Las Encuestas de Jef Trompel y Jean Servais

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Biografía de Jef Trompel El orden de las novelas sigue aquí la cronología de la bibliografía, no el orden en que fueron publicadas con anterioridad. Joseph (Jef) Trompel nació en Brruselas (Bélgica) el 12 de marzo 1980. Era de los pocos verdaderos bruselenses (con 10 o más generaciones en la ciudad) que habían pasado su infancia en los barrios humildes cercanos al centro. Su padres tenían un pequeño comercio en la calle Alta, la más conocida y frecuentada de los antiguos Bajos Fondos. Había participado en numerosos partidos de juego de palma en la plaza del Viejo Mercado junto a los nietos de emigrados españoles, turcos y argelinos, los nuevos habitantes del sector. Pero no se había olvidado de las tradiciones del barrio, ni del dialecto bruselense que cultivaban sus padres y se había contagiado con la tradicional irreverencia de los “ketjes”, los jóvenes bruselenses de los sectores populares. * En el 2000 obtuvo una licenciatura en comunicación social en la ULB, la universidad laica de Bruselas, gracias a una beca del estado que cubría la colegiatura, y había pagado sus libros y materiales de estudio trabajando de repartidor local de periódicos en las madrugadas. Su origen y su personal forma de hablar le habían valido el apodo de Jef Trompet (Pepe Trompeta), un nombre típico –y ridiculizante– del folclor bruselense, fonéticamente muy parecido siendo Jef el diminutivo de Joseph. En lugar de ofenderse por ello, asumió el nombre y lo usó después como seudónimo en sus crónicas, siempre punzantes y escépticas. Primero reportero local de "La Dernière Heure" (La Última Hora) pasó luego a trabajar para la APLF, la cadena europea de periódicos de lengua francesa, relatando siempre hechos que prestaban a controversia. Se dedicaba especialmente a la investigación de casos complejos, sin preocuparse mucho por los grandes riesgos que siempre corría. No era un gourmet y elegía siempre platos y bebidas conocidos. El turismo culinario no lo atraía en absoluto. * En 2001 y 2002 trabajó como periodista en La Dernière Heure y la APLF mientras estudiaba criminología. * Mientras trabajaba en la APLF, hizo estudios complementarios de criminología. * En 2003, entró a la Policía Judicial (PJ) donde acompaña a su jefe J.Servais en la investigación de la desaparición de un guionista de TV ( “La agencia del tiempo”). * En 2003 también, investigó el Partido Nueva Independencia (“Conspiración”), luego se casó con la diputada Paula Darbée. * A principio de 2004 dejó la policía prefiriendo trabajar con más libertad, volviendo al periodismo freelance y abriendo una pequeña oficina como detective privado. * En 2004 viajó a Chile y Bolivia (“La herencia”). * En 2005, intervinó en una investigación de Jean Servais sobre tráfico de arte (“Artecal”). * En 2008, investigó la disparición de un arqueólogo de la Sorbona, que estudiaba las catacumbas de París (“Paralelo”). * En 2011 le avisaron de una herencia de una persona que lo había contratado en 2004 para investigar el secuestro de su hijo (“La herencia”). * En 2012 fue contratado por el arqueólogo Kaminsky e investigó a la Sociedad del Ojo de Horus (“Los Ojos de Horus”). * En 2015 es asesinada su esposa P.Darbée. Decidió entonces volver a la PJ, pero lo admitieron solamente después de resolver ese caso (“Los Seis”) y de sus vacaciones en México ("Las vacaciones de Trompel").


* En 2016, investigó el asesinato de varios sacerdotes ("Curas"). * En 2017, estando en la PJ, participó en una investigación sobre ecoterrorismo (“Ecología Nueva”). * En 2018, debió investigar la muerte de un profesor de la Universidad Católica ("Cerebral"). * En 2020, investigó las muertes en la empresa Ethercom (“2020 AC-DC”). * En 2022, debió buscar al arqueólogo Jean Pollion (“Colonización”). * En 2023, reemplazó a Servais, quién se acogió a retiro. * En 2025, viajó a la estación orbital "Von Braun" para resolver un nuevo caso. * En 2040 jubiló de la PJ y volvió a trabajar ocasionalmente por su cuenta. * Murió en 2052 en Tuerin (Mongolia), cuando acompañaba al equipo de Aimé Trillon en busca de los “Vigilantes” extraterrestres (“Omyx”).


La Agencia del Tiempo1 Chapitre 1er. Temps de guerre 1-6-1944

Entre los bunkers

La noche era clara y el centinela no tenía ninguna dificultad en avanzar por el camino de vigilancia que iba de un bunker a otro del "Muro del Atlántico" construido por los alemanes en la cercanía de Ostende, en la costa belga. De pronto observó la silueta de otra persona que avanzaba por el mismo camino a unos doscientos metros delante de él. Tenía aspecto de centinela también pero, a esta hora, no debería haber encontrado a nadie hasta llegar al siguiente bunker. Entonces se puso a correr hacia la figura que divisaba gritándole que se detuviera y le diera la contraseña. Pero no tuvo respesta. Se detuvo entonces, puso una rodilla en tierra, apuntó su fusil Mauser y disparó. La silueta cayó. Se acercó con cuidado, siempre apuntando, listo para disparar nuevamente. Pero se extrañó al no distinguir ningún bulto sobresaliendo del suelo. La luz de la luna era sin embargo suficiente para ver todos los detalles. Entonces, casi pisó lo que estaba en el suelo: era efectivamente un uniforme de soldado, pero vacío. Quién lo llevaba -puesto o no- había desaparecido. Recogió todo y lo llevó al bunker, donde lo entregó al sargento a cargo. Éste interrogó al soldado: - ¿Vió huir al hombre después de disparar? - En absoluto. Lo ví caer. Y no quité los ojos de ahí hasta llegar. Pero no quedaba más que el uniforme. Y es de los nuestros. ¿Por qué habría huido? - ¿Por qué le disparó? - Porque no respondió el alto. - Entonces hizo lo correcto en disparar. Pero lo que me cuenta es muy extraño. Veamos de más cerca este uniforme: es de un oficial. Pero hay algo raro: su unidad no está acantonada aquí. Y aquí hay documentos... Una hora después, en un "café" (un bar) de la Grand Place de Bruselas, mientras Douce, la agente encubierta de la Resistencia, cantaba para los clientes alemanes, una sirvienta se acercó a uno de los clientes belgas y, poniéndole un nuevo vaso de cerveza en la mesa, le susurró al oído "El paquete ha sido entregado". El hombre se tomó con calma la cerveza y luego se escabulló por una puerta trasera. Debía llevar el mensaje a alguién más importante. La fase final del plan se había iniciado. El hombre cruzó un pequeño patio y entró por atrás en otra casa. Avanzó por un pasillo y llegó a una tienda de confites que se abría en la rue Montagne-aux-Herbes-Potagè res. Ahí, la vendedora estaba conversando con un cliente. El hombre, que era el dueño, pasó detrás del mostrador y repitió el mensaje para el cliente: "Su paquete ha sido entregado". Éste, entonces, se despidió y salió a la calle. La cruzó y entró en las Galerías Saint-Hubert. Dobló en la Galería del Príncipe y entró en una pequeña casa... donde desapareció. En Ginebra, doscientos años después (2243)... Cinco personas se encontraban cómodamente instaladas en los sillones de la biblioteca de la Agencia 1 Para quienes hayan leído la novela "Flasforward" de Robert Sawyer: Nuestra novela fue redactada antes de conocer dicho libro (y la serie de TV derivada), por lo que nuestras alusiones a experimentos del CERN son mera coincidencia.


del Tiempo. La agencia era el centro mundial más importante en materia de meteorología y de control de la atmósfera. Había jugado un papel clave, un siglo antes, como fiscalizadora de todas las actividades que contaminaban la atmósfera y contribuían al desastroso cambio climático. Pero, lo que sólo las más altas autoridades sabían, también tenía funciones -secretas éstas- en materia de control del Tiempo con 'T' mayúscula, o sea de la Historia. Y las cinco personas reunidas formaban el concejo a cargo de las decisiones y de los actores de esa sección de la Agencia. La biblioteca donde estaban nos parecería extraña porque, en sentido estricto, no había ningún libro. Pero el contenido de cualquier libro podía fluir directamente hacia la mente de los "lectores" cuando apoyaban las manos en las placas metálicas de los brazos de los sillones. Los concejeros estaban en una pequeña sala bien aislada, de las varias que existían para permitir trabajos grupales. - El paquete ha sido entregado -dijo William van de Zand-. Como previsto, se dejaron las piltrafas y los papeles en el momento en que iban a disparar. - Los alemanes deben haber quedado de lo más confundidos con esa supuesta desaparición -dijo Bernard Dehaen, el controlador del grupo-. - Sin duda. Hablarán de nuevo del Fantasma. Empieza a ser famoso en la Resistencia. Pero lo más importante es que les convenzan los documentos. - En efecto. Es una pena no poder monitorear los efectos poco a poco. - La Resistencia lo hará y con el tiempo lo sabremos. Tienen ojos en todas las carreteras y buenos oídos en los bares del centro de Bruselas y otras ciudades. - ¿No deberíamos enviar más agentes? - André forma parte de la directiva de la Resistencia y se enterará de todo -dijo Bernard-. Uds saben el gasto de energía que implican estos viajes y la enorme dificultad de colocar y justificar agentes, sin contar en este caso lo complicado de desempeñarse en medio de una guerra sin despertar sospechas. André es un vigilante profesional y vive hace muchos años en Bruselas, tal como tenemos vigilantes en otras capitales. Si todo va bien, tendremos confirmación desde Berlín dentro de unas semanas. - Pero los libros de historia ya nos dieron esta confirmación -alegó William-. Hemos hecho lo necesario. Hitler murió, Alemania perdió la guerra y Leopoldo se fue a Suiza. - Y ya sabes que no pretendemos cambiar ésto, al contrario. Queremos optimizar los procesos, apurar el final de la guerra y reducir el número de víctimas. Aún así, si no tenemos cuidado, otras cosas podrían fallar. Los libros podrían decir otra cosa y no nos daríamos cuenta de que hubo un cambio. Mayo de 1944 (Un mes antes del episodio anterior de esa época) El agente de la resistencia se había ido a Lovaina para encontrar a "Max", el jefe de la facción realista de la Resistencia belga. Max era en realidad un eminente historiador, profesor de la universidad, que vivía muy cerca del Instituto Superior de Filosofía, en la Tiensestraat. - Ud sabe que el gobierno belga en el exilio, desde que se reagrupó en Londres, está muy molesto con el rey Leopoldo porque éste declaró la rendición y sigue insistiendo en la neutralidad de Bélgica. - El rey siempre ha tratado de mantenerse al margen, en la esperanza de congraciarse a Hitler y conseguir así, más adelante, la independencia del país. -contestó Max. - Así es, pero al no pronunciarse acerca de las detenciones de judíos y del envío forzado de jóvenes a trabajar en las fábricas alemanas ha enfurecido aún más al gobierno. Consideran que se ha transformado en colaborador. Y ahora que los aliados están planeando un gran desembarco para reconquistar Europa, creen que sería un obstáculo para la acción libertadora y este obstáculo debe ser eliminado.


- ¿Llegarían a promover hasta un atentado en su contra? - Así es. Acabamos de enterarnos de que lo han ordenado y un mensaje ha sido enviado al Frente de la Independencia. - ¡Los comunistas! ¿Quién más cumpliría una orden de este tipo? ¡Debo avisar cuanto antes a Clase, para que mobilice al Ejército Secreto! -¡Nada de ésto! Puede avisar a Clase pero sólo para que esté al tanto. No conviene que se produzca una escaramuza entre diferentes grupos de la Resistencia. Sólo los alemanes ganarían con ésto. -¡Tiene razón! Entonces, podemos alertar al rey y él puede pedir que se le aumente la protección. - Sería bueno que lo sepa para que se cuide en el interior del palacio, pero no puede pedir más protección. Los alemanes le pedirían razones y, en este caso, desvelaría que mantiene contactos con la Resistencia. Ésto es imposible. - ¿Pero cómo impedimos que atenten contra el rey? - Me parece que hay que buscar una manera de alertar a los alemanes. Revelarles los planes de Pierlot [el jefe del gobierno belga en el exilio]. - ¿Cómo haríamos ésto? - Hacerles llegar una copia de la orden enviada al Frente de la Independencia. Hacerles creer que la interceptaron por azar. Así tomarán medidas para proteger al rey. -¡Buena idea! Podría hacerse. Si tuvieramos la orden y si pudieramos estar seguros de que la comprendieran sin revelar nuestros códigos. - Yo les puedo conseguir la orden en un código que serán capaces de traducir, sin riesgo para uds. Le sugiero que use al Fantasma para plantarla. - ¿Sabe lo del Fantasma? - Ya debe saber que mi equipo es el mejor en materia de Inteligencia y de comunicaciones. Tenemos recursos incluso superiores a los de los Aliados. Pero no intervenimos en la acción directa, justamente para proteger nuestra red y nuestras fuentes. Encontrará el mensaje mañana donde ya sabe. Lo demás es cosa suya. Pero le sugiero que actúe rápido. Calculamos que el mensaje auténtico llegará aquí en diez días. Y el Frente estará listo para actuar una semana más tarde. Es todo el plazo de que dispone. -Haremos lo necesario. Avisaré a Clase esta misma noche. Hará recoger el mensaje y planeará la operación con el Fantasma. Gracias por avisarnos. Se lo debemos. - Ya sabe que puede contar con nosotros. El día siguiente, a las seis de la tarde, cuando comenzaba a oscurecer, Max salió de su casa como cada día para dar un paseo por el parque Sint-Donatus, que unía la calle Tiensestraat con la Naamsestraat. En el parque, disimulado donde había un basurero, estaba el buzón donde recibía y dejaba los mensajes. Se acercaba muchas veces a éste, tirándole el envoltorio de un caramelo o algún otro "engañito" para la boca. Y había tomado la costumbre de demorarse siempre un poco simulando que miraba lo que había en el basurero así como de recoger y tirar adentro cualquier otro envoltorio que estuviera en el suelo. Así, colaboraba con la limpieza del lugar... y recogía sus mensajes. Ese día recogió el texto que le mandaba el agente del tiempo. De vuelta en su casa lo revisó, extrañándose por los precisos datos sobre movimientos de tropas alemanes que antecedían el mensaje codificado relativo al rey Leopoldo. Ese agente contaba realmente con un sistema de espionaje extraordinario. Antes de salir del parque, cambió de lugar algunas piedras cerca del último banco. Era la señal que advertiría al Ejército Secreto de que deseaba un encuentro directo. La tarde siguiente, después de pasar por el parque, Max entró en la iglesia de San Miguel, a la salida del parque del lado de la Naamsestraat. Se dirigió a uno de los confesionarios. Después de rezar un par de minutos, entró, quedando oculto por la cortina.


- Padre, traigo la lista de mis pecados -dijo. - La paz será tu recompensa -le fue contestado, completando la clave de reconocimiento. Resumió brevemente lo que le había dicho el agente y pasó por el enrejado el documento que le había dejado. Luego se retiró y volvió a sa casa. El oberst Scheibert (colonel) de la Belgische-Heeres-KŸstenartillerie, la división encargada del control de la costa belga, se encontraba con su oficial de inteligencia. - ¿Hauptmann, vió lo que este centinela recogió anoche? ¿El uniforme y los documentos? - Así es. Algo extraño. La identificación me parece una hábil falsificación. No hay ningún teniente Von Richter en las divisiones asignadas a Bélgica. -respondió el oficial de inteligencia- Ya lo verifiqué. El uniforme debe haber sido destinado a algún contacto de la resistencia. El que lo llevaba se escabulló. Pero perdió también otra cosa: información destinada a apoyar los planes de la resistencia. - ¿Encontró información de los terroristas? - El cinturón tenía una hoja con información que ningún oficial alemán habría llevado ahí: información sobre el desplazamiento de varias de nuestras unidades belgas en los próximos días y un mensaje en clave que, sin duda, debe ser una orden para actuar. - ¿Cómo pueden haber obtenido esta información? ¿Y ha podido descifrar esa orden? - La lista de movimientos demuestra que tienen una muy buena fuente. Deberemos investigar ésto. Y sí, he podido traducir la orden. Usa una clave que conocemos desde hace algún tiempo pero que usan poco. Es extraño que esté escrita, pero ésto se debe quizás a su importancia. El texto es "El circo quiere deshacerse del león" y ésto significa que "El gobierno quiere eliminar al rey". - ¿El gobierno belga quiere que la resistencia mate al rey Leopoldo?¡Es una locura! - No lo es. Están enemistados desde que el rey capituló. El gobierno en el exilio lo ha declarado traidor. En algún momento los Aliados tratarán de reconquistar Europa y los gobernantes belgas deben querer librarse del rey antes. - ¿Y qué haremos nosotros? - No es asunto nuestro. Voy a transmitir ésto a Berlín. Lo evaluarán y decidirán qué hacer. El 7 de junio de 1944, por orden del Führer, el rey Leopoldo y su familia fueron transferidos a Alemania, en un lugar en los bordes del río Elba. No hubo ningún atentado en la ruta. Habían burlado al Frente de la Independencia. * Así había terminado el tercer episodio de la serie "Las Curvas del Tiempo" que transmitía cada miércoles en la noche la Radio-Televisión Belga de habla francesa (RTBF). Jef Trompel se había "enganchado" con el programa porque el primer episodio se había referido a la batalla de Yorktown, durante la guerra de independencia de Estados Unidos, cuya historia incluía un misterio: ¿quién pudo saber y había avisado a La Fayette de que lord Cornwallis había tomado posiciones en Yorktown, mientras se pensaba que aún estaba en las colonias del sur? El episodio daba una explicación, pero en un registro de ciencia ficción. Sin embargo, Trompel había quedado fascinado por los detalles que muy pocas personas podían conocer y siguió con pasión, semana tras semana, los nuevos capítulos. Ese primer episodio "revelaba" que un agente del futuro era el que había viajado al pasado e informado a La Fayette. "Transportado" a Francia, no había tenido dificultades en enrolarse con los que iban a partir a América para apoyar a los independentistas. La Fayette, que había viajado a América en 1777, había vuelto con la misión de convencer al rey de Francia de enviar un contingente militar numeroso para apoyar la guerra de independencia liderada por George Washington. Así, volvió a América en


1780 a bordo de "L'Hermione", con refuerzos franceses entre los cuales se encontraba el agente. Washington nombró a La Fayette comandante de las tropas de Virginia. En otro barco viajaba el almirante De Grasse, que reforzó las tropas americanas de Nueva York. En el sur, las Carolinas estaban ocupadas por las tropas inglesas a cargo de lord Charles Cornwallis. Pero sus efectivos habían menguado notablemente en razón de la campaña que Nathanael Greene había sostenido sin descanso contra sus tropas desde dos años atrás. Tuvo que abandonar sus posiciones para reavituallarse y permitir a sus soldados recuperar fuerzas para lo cual se fue a Virginia, al puerto de Yorktown donde esperaba recibir refuerzos de la flota del almirante Clinton. Tropas americanas y franceses habían llegado a Williamsburg. En vista de la fecha, septiembre de 1781, nuestro agente preguntó a La Fayette si sabía que Cornwallis había llegado a Yorktown con tropas agotadas y esperaba ahí refuerzos y le sugirió que podrían quizás llegar antes de los refuerzos. La Fayette no confirmó si lo sabía ya o no pero el General Washington ordenó al conjunto del ejército americano y francés ponerse en marcha, llegando a Yorktown el 28 de septiembre. Por un lado había 8.000 británicos, y por otro, 9.000 insurgentes americanos, voluntarios de La Fayette, al mando del coronel Armand Tuffin y de George Washington, así como 5.000 hombres del cuerpo expedicionario francés del conde Jean Marie Donatien de Vimeur de Rochambeau. Además, la flota francesa sostuvo el bloqueo del puerto, impidiendo cualquier operación de reavituallamiento británica por mar, mientras las tropas terrestres francoamericanas rodeaban la ciudad. Inexplicablemente, Cornwallis abandonó una línea de cuatro reductos que dominaban las posiciones británicas, los cuales fueron ocupados por lo atacantes. Los norteamericanos comenzaron las operaciones de sitio oficial en la parte oriental de Yorktown, el 30 de septiembre y el 9 de octubre estuvieron suficientemente cerca para comenzar un bombardeo de artillería. El 14 de octubre, los americanos y franceses ocuparon otros dos reductos y la posición de los ingleses se hizo insostenible. Los británicos llevaron a cabo una fallida salida el 16 y trataron de huir cruzando el río hacia Gloucester el 23 pero una tormenta se lo impidió. Sin noticias de Clinton y con la insuficiencia de los suministros de municiones de artillería y alimentos, el 19 de octubre de 1781, Cornwallis se rindió. Era el fin de la guerra y es muy posible que el sitio de Yorktown en la fecha más propicia haya sido consecuencia del aviso dado por el agente "del Tiempo".

Capítulo 2. Desaparición Bruselas, año 2003 El comisario Jean Servais salió de su oficina de la Policía Judicial y llamó a uno de sus subordinados, el joven detective Joseph Trompel, recién admitido en el servicio. - Jef, ven conmigo. Nos vamos a la RTB. Tenemos un nuevo caso que va a tener harta publicidad. - ¿De qué se trata, jefe? - Acaban de denunciar la desaparición del guionista Jean Gossin, el que creó la serie "Las Curvas del Tiempo". -¡Sí que habrá publicidad! Es la serie de mayor éxito del momento de la RTB. Anoche ví el cuarto episodio. - No lo pude ver. Salí muy tarde de la oficina. Ví el anterior, la semana pasada, sobre Juana de Arco.


Estaba muy bien documentado y era muy creíble. - Yo no pude ver ese. ¿Qué pasó? - Esa vez se supone que un agente del futuro fue enviado para tratar de rescatar a Juana de Arco antes de que la quemasen. - ¿Y qué ocurrió? - Que el agente se quedó dormido y llegó tarde. Ya la habían sacrificado. Y cuando volvió a su presente lo enjuiciaron y lo degradaron. Terminó encargado del mantenimiento de las oficinas. ¿Y sabes cómo se defendió? - ¿Cómo? - Alegó que la culpa era de sus jefes, porque no le habían permitido llevarse su reloj. -¡Qué idiota! ¿Cómo pudieron enviar a un tipo así? - Un poco endeble el argumento del guión, ¿no te parece? La ambientación era magnífica pero, además, la idea de que hubiesen podido salvar a Juana de Arco me parece una absoluta locura. - ¡Y más aún la explicación del fracaso! ¿Cómo podían pretender cambiar así la Historia? - Parece que pretenden explicarlo en un futuro capítulo. Pero éste iba a ser el del final de la serie. Y si no aparece el guionista, es posible que no obtengamos nunca esta explicación. - Bueno, estamos por llegar. Vamos a ver de qué se trata y qué podemos hacer. Los edificios de la RTB, la televisión belga, están en el bulevar Auguste Reyers. No les había tomado más de unos veinte minutos en el auto de servicio para llegar ahí. Fueron recibidos de inmediato por Claudine Thielemans, la directora de la RTB, y Pierre Reynders, el jefe de programación. - Cuéntenme qué pasó. ¿Por qué declarar a Jean Gossin como desaparecido? - Hace varios días que no lo vemos. Aunque no está obligado a ello por contrato, asiste habitualmente a todas las grabaciones de su serie "Curvas del Tiempo". No nos preocupamos antes ya que su presencia no era indispensable. Pero ayer a más tardar debía entregar el guión de un nuevo capítulo. Y no apareció. Ésto nos pareció definitivamente extraño. Hoy tampoco apareció para la grabación y debería haber venido a revisar la edición final del capítulo de la próxima semana. Por ello estamos seguros de que algo le ocurrió. Más aún porque nos llegaron amenazas por el capítulo sobre el rey Leopoldo. Los familiares de Pierlot, el jefe del gobierno belga en el exilio en Londres, protestaron vigorosamente por la acusación de que él habría ordenado el asesinato del rey. Acabamos de publicar una declaración recalcando que la serie es de ciencia ficción y no tiene ninguna pretensión histórica. - ¿Llamaron a la casa de Gossin? - Obviamente. Empezamos por ahí, ayer en la tarde. Nadie contestaba, ni siquiera el contestador automático que usaba habitualmente cuando estaba ausente. Probamos de nuevo hoy y ocurrió lo mismo. Por ésto llamamos a la policía. - Correcto. Vamos a ir a visitar su casa. Luego volveremos aquí de ser necesario. ¿Nos puede facilitar la dirección? - Es 19 avenida de los Galos, al lado del parque del Cincuentenario. - Sí, la ubico -dijo Trompel-. He vivido cerca de ahí. - Antes de irnos: ¿Gossin tiene una oficina aquí? - No. Concurría donde debía estar para la realización, pero escribía en su casa. - ¿Cuando empezó? - Hace casi un año: nos trajo el concepto de la serie y el guión del piloto. Dijo que tenía ya planeados diez episodios. El comité de programación aprobó la idea y se realizó el piloto a fines del año pasado para la evaluación final. Se aprobó y se incluyó en el plan del presente año. Como posiblemente saben, ya hemos emitido cuatro episodios. - ¿No había colaborado antes con la RTB?


- No. Nos era desconocido. - ¿Y lo aceptaron tan fácilmente? - No es tan fácil como parece suponer. Debe tener un curriculum adecuado y el proyecto debe estar bien afiatado para que el comité de programación lo acepte y permita realizar un piloto. Los costos no son insignificantes. Pero todo era muy convincente. - De acuerdo. Volveremos sobre ésto de ser necesario. Ahora nos vamos a su casa.¡Hasta luego! -¡Hasta luego comisario! Estamos a su disposición. Ojalá lo encuentren porque de lo contrario tendríamos grandes dificultades para terminar la serie. Aún faltan varios capítulos. Desde el bulevar Reynders era muy fácil y rápido llegar hasta la avenida de los Galos. Así, menos de diez minutos después se estacionaban en esta avenida. El 19 era un edificio de tres pisos con tres pequeños departamentos por pisos. Al preguntar al conserje supieron que se arrendaban amoblados por mes, en su mayoría a funcionarios de las Comisiones Europeas que sólo pasaban ahí algunos meses al año. Como nadie contestaba en el departamento de Gossin, el conserje les facilitó una copia de la llave, de la que disponía para permitir la entrada de los empleados encargados de la limpieza de los vidrios. Confirmó que no había visto al señor Gossin desde el fin de semana anterior. Servais y Trompel entraron en el departamento. Había una pequeña cocina frente a la puerta, formando un pasillo que llevaba al salón-comedor, separado del dormitorio por una cortina. La única puerta, aparte de la entrada, daba de ahí a un pequeño baño. Todo estaba en perfecto orden. Pero las estanterías de libros estaban vacías y el escritorio se veía casi vacío: sólo tenía un computador portátil y debajo, en un cajón, un grueso texto anillado, aparentemente producido por una impresora de computador, con el escueto título "Agencia del Tiempo - Sección Histórica - Confidencial". Trompel conectó y encendió el computador. Se encendió la pantalla pero no apareció nada en ella. Un disco ronroneó y luego se detuvo. La pantalla siguió en negro. - Parece que no hay nada en el disco duro. No se carga ni siquiera la interfaz -le dijo a su jefe-. - Tendremos que pasarlo a los técnicos, para ver si pueden recuperar algo. Nos llevaremos también ese texto. Parece que no hay nada más, salvo un terno, un par de camisas y ropa interior en el closet. Llamaré a la unidad técnica para que busquen huellas y que se lleven la ropa para analizarla. Pero dudo mucho que haya habido aquí incursión de terceros. Ginebra, año 2247 - Agente Gossin, ud. fue enviado al año 2010 para investigar la "Revolución de las Papas Fritas" en Bélgica. Pero se ha quedado ahí y, por lo que hemos podido encontrar en la prensa de la época, se ha dedicado a dar a conocer nuestros experimentos a través de la televisión. Nos ha obligado a enviar a otro agente para detener este trabajo y traerlo de vuelta. - Yo me cansé de esta locura y decidí quedarme allá y advertir indirectamente sobre el proyecto que desarrollan aquí. No habría vuelto de no haber sido obligado por la fuerza. - No podemos permitir que nuestro proyecto y nuestra tecnología se conozca antes de tiempo. El riesgo de causar paradojas temporales incontrolables es demasiado grande. Ud. conocía las reglas y será sometido a juicio. Bruselas, año 2003 El día siguiente de la visita al departamento de Gossin, Servais recibió el informe de la investigación realizada por la policía técnica: habían encontrado huellas de una sola persona, sin duda Jean Gossin, pero dichas huellas no estaban registradas en ningún sistema de identificación del país. Le encargó


entonces a Trompel que investigase en las bases de datos del Registro Civil y del Servicio de Impuestos mientras él volvía al canal de televisión a buscar más antecedentes. Volvió a la RTB, donde preguntó desde cuando conocían a Gossin y qué sabían de él. La directora le dijo que sólo lo había conocido cuando había llegado a ofrecer sus guiones y todo lo que sabía era lo que decía su curriculum. Pidió ver éste. La directora llamó a la jefatura de personal y lo hizo traer. Decía que Gossin había nacido en 1973 -sin decir donde-, había estudiado historia en la Universidad de Ginebra y obtenido su licenciatura en 1995 con un tesis sobre la historia de la física moderna y luego había enseñado en "diversos colegios particulares de habla francesa". Ésto podía ser Suiza, Francia y Bélgica. No sería fácil averiguar cuales. Señalaba también varias publicaciones realizadas en Internet, especialmente páginas de la Wikipedia. Algo que también sería difícil de comprobar ya que dichas páginas no llevaban firma. - ¿No le pareció muy pobre este curriculum? -preguntó Servais. - No importa mucho para nosotros si es abultado o no, si la propuesta es buena. Y ganó fácilmente la aprobación del comité de programación lo cual, como ya le dije, no es nada fácil. Un guionista genial no tiene por qué tener un largo curriculum. En algún momento ha de manifestarse con una primera obra y éste pareció el caso. Y nos felicitamos de ello porque la respuesta de la audiencia ha sido magnífica.¡Ojalá pueda terminar esta serie y luego escribir otra! - ¿Puede facilitarme copia de este curriculum? - Le pediré a mi secretaria que le saque una fotocopia cuando salga de aquí. - ¿Tiene una foto de este señor? El curriculum no la incluye. - Ud sabe que está prohibido a los empleadores requerir una foto en un curriculum. Pero debe haber alguna imagen que le sirva en el Departamento de Producción: se graban habitualmente algunas tomas de las etapas de la realización, para registrar la historia del producto y poder hacer eventualmente un "Cómo se hizo". Pediré que le den un DVD con esas escenas y que le muestren quién es Gossin. - De acuerdo. Y me gustaría interrogar a la gente que trabajó con él, a ver si me pueden describir mejor esta persona o dar cualquier otra información útil. - Haré que lo lleven al set donde están grabando actualmente. - Se lo agradezco. La directora Thielemans encargó a su secretaria que sacara copia del curriculum de Gossin y luego acompañase a Servais al set de las Curvas del Tiempo. El comisario interrogó al realizador y al productor -que la directora había enviado ahí con el DVD prometido-, a los cameramen y a los actores presentes pero la mayoría apenas conocía a Gossin de vista y no habían cruzado con él más que unas pocas palabras para aclarar algún detalle del guión y de la actuación. El productor y el realizador eran los únicos que habían hablado frecuentemente con él. Pero siempre se habían limitado a la producción. No había hablado de su vida privada ni de su familia y no habían tenido encuentros sociales. La vida privada de Gossin seguía siendo un misterio para Servais. Pusieron el DVD en un reproductor y señalaron al policía la figura del desaparecido. Era alto, delgado, rubio. Había una buena toma donde aparecía en plano americano, lo cual permitiría captar y reproducir una buena foto de su cara. Si no encontraban datos en los registros belgas o pistas concretas, Servais la haría circular en Interpol. Agradeció la colaboración y se llevó el material a su oficina. Al llegar, pasó a una oficina técnica donde hizo colocar el DVD y sacar la foto que le interesaba. Luego llamó a Jef Trompel. Trompel había revisado todas las bases de datos a las cuales podía acceder en línea. No había encontrado ningún Jean Gossin vivo. Había uno nacido en 1901 en Bruselas y fallecido en esta misma ciudad en 1983. Había tenido un hijo llamado Henri, nacido en 1938, que había pedido un pasaporte en


1963 y, por lo tanto, había sin duda salido de Bélgica ese año, aparentemente sin volver porque no había más rastros de él. Henri había tenido una hermana, pero había fallecido en 1958 en un accidente. Jean Gossin tuvo un hermano, Armand, nacido en 1904, también en Bruselas, y fallecido en Lieja en 1978. Éste había tenido a su vez un hijo, Georges, en 1928, que falleció en 2001, dejando una hija llamada Joséphine. Era la única persona de apellido Gossin que, al parecer, vivía en Bélgica en la actualidad. Según el Servicio de Impuestos, vivía -o trabajaba- en la calle de Sclessin, en Lieja. Ésto fue lo que informó a su jefe. - Ve a Lieja e interrógala -le instruyó Servais-, a ver si conoce nuestro Jean Gossin. Podría ser pariente de ese que abandonó Bélgica. Trompel verificó la ubicación de la calle de Sclessin en un plano de Lieja y luego se fue a la Estación Central, donde tomó un tren InterCity, un expreso, que llegaba a Lieja en unos cincuenta minutos. La calle de Sclessin estaba a unas tres cuadras de la estación de los Guillemins, la principal de Lieja, por lo que llegó ahí a pie en menos de diez minutos, después de cruzar el estacionamiento frente a la estación y avanzar dos cuadras por la calle Paradis. En la ventana más cercana a la puerta había un pequeño cartel que rezaba "Joséphine Gossin - Psíquica". Tocó el timbre. Unos segundos después una mujer bajita y entrecana, de rostro agradable, abría la puerta. - ¿Señora Joséphine Gossin? Inspector Trompel, Policía Judicial -dijo Trompel, mostrando su identificación- ¿Podría hablar con ud? - Pase. Pero soy señorita. No he tenido la suerte de capturar un marido -respondió la mujer riendo-. ¿En qué puedo ayudar a la policía? ¿Le ofrezo una tasa de café? - No gracias. Prefiero explicar de inmediato a qué vengo. ¿Conoce ud un tal Jean Gossin? Quizás haya visto la serie de televisión "Las curvas del tiempo": es su guionista. Deseamos encontrarlo porque ha desaparecido. - Me fascina en efecto esta serie y me llamó la atención el nombre del guionista porque es el nombre de un primo-abuelo. No conozco a nadie hoy de ese nombre. - ¿Sabe algo de Henri Gossin, que debe ser tío suyo y dejó Bélgica en 1963? - Mi padre lo mencionó algunas veces. Dijo que se había ido a Suiza pero nunca más supo de él. - El guionista podría haber venido entonces de Suiza... - No le puedo asegurar nada. He tratado algunas veces de conectarme mentalmente con mi tío pero no dió resultado. Si tiene ud una foto de Jean Gossin, quizás le pueda ayudar. Le he sido algunas veces útil a la policía de Lieja. - Tenemos una foto en Bruselas. Le sugeriré a mi jefe que le envíe una copia. Gracias por su ayuda. Discúlpeme pero tenemos mucho que hacer.¡Hasta luego! Era poco lo que había conseguido pero era algo: una segunda pista que apuntaba a Suiza. Podrían pedir información algo más focalizada a la policía suiza. De vuelta en Bruselas, Trompel pasó a informar a Servais. - Voy a mandar un pedido de información a la policía suiza -dijo éste- y adjuntaré la foto. Si vino de Suiza, quizás haya vuelto allá y no haya podido regresar a tiempo para su cita en el canal. Averigua si reservó pasaje en el TGV de Italia, que cruza Suiza, o en una línea aérea para Zurich o Ginebra. Puede haber viajado de otra manera, pero no perdemos nada con verificar los aviones y el TGV, donde debe dar su nombre. Luego, hazme otro favor: ponte a leer estos papeles que encontramos en su departamento. No tengo tiempo para ello. Como son los únicos documentos que guardaba, quizás puedan darnos alguna pista. Los técnicos no han encontrado nada en su computador: es un modelo liviano, sin disco duro. Solo tiene un lector-quemador de CD. Carga el sistema operativo igual que las


aplicaciones y los datos desde CDs. Encontramos el CD del sistema pero ningún otro. Pero está este texto y podríamos pedir a la RTBF los guiones que Gossin dejó allí. El inspector se llevó los documentos que le dió su jefe. Empezó por llamar a las oficinas del TGV y luego a las líneas aéreas que volaban a Suiza, pero sin resultado alguno. Luego se dispuso a leer los papeles. El día siguiente, Servais recibía el informe técnico de la revisión del departamento de Gossin. - Los técnicos encontraron dos series de huellas en el departamento de Gossin: una serie debe ser de él mismo y no se ha encontrado ninguna identidad registrada que les corresponda -explicó Servais a Trompel, después de leer el documento-. La otra serie es de una mujer llamada Haydée Momens y trabaja en la Biblioteca Nacional del Mont des Arts. Tengo un tiempo disponible esta tarde e iré a verla. En cuanto a la ropa, no pudieron encontrar nada en la ropa interior pero hay algo muy extraño en el terno: las fibras son totalmente inusuales. Es una mezcla de lana con una fibra artificial de la que no se conoce el origen: nunca se ha encontrado en los textiles y no se conoce a ninguna fábrica que la produzca. Consultaron un químico experto y ha dicho que nunca había visto esta estructura química y que ni siquiera sabe cómo se podría producir. ¿De dónde viene este terno? ¡Topamos con un misterio! Por la tarde, Servais encontró a la bibliotecaria y, después de presentarse, comenzó a interrogarla. - Señora Momens, sé que debió conocer bastante bien a Jean Gossin. ¿Cuándo lo vió por última vez? -¡Señor, si viene ud a preguntar ésto es que le debe haber pasado algo! Lo he visto por última vez hace unos diez días. ¿Qué pasó? - No se presentó a su cita en la RTB anteayer y ha sido reportado como desaparecido. Lo estamos buscando. ¿Cuándo lo conoció? - Lo conocí hace aproximadamente un año. Venía frecuentemente a consultar libros, principalmente históricos pero también a veces científicos. Como yo me intereso en la historia de la ciencia, nos hicimos amigos y lo he visitado algunas veces en su pequeño departamento de la avenida des Gaulois. ¿Lo conoce? - Sí. Ya hemos estado ahí. Lo encontramos casi vacío. ¿Qué más me puede decir de Gossin? ¿Qué sabe de él? ¿De dónde vino, de su familia...? - Habló muy poco de sí mismo. Parece que era licenciado en historia y había estudiado algo de física, en universidades belgas y suizas. No me habló de sus padres o de su familia. Me dijo que había enseñado y hecho algunas investigaciones en Suiza pero que le gustaba más trabajar aquí y que había tenido suerte al ser aceptado en la RTB. Estaba muy entusiasmado con su serie de televisión y me hablaba de lo que pasaba en su realización. Más, no le puedo decir.

Capítulo 3. La Agencia del Tiempo Cuando Trompel abrió el grueso texto que habían encontrado en el departamento de Gossin, se preguntó si lo que leía era parte del guión o alguna novela de ciencia ficción. 2240 CERN, Proyecto de Sección Histórica - Confidencial 1. Antecedentes El 11 de septiembre de 2239 se puso en marcha por primera vez un nuevo bucle, más amplio y más


poderoso, del gran colisionador de hadrones. Se había trabajado varios años para agregarlo, en los inmensos subterráneos de varios kilómetros que pasan bajo la frontera entre Suiza y Francia. Los nuevos imánes destinados a aprovechar este circuito estaban a punto así como los nuevos generadores de energía, así que se encendió el sistema y las partículas subatómicas empezaron a circular. Cuando se las desvió hacia el nuevo bucle, se produjo un accidente. Un flujo de muones se escapó en línea tangente y atrevesó una de las pequeñas oficinas de control de los imanes. El computador central detectó el escape y apagó el sistema y se descubrió que nadie contestaba en la oficina más cercana al escape. El supervisor enviado ahí no encontró a nadie: el ingeniero que debió estar ahí vigilando el subsistema había desaparecido. No podía haber salido por sus propios medios ya que todos los corredores cercanos estaban vigilados por cámaras de televisión, lo mismo que las oficinas como la suya. Se revisó la grabación y se lo vió desaparecer instantáneamente justo en el momento en que el computador central había registrado el escape de muones. Pero lo más extraño fue que reapareció en el mismo lugar una par de horas después. Estaba completamente confundido. Declaró que se había encontrado simultáneamente cien años en el pasado y cien años en el futuro. En uno de los dos lugares, parecido a su oficina, le habían dicho que lo estaban esperando: sabían que iba a venir y lo iban a devolver a su época de origen mediante la inversión del flujo de muones. Éste, cuando se produjo por primera vez, lo había hecho viajar en el tiempo en ambas direcciones. Y desde el futuro sabían como enviarlo de vuelta. Preguntó cómo se hacía y le dijeron que no podían darle los detalles porque no podían intervenir en el pasado. Debíamos averiguarlo nosotros y sabían que lo haríamos porque ellos lo sabían hacer desde que nosotros lo habíamos inventado. Debió esperar un tiempo. Lo dejaron sólo en la oficina y luego, de pronto, estaba de nuevo aquí. Pero también dijo que todo estaba algo confuso en su mente. Porque, al mismo tiempo que experimentó este encuentro con gente que decía que era el futuro, se había encontrado en un corredor vacío, que parecía recién excavado y sin terminar. Como no lo reconoció y que se sentía ocupado con la gente que le hablaba en el futuro, no había investigado más. En los siguientes meses, el colisionador sólo se ocupó en la forma habitual, sin utilizar el nuevo bucle. Los ingenieros se dedicaron a estudiar todos los datos registrados a partir del experimento que produjo el escape de muones. Los expertos en física cuántica participaron en el análisis de los datos y consideraron el relato del ingeniero "muonizado". Llegaron a la conclusión que el bombardeo de muones había causado la partición de todos los cuantos que formaban subatómicamente su cuerpo, enviándolos en dos direcciones opuestas a través del continuum del Tiempo. Así tuvo una experiencia simultánea de dos momentos diferentes, equidistantes, en el pasado y en el futuro. Y su mente, que seguía siendo una sola, registró ambas experiencias. Cuando los operadores del futuro produjeron la corriente inversa de muones, lograron la reintegración de los cuantos y, así, volvió al punto de partida. Este proceso era un descubrimiento aún mayor que el de la desviación temporal de los cuantos y abría la puerta a la posibilidad real de viajar en el tiempo. 2. Objetivos del proyecto En el ámbito propio del CERN, el descubrimiento anterior obliga a considerar los siguientes objetivos: 1. Desarrollar mecanismos y procedimientos que permitan invertir la operación de "envío" en la dimensión temporal, para recuperar el sujeto desplazado; 2. Investigar y desarrollar una teoría que permita explicar de qué modo el flujo de muones afecta la materia ordinaria en su nivel cuántico y en su estado temporal. En otro ámbito -que escapa a las funciones propias y a los objetivos asignados al CERN desde su


fundación-, se debería considerar que el equipamiento podría ser utilizado para cumplir funciones innovadoras en materia de investigación histórica. Un primer comité, reunido de urgencia con la presencia de calificados historiadores, ha propuesto los siguientes objetivos en este campo: 3. Seleccionar fechas que, por razones de mala información histórica existente en la actualidad, serían de particular interés para la mera observación, con el fin exclusivo de mejorar el conocimiento histórico, y 4. Estudiar también los hechos que podrían servir de experimento para acciones modificadoras de corto alcance o que, incluso, a la distancia, podrían parecer como haber sido el fruto de una intervención de este tipo. La realización de acciones acordes con estos objetivos quedó sujeta a la confirmación de bases científicas y experimentales que confirmasen la seguridad de tales acciones, elementos que se consignan a continuación. Sigue el documento CERN: 3. Bases teóricas 3.1. Matemática del caos Es normal preguntar qué tienen que ver la matemática del caos y el clima con el viaje en el tiempo. Es mucho más de lo que parece a primera vista. Resulta que se ha descubierto que el tiempo, o más bien la Historia, es una función casi caótica o, como dicen los expertos, una función de "frontera del caos". Tiende siempre al desorden pero, cuando está a punto de caer en un desorden completo, ocurre una especie de salto y surge un orden nuevo. Es lo que explica desde el auge y caída de las civilizaciones hasta las grandes guerras y revoluciones. La primera hipótesis de este fenómeno, confirmada por los cálculos hace unos cincuenta años, la expuso el sociólogo Pitirim Sorokin en el siglo XX [* "Society, culture and personality", Ed.Harper & Brothers, Nueva York, 1962; traducción "Sociedad, cultura y personalidad", Ed.Aguilar, Madrid, 1973 ] : las culturas se suceden y pasan todas por tres fases, una primera en que se desarrolla lo sacral y el poder de la religión, pero poco a poco gana importancia la ciencia y esa cultura llega a su punto cúlmine, luego la tecnología y -con ella- los factores económicos van ganado importancia, reemplazando los valores de la religión y reduciendo de a poco la importancia de la ciencia, con la cual la cultura va decayendo y llega eventualmente a desaparecer, reemplazada por otra que ha empezado un ciclo parecido y ha adquirido la fuerza suficiente para avasallar la anterior. Así se van formando como olas que se suceden unas a otras. Pero desde entonces, y gracias a la matemática del caos, hemos aprendido que este mismo fenómeno también ocurre a escala menor: cada ola grande es el producto de sucesivas olas menores tanto sucesivas en una misma zona como simultáneas en regiones vecinas. Son como las búrbujas que forman los bordes del famoso Conjunto de Mandelbrot, la primera demostración gráfica de la reproducción del orden en un conjunto aparentemente caótico. 3.2. Física cuántica Sólo la física cuántica permite explicar cómo viaja el hombre hacia el pasado y el futuro al mismo tiempo, aunque no disponemos aún de una explicación de porque los muones -o algún otro elemento desconocido que los acompaña- escinden y desplazan de este modo los cuantones que encuentran en su camino. Los muones son unas partículas cósmicas diminutas capaces de atravesar la materia sin dejar huella ni destruir nada, y tan escasas que -según la teoría- sólo pasa una en cada centímetro cuadrado cada mil años. En qué o cómo pueden afectar los cuantones de la materia común si el flujo es más concentrado, no lo sabemos. Pero, como descubrimos experimentalmente, cuando envíamos un hombre al pasado con el productor


de muones, se crean dos versiones en espejo de los cuantones que lo conforman a nivel subatómico: mientras una parte va hacia el pasado, la otra viaja igual cantidad de años hacia el futuro. Por lo experimentado, la que comanda la vuelta, es la imagen futura del agente, porque dispone del colisionador con el inversor del flujo de muones o de un aparato mejorado que cumple la misma función. El del pasado no puede ordenar la vuelta: no hay máquina para él. Pero, en realidad, no la necesita. Cuando el flujo de muones invertido alcanza su imagen futura, se reintegra la totalidad en el presente, conforme a la teoría cuántica. Sin embargo, la misión que importa es la del agente del pasado. El del futuro no tiene, en realidad, nada que hacer salvo ordenar la vuelta. Y, como comparte información con su imagen del pasado, gracias al enlazamiento cuántico, lo pide cuando ésta lo requiere. Todo lo que sabe uno, lo sabe instantáneamente el otro en cuanto pase. Pero, a pesar de ésto, como lo hemos verificado después, no puede traer información del futuro porque, al volver, el futuro no existe aún. No hay nada que contar; los eventuales "recuerdos" se desvanecen, salvo el del efecto de desdoblamiento. Y solo sabemos de este procedimiento para volver en forma teórica y porque el viajero regresa efectivamente. El día en que un agente no regrese querrá decir que ya no hay máquina. O que lo han matado en el futuro, lo que con suerte podríamos verificar al revisar el pasado, si su existencia -y desaparición- quedó registrada en él, porque su imagen-espejo ahí habría desaparecido también. No se espera ninguna muerte en el pasado porque, salvo un accidente imprevisible, siempre podría ordenar la vuelta. * Llegado aquí, Trompel detuvo su lectura. Como periodista, antes de entrar a la Policía Judicial, había cubierto algunas noticias científicas, pero se declaraba totalmente ignorante en materia de física cuántica. Solo sabía que se alejaba notoriamente de la física clásica y que no era fácil comprenderla. ¿Lo que leía tenía visos de realidad o era un mero invento? Le habría gustado saberlo y, por esta razón, decidió dar un paseo por la mayor librería de Bruxelas, la FNAC, en el centro comercial City2. Pensaba que ahí podría encontrar alguna obra de vulgarización. De lo contrario debería ir a la Biblioteca Nacional, donde temía encontrar solamente obras para expertos. En la FNAC, en el último piso del City2, se acercó a la sección de ciencias, buscando los libros de física. Encontró varios títulos que trataban de cuántica y se preguntó cual sería lo suficientemente simple para que un policía-periodista como él lo entendiese. Estaba empezando a mirar el contenido de los libros, uno tras otro, cuando una mujer se le acercó y le preguntó: - ¿Interesado en física cuántica? - Sólo deseoso de aclarar algunos conceptos. - Si no es físico o experto en matemáticas, no tiene mucho donde elegir. - No soy ni lo uno ni lo otro. Soy periodista, y más dedicado a la crónica roja actualmente. - (Prefería evitar de presentarse como policía cuando no era indispensable, para establecer una mejor relación). - Entonces me parece un poco extraño que se interese por la física cuántica. ¿A visto algún muerto que podría haber sido asesinado por un cuantón perdido? - Dicho así, parece chistoso. Pero efectivamente estoy estudiando un caso en que la víctima parece tener algo que ver con investigaciones en cuántica. Disciplina de la cual no sé nada pero que podría jugar un rol importante en el asunto. ¿Ud entiende de cuántica? - Estoy cursando licenciatura en física y, aunque parece tan increíble como los postulados de esta ciencia, sí creo entender algo. - ¿Y me puede recomendar algún libro? - Se me ocurre uno solo. El ABC para todos los aficionados: "El cántico de la cuántica". Está ahí en el estante. Creo que lo entenderá, o al menos sabrá lo que algunos creen entender. ¿Acaso está interesado en la desaparición del guionista de "Las Curvas del Tiempo"?


- ¿Qué le hace creer ésto? - Por lo que sé, es el único caso de connotación pública que podría interesar a un periodista y que tiene algo que ver con la cuántica. ¿No se basa todo el asunto del viaje en el tiempo en una explicación cuántica algo espúrea? - Ha dado en el blanco. Pero no sé si la cuántica es sólo un argumento ficticio de la serie o si tiene más implicaciones. Y espero que el libro me lo aclare. - Si no lo hace, quizás yo pueda hacerlo. Puede resultar más provechoso hacer preguntas y que un entendido las responda. Mi nombre es Ir ène Moulins. - Gracias, señorita. Pero creo que debo leer primero este libro, para saber qué preguntas hacer. - Entonces, anote mi número de teléfono. Puede llamarme cuando guste, de preferencia después de las siete por cierto, ya que de lo contrario puedo estar en clase... o visitando una librería. Le dió su número y luego se despidieron. Trompel llevó el libro a la caja y lo pagó. Luego se fue a su oficina. Aunque entendió un poco mejor de qué trataba la física cuántica y, sobre todo, lo extraño que resulta ser en comparación con la física clásica, no logró entender por qué la cuántica podía ser la base de la "reversibilidad del tiempo" que, como pudo leer, fue planteada ya en 1947 por Oliver Costa de Beauregard, aunque Luis de Broglie la calificó de inmediato de "insensata". Trompel volvió a su lectura del documento encontrado en el departamento de Gossin. * 3.3. Lógica de la Historia Si intervenimos en el pasado, ¿como podemos hacerlo sin cambiar toda la historia? ¿No dice la teoría del caos que el batir de alas de una mariposa en el Amazonas puede causar un hurracán en el Caribe o un tifón en el Mar de China? Ésto es en realidad una exageración. Puede ocurrir, pero siempre que las condiciones iniciales sean favorables para este desenlace. Y éste es un principio fundamental de la Teoría del Caos: todo depende de las condiciones iniciales. Lo mismo vale en la Historia como en meteorología, como bien lo sabemos hoy. Con el tiempo hemos logrado controlar poco a poco las condiciones iniciales del clima, lo cual nos permite dominarlo cada vez mejor. Pero no podemos dominar las condiciones iniciales de la Historia. Por lo tanto, muchas acciones no tendrán ningún efecto ni a mediano ni a largo plazo. Pero otras podrían encontrar condiciones iniciales favorables inesperadas, desconocidas por nosotros hoy, lo cual es un real peligro. Pero sólo es un peligro teórico. En realidad, no puede ocurrir ningún efecto que cambie la Historia en el largo plazo. Porque de ocurrir, nosotros no estaríamos aquí, no descutiríamos este punto, no tendríamos colisionador y nadie viajaría en el tiempo para causar este cambio. Ésta es la paradoja. En realidad, la Historia cuida de sí-misma, al menos en los macro-procesos. Lo que la Agencia estudiará es lo que ocurre con los micro-procesos. No sabemos si las "defensas" son las mismas. Ya sabemos que podemos ir y volver, sin consecuencias perjudiciales para el viajero. ¿Pero qué podemos hacer realmente? ¿Sólo observar? ¿Evitar actos perniciosas o reducir sus efectos? ¿Acelerar algunos procesos beneficiosos? Éstas son las preguntas que habrán de guiar los experimentos. 4. Verificaciones experimentales (Condiciones básicas del viaje) Mientras los ingenieros hacían los cálculos y trataban de deducir cómo había ocurrido el primer "viaje" y cómo podía reproducirse, enfrentamos también otro problema: ¿qué pasaba si el viajero "aterrizaba" en el pasado bajo tierra, sin espacio para su cuerpo? ¿Moriría sofocado? ¿Cómo evitar ésto? Buscamos entonces en los archivos a qué correspondía el lugar donde estaba la oficina del desaparecido. Y


verificamos que, hace cien años, ya existía ahí el túnel y una especie de cueva en que se habían instalado los primeros equipos para detectar muones. Las cuevas naturales vacías, salvo por los equipos de detección, eran los mejores lugares para observarlas. Y el CERN había hecho un estudio geológico de la zona y descubierta esta cueva natural, que tenía al menos cien mil años de existencia. Con, además, también una salida natural, a un kilómetro de distancia, sólo cubierta en parte por un poco de tierra y algunos arbustos, una pequeña chimenea dejando pasar el aire. Sería, por lo tanto, fácil de abrir -para salir- si alguién "aterrizaba" en la cueva. Podíamos por lo tanto utilizarla con total seguridad. La llegada en el futuro podía presentar otro problema: se podía asegurar la permanencia de la Agencia a mediano plazo. Pero quizás, en algún momento, dejase de existir. Si ya no existía el colisionador o una máquina que cumpliera las mismas funciones, nuestro agente no podría regresar. Avanzar en el pasado conllevaba por lo tanto el riesgo de no poder volver y, por ello, nuestros agentes debían ser no solamente historiados expertos en el período visitado sino voluntarios dispuestos a no regresar. Mientras los historiadores contratados comenzaban a explorar el pasado en busca de períodos y hechos de interés para proyectos futuros, se enviaron voluntarios a muy pocos años de distancia solamente para afinar los procedimientos y observar las condiciones del viaje. Al principio no se les permitió salir de la cueva donde llegaban en el pasado. Luego se les permitió salir a observar brevemente el entorno y luego acercarse a las antiguas instalaciones del CERN en Meyrin y luego a la ciudad de Ginebra, pero evitando todo contacto. Debido a las otras actividades del CERN, los viajes no eran muy frecuentes. No fueron más de cinco en el primer año de experimentación. La primera misión que planeamos con una extensión un poco mayor y un objetivo más preciso fue el asistir a la inauguración de la Agencia del Tiempo, hace un siglo. Obviamos sabíamos la fecha y conocíamos el programa oficial, pero no teníamos más detalles como la apertura al público, lo que se había podido visitar y el tipo de información que se entregaba. Ésto fue lo que encargamos que averigüe uno de los nuestros. Teníamos en el museo de la Agencia algunos de los gafetes de identificación utilizados en esa época y se lo dimos. Pero nuestro cálculo de proyección en el tiempo no fue lo suficientemente preciso. Como nos contó al regresar al final del día, había llegado por error un par de días después de la inauguración. Entró como cualquier visitante y le hicieron pasar a la sala donde todos podían observar, en los televisores, los pronósticos del tiempo para todos los continentes, o bien instalarse en una estación de consulta interactiva en que podían obtenerse informaciones acerca de las estaciones de observación y los procedimientos utilizados. Quiso entonces utilizar su gafete para visitar el resto del edificio. Con él, pasó sin problema el primer control de acceso pero, al recorrer el corredor principal vió -al observar a otros funcionarios- que antes de ingresar en alguna de las dependencias o de tomar el ascensor había que acercar un ojo a una especie de mirilla. No sabía de que se trataba. Acercó el ojo e, inmediatamente, sonó un timbre y un par de guardias se acercaron a él. Le pidieron su identificación y les entregó el gafete. Lo llevaron a una pequeña oficina donde pasaron el gafete por un lector que lo validó nuevamente. Le pidieron entonces de nuevo que acercase el ojo a una mirilla y el aparato entregó un mensaje de error. Le dijeron entonces que no era el poseedor legítimo del gafete, que su ojo lo delataba. Nuestro hombre no sabía nada de las medidas de seguridad de la época y tampoco había quedado en nuestros registros que se utilizaban lectores de iris. Hoy se hace reconocimiento instantáneo del ADN. Fue entregado a la policía, acusado de sustracción de identidad. Le pidieron su nombre y documentos de identidad auténticos, pero no llevaba documentos de la época y no habría servido de nada dar otro nombre así que insistió en el del gafete. Le fotografiaron el iris y le tomaron las huellas dactilares con la intención de buscar sur verdadera identidad. Le interrogaron acerca de sus


intenciones y explicó que una autoridad le había encargado recorrer la Agencia y verificar las medidas de seguridad. Dió el nombre del primer director y le dijeron que iban a verificar. Lo dejaron entonces encerrado, solo, en la salita de interrogatorio, momento que aprovechó para hacerse regresar. Cálculos y experiencias posteriores -que tomaron todo el año 2240- permitieron establecer los parámetros que permitían controlar el flujo de muones y determinar, con una aproximación de una semana, la fecha a la que se enviaría el "viajero". Fue entonces cuando el CERN realizó el primer informe que, muy confidencialmente, fue entregado a las máximas autoridades de la Unión Europea. Y ello llevó a crear la Sección Histórica de la Agencia del Tiempo y redactar el primer reglamento para los viajes en el Tiempo. 5. Implementación Considerando que, como ya señalado, los objetivos históricos no se inscriben en las funciones del CERN, la UE sugirió la creación de una Subagencia Histórica que podría instalarse en la Agencia del Tiempo. Esta Agencia, en efecto, también nacida a partir de investigaciones del CERN e instalada en el mismo sitio de Meyrin, tiene los mejores expertos en teoría del caos y en sus aplicaciones ya tiene una sección histórica que provee las bases a los matemáticos, con datos acumulados desde el siglo XIX sobre las variaciones del clima, que los historiadores relacionan con otros fenómenos. Como se sabe, desde hace fines del siglo XXI contamos con excelentes pronósticos, gracias a la aplicación de la matemática del caos a la meteorología. Y hace casi un siglo que venimos actuando, cada vez con mayor eficacia, para controlar las variables y estabilizar los fenómenos climáticos. Crear, dentro de esta Agencia, una nueva "Sección Histórica" a cargo de los proyectos de viajes en el Tiempo no solo permitiría utilizar una estructura organizativa y científica adecuada sino conservar adecuadamente el secreto el tiempo que se estime necesario. Se adjunta en anexo una descripción de la estructura de esta nueva Sección, propuesta de personal, presupuesto de instalación y de operación. Los detalles técnicos son conocidos exclusivamente de los físicos atómicos. [ Este anexo no fue encontrado en el departamento de Gossin. ] Creada la Sección, se iniciaron una serie de consultas a historiadores, bajo estrictas reglas de confidencialidad, para especificar condiciones de "viaje" y hechos o períodos de mayor interés. Los historiadores señalaron entonces que podía ser extremadamente complicado viajar al siglo anterior e incluso a fines del siglo XXI por las importantes medidas de seguridad desarrolladas en todas partes y que se basaban en sistemas de identificación biométricos y electrónicos que ya no se usan hoy. Importantes atentados, a inicios del siglo XXI, habían llevado la mayor parte de los Estados a crear registros y sistemas de identificación que dificultaban enormemente los viajes así como el ingreso a instalaciones industriales y científicas y ya no solamente a recintos militares. Pero los sistemas de identificación anteriores eran de fácil confección hoy y nuestros agentes no tendrían ninguna dificultad en poder contar con ellos y moverse en esas épocas anteriores. Pedimos entonces propuestas para períodos anteriores a esas medidas del siglo XXI. Considerando las hipótesis ya formuladas acerca de la intervención en el pasado, los historiadores aconsejaron seleccionar dos tipos de hechos: los que por razones de mala información histórica serían de particular interés para la mera observación, con el fin exclusivo de mejorar el conocimiento histórico, y los que podían servir de experimento para acciones modificadoras de corto alcance o que, incluso, a la distancia, podían parecer haber sido el fruto de una intervención de este tipo. Esta opción surgió porque encontraron dos casos en que el nombre de una persona del pasado era idéntico al nombre de personas del presente que ellos conocían. Uno de ellos era Gilles de Rais, un historiador francés que tenía un antepasado del mismo nombre que aparecía al final de la historia de la vida de


Juana de Arco: éste de Rais planeó un ataque con un contingente de mercenarios a Ruán para rescatar a la Doncella. Se planeó entonces ofrecer al actual Gilles de Rais la posibilidad de viajar al siglo XV para verificar la historia o incluso tratar de salvar a Juana o retrasar su ejecución. Quizás, incluso, fuese él mismo el Gilles de Rais de Ruán. Otro era Gideon Sauvenier, un soldado francés que había combatido junto a Lafayette en la batalla de Yorktown, en 1781, que decidió la independencia de la Estados Unidos. Sauvenier era otro un conocido historiador francés. E igual que a de Rais, se pensó en proponerle el viaje al Siglo XVIII. Éstos son los dos primeros proyectos que proponemos para la sugerida "Sección Histórica". Permitirían verificar dos hipótesis: la posibilidad de efectuar ligeros cambios históricos (y hasta donde) y la posibilidad de que un personaje del pasado haya sido en realidad alguién venido del futuro. * Trompel se dió cuenta, al leer este informe, que estos dos proyectos correspondían a los dos primeros capitulos de la serie "Las Curvas del Tiempo". El documento que leía había, por lo tanto, sido la base del guión de Gossin. ¿Pero lo habría inventado él? ¿Era pura ficción o tenía alguna base científica?

Capítulo 4. Viajes en el Tiempo El detective volvió a su lectura, preguntándose de nuevo si lo que leía era una novela inventada por Gossin. Diciembre 2242 Conforme a la propuesta contenida en el proyecto aprobado inicialmente para la Sección Histórica, se contactó al historiador Gilles de Rais y se le dió a conocer el proyecto. Se entusiasmó en grado tal que no dudó en viajar a pesar de que se le advirtió de que, a tal distancia, no se le podía asegurar la vuelta. Nadie podía jurar que el CERN o la Agencia del Tiempo existiría aún en el siglo XXXI para producir el regreso. Él había estudiado ya las hazañas de su posible antepasado así como la historia y el modo de vida de la época. Se le confeccionó en consecuencia una tenida acorde con la época, se calibró el colisionador y se le envió al año 1430, el año anterior a la ejecución de Juana, para que tuviese tiempo de insertarse, buscara si existía su pariente y estudiase la mejor forma de intervenir, si era posible. Pasados varios años de operaciones de viaje en el tiempo, de Rais no había regresado y se supo con seguridad de que no podría volver en absoluto. De hecho, consta en la historia que Gilles de Rais, después de fallar en su intento de salvar a Juana, se volvió loco y se transformó en temible bandido. Sin duda la locura debe haber sido el producto de no poder regresar a su siglo de origen. [ Aquí Trompel, que estaba leyendo los extractos, recordó el episodio de "Las Curvas del Tiempo" que contaba exactamente cómo el agente Gilles de Rais había viajado al pasado pero había llegado tarde para salvar a Juana. Pero, en la serie televisiva, volvía a la Agencia del Tiempo y se defendía diciendo que se había equivocado porque no le habían permitido llevarse su reloj. ]


Una vez enviado Gilles de Rais, se tomó contacto con el segundo candidato, Gideon Sauvenier, pero costó más convencerlo. Le interesaba mucho la batalla de Yorktown porque la historia incluía el misterio del aviso que permitió a La Fayette saber que lord Cornwallis había tomado posiciones en Yorktown, mientras se pensaba que aún estaba en las colonias del sur. Y también le intrigaba que no se sabía más de su antepasado después de la batalla, a pesar de que estaba seguro de que no se contaba entre las víctimas. Así, fue enviado a la América de 1780, con el ejército de La Fayette. En diciembre de 2251 volvió de su experiencia en el pasado. [ Seguía una transcripción del relato hecho por Sauvenier, que correspondía exactamente al primer episodio que Trompel había visto en la serie de la RTBF. ] Seguía el documento atribuído al CERN: 6. Proyectos para el Siglo XX Al no tener identificados, por el momento, otros posibles actores del pasado, se decidió elaborar un plan para enviar agentes a épocas más cercanas. Se hicieron numerosas sugerencias y se retuvieron, entre ellas, para el Siglo XX, el caso del asesinato del presidente de Estados Unidos J-F.Kennedy en 1963, nunca totalmente resuelto según los historiadores, el nacimiento de Silicon Valley y de las grandes empresas de sofware y el extraño nacimiento en el CERN de la World Wide Web. Estos tres casos fueron expuestos con precisión y quedaron en tabla. Un historiador belga planteó también un hecho extraño del final de la Segunda Guerra Mundial en su país pero faltaban algunos detalles para saber cómo operar y se le encargó que estudiara más el caso para luego presentar un proyecto más preciso. Se planeaba luego pasar al Siglo XIX, para explorar mejor las condiciones que habían favorecido los grandes avances científicos y técnicos de ese siglo, y luego al siglo XVIII. Fue así como este año enviamos un agente primero por unas semanas al CERN de 1990 y cuando volvió, ya evaluada la experiencia, a los Estados Unidos del año 1963 y luego a 1970. A otro, lo enviamos a Bélgica unas décadas antes para asegurar la protección del rey Leopoldo durante la Segunda Guerra Mundial. Lo ocurrido en el CERN en 1990 nos demostró que pequeños avances históricos provocados por nuestros agentes eran posibles. Nuestros historiadores, en efecto, nos habían explicado que era muy extraño que la World Wide Web naciera en el CERN. El Centro no tenía nada que ver con el desarrollo de redes informáticas ni con el desarrollo de software, excepto el directamente requerido para el funcionamiento y control de los equipos de análisis propios de la física atómica. La web debería haber nacido en los Estados Unidos, donde el concepto de hipertexto fue inventado por Theodor Nelson en 1981, el cual, a su vez, se basaba en el concepto de "memex" concebido por Vanevar Bush en 1945. A fines de la década de 1980, se desarrollaba la red Bitnet y algunos programadores americanos creaban un sistema llamado Gopher para la transmisión pública de textos, una especie de web limitada al texto. A fines de los 80, el CERN empezaba a planificar uno de los más ambiciosos proyectos científicos, el colisionador de partículas LHC. Y los físicos abocados al proyecto, tanto del CERN como de varias universidades en diversos países, tenían la necesidad urgente de establecer una herramienta eficaz para compartir información. La clave fue la propuesta de Berners-Lee: el hipertexto transmitido en una red digital, la herramienta genial mediante la cual hacemos clic sobre una información que nos interesa, para llegar a otra dirección donde obtenemos más datos y más vínculos para seguir navegando y accediendo a más información. Berners-Lee inicialmente barajó la posibilidad de bautizarla como


"malla de información" ("infomation mesh") o "mina de información" ("mine of information"). Tuvo que pasar más de un año hasta que en mayo de 1990 se le ocurrió llamarla World Wide Web (WWW). Parece claro que Berners-Lee no conocía el proyecto Gopher, pero ya utilizaba la red para comunicarse con sus colegas, conociendo perfectamente sus limitaciones y sus potencialidades. ¿Pero qué le indujo a pensar en el hipertexto? ¿Cómo supo de la idea de Theodor Nelson, que nadie -hasta entonces- había explotado? ¿Y por qué recurrió a un programador belga para crear un lenguaje especial para producir y transmitir hipertextos? Enviamos así uno de nuestros ingenieros al año 1989, a encontrarse con Berners-Lee. Por lo que nos contó después, le había preguntado si conocía a Theodor Nelson y le había contestado que no, preguntando a su vez quién era. Por un descuido, el agente le habló de su invento del hipertexto. Así, el invento de la web resultaba basado en una paradoja del viaje en el tiempo: el futuro conformando el pasado. Finalizando el año, después de la vuelta de este agente, lo enviamos a Estados Unidos, al año 1970. Éste fue el proyecto de más largo alcance que hemos desarrollado: lo enviamos por un plazo de diez años para estudiar el auge de la industria de los computadores, hasta el nacimiento de los PC. Obviamente tendremos que esperar su vuelta dentro de diez años para contar con su informe. Seguía el documento: Le cas Kennedy A principios de 2244, enviamos otro agente a Estados Unidos, al año 1963, para investigar el asesinato de John F. Kennedy, que se había prestado en los años siguientes a multiples interpretaciones y teorías sin llegar a una conclusión definitiva. Kennedy fue asesinado el viernes 22 de noviembre de 1963 en Dallas, Texas, a las 12h30 locales. Éste es un resumen de los hechos: "En la esquina de Houston Street con Elm Street la comitiva debe realizar un giro de 120º a la izquierda, lo que obliga a la reducción de la velocidad de la limusina. Tras pasar Elm Street queda frente al edificio del Almacén de Libros Escolares de Texas, a una distancia de 20 metros nada más. Al pasar el almacén se hizo el primer disparo de tres que supuestamente haría Lee Harvey Oswald. Se calcula que en ese momento la comitiva iba a una velocidad de 15 km/h. La Comisión Warren concluyó posteriormente que el primero de los tres disparos no impactó en el coche. Casi todos están de acuerdo que Kennedy recibió dos disparos y que el último disparo le impactó en la cabeza y fue mortal. El primer disparo es desviado por un árbol y rebota en el cemento llegando a herir al testigo James Tague. 3,5 segundos después se produce el segundo disparo que llega a Kennedy por detrás y sale por su garganta, hiriendo también al gobernador de Texas, John Connally. El presidente deja de saludar al público y su esposa tira de él para recostarlo sobre el asiento. El tercer disparo ocurre 8,4 segundos después del primer disparo, justo cuando el auto pasa al frente de la pergola de hormigón. Cuando el tercer disparo impacta de lleno en el occipital derecho de la cabeza de Kennedy, Jackie Kennedy, se abalanza a la parte trasera del auto, donde recoge una sección del cráneo del presidente. Un ciudadano de nombre Abraham Zapruder, que filmaba la comitiva presidencial, logró captar en su película el momento en que Kennedy es alcanzado por los disparos. ... A las 13.00 CST (19:00 UTC), el equipo médico del Parkland Hospital declara oficialmente la


muerte del presidente Kennedy." (Wikipedia) El agente volvió dos años después concluyendo que no había ninguna prueba que apoyase las acusaciones -más o menos serias- formuladas contra Lyndon Johnson (el vice-presidente y sucesor de Kennedy), Cuba, la Unión Soviética, la mafia de Chicago, los anti-castristas, la CIA, el cartel militarindustrial, la extrema derecha, los judíos, los Illuminati, los ricos texanos del sur, el FBI o los izquierdistas. Pero pudo concluir también que algunas informaciones sí habían sido escondidas par la CIA y el FBI y que le presidente Johnson había efectivamente presionado a Earl Warren cuando se constituyó la comisión que éste presidió, para evitar que las acusaciones fuesen dirigidas contra el mundo comunista (lo que podría haber sido peligroso en el marco de la "geurre fría" de entonces). Pero toda la información que pudo ser reunida respecto de Lee Oswald -que disparó desde la libreríasuscitaba grandes dudas acerca de la posibilidad de que el ataque haya sido de su exclusiva iniciativa. Al contrario, las informaciones acerca de un posible segundo tirador instalado en otro lugar no tienen fundamento serio por cuanto los testimonios no coinciden con las grabaciones de los hechos. El agente concluyó que lo más probable era efectivamente la existencia de una conspiración y que Oswald fue "empujado" por los cerebros de la misma, los que ha sido imposible identificar. Algunas pistas apuntaban a la CIA, por cuanto en los años anteriores había realizado varios golpes "chuecos" et que era particularmente hostil al presidente desde el fracaso de la intervención en Bahía de Cochinos, en Cuba. Esta opinión se basaba en el hecho que Allen Dulles, el director de la CIA depuesto por Kennedy, fue miembro de la comisión Warren encargada de dilucidar oficialmente los hechos, a lo cual se podían agregar los lazos de la CIA con la derecha y el cartel militar-industrial que sostenía la extensión de la guerra de Vietnam contra la opinión de Kennedy, que deseaba ponerle fin. La coimisión Warren pudo también ser presionada por John Edgar Hoover, director del FBI -de quién se conoce la costumbre del chantaje-, o haber recibido informaciones distorsionadas. Quedó más que claro que el asesinato de Oswald solo se explica en esta perspectiva. El caso de Silicon Valley y Microsoft El "despegue" vertigioso de la empresa de computación Microsoft, al final del siglo XX, seguía siendo un misterio para muchos. Pero nosotros habíamos enviado un agente para que investigue el desarrollo de Silicon Valley y para que le diera un "empujón" a la difusión de los computadores personales. "Silicon Valley o Valle del Silicio1 2 es el nombre que recibe la zona sur del área de la Bahía de San Francisco, en el norte de California, (Estados Unidos). Comprende el Valle de Santa Clara y la mitad sur de la Península de San Francisco, abarca aproximadamente desde Menlo Park hasta San José y cuyo centro se situaría en Sunnyvale. El término Silicon Valley fue acuñado por el periodista Don C. Hoefler en 1971. Silicon (Silicio), alude a la alta concentración de industrias en la zona, relacionadas con los semiconductores y las computadoras; Valley se refiere al Valle de Santa Clara, aunque se podría también aplicar a los alrededores, a ambos lados de la bahía, hacia los que muchas de estas industrias se han expandido." (Wikipedia) Es ahí que se forjó la imagen de empresas surgidas de la nada, muchas veces en la casa familiar (como el garaje de Palo Alto donde Hewlett y Packard empezaron su empresa, hasta transformarse en gigantes tecnológicos, como Apple en Cupertino e Intel y Sun en Santa Clara. Como planeado, nuestro agente logró hacerse amigo de un ingeniero de Xerox y, un día que hablaban sobre el futuro de los computadores, le dijo que solo podrían masificarse si podían representar cosas ya


conocidas, como el escritorio en que mucha gente trabaja. Tomó una servilleta y trazó en ella un rectángulo: - Ésta es la pantalla y podría representar la superficie del escritorio. Encima pongo las carpetas -dibujó otros rectángulos- y, como no se puede ver lo que hay debajo, pondría en ella también la papelera, donde botar los borradores y papeles viejos. Al lado, o encima, podemos poner las hojas en que trabajamos. Su amigo de la Xerox, que trabajaba en Investigación y Desarrollo, le contó otro día que había diseñado una pantalla como la que había sugerido en la servilleta. El agente preguntó si podía verla y llevar a un amigo. Nuestro hombre también se hizo amigo del joven Steve Jobs, que estaba empezando a fabricar sus Apple II. Así que fue a visitar la Xerox con Jobs, quién vió ahí la simulación del escritorio. Se juró entonces que cuando tuviese un chip suficientemente potente, todos sus computadores usarían este tipo de interfaz. Así nacieron el Lisa (que no tuvo éxito debido a su precio) y luego los Macintosh, a partir de 1984. Nota: El Xerox PARC, en 1973, fue el primer computador personal, así como el primero que utilizó la metáfora de escritorio y una interfaz gráfica de usuario. Mientras tanto, en 1975 había nacido Micro-Soft -posteriormente Microsoft-, fundada por Bill Gates y Paul Allen. Habían comprado el Altair 8800, un pequeño computador fabricado por la sociedad MITS, para el cual habían conseguido adquirir el lenguaje de programación Basic. Posteriormente compraron el sistema operativo 86-DOS, que fue la base del MS-DOS. Y en vez de vender el producto, como se estilaba entonces, inventaron el sistema de las licencias, que sería la base de su enriquecimiento, gracias a un acuerdo con IBM para que los PC funcionasen con el MS-DOS y el Basic. - No pudimos convencer a Steve Jobs de licenciar el sistema operativo del Macintosh. Así, el predominio de Microsoft con su sistema operativo DOS y luego Windows para PC no pudo ser revertido. Es una lástima, porque la popularización de la informática habría sido mucho mayor y más rápida. Pero pudimos empujar un poco el sistema de interfaz gráfica, al cual tuvieron que rendirse Bill Gates y Microsoft. Como ya sabemos, la historia es lo que es y no la podemos cambiar a posteriori. Nuestro principal beneficio es saber los porqué o mayores detalles de algunos hechos aunque, en casos muy particulares, podemos acelerar un poco algunos desarrollos. - Pero logramos también convencer a Bill Gates de quedarse en Redmond. De haberse cambiado a San José podría haber frenado gravemente el desarrollo de Silicon Valley y monopolizado muchas otras iniciativas. - Ahí sí que nos anotamos un punto importante. Pero seremos los únicos en saberlo. - Como corresponde a nuestra Agencia. - En efecto. - El agente de Francia no logró impedir que quemasen a Juana de Arco. - Pero el tonto de Gilles de Rais llegó atrasado y solo pudo contemplar sus cenizas. (*) * Se sabe en efecto que durante los últimos días de Juana, un compañero de armas de ella llamado Gilles de Rais planeó un ataque con un contingente de mercenarios a Ruán para rescatar a la Doncella. Sin embargo se demoró demasiado y solo pudo llegar para contemplar sus cenizas. - No sé por qué autorizamos este proyecto: liberar a Juana no habría cambiado nada. - El objetivo inicial no era impedir su sacrificio el último día sino alterar el curso del juicio para exonerarla. Este proyecto pretendía verificar las posibilidades de intervenir pacíficamente en un


período más alejado de la Historia y verificar la "no-modificabilidad" histórica. En comparación con lo que logramos en el Siglo XX, mostró que mientras más débil es la mentalidad científica y más escasa la tecnología, más difícil se hace influir en la gente clave. Sólo podemos tener éxito cuando la Historia muestra que la tuvimos. Ésta es la única paradfoja aceptable y coherente a pesar de todo. - ¿Alguién pensó que podría convencer al obispo Cauchon de que Juana no era una bruja? -¡Había que estar ahí e intentarlo para comprobar científicamente nuestra hipótesis! - ¿Y en el Siglo XX no había gente tan obtusa? -¡Habría pasado lo mismo con Hitler o con Jomeini! Pero en el Siglo XX se podía intervenir de otra manera como lo acaban de probar con Bill Gates y Tim Berners-Lee. - Lo de Berners-Lee sí que fue un golpe magnífico. Adelantó la World Wide Web por unos cincuenta años según nuestros cálculos. - Gracias, también, a que tuvimos éxito con lo de Silicon Valley. - Ésto demuestra también que es importante contar con planes más complejos. - De acuerdo. Hay que trabajar en función de las reglas del Caos Histórico. - Otro logro nuestro: haber llevado a Savorinsky, a fines del Siglo XXI, a aplicar la matemática del caos a la Historia. Nota: La "Teoría del Caos" se expresa en numerosos aspectos de la naturaleza y se supone que podría quizás aplicarse también a la Historia. - Pero el accidente de colisionador de hadrones que demostró la factibilidad del viaje en el tiempo no fue producto nuestro. Seguirá siendo un accidente. - Sí. Hay muchas cosas que no podemos cambiar. Me parece que lo que han señalado recién ha de separarse en dos categorías: las que no tienen éxito o no tienen efecto y las que sólo frenan o aceleran lo inevitable. No hemos logrado nada más y estoy seguro de que cualquier otra cosa sería imposible. Aún no lo hemos podido demostrar matemáticamente, pero es lógico: producir un cambio radical tendría tales efectos que no estaríamos aquí para discutirlo. - Este principio lógico se visualizó de inmediato cuando se creó la Agencia y es la razón por la cual nuestro Protocolo de Acción prohibe acciones que podrían alterar el curso de la Historia. A lo mejor la liberación de Juana de Arco habría causa tal alteración y por ello no resultó. Existen fuerzas que aún no identificamos y cuidan de la estabilidad histórica. - Por ello la Ciencia del Tiempo sigue en desarrollo y tenemos más ingenieros que agentes viajeros.

Capítulo 5. Últimos detalles Ginebra, año 2249 Hoy, el ministro de Cultura ruso pidió hablar con el jefe de la Agencia del Tiempo después de visitar las instalaciones (oficiales) de la Agencia. Esta entrevista no estaba programada pero insistió en verlo porque, a su juicio, no le habían mostrado todo. Pretendió tener un encargo especial del presidente Volponov. Transcribimos aquí lo que dijo y lo que le contestamos, según la grabación de la entrevista: - Monsieur Benoit, he solicitado visitar la Agencia y me han paseado por varias oficinas, pero se me niega el acceso a la Sección Histórica. Se pretende incluso que no existe tal cosa. Sin embargo, el presidente Volponov me ha explicado que esa sección -por cierto de pocos conocida- está en condiciones de verificar hechos del pasado enviando directamente agentes a presenciarlos o incluso a intervenir en ellos. En mi condición de presidente de la Fundación Romanoff, quiero pedir que me


envíen a la Rusia de 1917 para coordinar con nuestros partisanos las acciones necesarias para evitar el asesinato del zar Nicolai. - Señor ministro, lamento mucho oír ésto. Me veré forzado de presentar una queja formal ante el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidos. Su presidente, en efecto, ha violado el Tratado de la Agencia del Tiempo, conocido solamente por los jefes de estado del G-20, que los obliga al secreto absoluto en relación a la Sección Histórica, justamente para evitar que se multipliquen solicitudes como la suya. -¡Pero si pueden hacer lo que me dijo el presidente Volponov, es su obligación impedir las aberraciones de la Historia, como el asesinato del zar y de su familia! - ¿Y quién ha de juzgar lo que es una aberración histórica? ¿Usted? ¿Sin saber nada de matemáticas históricas ni de física cuántica, ud cree que es posible intervenir y cambiar el curso de la historia? -¡Vamos! Si alguién puede viajar al pasado, puede hacer lo que le plazca y tendría el deber moral de impedir crímenes... - Ésto es efectivamente lo que pensabamos cuando creamos la Agencia. Pero la experiencia y los cálculos posteriores han demostrado que es imposible cambiar el curso de la Historia. Sólo pueden ser borrados o provocados hechos sin importancia y pueden ser frenados o acelerados hechos apenas más significativos. Cuando podemos, tratamos de reducir el número de víctimas inocentes. Pero nuestro Protocolo de Intervención nos prohibe causar daño -por motivos éticos- y las propias reglas del Tiempo hacen imposible la realización de acciones que afecten el curso de la Historia. Piense ud que si ésto fuese posible se podrían producir efectos tales que la Agencia podría no llegar a existir ni ud tampoco y, por lo tanto, dichas acciones no habrían podido ocurrir. ¡La Historia se proteje a sí-misma, señor Rostov. ¡Ud no puede evitar la muerte del zar! La última anotación era de 2253: Gilles de Rais no ha vuelto en la fecha en que lo esperabamos. Han pasado ya varios meses. Dudamos ahora de que pueda realmente volver. Hoy existen indicios de que la Agencia ya no existirá dentro de ocho siglos. Quizás fue realmente él el que llegó tarde a la ejecución de Juana, como consta en la historia. Desde hace un año, en efecto, todos los agentes que hemos enviado a una distancia de 400 a 500 años han regresado a los pocos minutos de haber sido enviados. Hemos intentado enviarlos a años diferentes pero el resultado siempre ha sido el mismo. No entendemos la razón y ellos no la pueden explicar: alcanzan apenas a ver el cambio de lugar y son regresados. El último agente que volvió con información es el que asistió a la batalla de Yorktown, en 1781. Los ingenieros han verificado todo una y otra vez. Todo sigue funcionando como siempre aquí. La explicación podría encontrarse en el futuro. Como el retorno depende de la Agencia futura, quizás hayan decidido suspender el proyecto. Es la única forma posible para ellos de avisarnos, ya que no pueden enviar ninguna información con nuestros agentes. Así, solo podemos seguir explorando hasta fines del siglo XVIII. En 2003, en Bruselas - Seguimos sin tener otra pista -le dijo Servais a Trompel-. Y, de momento, no tenemos ningún otro caso urgente. Sería complicado explicar este caso a la policía suiza en un pedido de información a través de Interpol. Vete a ginebra et contacta el CERN, para ver si saben algo de Gossin. Luego, visita el Registro Civil de la ciudad, para ver si este nombre aparece ahí.


Así, a primeras hora del día siguiente Trompel abordaba un TGV con destino a Italia, que pasaba por la Suiza y lo dejaba algunas horas más tarde en Ginebra. Para la Agencia del Tiempo, no estaba registrado en ninguna parte que la policía seguiría la pista de Gossin hasta Suiza. Los jefes de la Agencia, sin embargo, desconfiaron de las aseveraciones de Gossin en cuanto a que su "viaje" no tendría consecuencias. Debían asegurarse de ello, por lo que enviaron de inmediato otro agente a la Ginebra de 2003. Éste revisó los diarios belgas de los días anteriores, hasta la fecha en que apareció la noticia de la disparición del guonista de la serie "Las Curvas del Tiempo". Uno de los diarios había mencionado que se habían descubierto en el domicilio de Gossin documentos que anticipaban nuevos episodios y una "sorprendente explicación". Sin duda, se trataba de un archivo confidencial de la Agencia y, si era así, la policía podría llegar a las oficinas del CERN y hacer preguntas incómodas aunque nadie, en esa época, las tomaría en serio. Pero podían empujar una investigación científica antes del momento apropiado. Trompel, efectivamente, había sido enviado a hacer tales preguntas, corriendo el riesgo obvio de aparecer como un policía algo chiflado. Cuando entró en el CERN, se le acercó de inmediato un joven que le preguntó qué deseaba. Preguntó por "un tal señor Gossin" que, según antecedentes de la policía belga, había trabajado ahí o había obtenido de algún modo documentos que podían ser confidenciales. El joven -que era el agente del futuro destinado a interceptarlo- le dijo que nadie con ese nombre trabajaba ahí. Se presentó como encargado de las relaciones públicas y lo convidó a conversar en la cafetería para aclarar de qué tipo de documentos se trataba antes de hacer una consulta formal a alguno de sus superiores. Trompel hizo un breve resumen del contenido de la serie de televisión y del documento proveniente de la llamada "Agencia del Tiempo". El joven se puso a reír en varias oportunidades. - Señor Trompel, en verdad parece una buena serie de ciencia ficción. Pero, como entendido en física, déjeme decirle que los muones no tienen en absoluto la capacidad de trasladar objetos, ni en el espacio ni en el tiempo (de lo que se estaba convencido, al menos, en el año 2003). - Sin embargo, Einstein predijo que el viaje en el tiempo llegaría inexorablemente a ser realidad. - Debería saber que nunca, hasta ahora, ha podido ser confirmada esta afirmación de Einstein, y menos aún su eventual sustrato matemático. Si la Televisión belga quiere sacar provecho de la idea o de algún otro cuento basado en los documentos que me señala, es libre de hacerlo. Pero el CERN no aceptará de modo alguno ser citado como fuente o referencia, ya que restaría credibilidad a sus actuales trabajos. Ya es más que suficiente que hayan llamado "partícula de Dios" al bosón de Higgs que nos esforzamos en encontrar. Éste es un verdadero desafío científico que una vulgarización de mal gusto puede dañar. - En ésto, estoy de acuerdo con ud. Pero el fondo de la cuestión -y de mi trabajo policial- no es verificar hipótesis científica alguna sino descubrir el paradero del señor Gossin, independientemente de si es el inventor o no del guión televisivo y de los documentos que hemos encontrado. Es suficiente, para mí, que me asegure que no salieron de aquí. Y lamento mucho que el señor Gossin no le sea conocido, ya que escasean las pistas para encontrarlo. - Créame que, como encargado de relaciones públicas, me acordaría de él si hubiese venido a hacer consultas para sostener sus fantasiosas teorías. Sin más preguntas, Trompel se despidió del joven y se fue à la Gobernación de la ciudad, en busca del Registro Civil. Pero no encontró rastro ni de Jean ni de Henri Gossin. Otra pista se esfumaba y tuvo que regresar a Bruselas reconociendo el fracaso de su primera misión en el extranjero. Genève, año 2257


- Agente Gossin, ha sido acusado de viajar sin autorisación y de haberse llevado una copia de la bitácora de la Agencia, arriesgando así de comprometer el curso de la Historia. - En el curso de mis investigaciones acerca del inicio del Siglo XXI en Europa, me encontré por casualidad con la historia de la Televisión Belga. Si la revisan, verán que difunció en 2003 una serie titulada "Las curvas del Tiempo" cuyo guionista fue Jean Gossin, es decir yo. Por lo tanto, me veía obligado a viajar para asegurar este fragmento de la Historia. Debía escribir un guión de varios capítulo y debía volver antes de que terminara la serie. Para ello, me llevé la documentación necesaria y uds me obligaron a volver en el momento correcto. Así, solo aseguré el desarrollo correcto de la Historia. Olvidé traer de vuelta el documento, pero pueden verificar que las consecuencias han sido nulas. Nadie ha creído en la posibilidad real del viaje en el Tiempo, a pesar de que algunos físicos la habían sugerido tiempo antes. - Tiene suerte de que pudimos interceptar al policía encargado de encontrarlo y que de, de esta forma, en CERN de 2003 no haya sido implicado. Pero los riesgos fueron grandes y nos vimos obligados a realizar esta misión imprevista y azarosa. En consecuencia, se le suspende por un mes y será transferido a la sección administrativa. * La RTB suspendió definitivamente la difusión de "Las Curvas del Tiempo", reemplazándola por la serie "Vermist" de la BRT sobre personas desaparecidas. Esperaba poder transmitir un capítulo propio sobre la desaparición de Gossin, lo cual nunca ocurrió porque no pudo reunir pista alguna. * A su gran pesar, Servais selló el expediente: "Caso sin resolver". FIN


Conspiración Nota preliminar Bélgica es una monarquía federal constitucional. Tiene dos lenguas principales: el 60% de su población, principalmente en la región de Flandes, habla neerlandés, mientras que cerca del 40% habla francés (en la región de Valonia, al sur, y en la Región de BruselasCapital, una región oficialmente bilingüe que acoge también una minoría de hablantes de neerlandés). Menos de un 1% de los belgas vive en la Comunidad germanófona, al este del país. El gobierno federal dirige los asuntos exteriores, las ayudas al desarrollo, la defensa, la policía, la gestión de la economía, el bienestar social, los transportes, la energía, las telecomunicaciones y la investigación científica. Los gobiernos regionales (Flandes, Valonia y Bruselas) gestionan principalmente asuntos relacionados con las tierras y las propiedades, como la vivienda, el transporte, etc. Los gobiernos de las comunidades (flamenca, valona y germanófona) son responsables de la promoción de la lengua, la cultura y la educación. Existen paralelamente parlamentos a nivel federal y regional/comunitario. El parlamento federal se compone de 150 diputados y 71 senadores. Los parlamentos regionales tienen entre 75 y 124 miembros según la región (excepto los germanófonos, que tienen solo 25 miembros, dado el escaso tamaño de la región/comunidad). Los partidos políticos son 15 a nivel nacional. (Wikipedia)

Capítulo 1. "Nueva Independencia" Información de prensa: Sri Lanka, 12 de marzo (UPI) - El embajador belga en Sri Lanka, Marc André de Belleville, ha sido asesinado ayer por un francotirador cuando salía de su domicilio. Las autoridades culpan a los rebeldes tamiles que atacan a cualquier autoridad o personalidad que queda a su alcance. Santiago de Chile, 27 de marzo (REUTER) - El embajador belga en Santiago, Claude Daniel van der Meer de Walkeren, ha sido asesinado al dejar la embajada. Su vehículo estalló cuando se aprestaba a salir del estacionamiento subterráneo del edificio Forum, en la avenida Providencia, donde la embajada tiene sus oficinas en el undécimo piso. La policía cree que los autores son descolgados del MIR, el brazo armado del Partido Comunista en los tiempos de Allende, o bien guerrilleros mapuches que reclaman por la autonomía indigena en el sur del país. Son los únicos que cuentan con medios y entrenamiento para este tipo de acción.


Bruselas, 6 de abril - Anoche varios domicilios fueron pintados con cruces gamadas -le estaba diciendo el comisario Servais al joven inspector Trompel, tendiéndole una hoja con una lista de nombres y de direcciones-. Mira los nombres. - Todos los nombres con pequeños "de". ¡Aristócratas! Y en varias ciudades: Bruselas, Lieja, Namur, Mons... ¿Sólo francófonos? - No han llegado los reportes de Flandes. Pero pronto llegarán, si los hay. Allá hay pocos "de" Algo. - Pero hay también "van de" y más de un conde flamenco. - Es cierto, pero la aristocracia aquí siempre ha sido predominantemente francófona. - ¡Uno de los elementos de nuestros tradicionales problemas seudo-lingŸísticos! - Conoces la historia como yo: la burguesía de Flandes era francófona. Jugó un papel importante en la rebelión contra Holanda y la independencia en 1830, pero el pueblo no la apreciaba. - ¿Y hoy llegarían a tachar a los aristócratas de nazis pintándoles esas cruces? - ¿Quién sabe? ¿Has oído hablar del Frente de la Independencia? - Me parece que era uno de los grupos de la Resistencia durante la Segunda Guerra, el que agrupaba partidarios del Partido Comunista. - Así es. ¿No te suena parecido a algo actual? - ¿En qué sentido? - Alguna agrupación política... - ¿Te refieres acaso al movimiento valón "Nueva Independencia" ? - Así es. ¿Qué sabes de él? - Poca cosa. Me parece que es activo en Lieja y Namur. Allá obtuvo su pequeño porcentaje en las elecciones regionales; lo que le dió su único diputado. - Sí. En efecto, no sabemos más. Y ésto me inquieta. Quiero que saques tus credenciales de periodista y prepares alguna nota sobre ellos para tu antiguo diario. Se sentirán halagados. Y espero que hagas buenos contactos y te enteres de cosas útiles para nosotros. Eres nuevo aquí y seguro que nadie te conoce aún como policía. Trata de convencerlos de que los apoyas -en lo que sea-. Infíltrate lo más posible, que confíen en tí. Yo tengo algunas sospechas pero no te quiero pasar prejuicios. No te acerques más por aquí si no es indispensable. Infórmame por teléfono. - De acuerdo jefe. Seré agente secreto. Perdón, sólo periodista de "La Dernière Heure". - Y ya que aprendiste bastante de análisis documental, hazte una base de datos para acumular todo lo que encuentres y que pueda tener algo que ver con el caso. Tanto lo periodístico como lo político, y lo criminal con los datos que yo te daré. A ver si esto nos aclara un poco el panorama. - Buena idea, jefe. Sé de algunos trucos muy interesantes para lograr un buen análisis. Trompel se fue a la sede de La Dernière Heure donde habló con el redactor en jefe y luego se fue al Centro de Documentación. Al terminar la tarde, llamó a Jean Servais. - Jefe. Fuí al diario, a informar al jefe de redacción de que debía encuestar discretamente sobre "Nueva Independencia", para que me respalde y me deje publicar alguna nota de vez en


cuando. Y aproveché de revisar lo que tenía el Centro de Documentación. No es gran cosa, pero hay algunos datos de la campaña electoral y encontré copia de sus estatutos y de su programa electoral. Son puras generalidades: revalorizar el hombre, promover la igualdad y la participación, reformar el Estado, etc. Pero también aparece que es un movimiento que busca desarrollar el "poder popular", contra los burgueses y los grandes proprietarios. Suena bastante a marxismo revisado. Y los votos que han obtenido parecen venir sobre todo de los barrios donde hay muchos cesantes y antiguos emigrantes que han obtenido la nacionalidad y el derecho a voto. Le voy a mandar por mail copia de lo que ha sido publicado. No es mucho, pero le dará ya una primera idea. Aparte del presidente y de la diputada, no he encontrado nombres de activistas, pero sí las direcciones de las sedes de Lieja y Namur, donde se puede pedir información y asociarse. Me servirán para entrar en contacto. Me voy mañana a Lieja. Tengo la dirección de su sede allá. Dos días después, lo llamaba nuevamente. - Jefe, soy yo. Ya hice contacto en Lieja. Estos tipos están locos. Estaban fascinados y felices por lo que publicó la prensa sobre la aparición de las svásticas en las casas de los "aristos" como los llaman. Me dijeron que no tenían inconveniente en que se supiera que ellos eran los autores. Dijeron que seguirían con más acciones de propaganda, pero no quisieron darme detalles. Fingí ser tan feliz como ellos y me invitaron a una reunión de simpatizantes para pasado mañana. Lo mantendré al tanto. Trompel pasó esos días buscando información en la web sobre el partido y sus miembros conocidos. Luego se fue de nuevo a Lieja para asistir a la reunión de simpatizantes. El día siguiente llamaba otra vez a Servais. - Jefe: ya asistí a la primera reunión informativa para simpatizantes. Lo que parece convencer más a la gente es la promesa de mano dura con la delincuencia y la corrupción: un plan de "tolerancia cero" como el que aplicaron en Nueva York. También se dicen antimilitaristas y la emprenden contra los viejos políticos: dicen que son mentirosos empedernidos que se pisotean unos a otros para llegar más alto y llenarse los bolsillos; vuelven perverso el sistema político chupando la sangre de quién esté a su alcance, hablando de patriotismo mientras quienes aplauden sus declaraciones no divisan las consecuencias. - Me dan ganas de votar por ellos -ironizó Servais. - Me dieron copia de su "declaración de principios". Se la mando por fax. ¡Por cierto que huele a marxismo recocido! Lo que mandó Trompel: DECLARACION DE PRINCIPIO El Partido proclama la necesidad de fortalecer toda organización que contrarreste el sufrimiento del pueblo producido por la violencia económica y delictual. En ese sentido, propicia la creación de milicas locales y exige del Estado el apoyo necesario para que funcionen adecuadamente. También señala a los monopolios económicos y financieros


como factores de dependencia, de desinteligencia entre las fuerzas productivas de cada región y de disconformidad social. Propicia reformas impositivas y nuevos modelos de autogestión y cogestión que modifiquen la situación de la propiedad e incentiven una distribución progresiva de la riqueza. La lucha contra la aristocracia y el monopolio económico, organizativo e ideológico, es la actitud básica que propone para un nuevo gobierno y que exige de sus militantes. Conforme a estos principios, la realeza y los títulos nobiliarios deberán ser abolidos y el país deberá constituirse en república, renovando sus instituciones jurídicas y políticas, sobre la base de la idea de superación de lo viejo por lo nuevo. La semana siguiente ... - Jefe: ya asistí a tres reuniones. Repiten bastante sus invectivas contra los políticos tradicionales y el gobierno actual. Y proponen una reforma del sistema educativo para enseñar a los niños los valores de la igualdad y la solidaridad. Dicen que se ha desarrollado un sistema pedagógico estupendo en Brasil, llamado "concientización", y que probó su eficacia en América Latina. Voy a buscar más antecedentes. Al final de la reunión les dije que era incómodo tener que venir de Bruselas cada semana pero que me gustaría seguir participando. Me dijeron que si me inscribía en el partido, podría participar de la célula de Bruselas y ayudarlos a conseguir más simpatizantes. Me pasaron u formulario de inscripción y me dijeron que lo enviara a la dirección del partido que ahí aparece. Luego me avisarían cuando y donde asistir. ¿Qué le parece? - Creo que sería bueno que te inscribieras, para seguir infiltrándote. - Hay otra cosa que me inquieta: en cada reunión había un asistente de facciones árabes. Y siempre se mantuvo muy atento y totalmente callado. La última vez traté de ser el último en salir para averiguar sobre éste pero no pude: se quedó ahí. Esperé afuera, cuando todos ya habían salido. Pero un cuarto de hora más tarde no había salido aún. No pude quedarme más, porque no había escondite seguro y seguir paseando en la acera habría parecido sospechoso. - Me parece que ésto podría interesar a la Dirección de Seguridad DST. Sobre todo si, al mismo tiempo, siguen expresando malas intenciones para con las autoridades. Les voy a enviar la información. Pero entonces, creo que sería bueno que vuelvas una vez más a Lieja, llevando alguién que luego te reemplace y se infiltre allá. Podría ser alguién de la DST, son menos conocidos que nuestros hombres de allá: así les pasamos la investigación en provincia y seguimos viendo lo que ocurra en Bruselas. Trompel encontró en la WWW que la "concientización" era un procedimiento pedagógico desarrollado por el brasileño Paulo Freire. La principal obra de Freire es "Pedagogía del oprimido" (1969), donde sienta las bases de la "educación liberadora", la cual pretende una suerte de reencuentro de los seres humanos con su dignidad de creadores y partipantes activos en la cultura que los configura. Apunta esencialmente a los adultos, principalmente analfabetas, a los cuales lleva, al mismo tiempo que aprenden a leer y escribir, a analizar su realidad mediante una reflexión grupal. En este análisis, se buscan las causas que inciden en un estado determinado de la cultura y se detectan las inercias y fuerzas que impiden la expresión y realización de las personas. El énfasis se pone en las "contradicciones fundamentales", como


las relaciones "explotadores-explotados", capital versus trabajo, etc., lo cual parece fuertemente inspirado por la dialéctica marxista. Todo ésto lleva a concebir la necesidad de una revolución de concepción idealista y bastante romántica, sin un análisis de las contradicciones y de los riesgos de esta propuesta y sin una discusión del concepto y del modo de operar de la democracia. El mismo sitio donde el detective encontró esta explicación señala que algunos de los principios expuestos por Freire siguen siendo utilizados en organizaciones de extrema izquierda para organizar la formación de sus militantes y el debate político, especialmente de los que no tienen muchos estudios y que podrían ser acallados por militantes más fogueados. En la primera reunión a la que fue invitado en Bruselas, se le informó a Trompel sobre la organización y el modo de funcionamiento del partido. Todos los grupos de base contaban con doce a quince personas y eran llamados "células". Cada grupo elegía un delegado y doce a quince delegados formaban una nueva célula que, a su vez, elegía un delegado, y así sucesivamente, hasta el comité directivo. Así las bases estaban representadas hasta la cumbre y ésta, de vuelta, hasta la base. Los delegados podían ser cambiados en cualquier momento por sus compañeros. El partido se presentaba así como sumamente democrático pero, como advirtió Trompel, también era un mecanismo que protegía el secreto e impedía las comunicaciones horizontales. Algo propio -y copiado sin duda- del sistema soviético. Sospechoso a los ojos de la policía. A la tercera reunión asistió el presidente del partido, Martin Daems. Cuando se le presentó a Trompel lo felicitó por sus artículos en el diario La Dernière Heure. - Han sido muy buenos sus artículos, muy ponderados y adecuadamente neutrales. Me parece que es ud un buen periodista. Necesitamos gente como ud en el partido. ¿Qué le parece si lo invitamos a algunas reuniones de la directiva, cuando tratamos temas de propaganda? Nos podría dar algunos consejos ... y, al mismo tiempo, podría tener acceso a una que otra exclusiva... - Me parece fantástico -contestó el detective, que no podía creer su buena suerte-. Estaré encantado de colaborar. - Tenemos su dirección. Le avisaremos por e-mail, esperando que esté disponible en el momento señalado. - Haré todo lo que esté en mi poder para asistir. (¡Y por cierto que no faltaría: era ese su trabajo!)

