosotros mismos, hasta lograr la repatriación de los enormes capitales de argentinos depositados en el extranjero. Crear confianza, es una tarea de todos, también de los Ingenieros… Las empresas demandan fuertes sumas de dinero para desarrollarse, así como los países. La Ingeniería brinda un enorme campo de aplicación de nuestro dinero en obras de todo tipo: Viviendas, infraestructura, desarrollos petroleros, puertos, rutas, túneles… ¿Si nosotros mismos no confiamos en nuestros destinos, porqué razón otros sí lo harán? En este punto, el aporte de la Ingeniería Argentina puede y debe hacer su parte: Generar planteos capaces de concitar el interés, entusiasmo y rentabilidad de diversos proyectos, para de esa forma, canalizar el ahorro interno. La formación de Ingenieros en todas las ramas de la disciplina representará un aspecto central de nuestra transformación presente y futura. Somos pasivos espectadores del desarrollo acelerado de naciones pobres en recursos naturales, pujantes sólo en base al estudio, al esfuerzo de todos sus ciudadanos, quienes han sabido superar guerras y conflictos sociales de todo tipo. Ejemplificadores modelos a imitar… Imaginemos a Manuel Belgrano, José de San Martín o Domingo Faustino Sarmiento, los tres reunidos en torno a una mesa de café, siendo espectadores de algunos hechos actuales, dominados por un cansino replicar de temas los cuales no parecen encontrar solución alguna y continúan reiterándose para el desasosiego general… Preguntémonos a diario: ¿Por qué si otros han sido capaces de generar su propio milagro nosotros no podríamos hacerlo…? Cada cual en su área, cada quien en su metro cuadrado es el responsable de su destino y el de todos. A nuestros abuelos, padres, hermanos es a quienes debemos el modelo a seguir: ¡Vivir e invertir esfuerzos y capital en nuestra tierra! Para concluir, les dejo una pequeña anécdota: Un día, un hombre observaba a dos albañiles construyendo un edificio. Notó que uno de los trabajadores continuamente refunfuñaba, gruñía y maldecía su trabajo. Cuando le preguntaron qué hacía, replicó:

-“Poner una piedra sobre otra todo el día, hasta que mi espalda parece partirse”. El otro albañil silbaba mientras trabajaba. Sus movimientos eran rápidos y seguros y su cara resplandecía de satisfacción. Cuando le preguntaron qué hacía, replicó: -“No estoy solamente haciendo una pared de piedra. Estoy ayudando a construir una Catedral”... Nuestra actitud será fundamental para definirnos como un Ser Profesional valioso para Argentina y su gente.

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Fuente: Libro “Ser profesional: Reflexiones para pensar y sentir la vida”, del Ing. Industrial y Abogado Santiago Gallo Llorente, editado por el Consejo Profesional de Ingeniería Civil (CPIC).

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