Capítulo 2. Alberto II y el Cardenal Información de prensa Paris, 5 de abril (AFP) - El embajador belga en Francia, Jean Fran"ois d'Udekem de Joinville, ha escapado milagrosamente de un atentado cuando salía de su domicilio en las afueras de París. Una granada fue lanzada debajo de su automóvil pero, en el momento en que iba a ingresar en él recordó que había olvidado un documento y justo cuando se devolvía a buscarlo estalló la granada. Fue herido por trozos de metal, pero su vida no


está en peligro. La policía cercó los alrededores y tiene buena esperanza de encontrar al culpable. En una nueva reunión del PNI en Bruselas, a la cual asistía Trompel, se habló de la organización de una manifestación a realizar en el momento que el rey, junto al presidente de Italia, inauguraría una exposición de arte etrusco. En efecto, unos días después Italia iba a asumir la presidencia pro-tempore de la Unión Europea. En el marco de esta presidencia, Berlusconi, el presidente italiano, iba a venir a Bruselas e iba a inaugurar, junto al rey Alberto II, la exposición de arte etrusco especialmente preparada en el Museo de Historia y Artes Antiguas del parque del Cincuentenario. Los militantes y simpatizantes bruselenses del partido estaban invitados, todos, a pintar gafitis a favor de la «República belga» y se formó una comisión integrada por voluntarios de varias células para realizar un acto «más llamativo» en el mismo momento en que el rey ingresaría al museo. Lo que nadie dijo es que otro grupo preparaba un ataque mucho más dramático. Trompel avisó de inmediato a su jefe, el que pasó la información a la Gendarmería, encargada de la escolta, y a la policía comunal, encargada del orden en las calles. Estaba originalmente previsto que el rey y el presidente entrasen uno tras otro al Museo de Arte e Historia del parque del Cincuentenario subiendo la escalinata que separaba el edificio de las avenida de los Nervianos. Pero ésto facilitaría demasiado un atentado por cuanto, desde cualquier ventana de las casas del frente, se podría abrir fuego o lanzar proyectiles que llegarían facilmente a quienes sibieran las gradas. - Si los revolucionarios van a intentar algo contra ellos, y especialmente contra el rey, va a ser cuando entre o salga del museo, en el acto de inauguración -dijo Servais-. Pero será muy fácil evitarlo. Estaba previsto que ambos entrasen subiendo las escaleras, desde la avenida de los Nervianos. Pero haremos que los dos vehículos entren al parque y paren bajo el pórtico, justo delante de la puerta del museo. Y pondremos una guardia de honor al otro lado de los vehículos, justo arriba de la escalera. Así no se podrá ver nada desde la calle. Será imposible disparar. - Salvo con un lanzacohete, contra el coche en movimiento -dijo Trompel. - Algo así siempre es posible. Pero usaremos coches blindados. Y no creo que ningún civil pueda tener aquí un lanzacohete. - ¡Eres optimista! Ya viste lo que ha pasado estos últimos días. - Pero fueron demostraciones bastante primitivas. - ¿Lo crees? ¿Qué hay de los atentados contra los embajadores? - ¿Crees que hay una relación? - Creo que, justamente, todo forma parte del mismo plan: atacar toda autoridad, especialmente aristócrata. Crear inseguridad y llevar hacia un cambio político radical. - Puede ser. Por ésto investigamos. Para el 1 de julio, día de la inauguración, los habitantes de la avenida de los Nervianos que colinda con el parque habían sido avisados de que no dejasen vehículos estacionados en la


calle. La gendarmería llegó a las ocho con una grúa para retirar los tres autos y una camioneta que, a pesar del aviso, estaban estacionados ahí. Los llevaron a la calle del Corneto, paralela, a una cuadra de distancia. Cuando el vehículo del rey se asomó e ingresó al pórtico del museo, a las diez, había una pequeña muchedumbre que lo aclamaba. Y de en medio de ella se lanzaron algunos huevos pero no llegaron ni siquiera a la escalera exterior. En el mismo momento, una pequeña explosión abrió las puertas de la camioneta que había sido llevada a la calle del Corneto y salió de ella una gran cantidad de pelotas pintadas con el lema "¡Viva la república belga!". Como la calle del Corneto estaba en pendiente, las pelotas rodaron calle abajo hasta la plaza Jourdan, cruzando la avenida de Auderghem, donde estuvieron a punto de causar un accidente, cuando frenó buscamente un automovilista sorprendido por las pelotas que cruzaban la avenida por donde circulaba. Las pelotas fueron recogidas en su mayor parte por los vecinos de la plaza. Ésta había sido la acción de propaganda preparada por el partido "Nueva Independencia", que no tuvo ninguna resonancia porque no habían previsto que la camioneta sería desplazada. La policía, sin embargo, fue avisada por los vecinos de la calle del Corneto. Buscó el dueño de la camioneta, que a penas pocos minutos antes se había dado cuenta de su desaparición. La había dejado la noche anterior en el pequeño garage que arrendaba a una cuadra de su casa pero no recordaba si había cerrado la puerta con llave. La había encontrado sin llave en la mañana y el vehículo había desaparecido. Mientras tanto, la policía técnica investigaba las huellas dactilares en el vehículo para tratar de ubicar a los ladrones. Como dispuesto por la gendarmería, el rey y el presidente entraron al museo al abrigo del pórtico y nadie los pudo ver, excepto los camarógrafos acreditados en estaban junto a la entrada. El 21 de julio era la Fiesta Nacional. El cardenal de Malinas-Bruselas, Jacques de Villers, celebraba una misa seguida de un Te Deum al que asistían el rey y los miembros del gobierno. Después de la eucaristía, mientras el rey ingresaba de inmediato en su vehículo, el cardenal bajó la gran escalera del antetemplo para dirigise en procesión hacia la oficinas del arzobispado en la calle de Ligne. Cuando estaba bajando lo anchos escalones de piedra, se sitió un disparo. Soltó su báculo, se tomó el costado y luego se desplomó, mientras la sangre empezaba a mancharle las vestimentas sagradas. La policía comunal, que regulaba el tránsito, había oído de dónde venía el disparo, hacia la derecha de la catedral, pero había muchas ventanas en esa calle de donde se podía haber disparado. Los que resguardaban los escasos espectadores que estaban en esa vereda se dispusieron de inmediato a controlar cualquier persona que saliese de una de esas casas. El oficial a cargo pidió inmediatamente refuerzos por radio y alertó a la Policía Judicial. También ordenó a los demás agentes preguntar a los espectadores del frente si habían visto algo y, a los que llevaban cámaras, si habían sacado fotos o videos en el momento del disparo. Todas las casas de este lado de la plaza Santa Gúdula, frente a la catedral, fueron visitadas por la policía. También había allí un hotel, el Lambermont, con numerosas ventanas que daban


hacia la plaza. El comisario Servais se hizo cargo de su revisión con un grupo de cuatro inspectores. En varias calles de la ciudad apareció un graffiti que rezaba "Hay un solo Dios", acompañado de una luna creciente, lo cual llevó la atención hacia los musulmanes. Como "reportero", Trompel hizo un completo relato de lo ocurrido y de los esfuerzos de la policía para encontrar pistas. Los inspectores de la PJ recorrieron todo el hotel. En el cuarto 411 encontraron un fusil Kalashnikov con mira telescópica. Pero los técnicos no encontraron en él huella alguna, como tampoco en la habitación. Era de una pulcritud absoluta. No había sido reservada ni ocupada ese día. Para ingresar, se necesitaba una tarjeta electrónica y según el computador de la recepción, no se había grabado ninguna ni ese día ni el día anterior. Y el último ocupante había devuelto la suya. Por cierto había personal del hotel que tenía una tarjeta maestra: mucamas y personal de seguridad. Todos los que la tenían y podrían haber entrado en la pieza fueron interrogados, pero todos pudieron demostrar que estaban en otra parte. Aunque la verdad no era tal. Uno de ellos había estado en ese piso y había falsificado de antemano las grabaciones de las cámaras de vigilancia. Unos diez días más tarde, Servais recibía una llamada del secretario del cardenal. - Comisario, me han dicho que ud estaba a cargo de la investigación acerca del atentado que afectó al señor cardenal. Él me ha pedido que lo invite a visitarlo. Ha sido dado de alta y retomará poco a poco a sus actividades pero, por ahora, sigue descansando en el seminario mayor de Malinas. ¿Podría ud venir por aquí uno de estos días? - Me alegro de que el señor cardenal se esté mejorando y lo visitaré con mucho gusto. ¿Qué le parece mañana mismo? - Me parece estupendo. Estará feliz de que acuda pronto. ¿Estará bien para ud a las once de la mañana? - De acuerdo: mañana a las once, en el seminario mayor de Malinas. Ahí estaré. - Gracias, comisario. ¡Hasta luego!- ¡Hasta luego! Así, el día siguiente Servais se encontraba con el cardenal de Villers. - Es un gusto conocerlo, comisario. Lamento haberlo hecho venir hasta aquí, pero no estoy aún en condiciones de retomar mis actividades en mi sede de Bruselas. Cuento con más apoyo y tranquilidad aquí. Antes de que le explique las razones de esta invitación, dígame si ha hecho algún progreso con la investigación del atentado que sufrí. ¿Tiene algún sospechoso? ¿Alguna teoría al respecto? - No ha de disculparse, monseñor. Lamento muchísimo este trágico hecho y el sufrimiento que ha significado. Y lamento también decirle que no hemos podido identificar ningún sospechoso. Como ya sabrá, ya que la prensa lo ha hecho público, hemos encontrado el arma con la cual se le disparó, pero ninguna huella y ninguna pista. Aunque sospechamos de que el hecho está relacionado con los otros atentados contra nuestros embajadores y algunos otros personeros. - Justamente, es de ésto que le quería hablar. Algunos amigos muy cercanos me han hecho notar esta similitud y me alegro que la tenga presente. Lo que quizás no sepa es que se


pretendía atentar del mismo modo contra el rey el 1º de julio pasado, cuando inauguró la exposición de arte etrusco. Las medidas de seguridad tomadas hicieron imposible que el francotirador llevase a cabo su tarea. - Sabíamos que podía haber una manifestación contraria al rey y se tomaron importantes precauciones. Pero no sabíamos que había una amaneza real de asesinato. ¡Ésto es una sorpresa para mí! ¿Cuándo lo supo? - Hace pocos días. En una forma que me impide decirle más. - Comprendo. - Mis amigos también me han sugerido que ésto puede formar parte de un plan sedicioso para afectar a todas las autoridades y llevar el país a un cambio político radical. Por otra parte, hace ya algún tiempo que algunos fieles me habían hecho parte de sus dudas acerca de las intenciones reales de un nuevo partido político, que se presenta con una cara pacífica y democrática pero que, en realidad, pretende hacerse con el poder por cualquier medio. Quizás ambos hechos o procesos estén relacionados. - ¿Al hablar de un partido, se refiere ud al partido Nueva Independencia? - No quiero nombrar ni a un partido ni a una persona. Ud comprenderá que hay cosas que no puedo revelar, por la forma en que llegan ciertas confidencias. Por otra parte, no me interesan las actividades u opiniones políticas, pero no puedo dejar de protestar ante la violencia. Por esta razón estimé necesaria esta conversación. Me parece que debía conocer estas opiniones. No le puedo decir hasta donde están fundadas pero me parece que le corresponde, justamente, verificar dichos fundamentos y, si son ciertos, si la violencia que hemos observado se relaciona con fines políticos, ponerlo en evidencia y desbaratar la conspiración. Ya que ud investiga los atentados, me pareció que ud era la persona más indicada para conocer estos antecedentes. - Creo que juzgó correctamente, eminencia. No sólo al llamarme, sino al darme toda esta información. Si se quiso atentar contra el rey, todas las fuerzas de policía y de seguridad han de actuar con la máxima diligencia. En cuanto a la hipótesis de una relación entre los atentados y un proyecto político, puedo decirle que se nos había ocurrido también pero que, hasta ahora, no habíamos podido confirmarla. Si ud tiene fuentes que apuntan en la misma dirección, puede estar seguro de que aumentaremos nuestros esfuerzos para desvelar lo que ocurre. Entiendo que no me pueda revelar esas fuentes, pero habría sido de gran interés conocerlas para obtener de ellas más información. Pero no insistiré: sé que no puede decirme más. En todo caso, le agradezco mucho haberme avisado. Era efectivamente de gran importancia. ¿Hay alguna otra cosa que le preocupe, eminencia? - No, señor Servais. Le he dicho lo que estimo necesario traspasar a la policía. ¡Ojalá descubra a los responsables, por el bien del país! - Haremos todo lo podamos, monseñor. Ya no quedaba nada que decir y ambos se despidieron. Servais regresó a Bruselas, donde puso al tanto a la dirección superior de la PJ. Redactó un informe de su entrevista y éste fue transmitido luego a la Dirección de la Seguridad, DST.


Capítulo 3. Conspiración Información de prensa Bruselas, 3 de agosto. (Agencia BELGA) - El conde Maurice de Bornival ha sido asesinado poco después de salir de su domicilio en Uccle en su automóvil, el que fue destruído por una bomba que había sido colocado debajo del vehículo y se cree que se hizo estallar a control remoto. El agente de la Seguridad, Louis Vermeulen, había sido asignado a la vigilancia de Martin Daems, el presidente del PNI. Su turno empezaba cuando Daems salía de su oficina en el edificio donde ACEC, la fábrica belga de electrónica, tenía su sede capitalina. La mayoría de las veces lo seguía hasta las oficinas del partido y luego a su domicilio, o a una que otra reunión de alguna célula del partido, tanto en Bruselas como en provincia. Pero ese día tomó una dirección imprevista: en su Fiat, se dirigió hacia la avenida de Tervueren y, después de pasar el square Montgomery, en la primera cuadra, dobló bruscamente a la derecha, entrando en una gran propiedad privada. El agente la reconoció de inmediato: era la residencia de Julien Durand, el presidente del Banco Lambermont. Como no se podía estacionar en la avenida, siguió hasta la primera bocacalle donde dobló y se estacionó. Luego volvió a pie hasta la avenida y, para poder observar, la cruzó y se instaló bajo el pórtico de una propiedad que parecía desocupada, casi al frente de la mansión de Durand. Sacó los pequeños prismáticos que llevaba en el bolsillo y se puso a vigilar la entrada. A los pocos minutos llegó una limusina que entró y se estacionó fuera de la vista. Pero había alcanzado a leer la matrícula y la anotó de inmediato. Luego llegó un BMW y luego un Mercedes, de los cuales también registró la matrícula. Autos de lujo: era una reunión de magnates. ¿Pero qué podían hacer con el presidente del PNI? ¿No prentendía el PNI quitar el poder de "los capitalistas"? Adentro estaban ahora reunidos Durand y Daems con el general(R) Léon Bertrand, ex-director de SABCA, una empresa de armamentos ligada al ejército belga, Oskaar Verstappen, presidente de la Compañía Marítima Belgamar, André Walckiers, gerente de la División Informática de ACEC, la fábrica de electrónica, e Ismael Ibn Sahlad, primo del sultán de Mashad, un pequeño -y rico- estado del Golfo Pérsico. - Nuestros planos están avanzando como programado, en lo que se refiere a la cobertura del Partido -declaró Daems, después de saludar al último llegado-. Ya tenemos unos tres mil miembros y otros tantos simpatizantes asisten regularmente a reuniones. Las reacciones a nuestras primeras acciones de propaganda también han sido bastante favorables, como han podido apreciar. - En Flandes avanzamos del mismo modo -dijo Verstappen-. El "Nieuwe Vrijheid" ('Nueva Libertad') no ha podido obtener un diputado pero estuvo muy cerca y sigue ganando adeptos. - La manifestación contra el rey no fue lo que esperábamos -objetó Verstappen, que parecía bastante enojado-. Todo lo interesante pasó en una calle lateral donde no había nadie. Si no fuera por el artículo de La Dernière Heure, nadie se habría enterado. Y dió más bien para la


risa. ¡Esa no es manera de conseguir más atención! - No sabíamos que la gendarmería sacaría los autos estacionados -respondió Daems-. Al parecer fue una decisión de última hora, como lo de llevar los autos oficiales al interior del parque. Nuestro soplón en la policía no estaba al tanto. - ¿Y qué hay del atentado al cardenal? -preguntó Ibn Sahlad-. No he visto las reacciones: acabo de llegar de mi villa en el lago Leman. - Obviamente creció el resentimiento contra los árabes en una parte de la población- dijo Daems-. Y los inmigrantes han llegado en masa a pedir apoyo al partido. Estamos reforzando nuestra propaganda anti-discriminación y denunciando que se trata, sin duda, de una imputación injusta atribuible a los partidos racistas. - No sé si esta táctica habrá sido la más adecuada -dijo Verstappen-. Ya les hice ver mi desacuerdo desde el principio. - Pero conseguiremos que la prensa refuerce los rumores que apuntan al Frente Nacional, los racistas más duros del país. Pueden confiar en mi gente -respondió Daems-. Sembramos las pistas adecuadas. - ¿De qué pistas habla? -se inquietó Walckiers-. ¿No habíamos convenido en que no habría ninguna pista en el hotel? - ¡Hay, hombre, no hablo de pistas físicas del atentado! - ¡Pueden estar seguros de que no las habrá! -saltó Durand, dueño del hotel Lambermont-. El tirador es guardia de seguridad del hotel y trabaja ahí desde hace años. Ha sido comando de las Fuerzas Especiales y es de confianza de Bertrand. Sabe hacer su trabajo y tomó todas las precauciones. Oficialmente estaba revisando el piso superior y no vió a ningún extraño. - Espero que así sea -contestó Walckiers-. Pero quiero saber de qué pistas habla Daems. - ¡Ya leerás los diarios! No es el momento de entrar en detalles. Lo hemos discutido en la pasada reunión. Mal por tí si no estuviste. - ¡No empecemos a discutir por tonteras! ¡No es el momento! -intervino Bertrand-. Veamos lo que sigue. Siguieron hablando de sus planes a futuro, especialmente de la propaganda para las próximas elecciones y luego dieron por concluida la cita. Pero algunos conspiradores dejaron que dos de sus compañeros se fuesen primero, aunque les dieron la impresión de que los seguían para subirse a sus vehículos. Cuando los autos de Ibn Sahlad y de Walckiers hubiesen desaparecido, volvieron adentro. - Ahora que nuestros indeseables socios se han ido, podemos hablar de cosas más importantes -dijo Durand. - Indeseables pero indispensables -completó Bertrand. - Lamentablemente -finalizó Verstappen. Hubo una nueva discusión que duró aproximadamente media hora. Afuera, el agente Vermeulen vió salir los dos primeros automóviles y se extrañó de haber tenido que esperar tanto a que salieran los otros. Esta diferencia le llamó la atención y marcó en su lista de placas mineralógicas los números de los vehículos que habían salido primero. Finalmente salieron los otros y vió que había uno que no estaba en su lista. Sin duda debía haber llegado antes de Daems y, por ello, no lo había visto. Su misión, por esa noche, había terminado. A primera hora del día siguiente rendiría su informe y sus jefes decidirían los nuevos pasos a seguir.


La consulta al registro de vehículos permitió identificar de inmediato a Bertrand, Verstappen y Walckiers. La limusina era arrendada. Hubo que enviar un agente a revisar los registros. Supieron entonces que la había utilizado el jeque Ismael Ibn Sahlad, el cual la había abordado en el aeropuerto de Zaventhem algunas horas antes. Después de la reunión, lo había ido a dejar en el hotel Lambermont, donde ocupaba una suite. La DST reunió inmediatamente información acerca de este personaje y envió luego copia de todo a Servais. Servais se puso a estudiar estos datos junto con Trompel. - Ibn Sahlad es primo del sultán de Mashad, un pequeño -y rico- estado del Golfo Pérsico. Su riqueza proviene de un par de pozos de petróleo. Tiene una pequeña mansión cerca de Montreux, en el bordo del lago Leman, en Suiza, donde pasa la mayor parte del tiempo. Y un pequeño jet privado, un LearJet 35, que cuesta solamente 2,5 millones de dólares, nada ostentoso para un jeque petrolero. Y, lo que es más importante para nosotros, paga aquí a los nuevos imanes hasta que sean reconocidos y pagados por el gobierno como ministros de culto. - Y no me digas que, para ésto, utiliza el banco Lambermont. - Exacto. Tenemos aquí una relación. Pero, sin duda, debe haber otra. ¿Qué hace un pequeño príncipe árabe junto con un ex-general retirado de una empresa de armamentos, con un banquero, otro financista, un ingeniero y el presidente de un pequeño partido que pretende deshacerse de los capitalistas. - ¿Ese Bertrand tuvo algo que ver con el affaire de las coimas por la venta de los helicópteros italianos Agusta a nuestra Fuerza Aérea? -preguntó Trompel. - Es posible pero no se ha podido probar nada. En realidad, asumió como administrador suplente por unas pocas semanas cuando se suicidó el administrador en ejercicio, al destaparse el escándalo. Pero luego renunció y se acogió a jubilación. - ¿Habrá estado mezclado con el asesinato del presidente del Partido Socialista? - Ya sabes que las coimas fueron a parar a este partido. Pero él no era miembro del partido y no se encontró ningún indicio de que tuviera algo que ver por lo que su renuncia sigue siendo muy extraña. - Y ahora brega por el "poder popular", junto con tres grandes capitalistas. Es de lo más extraño. Y lo es más aún la presencia de Ibn Sahlad en esta reunión. Aunque puede estar relacionada con estos árabes que he visto en las reuniones. ¿Y qué haría ahí este ingeniero de ACEC? - Ésto también preocupa ahora a la DST, porque ACEC es quien entregará las máquinas para las votaciones electrónicas. Tendremos que investigarlo cuidadosamente. La DST se ocupará del árabe y se las arreglará para colocar micrófonos en la casa de Bertrand y de intervenir su teléfono. Nosotros no podemos hacer ésto sin orden judicial, pero ellos sí. Verstappen deberá ser investigado por nuestros colegas flamencos. - Hay algo más que me llama la atención, jefe. Durand no sólo es presidente del Banco Lambermont sino también dueño del hotel del mismo nombre, el hotel donde se aloja Ibn Sahlad ... pero también de donde dispararon al cardenal. - Tienes razón. Ésto puede ser más que una curiosa coincidencia. Voy a retomar la investigación de este atentado. Tú no puedes encuestar ahí. Enviaré a Rémi. Que repase todo, que vuelva a interrogar a todo el personal. Mientras tanto, por qué no revisas los informes que ya tenemos sobre el personal: quizás encuentres alguna otra coincidencia. Luego podrías hacer


un reportaje sobre las máquinas de votación. Podrías entrevistar a Walckiers y así fisgonear en lo que hace o podría hacer para el PNI. - Me parece una buena idea. No sospecharán nada. Y quizás logre que Walckiers hable de política. Podría descubrirse sin querer. Después de revisar las fichas del personal del hotel, visitaré la ACEC para reportear lo de las máquinas de votación. De vuelta en su oficina con la lista del personal del hotel Lambermont, Trompel se puso a estudiar, uno a uno, los curriculum. Finalmente separó dos de ellos. El jefe de seguridad y su adjunto tenían antecedentes militares. Nadie más. El adjunto, incluso, había pertenecido a las fuerzas especiales. Ambos sabrían usar un Kalashnikov. ¿Habrían tenido relación con Bertrand, el general retirado? Sería útil poder comparar las destinaciones de ambos en el ejército. Pero esta información debía ser solicitada por conducto regular, a través de las jefaturas. Tomaría tiempo. Luego llamó a las oficinas de ACEC y pidió hablar con la relacionadora pública. Se presentó como periodista de La Denière Heure y explicó que quería hacer un reportaje sobre los sistemas de votación electrónica que se planeaba probar en las próximas elecciones. La relacionadora le hizo esperar unos minutos y luego le informó que el señor Walckiers, el gerente de informática, lo podía recibir dos días más tarde a las 11AM. El día siguiente, la sirvienta de Durand le entregó una licencia médica por una semana. Y le propuso enviarle su prima para reemplazarla, la cual -a decir de ella- tenía excelentes referencias y estaba disponible. Durand, feliz de no tener que buscar a otra persona o quedarse sin esa ayuda -lo cual pondría furiosa a su esposa- aceptó la oferta, sujeta por cierta a la verificación de las referencias. Al otro día, a primera hora, se presentaba la "prima", enviada por la DST, que le mostró una carta de recomendación firmada por el primer ministro en persona y con timbre oficial. El banquero, que conocía muy bien la firma y el timbre, no se atrevió a llamar al ministro: sería sin duda mal visto dudar de esta manera de su firma y molestarlo por un asunto de tan poca importancia. Cuando volvió de su oficina, su teléfono estaba intervenido y micrófonos habían sido instalados por su nueva empleada en su living y su escritorio. Ese día era un viernes. Día sagrado para los musulmanes, Ibn Sahlad, que se había quedado en Bruselas, se dirigió a la mezquita del Parque del Cincuentenario para la oración del mediodía. Esa mezquita había sido el pabellón de exposición de un país árabe en una exposición mundial que tuvo lugar en Bruselas a principios del Siglo XX. Había sido entregada a los musulmanes hace pocos años. Después de la oración y en compañía de varios otros asistentes, el príncipe cruzó el parque a pie y se dirigió hacia la calle Belliard, doblando luego en la calle Froissart. Ahí, en el número 33, tocó el timbre de la puerta de un pequeño restorán argelino, cerrado ese día pero no para él y sus amigos. Algunos ya estaban adentro y otros llegaron poco después. Todos eran miembros o simpatizantes del PNI. Después de compartir un sencillo almuerzo, los comensales fueron dando cuenta de lo que había ocurrido en las células del partido. Mientras los que asistían, silenciosamente, a las reuniones de simpatizantes y curiosos señalaban de que no había novedades, los miembros del partido fueron resumiendo el tenor de lo discutido en las


reuniones. Así su jefe se mantenía al tanto en forma directa y personal de lo que ocurría en la base del partido. Preguntó es especial por el avance en torno a propuestas legislativas inspiradas por la sharia, la ley musulmana. Él mismo había señalado a sus correligionarios qué preceptos debían ser sugeridos sin correr el riesgo de una reacción adversa. Uno de los presentes preguntó cuando podían esperar la toma del poder. Ibn Sahlad le recordó como funcionaba la democracia belga y la fecha de las elecciones. - En las elecciones regionales confiamos en obtener la mayor votación, pero ésto no nos da el poder: tendremos que formar alianza con otro partido o varios. Luego haremos campaña para las elecciones federales. Es casi seguro que las ganaremos y, una vez que el PNI forme gobierno, se proclamará la república y echaremos del gobierno a los infieles. Se multiplicaron los aplausos y luego, en pequeños grupos, se fueron despidiendo. Unos días más tarde, Trompel volvía a rendir su informe sobre su visita a la ACEC. El policíaperiodista algo sabía de computación y su informe fue lapidario: la seguridad sería máxima una vez que las máquinas estuviesen instaladas y no habría forma de falsificar los registros a posteriori: se habían dispuesto todas las precauciones y controles posibles. Pero hasta que el software estuviera instalado en las máquinas ¿quién aseguraba que no se introdujera algún gusano que alteraría los registros? ¡Sólo los programadores a cargo y el o los supervisores! Una buena programación, incluso, haría que la alteración fuese invisible en todas las pruebas previas. Para una total seguridad, el programa-padre debería ser revisado por un ingeniero informático de la policía y conservado por ésta hasta su instalación -bajo total control- en las máquinas. E impedir que se conecten en red hasta la hora de la transferencia de los totales de cada una, hora que debería ser mantenida en secreto igual que la dirección del servidorreceptor central. A posteriori se podrá recoger manualmente, máquina por máquina, los resultados y cotejar con lo recibido por el servidor central, para descartar cualquier interferencia en la etapa de transmisión por red, que seguía siendo el eslabón más débil, después de la producción e instalación del software. Trompel preparó también una versión más superficial y de más fácil lectura para el público de La Dernière Heure, pero no fue publicada sino hasta una fecha más cercana a las elecciones, cuando se dió a conocer en qué locales se pondrían las primeras máquinas.

Capítulo 4. Objetivos Información de prensa Diario "La Dernière Heure", 4 de septiembre.- "En reacción al artículos del diario "Le Soir" que lo acusaba de realizar actividades privadas remuneradas, el ministro de Energía, M.D., ha presentado su renuncia al ministerio, prefiriendo no dar pie a las polémicas. El ministro de Relaciones Exteriores opinó que, dada la renuncia, no debía iniciarse procedimiento disciplinario alguno. La diputada del PNI, Paula Darbée, por su parte, dijo que el retiro no exculpaba de las actividades ilegítimas realizadas por el exministro. «Los ministros no pueden cumular funciones públicas y priuvadas» recordó."


Diario "Le Soir", 5 de septiembre.- "Estamos choqueados por la sucesión de irregularidades que afectan a los personeros del PS y aún más por la actitud ultrajante del ministro de Relaciones, que pretende pasar por alto estos casos que solo contribuyen a enlodar la actividad política y provocan el rechazo de la población hacia esta indispensable actividad." comentó el presidente del MR. El PNI también hizo notar su disconformidad con las declaraciones del ministro de Relaciones y su reproche por las irregularidades, invitando al PS a una investigación interna y a un mea culpa público, según indicó el presidente del partido, Martin Daems." En su última reunión con la célula del PNI de la cual formaba parte, Trompel fue abordado aparte por el delegado, cuando todos se retiraban. - He comentado en el comité central las observaciones que ud ha hecho en materia de propaganda política. Ya habían notado sus artículos en La Dernière Heure y tienen mucho interés en hablar con ud. El señor Daems, nuestro presidente, me ha pedido que lo invite a almorzar mañana en el restorán del Hotel Lambermont, al lado de la catedral de San Miguel. ¿Está ud disponible? - Será un placer -contestó el detective, que tenía obviamente mucho interés en conocer los miembros del "comité central" y en sondear sus objetivos. - Le confirmaré su asistencia entonces. ¿A las doce y media? - A las doce y media. - Bien. ¡Hasta pronto! Después de despedirse, se le ocurrió a Trompel que le convendría explorar si el partido tenía alguna presencia en Internet. Ya sabía que no tenía página web oficial y pensaba recomendar su creación. Pero, tanto para su encuesta como para una eventual discusión sobre ese tema, le sería útil investigar más la "realidad digital". Hizo una primera revisión esa misma noche, buscando los nombres que conocía: Martin Daems y Paula Darbée. No encontró ninguna referencia a Martin Daems pero sí que Paula Darbée tenía un perfil en la red social Facebook, con unos doscientos amigos. Copió la lista de éstos, para investigarlos más tarde. Como lo hacían generalmente los políticos, no era necesario solicitar la admisión como simpatizante o amigo para tener acceso al "muro" de Darbée donde se publican los mensajes del grupo. Así pudo observar que aparecían ahí numerosas declaraciones congruentes con los principios del PNI lo cual, obviamente, no le sorprendió. Sin embargo había también algunas alusiones de simpatizantes a los atentados contra "los burgueses y aristós", hechos que estas personas -sin duda amparadas por seudónimos- decían aprobar. La diputada contestaba en cada caso que su partido era pacifista y que se debía "realizar una revolución en libertad" para lograr un "sistema más igualitario". A ella, no se le podía reprochar nada. Pero, al parecer, el PNI también había atraído algunos violentistas. Decidió tratar de rastrear a éstos el día siguiente. Al retormar esa investigación en la mañana, encontró las esperadas referencias al PNI en los diarios electrónicos belgas y también algunas un blog sobre política, pero no le aportaron nada nuevo ni enlaces a otros sitios. Decidió entonces abordar el tema desde otro ángulo y buscó las palabras "república belga" y encontró que existía un grupo de Facebook con ese nombre. Entró


a la red social con el fin de acceder a ese grupo. Pudo ver que tenía un centenar de miembros. Como lo había hecho con Paula Darbée, copió los nombres y luego se suscribió al grupo. Esta vez tendría que esperar a que lo admitieran: la página de mensajes no era visible. Pero se puso a comparar los nombres con los de los amigos de Darbée y más de dos docenas coincidían. ¡Sería muy interesante comparar lo que escribían! Pero sería tarea para otro día, cuando le hubiesen admitido. Ahora debía ir a almorzar al restorán del Hotel Lambermont, conforme a la invitación recibida a través del delegado de la célula del PNI de Bruselas, para encontrarse con el presidente del partido y hablar de estrategia publicitaria. En la mesa a la que fue conducido encontró a Martin Daems acompañado de la diputada del partido, Paula Darbée, y -lo que resultó más sorpresivo para él-, Julien Durand, el presidente del Banco Lambermont y -como se enteraría- dueño del hotel. Su delegado de célula no estaba. Después de las presentaciones y una conversación intrascendente mientras tomaban un aperitivo, Daems decidió entrar en el tema de fondo. - Señor Trompel, he seguido sus artículos en La Dernière Heure y me encuentro muy satisfecho por sus comentarios favorables pero ponderados. Estoy seguro de que su ética periodística le impide mostrarse más entusiasta, pero el delegado de su grupo me ha asegurado de que ha demostrado un gran compromiso con los principios básicos de nuestro partido, y me alegro por ello. También me ha dicho que estaba dispuesto a darnos algunos consejos para el desarrollo de nuestra estrategia de propaganda. Hemos contratado una agencia de publicidad, pero me temo que no le interesa mucho la política y, por lo tanto, no comprende a cabalidad ni el escenario específico ni lo que deseamos, cosa que ud conoce perfectamente. Por lo tanto, nos gustaría saber hasta donde estaría dispuesto a colaborar con nosotros. Y luego le pediría eventualmente algunas orientaciones iniciales. - Señor Daems, ha sido bien informado de mi interés y, como he señalado en varias reuniones, me parece que le falta al partido una mejor comprensión de cómo operan los medios y cómo es posible orientar la opinión pública. Una cosa es hacer publicidad, lo que su agencia sin duda sabe hacer, pero muy distinto es tratar de ganar y orientar la opinión pública, especialmente desde una posición débil como la de un partido bastante minoritario. - Pero se podría considerar que casi todos los partidos belgas son esencialmente minoritarios -alegó Durand. - Así es, efectivamente. Pero recuerde que tienen una larga historia, siendo herederos -casi todos- de grandes partidos que han operado por más de cincuenta años. Por ello, algunos de ellos han heredado de una parte del electorado por mero tradicionalismo, mientras otros han adoptado posiciones antes inexpresadas pero también ancladas en asuntos del pasado, como las diferencias lingüísticas. Para partidos con ideas nuevas, como el nuestro, resulta muy difícil competir y una estrategia no tradicional en lo político es indispensable. - Ya puedo confirmar por experiencia que es difícil hacerse oír -asintió Paula Darbée-. No sabe cuanto me cuesta que me escuchen en la Cámara. - Me parece que estamos de acuerdo en ésto. Y por ésto no interesa su asesoría. ¿Cómo podemos asegurarnosla? Ésta es la primero pregunta que quisiera que nos conteste. ¿Podríamos contratarlo en nuestro equipo administrativo? ¿En qué condiciones? - No quiero renunciar a mi trabajo actual -empezó por contestar Trompel, que tenía muy claros sus objetivos-. No dudo que lo que hago en La Dernière Heure les conviene y abandonarlo


podría serles perjudicial. Tienen hoy un aliado en la prensa y, si no tienen otros, ésto es fundamental. Ojalá tuviesen uno en la televisión, pero ud seguramente conocen la ley: el personal de prensa de la RTB se contrata de acuerdo a las cuotas de cada partido, así que sólo podrán contar con algún periodista cuando suba su representación parlamentaria. Por mi parte, por lo tanto, sólo le puedo ofrecer un tiempo muy reducido. Les puedo dar consejos; puedo opinar acerca de su campaña publicitaria. Quizás asistir a las reuniones de una célula donde se discuta más directamente como llevar los principios y objetivos del partido a acciones de propaganda. Pero ésto sería todo. Si quieren pagarme por ello, será bienvenido pero, en tanto no interfiera con mi horario normal de trabajo, no me parece fundamental. - Nos queda muy claro, señor Trompel -respondió Durand-. Lo citaremos a nuestras reuniones de planificación cuando traten de acciones públicas. Y le someremos los planes que diseñe nuestra agencia publicitara para que los evalúe y corrija. Por estos trabajos específicos, que le tomarán tiempo fuera de las reuniones, le pagaremos. ¿Qué le parece? - De acuerdo. - Ahora, señor Trompel -siguió Daems-, a la vista de lo que hemos hecho hasta ahora y de su reciente observación acerca de la acción sobre la opinión pública, ¿podría darnos algún consejo para formular una línea de conducta general? - Por cierto. Lo primero, en nuestro caso, es considerar la necesidad de una fuerte presencia en los medios de comunicación. Para ello, la publicidad es absolutamente secundaria. Lo fundamental es estar presente en las noticias y suscitar la discusión pública y, evidentemente, la adhesión. Ésto no se obtiene con inserciones pagadas: se obtiene creando hechos noticios que llamen la atención. Su intento con las pelotas lanzadas cuando el rey y el presidente italiano inauguraron la exposición etrusca es un buen ejemplo pero malogrado. - Porque no sabíamos que la gendarmería iba a desplazar la camioneta. - Es un aspecto pero menor. No es lo que critico. Lanzar huevos fue a mi juicio un error. Aunque siempre hay una parte importante de la población que se opone a la realeza, han de considerar que la figura del rey es siempre bien recibida por los que concurren y que, más aún, la mayoría de la gente aborrece acciones que consideran denigrantes, como el lanzar huevos. Si en vez de ésto hubiesen lanzado las pelotas manualmente a la avenida o hubiesen estado con globos, no habrían ofendido a nadie y habrían atraído mejor la atención. ¡Invente hechos como ese, pero evite siempre lo negativo! Pero estos hechos tampoco pueden ser muy frecuentes, porque sólo marcan presencia. Se necesitan hechos que den a conocer ideas capaces de atraer, de ganar adhesión. Ésto es menos fácil. Requiere gente capaz de explicarlas, de convencer, de atraer: líderes. La opinión se estructura agrupando seguidores en torno a líderes. Ud, señorita Darbée, ha sido elegida porque tiene esa capacidad. Debe explotarla. Si no aceptan una idea suya en la Cámara, llame a la prensa, explíquela y demuestre el error de quienes la rechazan. Ud, señor Durand, es un hombre importante que también sería escuchado por la prensa. Explique que apoya este partido porque estima que la banca es un servicio social, que su banco está al servicio de la población y no de los grandes capitalistas y ojalá lo pueda demostrar. Y ud, señor Daems, introduzca cambios en el funcionamiento del partido. El sistema de células y delegados es muy democrático, pero impide que surjan líderes. Se necesitan asambleas donde todos se conozcan y donde los mejores delegados se destaquen, para pasar a ser líderes. Deberían instalar un servidor de Internet, con un sitio web y todos los recursos que hoy facilitan las comunicaciones grupales: Facebook, Twitter... Así podrían motivar y movilizar mejor a sus simpatizantes. Ésto es lo que les puedo decir por ahora, resumiendo en pocas


palabras un poco de teoría sobre opinión pública. - Gracias señor Trompel. Algo así era lo que queríamos oír. Lo tenemos que discutir entre nosotros. Ya lo llamaremos para informarle de nuestras propuestas. Dejemos este tema. Trompel tenía evidentemente una segunda idea. Abolir el sistema de células develaría la realidad del partido y no estaba seguro de que Daems y sus socios lo quisieran. También había puesto en evidencia lo extraño que parecía la presencia de un director de banco. Durand había palidecido cuando se había referido a él. ¿Lo llamarían realmente de nuevo? Quizás había ido demasiado lejos. Había llegado el postre y hablaron de algunos otros aspectos de la política belga. Luego se despidieron. Cuando Trompel se hubo marchado, Daems se puso a reir. - El hombre te dió una lección -dijo, mirando a Durand. - Yo no debería haber venido. Se debe estar preguntando qué hacía aquí. - Pero tú querías conocerlo. Ahora ya lo conoces. Y nos dió, me parece, muy buenos consejos. Aunque no nos conviene aplicarlos todos. Cambiar la estructura del partido podría ser peligroso para nosotros. - Pero está en lo cierto en lo que respecta a nuestra presencia política -intervino Darbée-. Debemos elevar más la voz, hacer que los medios de comunicación hablen más de nosotros. Si no, no vamos ni a lograr mayor votación real ni a poder justificar la victoria más adelante. - Debemos inventar hechos que causen sensación. - Ya lo hemos hecho y hemos planeado otros. - ¿Pero que sean claramente a nuestro favor? - Convocaré al Núcleo -terminó Durand. Una hora después, Trompel le contaba todo a Servais. - ¿Qué piensas que hacía Durand ahí? Los dos otros son políticos. Pero ¿un banquero? - Pienso que es el financista del partido. Y que tienen una doble intención. Durand se puso blanco cuando hablé de la función popular de la banca. Pensé que se iba a atragantar. Daems abandonó rápidamente el tema cuando hablé del cambio de la organización, de ser más abiertos y facilitar el surgimiento de líderes. Me parece que no le gustó. Y que no volverán pronto a invitarme. Lo que propuse es perfectamente coherente con la ideología declarada del partido pero no parece en absoluto funcional para ellos. Esconden algo. Y creo que están confirmando nuestras sospechas. El partido es un instrumento para otros fines. Probablemente obtener poder político, pero me temo que ni democrático ni popular. - Es exactamente lo que me dió a entender el cardenal de Villers. Y Servais le contó entonces la entrevista que había tenido con el cardenal y las sospechas que éste le había comunicado. - Entonces no estamos mal encaminados -concluyó Trompel-. El PNI ha de ser la fachada de los conspiradores. - Que han de ser, probablemente, los que la DST detectó en la casa de Durand. - Pero la diputada Darbée no asistió a dicha reunión. ¿Estará ella al margen?


- Creo que sería bueno que trates de acercarte a ella. Ojalá ganes su confianza y puedas indagar más acerca de su relación con Daems y los demás. - Haré lo posible. - Por mi parte trataré de conseguir permiso para analizar los movimientos de fondos de la gente que se reune en casa de Durand. Pero debemos ser muy cuidadosos para que no se den cuenta de que los investigamos. - ¿Quizás podríamos tener ayuda de la Superintendencia de Bancos o del Ministerios de Finanzas? Cubriéndonos con una "auditoría de rutina" o algo parecido. - Otra posibilidad es plantear una investigación de transferencias de fondos del narcotráfico. Lo podríamos arreglar con la brigada anti-narco, así todo quedaría "en casa" lo cual es más fácil de coordinar. Y también de explicar al banco porque nos interesamos por movimientos de fondos. Por "puro azar" veríamos las cuentas de Durand, Verstappen y otros que nos interesan. - ¡Estupendo! Dos días después de su solicitud de admisión, Trompel recibió la confirmación de su aceptación en el grupo "República Belga" en Facebook. Había tenido la precaución de poner en su perfil personal que era miembro del PNI pero no había puesto su profesión de periodista sino su título de licenciado en ciencias sociales, que era el grado académico correspondiente en Bélgica, y ésto, quizás, había sido un factor decisivo. Entró por lo tanto a la página del grupo y se puso a leer los mensajes. Eran, en su gran mayoría, congruentes con la política del PNI excepto en una cosa: se repetía sin cesar que el objetivo -una república igualitaria- debía conseguirse "por todos los medios". Y ésto incluía los atentados, que habían sido aplaudidos por los miembros del grupo cada vez que habían ocurrido. Encontró algo más: referencias a los posts de un blog llamado "El republicano", que no había encontrado antes. En uno de los mensajes constaba la dirección del blog en Internet y siguió el enlace. Ahí, se encontró con un semanario con noticias y comentarios centrados en todos los temas de la política local, abordados desde un punto de vista semejante al que había encontrado en el grupo de Facebook: afín al PNI pero mucho más radical y violento en términos de estrategia. Revisando posts pasados, se enteró ahí de que las manifestaciones del 1 de julio contra el rey Alberto II se habían considerado fracasadas, no sólo porque las pelotas habían sido expulsadas en otra calle -lo que confirmaba lo que sabía y había comprendido acerca de la intención original- sino que algo mucho más grave había sido planeado pero no pudo ocurrir debido a los cambios de última hora que impidieron que el rey fuese visto desde la avenida. Ésta era una información desconocida de la policía y un indicio más de que el grupo "República belga" estaba vinculado al grupo terrorista que estaba detrás de los otros atentados. ¿Pero era o no una fracción del PNI? ¿Cómo establecerlo? Abrió entonces el perfil del responsable del blog. Decía llamarse "Jean LeCasseur" (Juan El Quebrantador), lo cual era evidentemente un seudónimo. Como para publicar era indispensable dar una dirección de e-mail, verificó ésta: lecasseur@gmail.com. Estando en Gmail, podía estar en cualquier parte del mundo y el dueño no tenía necesidad de identificarse mejor. Para conocer el origen de sus envíos al blog, habría que enviar una solicitud a los dueños del sitio de


blogs a través de Interpol. Pero sería de poca utilidad si el autor sabía lo que hacía: podía enviar sus contenidos desde cualquier cibercafé, o bien utilizar una conexión telefónica con dirección IP variable o una Wi-Fi de libre acceso, como las había en hoteles, estaciones y aeropuertos. Un cibercafé podía ser ubicado; una red Wi-Fi también, pero ésto -como el IP variable- difícilmente permitiría acceder al usuario, a menos que se vigilara todos los puntos de referencias para ver si se repetían y, así, en algún momento, atraparlo in fraganti. Algo muy difícil y poco probable, sobretodo tomando en cuenta que podía pasar la frontera belga y despachar desde un país vecino, donde sería imposible conseguir una vigilancia. Pero este tipo de investigación no le correspondía: era para el grupo de ciberdelitos, y a ellos les correspondería decidir cómo proceder. Con estos datos y consideraciones, Trompel elaboró un nuevo informe que hizo llegar a su jefe. Seguiría observando los grupos de Facebok y este blog subversivo, agregando las noticias y comentarios a su sistema de análisis. Leyendo de nuevo el "muro" del grupo Facebook de Darbée, Trompel encontró reproducida y fuertemente aplaudida una noticia del diario Le Soir: "El príncipe Felipe declara que la codicia fue demasiadas veces el motor de algunos sectores. La crisis actual no es solo económica, estima el príncipe, es una crisis de valores." ¡Era de esperar que recogieran ésto en la red social! ¿Qué diría el grupo "República belga"? Encontró el mismo texto. Pasó luego al blog "El Republicano". Aquí también estaba reproducida la noticia. Se aplaudía el comentario pero luego aparecía la pregunta "¿Se salva entonces con ésto el príncipe de nuestra ira?" y la respuesta "¡En absoluto! La familia real no tiene nada que hacer en la sociedad igualitaria que buscamos. Ha de desaparecer. Si no deja voluntariamente el país, la echaremos o la haremos desaparecer del modo que sea..." Unos días más tarde, uno de los diarios de la capital daba cuenta de algo que podía ser consecuencia directa de la amenaza anterior en "El Republicano": "La Dernière Heure – Amenazas contra la Reina Fabiola Este diario recibió este martes una carta dirigida a la redacción que amenaza a la reina Fabiola de un atentado que tendría lugar durante la visita que tiene programada para abrir un nuevo ciclo de opera en el Teatro Real de La Monnaie. La razón expresada es la «necesidad de desembarazar al país de figuras decorativas costosa e inútiles». El mensaje termina don la exclamación «¡Viva la república!». La carta fue escrita en un computador e impresa por un equipo láser. El sobre llevaba una estampilla que data de los años 40, bajo la ocupación alemana, durante la Segunda Guerra Mundial. Se entregó el material a la Policía Judicial, que abrió una encuesta." Trompel no dudaba de la relación con los republicanos. Constató pronto que la misma noticia aparecía, aplaudida, en el blog y el grupo de Facebook mientras Darbée trataba de frenar los ánimos señalando su acuerdo con la supresión de la monarquía pero lo innecesario y contraproducente de la violencia. El detective recordó entonces que Servais le había aconsejado ya acercarse a Paula Darbée para sondear mejor su pensamiento. Decidió


entrevistarla dando el motivo de la publicación de un "perfil humano" en su diario. Llamó a la oficina de la diputada y concertó la cita. Se encontraron el día siguiente. La diputada había citado a Trompel a la salida del Parlamento, a las cinco de la tarde. Salió a las cinco diez, disculpándose por el atraso debida a la demora de la comisión en la cual había participado. Invitó al periodista-detective a tomar un café en la terraza del hotel Metropole. Cruzaron por lo tanto la calle de la Ley y bajaron a la estación de metro del Parque Real, tomando la línea 1 en dirección al centro. Cinco minutos después salían en la plaza de Brouckère, donde está el hotel, y se sentaron a la terraza, como siempre ocupada por una gran cantidad de turistas. Trompel le preguntó entonces por sus estudios y como había llegado al PNI. - Estudié Servicio Social en la Escuela Central de Artes y Oficios -le dijo-, y ahí conocí a Daems, que estudiaba contaduría. Nos hicimos muy amigos y, poco a poco, con otros estudiantes, desarrollamos las ideas básicas que dieron origen a nuestro partido. Al principio recogimos ideas de los Verdes y de los Humanistas de izquierda, pero nos pareció que no llevarían a ningún cambio sustantivo. Lo que se requiere es una verdadera revolución; transformar las bases del estado, para que haya una verdadera igualdad. "De cada uno según sus posibilidades, a cada uno según sus necesidades" como dijo alguna vez Karl Marx. Pero no somos comunistas: ese partido padece esclerósis y ha introducido una nueva clase de opresores. La autoridad no puede residir en las personas, sino solo en estructuras participativas. Ésto implica deshacerse de las estructuras políticas actuales de este país, rechazar la realeza y los títulos nobiliarios, redactar una nueva constitución. Pero, ya que es miembro del partido, ya sabe todo ésto. - En efecto. Pero me da gusto oírlo en sus propias palabras. Y, más que repetir la doctrina del partido, lo que me interesa -para un nuevo artículo en mi diario- es saber más de ud como persona, de su familia, de sus amigos. ¿De dónde viene su familia? ¿Tiene hermanos? - Mis padres -y mis abuelos antes- han vivido siempre cerca de Bruselas, en Waterloo. Como quien diría "a la sombra de la capital". Mis abuelos eran campesinos pero lograron que mi padre completara sus humanidades en el liceo de la comuna, donde yo también estudié después. Luego mi padre entró a la Escuela de Aviación, en el área de mantenimiento, pero no logró superar las pruebas para seguir en la escuela de oficiales. Hizo carrera como suboficial mecánico y, hace unos años, se retiró y abrió un taller mecánico en Waterloo. Mi madre era secretaria civil en la base de Melsbroeck: ahí se conocieron. Ella es de Bruselas y su padre era empleado de la municipalidad de Etterbeek. Tengo un hermano ingeniero que partió a Brasil en un programa de ayuda al desarrollo. Fue él quien me dió a conocer las obras de Paulo Freire, de donde sacamos muchas ideas para el partido y la metodología para las discusiones en nuestras reuniones de base. ¿Qué más le puedo decir? - Ésto es muy interesante. Sé que es aún soltera, así que ¿qué me dice de sus amigos? ¿Aún mantiene relaciones con amigas del liceo o de la ECAM? La conversación se fue extendiendo, en torno a las relaciones sociales de la diputada, para luego pasar a sus gustos y aficiones. El tiempo pasaba y decidieron ir a comer juntos en el restorán del City2, un centro comercial que quedaba a un par de cuadras de ahí. Trompel se dió


cuenta de que compartía muchas opiniones con ella, aunque no sus objetivos ni su convicción de la necesidad de realizar una revolución. Formuló varias preguntas en relación a ésta y se dió cuenta de que la diputada era mucho menos revolucionaria de lo que parecía. Como lo había notado en su página de Facebook, no compartía en absoluto la idea de un cambio radical y abrupto, ni mucho menos por una vía violenta. Creía en una democracia realmente participativa, sin dictámenes de las directivas de los partidos. Y reconoció que, en ésto, tenía algunas divergencias con Daems: creía que él tenía demasiada tendencia a imponer sus propios puntos de vista. El diálogo volvió a enfocarse a los amigos, principalmente -ahora- los del partido. Lo cual condujo a que ella preguntara a Trompel si había hecho amigos en las reuniones. Respondió que no, que era muy pronto para ésto y que su propia profesión no le dejaba mucho tiempo para ello. Solo oportunidades como esta misma entrevista le daban la posibilidad de conocer mejor a una persona. Y se felicitaba de haber podido hablar con ella tan libremente. Coincidieron ambos en que había sido muy grato y que, aunque no fuera por trabajo, anhelaban repetir este tipo de encuentro. Intercambiaron tarjetas con sus números de teléfono personales y salieron luego juntos, bajando a la estación de metro Rogier, que está conectada con el City2. Ahí se despidieron con un beso, cosa poco frecuente entre quienes recién se conocían. La PJ recibió finalmente el detalle de la carrera de Philippe Moens, el sub-jefe de seguridad del hotel Lambermont. Había efectivamente estado bajo las órdenes del -en esa época- coronel Bertrand. Se establecía así una nueva relación y aumentaban las sospechas acerca de la intervención de ambos en el atentado contra el cardenal de Villers. Fue interrogado nuevamente pero se atuvo a su declaración original: en el momento del atentado contra el cardenal, estaba en otro piso, revisando los cierres electrónicos de las habitaciones. Era lo que mostraban los discos con las grabaciones de las cámaras de seguridad. Pero los técnicos del laboratorio de la PJF indicaron que era fácil cambiar la identificación de las cámaras así que el piso donde se lo veía entrar y salir de las habitaciones bien podía ser el piso desde donde se disparó. Servais ordenó entonces que cotejasen estas entradas y salidas con el número de cada habitación -de acuerdo a los planos, ya que no se podían ver estos números en el video- y con la hora registrada. * El núcleo de conspiradores iba a reunirse nuevamente en la casa de Durand. Bertrand llegó el primero. Al entrar en el salón, sacó de su bolsillo un pequeño aparato del tamaño de una cajetilla de cigarrillos y presionó un botón. Al mismo tiempo, le hizo señas a Durand de que guardara silencio. Se paseó por toda la habitación y una pequeña luz piloto parpadeó un par de veces durante el recorrido. Luego habló a su anfitrión: - Quisiera tomar un poco de aire antes de aceptar ese trago. ¿Vamos afuera hasta de lleguen los otros? - De acuerdo. Una vez en el patio, explicó a Durand que su aparato había detectado dos micrófonos. - No podemos discutir aquí. Hay que anular la reunión. Podemos reunirnos en mi casa: la revisé y estoy seguro de que no hay micrófonos. Avisaré en seguida a los demás por celular. Tú, prepara una nota explicando lo que pasa para poder mostrarla al que llegue antes de recibir


el aviso. Tomaremos un trago y nos iremos. - ¿Y cuando nos juntamos? - ¿Que tal más rato, digamos a las diez, en mi casa? - De acuerdo. Mientras Durand entraba para escribir la nota, Bertrand sacaba su teléfono celular y llamaba a los demás, que ya debían estar en camino. Mientras hablaba, llegó Daems. Le hizo señas de que escuchara antes de entrar el casa. Daems asintió y se fue inmediatamente. Cuando Bertrand terminó su llamados, entró nuevamente en la casa. - Nuestro amigo debe estar por llegar -dijo al acercarse a Durand, sacándose una lapicera del bolsillo y haciéndole señas para que le pasara un trozo de papel. Al recibirlo, escribió: - No pude hablar con Verstappen. Cuando llegue, le muestras la nota; charlamos de la bolsa un rato y luego nos vamos. Los demás están avisados y están cambiando de rumbo. En ese momento entró el aludido. Le hicieron señas de mantener silencio y le mostraron la nota mientras lo saludaban a viva voz pero sin decir su nombre. Verstappen asintió y participó luego en la conversación acerca de los movimientos de la bolsa y de algunas inversiones. Al cabo de un cuarto de hora, Verstappen ofreció sus excusas por no poder quedarse y se despidió. Diez minutos más tarde partía Bertrand, pero le hizo señas nuevamente a Durand de que saliera con él. -Algo ha ocurrido -le dijo-. No me esperaba estos micrófonos e hice el control solamente por jugar un poco con este aparatito que conseguí hace poco. Pensé que lo necesitaríamos más adelante, cerca del final. ¿Ha entrado algún desconocido en tu casa? - No que yo sepa. La única persona nueva es la sirvienta. Es una prima de Stéphanie que la reemplaza por una semana. - ¿Y te presentó referencias? - Nada menos que del primer ministro. - ¿Y las verificaste? - ¡Cómo se te ocurre! Conozco su firma, y también tenía el timbre de su gabinete. - ¿El timbre del gabinete para un asunto personal? ¿No te parece anormal? - Ahora que lo dices. En efecto, no corresponde. - Sólo la DST puede estar detrás de ésto. Es la única que puede espiar sin orden judicial. Y que puede falsificar sin peligro la firma y el timbre del primer ministro, o hasta conseguir la verdadera. ¡Estás bajo vigilancia! Y me pregunto cuantos más de nuestro Núcleo. Al menos en mi casa no han puesto micrófonos. Tendré que visitar a los demás después y verificar. Hablaremos de ello en la reunión. Nos vemos en un rato más. - Ahí estaré. Nos vemos. El agente Vermeulen había estado siguiendo nuevamente a Daems. Se estacionó nuevamente a la vuelta de la esquina, como la vez anterior, pero se sorprendió cuando, al llegar de vuelta a pie a la avenida vió salir el auto de Daems. Corrió hacia su vehículo y se apresuró a retomar el siguimiento. Algo extraño debió haber ocurrido. Se convenció aún más de ello cuando Daems volvió a su casa pero, después de una hora, salió nuevamente y condujo hasta la casa del general Bertrand. Pudo ver de lejos que ya había un par de autos estacionados a la entrada y, uno tras otro, llegaron otros dos. Las matrículas coincidían: eran los mismos que él había


descubierto la vez anterior donde Durand. ¿Habrían descubierto los micrófonos y cambiado la reunión en el último momento? Escucharía la grabación el día siguiente. Comprobó en ésta que Durand había advertido a su sirvienta de que iba a tener una reunión de amigos esa noche, pidiéndole que dejara suficiente bebidas y algo de picar en el salón. Luego oyó la llegada de Bertrand, con el saludo seguido de un extraño silencio y la petición de salir. Daems, que él había visto llegar, no se escuchaba en ningún momento. Un poco más tarde -después de la rápida salida de Daems, según la cronología que había establecido- se oyó la llegada de Verstappen y una conversación acerca de la bolsa. Algo absolutamente intrascendente y que justificaba muy difícilmente esta reunión. Los extraños silencios y la salida de Bertrand y Durand para conversar afuera eran, a más no poder, un serio indicio del descubrimiento de los micrófonos. Sobre todo si se consideraba que la reunión se había efectuado un par de horas más tarde en otro domicilio. Vermeulen lo fue a comentar con su jefe. - Comparto tus conclusiones -dijo éste-. Bertrand lo debe haber descubierto. No me extrañaría que tuviese un detector. Ha debido estar más de una vez en una situación en que los riesgos de escucha era muy altos. No nos serviría de nada colocar micrófonos en su casa: los descubriría en seguida. Si todos se fueron allá, es porque estaba seguro de estar limpio. Tendremos que buscar otra forma de oir sus conversaciones. El hecho de que haya tomado esta precaución indica que son de suma importancia. - ¿Una antena ultrasónica quizás? - Me parece el único medio posible. Pero requiere que encontremos un lugar de donde apuntar a la ventana adecuada, para captar las vibraciones. Y que sepamos cuando se van a reunir. - Seguir a Daems en la noche parece ser una buena táctica. Nos perderíamos muy poco si después de seguirlo podemos acceder con rapidez al punto de observación. - De acuerdo. Explora los alrededores de la casa de Bertrand. Y consigue los planos de arquitectura para saber donde está la más probable sala de reunión. - Listo, jefe. A esto voy. Los conspiradores expresaron todos su extrañeza por lo ocurrido y éste fue el primer punto, imprevisto, de la reunión de esa noche. - Utilicé el detector de micrófonos por mera casualidad -explicó Bertrand-. Lo compré cuando me involucré en la venta de los aviones Mirage, para evitar que me espíen. Me acordé ayer y pensé que sería conveniente estar seguro porque a medida que avanzamos podríamos atraer más la atención. Y me lo eché al bolsillo para revisar el salón de Durand. Estaba seguro de que nos tratarían de espiar en la última fase, después de las elecciones. Pero, no sé cómo ni por qué, ya nos están prestando atención. O al menos a Durand. Quizás sea por lo del hotel Lambermont. Es la única razón que logro encontrar. Pero ésto nos obliga a ser más cuidadosos. Si están de acuerdo, los visitaré uno por uno para ver si hay micrófonos en la casa de algún otro. Aquí, por ahora estamos seguros: no hay ninguno. Les sugiero que también tengan cuidado con los teléfonos. Usen siempre celulares y cámbienlos con frecuencia. - ¿Y si el partido está infiltrado? -dijo Daems. - Ésto, no lo podemos saber. Ni evitar, me temo. Pero nos hemos organizado del modo adecuado para evitar los riesgos. Y nadie conoce nuestros fines últimos. Ni siquiera nuestra


diputada. - ¿Y ese periodista de La Dernière Heure que se afilió al partido? ¿Podemos confiar en él? - Lo entrevistamos y no creo que sospeche nada -dijo Daems-. Nos confirmó que era importante generar hechos noticiosos que llamen la atención de todos los medios y la simpatía del público. - Ésto, ya lo teníamos previsto y debemos seguir en nuestra escalada. Debemos tener en cuenta que se acercan las elecciones regionales. ¿Cómo reforzamos nuestra posición? - Creo que debemos concentrarnos en dos líneas de acción: aumentar la intranquilidad, para que la gente pida mano dura contra el delito, como lo proponemos nosotros, y desacreditar a los viejos partidos políticos. ¿Cómo lo hacemos? - Saben que las cárceles no dan abasto y que, por ésto, muchos delincuentes serán excarcelados, con una conmutación por arresto domiciliario. Se les pondrá una brazalete electrónico para controlar su cumplimiento. ¿Qué tal si demostramos que este sistema no sirve? Se debe poder anular de algún modo la función del brazalete. Si lo podemos hacer, podríamos denunciar la despreocupación del gobierno y la gente se enfurecería. ¿Qué dices, Walckiers, se puede hacer? - Hay dos formas de lograrlo: una es anular cada brazalete con un pulso electromagnético. Pero ésto exigiría visitar a cada delincuente y correr el riesgo de quemar algún otro aparato electrónico. Otro es intervenir el centro de control y hackear su computador. La única forma de hacerlo a distancia y sin riesgos es mandándole un virus. Uno simple lo bloquearía por unas horas ya que lo detectarían, limpiarían el sistema y reinstalarían todo. Sería mucho mejor poder instalar un gusano que haga que todo pareciera siempre estar correcto, aunque los delincuentes corran por las calles. Podríamos dejarlo así durante varios días, luego denunciar por la prensa que el sistema no es para nada infalible, exigir una demostración supervisada y dejar en evidencia que no sirve para nada. - !Un plan excelente! -aplaudieron todos-. ¿Puedes encargarte? - Los equipos no son nuestros. Primero habría que tener acceso al sistema y hacer una ingeniería inversa del software de control. Sólo después se podría encargar a un pirata que les "cuele" el virus. - Yo podría comprar este sistema para el sultanato -dijo Ibn Sahlad-. Nadie se extrañaría. ¡Hasta nos felicitarían por hacer más humana la aplicación de la sharia! - Excelente idea. Gracias. Sólo faltarían el analista y el hacker, o quizás podría ser la misma persona, ¿no cierto, Walckiers? - Creo que sí. Bertrand podría preguntar a sus contactos rusos. Ellos tienen a los mejores. - De acuerdo. Hablaré con mi contacto -dijo Bertrand-. ¿Lo mandaríamos a Mashad? - Tendré que pedir la entrega allá, para simular la instalación, en efecto -contestó el árabe-. Ofreceré una estadía de lujo a su ingeniero. Y tendrá acceso a Internet, por lo que podrá mandar su virus desde allá. Dénme los datos del fabricante de estos equipos y mañana mismo invito a su vendedor a mi casa de Montreux. - Asunto terminado entonces -dijo Durand-. Pasemos al siguiente punto: desacreditar a los políticos. - Lo de los brazaletes ya será un buen balde de agua fría -dijo Daems-, pero sólo atañe a una política general y tratarán de echar la culpa a los técnicos. Creo que debemos tratar de presentar acusaciones más personales. - Ésto mismo creo yo -dijo Durand.


- Creo que la computación nos ofrece excelentes recursos también para ésto -dijo Verstappen-. ¿Todas las transferencias interbancarias de fondos se hacen hoy por vía electrónica, no es así? -agregó dirigiéndose a Durand. - Así es. ¿En qué estás pensando? - Elijamos a todos los que podrían teóricamente ser tentados de vender algún favor, caro por cierto. Les abres una cuenta. Reciben una gran cantidad de dinero, de un origen dudoso, y luego lo transfieren a una cuenta en un paraíso fiscal. Y cierras la cuenta. Luego tus auditores detectan casualmente la maniobra y la denuncias públicamente. No tendrán cómo defenderse. ¿O sí? - ¡Bien pensado! Si las cuentas de recepción pertenecen a quién envió el dinero, ni siquiera perderemos dinero. Yo puedo cubrir los gastos de transferencia. Pero no puedo proporcionar el dinero: ésto haría demasiado fácil descubrir el engaño. - Aquí entro yo, nuevamente -dijo Ibn Sahlad-. Tengo varias cuentas, en Mashad, en Ginebra, en Zürich, en las Islas Caimán, en las Islas Vírgenes, bajo diferentes razones sociales. Envío plata desde Suiza al banco Lambermont y me lo reenvían a las Islas. Es un recorrido perfecto para coimas ¿no lo creen? - Excelente. Haga un par de movimientos más entre sus cuentas, cambiando los montos: esto hará aún más difícil rastrear el movimiento -dijo Bertrand-. Así se hizo con la venta de aviones Mirage a Chile y aún no terminan de entender lo que pasó ni de saber quién cobró. - Yo propondré a los políticos valones -dijo Daems- y Verstappen puede proponer los flamencos. Luego que Durand cree las cuentas y las dé a Ibn Sahlad. Y destapamos ese escándalo una o dos semanas antes de las elecciones. ¿Qué les parece? Todos se mostraron de acuerdo. Fue entonces que Walckiers decidió intervenir planteando otro punto: - A propósito de ese periodista, Trompel, del que hablaron al principio. Quizás deben saber que me fue a ver a mi oficina. Dijo que estaba preparando un reportaje sobre las elecciones electrónicas. Me preguntó acerca de las máquinas, del procedimiento de votación -que le mostré- y de la forma en que los votos se procesaban. E insistió mucho acerca de la confiabilidad del sistema. Sabe bastante de informática e insistió mucho en este punto. Creí que lo debían saber, pero no sé si ésto es importante o no. - Sin duda toda la prensa se va a interesar por este tema -dijo Durand-. Y habrá que darles toda la información posible y, sobretodo, darles el máximo de seguridad acerca de la confiabilidad. ¡Ojalá todos se convenzan de que será imposible burlar el sistema! ¡Ésto es clave para nosotros! Nadie encontró oportuno discutir más el asunto -al menos en ese momento- y pronto la reunión terminó. Pero la intuición de Bertrand no le permitió darse por satisfecho. Decidió llamar al día siguiente a un amigo que trabajaba en la DST para que le buscase algunas informaciones "menos públicas" acerca de Trompel. Al día siguiente, Bertrand se reunía con Fiodor Oblensky, su contacto ruso, en el bar "La Mort Subite" ("La Muerte Súbita"), a poca distancia de Gran Plaza de Bruselas. El nombre del bar les hacía gracia y venía muy al caso de lo que planeaban. Bertrand resumió rápidamente al ruso el contenido de la reunión del Núcleo.


- Le avisaré a nuestro hacker -dijo éste-. ¿Van a comprar equipos "Magnetrol"? - Así es. Son los que se han instalados aquí e Iban Sahlad comprará los mismos. - De acuerdo. Le diré que se contacte contigo para coordinar su viaje, cuando resulte oportuno. Ahora, por lo que me has contado, hay otra cosa que me inquieta. ¿Qué hay de nuestro plan de desestabilización violenta? Hemos tenido éxito con los primeros embajadores, fracasamos con el rey porque nuestro tirador no pudo verlo, y tu hombre lo logró a medias con el cardenal. Pero tus amigos parecen querer limitarse ahora a meras acciones de propaganda. Ya tengo un par de hombres recorriendo el país y estudiando blancos. ¿Debo detenerlos? - Al contrario. Debemos planear algo mucho más llamativo. Y no te preocupes por mis amigos. Ya sabes que todo el plan con el PNI es una pantalla. No sólo para la opinión pública: también para el partido mismo y para estos tontos. Ibn Sahlad está con nosotros: sueña con establecer la sharia en Bélgica y podremos contar con él hasta el final. Pero tendremos que descartar al menos a Daems y Walckiers cuando llegue el momento. Durand y Verstappen quizás nos sigan sirviendo después: habrá que verlo. - Bien. Me alegro, porque de lo contrario, te aseguro que abandonaría el proyecto y podrían pagarlo caro. - Ya lo sé. Nuestro contrato en sin marcha atrás. Lo dijiste al principio y lo acepté. Los ajustes son de calendario y oportunidades tácticas. No de objetivos. Así que hablemos de la próoxima gran acción. - ¿Qué has pensado? - Un golpe fuerte, en el mismísimo Palacio de Justicia. No sé si una explosión o algo así. ¿Se te ocurre algo? - Colocar explosivos ahí, con la vigilancia que hay, podría ser complicado. ¿Porque no algo más sutil, como gas? - ¿Piensas en dejar escapar gas y hacerlo explotar? - No, pienso en algún gas corrosivo y mortal, de fácil obtención y que se podría disimular, por ejemplo en latas de bebidas. Debe haber máquinas expendedoras ahí o, si no, la gente que trabaja ahí o va de visita las ha de llevar. Podríamos ponerlas por todas partes y nadie se fijaría... - Me encanta la idea. Y si lo dices, debe ser factible. - No tengo ningún problema. El laboratorio más simple lo puede hacer, con tal de tener los envases adecuados, disimulados dentro de las latas y con pequeños detonadores que las abran. Y sé donde conseguirlos. - Entonces adelante. - ¡Será caro! - Ibn Sahlad lo pagará encantado, sea cual sea el precio: atacar nuestra justicia le hará saltar de gozo. - Entonces estamos de acuerdo. ¡El poder o nada! - ¡El poder o nada! ¡Salud! - ¡Salud!

Capitulo 5. Escalada En su discurso en Namur, el presidente de "Nueva Independencia" habló primero del aumento


de la delincuencia, un tema muy sensible para todo el mundo. Recién, unos días antes, se había producido un enorme bloqueo en el "ring" -la autopista que circunda Bruselas- debido a que varias pandillas de delincuentes habían atacado grandes camiones para robar su carga, principalmente autos nuevos que habían descargado y con los cuales habían huído. Luego pasó a denunciar el enriquecimiento ilícito de los "políticos tradicionales". Exhibió una lista de cuentas bancarias pertenecientes a una docena de sus competidores en que habían sido recibidas fuertes sumas de dinero en las últimas semanas, todas las cuales habían sido transferidas a paraísos fiscales. Declaró que había enviado este mismo día la lista a la PJF, con la identificación de los dueños de las cuentas. A continuación, condenó fuertemente a "la conducción liberal producto de veinte años de ceguera ideológica a nivel mundial, europeo y belga". "La dialéctica izquierda-derecha que sigue impregnando los discursos de los partidos tradicionales de alcance nacional está totalmente agotada. No son capaces de ofrecer una alternativa humanista e igualitaria, la única que puede llevar a la felicidad humana y que es la que persigue nuestro partido. El siglo XXI requiere un nuevo esquema político, una nueva estructura del Estado, que se libere de los formatos heredados del siglo XIX. Ésta es la Nueva Independencia que buscamos. El 20 de octubre, queremos sorprender a todos, mostrando que éste es el cambio que quieren nuestros compatriotas: los electores señalarán los cambios que desean y que estamos seguros de interpretar. hemos escuchado sus gritos de protesta y creemos que podemos apoyarnos en ellos para criticar a las actuales autoridades y sus perpetuos abusos." El comisario Servais se enteró de la denuncia de Daems por el informativo de televisión esa misma noche. Sin duda el documento remitido por el PNI debía estar en poder de la brigada de delitos económicos. Asi que, el día siguiente, pidió una copia y advirtió al comisario a cargo de que podía ser un farol. Éste aceptó hacer la investigación con la mayor premura para evitar el uso propagandístico del asunto durante la campaña electoral. Dado que todas las cuentas aludidas pertenecían al Banco Lambermont, la hipótesis de una manipulación era más que evidente cuando se contaba con los antecedentes que ya tenía Servais. Convinieron entonces en mantenerse mútuamente informados para seguir completando el dossier acerca de las extrañas actividades del PNI. Con el pretexto de pedirle su opinión acerca del discurso de Daems, Trompel llamó por teléfono a la diputada Darbée y concertaron un nuevo encuentro para el día siguiente a las seis de la tarde. Sería en un salón de té del bulevar Anspach, al frente de lo que habían sido las desaparecidas Galerías Anspach. - ¿El discurso de Daems te ha dejado alguna duda? le preguntó Darbée a Trompel cuando se hubieron saludado. - Para nada. Después de mis reuniones en el partido y contigo, no me aportó nada nuevo. ¿Pero crees que podrá influir en la gente para que voten por el partido? Me parece que sus argumentos fueron bastante débiles. Lo del ataque a un par de camiones ha sido una casualidad y la acusación de ganancias ilegales ha de ser probada. - Espérate. Para nosotros los argumentos son los hechos. La gente está asustada con la delincuencia y aburrida de que ni el gobierno ni el Parlamento hacen algo al respecto. Y habrá más y más delitos, y ésto empujará a la gente. Aunque no me guste, los malos son los que nos


hacen la mejor propaganda. - ¿Y crees que será suficiente? - Lo espero. Y jugaremos todas nuestras cartas a este argumento en todo lo que queda de la campaña electoral, puedes estar seguro. - ¿Y qué solución propones? ¿Un estado policial? - Sospecho que algunos, como su amigo Durand, el presidente del banco Lambermont, y el exgeneral Bertrand empujen a Daems a pensarlo. Pero no creo, ni me gustaría, que se llegue a tal extremo. Pero hay que reforzar la policía, realizar más detenciones y aumentar mucho más las penas. Deberíamos inspirarnos un poco en la ley islámica. - ¿Impondrían la sharia? ¿Por ésto hay árabes en las reuniones? - He dicho inspirarnos no adoptar. Y, sí, efectivamente tenemos buenos amigos árabes y nos están ayudando a formular una propuesta de reforma del código penal. De hecho, muchos nos apoyan por ésto y también por nuestra política de apertura y respeto frente a los emigrados. Siempre que sus documentos estén en regla y respeten nuestras costumbres y nuestras leyes, por cierto. - Te apoyo al cien por ciento en ésto del respeto. Pero tendría que ver este proyecto de ley penal antes de opinar al respecto. - Te lo facilitaré en cuanto esté listo. Será bueno difundirlo. Pero dudo de que esté antes de las elecciones regionales. Podría ser nuestro argumento central para las federales, después. - Te lo agradeceré. Pero me parece muy complicado cambiar el código. Y si de ésto se trata, es obviamente a nivel federal que habría que discutirlo. Quizás tengan razón en esperar. - Solo podremos presentar este proyecto si ganamos suficientes escaños en las regionales.#Ésto es cierto. Tú sola, ahora, no puedes hacer nada. - ¡Salvo hablar en la sala o en público! ¡O contigo! -agregó riendo. Con la risa las preocupaciones parecieron disolverse y se pusieron a hablar de sus actividades -al menos las que Trompel podía citar- y luego de sus gustos y pasatiempos. Descubrieron que tenían otros intereses en común y siguieron conversando como buenos amigos. Era, en realidad, lo que buscaba Trompel y se felicitó de que estaba logrando su objetivo. Además, por cierto, de haber logrado esclarecer un punto más de su encuesta: el rol de los árabes en el PNI. * Bertrand recibió el llamado telefónico de su amigo y soplón de la DST. - Logré encontrar algunos datos de ese Joseph Trompel, como me pediste. - ¡Qué bien! ¿Y qué has descubierto? - Obtuvo una licenciatura en comunicación social en la ULB y luego trabajó como periodista en La Dernière Heure. Luego trabajó unos años para la APLF, la cadena europea de periódicos de lengua francesa. Mientras estaba ahí estudió criminología. Y, lo que seguramente no sabes y lo que me costó mucho descubrir es que, desde hace un año trabaja en la Policía Judicial. Su trabajo actual en La Dernière Heure debe ser una pantalla. - Te agradezco la información. No sabes lo útil que me será. ¡Te debo una! -terminó Bertrand que, al mismo tiempo, estaba pensando "Mierda. Me lo temía." Pero no podía decir a su amigo lo que pensaba hacer: avisar a Oblenzky, para que se encargue de eliminar esta molestia.


* Trompel se aprestaba a cruzar la avenida. Advirtió que un camión se acercaba a gran velocidad y se detuvo para dejarlo pasar. Pero, pensándolo mejor, decidió seguir por la misma vereda: no tenía por que cruzar ahí. En el momento en que daba el primer paso hacia su lado izquierda, una persona le rozó y se le enredó en las piernas. Trompel trastabilló y cayó sobre las rodillas y las manos, mientras el otro hombre seguía proyectado hacia adelante. Se oyó entonces el frenazo brusco del camión seguido de un fuerte golpe. Levantando la cabeza, Trompel alcanzó a ver el cuerpo lanzado varios metros hacia adelante, en medio de la avenida. En este momento, otra persona se le había acercado y le ayudaba a levantarse. - ¡Por Dios, este hombre trató de empujarle a ud delante del camión! -le dijo el buen samaritano. - Si es cierto, ésto es muy importante -le contestó Trompel-. Soy policía -agregando, sacando si identificación-. ¡Quédese un momento conmigo, por favor! Y se dirigió entonces hacia la víctima, abriéndose paso entre los curiosos que ya se acercaban y seguido de quien le había ayudado. Se agachó frente al accidentado y le tomó el pulso. Estaba muerto y la sangre ya enrojecía el pavimento. El chofer del camión ya llegaba también a su lado. - Éste hombre estaba loco -dijo-. Se abalanzó delante de mi camión. No pude frenar a tiempo: estaba demasiado cerca. Fue un suicidio. - En absoluto -contestó el "samaritano"-. Fue un intento de asesinato. - Silencio los dos, por favor -dijo Trompel, mostrando ahora sus credenciales al camionero-. Yo sacaré las conclusiones que correspondan. Por favor, dénme su identificación los dos. - Pero, inspector, ud sabe que no fue mi culpa -protestó el chofer. - Le creo, pero debo redactar el informe. Déjeme su cédula de identidad y vaya a buscar la documentación del camión. Y ud señor, -le dijo al otro- le agradezco mucho su ayuda y su testimonio es de suma importancia, como ya le dije. Quiero que me explique mejor lo que vió. - Lo vi detenerse al borde de la calzada y ceró que iba a cruzar. Este hombre estaba unos pasos detrás de ud y yo detrás de él, pero hacia un lado. Lo ví levantar las manos y abalanzarse hacia ud. Estaba claro que lo quería empujar. Pero en el último instante, ud se movió hacia un lado. Él falló el golpe, y quedó desequilibrado, yendo a caer delante del camión. ¡Pagó al instante su crimen! - Gracias. Me parece que debió pasar exactamente como lo describe. Déme su dirección y teléfono, por favor, en caso de que necesitemos que firme su declaración. Anotó estos datos, junto con el nombre y el número de la cédula de identidad. Pidió lo mismo al camionero y anotó también los datos del camión. - ¿Necesitará un acta para el seguro? -le preguntó al chofer. - No será necesario. No veo ningún daño. Estas máquinas son como tanques. - De acuerdo. No creo que habrá necesidad de citarlo. Los hechos son muy claros.- Y, dirigiéndose a los curiosos, agregó: ¿Alguién más vió lo que pasó? Pero nadie contestó. Alguién, sin embargo, debió haber llamado a la policía comunal porque


llegó una patrulla. Dos agentes se le acercaron. Mostró su identificación. - Ya hice lo necesario. Llamen a los técnicos para que saquen fotos y se lleven al muerto. Voy a ver si puedo encontrar su identificación sin mover el cuerpo. Introdujo la mano en los bolsillos del abrigo que estaban a la vista y sacó una pequeña billetera parecida a la suya. Tan parecida que contenía incluso una copia de su propia cédula de la Policía Judicial, ¡con su nombre! ¿Pretendía este hombre tomar su lugar después de matarlo? ¿Y por qué? Como no podía mover al muerto antes de que sacasen foto, no podía verificar si tenía otros documentos en sus bolsillos interiores. Tendría que esperar que los técnicos terminen su trabajo. Pero ya estaba seguro de que no encontraría nada. * El día 1 de octubre, bomberos y policías fueron llamados de urgencia al Palacio de Justicia. Numerosas personas se estaban asfixiando y los menos afectados denunciaban un fuerte olor a cloro. Los que pudieron salieron del edificio y los bomberos entraron con máscarás de gas para rescatar a los otros. Había no menos de cien muertos y una veintena de víctimas en grave estado, con pústulas en la piel y dificultades para respirar. Los sobrevivientes que lo necesitaban fueron trasladados en ambulancia al cercano Hospital Saint-Pierre donde los médicos diagnosticaron envenenamiento con cloro. El cloro es un gas amarillo-verdoso que ataca las mucosas y la piel y había sido usado en la Primera Guerra Mundial. Se trataba claramente de un ataque químico. En una primera revisión, la policía, pensando en bombonas como las utilizadas en la industria, no pudo encontrar la fuente del gas. Hasta que uno de los policías, encontrando una lata de "ExiCola" en el suelo trató de aplastarla con el pie para luego echarla en un basurero. Pero la lata resistió su peso, lo cual le llamó la atención. La recogió y la examinó de más cerca, descubriendo que tenía un segundo contenedor, interno, muy resistente. Y aún despedía un poco de olor a cloro. Esta lata fue enviada al laboratorio y se dió la orden de recoger todas las latas de bebidas que se encontraran en el Palacio. El laboratorio confirmó que éstas habían sido la fuente del gas. Camuflaban pequeñísimas bombonas de gas con un diminuto detonador basado en un oscilador de quarzo que hacía las veces de reloj. Al cumplirse los 'tics' preprogramados, se levantaba una aguja que liberaba el gas. Era un mecanismo sofisticado pero no en sí extraordinario. Pero un atentado de este tipo solo podía haber sido preparado por un grupo muy bien organizado y con excelente recursos. El día siguiente, la prensa daba cuenta del atentado con grandes titulares, pero sin informar acerca de las latas de bebidas, información que se reservó la policía para no causar pánico y aversión a este tipo de producto. Un rápido muestreo en supermercados había mostrado que no existía ninguna lata de este tipo en el comercio. Habían sido colocadas sin duda por los agentes terroristas solamente en el Palacio de Justicia. Daems había llamado a conferencia de prensa para la misma tarde de ese día. Su declaración


sorprendió a los periodistas. - Habíamos advertido de esta amenaza pero las autoridades no nos prestaron atención -dijo. - ¿Sabían del gas? ¿Del Palacio de Justicia? - ¡No! Solamente que se atacaría a algún órganismo judicial. - ¿Cómo lo supieron? - Como uds saben, numerosos miembros de la comunidad musulmana pertenecen a nuestro partido. La advertencuia nos llegó a través de los contactos que aún mantienen con familiares en sus países de origen. - ¿Qué decía esta advertencia? - En síntesis, que la justicia belga no estaba a la altura de los deseos de Alá y que sería severamente castigada. - ¿A quién informaron? - El mensaje fue transmitido a la DST. Uds mismos pudieron observar que no se tomó ninguna precaución especial. ¡Éste es el nivel de seguridad en nuestro país! Y no estamos dispuestos a seguir en esta indefensión. Aumentar la protección ciudadana es uno de los objetivos más importantes de nuestro partido. Siguieron algunas consultas que Daems aprovechó para seguir criticando al gobierno y promover los objetivos de su partido. El comisario Servais escuchó esa noche parte de la declaración de Daems en el informativo de televisión y la volvió a escuchar completamente el día siguiente en la grabación hecha por el agente que había asistido al encuentro con la prensa. Se puso furioso. ¿Si el PNI había advertido a la DST, por qué no había sido informado? ¿Y desde cuándo el PNI servía de canal informativo para terroristas? ¿No sería otra jugada del partido? Tomó el teléfono y llamó a su contraparte de la DST. - Solo recibimos un mensaje anónimo -le contestaron.- Nada indicaba que venía del PNI. Y su texto era a la vez críptico e increíble. Decía que "Bin Laden nos manda anunciar que la Luna Roja bañará de sangre a la corrupta justicia belga." Nunca se ha sabido que Bin Laden se interesara por Bélgica y no conocemos nada llamado "Luna Roja". ¿Qué podíamos hacer? La respuesta le aclaró la situación. La DST no podía hacer nada y era evidente que el PNI había manipulado a los medios. Pero debió conocer ese mensaje o incluso haberlo enviado. ¿Estaría complicado en el atentado? Era otro antecedente por agregar en el dossier del PNI. Dadas las declaraciones públicas de Daems, se veía obligado a interrogarlo, así que le mandó una citación. El interrogatorio de Daems fue incómodo para los dos, el policía y el político. Este último se ceñía estrictamente a lo que había dicho en su conferencia de prensa y se rehusaba tercamente a dar cualquier otro detalle, alegando no saber más. Servais le dejó claramente advertido de que lo podrían demandar por obstrucción a la justicia, pero ésto no amilanó al presidente del PNI. Éste, en realidad, no sabía mucho más y no podía revelar lo poco que sabía: había recibido de Bertrand una copia del mensaje poco después del atentado, con la información de que había sido enviado a la DST y con la instrucción de llamar a conferencia de prensa para informar de


ello en beneficio del partido. Mientras tanto, varios inspectores habían interrogado a los sobrevivientes del Palacio de Justicia. No había distribuidores de bebidas en el edificio, así que era importante descubrir cómo habían llegado ahí esas latas. Quienes habían estado de paso ahí no pudieron aclarar nada. Pero algunos jueces declararon que, a primera hora del día, poco antes del atentado, había pasado por ahí un promotor de una nueva bebida cola, ofreciendo latas gratuitas. Estos jueces no las recibieron y se extrañaron de que dicho promotor estuviera recorriendo el palacio. Pero sabían también que la seguridad era bastante deficiente. La mayoría de los muertos eran los o las secretarias de los jueces, que habían aceptado la bebida, así como las personas que estaban en las salas de los tribunales, donde se encontraron latas debajo de los asientos. Los testigos fueron puestos a contribución para realizar un retrato robot del terrorista, pero no se podía hacer mucho más: el palacio no contaba con cámaras de vigilancia (* Se decidió su instalación recien en 2009). En cuanto a la bebida, todas las latas llevaban la marca "ExiCola" y decían provenir de Argel. Parecían, por lo tanto, efectivamente ligadas a algún movimiento islámico. ¿Cómo había llegado? ¿La adulteración se había hecho en Argel o en alguna otra parte? ¡Ésto sería muy difícil de establecer!

Capítulo 6. Elecciones regionales Información de prensa Diario "Le Soir", 5 de octubre. - "El ministro valón de Finanzas rechaza las críticas del PNI acerca de la administración fiscal y opina que la administración federal es mucho peor que la regional." Diario "La Libre", 11 de octubre.- "El partido Verde podría triplicar su presencia en el Parlamento después de las elecciones de octubre, pasando de 10 a 30% según la última encuesta en la región valona. El PNI podría también ganar varios escaños." Trompel había registrado todos los asaltos y asesinatos de autoridades y personeros de renombre en su base de datos a partir de las informaciones de prensa, complementando éstas con datos de la propia policía y asociándolas con los comentarios aparecidos en el grupo "República belga" y el blog "El republicano". Ya sabía que había una relación dado que estas noticias -y no otras del ámbito policial- habían sido comentadas en ambos sitios. Pero estimó que había llegado el momento de hacer un análisis "más fino". Hizo algunos acomodos y lanzó su aplicación de análisis de correlaciones textuales ANATEX y luego el GVA de minería de datos. Los resultados no podían ser más concluyentes: era imposible que los "republicanos" que "posteaban" en esos medios on-line no tuviesen fuentes directas o fuesen ellos mismos los autores -materiales o intelectuales- de los hechos delictuales. Pero, al contrario, los comentarios de Paula Darbée eran menos frecuentes y siempre críticos. Sin embargo, los "republicanos" siempre mostraban gran aprecio por Darbée y respaldaban el PNI.


Agencia BELGA. 15 de octubre.- "La diputada Paula Darbée, del Partido Nueva Independencia, en una asamblea realizada el jueves en Lieja, exhortó a votar por su partido, "la única forma de lograr un cambio eficaz en la política nacional y el abandono de los esquemas liberales que la dominan desde hace un siglo". "Somos los únicos que podemos derrotar a la actual mayoría" agregó. "El principal riesgo es que el 70% de los belgas rechacen el neoliberalismo pero que, aún así, sigan votando por partidos acostumbrados a alianzas que no cambian en nada el modo de hacer política y sigan sosteniendo las mismas estructuras gubernativas. Debemos superar ampliamente los 10% que hemos tenido en las elecciones pasadas si queremos tener alguna influencia." insistió. "No criticaremos a nuestros posibles compañeros de alianza a pesar de que algunos nos han criticado frecuentemente. Pero si tenemos éxito, esperamos que la antigua izquierda se renueve y nos acmpañe en nuestros esfuerzos reformadores". - ¿Cómo van las proyecciones para elecciones? -preguntó Ibn Sahlad, que había llegado nuevamente de Ginebra. - Las encuestas son extraordinariamente favorables -contestó Daems-. Nos auguran más de 30%. Así tendremos más de un tercio del Parlamento regional. - Lo mismo podemos esperar en Flandes -agregó Verstappen-. Los últimos escándalos que hemos destapado y en que hemos podido involucrar a los viejos políticos están convenciendo más y más gente de buscar una alternativa. - Estaremos así en una posición inmejorable -concluyó Durand- para proponer medidas correctivas que horrorizarán a los partidos tradicionales. Las rechazarán e impedirán así su promulgación, pero ésto les quitará aún más el favor de los ciudadanos. Con una nueva campaña de propaganda, de corte menos revolucionaria para no inquietar a nadie, recogeremos todo este descontento y tendremos todo a nuestro favor para ganar las elecciones federales. - Las que no podemos perder. El tiempo pasa y no estoy dispuesto a seguir invirtiendo sin ver resultados -dijo Ibn Sahlad. - No perderemos -respondió Walkiers-. En las regionales se probarán los primeros equipos de votación electrónica, que entregará mi fábrica. Habrá controles estrictos y las máquinas no fallarán. Las autoridades serán convencidas y, para las elecciones federales, todas las grandes ciudades contarán con sistema electrónico. Y esta vez se activará un gusanito que modificará invisiblemente cierta cantidad de votos a nuestra favor si la tendencia real no es suficiente. Arrasaremos, se lo puedo garantizar. El 18 de octubre, dos días antes de las elecciones, como golpe noticioso, el PNI llamó a una conferencia de prensa para dar a conocer la noticia que había preparado: que los brazaletes de control de los delincuentes con libertad vigilada no funcionaban y que, en realidad, muchos se desplazaban donde querían y seguían delinquiendo. Todos los medios de comunicación se hicieron eco de la noticia y, como esperado, se produjo un enorme escándalo. La Gendarmería practicó pruebas de control el mismo día y confirmó que no era cierto. Convocaron entonces a los periodistas y los llevaron a visitar a varios delincuentes, haciéndoles salir de su zona de restricción y demostrando que las alarmas se habían disparado como correspondía. Pero el desmentido sólo pudo ser publicado el mismo día de las elecciones por lo que la acusación tuvo el efecto esperado.


El día domingo 20 de octubre se realizaron las elecciones regionales. Tarde en la noche se dieron a conocer los resultados oficiosos, con el 95% de los mesas escrutadas. El PNI obtuvo en Valonia el 32% de los votos -más de lo que todos esperaban-, mientras los partidos tradicionales obtenían todos porcentajes inferiores. De este modo, "Nueva Independencia" obtenía 30 nuevos diputados. El día siguiente, los principales diarios daban cuenta de la "sacudida de las elecciones regionales, que situaron al "partido republicano de izquierda, PNI, como primera fuerza de Valonia y segunda del país, lo que suponía un duro golpe para los principales partidos en el Gobierno. Con un discurso claramente antisistémico, Daems ha conseguido 31 escaños en el Parlamento valón y 16 en Bruselas. Ésta era la segunda vez que el PNI se presentaba a los comicios, con una campaña basada en el rechazo a los partidos tradicionales, la denuncia de la corrupción y el deseo de "derrocar el contubernio" de los gobiernos anteriores", recordó la agencia BELGA. "El éxito de Daems se produce a expensas de los partidos mayoritarios. Los democratacristianos, el partido principal de la coalición de gobierno, perdió 10 escaños, los socialistas perdieron 13 y el MR 7, según los sondeos a pie de urna", indicó la agencia. En el norte del país (Flandes), el partido nacionalista de derecha perdía la mitad de su fuerza, en provecho también del equivalente del PNI, el partido "Nieuwe Vrijheid" ('Nueva Libertad') . "El PNI es el único partido que ganó las elecciones", escribió el redactor-jefe del diario Le Soir, que anunció también que Daems ya había tomado la iniciativa de llamar a los jefes de los otros partidos para discutir de la formación de una coalición qui pudiese sustentar un nuevo gobierno regional. Lo más probable es que se alíe con el Partido Socialista que, a pesar de haber sido el que más escaños perdió, sigue siendo el más poderoso e, ideológicamente, el más cercano. El diario La Libre Belgique señalaba por su parte el error de los pronósticos que anunciaba que el retroceso del socialismo -que todos daban por perdedor- beneficiaría fuertemente al MR (Movimiento Reformista) y anunciaban un alza muy baja para el PNI. Por su parte, el editor del Nieuwsblad comentaba que el resultado en Flandes apuntaba también a un deseo de una seria reforma del Estado. Conforme a la tradición, el presidente del mayor partido, en este caso el PNI en Valonia y el MR en Bruselas, debería tomar la iniciativa para contactar a sus colegas de otros partidos con miras a formar los gobiernos regionales. Los diarios se preguntaban que haría Daems en esta situación: nunca había sido ministro ni participado en un gobierno. Las dudas se centraban sobretodo en Bruselas: ¿El MR llamaría a Daems si se aliaba al PS en Valonia? Peor aún: el MR era de tendencia marcadamente liberal por lo que se veía en la práctica imposible una alianza con el PNI. Como ambas regiones formaban parte de la Comunidad Francófona y, a ese nivel, debían tener varios ministerios en común, el panorama sería muy complicado. El lunes, día siguiente de las elecciones, en un artículo de 'La Dernière Heure', Trompel explicaba como funcionan los brazaletes electrónicos de control de delincuentes y la imposibilidad de hackear el sistema de control. Sugería también que o bien un hacker malévolo engañó a los directivos del PNI o bien fue una treta de propaganda electoral para conseguir mayor votación. En la tarde, llamó a la diputada Darbée para tratar de obtener más información acerca del origen de la información divulgada por el PNI. Le dió cita para la tarde del miércoles, en la misma cafetería del bulevar Anspach.


El mismo día, la Gendarmería depositó una demanda judicial en contra del PNI y el gobierno presentó un reclamo ante el Tribunal Electoral por propaganda engañosa. ##Y en la noche se reunió el Núcleo para discutir lo ocurrido. - ¿Qué pasó? -preguntó furioso Durand a Bertrand-. ¿Tu hacker no hizo su trabajo? - Juró que sí pero nos engañó. Hablé hoy con un amigo de la Gendarmería y averiguó que era imposible hackear el centro de control, simplemente porque no está unido a ninguna red. Habría que trabajar desde dentro y, obviamente, ningún civil puede entrar ahí salvo el ingeniero acreditado del fabricante, en caso de haberse detectado alguna falla. Vendrá mañana a hacer una revisión, pero están seguros de que no encontrará nada. Hay supervisores que visitan regularmente los delincuentes para verificar los brazaletes y no han advertido nada anormal. - ¡Ésto es pésimo para nosotros! -aseguró Verstappen-. ¡Hay que tomar medidas contra este tipo! - Avisaré a mi contacto y puedes estar seguro que el hombre lo pagará, y muy caro. - De todos modos hemos capitalizado el escándalo: sin duda nos hizo ganar una buena cantidad de votos de indecisos -dijo Daems. - Pero nuestra diputada Darbée ha quedado desacreditada. ¿Qué imagen tendrán ahora los nuevos diputados que ganamos? ¡Si es que el Tribunal Electoral no anula parte de la votación! - Creo que podemos aprovechar esta situación y deshacernos de Paula Darbée. Si se la matara tendríamos poderosos argumentos para atraer a toda la población que clama por más seguridad. Y propondríamos nuevas leyes, más drásticas contra el delito, como está establecido en nuestro programa. - ¿Asesinar a nuestra propia diputada? - No hay como crear un mártir para conseguir adherentes y fanatizarlos. - ¡Estas leyes horrorizarán a los defensores de los derechos humanos! - Pero no podrían decir nada. Todos nos seguirían para acusarlos de defender a los criminales. - De acuerdo. Que Bertrand haga los arreglos: él tiene los contactos para ésto. Walckiers, que había sido el único que había objetado la acción criminal, prefirió quedarse callado. Pero había quedado horrorizado y decidió hacer lo necesario para evitar este asesinato. Era la primera vez que se hablaba delante de él de este tipo de acción. No tenía idea de que muchos de los atentados recientes se debían a la estrategia planeada por algunos de los miembros del grupo. Ni menos que él mismo estaba en peligro. El día siguiente, Bertrand y Oblensky se reunieron de nuevo en el bar "La Muerte Súbita". - El periodista-policía Trompel se ha entrometido otra vez en lo nuestro y sigue avanzando. Tuvo mucha suerte cuando tu hombre trató de hacerlo atropellar. Pero no podemos permitir que siga. ¿Cómo es que no has logrado eliminarlo aún? - He estado esperando otro hombre. Ya hemos definido otra estrategia y averiguado donde vive. En unos días más será historia. Información de prensa Bruselas, 7 de noviembre. (BELGA) - El edecán real Henri de Burlet fue víctima de un


intento de asesinato cuando salía en su automóvil de su domicilio en Braine-Le-Château. Un motociclista alcanzó su vehículo y le disparó Pero el chofer vió que el motorista sacaba un arma al acercarse al auto y frenó brutalmente para luego emprender la persecución de la moto. El edecán, que es coronel del Ejército, sacó su arma y disparó, hiriendo a su agresor, el que se estrelló luego contra un poste. Ha sido derivado al hospital local donde está siendo operado y permanecerá bajo vigilancia policial. El jueves, pasadas las seis, Trompel estaba en la cafetería donde le había citado Paula Darbée. Instalado cerca de las vitrinas, la vió llegar de lejos y se alegró al ver que venía vestida con un abrigo corto sobre una alegre falta de color claro, que le daba un aire mucho más juvenil. Siempre la había visto con chaqueta y pantalones. Y admiró así unas piernas que le parecieron exquisitas y le activaron un inesperado flujo de testosterona. Cuando entró, le hizo señas y, cuando llegó a su mesa, se dieron un beso y él la felicitó por su aspecto. - ¡Cambiaste de estilo! Nunca te había visto con vestido. Es encantador. - ¡Gracias! Es que no vengo del Parlamento. Allá, siempre voy de pantalones, como en las asambleas de campaña también. Una simple precaución. ¡Hay demasiado voyeristas! - ¿También en la Cámara? - ¿Acaso no los conoces? ¡Tantos "viejos verdes"! - Es que no tengo tu experiencia. Desde la galería, es difícil observar la calidad de las miradas... - Bueno, dejemos este tema. Me alegra verte. Pero supongo que tienes alguna razón para este llamado. ¿Y me equivoco si pienso que tiene algo que ver con el asunto de los brazaletes electrónicos? - Me habría gustado llamarte sin tener razón alguna. Pero tienes razón: debes haber leído lo que escribí en el diario. Y quería preguntarte si sabes dónde obtuvieron la información y por qué se atrevieron a lanzarla sin comprobarla justo antes de las elecciones. Es evidente que resultó ser un truco de propaganda. - Tienes razón en que fue una artimaña propagandística. Y lo que ocurrió no me gustó. Si la información era falsa, quedaremos desprestigiados. Daems nos acaba de contar lo que pasó. Vengo de la reunión de dirigentes y candidatos elegidos. Había recibido la información del general Bertrand, que la tenía de un experto que había trabajado en la misma compañía que fabrica los equipos. Pero lo que no sabía era que los computadores centrales no están unidos a ninguna red, por lo que es imposible hackearlos y que la única forma de deshabilitar el sistema consiste en apagar al mismo tiempo todos los computadores que, por seguridad, no están todos en el mismo lugar. Fue engañado por ese experto, que le había convencido de que era fácil corromper el sistema, accediendo por Internet, y que le había prometido demostrárselo en esos días para convencer a las autoridades de cambiar de proveedor. - Es mala política confiar en un trabajador que cambió de empresa, y peor aún lanzar la acusación sin verificarla. Me extraña de la parte de Bertrand. - Yo creo que el mayor error ha sido de Daems. Lo que le dijo Bertrand lo entusiasmó. Vió ahí la oportunidad de dar un golpe noticioso que nos sería favorable y se equivocó. En grande. Te da una idea de lo atrevido que es. Creo que puede seguir haciendo daño al partido de este modo. Necesitamos alguién más ponderado. - ¿Hay algún candidato? - No lo veo. Detrás del trono están Durand y Bertrand. Ellos tiran de los hilos sin mostrarse. La


mayoría de la gente no lo sabe, pero nada se hace -creo yo- sin que ellos den su acuerdo. - ¿Tanto poder tienen? - Controlan las finanzas del partido. Todo el dinero pasa por el banco Lambermont. Y Bertrand es quién mejor maneja la información sobre el tema de la delincuencia y de la seguridad pública que, como sabes, está en el centro de nuestra política. - ¿Y son también, sin duda, fervorosos partidarios de la "republicanización" del país? - Por cierto. - ¿Ésto no te inquieta? - Me parece natural. ¿Qué partido puede sobrevivir sin financistas? Y si tenemos gente importante que comparte nuestro ideal republicano e igualitario, ¿qué mejor? - Tienes razón. Creo que me dejé llevar por mi disgusto por este error de juicio con los brazaletes. Pero me parece muy grave que el presidente del partido se deje llevar al punto de cometer tamaño error. Concuerdo plenamente contigo en que haría falta un cambio. - Habrá un congreso general del partido un poco antes de las elecciones federales. Quizás logremos un cambio. Estoy pensando en sondear a nuestros nuevos diputados. Entre todos, quizás logremos el peso necesario. Y quizás surja un nuevo líder gracias a nuestra presencia reforzada en la Cámara. - ¡Ojalá! Trompel ya había obtenido la información que buscaba. Terminado el "trabajo", podía pasar a asuntos más desinteresados. Invitó nuevamente a su amiga a cenar en el City2 y, después de pasear por la rue Neuve y vitrinear en el centro comercial, subieron al restorán, dedicando la conversación a algunos programas de televisión, a recuerdos de infancia y otros temas íntimos. Estaba claro que se profundizaba su amistad y que se sentían mutuamente atraídos. Esto se hizo aún más patente cuando ya iban a separarse: buscaron en qué momento podían volver a encontrarse, solo para salir juntos de paseo. Y convinieron en encontrarse el domingo en la tarde. El PNI le dejaba a Darbée ese domingo libre para descansar de la campaña electoral. Pero después, debía volver a pensar en reuniones de partido y en la futura campaña para las elecciones federales. "A no ser que me quieras acampañar en actividades de campaña", le dijo, medio en broma, a Trompel. "¿Y por qué no?" le contestó éste aunque, por cierto, no sabía si su jefe lo dejaría ni si quería comprometerse a este punto con un proyecto "republicano" que no compartía en absoluto. El día siguiente Trompel le dió cuenta al comisario Servais de lo que había averiguado. De algún modo, el ex-general Bertrand había sido el responsable de la falsa acusación contra gendarmería. Se sumaba este hecho a los antecedentes ya acumulados en conjunto con la DST. Bertrand era un sospechoso cada vez más importante, especialmente por sus encuentros con Oblensky. Pero las reuniones en su casa con Durand -ahora financista confirmado del PNI- y otros magnates daban una idea de una superestructura que manejaba los hilos del PNI. Servais le tenía también novedades. Habían recibido hace tiempo los informes acerca de los atentados contra los embajadores belgas en el extranjero y habían pedido que les enviara los fragmentos de las bombas que habían podido ser recogidos. Esto había demorado bastante, porque los laboratorios locales, algunos más minuciosos que otros, habían debido buscarlos y los habían periciado, haciéndose también necesaria, en algunos casos, la autorización de la


justicia local. Pero finalmente habían llegado y habían sido cotejados. En todas el material explosivo había sido el mismo tipo de "plástico" y se habían descubierto elementos de un aparato de radiofrecuencia, lo que había llevado a los policías locales en creer en una detonación por control remoto. Pero uno de los técnicos tuvo la idea de juntar fragmentos de los diversos aparatos e hizo un descubrimiento sorprendente: no se trata de simple receptor, sino de un emisor-receptor, del tipo utilizado para leer etiquetas de radiofrecuencia (chip "RFID"). Y todos los embajadores llevaban el nuevo pasaporte con este tipo de etiqueta. Se había podido constatar que el senador de Croix d'Heuchin también portaba su pasaporte cuando lo mató otra bomba. Fue lo que dió al técnico la idea de que éste podía ser el elemento común. Y tuvo la suerte de tener acceso a una mayor cantidad de fragmentos ya que la PJ había investigado el hecho desde el principio.##Así que las víctimas habían sido identificadas por su pasaporte y éste mismo había sido el detonador. *[Estudios técnicos han demostrado la factibilidad de este sistema al punto que circuan videos al respecto en la web.] Un sistema muy sofisticado que exigía a la vez un experto programador y alguién con acceso a los datos contenidos en la etiqueta. Debía, por lo tanto, haber alguién con acceso al Registro Civil belga que filtrara estos datos. Una clara prueba de conspiración. Servais le sugirió entonces a Trompel que preparase un artículo para su diario sobre los chips RFID y su seguridad, revelando lo que la policía había descubierto. El artículo salió publicado dos días después, enfureciendo aún más al ex-general Bertrand. Aunque no lo sabían, éste era quién había conseguido la información del Registro Civil. Después de hablar con su jefe por teléfono, el detective se puso a preparar un nuevo artículo para el diario. Acostumbraba reunir datos y tipear sus informes en un computador portátil Apple que poseía desde que había redactado su tesis de grado en la universidad. Lo usaba ahora casi exclusivamente para su correo personal y para redactar los artículos que enviaba a 'La Dernière Heure', ya que todo lo estrictamente policial lo hacía en su oficina de la PJ, donde tenía un computador institucional. Ese día, mientras redactaba un nuevo artículo, comenzó a sentirse mal. Llamó al teléfono de emergencia y una ambulancia llegó a recogerlo. Apenas ingresado en el móvil, perdió el conocimiento. Había alcanzado a mostrar su credencial de la policía y su jefe fue avisado en cuanto llegó al hospital. Despertó el día siguiente en una cama de la unidad de cuidados intensivos del hospital SaintPierre. El médico, que lo visitó poco después, le informó que había sido envenedado y que se había salvado únicamente porque había avisado y había sido tratado en forma muy rápida. Se había podido establecer ya que el veneno había ingresado a través de la piel, y sus colegas, avisados, habían estado revisando su departamento para buscar huellas del veneno. Pero después de dos o tres días de tratamiento en el hospital podría volver a vivir y trabajar en forma normal. Unas horas más tarde llegó a visitarlo el comisario Servais. - ¡Te salvaste casi por milagro! -le dijo-. Han usado un veneno muy escaso y muy poderoso. Los técnicos lo encontraron en las teclas de tu computador. Habrá que reemplazar este teclado o cambiar de computador. ¡Es tan viejo que mejor lo cambias: lo más probable es que no haya repuesto! Y nadie debería tocarlo sin las máximas precauciones.


- Me ha sido muy fiel: me ha acompañado desde que egresé de la universidad. - Por esto mismo, ya sería tiempo que lo cambies. De todos modos ya debería fallar en cualquier momento. - ¿Y han encontrado alguna pista en mi casa? ¿Alguna otra huella? ¿Algún desconocido que se vió entrar? - El administrador dijo que un desconocido preguntó por tí cuando no estabas pero se fue. Puede haber vuelto cuando él no estaba vigilando, ya que no está siempre frente a la entrada. Tenemos su descripción. Pero no había huellas en tu departamento, lo cual no era de esperar dado el "recuerdo" que te dejó. Y debe haber tenido uno de estos aparatitos especiales para abrir chapas Yale. - O sea, fue un profesional. Y no lo podremos encontrar. - Me parece evidente. Pero ésto quiere decir que estás molestando a alguién y que te estás acercando a algo muy importante. - Tan importante que es la segunda vez que tratan de matarme. - Y quizás hayan averiguado que eres policía o al menos un informante. Oficialmente te daremos por muerto, para que no lo intenten de nuevo. Así que será mejor que abandones tu papel de periodista y, cuando salgas de aquí, no vuelvas a tu casa y cambies de aspecto. Te mandaré un maquillador. - De acuerdo. - Mientras tanto, como tienes tiempo para pensar, trata de resumir todo lo que sabes y de cruzar pistas. A propósito, Interpol nos ha mandado información acerca del hombre que fue atropellado cuando trató de empujarte. La policía alemana descubrió que había sido agente de la STASI, la policía secreta de la antigua Alemania Democrática. Y lo mismo pasa con el motorista que atentó contra el edecán real de Burlet. - ¡Ex-agentes comunistas! Tal vez estén relacionados con este Oblensky, que debe haber sido agente de la KGB y que parece encontrarse regularmente con Bertrand. ¡Parece que estamos armando el puzzle! ¿Y no han podido sacar nada de este motorista? - Por varios días los médicos no nos dejaron interrogarlo. Después, se quedó mudo como una tumba. Y no está aún en condiciones de ser presionado. - Si Oblensky controla los asesinos, Bertrand también podría estar implicado. Junta con ésto lo que aparece en la cuenta del grupo "República Belga" en Facebook y su blog, donde celebran los ataques a los aristócratas. Bertrand y Oblensky podrían entonces estar detrás de éstos.... - Lo cual implicaría que todo sería una estrategia del PNI: atacar físicamente como lo hace verbalmente y así crear alarma pública y reunir votos a favor de su proyecto de una legislación mucho más dura y un estado policial. Tienes razón: todo ésto parece cobrar sentido. Prepárate un buen análisis. Trataré de reunir más pruebas y haremos llegar ésto a la DST. Debemos unir aún más nuestras fuerzas para ponerlos en evidencia y derrotar a estos conspiradores. - Lástima que por ahora sean solamente buenas hipótesis de trabajo y que no podamos detenerlos aún. - Ya iremos cerrando el círculo. Y siempre podemos esperar un golpe de suerte. Como van las cosas, lo necesitamos: sus precauciones son realmente extraordinarias.

Capítulo 7. Denuncias


Ese día 1 de noviembre, el diario 'La Dernière Heure' anunciaba en grandes letras en portada: "Periodista nuestro asesinado en su departamento". Internamente repetían la información, proporcionada por la PJ: "Nuestro periodista Joseph Trompel fue encontrado inconsciente anteayer en su departamento de la avenida de los Galos. Falleció ayer sin recobrar la conciencia. El laboratorio de la PJF estableció que fue envenenado por un producto que se había rociado en la teclas de su computador y que penetra por la piel. Este tipo de procedimiento es muy poco común y la PJ considera que solo puede haber sido realizado por un experto, posiblemente por cuenta de alguna agrupación que se sentía perjudicada por alguna de las publicaciones de nuestro reportero." Agregaban que sus funerales se realizarían en privado el siguiente miércoles, sin señalar la hora ni el lugar. Paula Darbée leyó la noticia en el diario y se sintió invadida por una gran pena. Se dió cuenta entonces de que se había estado enamorando del "periodista". Llamó a la central telefónica del diario para tratar de saber donde y cuando sería el funeral, pero no le quisieron dar ninguna información. El detective fue informado de la llamada y sintió también muchísima pena, prometiéndose reanudar el contacto en cuanto el caso fuese resuelto y se le fuera permitido reaparecer en público. Walckiers, que estaba en esos días en Charleroi, vió la noticia en la portada del diario en un kiosco y, recordando su entrevista con Trompel, compró un ejemplar para enterarse de los detalles. Enterado de lo ocurrido y recordando que él mismo había alertado a sus amigos conspiradores acerca de la visita y del artículo resultante, se puso a pensar que si habían hablado de asesinar a Paula Darbée era muy probable que también hayan pensado en deshacerse de ese reportero demasiado curioso. Sospechaba así de que también podía haber sido víctima del Núcleo del PNI. Estuvo cavilando todo el día sobre lo que debía hacer. Decidió informar el día siguiente a la policía. Así, antes de irse a su oficina de la sede central de ACEC se dirigió el día 2 a la sede local de la PJ donde relató las conversaciones del Núcleo del PNI y, en particular, el trabajo que le habían encomendado para falsificar el sistema electrónico de votaciones y el proyecto de asesinato de la diputada Darbée. El detective que recibió su declaración no tomó muy en serio las acusaciones en contra de Bertrand, Durand y Verstappen. No podía creer que gente tan conocida e importante pudiera seriamente planear un asesinato. Sin embargo consideró más seriamente la referencia, muy técnica, al fraude electoral. Como muchos, había quedado sorprendido por los resultados logrados por el PNI y ahora se los explicaba. Hizo en consecuencia varias preguntas acerca de los procedimientos utilizados y terminó agradeciendo al ingeniero diciéndole que, de ser necesario, lo volverían a entrevistar. Mientras tanto, le pidió la mayor reserva. Pero no se le ocurrió tomar ninguna medida de protección. Después de despedirlo, redactó un informe detallado al respecto. Sólo mencionó brevemente, al


final, que Walckiers "creía" que los dirigentes del partido "podrían estar planeando" el asesinato de la dipitada para crear "un mártir". Envió el informe -sin la observación final- al Tribunal Electoral, y una copia completa a la Dirección de la PJF en Bruselas. Ahí, pasó de una oficina a otra y solo llegó el día subsiguiente al escritorio del comisario Servais, encargado de todo lo relativo al PNI, quién envió otra copia a la DST. Pero la copia recibida había pasado por varias manos y uno de sus lectores tomó el teléfono e informó de ello al general Bertrand, que supo todo antes que Servais. El detective de Charleroi no volvió a preocuparse del asunto. Había remitido su informe a las autoridades competentes y ésto le pareció suficiente. Bertrand llamó de inmediato a Oblensky a su teléfono celular. Por suerte para él, éste se encontraba en Bélgica y la cita quedó fijada para tres horas más tarde. Se reunieron como de costumbre en "La Mort Subite". Y, como otras veces, fueron observados por uno de los detectives de la DST que vigilaba a Bertrand. Sabía que el ruso no era trigo limpio y que, sin duda ambos estarían tramando algo turbio. Advertido de la importancia de descubrir el paradero de Oblensky y sus actividades, avisó por teléfono móvil a la central de la DST y un pequeño equipo fue enviado para asegurar el seguimiento. El ruso, que nunca había sido descubierto en actos delictuales, sabría sin duda descubrir seguimientos, lo que hacía necesario un trabajo de equipo coordinado por radio. -Te agradezco lo que hiciste con ese reportero. Ya debes haber recibido el pago acordado - le dijo Bertrand después de sentarse con él y encargar una cerveza-. Pero tenemos un nuevo problema. Walckiers, el ingeniero que se ocupaba de las máquinas de votación, nos ha traicionado. Ha contado todo a la policía judicial: lo del fraude electoral y una conversación que tuvimos acerca de un posible atentado contra una diputada. Y dió los nombres de quienes controlamos el Partido Nueva Independencia. Felizmente no sabe nada de los tratos contigo ni de nuestras acciones contra los aristócratas. Pero de seguro la policía nos va a interrogar. Incluso me extraña de que no lo haya hecho ya. Es imprescindible deshacernos de Walckiers para que no siga hablando y no pueda prestar testimonio. Pero no puede de ninguna manera parecer un asesinato. Tiene que ser una muerte natural o un accidente que no pueda levantar sospechas. - No hay problema. Ya sabes que tengo muchos recursos. Y los especialistas para estos trabajos no faltan. ¿Cuándo quieres que se solucione ésto? - Cuanto antes mejor, ya que la policía lo puede citar en cualquier momento para interrogarlo más a fondo. - De acuerdo. Lo haremos cuanto antes. - Bien. Pero que no sea como el primer atentado contra el periodista. ¡Nada de fallas! - Puedes estar seguro. Pero te costará más caro. - Si los resultados son satisfactorios, valdrá la pena. Oblensky fijó un monto que Bertrand aceptó. Terminaron su copa y se retiraron. El equipo de detectives siguió al ruso para varias callejuelas del centro. Entró en varios edificios con múltiples salidas, se detenía bruscamente, volvía sobre sus pasos, cruzaba las calles a la carrera: técnicas típicas para deshacerse de un seguidor, pero muy conocidas por el equipo que se adelantaba a sus movimientos. Finalmente, después de un breve recorrido en


metro, salió de la estación Comte de Flandres, siguió por la calle Sainte-Marie y dobló en la calle de la Prospérité, donde entró en el número 17. Poco después, otro de sus seguidores pasaba mirando discretamente las casas del frente, buscando donde podrían instalar un puesto de observación. Una hora más tarde llegaba en moto un detective camuflado en mensajero de TNT con un sobre destinado al 17. Una microcámara registró los nombres de los buzones mientras llamaba a uno de los tres timbres y preguntaba por la persona cuyo nombre estaba en el sobre que exhibía. Pero, obviamente, no lo conocían. Se disculpó y se fue. Pero todo el encuentro había sido grabado. Mientras buscaban la forma de vigilar en forma permanente el domicilio, los agentes secretos instalaron camionetas con observadores escondidos en ambos extremos de la cuadra. Si Oblensky salía, lo seguirían de nuevo. Entrar con aparatos, incluso escondidos en una que otra maleta, en la casa del frente podría fácilmente levantar sospechas, por lo que buscaron una casa que diera una visión de la fachada trasera, en la calle Darimont, una calleja sin salida cuya última casa daba justamente hacia el patio correcto. Verificaron los antecedentes del propietario y lograron que les franqueara el acceso, instalando varios láseres que detectaban las vibraciones de los vidrios de las ventanas y, de este modo, las conversaciones tenidas en las correspondientes habitaciones. No tendrían acceso a las piezas interiores o que dieran a la fachada opuesta pero, con un poco de suerte, podrían captar algo interesante. También intervinieron los teléfonos fijos del domiciolo sospechoso y colocaron auscultadores de las transmisiones de móviles. Pero pasaron los días y no volvieron a detectar a Oblensky. Sin duda debía disponer de otra vía de escape, quizás por una de las casas vecinas de la misma calle trasera. Dicidieron entonces controlar también discretamente a todas las personas que salían de esa calle. El día 4 de noviembre, Servais leyó finalmente el informe de Charleroi sobre las acusaciones formuladas por Walckiers y quedó alarmado porque el detective que lo entrevistó no informaba de ninguna medida de protección ni para la diputada ni para el mismo ingeniero. Era evidente que estaba totalmente ajeno a las problemáticas actividades del PNI y no era capaz de ponderar los verdaderos riesgos. Llamó de inmediato a Charleroi, obteniendo confirmación de que no se había dispuesto nada para proteger a Walckiers. Ordenó que lo fueran a buscar y lo acompañasen a Bruselas para un interrogatorio más extenso. También dispuso que uno de sus hombres acompañara desde este momento a la diputada Darbée para protegerla. La llamó por teléfono y le puso al tanto de la medida, como respuesta a las "amenazas de muerte" de la que se había enterado la policía, sin revelarle el origen de las mismas. Cuando recibieron la llamada de Servais en la PJ de Charleroi, llamaron a las oficinas de ACEC, confirmando que Walckiers había llegado a su oficina pero no pidieron hablar con él. Era mejor explicarle la situación frente a frente. El inspector que lo acompañaría a Bruselas se trasladó entonces a la empresa. Al mostrar sus credenciales y pedir que le llevasen a la oficina del ingeniero, intentaron avisar a éste por el teléfono interno pero no contestó. - A lo mejor esta inspeccionado alguno de los talleres o reunido con algún técnico -le dijo la recepcionista-. ¿Podría esperar mientras trato de ubicarlo? - Mejor me indica donde está su oficina y lo espero ahí mismo -contestó el policía, que prefería


no permanecer a la vista de todos en la recepción. - De acuerdo. Suba al tercer piso. Es la segunda oficina a la derecha. Si suena el teléfono en la línea 1, tómelo: le estaré avisando si encontré al señor Walckiers. - De acuerdo. Gracias. El detective tomó el ascensor y se encaminó hacia la oficina señalada. Golpeó y entró sin esperar respuesta ya que no esperaba encontrar a nadie. Y, en un primer momento, no vió a nadie. Pero, al acercarse al escritorio, vió que se asomaban los pies de alguién por el lado del mueble. Dió la vuelta y, efectivamente, quien debía ser el ocupante del lugar estaba tirado en el suelo. Le tomó el pulso: no había respuesta. Pero el cuerpo estaba aún caliente: debía haber fallecido pocos minutos antes. Intentó reanimarlo con un masaje cardíaco, pero fue en vano. Se puso guantes de látex y llamó por teléfono a su oficina de la PJ, pidiendo el envío de los forenses. Luego avisó a la recepcionista que había encontrado al ingeniero junto a su escritorio, pero que parecía haber sufrido un infarto y que una ambulancia ya venía en camino. También preguntó si Walckiers había recibido alguna visita después de llegar, pero la secretaria le contestó que nadie había pedido hablar con él. Una tercera llamada fue para el comisario Servais, a quien puso al tanto de lo ocurrido. - Hemos llegado tarde -se lamentó éste-. No creo en absoluto en algo fortuito. Guarde con cuidado todo lo que está a la vista sobre el escritorio y que Walckiers pudiera haber tocado. Ya tuvimos hace poco un caso de envenenamiento por contacto con la piel. Y que hagan cuanto antes un análisis bioquímico de los líquidos corporales. Puede ser un veneno de rápida desaparición. Después de cortar, añadió para sí: - ¡Hay algún soplón que puso sobre aviso a los malditos! Llamó entonces a los equipos que vigilaban la casa de la rue de la Prospérité (donde había desaparecido Oblensky) y su entorno y ordenó detener e interrogar a cualquier persona que saliera de ella, salvo sus moradores habituales, así como a cualquier extraño que saliese de la calle de atrás. En la oficina de Walckiers, mientras esperaba los técnicos, el inspector revisó el escritorio. Sobre la mesa había varios documentos y una agenda. En la agenda no aparecía ningún compromiso esa mañana así que, al parecer, no había tenido ninguna reunión. En el suelo, junto al cuerpo había una taza de café volcada y la alfombra había absorbido el líquido: deberían cortarla para poder analizarlo. También analizarían la agenda y los papeles, sin olvidar el teléfono y la cafetera, como había indicado su superior de Bruselas. Pero estaba muy sorprendido por esas instrucciones: sin duda se trataba de un caso "gordo", con antecedentes de los que no sabía nada. La policía revisó concienzudamente la oficina de Walckiers pero, como era de esperar, no encontró ninguna huella digital. Los videos de seguridad y los controles de acceso no mostraban ninguna intrusión anormal. Si alguién había, de algún modo, envenenado a Walckiers, debió ser alguién de dentro de la empresa, que podía ingresar a su oficina sin levantar sospechas. Y debió hacerlo entre la salida del personal el día anterior y la llegada de Walckiers ese día. Ésto apuntaba directamente a los encargados de la limpieza. Se dispuso


interrogarlos a todos y revisar con más cuidado los videos del control nocturno de los pasillos. En la oficina había una caja de seguridad. Obtuvieron la clave y, en presencia del superior de Walckiers, retiraron y clasificaron su contenido. Eran casi todos documentos confidenciales relativos a investigaciones y proyectos en curso. Fueron devueltos a su lugar en cuanto apareció un sobre sellado con la mención "Relato personal - Solo para la policía, en caso de emergencia". No fue abierto y, consultado Servais, se dispuso que lo llevase personalmente a Bruselas el mismo agente que había recibido la denuncia del ingeniero. Servais quería interrogarlo a fondo sobre la entrevista y enrostrarle su falta de criterio. A la vuelta del almuerzo, el comisario encontró a éste esperando en su oficina. A pesar de sus múltiples preguntas, no logró saber mucho más que lo que ya había leído en el resumen escrito. A lo más, que Walckiers no parecía particularmente inquieto y no había aludido a la conveniencia de obtener protección. Al parecer, no pensaba que los confabulados podrían sospechar de él. Pero era evidente que su entrevistador había equivocado su enfoque, centrándose más en el asunto del fraude electoral que en la denuncia de las intenciones de asesinar a la diputada. También quedaba claro que parecía ser la primera vez que Walckiers había oído hablar de algo semejante. Servais reprendió al detective y le señaló que ese error quedaría estampado en su hoja de servicio. Luego lo despidió, recordándole que debían informarle de inmediato de cualquier resultado o descubrimiento que hicieran en Charleroi acerca del caso. Luego abrió el sobre de Walckiers y se puso a leer. El sobre contenía tres documentos diferentes: una hoja referida a la forma en que se realizaba el fraude electoral, una serie de páginas impresas que eran una suerte de bitácora de reuniones y otro par de hojas escritas a mano que relataban la última reunión de los directivos del PNI en que se había aludido al asesinato de Paula Darbée. Firmadas por Walckiers, eran el documento acusatorio que respaldaba la denuncia hecha a la PJ de Charleroi. Lo introducía señalando que lo escribía a mano por razones de seguridad porque no quería dejar rastro de ello en una computadora y quería asegurar al máximo su autenticidad en caso de que fuese necesario. Decía que si hablaban así de Darbée y que si ya habían mandado matar -como sospechaba- al periodista Trompel que le había interrogado acerca de la confiabilidad del sistema de votación electrónica, su propia seguridad podía verse comprometida en el futuro. Era también la razón por la que dejaba estos documentos en su caja fuerte. Esta declaración estaba fechada el día anterior a su muerte. La información sobre el fraude era muy breve: indicaba los pocos números de las líneas del código en lenguaje C++ que debían ser borradas para restituir la integridad del código original. En los miles de líneas de código, habría sido muy difícil detectar las líneas apócrifas sin dicha indicación. Y, dado que el programa se intalaba en las máquinas después de ser compilado, era imposible corregir dichas copias: era indispensable corregir el programa-fuente (conservado en una caja de fondo de la empresa) y recompilarlo para luego reinstalarlo en las máquinas. Servais se dedicó luego a leer el documento más largo: la bitácora era una resumen de lo


tratado en reuniones en los últimos dos años. Los asistentes eran siempre los mismos: Bertrand, Durand, Verstappen, Ibn Sahlad, Daems y Walckiers. Aclaraba que ellos eran los que controlaban el PNI y que Daems, aunque oficialmente su presidente, no era más que un comparsa, como él mismo. Los verdaderos jefes eran Bertrand, Durand y Verstappen, que llamaba "el núcleo". No le quedaban claros los intereses de Ibn Sahlad, que actuaba como cofinancista y, al parecer, procuraba el apoyo de parte de la comunidad musulmana. Aparte de los delitos señalados por Walckiers, que aparecían en las últimas reuniones, se hacía evidente que el PNI tenía un programa diferente y mucho más radical que el profusamente publicitado. Era el que Trompel había detectado en los mensajes de los "republicanos", totalmente coherentes con lo que se había discutido en las reuniones relatadas por el ingeniero. No mencionaba órdenes de asesinato, pero la temática de la "supresión de la aristocracia" y las felicitaciones en los casos de los atentados eran recurrentes por lo que la hipótesis de "trabajos" mandatos por este grupo, posiblemente a través de Bertrand y Oblensky, se veía claramente reforzada. En Charleroi, entretanto, interrogaban al personal de limpieza que había trabajado durante la noche y, muy especialmente, a las dos mujeres que habían entrado en la oficina de Walckiers, según constaba en los videos de seguridad. Se les pidió que relataran en detalle cada uno de sus pasos, sin olvidar detalle alguna. Una de ellas mencionó entonces que, a poco de entrar, "cambió el tarro de café soluble" en la mesa detrás del escritorio. El detective insistió entonces: - ¿Cambia este tarro todos los días? - Claro que no. Llevamos varios en el carrito de limpieza, para las distintas oficinas. Revisamos los tarros y cambiamos los que están vacíos. - ¿Y el tarro del señor Walckiers estaba vacío? - En absoluto. Pero en el momento en que yo entraba a trabajar se me acercó su esposa y me dió un frasco pidiéndome que lo pusiera en la oficina de su marido, como una sorpresa, porque recién le había dicho que le gustaba más esta marca que la que ponía la empresa. Por ésto lo llevé y lo puse en lugar del tarro antiguo. - ¿Conoce ud a la señora Walckiers? ¿La había visto antes? - No. Ella se presentó. - ¿Supongo que no le dió ninguna prueba de quién era? - ¿Y por qué lo habría hecho? ¿Debemos desconfiar de todo el mundo? - Sería mejor desconfiar un poco y verificar. ¿No ve que el señor Walckiers murió? ¡Espero para ud que no sea por culpa de ese famoso café, porque lo ocurrido es muy sospechoso! - ¿Es que el señor Walckiers no murió de un ataque al corazón? - Yo no la estaría interrogando si ésto fuera cierto, ¿no le parece? - ¡Por Dios! ¿Asesinado? - No se lo puedo asegurar pero es desgraciadamente posible. Ahora, por favor, no vaya por allá contando historias y, sobre todo, no hable a nadie más del frasco del café. ¿Han cambiado algún otro anoche? - No señor, ninguno. - ¡Menos mal! El policía despidió a la mujer recomendándole una vez más que guarde reserva. No le llamó la


atención que tuviera un nombre árabe. Muchos empleados de limpieza pertenecían a la comunidad musulmana. Quien se fijó en este detalle fue el comisario Servais, cuando recibió una transcripción del interrogatorio. Cuando Servais recibió este informe venía acompañado con los resultados de la autopsia y del análisis de laboratorio de lo que se había encontrado en la oficina de Walckiers. La autorpsia había demostrado que no había huella alguna de infarto. Lo único que podía ser relativamente anormal era el aspecto de los lóbulos de los pulmones: parecían algo comprimidos, como si el hombre se hubiese asfixiado. Pero el análisis químico no mostraba ninguna sustancia tóxica. Concluía en "paro respiratorio espontáneo o atribuible a una asfixia por cause desconocida". Y solicitaba información acerca del ambiente en que se encontraba el difunto o que había visitado poco antes de fallecer. La respuesta se encontró en los análisis de laboratorio de los objetos de la oficina, específicamente del frasco de café solubre. Al analizar las capas superiores del café, se encontraron moléculas de una sustancia que le era extraña. Cuando se echaba, junto con el café, en agua hirviendo, se producía un gas que se mezclaba con el vapor y absorbía el oxígeno del aire, dejando una mezcla irrespirable. Cuando Walckiers se preparó el café, debió sentir cierta dificultad para respirar al llegarle el vapor. Sin duda trató de beber, absorbiendo aún más gas y se sofocó aún más. Los químicos habían podido captar la reacción pero no habían podido analizar el gas producido: se evaporaba y se descomponía en pocos segundos. Y no quedaba suficiente material extraño en el frasco o también se había descompuesto o evaporado. Si Walckiers hubiese tomado un café más cargado es posible que no hubiesen encontrado nada: el asesino había puesto el mínimo indispensable para lograr su propósito. Juntando este informe con el de la autopsia se formaba un cuadro clínico más claro: Walckiers había estado expuesto a un gas que eliminaba el oxígeno o se combinaba con él y anestesiaba quizás en cierto modo las células pulmonares encargadas de transferir el oxígeno a la sangre, impidiendo que funcionasen adecuadamente. En otras palabras, había sido asfixiado mediante una técnica muy sofisticada, creada quizás en un laboratorio destinado a crear armas bioquímicas. Algo que alguién como Oblensky podía haber conseguido en un laboratorio de la ex-URSS. Obviamente no había huellas dactilares en el frasco, aparte de las del mismo Walckiers y de la empleada de la limpieza. Y, como era de esperar, la esposa del ingeniero nunca había pedido que se la cambiara el café. Se volvió a interrogar a la empleada, que insistió en su explicación. No pudo reconocer la foto de la esposa y aseguró que no podía ayudar a confeccionar un retrato-robot de la mujer que le había dado el café porque estaba muy oscuro, llevaba gafas y sombrero. Investigaron los antecedentes de la empleada. Era hija de un inmigrante venido de Turquía, que vivía también en Charleroi y tenía un pequeño restorán... donde se realizaban las reuniones del PNI local. Ella no vivía con su padre, pero era evidente que había ahí una conexión. Interrogada acerca de sus relaciones con el PNI, reconoció que su padre le había convencido de asociarse y que asistía a las reuniones cuando su trabajo se lo permitía. Reconoció que se había


encontrado ahí varias veces con Walckiers y que, por ello, estaba muy dispuesta a "hacerle favores". Se le preguntó entonces si la mujer que le había dado el café no podía ser también otro miembro del partido. Pareció dudar, trató de recordar pero finalmente lo negó, volviendo a decir que seguía creyendo que era la esposa del ingeniero y que no la había visto ni oído nunca antes. El testimonio seguía siendo dudoso pero no había forma de profundizar. Pero una cosa estaba clara: los asesinos no solo disponían de extraordinarios recursos técnicos sino que habían podido ubicar con mucha rapidez la persona adecuada para llevar a cabo la misión, lo cual significaba que disponían de mucha información anterior. ¿Quién la podía tener sino el mismo PNI? ¡Otra vez Bertrand y Oblensky! El comisario Servais fue finalmente informado de que el motorista que había sido herido cuando trataba de asesinar al edecán real estaba en condiciones de sufrir un interrogatorio severo. Se traslado al hospital, haciéndose acompañar por Trompel, totalmente repuesto ... y disfrazado. Le dejaron de inmediato en claro cual era su situación: estaba inculpado de intento de asesinato y de conspiración subversiva. Y conocían su verdadera identidad así como sus actividades anteriores en la RDA. Después de su condena en Bélgica, si aún seguía vivo, sería extraditado a Alemania, donde respondería por los crímenes que se le atribuían como agente de la STASI. El hombre quiso negar su identidad, pero Servais le señaló los elementos de prueba recibidos de la policía alemana. El comisario le ofreció entonces retirar el cargo de conspiración si denunciaba quién le había encargado el atentado y daba pruebas que permitieran incriminarlo. - ¿No le habrá enviado Oblensky por casualidad? Es un hombre muy interesante. Que tuvo contactos con la STASI. ¡Lo debe haber conocido ahí! ¿O no? El hombre trató de esconder su sorpresa, pero sus Servais era un experto observador y supo que había asertado. Pero aún así el delincuente se negó a hablar. Trompel sacó entonces un frasco de café soluble de su bolsillo y pidió a una enfermera que le trajera agua hirviendo para preparar café. El herido empezó a ponerse nervioso. - Vamos a tomar un poco de café. Ud primero. Supongo que le gustará esta marca -le dijo Trompel, mostrándole un frasco idéntico al que habían encontrado en la oficina de Walckiers. Cuando iba a sacar una cucharada, el asesino se sobresaltó. - ¡No lo haga! ¡No quiero café! - ¿Qué pasa? ¿No le gusta esta marca? - ¿Me quiere matar? ¡Prefiero la cárcel! Pero deben detener a Oblensky, sino él mismo me mandará matar. Podría haberlo hecho ya. Tiene muchos recursos. Como este café asfixiante. - ¿Un café asfixiante? ¿Qué patraña es ésta? - ¡Ud lo sabe muy bien! Lo ha traído a propósito. Oblensky lo ha usado más de una vez. Y lo tenía en la casa de la calle de la Prospérité. Lo he visto usar ahí con un agente imprudente, como lo había hecho en Berlín. - ¡Así que es ahí donde se esconde y ud ha estado ahí! - Es donde Oblensky se junta con sus agentes. Nunca se queda ahí más de unas horas. Nadie sabe donde se queda. - ¿Cómo llega ahí?


- Como todos: a pie. - ¿Y cómo se va? - Del mismo modo. ¿Qué pregunta es ésta? ¿Cree que puede volar? - ¿Cómo se comunican con él? - Normalmente él nos llama. Pero si hay algún problema, tenemos un número de teléfono, que se nos recomienda usar solo en caso de real emergencia y usando metáforas o claves. Anotaron el número, que investigarían. Siguieron con algunas otras preguntas acerca de las otras personas que el hombre había visto ahí. Todas usaban seudónimos, lo cual no era muy útil. Y nadie hablaba de lo que hacía. Las conversaciones con Oblensky eran generalmente a solas. Se mantenía la incógnita acerca de cómo se escabullía Oblensky. Pero ya se podía lanzar una orden de detención contra él. Y podrían registrar la casa y arrestar a sus ocupantes cuando quisieran. El número de teléfono era de una línea fija y correspondía efectivamente a la casa de la calle de la Prospérité donde había escabullido Oblensky. La observaron por un día más y luego decidieron pasar a la acción. Un completo equipo de policías invadió la casa con una orden de cateo y de detención de sus ocupantes. Encontraron tres personas que parecían vivir ahí en forma permanente -un matrimonio con un hijo de doce años- y dos otras personas, una de las cuales habían visto entrar una hora antes. La otra debía estar ahí desde hace varios días, sin haber salido a la calle. Ya habían observado el matrimonio yendo y viniendo en el barrio y el hijo ir a una escuela pública cercana. Todos fueron llevados al cuartel de la PJ más cercano donde pasaron los controles de identificación y, luego, fueron duramente interrogados uno a uno. Mientras tanto, un equipo técnico revisaba todo el contenido de la casa y recogía las huellas digitales. También estudiaron detenidamente el sótano donde, debajo de la aparente tapa de cemento de un pozo, encontraron una escala y luego un estrecho túnel de más de cincuenta metros. Otra escala subía hacia un subterráneo parecido, perteneciente -como sospechaban- a una casa de la calle Darimont. Detuvieron el único ocupante de la casa. Entre tanto, en su oficina, Trompel había vuelta a analizar todos los datos que había recogido de los atentados, el blog republicano y los grupos de Facebook y, ahora, de los movimientos de fondos en las cuentas del PNI, de Durand, Bertrand, Verstappen e Ibn Sahlad desde el Banco Lambermont. Disponía ahora del software Parsifal, el que permitía cruzar datos de orígenes y formatos diferentes, adquirido recientemente por la policía especialmente para descubrir amenazas terroristas y actuaciones de narcotraficantes. Después de varios minutos en espera, en que desfilaban por la pantalla los encabezados de los archivos y tablas consultados, empezaron a aparecer llamados de alerta. Mostraban que después de cada atentado se producían giros que partían de varias cuentas del banco Lambermont y seguían un mismo recorrido para terminar en un banco de las Islas Caimán. Las cuentas eran las de Ibn Sahlad y de Verstappen. También había habido un fuerte pago de Durand a Walckiers y pagos de Bertrand que, después de una vuelta por bancos extranjeros, habían llegado de vuelta a un oficial del Registro Civil, al sub-jefe de seguridad del hotel


Lambermont, Philippe Moens, e incluso a un técnico de comunicaciones de la misma PJF. Las fechas coincidían cada vez, con unos días de retraso, a hechos registrados como sospechosos. Cuando pasó su informe al comisario Servais, éste no pudo esconder su satisfacción. - Hemos identificado los soplones y nos llevan a Bertrand. Y la cuenta de las Islas Caimán debe ser de Oblensky. El gobierno de allá no tardará en autorizar las investigaciones de las cuentas bancarias: le es cada vez más difícil resistir la presión internacional. Añadiremos nuestro pedido a la larga lista que ya tiene Interpol. Más temprano que tarde deberemos saber algo. - Si no logramos que Oblensky o algún otro hable antes. - Vamos a detener a Moens, el hombre de seguridad del hotel. Sospecho que será más blando que Oblensky. Y después arrestaremos a las cabezas pensantes y financistas. ¡Acabaremos con el PNI! Al anochecer, dos agentes se presentaron en el hotel Lambermont. Era la hora en que, según habían averiguado, Philippe Moens terminaba su jornada de trabajo. Cuando salía, lo detuvieron y lo llevaron a la comisaría civil más cercana. Le informaron que estaba acusado del atentado contra el cardenal de Villers y lo dejaron que reflexionara sobre su situación en una celda durante toda la noche. En la mañana siguiente, después de un frugal desayuno y haber podido asearse, fue llevado a la central de la PJF donde le comisario Servais lo esperaba ya con otra prueba irrefutable: habían verificado que, a la hora del disparo contra el cardenal, el hombre se encontraba en la habitación onde habían encontrada el arma. Y había sido el único en salir de ella en los siguientes minutos. Servais lo enfrentó con este hecho y con el importante pago que había recibido, del cual sabía que había venido de Bertrand, aunque había dado vuelta por varios bancos extranjeros. Moens aceptó finalmente que le había pagado Bertrand para disparar aunque pretendió que su objetivo sólo era herir al prelado, como había ocurrido. Preguntado sobre el origen del fusil Kalashnikov, terminó reconociendo que lo había tenido que ir a buscar a una casa de la calle de La Prospérité y la había recibido de manos de un ruso. Reconoció a éste en una foto de Oblensky que le mostró Servais. Finalmente tenían una prueba que ligaba claramente al ruso con la conspiración. En la casa de la calle de la Prospérité se había quedado un par de agentes para detener a quienquiera que se presentara. El mismo día que Servais interrogaba a Moens, entró un hombre que tenía la llave. Los agentes, preparados para ello, lo detuvieron antes de que se diera cuenta de lo que ocurría. Y, conociendo la foto, se dieron cuenta de que era el propio Oblensky. No se había enterado de que su escondite había sido allanado y había caído en la trampa. Por fin estaba en manos de la policía. Aunque no pareció inmutarse, confiando en que -como siempreno habría prueba alguna en su contra. Pretendió ser un honrado hombre de negocios, pero sin precisar el tipo de negocios. También fue llevado a la central de la PJF, donde se lo dejo meditar por algunas horas.


El comisario Servais prefirió limitar su acusación y su interrogatorio a lo obvio y seguro: había entregado un arma a la persona que había disparado contra el cardenal. La venta de este tipo de arma estaba prohibida en Bélgica, por lo que se lo consideraba cómplice de un intento de homicidio.##Oblensky protestó, reconociendo sin embargo que "ocasionalmente" vendía alguna arma. El amigo que lo recibía en su casa de la calle de la Prospérité había recibido el pedido y él la había conseguido y entregado personalmente, para asegurarse de que el comprador la conociera "y no cometiera el error de usarla para algo ilegal". ##Servais prefirió no profundizar y esperar que se cumplieran otras detenciones para confrontarlo y obtener informaciones más sustanciosas. El día siguiente se producía la detención de todos los integrantes del "Núcleo". Bertrand fue el primero en ser interrogado por Servais pero se limitó a hablar de de los objetivos públicos del PNI, mientras el comisario insistía en preguntar por los objetivos reales. Y prefirió no tocar el tema de Moens. Cuando Servais terminó de interrogar a Bertrand, se retiró de la salita de interrogatorio y mandó a que introdujeron en ella a Oblensky. Se quedó observándolos por el vidrio polarizado. Y notó claramente el sobresaltó de Bertrand al ver entrar a su socio. Sin embargo, los dos hombres no dieron muestras de conocerse. Se sabían obviamente observados y cualquier trato los perjudicaría. En consecuencia, no pronunciaron una sola palabra ni se volvieron a mirar directamente después del primer contacto. Oblensky se sentó en la silla que había dejado libre Servais y miró para el techo. Servais ordenó que los dejasen así por horas y pasaba de vez en cuando a mirar cómo se comportaban. Mientras Oblensky parecía tomarse la situación con calma y dormitaba sentado, Bertrand se ponía cada vez más nervioso. Acostumbrado a mandar y creyéndose privilegiado por su grado, empezó a reclamar a gritos, primero que le trajesen agua, luego algo de comer y, finalmente que lo sacasen de ahí. Fuen entonces cuando se inició una conversación entre los dos detenidos. - ¡Cálmese! De nada sirven los gritos. Es lo que quieren estos policías: que le traicionen sus nervios. - ¿Qué sabe ud? - Tengo algo de experiencia. - ¿Problemas con la justicia? - Oh no. Solo con policías idiotas que lo detienen a uno sin pruebas y tratan de obtener confesiones. - En ésto estoy de acuerdo. Yo soy un general jubilado. Siempre he servido mi país como el mejor patriota. Y ahora me acusan de conspiración y subversión. ¡Habráse visto! - ¿Y, siendo militar, no sabe de tácticas de interrogatorio? - No trabajé en inteligencia ni en la policía militar. Me ocupaba de armamento. Y de administración de recursos. - ¿Entonces lo detuvieron por vender armas? ¿O por cobrar comisiones? - ¡En absoluto! Dicen que conspiré para matar aristócratas, para alterar el proceso electoral y para tomar el poder. ¡En un país tan pequeño y que aún, así, se ha transformado en federación! ¡Qué absurdo! ¿Y a ud, por qué lo tienen aquí? - Dicen que vendí un arma y que fue usada para dispararle a alguién importante. Aunque la


haya vendido, que culpa tengo yo de lo que se haga con ella. Bertrand se enteraba así de la razón de la detención de Oblensky. Y de que el vínculo con él, a través del francotirador Moens, había sido establecido por la policía. Cosa que Servais no le había revelado. Se dió cuenta entonces de que su situación era más complicada de lo que creía. Y prefirió seguir callado.

Epílogo El Tribunal Electoral decidió encargar a ingenieros de la Universidad Católica de Lovaina la revisión del proceso para ver si era posible obtener los resultados reales sin volver a efectuar la votación. Como la PJF contaba con el programa original de cómputo de votos y la versión alterada, pudieron calcular con exactitud los resultados reales que eran, evidentemente, muy inferiores. Pero como las máquinas habían sido instaladas en un número de mesas inferior al tercio del total -dado que se pretendía justamente realizar una experiencia piloto- los resultados para el PNI significaron apenas la pérdida de cinco escaños. Si la votación había sido influenciada por la propaganda del partido, ya no era posible remediarlo. Pero la causa judicial contra el partido llevó a la anulación de su personalidad jurídica, lo cual planteaba un problema más complejo para los diputados elegidos: ya no pertenecían a partido alguno, cosa sumamente extraña en Bélgica, donde no está prevista la elección de candidatos sin partido. La mayoría optó entonces por afiliarse al Partido Verde y unos pocos a otros partidos. El dominio del PNI sobre la Cámara quedó así totalmente diluído. Un año después... El diario 'La Dernière Heure' titula en portada: "Diputada Darbée se casa con policía que investigó PNI" 5 años después... Cumplida su sentencia de cárcel por su participación en la conspiración, Oblensky es deportado a Rusia, que pidió su extradición para juzgarlo por otros crímenes en esa nación. Se le encargó a Trompel acompañarlo en el avión para entregarlo en Moscú a las autoridades rusas. El vuelo Bruselas-Berlín-Moscú debe cruzar el espacio aéreo de Borduria, un país que pertenecía a la órbita soviética y se ha mantenido bajo un régimen dictatorial comunista. Poco después de ingresar en este espacio aéreo, el piloto recibió un llamado de la torre de control de Stalinava, la capital del país. - Acaban de penetrar en el espacio aéreo borduriano. Llevan a bordo un peligroso enemigo del pueblo y exigimos que aterricen para entregárnoslo. Piloto a copiloto: - ¿Tenemos suficiente combustible para evitar el espacio borduriano? - No para salir y proseguir hasta Moscú: el desvío es largo. Pero podríamos devolvernos a Berlín.


- Ésto no es ninguna solución: debemos llevar este avión a Moscú. - Entonces debemos aterrizar. Piloto a torre de control: - ¿Cómo se llama esta persona? - Estepan Andronikov. - Vamos a revisar la lista de pasajeros. ... - No hay nadie a bordo con ese nombre. No podemos darles satisfacción. - Hemos verificado en Bruselas que subió a bordo. Debe estar en su lista con otra identidad. Revisen los documentos de todos los pasajeros. Si no lo identifican, deberán desembarcar todos aquí y acusaremos a su tripulación de encubrimiento y atentado contra la seguridad nacional. Y lo identificaremos nosotros. No traten de salir de nuestro espacio aéreo: tenemos dos jets de combate que van a su encuentro. - ¡No pueden hacer ésto: es contrario a las normas internacionales del transporte aéreo! - Las suyas quizás. Pero aquí tenemos nuestras propias leyes y las aplicaremos como nos parezca. - Haremos lo que podamos. Vuelo SB1542 fuera. - ¡Estos bordurianos están locos! - ¡Ellos, no: su presidente! Es el último dictador comunista y nunca ha aceptado la glasnost. Su servicio de seguridad es peor que la STASI y la KGB juntas. Todo el país es un gran campo de concentración. Nunca me ha gustado pasar por aquí y menos hacer escala en Stalinava. ¡Algo así tenía que ocurrir alguna vez! - ¿Qué hacemos? - Que las azafatas revisen todos los pasaportes. Los de Unión Europea no pueden ser falsificados. Que traigan aquí todos los demás. Pasaremos la lista a Interpol. Cuando Trompel vió que revisaban todos los pasaportes y cuando una de las azafatas llegó a su asiento, preguntó qué estaba ocurriendo. - Orden del capitán. Parece que las autoridades bordurianas pidieron cotejar la lista de pasajeros, especialmente los no-europeos. - ¿Puedo hablar con el capitán? - No, señor. Ningún pasajero puede entrar en la cabina y el capitán está demasiado ocupado para atender a los pasajeros. - No soy cualquier pasajero: estoy en misión oficial de la Europol. - y le mostró su credencial de la PJF. - Voy a avisar al capitán. Espéreme. Un momento después volvió y le dijo que se acercara a la cabina. Lo acompañó y llamó a la puerta. El capitán salió y cerró la puerta. - ¿Ud es policía? ¡A lo mejor nos puede ayudar! - ¿Qué es lo que pasa? ¡No es común revisar los pasaportes durante el vuelo! - Claro que no. Pero tampoco es habitual que los bordurianos nos obliguen a aterrizar y nos exijan entregarles a un pasajero cuyo nombre no aparece en la lista de pasajeros. Afirman que están seguros de que subió a bordo en Bruselas y que puede aparecer bajo otro nombre.


- Podría ser el hombre que acompaño. Es un traficante de armas que ha sido extraditado después de cumplir condena en Bélgica y que va a ser enjuiciado ahora en Rusia. ¿Qué nombre le dieron? - Estepan Andronikov. - Déjeme revisar el expediente que llevo conmigo. Lo conocemos como Oblensky, pero a lo mejor es conocido bajo otros nombres en otras partes, lo cual podría constar en el expediente. Le avisaré con la azafata. Momentos después, Trompel confirmaba a ésta que entre los nombres utilizados alguna vez por Oblensky estaba el de Andronikov. El aterrizaje debió hacerse "a la antigua", confiando solamente en los ojos: el aeropuerto de Stalinava no tenía siquiera el más sencillo ILS para guiarlo. La camioneta guía lo llevó cerca de un edificio con aspecto de garaje, cerca del cual lo esperaba un importante contingente militar. A pesar de que el capitán avisó que habían ubicado a Andronikov, la torre de control le ordenó que hiciera bajar a todos los pasajeros. Cuatro hombres empujaron una escalería hasta la puerta trasera y luego un oficial subió a bordo. Ordenó a las azafatas que hicieran bajar a todo el mundo en fila india y que se dirigieran hacia el edificio. La tropa había formado una doble fila y los pasajeros avanzaron entre las dos filas de soldados, todos armados de metralletas. En la puerta había otro oficial que miraba con atención los rostros y hacía seña de que entrasen. Cuando Trompel llegó ahí con Oblensky, el oficial se cuadró y saludó al preso, hablándole en el idioma local. Luego se dieron un apretón de manos y se fueron hacia un lado. Trompel protestó: - ¡Hey: debo llevar a este hombre a Moscú! - ¡No irá a Moscú! ¡Llegó adonde pertenece y es bienvenido aquí! Agregó una orden en borduriano y dos soldados encajaron sus metralletas en el pecho del detective. La fila de pasajeros se había detenido. El oficial que había subido a bordo llegó en ese momento. Intercambió algunas palabras con su colega y luego anunció a voz en cuello que todos podían volver a bordo. - ¿Y qué hay del enemigo que buscaban? - preguntó Trompel, que había sido liberado. - ¡No es asunto suyo! ¡Vayánse! Todos regresaron a bordo y se dió al avión el permiso para despegar. El inspector llegaría a Moscú sin su prisionero. FIN


Artecal Todos los personajes son ficticios. Algunos hechos tienen una base real. Los datos sobre el tráfico de arte también son reales.

24-4-1970. París. ANP. Un camión que transportaba cerca de 400 obras de arte fue robado anoche cuando se dirigía por la autopista A50 en dirección al puerto de Marsella. Llevaba obras escogidas en las reservas del museo del Louvre qui debían exponerse en Dubhai. La escorta policial fue rerriba con metralletas. Los ladrones y el camión desaparecieron después de bloquear la circulación en la autopista en dirección al sur. Los controles establecidos a la entrada de Marsella algunos minutos más tarde no dieron resultados. La Brigada de Represión del Crimen, a la caza de los bandidos, solicitó la ayuda de los automovilistas qui pudieran haber cruzado el camión y dispuso la vigilancia de numerosos locales de anticuarios. De este modo logró ubicar el camión, vacío, en una bodega abandonado del puerto."

Mayo 1970 Era ya más de las ocho de la mañana y su patrón no lo había llamado. Era extraño: tocaba siempre el timbre cerca de las siete y media para que lo ayudara à vestirse. La cocinera se estaba poniendo nerviosa porque el desayuno se iba a enfriar y esto no le gustaba al patrón. Así, Néstor, el Mayordomo del señor Philippe Ducquet de Joinville se decidió a averiguar lo que estaba pasando. Subió al tercer piso y entró en el dormitorio del dueño de casa. Pero no había nadie en la pieza y, cosa aún más extraña, la cama no había sido abierta, lo cual indicaba que el señor Ducquet no había dormido allí esa noche. Néstor bajó entonces al segundo piso: no había nadie en el comedor ni en el salón. Siguió hasta el primer piso, llamó a la puerta del escritorio y, al no obtener respuesta, abrió prudentemente la puerta. El señor Ducquet estaba sentado frente a la mesa y parecía dormir. El criado se acercó y llamó a su jefe, primero a media-voz y luego más fuerte. Pero no respondía. Se fijó entonces en su palidez y su total inmovilidad. Después de dudar un poco, acercó la mano al cuello para tomarle el pulso: nada! Y el cuello estaba helado. El asunto estaba claro: el hombre estaba muerto, y desde varias horas. Néstor tomó entonces el teléfono que estaba sobre el escritorio y llamó a la única persona ligada a su patrón de la cual conocía el número: su médico, el doctor Luc Marchant, que ejercía en el hospital San Lucas de Woluwé. Media hora más tarde, el doctor Marchant estaba en la oficina de su paciente y confirmaba su muerte, de la cual no encontró causa aparente. Ducquet no sufría de ninguna enfermedad crónica y sólo lo consultada ocasionalmente sea para una faringitis -era sensible al frío- o para un simple control rutinario. Una muerte tan repentina le parecía por lo tanto muy extraña y deseaba saber más. Decidió por lo tanto avisar a su amigo el comisario Jean Servais, de la Policía Judicial de Bruselas y recomendó a Néstor de contactar la familia de Ducquet, a lo cual el Mayordomo respondió que no le conocía familia alguna ya que ningún familiar le había visitado en los quince años que servía en esta casa.


A las once de la mañana, un vehículo policial se estacionó delante del 113 de la calle Belliard, domicilio del señor Ducquet. Bajaron de él el comisario Servais y un par de técnicos. Fueron introducidos en la oficina y el comisario se puso a interrogar al criado mientras los técnicos sacaban fotos y buscaban huellas. - « ¿No notó nada extraño al entrar esta mañana en esta pieza? » preguntó Servais. - « Un leve olor a cigarro, pero desapareció rápidamente. No había cigarillo ni cenizas en el cenicero y el sr. Ducquet no fumaba. » - « ¿Y este vaso en el escritorio? » - « El sr. Ducquet bebía regularmente un poco de coñac y lo ofrecía a sus vistantes. Hay un sólo vaso y no abrí a nadie ayer después de servir la cena. El sr. Ducquet quizás haya vuelto a su escritorio más tarde para trabajar y habrá bebido un poco de coñac. » - « Es extraño, entonces, que no haya ningún documento sobre la mesa y que todos los cajones estén cerrados con llave. El vaso está vacío pero el interior es un poco pegajoso lo cual significa efectivamente que fue usado. » agregó el policía, guardando el vaso en una bolsita para pruebas. El interrogatorio de la cocinera se terminó en pocos mintos. Se había ido después de la cena y después de lavar la loza y había vuelto a las siete de la mañana, como todos los días, para preparar el desayuno. Así, no podía saber nada de lo que pudisese haber pasado durante la noche. Sólo Néstor vivía con su patrón, teniendo su pieza en un altillo del cuarto piso. Se levantaba un poco antes de las siete para abrir a la cocinera y luego desayunaba y esperaba la llamada del patrón para ayudarlo a terminar de vestirse. Explicó al policía que, durante el día, recibía a los clientes de Ducquet y los introducía en la sala de espera adjunta a la oficina. No sabía nada de lo que ocurría después. El patrón era quién abría la puerta para recibir al visitante y quién lo acompañaba hasta afuera después de la entrevista. El comisoario preguntó entonces si conocía a los visitantes. Néstor contestó que varios volvían regularmente pero que no conocía ningún nombre porque presentaban sea una tarjeta de convocación impresa firmada por Ducquet, donde aparecía la fecha y la hora escritas a mano, sea una tarjeta de visita puesta en un sobre blanco, lo cual no le permitía ver el nombre. Despés de introducir al cliente en la sala de espera, entraba en el escritorio y daba la tarjeta a su patrón, después de lo cual volvía a la salita del subterraneo. Poco después llegaron los empleados de la morgue, que se llevaron el cadáver. El médico se había ido apenas el comisario había sido advertido del hecho y de sus sospechas. Servais congedió al Mayordomo y se puso a revisar la pieza. Como ya lo había observado, todos los cajones estaban con llave y había varios muebles kardex también cerrados e identificados solamente mediante iniciales. En las paredes había algunos cuadros que eran buenas reproducciones de pintores flamencos. Detrás de uno de los cuadros encontró una caja fuerte bastante grande y también cerrada. La casa no tenía calefacción central y la oficina tenía una estufa que estaba apagada. En este día aún fresco de mayo debería haber estado encendida. El inspector miró adentro por arriba: no había carbón. Abrió entonces el cajón para la ceniza, abajo, y descubrió no solamente cenizas frías sino también una colilla de cigarrillo. Ésto era extraño: el proprietario no fumaba y el cenicero estaba limpio. ¿Que hacía ahí esta colilla? ¿Desde cuando? El comisario llamó entonces el criado, le mostro el cajón de las cenizas con la colilla et le preguntó desde cuando la estufa estaba apagada. - « Debe haberse apagado anoche, como cada días » contestó Néstor. « Lo enciendo generalmente


después del desayuno si el patrón se queda aquí o bien cuando vuelve de sus actividades, si tiene frío. No le gustaba que estuviese encendido cuando él no estaba porque no funciona bien. En el segundo piso hay otra estufa que funciona en forma permanente en invierno, para calentar el salón y el comedor. » - « ¿Y dónde iba cuando salía? » aprovechó de preguntar el policía. - « No tengo idea. Salía tres días a la semana y volvía siempre antes de mediodía. Recibía sus visitas en la tarde. Una o dos veces por año salía de viaje por dos o tres días. Yo le preparaba una pequeña maleta con un terno, un par de zapatos, dos o tres camisas y su necessaire. Él mismo preparaba el portadocumentos que llevaba. » - « ¿Y dónde iba entonces? » - « No lo sé. Lo acompañé algunas veces hasta la estación del Luxemburgo que está aquí cerca, para llevar su maleta. Lo dejaba en la fila delante del mostrador donde compraba su pasaje. Pero otras veces me pedía que le llamase a un taxi y no oí nunca la dirección que daba al chofer. » - « ¿Y cuál era su profesión? ¿A qué tipo de negocio se dedicaba? » - « No lo sé tampoco. Sus cartas y sobres sólo mencionan su nombre y dirección, sin título ni razón social alguna. » - « ¿Y por teléfono? » - « ¿Nada más: solo su nombre. » - « ¿Y la identidad de los que llamaban? » - « Ninguna. Cuandi el señor estaba en casa, no debía tomar el teléfono: contestaba él mismo. Cuando no estaba, nadie dejaba mensaje. Salvo en el caso de su abogado, que es el señor Jacob Winters." - « Perfecto. Al menos hay alguién a quien podremos pedir más información. ¿Nunca llamaba nadie de su familia? » - « Nunca, comisario. » - « Muy bien Néstor. Será todo por hoy. Volveré sin duda más tarde para abrir los cajones. Si recuerda alguna otra cosa útil antes, llámeme. He aquí mi tarjeta. » Despidió de nuevo a Néstor, recogió la colilla con unas pequeñas pinzas y lo puso en otra bolsita para pruebas. Luego, volvió a inspeccionar la oficina, mirando ahora los estantes. Contenían algunos libros de economía, numerosos textos sobre armas antiguas y modernas y, sobre todo, sobre museos, arqueología e historia del arte. También había una colección empastada del Eco de la Bolsa, el principal diario financiero de la capital, y también de la revista "Connaissance de l'Art". El hombre parecía de este modo ocuparse de finanzas o comercio, quizás de comercio de arte y ... ¿de armas? Habría que abrir los cajones y los kardex para saber más. En uno de los bolsillos del muerto había encontrado un llavero. Contenía tres llaves Yale, dos de las cuales correspondían a las chapas de la puerta de calle y la tercera a la puerta del jardín, lo cual era poco común. Pero el jardín era colindante, por atrás, con el parque Leopoldo y habría sido fácil saltar el muro para entrar por ahí. Era probablemente la razón de esta medida de seguridad. Las otras llaves eran más pequeñas: abrían los cajones del escritorio y los kardex. Las carpetas de éstos estaban casi todos consagrados a obras de arte, con descripciones detalladas, nombres de los dueños en algunos casos, lugar y fecha de descubrimiento et precauciones necesarias para el traslado, lo cual llamó poderosamente la atención del policía y reforzó la idea de un comercio de obras de arte. Pero no encontró facturas en ninguna parte. ¿Se trataría de comercio ilegal? La caja fuerte permitiría sin duda saber más. Pasó luego a la sala de espera. Ahí, no había nada especial: podía ser igualmente la de un notario o un médico aunque sin revista alguna. También estaba adornada con reproducciones de cuadros de pintores flamencos. Servais reconoció un Breughel. En el segundo piso, encontró el diario Le Soir del día


anterior al lado de un sillón. Había claramente sido leído pero no tenía anotación alguna. En el tercer piso, en el dormitorio principal y el baño no había tampoco nada que pudiese delatar las actividades del dueño de casa a menos que se tomase en cuenta la extraordinaria unidad de todo el mobiliario: desde el escritorio hasta el dormitorio, todo estaba en perfecta armonía y un especialista habría reconocido un sello neoclásico bien marcado. El día siguiente, Servais estaba mal humorado. La policía le había informado que las únicas huellas dactilares de la oficina de Ducquet eran las del difunto y de su criado. No había nada anormal en el vaso de coñac ni en las botellas de licor. La autopsia no había arrojado ningun información significativa en relación a la causa de meurte. El hombre estaba sano y nada permitía explicar el paro cardíaco. Sin embargo existían productos químicos que podían causarlo y desaparecer del cuerpo en pocas horas. Era, en este caso, la hipótesis que debía mantenerse. Había sin embargo algo inesperado: Ducquet tenía una muela hueca que contenía una cápsula de cianura, aunque intacta. Ésto era propio de una espía y frecuentemente usado durante la Segunda Guerra Mundial. ¿Era él un espía o lo había sido? ¿Para quién? Servais se fue a ver Jacob Winters, el abogado del difunto. Éste tenía acceso a una cuenta corriente desde la cual pagaba mensualmente al Mayordomo y a la cocinera así como las contribuciones raíces. Esta cuenta se alimentaba regularmente en dinero en efectivo lo cual impedía Mayor investigación. También poseía una carta que debía abrirse « en caso de emergencia ». El policía la abrió y encontró la llave y la combinación de la caja fuerte y la orden de destruir el contenido de la misma, excepto el dinero y el testamento. Volvió entonces a la calle Belliard y abrió la caja fuerte. Ahí encontró un revolver Colt 45 cargado, unos dos millones de francos belgas en billetes grandes, el testamento, un libro de inventario y lo que parecía una cuaderno de direcciones cuyo contenido estaba codificado: eran iniciales seguidas de dos series de números. Cuando se verificó si se trataba de números de teléfono no se encontró nada. Al final de cada página, bajo la segunda columna de cifras había otro número, más grande. Se encontró que era la suma de la columna: debía tratarse pol lo tanto de pagos. ¿Recibidos o emitidos? El inventario, por el contrario, era muy sugestivo: nombraba obras de arte, piezas arqueológicas y armas que se encontraban también descritas en las carpetas de los kardex. La identificación de cada una estaba seguida de dos fechas: probablemente de adquisición y de venta. También había un código de varias letras parecido al del cuaderno y un nombre de lugar. Éste podía señalar la ubicación de un depósito o bodega, porque no había más de cuatro diferentes. Pero si bien los nombres de las comunas estaban claros, sería practicamente imposible encontrar el lugar exacto. Todo, por lo tanto, parecía confirmar que Ducquet era un traficante y hacía aún más factible la hipótesis del asesinato. Servais hizo copiar la lista de los objetos que aparecían en el inventario, sin los otros datos, y la mandó al director del Museo de Bellas Artes. Llamó a éste por teléfono para solicitarle su colaboración a fin de desbaratar un tráfico de arte y avisándole del envío de la lista para que verifique si conocía estas obras y si algunas eran robadas. Le pidió al mismo tiempo una cita para comentar el resultado. El testamento agregó otro misterio. Aparte de una suma destinada al moyordomo y a la cocinera, indicaba obras de arte que debían ser remitidas al Museo de Bellas Artes y al Museo de Arqueología de Bruselas. Pero no había ninguna verdadera obra de arte en la casa: solamente buenas reproducciones. Los otros bienes debían ser liquidados y el producto debía dividirse entre la National Geographic y tres fundaciones. Pero sólo una de éstas estaba registrada en el Ministerio de Justicia, por lo cual las otras dos nunca tuvieron existencia legal. Y la única que había sido registrada -el mismo año en que fue redactado el testamento- tenía por directores al mismo Ducquet y a su abogado. No había funcionado


nunca porque no había ningún rastro de ello en el Servicio de Impuestos. Los directores de los principales museos y del Departamento de Investigación Científica gubernamental nunca habían oído hablar de ella, aunque se definía como dedica a investigaciones de arte. La caja fuerte contenía también ,junto al testamento, la escritura notarial de una sociedad comercial llamada « Servicio de transacciones de arte ». Ducquet era el director general. Los otros miembros no estaban individualizados por su nombre sino por una función: representante oficial de tal o tal empresa o fundación. Se volvían a encontrar aquí los nombres de las tres fundaciones que aparecían en el testamento y tres otras sociedades, con nombre en inglés y español. Habría que comunicar estos nombres a Interpol para hacer una investigación internacional al respecto. Servais interrogó al abogado Winters respecto de la fundación y de la sociedad que gestionaba Ducquet. Reconoció que su cliente le había pedido que participara en la creación de la fundación y que había redactado sus estatutos. También había hecho el trámite de reconocimiento en el Ministerio de Justicia, pero no había nunca más hablar de ella después. De la sociedad y de las actividades profesionales de su cliente juró no saber nada. Cuando Servais encontró el director del Museo de Bellas Artes dos días más tarde, éste le confirmó que al menos el veinte por ciento de las obras mencionadas en inventario de Ducquet estaban en la lista internacional de obras perdidas o robadas: reliquias merovingias, piezas de vajilla etrusca, pequeñas estátuas de bronce romanas, papiros, etc. Otra cantidad semejante aparecía registrada en museos y colecciones privadas conocidas. - « Esto no quiere decir que estas últimas no provengan de robos » agregó, « porque hasta el Metropolitan Museum posee algunas. Así, por ejemplo, Italia reclama una estátua de un joven atleta que dataría del Siglo III a.C., atribuída a Lisipo, que fue encontrada por pescadores cerca de la costa italiana y fue vendida ilegalmente por un anticuario al museo Getty de Californa. » Las piezas restantes le eran desconocidas. - « Pero una enorma cantidad de objetos proviene de excavaciones ilegales por todas partes en el mundo y constituye el flujo más importante. Interplo estima que el tráfico ilícito de obras de arte es con el de las armas y las drogas uno de los más lucrativos del mundo: mobilisaría más de cinco mil millones de dólares anuales. » - « ¿Cuáles son los principales mercados? » preguntó el comisario. - « Alemania es en cierto modo un paraíso para los traficantes y es el nudo de las operaciones en Europa: el 90% de las obras que se venden ahí es de origen dudosa. Londres y Ginebra son otras ciudades donde el tráfico es abundante. También es frecuente que piezas robadas en excavaciones ilegales aparezcan en venta en Sotheby's y Christie's." - « Los traficantes o sus clientes son conocidos? » - « Los conocidos están en la cárcel, sobretodo los traficantes. En cuanto a los clientes, se encuentran muy pocas veces. Se conocen grandes coleccionistas privados y varios son sospechosos. Pero hay una cantidad importante de desconocidos que no muestran su colección a nadie. Son éstos los que más influyen en el tráfico. » Estaba claro, por lo tanto, que Ducquet era un traficante y bastante importante pero había tomado muchas precauciones para esconder su red. Sin más pistas, la encuesta quedó congelada.


Julio El abogado de Ducquet había pagado el último mes de trabajo de la cocinera y del mayordomo. Néstor Alambique se encontraba así sin empleo y sin alojamiento. Su madre, viuda, vivía felizmente todavía y arrendaba un pequeño departamento en la calle de la Tourelle, a pocos minutos del domicilio de su difunto patrón. Soltero empedernido, pudo así instalarse con ella. Dos meses más tarde y gracias a la ayuda del abogado Winters pudo por fin obtener un trabajo modesto en el Banco de Bruselas: le correspondía timbrar cheques, es decir imprimir en ellos los nombres de los clientes antes de corchetear las libretas. Es así como, un día, le llamó la atención el nombre de Séraphine Demazedier. Éste le recordó una extraña visita recibida por su antiguo patrón unos seis meses antes. La mujer se había presentado y le había dado su tarjeta de visita sin sobre, lo cual era de lo más extraordinario. Le dijo que no la esperaban pero que sería sin duda recibida. Cuando Néstor entregó la tarjeta a su patrón, éste palideció y le ordenó hacerla pasar de inmediato, lo cual también era inesperado. La oyó salir después de cinco minutos, lo que también era muy poco usual. Decidió llamar al comisario Servais para contarle esta visita. Cuando ambos se encontraron, Néstor recordó y contó también que la mujer había fumado en el escritorio. Su patrón le había llamado después de la salida de la mujer para que limpiase el cenicero. El cigarrillo estaba a medio fumar y pudo ver que era un Gauloise azul, lo cual le llamó la atención porque era un tabaco muy fuerte, poco común en Bélgica y aún más raramente fumado por una mujer. «Esto es interesante» se dijo el policía. La colilla encontrada en la estufa el día de la muerte de Ducquet también era de una Gauloise azul, según había determinado el laboratorio. Y tenía trazas de lapiz labial. Así, se trataba posiblemente de la misma mujer, que había visitado a Ducquet la noche en que murió. Como, según el criado, nadie había tocado el timbre de la puerta, el traficante la esperaba, posiblemente observando por la ventana, y le había abierto la puerta. De una manera u otra, ella había podido verter veneno en el vaso de coñac y, así, había asesinado al hombre. Y se había ido quizás con documentos importantes ya que no había quedado nada sobre el escritorio. La cuenta corriente de Demazedier podía constituir por fin una pista. Por orden judicial, el banco entregó toda la información de que disponía sobre este cliente. Las sumas movidas a través de su cuenta eran altísimas pero se quedaban muy poco tiempo ahí. En algunos casos provenían de una cuenta numerada en Zurich, en Suiza, pero la mayoría de las veces se habían depositado en efectivo y habían sido transferidas después a otra cuenta numerada en Ginebra. Sería imposible obtener información acerca de estas cuentas dado que el secreto bancario era absoluto en Suiza. Los depósitos eran irregulares. Uno sólo para el año en curso, cuatro para el año anterior y seis, menores, para el año precedente. La cuenta había sido abierta cuatro años antes por un tercero con un depósito de medio millón de francos. La firma del contrato original era ilegible y la que había registrado Seraphine Demazedier era poco más que un dibujo. Había retirado entonces su primer talonario de cheques pero nunca lo había utilizado. Había ido al banco ocasionalmente para hacer pequeños retiros y ordenar las transferencias. Si Alambique había timbrado un nuevo talonario, era porque el banco había cambiado la presentación gráfica de los mismos e introducido nuevas medidas de seguridad. Le nuevo talonario le sería ofrecido en su siguiente visita. Pero no había venido desde la muerte de Ducquet. Lo más intersante era la dirección que había dejado: era una casilla postal de la comuna de Etterbeek, en la oficina postal de la calle del General Leman. A algunos minutos del domicilio de Ducquet. ¿Otra coincidencia?


La policía decidió vigilar la oficina de correos. Una máquina fotográfica fue instalada cerca de la casilla y conectada a ésta de tal modo que al abrirla se dispararía la máquina para tomar una foto de quién la abría. También se puso en el casillero un pequeño paquete con otro nombre, esperando que el receptor vaya al mostrador para devolverlo indicando el error de destinatario. Un policía estaba adentro, esperando este momento para proceder a seguir a la persona que haría el trámite. Después de tres días de espera inútil, un anciano abrió la casilla, retiró el paquete y lo devolvió en el mostrador como se esperaba. Salió después y bajó la calle. El policía lo siguió de lejos y lo vió entrar por una puerta al lado de la pastelería «Vatel», casi al final de la calle. Se quedó observando, pero el anciano no volvió a salir. Se decidió entonces instalar un puesto de observación casi al frente de la pastelería, en una juguetería cuyo propietario aceptó colaborar con la policía. Desde detrás de la vitrina era fácil observar los movimientos al frente sin ser visto. El anciano salía cada mañana para hacer algunas compras en las tiendas de la cercana plaza Jourdan o hacer un pequeño paseo en los alrededores. Pero no lo vieron nunca recibir visita ni hablar con nadie fuera de los almacenes. La semana siguiente, volvió al correo y retiró un sobre que venía del banco de Demazedier. Sería interesante ver qué pasaría a continuación. Pero no pasó nada. Aparentemente el anciano se llevó el sobre y lo guardó. Servais decidió entonces interrogar discretamente al pastelero, proprietario del edificio, que le dió el nombre de su arrendatario, el señor Leroi, que apreciaba por su tranquilidad y que pagaba siempre religiosamente su arriendo el día convenido. Confirmó que tenía teléfono y que recibía muy raramente correo en la casa. Servais mandó entonces poner su teléfono bajo escucha. La escucha del teléfono fue nuevamente frustrante. Una vez por semana recibía el llamado de una mujer que lo llamada « Pepé », preguntaba por su salud y contaba chismes sin interés. Se pudo verificar que era su hija y no había nada que pareciese relacionarla con el caso policial. Antes de la salida del cartero de la oficina de correo se revisaba lo que era destinada a Leroi y no había nada interesante tampoco: las cuentas de teléfono, de luz y gas. Pero a fin de mes hubo un giro de dinero enviado por Demazedier que el destinatario fue a cobrar a la oficina de correos. Los fondos habían sido depositados en efectivo y enviados desde otra oficina de correos de Bruselas, en la avenida de Waterloo. Otra semana pasó y una carta llegó finalmente a nombre de Demazedier, enviada por el banco: era la cartola mensual. A penas llegó a su casa, el anciano marcó un número de teléfono. Una voz contestó solamente « ¿Sí? ». Él no pronunció ningún nombre y dijo solamente « Su estado de cuenta llegó », leyó las cifras y cortó la comunicación. El número al cual llamó fue identificado y también puesto bajo escucha. La dirección correspondiente se obtuvo de la compañía de teléfonos: era una pequeña oficina en un edificio de la avenida del Souverain. Según el portero del edificio, nadie venía nunca ahí. El administrador informó que los gastos comunes se pagaban por transferencia bancaria y el propietario era la compagnie « Artecal », nombre que sugería una empresa ligada al arte y, por lo tanto, una posible conexión con Ducquet y su negocio. La escucha del teléfono, que era un contestador automático, revelaría sin duda algo más. Y pronto dió frutos. Dos días después hubo un llamado en la mañana. Una voz de hombre dijo « Mañana a las doce, delante de la fosa de los leones, en el zoólogico de Amberes. » y cortó. A las nueve de la noche hubo otro llamado. Esta vez se digitó un código y el mensaje fue escuchado y luego borrado. Se había sin duda fijado una cita y de un modo bastante sospechoso. Servais armó por lo tanto una operación de vigilancia en el zoólogico de la ciudad de Amberes. Sus hombres se instalaron desde las once treinta en los alrededores del foso de los leones, alternándose a suficiente distancia para observar a los otros visitantes sin despertar sospechas.


Cerca del medio día, había tres personas solas y unos pocos pequeños grupos en el lugar indicado. Cinco para las doce, un hombre joven se acercó rápidamente y se lanzó en los brazos de una mujer. Se alejaron abrazados, seguidos por un policía que se convenció pronto de que se trataba solamente de una pareja de enamorados, a la vista de sus fogosos besos. A las doce en punto, una mujer se acercó a un hombre y le dió un apretón de mano. Se fueron caminando y conversando sin mirar nada, seguidos por otros dos detectives para seguir a cada uno si se separaban. A las doce cinco, otro hombre se acercó del tercero de los individuos, el cual llevaba un diario bajo el brazo. El recién llegado le dijo algunas palabras después de lo cual le dió la mano. Parecía un proceso de identificación entre dos desconocidos. Se dirigieron hacia la entrada del zoológico y salieron, también seguidos por dos policías. Todos fueron fotografiados. No hubo nuevos encuentros en los quince minutos siguientes y los últimos detectivos dejaron su puesto. Los dos hombres entraron en un restaurante cercano y almorzaron juntos. Luego salieron juntos y se dirigieron hacia la estación de ferrocarriles. Antes de llegar, uno de ellos entró en un edificio de la calle Breydelstraat que llevaba una placa indicando "Verbiest & Co. - Diamants". El otro entró en la estación y compró un pasaje para Amsterdam. El seguimiento se suspendió ahí. Había aún demasiadas dudas para seguir a alguién en el extranjero y el hombre que entró donde Verbiest podría probablemente ser ubicado nuevamente en el futuro de ser necesario. Pero se trataba posiblemente de un asunto de tráfico de diamantes, lo cual parecía por ahora sin relación con el caso Ducquet-Demazedier. La otra pista era más prometedora. La mujer bien podía ser Seraphine Demazedier. Caminó con su compañero durante unos diez minutos para luego separarse de él sin apretón de mano. Cada uno se fue por su cuenta. Después de salir del zoológico, el hombre se fue hacia el sector de las tiendas y se perdió en la muchedumbre de un centro comercial. Ella se fue a la estación, que está al lado del zoológico, y compró un billete para Bruselas. ¡Otro indicio más! Un detective tomó el mismo tren y la vió bajarse en la Estación Central. Luego, ella subió por la calle Colonies y, llegada a la esquina de la calle Royale, tomó un tranvía 93 en dirección de Ixelles. El policía no alcanzó a subir al tranvía. El comisario dispuso entonces que el detective hiciera regularmente el trayecto en esa línea de tranvías entre la calle Royale y el terminal de la plaza Brugman, en Ixelles. No era factible vigilar todos los tranvías pero con tiempo y algo de suerte esperaban volver a encontrar a la mujer. El día siguiente, Demazedier bajaba por la avenida Louis Lepoutre para llegar al paradero del tranvía en la esquina de la avenida de Waterloo. Cuando ya se acercaba, una mujer que ya estaba en el paradero la miró y vino a su encuentro. - «¡Julienne, qué sorpresa! Yo creía que estabas en Marsella.» le lanzó. - «Y yo te creía en París, Catherine» le contestó Demazedier. «¿Estás turisteando en Bruselas?» - «Mi agencia tiene muchos clientes belgas. Están enloquecidos con el valle del Loira y sus castillos. Después de París, por cierto. Así que mi agencia decidió abrir una sucursal aquí y me mandó hace un mes para hacerme cargo. ¿Y tú, estás de paso?» - «También tengo muchas veces asuntos que tratar aquí y tengo arrendado un pequeño departamento. Mi compañía de seguros tiene clientes belgas suficientemente importantes para que los servicios de un detective sean necesarios de vez en cuando. Como hablo bastante bien flamenco, era la persona adecuada.» Llegó el tranvía y subieron juntas. Mientras Catherine se bajo en la avenida Louise, Séraphine-Julienne continuó hasta el parque Real. Agosto El comisario estaba en su oficina cuando recibió un llamado telefónico.


- «¿Jean Servais? Soy Jacques Arnaudt, uno de tus antiguos condiscípulos del colegio San Bonifacio. ¿Te acuerdas?» - «Sí, por cierto. ¡Hace tiempo ya! ¿Qué es lo que te llevó a llamarme?» - «Sabía que trabajabas en la PJ y mi hermana tiene un problema. Su marido partió para América del Sur hace mes y medio y debió haber vuelto hace una semana pero no llegó. Ella llamó a su hotel en Santiago de Chile y le dijeron que se había retirado el día que debía tomar el avión para volver. No sabe qué hacer y quiere contratar un detective privado que hable español para que vaya a investigar. Pensé que podrías quizás aconsejarnos a alguién.» - «¿Qué hacía su marido allá?» - «Es un experto en historia del arte. Visitaba museos y anticuarios para buscar contactos para su empresa. Ya había pasado por Bogotá, Quito y Lima. Santiago era la última etapa.» - «Creo que puedo recomendarte a alguién. Es un amigo que ha trabajado aquí y habla español. Incluso estuvo en Sudamérica el año pasado. Se llama Joseph Trompel y tiene su oficina en la Galería de los Príncipes, encima de la librería Tropismes, cerca de la estación Central. Te doy su teléfono y ya le avisaré del llamado de tu hermana. Tengo por casualidad una encuesta sobre tráfico de arte entre las manos y me gustaría seguir al tanto. Quizás pueda asistir a la cita cuando tu hermana lo vaya a ver. No perderé nada con ello y ella tampoco.» - «Te lo agradezco mucho. Aviso en seguida a mi hermana. Si puedo hacer algo por tí o por ellos, avísame. Por si no lo sabes, soy ingeniero en electrónica y trabajo para la telefónica Belgacom. Puedes encontrarme en las oficinas centrales de las que conoces sin duda el teléfono.» - «¡Incluso de memoria! Cuenta conmigo. Adios.» Dos días después, Servais se encontraba en la oficina de Joseph Trompel cuando Evelyn Arnaudt llegó. Después de las presentaciones, Trompel le pidió que explicara lo que hacía su marido y todo lo que sabía del viaje. - «Se llama Lucien Mattheys y es experto en historia del arte. Hace más de un año que estudia la arqueología precolombina. Trabaja desde hace diez años para Artecal, una empresa luxemburguesa que publica catálogos de arte y presta servicios a coleccionistas y anticuarios. Artecal lo envió hace más de un mes a Sudamérica para visitar museos y anticuarios y hacer contactos. Ya había pasado por Bogota, Quito y Lima antes de terminar su recorrido en Santiago, de donde debía volver hace diez días. Llamé al hotel Crowne-Plaza de Santiago, donde debía alojar, y me confirmaron las fechas de su estadía. Liquidó su cuenta y se retiró el día previsto. Me había telefoneado antes, como en cada escala, y todo iba bien. No habló de ningún retraso. Pero no llegó el día que lo esperaba. Como ya no sabía qué hacer, pedí ayuda a mi hermano que me contacó con ustedes.» - «¿Ud dijo Artecal? ¿Que sabe de esta empresa?» preguntó Servais, escondiendo su sorpresa. - «Lo que le acabo de decir. Tiene su sede en Luxemburgo, en el Gran Ducado. El jefe de mi marido se llama Jurgen Müller y es el gerente. Lo llamé ayer pero no parecía preocupado por el retraso de Lucien. Según él, le había telefoneado desde Santiago para decirle que le habían recomendado que contactara un anticuario de Rosario, en Argentina, y que pensaba pasar por ahí, lo cual le tomaría unos pocos días. Pero Lucien no me dijo nada de ésto.» - «¿Artecal no tiene oficina en Bruselas?» - «No. Mi marido iba regularmente a Luxemburgo, siempre a la vuelta de un viaje. Cuando estaba en Bruselas, telefoneaba casi todos los días o intercambiaba fax.» - «Yo me ocupo de Artecal» dijo Servais. «Tú, Joseph, ocúpate del asunto en Chile.» Trompel inquirió entonces más detalles relativos al viaje del marido de Evelyn Arnaudt como número de pasaporte, números de los vuelos, hoteles en las diferentes ciudades, etc. - «He aquí lo que le propongo. El año pasado conocí a una mujer que dirige una agencia de detectives privados en Santiago. La voy a contactar y pedirle que se ocupe de la búsqueda de su marido. Será


mucho más eficaz que yo y será menos costoso para Ud. Aparte de que ahorrará el valor del viaje, el costo de la vida es muy inferior allá y sus honorarios serán por lo tanto más reducidos que los míos. Además, ella tiene contactos que no tengo. En algunos días tendrá seguramente algunas informaciones y podremos decidir si hay que seguir investigando o no. La mantendré al tanto.» Evelyn Arnaudt salió pero Servais se quedó unos minutos. - «¿Qué piensas?» le preguntó Trompel. - «Creo que tiene razón de preocuparse. Lo que me molesta es que aparezca Artecal en este asunto y que el gerente hable de una extensión del viaje de la cual Mattheys no habló con su esposa. Tengo entre las manos un caso en que el nombre de esta empresa también apareció y no habíamos podido encontrar su sede. Ahora será más fácil seguir adelante y ésto podría sernos útil a los dos. Voy a pedir informaciones a la policía luxemburguesa y quizás viaje hasta allá para interrogar a este Jurgen Müller. Tengo ahora una buena razón para verlo, aunque busco otra cosa. Nosotros intercambiaremos los datos que nos puedan ser útiles. Hablamos por teléfono.» - «Yo llamo en seguida a Cristina Cifuentes en Chile. Te mantendré al tanto. Estoy feliz de haberte visto pero lamento que sea para este tipo de historia.» Al día siguiente de la llamada de Trompel, Cristina Cifuentes lo llamó para entregar un primer informe. - «Lamento no tener buenas noticias y el caso podría ser complicado. Mis contactos en la Policía de Fronteras me aseguraron que Lucien Mattheys no salió del país, ni por aire, ni por tierra, ni por mar. A no ser que se haya escurrido por un paso no autorizado lo cual, en esta fecha, sólo es posible hacia Bolivia. Hacia Argentina, hasta las rutas normales estaban bloqueadas por la nieve durante la semana que indicaste. Te regalo esta información: no me costó nada obtenerla. Pero si tu cliente quiere saber más, deberé cobrar mi tarifa. Y la investigación podría ser larga: una desaparición es algo complicado. A no ser que haya buenas razones para que se encargue de ella la policía, en este caso recurriendo a Interpol. ¿Qué hacemos?» - «Primero voy a informar a mi cliente y también mi contacto en la Policía Judicial aquí. Creo saber que la empresa que emplea al desaparecido podría estar implicada en un asunto turbio. Si ésto se confirma, la policía belga podría quizás pedir la intervención de Interpol. Pero creo que, mientras tanto, podrían iniciar la investigación allá, antes de que las pistas sigan enfriándose.» - «OK. Daré los primeros pasos y te cuento. Avísame también cuanto antes lo que decida tu policía. Adios.» Jean Servais había contactado la policía luxemburguesa que le informó rapidamente sobre Artecal. Se trataba de una galería de arte de la calle de la Reina, cerca de la catedral, que publicaba efectivamente catálogos especializados en antigüedades de la zona del Mediterráneo. Estaba registrada como comercial que ofrecía servicios a anticuarios y particulares. Todo parecía en orden desde el punto de vista legal y tributario. El comisario decidió entonces viajar y entrevistar a Jurgen Müller bajo el pretexto de obtener información acerca de Lucien Mattheys. Tomó el tren hasta Luxemburgo y se presentó a la galería, en la dirección dada por sus colegas luxemburgueses, haciéndose pasar por un cliente. Preguntó por los servicios que podía obtener como anticuario y, como el dependiente le habló de asistencia en compras, pidió más información al respecto. Le dijeron que para ello debía hablar personalmente con el gerente cuya oficina se encontraba en otra dirección. Obtuvo ésta así como un número de teléfono -que era el que Evelyn Arnaudt le había dado- y la recomendación de pedir una cita. Se fue inmediatamente a la dirección indicada y pidió habler con Jurgen Müller. La secretaria le dijo que debía pedir una cita pero, mostrando su credencial de policía, dijo que no tenía tiempo para ello y ella accedió a dejarlo pasar.


- «Señor Müller, soy el comisario Jean Servais de la Policía judicial belga. Estamos buscando al señor Lucien Mattheys, que su mujer nos ha reportado como desaparecido. Nos dijo que Ud lo había mandado en América del Sur y que debería haber vuelto de Chile hace unos diez días. ¿Cuál era el motivo de este viaje y cuándo debía regresar el señor Mattheys?» - «Envié al señor Mattheys a las capitales de Colombia, Ecuador, Perú y Chile a fin de visitar sus museos, comprar catálogos e identificar y visitar a los principales anticuarios. Siguió el programa establecido y me telefoneó de cada ciudad para entregarme un breve reporte y pasar a la siguiente etapa. De Santiago, me llamó para decirme que le habían recomendado fuertemente visitar un anticuario de Rosario, en Argentina. A la vista de los detalles que me dió, le autoricé a ir a Rosario y volver por Buenos Aires. Como lo dije a su mujer, lo esperábamos por estos días y, por lo tanto, su retraso no me inquieta.» - «Según lo que aprendí de Artecal en su galería, su especialidad es las antigüedades de la zona del Mediterráneo. ¿Por qué debió entonces el señor Matheys ir a América?» - «Nuestro director, el señor van Hasselt, decidió hace un año extender nuestras actividades y cubrir también África y América del Sur. Hay mucho interés actualmente por las antigüedades precolombinas y el arte colonial español. Mattheys habla español y se especializó en las antigüedades precolombinas, razón por la que le hicimos este encargo.» - «He visto que sus locales son exigüos y sé que Mattheys trabaja regularmente en su casa. ¿No tiene más personal?» - «Tenemos representantes, como Mattheys, en la mayoría de los países europeos y mantienen los contactos con nuestros clientes que, así, no deben venir a Luxemburgo. Ésto nos permite ser muy eficientes.» - «¿No tiene oficina en Bruselas?» - «No. Como le dije, nuestros representantes trabajan en su casa.» - «Es extraño. Hemos encontrado en Bruselas una oficina cuyo arriendo está a nombre de Artecal.» - «Debe ser una coincidencia. A no ser que el señor van Hasselt haya arrendado algo por su cuenta sin avisarme.» - «¿Y dónde podemos contactar al señor van Hasselt en caso de necesidad?» - «Vive en Amberes y viene aquí habitualmente cada tres meses. La secretaria le puede dar su dirección.» Servais agradeció al gerente, pidió la dirección de van Hasselt a la secretaria y luego volvió a Bruselas. La dirección le sorprendió: era la de Verbiest & Co.

Septiembre Cuatro días más tarde, la mujer vista en el zoólogico fue detectada en el tranvía 93. Bajó de éste en elcurce de la calle de Colonies y caminó hasta la estación Central donde compró un pasaje para Amberes. El detective que la siguía la vió entrar a las once treinta en el edificio de Verbiest & Co. Aprovechando la proximidad de una cabina telefónica desde donde podía seguir vigilando, llamó al comisario Servais y lo puso al tanto. Éste le ordenó de continuar siguiendo a la sospechosa y llamó a la comisaría de la Policía Judicial en Amberes para pedir la vigilancia permanente de la casa Verbiest y que se fotografiase a todos los que entraban y salían. La mujer que conocían como Séraphine Demazedier salió una hora más tarde. Volvió a tomar el tren para Bruselas y bajó en la estación Central. Otro detective la esperaba y se adelantó a ella hasta el paradero del tranvía 93, logrando así subir con ella cuando el tranvía llegó. Se quedó cerca de la puerta de salida y se bajó con ella en el paradero que queda al final de la avenida Louis Lepoutre, poco antes del terminal del recorrido. La


dejó alejarse y la siguió a cierta distancia, por el centro de la avenida, mientras ella se fue hacia el costado derecho y dobló la esquina de la calle Alphonse Renard. Cuando el detective llegó a la esquina, había desaparecido. Debía, por lo tanto, haber entrado en una de las primeras casas. Había que poner un vehículo de vigilancia permanente para observar esta parte de la calle y encontrar la casa. Cuando el policía que seguía la mujer dejó Amberes, un auto de la PJ de esta ciudad ya estaba instalada a proximidad de la casa Verbiest. Alrededor de una hora más tarde, una ambulancia del servicio de urgencia comunal llegó con hulular de sirena. Paró delante de la casa y los enfermeros introdujeron en ella la camilla. Pocos minutos después salían con un paciente y partían a toda velocidad. El detective de guardia llamó a su oficina por la radio del auto para informar del hecho. Otro policía fue enviado entonces al hospital comunal para obtener informaciones acerca del paciente. Se le informó que se trataba del señor Karel Verbiest. Se había sentido mal, había llamado a su secretaria y de había desmayado. Ésta había llamado al servicio de urgencias. Pero el hombre había llegado muerto al hospital. El médico había concluído que se trataba de una crisis cardíaca. El informe, transmitido a la oficina de la PJ de Amberes también fue comunicado inmediatamente al comisario Servais. Éste pidió que se ordenase inmediatamente una autopsia de urgencia, dado que estaba llevando una encuesta que involucraba la empresa de Verbiest. Se debía buscar la huella de un compuesto químico que podría haber provocado la crisis cardíaca y que podía desaparecer si no se trabajaba pronto. Pidió también que el detective a cargo de la vigilancia de la casa fuera a interrogar a la recepcionista acerca de la mujer que les había visitado entre las once treinta y las doce treinta y que hiciera clausurar la oficina personal de Verbiest hasta la llegada de la policía técnica. La recepcionista dijo que la mujer señalada tenía una cita con Verbiest y había dado su tarjeta de visita. Recordaba el apellido de De Motta pero no el nombre de pila. La tarjeta podía estar en el secritorio del patrón y ofreció ir a buscarla. El agente le dijo entonces que nadie debía entrar en la pieza hasta que el señor Verbiest o la policía lo autorizara. La autopsia fue cluyente: había efectivamente en la sangre de la víctima rastros de un veneno que habría desaparecido después de unas horas. Y había bebido recientemente un vaso de alcohol. El equipo técnico que revisó la oficina encontró el vaso sobre el escritorio, con restos de whisky. Y, en un cenicero, había una colilla de cigarrillo Gauloise con una huella de lapiz labial. En la caja de las tarjetas se encontró inmediatamente una con el nombre de Giuliana Di Motta, que era el nombre que había dado la mujer antes identificada como Séraphine Demazedier. Mostraron la foto de ésta a la recepcionista que la identificó positivamente. La policía selló la pieza y se retiró, excepto el inspector que se quedó en el auto de vigilancia y sacaba fotos. El día siguiente, el anuncio de la muerte de Verbiest apareció en el diario Gazette Van Antwerpen, el principal diario de la ciudad, pero sin mencionar las sospechas de asesinato. Poco después de las diez de la mañana llegó a la oficina de la Policía Judicial un hombre que se presentó como Lemercier, socio de Karel Verbiest, y que dijo que tenía informaciones acerca de éste que podían ser importantes para la PJ. El inspector que coordinaba la encuesta en Amberes lo recibió y lo escuchó. - « Tengo dudas respecto de lo que ocurrió con mi socio. El diario dice que murió de una crisis cardíaca, pero sé muy bien que tenía una salud de hierro y hacía regularmente deporte. Lo que aumenta mis dudas es lo que me dijo en nuestra última conversación, hace menos de una semana. Estabamos almorcando en el Steen porque no quería hablar en su oficina. Me dijo que tenía indicios de que alguién, en su empresa, aprovechaba sus contactos para un negocio paralelo que parecía ser un tráfico de obras de arte. Dos de sus clientes le habían mencionado que habían recibido una carta de una galería de arte luxemburguesa que les ofrecía servir de intermediaria para adquirir obras de gran valor. La


carta estaba acompañada por un folleto que presentaba la galería, fotos de algunos objetos y un detalle de servicios ofrecidos. La empresa de Verbiest era una de las pocos que podía haber facilitado los nombres y direcciones de estos clientes. Y éto no le gustaba para nada al señor Verbiest porque se preciaba de ser un hombre honesto y odiaba todo tipo de traficante. Advirtió a sus clientes y empezó a observar más de cerca las actividades de sus empleados. Le hice notar que su ayudante viajaba frecuentemente al Gran Ducado de Luxemburgo, donde tenemos algunos clientes joyeros y estuvo de acuerdo en considerarlo como el Mayor sospechoso, aunque reservándose un juicio definitivo porque no quería acusar a un inocente sobre todo sin tener pruebas definitivas de un eventual tráfico. No puedo decirle más, pero creo que, dado lo ocurrido, Uds. debían estar al tanto. » - « Hizo muy bien y se lo agradecemos. » contestó el comisario. « Podría sernos muy útil. ¿Puede Ud darnos la lista de todos los empleados y precisarnos cómo se llama el ayudante de que me habló? » -« Había previsto este pedido: aquí esta la lista de empleados. Ahí verá que el ayudante se llama Maurice van Hasselt. Tenemos además cinco talladores de diamantes, tres vendedores, dos secretarias (la del señor Verbiest y la del señor van Hasselt) y la recepcionista. Si el sospechoso no es van Hasselt, ha de ser una de las secretarias o de los vendedores, porque los demás no tienen acceso a los datos de nuestros clientes y proveedores. » El policía el mostró entonces las fotos tomadas en el zoológico. Reconoció a van Hasselt y uno de los vendedores. - « ¿Uds. ya estaban investigando nuestra empresa? » preguntó Lemercier. - « Es una extraña coincidencia. » contestó el inspector, que agradeció a su visitante y le aseguró de que lo mantendrían al tanto de la encuesta en la medida de lo posible. Llamó luego a Servais y le contó lo que Lemercier le había dicho. - « Tenemos así los primeros vínculos de este asunto » resumió Servais para sus sobordinados. « Sabíamos que Ducquet era un traficante. Van Hasselt dirige Artecal y ofrece sus servicios a clientes de Verbiest donde también trabaja. También envía a Mattheys a América del Sur y tenía contactos con la mujer que parece haber matado a Ducquet y a Verbiest. Una mujer que cambia de nombres, lo cual es aún más sospechoso. Mattheys desapareció mientras buscaba antigüedades precolombinas. Todo está relacionado con obras de arte. Sólo puede tratarse de comercio ilegal y, sin duda, de gente con muchos recursos y pocos escrúpulos si los asesinatos no se excluyen. Necesitamos saber más sobre van Hasselt y Artecal. Voy a pedir a nuestros colegas de Luxemburgo que perquisicionen en las oficinas de Artecal y embarguen los documentos para estudiar todas sus transacciones. En lo relativo a van Hasselt, le voy a ir a visitar personalmente y presionarlo sobre el tema de la mujer. En cuanto a ésta, me gustaría saber más antes de arrestarla. Sigan vigilando su domicilio. Pero enviaré sus nombres y su foto a Interpol en caso de que sea conocida en otra parte. También enviaré los datos de Ducquet, en caso de que aparezca en alguna de las redes de tráfico de arte que han sido descubiertas en Francia. Creo que también tenemos ahora lo suficiente para pedir una encuesta oficial en Chile en el caso de Mattheys. Podría estar en una situación muy difícil. » Poco después de la reunión, Servais recibió una llamada de Joseph Trompel. Éste le contó que había recibido malas noticias de Chile. La detective privada había interrogado de nuevo al recepcionista del hotel Crowne-Plaza y había encontrado al chofer de taxi que había recogido a Mattheys el día de su partida. Así supo que éste había sido abordado por un desconocido en el momento en que salía del hotel y que habían discutido antes de subir, ambos, al taxi. Éste había abjado la Alameda en dirección al aeropuerto. La discusión prosiguió en el taxi, en una lengua que el chofer no entendía, pero le había parecido que el viajero estaba muy molesto. Le sorprendió que el otro pasajero le hiciera parar en el lugar llamado Pila del Ganso, que estaba todavía cerca del centro, pagó la carrera y ambos se bajaron.


Antes de partir, alcanzó a ver que sus dos psajeros subían con el equipaje en un auto negro, una ID19 como las que usaban casi exclusivamente agentes de seguridad. La pista se terminaba ahí y la agencia de detectives no podía hacer más. Quizás la policía chilena pudiese investigar más pero sería necesario un pedido oficial a través de Interpol. Servais estuvo de acuerdo y prometió alertar a la policía chilena, lo cual hizo en seguida a través de un requerimiento por Interpol. Si se trataba de un secuestro, los minutos contaban. Pero parecía muy extraño porque no habían reclamado rescate alguno. Al día siguiente, Servais se fue a Amberes, a la sede de Verbiest & Co. Y pidió hablar con Maurice van Hasselt. Le dió sus condolencias por la muerte de su patrón y le mostró la foto de Demazedier-Di Motta. - « ¿Conoce Ud. A esta mujer? » - « Por cierto. Es Giuliana Di Motta, una detective privada que contratamos algunas veces para investigar el origen de productos que se nos ofrecen, sobretodo cuando la oferta es interesante y que no conozco al vendedor. » - « ¿Ella conocía al sr. Verbiest? » - « Seguro. Le presentó varias veces su informe en mi presencia. » - « ¿Sabía Ud. Que había visitado al sr. Verbiest la mañana de su muerte? » - « De ninguna manera. No me avisaron de ello y ésto me extraña porque hace tres meses que no le pido nada. No la he visto desde entonces. » - « Sería mejor que no mintiese, sr. van Hasselt. Tenemos la prueba de que se encontró con ella en el zoológico hace una semana. » - « ¡Pero no es posible! » - « ¿No están Uds. dos en esta fotografía? » - « De acuerdo. Debo reconocerlo y pedirle disculpas. Lo que ocurre es que contrato algunas veces a esta señorita para otro negocio que dirijo y que el sr. Verbiest no conoce. Tengo en Luxemburgo un galería de arte y le pedía a la srta. Di Motta que verificase ocasionalmente el origen de algunas obras que me ofrecían allá. » - « ¿Se trata de Artecal? »> - « ¿Ud. Ya estaba al tanto? » - « Como lo oye, sr. Van Hasselt. Y estamos muy interesados por este tipo de actividades. Debe saber, sinduda, que el comercio de obras de arte, sobretodo ilegal, es uno de los más rentables del mundo. » - « Es exacto. Y es lo que trato de evitar. » - « Créame que lo verificaremos, señor. Y, dígame, ¿conoce a cierto sr. Ducquet de Joinville, que tiene el mismo tipo de comercio en Bruselas? » - « Lo siento. Nunca había oído este nombre. » pero el comisario percibió una señal de inquietud en los ojos de su entrevistado. Mentía sin ninguna duda y la mención lo había tomado por sorpresa. Le policía puso término al interrogatorio asegurando que la encuesta seguía su curso. A penas el policía lo había dejado, van Hasselt tomaba el teléfono y llamaba al número de la avenida del Souverain en Bruselas. Sólo dijo unas pocas palabras: « La policía nos ha visto en el zoológico. ¡Arranque! » y luego llamó otro número. - « Podríamos tener problemas. Es necesario que hablemos. ... ¿En una hora en la casa de Rembrandt? ... De acuerdo. » En el instante en que el teléfono de Bruselas sonaba, una alarma advirtió al policía encargado de las intervenciones telefónicas. Antes de poder conectar sus audífonos le comunicación se había terminado, pero había sido grabada. Hizo retroceder la cinta correspondiente, escuchó el mensaje y lo transcribió, para luego mandarlo al comisario Servais que lo encontró en su escritorio cuando llegó.


- « Así que van Hasselt estaba efectivamente coludido con la mujer » se dijo, y luego llamó a sus colegas de Amberes y ordenó su detención. Van Hasselt había salido y se dirigía hacia la casa-museo de la Wapperstraat, seguido discretamente por el detective de turno. Éste pudo observar entonces que mientras el hombre se paseaba como un turista delante de cada pintura otra persona se fue acercando para finalmente hablarle mientras ambos miraban un cuadro. No pudo oir la conversación pero reconoció al diputado Jean Piret y tomó foto de ambos. ¿Qué podía unir estos dos hombres? Cuando van Hasselt llegó de vuelta a su oficina lo esperaban dos otros policías que lo detuvieron. El mensaje en el contestador automático de la avenida del Souverain fue escuchado y borrado a las nueva de la noche. Una hora más tarde, una anciana salió de una de las primeras casas de la calle Alphonse Renard y se acercó al auto en que estaba el detective que vigilaba el sector. Llamó a la ventanilla con la mano izquierda y el inspector la abrió. La mujer le preguntó « ¿Se le ha perdido algo? » y, levantando rapidamente la mano derecha armada con una pistola con silenciador, le disparó una bala en la cabeza. Cerró la ventanilla lo mejor que pudo y volvió a entrar en la casa. Unos minutos más tarde volvía a salir, bajo otra apariencia, con una pequeña maleta. A medianoche, otro inspector llegó para reemplazar a su colega y encontró el cadáver. Por la radio del coche llamó a la central, que transfirió la llamada a la casa del comisario Servais. Éste, que se había recién acostado, ordenó lanzar una orden de detención contra Demazedier-Di Motta para todas las policías y la gendarmería, colocar controles en todas las carreteras que salían del país y reforzar los controles en todos los medios de transporte que cruzaran la frontera. En su oficina, a primera hora, Servais encargó a su asistente que visitara el Catastro de Bienes Raíces para obtener los nombres de todos los dueños de las veinte primeras casas de la calle Alphonse Renard y que llamara luego al Servicio de Impuestos para averiguar cuales de ellos arrendaban su casa o departamento, para contactar luego a estos propietarios y obtener el nombre de los arrendatarios. - « Ningún Demazedier ni Di Motta » informó finalmente el asistente al terminar su búsqueda y pasar la lista de arrendatarios a su jefe. - « Pero hay un Leroi » notó éste. « No puede ser una coincidencia. Ella debe haber usado el nombre de su hombre de la calle General Leman. Voy a pedir un mandato de allanamiento para esta propiedad y vamos por allá en seguida. » Visitando el departamento, vieron a las claras que el ocupante se había ido muy apresuradamente. No solo había vajilla sucia en la cocina sino también ropa en el suelo, sobre la cama en el dormitorio y en el closet. Observando más de cerca los de la cama, vieron que no eran los de una mujer joven sino de una anciana. Y había una peluca gris. - « Se disfrazó poco antes de irse. » comentó Servais. « Quizás para acercarse y matar a nuestro hombre. ¿Estará usando otro disfraz para huir? » Otra prueba de la huída eran las numerosas huellas digitales que encontraron y que correspondían perfectamente a la ficha que acababan de recibir de la policía francesa. La conocían con el nombre de Julienne Lamotte y había purgado una pena de algunos años de cárcel por robo de obras de arte. Era por lo tanto aquí que vivía Giuliana Di Motta y era sin duda una asesina sin piedad y no una mera ladrona. Este mismo día, tres mujeres fueron retenidas algún tiempo cuando querían abandonar Bélgica. La primera viajaba en el tren de Bruselas a París y fue detectada en el control de la frontera. Otra atrajo sospechas en el aeropuerto bruselense de Zaventhem, en la salida de un vuelo para Estocolmo. La


última fue detenida en el control de carretera en la frontera alemana, en la autopista VerviersAquisgran. Hubo que verificar sus huellas dactilares para finalmente descartar que se tratase de Demazedier-Lamotte. Mientras tanto, un hombre identificado como Julien De Modt abordaba tranquilamente el barco que iba de Ostende, en la costa belga, a Dover, en Inglaterra, y siguió luego su viaje hasta Londres. Allí, tomó una habitación en un pequeño hotel del sector portuario, cerca del Támesis, donde nadie hacía ni contestaba preguntas. Se instaló rapidamente en la pieza, deshizo su equipaje y se cambió de ropa. Una hora después, era Giuliana Di Motta que dejaba el hotel y empezaba una serie de visitas a los anticuarios que conocía para advertirles que rompiesen todo contacto con Artecal. Giuliana Di Motta no tuvo tiempo ese día para visitar todos sus contactos en Londres. Le quedaban dos para el segundo día y el último de ellos no era como los demás. Cuando visitó éste, en Victoria Street, era ya cerca de medio día. - « ¡Hola Abril! ¿Cómo estás? » dijo al entrar en la pequeña tienda. - « ¡Marzo, querida! ¡No es posible! ¿Qué hace aquí la diosa de la guerra? No te esperaba hasta la reunión anual. ¡Espera! Voy a cerra y subiremos para conversar tranquilas. » Abril cerró la tienda y las dos mujeres subieron al segundo piso donde se instalaron en un pequeño salón muy acogedor de perfecto estilo chippendale. - « Díme entonces a que se debe esta visita inesperada. ¿Debe ser algo grave? » - « Estoy llegando de Bélgica. Habrás sabido lo que pasó con el convoy de obras de arte del Louvre que habíamos planificado en la última reunión. No sé como la policía pudo encontrar el camión tan rapidamente y arrestó a varios de nuestros revendedores. Febrero me contactó y me dijo que debía desaparecer por un tiempo. Creía que la policía estaba sobre la pista de Ducquet y que éste podría hablar demás, así que me ordenó acallarlo. Todo parecía tranquilo después de ésto. Pero Junio me llamó anteayer y me dijo que la policía belga nos vigilaba a él y a mí y que yo debía arrancar. No sé como llegaron a nosotros pero preferí no tratar de investigarlo aún. Así que vine a advertir a los clientes ingleses de Artecal que conozco para que eviten el contacto. Y pienso que podría ser conveniente llamar a una reunión extraordinaria del Consejo para discutir la situación. ¿Tú, qué piensas? » - « Si la red de Junio se cae después de la de Febrero, Enero y Mayo podrían verse afectados también. Si no están al tanto, sería bueno advertirles. Y solo juntos podremos decidir cuales son las medidas más apropiadas. Estoy de acuerdo contigo: voy a convocar a todos. Podríamos juntarnos en la alberga, digamos el sábado de la semana próxima. Necesito un poco de tiempo para los arreglos y asegurar que todos puedan llegar. Véte ya a Ipswich y reserva la alberga. » Las dos mujeres siguieron intercambiando noticias más personales y se separaron media hora más tarde. Di Motta volvió a su hotel donde rehizo su maleta, pagoó la habitación y luego se fue a la Victoria Station. Ahí compró un pasaje para Ipswich, una de las ciudades más antiguas de Inglaterra, en el Suffolk. Algunas horas más tarde, como la buena cliente que era, fue recibida cálidamente en la alberga del Faisán Dorado en Bixley Farm, un distrito exterior de la ciudad, donde reservó cinco habitaciones para los miembros del consejo que llegarían el fin de semana subsiguiente. La alberga tenía una decena de habitaciones y era apreciada por los que querían escapar del tráfago de la ciudad. El primer piso estaba ocupado po una gran comedor que servía también de recepción, por la cocina y los alojamientos del patrón. Las piezas para los pasajeros, muy sencillas, ocupaban dos pisos. Mientras tanto, en Bruselas, la policía visitaba a los residentes de la calle Alphonse Renard y de los alrededores para obtener testimonios que pudiesen ser útiles para confirmar la identificación de


Demazedier como asesina del detective. Una mujer que pasaba la Mayor parte de su tiempo mirando por su ventana explicó que había visto efectivamente una anciana acercarse al auto estacionado casi frente a su casa y hablar brevemente con el conductor que estaba ahí desde hace varias horas. No había oído nada, pero cuando dejaron de hablar vió que el conductor dejaba caer la cabeza y que la mujer se alejaba. Podría quizás reconocerla si la viera nuevamente con la misma ropa, pero no había visto claramente su rostro porque solo había la iluminación de la calle. Sí, la anciana había llegado y se había ido del mismo lado. Pero no podía saber si había salido o entrado en una casa de la misma calle porque se había mantenido en su misma vereda. Por su parte, la policía luxemburguesa, con un mandato de allanamiento, ingresó en los locales de Artecal. La inspección de la galería no aportó nada: no había ahí ninguna documentación comercial aparte de las publicaciones destinadas a los clientes. No pasaba lo mismo en las oficinas. Después de una visita preliminar, dos inspectores se instalaron en el escritorio del gerente, Jurgen Müller. Como en la oficina de Ducquet, encontraron numerosos archivadores conteniendo descripciones de obras de arte. También había facturas y toda la documentación contable correspondiente que se reveló estar perfectamente en regla. Los inspectores exigieron entonces la apertura de la caja fuerte. Müller rehusó primero pero aceptó finalmente, después de haber sido amenazado de ser detenido. En la caja fuerte había chequeras de varios bancos: uno local, otro belga, otro alemán y uno suizo, así como títulos al portador por sumas muy elevadas y una libreta de cuentas donde los objetos estaban mencionados junto a fechas, montos y códigos que indicaban posiblemente los compradores. Uno de los inspectores comparó la lista con las facturas: ningun objeto aparecía simultáneamente en ambos sistemas. Libreta y facturas fueron confiscadas para una investigación más a fondo. La caja fuerte, con su contenido, fue sellada y el gerente advertido de que no saliera de la ciudad. Cuando los policías se fueron, Müller llamó por teléfono a van Hasselt para contarle lo ocurrido. Éste le ordenó suspender cualquiera nueva operación. En la comisaría, la lista de la libreta fue comparada con el registro internacional de obras perdidas y, como donde Ducquet, la comparación arrojó resultados positivos, aquí en cerca de la mitad de las obras vendidas por Artecal. La lista fue fotocopiada y el duplicado enviado por fax al comisario Servais. Comprobada la ilegalidad del negocio se decretó la detención de Müller y se pidió lo mismo para van Hasselt a la policía belga... cosa que ya estaba hecha. Un agente fue enviado nuevamente a las oficinas de Müller para buscar la correspondencia, que estaba en la oficina de la secretaria. Descubrió ahí las copias de una serie de cartas ofreciendo los servicios de la empresa como intermediaria para adquirir obras de arte « que no existen en los catálogos comunes ». Sería interesante comparar los nombres de los destinatarios con las facturas y los códigos de la libreta de venta ilegal, para identificar a los que habrían sucumbido a la tentación. Mientras el detective revisaba el archivador sonó el teléfono y él atendió la llamada. - « Entonces ¿cuándo llega a Santiago? » dijo un voz con acento extranjero. « El jefe está perdiendo la paciencia y Ud. sabe que su hombre podría sufrir por ello. » - « Ud. desea sin duda hablar con el sr.Müller » respondió el policía. « Pero no está aquí en este momento. Soy su secretario. » - « Entonces, déle el mensaje. Llamaré de nuevo mañana a la misma hora y más vale que sea su jefe quién conteste. » Y la llamada fue cortada. - « Aquí hay algo extraño » se dijo el agente y llamó inmediatamente a su jefe para transmitirle lo que había escuchado. Le ordenaron entonces que volviese de inmediato a su base llevando los archivadores de correo.


En la comisaría, Müller fue inmediatamente interrogado acerca de la llamada telefónica. - « Uno de nuestros representantes fue enviado hace un mes a recorrer América del Sur para reunir documentación y establecer contactos. Después de Bogota, Quito y Lima, llegó a Santiago donde contactó, entre otros, a un anticuario llamado Carlo Riderelli. No sé qué pasó, pero creo que Riderelli lo mantiene prisionero y exige que su « jefe de Luxemburgo » viaje a Santiago para discutir de negocios antes de liberarlo. El señor van Hasselt no quiere darle satisfacción y está estirando la cosa esperando que desista. » - « ¿Iba a abandonar a su empleado? ¡Pero es un secuestro! » - « La búsqueda ya empezó. El comisario Servais, de la Policía Judicial belga, vino a verme al respecto y ya contactó a la policía chilena. » - « ¡Y ud tiene una pista que no le dió! » - « ¿Qué pista si sólo recibo un llamado de vez en cuando, sin saber de donde viene ni tener pruebas de que quién llama es quién tiene a Mattheys? » - « Debería haber contado esto al comisario belga. Estamos en contacto con él y le pondremos al tanto. Mañana ud estará en su oficina a la hora del llamado y atenderá la comunicación. Bajo nuestra vigilancia por cierto. Ud dirá que viajará si le dan una prueba de que retienen a su representante. Que le hable al teléfono. Si lo hace, acepte viajar. ¿Ud dice que se llama Mattheys? » - « Sí. Lucien Mattheys." - « Voy a llamar al comisario Servais. Deberemos trabajar juntos y también con la policía chilena.." El mismo día, en Bruselas, Servais reunía a su equipo en su oficina. - « La policía luxemburguesa me envió copia del libro de operaciones negras de Artecal. Habrá que verificar si hay objetos que coinciden con la lista de Ducquet. Remi, te ocuparás de ésto. También acabo de recibir de la policía francesa algunas noticias interesantes acerca de Ducquet y Demazedier, en respuesta a nuestra solicitud a Interpol. Nuestra asesina aparece allá bajo el nombre de Julienne Lamotte, alias Giuliana Di Motta, y ha sido arrestada hace diez años por haber sido intermediaria en la venta de un falso Rembrandt a un diputado. Le dieron cuatro años de cárcel. Luego perdieron su huella. En cuanto a Ducquet, aparece en la lista de los particulares de la red de tráfico que descubrieron y que llamaron la 'mafia de Marsella' a raíz del robo del camión con obras del Louvre destinadas a Dubhai, que ocurrió hace unos meses. Les enviaré una copia de la lista de Ducquet. Quizás haya coincidencias y esperemos que pueden deducir más que nosotros. » El teléfono sonó. Era el inspector luxemburgués encargado del asunto Artecal. Puso Servais al tanto del llamado recibido de Chile y de la explicación dada por Müller. - « Por Dios, este tonto podría haberme dicho ésto en vez de contar leseras para explicar el retraso de Mattheys » dijo. - « Dice que pensaba que más valía no mezclar en ello la policía. Y que todas las decisiones las tomaba van Hasselt. Pero si la policía chilena está al tanto, ya hemos avanzado algo y podríamos quizás definir con ella una estrategia para aprovechar ese contacto telefónico. » - « Estoy de acuerdo. Voy a comunicarme con ellos para informarles. ¿A qué hora ha de ser el contacto mañana? » - « A las dieciseis. Como hay seis horas de diferencia con Santiago, allá serán las diez de la mañana. » - « OK. Estaré con Uds. para escuchar la comunicación y definiremos entonces la estrategia. Quizás los investigadores chilenos me hayan dado ya alguna idea. ¡Hasta mañana! » - « De acuerdo. ¡Hasta mañana! »


Internacionalización La Policía de Investigaciones chilena había sido alertada por Interpol y había iniciado la búsqueda de Lucien Mattheys. Confirmó la fecha de su entrada al país, su estada en el hotel Crowne-Plaza, el relato del chofer de taxi y el hecho de Mattheys no aparecía en los registros de salidas del país. Falya por investigar lo del auto negro. Las ID19 eran muy escasas. Sólo había unas diez en Santiago y cinco pertenecían al GAP, el grupo de protección del presidente Allende, recién elegido. Pero los del GAP no estaban facultados para efectuar detenciones ni tampoco para interrogar gente, excepto en caso de atentado contra el presidente. El chofer de taxi no se podía haber equivocado de coche: estos Citren eran demasiado característicos. Había, por lo tanto, que verificar quiénes eran los propietarios de las ID19 privadas y sus actividades. Una pista surgió rapidamente: uno de esos coches pertenecía al propietario de una tienda de antigüedades del Barrio Alto, del que se dispuso la vigilancia. Una tarde, al anochecer, recibió en su tienda de la avenida El Golf la visita de un hombre alto y flaco qui respondía a la descripción hecha por el taxista. Lo fotografiaron y compararon la foto con las de los delinquentes del mundo del lujo. El resultado fue positivo: lo identificaron como José Romero, el que había sido detenido dos veces acusado de chantaje pero no había sido condenado. Se lo puso en la lista de las personas buscadas y se reforzó la vigilancia del almacen, con la orden de seguir al sospechoso si se presentaba de nuevo. Tres días después Romero reapareció. Llegó y se fue a bordo de un Fiat 600 y fue muy difícil seguirlo porque parecía desconfiar. Felizmente, gracias al contaco radial entre vehículos, los detectives pudieron alternar dos autos y no perderlo. Salió de Santiago y se dirigió hacia el pueblo vecino de San José de Maipo. Ahí, se estacionó cerca de una casa del Camino al Volcán, donde entró. Investigaciones se las arregló para ocupar, en una casita cercana del otro lado de la calle, una pieza que permitía observar el lugar en forma permanente. Con el pasar de los días descubrieron una rutina: en la casa sospechoso vivían un hombre y una mujer que sólo salían para hacer compras de alimentación en los pequeños negocios del sector. Sus fotos también se compararon con los registros policiales y demostraron que ambos eran conocidos por robos y extorsiones y habían purgado varias penas de cárcel aunque cortas. Romero iba y venía, ausentándose a veces por varios días y, en esos casos, siempre pasaba donde el anticuario al volver. * El día fijado, Servais, el inspector luxemburgués y Müller estaban en la oficina de éste a las cuatro de la tarde cuando el teléfono sonó. - « ¿Es Ud. el jefe de Mattheys? No hablaré con nadie más. » - « Sí, soy yo, Müller. » - « ¿Qué decidió? ¿Cuándo se viene? ¿O debemos deshacernos de su hombre?» - « No viajaré si no me dan una prueba de que lo retiene Ud. y que está en perfecta salud. ¡Si no, olvídelo! » - « No sé si a mi jefe le gustará ésto pero lo entiendo. Lo volveré a contactar mañana a la misma hora. » y cortaron la comunicación. - « Muy bien » dijo el policía luxemburgués. « ¿Qué hacemos ahora? » - « Hablemos de ello en su oficina » contestó Servais, indicando subrepticiamente a Müller. Media hora más tarde, estaban en la oficina de Karl Hoster, el colega local de Servais. - « La policía de Santiago me llamó anoche » dijo éste. « Ya tienen una pista y el nombre de Riderelli


confirmó que era correcta. Sugieren que enviemos a alguién de aquí para contactar a ese hombre e informarles discretamente. Pero es necesario que el contacto conozca a fondo el comercio ilegal de obras de arte y ni Ud. ni yo, creo, tenemos verdaderos especialistas. Además, él que secuestró a Mattheys tratará seguramente de verificar que éste reconozca efectivamente a su jefe antes de completar la operación. Tendríamos, por lo tanto, que enviar a Müller aunque bajo vigilancia permanente. Propongo enviar también a uno de mis hombres y de hacerlos pasar por un turista y comprador ilegal. Podría entrar en la tienda de Riderelli y tratar de envolverlo. Tengo a alguién que habla español y podría aprender rapidamente lo suficiente para aparecer como un buen aficionado. Podrá vigilar a Müller durante el trayecto, hasta que la policía chilena se haga cargo en Santiago. » - « Me parece perfecto » dijo Hoster. « Haré lo necesario para que Müller le sea entregado una vez fijados los detalles del viaje. ¿Se quedará Ud. aquí para el contacto de mañana? » - « No. Tengo mucho que hacer en Bruselas. Hay muchas otras conexiones de Artecal que requieren ser investigadas y también un asesinato que le está ligado. Y debo hacer que se prepare el hombre que acompañará a Müller. Cuénteme después por teléfono. » Se despidieron y Servais volvió a Bruselas. El inspector Remi logró realizar muy rapidamente una comparación entre la libreta de Artecal y la lista de Ducquet. Encontró que una cuarta parte de las obras de Luxemburgo estaban también en la lista belga y que las fechas de esta última eran anteriores. Había más: en cada uno de esos casos, la lista de Ducquet incluía la mención « RTK » y el precio también era inferior al de la otra. Ducquet era por lo tanto un importante proveedor de van Hasselt y era evidente que « RTK » significaba Artecal. Si el sistema era el mismo para los otros destinatarios de las obras, « XRT » podía significar Christie's, "STB" Sotheby y "MTRP" Metropolitan. Los otros códigos indicaban sin duda anticuarios o coleccionistas privados. Se necesitaría contar con una lista de los principales anticuarios belgas y de los países vecinos para intenter su identificación. Como su jefe no había llegado aún de Luxemburgo, Remi esperó el día siguiente para entregarle sus conclusiones. - « Excelente » concluyó Servais. « Ahora vas a tener que aprender más sobre las obras de arte de Sudamérica. Si hace falta, pide al director del Museo de Bellas Artes que te ayude. Te vamos a pagar vacaciones en Chile. » y le contó lo ocurrido en Luxemburgo. - « Voy a avisar a los chilenos de tu viaje con Müller. Te pondrán al tanto de lo que pasa allá con el tráfico de arte y te ayudarán a tratar con el anticuario de Santiago sin despertarle sospechas. » - « ¡Voy volando, jefe! ¡Y gracias por las vacaciones! » dijo Remi al irse. Hacia las cinco de la tarde, Servais recibió un llamado de Karl Hoster. - « Llamaron a Müller de Santiago y habló con Mattheys que sólo pudo decir que estaba bien. Müller dijo entonces que contactaría a su agencia de viajes y tomaría un boleto para Santiago cuanto antes. Su interlocutor le prometió antonces volver a llamarlo al día siguiente para confirmar la fecha de su llegada y le dijo que reservaría una habitación en el hotel Crowne-Plaza. » - « De acuerdo. Lo mejor será que Müller tome un vuelo de Iberia. Será lo más directo. Podrá hacer Bruselas-Madrid en Sabena o Iberia y luego ya no tendrá que cambiar de avión. » - « De acuerdo. Le vuelvo a llamar después de la comunicación de mañana. » El día siguiente, Holster y Müller estaban otra vez en las oficinas de Artecal. Müller había obtenido una reservación en el vuelo Iberia de Madrid a Santiago para el 18 de septiembre, o sea cinco días más tarde. Servais había sido advertido y se había asegurado de contar con una reservación en el mismo vuelo para Remi. También había confirmado el viaje de los dos de Bruselas a Madrid por Sabena, contando con prioridad para la policía. Müller confirmó por lo tanto la fecha de su llegado al


interlocutor de Santiago. - « Llegaré a Santiago por Iberia este sábado 19 hacia el mediodía. No pude obtener un cupo antes. » - « Bien. Nos comunicacremos con Ud. en el hotel. Adios. » fue la respuesta. Servais decidió entonces interrogar de nuevo a van Hasselt. Además de explicar mejor lo ocurrido, debería hablar de sus relaciones con Ducquet. El allanamiento de su domicilio no había dado ningún resultado. Era una bella casa de estilo Art Nouveau, en el barrio de Zurenborg, del lado este de Amberes. El interior estaba decorado en perfecta armonía con la arquitectura: era un verdadero museo de época. Pero nada apuntaba a las actividades ilícitas de su proprietario. En relación a su empleado secuestrado, van Hasselt aseguró que había sido sorprendido por la llamada de Santiago. Había recomendado a Müller que no mencionara su nombre y que tratase de desalentar a los chilenos para que desistiesen. - « ¿Nunca pensó que la vida de Mattheys podía estar en peligro? » preguntó Servais. - « No lo creo. No pedían un rescate: pedían que le jefe de Mattheys fuese a buscarlo para formalizar un acuerdo comercial, lo cual es bastante extraño. No tenía ninguna gana de embarcarme en algo así sin saber más. » - « ¿Pero no le quedrían adelantar nada? » - « No hasta ahora. Esperaba que a la larga fuesen más explícitos, antes de tomar una decisión. » - « ¿Y no pensó en avisar a la policía? » - « ¿Para decir qué? ¿Que mi empleado no había vuelto y que se me pedía que lo fuese a buscar? » - « Pasemos a otra cosa. ¿Cuál era su relación con Ducquet de Joinville? Sabemos que le compraba obras de arte. Ilegales, por cierto. » - « ¿Que es lo que le permite creer ésto? » exclamó, sorprendido, van Hasselt. « ¡Ésta es una falsedad! Nunca he tenido negocio con este Ducquet. » - « ¡No lo niegue! Tenemos pruebas: sus archivos de Luxemburgo coinciden perfectamente con los registros de ventas de Ducquet. Hemos encontrado las mismas referencias en la documentación de ambos, incluídas las listas de obras ilegales. » - « ¡No diré nada al respecto! » - « ¿Sabe que puede ser acusado como cómplice de asesinato? ¡De tres asesinatos incluso! » - « ¿Qué? » dijo, sobresaltado, el anticuario. - « En efecto. Su amiga Demazedier mató a uno de nuestros agentes y es sospechosa del asesinato de Ducquet y de Verbiest. ¿No tendría Ud. algo que ver en la desaparición de éstos? Ud. sabía sin duda que Demazedier era una delinquente. ¿Quizás le hacía justamente el trabajo sucio? ¡Quisiera saber más al respecto! » Pero van Hasselt rehusó volver a hablar. El 17 de septiembre, un agente luxemburgués acompañó Müller hasta Bruselas y lo entregó a la guardia de la Policía Judicial donde se quedaría hasta su partida. Entretanto, la policía de Investigaciones chilena había sido informada del viaje y se había mostrado de acuerdo con el rol dado al inspector Remi. Müller sería vigilado por ellos desde su llegada y se le recomendó a Remi que no apareciese en su compañia. Debían separarse después de salir del avión para que nadie viese que se conocían. Remi debía irse al hotel San Cristobal donde tendría ya reservada una habitación y donde lo contactaría un agente llamado Fabian Carrasco que pertenecía a la Brigada de Defensa del Patrimonio. Él lo pondría al tanto de lo referente al tráfico de arte en Chile. Teniendo a Müller en Bruselas, Servais decidió interrogarlo otra vez acerca de Artecal y se comercio ilegal. Con la acusación contra van Hasselt, tenía un nuevo medio de presión. - « Señor Müller, lo informo de que su patrón, van Hasselt, está actualmente acuado en complicidad en


varios homicidios. Es incluso más grave por el hecho de que uno de los muertos es uno de nuestros agentes. Le aconsejo por lo tanto colaborar planamente con nostros ya que, de lo contrario, también podría ser acusado de complicidad. » - « ¡Pero es horrible! ¡El señor van Hasselt puede ser un traficante, pero de ahí a que sea un asesino! » - « ¿Quién sabe? No lo conoce Ud. lo suficiente. sin duda. Pero Ud. conoce bien el tráfico de arte. ¿Qué hace realmente van Hasselt? » - « Él es quien creó Artecal. Arrendó la galería y las oficinas de Luxemburgo y tenía una lista de proveedores y clientes cuando me contrató. Soy historiador del arte y arcqueólogo y estoy calificado para periciar la autenticidad de muchas obras. Estaba sin trabajo y su oferta era irresistible. Hace diez años que trabajamos juntos. Garcias a su posición en Verbiest & Co., me indicaba otros posibles clientes que contactábamos por carta. Era también él quien contactaba a los proveedores cuando había que buscar alguna obra en particular, o era contactado por ellos cuando había una oferta. » - « ¿Ud. no tenía contaco con los proveedores? » - « Solamente cuando ya había un acuerdo, para recibir los objetos. Fijaban un lugar de entrega y yo recibía el paquete. » - « ¿Y para los clientes? » - « Generalmente me contactaban a mí. Van Hasselt había fijado los precios y estaba libre para la venta. O bien el cliente retiraba el paquete o bien me indicaba como y donde mandarlo. » - « Una parte de su negocio era legal y otra ilegal. Es ésta la que me interesa. Quisiera que me diese todos los nombres de los proveedores y clientes ilegales, con su dirección si es posible. Y también los códigos que utilisaba para designarlos. » - « No los conozco todos y estoy seguro de que muchos nombres son falsos. En algunos casos, sólo conozco los códigos et sólo van Hasselt conoce el nombre de algunos proveedores. Le haré una lista. » - « La quiero cuanto antes y antes de que parta para Chile. Hágala en seguida y déla al guardia para mí. ¿Ducquet de Joinville era uno de sus proveedores? » - « A lo mejor se trata de DQDJ de la calle Belliard de Bruselas. Es uno de nuestros proveedores más importantes, con garantía de calidad. » - « Conoce por casualidad alguna razón para poner fin a la relación con este proveedor? » - « No, no veo por qué lo abandonaríamos. Pero los cambios son bastante frecuentes en este negocio. » - « Bien. Basta por ahora. Le van a llevar de vuelta a su celda. No olvide hacer la lista con la traducción de los códigos: no dejaré que se vaya sin que me la dé. » El día siguiente, la lista confeccionado por Müller estaba en el escritorio del comisario Servais. Reconoció en ella el nombre de Weinstein, un importante filántropo alemán. Los códigos descubiertos por Remi eran correctos. Y los de Artecal coincidían con los utilizados por Ducquet, lo que demostraba una relación mucho más estrecha que la que podía existir entre un proveedor y un cliente. O bien Ducquet y van Hasselt eran socios o bien uno era el jefe del otro. Ducquet estaba instalado mucho antes de la creación de Artecal, así que podía haber financiado la creación de la galería, ocupándose del comercio al por Mayor y delegando en Artecal la venta al detalle y quizás la relación que proveedores que no tratarían con él. Quizás van Hasselt haya pensado en el provecho que podría obtener al eliminar un eslabón de la cadena. ¿O hubo otra razón para un desacuerdo entre ellos? Ducquet ya no lo podía decir. Habría que presionar más a van Hasselt y seguir comparando las operaciones de ambas empresas. Las cuentas bancarias eran otra pista que no habían analizado aún. Servais pidió una orden judicial para levantar el secreto bancario de los dos hombres y pidió a sus colegas de Luxemburgo que hicieran lo mismo con las ceuntas de Artecal. Sería interesante comparalo todo. * En Inglaterra, Abril llegó al albergue del Faisán Dorado en la mañana del sábado acompañada de


Enero. Habían tomado separadamente el tren que salía de Londres y se habían reunido en la estación de Ipswich. Una hora más tarde llegaba Febrero a bordo de un Aston Martin arrendado. Almorzaron juntos en el comedor del albergue, y acordaron encontrarse a las cinco de la tarde, como de costumbre, en las ruinas de la cercana abadía. El mes de septiembre era clemente y había una buena cantidad de turistas almorzando en la sala. Nadie les prestaba atención, excepto una pareja que los observaba discretamente yque había llegado poco después de Febrero. Hacia las tres llegaba Mayo, que venía de Alemania y había tenido que cruzar el cana de la Mancha en barco a primera hora. Había arrendado un auto en Dover, para ir a Ipswich sin pasar por Londres. Poco después de las cuatro, todos se fueron en pequeños grupos separados hacia la abadía. En una pequeña colina, había bancos que permitían observar las ruinas del siglo XII, bastante bien conservadas, qui atraían aún algunos turistas. Enero, de quién nadie conocía el nombre real ni la nacionalidad, presidía la reunión y abrió la discusión. - « Abril, Ud. nos convocó urgentemente. Explíquenos porqué. Pero veo que Junio no ha llegado. ¿No lo invitó? » - « Lo llamé como a todos Uds. » contestó. « Pero su contestadora decía que había salido de vacaciones. Es su señal de alarma. Ésto confirma lo que llevó a Marzo a pedir esta reunión. Marzo, ¿tú explicas? » - « En efecto. Junio me dejó hace unos días un mensaje en mi contestadora. Me decía que la policía nos vigilaba a él y a mí y que me fuese. Salí de mi casa y ví que había efectivamente un coche de la policía estacionado cerca. Maté al agente, cambié de disfraz y me vine a Londres. Nadie me ha visto. Avisé a todos los clientes londinenses de Artecal que conozco de que no vulevan a contactar a la galería. Después del desastre de Francia, si la red belga está en entredicho creo que la cosa es grave y merece un análisis de nuestro grupo. » - « No hay ningún desastre en Francia » alegó Febrero, que era el encargado de ese país. - « ¿No? ¿Cómo describe lo que pasó con su red? » preguntó Enero. - « Mi red no ha sido destruida. Está congelada. Solo algunos clientes han sido arestados. Dejemos pasar un poco de tiempo y podremo reactivarlo. » - « ¿Ud. cree ésto? ¿Después de la muerte de Ducquet y con Junio quizás arrestado? » - « Creo que Junio será efectivamente detenido, si no lo está ya. » dijo Mayo. « Ayer, el diario televisado de Tele-Luxemburgo anunció que habían descubierto un comercio ilegal de arte en la galería Artecal. La policía no tardará en saber que Junio es el dueño. Quizás ya lo sabía al entrer ahí. » - « ¿Pero cómo pudo saber Junio que él y Ud., Marzo, estaban vigilados? » preguntó Enero. « Uds. se reunieron en un lugar público? » - « Junio me citó urgentemente en el zoológico de Amberes. Hablamos unos minutos. Estaba seguro de que Verbiest, el negociante en diamantes con quién trabaja, había descubiert que manejaba otro negocio, creyendo quizás que se trataba de tráfico de iamantes. Sabía que yo había eliminado Ducquet sin dejar huella y quería que hiciese lo mismo con Verbiest. Éste me conocía y me recibiría sin problema ya que le había servido varias veces como detective privado para calificar las legitimidad de algunas ofertas que recibía. Todo ocurrió como convenido. Pero quizás no hayan visto juntos en el zoológico, aunque no sé porque él o yo hayamos sido ya vigilados antes. A no ser que Verbiest haya avisado a la policía de sus sospechas. » - « Es lo más probable. Deben haber estado vigilando a Junio. Y la muerte de Verbiest habrá acelerado las cosas. Todo el personal de Verbiest debe haber sido interrogado y Junio debe haber encontrado el modo de avisarle. Había que saber ahora si la policía encontró en Luxemburgo algo que nos incrimine. Si la televisión habló de tráfico queda claro que encontraron registros. ¿Sabe alguno de Uds. cómo Junio codificaba sus contactos? » preguntó Enero.


Nadie lo sabía. - « Otro factor de riesgo es el hecho que Junio delegaba todo en su gerente. Müller, como se llama, conoce sin dudas los códigos y podría revelarlos a la policía para salvar su pellejo. Sobretodo si se establece un vínculo entre Junio y la muerte de Verbiest » hizo notar Mayo, que era más cercana a a van Hasselt, alias Junio. - « Lo cual significa que los polis podrían encontrar a buena parte de nuestra gente, donde sea. » - « Hagan como en Francia » sugirió Febrero. « Congele todo. Hagan desaparecer a los contactos. » - « No tenemos los libros. No sabemos quienes están mencionados en ellos. No es congelar lo que sugiere, francés, es hacer una carnicería y quedarse sin red. Ud. tenía la lista de los compradores de las obras del Louvre y bastaba con desconectar a aquellos y decir a los demás que se limitaran al comercio legal. Los suyos pueden estar ahora en peligro tanto como los otros. » dijo Mayo. - « Solo podemos hacer una cosa » concluyó Enero. « Decir a todos que destruyan sus libros y dejen de operar, sin contactos, compras ni ventas hasta nueva orden. Incluso tomar vacaciones podría ser un riesgo: ¿se imagina un centenar de anticuarios tomando vacaciones juntos en esta fecha? Sería sin duda sospechoso y llamaría la atención. ¿Están de acuerdo? » Todos se mostraron de acuerdo y la reunión de dió por finalizada. Los participantes se alejaron en diferentes direcciones antes de volver al albergue. Enero hizo seña a Marzo para que se quedase y los dos se fueron después juntos por el camino de la abadía. Mientras tenían esta reunión, un motociclista se juntaba en el albergue con uno de los integrantes de la pareja que los había observado durante el almuerzo y recibía de éste un rollo de fotos. Cuando todos estuvieron fuera de la vista, Enero se dirigió a Marzo. Cuando los otros estuvieron fuera de la vista, Enero se dirigió a Marzo. - « No me gusta el comportamiento de Febrero. Es demasiado presuntuoso. ¿Es él quién pidió que se eliminara a Ducquet, no es cierto? » - « Así es. Cería que la policía francesa estaba sobre la pista de Ducquet. Y de ahí llegarían hasta él. Y también a Artecal, por cierto. » - « Pero si lo que dice de su red es verdad, no tiene por qué preocuparse por Ducquet. Que yo supiera, éste no había comprado objetos del Louvre. Y si la policía encontró sus libros, parece que no entendió sus códigos porque ninguno de sus contactos ha sido tocado. Salvo Artecal, esta semana, pero está muy alejado en el tiempo del robo del camión en Marsella. Me parece más probable que la causa sea la denuncia de Verbiest. ¿Cuándo murió éste exactamente? » - « El primero de septiembre. » - « ¿Y cuando te habías encontrado con van Hasselt? » - « El 21 de agosto. » - « Así que la policía había sido alertada antes del 21 de agosto. Ésto me confirma que el problema debe haber surgido de Verbiest y que vigilaban a van Hasselt. Éste tenía razón pero llegaste demasiado tarde. Si él y Müller están detenidos, no podemos hacer nada. Pero lo que me molesta es Febrero. Habría que hacer algo, pero no demasiado visible, al menos en Inglaterra: no quiero atraer la atención de Scotland yard. » - « ¿En qué estás pensando? » - « Impedirle de actuar de una manera simple. Por ejemplo impedirle que abandone Inglaterra y vigilarlo. » - « ?Sabes cómo llegó hasta aquí? » - « Llegó desde Madrid por el puente aéreo de Iberia. »


- « Yo podría llamar a Iberia y anular su reservación para el regreso. Y le podría dejar un mensaje en el aeropuerto ordenándole contactar a Abril. » - « Es perfecto. Hablaré con ella para que sepa que hacer. En cuanto a tí, vigílalo sin que lo sepa. Me quedaré uno días en Londres. Encontrémonos el lunes en la noche donde acostumbramos. »

Chile El mismo día, el inspector Remi y Müller llegaban a Santiago. Se separaron al salir del avión, para que no los vieran juntos si alguién observaba las llegadas. Al salir, Remi tomó un minibus Transfer que iba al hotel San Cristobal. Vió que Müller, por su parte, tomaba un taxi. Lo seguiría sin duda un detective chileno en un auto sin señas. Una hora más tarde, en el hotel, alguién llamaba a la puerta de la habitación de Remi. - « ¿Inspector Remi? Soy el detective Carrasco de la Policía de Investigaciones, brigada de Defensa del Patrimonio. Me han dicho que ud. habla español y me alegro de ello porque no hablo francés. Creo que el tiempo urge y le traje ya alguna documentación. » Carrasco explicó entonces que los robos de obras de arte en los museos chilenos eran muy escasos aunque acababa de haber uno en un museo del norte del país. Al contrario, había muchas excavaciones ilegales y los objetos se vendían a algunos anticuarios o directammente a los turistas que visitaban el país. Chile era también un corredor de salida para piezas que llegaban ilegalmente de Perú y Bolivia. La aduana hacía lo que podía para recuperar esos objetos a la salida del país, pero el control no era muy eficaz, por falta de recursos. Remi, por su parte, explicó lo que había aprendido acerca de la culturas de la costa del Pacífico Sur y del altiplano. - « Trataremos de completar esto » le dijo entonces Carrasco. « He aquí algunos libros de arqueología local. Mañana lo llevaré al Museo de Arte Precolombino para que aprecie directamente algunas obras. Sea por la tarde, sea pasado mañana, nos gustaría que visitase la tienda de Riderelli. Las piezas precolombinas y coloniales que expone, junto a objetos más recientes, son todas copias. Pero estamos ahora seguros que posee originales guardados para clientes selectos. Hágale notar que reconoce inmediatamente que le expone son copias y dígale que busca especialmente obras diaguitas fuera del circuito formal. Desconfiará sin duda, pero ud. le dirá que su tienda le fue recomendada por Favio Marambio en Lima, quién le vendió a ud. dos pequeñas estátuas de la cultura mochica. Comente que "estas demostraciones de actos sexuales son realmente extraordinarias" y le han gustado mucho. Sabemos que Marambio tuvo algunas y fue arrestado ayer. Nadie puede saberlo aún. Si Riderelli está en el circuito sudamericano ha de conocer a Marambio que es un importante anticuario de Lima. Si le pregunta como está Marambio, dígale que se quejaba de su pierna izquierda. Si le pregunta donde lo encontró, diga que en la calle Junin, cerca de la plaza Bolívar. Nos parece que ésta es la mejor manera de abordar a nuestro sospechoso en el terreno que nos interesa. Y si le sugiero pieza diaguitas, es porque varias fueron robadas hace unos días en el museo de La Serena. Éstas son sus fotos: ¡estúdielas bien! Si le muestra alguno de estos objetos, directamente o en foto, interésese por uno u otro, discute el precio y fije una cita para pagar y retirar lo que habrá escogido. Vuelvo mañana para llevarlo al museo. Es domingo y abre a las once. » Müller, por su parte, fue detectado por la policía chilena cuando mostró su pasaporte. Con una seña interna el oficial de extranjería avisó a un detective que emprendió inmediatamente la filatura. No parecía haber otro observador. Müller tomó un taxi y se fue como convenido directamente al hotel Crowne-Plaza, en la Alameda, cerca de la plaza Baquedano. El teléfono de su habitación ya estaba


intervenido y un detective estaba vigilando en el hall de entrada, leyendo aparentemente un diario, sentado en uno de los sillones a la izquierda de la entrada. A las cuatro, el teléfono sonó en la pieza de Müller. - « ¿Es ud. el anticuario de Luxemburgo? » preguntó la misma voz que había oído en su oficina. - « Soy yo. » - « ¡Bienvenido a Santiago, señor Müller. Le daremos un poco de tiempo para que se acostumbre al cambio de hora. Mañana por la mañana confirmaremos su identidad y en la tarde podrá encontrarse con mi jefe para discutir de negocios. » - « Y yo quiero ver a Mattheys con mis propios ojos antes de discutir de negocios. » - « Es lo que habíamos previsto y es de este modo que lo pondremos a prueba mañana por la mañana. Tomará un taxi hasta el Estadio Italiano, en la avenida Apoquindo. Ahí, camine por la vereda delante de la entrada del estadio a partir de las once. Mire todas los autos que pasarán cerca de ud. Uno de ellos tendrá la ventanilla bajada y podrá ver a Mattheys. Después de haberlo visto, vuelva a su hotel o vaya a pasear. Lo llamaré de nuevo mañana a las cuatro de la tarde. Hasta mañana, señor Müller. »

Europa La pareja que había llegado al Faisan Dorado después de Febrero y que observó el grupo pertenecía a Scotland Yard. Seguían al traficante desde el aeropuerto de Heathrow donde había llegado procedente de Madrid. Scotland Yard había sido adevrtido por la policía española que había identificado y seguido el hombre, Clément Lefèvre, en Madrid, a pedido de la policía francesa. Los detectives se las habían arreglado para fotografiar discretamente a todos los miembros del grupo del almuerzo y los habían visto reunirse cerca de la abadía. Las fotos fueron reveladas y estudiadas en el Yard. Cuando, el día siguiente, los conspiradores abandonaron el albergue, la inspectora volvió a seguir a Lefèvre mientras su compañero se identificó ante el dueño del albergue y pidió ver el registro de huespedes para luego inspeccionar sus habitaciones. Obtuvo así los nombres y ciudades de origen bajo los cuales se habían registrado y calcó sus huellas dactilares. Copió del registr los siguientes datos: - Vic Janvier, Tanger - Clément Lefèvre, Paris - Giuliana Di Motta, Roma - Diana April, Dublin - Gert Weinstein, Düsseldorf El motocilista le trajo una copia de las fotografías reveladas y las mostró al dueño pidiéndole que le indicase el nombre de cada uno. Le preguntó también hasta donde los conocía. Dijo que eran excelentes clientes que volvían juntos cada año al menos un fin de semana pero que no sabía cual era su profesión o actividad ni que era lo que los unía. Con esta información, el inspector se volvió a Londres. Se confeccionaron fichas para cada sospechoso y además del caso de Lefèvre que ya estaba bajo vigilancia internacional apareció el hecho de que Di Motta estaba siendo buscada por la policía belga: el alerta de Interpol acababa de llegar. La información sobre Di Motta inquietó aún más el detective: buscada por asesinatos, entre ellos de un agente, e implicada en tráfico de arte. Todos los recursos del Yard serían utilizado para buscar a un asesino de policía. Y le llamaba la atención que esta mujer también estaba implicada en tráfico de arte, que era también la razón por la que Francia hacía seguir à Lefèvre. Desgraciadamente sólo éste seguía vigilado desde su llegada. Quizás todos estuviesen implicados y formasen una red internacional. Se formó por lo tanto un expediente del conjunto y se


envió a la central de Interpol para su difusión en todos los países de Europa. "Febrero" dejó Ipswich para volver a Londres y devolvió su coche en el garaje de Hertz en el aeropuerto de Heathrow. Luego se fue al mostrador de Iberia, donde le informaron que su reservación había sido cancelada y que había un mensaje urgente para él. Lo retiró y vió que lo estaban convocando el día siguiente donde Abril. Tomó entonces un taxi hasta la ciudad y se hizo conducir al hotel Ritz, en Piccadilly, donde tomó un cuarto. Acostumbrado al lujo, no le gustaban para nada las excursiones a Ipswich donde consideraba que las condiciones de alojamiento eran miserables. El Ritz databa de 1906, tenía excelentes suites de estilo y un restaurante gourmet. Como era domingo, después de un copioso almuerzo, salió a pasear por los alrededores del Parlamento y de la abadía de Westminster, construcciones que admiraba mucho. Encontró al paso un kiosko que ofrecía revistas de decoración y adquirió varias para pasar el tiempo después en el hotel. En la mañana siguiente, apenas abrían las teindas, entraba donde Abril muy malhumorado por el contratiempo. - « ¿Qué diablos pasa aquí? » ladró sin saludar. « ¿Por qué me obligan a quedarme? » - « Orden de Enero » respondió Abril. « Ud. acababa de salir de Ipswich cuando supo que si volvía a Madrid sería detenido. Le ruega quedarse en Inglaterra y hacer los más invisible que pueda. Sobre todo, no contacte a nadie en el continente: no sabemos en quién se puede aún confiar. Y donde sea que aloja, si usa su nombre verdadero, salga de ahí y regístrese bajo otro nombre en otro hotel. » - « ¿Pero quién se cree que es Enero para dar tales órdenes? ¿Y cómo puede saber que vine de Madrid y volvería allá? ¿Tiene espías en la policía? ¿O es él mismo quien nos denuncia? » - « Ud. sabe que Enero manda la red y no sería nadie sin él. Tiene fuentes en muchas partes, que nos son muy provechosas, tanto para los negocios como para la seguridad. ¡Sería mejor que obedezca! » Sin una palabra más, Lefèvre salió del almacen y volvió a su hotel. No pensaba en absoluto dejar éste. Era el que prefería y ne pondría a buscar otro, que no lo había igual. Debería sin embargo decidir que hacer a continuación. Sin duda no le convendría volver a Madrid. Lo que no sabía, es que lo seguían siempre y que, así, había llevado a la policía a identifica la tienda y la residencia de Diana April, una de las mujeres del grupo de Ipswich. Desde ahora, el negocio también estaría vigilado. Pero Julien De Modt, la asesina que conocía como "Marzo", disfrazada de hombre, también lo había seguido para saber donde se alojaba y que hacía. Lefèvre, sin hacer caso de las instrucciones, llamó a su secretaria en su ofician de París para darle sus coordenadas en Londres, donde se quedaría hasta nueva orden. Su agencia de seguros podía funcionar sin él, pero en caso de algún problema urgente quería que su secretaria pudiese encontrarlo. No pensaba, tampoco, que su teléfono podía estar intervenido.

Chile Cuando Remi partía con Carrasco para visitar el Museo de Arte Precolombino, el ID19 salía de la casa de San José de Maipo. El detective que vigilaba la residencia la había visto llegar pocos minutos antes. Había entrado al garaje y salía ahora sin que hubiese podido ver quien había dejado o abordado el auto. Por la escucha del teléfono de Müller, el comisario a cargo del caso estaba convencido de que había venido a recoger a Mattheys o, cosa menos probable, lo recogería al volver hacia Santiago para pasar con él delante de Müller en la avenido Apoquindo. Otro agente observaba discretamente a la entrada del estadio, con una foto de Matheys que habían recibido de Bruselas. Y tenían varios vehículos


dispuestos para seguir el ID19 después del encuentro y confirmar definitivamente el lugar del secuestro. A las once, Müller estaba en el lugar convenido, yendo y viniendo en le vereda delante del estadio. Diez minutos más tarde, el ID19 pasó frente a él con la ventanilla abierta. Reconoció a Mattheys y quiso acercarse al auto pero éste no se detuvo sino que retomó el camino de San José. Después de algunas vueltas en la ciudad el ID19 volvió a la casa sospechosa, confirmando que era el lugar de detención de Mattheys. La policía decidó esperar el encuentro entre Müller y Riderelli para liberar al belga. Mientras Müller almorzaba en el restaurante de su hotel, un detective entró en su cuarto para esperarlo. Cuando el anticuario llegó, le dió instrucciones para el encuentro de la tarde. - «Hemos puesto un micrófono en la tienda de Riderelli, el hombre que Ud. encontrará, pero no sabemos si le conducirán ahí. Por lo tanto, es necesario que lleve una pequeña grabadora, porque no estamos seguros de poder seguirle y menos de poder escuchar. Le voy a mostrar cómo colocarla y hacerla funcionar para que no la encuentren en una revisión superficial. Esperemos que lo desvistan. » - « ¿Tienen noticias de Mattheys? Lo he visto esta mañana: me lo mostraron en un auto que pasaba. » - « No puedo decirle nada por ahora. Lo siento. » A las cuatro de la tarde, como previsto, Müller recibió el llamado telefónico de la misma voz de siempre. - « En algunos minutos un auto lo pasará a buscar. Es el mismo Citroen ID19 negro que vió esta mañana con Mattheys. El chofer le dirá que lo esperan en Luxemburgo. Contéstele que es de donde ud. acaba de llegar. » El encuentro se produjo del modo indicado media hora más tarde. José Romero, que conducía, dió la vuelta a la cercana plaza Baquedano y descendió por la Alameda. Dijo a su pasajero que su jefe le había recomendado dar una vuelta por el centro y mostrar los principales monumentos antes de llevarlo al lugar de la cita. Pasaron ante el cerro Santa-Lucía y la Biblioteca Nacional. Al salir del estacionamiento del hotel, Romero había descubierto un auto que había salido tras ellos. Aunque no lo sabía, era el de Investigaciones. No se había podido estacionar en otra parte porque estaba prohibido estacionar en la Alameda. Romero había mirado con atención todos los vehículos estacionados a la entrada del hotel, sobre todo las que tenían un chofer al volante. Al dar vuelta en la plaza Baquedano, había visto que el auto hacía lo mismo y concluyó que lo seguía a él. Por ésto pretendió hacer turismo y aprovechó las numerosas calles estrechas del centro para tratar de perder a sus seguidores. Frenando o acelerando según el caso, se las arregló para ser cada vez el último al pasar cuando los semáforos cambiaban al rojo y, así, logró rapidamente su cometido. Después del palacio de la Moneda y el Parlamento, pasando por el Mercado Central y la estátua de Prat, ya el vehículo policial había desaparecido. Romero tomó entonces la Costanera y se dirigió rapidaemnte hacia el Barrio Alto. Los detectives que lo habían perdido se fueron al cuartel central, de donde los enviaron a vigilar el domicilio particular de Riderelli, único lugar donde pensaban que, quizás, podrían saber más. El ID19 entró en el jardin delantero de una mansión del sector de Tomás Moro. La puerta se abrió y el propietario recibió al viajero en la entrada. - « Señor Müller. ¡Feliz de conocerlo! Soy Carlos Riderelli. Yo soy quien le invitó a venir a Chile y lamentó haber tenido que utilizar este medio algo torcido para lograrlo. Pero su representante se mostró muy poco cooperador. Ud. llega desgraciadamente dos días tarde: podría haber aprovechado nuestros dos días de fiesta nacional, los 18 y 19. En fin, las fiesta sigue hoy ya que es domingo. Entre, por favor. »


- « No diré que estoy feliz de conocerlo. Estoy aquí en contra de mi voluntad y le rogaría explicarme cuanto antes de qué se trata y por qué tuve que hacer tan largo viaje. » contestó Müller mientras seguía a su interlocutor. - « Calma, señor Müller. Nada urge ahora. Tómelo de lado bueno: creo que nunca habría visitado América del Sur si no fuera por mi invitación. Siéntese y prueba este pisco-sour que lo espera. El pisoc es nuestro mejor alcohol, destilado a partir de uvas muy dulces cultivadas en el desierto. Un verdadero milagro de la naturaleza. » - « No he venido para beber sino para obtener la liberación del señor Mattheys. ¿Por qué lo ha retenido? » - « Bueno, bueno. Voy a tratar de satisfacer su curiosidad. Soy anticuario y mercader de arte. Es lo que trajo aquí a su representante. Me ha explicado largamente lo que buscaba y logreé que describiera todos los servicios que Artecal ofrece en Europa. Que ud. quisiera abrirse a América del Sur era muy interesante para mí porque busco justamente lo inverso: tengo numerosos contactos en esta región pero no en Europa. Y tengo un importante cliente que quiere enviar objetos precolombinos a Europa, al mergen de los circuitos oficiales por cierto. Mattheys rehusó discutir las condiciones de un acuerdo y dijo que solamente su jefe podía abordar este tema. Pero era evidente que no podíamos escribir ni discutir el asunto por teléfono. Tampoco podía permitir que él se fuese: no habría tenido garantía de tener noticias de ud. Artecal ofrece exactamente los servicios que mi cliente desea. Incluso está dispuesto a financiar parte de la nueva red que crearíamos. » - « Habla de piezas precolombinas. ¿De dónde provendrían? » - « Mi cliente hace sus propias excavaciones en todos los países de la costa del Pacífico Sur. Tiene a muchas gente trabajando para él. Desheredados que recorren las montañas, recogen y traen lo que encuentran por poco pesos. Si el sitio es importante, lleva sus propios hombres para explorarlo más a fondo. También hay empleados de museos que lo conocen y le ofrecen a veces objetos perdidos en los depósitos. » - « Todo ésto está al mergen de la ley, sin duda. ¿No le causa problemas? » - « Ninguno. Estamos bien organizados. Como ud., sin duda. Mattheys acabó por confesar que ésto no debería molestarle. » - « No estoy seguro de que podamos mantener una operación de esta envergadura a través de su país. » - « El traslado estaría a cargo de mi cliente, que sería entonces su socio. Tiene mucha experiencia con las aduanas. » - « Tendría que pensarlo con detenimiento. Discutir las condiciones. Y luego ver las posibilidades de nuestra red en Luxemburgo. » - « Lo invito a quedarse aquí esta noche. Piénselo. Dicen que la noche es buena consejera. Me dará su decisión mañana y empezaremos a discutir las condidiones y la manera de operar. Ahora, pasemos al comedor: la cena está servida. » Durante la comida, el anfitrión comentó las principales costumbres de las fiestas patrias para luego explayarse en sus propios gustos artísticos, interrogando a Müller acerca de los suyos. Teminada al cena, lo condujo a la habitación de huéspedes y lo dejó para la noche. Poco después de haber quedado solo, el luxemburgués verifició la puerta de la pieza: estaba cerrada con llave. ¡Era prisionero! ¿Cómo saldría? No quería ni podía aceptar el trato, pero el juego parecía peligroso. Se acostó y se quedó pronto dormido, sin saber que habían puesto un sedante en su bebida. Poco después de media noche, Romero entro en el cuerto y se puso a revisar sus ropas. No tardó en encontra la grabadora. Dado que habían perdido la pista de Müller, los policías encargados del caso se reunieron en un consejo de guerra en el cuartel de Investigaciones. - « ¿Debemos liberar en seguida a Mattheys? » preguntó uno de ellos. - « Ésto bloquearía la misión de Müller » contestó otro.


- « Pero no sabemos donde está Müller ni si está bien » dijo un tercero. - « Si Müller no fue a la tienda, estaba probablemente en casa de Riderelli o en San José. Ayer era domingo y es normal que la tienda esté cerrada. Por otra parte, Riderelli siempre pretendió que quería hacer negocios. No es un secuestro normal. Creo que tratará a Müller como un posible socio y que lo llevó a su casa. » dijo el comisario al mando. « Sigamos vigilando los tres lugares. Y que el agente belga visite la tienda para tratar de saber más. Sería mejor poder atrapar a Riderelli hacviendo una venta ilegal que de allanar su casa. Lo que no podríamos hacer sin una orden judicial que, por cierto, no nos darían con los actuales antecedentes. Pero podemos obtener una para allanar la casa de San José. Que estén listos para actuar allá, pero esperemos un poco. » - « ¿qué hacemos con el policía belga? » preguntó Carrasco. - « Sigan con el plan que habíamos trazado. Llévelo en el taxi donde Riderelli a pensas éste esté en su tienda. Más vale aprovechar esta pista si es posible. » La mañana siguiente, Riderelli esperaba a Müller en la mesa del comedor con el desayuno servido. - « Entonces, señor Müller, ¿que hacía con esta grabadora? ¿Espiando? ¿Es un falso traficante que trabaja para la policía? » - « ¡Pero de ninguna manera! Ud. no graba sus convenios? Debe saber que es totalmente normal en nuestro trabajo, sobre todo cuando se establecen nuevos contactos, ya que no ponemos nunca nada por escrito. Por lo demás, ¿qué haría aquí la policía de Luxemburgo? » - « ¡Sepa que tengo dudas! Pero como ud. y su empleado están entre mis manos, trataré de convencerle y de seguir adelante con mi proyecto. Venga conmigo. » Riderelli se levantó y llevó a Müller a su escritorio. Cerró la puerta con llave y empujo un paño de estantería que dejó ver una escalera que bajaba hacia un subterráneo. Bajaron nuntos y, llegados abajo, el chileno encendió las luces de la sala. Müller se quedó atónito. Parecía una verdadera sala de museo. Los muros estaban cubiertos de antiguas pinturas y, al centro, había mesas con numerosas piezas precolombinas. - « Como puede ver, soy un apasionado de la pintura colonial. Es muy fácil de conseguir. Las pequeñas iglesias del interior del país no tienen ninguna medida de seguridad. Cualquier con un poco de habilidad puede retirar sus pinturas. ¿Magnéfico, no cierto? Y ahora que ha visto ésto, debe estar convencido de lo serio de nuestro asunto. Y también de que no podrá partir sin haber aceptado nuestras condiciones. » Müller se puso a pensar a toda velocidad. No podá concluir ningun acuerdo ya que no era el dueño de Artecal y que la policía controlaba todo. ¿Cómo salir de ahí, él y Mattheys? - « Ud. es solo un intermediario. No termina de repetir que hace ésto a pedido de un cliente. Quiero hablar directamente con él. » dijo. - « No está en posición de exigir nada, señor Müller. Recuerde que su empleado es nuestra garantía... y lo seguirá siendo hasta que nuestro acuerdo sea puesto en práctica. » - « ¿Puesto en práctica? ¿Ud. cree que la mujer de Mattheys seguirá esperando sin inquietarse? ¡Ya me llamó por teléfono antes de que me viniero para preguntar por las razones de su retraso! » - « ¿Su mujer? ¿Está casado? » - « ¡Seguro! Y si se sigue inquietando, llamará a la policía y se iniciará una investigación. Sabrán muy pronto donde está y a quién encontró. » - « ¿No puede ser! Nos escondió que estaba casado. Esto cambia la situación. Vuelva a su cuarto. Tengo que contactar a mi cliente. » Unos minutos más tarde, Riderelli levantaba el teléfono y marcaba un número en el extranjero.


- « Aló Cali, aquí Santiago. » Al instante un distorsionador fue conectado para impedir la escucha por terceros y el detective encargado de la intervención sólo siguió oyendo ruidos. - « ¡Hable Santiago! » - « El hombre que llegó de Luxemburgo dice que su empleado está casado, que su mujer estaba inquieta y podría avisar a la policía porque no tiene noticias de su marido. » - « Esto es un imprevisto. Mattheys había dicho que vivía sólo y su pasaporte decía que era soltero, ¿no? ¿Y su patrón no explicó nada a la mujer? » - « Müller dijo que trató de tranquilizarla pero no está seguro de haberlo conseguido. Además, como está aquí ahora y le dije que podríamos retener a Mattheys algún tiempo, hasta que el negocio empiece a operar, cree que ella irá a la policía. » - « ¡Mala cosa! ¿Pero Ud. dijo Müller? Él que llegó de Luxemburgo no se llama van Hasselt? » - « No. Se llama Müller. » - « ¡Pero éste no es el patrón, es el gerente! Al que necesito es a van Hasselt. » - « Yo no podía saberlo. Ud. no me dió ningun nombre. » - « No teníamos ninguno cuando llegó Mattheys. Lo hemos sabido después y estábamos convencidos de que Mattheys le daría la información correcta. Y ud sabe que hemos de mantener nuestras comunicaciones en un mínimo. Mattheys ha sido muy astucioso. » - « ¿Qué hacemos ahora? » - « Suelte a Mattheys. Póngalo en el primer avión para Europa y que haga venir a van Hasselt. Conserve a Müller en su lugar. Contácteme de nuevo cuando llegue van Hasselt. Terminado. » Riderelli marcó luego el número de teléfono de su agencia de viaje. - « Buenos días, señorita Alessandri. Aquí Carlo Riderelli. Necesito un asiento en un vuelo a Europa lo antes possible. El pasaje está a nombre de Lucien Mattheys y está 'open' con destino a Bruselas. Su código es JX148350381B. Confírmeme cuanto antes, por favor, es urgente. » Media hora más tarde recibía la respuesta. - « Señor Riderelli, encontré un cupo para pasado mañana en un vuelo de Lufthansa con cambio de avión en Frankfurt. No hay nada disponible antes, salvo en una que otra lista de espera ya larga y, por lo tanto, sin posibilidades. ¿Le conviene? » - « De acuerdo. Prefiero ir a la segura. Mi amigo no desea perder el viaje al aeropuerto. Le mando el boleto para hacer la inscripción de la reserva. Ponga los gastos en mi cuenta personal por favor. » - « A la orden, se ñor Riderelli. Estamos siempre a su servicio. Hasta luego. » - « Adios y gracias. » Esta comunicación fue, esta vez, escuchada por la policía. Riderelli se fue entonces a la habitación de Müller. - « ¿Por qué vino ud. aquí si no es el dueño de Artecal? ¡Nos ha mentido y nos hizo perder el tiempo! Mi cliente está muy enojado.Es con el señor van Hasselt que quiere fijar las condiciones del negocio. » - « Ud. no nos dió ningún nombre. Soy yo quien gestiona el negocio. El señor van Hasselt no vive en Luxemburgo y nos vemos solamentye cada tres meses. ¿Cómo podía yo adivinar que era con él que quería tratar? » - « Es sin duda Mattheys que nos indujo en el error. No me gusta. Si dependiera de mí, tomaría represalias. Pero he de seguir órdenes. Para que su mujer no se siga inquietando, Mattheys volverá a Europa y deberá exigir que venga van Hasselt. Mientras tanto, ud. será nuestra garantía: tomará el lugar de su empleado. » Müller prefirió no agregar nada acerca de van Hasselt. Mattheys pondría la policía al tanto y ésta


decidiría que hacer. El comisario Figueroa, a cargo de la Brigada de Defensa del Patrimonio, fue informado de los llamados telefónicos de Riderelli. Hizo llamar a Carrasco y le transmitió las noticias. - « No sabemos de que hablaron Riderelli y la persona que llamó Cali, debido al distorsionador que usaron. En todo caso debió ser en relación a Müller y Mattheys ya que decicieron liberar a éste. El código telefónico internacional era efectivamente de Colombia y el local de la ciudad de Cali. Si pusieron allá un sistema de interferencia, me parece que ha de ser una operación de cartel de la droga. Que se ocupen también de tráfico de arte no me extraña. Ya son expertos en transporte y usan reproducciones de piezas arqueológicas para esconder droga. Enviar originales por sus redes solo aumentarían las ganancias y podría abrirles quizás nuevos mercados. Lo más grave para nosotros es que no habían entrado aún aquí. Que Riderelli les esté ligado es extremadamente grave. Hay que endurecer su vigilancia pero no hacer nada que impida la liberación de Mattheys. Actuaremos después. » - « ¿Y retendremos a Mattheys? » - « Lo dejaremos partir, pero ud. lo contactará en el interior del aeropuerto, para que nadie nos vea cuando los esbirros de Riderelli lo lleven. Quizás valga la pena que Remi le acompañe y lo ponga al tanto de lo que pasó en Bélgica. Dígale también que avise a su oficina de Bruselas. Por lo que es de su misión aquí, continuaremos como lo hemos planeado pero únicamente después de la salida de Mattheys. Con lo que sabemos, es lo más importante. »

Europa Las planillas de los movimientos bancarios de van Hasselt y de Artecal estaban sobre el escritorio del comisario Servais. Pudo verificar así que las sumas percibidas por Artecal que aparacían en la libreta de ventas ilegales habían sido transferidas a una cuenta de van Hasselt y muchas de ahí a una cuenta numerada de Berna, en Suiza. Otras sumas, fijas, habían sido transferidas cada trimestre a otra cuenta numerada, en Zurich. Servais recordó entonces que Dumazedier recibía fondos de una cuenta numerada de Suiza. Buscó los documentos y constató dos coincidencias: era de la misma cuenta de Zurich que recibía transferencias regulares. Y había recibido un depósito importante proveniendo de la cuenta de Berna el día siguiente de la muerte de Verbiest. ¿El pago del asesinato? También había pagos de Artecal a Ducquet pero ningúna transferencia entre éste y van Hasselt. Quizás las había habidos en períodos anteriores, no cubiertos ya por los informes bancarios. Le día subsiguiente, martes, los informes enviados por Scotland Yard a través de Interpol llegaron a la oficina de Servais. La presencia de Di Motta en Ipswich lo sorprendió. « ¡Así que logró escaparse y está en Inglaterra! » pensó. Consultó rapidamente los nombres en el código de Artecal: April y Weinstein estaban ahí. Avisó de ello inmediatamente a Scotland Yard. Con esta información y la de las cuentas bancarias, Servais decidió interrogar de nuevo a van Hasselt. - « ¿Quiénes son Enero, April, Lefèvre y Weinstein? Sabemos que mantiene contactos con ellos. » - « Lefèvre es el corredor de seguros que utilisa Artecal. Weinstein es un cliente alemán. No conozco a los otros. » - « Sabemos que Lefèvre es corredor de seguros. Pero sabemos también que trafica obras de arte. En cuanto a Weinstein, ud miente: no es su cliente sino uno de sus proveedores. Y de arte ilegal. Tenemos una idea de quienes son los otros, pero sería mejor que ud. nos dijera quiénes son y qué hacen. » - « ¡Vayáse al diablo! » - « Como quiera. Tendremos en cuenta su colaboración cuando lo acusemos formalmente de tráfico y


de complicidad en homicidios. » En Londres, Lefèvre había decidido pasar unos días visitando anticuarios, museos y galerías de arte. La policía tomó nota de todos sus contactos y los investigó pero todos eran comerciantes honestos y era difícil considerarlos sospechosos. La lista se incluyó por lo tanto en el archivo del caso pero no se juzgó necesario disponer más vigilancia. Sólo se mantuvo la de la tienda de Abril. Di Motta-De Modt lo siguió temabién en todas sus actividades, manteniendo a Enero al tanto de todos sus desplazamientos. Ambos se juntaban cada noche en el hotel Alexandra, en el sector de Kensington, donde compartían la habitación y el lecho. Pero mientras los detectives que seguían a Lefèvre se intercambiaban, 'Marzo' no podía hacer lo mismo y, después de algunos días, la policía se dió cuenta de que en todos los lugares que visitaba el sospechoso también aparecía un joven de aspecto efeminado. No solo tomaron nota de su presencia sino que lo fotografiaron. Había ahí algo extraño y se decidió seguir también a este nuevo personaje cuando dejaba de seguir à Lefèbre. Descubrieron entonces pronto que, cada noche, volvía al hotel Alexandra. A uno de los detectives que había ido a Ipswich se le encargó que mostrase la nueva foto al recepcionista del hotel que lo identificó como Julien De Modt, quien compartía la pieza con un tal Jack Cormack. Cuando el policía dejaba el hotel, se cruzó con un hombre que entraba y que reconoció como uno del grupo de Ipswich. Volvió entonces, un poco más tarde, al hotel con las fotos de todo ese grupo y pudo confirmar así que el hombre que había reconocido era el llamado Jack Cormack, conocido antes como Enero y que había dado el nombre de Vic Janvier en Ipswich. El recepcioniste indicó también que esta persona era un cliente regular, que venía varias veces cada año y era muchas veces acompañado por una mujer que reconoció también en las fotos: Giuliana Di Motta.

Chile Dos días después, Carrasco y Remi esperaban a Mattheys en la sala de embarque del aeropuerto de Pudahuel. El equipo de San José de Maipo les había confirmado que la ID19 negra había recogido ahí a alguién a las nueve treinta, la hora conveniente para llegar al aeropuerto a la hora exigida para el registro de pasajeros del vuelo de Lufthansa que debía salir a las trece diez. A las once y media, Mattheys se había presentado en el mostrador acompañado de Romero que lo condujo luego hasta el ingreso en Policía Internacional. Una vez fuera de la vista de Romero, los dos detectives abordaron a Mattheys. - « Señor Mattheys, soy el inspector Remi, de la Policía Juidical belga. Y éste es mi colega Carrasco de la Policía de Investigaciones chilena. Lo estabamos buscando desde hace algún tiempo: su esposa nos había denunciado su desaparición. Estamos felices de que goce de buena salud y de que lo hayan liberado. Creemos saber que fue retenido en San José de Maipo por un anticuario llamado Riderelli, que es en realidad un traficante de obras de arte. Antes de que se vaya, ¿podría contarnos lo que ocurrió aquí? Podría ayudar así a la investigación local. » - « ¡Vaya! ¡No esperaba encontrar la policía aquí y aún menos que estuviese al tanto de mis desventuras! Todo ésto es muy extraño. Un anticuario de Quito me recomendó que visitara al señor Riderelli y le ahblara de artecal, la empresa por la cual trabajo y que me envió aquí. Riderelli me pidió muchos detalles y me dijo que un importante cliente suyo quería establecer un contacto permanente con nosotros. Quería discutir las condiciones financieras y procedimientos de compra y de transporte de obras de arte hacia Europa. Pero yo no stoy autorizado para ésto. Le dije que debía hablar con mi jefe en Luxemburgo y les dí el número de teléfono de Müller, pensando que así ponía fin al asunto.


Pero, para mi gran sorpresa, Riderelli me dijo que quería conversar personalmente con mi jefe y que éste debía venir a Santiago. Le dije que yo no estaba en condiciones de obligarlo. "En este caso, ud se queda aquí hasta que venga" me dijo. Me obligó a subir a un coche negro y me llevaron a una casita fuera de Santiago. Desde entonces, solo he podido dormir, comer y leer, hasta ayer, cuando el chofer me dijo que Müller estaba aquí pero que querían hablar con el señor van Hasselt. Yo podía volver a casa pero debía arreglármelas para que van Hasselt viniese a Santiago o, de lo contrario, Müller sufriría. No sé nada más. » - « Müller vino, pero descubrieron que no es el que manda. ¿A quién más encontró durante su captividad? » - « Solamente un hombre y una mujer, en la casa. El chofer venía de vez en cuando y hablaba con ellos. A mí, solo me decía que tuviera paciencia, que las cosas no eran fáciles. » - « ¿No pidió telefonear a ud. mismo a Müller o a su esposa? » - « Pedí hablar con Müller pero no quisieron. Tuve cuidado de no hablar de mi esposa. Sabía que ella me esperaba en una fecha prefijada y que, al no llegar, se inquietaría y pediría explicaciones a Müller. Si no eran claras, haría lo imposible para averiguar más. » - « Es efectivamente lo que ocurrió. Pero las cosas son aún mas complicadas en Bélgica y Luxemburgo. La policía allanó Artecal y Müller fue arrestado. Lo hemos traído aquí y dejamos que se juntara con Riderelli para llegar a ud. y saber más de este asunto. Pero Müller ocupa ahora su lugar y nos ocuparemos de lo que sigue con la policía chilena. En Bruselas, el comisario Servais lo pondrá al tanto de lo que ocurrió allá y le indicará qué hacer a futuro. ¡Que tenga buen viaje! » Los dos policías saludaron al pasajero saliente y se fueron a la prefectura, Remi contando en español a Carrasco lo que Mattheys le había dicho en francés. Después de haber dejado Mattheys en el aeropuerto y haber verificado su embarque, Romero partió con el auto al domicilio de Riderelli. Ahí se hizo cargo de Müller y lo condujo a la casa de San José de Maipo. Aunque los detectives no lo vieron bajarse en San José ya que se cerraba el garaje cada vez después de la llegada del coche, lo vieron brevemente cuando abordó el vehículo frente a la casa de Riderelli. Ese mismo día por la tarde, este último fue a su tienda. El policía que la vigilaba avisó a Carrasco y éste pasó a recoger al inspector Remi a su hotel con el auto camuflado de taxi. Le recordó a su colega las instrucciones para tratar de entrar en confianza con Riderelli y le dijo que lo esperaría con su taxi a la vuelta de la cuadra. Remi entró en la tienda y se puso a mirar los objetos expuestos. Ubicó felizmente algunas muestras precolombinas puestas sobre un mueble. Un hombre se acercó y preguntó: - « ¿En que le puedo ayudar? ¿Busca algo en particular? » - « Veo que tiene piexas precolombinas. Son muy bellas ... pero son copias. Yo busco algo más ... ¿cómo decir? ... auténtico... » - « Oigo por su acento que es extranjero. Quizás no sepa que en nuestro país las piezas auténticas pertenecen al Estado y solo los museos locales pueden adquirirlas. Es extremadamente difícil para un particular obtener alguna. Y está absolutamente prohibido sacarlas del país. » - « Sin embargo, ví algunas en Europa. Y no tuve grandes dificultades para adquirir algunas en Perú. » - « ¿En Perú? ¡Pero es aún más difícil que aquí! Los controles son mucho más estrictos. ¿Puedo saber dónde las obtuvo? » - « Como se trata de alguién que me recomendó su tienda, creo que le puedo decir su nombre: se trata de Favio Marambio. Me dijo que el señor Riderelli podría ofrecerme objetos propios de las culturas locales. ¿Es ud. el señor Riderelli? »


- « No. Soy su vendedor. Tendrá que hablar personalmente con él. Tiene suerte: está en su escritorio. Voy a ver si lo puede recibir. ¿A quién debo anunciar? » - « Philippe Ducquet, de parte de Favio Marambio. » Un momento más tarde, Riderelli recibía a Remi en su oficina. - « Señor Ducquet, entonces. ¿Francés? » - « No, belga. » - « Y viene de parte de Favio Marambio. De la calle de la Concepción, en Lima. » - « No, solo conozco la tienda de la calle Junin, cerca de la plaza Bolívar. » - « ¡Ah, cierto! Lo vió en su tienda. ¿Y cómo le va? » - « Estaba bien, creo, aunque se quejaba de su pierna izquierda. » - « Siempre el mismo. ¿Y que puedo hacer por ud., para complacer al mismo tiempo a este viejo compañero? » - « Marambio me vendió dos estatuillas de la cultura mochica que me gustaron mucho. Su exhibición de actos sexuales es realmente extraordinaria. Dudo poder encontrar otra vez algo tan peculiar. He visto algunas cosas muy bellas en su Museo Precolombino y me gustaría poder ofrecerme dos o tres piezas de arte local. Auténticas por cierto. » - « Tiene razón, la cultura mochica produjo modelos que no encontrará en ninguna otra parte. Si adquirió esas piezas, debe tener una idea de lo que cuestan las obras auténticas y también de que no es fácil cruzar las fronteras con ellas. Consideraré por lo tanto estas cuestiones como resueltas. ¿Tiene preferencias por alguna cultura local en particular? » - « No soy un especialista, pero he visto y oído bastante para pensar preferentemente en la cultura de San Pedro y en la diaguita. » - « Excelente elección. Hay por cierto otras iguales de interesantes. Le voy a mostrar una decena de fotos de piezas a las cuales tengo acceso actualmente y que podría conseguir para ud. » Riderelli abrió un cajón del escritorio, sacó una carpeta que contenía fotos y las pasó a Remi. - « Tome su tiempo y dígame que es lo que prefiere. » Remi revisó lentamente las fotos, una por una. Había ahí objetos muy parecidos a los que había visto en el Museo de Arte Preclombino así como en los álbumes del Museo de Bellas Artes de Bruselas. Y dos de las fotos correspondían a las que le había mostrado Carrasco: el producto del robo en el museo de La Serena. ¡Riderelli estaba por lo tanto implicado! Tenía que arreglárselas para ver las piezas reales. - « Este vaso-pato diaguita es muy lindo pero se ve practicamente en todos los catálogos y todas las colecciones. Prefiero este plato. » dijo, seleccionando una foto. « Y quizás también esta tableta de rapé. ¿Atacameña, si no me equivoco? » - « Está bien informado, señor Ducquet. Y tiene buen gusto. Se los puedo entregar mañana en la tarde si llegamos a un acuerdo acerca del precio. » Riderelli le propuso entonces una fuerte suma en dólares. Remi regateó un poco, insistiendo en su inferioridad en comparación con las piezas que había "comprado" en Perú. Llegaron a un acuerdo y fijaron cita para el día siguiente a las cinco de la tarde. Los dos hombres se pararon y Remi salió de la tienda, dió la vuelta por la esquina y subió al taxi de Carrasco que lo esperaba. - « ¿Cómo le fue? » preguntó éste. - « Perfectamente, gracias a los datos que me dió acerca de Marambio. Riderelli desconfiaba y me tendió una trampa, pero lo convencí. Me mostró una decena de fotos de originales y dos de ellas correspondían al robo que ud. me había señalado. Encargé uno de estos objetos y otro más. Me los


tendrá mañana en la tarde. » - « Bien. Podremos arrestarlo con la mano en la masa. El vehículo de vigilancia debe además tener la grabación de su conversación. » Cuando Remi salía de la oficina de Riderelli, una mujer esperaba en la tienda y entró enseguida. - « !Olivia, querida, qué gusto verte por aquí! ¡Pensaba que estabas siempre en Europa! ¿Qué te trae? » - « Digamos que tenía 'saudade'. Y te traigo un lindo cuadro que uno de mis amigos del Prado me ofreció gentilmente. Me hiciste esperar, querdido. ¿Uno de tus pequeños negocios privados? » - « Un turista belga llamado Ducquet recomendado por un amigo de Lima. Logré venderle dos pequeñas piezas al mejor precio. » - « ¿Dices Ducquet? Conozco este nombre. Es un anticuario de Bruselas. Pero es extraño: corre allá el rumor de que fue asesinado hace varias semanas... » - « ¿Qué hace aquí entonces? ¡Qué raro! Pero no discutamos de ésto aquí. Vayamos a mi casa, estaremos más cómodos y podrás contarme todos los chimes de allá. » Salieron entonces, tomaron el coche del anticuario y se fueron a su casa. En el camino, la mujer habló de sus viajes en Europa y de los negocios que había realizado. - « ¿Sólo vienes a pasar algunos días? » preguntó Riderelli. - « Creo que me voy a quedar algún tiempo. El clíma no es muy bueno para mí en este momento en Europa. » - « Pensaba que estabas instalada allú. ¿No habías comprado un departamento en París? » - « Lo tengo siempre, pero más vale no estar allá. Debido a un importante robo de obras del museo del Louvre destinadas a un exposición en Dubai, la policía francesa está investigando la red con la cual me contactaba. Acabo de saber que allanó la galería Artecal de Luxemburgo. Si descubre que es un centro de tráfico la cosas serán aún más complicadas. ¡Más vale estar lejos! » - « ¿Artecal? ¿Bajo investigación? ¡Ésto cambia todo para mí! » - « ¿Conoces Artecal? ¿Tenías relaciones con ellos? ¿Por qué no pasaste por mí? » - « La historia es larga. Llegamos. Entremos y tomemos un trago. Refrescáte si quieres y luego te cuento. » Entraron y se instalaron en el salón. Riderelli sirvió un coñac a su amiga. - « ¡Cuéntame pues! Parecías sorprendido y ahora preocupado. ¿Qué ocurre? » - « Me temo que los problemas se te adelantaron. A mediados de agosto un representante de Artecal llegó a mi tienda, recomendado por un contacto de Quito. Me ofreció los servicios de su galería para que aprovechemos su red en Europa porque querían abrirse a América del Sur. Mi financista colombiano estaba causalmente aquí y quiso aprovechar la ocasión. Le hablé de tí, pero no quería un latinoamericano allá. Decía que un latino sería facilmente sospechoso. Me ordenó por lo tanto utilizar todos los medios para explotar Artecal. Pero para ésto había que tratar con el patrón. Me exigió por lo tanto que retuviese al representante como medio de presión para que su jefe venga aquí, para convenir con él el modus operandi. Pero no vino el dueño sino el gerente. Así que ayer hemos soltado al representante para que vaya a convencer al dueño de venir, reteniendo ahora el gerente. Está en la casita que tengo en San José de Maipo. » - « ¿El gerente es Müller, supongo? Si vino mientras la policía lo investiga quiere decir que sospechan algo y que también te están investigando. ¡Mala cosa! » - « Entonces, que se presente justamente hoy otro belga que se hace pasar por un comprador conocido es también sospechoso. Voy a cerrar la tienda por unos días, para cortar el contacto con él. Quizás nos convenga salir de Santiago por algún tiempo. Podríamos ir a mi departamento de la costa o bien perdernos en la naturaleza y hacer un poco de prospección en terreno. » - « ¡Debes tener alguna idea escondida si hablas de ir a terreno! »


- « En efecto. Uno de mis contacto en el departamento de arqueología de la Universidad de Chile me ha contado que uno de los profesores acababa de volver de una expedición en las gargantas del río Loa y que encontró las ruinas de un pueblito prehispánico que habría sido un centro agrícola y minero. No trajo nada porque no tenía tiempo ni equipo para iniciar excavaciones. Podríamos sin duda encontrar su guía y adelantarnoslo para recoger algunos recuerdos. ¿Qué dices? » - « Puede ser una buena idea. ¿Pero qué harás con Müller? ¿Y si llega el patrón de Müller? » - « Romero puede ocuparse de ésto. Este tipo nos hizo esperar tanto que le pagaremos con la misma moneda. Y si no viene, nos desharemos de Müller a la vuelta. » El día siguiente, el detective encargado de vigilar la tienda vió que ésta se mantuvo cerrada. Dió una vuelta y se acercó como si fuese un cliente. En la puerta había un aviso que rezaba "Cerrado hasta nueva orden por razones de salud". Avisó de inmediato al comisario Figueroa por la radio de su auto. Éste avisó a Carrasco que pasó la afirmación a Remi. Un poco más tarde se reunieron los tres para hacer un balance. - « La tienda está cerrada. Es evidente que la venta no tendrá lugar. ¿Qué es lo que pudo alertar a Riderelli? ¡Oigamos la grabación de lo que pasó ayer! » sugirió Figueroa. Escucharon la grabación de la conversación del anticuario con Remi y luego con la mujer con la que se había cruzado. - « ¿Dió el nombre de Ducquet? » dijo Figueroa a Remi. - « ¡Claro, no iba a dar el mío! Dar el nombre de un verdadero traficante me pareció útil para explorar el terreno. De haber conoocido la fama de Ducquet, habría reaccionado, pero no parecía conocerlo. Y nunca se ha publicado que se trataba de un asesinato. » - « En efecto, no dió señales de conocerlo. Pero tuvimos mala suerte: justo llegó esa mujer que lo conocía. Y dijo que había sido asesinado. » - « Algún contacto debe tener en el ambiente. Es muy posible que van Hasselt, el patrón de Müller, esté implicado en ese hecho. Y por ésto mismo es imposible que venga aquí. Lo cual complica la situación de Müller y él lo debe saber. » - « Bien. No podremos pescar a Riderelli entregando obras robadas. Pero tenemos su testimonio y la grabación. Además, hemos detectado a otra traficante. Están comparando la foto que le tomamos ayer con los archivos. La enviaremos también a Interpol. Como llega de Europa, puede que la conozcan allá. El equipo de Tomás Moro indicó que Riderelli condujo la mujer a su casa. Seguiremos vigilándolos. Es una pena que no hemos podido colocar micrófonos en la casa. Esperaremos un nuevo movimiento de Riderelli para decidir qué hacer. »

Europa El viernes, en Londres, Lefèvre visitó la casa Christie's en King Street y participó en un remate. No pudo resistir la tentación y compró un reloj Luís XV. Después de la venta, esperó la salida de los empleados y abordó uno de ellos, quien lo reconoció como cliente y aceptó ir a tomar un trago juntos para hablar de las obras de arte que pasaban por la sala. Después de algunas consideraciones anodinas, el francés trató de sobornar al empleado ofreciéndole una fuerte comisión para que le ofreciese objetos sin pasar por los canales normales. El inglés se mostró horrorizado, rehusó la oferta con vehemencia y puso fin a la conversación. Lllegado a casa, llamó a Scotland Yard para denunciar el intento de corrupción y, como no sabía el nombre del sujeto, aceptó que un policía le llevase una serie de fotos


para tratar de identificarlo. En la colección estaban todos los sospechosos de Ipswich. Y reconoció rapidamente la foto de Lefèvre. - « Hay ahí otra persona que viene regularmente a comprar en nuestra casa » agregó el empleado, mostrando la foto de Abril. - « ¿Es una delincuente? » - « Sabemos que es una anticuaria londinense y está implicada en una encuesta. Si sabe algo más de ella, podría sernos útil. » contestó el inspector. - « Solamente es una cliente habitual. No hay nada irregular que yo sepa. » Después de hacerle firmar una declaración dando cuenta de la oferta de Lefèvre, el detective lo dejó. Scotland Yard acababa de confirmar las sospechas de la policía francesa: el hombre estaba sin duda mezclado en una red de tráfico ilegal. El mismo día, el Yard, a través de Interpol, recibió una identificación de "Enero": era conocido en Nápoles como una abogado de la mafia de nombre Mario Ripaldi. De Bélgica había llegado el anuncio de la implicación de Abril en el tráfico de arte y en el caso en que también estaba implicada la mujer identificada en Ipswich como Giuliana Di Motta. El nombre de Lefèvre también estaba mencionado por Bruselas en el mismo asunto. Todo ello llevó a Scotland Yard a decidir que convenía intervenir más activamente. La vigilancia se mantendría y se daría una semana de plazo para esperar un nuevo encuentro o un acto dudoso de alguno de los protagonistas para proceder al arresto de todos los sospechosos.

Chile Riderelli y Olivia tomaron el día siguiente un bus-salón con destino a Antofagasta. La policía decidió aprovechar su ausencia para liberar a Müller y allanar la casa de Riderelli en Tomás Moro. Ya tenían la autorización judicial para intervenir en San José y obtuvieron rápidamente la otra gracias a los testimonios de Mattheys y Remi. Los ocupantes de la casa de San José no opusieron resistencia. Müller fue encontrado en una pieza cerrada con llave que daba hacia un jardin posterior y cuya ventana tenía barrotes. A pesar de sus objeciones, fue arrestado y conducido al cuartel general de Investigaciones. Al mismo tiempo, la casa de Riderelli fue asaltada. Romero, que estaba sólo adentro con una empleada, no había querido abrir y la puerta tuvo que ser derribada. Romero trató entonces de huir por atrás, pero los detectives ya lo esperaban y lo redujeron. La exploración del lugar no aportó gran cosa aparte de las huellas digitales de la mujer llegada de Europa y de quién no habían logrado establecer la identidad. Su foto no estaba en los archivos pero sus huellas permitirían ubicarla en el Registro Civil. Fue Remi quien interrogó a Müller dado que éste no hablaba castellano. Éste refirió sus conversaciones con Riderelli, las exigencias de éste y su anuncio de liberar a Mattheys. También explicó lo que había visto en el subterráneo, cosa que la policía no conocía ni había descubierto. Remi puso inmediatamente a Carrasco al tanto y ésta avisó a los hombres que seguían investigando en la casona. Éstos tuvieron grandes dificultades para encontrar el mecanismo de apertura. Estaba escondido en el pedestal de una pequeña estátua cerca del estante-biblioteca y podía ser activando discretamente al pasar al lado, lo que había impedido que Müller lo viera. El museo particular que descubrieron les sorprendió enormemente. Nunca habían creído que encontrarían tantas piezas originales, sobre todo considerando que el anticuario se ocupaba de su venta. También fuero alerttados e intersado por la caja fuerte escondida


detrás de uno de los cuadros. Un especialista debería abrirla y, con ello, tendrían seguramente acceso a los secretos de Riderelli. Como la policía chilena no tenía razones para retener a Müller, se decidió que podía regresar a Bélgica bajo la vigilancia de Remi ya que éste lo había traído y que estaba bajo arresto por parte de la policía belga y luxemburguesa. Müller declaró por escrito lo que había ocurrido y firmó su declaración para los fines del proceso contra Riderelli. Remi también redactó y firmó un informe dando cuenta de lo efectuado durante su estadía y se le permitió partir con su prisionero. Obtuvieron dos asientos en un vuela de Ibreria cuatro días más tarde y dejaron Chile. Llegados a Antofagasta trás una noche de viaje, Riderelli y Olivia arrendaron un auto y siguieron hacia Conchi, un pueblo de la región de Atacama donde esperaban encontrar al guía del arqueólogo universitario. Dado que en Santiago la policía había averiguado que su destino era Antofagasta, el cuartel de Investigaciones de esta ciudad recibió poco después un boletín de búsqueda emitido después del descubrimiento del museo particular del anticuario. Los detectives encontraron rapidamente la agencia de locación de autos. Pero ahí se detenía la pista. ¿Cómo saber hacia dónde se dirigían? Enviaron el boletín de búsqueda a todos los retenes de carabineros de la región, con la descripción del vehículo y de sus ocupantes. Hay retenes en casi todos los pueblos y pueblitos del país así como en las rutas fronterizas por lo que pronto serían ubicados. En Conchi, como en otras partes, se hizo una ronda observando los vehículos y no tardaron en encontrar el auto buscado estacionado cerca de la casa donde alojaban ocasionalmente los pocos turistas que llegaban al pueblo. Las dos personas ya se habían ido. Los carabineros hablaron entonces con el campesino que arrendaba mulas, quién identificó a los dos turistas con quienes había conversado y a quienes había enviado a un amigo que les podía servir de guía para explorar la cordillera. Llegados a casa de éste, los uniformados supieron que habían llegado demasiado tarde. El grupo había salida y nadie sabía exactamente adonde iban. Mientras tanto, Riderelli, Olivia y el guía, cargados de mochilas con víveres y lo necesario para acampar, avanzaban por una estrecha pista que bordeaba el río Loa y se internaban entre las montañas. El sol los puso a dura prueba durante la caminata por el empedrado. Después de tres días, pudieron observar grabados prehistóricos en bajo relieve en el acantilado. Pero no podían obviamente extraer nada y siguieron camino entre los montes Quemazon y Chela. El día siguiente, el guía les dijo que no había ido más lejos. El arqueólogo había subido por el acantilado con su ayudante y había vuelto por la noche muy entusiasmado. Descansaron por lo tanto de la caminata y esperaron el día siguiente para explorar el acantilado y la meseta donde estarían las ruinas.

Europa Apenas llegado a Bruselas, el comisario Servais interrogaba de nuevo a Müller. - « ¿Los nombres de Enero, Ripaldi, April, Lefèvre y Weinstein le dicen algo? » - « Lefèvre es nuestro corredor de seguros. Tiene su oficina en el bulevar des Capucines en París. La dirección completa está en los documentos de mi oficina. Weinstein es WNT, uno de nuestros proveedores, como Ducquet. Sólo tengo un número de teléfono, que debería estar en el listado. No conozco los otros. » - « Sin embargo pagó a Lefèvre con fondos ilegales. » - « Entonces quizás el señor van Hasselt haya hecho algún otro negocio con él. Pero yo no puedo confirmarlo. »


En Londres, no hizo falta esperar mucho tiempo para que haya novedades. Lefèvre estaba furioso. Quería volver a Madrid y retomar sus actividades habituales. Como no podía contactar a Enero, se decidió a volver a la tienda de Abril el lunes siguiente. - « ¡Ya no aguanto más! » lanzó al entrar. « ¿Cuánto tiempo piensan obligarme a quedarme aquí? ¡Vuelvo a Madrid: tengo que hacer allá! » No pudo decir nada más y April no tuvo tiempo para contestarle: cuatro detectives de Scotland Yard habían entrado y los detenían. Afuera, otros dos detenían a Julien De Modt que estaba observando la tienda. Una vez en la comisaría, no tardaron en descubrir que De Modt era en realidad Giuliana Di Motta o Julienne Lamotte. Fue encerrada, a la espera de su envío a Bruselas. Lefèvre debería responder por el intento de corrupción y avisarían a la policía francesa de su arresto. En el caso de Diana April existía la acusación de tráfico de arte proveniente de Bruselas y Luxemburgo. Se haría por lo tanto un allanamiento de su tienda y su domicilio, en la búsqueda de pruebas. Otro policía había sido encargado de vigilar el hotel Alexandra y de seguir a Enero-Ripaldi. Éste tomó el tren hasta Dover, donde fue al puerto y subió a bordo de un barco llamado Sea Explorer. El detective logró avisar a su central y se hicieron algunas investigaciones acerca del barco. Estaba matriculado en las Bahamas y pertenecía a la Submarine Exploration Company, la cual se presentaba como especialista en cartografía submarina. La policía portuaria controló los documentos de toda la tripulación donde estaban representadas varias nacionalidades: italianos, americanos, panameños y malasios. Los italianos y americanos eran los oficiales y los científicos; los otros eran simples marineros. Pero el número de éstos parecía exagerado. ¿Y que hacía ahí Ripaldi, si se trataba de un navío científico y que él no era miembro de la tripulación? ¿Era una coincidencia que el barco hubiese llegado de Nápoles la noche anterior a su cita en Ipswich? Ripaldi no había vuelto a bajar del barco y, como su partida estaba anunciada para el día siguiente, el Yard decidió interrogar a algunos marineros. Se hizo una redada en un bar cercano y dos de ellos fueron llevados a una comisaría: un panameño y un malasio. El último trabajaba en la sala de máquinas y no pudo aportar ninguna información útil. Sólo sabía que el barco se detenía regularmente en alta mar, "probablemente para hacer los mapas". El interrogatorio del panameño fue más sorprendente: aseguró que era guardia de seguridad. ¿Y por qué necesitaban guardias en ese barco? - « Por las cosas que los buzos traen del fondo del mar. » fue la respuesta. - « ¿Qué tipo de cosas? » - « Monedas, armas antiguas y modernas, vasijas, a veces estátuas... » - « ¿Entonces el barco no hace exploración cartográfica? » - « Puede ser que sí. Pero los buzos aprovechan las paradas para traer cosas del fondo del mar. Hay a bordo expertos que las estudian. Luego todo se empaca y se desembarca por la noche en botes zodiac cuando estamos cerca de la costa de Italia. » - « ¿Y para ésto necesitan guardias? » - « Para defendernos de los piratas que pueden abordarnos en el mar para robar todo y para asegurar que los paquetes sean entregados en las manos apropiadas al desembarcar. » - « ¿Y el desembarco en zodiacs durante la noche en una playa le parece correcto? » - « No lo sé. Los reglamentos no son asunto mío. » Le mostraron la foto de Ripaldi. - « ¿Conoce a este hombre? » - « Sí. Hace a veces el trayecto con nosotros. Habla con el capitán y los científicos y parece tener autoridad. Pero no habla con nosotros. » - « ¿Conoce su nombre? »


- « Jamás nos lo han dicho. » Como la policía no tenía elementos para conseguir una orden de allanamiento, el barco partió el día siguiente sin que se viera bajar a Enero-Ripaldi.

Chile Al alba, Riderelli y su amiga se dieron a la tarea de ascender por el acantilado en la dirección indicada por el guía, el cual se quedó en el campamento. Llevaban bolsas vacías, palas, paletas y cepillos: el material necesario para una excavación y para limpiar los objetos encontrado sin dañarlos. Llegados a la planicie, se sorprendieron al ver de lejos las ruinas de algunas casas. Los muros de adobe parecían enteros y muy bien conservados. Debía ser un ayllú, un pueblito inca o aún más antiguo. Visitaron el interior de las ruinas pero no había ningún objeto interesante a la vista. Se encontraba frecuentemente alfarería en las cocinas, pero aquí no había nada. Quizás ya había sido todo robado. Había que buscar el cementerio, si es que había uno. Ahí, al excavar un poco, se encontraban generalmente piezas de orfebrería al mismo tiempo que vasijas de ofrenda e incluso ustensilios de trabajo y otros objetos que estos pueblos consideraban útiles para la vida en el más allá. Por lo tanto, dieron una vuelta alrededor del ayllú, pero no encontraron nada. Salvo un senderito que se alejaba entre dos montículos. Decidieron seguirlo. Después de diez minutos de caminata bajo un sol implacable, descubrieron un terreno llano que parecía dividido en grandes cuadrados por líneas de piedras que parecían cimientos de casas, pero los recintos eran demasiados pequeños para que fuesen tales. ¿El cementerio? Empezaron a sacar tierra de uno de los recintos. Confirmaron así que el contorno estaba hecho de algunas filas de ladrillos crudos. En el centro apareció el cuello de una suerte de cántaro. Después de retirar más tierra, se convencieron de que se trataba de una ánfora funeraria. Sabían que los antiguos pueblos de la zona tenían la costumbre de momificar a sus muertos y colocarlos en este tipo de urna. Si había algo interesante en la tumba, estaría en el interior de la urna. Rompieron entonces el sello y despejaron la apertura. Debían o bien sacar el ánfora del suelo y darle vuelta para vaciarla o bien extraer la momia para revisar ésta y mirar si había otra cosa en la urna. Excavar tomaría demasiado tiempo y les impediría explorar otros recintos así que optaron por extraer la momia. Felizmente los tejidos y las cuerdas que envolvían ésta resistieron la tracción y lograron extraerla. Agotado por el esfuerzo y cubiertos de transpiración debieron descansar unos diez minutos antes de continuar con la profanación. Primero miraron en la urna, alumbrándola con una pequeña linterna que habían traído. Pero no había nada. Luego se pusieron a desenvolver la momia. Descubrieron broches de plata, pequeñas tablillas talladas y, finalmente, un collar con piedras semi-preciosas. Era el tipo de cosas que buscaban y que era fácil comercializar. Pero ya había transcurrido toda la mañana. Eran más de las dos de la tarde y necesitaban comer antes de seguir con su trabajo. Guardaron los pequeños objetos encontrados y se restauraron. Empezaron a abrir otra tumba pero, aquí, perdieron un tiempo precioso. El ánfora estaba rota y la momia aplastada. No podrían extraerla sin antes sacar toda la tierra. Perfirieron pasar a una tercera tumba donde tuvieron el mismo resultado que con la primera. Pero el sol empezaba a bajar y deberían apresurarse para volver a su campamento antes de la noche. Regresaron por lo tanto al ayllú para luego volver hacia el acantilado para bajar. ¿Pero, por dónde habían subido? Sorprendidos a la vista de las casas cuando llegaron, habían olvidado de marcar el lugar preciso del camino que habían seguido para llegar. Al avanzar en sentido inverso, había muchos lugares que parecían ofrecer un buen punto de partida


para bajar. Trataron de encontrar el ángulo exacto de visión que habían tenido al llegar y penetraron en la grieta que les pareció correcta. Pero no lo era. Y si subir no había sido fácil, bajar lo era aún menos. Después de veinte minutos se dieron cuenta de su error. La grieta era más honda y, con la pueta de sol, se ponía más y más oscura. Cuando ya pensaban dar la vuelta y subir nuevamente, Olivia resbaló sobre las piedras sueltas que cubrían el suelo. Sin poder sujetarse, siguió resbalando velozmente, se rasguñó entera al pasar por espinos y se golpeó fuertemente unos cincuenta metros más abajo, quedando medio aturdida. Con grandes dificultades, Riderelli llegó cerca de ella unos minutos más tarde. A la luz de su linterna pudo ver lo rasguñada que estaba. Ella se serenó y se puso a quejarse. - « Mi tobillo me duele mucho, y también mi hombro. Me debo haber torcido el pie: no puedo apoyarme en él. ¿Qué vamos a hacer? » - « No podemos seguir. Deberemos pasar la noche aquí. Mañana podré buscar un camino para llegar al valle, ir a buscar el guía y venir a ayudarte con él si no puedes bajar conmigo. Hará frío esta noche y no tenemos sacos de dormir. » Era cierto. Si de día hacía más de veinticinco grados en esta zona, de noche la temperatura podía bajar a varios grados bajo cero.

Octubre Gracias a que la grieta era bien protegida, tuvieron la suerte de que no helara. Pero el frío, con la tenida que llevaban, había sido intenso y el sol no calentaría el suelo hasta bien avanzado el día. Al amanecer, Riderelli decidió ponerse en marcha. Olivia temblaba de frío y estaba al borde de la inconciencia. Debía partir sólo, esperando encontrar el camino de su campamento. Cubrió la mujer lo mejor que pudo dejándole su propia parka, agua y las pocas galletas que les quedaban, esperando poder volver muy pronto con el guía y ayudarle a bajar. Pero el avance muy mucho más difícil que lo que esperaba. Después de más de una hora de trabajosa bajada llegó sin embargo al borde del río. Juntó piedras y formó con ellas una flecha en el suelo para indicar donde subir para encontrar a su compañera. ¿Pero en que dirección se encontraba el campamento, hacia el norte o el sur? Finalmente observó hacia el norte un promontorio que pensó haber visto desde el campamento y se dirigió hacia allí. Al adelantarlo, encontró las carpas y el guía a quién contó lo ocurrido la noche anterior. Estuvieron de acuerdo en que sería imposible ir a buscar a Olivia por lo escarpado de la grieta. Era cosa de andinistas especializados en rescate. Sólo quedaba una posibilidad: volver a Conchi y pedir la ayuda de los carabineros, esperando que Olvia resistiera durante el tiempo que se demorarían. Partieron en seguida hacia el sur, avanzando a marcha forzada. Les tomó así tres días en vez de cuatro llegar a Conchi, donde alertaron a los carabineros. Éstos llamaron inmediatamente al retén de Calama, donde tenían un helicóptero. Éste podía llegar rapidamente y seguir hasta el lugar donde habían dejado a Olivia. Como habían recibido la orden de detener a Riderelli, lo detuvieron y, cuando llegó el helicóptero, el guía subió a bordo para conducir la búsqueda. Después de dos horas de vuelo, el guía reconoció el lugar donde habían acampado. Sobrevolaron el promontorio y vieron la flecha dejada por Riderelli, pero no había ningún lugar adecuado para aterrizar en la cercanía. Sabían además, por las explicaciones del anticuario, que sería sumamente difícil proceder desde abajo. Siguieron entonces, sobrevolando lentamente la grieta en dirección al altiplano y se prepararon para una recuperación desde el aire. En la primera pasada, no vieron nada. Al volver, desde otro ángulo, el copiloto distinguió con sus


binoculares un trozo de tela azul: podía ser una parka, y el guía confirmó que los excursionistas llevaban prendas de este color. El aparato se quedó en vuelo estacionario sobre este punto y uno de los carabineros descendió por una soga. Encontró a Olivia, que parecía desmayada. Hizo señas hacia el aparato y le bajaron la camilla-canasta donde colocó la mujer. Después de que la subieran, le devolvieron la soga y volvió a bordo. Llevaron entonces la mujer al hospital de Calama, donde llegaron tres horas después. Cuando se la ingresó a la sala de urgencia sólo pudieron constatar su deceso. Había muerto de frío y de deshidratación. Riderelli fue entregado a la Policía de Investigación de Calama. Europa Una semana después de su detención en Londres, Julienne Lamotte llegaba bien custodiada a la sede de la Policía Judicial de Bruselas. Había suficientes pruebas para acusarla del asesinato de Verbiest. En el caso de Ducquet, sólo había un indicio bastante endeble que podía facilmente ser rechazado por el tribunal. En el caso del policía, había el testimonio de una vecina que decía que una anciana había hablado con el detective muerto. El día siguiente, el comisario hizo traer a este testigo de la calle Alphonse Renard. Obligaron a Lamotte a ponerse la ropa y la peluca de anciana que habían encontrado en su departamento. Como esperado, eran exactamente de su medida. La hicieron caminar en una pieza donde se simuló lo mejor posible la iluminación nocturna de la calle. En la habitación vecina, a través del cristal de una sola dirección, la observaba la testigo, que confirmó entonces su testimonio. Lo que veía correspondía a lo que había visto la noche del crimen. Pero siempre existía la posibilidad de que se tratase de otra mujer con ropa parecida. Una duda aunque no absoluta y una afirmación que podía ser suficiente para confundir a Lamotte y, en todo caso, acusarla. Pero para confundirla, Servais decidió realizar una reconstitución en terreno, a la hora señalada por la testigo y recurriendo a una inspectora de la PJ, de porte semejante a Lamotte, que revistió sus mismas ropas. La escena fue filmada desde diversos ángulos con una de las cámaras ubicada en la ventana donde había estado la testigo, quien ayudó a precisar los movimientos. Con las películas en su poder, Servais hizo venir a Lamotte y la interrogó acerca de su departamento de la calle Alphonse Renard. La pruebas de que había vivido ahí eran demasiadas para que lo negase. Servais le dijo que tenía la prueba de que había usado su teléfono a las nueve de la noche y de que había dejado su departamento antes de la medianoche. Le preguntó la hora exacta de su salida y qué había hecho entre la llamada telefónica y su partida. Dijo que la llamada le había confirmado la necesidad de viajar al extranjero, que había hecho su maleta y había salido. - « ¿Sin ordenar nada? » preguntó Servais. - « Debía alcanzar el tren antes de medianoche y pensaba ausentarme sólo dos o tres días. » - « Pero tomó tiempo para disfrazarse de anciana, bajar a la calle y matar al prolicía que vigilaba su casa, para luego volver a cambiarse. » - « Se equivoca. La ropa es de mi tía, que estaba en mi casa por unos días. Ella siempre ordenaba todo. » - « ¿Y ella también se fue sin dejar rastro? ¡Ni siquiera una huella digital, mientras las suyas están en todas partes! Había incluso pelos suyos en la peluca. Y, según los vecinos, ud. vivía sola: nunca vieron a nadie más. No niegue el crimen: no solamente la vieron sino que la filmaron. Un vecino acababa de comprar una cámara y se ejercía a usarla de noche. » - « ¡No es posible! » - « Mire, pues. »


Apagó las luces y proyectó la película tomada desde la ventana de la testigo. Se veía muy bien la mujer acercándose al auto, golpear la ventanilla, hablar con el conductor y hacer un movimiento del brazo seguido del sobresalto y de la caída de la cabeza del agente. La cara de la asesina no estaba muy clara pero su perfil podía facilmente confundirse con el de Lamotte. El comisario encendió inmediatamente las luces de la sala y pudo ver como la sospechosa se sobresaltaba y palidecía. - « ¿Algo que añadir? » preguntó Servais. - « No. » contestó. - « Bien. Queda formalmente acusada del asesinato del inspector Yves Galant además del de Karel Verbiest. » Y la hizo llevar de vuelta a la cárcel. La película, por cierto, no serviría como medio de prueba sino como mera ilustración durante el juicio. En el mar El Sea Explorer había dejado Dover y tomado la dirección del sur. Llegado a la altura de Cádiz, viró hacia el oeste: seguiría así, aproximadamente, la ruta por la cual los galeones españoles volvían del Nuevo Mundo con las riquezas acumuladas por los conquistadores. La nave había cruzado antes muchas veces por el Mediterráneo y el nuevo trayecto respondía a la política de apertura hacia los tesoros de América definida unos meses antes por los mandatarios de la red que dirigía Enero y en función de la cual Mattheys había sido enviado al nuevo continente. La nave, por cierto, no prospectaba solamente antigüedades: todo lo que podía ser vendido a buen precio en los circuitos "oficiosos" era bienvenido. Así es como, después de dos días de navegación, el sonar detectó una forma metálica alargada que sugería que podía ser un submarino. Los buzos confirmaron que se trataba de un U-boat alemán hundido durante la Segunda Guerra Mundial: un torpedo había entrado en la sala de máquinas y perforado los balastos. Hicieron lo necesario para entrar en la máquina y recogieron el diario del comandante, considerado de gran valor, así como armas y varios otros obejtos que podían interesar coleccionistas. El pillaje terminado, el barco siguió su camino hacia el oeste. El día siguiente, el sonar detectó otro pecio. Se trataba esta vez de un barco de carga relativamente moderno y no se encontró nada interesante a bordo. Tres días más tarde, otro pecio apareció, mucho más antiguo. Se trataba esta vez de un barco de guerra pero de madera, bastante deteriorado, que podía ser inglés o español. Las cañones eran visibles pero hubo que soplar la arena del fondo para ver otra cosa. Fue pura pérdida de tiempo, porque apenas si se encontró alguna vajilla de latón sin valor alguno. Pero era más cerca de las Bahamas que esta caza podía resultar más fructífera. Era la zona de partida de los galeones que volvían de México y también la preferida de los piratas para atacarlos. Y donde el clima cambiante hacía aún más destrozos que los piratas. Los fondos marinos estaban llenos de pecios y, aunque muchas veces visitados, quedaba mucho material por investigar y recoger. El radar del Explorer indicó la presencia de un pequeño barco que parecía mantener una posición fija y, al mismo tiempo, el sonar indicó una actividad submarina bajo éste. Se trataba, por lo tanto, de un barco de investigación científica. ¿Pero de qué tipo? Lo más probable era que exploraba también un pecio, pero éste estaba demasiado lejos para que el sonar lo revelase. El capitán decidió detenerse y esperar la noche. Podrían entonces aprovechar la oscuridad para enviar dos buzos con scooters y faros para descubrir lo que ese barco estudiaba. La investigación resultó muy positiva. Se trataba efectivamente de un galeón español y estaba en muy


buen estado de conservación. Y, lo que era más interesante, contenía una gran cantidad de arcones, tres de los cuales estaban abiertos y dejaban ver joyas, collares y brazaletes en oro finamente grabados. Eran objetos ideales para la reventa en el mercado negro. Los buzos llenaron con ellos los bolsos que llevaban colgados de su cinturón y volvieron a la nave. Enero y el capitán quedaron fascinados por lo que habían traído. El otro barco sólo podía ser una misión científica recién llegada al lugar que tomaba su tiempo para medir y fotografiar todo antes de sacar cualquier cosa. Estos detalles científicos no interesaban a los piratas. Ellos querían sacar el botín lo más rapidamente posible. Para ello debían estar justo encima del pecio, para recuperar los arcones con su grúa. Decidieron por ello abordar a sus competidores y ponerlos fuera de combate el tiempo necesario para recuperar la "mercancía". Así, el Explorer se puso en marcha a favor de la noche mientras sus comandos panameños se prebaraban para el asalto. Dos botes zodiacs fueron lanzados al mar y seis hombres ocuparon cada uno para cubrir en silencio la última parte del trayecto. El asalto fue rápido y no encontró resistencia alguna. Solo había un hombre de guardia en el puente y la tripulación no contaba más de diez personas, rapidamente dominadas y atadas. El Explorer, avisado por radio del éxito de la operación, se acercó y abordó. Al amanecer, los buzos bajaron con el cable y el canasto de la grúa. Dos de ellos se ocuparon de la recuperación de los arcones visibles mientras otro se dedicó a revisar los restos del barco hundido. Pero no encontró ninguna otra cosa de interés. Al mediodía, la operación estaba terminada, las amarras soltadas y el barco científico abandonado a su suerte. Se enfiló hacia el este, para volver a Europa. Pero los ocupantes del navío científico, ayudándose mútuamente, se soltaron rapidamente. No pudieron dar aviso por radio, porque ésta había sido destruída. Debían volver a puerto para poder avisar a las autoridades. La isla más cercana era San Salvador de las Bahamas, donde había una base de guardacostas americanos. Se dice que fue ahí que Cristóbal Colón tocó tierra por primera vez. Llegaron a la caída de la noche e informaron a las autoridades que mandaron una alerta a los guarda-costas en el mar y a la marina americana. El Sea Explorar les había abordado en los límites de la zona económica exclusiva, lo cual lo sometía a las leyes de la Convención de los Mares y, en consecuencia, a persecución judicial. Los científicos y marinos atacados no habían podido dar el nombre ni la descripción del barco que los había atacado porque no lo habían podido ver. Pero habían dado su última posición y una descripción de los comandos, que calcularon que eran unos diez y que hablaban español. Eran también bastante fácil adivinar la dimensión del barco. Los piratas sólo podían pensar en esconderse en una isla vecina o bien alejarse hacia el este. Las autoridades de todos los puertos de las islas fueron alertadas para vigilar todas las llegadas. Por la mañana, aviones salidos de Florida partieron para vigilar los alrededores de las islas mientras otros despegaron del porta-aviones USS Roosevelt que patrullada el Atlántico norte para vigilar la ruta este que podían haber tomado los piratas. Esta misión de búsqueda era un excelente ejercicio para los pilotos de reconocimiento. La opción mas segura para el Sea Explorer habría sido recalar en uno de los numerosos puertos turísticos de las Bahamas. En medio de tantos otros barcos de placer habría sido muy difícil encontrarlos, sobre todo porque tenían matrícula de las Bahamas. Pero cometieron el error de querer llegar cuanto antes a Europa con su trofeo y de subvalorar el poder de la justicia. Estaban demasiado lejos para que los guarda-costas los alcanzaran y habían contado con ello. Pero el brazo de la USMarine era mucho más largo y odiaba a los piratas. La flota del Atlántico recorría permanentemente la ruta entre Estados Unidos e Inglaterra y no tomaría mucho tiempo en encontrarlos. Todos los navíos en esa ruta fueron rapidamente detectados e identificados desde el aire. Una primera verificación de los registros de matrícula de los candidatos a la interceptación no dió resultado, lo que desorientó al


capitán de los guarda-costas que coordinaba la búsqueda. La corta lista de los barcos que presentaban las características correctas fue sometida entonces a una segunda y doble revisión: la de sus armadores y la de Interpol. Y se encendió una doble luz roja: la sociedad a la cual pertenecía el Sea Explorer era sin duda alguna una sociedad "de papel" y existía una alerta de Interpol pidiendo la localización del barco en razón de una encuesta. Una fragata fue enviado al encuentro del barco, que no podría escapar ante un navío tan rápido. Al anochecer, la captura ya era un hecho. El Sea Explorer fue conducido a la base de los guarda-costas en Station Destino en Florida y los pasajeros entregados al FBI. Los tribunales liberaron a los maquinistas malasios pero condenaron a Enero, al capitán, al arqueólogo y a los comandos a quince años de cárcel. Después, Enero podría ser extraditados a Inglaterra donde lo buscaban.

Epílogo PARIS, Francia (EFE). Gracias a la colaboración de un anticuario luxemburgués con la policía, la gendarmería francesa pudo desmantelar una importante red europea de tráfico de arte formada por más de cincuenta personas y confiscar un total de más de mil objetos artísticos, entre ellos un Cezanne, una escultura policromada del siglo VII, una reliquia merovingia y numerosas piezas provenientes de tumbas etruscas de Italia así como joyas y muebles antiguos de diversos países. Unos veinte inculpados partenecían a la misma «familia» francesa. La cabeza de la organización local fue identificada como Clément Lefèvre, un corredor de seguros con oficina en París, que había huído de Francia después del robo del camión del Louvre en abril pasado. Paralelamente, a partir de los contactos de Lefèvre en España, la Guardia Civil detuvo a veinticuatro personas en Madrid, en Cataluña y Andalusía, acusadas de robo y venta de piezas de alto valor cultural. En Alemania, el Oficio Federal de Investigación Criminal arrestó a Gert Weinstein, un millonario filántropo que escondía en realidad el tráfico más importante del país y quizás de Europa. En ese país, cerca del noventa por ciento de las obras de arte comercializadas son de origen dudoso. En Inglaterra, Scotland Yard detuvo a varios anticuarios locales. En los Estados Unidos, el FBI también detuvo a Mario Ripaldi, un abogado de la mafia italiana que parece ser el principal contacto entre las redes alemana, francesa e inglesa descubiertas. Ripaldi se encontraba a bordo de un barco especializado en la búsqueda de pecios y yacimientos arqueológicos submarinos que había atacado un barco americano de exploración submarina y se había apoderado de los bienes del pecio estudiado por éste. Ripaldi había asistido a una reunión en Gran-Bretaña con los otros traficantes detenidos. Las encuestas aún siguen su curso en Italia y en Suiza que se conoce como una importante plaza de este tipo de tráfico.

Fin


Paralelo “Cada novela es [para el autor] un viaje distinto, en el que no se sabe qué se encontrará al final o si se encontrará algo.” (Philip Roth)

Capítulo 1 - Señor Trompel, según me han dicho ha ayudado ya a varios arqueólogos en apuros y por esta razón me lo han recomendado como investigador privado. Lo he venido a ver porque mi marido, que es arqueólogo de la Sorbona, en Paris, ha desaparecido hace una semana y la policía local no ha encontrado pista alguna. La universidad no me ha prestado ninguna ayuda. Ojalá ud me pueda ayudar. Jef Trompel estaba en su oficina de detective privado de la calle Fossé-aux-Loups, del centro de Bruselas. La mujer acababa de entrar, haciendo sonar el timbre de la puerta. - ¿Dónde estaba él cuando desapareció y qué investigaba? - Iba y venía como siempre entre nuestra casa y la universidad. Le interesaban mucho las catacumbas y numerosos túneles que hay bajo la ciudad y bajaba frecuentemente a recorrer uno u otro sector. La policía hizo una batida por ellos pero no lo encontró. - Me parece que será necesario interiorizarme con su investigación además de con sus costumbres y actividades. Tendría, por lo tanto, que instalarme por un tiempo en París. Y, por los días ya transcurridos, hacerlo de inmediato. Felizmente, no tengo otro asunto entre manos por ahora. Tendríamos que ponernos de acuerdo sobre mi remuneración. Informó a la mujer acerca de sus condiciones. Para rebajar los costos, ésta le ofreció que se alojara en su casa, por cuanto tenía disponible una habitación para invitados. Así, además, tendría acceso con más facilidad al escritorio y los documentos del profesor. Una vez de acuerdo, le preguntó si volvía de inmediato a París. Le dijo que sí. El detective simpre tenía en su oficina una pequeña maleta con un par de mudas de ropa. Recogió del baño su neceser y lo puso en la maleta. Luego puso su laptob en su bolso. - Me voy con ud. Me parece que hay un Thalys [tren de alta velocidad] que sale dentro de una hora. Estaremos en París antes de la hora de la cena. Salieron de la oficina y cruzaron el edificio Centro Monnaie para bajar luego a la estación de metro Brouckère. Allí abordaron uno de los tranvías que se desplazaban bajo la avenida entre las estaciones del Norte y del Sur. De la estación del Sur partían los trenes de alta velocidad. Al llegar, reservaron dos plazas en el Thalys de las 15.15. Les quedaba media hora de espera, por lo que se sentaron en la cafetería. - No le pregunté el nombre de su esposo. - Es Jean De La Rue. Yo me llamo Joséphine y tenemos dos hijas: Marie, de 15 años, y Céline de 12. - ¿Hace mucho que su esposo estudia los túneles? ¿Cuál es su especialidad? - Hace al menos tres años que se dedica este tema. Es experto en temas medievales y ...


Agregó otros detalles acerca de los intereses y conocimientos de su marido, conversación que prosiguió durante el viaje en tren. Así, el tiempo pasó rápidamente y llegaron pronto a la Gare du Nord, en París. La casa estaba en la calle de Choiseul, cerca de la estación de metro Richelieu-Drout y del bulevar Haussman, donde estaba el hotel Ambassador donde solía alojar Trompel cuando iba a París, por lo que conocía bastante bien los alrededores.

Capítulo 2 En el escritorio de De la Rue había numerosos papeles y cuadernos de notas que contenías principalmente gráficos y algunos planos trazados a mano alzada. Trompel se dispuso a revisar los cajones. Al abrir el primero de la derecha, descubrió lo que parecía un libro con encuadernación de cuero sin inscripción alguna en la tapa, así como un pequeño reloj de arena, cuyas ampollas de vidrio estaban engarzadas en soportes de parecían de bronce, con extraños grabados. Para acceder al libro, sacó el reloj y lo puso sobre la mesa, dándole vuelta para que escurriera la arena. En este instante pareció producirse una ligera vibración y tuvo la sensación de bajar por una ascensor de alta velocidad. Al mismo tiempo, en la tapa del libro, se iluminaba una figura que representaba también un reloj de arena, aunque estilizado. Y, debajo, una palabra que no entendía, en caracteres latinos como los utilizados en los antiguos monumentos romanos. Abrió el libro. La primera página era idéntica a la portada, como era de esperar. Las siguientes estaban cubiertas de texto, con la mismo tipografía, pero en un idioma que no entendió aunque le parecía bastante parecido al latín. Cerró el libro. La arena terminaba también su caída en el reloj y al detenerse, desaparecieron la figura y el texto de la tapa. Se puso luego a examinar los planos y gráficos, descubriendo que representaban las catacumbas de París en distintas épocas de la historia. En uno de los cuadernos, que se puso a revisar con detención, encontró explicaciones relativas a dichos mapas así como un folleto publicado por el Oficio de Turismo acerca de estas catacumbas, que señalaba lo siguiente: "Cada uno puede visitar las Catacumbas Oficiales de París en Denfert-Rochereau. Pero son solo una pequeña parte de unos 300km de galerías qui corren bajo la capital francesa. Forman parte del imaginario parisino, presentado en novelas y películas. Las galerías de inspección tienen 135km, con 91km bajo calles y 44 bajo jardines, edificios y -mayormentelugares públicos. Se les deben agregar unos 150km bajo terrenos privados, algunas veces en niveles superpuestos. El origen de estas catacumbas se remonta al final del siglo XVIII, con antiguas canteras que fueron seleccionadas para depositar esqueletos y huesos retirados del viejo cementerio de los Inocentes entre 1786 y 1788. Otras galerías corresponden a los trabjos de consolidación de vías públicas debilitadas por las canteras." (de http://cata.riffzone.net/ y http://www.catacombes-de-paris.fr/) El cuaderno también contenía, al final, un dibujo a mano de una pequeña sección de galerías, cuyo punto de inicio estaba referenciado en uno de los planos oficiales, pero le añadía elementos que no estaban en el plano aludido, que era de los túneles de la red que era permitido visitar. Trompel se propuso dirigirse el día siguiente a este lugar para tratar de descubrior porqué lo había agregado el


arqueólogo. Siguiendo el plano que había encontrado en el cuaderno de De La Rue, llegó a un pequeño pasaje, al que cordón indicaba la inconveniencia de ingresar. Pasó el cordón y, al fondo, después de unos pasos en la oscuridad, descubrió gracias a la linterna que había tenido la precaución de traer una puerta simulada en la pared de piedra. Al centro de la misma aparecía el dibujo que había visto en la tapa del libro. Sacó de su bolsillo el reloj de arena y le dió vuelta. La figura de la pared empezó a brillar y el pórtico se hizo translúcido. Extendió la mano y no encontró resistencia. Siguió avanzando y, casi sin darse cuenta, atravesó la "puerta", sintiendo como si una leve corriente eléctrica le recorriera el cuerpo. Se encontró en una gran sala con columnas luminescentes perfectamente cilíndricas. Se volvió para mirar por donde había pasado: el pórtico se estaba volviendo nuevamente sólido y llevaba la misma figura. Pero, de este lado, estaba adornado con complejos grabados y estaba encima de una plataforma a la cual se accedía por varias gradas, como si fuese un escenario. La arena había dejado de fluir en su reloj, y se lo echó al bolsillo. Descendió las gradas y avanzó. Las columnas iluminaban la sala, pero sin encegecerlo. Siguó avanzando, viendo a al distancia un pasillo que, sin duda, daba otro acceso a esta sala. Pero se encontró bruscamente rodeado por media docena de hombres vestidos de túnicas blancas ceñidas a la cintura y con extraños cascos con visera transparente que lo apuntaban cada uno con una especie de escopeta con un cañon en forma de trompeta. - ¿Qui sunt vostro? ¿Quo fassad aquo? No conocía esta lengua pero parecía fácil de entender. Trató de explicarse, pero quedó claro que no lo entendían.

Capítulo 3. Lo empejaron fuera de la sala. El corredor tenía, cada tanto, una placa luminosa parecida a las columnas. Recorrieron un trecho cruzando otro par de pasillos y luego bajaron por una escalera de caracol, totalmente de piedra. Conducía a una pequeña sala con varias puertas de un material que no pudo identificar. Uno de los guardias dió vuelta a una pequeña manivela, en la pared al lado de una de las puertas. Ésta subió lentamente y lo empujaron adentro. Oyó que caía de golpe detrás de él. El interior estaba a oscuras. Pero sintió una voz. - ¿Qui veneru? ¿Quién es ud? - Soy Joseph Trompel, detective privado, buscando al arqueólogo Jean De La Rue. Sus ojos se estaban acostumbrando a la oscuridad y se dió cuenta de que no era tan profunda como pensaba, sino que se podía distinguir la forma de la pieza, de los objetos y de la persona que le hablaba, aunque no los detalles. - No lo puedo creer -le respondió el hombre-. Yo soy De La Rue. ¿Cómo llegó aquí? ¿Encontró mis cuadernos y el reloj de arena? - Así es. Su esposa me contrató para buscarlo, cuando ya perdió la esperanza de que la policía lo encuentre. - La policía jamás llegaría aquí. Hay que tener imaginación para descubrir la función del reloj y atreverse a cruzar el portal. - Por cierto, ¿dónde estamos?


- Ésto no es fácil de precisar. Lo seguro es que es un universo paralelo. Pero si estamos aún en el planeta Tierra, o en otro planta, en el siglo XXI o en otro período de la historia, no lo sé. Aunque quizás se haya dado cuenta que -en algún momento y lugar del espacio-tiempo- esta gente tuvo contacto estrecho con la antigua cultura del imperio romano. - Me pareció en efecto, al oírlo, que su lenguaje tenía cierta similitud con el latino. Y la escritura del libro que ví en su escritorio también, aunque no lo pude descifrar. - Yo sí lo descifré, mezclando latín, italiano, francés y catalán. Y es lo que me trajo aquí hace ya una semana. Sin poder hacer nada, porque la batería de mi laptop se agotó y, aquí, no conocen nuestra forma de electricidad. Aparentemente tienen otras formas naturales de energía, que usan muy eficientemente, y han desarrollado muchos sistemas mecánicos. - ¿Tuvo de oportunidad de visitar otras zonas? Yo solo vi los pasillos desde la sala de llegada hasta aquí. - Me han llevado una vez ante lo que parecía un comité investigador. Eran tres personas que parecían dignatarios, por la forma en que se comportaban los guardias ante ellos. Así, crucé varias salas, pasando por el mismo tipo de puertas de control mecánico. Una de ellas parecía ser la oficina de los guardias, con varios escritorios y pizarras con diversos tipos de datos, al parecer bastante complejos y bien organizados. Me preguntaron obviamente de dónde venía pero no pudieron entenderlo, y no me refiero a la lengua sino al significado. Parecían entender bastante bien mi latín pero de ningún modo el concepto de universo paralelo o el de otra civilización en un mundo diferente. También me preguntaron, obviamente, cómo había podido entrar en lo que llaman la gran sala del templo. Ésto, preferí callármelo. Les dije que un momento antes estaba en otro lugar y luego, de pronto, estaba en este lugar que me estaba totalmente desconocido. Y que yo sabía latín pero que, en mi mundo, ya no se hablaba este idioma. Aunque que no sabía lo que significa "mi mundo", entendieron lo del cambio de idioma, ya que algunos de ellos sabían latín, el que era el lenguaje de sus antepasados y la raíz de su idioma actual. Me preguntaron cual era mi idioma actual y les hablé en francés, pero no entendieron nada. Dijeron que iban a consultar a sus expertos acerca de las lenguas de otras regiones y si conocían otras derivaciones del latín. Luego me trajeron de vuelta aquí y solo he tenido contacto con los guardias que me traen comida tres veces al día. He pedido libros y me han traído un par de libros de historia y lo que parece una novela o un relato mitológico, que estoy descifrando de a poco. A propósito, ¿cómo entró ud aquí? ¿Girando el reloj de pared del túnel parisino? - No. No lo toqué. Traía el reloj de arena que encontré en su escritorio. Le dí vuelta mientras miraba el portal de piedra y éste se puso translúcido. Quise tocarlo pero avancé y terminé cruzándolo sin darme cuenta. - Así que el reloj de arena también activa el portal. Quizás tenga otras funciones. ¿Lo tiene aún o se lo quitaron? - No me quitaron nada. Parece que no saben lo que es un bolsillo, porque no me revisaron. Tampoco revisaron mi bolso con el laptop y el cuaderno con su mapa. - Déme el reloj. Vamos a ver si sirve para otra cosa.

Capítulo 4. Trompel se lo pasó. De La Rue le dió vuelta y ambos sintieron nuevamente la sensación de rápida bajada. Pero mientras seguían en su lugar, la puerta de la celda se abrió. Salieron y subieron la escalera de caracol. Una vez arriba, y aunque Trompel hubiese preferido salir de este lugar y volver a "su mundo", en vez de dirigirse hacia la llamada "sala del templo" por donde habían llegado, el aqueólogo tomó en la dirección opuesta. Le pidió a Trompel su cuaderno, devolviéndole el reloj, y fue graficando en él el recorrido que hacían. Se cruzaron con un par de guardias que no dieron señales de verlos.


- Parece que el reloj nos mantiene en una especie de burbuja espacio-temporal que nos vuelve invisibles -dijo el arqueólogo-. Pero pronto se acabará el flujo. Será mejor que le dé vuelta otra vez, sino nos verán y volverán a encerrar. Así lo hizo Trompel y, de este modo pudieron seguir su recorrido sin ser molestados. - Aquí, hacia la izquierda queda la oficina de los guardias y la sala donde me interrogaron -dijo el arqueólogo en el segundo cruce-. Vayamos hacia el otro lado, donde divisamos la luz del día. Salieron del edificio hacia una gran plaza, rodeada de construcciones, algunas de cuatro y cinco pisos, de piedra, y otras de dos pisos de madera. En el centro de la plaza había un gran reloj de sol y hacia un lado una serie de tenderetes donde se ofrecían frutas y verduras, todas perfectamente reconocibles. Gran cantidad de personas circulaban por la plaza, todos llevando túnicas, pero de diversos colores, y especies de turbantes en la cabeza. Trompel se dió vuelta para ver el edificio del que habían salida. Era una ancha construcción de piedra que sostenía una torre rectangular, de al menos unos siete pisos de alto, ahuecada y con un gran reloj de arena, la que se veía claramente caer aunque sin distinguir un cambio en sus niveles superior e inferior. Sin duda debía demorarse muchísimo en acabar de caer. El detective quedó tan sorprendido que se olvidó de dar vuelta a su propio reloj y los dos quedaron de inmediato a la vista de los demás. Los más cercanos se sorprendieron también y los rodearon rápidamente, mientras los comentarios se extendían por la plaza y comenzaban a atraer la atención de todos. Trompel dió vuelta el reloj, y desparecieron de la vista, creando aún más sopresa. Pudo ver que se acercaban rápidamente dos personajes que sin duda también eran guardias, por lo que parecían indicar los cascos que llevaban -similares a los del interior- pero que no llevaban túnicas blancas sino grises. - ¿Quid accid hic? -preguntó uno de los guardias a los que se habían agrupado [¿Qué pasa aquí?]. - Aparented duo proselyt maneanted tum sine ambulare [Aparecieron dos extraños y luego desaparecieron, sin siquiera caminar]. - Vigilo. Si mora revided, alibi. [Vigilaré. Avisad de inmediato si vuelven a aparecer en otra parte.] -y agregó para su compañero: Go certiorib Custodia Superius [Ve a avisar a la Guardia Principal]. El segundo vigilante partió entonces corriendo hacia el palacio y se dirigió a la oficina de la guardia. - Teniente: gente de la plaza denunció la aparación y desaparición brusca de dos extraños. ¿Qué debemos hacer? - Vigilen y, si aparecen de nuevo, traten de detenerlos y de traerlos aquí. Yo avisaré a los Maestros y ellos decidirán lo que hay que hacer. - ¡Adsisto! [A su orden] El teniente envió otro subalterno a verificar si los extraños habían salido de su celda. Éste volvió al cabo de diez minutos señalando que habían desaparecido pero que nadie los había visto salir. El jefe se dirigió entonces hacia otra oficina. - Maestro Tulus, los dos extraños salieron de su celda sin ser vistos. Reportan haberlos visto por pocos segundos en la Plaza Mayor, pero desparecieron de nuevo, del medio de un círculo de gente que los miraba. - Éste es un hecho extraordinario, teniente Britix. Las escrituras hablan de extraños que son capaces de aparecer y desparecer, pero no había ocurrido desde hace siglos. Tendré que avisar a los Superiores. Ud, bloquee los accesos a la Sala del Tiempo en su nivel máximo. Como entraron por ahí, podrían tratar de salir también por el Pórtico Sagrado. Y ordene a sus hombres buscarlos por todo el Palacio y los alrededores. Traten de detenerlos y traíganlos de vuelta, pero que los traten con respeto. No son


gente común.

Capítulo 5. Mientras tanto, los dos visitantes de habían acercado a las tiendas y -ya hambrientos- sacaron cada uno una fruta de uno de los puestos. El vendedor miró sorprendido como dos manzanas se elevaban solas y luego desaparecían, y no supo cómo reaccionar. Trompel reclamó entonces a su compañero. - Volvamos a casa. Debe tranquilizar a su mujer, que está muy preocupada por ud. Siempre podrá volver más tarde a investigar si lo desea. - Tiene razón. Estaba tan entusiasmado que me olvidé de ella y no se merece tanto sufrimiento. Vamos de vuelta. Pero aprovechemos de sacar fotos. Los dos sacaron entonces sus teléfonos móviles y cada uno sacó foto de lo que más le llamaba la atención, mientras se encaminaban de vuelta hacia el palacio y recorrían en sentido inverso los pasillos que conducían a la gran sala con el pórtico entre universos. Se dieron cuenta de que había mucho movimiento, cruzando constantemente guardias blancos que iban en diversas direcciones, pero siempre sin ser vistos por ellos. Cuando llegaron a la entrada de la sala, se dieron cuenta de que el acceso estaba cerrado por una puerta de doble batiente. Buscaron una manivela para abrirla pero no la encontraron. Como estaba marcada también con el dibujo de un reloj de arena, De La Rue intentó varios movimientos con la mano apoyada en la figura, pero no pasó nada. - Pruebe dándo vuelta a su reloj, -le dijo a Trompel. - Pero ésto podría anular el efecto de invisibilidad. - Espere un par de segundos y luego restablézcalo en su posición anterior. Supongo que, así, solo seremos visibles este par de segundos. No hay nadie cerca, así que no nos verán. El detective siguió las instrucciones, pero la puerta no se abrió. - Estamos bloqueados. Deben haberse dado cuenta de nuestra huída y activado algún mecanismo que nos impide entrar en la sala. - Creo que tiene razón. En este momento un grupo de media docena de guardias blancos se acercaron, pero no les apuntaban con sus escopetas. Y los dos extraños se dieron cuenta fácilmente de que ya no eran invisibles. Uno de los guardias, que no llevaba escopeta sino un collar con una figura luminosa, se dirigió a ellos con una ligera inclinación: - Sequer placet [Síganos por favor]. Trompel y De La Rue pudieron ver que el objeto brillante que colgaba del collar era una figura en bajo relieve que representaba... un reloj de arena. Los rodearon, pero más parecía un cortejo con guardia de honor que una detención. - Parece que cambiaron de actitud -le dijo Trompel a su compañero. - Se deben haber dado cuenta de que ahora tenemos un poder especial. - Pero de algún modo lo han contrarrestado.


- Quizás sea un efecto propio de la sala de entrada. Prueba a darle vuelta al reloj. Trompel lo hizo, sin sacrlo de su bolsillo, pero era evidente que no se volvieron invisible: el grupo siguió su camino normalmente. Fueron llevados a la sala donde De La Rue ya había sido interrogado. Los tres hombres que los esperaban ahí se levantaron, saludando con una ligera inclinación y les hicieron seña para que se sentaran. Los tres llevaban la misma insigna brillante que el jefe de la patrulla que los había traído: la marca del reloj. Dos sillas estaban preparadas para ellos, frente a la gran mesa de los interrogadores, y tomaron asiento. - Nuntii Tempore sunt? [¿Son Mensajeros del Tiempo?] -preguntó el que parecía presidir la comisión, esta vez en latín, idioma que -sin duda- algunos expertos de ese mundo dominarían, ya que parecía la raíz de su idioma actual. - Nos tempore peregrini. Mission servet comesque. [Somos Viajeros del Tiempo. Nuestra misión es observar y contar.] -respondió De La Rue. - Veni seculum altius aut inferos? [¿Vienen del Mundo Superior o Inferior?] - Secula ultra tres. Advenimus Iusto Seculum. [Los mundos son más de tres. Venimos del Mundo Justo.] -Y agregó para Trompel: Ésto puede ser peligroso. Si nos creen mensajeros, podríamos fácilmente equivocarnos, ofenderlos y -si es un asunto religioso- ser tratados como sacrílegos. Más vale ser ambigüos. - ¿Porqué no se manifestó en su primer interrogatorio? ¿Porqué no se fue entonces? -preguntaron enseguida. - No hicieron las preguntas correctas ni entendieron mi respuesta. Y debía esperar a mi compañero. - ¿Él trajo el Poder? - Es el portador. Yo soy los ojos y la boca. - ¿Qué deben hacer? - Les pedimos el permiso para observar y rendir cuenta. Si nos lo dan, debemos volver a confirmarlo con nuestros Superiores (Esto es para ir a tranquilizar a mi mujer -le dijo a Trompel en francés, mientras seguía hablando en latín con el interrogador-) y luego vendremos a cumplir la misión. Si no nos lo dan, nos iremos y no volveremos. - Ésto es extraño para nosotros. Nuestros antiguos textos hablan de Mensajeros, pero no de observadores. - Nuestros superiores decidirán si envían o no mensajeros. Ésto está fuera de nuestra competencia. Pero antes, necesitan nuestras observaciones. - Nosotros también tenemos Superiores y ellos serán quienes tomen las decisiones. Mientras tanto, les rogamos esperar aquí. Les traerán de comer y de beber. Los tres dignitarios salieron entonces de la sala. Unos minutos después, dos mujeres entraron, portanto sendas bandejas, con fruta, galletas y jugos de fruta, que -una vez solos- comieron y bebieron con apetito. No dudaron de que algunos gardias ne mantenían tras las puertas.

Capítulo 6. De La Rue le comenta entonces a Trompel algunas cosas que había alcanzado a leer en el libro en idioma local que el detectivo había visto en su escritorio. Convinieron en llamarlo "Libro del Reloj". Pasó aproximadamente una hora y regresaron los tres interrogadores.


- Nuestros Superiores están de acuerdo para dejarlos regresar a su Mundo y autorizarlos para volver aquí a observar pero con una condición: a su regreso, si no pueden venir acompañados de un Mensajero, deberán traer un mensaje que demuestre la autenticidad de su misión y la autoridad sagrada de sus Superiores. Si se determina que dicho mensaje no es ortodoxo, serán enjuiciados y condenados. - Transmitiremos sus condiciones a nuestros superiores y nos atendremos a su resolución. ¿Cómo llaman uds actualmente a su pueblo? Nosotros no tenemos información actualizada. - Éste es el Mundus Primum y somos los primusianos. - ¡Gracias! Les agradecemos su deferencia y les deseamos paz y sabiduría. - ¡Paz y sabiduría! Los hombres se saludaron mútuamente con una ligera inclinación y se alejaron de la mesa en dirección a las puertas por donde habían entrado. Los europeos vieron el jefe de la patrulla se estaba dentro de la sala, delante de la puerta por donde habían venido, y que la patrulla les esperaba nuevamente afuera. Los escoltaron hacia lo que llamaban Sala del Templo, cuya puerta, esta vez, estaba abierta. Mientras los soldados o policías se quedaban a cierta distancia, Trompel y De La Rue subieron los escalones. Llegados junto al pórtico, Trompel sacó el reloj y le dió vuelta: el muro pareció estremecerse junto con él y perder solidez. Avanzaron y los cruzaron sin dificultad, encontrándose nuevamente en el túnel parisino. Y ambos soltaron un largo suspiro. En el camino de vuelta hacia su casa, el francés le explicó al detective que en el libro en la lengua que llamó "postlatino" había leído un breve relato de la visita de extranjeros que dijeron venir del "Mundo Justo" y habían enseñado los "Siete Primeros Mandamientos". - Es lo que me dio la idea de decir que veníamos del Mundo Justo. Sin duda algunas personas, y al menos los más eruditos, deberían conocer ese relato. Y parece que funcionó. Si me hubiesen preguntado, podría haberles citado esos mandamientos. Pero parece que la referencia bastó. - Me parece que tiene razón. De no haber dado una pista significativa para ellos, es probable que las cosas se hubiesen puesto mucho más difíciles. - Tendremos que prepararnos bien antes de volver. - ¿Prepararnos? ¡Mi tarea terminó! Lo encontré, como me pidió su esposa. Y esto pone fin a mi tarea. - Pero ud es el "portador del poder", con el reloj, y así lo asumieron ellos. Como no habla latín, tuve que inventarle un rol, reservándome el de portavoz. Si vuelvo solo o con otra persona portando el reloj, harán muchas preguntas. Además, mientras hablo y converso, ud podría observar con mas libertad y sacar fotos y videos. - ¿Piensa contratarme como su ayudante? ¿Por cuanto tiempo? - Creo que me conviene más que llevar a otra persona. Pero no podrá ser enseguida. He de recuperar algunas clases y ya viene el período de exámenes. Tendremos que esperar las vacaciones. - Tiene suerte de que me gusta la arqueología, aunque en este caso no parece un tipo de arqueología muy ortodoxo. No sabemos a qué época de la historia corresponde ni siquiera si tiene algo que ver con nuestra propia historia. Pero la aventura me gusta, y parece que podemos descartado ya los mayores riesgos. Por lo menos si su libro postlatino nos permite prepararnos mejor. Si podemos llegar a un acuerdo sobre mi tarifa y si no me encuentro envuelto en algún otro caso complicado, lo podría acompañar. El arqueólogo le preguntó cuanto estaba cobrando a su esposa por la búsqueda que realizó y concluyó que lo podría contratar por una semana durante el verano. Así, ya estaban de acuerdo cuando llegaron al domicilio del arqueólogo. - Se lo traigo sano y salvo -dijo Trompel a la sra De La Rue, cuando entraron en la casa del francés-.


Pero dudo que lo pueda mantener aquí, dado lo que hemos descubierto.

Capítulo 7. En el tren que lo llevaba de vuelta a Bruselas, Trompel se puso a pensar en lo extraño de la experiencia. Nunca se había preguntado si el universo que conocía era el único o no. Durante su "viaje" a ese otro ¿universo?, no había tenido tiempo tampoco en hacerse la pregunta. ¿Existían universos paralelos? ¿Había alguna base científica que explicase su experiencia? Lo más simple sería conversar de ello con un ex-colega, periodista científico del diario "La Dernière Heure". Decidió llamarlo el día siguiente. Así, cuando volvió a su oficina al otro día, llamó al periodista y lo invitó a almorzar. Después de un intercambio superficial acerca de sus respectivas actividades y algunos recuerdos de la época en que habían trabajo juntos, Trompel abordó el tema que lo preocupaba. - Estoy trabajando con un arqueólogo que se ha topado con algo muy extraño. Parece que solo tendría sentido si existiese otro universo, que funcionase en forma paralela al nuestro. ¿Sabes de alguna teoría científica que pudiera explicar ésto? - En realidad, el avance en física cuántica es el que ha dado pie a la hipótesis de los universos múltiples o de lo que llaman el "multiverso". Se basa en el principio de la indeterminación y el famoso ejemplo del gato de Schrödinger. Este físico imaginó un gato dentro de una caja, junto a una ampolla de veneno que podría romperse en cualquier momento y matar al gato. Mientras la caja está cerrada, no se sabe por lo tanto si el gato está vivo o muerto. Según la teoría cuántica, no es ni lo uno ni lo otro, porque la teoría tiene una base estadística y ésta dice que la probabilidad de una u otra situación es 0,5. Al abrir la caja, se resuelve la incógnita pero -dicen los partidarios del multiverso- se generan dos universos: uno en que el gato está vivo y otro en que esta muerto. En cada una de nuestra decisiones, si podemos optar entre A y B, se genera un universo donde elegimos A y otro donde elegimos B. - Pero ésto es absurdo. Si ahora decido rascarme, sigue mi mundo, pero al mismo tiempo se crea un mundo donde no me rasco. Cada persona, a cada segundo que pasa, estaría creando así otros universos. - Y éstos se multiplicarían en forma exponencial. Los universos serían infinitos. Es una buena objeción. Y otros físicos se basan en otra propiedad de la cuántica para refutar esta hipótesis y mantener la idea del universo único. Se basan en el principio de "enlazamiento", que asegura que los cuantones que se dividen conservan y se transmiten siempre mútuamente la misma información, lo que impide el desdoblamiento del universo. Este principio ha sido comprobado enviando un fotón hacía un prisma y un sistema de espejos donde se desdobla, sus dos "versiones" dirigiéndose en direcciones diferentes. Al interceptarse uno y cambiarlo de signo (me ahorra las complicaciones técnicas), se puede comprobar que el otro realiza automáticamente y al instante el mismo cambio. Están "enlazados" y, de algún modo, "se comunican entre sí", instánteamente. - Entonces, este enlazamiento prevendría el efecto de desdoblamiento que los otros basan en la indeterminación. - Correcto. En el caso del gato de Schrödinger, se dice que hay una onda proveniente del gato que se encuentra con una onda proveniente del observador. Al encontrarse, se refuerzan mútuamente. Mientras que, como las ondas viajan en diversas direcciones, las que no se encuentran se pierden y no tienen efecto alguno. El gato estará en el único estado en que pudo estar. - Me queda bastante claro, aunque es complicado. - Yo prefiero la tesis del enlazamiento y del universo único, al menos en relación a las tomas de decisiones. Ne me imagino que pueda crear un universo por cada tecla que pulso en mi computadora, ni por cada sílaba que pronuncia, ni por cada acción o incluso inacción. ¡Ésto no tiene sentido!


- Estoy de acuerdo. ¿Pero si no se genera así un "multiverso", no podrían existir -por alguna otra razónotros universos, paralelos? - Ésta es otra cuestión. Yo creo que, por ahora, ninguna teoría puede descartarlo, ni afirmarlo tampoco. Pero no es lo que han abordado los físicos. No sé nada más al respecto.

Capítulo 8. Llegadas las vacaciones, al no tener otra investigación en marcha, Trompel volvió a París, à juntarse con De La Rue, para la nueva etapa de investigación. El historiador le tradujo los principales contenidos del Libro del Reloj, mientras el detective le dió cuenta de las teorías a favor y en contra de los universos paralelos. - ¿Entonces, qué es este mundo de los postalinos o primusianos? - Un mundo evidentemente paralelo. Pero no tiene nada que ver con la hipótesis del multiverso cuántico. Es posible que haya varios universos y que se haya separado del nuestro en algún momento, aparentemente durante la época del imperio romano, ya que su idioma se deriva del latín. Pero de seguro no ha sido por efecto de alguna decisión de un individuo. Debió ser un fenómeno cósmico. - Estoy de acuerdo. Tendremos que reunir pruebas irrefutables, y que los cosmólogos elaboren luego las teorías que gusten. - ¿Cómo vamos a pagar allá nuesta estadía? - Llevo anillos de oro y de plata. Es lo más fácil de conseguir aquí y que, sin duda, tendrá valor allá. Si no los podemos usar tal cual, podremos seguramente obtener a cambio moneda local con alguna autoridad. Cuando pasaron el pórtico y entraron de nuevo en la gran "sala del templo", descubrieron una realidad inesperada: estaba casi a oscuras, con la mayoría de las columnas luminosas destruídas. Algo inquietos, la atravesaron y vieron que la puerta de salida estaba a medio abrir, aparentemente trabada. - Algo serio pasó aquí -dijo Trompel- ¿Quizás un terremoto? - Sigamos adelante y veamos si encontramos algún guardia. Siguieron por el conocido corredor y llegaron a la oficina de los guardias sin encontrar a nadie. Varios muebles se veían perforados como por proyectiles se lanzacohetes, aunque no había restos de explosiones. - Ésto no ha sido un terremoto. Ésto ha sido un ataque en regla. Quizás estén en guerra o incluso hayan sido vencidos. Veamos si hay alguién en la sala donde nos interrogaron. No había nadie. - Vayamos hacia la plaza. Si queda alguién vive, deberíamos encontrarlo por ahí. Tomaron el corredor que iba hacia afuera. Pero no pudieron salir: un derrumbe obstruía el paso. - ¿Buscamos otra salida? -preguntó De La Rue. - Mejor revisemos primero todo lo que conocemos. Podríamos perdernos en todos estos corredores: el edicio es enorme. Así, si encontramos a alguién, podrá conducirnos a la salida. Así fue como bajaron al subterráneo donde habían sido prisioneros. Llegados a las celdas, se dedicaron


a abrirlas una tras otra, utilizando la manivelas. En una de ellas encontraron a tres personas. Una de ellas era uno de los Maestros que los habían interrogados. - ¡Amigos míos! ¡Los estuvimos esperando y no llegaron hasta ahora! ¡Pero qué bueno que llegaron a liberararnos! - ¿Qué pasó aquí en nuestra ausencia? Hemos visto la destrucción dentro del palacio y no hemos podido salir. - Dispusimos un par de guardias en permanencia en la Gran Sala para esperarlos. Hace un par de días, el pórtico se abrió y penetraron hombres armados que los abatieron y destruyeron las columnas. Luego recorrieron todo el Palacio, matando a los guardias. A nosotros, nos arrestaron y nos encerraron aquí. No sabemos qué más ha pasado. - No hemos visto los cuerpos de ningún guardia. ¿Se los habrán llevado? - Tienen armas terribles: sale un rayo de luz que desintegra lo que toca. Los hombres quedan reducidos a un poco de ceniza. - ¿Así que no saben qué pasó fuera del Palacio? - En absoluto. No sabíamos tampoco que no se podía salir por la entrada principal como dicen uds. - ¿Hay otra salida, por donde podremos llegar a la plaza y averiguar lo ocurrido? Podríamos salir juntos. - En efecto, hay puertas en las dos alas laterales, que solo usamos nosotros y los guardias. Quizás estén abiertas. - ¡Vayamos entonces a averiguarlo! Subieron de nuevo la escalera de caracol y los europeos siguieron a los primusianos hacia una de las salidas laterales. En el camino, el que había hablado se presentó así como a sus acompañantes: - Yo soy el Maestro Urim, éste es el Maestro Ibrahim y él es nuestro Superior Mandelium. Éste último se dirigió entonces, también en latín, a los dos visitantes. - Estoy al tanto de su visita anterior y sé que les pusimos condiciones para su regreso. ¿Nos traen el mensaje que les habíamos pedido? - El mensaje es el siguiente -contestó De La Rue, en el mismo latín clásico en que estaban conversando-: "Ante la Sabiduría, todo el oro del mundo no es más que arena. Ella es un espíritu potente qui renueva toda cosa. Se extiende por los siglos en las almas santas. Es más bella que el sol porque brilla también de noche y extiende su fuerza de un extremo del mundo al otro." También les puedo recordar los Siete Primeros Mandamientos, si lo desea. - Ud citó un pasaje de nuestro Libro Sagrado. Veo que lo conocen. Y los Siete Mandamientos vinieron efectivamente del Mundo de los Justos. Sean bienvenidos y cuenten con nuestra colaboración aunque, en las actuales circunstancias, no podemos por ahora responsabilizarnos por su seguridad. - Lo entendemos perfectamente. Y, si podemos ayudarlos, lo haremos. Salieron y vieron que algunas casas habían sido derribadas y otras presentaban los mismo hoyos circulares que habían visto en la oficina. Dando vuelta a la esquina del edificio, llegaron a la plaza. Vieron entonces que lo que bloqueaba la entrada principal era la torre el Palacio, que había sido derribada. El gran reloj yacía roto en el suelo, en posición horizontal y con su arena derramada. Los tres primusianos lanzaron gritos de deseperación. - ¡Destruyeron el Gran Reloj! ¡Éste es el Fin de los Tiempos! ¡Llegaron los Injustos! - ¿Qué significa ésto? -preguntó De La Rue. - Nuestro libro sagrado dice que "Al final de los Tiempos vendrán los Injustos y nos castigarán por


nuestros pecados". Destruyeron el Gran Reloj y, por lo tanto, es el fin del Tiempo. - ¿No se puede hacer nada? - Una antigua leyenda nuestra dice que el Tiempo solo podrá resucitar si se coloca un Reloj de Poder en la tumba del Primer Maestro. Y solo así podríamos defendernos de los Injustos. Pero no sabemos donde se encuentra dicho sepulcro. Y no tenemos ningún Reloj de Poder. - Aunque ahora hay uno aquí -dijo el Maestro Ibrahim-. El que traen uds. - Si les es útil, podrán utilizarlo, siempre que no nos impidan volver a nuestro Mundo. - Si podemos restaurar las funciones del Palacio, no debería ser un problema. Pero lo difícil será determinar si podremos restaurar el Tiempo. - Averiguemos primero si los Injustos aún están aquí y si dejaron viva a nuestra gente.

Capítulo 9. Aparentemente, el pequeño grupo había sido observado desde las casas y algunos primusianos se atrevieron a salir y a acercarse. Uno de ellos reconoció a los Maestros y se dirigió a ellos. - Maestro Ibrahim, Maestro Urim, qué bueno verlos. Temíamos de que los hubieran asesinados, como a todos los guardias. - Singular Rebec, me alegro verlo y ver que otros compatriotas están bien. Nosotros no supimos lo que pasó, porque los Injustos nos encerraron en una celda del Palacio. ¿Qué hicieron aquí? - Los extranjeros mataron a todos los guardias pero no tocaron a los civiles. Parece que los reconocieron por sus cascos y los que se lo sacaron pudieron escapar. Pero sus armas no servían de nada frente a las de los intrusos. Mientras algunos hicieron caer la torre, otro grupo muy grande utilizó una especie de aparato volador y se fueron hacia el interior del país. Regresar anoche y luego todos se se fueron. Al menos aquí en la ciudad, no quedó ninguno. ¿Vinieron del Mundo Injusto? - Es lo que hemos podido concluir. Lo peor es la destrucción del Gran Reloj, porque significaría el Fin de los Tiempos si, con la ayuda de nuestros amigos que acaban de llegar del Mundo Justo, no podemos resucitar el Tiempo. Se había reunido una pequeña multitud alrededor de los Maestros y los europeos. De pronto, otra persona avanzó hacia ellos, los demás abriéndolo paso con reverencia. - ¡El Imperius está aquí! -dijo el Superior Mandelium, inclinándose ante él, como también los demás-. ¡Qué alegría de que lo hayan respetado y goce de buena salud! - ¡Felizmente estaba en mi casa cuando llegaron y los Injustos no me encontraron! - Entonces está de acuerdo en que fueron los Injustos. - No lo dudo. Y la destrucción del Reloj fue a sabiendas de que así podrían destruir nuestro mundo. Quizás esperen ahora a que todos muramos para volver y ocuparlo sin que haya resistencia. Nuestra única salvación sería encontrar la tumba del Primer Maestro y reactivar el Tiempo con un Reloj de Poder. Pero no tenemos ni lo uno ni lo otro. - Sí tenemos un Reloj de Poder. Volvieron los dos Observadores del Mundo Justo y traen un Reloj. El problema es la Tumba. - Me alegra mucho que hayan vuelto y hayan traído el Reloj. ¡Bienvenidos! -les dijo el Imperius a los dos visitantes-. Deberemos reunir a todos los sabios y ponernos a estudiar los textos más antiguos para buscar pistas acerca de la tumba. Toda leyenda tiende un trasfondo histórico, por lo que no podemos perder las esperanzas. ¿Hay antiguos guardias aquí? -agregó, dirigiéndose en voz más alta a la multitud-. Se acercaron cinco primusianos vestidos de túnica gris, sacándo el casco que tenían escondido.


- ¡Avisen a todos los otros miembros del cuerpo! ¡Qué retomen sus funciones normales! Que los de mayor rango se presenten dentro de una hora en la oficina de guardia del Palacio. ¿Ha visto a algún guardia blanco? - Todos los que hemos visto han sido vaporizados. Dudo que quede alguno vivo. - Los Injustos sabían entonces muy bien a quién eliminar. Es una desgracia. Ya veremos qué podemos hacer. Vayamos al Palacio -agregó, hablando esta vez al grupito de cinco. De vuelta en el Palacio, el Superior ordona a las sirvientas -que también habían vuelto a su puestopreparar comida y mandó a un guardia buscar a los historiadores. Mientras tanto, el grupo se instaló en la biblioteca. - Si hay sabios que saben latin, y está claro que su lengua deriva de éste, podríamos intentar saber cuando se separó su historia de la nuestra y también si, antes, ha sido la mismo -dijo Trompel a De La Rue. - Voy a intentar aclararlo -dijo el francés, dirigiéndose luego al historiador que había llegado. - ¿Han oído hablar o existe en sus textos el nombre de Jesucristo? - Este nombre me es totalmente desconocido. ¿Es importante para uds? - En nuestro mundo, lo es en efecto. Quisiera intentar precisar lo que tenemos actualmente en común. Ésto podría ayudarnos. ¿Que hay del nombre de Abraham? - No Abraham sino Ibrahim. Uds ya conocen al Maestro Ibrahim. Es un nombre muy prestigioso, que se ha transmitido de generación en generación. Y es tan antiguo que el primer Ibrahim de nuestra historia vivió mucho antes del Primer Maestro. - ¿Sus hijos eran Isaac e Ismael? - Los nombres que conocemos son Ismar e Israal. - Al que conocemos como Isaac, se le dió también el nombre de Isarel. Ismar es un derivado de Ismael. Así, parecen ser los que nosotros también conocemos. ¿Uds descienden de Ismaar o de Israal? - De Ismar. - Ésta es una pista histórica y puede explicar porque no concoen, al aparecer, la historia del pueblo de Israel. - En efecto. Nuestros textos antiguos no siguieron lo que pasó a los descendientes de Israal. - Como uds conocen el latín y su idioma actual ha derivado de éste, deben conocer la historia de Roma. ¿Conocen la historia de la fundación de esta ciudad? Con dos niños, Rómulo y Remo que fueron amamantados por una loba y más tarde recogidos por un pastor y cuidados por su mujer. Los dos hermanos decidieron fundar la ciudad en una llanura del río Tíber. - En efecto, conocemos esta historia. Pero los dos hermanos discutieron acerca del nombre de la ciudad y decidieron que lo elegiría aquel que avistase más pájaros, prueba que superó Rómulo y otorgó a la ciudad el nombre de Roma (muy similar a su nombre). Remo, enojado, discutió con Rómulo y borró el surco de los límites de la futura ciudad. Por lo cual Rómulo lo mató. - Entonces, seguimos acumulando puntos comunes. ¿Qué hay de la ciudad de Roma hoy? - Ahí, solo quedan ruinas. El este de nuestro continente, a partir del golfo de Liguris, ha sido devastado por un cataclismo muy poco después de la muerte del Primer Maestro. - Ésto debe ser el mar de Liguria, el mar cercano a Mónaco y a la frontera con Italia. ¿Tiene un mapa? El maestro Urim sacó un gran volumen de la estantería. IMG MareInternum + Europa_SO_1DC - Éste es un mapa actual, aunque simplificado. Y éste otro es de cómo era cuando llegó el Primer Maestro. - Queda claro que hubo una catastrófe reciente, como un nuevo diluvio: el mar Mediterráneo es mucho más grande. Los estrechos son mucho más amplios tanto al este como al oeste. Desaparecieron el sur


de España, de Italia y de Grecia, y muchas islas. Del sur de Italia, solo queda una pequeña isla. Podría ser el Vesubio. - Ésto es en efecto Vesus, un volcán apagado. -dijo Urim-. - Veamos algo históricamente más próximo, para situar mnejor su Primer Maestro. Intento establecer a partir de cuando se producen las principales diferencias entre nuestra información histórica y la de uds, para poder ayudarlos mejor. ¿Qué saben de Julio César? - ¿Cayo Julio? El que fue asesisado en los Idus de Marzo por los senadores, entre ellos Marco Junio Bruto, su hijo adoptivo, a pesar de que César era Pontifex Maximus y no se podían portar armas en el senado? - En efecto. - Fue quién conquistó las Galias, la región en que vivimos. Y fue el primer general romano en penetrar en los inexplorados territorios de Britania y Germania. Tenemos por aquí una copia de sus comentarios sobre esta guerra: "De Bello Gallico" y nuestros estudiantes cuentan con traducciones en lengua moderna. Julio César fue quién fundó nuestra ciudad, Lutecia, en lo que consideramos el año 1 de nuestro calendario. - Nosotros también tenemos en nuestras bibliotecas ese texto de Julio César y existen múltiples traducciones, en diferentes idiomas. Y nuestra calendario empieza 52 años más tarde que el suyo. Si no conocen a Jesucristo, ésto significa que la historia de nuestros mundos se separó algunas décadas más tarde, antes del año 50 nuestro o 100 suyo, ya que fue entonces que se dió a conocer a Jesucristo a los romanos y unos 150 años mást tarde a sus ancestros de Lutecia. ¿Tienen registrada alguna catástrofe en ese siglo? - Aproximadamente. En realidad, tenemos el recuerdo escrito de una serie de erupciones y terremotos en los años 125 a 130. Fue cuando se hundió el sur de Italos y de Hellas. - Ésto corresponde efectivamente, para nosotros, a la erupción de varios volcanes, especialmente del Vesubio. La ciudad quedó cubierta de cenizas pero, para nosotros, no hubo hundimiento. ¿Tienen textos que hablan de ello?

Capítulo 10. - Éste es el libro más antiguo que tenemos, pero nadie lo puede leer porque no conocemos estos signos... - Ésto es griego. Aunque mi especialidad es la Edad Media, tuve que aprender algo de griego. El título es "Las guerras de los dioses". - Me suena conocido -dijo Trompel-. Hace un tiempo estuve buscando al profesor Jean Pollion, cuya especialidad era Mesopotamia y leí mucho sobre los dioses de la época. - Veamos como empieza... "Cuando los dioses llegaron a la tierra, se instalaron en una zona fértil entre dos ríos..." - ¡Mesopotamia! ¡Como le decía! - "El mayor de los dioses era Zeus y, a medida que los asentamientos crecían, los dioses a cargo de cada uno se hicieron más poderosos y terminaron por desafiar a Zeus, que se había quedado en el cielo..." De La Rue traducía al francés, por lo que los primusianos no lo podían entender. - Le oí pronunciar el nombre de Dzeus -intervino el maestro Urim-. Ésto es extraño: el nombre del Primer Maestro era Dzeus Mentor. - Los textos que manejaba Pollion designaban a todos los jefes como dioses -explicó Trompel-. El mayor era el dyaus o Zeus Piter, de donde viene Jupiter. También había los dyaus Enki, Enlil, Marduk


y Seth. Seth encerró a Marduk en la gran pirámide de Egipto e Ishtar fue enviado a liberarlo. Hay tablillas cuneiformes que cuentan esta "Guerra de la Pirámide". Ishtar también debió luchar contra Zu, para recuperar las "tablas de los destinos" que servían para guiar las naves aéreas. - Necesitaría tiempo para leer este libro y ver si aporta algo. No me es fácil leer y traducir el griego. Dejémoslo para el caso de que no tengamos otra pista -resolvió De La Rue-. Si es muy anterior al Primer Maestro, dudo que aporte algo. - ¿Si de aquí, viajamos hacia el sur, llegamos a la gran mar interior? -preguntó Trompel, siendo traducido por su compañero. - Seguro, al Mare Internum -contestó Urim-. Y al sur del mismo hay un gran continente cubierto de bosques y habitado por salvajes de tez negra. Ha sido imposible mantener trato con ellos. - ¿Y al éste? - Solo hay tierras baldías y edificios en ruina. Parece que el cataclismo destruyó todo lo que había. - ¿Atlantis? - Este nombre aparece en efecto en uno de los textos más antiguos. Pero se trataría de una leyenda mucho más antigua. - ¿Dyaus Master podría haber venido de ahí? - No lo creo. La leyenda de Atlantis es muy anterior a su llegada. Pero los textos dicen que vino del este y que "atravesó las marismas del Tiempo". Nunca se pudo descubrir lo que ésto significa. - ¡Cuéntenos la historia del Primer Maestro! - ¿Es que uds, que vienen del Mundo de los Justos, no la conocen? ¿Cómo es ésto posible? - Como le hemos dicho, nuestros libros y nuestros relatos coinciden en muchos puntos pero no son idénticos. Es así como tenemos la historia de Israal -o Israel para nosotros- pero no la de Ismar. Queremos saber si lo que uds tienen acerca del Primer Maestro se corresponde con lo que tenemos nosotros. Juntando ambos relatos, podremos quizás descubrir nuevas pistas que nos conduzcan a su sepulcro. - Ésto es, en breve, lo que cuenta nuestra historia: "Dzeus Mentor atravesó las marismas del Tiempo y llegó con algunos compañeros al centro de la península, cerca del río Tiber, a una ciudad llamada Roma. Proclamó que el ángel Gabriel le había indicado que había sido elegido como el gran portavoz de todos los dioses. Basándose en las revelaciones del ángel, predicó la palabra de Cronos, el Dios Supremo, prediciendo que habría un Juicio Universal, cuando llegase el Fin de los Tiempos. Y que antes del Fin, habría grandes tribulaciones causadas por los Injustos. Para estar preparado, había que respetar los Siete Mandamientos, rendir culto a Cronos y siempre estar atentos a los acontecimientos históricos que permitirían prever el Fin. Muchos romanos se convirtieron y, así, se fue desarrollando la Cronofilia, religión del Tiempo Final. Dzeus Mentor siguió después su camino predicando esta fe por los caminos que llevaban al norte, junto con los ejércitos que iban conquistando esta región. La leyenda agrega que murió a manos de los bárbaros, cuando éstos atacaron uno de los campamentos que se habían levantado cerca de aquí. Su restos fueron recogidos por los sobrevivientes y puestos a resguardo por una cohorta que llegó a socorrerlos. También dice que se le edificó un sepulcro, pero no se dice donde. - La palabra para designar al ángel Gabriel o los compañeros del Dzeus Mentor era "nefilim" o "anunnaki"? -hizo preguntar Trompel. - ¿Conocen estas palabras? En efecto, los compañeros eran "nefilim". Nosotros la tradujimos por "compañeros", porque no sabíamos su significado. Y Gabriel era un "anunnaki", que fue traducido como "ángel". ¿Uds conocen otro significado? De La Rue tradujo la respuesta a Trompel, que tenía dificultades para seguir la conversación en latín. Y éste le dió la información requerida:


- Los anunnaki son «los que descendieron del Cielo a la Tierra», dioses «de base», encargados del trabajo en la Tierra. Aparecen con alas en grabados sumerios, por lo que pueden ser llamados ángeles. Los nefilim son «aquellos que fueron arrojados a la Tierra». Eran trabajadores, de menor "grado" por lo tanto que los anunnaki. - Así que deberíamos encontrar el sepulcro del Primer Maestro. ¿Y no tienen ninguna pista al respecto? - Podríamos revisar los textos de historia de la época, pero dudo que nosotros encontremos algo por cuanto nuestros historiadores nunca pudieron encontrarlo. Lo único que podemos deducir es que, si fue los restos fueron llevados a un lugar seguro, tuvo que ser hacia el sur. Lo peor que podría ocurrir sería que el sepulcro haya quedado finalmente en la zona que está bajo el mar. - De ser necesario, podríamos traer equipos para explorar bajo el mar, si no lo tienen -se arriesgó a decir De La Rue-. ¿Y no hay antiguos monumentos que podrían guiarnos? - A unos cuatro leguas al sur, hay un monumento que tiene al menos mil años y recuerda, al parecer, el lugar donde fue asesinado. - Creo que deberíamos ir ahí y estudiarlo en profundidad. La noche había caído y Urim les condujo a una hostería, frente a la plaza, para pasar la noche. De La Rue decidió plantear en ese momento el problema de las compras y pagos. - ¿Cómo podemos pagar nuestra estadía? Sin duda, la moneda de nuestro Mundo no tiene curso aquí. Pero trajimos anillos de oro y plata. ¿Podemos pagar con ellos o ud nos los puede cambiar por su propia moneda? - No han de preocuparse por su alojamiento. Son nuestros invitados, máxime si nos ayudan a recuperar el Tiempo. Pero si desean comprar alguna cosa por su cuenta, con gusto le cambiaremos algo de metal precioso por nuestra moneda mañana. - ¡Gracias, Maestro! Mientras el maestro los presentaba al dueño y daba instrucciones de que los atendieran como huéspedes de suma importancia, Trompel miraba el entorno. Parecía una típica taberna de fines de la Edad Media, como se veían en cuadros de época o en películas, con amplias mesas, y con botellas, vasijas y barriles detrás del mostrador. La iluminación, a parte de la luz natural que entraba por las ventanas, provenía de lámparas a gas. Lo que más le llamó la atención fue -encima del mostrador- un gran reloj donde las cifras parecían puestas al revés: en lugar del 12 tenía un 6, las doce aparecían a las seis, las nueve a las tres, etc. O sea que, aquí, parecía que empezaban a contar las horas a las seis de la mañana en lugar de la medianoche. Una vez en su habitación, lo comentó a De La Rue. - Es el antiguo sistema latino -dijo éste-. Las seis de la mañana nuestras son las "primas", las nueve las "tercias" y las doce las "sextas". Ésto quedó así hasta hace muy poco en el sistema de oraciones del clero y los religiosos, lo que llamaban "las horas".

Capítulo 11 La mañana siguiente, Urim los pasó a buscar y los llevó al garaje del Palacio, donde abordaron lo que llamaban "diligencia", un vehículo similar a los primeros automóviles, pero que funcionaba a vapor. - Ce genre de véhicule est réservé aux autorités, aux gardes et à la milice. Es demasiado costoso para el común de la gente.


Atravesaron la ciudad y trás un poco más de dos horas de viaje a una velocidad que Trompel estimó entre 30 y 40km/h, llegaron a un pequeño pueblo. En la plaza central había una especie de estela, de base cuadrada, con una punta piramidal. Urim detuvo el vehículo y se apearon. - Este pueblo es Alesia y éste es el monumento del que les hablé. Acercándose más, vieron que, en la cara que podían observar, había un grabado en forma de reloj de arena estilizado y un texto latín que indica que "Aquí fue asesinado el Primer Maestro". Al dar la vuelta, descubrieron que la parte de atrás estaba con un estuco en parte roto. - Ésto no estaba así -dijo Maestro Urim-. Lo deben haber golpeado los Injustos. - Pero este estuco no puede pertenecer en modo alguno a la construcción original. Ésta es de piedra compacta. Fue agregado más tarde, pero se confundía muy bien con la piedra -señaló De La Rue. - Y ahí se ve que, por debajo, hay alguna inscripción - agregó Trompel, que se había acercado más para observar. Rascó un punto de estuco, que cayó con mucha facilidad. - Hay algo más. ¿Podemos quitarlo todo? -preguntó De La Rue a Urim. - El monumento es sagrado, y nadie lo alteraría. Pero me parece que tienen razón: si el estuco no es parte original del monumento, me parece correcto quitarlo. Trompel siguió entonces sacando el estuco con su navaja suiza. Y la inscripción apareció completa. De La Rue se la tradujo: - "La X° Legión rescató su cuerpo y se lo llevó para darle santa sepultura." ¡Debemos buscar antecedentes sobre las actuaciones de esta legión: ésta puede ser la clave! En todo caso aparece aquí el símbolo del águila, propio de las legiones romanas después de la reforma de Cayo Mario, poco antes de la conquista de las Galias. - Volvamos a Lutecia -dijo Urim-. Buscaremos en los libros de historia. De vuelta en la capital, el Maestro historiador sacó de la biblioteca el texto latino referido a la historia de Galias después de la conquista por Julio César. Ubicó el pasaje relativo a la muerte del Primer Maestro en Alesia. "La X° legión estaba acampada en Lutecia, pero los rebeldes celtas la evitaron y lanzaron un ataque más al sur, en un pequeño asentamiento llamado Alesia, donde Julio César había vencido ya con anterioridad una confederación de tribus galas conducida por Vercingétorix. Pero Alesia ya no tenía fortificaciones ni guarnición, por lo que la resistencia fue pobre. Por casualidad se encontraba ahí Dzeus Mentor, quien recorría las Galias para predicar. Los frumentarii -el servicio secreto del Imperio romano- que lo seguían con atención lograron avisar a la X° Legión del ataque y de la muerte de Dzeus Mentor. Algunos latinii -ciudadanos aliados con formación militar- que vivían ahí se aseguraron de esconder y proteger el cuerpo hasta la llegada de las tropas. Llegaron primero los sagittarii, los arqueros que montaban a caballo, que abatieron numerosos rebeldes y provocaron la huída de los demás. Luego llegó la cohorte de pedites y lancearii, la infantería y los lanceros. La mayoría de éstos reverenciaban al Primer Maestro y se hicieron cargo de su cuerpo." No había más detalles, según explicó el historiador. - ¿Pero no tendrán algún otro texto referido a lo que ocurrió después con al X° Legión? -preguntó De La Rue. - Que yo sepa, no existe información detallada. En algún momento, la legión debió retornar a Italos.


- Pero es muy dudoso que se llevase con ella el cuerpo de un difunto. Los romanos acostumbraban colocar los muertos en sus catacumbas. Y sabemos que construyeron para ello los primeros túneles bajo esta ciudad. ¿Uds tienen conocimientos de catacumbas aquí, bajo Lutecia? Sería el lugar más probable para la conservación de sus despojos. - Podrían existir, pero no tenemos conocimiento de ello aparte del pórtico sagrado por el que uds entraron. Y sabemos ahora que solo da acceso a otros mundos. IMG Thermes-de-Cluny.jpg (Wikipedia) - ¿Tienen aún restos de la época romana que se puedan ver aquí en Lutecia? - Están el caldario (termas) y una arena, a la salida de la ciudad. - ¿Podrían tener algo relacionado con el Primer Maestro? - Los conocemos a fondo, y no hay ahí nada relacionado con él. - ¿Cuál es el edificio más antiguo de la ciudad, aparte de las ruinas romanas? - Sin duda el Palacio o, al menos, parte de él. - ¿Qué parte? - La Sala del Templo. - ¿Y no hay ahí ninguna marca que pueda sugerir la existencia de algún otro pasadizo? - Nada. Todos los detalles del Templo son muy conocidos y la única marca destacada es el reloj grabado en el pórtico. - ¿Qué hay del subterráneo, de las celdas donde estuvimos la primera vez -dijo Trompel, que había seguido mal que mal la conversación-. Me pareció que la escalera de caracol por donde bajamos había sido excavada en roca viva y mostraba señas de un uso frecuente durante siglos. - Así es. Tienen razón. También es una zona muy antigua pero las celdas han sido remodeladas muchas veces. La última vez fue hace unos veinte años, cuando se instalaron los sistemas mecánicos de acceso y control, durante el gran "Salto Modernizador" dirigido por el anterior Imperius. - ¿Quién puede saber de lo que había antes? - El ingeniero que dirigió los trabajos. Está jubilado y vive al borde del mar. - ¿Podríamos hablar con él? - Podríamos ir a visitarlo. Me parece que vale la pena, pero no podremos hacerlo mañana -dijo Urim-. Es día de Precepto. Como el Palacio y, en particular, la Sala del Templo están parcialmente destruídos, la ceremonia principal será en la Plaza Mayor. Uds podrán seguirla desde el balcón de su habitación en la hostería. Como siempre, será a la sexta hora. Si lo desean, pueden pasear por la ciudad. Los vendré a buscar la primera feria en la mañana para ir a ver al ingeniero. - ¿Qué es ésto de "primera feria"? -preguntó Trompel cuando los hubo dejado. - Es el primer día de la semana, o sea el lunes.

Capítulo 12 Así, el domingo por la mañana, después del desayuno, se concentraron en tomar notas e intercambiar comentarios, mientras esperaban la ceremonia del mediodía. La plaza quedó vacía hasta que se acercara esa hora. Entonces empezó a reunirse gran cantidad de gente, la que se ubió en círculos concentricos en torno al gran reloj de sol que estaba en el centro de la plaza. Poco antes de la hora señalada, el Imperius y un grupo de maestros se instaló en un pequeño estrado, cerca del reloj. Cuando dió la hora, sonó un fuerte gong y, de la entrada del palacio, que había sido en parte despejada, salió un cortejo de mujeres, todas vestidas con túnicas negras, coronadas de laureles y con pequeñas podaderas de oro en las manos, cruzadas sobre le pecho. La muchedumbre les abría rapidamente el paso.


- ¿Sacerdotisas? -murmura Trompel-. ¡Ésto sí que es poco común! - Era bastante común en la Roma antigua -respondió De La Rue-. Deben haber conservado la tradición. Las mujeres rodearon el reloj de sol, dándole tres veces la vuelta en procesión, mientras entonaban un largo lamento, repitiéndo el refrán: - Miserere, Domine, cuia pecavimus tibi. (Piedad, señor, porque pecamos contra tí). En este momento, una nube tapó el sol pero, como pudieron observar -muy sorprendidos- Trompel y De La Rue, el puntero del reloj solar siguió proyectando una sombra, la que fue girando al mismo tiempo que las mujeres, dando un giro completo, algo imposible con una sombra solar. - ¿Es un truco de magia? -le susurró Trompel a su compañero. - Quizás. O un truco mecánico muy bien urdido. En todo caso muy poca gente puede observarlo. Solo, quizás, los que están en la primera fila. O nosotros. - ¿Habrá sido montado para nosotros, que estamos mejor ubicados? - Lo dudo. Debe formar parte de la ceremonia habitual. Y quizás se produce solamente cuando el sol se esconde. Si alumbrara el reloj, la sombra no podría moverse. La última de las sacerdotisas había traído una gran fuente con agua. Sacó de ella una rama de olivo y, mientras seguían dando vuelta, se puso a rociar a la multitud. - Aspergesme, domine, et super nivem dealbabor -seguía cantando el coro-. (Róciame, señor, y seré más blanco que la nieve). Luego, fueron a inclinarse ante el Imperius y volvieron a colocarse en círculo en torno al reloj. - Procedamus! -gritó éste-. Sit nomen Chroni benedictus. (¡Procedamos! Que el nombre de Chronus sea bendito.) - Sit nomen Chroni benedictus -repitieron todos en la plaza. - Benedictus qui venit in nomine Chroni -agregó el Imperius, apuntando la mano hacia los europeos que miraban desde el balcón de la hostería. (Bendito el que viene en nombre de Chronus) - ¡Benedictus! -repitieron todos. - Chroni vobiscum! (Chronus esté con uds) - Et cum animo tuo! (Y con tu alma) Una de las mujeres, con cinturón plateado, que había traído un libro, abrió solemnemente éste, hizo una reverencia ante el Imperius, y se puso a leer un largo pasaje en lengua local y no en latín. - Por lo que alcanzo a entender, parece parte de una prédica del Primer Maestro, sin duda de su libro sagrado, una suerte de biblia -le dijo De La Rue a Trompel. Luego hubo otro canto y un rezo en que todos participaron. Otra de las mujeres, la única que llevaba un cinturón dorado, se puso en seguida a hablar en 'postlatino' en forma tan rápida que De La Rue a penas pudo captar algunas palabras y Trompel, evidentemente, no entendió nada. Parecía una larga prédica, que fue escuchada en el mayor silencio. La mujeres formaron una cadena, tomándose de las podaderas y entonaron otro himno. Luego salió otra del palacio, escolatada por dos guardias blancos. Se acercó hasta el centro, donde la sacerdotisa mayor, que había rociado a los presentes al principio de la ceremonia, le tomó, al parecer, un juramento (no pudieron entender nada) y luego le hizo beber del agua usada para rociar. En seguida la recién llegada se quito el velo negro que cubría su cabeza, dejando a la vista un velo blanco, y la sacerdotisa le puso una corona de laureles. Todas entonaron un canto que parecía muy alegre y realizaron una


nueva coreografía. La -probablemente nueva sacerdotisa- se dirigió entonces hacia el Imperius, que la abrazó. Finalmente, se reunieron todas, formando una nuevo cortejo que volvió al palacio. La ceremonia había terminado y la multitud empezó a dispersarse. Trompel y De La Rue entraron y bajaron a la sala común, donde el hotelero empezaba a colocar la mesa para el almuerzo.

Capítulo 13 Así, el día lunes, Urim pasó a primera hora a buscar a Trompel y De La Rue. En vez de dirigirse nuevamente al garaje del palacio, se fueron a otro edificio que era en realidad una estación de ferrocarril. Para entrar al andén que les correspondía, había que pasar por un torniquete, el cual se abría solamente introduciendo en una ranura una tarjeta especial. Urim les entregó una a cada uno. Como comprobó Trompel, que algo sabía de historia de la computación, se parecían extrañamente a las antiguas tarjetas perforadas IBM con las cuales se programaban los primeros computadores comerciales. En el anden, abordaron un vehículo que parecía mitad locomotora y mitad diligencia larga, que corría sobre rieles: ¡los primusianos tenían ferrocarril! La vía se dirigía hacia el sur pero, esta vez, el viaje fue muy largo. Tuvieron que pasar la noche en Lugduno (Lyon), que estaba a mitad de camino del puerto de Massalia (Marsella), el más importante del Mar Internum, según les explicó Urim. También les contó que Lugduno era la principal ciudad industrial, que fue el centro estratégico y creativo del gran "Salto Modernizador". Ahí se fabricaban las diligencias y los trenes y se había instalado por primera vez el sistema ahora común de iluminación y calefacción a gas, si bien solo estaban disponible en el centro de las principales ciudades. Como pudieron observar al cruzar la ciudad la mañana siguiente, las fábricas eran numerosas y la actividad intensa. Después de otras ocho horas de recorrido, agrementadas por un breve almuerzo con sandwiches servidos a bordo, llegaron a Massalia. Urim los condujo de inmediato a la casa del anciano ingeniero, a quién presentó a los visitantes y explicó brevemente el motivo de la visita. - Cuando remodelamos las celdas, mantuvimos la obra gruesa existente. Solo cambiamos las paredes delanteras, con las rejas y puertas, para instalar los nuevos sistemas. - ¿No encontraron nada diferentes en ninguna de las celdas? ¿Una losa o una sección de muro diferentes, con alguna señal grabada? - Ahora que lo dice, recuerdo que uno de los operarios señaló una losa en una de las celdas: le había llamado la atención un pequeño grabado. - ¿De qué se trataba? - Eran dos círculos pegados uno con otro, formando un 8. Dijo que se parecía bastante a la figura del reloj de arena, pero no le prestamos más atención, porque no parecía un tallado muy profesional. Pensamos que lo podía haber hecho algún preso, hace mucho tiempo. - Ésta podría ser la señal que buscamos. Los relojes de arena de vidrio soplado se parecen a dos burbujas, antes de ser insertados en su soporte. Valdría la pena investigar esa losa. ¿Recuerda en que celda está? - No podría indicrala con precisión. Me parece que está hacia la derecha cuando se llega desde la escalera. - ¿Encontró alguna otra cosa extraña o de este tipo cuando trabajó en el Palacio? Se hicieron muchas reformas, en varias partes.


- No encontramos nada inesperado ni marcas desconocidas. Sin duda esa forma 8 fue lo único que, por lo que sé, llamó la atención de alguién. Todo estaba conforme a los planos y dibujos de que disponíamos y nada alteró el programa de trabajo. Urim agradeció al anciano y se fueron a una posada para pasar la noche. El día siguiente emprendían el viaje de regreso, que fue algo más aburrido ya que no había novedad en el paisaje y no encontraron muchos temas de conversación con su anfitrión. El arqueólogo quería saber más de la historia local, pero Urim no era historiador y dejó muchas preguntas sin respuesta. Trompel, a través de su compañero, hizo algunas preguntas sobre los avances técnicos y esta fue la conversación que más ayudó a pasar en tiempo. Pero fue imposible contar los adelantos del mundo de los visitantes, por falta de un vocabulario adecuado. De vuelta en Lutecia (París), convinieron en encontrarse de nuevo el día siguiente para investigar el subterráneo del palacio. Cuando llegaron a la celda indicada por el ingeniero, encontraron efectivamente la losa señalada con el 8. Urim llamó un par de guardias y, gran esfuerzo, la levantaron. Debajo se abría otra escalera de piedra, por donde bajaron. Llegaron a un nuevo túnel que, después de unos diez metros, se abría en una pequeña cripta. En medio de ésta había un pequeño monumento, que bien podía ser un pequeño sarcófago. En uno de sus cantos estaba tallada la figura de un esqueleto con un báculo en una mano y, bajo la otra, que colgaba hacia el suelo, había un pequeño reloj de arena. - La tumba del Primer Maestro -exclamó Urim, que se había fijado más en la inscripción: "Ista maximus Propheta" (Aquí descansa el mayor profeta). - ¿Debemos abrirla para integrar el reloj? -preguntó De la Rue- ¿O debemos ponerlo en lugar de éste? -agregó, indicando el de la estátua. - No lo sé. Veamos qué pasa al acercar el suyo. Trompel sacó el suyo de su bolsillo y lo acercó lentamente. No pasaba nada. Entonces le dió vuelta, para que corriera la arena. Se encontró entonces en su oficina de Bruselas y sintió el timbre de la puerta. Entró una señora. - Señor Trompel, según me han dicho ha ayudado ya a varios arqueólogos en apuros y por esta razón me lo han recomendado como investigador privado. Lo he venido a ver porque mi marido, que es arqueólogo de la Sorbona, en Paris, ha desaparecido hace una semana y la policía local no ha encontrado pista alguna. ¿Se había quedado dormido y había tenido un sueño premonitorio o había vuelta atrás en el tiempo? ¿Debería volver a los túneles de París? FIN


La Herencia El grupo terrorista peruano Sendero Luminoso lleva a cabo asaltos armados en Bolivia para costear la rearticulación en su país, denunció ayer el diario La Razón de La Paz, que recoge declaraciones de un policía, quien señaló que "los grupos irregulares tienen el concepto de que realizar un atraco en Bolivia es cosa de niños". El Mercurio, 7-3-2009 Ningún país alberga al narcotráfico sin comprometer, más pronto que tarde, a su propio Estado en esos intereses. Y ningún Estado se limpia fácilmente del narcotráfico una vez que éste lo perforó, porque no hay dinero lícito capaz de alcanzar la grandiosa generosidad del dinero fácil e ilegal. Joaquín Morales Solá El Mercurio, 21-8-2008

1ª Parte Capítulo 1 El investigador privado Jef Trompel había sido citado por el notario Jean Dufresne, lo cual había sido para él una enorme sorpresa. El notario, cuyo lujoso bufete se encontraba en la anchísima y rica avenida Louise de Bruselas, sólo le había dicho que se trataba de un testamento. ¿Debería acaso buscar a los herederos perdidos de algún rico difunto? Ésto no era muy común pero al menos una vez en su carrera de investigador privado le había tocado este tipo de caso, aunque no con maestro Dufresne, que el no conocía. Así, no se explicaba el llamado y era con gran curiosidad que había entrado en el estudio. Maestro Dufresne -como se acostumbraba llamar a los notarios en Bélgica- después de saludarlo e invitarlo a sentarse, pasó a explicarle lo ocurrido: - Me he enterado de que el señor Antoine Lefranc ha sido cliente suyo. Como ud probablemente sabe, al morir su hijo quedó sin heredero. Al fallecer también él mismo, hace un par de semanas, sus bienes debían pasar a quienes él designara en testamento o, en caso contrario, pasarían al Estado. Pues bien, el señor Lefranc hizo un testamento y me encargó llevar a cabo las disposiciones que contiene. Lo he llamado a ud porque ha sido nombrado su heredero, junto con la Fundación San Vicente de Paul. La Fundación recibirá bienes muebles, que no estoy autorizado a darle a conocer, mientras ud se hace acreedor de la casa en que residía mi cliente. Ahora bien, como ha de saber, la Fundación queda exenta del impuesto a las herencias, por ser una institución de beneficencia, no así ud, por ser un particular. El avalúo fiscal de la casa es actualmente de trescientos mil euros, por lo que los derechos de sucesión se elevan a cien mil euros, al no ser ud pariente del difunto. Si no dispone de esta cantidad para pagar el impuesto antes de entrar en posesión del bien raíz, puedo poner éste a la venta de modo que, con el producto de ésta, pueda pagar el impuesto. También puedo hacerlo,


obviamente, si ud paga los derechos pero no desea conservarla. Sin embargo, antes de tomar una decisión, el testamento precisa que es indispensable que ud tome conocimiento del contenido de una carta que le está dirigida y que estaba anexada al testamento. La carta está sellada y no conozco su contenido. Ud puede leerla ahora o llevársela y comunicarme después las disposiciones que decida tomar. También he de entregarle las llaves de la casa y permitirle que la visite antes de tomar cualquier decisión. Sin embargo debo señalarle que sólo dispone de un mes para decidir y que el impuesto debe ser pagado en el curso del actual ejercicio fiscal, lo cual le deja un plazo de siete meses. De lo contrario me veré forzado a proceder a un remate judicial. Trompel recordaba perfectamente al señor Lefranc. Su único hijo había sido secuestrado hacía unos siete años y el detective había sido llamado por el atribulado padre para ayudar en la investigación. Desaparecido en el extranjero, la policía local no podía hacer nada y, sin pista alguna, tampoco podía intervenir Interpol. Pero el señor Lefranc había confiado a Trompel cierta cantidad de información privada que no había querido entregar a la policía, la cual constituyó la primera hebra de un intrincado puzzle que el investigador había logrado desentrañar, llevando finalmente los responsables a la justicia. Sus servicios habían sido adecuadamente pagados, pero su cliente le había asegurado que «le agradecería hasta más allá de la muerte». En ese momento, Trompel no había asignado a estas palabras más que un significado simbólico. Pero hoy cobraban un significado muy material. Al recibir la carta, decidió abrirla de inmediato. Decía: Estimado señor Trompel, Quizás recuerde que le prometí que mi reconocimiento por haber encontrado a los asesinos de mi hijo se extendería hasta más allá de mi muerte. Cuando esta carta le llegue también quedará de manifiesto que mis palabras no eran vanas. Le he legado mi casa. No por capricho ni, simplemente, para suplementar el pago que hice por sus servicios. Mi casa es más que un simple bien raíz. Es un desafío. Necesitará un poco de tiempo para descubrir el o los secretos que esconde y que, estoy seguro, sólo ud podrá desentrañar y aprovechar. Visítela y busque las pistas. Pistas que le indicarán qué hacer con ella. Pero no hable de ello con nadie, salvo con el notario cuando resulte indispensable. Podría haber gente interesada en complicarle la vida. No eche esta oferta en saco roto. Acepte el desafío. áY que tenga suerte! Su muy adradecido, Guy Lefranc. - Muy extraño -exclamó Trompel-. Me da algunas razones para quedarme con la casa y me encarga una nueva misión. Pero no entiendo el motivo. Quizás lo descubra cuando visite la casa. - ¿Puedo ayudarle de alguna manera? - No lo sé. Tengo mucha información en mi archivo de la investigación del asesinato de su hijo y la tendré quizás que revisar. En todo caso, he de hacer todo lo posible por quedarme con la casa durante el mayor tiempo posible para cumplir con las últimas voluntades del difunto. Es todo lo que puedo decirle por ahora. No dispongo de cien mil euros para el pago de impuestos pero, de acercarse el plazo fatal para el pago, conseguiré un préstamo. A no ser que tenga


resuelto el caso, cumpliendo con estas instrucciones, y le pueda ordenar la venta. Una sola cosa: ¿dispone ud de información acerca de la familia del señor Lefranc? - ¿Ud se refiere a sus padres o antepasados? - Evidentemente. - Lo lamento, pero sólo lo conocí a él hace unos quince años, cuando recurrió a mi estudio para operaciones de bienes raíces. No he tenido más relación con él que para estos contratos y para la redacción y archivo de su testamento. Y nunca me reveló nada acerca de su familia ni acerca de sus orígenes. - Ésto podría haber sido útil y me habría ahorrado quizás algo de trabajo pero que así sea. Espero que, más allá de la muerte, él me pueda guiar. Le agradezco su llamado y seguiré en contacto en ud para el asunto de la casa. ¡Hasta luego! - Yo tomo nota de su actual decisión y le llamaré cuando el plazo para el pago de los impuestos esté por vencer, si no he sabido de ud. antes. ¡Que le vaya bien!

Capítulo 2 Mientras regresaba a su oficina, Trompel volvía a hacerse repetidamente la misma pregunta: ¿por qué Antoine Lefranc había firmado como Guy? Recordaba perfectamente el caso, que lo había obligado a viajar a Chile y a Bolivia para tratar de encontrar a Guy Lefranc, donde él mismo había sido secuestrado y, finalmente, sólo encontró un cadáver. Guy Lefranc había sido encontrado con el puñal en la mano, la misma arma con que había sido ultimado, lo cual era un contrasentido. Ésto, sin embargo, no había llamado la atención de la policía boliviana, que lo había encontrado cerca de las ruinas de Tiahuanaco y no lo había podido identificar antes de que el detective belga llegase a La Paz. ¿Pero por qué volvía el difunto a sacar a la luz hechos de hace siete años, cuyos responsables ya estaban todos en la cárcel? El día siguiente, carta en mano, Trompel se fue a la casa de Lefranc, en el bulevar Lambermont, frente al parque Josaphat. Entró en la casa, en un vestíbulo a penas levemente iluminado por la luz que se filtraba por un pequeño vidrio encima de la puerta de entrada y por la puerta entreabierta de la pieza que daba hacia la calle. Aunque una alfombra cubría el pasillo, se oía reverberar sus pasos en el absoluto vacío de la casa. La pieza en que entró era un cómodo salón, con varias butacas y un sofá de cuero, una mesa de centro de vidrio y, en la pared, una estantería con una colección de pequeñas estátuas. A los lados colgaban del muro reproducciones de pinturas flamencas de Rubens, van Eyck y Jordaens. La siguiente habitación era el comedor, con los muebles habituales, modernos y de buena factura, y con más copias de pinturas clásicas en las paredes. Seguía una cocina y un baño de visitas. Trompel subió entonces la escalera, encontrando el escritorio del difunto, el dormitorio matrimonial -en suite con un gran baño- y el dormitorio del hijo con otro baño menor. En el dormitorio principal vió una foto de Antoine y su esposa con el rey Balduino, y otra de Antoine


y Guy. En el escritorio, un muro estaba cubierto de estanterías con libros y algunas estatuillas de personajes famosos como Napoleón. En otra pared había varios cuadros. No sería extraño que detrás de una de ellas hubiese una caja fuerte pero, en ese momento, lo le interesaba buscarla. En la pared que enfrentaba la puerta había dos ventanas que daban a la calle. Sobre el mueble-escritorio sólo había una foto enmarcada del hijo desparecido y otra de la esposa de Lefranc. Volviendo a la escalera, el detective subió otro piso. Ahí había dos dormitorios amoblados muy sencillamente que daban hacia la calle y, del lado posterior de la casa, un par de mansardas con lucarnas. Bajó, pensativo, y recordó que este tipo de casa tenía una amplio sótano. En el fondo del vestíbulo encontró la otra escalera y el interruptor que permitía iluminarla, ya que estaba totalmente a oscuras. Bajó. Abriendo puerta tras puerta, encontró primero el cuarto con la caldera de la calefacción central y el del estanque de combustible; luego un cuarto lleno de cajas y trastos viejos; enseguida había una pieza aparentemente vacía, salvo unos cuadros antiguos colgando de las paredes. Y finalmente una lavandería, con una moderna lavadora y una secadora de ropa. Volvió entonces al primer piso y se sentó en una de las butacas del salón. Hecha la revisión de la casa, no se le ocurría qué esperaba Lefranc que descubriera. Se preguntó entonces cual era la primera pista que se le había dejado. Por cierto era la firma "Guy Lefranc" en lugar de "Antoine Lefranc" como debió haber sido. ¿Le indicada acaso la foto de su hijo, en su escritorio? Subió al escritorio y revisó la foto. No había nada a la vista, por lo que la sacó de su marco. Detrás sólo había dos cifras: 29.11. Debía ser una fecha: 29 de noviembre. Sabía que no podía ser la fecha de su muerte, ya que el día exacto no había sido establecido, y había sido en marzo. ¿La fecha de su cumpleaños quizás? Decidió llamar al notario y preguntarle si esa fecha le decía algo. Le confirmó que era la fecha del aniversario de Guy pero que, también el testamento estaba fechado un 29 de noviembre, en 2003. La fecha, por lo tanto, era doblemente importante. Pero aún así, no le decía qué más buscar. Pensó entonces revisar los diarios de ese día y los del día siguiente. Quizás había ocurrido algo que, de un modo u otro, le diera otra pista. Salió de la casa, dejando todo bien cerrado, y se fue a la Biblioteca Nacional, en el Monte de las Artes, cerca de la Estación Central. Pidió los diarios del 29 y del 30 de noviembre del 2003. El 29 no encontró nada significativo. Pero el día 30 se mencionaba que, el día anterior, el señor Lefranc había hecho donación de una pintura desconocida de Breughel al Museo de Bellas Artes, la cual "había encontrado escondida en el sótano". Se acordó entonces del cuarto vacío con viejas pinturas en el sótano de la casa. ¡Ésto debía ser!

Capítulo 3 Volvió a la casa, bajando al sótano. Revisó la pieza con las pinturas, pero ninguna se parecía a los trabajos de Breughel. Las movió, mirando detrás de ellas, pero sólo había telarañas. Y nada


escrito, ni en los muros ni el reverso de los cuadros. Se marchó pensativo. La pista debía ser otra. Pensó entonces que debía ir al museo, para ver la pintura. El Museo de Bellas Artes estaba cerrado ese día y pasó parte de la noche pensando en el problema, sin encontrar otra idea. A primera hora de la mañana, tomó un tranvía y se fue a la calle Royale, cerca del Sablon, donde está el Museo. Averigüó donde estaba el cuadro y se fue directamente ahí: mostraba gente bebiendo en una taverna. Ésto tampoco le aportaba un nuevo elemento. Nada en la casa de Lefranc podía ser asimilado a una taverna. Pero quizás se tratase de algún otro detalle. Decidió por lo tanto adquirir una copia bastante grande del cuadro y, teniéndola enrollada, se fue de nuevo al bulevar Lambermont. La pintura debía significar una pieza con pinturas. Examinó por lo tanto primero las habitaciones donde había cuadros con obras de pintores flamencos: el salón y el comedor. Pero ni en los cuadros ni en la decoración de estas piezas había cosa alguna que coincidiera con la pintura de Breughel. Entonces descendió nuevamente al sótano y entró al cuarto de los cuadros viejos. Nada en éstos, nuevamente, podía ser asociado con lo representado por Breughel. Pero se le ocurrió comparar los muros de la taverna pintada con los muros de esa habitación, prestando atención a los detalles. Y en una de las paredes descubrió un anclaje idéntico al que aparecía en la pintura, una suerte de cruz que parecía de hierro forjado. Era, al parecer, la única coincidencia. Estiró entonces la mano y trató de tirar del anclaje, pero no se movió. Tampoco respondía a la presión. Entonces intentó girarlo en uno y otro sentido. En el segundo intento se produjo un crujido y sintió pasar una bocanada de aire fresco a la vez que se movía ligeramente el más grande de los cuadros pegados a la pared, el que llegaba hasta el suelo. Se acercó y lo despegó de la pared: detrás, una parte del muro había desaparecido y se veía una entrada a un pequeño túnel. Tuvo que agacharse un poco para entrar y, cuando pasó el umbral, se encendió una pequeña ampolleta. Había una estrecha escalera de caracol, de piedra, que bajaba a un nivel inferior. Abajo, frente a ella, había una puerta y encima de ésta un escudo medieval coronado por un yelmo con penacho. Pero la puerta estaba cerrada y no logró abrirla. Había una cerradura que, evidentemente, estaba cerrada y requería una llave. ¿Dónde podría encontrarla? Debía haber ahora una pista acerca de la localización de esta llave. Repasó en su memoria lo que, dentro de la casa, pudiera estar relacionado con esta puerta. La única pista que le saltó a la vista era el yelmo y el penacho. Se acordó entonces de la colección de estatuillas en el salón: mostraban hombres vestidos a la usanza de diferentes épocas de la historia, y entre ellos había uno en armadura medieval. Subió corriendo al salón, pero por más que dió vuelta a la estatuilla, no había indicación alguna y no parecía estar hueca como para contener la llave. Debió ser una pista falsa. Revisó las otras estátuas, todas las cuales también parecían sólidas y no tenían mensaje alguno en su base.


Volvió al túnel y a la famosa puerta y la examinó de nuevo. Aunque había manipulado el pomo para tratar de abrir, no se había fijado en sus detalles, por lo demás difícles de ver con la baja iluminación de la ampolleta del techo. Mirándolo de cerca y tocándolo con la yema del dedo, se dió cuenta de que tenía grabada una corona. Una corona real. Y en el dormitorio principal había una foto de Lefranc con el rey Balduino. ¡Ésta debía ser la pista! Más calmado, subió al dormitorio y, tomando la foto, desarmó el marco, descubriendo una llave. Volvió abajo una vez más y abrió la puerta sin dificultad. Al entrar en una pequeña pieza abovedada, la luz se encendió de nuevo automáticamente, pero esta vez la iluminación era excelente. En la pieza, sólo había una mesa y una silla. Y sobre la mesa un pequeño computador portátil. Trompel se acercó y se sentó frente al computador. En este instante, la puerta se cerró con un golpe seco. La sorpresa lo hizo sobresaltarse y casi botó la silla. - Espero que Lefranc no hizo toda esta jugareta para terminar encerrándome aquí hasta matarme de hambre y sed -se dijo-. La respuesta sin duda está en este computador. Lo enciendó, molesto. Después de una rápida carga del sistema operativo, apareció la cara de Antoine Lefranc y empezó a hablar: - Sr Trompel... Si es ud el Sr Trompel, por cierto... Espero que no esté muy enfadado porque cerré la puerta. Se abrirá de nuevo cuando haya demostrado que es la persona que espero. Si no, se quedará aquí por siempre o hasta que el verdadero sr Trompel lo libere. - Le voy a hacer una serie de preguntas. Responda en forma breve. El programa analizará y validará sus respuestas. ¿Cuál fue el arma del crimen de mi hijo? - Un puñal. - Ésto lo sabía también el asesino y otros investigadores. Vayamos a algo más personal: ¿Cómo supo quién lo mató? - Por la confesión del asesino, cuando yo estaba en El Alto. - ¿Qué fue lo inesperado que encontró en el cuerpo de mi hijo? - Un tatuaje - ¿Qué es lo que representaba? - Un sol. - ¿Qué tenía de extraordinario? - Nadie le había visto jamás un tatuaje y parecía muy fresco. Trompel empezó entonces a recordar la investigación de la desaparición de Guy Lefranc que le había conducido unos años antes a Chile y Bolivia.

2ª Parte Capítulo 4 Era el año 2004, una mañana de marzo. Jef estaba en su oficina de la calle Fossé aux Loups. Hacía sólo un par de semanas que había dejado de trabajar como inspector de la Policía Judicial belga. El teléfono sonó y el investigador privado oyó una voz desconocida:


- El señor Joseph Trompel? - Él mismo, para servirle. - Me llamo Antoine Lefranc. Quisiera encargarle un trabajo, al menos si habla español. - Hablo español, francés, flamenco, bruselense, árabe, inglés: todo lo que se habla en Bruselas y que puede ser útil en mi profesión. - Ésto es importante porque el asunto que me preocupa lo obligará probablemente a viajar a Chile. - Dígame de qué se trata y le diré si cabe dentro de mis posibilidades. - Bien. Se trata de lo siguiente: mi hijo se fue a Chile hace tres años. Pronto habrá pasado un mes desde que recibimos sus últimas noticias y debería haber llegado de vuelta la semana pasada. Y acabo de recibir un e-mail que me pide un rescate por su liberación. Y nada menos que un millón de dólares. Logré contactar a un sacerdote belga que vive en Santiago y lo conocía bien pero, según él, mi hijo dejó el país en la fecha prevista, después de una extraña acusación de acoso sexual. No podemos recurrir a la policía chilena por cuanto oficialmente dejó este país. Y es posible que un organismo local de seguridad esté implicado en esa acusación. Según la policía belga, que acabo de consultar, es seguro que no llegó aquí. Es el comisario Servais el que me dió el nombre suyo y su teléfono, diciendo que me podría ayudar. Quisiera saber donde está mi hijo y qué pasó con él. Y si es posible evitar o reducir el rescate, por cuanto no dispongo de esa cantidad de dinero. Si puede hacerse cargo de este caso, ¿cuáles serían sus condiciones? - Si no tuviera ningún contact en Chile, rechazaría posiblemente su pedido. Pero tengo un primo que es profesor de la Universidad Católica de Santiago y podrá sin duda ayudarme en caso de necesidad. El sacerdote belga que ud señala será también seguramente de gran ayuda. En cuanto a las condiciones, le pediría quinientos euros por semana más los gastos de viaje -transporte y alojamiento- así como eventual pago de informadores. Le haría al menos un informe por semana para justificar la semana siguiente y mis desplazamientos. - ¿Puedo también fijar mis condiciones? - ¿Cuáles serían? - Primero un contrato escrito. Luego la posibilidad de reevaluar la situación y suspender eventualmente su encuesta al recibir cada informe suyo. Los viajes fuera del trayecto BruselasSantiago y escalas intermedias deberían ser previamente aprobadas por escrito. Y la encuesta no podría durar más de dos meses. Nuestros medios económicos no nos lo permitirían. Máxime si debemos pagar un rescate. - De acuerdo. Pienso que si no tengo resultados en seis semanas, me sería imposible resolver el caso. Y, evidentemente, lo lamentaría mucho. - ¿Cuando puede empezar? - Acabo de hacerlo. Mañana tendrá el contrato. Quisiera ver el e-mail que recibió, pero una copia no me sirve: debo poder acceder al original, para tratar de detectar su origen. ¿Puedo ir a visitarlo? Aprovecharía también de interrogarle más detalladamente acerca del desaparecido. ¿A propósito, cómo se llama? - Se llama Guy Lefranc. Yo soy Antoine y mi esposa se llama Louise. Puede venir mañana por la mañana si lo desea. La dirección es bulevar Lambermont 1485, en Schaerbeek, cerca del parque Josaphat.


Después de ponerse de acuerdo acerca de la hora, Trompel y Lefranc colgaron el teléfono. Trompel bajó desde su oficina y salió a la calle, la rue Fossé-aux-Loups, y entró, algunas casas más abajo, en la agencia de viaje "Air Stoper" que usaba frecuentemente. Pidió un boleto para Santiago de Chile, lo más pronto posible. La conexión más rápida era Bruselas-París-Buenos Aires-Santiago por Air France y estaría en cabeza de la lista de espera para dos días más tarde. No había otra posibilidad hasta tres semanas más tarde. Salió de la agencia y tomó de regreso hacia la izquierda, entrando en la librería Castaigne. Ahí, compró una guía turística sobre Chile, que contenía entre otras cosas un mapa del centro de Santiago. Tenerla en el bolsillo sería más práctico que tener que conectarse a Internet cada vez que necesitase una información. El día siguiente, a la hora convenida, entraba en la casa de Antoine Lefranc, frente al parque Josaphat. Lo recibió su cliente y lo hizo subir a su oficina, que no estaba en la planta baja. Ofreció al detective una silla delante de su escritorio y tomó asiento en la butaca ejecutiva de cuero, al otro lado de la mesa. Luego explicó: - Este mensaje electrónico, después del atraso de mi hijo, me dejó muy intranquilo. Como le dije ya, llamé en seguida por teléfono al padre Bochout, el coordinador de los sacerdotes belgas en Chile y párroco de San Cayetano, donde Guy estuvo un tiempo. Me dijo que mi hijo había salido en la fecha acordada y creía que estaba ya aquí. No sabía nada acerca de dificultades en su viaje de regreso y no creía que las acusaciones -descartadas- de acoso sexual del cual había sido objeto pudiesen ser el origen de un secuestro. - Veamos primero ese e-mail. ¿Ud está connectado a Internet en este momento? - Así es. En seguida se lo muestro. Lefranc manipuló su ratón y luego dió vuelta a la pantalla para que la viera Trompel. El mail decía: Guy en notre pouvoir Mettre un millon de dolares sur compte 81-72-377694-136 International Bank Caiman Island Avez une semaine Non police ou mort (Guy en nuestro poder Poner un millón de dólares en cuenta... Tiene una semana No policía o muerte)

El remitente era tupac@gmail.com y el mail estaba acompañado de una foto que debía ser descargada. Trompel decidió verla después. Ahora debía ver los datos complementarios del envío, para tratar de saber de dónde procedía. Pinchó en la orden que permitía ver más detalles del origen del mensaje pero, de algún modo, los datos sobre el lugar de despacho y el servidor de origen estaban pervertidos e inutilizables. Quién mandó el mensaje sabía cubrir sus huellas. Antoine Lefranc le contó entonces la historia de su hijo. Había estudiado en el seminario para América Latina de Lovaina y había partido a Chile hacía tres años, después de ordenarse


sacerdote. En Santiago, había sido destinado a la parroquia de San Gregorio, en un barrio pobre y de mala fama. Todos los sacerdotes extranjeros eran enviado a este tipo de parroquia. Al parecer el arzobispado contaba con que fuesen bien recibidos -lo cual era cierto- y también con que traerían apoyo financiero desde sus países de origen, lo cual no era tan cierto. Era muy difícil vivir con lo poco que la Iglesia pagaba a sus sacerdotes. Teóricamente los gastos de una parroquia debían ser cubiertas por el aporte de los fieles pero pocas veces éstos alcanzaban. Antoine tuvo que enviar varias veces dinero a su hijo solamente para que viviera decentemente. Hacía unos meses había sido acusado de acoso sexual por la secretaria parroquial. Estuvo detenido tres meses por no tener con que pagar la fianza. Fue inmediatamente suspendido de sus funciones por el cardenal. La investigación duró dos meses más, que pasó alojado en la parroquia del padre Bochout. En el juicio fue finalmente absuelto y la secretaria fue imputada por falsa denuncia. El padre Lefranc podría haberla demandado pero no lo hizo, aplicando el principio cristiano del perdón. El arzobispo le ofreció otra parroquia pero, como tenía derecho a tomar vacaciones en su tierra, decidió regresar a Bélgica y confidenció por carta a su padre que tenía buenas razones para no volver luego a Chile. Pero no se las detalló. Pensaba quizás explicárselas personalmente a su vuelta. Ésta era toda la historia. - ¿Podría este secuestro estar relacionado en el asunto del acoso sexual? -preguntó Trompel. - No tengo motivo alguno para creerlo. Pero no me he enterado de qué fue lo que llevó la secretaria a acusar a mi hijo. - Podría haber ahí una razón y, al fallar el juez a favor de su hijo, se pasó a otra fase para tratar de castigarlo por algo. - Puede ser. Y ésto, en este caso, es justamente lo que tendría que dilucidar ud al viajar a Santiago. Trompel abrió entonces la foto adjunta. Mostraba a un joven que tenía extendido delante de su pecho la portada de un diario. El detective amplió la foto y pudo leer el título y la fecha: era El Mercurio de dos días atrás. - ¿Sabe ud de dónde es este diario? -preguntó. - No lo sé. ¿Pero debería ser de Chile, no cierto? - En efecto. Pero trataré de comprobarlo en Internet. Podría ser una pista. En todo caso, lo único importante -y por ésto se la mandaron- es que demuestra que Guy estaba vivo anteayer. ¿Podría imprimirme esta foto? - No faltaba más. Le daré además otras fotos de Guy, en caso de que las necesite para interrogar posibles testigos u obtener ayuda en su viaje. - Se lo iba a pedir. Gracias. - ¿Puedo servirle en algo más? - No lo creo. Saldré mañana para Chile y estaré ahí pasado mañana. Sólo quedarán unos tres días para que se cumpla el plazo fijado por los secuestradores. Le sugiero que esté listo para cumplir sus exigencias si no logro un resultado en tan poco tiempo. - Puede estar seguro de que haré todo lo necesario. Pero si hemos de llegar a este punto, le agradecería quedarse allá hasta saber de mi hijo. - ¡Cuente conmigo! Lo mantendré al tanto de todos mis pasos.


Se despidieron entonces y Trompel se fue a hacer sus maletas para salir el día siguiente. Antes, sin embargo, se conectó a Internet y buscó el diario El Mercurio. Apareció de inmediato la edición del día y pudo verificar que era un importante diario de Santiago de Chile. Buscó la fecha de la edición que había visto en la foto de Guy Lefranc y coincidía perfectamente: los secuestradores no habían hecho ninguna trampa. El viaje de París a Santiago fue un verdadero suplicio. El avión estaba completo y no había, por lo tanto, ninguna posibilidad de ocupar un segundo asiento. Además, muchos pasajeros había transgredido el límite autorizado de equipaje de cabina y muchos bultos sobresalían de los espacios bajo los asientos. Estirar las piernas era así una misión imposible. El respaldo del sillón 'reclinable' rehusaba retroceder más de quince grados. El vecino, por su parte, parecía querer pasar la noche leyendo y no apagaba su lámpara de lectura. Trompel decidó entonces sacar su gorra de su bolsa de viaje y se la plantó sobre los ojos. Se dió vuelta de un lado, luego del otro. Dobló las piernas para acurrucarse, luego se estiró de nuevo. Así, pasó cada mediahora cambiando de posición y la noche llegó finalmente a su término. Al llegar a las ocho de la mañana local al aeropuerto Comodoro Arturo Merino Benítez de Santiago, se hizo llevar al hotel San Cristobal, que el comisario Servais le había sugerido porque su ayudante se había alojado ahí en una investigación que lo había obligado a llevar un preso a Santiago. Desde el hotel, llamó inmediatamente al padre Bochout, explicándole su misión. El sacerdote le confirmó que Antoine Lefranc le había avisado de su llegada, pidiéndole su cooperación y le invitó a ir a almorzar a su parroquia, para conversar detenidamente. Le indicó entonces que tomara un taxi y que se hiciera llevar hasta Santa Rosa con Comandante Riesle, un cruce que quedaba a unas cinco cuadras de la parroquia. - Yo le esperaré en la esquina a la una y media -le dijo-. Nadie le traería hasta la parroquia misma porque se encuentra en la población La Legua, uno de los barrios de peor fama de Santiago y ningún taxista se atravería a entrar ahí. Tampoco conviene que se desplace solo, porque lo asaltarían. Conmigo, al contrario, no habrá ningún peligro. A la hora convenida, Trompel se bajaba del taxi a la entrada de la población La Legua y el padre Bochout se apresuraba a saludarlo para llevarlo hasta la parroquia. Le explicó que el nombre del barrio se debía a su distancia desde el centro de la ciudad: a una legua (4,8 kilómetros) al sur de la Plaza de Armas de Santiago. En el camino pudo observar calles angostas con pequeños montículos y muy pequeñas casas de colores que parecían hechas de placas de concreto prefabricadas. Y grupos de jóvenes reunidos en las esquinas que lo miraban con curiosidad y cara de pocos amigos. El sacerdote le explicó que éste era uno de los lugares más peligrosos del país por la cantidad de droga y armas que circulaban entre sus habitantes, sobre todo entre menores de edad. La Policía de Investigaciones había logrado desarticular importantes bandas rivales pero en el último año se habían consolidado nuevos grupos criminales, compuestos por adolescentes de entre 13 y 17 años, quienes eran familiares de los narcotraficantes detenidos. Según la policía, estos jóvenes manejan pequeños arsenales de


pistolas 9 milímetros y armas hechizas, las que ocultan en casas de vecinos, quienes reciben dinero por la ayuda. Aunque la policía realiza 10 allanamientos mensuales, los cuales arrojan cerca de 50 detenidos, el problema no disminuye. Los detenidos vuelven apenas terminada su condena o bien a los pocos días porque la cantidad de droga que se les incauta es mínima y los portadores son menores de edad. [El Mercurio, 22-02-2009] Llegados a la parroquia, abordaron el tema del secuestro del padre Lefranc. El padre Bochout expresó su preocupación pero no le encontraba explicación. Trompel le preguntó por el juicio que había precipitado la partida de su colega, pero el sacerdote le contó lo mismo que ya le había dicho Antoine Lefranc, sin poder darle más detalles. Junto a ellos almorzó un joven que el padre Bochout presentó como dirigente de la juventud parroquial. Éste contó que se había hecho amigo del padre Guido -como lo llamaban todos en Santiago- y que éste le había comentado su especial interés por la arqueología. Incluso habían ido juntos a San Pedro de Atacama, a visitar el museo del padre Le Paige, un sacerdote jesuita belga que había sido el primero en excavar en el desierto de Atacama y encontrar ahí los restos de una antigua cultura. El padre Lefranc le había comentado, poco antes de su partida, que en el viaje de regreso hacia Bélgica planeaba visitar Tiahuanaco, en Bolivia, y el Cuzco y Machu Picchu en Perú. Así que debió tomar un vuelo hacia La Paz, que era de dónde se llegaba a Tiahuanaco. De ahí se podía cruzar el lago Titicaca y seguir hacia el Cuzco y luego Lima, que era quizás el trayecto proyectado. Trompel preguntó cómo podría verificarlo y el padre Bochout le dijo que podía consultar la agencia de viaje que tenía una oficina en el primer piso del arzobispado, en la calle Erasmo Escala, que era donde todos los sacerdotes compraban sus pasajes aéreos. Cuando estaban terminando el almuerzo oyeron disparos y el tableteo de armas automáticas. Un joven, el hijo de la cocinera, entró corriendo en el comedor. - ¡Los tiras (detectivas) están atacando Emergencia! Llegaron hasta con carros blindados. - Cruzamos el sector de Emergencia cuando lo traje aquí -explicó el párroco a Trompel-. Es el sector más pobre y donde se concentran los traficantes. La policía cierra y revisa regularmente el sector para arrestar a los delincuentes e incautar las armas que ocultan ahí. Pero la batalla es cada vez más violenta. Por ello, desde algún tiempo, la policía sólo puede entrar ahí con carros blindados. Será mejor que se vaya por otro lado: sería imposible volver ahora por donde ha venido. En consecuencia, el párroco llevó al investigador del lado opuesto del barrio y lo dejó cerca de la fábrica de textiles Sumar, de dónde salían minibuses hacia el centro de Santiago. Le dijo que llegaría a la Alameda, que reconocería fácilmente. Bajándose del bus algunas cuadras después del palacio de la Moneda estaría cerca de las oficinas del Arzobispado. Después de media hora de trayecto, Trompel entró en la agencia de viaje. Primero no quisieron informarle acerca del viaje del padre Lefranc pero explicó entonces la razón de su investigación y dejó en claro de que, si no le contestaban, la policía seguramente llegaría a


hacer la misma pregunta, ya que él se entrevistaría al día siguiente con un inspector de la Policía de Investigaciones. Le revelaron entonces que el trayecto contratado era Santiago, La Paz, Sao Paulo, Madrid, Bruselas. El comisario Servais había dado a Trompel el nombre y el teléfono del comisario Figueroa, de la PDI de Santiago, con quién había estado en relación por el caso Artecal. De vuelta a su hotel hacia las cuatro, Trompel llamó a ese número de teléfono. El comisario chileno lo citó para el día siguiente a las nueve de la mañana. Así, poco antes de las nueve, después de tomar desayuno en el hotel, tomó un taxi que bajó siguiendo el río Mapocho hasta cruzar un puente frente a la antigua Estación Mapocho, de dónde partía antiguamente el tren a Argentina pero que había sido transformada en centro cultural, según le contó el conductor. Apenas terminó la explicación, paraba ante el gran edificio del cuartel central de la Policía de Investigaciones, en la calle General Mackenna. Cuando Trompel se encontró con el comisario Figueroa, éste le señaló que no tenía relación alguna con el tipo de hecho que el belga le relataba: él se dedicaba al control del patrimonio histórico, persiguiendo a los ladrones de obras de arte, falsificadores y traficantes. Pero ésto, de todos modos, le permitía averiguar si una persona había abandonado el país y cuando. Así que llamó a la oficina de migraciones y se confirmó que Guy Lefranc había efectivamente dejado el país en la fecha señalada por Trompel, con destino a La Paz. Recomendó entonces a Trompel, si viajaba a esta ciudad, contactar ahí al inspector Julio Cardoso del Departamento Quinto, la fiscalía interna de la policía nacional, antes de tomar contacto con cualquier otro policía porque, debido sobretodo al narcotráfico, había muchos policías corruptos, en los cuales no se podía confiar. Menos aún, por lo tanto, en un caso como éste.

Capítulo 5 El avión para La Paz debía salir de Santiago a las 8.15 y la compañía chilena LASCO había citado a sus pasajeros a las 6.15 en el aeropuerto. Trompel encontró esta anticipación exagerada y la atribuyó a la tradicional falta de puntualidad de los chilenos. Pidió por lo tanto un taxi para las 6.15 y llegó media hora más tarde à Pudahuel, cuando el alba empezaba a teñir de rojo las cumbres de los Andes. Después de hacer fila durante unos quince minutos en el mostrador de la línea aérea quiso pasar el control de migración sin esperar la llamada por los parlantes. Pero descubrió entonces que la cola para pasar este control atravesaba toda la terminal aérea. Cuatro aviones debían salir antes de las ocho y había solo dos policías para verificar los pasaportes. Un cuarto de hora más tarde, la fila empezó a avanzar más rapidamente: habían llegado seis otros aduaneros. Pero los retrasos ya se habían acumulado, la salida atrasada de un avión bloqueando la del siguiente. Partieron una hora después de lo previsto. Era mediodía cuando hicieron escala en Arica, la ciudad más norteña de Chile, cerca de la frontera peruana. Después de media hora en tierra y otra media hora de vuelo, el capitán anunció por fin que estaban por aterrizar en La Paz. Instalado en una ventanilla, el detective pudo contemplar el lago Titicaca, muchas veces señalado como el más alto del mundo -pero le ganaba el lago Chungará, en Chile-. Entre algunas nubes dispersas, se veían las islas artificiales


hechas de gran cantidad de juncos que flotaban en las aguas azules. A pesar de que el avión descendía, Trompel no pudo ver si estas islas eran habitadas, aunque le habían dicho que algunas sí lo eran. Minutos más tarde, por fin aterrizaban en El Alto, la terminal aérea construida en la planicie que domina la capital boliviana. Al pasar el control de extranjería, le pidieron su certificado de vacunación. No tenía ninguno y explicó que nadie le había avisado de ello: hacía veinte años que no se pedía para América del Sur. Entonces le hacieron pasar a una pequeña oficina lateral. Al parecer, nadie más había sido interpelado por falta de vacunación. ¿Todo el mundo la tendría? ¿O se trataba más bien de que parecía ser el único "gringo" en ese vuelo? ¿Lo pondrían en cuarenta o lo devolverían a Chile? Ante su pedido de explicación, le dijeron que en la selva del Oriente, había riesgos de fiebre amarilla y de malaria y le preguntaron si iba a ir allá. Contestó que no, que pensaba quedarse en La Paz. Entonces le pidieron diez dólares y le dieron un certificado de vacunación contra la fiebre amarilla. Pero no lo inyectaron ni le exigieron cuarentena. Entendió entonces perfectamente: todo se arreglaba con una coima. Para recuperar su maleta debió ir a una bodega ya que las cintas transportadoras ya habían dejado de funcionar. Y buscarla entre una cantidad de otras maletas, quizás perdidas o destinadas a ser embarcadas en otros vuelos. Finalmente la encontró y se encaminó a la salida donde se vió obligado a tomar un taxi. Como se había demorado en la "oficina de vacunación", los buses que iban a La Paz habían desaparecido. El taxista le explicó que deberían tomar una ruta inhabitual, para evitar el pueblo de El Alto que acababa de ser ocupado por la narcoguerrilla del Sendero del Sol. Habían volado parte de la comisaría con un cohete loew, se habían tomado la alcaldía y habían linchado al alcalde. Quién mandaba ahora en la pequeña ciudad era el comandante Tupac Inti. Después de más de media-hora por caminos de ripio llegaron por fin a la ruta asfaltada que bajaba hacia el estrecho valle en que está contruída la capital administrativa del país. El taxi dejó a Trompel en el hotel Internacional, en la central avenida 16 de Julio o Paseo El Prado. Ahí había reservado una habitacion a través de un sistema de reserva en Internet. Pero no encontraron su reservación y le dijeron que el hotel estaba completo. Aunque pasó otro billete de diez dólares al recepcionista, éste no descubrió ninguna habitación libre pero le recomendó el hotel Ballivian, en la calle del mismo nombre. Aunque no quedaba muy lejos, tuvo que tomar otro taxi porque, para un extranjero, a más de cuatro mil metros de altura, era imposible subir cuestas cargando una maleta, lo cual era indispensable para llegar a esa calle. En La Paz, con excepción de la avenida principal, en el fondo del valle, todas las calles suben y bajan abruptamente. Y sólo pudo tomar un taxi cuando llegó otro pasajero al Internacional, por cuanto los taxis ordinarios son todos colectivos y evitan los pasajeros que van en direcciones transversales, más aún si tienen maletas.


Cuando llegó al otro hotel, le dijeron nuevamente que estaba completo, pero los diez dólares fueron suficientes para que se le entregara la llave de una habitación. Por el cansancio debido a la altura y a las peripecias de su llegada, no tuvo ánimo para hacer otra cosa esa tarde. Comió un sandwich en el bar del hotel y se acostó temprano. Una explosión seguida de un corto ruido de cascada lo despertó sobresaltado. Se aprestaba a esconderse debajo de la cama para protegerse cuando, más despierto, se dió cuenta de que un vecino poco consciente de las conveniencias acababa de utilizar el sanitario colindante. Una mirada al reloj le reveló que eran a penas la una y media de la madrugada y que no había dormido unas cuatro horas. Maldiciendo el ruido intruso, trató de volver a dormir pero parecía que la parte analítica de su cerebro había decidido otra cosa y prefería pasar revista a los últimos acontecimientos de Santiago. Lo que le había dicho el padre Bochout a la pasada sobre el tráfico de drogas en su parroquia le había llamado la atención y, antes de salir de Santiago, había comprado una revista que contenía un extenso reportaje sobre el tema. Encendió la luz, buscó la revista y se puso a leer. El artículo se basaba en un informe de Naciones Unidas [real, divulgado en junio 2008], que partía con Argentina, donde se había registrado la mayor tasa de consumo de cocaína de América del Sur y la segunda del continente, sólo superada por EE.UU. Pero no era productora. La droga venía directamente de Bolivia o de Chile. Chile había sido tomado como pasadizo, especialmente para enviar droga desde Perú y Bolivia a Europa. Trompel ya sabía lo que pasaba en barrios como La Legua. Pero leyó además que, en las poblaciones (barrios) del sur de Santiago, los narcos recurrían a antiguos miembros de los grupos subversivos de extrema izquierda. Muchos de éstos se pusieron a la venta en la segunda mitad de los 90, cuando los asaltos a bancos y a transportes de valores se fueron haciendo más riesgosos. "Gente que luego de luchar contra la dictadura de Pinochet quedó a su suerte tras el retorno de la democracia." A través de ellos los traficantes tuvieron acceso a mejores armas, aprendieron a eludir seguimientos policiales y a minimizar intercepciones telefónicas. Así, a cambio de una paga o participación en las ganancias, pudieron hacer crecer su negocio, sin temor a las "quitadas" o secuestros expres de otras bandas. [El Mercurio – Revista El Sábado, 7-02-2009] En el Perú, igual que en Colombia, los narcos se habían unido a la guerrilla, en este caso el Sendero Luminoso. Pero ambos habían sido derrotados en tiempos del presidente Fujimori y, en la actualidad, se oía hablar muy poco del tráfico en ese país. Era indudable, sin embargo, que servía aún -al menos- de corredor para encaminar droga desde Colombia hasta Chile ya que eran numerosos los decomisos realizados por la policía chilena en el extremo norte y en el aeropuerto de Pudahuel (Santiago) cuya procedencia era el Perú. Aunque mucho menos importante que Colombia, Bolivia es un productor natural de cocaína -de hecho el tercio de la producción mundial- por cuanto las plantaciones de coca son legales ahí, por formar parte de la cultura ancestral de las antiguas poblaciones quechua. Su destino parecía de este modo inevitable: seguir el camino de muchas naciones latinoamericanas y convivir con el narcotráfico, con su dinero y con las muertes que producen esas fortunas.


"Ningún país alberga al narcotráfico sin comprometer, más pronto que tarde, a su propio Estado en esos intereses. Y ningún Estado se limpia fácilmente del narcotráfico una vez que éste lo perforó, porque no hay dinero lícito capaz de alcanzar la grandiosa generosidad del dinero fácil e ilegal." [El Mercurio, 21.08.2008] Si bien la crónica periodística hablaba frecuentemente de los crímenes de los carteles colombianos y mexicanos, Bolivia no estaba exenta del flagelo, aunque aún -al parecer- menos sangriento. Sin embargo, en lo que iba del año había habido una veintena de asesinatos en la capital boliviana y sus alrededores, todos relacionados con el narcotráfico, según confirmaban las investigaciones policiales. Los más recientes fueron los de dos ciudadanos colombianos asesinados en un popular centro comercial y tres empresarios argentinos acribillados y arrojados en un descampado. Uno de estos últimos había hecho un considerable aporte a la campaña electoral del presidente el año anterior, y era proveedor de fármacos a los servicios sociales del Estado. Otro artículo era una transcripción del Wall Street Journal sobre lo que ocurría en México. Pero ya no le interesaba tanto lo que ocurría en la frontera con Estados Unidos. Le interesaba el tráfico entre Bolivia y Chile. Con los comentarios del padre Bochout, algunos circuitos de su cerebro se habían puesto en marcha y su intuición le decía que podría haber una relación con lo ocurrido al padre Lefranc. El comisario Figueroa le había dicho que los secuestros eran cosa muy poco frecuente en Chile. Pero lo eran en Colombia y en México, donde imperaba el narcotráfico. ¿Habría tenido el padre Guido algo que ver con ello? Finalmente el sueño lo venció. Apagó la luz y se quedó dormido. En la mañana siguiente se dirigió a la dirección que el padre Bochout le había dado de una pequeña cooperativa dirigida por voluntarios belgas en La Paz. Estaba en la misma calle Ballivian, a unas quince cuadras de distancia. La calle iba en ligera pendiente, de bajada, así que se fue a pie. En la dirección señalada, encontró una pequeña tienda de artesanía dirigida por una mujer. Se presentó de parte del padre Bochout y la mujer le respondió en francés. Era la administradora. Trompel le explicó que buscaba a Guy Lefranc. Que éste había salido de Santiago en dirección a La Paz pero que luego había desparecido y que se pedía un rescate por un supuesto secuestro. Se mostró muy soprendida. El padre Guido les había visitado en efecto y había alojado con el padre Verhelst, pero había partido para El Cuzco, de donde debía seguir su viaje. Trompel insistió en preguntar si ella no había observado nada extraño durante la estadía del padre Lefranc. Recordó entonces que, un día que visitaba el mismo local donde estaban, le habían abordado dos desconocidos y que habían conversado bastante largamente. No habían mirado los productos, sino que se habían dirigido directamente al sacerdote. Como ella iba y venía, atendiendo algunos clientes que entraban y salían, no pudo oír mucho. Pero estaba cerca cuando entraron, pensando atenderlos. Uno de ellos, al abordar el padre Guido, le había dicho que era chileno y que lo había conocido en Santiago. Más adelante le pareció que había una pequeña discusión y el padre negaba repetidamente con la cabeza. Cuando los hombres salieron, uno de ellos dijo en voz muy alta "Nos volveremos a ver". Ella le preguntó a su compatriota si había algún problema y le contestó que eran unos sinvergüenzas que querían


estafarlo. Ésto era todo. Podía dar una descripción aproximativa de los dos hombres, pero no lo suficiente para confeccionar un retrato robot. No había tenido mucho tiempo para observar sus caras, teniendo que atender a otros clientes. El investigador volvió lentamente, a pie, a su hotel pensando en este encuentro. Así que Lefranc había sido abordado por hombres que sabían de su viaje y lo habían podido encontrar. Y sin duda lo habían amenazado. Pero, al parecer, no le dió suficiente importancia y, probablemente en su trayecto hacia la frontera peruana, había sido interceptado. Debería asegurarse de que no había salido de Bolivia. Era el momento de contactar al policía boliviano que le habían recomendado. En el hotel averigüó donde estaba el cuartel central de la policía y se hizo llevar ahí. Pidió hablar con el inspector Julio Cardoso, del Departamento Quinto, como le había recomendado el comisario Figueroa en Santiago. Le pidieron su pasaporte y preguntaron quién lo enviaba, así que dió también el nombre del policía chileno. Después de una llamada telefónica interna, le dijeron que subiera al tercer piso, donde le estarían esperando. No había ascensor. Después de una laboriosa subida, llegó resollando al piso indicado. ¡Imposible olvidar la altura de La Paz! Había un escritorio en el descanso de la escalera y le pidieron de nuevo que enseñara su pasaporte. Luego le dijeron que pasara a la tercera oficina después de la mampara que estaba en la mitad del corredor. Avanzó lentamente para recuperarse del esfuerzo. Al llegar a la puerta indicada, ésta se abrió y un hombre de edad, alto y enjuto, se presentó y lo hizo pasar. - Soy el inspector Cardoso. Así que lo envía mi buen amigo Figueroa, de Santiago. ¿Cómo está el hombre? ¿Siempre dedicado al arte? - Está muy bien y sigue persiguiendo a ladrones y falsificadores. - ¿Y qué puedo hacer por ud? ¿Por qué lo mandó aquí? Entiendo que ud es belga. ¿Qué le llevaría a necesitar servicios policiales en este país tan lejano? Trompel le relató entonces lo del secuestro y lo que ya había averiguado en Bruselas, Santiago y La Paz, como investigador privado contratado por el padre del desaparecido. Y también el consejo de Figueroa de no acudir a la policía boliviana sin pasar por Cardoso. - Figueroa tenía mucha razón. Nuestros hombres de servicio en la calle no son muy confiables, pero se limitan generalmente a pequeñas coimas. Con los inspectores y detectives, la cosa es más compleja. Varios están complicados con el narcotráfico y mi trabajo aquí consiste en descubrirlos. Pero hay algo aún peor en estos días. Habrá sabido que la guerrilla del Sendero del Sol se tomó el pueblo de El Alto. Es un movimiento indigenista que busca el restablecimiento del Tiwantinsuyo, el imperio inca, que debería pasar a manos de los quechuas. Lo de El Alto no habría sido posible sin el apoyo de una mayoría de los policías de esa ciudad, y ésto nos complica mucho. No sabemos cuantos de nuestros hombres, aquí en La Paz y en el resto del país, pueden ser simpatizantes o incluso miembros del Sendero del Sol. Y si quien reclama el rescate de Lefranc firma Tupac Inti, queda claro que está -o estuvo- en manos del Sendero. - ¿Estuvo? ¿Podría no estar ya en su poder a pesar de que no se pagó aún el rescate? - Desgraciadamente es posible. Han ocurrido varios secuestros y, por lo que sabemos, a pesar


del pago el secuestrado apareció muerto. O no volvió a aparecer nunca. Me imagino que desea saber si le podemos ayudar. - En efecto. - No me ha dado muchas pistas, aunque todo hace pensar que esta persona ha sido perseguida por narcotraficantes. El vínculo con la guerrilla no tiene nada de extraño. El Sendero se financia con la venta de la coca, que es un cultivo tradicional de la cultura quechua. Yo lo podría contactar con un investigador confiable de la brigada anti-narcóticos. Pero están recargados de trabajo. Antes, sin embargo, conviene hacer otra cosa: asegurarnos de que no ha sido encontrado ya. Como le dije, no esperan siempre a que el rescate sea pagado. Y si debe ser pagado desde el extranjero, menos esperan que alguién venga a investigar aquí. Así que voy a poner una orden dirigida a las morgues policiales de los diferentes Departamentos, las provincias del país. Que avisen si alguién responde a su descripción. ¿Tiene ud una foto? ¿Y sus huellas dactilares? - Le puedo dar una foto: recibí varias para estos efectos. Pero el Registro Civil belga no toma las huellas dactilares y no se ponen en los documentos de identidad, así que no se las puedo facilitar. - Esperemos entonces que la foto sea suficiente. ¡Y que no encontremos a nadie aún, por cierto! - ¿Cuándo podría tener noticias? - Le pondré máxima urgencia. Así, espero tenerle noticias en el curso del día de mañana. Para no perder tiempo, también avisaré a gente confiable de la brigada de narcóticos y a los encargados del Sendero. Tenemos algunos infiltrados ahí, que podrían sernos útiles. ¿En que hotel se aloja ud? - En el Ballivian. - No es muy bueno que digamos. - No, pero en el Intercontinental dijeron que no sabían nada de mi reserva y estaba completo. - ¡Algo muy frecuente aquí! Seguramente querían una coima. - Pero ni así resultó. - Mala suerte entonces. Lo siento. Bueno; quédese cerca de su hotel mañana. Lo llamaré ahí en cuanto tenga alguna noticia. - De acuerdo. Y muchísimas gracias. Realmente no esperaba tanto y tan rápido. - Para que vea que no todo anda mal aquí. ¡Hasta mañana! El día siguiente, Trompel no tuvo más remedio que quedarse a leer en su hotel, esperando el llamado de Cardoso. La Paz no era una ciudad en que se podía salir a pasear con facilidad y no le convenía alejarse si quería atender cuanto antes el llamado del policía. Compró un par de diarios, uno boliviano -para tener noticias locales- y el New York Times, que llegaba con dos días de retraso, para tener más noticias del exterior que lo poco, poquísimo, que decía la televisión local y que, por cierto, sólo podía ver en blanco y negro en su cuarto. En el diario pudo leer que, en lo que va del año, había habido una veintena de asesinatos en la capital y sus alrededores, todos relacionados con el narcotráfico según las investigaciones policiales. Un periodista denunciaba que el Estado mismo estaba permeado por el narcotráfico por cuanto el cultivo y venta de la coca es legal aunque no la producción de cocaína, pero existía un solo scanner para monitorear las cargas que se importaban o exportaban y los precursores se importaban desde Chile en forma habitual. Las fronteras, con múltiples pasos


cordilleranos no controlados, eran altamente permeables y la droga se escurría fácilmente por ellas. Y era una importante fuente de financiamiento para la guerrilla del Sendero del Sol, como lo había sido en Perú y lo era aún en Colombia. Pero Trompel no encontró más información acerca de secuestros. ¿El de Lefranc sería un hecho extraordinario? En la revista comprada en Santiago se hablaba sin embargo de dos colombianos y tres argentinos secuestrados en Bolivia. Pero el diario local no hablaba de ellos. Poco después de las doce, sonó el teléfono de su habitación. Era Cardoso. - Amigo, tengo muy malas noticias. En la morgue del Desagüadero, el puerto sobre el lago Titicaca donde se cruza hacia Perú, tenían un desconocido que corresponde a la foto que me dió. Según el reporte que me enviaron, fue encontrado por turistas cerca de las ruinas de Tiwanaku. Tenía aferrado en la mano el puñal con el cual, supuestamente, se habría suicidado. No llevaba ningún documento de identidad y, de no haber sido por mi solicitud, habría sido cremado dentro de unos días. En la situación actual, no se guardan los cadáveres por más de una semana. Debo decirle que no me habría creído la tesis del suicidio: nadie se mata de siete puñaladas. Pero los ajustes de cuentas son frecuentes y pocas veces se investiga a fondo. Pedí que enviasen el cadáver aquí para que ud lo envíe a su tierra si lo desea. Debería llegar mañana si no tenemos demasiados problemas con lo de El Alto. ¡Ese asunto sí que es complicado! Trompel agradeció la información y dijo que se comunicaría con el padre del difunto para pedir instrucciones. Luego salió a almorzar y se fue a la oficina de Correos y Telégrafos para llamar por teléfono a Bruselas. De ser posible, sería mejor hablar directamente con Antoine Lefranc y tomar juntos algunas decisiones antes que enviarle un e-mail desde un ciber-café y esperar una respuesta, sobre todo con una noticia tan mala. La conversación con Antoine Lefranc fue muy penosa, como era de esperar. El hombre quedó anonadado. Pidió un poco de tiempo para asimilar la noticia y quedaron de que Trompel lo volvería a llamar el día siguiente para ser informado de lo que debería hacer con el cuerpo. Después de su conversación telefónica con Lefranc, Trompel pasó a tomar una cerveza en el bar Daikiri del Prado. Estaba bebiendo en la barra cuando entraron dos policías. Empezaron a pedir los documentos de todos los presentes, partiendo por los más cercanos a la puerta. Cuando llegaron a la barra, Trompel les mostró su pasaporte de la Unión Europea. Lo miraron hoja por hoja. - ¡Un gringo! ¡Y viene de Chile! -dijo uno. - ¿Qué viene a hacer aquí, gringuito? -dijo el otro-. No nos gusta la gente que viene de Chile. Nos han robado el mar, y ésto no lo olvidamos. - Sus problemas con Chile no me interesan. Vine de paseo. Quiero conocer las ruinas de Tiwanaku -dijo Trompel, teniendo cuidado de pronunciar el nombre del lugar a la manera boliviana. - ¡Tiwanaku! ¡Vaya! ¿Acaso es arqueólogo? - En absoluto. Sólo un interesado en el pasado. - Pues estamos muy orgullosos de nuestro pasado. Y nos vamos a asegurar de que lo conozca


mejor. ¡Venga con nosotros! - ¿Por qué? ¿Adónde? - ¡Ya lo verá! ¡En marcha! Y lo condujeron afuera. Al borde de la vereda estaba estacionado un auto con el motor en marcha y las puertas abiertas del lado derecho. Dos hombres de civil, armados, estaban mirando la puerta del bar. - El gringo quiere conocer Tiwanaku -les dijo uno de los policías que lo empujaban fuera, haciéndoles una seña. Los civiles sujetaron entonces a Trompel y lo introdujeron en el auto que partió raudo hacia lo alto de la ciudad. El belga vió que tomaban la carretera hacia el aeropuerto. ¿Lo irían a deportar? Aunque sabía que también era la ruta hacia Tiahuanaco, no pensaba que hombres armados lo llevarían a una visita guiada de las ruinas. Y no fueron ni hacia el aeropuerto ni hacia las ruinas. Llegaron al pueblo de El Alto. Había una barricada a la entrada de la calle y unas sentinelas que les hicieron parar. Hubo un intercambio en un idioma que Trompel no entendía, probablemente quechua., y luego el auto siguió camino hasta pararse frente al puesto de policía. Así que estaba en manos de los rebeldes que se habían tomado la pequeña ciudad: el Sendero del Sol. Sin mediar palabras, lo condujeron adentro y, al fondo del recinto, lo encerraron en una celda. No tenía más de dos metros por dos, estaba cerrada con un gran reja y estaba absolutamente vacía. Después de un tiempo de espera de pie, optó por sentarse en el suelo. Oía constantemente voces y ruidos de pasos. El tiempo pasó lentamente. Se aburrió y se puso a gritar: - Soy belga. Quiero hablar con Tupac Inti. Vengo a negociar el pago de un rescate. Lo repitió varias veces hasta que un hombre vestido con un poncho a la usanza indígena y armado de una metralleta se acercó. - ¡Así que quieres hablar con Tupac Inti! ¿Quién te crees que eres? ¡Nadie habla con él! Es nuestro jefe, pero nunca lo hemos visto. ¿Por qué lo verías tú? - Pidió dinero por el rescate del padre Guido Lefranc. Vengo de parte de Antoine Lefranc, para discutir el pago del rescate. - ¿Por qué debería creerte? Los asuntos de Inti son asuntos de él. No sé quien es ese padre. Jamás he oído de él. - ¿Por qué me retienen aquí? ¡Entré legalmente y no he cometido ningún delito! - Pero algo sabes de Tupac Inti. Y lo acusas. No eres un amigo. Viniste a espiar y te encontramos en La Paz. No nos gustan los gringos fisgones. Pronto tendrás tu merecido. Y el hombre se fue, dejando a Trompel aún más azorado que antes. Cuando ya oscurecía, otro hombre se acercó a la reja. Éste llevaba un uniforme, pero no supo si era policial o militar. - Así que éste es el gringo que quiere ofrecer un rescate por el cura parlanchin. ¡Hola, gringuito! ¿Traes plata? Ahora, eres tú quién la va a necesitar, si quieres salir de aquí. Y si te dejan.


Trompel tuvo que pasar la noche acostado en el suelo, sin haber comido y temblando de frío. En la mañana, le lanzaron un pedazo de pan y le pusieron un vaso de agua en el suelo. Para sus necesidades, descubrió un hoyo en un rincón. El olor que despedía le confirmó su uso. Para pasar el tiempo se rememoró una vez más todo lo que había hecho desde el llamado de Lefranc. No le dieron almuerzo ni hablaron con él en todo el día. Al anochecer le tiraron de nuevo un pequeño pan y le volvieron a dar un vaso de agua. Era cerca de la medianoche cuando sintió gritos y tableteo de armas de fuego afuera, seguidos de más gritos y carreras dentro del edificio. Al parecer se producía un furioso combate. El ruido se prolongó por cerca de media hora. Luego se hizo el silencio. Sintió pasos en el corredor de las celdas. Y gente que interrogaba a los presos. Cuando llegaron frente a su reja, un militar en tenida de camuflaje le preguntó quién era. Declinó su identidad y nacionalidad, explicando que había sido secuestrado en La Paz. - Tenga un poco más de paciencia -le dijeron-, vamos a confirmarlo. Si todo es correcto, saldrá de aquí en un par de horas. - ¿Qué pasó? -preguntó. Pero no le contestaron. El militar ya se había ido y hablaba con otro preso. Dos horas después, lo sacaban de la cárcel y un jeep militar lo llevaba a su hotel. Al salir del puesto policial, un oficial le pidió disculpas a nombre de las autoridades y le explicó que el ejército había asaltado el poblado y abatido gran parte de los rebeldes. Preguntó si habían encontrado a Tupac Inti. - No sabemos quién es. No es su nombre real. Lo más probable es que no haya estado aquí. Es más escurridizo que un pescado -le contestó el militar. En las calles de El Alto vió numerosos muertos y casas en llamas. Pero en La Paz, todo estaba tranquilo. Después de ducharse, pasó por fin una noche reparadora en una verdadera cama y no se enteró de los ruidos de las piezas vecinas. A la mañana siguiente se dirigió a la oficina del inspector Cardoso y le contó lo que le había ocurrido. - Supe anoche de su secuestro -le dijo éste-. Teníamos un hombre nuestro infiltrado en la policía de El Alto que se plegó al movimiento guerrillero y me puso al tanto. Oyó lo que el sub-prefecto le dijo a ud y éste también se vanaglorió, delante de sus compañeros, de haber "liquidado a un cura gringo que había sido un soplón de la policía chilena" y que, así, vengaba a los compañeros que habían sido detenidos en Santiago. Este hombre está preso aquí ahora, y lo estamos "cocinando". Nos tendrá que decir cómo supo de ud y cómo organizó su secuestro. Y sus cómplices caerán. Con suerte, descubriremos también los enlaces con los traficantes o la policía chilena. - Yo me pregunto cómo pudieron saber de mí y de mi relación con el caso Lefranc. ¿Cree que hay policías chilenos involucrados? Allá me dijeron que la corrupción policial era escasísima. - Sin duda se enteraron aquí mismo, posiblemente interceptando sus llamados telefónicos. No se preocupe, que tarde o temprano lo sabré y limpiaremos el servicio de estos malos elementos. Pero, como se dió cuenta, no puedo hacerme cargo de su seguridad. Será mejor que deje el país cuanto antes. ¿Que hacemos con el cuerpo del padre Lefranc?


- Hablé con su padre y estaba muy afectado. Me pidió unas horas para pensarlo, pero no tuve oportunidad de volverlo a llamar. - ¿Quiere hacerlo desde aquí? ¿Será buena hora en Bélgica? - Sería perfecto. Ahí deben de ser las tres de la tarde. Antoine Lefranc debe estar en su oficina. Trompel dictó el número y Cardoso le pasó el combinado. Hubo un breve diálogo, Trompel excusándose primero por la demora "por causas ajenas a su voluntad" -no quiso entrar en detalles y crear más confusión en su cliente- y, finalmente, devolvió el aparato al policía boliviano. - Me dijo que lo cremasen y enviasen sus cenizas a Bruselas. Y me autorizó a pagar lo que fuese necesario. - Creo poder conseguir que lo cremen hoy mismo. Así, podrá ud llevarse sus cenizas si se va mañana. Le mandaré la urna y el permiso de salida a su hotel. No vuelva a salir de ahí. Nadie se atreverá a asaltarlo adentro. Y mañana por la mañana una patrulla nuestra lo llevará al aeropuerto. ¿En qué compañía tiene pasaje? - En LASCO. - De acuerdo. También me aseguraré de que lo embarquen aunque el vuelo esté completo. Y le ruego que nos disculpe esa malísima experiencia. ¡Ojalá nos pueda volver a visitar en mejores circunstancias! - No se puede decir que la perspectiva sea muy atractiva. La altura, además, no facilita el turismo. - Ésto es cierto. Pero ud es joven y si no está enfermo del corazón se aclimataría rápidamente. ¡En fin, está claro de que no es el momento! ¡Que tenga buen viaje de regreso, y lamento una vez más lo ocurrido! Asegure al señor Lefranc que el asesino de su hijo recibirá la pena máxima. Uno de mis hombres lo va a llevar a su hotel ahora y él mismo lo llevará mañana al aeropuerto. ¡No confíe en nadie más! - Gracias por todo y hasta luego. Una patrulla llevó a Trompel de regreso al hotel. Sin nada que hacer, recogió los diarios locales del día y se puso a leer el amplio reportaje sobre los acontecimientos de la noche anterior. Supo así que las unidades del ejército que habían atacado El Alto eran compuestas exclusivamente de aymarás, tradicionales competidores de los quechuas por los derechos de los indígenas. Ésto había evitado que los guerrilleros que controlaban el poblado se enterasen de la acción militar y permitió sorprenderlos, penetrando rápidamente sus defensas. Los quechuas eran los descendientes de los incas, mientras los aymaras constituían una población mucho más antigua que había sido aservida por los incas y seguía cultivando el resentimiento contra sus dominadores, como los quechuas lo tenían contra los descendientes de los españoles. La narcoguerrilla era constituída en su mayoría de quechuas que querían reconstituir su antiguo imperio en las cumbres de los Andes. El Sendero del Sol boliviano mantenía lazos con el Sendero Luminoso maoísta de Perú y éste, a su vez, con las FARC de Colombia, todos los cuales se financiaban a través del narcotráfico basado en el cultivo de la coca, un cultivo inmemorial de los indígenas, de uso medicinal y religioso en forma de infusión u hoja mascada. Pero alguién había descubierto un método químico para extraer su principio activo y centuplicar su efecto, con los consecuentas efectos desastrosos y el comercio ilegal.


Capítulo 6 El día siguiente, a mediodía, Trompel aterrizó otra vez en Santiago. Tomó nuevamente el minibus Transfer para el hotel San Cristobal. El hotel era caro, pero no tenía el deseo de buscar otro. Además, todos sus gastos serían pagados. Después de registrarse de nuevo y una vez en su habitación, llamó al padre Bochout para darle las malas noticias. Éste quedó muy compungido y le dijo que organizaría una misa para el descanso eterno del padre Lefranc para el día subsiguiente en su parroquia. Harían una misa especial a las doce del día e invitarían a los antiguos amigos y parroquianos de Lefranc. El investigador llamó luego al inspector Figueroa quién, al oir su nombre, no lo dejó hablar: - ¡Ya llegó ud! Y ahora es famoso aquí -le dijo-. Cardoso ya me contó lo que le había pasado y cómo estuvo mezclado en el asunto de El Alto. Y cómo su secuestro permitió descubrir el responsable del asesinato del padre Lefranc así como dar pistas acerca del tráfico de droga entre el Sendero del Sol y narcos de Chile. Ésto no corresponde a mi departamento, pero mi colega Fernando Gutiérrez, de la brigada de narcóticos, quiere hablar con ud, para que le dé más detalles. Le voy a avisar de su llegada. ¿Está siempre en el San Cristobal? Trompel confirmó donde estaba y le dijo que estaba a su disposición. También le habló de la misa que se haría para el padre Lefranc y que esperaba conversar entonces algo más con el padre Bochout. Luego se despidieron. Ya no tenía nada que hacer -creía- y, después de almorzar en el hotel, se fue a caminar un par de horas por el parque Metropolitano que subía desde el hotel hacia el cerro San Cristobal. Al volver, le dieron un mensaje del inspector Gutiérrez que le rogaba esperarlo ahí mismo el día siguiente a las nueve de la mañana. En la noche, recibió una llamada del padre Bochout que le dijo que la misa se haría en la parroquia de San Gregorio, donde el padre Lefranc había ejercido su ministerio, y no en San Cayetano, y le indicó cómo llegar allá. A la hora acordada del día siguiente se presentó el detective Gutiérrez. Pidió primero a Trompel que le contara cómo había llegado a La Paz y lo que le había ocurrido allá. - No sabía que ud seguía las huellas del padre Guido Lefranc -le dijo el policía-. Ésto no aparece en el reporte que hemos recibido. Sólo se nos informó que ud había sido secuestrado y luego liberado, pero que gracias a este secuestro se había podido arrestar a varios policías corruptos que también revelaron pistas acerca del tráfico de droga entre el Sendero del Sol y traficantes de Chile. Lo que me cuenta ahora arroja luz sobre algunas derivaciones del caso Lefranc. No le puedo dar todos los detalles. Existían algunos cabos sueltos que creo que podremos atar ahora. Por lo que me dijo mi colega Figueroa, algunos hombres nuestros también están involucrados y serán interrogados hoy mismo. Ahí, todo debería aclararse. Se lo agradecemos mucho. De este modo, gracias a la mala experiencia de La Paz, Trompel estableció excelentes relaciones con la policía civil chilena.


Al final de la misa de funerales varias personas hicieron un homenaje al padre Lefranc: el mismo padre Bochout explicó cómo había llegado a Chile y en qué parroquias había ejercido. También explicó cómo el investigador belga lo había encontrado, siendo incluso secuestrado también. Un miembro del consejo parroquial de San Gregorio dió cuenta de los principales logros del antiguo párroco y recordó que, lamentablemente, el sacerdote había decidido irse debido a la falsa acusión de acoso sexual de la cual había sido objeto y que había sido desechada por la justicia, restableciendo el buen nombre del padre. Terminada la misa, uno de los asistentes se acercó a Trompel. - Soy Gaspar Bagá, periodista de la Tercera. He sido un gran amigo del padre Guido. ¿Es ud el investigador que encontró el cuerpo del padre, no es cierto? - Así es. - Me parecía, porque ud tiene pinta de gringo, como se dice aquí. ¿Le molestaría contarme un poco más lo que ocurrió en La Paz. Yo también le podría dar más detalles acerca de lo que ocurrió aquí y provocó la partida del padre, si lo desea. - Me gustaría muchísimo saber más, sobre todo si ésto me puede ayudar a mí y a la policía a entender mejor lo que pasó en Bolvia. - Creo que quizás así resulte, al unir los dos relatos. Tengo auto: podría contármelo mientras lo lleve a alguna parte. ¿A su hotel quizás? - De acuerdo. Al San Cristóbal. Una vez en el auto, el belga contó los detalles de su aventura en La Paz. Y terminó explicando lo que había sabido del inspector Gutiérrez el día anterior. Llegaron al hotel y el periodista invitó a su acompañante a tomar una bebida en el bar, pasando a contarle ahí lo que él sabía. - Como ud sabe, el padre fue acusado por su secretaria de acoso sexual, cargos que fueron desechados en el juicio. La secretaria fue imputada por falso testimonio y condenada a seis meses de cárcel que fueron remitidos porque se estableció que había actuado bajo las amenazas de su marido, el cual, a su vez, fue condenado por violencia intrafamiliar. Lo que no trascendió, es que este hombre hacía de correo para los pequeños narcotraficantes del barrio y que, de algún modo, supo que el padre había oído en confesión a un conocido traficante. Éste, arrepentido y probablemente a instancias del padre, había colaborado más tarde con el OS7, la brigada especializada de Carabineros, nuestra policía uniformada. Ésto llevó a una redada en varios sectores de la capital. Aunque no ocurrió, los traficantes pensaron que el padre había traicionado el secreto de confesión. Fue por ello que el marido de la secretaria la obligó a acusar al padre, para desprestigiarlo y acallarlo. Todo ésto lo deduje porque, antes del juicio, el padre Guido me dijo que había recibido una fuerte suma de dinero de un delincuente arrepentido y consideró que debía dar cuenta de ello a la policía, pero sin revelar el nombre de esa persona ni detalle alguno. Con lo establecido en el juicio y la información pública sobre la redada, me fue fácil establecer la relación. Y con lo que me acaba de contar se explica aún mejor todo lo ocurrido. El juicio contra el padre no dió el resultado inmediato esperado pero logró que se fuera. Y cometió el error de parar en Bolivia y de conversar de ello con varias personas antes de partir. Los traficantes de aquí se enteraron de su proyecto turístico, transmitiendo la información a sus pares bolivianos, los que decidieron


eliminarlo definitivamente. Quizás pensaron que iba a ayudar a la policía anti-narcóticos boliviana como creían que había hecho en Santiago, lo cual podía resultar peligroso para ellos. - Estoy de acuerdo. Todo parece hilarse muy bien de este modo. Le agradezco esta información a nombre del padre del difunto, que ya había sido bastante sorprendido por la acusación de acoso sexual y muy apenado por la decisión del padre Guido de renunciar a su ministerio en Chile. Por cierto, lo está ahora mucho más por su pérdida, pero los datos que me acaba de dar le ayudarán a comprender mejor lo ocurrido. Estamos otra vez, en cierto modo, ante un caso de víctima del secreto de la confesión. Trompel había reservado su vuelta a Bélgica para el día siguiente de la misa fúnebre. El avión salía a mediodía, por lo cual tuvo tiempo en la mañana para leer los diarios locales. Al bajar a desayunar, había visto los titulares de los diarios ofrecidos a la entrada del comedor: todos daban cuenta en portada de la detención de varios funcionarios de la Policía de Investigaciones involucrados en el tráfico de drogas. Acordándose del periodista amigo del padre Lefranc, tomó La Tercera y leyó que habían sido detenidos varios detectives, entre ellos el sub-jefe de la brigada anti-narcóticos. Todos habían sido inmediatamente dados de baja y expulsados del cuerpo policial, ya antes de ser juzgados, como se acostumbra extrañamente en Chile. En un artículo anexo, firmado por Gaspar Bagá, se daba cuenta también de la misa por el padre Lefranc y se informaba que se acababa de descubrir que uno de los policías expulsados había sido el que había detenido al sacerdote belga. Este mismo policía, además, había pertenecido a la CNI, la Central Nacional de Investigaciones, la policía secreta de Pinochet, y había fichado ahí al padre como izquierdista. Había, por lo tanto, otro motivo de persecución que había llevado a su detención y acusación: aún existían grupos de extrema derecha resentidos por la vuelta a la democracia y deseosos de expulsar a los "rojos". Si bien Bagá explicaba que se había descubierto que el sacerdote había sido asesinado por hombres aliados al Sendero del Sol y, por lo tanto, al narcotráfico, no daba cuenta de lo que había explicado a Trompel. Mencionaba, sin embargo, que los detectives chilenos enjuiciados estaban aliados a esos traficantes bolivianos, dejando a los lectores adivinar el nexo. Trompel tomó los otros diarios pero, ahí, no encontró este tipo de comentario. Al parecer, La Tercera tenía la exclusiva gracias a él y a Bagá. Y el periodista había relacionado los hechos pero había mantenido la debida reserva sobre los detalles.

3ª Parte Capítulo 7 Volviendo de su ensoñación y de sus recuerdos, Trompel se fijó otra vez en la pantalla del computador. Después de otras pocas preguntas que sólo podían contestar él y el difunto, la prueba llegó a su fin y apareció un último mensaje:


- De acuerdo, sr Trompel. Pasó esta prueba con éxito. Me alegro por ud. Déle al notario el siguiente código: SPA 210975. Él le revelará que el testamento tiene un codicilo anexo que varía según los resultados de la prueba que acaba de pasar y le confirmará que poseo otro bien raíz. Sé perfectamente que no estará en condiciones de pagar los derechos de sucesión por la casa que le dejo. Así que le dejo ahora también otra. Se trata de un chalet cerca de Spa. Escoja y venda una de las dos: así tendrá lo suficiente para pagar los derechos por ambas y podrá quedarse con la otra. El notario también le pondrá al tanto de la creación de una fundación en recuerdo de mi hijo. Su objetivo será ayudar a las víctimas de delitos que no tengan recursos. Sólo tendrá un directorio de tres personas que decidirá los casos a considerar y le ruego que ud sea su director ejecutivo y único funcionario permanente. Se le pagará una renta mínima para ayudar a financiar su actual oficina y, si sus servicios de investigador se hacen necesarios para un caso u otro, cobrará su tarifa habitual. Acuérdese de mí y de mi hijo. y, por él, haga el bien! Podría ud, sin embargo, tener que solucionar primero un problema. Hace unas semanas recibí un nuevo e-mail manifestándome que había recuperado a mi hijo pero que no había pagado el rescate y que, por lo tanto, seguía en deuda. Me anunciaban que -de un modo u otro- me lo cobrarían. Y luego recibí en mi oficina la visita de alguién que se presentó como directivo de una empresa internacional de seguridad. Me dijo que quería que mi empresa los representase en Bélgica. No requerían infraestructura sino un registro de comercio y un sistema contable para hacer transferencias. Y prestarles el servicio "serviría para ir cancelando la deuda que había contraída en Sudamérica". Mi iban a hacer llegar más detalles, pero no he sabido de ellos desde entonces. Ésto podría no estar solucionado antes de que yo desaparezca, en cuyo caso podría ser un problema para ud. No se lo deseo pero le dejo advertido. Ésto es todo. ¡Adios, señor Trompel! La pantalla quedó fija en ese mensaje. Después de volverlo a leer y anotar el código indicado, Trompel dió la orden de apagado y se encaminó hacia la puerta, que pudo abrir sin dificultad. Sin duda alguna, al tener éxito con el interrogatorio, el programa la había liberada. Subió al sótano. Mientras se encontraba entre las viejas pinturas, sintió un ruido. Había dejado abiertas las puertas de todas las habitaciones y, así, en el silencio de la casa, la caída de algún objeto retumbó, llamando su atención. Se puso entonces a revisar toda la casa. Era extraño, porque sólo el notario y él mismo tenían llave. ¿Habría entrado alguién? Subió las escaleras y revisó las piezas. En el segundo piso encontró lo que había caído: la lámpara de un velador, en el dormitorio principal. Siguió hasta llegar a las mansardas: había dejado entreabierta una lucarna, para renovar el aire enmoecido. Pero no vió a nadie. Sin embargo algo o alguién había botado la lámpara. No estaba sólo en la casa. Cerró la lucarna y bajó revisando de nuevo todas las habitaciones. Cuando llegaba al último tramo de escalera algo pasó como un rayo entre sus piernas y alcanzó a divisar luego un gato amarillo que se precipitaba hacia la puerta de calle, donde se ponía a maullar. "¡Así que tú eres el bandido que destrozó la lámpara!" le dijo el detective, abriéndole la puerta por la cual el animal salió corriendo. Debió entrar desde el techo por la lucarna abierta. Ya era demasiado tarde para volver donde el notario. Se fue hasta la parada del tranvía 90 que recorría el bulevar y le servía para volver a su casa.


El domingo siguiente, Trompel decidió ir a ver la casa de Spa. El notario le había dado la dirección y las llaves así como indicaciones de cómo llegar. En la Estación Central tomó a las ocho veinticinco de la mañana un tren expreso para Lieja y, ahí, abordó un bus que recorría la N62 hasta Malmédy y que pasaba así por Spa y Francorchamps. La casita estaba entre estos dos pueblos y el bus le dejó muy cerca, pero tuvo que subir a pie una larga cuesta. De arriba y de la casa se tenía una vista estupenda de una parte del circuito de carreras automovilísticas de Francorchamps, donde se corría cada dos años el Gran Premio de Bélgica. Desde afuera, la edificación se apreciaba como un moderno chalet típico de vacacionistas. Al acercarse, le llamó la atención una persiana abierta que giraba en la fachada lateral. Se acercó y vió que había un vidrio roto en la correspondiente ventana. Volvió a la entrada y abrió la puerta con su llave, encontrándose en la sala de estar. Ahí, todo estaba revuelto, con libros y revistas esparcidos por el suelo y cuadros descolgados. Se puso a revisar el resto de la casa. En la cocina, que estaba justo al lado, había platos rotos en el suelo y una mancha rojiza, seca, en el suelo. Por experiencia, supo de inmediato que se trataba de sangre. La mancha había sido pisada y una huella mostraba que la persona que la había pisado había salida por la puerta trasera, que daba a un pequeño patio. Sólo un cierre vivo de baja altura separaba la propiedad del patio vecino y de la calle asfaltada, por lo que el asaltante pudo irse con facilidad y sin dejar más huella. Pero debió haber habido una pelea en la cocina. Volvió a entrar y visitó las otras piezas: un dormitorio matrimonial y otro más pequeño, los dos separados por el baño. En ambas habitaciones reinaba el mismo desorden, con el contenido de los cajones arrojados al suelo. Como nadie vivía ahí en forma permanente, no había teléfono fijo. Sacó su teléfono móvil y llamó a la policía de Spa para denunciar el hecho. Mientras esperaba a los detectives, trató de descubrir si se había robado algo pero, a primera vista, no lo podía asegurar. Cuando llegaron los policías, explicó porque estaba ahí y les dió sus primeras impresiones, como ex-colega. Era muy probable que no se hubiese robado nada, ya que el propietario sólo venía a pasar algunos fines de semana y las vacaciones, teniendo su residencia habitual en Bruselas. Pero se dijo que haría el mismo día una nueva visita allá, pero ver si también habría sido asaltada después de su propia visita. Una vez que los detectives hubiesen tomado fotos y algunas huellas digitales, salió con ellos y cerró la casa. Les dió sus señas en Bruselas y les pidió que enviasen copia de su informe a su amigo, el comisario Servais, a la PJ de la capital. Como todos volvían a Spa, le ofrecieron llevarlo y se fue con ellos. Durante el trayecto en tren, pensó que había visto lo suficiente como para estar más interesado por el chalet que por la casona frente al parque Josaphat. Ésta última era muy grande para un viudo como él y muy costosa de mantener. Al contrario, sería muy agradable refugiarse en el chalet algún fin de semana, en las vacaciones o después de alguna dura investigación. El paisaje era lindísimo, lleno de verde en verano y con las colinas vecinas cubiertas de nieve en invierno. Llegó de vuelta a Bruselas a media tarde. En su llavero había colocado la llave de la casa bruselense de Lefranc junto con la del chalet de Spa, por lo que no le fue necesario pasar a


buscarla a su oficina. En la Estación Central tomó el bus 66 que lo llevó hasta la esquina cercana a la casa. Al introducir la llave en la cerradura, se dió cuenta por unas feas marcas en la puerta que ésta debía haber sido forzada. En el vestíbulo no se notaba nada extraño, pero al entrar en el escritorio vió el mismo desorden que en Spa, o más bien peor porque aquí había mucho más cosas y habían vaciado los estantes y todos los cajones. Recordó entonces las palabras de Lefranc en su carta póstuma: "Habrá gente interesada en complicarle la vida". Había, sin duda, tenido la suerte de haber llegado primero cuando descubrió la bóveda secreta. Pero los asaltantes le habían seguido muy pronto. Echó una mirada en las distintas habitaciones de la planta baja, todas las cuales mostraban el mismo desorden. Luego pensó en el computador que había descubierto en el sótano. Bajó y recorrió el camino que le había costado descubrir la primera vez. Pero cuando se fue esa vez no había pensado en cerrar las puertas y volver a esconder la pequeña bóveda: no se le había ocurrido que alguién podía forzar la entrada y bajar ahí. Cuando llegó al sótano, vió que el pasadizo hacia la bóveda secreta estaba de nuevo escondido, a pesar de que había dejado todo abierto. Movió el anclaje de la pared, abriendo la pasada, y avanzó hacia la puerta, que también se veía cerrada. Pero pudo abrir sin necesitar la llave. Al entrar, vió de inmediato un cuerpo en el suelo. Acercándose, lo tocó, constatando que estaba frío. Pero no se le veía ninguna herida, ni sangre en el piso. No quiso moverlo, sabiendo que todo era importante para la policía. Miró en redondo y vió que el computador faltaba: el monitor y el teclado seguían ahí, pero se habían llevado la CPU. ¡Así que pensaban encontrar algo en el PC! ¿Pero qué? De ser capaz de contestar las preguntas de Lefranc -si es que el test aún funcionaba- de nada les serviría saber de las últimas disposiciones del testamento. Sin duda conocían de antes la segunda residencia de Lefranc, dado que ya habían estado allá y la dirección no estaba en ese computador ya que Trompel la recibió el notario. Pensaban encontrar otra cosa que, sin duda, buscaban y no habían encontrado en el resto de la casa. ¿Y qué hacía allí el muerto? Sin duda no se lo habían llevado para no levantar sospechas al sacarlo de la casa. O habrían entrado sólo dos personas y una de ellas se deshizo de su cómplice. Trompel subió entonces al escritorio, de dónde llamó por teléfono a su amigo, el comisario Servais. Como era domingo, lo encontró en su casa. Le contó lo ocurrido en Spa y luego en la casa del bulevar Lambermont. Servais le dijo que no se moviera de ahí: él avisaría a un equipo técnico para revisar la casa e iría personalmente a dirigir las diligencias. Media hora después llegaban los detectives y empezaban todo el proceso de búsqueda de huellas, revisión del cadáver, etc. Cuando, finalmente, levantaron éste apareció debajo un mensaje escrito con rotulador en el suelo: "Con nuestros recuerdos, sr Trompel", en castellano, a pesar de estar en Bruselas. ¿Qué significaba ésto? Al mediodía siguiente, Trompel recibía en su oficina un llamado de Servais. - No hemos identificado aún el muerto, pero ya sabemos que murió de una sobredosis de droga. Y tenía una herida cortante en la pierna. Debe haber estado en tu casa de Spa, porque su tipo de sangre corresponde al que se encontró allá. El análisis del ADN podrá confirmarlo. Pero acabamos de enterarnos de otra cosa. El viernes, un hombre elegante se presentó en la oficina


de la empresa Lamercan S.A. de la cual Lefranc era el principal accionista y presentó un documento según el cual el mismo Lefranc, como representante de Lamercan, le debía la cantidad de un millón de dólares. Reclamaba el pago que, según el documento, debería haberse realizado hace una semana. El gerente desconocía la deuda así como la empresa que ese hombre representaba, llamada InterSystem Ltd, con sede en Andorra. El gerente le informó de la muerte de Lefranc y le sugirió contactar al notario encargado del testamento. También tuvo la precaución de sacar una fotocopia del documento, que le pareció bastante sospechoso porque sabía que era casi la totalidad del capital que Lefranc mantenía invertido en Lamercan. El desconocido dejó una tarjeta con el nombre de Karl Teplisty, gerente de InterSystem, con una dirección de e-mail y un teléfono. Un teléfono que hoy no contesta. No se nos habría avisado de no ser porque el empleado a cargo de la seguridad de los sistemas digitales de Lamercan descubrió esta mañana un intento de intrusión en los computadores de la empresa. Intentaron penetrar en el sistema financiero y ordenar una transferencia por el mismo monto. Tienen un muy buen sistema de detección y rastreo, que registra todo lo que intenta hacer el hacker pero lo deja aislado de la información real. De este modo es posible saber lo que desea y se trata de identificar el origen del ataque. Hemos enviado un experto de la brigada de delitos digitales para que analice estos datos. Acabo también de llamar al notario y de prevenirlo. Teplisty no lo ha ido a ver aún. Si va, que lo tramite y lo haga volver, de tal modo que podamos estar ahí para interrogarlo. En realidad debió saber que Lefranc estaba muerto y por esto trató de embaucar al gerente. Luego trataron sin duda de hackear la empresa, quizás después de visitar sin éxito las dos casas de Lefranc. Te informaré más apenas haya novedades. Pero anda con cuidado, por si ese mensaje bajo el muerto es algún tipo de amenaza. - Me pregunto de donde vendría. ¿Sería aún de La Paz o de Santiago? ¿Se habrían enterado de mis vínculos con Lefranc y me estarían buscando después de tanto tiempo? - Quizás lo sepamos si descubrimos quién es el muerto y si arrestamos a ese Teplisty. - De acuerdo. Estaré esperando tus noticias. Un día después, Trompel recibía de nuevo una llamada de Servais. - El muerto ha sido identificado. Se trata de un tal Gregorio Morán, oriundo de Potosí, en Bolivia. Como muchos sudamericanos, entró por Madrid y quedó fichado por la policía de frontera española, que es muy rigurosa en la admisión de inmigrantes. Se vino hace unos seis meses con un contrato de trabajo de InterSystem y se dirigía a Andorra. El contrato fue lo que le permitió entrar sin dificultad a España. Es probable, por lo tanto, que esté relacionado con el Sendero del Sol o los narcotraficantes bolivianos. También hemos hecho averiguaciones en Andorra acerca de InterSystem. No existe ninguna empresa registrada allá con ese nombre. El número de teléfono de Teplisty tiene el código de área correcto pero el número local no existe. La dirección de e-mail corresponde a un servicio real, pero depende de un proveedor masivo de mails por web que dice no tener información más específica. Proporcionó sin embargo la dirección IP desde donde se envió el mensaje: es un computador que se encuentra en Amsterdam, la capital europea del narcotráfico. Arrestar aquí a Teplisty sería también del mayor interés. Tanto más que nuestros expertos han


podido verificar que el contrato que presentó es totalmente falso, como lo pensaba el gerente de Lamercan. Espero que podamos interrogarlo pronto ya que fue a ver al notario hace unos minutos y éste le pidió que volviese mañana a las diez, para tener tiempo de estudiar el contrato y confrontarlo con las condiciones del testamento. Lo iré a esperar. En cuanto al intento de intrusión en el sistema financiero de esta empresa, nuestro experto pudo rastrear el número IP del computador desde donde se realizó el ataque: se hizo desde el mismo computador de Amsterdam. Y para lograrlo, según nuestro especialista, hay que ser muy bueno, tener un muy buen programa y tomarse bastante tiempo. Avisaremos la policía holandesa para que lo investigue. El cargo por intento de defraudación electrónica es bastante importante allá, pero si podemos probar además el vínculo con el asesinato de Guy Lefranc será aún peor para los delincuentes. Quizás sea bueno que tú vayas a Amsterdam como delegado nuestro, de modo oficioso, para poder darles de primera mano todos los detalles que puedan requerir sobre lo ocurrido en Sudamérica. ¿Qué crees? - Si me manda la PJF, aunque no sea en forma oficial, no tengo inconveniente. Se lo debo a los Lefranc. - De acuerdo entonces. Voy a mandar un requerimiento oficial por Europol por lo de la intrusión electrónica con nuestras hipótesis relativas al crímen de Lefranc. Veré quién estará a cargo allá y le ofreceré tu visita. Si le parece bien, te lo confirmo. - Bien. Esperaré tus noticias. Un par de horas más tarde, Servais informaba a Trompel que el inspector holandés a cargo del asunto se llamaba Wienants, era inspector principal y tenía su oficina en el ayuntamiento. Lo estaría esperando el día siguiente. Podía tomar un TGV (tren de alta velocidad) a primera hora y estaría allá a la hora de almuerzo. El investigador hizo entonces la reservación por Internet. Luego buscó un hotel, para reservar una habitación para un par de noches. Se encontró con que había simultáneamente varios congresos en la ciudad y pocos hoteles tenían disponibilidad inmediata. Tuvo que reservar en el hotel Amstel, muy caro para él, pero no había alternativa en otro hotel suficientemente decente.

Capítulo 8 Trompel salió a las ocho de la mañana de la estación Midi. Después de cuatro horas en el Thalys, el tren de alta velocidad, desembarcó en la Centraal Station de Amsterdam. Decidió almorzar ahí mismo, desconfiando de los precios de su hotel. Luego abordó un taxi para hacerse conducir allí. En el camino, observó los turísticos botes panorámicos de techo de cristal que abundaban en los canales. Ya no le extrañaban las calles llenas de ciclistas, el medio de transporte más común y más famoso de Holanda. Llegó así rápidamente a la plaza Professor Tulp, donde está el hotel Amstel InterContinental, uno de los mejores de la ciudad, en un edificio que data del siglo XIX, en la ribera del río Amstel. Subió la escalinata de piedra y entró por la puerta revolvente, se registró en la recepción y fue a dejar su equipaje en su habitación. Le llamó la atención la alfombra desgastada y algunas roturas en el revestimiento de madera de las paredes. ¡Increíble en un hotel de cinco estrellas!


Luego salió y tomó otro taxi para ir al ayuntamiento, donde le habían dicho que estaba la oficina del inspector Wienants. El edificio comunal, por lo que sabía, estaba en la plaza del Dam, que quedaba bastante lejos aunque pudo llegar rápido, siguiendo primero el Amstel y luego por la avenida Rokin. Pero no encontró ninguna oficina en el antiguo edificio. Era un lugar turístico que databa de la Edad Media y sólo se podía entrar en visita guiada. El guardia le informó que todas las oficinas habían sido trasladadas a un nuevo edificio, el Opera Stadhuis, que estaba en la Waterlooplein, Amstel 1. Volvió a tomar un taxi y rehizo en sentido contrario la mitad del trayecto que había seguido para venirse desde su hotel. Donde terminaba la avenida Rokin y comenzaba Amstel, cruzaron un puente y, justo al otro lado, estaba la plaza Waterloo y el enorme edificio nuevo con las oficinas municipales. Lo mandaron al cuarto piso de un ala lateral. Ahí encontró una oficina con una chapa en la puerta que decía solamente "Wienants". Golpeó y, al oír "Binnen", entró. La oficina, con mobiliario metálico barato y sin ningún tipo de decoración, tenía la pulcritud típica de las casas holandesas. Pero lo que más lo sorprendió fue la figura sentada detrás del escritorio: el inspector principal Wienants era una mujer fornida, de pelo rubio corto y ojos verdes. Trompel se presentó. La inspectora lo esperaba y estaba al tanto del requerimiento relativo al computador desde el cual se había tratado de penetrar en los archivos y las cuentas de Lamercan. Explicó que la policía holandesa se componía de veinticinco cuerpos regionales diferentes, coodinados por el Korps Landelijke Politiediensten (KLPD) con sede en La Haya. Ella estaba a cargo de la unidad de delito informático de la rama judicial de la zona de Amsterdam. Había sido avisada por el KLPD a requerimiento de Europol, ya que se trataba de un asunto internacional. - Me dijeron que ud me podía facilitar muchos antecedentes acerca de este caso y que la intrusión podría estar relacionada con un caso de secuestro y asesinato. ¿Me puede poner al tanto de los detalles? -le preguntó, después de confirmarle de que esperaba tener ese mismo día la información relativa al computador buscado, por lo que podrían allanar el lugar el día siguiente. Trompel le resumió entonces al máximo lo ocurrido en Chile y Bolivia y le relató la visita del señor Teplisty a las oficinas de Lamercan, reclamando el mismo monto que se había exigido por el rescate de Guy Lefranc. También le relató las intrusiones en los dos domicilios de Antoine Lefranc y el descubrimiento del hombre muerto en uno de ellos así como su identidad y su relación con InterSystem y Teplisty. - No entiendo la relación de todo ésto con el caso que tengo en mis manos -dijo la policía-. Para mí se trata de una tentativa de crackeo que no dió resultado y, por lo tanto, es un caso muy menor. Sólo al conocer el dueño del computador podríamos eventualmente descubrir algo más importante. Si no se trata meramente de algún chico genial que hizo un sondeo aleatorio. - Pero debe admintir que todo gira en torno al señor Lefranc y que son múltiples los delitos relacionados. - Los que me señala son delitos graves, en efecto, pero no me ha podido dar prueba alguna de que el hackeo esté relacionado con ellos. Sólo hay una coincidencia en el tiempo, que no constituye prueba de nada. Le agradezco su información pero, por ahora, no es relevante para


mí. Yo pensaba que me traería pruebas más contundentes. Lamento que haya perdido el tiempo al venir hasta aquí. Si descubrimos algo importante, avisaremos a la policía belga. Gracias, señor Trompel. Hasta luego. Algo ofuscado por el brusco término de la entrevista, Trompel se retiró y salió del ayuntamiento. En el fondo, debía reconocer que la inspectora tenía razón: la relación de la intrusión informática con los asesinatos era una mera hipótesis de trabajo. Al salir del edificio se dió cuenta de que ya comenzaba a oscurecer. Calculó que su hotel debía quedar bastante cerca si tomaba la avenida Amstel, del mismo lado del río. Así que se fue caminando por la costanera, que estaba bien iluminada. El hotel quedaba un poco más allá del segundo puente. Al llegar al primero, el Magerebrug, un auto se paró delante de él cuando iba a cruzar la Kerkstraat, bloqueándole el paso. Dos hombres con ropa y lentes oscuros se bajaron velozmente, lo tomaron bruscamente de los brazos y lo empujaron en el auto. Luego, salieron a toda velocidad. ¡Lo secuestraban otra vez! Obligaron a Trompel a hincarse en el piso del auto y agachar la cabeza. Le amarraron de pies y manos y le taparon la boca con cinta adhesiva. Mientras tanto, el vehículo seguía por la Kerkstraat, acercándose al Muidergracht que cruzó y luego siguió por varias cuadras, alejándose del centro. Avanzaron unas diez cuadras para deternerse luego en una zona solitaria. Arrastraron a Trompel fuera del auto y se preparaban a lanzarlo al agua del canal que ahí pasaba cuando se oyó una sirena. Era un auto-patrulla policial que se acercaba a toda velocidad. El esfuerzo que debían hacer los delincuentes para lanzar a Trompel era demasiado importante para que lo hicieran con rapidez. Prefirieron entonces dejarlo caer al borde del canal y trataron de subir de vuelta a su auto para arrancar, pero la patrulla les bloqueó la pasada y los agentes, arma en el puño, les gritaron que se detuviesen. Mientras los atacantes saltaban al auto, su chofer puso la marcha atrás, para tratar de evadirse de todos modos, pero los policías dispararon a través del parabrisas, hiriéndolo gravemente. Los otros dos hombres huyeron entonces a pie, pero una segunda patrulla se acercaba ya y les cortaba el camino. No tuvieron más remedio que rendirse. Entre tanto, un policía del primer vehículo se había acercado a Trompel, lo liberaba de sus ataduras y le preguntaba quien era. Indicó rapidamente lo que hacía en Amsterdam y su contacto con la inspectora Wienants. Después de un breve conciliábulo entre los dos grupos de policías, la segunda patrulla partió con los detenidos. Después de señalarle que debería rendir testimonio ante la justicia, para lo cual lo convocarían en uno o dos días más, el hombre que había liberado a Trompel le ofreció llevarlo a su hotel, pero debían esperar primero la llegada de la ambulancia para recoger al malhechor herido. Trompel preguntó si el hotel quedaba lejos y le dijeron que, después de cruzar el canal, quedaba a unas seis cuadras, por la Sarphatistraat. Les dijo que, en este caso, podía seguir perfectamente a pie y que ello le serviría para pensar en lo ocurrido. Llamaría a Wienants al llegar, para analizar con ella lo sucedido. ¡Ésta vez había un delito grave sin duda relacionado con los otros! Trompel no pudo contactar a la oficial: ya había abandonado su oficina. El día siguiente, después de tomar desayuno en el hotel, llamó de nuevo a Wienants. Ésta ya estaba al tanto de


la agresión de la tarde anterior. Y ya tenía algunas informaciones al respecto. Habían descubierto que el chofer de los asaltantes, que había resultado herido, era el mismo que conducía habitualmente a los tripulantes de la línea aérea Lan Perú, línea que cubría la ruta La Paz, Lima, Madrid, Amsterdam. El vehículo pertenecía a una firma de seguridad llamada Internationaal Veiligheid Systeem Gezelschap. Los dos detenidos que habían secuestrado a Trompel no eran conocidos de la policía local. Fueron fichados y se enviaron los datos a Interpol. Lo que le pareció más significativo era que el número IP investigado, de donde se había tratado de estafar a Lamercan, pertenecía también a esa empresa. Reconoció que el belga había tenido razón al considerar que el hackeo podía estar relacionado con los otros casos y le dijo a Trompel que lo pasaría a recoger a su hotel para ir, junto a otros dos agentes, a visitar la empresa involucrada. Mientras la esperaba, el detective asoció el nombre holandés con el que había dado Teplisty: InterSystem debía ser un condensado de Internationaal Systeem. Y si atendían tripulantes que viajaban de La Paz a Amsterdam, podía haber ahí otra pista apuntando al tráfico de drogas. Aunque se decía que la droga fluía libremente en Holanda, no era totalmente cierto. Lo era solamente para las drogas "blandas" como la marihuana, y había muchos programas orientados a la rehabilitación de drogadictos. Pero las drogas duras, como la cocaína y la heroína estaban prohibidas y el tráfico sancionado. Aunque, dada la importancia de sus puertos, el país era un lugar importante del tráfico europeo. Un cuarto de hora más tarde, la inspectora Wienants recogía al belga y, junto a los demás agentes, se dirigían hacia Pakhuis Amsterdam, donde estaba la empresa que habían identificada. En el camino le contó lo que ya había averiguado de ella: oficialmente ofrecía servicios de seguridad a centros comerciales y medianas empresas, lo cual incluyía guardias de seguridad, camionetas blindadas y sistemas electrónicos así como software de protección de sistemas computacionales. Sin embargo tenía muy poco personal: no más de unas diez personas, lo cual no se condecía con su balance comercial que correspondía a una cifra de negocio de varios millones de euros. Ésto era sospechoso. Las sospechas aumentaron cuando llegaron a la dirección de la empresa, en Jollemanhof, justo encima de las oficinas de Greenpeace Nederland. Las oficinas no representaban en absoluto lo que se esperaría de una empresa de su categoría. Apenas una recepción, una oficina para el gerente, mínimamente amoblada, otra con computadores para dos empleados, y una pequeña sala de reunión. El gerente no estaba y la recepcionista se vió obligaba a mostrar los locales y a dejar a los agentes urguetear por todas partes. No se veía ningún archivador: todo debía estar en los computadores. Encerraron en la pequeña sala de reunión a las dos personas que trabajaban en estas máquinas. Los dos agentes, especialistas en computación, se intalaron entonces en los equipos y los empezaron a revisar, ubicando de inmediato el que había sido el punto de partida del ataque a Lamercan. La inspectora Wienants, entre tanto, interrogaba a la secretaria-recepcionista acerca de la firma y de sus jefes. No fue sorpresa para Trompel que dijera que el gerente se llamaba Karl Teplisty.


El belga preguntó entonces si usaban a veces el nombre de InterSystem y ella contestó que era el que usaban en forma habitual para los contactos fuera de Holanda. Le preguntó si tenían una oficina en Andorra y ella contestó que nunca había oído hablar de ésta. Los ciberdetectives anunciaron a su jefe que habían encontrado numerosos archivos encriptados en los dos computadores. Sería necesario llevarlos a su laboratorio para analizarlos con calma y con programas especiales para tratar de traducirlos. Desconectaron entonces todos los periféricos y se aprestaron a llevarse las CPUs. Wienants siguió con el interrogatorio de la secretaria. No sabía nada de los socios financistas de la empresa. La mujer le confirmó los tratos habituales con las tripulaciones de LAN-Perú y le dió la dirección de unas bodegas que ellos ofrecían en arriendo a terceros, "con altas medidas de seguridad". También entregó sus listín telefónico, con una lista muy corta de clientes habituales. Mientras tanto, los otros dos agentes habían ido a interrogar a los operadores de los computadores. Uno declaró ser contador y el otro un mero operador, encargado de supervigilar las operaciones y el personal cuyo servicio ofrecían a terceros, como los choferes y los guardias de seguridad. Había un chofer de automóvil -el que había resultado herido en el asalto a Trompel- y un chofer de camioneta blindada, destinada al transporte de valores, así como una docena de guardias de seguridad que trabajaban en un pequeño centro comercial cercano. Los nombres, direcciones, y actividad estaban registrados en su computador y la policía encontraría ahí los datos. Sabían sin embargo que trabajaban otras personas en los computadores, las que no estaban registradas como miembros del personal. Concurrían por las noches y no los habían visto nunca. Sabían de ellos únicamente porque se les había advertido de ello y por los archivos encriptados, acerca de los cuales se les había dicho que no hicieran preguntas. Los policías tomaron los nombres de las tres personas encontradas, verificaron sus domicilios y les ordenaron que no salieran de la ciudad. Y también que avisasen si llegaba el señor Teplisty, para quién dejaron una citación a presentarse a la oficina de Wienants. Iban a retirarse, llevándose los dos computadores, cuando entró un hombre. - ¿Qué pasa aquí? ¿Por qué se llevan nuestros computadores? - ¡Policía! ¿Quién es ud? - Soy Karl Teplisty, el gerente. - ¡Queda ud detenido! Nos ha de acompañar para quedar a disposición del Ministerio Público. - ¿De qué se me acusa? - De intento de fraude informático y de complicidad en secuestro y asesinato. - ¡Pero ésto es absurdo! No sé a qué se refiere. - Lo sabrá cuando lo formalicen en el juzgado. ¡Acompáñenos! Lo hicieron subir en el auto policial. Guardaron los computadores en la maleta. Todos subieron y el vehículo volvió al ayuntamiento. Mientras Trompel seguía a Wienants hacia su oficina, los otros hombres se llevaron a Teplisty en otra dirección. La inspectora explicó que Teplisty sería llevado al complejo judicial de Schiphol. Ahí, en la cercanía del aeropuerto de Amsterdam, estaba el gran edificio de los tribunales y la cárcel en que se mantenían a los sospechosos durante las encuestas. Ahí, la seguridad estaba a cargo de


la Koninklijke Marechaussee, la gendarmería real. La investigación local seguiría a cargo de un fiscal y de la policía judicial de Amsterdam. Pero en este caso, dado que se trataba -al parecer- de crimen organizado internacional, se designaría sin duda un equipo especial en el marco de Eurojust, el sistema de coordinación judicial de la Unión Europea. Se coordinaría con la PJF y el juez belga encargados del caso allá. Dado que había sido secuestrado en Amsterdam, se le pedía a Trompel presentarse el día siguiente en el Centro de Justicia de Schiphol para rendir oficialmente su testimonio al respecto. En cuanto a lo ocurrido en Bélgica, su testimonio debía ser recogido por el fiscal a cargo en Bruselas. El relato hecho ante la inspectora holandesa de lo ocurrido en el extranjero sería anexado por ésta como antecedente para establecer la internacionalidad y la gravedad del caso. Wienants prometió avisarle a su hotel la hora y la sala en que debería presentarse el día siguiente en Schiphol. También le comunicaría cualquier otra novedad acerca de la investigación. Hacia las seis de la tarde, Trompel recibió el llamado de Wienants. Debía presentarse en Schiphol a las once del día siguiente, en la sala 301. También le contó que se había descubierto que uno de los agresores de Trompel era boliviano y había ingresado a España como empleado de InterSystem, con destino a Andorra, igual que el muerto en Bruselas. Aún esperaban de Interpol información acerca del otro. Sobre Teplisty no habían encontrado información y su identificación también había sido pasada a Interpol. El detective concurrió a Schiphol el día siguiente. Fue interrogado por un procurador acerca de su secuestro. Como ex-policía, pudo dar numerosos detalles técnicos que facilitaron la declaración y, después de firmar la transcripción, fue notificado de que podía retirarse y, si lo deseaba, abandonar Holanda. En caso de requerirse nuevamente su presencia, se le convocaría a través de la Policía Judicial Federal belga. Volvió entonces a su hotel, desocupó su habitación y pagó su cuenta, pasó a almorzar y luego se dirigió nuevamente a la Estación Central donde abordó un TGV para volver a Bruselas. Llegó tarde a Bruselas porque tuvo que esperar dos horas en la estación de Amsterdam para tener un asiento en el TGV, y se fue a su casa. Cansado, se duchó, cenó con lo que le quedaba en el refrigerador y se acostó. El día siguiente se fue a la oficina de Servais. Éste ya había recibido un breve informe de Wienants tanto acerca del allanamiento de Internationaal Systeem como acerca del atentado contra Trompel. - Así que no lo pasaste muy bien en Amsterdam -le dijo. - Empezando por Wienants, que pensó que no servía de nada lo que le había ido a contar. Casi me echa a patadas de su oficina. - Pero al final te creyó. - Porque "por suerte" me secuestraron. Pero por poco termino en un canal. Menos mal que una patrulla policial pasaba por ahí. - Y todo encajó: el hackeo a Lamercan, la visita de Teplisty, la advertencia para tí bajo el muerto de la casa de Lefranc y, probablemente, el asesinato de Guido Lefranc. - Y no me extrañaría que todo siguiera siendo una asunto de tráfico de drogas. - Estoy de acuerdo. Pero habrá que esperar ahora lo que encuentren la policía holandesa e


Interpol. - ¿Y aquí, no hay novedades? - Nada. Todo depende ahora de Amsterdam ya que Teplisty fue arrestado allá. - Bien. Estaré a la espera de las noticias. Ojalá todo termine pronto. Llámame. - No lo dudes: te mantendré al tanto. Y se despidieron. Dos días después se supo que el otro asaltante de Trompel en Amsterdam era fichado como "soldado" -es decir ex-subversivo al servicio de los narcotraficantes- en Santiago de Chile. La información se recibió de Chile vía Interpol pero no había registro de su ingreso en las fronteras europeas. Era un inmigrante ilegal que habrá llegado, probablemente, en un barco mercante y se habrá «colado» en algún puerto europeo. La policía holandesa también había visitado las bodegas que administraba la Internationaal Systeem y había descubierto una remesa de varios kilos de cocaína en una de ellas. Sin duda la camioneta blindada también servía para el transporte de la misma y los guardias de seguridad para vigilar los transportes y las entregas. La empresa era una fachada ideal para este tipo de negocios. Cuando lograron decriptar los archivos de los computadores, encontraron planillas de cálculo que daban cuenta de importantes movimientos de fondos, muy superiores a las actividades reales de esa pequeñísima empresa. Y la explicación final de las referencias a Andorra: tenían allá una cuenta en un banco local, bajo el nombre holandés, razón por la cual InterSystem era desconocida. Andorra era un pequeña paraíso fiscal pero, al estar dentro de la Unión Europa, se veía cada vez más presionada para abandonar el secreto bancario en los casos criminales, por lo que dió a conocer los movimientos de esa cuenta. Pasaban por ella millones de euros que se enviaban hacia otros paraísos fiscales como las Bahamas y las Islas Caimán. Recibía muchos depósitos en efectivo pero también transferencias desde el banco ABN holandes, el Fortis de Bélgica y el Deutsche Bank de Alemania. Interpol investigaría a los dueños de esas cuentas. Pero acerca de los destinatarios no se podía hacer nada. En el Caribe protegían sus clientes contra viento y marea. Por el hecho de que Internationaal Systeem servía a las tripulaciones de LAN-Perú, se decidió controlar mejor a éstas en el aeropuerto de Schiphol y se advirtió también a la policía española que hizo lo mismo en Barajas. Una semana después, varios tripulantes de LAN-Perú fueron detenidos en Madrid, acusados de transportar cocaína. A raíz de esta detención, la policía peruana -alertada también- realizó varias arrestaciones en Lima y luego en el Cuzco, entre otros de traficantes bolivianos. Así, era toda una red la que había sido expuesta, desde Bolivia hasta Holanda. Se terminaba de destruir la red que ya había sido desbaratada entre La Paz y Santiago a raíz del asesinato de Guy Lefranc y del secuestro de Jef Trompel. Interpol no encontró antecedentes acerca de Teplisty. Fue condenado como primerizo por tráfico de droga y tentativa de asesinato contra Jef Trompel. Pero no se pudo probar su participación en la muerte de uno de sus probables cómplices o competidores en la casa de


Lefranc en Bruselas. Para reducir -mínimamente- su sentencia denunció a sus cómplices en Holanda y, de este modo, se identificó y castigó al cracker que había intentado penetrar en el sistema contable de Lamercan. FIN


Los Ojos de Horus Ha sido publicada anteriormente en formato PDF y puede ser encontrada en http://issuu.com/raymondcolle/docs/ojos_de_horus


Los Seis Capítulo 1. Miss Universo Ese día, 6 de junio, a las ocho de la noche, debía realizarse en el Teatro Real de la Monnaie la última etapa del concurso de Miss Universo, donde la actual reina, Eileen Verhijen, de nacionalidad belga, entregaría su corona a la nueva soberana. Dos horas antes del inicio del evento, la peluquera y la maquilladora se fueron a la habitación de Eileen Verhijen y se extrañaron de no encontrarla. Debería haber estado lista para el arreglo de los últimos detalles de su aspecto. Llamaron a la recepción del hotel, donde confirmaron de que no la habían visto salir. Avisaron entonces a la coordinadora del concurso, la cual llamó a todos los demás integrantes del equipo que residía en el mismo hotel, pero nadie la había visto. Decidió entonces avisar a la policía. Eileen Verhijen había almorzado en el hotel con su tutora y la coordinadora del concurso. A las dos de la tarde había regresado a su habitación para descansar y prepararse luego para la ceremonia. El comisario Servais, a cargo de la investigación, pidió en la recepción la lista de las personas que habían salido después de las dos de la tarde y preguntó si había pasado algo poco común. Le dijeron que alrededor de las cuatro había llegado una ambulancia que se había llevado la esposa de un pasajero del cuarto piso. El pasajero de la 411 había avisado previamente que su esposa se sentía mal y que había llamado una ambulancia. Pidió la ficha de registro de la pareja y se la entregaron. Preguntó si habían visto la señora cuando se la llevaron y le sugirieron que hablara con el botones que atendía la puerta. Éste respondió al policía que no le sería posible reconocer a la persona que iba en la camilla: era una mujer pero llevaba puesto una máscara de oxígeno y una compresa le cubría la frente y los ojos. No la acompañaba nadie aparte de los camilleros lo cual, en ese momento, no le había llamado la atención. La ambulancia no era de un hospital, sino de una empresa particular: "Mediservices". Servais pidió entonces la llave de la habitación 411 y la fue a revisar. Como lo esperaba, no había nadie. Tampoco había señales de que alguién había alojado allí: estaba limpia como si estuviera preparada para un nuevo pasajero. Sin embargo, de acuerdo a la ficha de la reserva, había sido ocupada el día anterior y estaba reservada por tres días. Sin duda lo había sido por los secuestradores, como cobertura. Al volver a su oficina, Servais encargó que buscasen información sobre Mediservices y que un agente fuese enviado a consultar lo ocurrido con la ambulancia. Pero no fue necesario: entre tanto había entrado una denuncia telefónica por el robo del vehículo. La ambulancia había sido pedida para el 71 de la calle Korenbeek, en la comuna de Molenbeek, a las tres y media de la tarde. Luego había desaparecido y, a las cinco, como no lograban comunicarse por radio con el conductor, habían dado aviso a la policía. Remy -el asistente de Servais-, acompañado de otro agente, se fue a la calle Korenbeek. Llamaron al 71 y, a la persona que les atendió, preguntaron por la ambulancia, pero no sabía nada de ella. Cada uno se hizo cargo, entonces, de un lado de la calle y empezaron a tocar todos los timbres para preguntar si alguién había visto la ambulancia. Finalmente, una de las vecinas le contestó que la había visto cuando


volvía a su casa. Y había visto que dos policías la esperaban frente al número 71. Uno de ellos se había subido al lado del chofer y el otro atrás. Luego se había ido. Así que la habían robado haciéndose pasar por policías comunales. La ambulancia fue finalmente encontrada en la playa de estacionamiento de un centro comercial de la ciudad de Amberes, donde también había un centro médico, por lo que su presencia no había levantado sospechas. Del personal a cargo no había huella. El día siguiente en la mañana, Servais fue informado del descubrimiento del cadáver de la miss Universo. Le comunicó las novedadas a Remy, su ayudante. - Encontraron el cadáver de Eileen Verhijen en la Torre del Reloj, de Lier. Lo descubrió el encargado de la torre, debido a que el reloj había quedado parado a las seis de la mañana. Subió a ver el mecanismo y encontró el cuerpo desnudo, que lo bloqueaba. La joven tenía un corte en un pecho que semejaba un círculo cruzado por un diámetro: igual que el reloj a las seis de la mañana. - O quizás también la letra griega theta, como sugiere el lugar donde lo pusieron. ¿Conoces ya la hora y la causa de la muerte? - No. Están realizando la autopsia. ¿Este signo podría tener algún significado simbólico o será como la firma del asesino? ¿Qué crees? - Podrían ser las dos cosas. Pero creo que vale la pena investigar si tiene algún significado: podría darnos una pista. Tengo un par de diccionarios de simbología en casa: los revisaré. - Hazlo. Quizás nos digan algo. Rémy no encontró nada en sus diccionarios para el caso del círculo atravesado por un diámetro. La letra theta tampoco aparecía. Buscó entonces el círculo y encontró que era un símbolo universal de la eternidad; también representa la perfección de Dios. Pero como apareció asociado al número seis (la hora en el reloj), buscó el significado de esa cifra. Representa la suma de todas las direcciones del espacio y puede simbolizar también el trabajo (especialmente el trabajo terminado, al cabo de seis días) o la rueda de la vida (la rueda cósmica del budismo). Así, parecía que la asociación círculo-seis apuntaba quizás al simbolismo de la conclusión de la vida (la rueda que llegó a su fin). El seis es también un símbolo de suerte en la cultura china, pero, en las presentes circunstancias, sería difícil aceptar este significado. Por el contrario, en la Biblia, se encuentra el número 666, que es el símbolo de "la Bestia" o el anti-cristo, algo más fácil de aplicar. Pero el seis debía repetirse tres veces. Ésto le dió un mal presentimiento a Rémy: ¿debían esperar tres muertes con el símbolo de la sexta hora?

Capítulo 2. Miss 17 La encuesta sobre la muerte de la Miss Universo no había hecho progreso alguno. El post-mortem había demostrado que había sido violada y estrangulada con una cuerda como de guitarra o piano. Se había recogido y analizado el semen, pero el ADN no había aparecido en ninguna base de datos. Sin duda se trataba de un violador que actuaba por primera vez o que nunca había sido identificado. El día 6 del mes siguiente encontraron muerta, en la pequeña ciudad de Peer, a la joven Miss 17, Ilse Wouters, elegida hace apenas dos meses. También apareció en la madrugada, desnuda, con un signo theta sobre un pecho, al lado del monumento a la pera [Peer significa pera y hay un monumento que lo recuerda en la plaza de armas de la ciudad.] Ahora eran dos las misses asesinadas y marcadas del mismo modo. ¿Sería el inicio de una serie? Para Remy, lo parecía en efecto. Ya había dos "seis" y lamentó creer que pronto podría haber un tercero. El número de "la Bestia": 666. Y sin duda el asesino


era una bestia. ¡Matar y marcar mujeres tan lindas y con toda una vida por delante! ¿Quién podría ser la siguiente? ¿Había una forma de protegerla? Pero no pudo encontrar qué otra "miss" pudiera haber en Bélgica. En realidad, podría ser ahora cualquier mujer joven, posiblemente conocida del público por una razón u otra. ¡No había forma de adivinarlo, lamentablemente! Y, ni en Peer ni en el cuerpo de la mujer pudieron contra pista alguna. Servais fue personalmente a entrevistar a los padres de la joven que, como Eileen Verhijen, vivía en Bruselas. Su madre estaba demasiado afligida para contestar preguntas, y él la entendía perfectamente. Su padre, sin embargo, soportaba mejor el dolor y comprendía la importancia de colaborar lo mejor posible con la policía. Servais le preguntó cuando había visto a su hija por última vez. - Anoche, a ésto de la ocho y media. La vino a buscar una amiga para ir al cine. Tenían tiempo antes de la función y no esperaba que regresara antes de medianoche. Como nunca nos había fallado, no la esperamos despiertos. En la mañana, nos extrañó que no se levantara à la hora habitual. Mi mujer se inquietó y fue a verla descubriendo que no había llegado a dormir. Denunciamos entonces su desaparación a la policía. Una hora después llegaba un agente a informarnos de la desgracia. - ¿Tenía ella algún amigo nuevo o le habló de haber sido abordada por un desconocido? - Nada de ésto. Conocía a un joven de su edad y salía ocasionalmente con él, aunque siempre en compañía de su amiga. No le dabamos permiso para salir sola con un chico. - Será necesario hablar con esa amiga para tratar de saber lo que pasó anoche. ¿O habló ud con ella ya? - Hablamos con ella antes de llamar a la policía. Dijo que efectivamente, habían ido a comerse un helado y que ahí, Ilse se había encontrado con el joven. La ida al cine había sido un pretexto para que los dos se encontrasen sin que lo supiesemos. Ella se fue al poco rato, dejándolos ahí, y no supo más de ellos. Por lo que le habían dicho, iban a ir efectivamente al cine, pero sin ella, porque ella no quería ir a una función de trasnoche. Así que los vió alejarse y no supo más de ellos. - Y cómo se llama el joven? - Daniel, pero no sé el apellido. - Entonces, tampoco sabrá dónde vive. - No. Sólo nos ha dicho que estudiaba en el mismo colegio. Quizás su amiga le pueda decir más. - De acuerdo. La entrevistaremos. Le agradezco mucho la información y lamento haber tenido que entrevistarlos en estas terribles circunstancias, pero entenderá que es esencial para la encuesta. ¡Ojalá podamos echar pronto el guante sobre este asesino! Servais anotó las coordenadas de la amiga de Ilse y luego se despidió. Pasó a la comisaría de Schaerbeek -la comuna de residencia de los Wouters- y solicitó que un agente fuera a interrogar a Kenny De Bist, la amiga de la víctima. Apenas salido Servais, el agente Dupond se dirigió al colegio Cristo Rey donde estudiaban la víctima y sus amigos. Después de hablar con el director, esperó el termino de las clases en la puerta de la sala de sexto de humanidades. Al tocarse el timbre de fin de clases, entró, se identificó y pidió hablar con Kenny De Bist. Le preguntó de inmediato quién era el joven con el cual se había juntado su amiga y si estaba ahí. Le contestó que se llamaba Daniel Poels y que era de quinto año. El agente le invitó antonces a salir para buscarlo, si aún se encontraba en el establecimiento. Salieron al patio sin verlo, pero ahí Kenny alcanzó a divisarlo y corrió tras él. El agente la siguió y se acercó al joven, que ella había detenido. - ¿Daniel Poels? ¿Salió anoche con Ilse Wouters? - ¿Quién es ud? ¿Por qué tendría que contestarle? El policía mostró entonces su identificación. - Planeaba en efecto salir con ella. Habíamos quedado de ir juntos al cine. Pero me dejó plantado. Y no la he vuelto a ver. Ni siquiera hoy, en el colegio. Me proponía pedirle una explicación.


- ¿Qué pasó entonces? ¿No se fueron juntos de la cafetería? - Antes de salir, pidió pasar al baño. La dejé ir y no supe más de ella. La esperé como media hora y luego concluí que me había dejado plantado. Me fuí solo al cine. - ¿Cuál era la película? - "Los huérfanos". - ¿A qué hora dejó a Ilse? ¿Y a qué hora empezó la película? - Me dejó como a las 9. Me fuí como a las nueve y media y la función empezaba a las 9.50. - ¿A qué hora terminó? - Un poco antes de la una. - ¿Y se fue directo a casa? - Así es. - Me da su dirección por favor. Quizás deba volver a interrogarle. Se la dió. - ¿A qué viene todo ésto? ¿Le ha pasado algo grave? -preguntó entonces el joven. - Falleció -dijo el policía, evitando entrar en los detalles.- Estamos tratando de descubrir lo que puede haber pasado. Si quiere saber más, deberá preguntar a sus padres, a no ser que aparezca algo en la prensa, ya que era Miss 17. El día siguiente, el diario "La Dernière Heure" ("Última hora") desplegaba un enorme titular: 'Miss 17 víctima de asesino en serie', acompañado de una foto de la joven y de una foto del símbolo tatuado en su pecho. - ¿Cómo obtuvieron esta información? -preguntó Servais a Jef Trompel, que había trabajado en este mismo diario antes de ser detective. - Apenas ví el diario, llamé al jefe de redacción -respondió éste-, y me dijo que un llamado anónimo les había alertado y habían viajado a Peer. Llegaron antes que la policía. Lo mismo había pasado con la miss Universo. No me extrañaría que fuera el propio asesino quién les avisó. - Con ésto, va a ser difícil lidiar con la prensa. - No lo dudo. No se había equivocado Trompel. El día siguiente, "La Dernière Heure" había puesto un nombre a lo que presentaba como serie: "el caso de las tetas", aludiendo tanto a los tatuajes que interpretaba como signo theta y a los senos de las mujeres, en que había sido marcado. El resto de la prensa asumió luego el nombre, para desesperación de la policía y de los familiares.

Capítulo 3. La diputada Esa mañana, mientras Trompel se lavaba los dientes después del desayuno, había habido un fuerte temblor, cosa poco común en Bélgica. Paula, su esposa [ver "La Conspiración"], había gritado y él había acudido presuroso al pequeñísimo vestíbulo del departamenteo, donde ella estaba. El pequeño móvil con campanillas de cristal que ella había colgado ahí estaba en el suelo, hecho añicos. - El "chi" ya no va a fluir libremente hacia el que entre -dijo ella, llorosa. - Podemos volver a colgar las campanillas que no se rompieron: veo que hay varias. - Sería peor: no tendrían armonía y dejarían entrar malas vibras. - Bueno, entonces buscaremos otro móvil. Hacía pocos meses que Paula se había entusiasmado con el feng shui, el arte chino de la decoración que buscaba la armonía física y mental en la disposición de las cosas. Había leído varios libros sobre el tema y había consultado incluso a un experto chino para confirmar sus conclusiones para adaptar su


pequeño departamento. Así, había cambiado la orientación de la cama para que los pies se orientasen hacia el oeste; había puesto un espejo de cuerpo entero en el baño para evitar que el buen chi se fuese por el desagüe; había colocado el móvil a la entrada y un pequeño acuario en el living, a pesar de que quitaba parte del restringido espacio. A Trompel todo ésto le parecía ridículo, pero le siguió la corriente porque la hacía feliz. Pero ese día, según Paula, la suerte estaba destrozada. No sabía cuanta razón tenía. El día siguiente, al despertarse, Jef Trompel encontró que estaba solo en la cama y se extrañó. El día anterior, su esposa, la diputada Paula Darbée, antes de partir al Parlamento, le había advertido que regresaría muy tarde y que sería mejor que se acostase sin esperarla. Así, se había acostado a las once y media y pronto se había quedado dormido. Pero ella debería haber llegado en el curso de la noche o bien haberle advertido. Pensó entonces que, para no despertarlo, podía haberle mandado un mensaje de texto a su teléfono celular. Lo abrió y revisó los mensajes, pero no había ninguno. Mientras hacía su aseo matinal, su mente de detective empezó a planear la investigación de lo ocurrido. Ya estaba pensando en ir al Parlamento a averiguar lo que había pasado durante la noche, cuando sonó su teléfono fijo. Salió del baño y levantó el combinado. Era Jean Servais, su ex-jefe de la Policía Judicial. - Jef, te tengo una muy mala noticia. Tu esposa falleció. ¿Por qué no vienes por acá para que te cuente los detalles? ¡No quiero hacer ésto por teléfono! - De acuerdo, jefe. Voy en seguida. Comprendió que no había sido una muerte natural ni un accidente y que Servais había iniciado una encuesta. Aprovecharía de hacerle numerosas preguntas, en el intento de encontrar pistas o explicaciones. Como siempre cuando las cosas andaban mal, estaba lloviendo cuando salió a la calle. El cielo estaba llorando con él. Lo que le contó Servais era terrible. Darbée había sido encontrada en la pileta del Parque Real, que está frente al Parlamento. Tenía el signo theta tatuado en el pecho y, si se miraba la pileta de espalda al palacio real y hacia el Parlamento, su cuerpo parecía marcar las seis. Así que alargaba la cadena de asesinatos aún sin resolver. Con otros indicios coincidentes: era el día 6 de septiembre y había sido estrangulada, posiblemente con una cuerda de piano. Felizmente, no había sido violada pero, al parecer, había intentado defenderse y tenía restos de la piel de su agresor bajo las uñas. Estos detalles, sin embargo, no fueron revelados y -felizmente para él y la familia de su esposa- la prensa no se enteró y no vinculó este asesinato a los otros dos. Tres días más tarde el ataúd con los restos mortales de Paula Darbée había sido conducido a la iglesia de Nuestra Señora del Sablón para un servicio fúnebre. Aunque ella no practicaba, se consideraba católica y su marido sabía que respetaba y trataba de vivir los valores del cristianismo, igual que él. La iglesia estuvo llena de colegas, amigos y -sin duda- votantes que apreciaban a la desaparecida. Además de la familia de la difunta asistían al oficio los miembros de la Cámara de Diputados. Trompel ya no tenía familiares cercanos, era hijo único y había perdido a sus padres algunos años antes. Daems, el antiguo presidente del disuelto Partido Nueva Independencia [ver "La Conspiración"], también estaba presente pero ningún otro miembro del antiguo partido. También asistían el comisario Servais y algunos otros ex-colegas de la PJF, que Trompel había dejado para trabajar como detective privado, y ex-compañeros periodistas del diario La Dernière Heure. El presidente de la Cámara pronunció una elegía, subrayando las virtudes de la desaparecida, tal que Trompel tuvo dificultades para no soltar las lágrimas.


Aunque se había pedido un funeral "en la intimidad", una cantidad no despreciable de personas acompañó también al carro fúnebre hasta el cementerio y repletó la pequeña capilla donde se realizó otra brevísima ceremonia mientras se introducía el féretro en el crematorio. Luego, como era la costumbre, los presentes desfilaron ante el viudo y los padres de la difunta para presentar sus condolencias. Paula Darbée aún tenía sus padres y varios hermanos. Así, cuñadas, cuñados y sobrinos saludaron a Jef y a sus suegros, seguidos de sus ex-jefes de la policía y de algunos políticos y diputados compañeros de Paula. Cuando llegó el último de la cola, un desconocido para Trompel, le susurró al oído que tenía una importante información y le pidió unos minutos a solas, asegurándole que no se arrepentiría y que, a lo mejor, le ayudaría a encontrar al asesino. Aunque el ex-policía estaba curtido ante los numerosos desequilibrados que siempre llegaban con pistas y soluciones fantasiosas, intuyó que se trataba de algo serio. Les dijo a sus suegros que se adelantaran y que los alcanzaría en unos minutos. Luego, se dirigió en dirección contraria con su informante. - Yo fuí miembro del PNI (Partido Nueva Independencia, ver novela "La Conspiración") -dijo éste- y era un gran admirador de su esposa. Por ésto vine al funeral y por ésto me había puesto a revisar la información que la prensa publicó acerca de su asesinato. Gracias, en efecto, a mis propios contactos en el Parlamento supe algo que no se informó públicamente: que su muerte podría relacionarse con los llamados "asesinatos de los seis". Llego de este modo a lo que me ha impulsado a buscar la forma de hablarle. Soy el dueño de una casa de tres pisos de la calle Vanderkinderen. Vivo en la planta baja y arriendo los otros dos pisos. En el segundo piso [3º si se cuenta como en Chile] vive un hombre solitario que parece chiflado justamente con el número seis. Me paga religiosamente su renta los días 6 y me repite siempre que todas las cosas importantes deben hacerse a las seis. Todos los días se despierta -y me despierta- con un despertador que suena a la 6.00 AM. Pero una vez al mes, su despertador no suena: el día 6, en que -al parecer- pasa la noche afuera. La diputada Darbée fue asesinada un día 6, como las otras niñas. Es lo que más me hizo sospechar y me llevó a venir a contárselo. Podría ser una coincidencia, pero dejaré que ud la evalúe. - ¿Cree que yo podría acercarme a este hombre de alguna forma? ¿Si arriendo alguna propiedad suficientemente cerca para que pueda encontrarme con él, como por casualidad, y trabar conversación? - Yo pensaba justamente que alguno de sus amigos de la policía podría ocupar el departamento del primer piso, encima del mío, en mi casa, que está libre actualmente. Así, podría observarlo de cerca y encontrarlo en las escaleras. ¿Vendría ud mismo? ¿No sería arriesgado? - Podría ser un problema si me reconoce. Pero podríamos hacer una prueba, antes de instalarme allí. Yo podría ir a visitarlo a ud y toparme con él "por casualidad" en el vestíbulo. Si no reacciona, me instalaré por un tiempo ahí; si no, sabremos también que tiene algo que ocultar y pasaré el dato a mis ex-colegas para que ellos lo investiguen. Déme su tarjeta y mañana lo contactaré para ponernos de acuerdo. Ud entenderá que hoy no puedo hacer nada. El informante le pasó su tarjeta de visita y se despidieron rápidamente. Trompel volvió a sus obligaciones del momento. La familia de su esposa lo estaría esperando en la cafetería del cementerio, a la espera del término de la cremación, para luego retirar las cenizas. Luego del ingreso del féretro al horno crematorio, debían esperar en la cafetería que el proceso terminara. Después de su conversación, Trompel se fue a juntar con el resto de la familia. Todos conversaban y comían algunos sandwiches, ya que era la hora de almuerzo, pero el ambiente lo molestó y decidió escabullirse. Sólo Servais, que se había quedado, se dió cuenta de ello y salió a buscarlo, convencido de que no era buena idea dejarlo solo. Lo encontró caminando hacia la salida del cementerio.


- ¿No vas a esperar las cenizas? - No podría. No puedo creer que me haya dejado. - ¿Adonde quieres ir? - A casa. Quiero estar con ella. Respirar su aire, tocar su ropa. - Te llevo -dijo el comisario, que temía que hiciera alguna tontería. Volvieron luego a la casa del detective. En el trayecto, Servais avisó por su teléfono móvil al hermano de Paula que llevaba a su amigo a casa. Contrariamente a lo anunciado, Trompel no quiso entrar en el dormitorio y se sentó en silencio en la pequeña sala de estar. Servais no sabía si lo mejor era dejarlo o acompañarlo un rato. Finalmente se sentó en otra butaca y respetó su silencio. Después de un rato le dijo a su amigo: - Deberías comer algo. Hace tiempo que pasó la hora de almuerzo. - No tengo hambre. - Tómate al menos un vaso de agua. Lo fue a buscar y lo puso en la mesa delante de él. - Siempre pensé que envejeceríamos juntos, después de tener un par de hijos y luego nietos. ¿Qué voy a hacer ahora? ¡No puedo pensar en la vida sin ella! - Lo irás superando día a día. Tomará tiempo, pero su recuerdo te dará fuerza. Puedes contar conmigo. Debes tener clientes que esperan el resultado de tu trabajo: ésto es bueno para cambiarte las ideas. Debes poder pensar en otra cosa. - ¡Quiero atrapar al maldito que lo hizo! Quiero volver a la PJ. Hacerme cargo de la investigación. - Ésto, no lo puedes hacer. Déjanoslo a nosotros. Sabes que el reglamento no te permite hacerte cargo. - Pero yo seguí de cerca el caso de los 6 y ésto es parte del caso. - Pero lo hiciste en forma privada y el caso no es de tu incumbencia. Sólo sabes lo que hemos permitido que sea publicado o escasas cosas en que se nos adelantaron. Lo siento, no puedes volver. El reglamento es sabio: estás involucrado emocionalmente y ésto no es sano. No quiero verte en la brigada. Solicitar oficialmente tu reingreso sería absolutamente inútil en las presentes circunstancias. - ¡M...! ¡Seguiré investigando por mi cuenta! No puedo dejar las cosas así. - Mejor no lo hagas. Si interfieres, deberé detenerte -concluyó Servais, aunque sabía que le costaría mucho tomar una medida de este tipo. Y, conociendo las habilidades del ex-detective, pensó que un poco de ayuda de su parte no le vendría mal. En estos días estaban muy recargados de trabajo en la PJ. - Voy a tener que dejar este departamento. Todo me recuerda su presencia aquí. Si me quedo, me volveré loco. - Búscate otro lugar por un tiempo, pero quizás, cuando te sientas mejor, te agrade volver aquí y gozar de los recuerdos. No te apresures en tomar decisiones irremediables. - Quizás tengas razón. Me voy a ir por unos días. Ya estaba pensando, en realidad, en el departamento que le había ofrecido del hombre que lo había abordado en el cementerio y en lo que podría averiguar allí. Se tomó entonces el vaso de agua. Cerró los ojos y pareció relajarse. Servais pensó que ya se estaba controlando mejor y decidió que había llegado el momento de dejarlo, así que se despidió. Aunque Trompel había sido alejado de la investigación debido a su vínculo personal, no se resignaba a dejar todo en manos de sus colegas, por más empeñosos que se pusieran. El hecho de que ahora disponía de una pista exclusiva lo empujaba aún más, sobretodo porque no tenía ningún caso urgente entre-manos. Llamó al día siguiente a su nuevo contacto, el señor Weinants, que le indicó la hora en que sería más probable encontrar al "objeto de su interés": poco antes de las seis de la tarde -como no-, hora en que acostumbraba llegar, de lo que sea que hiciese, para encerrarse hasta el día siguiente. Así que, a la


cinco y media, el detective entraba en la casa de la calle Vanderkinderen, cerca de la Calzada de Waterloo, donde el dueño le contó algunas otras peculiaridades de su arrendatario. El detecive no quiso adelantar nada de lo que ya había investigado en los casos anteriores y dejó que su interlocutor expusiera sus propias teorías. Pero fue pronto interrumpido al oír que el esperado arrendatario entraba en la casa. Preparado, Trompel salió de inmediato al vestíbulo, despidiéndose del propietario y saludando cortésmente al hombre que entraba, del que sabía ahora que se hacía llamar Jean Bonnier. Éste no mostró ningún signo de turbación, lo cual era muy prometedor. El detective había convenido con el dueño que -si no ocurría nada- éste último comentaría en seguida que la persona que salía era un posible nuevo arrendatario para el piso libre. Weinants le dijo, a modo de comentari:o - ¿Qué le parece? ¡Vamos a tener a otro soltero en la casa! - Por mí, no hay problema. Lo de los arriendos es cosa suya. Cada uno en lo suyo, y ésto vale para el nuevo también. Una hora más tarde, el propietario informaba a Trompel que no parecía haber problema y éste decidió ir a instalarse el día siguiente. Felizmente era un pequeño dos ambientes amoblado, por lo que le bastaba llevarse un poco de ropa y su laptop. Una vez instalado, aprovechó así sus días libres para analizar toda la información con que ya contaba acerca de la serie de asesinatos. Y a calcular los momentos más oportunos para encontrarse con Bonnier en las escaleras, en el vestíbulo o en la vereda, a la entrada de la casa. O incluso en el almacén de la esquina. Llevaba una detallada cuenta de todas las costumbres y del ir y venir del sospechoso. Así, de un simple saludo, fueron pasando a algunos comentarios acerca del clíma y luego de hechos del acontecer local. Bonnier tuvo la mala idea de comentar al detective que le gustaba ir a pasear al bosque de La Cambre, a un par de cuadras de la casa, especialmente para mirar a las jóvenes. - ¿Y por qué al bosque? -preguntó Trompel- si las puede ver en todas partes. - Es que ahí, uno puede mirar sin ser visto. En la calle, a uno lo condenan en seguido cuando mira fijo a una mujer jóven... El comentario le dió que pensar al detective. Decidió buscar la forma de averiguar si Bonnier tenía algún antecedente judicial. Para ésto necesitaría sus huellas. Sabía donde conseguirlas: había visto como apoyaba su mano en la puerta de su departamento al abrirla, así que podría levantarlas ahí en las horas en que el sospechoso se ausentaba. Como planeado, Trompel consiguió las huellas de Bonnier en su puerta. Después de levantarlas, las fue a escanear a su casa -tratando de superar los recuerdos- y, de vuelta a su nueva residencia, las investigó a través de su portátil con conexión WiFi en la base de datos de la PJ y luego de Interpol. Lamentablemente, Bélgica no toma las huellas dactilares de todos sus ciudadanos, como hacen otros países, por lo que no es posible consultarlas fuera de los registros de criminales. La policía belga no conocía a Bonnier. Pero, aunque no lo esperaba, encontró antecedentes en los registros de Interpol, descubriendo el apellido verdadero de Bonnier: Bonneau, y sus antecedentes penales: condenado en Francia a cinco años por pedofilia, liberado hace tres años después de cumplir la sentencia y sin antecedentes posteriores. ¿Había pasado de la contemplación de niños a la de jovencitas? ¿Y al asesinato? El uso de un nombre falso podía ser una excusa para interrogarlo, pero de hacerlo Trompel quedaría al descubierto y prefería seguir en el anonimato. Los antecedentes no eran suficientes aún para arrestarlo y acusarlo, convenía más seguir investigándolo. Trompel decidió seguirlo discretamente.


El siguiente día libre de Bonnier, Trompel, debidamente caracterizado para no ser reconocido, se las arregló para seguir al hombre al bosque donde iba a realizar sus "observaciones". Había salido poco antes de la hora de almuerzo y tomó el sendero que conducía a la laguna y se apostó cerca del embarcadero del pequeño transbordador que llevaba a las personas al restaurante de la isla central. Era, sin duda, la hora de más afluencia -aunque no tan masiva como en fines de semana-, y el mejor lugar para observar a la gente, que debía juntarse ahí a la espera del transporte. El detective vió que el sospechoso llevaba un minúsculo monocular de largavista, el que le permitía sin duda apreciar de mejor forma el aspecto de sus posibles víctimas.

Capítulo 4. El Club El teléfono sonó en el escritorio del comisario Servais. Era el encargado de la central telefónica. - Comisario, tiene una llamada de una persona que no quiso identificarse. Me dijo que quería hablar con el "capitán Servais" y que ésto debía ser suficiente. - En efecto. Hay muy pocas personas que saben que dejé el ejército con el grado de capitán. Debe ser un antiguo compañero. Pásemelo. Un momento después oía una voz conocida. - ¿Cómo está, capitán? Soy el ex-teniente Lacroix. - ¡Lacroix! ¡Qué gusto oírte! ¿Cómo has estado? ¿Qué puedo hacer por tí? - Creo que soy yo quién puede hacer algo por tí, viejo compañero. He visto la noticia de ayer sobre una mujer que fue asaltada. ¿No será un intento frustrado del asesino de la serie que los periodistas han llamando "los crímenes de las tetas"? - ¿Ah sí? ¿Qué te hace sospechar ésto? - Resulta que conozco esa joven, al menos de vista. Era una anfitriona en un club de lujo llamado "De Seis a Seis". ¿Qué coincidencia no? - ¿Y de qué es ese club? - En teoría es una forma occidental de las famosas casas de té japonesas, donde hermosas mujeres atienden de lo mejor a los varones que forman parte del club. Pero en realidad creo que las geishas locales son en realidad prostitutas de alto nivel, dispuestas a satisfacer cualquier tipo de capricho de los visitantes, contra una excelente remuneración evidentemente. - ¿Y cómo sabes todo ésto? ¿Eres miembro de ese club? - ¡Qué va! Soy fiel a mi mujer y no tengo los medios para pagar lo que exigen. Soy gerente de una pequeña cadena de supermercados, pero no puedo pagar la adhesión que es tan alta como el mejor club de golf. Sin hablar de lo que cuesta cada visita. Me invitó una vez uno de mis proveedores, para la única visita que se permite a los no-miembros, como para tentarlos. Me imagino que el hombre se habría ganado una sustancial rebaja o una visita gratis si me hubiese asociado. - ¿Y fue cuando viste a esa niña? - En efecto. El club funciona, como su nombre indica, entre las seis de la tarde y las seis de la mañana. Y hay seis "acompañantes" que atienden solamente a seis hombres, aunque parece que cuando se va uno puede llegar otro. La Madame a cargo del lugar no aparece durante esta visita inicial. Hay que contactarla después, en otro horario, si uno acepta hacerse socio. La joven en cuestión atendía a otro hombre en la sala común que es como la de un gran bar. Se conversa, se bebe y después, en algún momento, uno u otro desparece con su pareja. Supongo que a hacer lo que se hace en los moteles. Algunos, como mi colega y yo, se van después de haber satisfecho caprichos menos dudosos. - Me parece que vale la pena investigar este lugar. - Así me pareció. Pero sería imposible para tus hombres entrar ahí sin una orden de registro. Como te dije, hay que ser socio o ser invitado por un socio. Y claro está que no se invitan a policías.


- Haré que lo observen por fuera, pero no me parece suficiente. Ya que has sido invitado, ¿no podrías hacerte socio y servirme de informante? - Ya te dije que no puedo pagarlo. La mera inscripción cuesta unos siete mil euros. Y no sé cuanto cobran por visita: sólo informan de las tarifas después de ese pago. - Podría arreglar que se te lo preste. Pero necesitaré algo más de información. Lo haré vigilar unos días y me gustaría hablar con la persona que te invitó. ¿Puedes darme sus coordenadas? - No sé. No le va a gustar y no quiero tener problemas con él. Basta con la decepción que se llevó cuando le dije que "pensaría" en su invitación y no volví a hablar de ella. - No le diré que tu me informaste y, si resulta como espero, tú le dirás que lo has pensado y que aceptas. Lo entrevistaré y si no coopera, esperaremos a que se aparezca por allá y, cuando lo pesquemos, lo obligaremos a contarnos todo lo que sabe. ¿Es casado? - Así es. - Así que podremos amenazarlo con contar a su esposa adonde va. Si se rehusa, y resulta que alguién del club tuvo algo que ver con los asesinatos, lo acusaremos de encubrimiento o, al menos, de entorpecer una investigación criminal. - De acuerdo. Así estaré cubierto y el sinvergüenza pasará al menos un gran susto. Te doy los datos: se llama Sigisfredo Van Acker y es el gerente de la lechera Melkbaar que me provee de todos los productos lácteos. Aparte de su propia producción, representa en todo el Benelux [Bélgica, Holanda, Luxemburgo] a multinacionales lácteas, así que te puedes imaginar la cantidad de plata que maneja. Las oficinas están en la avenida Franklin Roosevelt, esquina de avda Air-Marshal Cunningham. - Ya veo. Cerca del Bosque de la Cambre. - Así es. - Lo iré a visitar personalmente. - Haz una cita. Viaja bastante, podrías perder el viaje. - No: quiero pillarlo por sorpresa. Mandaré a uno de mis hombres a averiguar si está, con uno u otro pretexto. Volveré a hablar contigo después, según como avance esta investigación preliminar. No me gustaría encontrarme con otra víctima, pero es mejor avanzar con pies de plomo. El criminal se ha cubierto muy bien hasta ahora y no podemos alertarlo. ¡Dáme tu teléfono! Servais anotó los números de la oficina y del celular de Lacroix y luego se despidieron. Luego llamó a su asistente Remy y le encargó una breve visita a Melkbaar. Posteriormente se reunió con el pequeño equipo disponible para "el caso Seis" y organizó con ellos la vigilancia del club "De 6 a 6", del cual Lacroix también le había dado la dirección. Mientras Lacroix se hacía socio del lujoso club, Servais ordenó a un par de hombres observar discretamente el "De 6 a 6". Lograron sin dificultad convencer a un propietario de una de las casas del frente que les prestara una pieza en el último piso, con vista al club. El dueño de esa casa estaba bastante molesto con las idas y venidas, a veces turbulentas, a altas horas de la noche. Se instalaron ahí con binoculares y una cámara con teleobjetivo para fotografiar a los visitantes. Servais, por su parte, fue por la tarde a visitar a Van Acker a su casa, después de averiguar su dirección particular y confirmado su presencia. El hombre estaba intrigado por la visita del policía pero cuando éste le dijo que estaba relacionada con sus visitas al club "De 6 a 6", se sonrojó y casi se desmaya. Cerró rapidamente la puerta del pequeño salón donde había recibido al comisario y le suplicó: - Por favor, que mi esposa no se entere. ¿Cómo supo de mi relación con este club? - Lo estamos vigilando, sr Van Acker. Nos han llamado la atención sobre algunas personalidades que lo visitan y sobre posibles acciones que bien podrían ser ilegales. Por ahora, no tenemos suficientes elementos para obtener un permiso de allanamiento y por ésto recurrimos a algunos de los socios, a los que -como ud- nos parecen más confiables y más discretos, esperando que nos puedan dar más


información. ¿Estaría dispuesto a ayudarnos? - Si se esconde ahí algún delincuente, puede contar conmigo, siempre que mantenga la reserva sobre mi ayuda. - Puede contar con ello, mientras ud no sea cómplice de ninguna actividad ilegal. - No creo que me pueda considerar cómplice de nada ilegal, sino de utilizar los servicios de esas damas, todas de alto nivel. - De acuerdo, al menos por ahora. Entonces, por qué no empieza contándome cuales son las actividades habituales que ud conoce, quiénes prestan los servicios y quienes gozan de ellos. - Es mucha información. ¿No saben nada de ello aún? - No le voy a decir lo que ya sabemos. Cotejaremos con ella todo lo que me diga. Por cierto estoy grabando esta conversación, para no perderme nada. Empiece por favor. - Bien. Como sabrá sin duda, el "De 6 a 6" es un club privado de alto nivel. No entra ahí cualquiera: hay que ser socio y para serlo se debe contar con la invitación de un socio activo y considerado honorable, además de pagar una fuerte suma de dinero. Las actividades se parecen a lo que ocurre en las casas de té de Japón, solo que aquí se puede consumir alcohol y que las acompañantes están disponibles para prestar servicios sexuales, del tenor que uno guste. Lo básico, que es lo que ocurre en los salones comunes, está incluído en la cuota mensual mientras los servicios en piezas individuales se pagan aparte, cash, de acuerdo con la escolta que lo atiende a uno y que maneja sin duda algún tipo de tarifa común. Cualquier extra es bienvenido y cariñosamente agradecido. - ¿Quién regenta la casa? - Una señora que se conoce únicamente como Madame Perla. - ¿Y quiénes son las escoltas? - La mayoría son ex-misses que ganaron concursos de una u otra cosa: de su país, como una miss México y una Miss Honduras, de su ciudad, como miss Rotterdam, o de revistas: miss 17, miss Playboy, etc. Todas son presentadas inicialmente con sus pergaminos: el lugar de origen, el concurso en que fueron elegidas y los títulos universitarios -que casi todas tienen y son importante por la categoría de los socios-. Todas se conocen exclusivamente por un nombre de pila que, quizás, no sea el verdadero. ¿Qué más le puedo decir? - ¿Cuáles son las actividades en las salas comunes? - Aparte de conversar, esencialmente con la escolta pero también ocasionalmente con uno que otro socio, se escucha música -hay varios ambientes-, se bebe -desde café hasta scotch y champán- y se juego naipes, damas, ajedrez. - ¿Ruleta? Black jack? - Efectivamente se puede jugar al 21, pero no he visto ruleta ni he visto jugar por dinero. - ¿A quién conoce de entre los socios? - Hay varios bien encumbrados, como el juez Dedeuvel, el senador Verschande, el banquero Durand, el naviero Verstappen o el periodista de televisión Mostinck. Hay otros, pero no conozco sus nombres, salvo un par con quienes converso regularmente: Gossiaux, que trabaja en la Papelera y fue el que me llevó, y Momens que tiene algunas farmacias. - ¿Desde cuando va allí el juez? - No lo sé. Ya era socio cuando yo entré. - ¿Qué me dice del personal de servicio? - Las mucamas, que debe haber, no se ven nunca. El servico de bar es proporcionado por hombres cuya edad ronda sin duda la cuarentena. De ellos también se conoce escasamente el nombre pila. - ¿Y la seguridad? - Hay dos mastodontes bien musculosos, sin nombre alguno y que no hablan con nadie, salvo si deben poner orden, lo cual ocurre raras veces, o como cuando deben ayudar a colocar un borracho en el taxi que la escolta habrá llamado a su tiempo.


Servais hizo algunas otras preguntas sobre detalles y luego agradeció a su interlocutor. Le pidió su teléfono y le dió el suyo, para poder seguir en contacto, pidiéndole también que le avisara en caso de observar algo desacostumbrado. Un par de días más tarde, Servais recibió un llamado telefónico. Era su jefe, Jules Dubois. - Una de sus encuestas lo llevó al club "De 6 a 6", no cierto? Una de las prostitutas de ahí ha sido agredida. Se encuentra en la clínica San Juan y se llama Juliette Mardones. Ocúpese de este caso. Quizás esté relacionado con la serie de asesinatos. O quizás no. Ud verá. El comisario envió a su ayudante de la clínica. La mujer le contó que, aunque su negocio es el sexo, se consideraba violada porque su "cliente" se había puesto de inmediato violento. Pero había alcanzado a tocar el timbre de alerta y los guardias llegaron mientras se debatía. Alcanzó a arrañar a su agresor, por lo que las huellas lo implicarían claramente. Pero, al entrar los guardias, éste saltó por la ventana y huyó. Pero el club tiene registrado su ingreso y sus datos personales, aunque no hay seguridad de que éstos sean verdaderos. El día siguiente, Remi llevó al comisario un informe que descubrió al leer los reportes del día anterior en la red interna. - Jefe, la policía de carreteras detuvo a Alfred Momens, que causó un accidente esta madrugada en la calzada de Waterloo. Parecía borracho pero el alcotest dió negativo y se lo llevaron a tomarse una muestra de sangre. Dió positivo para cocaína así que quedó formalizado por causar un accidente conduciendo bajo el efecto de drogas. No quiso decir donde la había conseguido, pero ya verifiqué con nuestros hombres que acababa de salir del "6 a 6". Aunque, como farmaceútico, es posible que la fabrique él mismo. Pero la debe haber consumido ahí. - Creo que ésto más la agresión de Mardones será suficiente para obtener la orden de registro de ese lugar que tanto necesitamos. Pero no la podemos pedir al juez Dedeuvel ya que es miembro del club. - La pediré a otro juez. ¿Cuándo quiere que vayamos? - Esta noche. Así cogeremos in fraganti a los socios desprevenidos. - ¡Será un gran golpe noticioso! - Si la prensa se entera. Pero, obviamente, no pienso anunciarlo. Y no detendremos enseguida a los socios. Los dejaremos sudar. La entrada de la policía en el club produjo, como era de esperar, un gran revuelo. Los socios que estaban en el salón principal trataron de escaparse pero fueron detenidos y, después de revisar sus documentos de identidad y anotar sus domicilios, fueron soltados, para su gran alivio. Los que estaban ya en las alcobas no tuvieron tanta suerte y fueron retenidos por varias horas junto a sus anfitrionas. A uno de los clientes le fue aún peor: descubrieron a una de las muchachas pinchándolo con una jeringa. El análisis posterior mostraría que era cocaína. Por más que protestó "Madame Perla", la regente del prostíbulo, penetraron en su oficina y la registraron de punta a cabo. En un mueble-archivo del que exigieron la llave, descubrieron los expedientes de todos los socios, aunque algunos solo aparecían con apodos. Revisando un par, Servais pudo ver que no solamente contenían los antecedentes requeridos para su afiliación sino también transcripciones de conversaciones íntimas con las escoltas, donde salían a relucir algunos secretos que podían ser utilizados para un chantaje o presión más o menos sutil. Las damas fueron conducidas a una comisaría y el club fue clausurado. El análisis de la sangre con cocaína y de las transcripciones de conversaciones llevaron, después de su estudio, a efectuar un segundo allanamiento. Debía haber algún lugar oculto donde se guardaba la


droga y donde se registraban las conversaciones de alcoba. Un topógrafo policial levantó un plano del inmueble y descubrió que, detrás de la oficina de la regente debía haber otra habitación. En uno de los cajones de su escritorio descubrieron un interruptor que abría un panel secreto en una de las paredes y penetraron en el pieza oculta. En el lugar vieron de inmediato las numerosas pantallas de televisión: al encenderlas, observaron que correspondían a todas las alcobas y a diversos ángulos de los salones comunes. A cada pantalla, además, estaba conectada una videograbadora en condiciones de registrar lo que ocurría, y tenía al lado un "plan de tomas" con indicaciones de a quién y en que condiciones debía ser grabado. En varias grabadoras estaban los discos DVD que estaban siendo utilizados y en un estante toda una colección de los mismos. Otro mueble debió ser descerrajado y contenía diversos tipos de drogas, desde marihuana hasta éxtasis y heroína. Los archivos de socios les reservaron numerosas sorpresas a los policías. Aparecían ahí, además del ya conocido proveedor de lácteos, Sigisfredo Van Acker, el juez Jan Dedeuvel, el senador VLB Karel Verschande, el farmaceútico Alfred Momens, el periodista Jacques Mostincks de la RTBF, el gerente de la papelera Cobelpap, Philippe Gossiaux, y otros personajes menos conocidos. Viendo que estos archivos no establecían la identidad real de todos, Servais consideró que era conveniente tratar de identificar a los que aparecían con apodos. Sin duda algunos aparecerían en las grabaciones de las cámaras ocultas, pero podían haber otros que no habrían sido grabados o que ya se habrían allanado a comprar las grabaciones. Tender les una trampa sería lo mejor. No se puso ninguno indicación a la entrada del club de que éste ya no funcionaba. Y una funcionaria policial fue encargada de confirmar las citas que se pidieran por teléfono. Así, los socios despistados llegarían sin ninguna aprensión. Pero, apenas adentro, serían identificados e interrogados. Uno de los socios "destacados" del club era el juez Dedeuvel, del Tribunal de Primera Instancia de Bruselas. Servais encargó al Departamento Jurídico de la PJF que revisara los juicios tramitados por él y sus sentencias en, al menos, los dos últimos años. Unos días más tarde, recibió un informe contundente para establer la corrupción: a juicio de los abogados policiales, al menos dos sentencias eran contrarias a derecho en virtud de las pruebas presentadas y las dos estaban ligadas al narcotráfico. Una era un sobreseimiento definitivo porque le juez habría detectado errores de procedimiento y otra una declaración de inocencia basada en la supuesta debilidad de los testimonios. Sin duda el juez había sido comprado o chantajeado a raíz de sus retozos sexuales, los que se podían observar, por lo demás, en los DVDs confiscados.

Capítulo 5. ¿Tráfico de órganos? Servais recibió otro llamado telefónico. - Jefe -le decía Remi-, acaban de avisarnos de otro asesinato con la marca del 6. La mujer está en la morgue. Pero me parece que algo no encaja, o bien el asesino muestra otra finalidad. Será mejor que vaya a verla. - De acuerdo. Juntémonos ahí en media hora, y me pondrás al tanto. Cuando estuvieron ante la bella joven, Remi levantó la sábana y mostró al comisario la cicatriz que había llamado su atención: a la derecha, a la altura de la cintura. Estaba claro que no había tenía tiempo para cicatrizar. - Ninguna de las otras tenía este tipo de cicatriz. ¿Qué podría ser? -preguntó al médico forense. - Esta mujer sufrió una intervención poco antes de morir. O quizás murió a raiz de la misma, porque no


encontré ningún signo visible de agresión. No podré contestar antes de abrirla. - Vale. Me gustaría tener su informe cuanto antes. Y, dirigiéndose a su subordinado: - ¿El resto es idéntido? - Puede ver ud mismo que tiene el mismo tatuaje, pero en el otro seno. - Así, pues, o bien el asesino es el mismo e hizo un cambio, o bien se trata de un imitador muy bien informado. - Las dos cosas son posibles. La prensa dió mucha publicidad a estos casos. - Lo que desgraciadamente no es muy bueno para nosotros y facilita las imitaciones. Fuera del tatuaje y la cicatriz, ¿hay alguna otra diferencia? - La fecha no tiene relación alguna con el número seis, pero quién sabe si ésto es importante. Tendremos que revisar los detalles de los casos anteriores para profundizar en la comparación. Y, sí, hay aún otra cosa: el periodista no llegó antes que nosotros esta vez. - No lo habrán avisado. O el asesino actual podría no saber nada de este hecho. Es muy posible que sea un imitador. - Nos queda esperar el informe de la autopsia y la identificación de la mujer. El día siguiente, Servais recibía el informe. El hígado había sido removido. La mujer había sido cosida después sin grandes recauciones et había muerto por falta de soporte vital durante la operación. En resumen, la habían asesinado para obtener su hígado. Ésto sugería claramente un tráfico de órgano particularmente cruento y criminal. El comisario se conmovió. Ésto no era nada común en el país y no encajaba en el análisis que había realizado de los acasos anteriores. Pero si el hígado había sido sacado, debió ser implantado en otra persona. Pidió inmediatamente a todas las oficinas de la PJ que visitasen a los hospitales y clínicas para identificar a los pacientes que hubiesen recibido un hígado el día o la noche anterior. Unas horas más tarde le llegaban las respuestas: había habído cinco trasplantes de hígado en el país pero, solamente en la clínica Sint Rafael, de la ciudad de Leuven, un paciente había recibido un hígado de un origen no registrado. Habían señalado que su médico tratante lo había obtenido de un donante anónimo después de verificar su compatibilidad. Servais ordenó inmediatamente buscar al médico e interrogarlo. Por otra parte, la víctima había sido identificada como Florence Cloquet, una azafata de la línea Air France. Debería haber salido el miércoles en vuelo hacia París, pero no se había presentado. Trompel, ignorando todo del nuevo caso, se puso de nuevo a seguir a su vecino en su siguiente día libre. Extrañamente, ese día salió más tarde y no se dirigió hacia el bosque. Abordó un bus, lo cual complicó mucho al detective, pero, siempre disfrazado, logró subirse al mismo sin ser reconocido. El sospechoso se bajó en la Estación Central, donde compró un pasaje para la cercana ciudad de Lovaina (Leuven). Allí, se dirigió a la Clínica San Rafael, donde fue a visitar a un paciente. Le fue imposible a Trompel averiguar a quién había ido a ver. Estaba aún vigilando el hospital cuando sonó su teléfono móvil. Era su antiguo jefe que lo invitaba a pasar a su oficina de la PJ. Trompel le explicó que estaba en Lovaina, porque le había llegado un soplo acerca de un posible sospechoso y que lo estaba siguiendo, por lo que quedaron en juntarse el día siguiente. Posteriormente, Bonnier almorzó en un restorán cercano y luego volvió a su casa.


La noche anterior, después de conocer el último informe de autopsia y de repasar todo el caso, Servais había regresado a su casa a la hora habitual cuando no tenía nada urgente que hacer. Había cenado con su mujer y sus dos hijos y se había puesto a ver televisión. Su hijos, adolescentes, se había retirado a sus cuartos y su mujer se fue a acostar a las 10PM. Él se quedó porque a esa hora daban un episodio de la serie "Puerta a las estrellas", que le gustaba mucho. Pero estaba muy cansado. De repente sintió el timbre de la puerta y se fue a abrir. Se encontró con un desconocido y, sin saber por qué, sintió que era de confianza y lo dejó entrar en el vestíbulo. Ahí, el desconocido -que sin embargo le parecía familiar- empezó a comentar los asesinatos de la serie que investigaba y a señalarle varias pistas. Quedó convencido de que le estaba dando la solución... Entonces abrió los ojos y vió que la serie de televisión estaba finalizando. ¿Había soñado todo o se había quedado dormido después de atender al desconocido? No pudo decidir al respecto. Y también se lamentaba de haber olvidado ya algunos datos cruciales que le había dado su visitante. Se acostó, pero durmió muy mal, despertando más de una vez y tratando cada vez de recordar detalles de la "visita". Pero al despertar en la mañana estaba seguro de una cosa: ncesitaba reunirse con Remi y con Trompel, porque entre los tres tenían sin duda todos los elementos para resolver el caso. Ésta fue la razón de su llamada a Trompel pero, como éste no estaba en Bruselas, debió dejar la reunión para el día siguiente. Cuando se reunieron, Servais interpeló a Trompel por su investigación privada, ya que le había ordenado mantenerse al margen: - Me llamó mucho la atención que, cuando te llamé, estuvieses justamente en Lovaina, en la clínica San Rafael -le dijo entonces Servais-. Me has sorprendido, porque no estabas al tanto del último caso y resulta que nuestras investigaciones del último asesinato nos llevaron justamente ahí mismo. - Jefe, no podía quedarme tranquilo. En el funeral me llegó un soplo y valía la pena investigarlo. No sé aún si realmente el hombre está ligado al caso o no. Pero había indicios que no podían ser pasados por alto aunque, si estuviera en servicio activo, quizás habría archivado la indicación que me dieron. Contó entonces lo que le habían dicho y todo lo que había averiguado acerca de Bonnier. - A estas alturas, el hecho de que Bonnier haya visitado un paciente en la clínica San Rafael, sumado a lo anterior, le confiere sin duda la condición de sospechoso. Confirmaremos si fue a visitar el transplantado y trataremos de averiguar por qué. Expuso entonces todos los detalles de los diferentes casos que no habían salido en la prensa, para que Trompel estuviese al tanto. - Jef -le dijo-, tienes habilidades para analizar casos y, si no me equivoco, escondes incluso una aplicación especial en tu computador. Podrías darnos una mano en el análisis. Por ésto he decidido ponerte al tanto de todo y reincorporarte, aunque exclusivamente para trabajo de oficina. Después de la reunión, Trompel fue a buscar su notebook, en que había registrado todos los detalles de los asesinatos que él conocía, así como los resultados de su seguimiento a Bonnier. Trabajó horas agregando a su base datos los antecedentes sacados de los informes que le dió su jefe. El día siguiente, al llegar de nuevo a la oficina, echó a andar su aplicación de minería de datos, que le podría sacar algunas conclusiones o, al menos, señalar coherencias e incongruencias. Imprimió los resultados y, con ellos, fue a ver a Servais. - Mi análisis marca algunos datos que podrían ser importante, además de la obvia importancia del número seis. Así, por ejmplo, existen al menos dos casos en que el asesino debió contar con un cómplice: en el caso de la miss Universo y en el del transplante. En el primero, hubo dos personas que


entraron y salieron del hotel con la camilla [civière]. En el segundo debió ocurrir lo mismo, y una de las dos debió haber un cirujano. También se manejó en ambos casos una ambulancia, hasta para llevar el hígado a la clínica de Lovaina. Quizás lo extrajeron en la misma ambulancia. Hay otro detalle que me llama la atención -agregó Trompel-. Puede ser una coincidencia, pero también podría ser un indicio: en la lista de personal del club, hay un pianista y su fecha de nacimiento es 6 de junio de 1966, o sea 6-6-66. Además su dirección es 6 calle Moris en la comuna de Saint-Gilles. Y Saint-Gilles es el sector postal 6. - Por cierto llama la atención -contestó Servais-, pero no es una pista muy firme. Por ahora, no tenemos nada que apunte hacia él. Aunque, como estamos, no perdemos nada con investigarlo un poco más. - Y el hecho es que Bonnier también trabaja en el club. Ésto nos da dos personas en íntimo contacto. Faltaría averiguar si tuvieron los mismos días libres. Y si uno de los dos hizo estudios de medicina. Ésto sería muy coherente con la personalidad del asesino. Según el análisis psicológico, se siente con poder al someter a sus víctimas mientras en su vida ordinaria siente que no tiene ninguna. También sería muy coherente si debió abandonar la profesión médica. No le gusta no tener o haber perdido poder sobre la vida de otros. Sólo se siente libre y poderoso bajo el signo del seis. Sufre una neurosis que le hace apelar a la magia para sentirse seguro. - Entonces, tenemos a dos sospechosos, del mismo club: Bonnier y el pianista. Averiguaremos sus días de salida. Traeremos a Bonnier para que nos cuente qué lo liga al paciente transplantado. Ya se ha confirmado que lo fue a ver a él: fue la única persona que se presentó a la hora que señalaste. En cuanto al pianista, Michel Chardonnais, lo vigilaremos y lo traeremos eventualmente después. Y nos falta el testimonio del cirujano que hizo el transplante. - Pero si Bonnier está involucrado, en algún momento se me escapó. Lo he seguido en todos sus días libres. - Pero los asesinatos fueron de noche. A lo mejor no lo sentiste salir y se te escapó. - Ésto es cierto. No lo podía vigilar día y noche. Servais se encargó personalmente de interrogar a Bonnier cuando lo trajeron. Trompel no debía mostrarse, para evitar ser reconocido. Mientras traían al hombre a la comisaría, el detective entró en su departamento para revisarlo. Enviaba inmediatamente a Servais sus observaciones por mensajes de texto, de tal modo que el comisario pudiera utilizar estos datos en el interrogatorio. - ¿Qué fue a hacer en la Clínica San Rafael? - Fuí a ver a mi amigo Lodewijk van der Helst, que había sido operado. - ¿Recibió un transplante de higado, no es cierto? - Así es. Bonnier se extrañó de que la policía estuviera al tanto y empezó a intranquilizarse. - ¿De quién era el higado? - ¿Cómo voy a saberlo? Los donantes son siempre anónimos. - Nos parece que podría saberlo. ¿El martes pasado no fue su día de salida? - Sí lo fue. - ¿Y no se juntó con otra persona? ¿En la noche por ejemplo? - ¿Por qué esa pregunta? - ¿No conocía a Florence Cloquet? - Para nada. ¿Quién es? - ¿Y por qué tiene una fotografía suya en su departamento? -pudo preguntar el policía, que acababa de recir el mensaje de texto de Trompel señalándole el hecho. - ¿Tengo su foto? - En efecto. Y también las de la miss Universo y de la miss 17. ¿Le gustan las mujeres no cierto? - Claro que me gustan mujeres bellas. No veo que puede haber de mal en ello. - Y le gusta acosarlas en el bosque también.


- ¿Acosarlas? - Sabemos de su afición. No lo niegue. La noche del martes pasado, abordó a Florence Cloquet cuando salió del aeropuerto. La hizo subir a un vehículo, la mató y le sacó el hígado ¿no es así? - ¡Yo no toqué a esa mujer! ¡No sé quién es! - ¡Es lo que vamos a averiguar! ¿Nos podría dar una muestra de ADN? Basta con pasarle un algodón en la boca. Si no la tocó, quedará libre de sospechas. - ¡Encantado! No tengo nada que ver con este caso y, de este modo, se lo probaré. Después de tomarle la muestra, Bonnier fue enviado a una celda, donde tendría que esperar el resultado del análisis. Se verificaron sus antecedentes: no había nada en el sistema procesal belga. Pero como tenía nacionalidad francesa, se alertó a la policía de ese país a través de Interpol. Horas después llegaban las informaciones solicitadas acerca del sujeto. Éstas, además, señalaban que las autoridades de la línea aérea habían hecho la denuncia de la desaparición de su azafata a la Interpol de París, aviso que había llegado en paralelo a la policía belga. Un par de días después, fue llevado de nuevo ante el comisario Servais. - Tenemos el resultado del análisis de su ADN. - Entonces sabe que yo tenía razón. No conocía esta mujer y no tengo nada que ver con este crimen. - Ésto no está confirmado. Sin duda se puso guantes de látex y otra persona sometió a la mujer. Pero ud la operó y llevó el hígado a Lovaina, para el señor van der Helst. - Se equivoca. No la conozco y no la toqué. Sólo tenía una foto suya. - Sabemos que se llama en realidad Jean Bonneau, un nombre que -evidentemente- no le gusta [El homófono francés "jambonnau" significa jamoncito]. Lo condenaron en Francia por pedofilia y perdió su licencia de médico-cirujano. Pero hay algo mucho más grave: su ADN apareció en una niña de nueve años violada hace tres años. No sabíamos a quién pertenecía hasta analizar el suyo. Si no tiene relación con las mujeres asesinadas, al meno sí la tiene con esa violación. ¡Esta vez no escapará de la justicia! Y le costará una buena cantidad de años de cárcel. Más aún si verificamos su participación en los crímenes de los Seis. La policía de Lovaina había por fin podido hablar con el médico de van der Helst. Éste se escudó primero en el secreto profesional para negarse a responder a las preguntas que se le hacía. Pero cuando se le acusó de complicidad en tráfico de órganos y en un caso de asesinato, acabó por confesar que había aceptado el trato que le había ofrecido van der Helst: el paciente se procuraría él mismo el hígado, fuera del circuito oficial, y el médico no haría preguntas. Por ello, recibió honorarios millonarios. Pero no podía informar sobre el origen del órgano. El único que sabía la verdad era su paciente. Recibida esta información, Servais envió a Trompel a la clínica. Debía interrogar a van der Helst y también a las enfermeras. Al menos una de éstas debería poder reconocer a quién trajo el órgano. En la guardia, gracias a la autorización dada por el cirujano, el detective pudo averiguar cuáles eran las enfermeras que habían estado presentes cuando llegó el hígado y cuál estaba a cargo de las formalidades. Tuvo la suerte de que estaba presente y le preguntó quién lo había traído. - No sé quién era. El doctor me había avisado de que llegaría el órgano. De que se lo mandaba un colega de otro hospital. El señor van der Helst no estaba en la lista de prioridades, pero algunas veces los pacientes reciben donaciones particulares, generalmente de un familiar, aunque lo habitual en estos casos es que se haga la extracción aquí mismo. - ¿No le extrañó que no se siguiera el proceso normal? - No, porque -como le dije- es lo habitual, pero no se trata de una regla absoluta. El donante, a veces, no puede ser transportado, por una razón u otra, y ésto no puede impedir el proceso. Se trata de salvar


una vida. - ¿Y no hubo nada anormal en la entrega? - Nada. El enfermero lo trajo como es debido, en las condiciones adecuadas. - ¿Era una de estas personas? -preguntó Trompel, mostrando las fotos de Bonnier, Chardonnais y otros clientes del "6a6". - ¡Éste es! -dijo, indicando a Bonnier. ¿Quién es? - No le puedo dar esta información, lo siento. Pero es muy importante para nosotros. ¡Gracias! - ¿Puedo ver ahora al señor van der Helst? - No hay ningún inconveniente. Está en la suite 206. "Otro seis" -pensó Trompel, que se encaminó a la habitación. Cuando se presentó como policía, se dió cuenta de que el paciente se intranquilizaba. Después de preguntar cómo se sentía, abordó le tema más espinudo. - Sé que lo vino a ver hace unos días el señor Bonnier. ¿Lo conoce hace tiempo? - Hace unos diez años, diría yo. - ¿Entonces lo conoció en Francia? - Así es. - ¿Era su médico allá? - Sólo un amigo. - Debe saber entonces que no se llama Jean Bonnier sino Jean Bonneau. Y que era médico-cirujano. Por ésto se puso de acuerdo con él y lo pagó para conseguir un hígado, ¿no es cierto? El hombre se quedó callado. - ¿Sabe que lo podemos enjuiciar por tráfico de órgano? ¡Y, además, como cómplice de homicidio! - ¿Cómo sería ésto posible? ¡Yo no pude intervenir en ningún homicidio! Estaba aquí, y bastante grave. - Quién le dió el órgano ha sido asesinado para obtenerlo. - ¡No puede ser! ¡Jamás pedí ésto! - ¿Pero se lo procuró Jean Bonneau, no es cierto? - Así es. Me dijo que podía encontrarme uno y que me lo traería. - Es todo lo que quería saber por ahora. Gracias, señor van der Helst. Cuando esté mejor, deberá rendir testimonio oficial. Mientras tanto, no puede abandonar el país y, si sale de esta clínica, deberá notificar de su lugar de residencia a la PJF. Quedaba una pregunta: ¿cómo supo Bonnier que el hígado de Florence Cloquet sería compatible? Ella trabajaba para Air France, por lo que pasaba mucho tiempo en París. Podría haber conocido a Bonneau ahí. Se lo comentó a su jefe y éste pidió entonces a la policía francesa que concurriera a la clínica donde operaba el dr.Bonneau y verificase si había tenido alguna relación con una paciente llamada Florence Cloquet. Y, de ser así, pidió acceso al historial médico de la difunta.

Capítulo 6. Víctimas masculinas El lunes 8, Servais encontró en su computador, en el relato de los hechos del fin de semana, un informe sobre una mujer asaltada en el bosque de Soignes, en Overijse. Se trataba de un intento de violación que había fracasado por haber sido interrumpido por gendarmes a caballo que paseaban ahí sus bestias. Pero el agresor había escapado. Ana Jacobs venía de una fiesta de matrimonio que se celebraba en uno de los locales de Jesus Heick.


Fue asaltada cuando iba a subir a su auto, en el estacionamiento que estaba en bordura del bosque. Había cometido el error de salir sola, porque quería regresar temprano a casa, aquejada de un fuerte dolor de muelas. El bandido la amenazó con un cuchillo. Llevaba un pasa-montañas, pero estaba vestido de etiqueta, lo que hacía pensar que podía haber estado en esa misma fiesta. Se adentró con ella en el bosque. Mientras la empujaba, le dijo "Ahora vas a ser mía para siempre. Ésta será tu mejor experiencia. El placer supremo. Nunca serás de nadie más." Le cortó el vestido con el cuchillo pero tuvo que guardar éste cuando intentó violarla. Fue cuando ella se puso a gritar y tuvo la suerte que pasaran cerca los gendarmes a caballo, que paseaban por ahí ahí sus bestias. Pero el violador se escabulló entre los autos estacionados, donde los animales no lo podían seguir. Servais mandó pedir los datos de los asistentes a la boda y recoger los vidéos que fueron tomados. Pudieron ver ahí varias personas que visitaban o trabajaban en el Club 6a6 y varios hombres que respondían a la descripción -parcial- dada por la víctima. La coincidencia les llamó la atención pero, evidentemente, de por sí no significaba nada. Llamó a los hombres que debían vigilar al pianiste del "6a6" durante el fin de semana y pidió su informe. - Jefe, el sábado se nos escabulló el pianista. Era su día libre. Se metió en una ceremonia de matrimonio. Hubo un gran desorden cuando la gente salió de la iglesia y no lo vimos más. - ¿Dónde fue ésto? - En la iglesia de Jesus Heick, en Overijse. Servais sumó dos más dos: el pianista, el día 6 y un intento de violación. ¿La quinta víctima de la serie? Pidió el informe completo del interrogatorio de la víctima y, después de leerlo, lo entregó a Trompel y lo envió al hospital para entrevistar nuevamente a la víctima, interrogándola especialmente acerca de su eventual relación con el club. Pero el detective se llevó una sorpresa: la mujer se había ido, contra el aviso del médico. Se dirigió entonces al domicilio que les había dado pero, ahí, nadie le abrió la puerta. El día siguiente, Remi llegó corriendo a la oficina del comisario. - ¡Jefe, no lo va a creer! La mujer del bosque: está donde el juez Dedeuvel e informa que éste ha sido asesinado. - Y Dedeuvel era cliente del 6a6, si mal no recuerdo. - En efecto. ¿Qué estaría ella haciendo ahí? - Se lo preguntaremos. Que tú y Trompel vayan allá a investigar. Ana Jacobs les abrió la puerta cuando, con los técnicos forenses, llegaron al domicilio del juez. Las preguntas no hicieron falta: les explicó de inmediato que estaba ahí porque el juez era su tío y que había pensado que estaría más segura con él, además de poder contar con su asesoría legal. Pero cuando había bajado a preparar el desayuno, había encontrado a su tío tirado en el suelo del living. Indicó la entrada de esa habitación a los policías pero no los quiso acompañar. El juez tenía la camisa abierta y ... el signo theta grabado en el pecho. Había sido claramente estrangulado con una cuerda muy delgada, que no pudieron encontrar en el lugar. El cuerpo estaba frío y el termómetro permitió establecer que debió haber sido asesiando hacia la media noche. Un hombre con el signo "6" era una novedad. Pero, en realidad, sólo había habido dos mujeres con este mismo tatuaje. Las otras mujeres agredidas podían, o no, estar relacionadas. Pero todas las víctimas habían sido estranguladas del mismo modo con algo muy delgado, como un hilo de caña de pescar, una cuerda de guitarra o de piano.


Trompel interrogó a la mujer, que aseguró no haber oído nada. Se había acostado antes de las once y había tomado fármacos para dormir, debido a los dolores y a la angustia que aún sufría. También le preguntó por la agresión que había sufrido y por su presencia en la fiesta de matrimonio. Había sido compañera de estudios de la novia y esa era la razón de su asistencia. Dijo no conocer al club "6a6", pero Trompel tuvo la clara impresión de que ésta era una mentira. Los técnicos verificaron que la cerradura de la puerta de calle había sido forzada, pero no encontraron huellas dactilares. Sería otro caso de difícil solución. Pasada ya una semana, Servais encontró un mensaje sobre su escritorio. Decía "Tengo información importante para ud. Encontrémonos en la última fila del cine Metropole a la seis de la tarde. No quiero que me vean en locales de la policía. Dr.Felicien Demarteau." - A las seis, -grunó Servais-. ¿Estará relacionado con ese caso de asesinatos? ¡Espero que no sea una trampa! Buscó el nombre de Demarteau en la guía de teléfonos de internet en su computador. Había efectivamente un doctor Felicien Demarteau, que aparecía como neurólogo. Iría a la cita. A las seis, por lo tanto, entraba en el cine Metropole, en la calle Nueva, la más importante del centro comercial de Bruselas. Había poca gente en las últimas filas. Como no conocía a su interlocutor, se sentó solo en una zona desocupada de la última fila. Pocos minutos después uno de los otros espectadores del fondo de la sala se sentó a su lado. - ¿Comisario Servais? - Así es. - Soy el doctor Demarteau. ¿Puedo ver sus credenciales? - ¡Si alcanza a ver algó aquí! - La luz de la película me parece suficiente. ¡Está bien! -agregó, después de ver el documento-. Discúlpeme, pero no quisiera que lo que tengo que decir caiga en oídos inadecuados. El asunto es grave y no tengo pruebas definitivas. - ¿De qué se trata? - De los asesinatos en serie señalados con el número seis. Lo que le voy a decir podría ser mera coincidencia, pero lo dudo. Junto con, sin dudas, otros médicos, he sido seleccionado por la empresa farmaceútica Zespharma para probar un nuevo medicamento contra la depresión. Me han pedido elegir seis pacientes que no fuesen casos demasiado graves y me han enviado las dosis necesarias del fármaco para lo que consideran un tratamiento tipo, junto con los estudios que los avalan. Todo está en orden: los estudios previos en animales fueron favorables y han sido autorizados para iniciar la experimentación en humanos. He de seguir los casos muy de cerca e informárles de cualquier efecto adverso. Los remedios se me entregan gratis, por lo que escogí pacientes que podrían tener dificultades para pagar el tratamiento -bastante caro- con el fármaco que les prescribiría normalmente y que sería reemplazado ventajosamente con este nuevo. - Supongo que no habría nada anormal en ésto pero que ud sí descubrió algún fallo grave, si llegó a invitarme aquí. - En efecto. Dos de los seis pacientes han ido demostrando progresivamente un fuerte aumento de agresividad los días en que toman el fármaco, lo que ocurre una vez a la semana. Uno de ellos lo había tomado el día de su consulta y casi me mata, después de hablar peste de los médicos. El otro no presentaba síntomas en la consulta pero me contó que, el día que tomaba el remedio, sentía una fuerte aversión por las mujeres. - ¿Habrá ud informado a la empresa, supongo? - En efecto. Y les reemplacé el medicamento. Pero la empresa no me contestó y sigue remitiéndome sus muestras. Ésto me molesta mucho. Y sumé dos más dos o más bien, en este caso, seis más seis.


Considere lo siguiente y dígame si solo puede ser coïncidencia: la empresa se llama Zespharma y zes significa seis en flamenco [segundo idioma de Bélgica, equivalente al holandés]; luego me piden escoger seis pacientes, diciéndome que forman parte de una primera muestra de treinta y seis, o sea seis pacientes de seis médicos. Finalmente uno de mis pacientes adquiere el deseo de agredir a mujeres y otro casi me mata. ¿Qué le parece? - Es muy perturbador, en efecto. Supongo que no me revelará el nombre de esos dos pacientes. - Ud debe saber muy bien que el secreto profesional me lo prohibe. - Tiene toda la razón, pero también era mi obligación preguntar. Creo que esta empresa merece ser investigada. ¿Atestiguaría ud en contra suya? - Solo si ud descubre pruebas que complementen mi testimonio. De lo contrario preferiría no enemistarme con ellos. Es una empresa importante y, hasta ahora, no había tenido problema. - Su pedido me parece válido. ¿Cuál es el nombre de este medicamento? - Attryl. - Bien. Veré si podemos descubrir algo más. ¿Conoce el nombre de los otros médicos? ¿Ha contactado a alguno? - Imposible. Este tipo de prueba se hace de manera muy reservada y es imprescindible que los reportes sean totalmente independientes. - No se me ocurre qué más preguntarle. Le agradezco la información que me dió. Si no tiene nada más que agregar, me despido. Encontré su dirección y número de teléfono en la guía: lo llamaré si tengo novedades. ¡Hasta la vista! El día siguiente, a primera hora, Servais encargó que le averiguasen la dirección de Zespharma y quién era su director, presidente, gerente o quien sea que fuese su mandamás. Al poco rato le daban los datos pedidos: el director-gerente y dueño se llamaba Marcel Zesdeman, la empresa tenía oficina y laboratorios en la pequeña ciudad de Mechelen y contaba con unos ochenta empleados. También pidió una revisión de los informes científicos sobre el fármaco Attryl. Se le informó que éste no había sido aprobado aún por la FDA norteamericana, que era practicamente la rectora a nivel mundial en materia de aprobación de medicamentos. Sin embargo, en Bélgica, la primeras pruebas en pacientes reales habían sido autorizadas unos seis meses antes, o sea, unas semanas antes del inicio de los asesinatos en serie. El día siguiente: - Jefe, no va a creer quienes llegaron anoche al club: nada menos que el alcalde de Peer acompañado del gerente de una empresa farmaceútica que vive ahí. ¿Tendrá el alcalde algo que ver con los asesinatos? Una de las mujeres fue encontrada ahí! - ¿Crees que sería tan tonto como para llevarla a su propia ciudad? Pero díme quién era ese ejecutivo farmeceútico. - Se llama Louis Vandeurzen. Como vive también en Peer, ésto puede explicar que lleguen juntos. Lo verifiqué: ninguno tiene antecedentes policiales y ninguno aparece con su nombre en las carpetas de Madame Perla. - ¿Y en que empresa trabaja? ¿No será Zespharma por casualidad? - Exacto, jefe. ¿Cómo supo? - Tengo mis fuentes. Aunque no esperaba descubrir una relación de Zespharma con el Club 6a6, alguna relación parece tener con los asesinatos. Una cuestión de fármacos peligrosos. Servais pidió entonces a la oficina de Amberes que interrogue al alcalde de Peer, pero éste, además de reconocer que iba de vez en cuando al club 6a6, pudo dar coartadas para las fechas de los asesinatos, las que fueron verificadas por la policía.


El día siguiente, decidió ir a visitar a Zespharma después de almuerzo y entrevistar por sorpresa al señor Zesdeman. ¿Otra coïncidencia? Su nombre significaba "sexto hombre". El nombre de la compañía provenía probablemente de su propio apellido. A las tres de la tarde, después de media hora en auto por una carretera provincial, estaba en Mechelen, en la Leopoldstraat, cerca de la Schuttersvest, donde aparcó delante del edificio de Zespharma. De inmediato su atención fue atraída por el logotipo de la empresa: un circulo atravasado por un diámetro vertical, como un reloj marcando las seis. Y como en las mujeres asesinadas! Entró. Mostró su identificiación a la recepcionista y dijo que necesitaba hablar urgentemente con el señor Zesdeman por un asunto de máxima importancia. La recepcionista lo mandó al último piso, a hablar con la secretaria del director. Ahí, mostró nuevamente sus credenciales y repitió su presentación. La secretaria le dijo que lo iba a anunciar "al gran patrón". - Su teléfono no contesta. Pero estoy seguro de que está porque me firmó unos documentos hace media hora y no ha salido. Voy a ir a ver. - La sigo -dijo Servais, que no quería obtener un no por respuesta-. La secretaria abrió le puerta y se encaminó hacia el escritorio, detrás del cual estaba su jefe. - Señor... -empezó a decir, pero se interrumpió al ver su cabeza caída hacia el pecho y los brazos colgando. - Algo le ha pasado -le dijo entonces al detective. Éste, que reconoció de inmediato la escena, le impidió avanzar y le ordenó volver a su puesto. - Yo me encargo de todo aquí. Espéreme afuera. Ya le diré qué hacer. Se acercó más y vió más claramente que algo le sobresalía del pecho, algo que había servido de puñal, pero sin mango, y un pequeño hilo de sangre. El golpe debió ir directo al corazón y la hemorragia había sido principalmente interna. Detrás del sillón había un gran reloj de pared... donde faltaba el minutero. El hombre se había suicidado o lo habían asesinado con él. Servais miró entonces el escritorio y descubrió que era en realidad una pantalla OLED, seguramente de respuesta táctil. En ella se deplazaba lentamente, de un lado a otro, un logo de la empresa. Se puso guantes y tocó la gran pantalla. El logo desapareció y, en su lugar, apareció un mensaje en grandes letras: "El Attryl es un fracaso total. Debe ser retirado. Estamos arruinados." Así que el doctor Demarteau tenía razón. Zesdeman debió recibir otros informes y los había quizás relacionado con los asesinatos. Y no lo pudo soportar. Interrogando posteriormente al gerente, bajo amenaza de encubrimiento de asesinatos, Servais obtuvo los nombres de los seis médicos y los expedientes de los treinta y seis pacientes. Entre ellos reconoció el nombre de uno de los trabajadores del club "6a6": Michel Chardonnais, el pianista. De vuelta en Bruselas, después de supervisar los trabajos requeridos en la oficina de Zesdeman, Servais ordonó la búsqueda del pianista. Cuando fue traído a su oficina, Chardonnais reconoció que tomaba regularmente Attryl. Incluso, estaba tan contento que había aumentado la dosis. Deseaba hacerlo sin avisar a su médico, pero como era imposible obtenerlo de otra manera, había sido obligado a visitar cada vez éste. Como había declarado que no sentío ningún efecto secundario, había recibido siempre el remedio sin dificultad. Servais le preguntó qué día de la semana lo tomaba. Era su día libre en el club y también, como el policía pudo comprobar, cada vez el día en que habían tenido lugar los asesinatos. Fue arrestado como el principal sospechoso mientras se verficaban sus coartadas, cada vez más imprecisas cuando se retrocedía en el tiempo. Finalmente, todas fueron destruídas y se dió la orden de


registrar su domicilio. A primera vista, no se encontró ninguna posible pista. Pero uno de los detectives tuvo la idea de ver si era posible abrir su piano por atrás. Y encontró ahí una verdadera galería fotográfica: había una foto -sin duda tomada por él- de cada mujer asesinada, acompañada cada vez de un artículo de prensa referido al hecho y de los escasos comentarios de la policía. En un pequeño cuaderno, sin relatar ningún detalle de sus delitos, el músico llevaba también un registro de los titulares de prensa y comentarios despectivos de la acción de la policía. El hombre se creía realmente superior y felicitaba a su médico por haberle provisto de un medicamento que lo volvía tan eficaz para "vengarse de las mujeres que lo habían ridiculizado a todo lo largo de su vida." Otra sorpresa fue el único libro que se encontró su pequeña biblioteca en medio de obras sobre grandes músicos: una especie de resumen de ciencias ocultas con un importante capítulo de numerología y de interpretación de signos asociados a los números. La sección acerca del número seis estaba separada por un marcador y un párrafo relativo al horoscopo de las personas nacidas bajo el signo del seis estaban subrayadas en rojo. Se decía, entre otras cosas, que éstas tendrían mucho éxito para deshacerse de sus enemigos si lo hacían "en la sombra y de manera inteligente, siempre bajo el signo del seis". Como lo había descubierto también el inspector Remi al princpuio de la encuesta, había una marca frente al texto que mencionaba que "si se combina la cifra seis con un círculo, como un reloj a la seis, se forma un símbolo que sugiere el fin de la vida: la rueda dejó de girar". Como la policía había constatado en su documento de identidad y confirmado en el Registro de la Población, Chardonnais había nacido un 6 de junio. Lo había considerado siempre como una fecha fatídica y, sin duda, se había entusiasmado con el horoscopo que había encontrado. Puesto frente a las pruebas descubiertas por la policía, el pianista terminó confesando que había matado las dos "miss" y la parlamentaria. Y también que había colaborado con Bonnier para realizar el trasplante del hígado, como retribución por la ayuda que este último le había prestado en el secuestro de las miss Universo. Como la policía sospechaba, había conocido Bonnier en parís, donde este último había sido médico de su padre. Le era tan agradecido de lo que el médico había hecho durante los últimos meses de vida de su padre que lo había ayudado à ser contratado en el club "6a6" cuando fue expulsado de la orden de los médicos y dejó Francia. Fue imposible conseguir su confesión en el caso del asesinato del juez. Este crimen se salía completamente de su línea de conducta y, a pesar de que la policía estaba convencida deque era el autor del mismo, matuvo siempre su negativa. Los policías, que habían allanado el domicilio del juez, analizaron los documentos que habían encontrado en su caja fuerte. Les sorprendió ver allí que había varios sobres grandes conteniendo antecedentes de numerosos miembros del personal del club "6a6". Y entre éstos estaban los de Chardonnais y Bonnier. En los documentos relativos a Chardonnais, no había información sobre su tratamiento médico ni sus aficiones fuera de la música. Pero la sorpresa fue mayor cuando, en la carpeta dedicada a Bonnier, pudieron ver que el juez conocía su nombre verdadero y el historial de sus desaveniencias con la justicia francesa. Estaba así perfectamente en condiciones de chantajearlo. Trompel fue enviado a interrogar a Mamae Perla al respecto. Ésta reconoció que el juez era el asesor jurídico del club y que se encargada desde hace tiempo de investigar el personal antes de su contratación. El detective le preguntó que sabía de los antecedentes de Bonnier. Reconoció que sabía que era francés y tenía algunos conocimientos de medicina, por lo que recurrían ocasionalmente a él si alguna persona se sentía mal en el club. Pero dijo no conocer la información acumulada por el juez. Éste le remitía solamente antecedentes básicos y su recomendación, favorable o desfavorable a la


contratación. Servais concluyó que era probable que Bonneau se hubiera enterado de que el juez conocía todos los detalles de su vida. Quizás fue contactado por éste, en un intento de chantaje, y decidió deshacerse del chantajista, aprovechando la posibilidad de que la culpa recaiga sobre su colega, del cual debía conocer el juego. El imputado fue interrogado al respecto pero, igual que el pianista, mantuvo su negativa. A falta de pruebas contundentes, no se le pudo procesar por este crímen.

Epílogo El caso de "los 6" estaba terminado. Ahora era asunto de los tribunales. Trompel agradeció al proprietario de los departamentos donde vivía Bonnier y donde se había instalado unas semanas. El dueño, sabiendo ahora del rol del detective en la detención de los asesinos, no quiso cobrarle el último mes. El detective volvió a su casa, donde sintió de nuevo intensamente la ausencia de su esposa asesinada. Pero se dió cuenta de que la investigación le había ayudado a superar el dolor y evitar la depresión. Se sentía ahora en paz. Había ayudado a hacer justicia y podía volver a una vida relativamente normal. Dos meses más tarde tenía lugar el proceso. La sentencia fue de las más duras: prisión perpétua efectiva para Chardonnais, bajo el régimen más estricto. En cuanto a Jean Bonneau, fue condenado a treinta años de cárcel, después de los cuales se entregaría a la policía francesa por el cargo de violación de menor allá. pasaría también el resto de su vida en la cárcel. El señor van der Helst también recibió varios años de cárcel por el delito de tráfico de órgano, mientras su médico recibió una fuerte multa y una amonestación tanto de la justicia como del colegio de los médicos por su falta de control del origen del óragno transplantado. El Club 6a6 fue cerrado definitivamente y madame Perla recibió cinco años de arresto domiliciario vigilado por su pequeño tráfico de drogas. FIN


Las vacaciones de Trompel Prólogo El Mercurio (Santiago de Chile), 20/02/2011 Con 79 homicidios presuntamente vinculados al crimen organizado, México sufrió el viernes su día más violento desde que asumió el Presidente Felipe Calderón, en diciembre de 2006. Según un recuento del diario mexicano La Jornada, en promedio, 31 personas han sido ejecutadas cada 24 horas durante los primeros 18 días de febrero, y las víctimas ya suman 566. De continuar esa tendencia, se superarán los 852 asesinatos registrados en febrero del año pasado. En los cuatro años que lleva Calderón ya suman más de 34.000 muertes por crimen organizado, sólo en 2010 hubo 15.000, indicó DPA. La Libre Belgique, 10/03/2009 Un emprendedor belga, secuestrado a fines de enero en Guadalajara, en el oeste de México, ha sido liberado la noche de este lunes y dos de sus captores fueron detenidos, según anunció el secretariado (ministerio) mexicano de Seguridad Pública. El emprendedor belga es propietario de una discoteca en la ciudad de Cancún. La situación de México, debido a la proliferación del tráfico de drogas, sobre todo en los estados del norte, cercanos a Estados Unidos, es realmente crítica. Pero, como lo señalan estas noticias, los estados del sur no quedan exentos de dificultades.

Capítulo 1. La capital Después de la muerte de su esposa y la encuesta conocida como "El caso de los Seis", Trompel decidió tomar vacaciones. No está muy al tanto de lo que ocurre en México et ha sido seducido por las ofertas de vacaciones que su agencia de viaje le propuso en este país. Y como le apasiona la arqueología, decidió visitar la zona maya, en el sur del país que, según la información que recibió, era "muy tranquila". La agencia le había recomendado la Riviera Maya, una zona turística situada cerca de Cancún -uno de los destinos turísticos más conocidos y donde está el principal aeropuerto de la zona- en el sur de México a lo largo del Mar Caribe y desde donde se podía llegar con facilidad a numerosos sitios arqueológicos mayas. Optó por la ciudad de Tulum, en el extemo sur de la llamada Riviera Maya, por su importancia arqueológica. Como le indicaba la agencia, "Tulum o Tuluum fue una ciudad amurallada de la cultura maya ubicada en el Estado de Quintana Roo, al sureste de México, en la costa del Mar Caribe. Es en la actualidad un gran atractivo turístico de la Riviera Maya y junto a ella se encuentra la moderna población del mismo nombre, Tulum. La ciudad maya se encuentra dentro del Parque Nacional Tulum. Aunque se han encontrado inscripciones que datan de 564, la mayor parte de los edificios que se aprecian hoy en día fueron construidos en el período postclásico de la civilización maya, entre los años 1200 y 1450." (Wikipedia)


La Península de Yucatán, es la porción septentrional de Mesoamérica, que divide el golfo de México del mar Caribe en el extremo sureste de América del Norte y la parte norte de América Central, con un territorio de aproximadamente 145 000 km². La integran los estados mexicanos de Yucatán, Quintana Roo y Campeche, aunque en sentido estricto de geografía física, Belice y el Petén en Guatemala también la conforman. Hubo grandes centros urbanos mayas en Yucatán, aunque cada ciudad tenía autogobierno y fuerza militar (con similar organización a las polis griegas), todos se identificaban como mayas. En la península las tres ciudades principales fueron Chichén Itzá, Uxmal y Mayapán. Chichén Itzá quedaba cerca de Cancún y Tulum, una de las razones por las que Trompel había elegido ese lugar. Había reservado un pasaje de la línea aérea KLM de Amsterdam a México, y pasaría primero algunos días en la capital mexicana para visitar el Museo de Antropología y las pirámides de Teotihuacán. Luego, tomaría un vuelo de Aeroméxico hasta Cancún. De Bruselas podía ir a Amsterdam en avión o bien en TGV (tren de alta velocidad). Considerando el tiempo de espera en los aeropuertos, primero en Zaventhem (Bruselas) para abordar el primer vuelo, y luego el tiempo de espera en Schipol (Amsterdam), concluyó que sería mucho más rápido tomar el TGV. Así, el 1 de julio tomaba el tren de las 18h en la Estación del Norte hacia Amsterdam, donde llegó a las 22h. Su avión salía a medianoche, para aprovechar el cambio de huso horario. Así, después de una breve escala en el aeropuuerto John Kennedy de Nueva York, llegaba al alba a Ciudad de México. Un mini-bus transfer lo llevó al centro, donde la agencia le había reservado una habitación en el hotel Versalles, en la calle del mismo nombre, cerca del Paseo de la Reforma, la principal avenida que, por un lado, llevaba hacia el Parque Chapultepec y el Museo de Antrpología y, del otro, hacia la Plaza de las Tres Culturas, el antiguo centro de la ciudad azteca. A su llegada, el recepcionista le recomendó desconfiar de las jóvenes que se presentaban en los sitios turísticos para ofrecerle varios servicios. Para que esté mejor prevenido, le entregó una copia de un artículo publicado pocos días antes en el diario "La Reforma": "Las Panteras", jóvenes y temibles mujeres al servicio de los narcos mexicanos El grupo criminal de "Los Zetas", brazo armado del Cartel del Golfo, abrió un nuevo componente delictivo en su organización, que está integrado exclusivamente por mujeres. Se trata del grupo "Las Panteras", conformado por jóvenes de entre 18 y 30 años encargadas de contactar y sobornar policías, militares, gobernadores, políticos y cualquier autoridad o personas civiles con las que se quiera hacer un "acuerdo" para beneficio de la organización. "Los Zetas" es la primera organización criminal que recluta mujeres para sus diversas actividades criminales como extorsión, lavado de dinero, cohecho, secuestro, piratería, traslado de drogas, trata de blancas, tráfico de personas, pornografía y pago a proveedores. Muchas, las que tienen mayor belleza y educación, se han logrado infiltrar en parte de la clase empresarial y política. Otras están dedicadas a las tareas de campo, como el secuestro o incluso el asesinato. Un ejemplo claro es el caso de María del Pilar Narro López, la "Comandante Bombón", jefa de un grupo de "Panteras", sindicada por la Procuraduría General de la República como sospechosa del crimen del general Mauro Enrique Quiñones [detenida el 9 de febrero 2009 en Cancún]. También está el caso de Cantalicia Garza Azuara, "La Canti" o "La Reina del Golfo", arrestada el 17 de abril de 2007. La mujer era operadora de una célula del cartel del Golfo dedicada al lavado de dinero y al tráfico de droga, armas y personas. Actualmente está siendo procesada en un juzgado de Tamaulipas. [Estos datos son reales.]


Después de refrescarse, consultó algunos volantes de información turística también recibidos al llegar al hotel y descubrió que la ciudad no había sido fundada realmente sobre la antigua capital azteca, Tenochtitlán, sino sobre la ciudad gemela de Tlatelolco, donde estaba le mercado más importante de la región. Como era la hora de almuerzo, se fue al restorán "Los Girasoles" y decidó probar la cocina mexicana. Cuando entró, vió que la mayor parte de las mesas estaban desocupadad pero, cuando quizo sentarse a una, el mozo le dijo que todas estaban reservadas. Recordó entonces que se le había advertido que, en este país, se requería dar propina para todo, la llamada "mordida". Le dió dos dólares al mozo y esté le indicó la mesa que "estaba reservada para él". De entrada se le ofreció un taco de verduras con carne molida. Descubrió que había que ser experto para que no se cayera el relleno y que la masa no se rompiera en un lugar inadecuado. Luego ordenó un bistec a la mexicana, en que la carne venía acompañada de pequeños plátanos fritos, toamtes, cebollas y chile... que el detective prefirió olvidar después del primer bocado. Era tan picante que se trago de golpe todo su vaso de cerveza y pidió enseguida otro. Separó la carne, los trozos identificables de tomates así como los plátanos y los comió regándolos copiosamente con cerveza. Juró entonces recurrir solamente a menús "internacionales". El postre fue felizmente más agradable: un tamal dulce, hecho de harina, almendras, pasas y nueces, servidos en una hoja de plátano. Luego se fue a la Plaza de las Tres Culturas, una de las más significativas de la Ciudad de México, en que se reflejan tres importantes etapas de la historia del país: la prehispánica, la colonial y la contemporánea. Estas etapas se plasman en las construcciones que conviven entre sí en dicho espacio, la zona arqueológica de Tlatelolco, con los restos de templos y palacios que atestiguan la importancia del lugar antes del siglo XVI. Tlatelolco estuvo ubicada en un extremo de una de las mayores islas del Lago de Texcoco, próxima a Tenochtitlan, la gran capital azteca. El mercado de Tlatelolco fue visitado por Hernán Cortés antes de la guerra de conquista. En el sitio tuvo lugar la última y decisiva batalla contra los mexicas el 13 de agosto de 1521 cuando derrotado Cuauhtémoc fue obligado a capitular ante Cortés. La primera de las "tres culturas" es la de Tenochtitlan, previa a la Conquista de México por los españoles, que está representada por una serie de pirámides y ruinas prehispánicas, del pueblo mexica llamado Tlatelolca. Son las que estaban vecinas al famoso mercado que abastecía de todo tipo de mercancías provenientes de la Mesoamérica a los habitantes del Valle de México. La segunda es la cultura del período colonial español, desde la Conquista de México hasta su independencia, representada por un convento y el templo católico de Santiago. En la zona se fundó también el Colegio de Santa Cruz de Tlatelolco. Los conquistadores tenían la costumbre de construir sus templos cristianos exactamente sobre los templos prehispánicos ya que, además, así aprovechaban las piedras para la construcción, lo cual llevó a la pérdia de numeras construcciones prehispánicas. La tercera es la cultura del México moderno, representada por la Torre de Tlatelolco, sede hasta 2005 de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) y actualmente sede del Centro Cultural Universitario y Memorial del 68 de la Universidad Nacional Autónoma, así como edificios habitacionales conocidos como Conjunto Urbano Nonoalco Tlatelolco. En la zona arqueológica se encuentran templos dedicados a deidades mexicas como Quetzalcóatl, Ehécatl y Huitzilopochtli: el Templo Mayor, el Templo Calendárico, el Templo R o Complejo del Viento, el Palacio, el Altar V y varias otras edificaciones. Trompel se intersó en especial por el Templo de las Pinturas y el "Edificio L", en que las fachadas están decoradas con moños en altorrelieve y pinturas murales. También observó los famosísimos "amantes de Tlatelolco", una pareja siendo él de


unos 55 años y ella de 35 que se encuentran abrazdos. Pertenecen a un entierro de 54 personas con sus respectivas ofrendas, parte de las víctimas de la guerra de 1473 d. C. entre Tenochtitlan y Tlatelolco. Por la nochen se contactó por teléfono con el profesor Gordon Harris, aqueólogo de la Universidad Autónoma y del Museo de Arqueología, con quien había tenido contacto en su encuesta sobre la desparición del arqueólogo belga Jean Pollion (ver novela "Colonisación"). Gordon le ofreció acompañarlo dos días después a visitar las pirámides de Teotihuacán, porque estaba libre ese sábado y quería verificar ahí algunos detalles que estudiaba. Sugirió que visitase el museo arqueológico el día siguiente y le recomendó el título de uno de los libros que se vendían a la entrada, para servirle de guía. Así, pasó su segundo día en este museo, famoso por su modernidad cuando fue inaugurado. Había sido uno de los primeros en cambiar completamente la manera de exhibir objetos, en un medio mucho más agradable para los visitantes, lo cual lo hizo famoso en materia de museología. Se podía recorrerlo siguiendo un orden cronológico que mostraba las diferentes culturas del país. Al centro de la sala principal, frente a la entrada del museo pero al otro lado del patio principal, se encontraba la famosa piedra del "calendario azteca". Estaba tan interesado que se le olvidó la hora. El hambre lo obligó finalmente a mirar su relog: eran ya las cuatro de la tarde y, sin almorzar, había llegado a una de las últimas salas laterales. Se echó a la boca un caramelo para engañar el hambre y terminar su visita, porque no tendría tiempo para volver otro día. Luego tomó un taxi y volvió a su hotel. Después de una reparadora noche de sueño, Gordon Harris lo pasó a buscar al hotel y, después de escapar de media hora bloqueados en la congestión de la capital, enfilaron hacia Teotihuacan, el mayor sitio arqueológico, a unos 45 kilómetros de distancia del centro de la ciudad. En el camino, el arqueólogo sorpendió a Trompel explicándole que Teotihuacan no era una ciudad azteca sino anterior, dado que la parte monumental que es posible observar data del período que va del 300 al 400 dC. Hay evidencia arqueológica que Teotihuacan había sido un lugar multi-étnico, e incluía pueblos de filiación étnica zapoteca, mixteca y maya, pero la identidad étnica de los primeros habitantes es completamente desconocida. La ciudad fue un importante nodo comercial y político que llegó a tener una superficie de casi 21 km2, con una población de 100 mil a 200 mil habitantes. Los toltecas y mexicas (aztecas) excavaron posteriormente los restos de la ciudad para extraer objetos preciosos de ella. También le explicó que el término "azteca" no era exacto. Este gentilicio es una derivación de Aztlan, una isla mítica del cual decían provenir los nahuas, pueblo que habitaba en las zonas de Tenochtitlan y de Tlatelolco cuando llegaron los españoles. Aún hoy, en gran parte de México y de los países más al sur se habla el náhuatl. El término nahua se refiere a todos aquellos que hablaron o actualmente hablan dicha lengua. Durante la conquista, los habitantes de la Gran Tenochtitlan eran en su mayoría nahuas y fueron conocidos como "mexicas" debido a que se autodenominaban a sí mismos mexihcah. Las crónicas españolas del siglo XVI modificaron la palabra y los nombraron "mexicanos", como aparecen en la historia colonial. Solamente desde el siglo XIX en adelante, la mayoría de los historiadores fuera de México han usado el nombre o la denominación de azteca para referirse a los mexica. Aunque pueda evocar la Atlántida, los historiadores creen que Aztlán corresponde en realidad a una identificación del islote de México-Tenochtitlan, donde se consolidó el mito de la elección del sitio después de la construcción de la ciudad. Los mexica se instalaron ahí, en el Altiplano Central, entre los siglos XII y XIV, producto de una gran migración chichimeca. En esa época, Teotihuacan -cuyo nombre en náhuatl significa La Ciudad de los dioses o El lugar donde se hacen los dioses- ya estaba destruída y abandonada, cosa que ocurrió alrededor del año 800.


En Teotihuacan, se destacan por su diseño las esculturas y los templos de Tláloc y Quetzalcóatl, los palacios de Quetzalmariposa y el de los Jaguares. La Calzada de los Muertos cruza por el centro la zona arqueológica, midiendo 4 Km. de longitud por 40m. de ancho, y comunica la Ciudadela con la Plaza de la Luna. A la mitad del recorrido destaca el Conjunto Plaza Oeste y toda la calzada está bordeada de conjuntos habitacionales, probablemente ocupados por sacerdotes en tiempos prehispánicos. Trompel y Harris fueron primero al Templo de Quetzalcóatl, que se ubica en el interior de la Ciudadela. Cuenta con una fachada que ostenta cabezas de serpientes acompañadas de motivos acuáticos como conchas y caracoles, representaciones de Tláloc y de la serpiente emplumada. Luego se encaminaron hacia la Pirámide del Sol, ubicada en el centro de la zona arqueológica. Este monumento fue construido entre los años 1 y 150 d.C. sobre una cueva natural. Es un imponente monumento que se eleva a 63 metros; con base cuadrangular de 222 x 225 metros. El frente del edificio mira hacia el poniente y en él se encuentran las escalinatas que llevan a la cúspide. Después de darle estas información, Harris dejó solo al visitante, para dedicarse a las investigaciones que deseaba realizar. Le dijo que necesita verificar las canaletas que bordean la Calzada de los Muertos ya que parecía que formaban un conjunto con una finalidad que no parecía ser de mera irrigación. Trompel no se animó a escalar la Pirámide del Sol, que le pareció demasiado alta, y prefierió -como muchos- escalar la Pirámide de la Luna, en el extremo norte de la Calzada de los Muertos. Construida en la misma época que la del Sol, su base cuadrangular mide 150 x 120 metros y tiene 42 metros de altura. Desde arriba, disfrutó una excelente vista panorámica del conjunto. Finalmente bajó y se dirigió hacia el Palacio de los Jaguares, ubicado al suroeste de la Plaza de la Luna, donde había quedado de juntarse nuevamente con Harris para volver a la ciudad. Antes de partir, pudo admirar ahí los restos de pintura mural con figuras de jaguares en las paredes de las habitaciones que rodean el patio, los que habían dado su nombre al edificio. Durante toda la visita al conjunto arqueológico, sacó fotografía a más no poder. De vuelta en su hotel, se puso a revisarslas en la pantallita de su cámara digital, descubriendo con extrañeza, que las de las pirámides del Sol y de la Luna, a diferencia de las otras, parecían subexpuestas. ¿Acaso algo, en estas pirámides, absorbía la luz solar, al punto de oscurecer las fotografías? Harris ya se había ido y no pudo preguntarle acerca de este extraño efecto. En su habitación habían dejado un ejemplor del diario "La Reforma". Se puso a revisarlo y encontró un artículo que daba cuenta de la nueva política policial decidida por el presidente Calderón: "El gobierno propone la eliminación de todas las fuerzas municipales y la creación de 32 fuerzas estatales, una para cada estado. "Si logramos que en México no haya una policía federal sino 32 policías estatales muy fuertes, muy confiables, muy bien equipadas, eso nos permitirá darle la vuelta a una parte sustancial de este problema" dijo Calderón. En el norte, en los estados fronterizos con Estados Unidos, todas la tareas de seguridad estarán en manos de los militares. En el resto del país, la estrategia se centrará en el uso de las fuerzas federales para combatir a los carteles, incluyendo el ejército y la policía federal. Los 240.000 policías municipales son considerados corruptos en su mayor parte y poco fiables. Son en realidad un ejército de los carteles que sirven en calidad de vigías, asesinan rivales, e incluso ayudan a luchar contra las fuerzas federales. La campaña para limpiar la policía local se ha topado con una sangrienta resistencia por parte de los carteles. El nuevo alcalde de Santiago, una ciudad colonial cerca de Monterrey -en el


norte-, fue secuestrado, torturado y ejecutado por miembros de su propia policía a mediados de año después de que prometiera una limpieza generalizada." [Datos reales]

Capítulo 2. Viaje a Tulum EL día siguiente, Trompel abordó un vuelo de Aeromexico hacia Cancún. El avión estaba lleno de turistas, en su mayoría noerteamericanos, y oía hablar casi exclusivamente inglés a su alrededor. Se puso a leer algunos párrafos de su guía arqueológica acerca de su destino final. "Los navegantes Mayas para arribar a Tulum, se conducían por mar abierto paralelamente al arrecife de coral, cuando visualizaban "El Castillo", el cual cumplía con la función de faro, ya que les indicaba el momento para tomar el canal que dividía al arrecife, esto se lograba mediante la ayuda de dos ventanales de la fachada de este esplendoroso Edificio, los cuales al ser iluminados por luz natural o antorchas por la noche, les indicaba el momento preciso para hacer girar las embarcaciones, así evitaban chocar con el arrecife salvaguardando la mercancías que transportaban." (Wikipedia) Trompel había decidido quedarse en Cancún una noche para conocer ese famoso centro turístico. En el bar del hotel se encontró con un ciudadano francés que empezó a ligar conversación con él. - Me pareció reconocerlo. ¿No estuvo ligado al famoso caso del asesino en serie que se resolvió recientemente? - Así es. Mi esposa fue una de las mujeres asesinadas. - Y ud es uno de los detectives que participó en la investigación. - Ésto no es un dato público. ¿Cómo lo supo? - Resulta que mi mujer fue una de las víctimas de ese médico francés que uds detuvieron. Hemos buscado toda la información del caso cuando supimos de su arresto y mi cuñado, que aún vive en Francia, obtuvo mucha información por los amigos que tiene en el cuerpo policial francés. Así que le estamos muy agradecidos por haber ayudado a atrapar a este desgraciado. Es un gusto conocerlo. ¿Viene a investigar algún caso aquí o está de vacaciones? Así, la conversación derivó hacia los intereses arqueológicos del belga, mientras el francés -que se llamaba André Mézière- le contó que era dueño de una pequeña discoteca de la ciudad. Se había instalado ahí después del problema de su mujer con el médico, para rehacer su vida lejos de los comentarios desagradables y aprovechando el éxito turístico de la zona en ese entonces. Ambos hablaban español y él tenía experiencia en el manejo de este tipo de negocio, lo cual les facilitó la instalación. Pero, como había pasado antes con Acapulco, Cancún ya no atraía tanto a las estrellas del cine y de la moda como antes, y el negocio ya no era tan boyante. Cuando Mézière supo del programa que se había trazado Trompel para su estadía en Tulum, le dijo que tenía libre un día de la semana siguiente y que le podía llevar a visitar las ruinas de Chichten Itzá, lo cual le daría más libertad que con un tur organizado, cosa que entusiasmó al arqueólogo aficionado. Antes de partir hacia Tulum, Trompel compró un diario al ver llamativos titulares: "Sangre y fuego en balneario mexicano". Una vez en su asiento, se puso a leer: "Seis muertos en balacera en pleno centro de Acapulco, entre ellos una niña de 8 años Un verdadero infierno se desató ayer en una de las principales avenidas del balneario mexicano


de Acapulco, cuando una balacera dejó seis muertos, cuatro de ellos civiles presuntamente atrapados en el fuego cruzado entre policías y narcotraficantes. Entre los fallecidos hay un agente de seguridad, un taxista, otro conductor, y lo que causó gran impacto: una mujer con su hija de ocho años, indicó un comunicado de la Secretaría de Seguridad Pública del estado de Guerrero, indicó Reuters. La Policía Municipal informó en un reporte que entre los civiles había "una niña de 8 años que murió cuando era trasladada por una ambulancia". La SSP sólo se refirió a "un menor". El enfrentamiento se desató en la principal avenida turística de Acapulco, donde los pistoleros dispararon contra agentes que patrullaban el área e incluso contra vehículos particulares cuando intentaban huir. El enfrentamiento causó además cinco heridos y daños a unos 15 automóviles. La zona fue acordonada por policías y efectivos de la marina." (Publicado por El Mercurio, 15-04-2010) Acapulco no estaba lejos y Trompel empezó a preguntarse si había sido una buena idea venir de vacaciones a México. Pero Tulum estaba más al sur y le habían asegurado que la región era tranquila. Y pronto vió que no faltaban los controles. El bus fue detenido por una barricada y militares fuertemente armados y con pasamontañas que ocultaban sus facciones hicieron bajar a todos los pasajeros mientras un perro olfateaba el interior, sin duda en busca de droga. Explicaron que se trataba efectivamente de un control preventivo y pidieron disculpas por las molestias a los turistas extranjeros. Cuando la revisión terminó y reemprendieron el viaje, un vecino de Trompel, mexicano de la zona, le explicó que ésto era una muestra de cómo se habían extremado las medidas de seguridad en varias ciudades del país debido a la creciente violencia ligada al narcotráfico, que en 2008 había dejado un saldo de más de 6 mil muertos. Cuando llegó a Tulum, hacia el mediodía, descubrió que le bus lo dejaba en el centro de una pequeña ciudad que quedaba bastante lejos de la costa donde estabantanto las ruinas como la mayoría de los hoteles. Tuvo que tomar un taxi para llegar a su hotel, que se llamaba "Paraíso Tulum", donde pudo finalmente dejar su equipaje y almorzar. Luego se fue a la playa para una breve siesta, después de la cual paseó por la costa. Sin saber en que dirección quedaban las ruinas, caminó por una hora sin descubrir nada. Sin duda, se había equivocado de dirección. Como supo a su regreso, el hotel está al sur de las ruinas, y se había dirigido más al sur, basándose en algunas fotos de las ruinas que había visto y habían sido tomadas del lado norte. El día subsiguiente lo iba a pasar a buscar su nuevo amigo francés para ir a visitar las ruinas de Cobá y Chichén Itzá. Decidió entonces dejar para más adelante su visita a las ruinas de Tulum, cuando ya supiera más de las construcciones maya. Dedicaría el día siguiente a conocer los cenotes y cuevas vecinas de las que hablaban los folletos de propaganda del hotel. La propaganda, con fotos espectaculares, explicaba de qué se trataba: Los cenotes (del maya ts'onot) parecen simplemente una variedad peculiar de lago, pequeño, usualmente cilíndrico y más profundo que amplio. La península de Yucatán, en sentido geológico, es una placa de rocas calcáreas, formada por el depósito de carbonatos en los mares someros que la han cubierto en varias ocasiones durante las últimas decenas de millones de años (era Cenozoica). Dichas rocas son solubles en agua, lo cual explica la abundancia de cenotes y grutas. En los cenotes pueden habitar cocodrilos, iguanas, tortugas, culebras, ranas y sapos; en sus paredes anidan golondrinas y otras aves. La fauna de peces es especialmente diversa en los cenotes más costeros. Los cenotes se usan principalmente como fuente de agua potable en zonas rurales. Sin embargo, cada vez más cenotes tienen también un uso turístico. En


el corredor Cancún-Tulum, se aprovechan para la natación y el buceo, por lo cual son un destino habitual para los turistas. (De www.jornada.unam.mx) El paseo fue espectácular. Le habían ofrecido nadar en uno de lo cenotes e incluso bucear, pero no sabía bucear y -a pesar de que le habían asegurado que en éste no había cocodrilos- no se animó a nadar en un pozo que podía tener un centenar de metros de profundidas y donde podían estar nadando también anguilas y otros seres de poco apetitoso contacto.

Capítulo 3. Chichen-Itzá El día siguiente, cuando se aprestaba a salir para viajar a Chichen-Itzá con el empresario francés, encontró una hoja de papel que había sido tirada bajo la puerta de su cuarto. La desdobló y vió una serie de signos que identificó como jeroglíficos mayas. Se puso el papel en el bolsillo, y salió a encontrarse con Mézière, que lo esperaba a la entrada del hotel en su todo-terreno. Después del intercambio de saludos, sacó la hoja de su bolsillo y la enseñó al francés. - Alguién tiró esta hoja bajo mi puerta. ¿Será una simple muestra de arte o alguna publicidad? ¡Podrían ser más explícitos! - Es en efecto un mensaje maya. Tengo un diccionario maya en la guantera. ¿Por qué no lo saca y trata de traducirlo? - ¡Es harto difícil encontrar el significado de un glifo! -dijo Trompel-. ¿Cómo diablos los ordenan? - Los arqueólogos conocen el silabario, así que los leen con bastante facilidad. Y el orden es el de la transcripción en alfabeto latino. - Ésto no me ayuda mucho. - A mí tampoco. Pero si ve la planilla completa del silabario, puede identificar los signos y, así, la transcripción. Luego busque el significado de ésta en el diccionario maya-español. - A ver: tenemos "ti - chan - kin - usak - ch’e’n". Ahora, veamos el diccionario. Ésto sería "en/para cuatro - sol/día - flor blanca - cueva". - "En cuatro días la flor blanca estará en la cueva". ¡Ésto es un mensaje de narcotraficantes! Sin duda se han equivocado de puerta en tu hotel y el mensaje debía ser entregado a otra persona. ¡Ojalá no nos cause problema! La guía que tenía Trompel explicaba que Chichén Itzá fue una ciudad o un centro ceremonial que pasó por diversas épocas constructivas e influencias de los distintos pueblos que la ocuparon y que la impulsaron desde su fundación. El nombre significa "la boca del pozo de los magos del agua", lo cual alude a los cenotes de la región. Hacia el final del período clásico tardío (600-900 DC), Chichén Itzá se convirtió en uno de los más importantes centros políticos del mundo Maya. Durante el posclásico (900 a 1500), la ciudad se consolidó como el principal centro de poder de la península de Yucatán. DC=ap.J.C. Llegados a la gran explanada, los dos amigos se dirigieron primero hacia la Pirámide de Kukulcán, que domina el sitio. Llamado por muchos "el Castillo", es uno de los edificios más notables de la arquitectura maya, una pirámide de cuatro lados que culmina en un templo rectangular. Se asienta sobre una plataforma rectangular de 55,5 metros de ancho y tiene una altura de 24 metros. Subieron hasta la cima por una de las cuatro escalinatas -una de cada lado-, contando los 91 escalones,


más uno para penetrar en el templo superior. La guía hacia notar que la suma de los escalones de los cuatro lados, más el superior correspondía a los 365 días del año. Desde arriba, podían observar todo el sitio, con el llamado "Caracol", que era un observatorio, la cancha del juego de pelota y el "Templo de los guerreros y de las 1000 columnas" (aunque, en realidad, eran sólo 200 columnas). Después de bajar, recorrieron ese templo y fueron a ver la cancha de pelota, un juego muy diferente de cualquiera que conocemos hoy. La pelota, de hule, se hacía rebotar con las manos -enguantadas-, los codos, los hombros, las caderas o las rodillas. Intervenían dos equipos de siete jugadores, que debían hacer pasar la pelota por un aro de piedra en la pared. Se dice que el capitán vencedor -o algún otro jugador de su equipo- era sacrificado a los dioses, pero esta tesis sigue discutida. Poco antes de llegar de vuelta al hotel, había un bloqueo en la mitad de la ruta y un grupo de militares armados con metralletas los hizo bajar del auto. Como ya había presenciado un control parecido en su trayecto entre Cancún y Tulum, Trompel no se extrañó, como tampoco su compañero. Pero los empujaron hacia otro vehículo, una van con vidrios oscuros en que los obligaron a subir. Arriba, mientras el vehículo arrancaba a toda velocidad, los maniataron y les taparon la boca con cinta adhesiva. Era obvio que no eran verdaderos militares y que acababan de ser secuestrados. Después de taparles la boca, les vendaron los ojos y no supieron hacia donde los llevaban. Después de un largo recorrido en el vehículo, por lo que parecían carreteras normales, fueron desembarcados y se les obligó a caminar por un camino de ripio y luego de tierra, pasando entre arbustos, y luego entrar en un estrecho pasadizo y bajar una escalera de piedra. Finalmente los hicieron sentarse en el suelo y les sacaron las vendas y la cinta que les cubría la boca. La oscuridad era casi total ya que entraba apenas un débil rayo de luz por el corredor por el cual habían llegado, tapado además por los captores que se retiraban, cerrando la puerta. Quedaron en una oscuridad total. - Aquí está la consecuencia de ese mensaje que recibió -le dijo Mézière a Trompel-. Aunque no lo hubiésemos descifrado, sospecharían que lo hemos hecho y quizás se imaginan que somos de la policía anti-droga. * Como el empresario francés no volvió como previsto el mismo día, su esposa quedó sorprendida y, al no tener respuesta llamando a su teléfono móvil, hizo la denuncia ante la policía federal. El día siguiente recibió un llamado telefónico que le informó del secuestro de su marido y de la exigencia de un millón de dólares para su rescate. Pidió una prueba de vida y le dijeron que le enviarían un video. Avisó entonces tanto a la policía como al consulado francés y a su propia familia en Francia. De este modo la noticia llegó a los medios de comunicación europeos. Los diarios belgas y franceses rindieron cuenta del secuestro, recordando además que la cercana Acapulco, glamour de los años 50 que inspiró a Elvis, también había sufrido ya ejecuciones al "estilo norteño". Este puerto ya no era tan chic como antaño y la saturación turística había ahuyentado hace años a buena parte del jet set, que cambió esa jungla de resorts de concreto por nuevos destinos como Cancún y el resto de la "Riviera Maya" o las islas del Caribe. Sorprendía que esta zona hiciera noticia en la crónica roja de los diarios. Y no por delincuencia común, sino por la misma narcoviolencia que azotaba con masacres en ciudades norteñas como Ciudad Juárez, Tijuana o Chihuahua. El secuestro no había sido el único hecho violento: en distintos puntos de Acapulco y Cancún aparecieron nueve cuerpos con impactos de balas -cuatro de ellos decapitados-; seis policías municipales fueron asesinados en poblaciones aledañas e incluso en un hotel, el Costa Azul, fueron acribillados dos


huéspedes. Una turista que viajaba en un taxi fue alcanzada por una bala en la cabeza. * El tiempo pasaba y el silencio habría sido total si no fuera por un extraño rumor. - ¿Escuchas este ruido? -dijo Trompel-. Parecen olas chocando con rompientes. ¿Estaríamos tan cerca del mar? - Es posible. Como sabes, el sitio de Tulum está en la costa. Podría no ser el único. Ya sabes que algo conozco de las construcciones maya -le dijo Mézière, que había estado tocando los muros-. Estos muros no son artificiales. Creo que estamos en el subterráneo de un templo, quizás uno que solo los traficantes conocen, aún cubierto de vegetación, o bien en uno conocido, pero donde sólo ellos tienen acceso al subterráneo. Existen aún decenas de templos y otras construcciones cubiertas por la selva, que son así un estupendo escondite. - Pero nos falta luz para examinar mejor el lugar. - Tengo un encendedor. Veamos donde estamos. Lo encendió y recorrieron el lugar con la vista. Era efectivamente una pequeña cueva cuyos muros habían sido tallados para darle forma de habitación. Una burda puerta de madera cerraba el acceso y resistió todos los esfuerzos por empujarla. De nada serviría mantener la luz encendido así que apagaron el encendedor y siguieron conversando. - ¿Qué querrán? - En el norte del país es frecuente que capturen a norteamericanos, turistas o empresarios, para pedir un rescate. No creo que te hayan seleccionado, porque hay muchos otros turistas por aquí de quién es fácil saber si pueden proporcionar un buen rescate. Lo más probable es que me hayan seguido a mí. Contactarán a mi mujer para pedir el rescate. Pero todo depende de cuanto pidan. No tengo muchos fondos de reserva. En efecto, horas más tarde dos encapuchados entraron y se llevaron violentamente al empresario. Cuando volvió, con varias magulladuras, le contó a Trompel que lo habían obligado a grabar un video destinado a su esposa, en que los secuestradores reclamaban un millón de dólares. - Les dije que no tenía ni de lejos esta cantidad de dinero. Entonces me pegaron y me dijeron que si no pagaba se desquitarían con mi mujer, se adueñarían como fuera de todas mis propiedades y me harían desaparecer. Cuando asumió el puesto de jefe policial de la región, el general Villavicencio debió combatir no sólo a los capos de la droga, sino también a su propia fuerza policial, que estaba en la nómina de un poderoso cartel. Casi la totalidad de la fuerza inició una huelga para exigir la destitución del general, pero terminaron despedidos y sometidos a proceso. El gobierno estaba decidido a deshacerse de las policías locales. El general prohibió el uso de teléfonos celulares, porque los policías los utilizaban para alertar a los Zetas sobre las patrullas del ejército. Conminó a los residentes a que denunciaran los delitos a su propio teléfono celular porque el número de emergencia de la ciudad era usado por policías corruptos para emprender represalias. Se hizo cargo de inmediato de la investigación del secuestro, no solo porque involucraba sin duda a los narcotraficantes -hasta entonces poco activos al sur de Acapulco- sino porque este tipo de hecho sería extremadamente perjudicial para el turismo, principal fuente de recurso de la zona. Como sabían los policías federales, los corridos y las fiestas eran el talón de Aquiles de los narcos.


Fue lo que perdió a los secuestradores y salvó a los dos secuestrados. Los músicos contratados por los traficantes subieron a Youtube la canción "El capo del secuestro", en que relataban las andanzas de "El Vicente", uno de los principales lugartenientes de Teófilo López, alias "El banquero", el hombre fuerte del lavado de dinero. El video mostraba los músicos, parte de la asistencia -entre ellos el homenajeadoy el fondo permitió finalmente individualizar la casa donde ocurrió la fiesta. La letra hablaba también de "los turistas invitados". El diario "El Mercurio", de Santiago de Chile, informó el 27-12-2009 que unos músicos subieron a Youtube la canción "El más bravo de los bravos", en que se relatan las andanzas de Raydel López, "El Muletas", uno de los principales lugartenientes de Teodoro García Simental, "El Teo", ex cabecilla del cartel de Tijuana. Como sabían los federales, Vicente Gamboa había pertenecido a la policía local de Cancún y, trás renunciar al servicio, se había unido a los Zetas. No sabían que era el responsable del último secuestro y, hasta entonces, no habían podido localizarlo. Ahora, gracias al corrido y a las fotos satélitales de Goole Earth, lograron identificar varias casas donde podía haber tenido lugar la fiesta. Los investigadores las fotografiaron luego discretamente con cámaras unidas a telescopios, hasta que pudieron precisar cuál era la casa en que ocurrió la fiesta, la cual se encontraba entre la ciudad y la ruinas de Tulum. Entre tanto, se habían dado instrucciones a la esposa de Mézière para simular el pago. La llamada fue grabada y se pudo reconocer la voz del propio Gamboa, lo cual lo ligaba definitivamente al hecho a la vez que confirmaba su presencia a proximidad. El general Villavicencio planificó entonces un asalto simultánea a la casa identificada y al lugar de entrega del rescate, en el momento en que ésta debía realizarse. Sus hombres tomaron posición con mucha antelación y con el máximo sigilio, para evitar ser descubiertos. En el mismo momento en que un vehículo Hummer se detenía al lado de la señora Mézière para recibir el bolso que contenía supestamente el dinero, los federales dispararon al soldado narco que había bajado y bloquearon el vehículo, capturando al chofer y otro acompañante, los que no tuvieron oportunidad de utilizar sus armas. Simultáneamente, advertida por radio, la fuerza que rodeaba la casa de Gamboa procedía al asalto, produciéndose un cruente enfrentamente con un importante contingente de guardaespaldas del traficante. Éste intentó escapar por un túnel pero la punta de lanza de la fuerza de asalto había podido entrar muy pronto y había llegado sin dificultad al túnel, siguiendo sus pasos a poca distancia. Cuando lo alcanzaron, el jefe de los secuestradores, "El Vicente", de 32 años, estaba impecable con un conjunto deportivo blanco marca Abercrombie, apenas insuciado por el roce con alguna pared del túnel, y zapatillas que le hacían juego. En su celda, los secuestrados sintieron repentinamente un intercambio de balazos. Luego la puerta se abrió y fuertes linternas los iluminaron. Los hombres que entraron estaban vestidos de negro y portaban pasamontañas, por lo que no era posible identificarlos. ¿Serían integrantes de otro cartel de traficantes? Los ataques mútuos eran frecuentes. Pero de inmediato les anunciaron que quedaban libres y que no temieran porque la policía federal habían desarmado o abatido todos los delincuentes. El día siguiente, varios diarios franceses y belgas rendían cuenta de que el empresario farncés André Mézière, proprietario de una discoteca en Cancún, que había sido secuestrado en compañía del detective belga Joseph Trompel -de vacaciones en México- y para quién los secuestradores habían exigido un pago de un millón de dólares, había sido liberado por la policía fedral mexicana.


] Nota En 2009, efectivamente, un empresario belga especializado en la gestión de locales nocturnos fue efectivamente secuestrado en Guadalajara, en el oeste mexiacno, y luego librado, mientras dos de sus secustradores fueron capturados, según relató el diario belga "La Libre Belgique", que reprodujo un comunicado de la Secretaría mexicana de Seguridad Pública. Un de los secuestradores era un expolicía y pertenecía a la banda criminal llamada "Los chacales", conocida por sus métodos particularmente violentos. Se registró oficialmente un millar de secuestros en México en el 2008, pero expertos independientes estiman que hubo el triple, teniendo en cuenta los casos no declarados por familias que han preferido tratar directamente con los delincuentes.

Epílogo La policía llevó a Trompel a su hotel, mientras Mézière era conducido a su casa en Cancún. Apenas de vuelta en su habitación, el detective vió pasar en el cielo un par de aviones no-tripulados y sintió nuevamente, a la distancia, un abundante intercambio de disparos. Al mismo tiempo un bus dejaba frente al hotel un grupo de turistas que parecían bastante asustados. Salió a preguntarles qué había pasado. Le dijeron que los militares los habían reunido rápidamente en las ruinas y los habían enviado de vuelta antes de realizar un ataque porque los narcotraficantes ocupaban salas subterráneas del sitio arqueológico. El acceso estaría cerrado por un par de días, para permitir una completa revisión y asegurar que no quedaba peligro alguno. Dos de las "ventanas" superiores del "castillo" en ruinas, al ser iluminadas de noche por atrás permitían a los navegantes ubicar el único paso existente en la cercana barrera de corral y acercarse de este modo sin peligro a la costa. Los traficantes se valían de este sistema -ya usado por los mayas cuando el sol se ponía y sus rayos cruzaban las aperturas- para traer y desembarcar droga desde sus pequeños submarinos. Y, al parecer, habían logrado acceder a salas subterráneas que nadie conocía, donde podían acumular y manipular sus productos, para luego aprovechar las idas y venidas de "turistas" para llevarlos a otras regiones. El gerente del hotel contó al belga luego que el New York Time había revelado hace tiempo una nueva estrategia de Estados Unidos -iniciada tímidamente por G.W.Bush- de “ataques con bisturí” contra el narcotráfico, y que la DEA actuaba ocasionalmente en conjunto con el ejército mexicano para realizar operaciones en territorio mexicano. Sospechaba que estaba implicada la CIA, que se había convertido en organización para-militar con poco control del Congreso norteamericano. El gerente pensaba que era la CIA la que había descubierto la presencia de los traficantes en las ruinas de Tulum y había coordinado el ataque a la residencia de Vicente Gamboa. Trompel sabía muy bien que el origen del ataque era otro y que la red de túneles de la casa de Gamboa podía muy bien estar conectada a las ruinas, tan cercanas. Hastiado de todo lo ocurrido, Trompel decidió abandonar el país a la brevedad. Se comunicó con los representantes de su agencia en México y logró que cambiasen sus reservas de regreso. Podría dejar Tulum el día siguiente y la capital al otro día. El día de su partida, en Tulum, apareció un cadáver en la calle frente al hotel. Se supo pronto que era uno de los narcotraficantes que había escapado de la acción de la policía. En el vehículo que lo llevaba al aeropuerto de Cancún, el chofer le comentó que había surgido el rumor de que se habían formado comandos paramilitares que atacaban a los narcotraficantes. Pero, en el caso del hombre recién asesinado en Tulum, algunos también creían que era una acción de "Santa Muerte", una especie de súper-héroe temido por la gente humilde y el único temido por los


delincuentes y traficantes de la región, generalmente muy supersticiosos. Algunos lo describen como un dragón que escupe fuego, pero la policía local -que también lo teme- habría recibido descripciones que hablan de alguién con una máscara que, efectivamente, simula una calavera. "El Paraíso" en que Trompel esperaba pasar sus vacaciones se había convertido más bien en una antesala del infierno. Se alegraba sin embargo de salir incolume de esta imprevista e indeseada aventura. Se calcula que la industria de la droga maneja del orden de 70.000 millones de dolares. De éstos, solamente 5.000 milloens se quedan en América Latina. ¿Quién se queda con el resto? Junio 2011: El ex secretario de Estado George Shultz, el ex presidente de la Reserva Federal Paul Volcker, el secretario general de la OTAN Javier Solana, tres ex presidentes latinoamericanos provenientes de Brasil, Colombia y México, y el actual primer ministro de Grecia (entre otros) presentaron un informe conjunto —bajo el nombre de Comisión Global de Políticas sobre Drogas— en el que consideraron un fracaso la guerra contra las drogas y en el piden un nuevo paradigma en la actual política contra ellas. Reconocen, como lo hizo Rockefeller cuando se puso término a la prohibicón del acohol en los Estados Unidos, que el intento de usar la fuerza para detener el consumo ha sido desastroso. Recomiendan enfoques alternativos para controlar las sustancias y un mayor énfasis en el tratamiento de los adictos. "La suposición de Estados Unidos de que limitar la oferta puede de alguna forma hacer seguro para nosotros el tolerar el extendido abuso de las drogas ha probado ser en sí mismo un narcótico formador de hábitos que ha reducido nuestra sensibilidad a la pudrición moral" dice Angelo Codevilla, académico del Instituto Claremont y autor de un ensayo llamado "Our Borders, Ourselves" (algo así como "Nuestras fronteras, nosotros"). FIN


Curas La "cura" es la sanación de una enfermedad. Pero "el cura" es un sacerdote. Ambos sentidos son válidos aquí.

Capítulo 1 Como hacía algunas veces cuando se levantaba temprano y nada lo esperaba con urgencia en la oficina, Jef Trompel había ido a misa a la parroquia de Santa Gertrudis que le quedaba cerca. Desde que el templo había sido demolido por su inseguridad, el oficio se hacía en el salon parroquial contiguo. Al llegar, vió que, en el muro del local, alguién había escrito "El diablo inventó Internet" y otro había agregado "No existen ni Dios ni el diablo". Contrariamente a la costumbre, pasaban los minutos y el cura no aparecía. Finalmente, se presentó el sacristán, que anunció que no habría misa porque el sacerdote había tenido un accidente. La forma en que lo dijo convenció a Trompel de que algo muy inusual estaba ocurriendo. Así que se dirigió hacia la sacristía y alcanzó al sacristán. Le mostró su credencia de la PJ y le preguntó qué había pasado en realidad. - Lo acaban de encontrar medio desangrado en la casa parroquial. Llegó la ambulancia pero los paramédicos dijeron que era demasiado tarde. Había muerto. Ya se ha avisado a la policía pero no sé si ya llegaron. Ud podría ir por allá, ya que es inspector. Trompel salió entonces para concurrir a la casa parroquial de la calle de Santa Gertrudis, que quedaba a la vuelta. Estaba entrando en la oficina donde estaba el sacerdote cuando sonó su móvil. Era el comisario Servais. - Me acaban de avisar que el párroco de Santa Gertrudis fue asesinado. Como vives por ahí cerca, ¿podrías encargarte? Ya avisé a la morgue y a los del laboratorio técnico. - Ya estoy en la escena, jefe. Fuí a misa y me avisó el sacristán. La vista no es muy agradable. Cuando terminen los técnicos me iré a la oficina y le daré mi informe. Un par de horas mas tarde rendía cuenta de lo observado ante su jefe. - El sacerdote fue ultimado de un balazo en el pecho, a corta distancia. Sin duda conocía a su agresor y éste sacó quizás la pistola en forma sorpresiva. La puerta no había sido forzada. Los técnicos levantaron huellas y las van a comparar con las del cura y de su empleada. Ella fue quién descubrió el cuerpo cuando llegó a trabajar, a primera hora, y avisó a la policía y al sacristán. Es una mujer mayor, que se encarga de la cocina y de la limpieza, todas las mañanas de lunes a viernes. - Bien. Esperaremos los resultados del laboratorio y de la autopsia. Mientras tanto, en un vehículo que salía de la ciudad... - Vengo llegando del Congo, porque dejaron de pagarnos -dice el hombre à la mujer que lo acompaña-. Y me encuentro con toda esta suciedad de los curas. Y tú, sirviéndolos y poniéndole incluso los cuernos a tu marido con un obispo. - Solo soy su amigo... - Claro, con muchas ventajas, especialmente nocturnas... - Me quedaba en su casa porque era demasiado tarde para volver a Bruselas, después de revisar su


contabilidad. ¿Cómo supiste que me quedaba ahí? - Tengo un amigo cuyo hermano es secretario del obispo. ¿O crees que uds son tan inteligente que nadie iba a darse cuenta. - Pues ésta es una calumnia. - ¿ Acaso el obispo no ha sido acusado y expulsado? - Estás equivocado. Fue el obispo de Brujas el denunciado y castigado. Yo ayudo al obispo de Lieja, que es un viejo amigo de mi marido. - Y ahora te encuentro en la casa del párroco de Santa Gertrudis. ¿También te acostaste con él? - Estás loco. Sabes muy bien que vivimos aquí cerca. Es nuestra parroquia y yo le ayudaba con las cuentas de las obras sociales. - Quizás tengas razón. Solo hay tres tipos de curas: los que se acuestan con mujeres, los que lo hacen con hombres y los que se acuestan con niños. Me importa poco lo que hagan adultos, pero los pervertidos deben pagar sus crímenes. - En ésto estamos de acuerdo. El día siguiente, en la oficina de la policía comunal de Etterbeek, comuna del delito, aparece un sobre con una foto del sacerdote. Al reverso de esta última hay un número 1. La remitieron a la PJ y Servais la recibió un par de horas más tarde, enviándola al laboratorio. En la tarde, los resultados de los diversos estudios se fueron acumulando sobre su escritorio. Cuando ya tuvo todo lo que había pedido, llamó a Trompel para intercambiar información. - La policía de Etterbeek recibió esta foto del cura -le dijo, pasándole la foto-. El laboratorio no encontró huellas digitales fuera de las del policía que abrió el sobre y éste tenía solamente las de quienes lo recibieron. - ¿Un envío del asesino y un desafío para nosotros? Y este número parece ser un aviso de que habrá más. ¿Y cómo puede haber hecho llegar el sobre sin usar el correo? - Me temo que sí, es un aviso. Parece que tiró el sobre a la entrada de la comisaría, pero nadie lo vió. En cuanto a las huellas en la casa parroquial, además de las del sacerdote y de su empleada, se encontraron de otra persona. Estaban en su escritorio, en algunos muebles y en otro escritorio que parece ser de un secretario. Si el asesino es tan cuidadoso como parece indicar la foto, lo más probable es que no sean suyas sino del secretario u otro colaborador. Tendremos que averiguar quién lo pudo visitar o ayudar en los últimos días. - Podemos preguntar a la empleada. - Hazlo. En cuanto a la autopsia, hay algo muy extraño. Encuentraron un anillo con un diamante en su estómago. Lo debe haber tragado cuando lo atacaron. El laboratorio lo examinó al microscopio, porque en caso de ser valioso llevaría un número de identificación. Y lo llevaba. Con este número podemos ubicar al diamantista que lo talló y él nos puede dar el nombre del cliente. - ¿Si el cura lo tragó, habrá querido encubrir a alguién o darnos una pista? ¿O habrá sido forzado por el asesino? Ésto no cuadra con que el ataque parecía algo sorpresivo. - Estoy de acuerdo. Es muy extraño. Con ese número, logran ubicar al diamantista que talló el diamante, quién les da el nombre del comprador, el empresario André Lemie. Así fue como el comisario Servais llegó a la casa de Lemie. Le mostró el anillo. - ¿Ud compró este anillo no es cierto? - Me parece, en efecto, que es el que compré y regalé a mi esposa por nuestras bodas de plata, hace dos años. ¿Por qué lo tiene ud?


- Lo hemos encontrado en la casa del párroco de Santa Gertrudis, que fue asesinado ayer. ¿Estaba su esposa con él? - Me extraña mucho que lo hayan encontrado ahí, aunque no es imposible. Ella forma parte del comité económico que ayuda al cura a llevar las cuentas de la parroquia. Pero no creo que haya estado ahí ayer. Se fue temprano a Lieja, de donde la habían llamado para arreglar unas cuentas del obispado, lo que hace ocasionalmente, porque el obispo es un viejo amigo mío. - ¿Podría llamar a Lieja, para confirmar que está allá? - En seguida. Después de un intercambio aparentemente con el secretario y luego con el propio obispo, Lemie, muy conmovido, confirmó las dudas de Servais: - No llegó a Lieja. Y me dicen que no la habían llamado. Es muy extraño. - ¿Cuando le dijo ella que la habían llamado? - Ayer por la mañana. Había salido temprano para ir a misa, como hace muchas veces, pero luego me llamó por su móvil para decirme que debía ir a Lieja y se quedaría allá un par de días. - ¿No le sorprendió? - No, porque lo hace regularmente. Aunque, pensándolo bien, es un poco extraño que me avise después de salir. Siempre lo hacía con anticipación. - ¿Podemos buscar aquí huellas de su esposa? La cotejaríamos con las que hemos encontrado en la casa parroquial. Así sabríamos si fue allá o no. Nos bastaría algún objeto que ella haya manipulado antes de salir y que no haya sido limpiado ni tocado por otra persona. - ¿Les podrían servir su cepillo y el pequeño espejo con aumento que usa para maquillarse? - Sería perfecto. Me los llevaré al laboratorio y se los haré llegar de vuelta. Se cotejaron las huellas encontradas en la casa del sacerdote con las de la mujer, tomadas de estos objetos, y se comprobó que coincidían. Era evidente que había estado ahí, pero no se podía saber qué había pasado con ella. Servais dicidió entonces considerar provisoriamente a la mujer como secuestrada. La policía no pudo encontrar otras huellas en la residencia parroquial, fuera de éstas, de las de la sirvienta y las del propio párroco. El asesino debió usar guantes y, sin duda, pudo entrar sin levantar sospecha porque no había indicio de efracción. Evidentemente, en una casa parroquial, cualquier persona sería recibida con mucha facilidad. Como la desaparición de la mujer parecía vinculada al crimen del sacerdote, Servais dispuso la escucha del teléfono del marido, por si recibía un pedido de rescate. El funeral del párroco de Santa Gertrudis tuvo lugar en la catedral de San Miguel y Gúdula, de Bruselas y fue presidido por el cardenal De Villers. Éste, en su sermón y panegírico, destacó que el sacerdote había sido acusado injustamente de pedofilia, como había concluido la investigación canónica. Pero, como sabía Trompel, la investigación judicial aún estaba abierta.

Capítulo 2 La semana siguiente apareció otro sacerdote asesinado, en el poblado de Tongre-Notre-Dame. Un día después del crímen, la policía de Chièvre -la pequeña ciudad cercana- recibió también una foto del mismo, al reverso de la cual está escrito el número "2". - Tenemos dos asesinatos de curas, con el mismo modus operandi: un disparo a boca de jarro en el corazón. La foto parece confirmar que estamos frente a un asesino en serie -comentó Servais a


Trompel, cuando recibió la información. - Pero un asesino serial típico es un "merodeador" o "cazador", que opera a cierta distancia de su base y vuelve a ella -respondió Trompel, que había leído algunos trabajos sobre psicología criminal-. Generalmente se puede establecer un radio geográfico dentro del cual se ubica su base, muy cerca de la cual no hará nada. Pero no parece ser el caso aquí: el primer crímen fue aquí en Bruselas y el segundo en Tongre-Notre-Dame: son 67 km de distancia. Parece pertenecer a la categoría menos frecuente de los "viajeros". - Pero es muy fácil desplazarse aquí. Es posible que éste sea su radio de acción, aunque amplio. Desgraciadamente, tendremos que esperar a ver si vuelve a matar para precisar su perfil. Paralelamente, la escucha del teléfono del esposo de la mujer desaparecida aportó una sorpresa. Cada dos o tres días, ella lo llamaba y, cada vez, decía una sola frase que no aportaba nada: - Estoy bien, no te preocupes. - Sigo de viaje. Todo va bien. No atendía las preguntas del marido, lo cual mantenía la sospecha de que estaba secuestrada. Sin embargo, no se hacía ningún pedido de rescate, lo cual era bastante extraño. Servais pidió entonces a los técnicos rastrear los llamados. Eran demasiado cortos para establecer su ubicación exacta y llegar a ella, pero se podía establecer un radio de ubicación, triangulando las torres que transmitían los llamados. Cuatro días después, el día 13, el Tribunal Correcional de Wavre condenó a ocho años de cárcel al expárroco de Overpelt por violación de una niña de 9 años. El día siguiente, la policía local recibía una foto del mismo al reverso de la cual se había anota "Tribunales 1, Dexter 2". Cuando Servais recibió la foto, se la mostró a Trompel: - ¿Qué puede significar ésto? ¿El asesino se llama Dexter y da su nombre? - ¿No conoces la serie de televisión? Dexter es un patólogo forense que toma la justicia en sus manos y mata a otros asesinos en serie cuando los descubre gracias a la información policial a la cual tiene acceso. - ¿Así que cree poder tomar la justicia en sus manos y se cree un héroe? - Así parece. ¿Acaso los dos primeros también fueron acusados de delitos sexuales? ¿Y este asesino podría tener fuentes internas? - No habíamos considerado ese factor. Veamos si hay antecedentes de denuncias. Servais hizo una búsqueda en su computador, conectado a la red de los tribunales de justicia. - No aparece ninguna denuncia ni en comisarías ni en fiscalías. Así que el asesino no puede tener una fuente policial o en los tribunales. - ¿Revisaste la lista de denunciados del arzobispado? El padre Rik Devillé ha registrado 300 quejas por abusos de sacerdotes entre 1992 y 1998. Y se siguen recibiendo denuncias. - No tenemos este antecedente, al parecer. Sin duda esta lista no es pública. - Pero el asesino la podría haber conseguido de algún modo. Deberíamos conseguirla y cotejarla. Se formó una comisión a cargo de un psiquiatra para recibir y analizar estas denuncias y hay un correo electrónico para comunicarse. Pidémosla. - De acuerdo. Encárgate. Pero tenemos la confirmación de que nuestro asesino viaja. Tenías razón: es un asesino serial viajero. Se desplaza constantemente: se fue ahora de Tongre a Wavre, y son 97km. En consecuencia, es muy dudoso que tenga un buen conocimiento de los lugares en que actúa. Ésto explica el tiempo que transcurre entre un crimen y otro: responde a su necesidad de conocer estos lugares. Lo más probable es que visite previamente cada parroquia y contacte al párroco bajo algún


pretexto, para conocer su residencia, antes de volver para cometer su crimen y escapar hacia otro destino. - Un asesino serial escapa normalmente con rapidez del lugar del suceso. Es sin duda el caso, pero el que se las arregle para que una foto llegue al puesto de policía local es atípico e indica cierto atrevimiento. - Pero esta gente acostumbre llevarse algún objeto que le recuerde su crímen, como trofeo. Quizás las fotos sean para él el equivalente. - Es posible, pero su envío es un desafío desacostumbrado. No hemos podido determinar aún como hace para entregar las fotos, y ésto prueba también que se considera inteligente sino superior. Más aún porque ha de pensar que podríamos tener la lista de sus posibles víctimas, aunque no sea el caso. Un par de horas más tarde, Trompel volvía con la información acerca de los sacerdotes acusados: - El padre Devillé me dijo que las únicas copias que él hizo las entregó solamente a los obispos, en su reunión plenaria. Tiene el original bajo llave e hizo personalmente las fotocopias. Nunca usó su computador, por lo que no puede haber sido hackeada. La única fuente posible es alguién que haya tenido acceso a la lista en algún obispado. - Los encargados del teléfono de Lemie acaban de confirmarme que su esposa llamó de un lugar cercano a Wavre. Y utilizaba un celular no registrado, no el suyo, o sea posiblemente un aparato desechable comprado por su secuestrador. - ¿No te parece una coincidencia curiosa que la señora Lemie haya trabajado a veces en el obispado de Lieja, que desapareció cuando fue asesinado el párroco de Santa Gertrudis y que llama por teléfono siempre de un lugar cercano a un nuevo asesinato? - En efecto. Estaba pensando lo mismo. Hubo un llamado cerca de Chièvre, o sea de Tongre, y ahora cerca de Wavre. Todo indica que el asesino la secuestró y la lleva consigo. Pero, como dices, es posible que ella misma sea la fuente de su información. Y, por lo tanto, que no se trate de un secuestro sino de una complicidad. Tendremos que obtener más información sobre ella. Al volver a su oficina, Trompel encontró en su computador un e-mail de un técnico de la oficina de delitos informáticos. Le decía que mirara el sitio web pedojuzgados.blogspot.com, sitio que habían descubierto con los procedimientos habituales de exploración de la WWW en busca de sitios sospechosos. Trompel tipeó la dirección y le apareció una página con la foto del párroco de Santa-Gertrudis tachada con una equis roja y la mención eliminado. Luego aparecía la foto del ex-párroco de Overpelt, con la palabra "Sancionado" seguida de la misma mención que en la foto recibida: "Tribunales 1, Dexter 2". La mención "Dexter 2" tenía un hipervínculo y Trompel lo pinchó. Se abrió otra página con un brevísimo video: se veía la cara del segundo sacerdote asesinado y cómo caía de espalda al sueldo cuando recibía el balazo. Pensó que era difícil que el asesino captara el video al mismo tiempo que disparaba. Así que debía pensar en que estaba acompañado. Y que después se conectaba a internet para "subir" el video. Llamó por el teléfono interno al técnico informático. - ¿Saben ya donde fue creada esa cuenta y de donde fue subido el video? - La cuenta es claramente de alguién que usa un seudónimo: "anticleropedo" y ha sido abierta en Google Mail y Blogger, lo cual se puede hacer desde cualquier parte sin dar la identidad real. No hay manera de llegar al dueño. En cuanto al video, sabemos con qué tipo de cámara ha sido tomado -una muy pequeña y de fácil manejo, que pudo ser comprada en cualquier tiena de fotografía o de electrónica- y fue subido desde una zona wifi publica del centro de Bruselas donde no es posible identificar el usuario.


- Así, pues, es alguién que sabe como esconderse. - Así es. Terminada la consulta, el detective puso al tanto también por teléfono al comisario. Lamentablemente la nueva información no aportaba gran cosa, salvo que el asesino tenía una alta movilidad y posiblemente un cómplice. Tres días después llegaba la noticia de un nuevo asesinato. En la casa de los religiosos de los Sagrados Corazones en Temploux, cerca de Namur, a 40km de Wavre, habían sido ultimados un sacerdote y el hermano que administraba la casa. Según se pudo comprobar, el sacerdote había sido párroco en la diócesis después de volver de Asia y estaba jubilado. En el obispado, confirmaron que había sido acusado de pedofilia pero no se habían podido probar los hechos. La foto recibida por la policía era del sacerdote y llevaba el número 3. Sin duda el hermano pudo haberse topado por accidente con el asesino, que lo mató para no dejar testigo. Los dos tenían un disparo en el pecho y los casquillos encontrados provenían de la misma arma que en los casos anteriores. Pero no había ninguna huella de otro tipo.

Capítulo 3 Entretanto, Trompel se había puesto a investigar a la señora Lemie. Se entrevistó primero con el marido, que le contó como se habían conocido, cuando se habían casado y las actividades habituales de ella. Martine Lemie, de apellido de soltera Vandeput, era contadora y prestaba sus servicios en la empresa que pertenecía al padre de André Lemie. Ahí se hicieron amigos y luego novios, para finalmente casarse. Ella siempre había sido muy religiosa, asistiendo a misa los domingos y participando en las actividades sociales de su parroquia. Había dejado de trabajar en la empresa cuando tuvo su primer hijo. Trompel preguntó si habían comentado las denuncias de abusos sexuales y de pedofilia contra sacerdotes, que había estallado en un escándalo que había ocupado los medios de prensa durante varias semanas. - Así es. Estábamos también muy sorprendidos y escandalizados. Ella me comentó varias veces que le molestaba mucho y se preguntaba si debía seguir colaborando con la iglesia. Como soy muy amigo del obispo de Lieja y que ella le llevaba también las cuentas, le sugerí que hablara del tema con él, para que supiera como enfrentaba la situación y le aconsejara en su comportamiento. - ¿Y le comentó algo después de esta conversación? - No entró en detalles, pero me dijo que se tomarían medidas correctivas. - ¿Su comportamiento cambió? - No en cuanto a sus costumbres o sus visitas a la parroquia, pero la noté más tensa. Generalmente volvía feliz de estas visitas, pero de las dos últimas, que fueron después de ese viaje a Lieja, volvió con aspecto sombrío y muy poco conversadora. Me extrañó un poco y no quiso explicarme qué andaba mal cuando le pregunté. - ¿Sabe si se encontró con alguna otra persona, fuera de la parroquia? - No que yo sepa. Evidentemente no estoy en casa todo el día. Puede haber recibido a alguién o haber salido y encontrado amigas o haber visitado a sus padres. No tiene que rendirme cuenta de ello. - Pero de haber visitado a sus padres, me imagino que se lo habría dicho. - En efecto, habría sido lo normal. - ¿Donde viven?


- En Woluwé, avenida Vander Meerschen, cerca de la iglesia de Sainte-Alix. - Gracias. Iré a visitarlos. Quiero saber más de ella. Y sin duda deben estar muy preocupados también, así que les aseguraré igual que a ud de que estamos haciendo todo los posible para encontrarla. Después de despedirse de Lemie, el detective se dirigió a la dirección que le acababa de dar. Los padres de Martine Lemie eran ya ancianos y la madre estaba en cama, gravemente enferma. En consecuencia se entrevistó solamente con el padre. Éste le dió algunos detalles sobre la personalidad -muy colaboradora y religiosa de su hija, pero también muy estricta- y sus estudios. También confirmó que había visto a su hija solamente una vez después del estallido del escandalo de los sacerdotes, aunque llamaba frecuentemente para saber de la evolución de su madre. Se había manifestado muy molesta y a favor de sanciones drásticas por parte tanto de la iglesia como de la justicia ordinaria. Trompel preguntó si era hija única. El señor Vandeput le dijo que habían tenido un hijo varón varios años más tarde y que éste había seguido la carrera militar. Había sido enviado al Congo hacía un poco más de un año, en el marco de la misión de la OTAN, y había vuelto hacía un par de semanas. Les había visitado y era muy probable que se hubiese juntado con su hermana, pero no en casa de ésta, porque no se entendía bien con su marido. Al detective se le ocurrió preguntar si ese hijo compartía el fervor religioso de su hermana. Vandeput tembién reconoció que sus opiniones eran bastante más críticas. Para él y su mujer, había sido una gran decepción el que su hijo no haya querido ser sacerdote, como deseaban, y que -al contrario- expresara su disgusto desde sus últimos años de colegio, aunque nunca dió una explicación clara de su cambio de apreciación. De niño había sido acólito y, en el colegio, iba frecuentemente a misa, aunque no era obligatorio. Cosa que cambió totalmente en el penúltimo año de enseñanza media. Dejó incluso de ir a misa los domingos. El policía dedujo que era muy probable que este hijo hubiese sido víctima de una conducta impropia y que el escándalo sacerdotal hubiese sido tema de conversación entre los hermanos. ¿Sería él el asesino, acompañado de su hermana? Cuando volvió a la comisaría y comentó estas informaciones con Servais, decidieron tratar de ubicar a Jacques Vandeput, el hermano de Martine Lemie. En la jefatura del ejército dijeron que estaba con permiso por un mes y que no tenía dirección personal registrada, salvo el domicilio de sus padres, como referencia. No sabían de él desde su vuelta del Congo. Servais resolvió entonces lanzar una orden de búsqueda, comunicada a todas las oficinas de PJ y a las comisarías de las policías comunales. También pidió al Ejército más información sobre Vandeput. Dos días después, se produjo una pelea en "La Becasse", un famoso bar típico del centro de la ciudad. El dueño llamó a la policía local y Vandeput fue uno de los detenidos. Se le interrogó sobre sus actividades de los últimos días y sobre su hermana. Dijo no saber nada de ella desde que la recogió en la calle Santa-Gertrudis y la dejó en un estacionamiento cerca de la Estación Midi, el mismo día en que había aparecido muerto el cura que vivía ahí. Él había viajado luego por una semana a Oostende, donde había alojado en un hotel, volviendo luego a la residencial de Bruselas donde se hospedaba habitualmente cuando estaba de permiso. La policía confirmó su estadía en Oostende y su registro en la residencial. También tenía comprobantes de pagos con tarjeta de crédito y de retiros en cajeros automáticos de Oostende y de Bruselas que coincidían con las fechas de los diversos asesinatos, lo cual parecía darle una coartada de base geográfica. Quedaba descartado como sospechoso, pero solo en forma provisoria porque el informe del Ejército no le era muy favorable: su permiso y vuelta del Congo respondía a una investigación por comportamiento excesivamente agresivo frente a la población


local. La pelea en el bar era, evidentemente, otra muestra de su carácter, que le valió en este caso una multa y una severa advertencia. Pasaron otros tres días y un nuevo asesinato se registró, esta vez, en el pequeño pueblo de Olne, cerca de Lieja, a unos 88km de Temploux y 117km de Bruselas. Ésto extendía cada vez más el rango de acción del asesino, si se trataba del mismo. Cabía la duda, porque la víctima no era el párroco del lugar. Era un jubilado cuya esposa era profesora en el vecino pueblo de Nessonvaux, donde la oficina de la policía recibió la foto con el número 4, lo cual extrañó a los investigadores. Servais fue puesto al tanto debido a la foto. Sin ella no habría sido informado ya que no se habría considerado el crímen como parte de la serie. ¿Por qué formaba parte de ella? Trompel abrió la página del blog "pedojuzgados" y buscó los agregados. Había en efecto un nuevo video, que era más largo que los anteriores. No se había grabado el sonido pero se veía que la víctima hacía gestos de denegación antes de caer sangrando. Lo comentó a su jefe y éste lo envió a conversar con la viuda. Ésta le informó que se había casado ocho años antes y confesó que su marido había sido, anteriormente, sacerdote y profesor de religión en el colegio San Francisco Javier, de Lieja. No sabía de acusaciones de pedofilia o abusos en su contra. El detective fue entonces al colegio, donde entrevistó al director. Pero éste le dijo que solo estaba a cargo desde hace cinco años y no sabía nada del período anterior. Le dió el nombre y la dirección de su predecesor, ahora jubilado, y residente en la vecina comuna de Jupille. Trompel, que sabía lo laberíntico que eran las salidas de Lieja, decidió ir a la oficina local de la PJ a pedir un vehículo y el acompañamiento de un inspector local. Con un novato al volante, llegó así sin dificultad al domicilio del ex-director. - Lamento mucho que el señor Suikerberg haya tenido tan triste final -le dijo éste, después de ser informado-. Era muy cariñoso con todos y lamentamos mucho que haya dejado el sacerdocio. - ¿Había sido acusado de abusos con los niños o de pedofilia? - Efectivamente y creo que éstas fueron parte de las razones que tuvo para retirarse, un retiro que fue voluntario. No se trató de un castigo. Pero las acusaciones nunca fueron formalizadas, aunque no sé si se volvieron a formular en el marco de la actual campaña de denuncias. - ¿Podría el colegio tener archivos al respecto? - No lo creo. Como le dije, no hubo formalización. Recuerdo que se conversó del tema en un par de reunión de apoderados pero, como el padre se retiró de inmediato y las denuncias eran pocas y difíciles de verificar, los apoderados acordaron no proceder más. - ¿Recuerda los nombres de los acusadores? - Después de tanto tiempo, no, lo siento. La única forma de saber algo sería consiguiendo las listas de apoderados de hace ocho y nueve años y entrevistarlos. - Gracias. Lo tendremos en cuenta. Pero es en efecto posible que los propios alumnos abusado -si ocurrió- hayan presentado ahora sus quejas. Y que el asesino se haya enterado. Como sin duda sabe por la prensa, alguién está persiguiendo y matando a sacerdote acusados, y éste ya es el cuarto. Como estaba cerca de Lieja, Trompel, al volver a esta ciudad, pidió una entrevista con el obispo del lugar. Quería pedirle información tanto acerca de la última víctima como acerca del papel de la señora Lemie y, en particular, si podía haber tenido acceso a la lista de sacerdotes acusados. El obispo le dió muy buenas referencias de la mujer y se extrañó de su desaparición, especialmente de que hubiese avisado a su marido que había sido llamada a Lieja cuando no era efectivo. También se confesó tan espantado por los asesinatos como por las conductas impropias de los sacerdotes. Interrogado especialmente acerca de la lista de acusados, reconoció que era posible que la habiese tenido sobre su escritorio un día en que Martine Lemie estuvo en el obispado. No era imposible que la hubiese visto e


incluso fotocopiado a escondido en un momento en que él no estaba, ya que tenía una impresora multifuncional. Así quedaba confirmada una posible fuente y el posible involucramiento de la mujer en los crímenes. De vuelta en Bruselas, se hizo una nuevo balance de la situación. La señora Lemie pasaba definitivamente de posible secuestrada a posible cómplice o incluso asesina. Como no habían encontrado señal alguna de su presencia, sola o acompañada, en ninguno de los hoteles cercanos a los lugares de los crímenes, se le ocurrió a Servais que podía estar utilizando una residencia móvil, como un "mobilhome". Trompel fue enviado a consultar a las pocas empresas que arrendaban este tipo de vehículos en Bruselas, llevando la foto de la mujer. Pero no tuvo el resultado esperado: nadie había visto a esta mujer y, peor aún para él, ningún mobilhome había arrendado en los días más próximos a la fecha del primer asesinato.

Capítulo 4 Unos días más tarde, otro párroco apareció muerto, con el mismo modus operandi. En el blog pedojuzgados.blogspot.com, según comprobó Trompel, se había agregado otro breve video que mostraba nuevamente al sacedote recibiendo la bala y cayendo al suelo. También pudo averiguar que el blog se estaba haciendo muy popular, recibiendo miles de visitas, por lo que solicitó una orden de restricción que obligaría a los ISP a impedir el acceso, al menos dentro del país, ya que era imposible lograrlo al exterior. En esta parroquia, había una sirvienta que vivía acompañada de un hijo que padecía de autismo. Mientras el detective la interrogaba, el joven repetía sin cesar una serie de cifras y letras. El policía le preguntó a la mujer lo que significaban, pero ésta contestó que su hijo era un apasionado de las matemáticas y repetía constantemente cosas parecidas cuando oía una pregunta. Así, el policía no le prestó mayor atención. Pero había grabado la conversación et, por este hecho, también las divagaciones del joven. Escuchando después dicha grabación y las explicaciones de la mujer acerca de la condición de su hijo, pensó que podía haber ahí un indicio. Sobre todo teniendo en cuenta que ella estaba en la casa cuando ocurrió lo que ella describió como una tentativa de robo con violencia, que no había oído porque tenía el sueño pesado. Pero nada aseguraba que su hijo también dormía y podía perfectamente haber sido testigo del crimen. Buscó por lo tanto informaciones sobre el autismo y descubrió que un autista fija su atención exclusiavemnte en detalles de su interés, sin prestar atención al contexto. Así, en este caso, sería en cualquier combinación de cifras que hubiese visto. Las anotó et terminó descubriendo que se trataba de dos series que solo tendrían sentido, justamente, para la policía. La primera serie se terminaba por SW40, lo que indicaba una pistola Smith & Wesson .40. No podía ser más que la pistola usada por el criminal, porque la bala era efectivamente del calibre 40. La siguiente serie era sin duda posible una patente de auto: el joven podía haber visto por una ventana la huída del criminal y memorizado la placa mineralógica del vehículo en que había subido. Pero nada aseguraba que su hijo también durmiera y podía haber sido testigo del crimen. Por ello, buscó informaciones sobre el autismo y vió que un autista fija su atención en cualquier detalle que lo interesa, sin preocuparse por el contexto. Así, en este caso, sería cualquier serie de cifras que pudiera haber visto. Anotó lo que decía el joven y descubrió que se trataba de dos series que, en este caso, tenían un sentido claro para la policía. La primera se terminaba por SW40, lo que indicaba una pistola


Smith & Wesson .40. Debía ser el arma usada por el criminal, ya que la bala era efectivamente de calibre .40. La otra serie era sin ninguna duda de la placa mineralógica de un vehículo: el joven pudo ver al asesino fuera de la casa, abordando algún vehículo y se fijo en este identificador. El detective buscó inmediatamente en el registro nacional a quién pertenecía el vehículo y encontró que se trataba de una ambulancia particular, compreda en segunda mano a nombre de Jacques Vandeput, el hermano de la señora Lemie. Éste fue citado inmediatamente a la comisaría para explicar la situación. - ¿Cuándo compró este vehículo? - Varios meses antes de partir al Congo. Como no tengo casa y que el ejército me cambia frecuentemente de destinación, me pareció lo más apropiado para pasar mis días libres, con la posibilidad de ir a cualquier parte. Era mucho más barato que un mobilhome. - ¿Y no la está usando ahora? - No. Cuando me fuí al Congo, se la dejé a mi hermana. No se me ocurrió pedirsela ahora. Volví inconscientemente a mi costumbre anterior de alojar en la residencial. Éste es uno de los efectos de la tensión de este tipo de conflicto: uno se olvida de muchas cosas. - ¿Así que no sabe donde está? - Podría estar en el garaje. O mi hermana podría estar viajando con ella. ¿Qué sé yo? No había motivo suficiente para detenerlo, por lo que se le soltó advirtiéndole de que no saliera de Bruselas, algo en realidad difícil de controlar. El número de la placa-patente de la ambulancia fue comunicada a todas las comisarías del país y especialmente a la gendarmería, que controla las carreteras. Dos días después, por casualidad, un policía que revisaba camionetas en un estacionamiento de Bastogne se acercó a una ambulancia que le parecía extraña en este lugar. Comprobó que el número de patente era el buscado y se acercó a mirar por la ventanilla. En este momento, el vehículo arrancó. El agente dió la alerta por radio y se estableció un anillo de control alrededor del pueblo. En una de las carretras de salida, la ambulancia embistió las barreras y siguió su carrera, seguida por gendarmes en moto. Uno de ellos le disparó en un neumático y el conductor perdió el control. Salió de la carretera y cayó de costado en una zanja que separa la pista de los campos vecinos. Acercándose los gendarmes, comprobaron que el conductor era una mujer y que quedó aturdida por el choque, pero sin herida visible. La detuvien y revisaron el vehículo. Tenía dos camillas y estaba arreglada como mobilhome, tal como había señalado Jacques Vandeput. No encuentraron ningún arma aunque sí un computador portátil, pero no pudieron acceder a su contenido porque estaba protegido por una contraseña. Los documentos de identidad de la mujer confirmaron que era Martine Lemie y la llevaron a la comisaría central de la PJ de Bruselas para su interrogatorio. El computador fue enviado al laboratorio. Mientras se producía la persecución, la police locale había recibido un llamado de la empleada de otro sacerdote que los alerta de la presencia de un extraño en la casa parroquial de Bastogne. Mientras hablaba, se oyó un disparo. La policía dió inmediatamente la orden de acordonar la casa. Pero el asesino se había escapado ya. Acusada de los crímenes, Martine Lemie-Vandeput protestó, alegando inocencia. Del asesinato del cura de Santa-Gertrudis dijo no saber nada y que estaba en perfecta salud cuando dejó la casa parroquial. Pero se rehusó a informar sobre sus desplazamientos y a indicar si viajaba sola o


acompañada. Tampoco explicó por que arrancó cuando el policía revisó la ambulancia en Bastogne y no quiso dar la contraseña del computador alegando que contenía cosas privadas y esperaría el consejo de su abogado. - Algo no cuadra -le comentó Servais a Trompel-. ¿Por qué arrancó si no tenía nada que reprocharse y no llevaba arma alguna? ¿Por qué nunca dijo a su marido donde estaba ni justificó su viaje cuando lo llamaba? Todos sus llamados los hizo cada vez cerca de donde hubo un asesinato y ésto no puede ser coincidencia. Menos si sabemos ahora que ella pudo obtener la lista de sacerdotes acusados. Si ella no cometió los crímenes, debió ayudar a alguién. - ¿Qué hay de su hermano? Él sabe de armas y tiene un fuerte sentimiento anticlerical. - Nos dió coartadas... - Pero todas las distancias son cortas en nuestro país y, tanto por carretera como en tren se puede llegar a cualquier parte en un par de horas. Ni en su hotel ni en su residencial pueden dar fe de que no se ausentó unas cuatro o cinco horas. - Ésto es cierto. Puede perfectamente haberse juntado con su hermana. - Se me ocurre que ella le preparaba el terreno, visitando a las futuras víctimas para conocer el terreno e informar luego a su hermano. - Tendremos que volver a interrogarlo, y en forma bastante más dura. Y verificar con precisión donde estaba en el momento del asesinato de Bastogne. - ¿No podríamos allanar su residencial, en busca del arma? - Sí, creo que deberíamos hacerlo. Trataré de conseguir la orden. La orden de arresto para Jacques Vandeput fue enviada a todas las unidades policiales del país y una patrulla fue a su residencial. Cuando Jacques Vandeput llegó al estacionamiento donde debía esperarlo su hermana se extrañó de encontrarla. Solo había dos posibilidades: o la había detenido la policía o se había aburrido porque se había demorado más de lo previsto y se había marchado hacia su siguiente destino. Se dijo que lo mejor sería regresar cuanto antes a Bruselas, para que no lo echasen de menos si a la policía se le ocurría la idea de verificar que no había dejado la capital. Había llegado unas horas antes de que se presentara la patrulla, dejando constancia de su presencia con la propietaria, y había vuelto a salir para ir a tomar una cerveza. La excitación y la satisfacción del deber cumplido siempre le aumentaban la sed. Además, debería subir el nuevo video a su blog de internet, pero para ello debía pasarlo primero de su cámara a un computador portátil. No podría hacerlo, porque éste estaba en la ambulancia y no lo recuperaría hasta juntarse de nuevo brevemente con su hermana para la siguiente misión. La residencial se encontraba en la calle Ravenstein. Pensó en ir al bar "La Bécasse" pero se acordó que ya no era bienvenido ahí debido a la pelea en que había sido arrestado y, mientras iba caminando mecánicamente hacia el centro, se preguntó adonde ir. Había varias otras alternativas en la cercanía y, dándose cuenta de que era hora de comer, pensó en los restaurantes al lado de la Bolsa. Sin pensarlo, siguiendo su recorrido habitual, iba a atravesar la Estación Central, por donde podía acortar camino. Pero la policía acababa de apostarse en la estación y uno de los agentes lo reconoció. Avisó a su compañero al mismo tiempo que a la central y ambos se le acercaron sorpresivamente. Hubo un breve forcejeo al ponerle de inmediato las esposas, impidiéndole pelear, cosa que -además- sabía poco conveniente si quería mantener su alegato de inocencia. Entretanto, su habitación estaba siendo registrada. Se encontró de inmediato la cámara de video, que no había tenido la precaución de esconder, y finalmente, después de una revisión de todos los posibles escondites, aparació una pistola Smith & Weston .40.


Su alegato en la comisaría resultó totalmente inútil. Estaba en posesión del arma y del video de un crimen que acababa de cometerse. El laboratorio logró abrir el computador y encontró los videos de los otros crímenes. Martine Lemie finalmente confesó que había obtenido en el obispado de Lieja la lista de sacerdotes acusados y entrevistado a todos los que habían sido asesinados, informando de los detalles a su hermano, que se juntaba con ella exclusivamente para obtener éstos y "castigar alos culpables". Negó haber estado presente, pero esta afirmación fue recibida con mucha desconfianza. El arresto de los culpables dió origen a una verdadera batalla de comentarios en la prensa. El escándalo de los sacerdotes pedófilos volvió a primera plana y numerosos lectores tomaban partido a favor de los criminales que "habían limpiado esta basura". Otros respondían que era el papel de la justicia determinar quien era culpable, y al menos una de las víctimas no lo era. Pero algunos no creían en esta absolución e insistían en medidas más drásticas, por cuanto los culpables de pedofilia recibían a pensas unos pocos años de prisión. Otros aprovechaban el hecho para atacar a la Iglesia o bien para "agradecele por haber dado la lista de los criminales a quienes los podían eliminar". Los mismos intercambios de cartas de lectores, opiniones y artículos se repitieron algunos meses más tarde, cuando el tribunal llevó el proceso y condenó a la pareja con prisión a vida. FIN "El Todopoderoso confunde a los insensatos" (Libro de la Sabiduría, 1,3)


Ecología Nueva “A escala humana, ya hemos pasado el punto de no retorno del cambio climático” (Adeline Marcos, agenciasinc.es) Así lo ha afirmado Thomas Stocker, investigador en la Universidad de Berna (Suiza) durante el congreso “Los cambios climáticos bruscos, ciencia y medios de comunicación” organizado por el CSIC y que se ha inaugurado el 5 junio 2012. El evento reunió a científicos y periodistas para tratar el tema del cambio climático.

Capítulo 1 - Joseph Trompel, queda arrestado. Puede guardar silencio pero si decide hablar, cualquier cosa que diga podrá ser usado en su contra en un tribunal. - ¿Detenido? ¿Pero por qué? ¡No he cometido ningún delito! ¡Sabe que soy policía! - Ex-policía. Queda suspendido y en condición de imputado. Se le acusa de conspirar para asesinar al ministro del Medio Ambiente. ¿Medio Ambiente? -pensó Trompel-. Ni siquiera sabía que existía tal ministerio. ¿Algún invento reciente de Los Verdes, que acababan de ganar las elecciones regionales? Estaba en su cabaña de Spa, que había heredado de Antoine Lefranc (ver "La herencia"). Había llegado en la tarde del día anterior y se había enterado ahí del asesinato de un ministro por un 'flash' de última hora de la televisión, del cual no se habían dado detalles. - Llegué aquí ayer y me enteré aquí del asesinato. ¿Cómo pueden creer que estoy implicado? - ¿Cree que no sabemos que se vino a esconder aquí después del hecho? ¿Que nos sabríamos de esta casa? Nadie, en efecto, salvo el comisario Servais, sabía de la existencia de su refugio en las Ardenas. Así que ya habían hablado con su jefe. - Ud tenía acceso al ministro y tenemos un testigo que lo sitúa en el acto en que fue asesinado. También tenemos su pistola, con sus huellas, que ud tiró en una alcantarilla a una cuadra de ahí. Había dejado su pistola en su departamento de Bruselas. Alguién debía haber entrado ahí y sacado la pistola, para luego usarla e implicarlo. Alguién suficientemente molesto y a la vez bien preparado para tender este tipo de trampa. ¿Pero quién? ¿Cómo podría investigar si quedaba preso?


Resistir al arresto haría todo peor, así que acompañó a los agentes de Asuntos Internos, que lo llevaron de vuelta a Bruselas. En el trayecto intentó hacer preguntas para saber más del caso, pero rehusaron contestarle.

Capítulo 2 Trompel despertó transpirando. Hacía tiempo que no había tenido una pesadilla tan larga y con tantos detalles. ¿Había en ella alguna pista que le ayudara a resolver el caso que tenía entre manos? El despertador marcaba las 7:15. Este número le resultaba muy familiar y no correspondía a la alarma que debía despertarlo. Todo había empezado una semana antes. Su jefe, el comisario Jean Servais lo había llamado y le había encargado la encuesta relativa a una bomba que había explotado esa misma mañana, a las 7:15, frente a una sede del partido de "Los Verdes" en el bulevar Lambermont. Servais no podía ocuparse personalmente del asunto: su ayudante, Remy, había desaparecido el día anterior y una visita a su domicilio no había dado ningún resultado. Trompel debería hacerse cargo, acompañado de la novata inspectora Alice Yernault. La oficina afectada se encontraba en el 715 del bulevar. ¿Era solo una coincidencia o los delincuentes habían programado la explosión ex profeso a esa misma hora? La bomba había sido colocada en la entrada, aparentemente en un contenedor parecido a un extintor, quizás para no llamar la atención. Los técnicos habían recogido todos los fragmentos que había en el lugar, entre los vidrios rotos y fierros retorcidos. Les extrañó encontrar restos de aserrín, porque la puerta, rota, había dado muchas astillas pero era imposible que hubiese sido reducida a aserrín. Solo podía haber una explicación: debía haber sido confeccionada en un taller de carpintería y el aserrín debió haber queado mezclado con la pólvora y los productos fosfatados que eran su principal componente. Trompel sabía que buscarían la "firma" del constructor y que el aserrín podía ser un elemento clave. A la hora del suceso, sería difícil encontrar testigos en los alrededores. Todos los edificios y las casas estaban alejados en varios metros de la avenida, detrás de amplios antejardines. Y la mayoría de los vecinos salían directamente en automóvil de sus estacionamientos. Difícilmente se fijarían en peatones cerca de las fachadas y menos aún de otro vehículo cerca de este oficina, que recibía muchas visitas. Era sin embargo su deber tratar de encontrar alguién que pudiese haber visto algo. Así que se dirigió al sector acompañado de la inspectora después de las seis de la tarde, horario en que quienes salieron temprano al trabajo ya podrían haber regresado. Se separaron para visitar las casas y edificios de departamentos. Felizmente, solo los había a un lado del bulevar, ya que del otro había un parque en ese sector. Les llevó casi hasta la medianoche interrogar a los vecinos que residían suficientemente cerca. Y no obtuvieron ningún resultado. Casi todos habían oído la explosión, pero no habían visto nada antes de salir en la mañana y, en la noche anterior, tampoco habían visto nada sospechoso. Era común que algún vehículo se acercase a "Los Verdes", donde había muchas visitas y reuniones, y nadie se fijaba ya en los autos. Uno de ellos bien pudo dejar la bomba, muy tarde o en la madrugada. ¿No tendrían un video de seguridad? Trompel ya sabía que lo había pero no mostraba nada: la grabación había sido revisada y todas las tomas correspondían a visitantes en horas de atención. El atacante debió acercarse


por el lado, fuera del ángulo de la cámara. Aunque encargado del caso, no podía hacer nada más salvo esperar los resultados del laboratorio. Sin embargo, la inspectora Yernault le sugirió buscar informaciones en la red de Interpol. Podía haber ahí alguna información acerca de grupos antiecologistas que hubiesen realizado acciones similares en otros países. Así, Trompel se enteró que este tipo de hecho era bien conocido del FBI, al punto que habían forjado el término "ecoterrorismo", definiéndolo como "el uso o amenaza de uso de la violencia de carácter penal en contra de víctimas inocentes o de una propiedad, por grupos subnacionales con orientaciones ecologistas para el medio ambiente o por razones políticas, o destinadas a un público más allá del objetivo, a menudo de carácter simbólico". En 2002, el FBI estimó que el Frente de Liberación Animal (ALF) y el Frente de Liberación de la Tierra (ELF), dos de las principales organizaciones ecológicas responsables de actos denominados ecoterrorismo, habían cometido más de 600 actos criminales en Estados Unidos, causando daños estimados en más de 43 millones de dólares. Entre 2003 y 2008, el ecoterrorismo habría causado en total 200 millones de dólares en daños a la propiedad según el Bureau. También encontró que el ecologista canadiense Paul Watson, fundador de la Sea Shepherd Conservation Society había presentado otra definición: "un acto que aterroriza a otras especies o amenaza el sistema ecológico de este planeta", acusando de ello a los balleneros japoneses, que seguían cazando a estos cetáceos. Otro ecologista, David Suzuki, describió al antiguo Primer Ministro de Australia, Johh Howard, como "ecoterrorista" por no cumplir con el Protocolo de Kioto sobre el cambio climático. Los ecologistas han acusado también a corporaciones que van desde ExxonMobil y General Electric hasta McDonalds de ecoterrorismo. [Datos de Wikipedia] Había sin embargo un "pero": el ecoterrorismo así definido aludía a acciones de los ecologistas realizadas supuestamente en defensa del medio ambiente. Habría que ampliar ahora la definición para incluir a los contrarios, como los que había atentado CONTRA el partido ecologista belga.

Capítulo 3 Mientras tanto, Servais había sido informado de que el automóvil de Remy había sido encontrado ahí mismo donde se había estacionado, cerca del Servicio de Impuestos, donde había ido a buscar un importante expediente acerca de la ONG "Ecología Nueva". Los inspectores de impuestos habían detectado importantes anomalías en su contabilidad: los ingresos y los egresos tenían justificaciones más que sospechosas y una encuesta sobre los actores se había hecho indispensable, pero escapaba a las atribuciones del Servicio. Era evidente que Remy no había llegado de vuelta a su vehículo y había sido interceptado poco después de salir de las oficinas. Parecía claro que había sido secuestrado para obtener ese expediente e impedir la encuesta. Ésto significaba también que había una filtración, probablemente en el mismo Servicio, lo que abría también la necesidad de un sumario administrativo. Si la ONG había sido así alertada, no serviría de nada visitarla con una orden de cateo. Sería necesario trabajar de forma indirecta. Servais encargó por lo tanto a Trompel que mobilizara a sus antiguos


compañeros del diario "La Dernière Heure" ("La Última Hora") para recabar toda la información posible sobre la ONG. Para evitar que sus antiguos colegas estén al tanto de la intervención de la policía, Trompel llamó al editor para pedirle una reunión confidencial fuera del diario. - No quiero que mis antiguos colegas estén al tanto de nuestra conversación. Nada puede filtrarse antes de terminar la investigación, porque la vida de uno de los nuestros puede estar en riesgo. Júntemonos en el piso subterráneo del centro comercial City2. [Hay ahí un supermercado y cafeterías.] Simularemos un encuentro casual y tomaremos juntos un café. Te explicaré de que se trata. ¿Mañana a las once de la mañana? Creo que es el mejor horario para tí. - De acuerdo, nos vemos mañana. Me tienes intrigado. A la hora convenida, el detective encontró a su antiguo jefe sentado en una de las mesitas tomando un café. Lo saludó y fue a buscar su propia taza. Luego le explicó de qué se trataba. - Algo raro está pasando con la ONG "Ecología Nueva" según nos han informado desde el Servicio de Impuestos. Ellos, con nuestros ingenieros, se encargan de rastear el dinero cuando tienen sospechas. Pero queremos saber más acerca de las intenciones et, sobre todo, de quienes dirigen la organización. Pero sin alertarlos más acerca de la investigación, ya que podrían tratar de borrar su huellas. Ya saben que el Servicio está inquieto y podrían ser los responsables de la disparición del agente que fue a buscar el expediente. Para no inquiteralos más, queremos un apoyo periodístico. - ¿Podré publicar algo al respecto si colaboramos? - Una vez que concluya nuestra encuesta tendrás las primicias. Nadie debe saber que el diario colabora con la policía, ni siquiera el o los periodistas que pongas a cargo, para que nada se filtre. Por ésto nos juntamos aquí. Sería conveniente que los de Ecología Nueva estén convencidos de que no son objeto de una investigación particular. Lo mejor sería hacer una serie de artículos sobre los movimientos ecologistas y que haya salido ya alguno antes de abordarlos. Un artículo a la semana, quizás en la edición del fin de semana o un suplemento, sería una buena solución para no recargar a tu gente y dejar tiempo para que la ONG se entere. Pero hay que hacer todas las preguntas impertinentes posibles, aunque sin aludir a lo que saben ya en la Oficina de Impuestos. Con el asunto de la bomba que estalló en la oficina de "Los Verdes", tendrías ya una justificación para explorar lo que ocurre entre los movimientos a favor y en contra de la política ecológica. - En principio, estoy de acuerdo. Pero solo será posible si tu jefe pone al tanto al director en términos generales. Si no, me podría preguntar de donde surgió la idea de hacer una serie y la podría impedir. Por ahora, solo le intersaría el asunto de la bomba. No le gustan mucho los ecologistas y no quiere hacerles propaganda gratis. - Avisaré a mi jefe. No creo que haya problema. - Aunque, pensándolo bien, si abordamos los grupos contrarios a la teoría del cambio climático, la serie sería más objetiva y el director podría estar un poco más motivado. - Me parece genial. Podrían hacer un artículo sobre "Los Verdes",a raíz de la bomba, y luego uno sobre los críticos del cambio climático, e ir después a preguntar a "Nouvelle Ecología" quiénes son, qué opinan y qué hacen. - Perfecto. Pondré a alguién a rastrear primero los diversos grupos y luego empezaremos la serie. Te mandaré copia por e-mail de todo lo que llegue a mi escritorio.


- Bien. Te quedaremos muy agradecido. Y si surge alguna pista útil y hemos de actuar, serás el primero en saberlo. Se despedieron cordialmente. Sin haberlo planeado, Trompel había conseguido más ayuda de la que había ido a pedir: datos sobre "anti-ecologistas", que podían estar involucrados en el atentado.

Capítulo 4 Trompel no se había equivocado. La explosión de la bomba iba a ser el punto de partida de una creciente efervescencia en torno al tema. El día después de su encuentro con el redactor en jefe, el sitio web del "Servicio Público Federal de la Salud, Seguridad de la Cadena Alimentaria y Medio Ambiente" (ministerio de la Salud) aparecía "hackeado". En lugar de sus noticias y enlaces a sus servicios y otros organismes emparentados (http://www.health.belgium.be/eportal?fodnlang=fr), la portada presentaba resúmenes de las críticas a la teoría del cambio climático, denuncias del "negociado" y peligro de las vacunaciones masivas y acusaciones acerca de las restricciones a los alimentos transgénicos, todo lo cual "solo servía a las transnacionales para impedir el avance de los países en desarrollo y mantenerlos en la extrema pobreza" o incluso "controlar el crecimiento de su población a través de la hambruna". El secretario del ministerio se había comunicado con la dirección de la PJ apenas le fue señalado el pirateo por el encargado de la página web, incapaz de restablecer la página oficial. Si la bomba del bulevar Lambermont había provocado la reacción concertada de los diversos movimientos ecologistas belgas y mensajes de protesta en sus respectivas páginas web, la alteración ilegal de la página del ministerio llevaba la "guerra" al ámbito digital. Mensajes tanto en apoyo de las políticas oficiales como en contra se multiplicaron en las redes sociales. Y después del ministerio, estas otras organizaciones vieron afectados sus servidores web. En algunas casos cambiaba abruptamente el contenido del sitio y, en otros, se impedía derechamente el funcionamiento del servidor mediante ataque de denegación de servicio, es decir bombardeándolo de tantos pedidos que le resultaba imposible responder a cualquiera de ellos. Ésto demostraba la existencia de un grupo con suficiente poder para desarrollar una acción de gran envergadura, y el Departamento Informático de la PJ debió formar un equipo especial para encargarse en exclusividad de esta guerra digital que, quizás, estaba ligada a los hechos de violencia física ya registrados. El auto de Remy había sido llevado al estacionamiento de la central de la PJ. Dos días después, otro policía que pasó al lado sintió olor a descomposición. Hizo abrir el maletero y descubrieron ahí un cadáver. Debió haber sido colocado ahí la noche del día en que Remy desapareció. De día pasaba mucha gente y habría sido imposible, pero de noche no pasaba casi nadie, y no había ninguna cámara de vigilancia cerca. La autopsia confirmó esta hipótesis. El fallecido tenía en un bolsillo una tarjeta del hotel "Auberge Grand Place" pero no tenía documentos de identidad. Se le tomó una foto, y Servais se


fue a dicho hotel, en la calle des Pierres ("de las Piedras"), cerca de la "Gran Plaza", para obtener toda la información posible sobre este desconocido. Antes que un hotel, se trataba más bien de una posada de bajo costo, con sencillas habitaciones, baño compartido y escasos servicios, cuya única posible ventaja, aparte del bajo precio, era la proximidad de la Plaza Mayor. Así, el comisario supo que el hombre se llamaba De Groote y había presentado un DNI holandés. Había llegado una semana antes y no lo habían visto en los dos últimos días (lo que era obvio para el policía, ya que había estado en la maleta del auto). En su habitación, encontró una pequeña valija con ropa para un par de días y, lo único que podía constituir una pista, folletos en neerlandés (holandés) de varios grupos ecologistas, todos rayados, con direcciones subrayadas y marcados algunas veces con la palabra "leugen" (mentira). Así, ¿podría tratarse de un activista antiécologistas que, quizás, se había cruzado en el camino de la "Ecología Nueva"? Como era holandés, Servais envió un requerimiento a la policía de ese país a través de Interpol. El día siguiente, la policía holandesa informó que era un investigador privado y que, en sus oficinas en La Haya, habían encontrado un expediente acerca de la ONG "Ecología Nueva" que coincidía con una anotación en su agenda correspondiente a su viaje a Bruselas para visitar ésta.

Capítulo 5 El desfile ecologista por el "Día de la Tierra", el domingo 22 de abril, pasaba por el bulevar Anspach delante de la Bolsa de Valores cuando los manifestantes más cercanos al edificio sintieron pasar sobre ellos lo que parecía un pequeño avión, el que se estrelló contra la puerta principal, provocando una explosión que hirió a una decena de ellos. Una hora después aparecía en YouTube un video que mostraba el aparato acercándose y estrellándose en el pórtico de la Bolsa. Y, sobrepuesta, una "franja americana" que reivindicaba el ataque a nombre de "Ex-Eco" y denunciaba a las grandes empresas como depredadores del medio ambiente. Evacuados los heridos, la policía encontró abandonados en el lugar un celular desechable y una pequeña cámara fotográfica semi-destruída, posiblemente abandonados por los heridos. Fueron llevados al servicio técnico de la PJ. La filmación de la llegada y del impacto del drone aparecida en YouTube llamó especialmente la atención de la policía porque empezaba desde el momento en que el avión había bajado sobre la calle Antoine Dansaert -que hace frente al edifio de la Bolsa- y seguía su movimiento hasta el impacto. Ésto solo era posible si el cineasta sabía de antemano cual sería la trayectoria. Nadie que siguiera la manifestación habría apuntado encima de las cabezas si no supiera que algo iba a aparecer en esta dirección, transversal en relación al sentido del desfile. Servais se reunió con Trompel y otros dos inspectores para comentar los hechos. Nadie conocía al grupo "Ex-Eco", pero debían contar con algún técnico suficientemente capacitado para interferir la


comunicación con el drone y dirigirlo. También debían tener suficiente potencia y, probablemente, estar ubicados muy cerca de donde partió el drone. Trompel llamó al editor de "La Dernière Heure". - No te puedo decir más por ahora, pero tienes otra muy buena razón para la serie de artículos sobre los movimientos ecologistas. - En efecto. ¿Me darás detalles acerca de lo que pase con la investigación sobre lo de ayer? - Te mantendré al tanto de todo lo que no sea estrictamente confidencial. - De acuerdo. Gracias. * A esa misma hora, en una "suite" del Hotel Metropole, el magnate John Buckley estaba en la ducha cuando sintió el timbre de la entrada. Salió apresuradamente, envuelto en la gruesa bata que proporcionaba el hotel, encontrándose con el mozo que entraba en el pequeño salón para poner en la mesa el desayuno ordenado. A la pasada, Buckley alcanzó a sacar un billete de su vestón colgado en una silla. - Aquí está su desayuno, como pidió. Café de grano sin azúcar ni crema, waffles de Lieja calientes y un pocillo de gelatina de frutilla. - Se lo agradezco. Un servicio de primera, como siempre. Alcanzó al mozo y le pasó discretamente el billete, como siempre lo hacía. El día siguiente, según pensaba, haría exactamente lo mismo en el Hilton de Dubai, aunque ahí no tendría esos mismos waffles, tan típicamente belgas. * Como Trompel ya llevaba un caso de bomba, fue enviado con la inspectora Yernault a revisar la entrada de la Bolsa y buscar el punto donde pudo estar el que filmó el vuelo del drone. Se llevaban una tableta con el video aparecido en YouTube para hacer las comparaciones. Así, se fueron acercando y luego determinaron el lugar exacto, pasando a tomar fotos tanto de vistas que coincidían con el video como otras, del mismo lugar y de las posiciones más cercanas. Estaban cerca de la plaza De Brouckhere y ya tenían hambre, por lo que la inspectora le dijo a Trompel: - Entremos aquí. Podremos tomar un café y comer un biscocho. Me muero de hambre. Trompel la siguió, sin prestar mucha atención al lugar, perdido en sus reflexiones acerca del caso. Pero una vez sentados en una mesa, cerca de la vidriera que daba al bulevar Anspach, se dió cuenta de que ya había estado ahí, con la diputada Darbée, y que ahí había comenzado su romance con ella (ver "La


conspiración"). Se habían casado pero ella había sido asesinada un par de años más tarde (ver "Los Seis") y él estaba apenas repuesto de la pérdida. El recuerdo de esta breve vida en común le borró cualquier otra idea. Y, viéndose acompañado por otra mujer, no pudo soportar el recuerdo. Palideciendo, se levantó de un salto y salió corriendo. Sin comprender nada, su compañera lo siguió e intentó interrogarlo. Pero no estaba en condiciones de hablar y solo le pudo hacer seña de que se detuviese y esperara.

Capítulo 6 Ahora se acumulaban en el escritorio de Servais varios informes. La policía técnica había averiguado que el "drone" pertenecía al Servicio de Meteorología y había partido de la base aérea de Melsbroeck, donde se mantenía, en un vuelo normal de medición pero su piloto a distancia había perdido casi de inmediato el control debido a la fuerte interferencia de otra señal de procedencia desconocida. Debía provenir de alguna casa cercana a la base y el comisario ordenó una discreta revisión de los habitantes de la zona que los controladores aéreos le señalaron. De la cámara de video destruída habían recuperado imágenes de la llegada del drone en la tarjeta SD, que había quedado intacta. Y en ésta, también, una huella dactilar, que aún estaban tratando de identificar. En el téléfono, que era desechable, había quedado el registro del último llamado, pero debían pedir la información asociada al número a la compañía telefónica. ¿Sería un contacto con quien controlaba el drone para la sincronización? Servais también encontró un informe sobre la bomba que había estallado en la oficina de "Los Verdes" del bulevar Lambermont. En los pedazos del aparente extintor, se habían encontrado huellas de un individuo que había sido expulsado por la policía por haber ocupado con otros una casa abandonada de la calle de Malines. Se llamaba Christan Verbeeck y su domicilio en el Registro de la Población era el de sus padres, pero éstos dijeron no saber nada de sus actividades ni de su residencia actual. Servais envió una orden de búsqueda a todas las oficinas de la policía comunal, recomendando especialmente que visitasen las casas que podían estar utilizadas por "okupas" y las oficinas de organizaciones ecologistas o contrarias a éstas. Estaba leyendo estos informes cuando recibió un llamado telefónico. Era su jefe de sección, Jules Dubois, que le informaba de que un importante hombre de negocios parecía haber sido asesinado en el Hotel Metropole. Dubois, que rara vez se desplazaba él mismo para una investigación, lo estaba esperando allá. El asunto podía ser complicado ya que el hombre tenía múltiples contactos entre las autoridades políticas y los empresarios de la Comunidad. Cuando el comisario entró en la suite, retiraban ya el cadáver; un técnico guardaba los restos del desayuno y otro levantaba huellas dactilares. - No sabemos aún si se trata de una muerte natural o un asesinato -le dijo el capitán Dubois-. Tendré que encargarme yo mismo con otro equipo si hubo intervención de terceros. Pero le llamé porque hay algo en su laptop que lo puede interesar. Lo encontramos sentado frente a la máquina y la pantalla muestra la certificación de una transferencia de dinero desde una cuenta en las islas Caimán a la cuenta de "Ecología Nueva" en el banco Fortis.


- Así que él sería uno de los financistas de esta organización. - Tal parece. Y ahora, quizás podamos saber algo más de sus operaciones. Según su agenda, Buckley tuvo una cena anoche con gente de la ONG "Ecología Nueva" y debía viajar esta tarde a Dubaï. No anotó donde era la cena, lo cual me lleva a pensar que era aquí mismo en el hôtel. Aprovecharé de pedir los videos de vigilancia del restorán de anoche junto con los del pasillo de la suite esta mañana y se los mandaré. Ojalá averigüe con quién se reunió y le sirva para ese caso. Ese día había aparecido el primero de las serie de artículos de "La Dernière Heure" sobre el tema ecológico, y estaba consagrado al grupo Greenpeace de Bélgica. La organización daba diversos ejemplos de daños ecológicos. Este artículo llevó a la asociación de padres del Instituto Denis, de la ciudad de Gembloux, a enviar al diario una carta expresando las dudas que les cuasaba la extraña cantidad de casos de leucemia entre sus alumnos. Mientras en las Clínicas Universitarias San Lucas, de Bruselas, la incidencia anual de leucemias agudas era de 300 y, según el Observatorio Europeo del Cáncer, la tasa de incidencia total era de 12,8%, de lo cual solo 0,6% era de niños, había diez niños enfermos en el colegio. El Centro Médico Gembloux, que se ocupa de ellos, en asociación con las Clínicas San Lucas, encargó a la facultad de Química de la Universidad de Lovaina detectar los eventuales elementos tóxicos qui podían ser causa de ello, y ésta descubrió que, a ras de suelo, había efectivamente partículas de gas tóxicas. EL único origen posible parecía ser el recubrimiento sintético "Trekcanch" de la cancha de deportes, instalada por Somatrek algunos años antes. Por esta razón, los padres econtrataron a un abogado para demandar a esta empresa y comunicaron estos detalles al diario. Así, un periodista fue encargado de visitar Somatrek y reunir todas las informaciones posibles sobre el producto utilizado. Así, pudo averiguar que Somatrek había obtenido una patente para el recubrimiento "Trekcanch" hacía seis año y aseguraba que era totalmente inerte e inofensivo. En la Facultad de Química, habían verificado que era correcto en el caso de una muestra del producto recién fabricado, pero no era así para una muestra sacada de la cancha de Gembloux, qui tenía cinco años de instalada. El producto se descomponía progresivamente y emitía gases que solo aparatos muy sensibles podían detectar, pero que eran propios de los desechos industriales utilizados para fabricar el producto final. La acumulación de éstos podía efectivamente causar enfermedades graves, como la leucemia. La acusación apareció casi simultáneamente en el diario y sobre el escritorio de Servais, con la orden de retirar de la firma todos los archivos relativos al producto "Trekcanch" y de requerir del directorejecutivo de Somatrek para que se presente ante el tribunal.

Capítulo 7 En el caso del hôtel Metropole, el análisis toxicológico demostró que el fallecido había efectivamente sido envenenado por un elemento parecido al curare puesto en su café, el que le provocó la paralización de su sistema respiratorio. Debió, por lo tanto, haber sido introducido por el mozo que se lo llevó o por alguién de la cocina. Las entrevistas al personal aclararon rápidamente las circunstancias. Al mozo que atendía en forma habitual las suites ejecutivas se le había ofrecido una importante gratificación por ausentarse esa mañana y lo había reemplazado un joven que muy de tarde en tarde hacía reemplazos. Este hecho hizo que nadie desconfiara en la cocina pero facilitó su identificación -y


su consideración como sospechoso-, aunque nadie sabía donde vivía. Se obtuvo su foto del video de seguridad y su nombre -Edmond Borgnet- y teléfono de la administración del hotel. El teléfono no respondía y no tenía asocada ninguna dirección, por lo que se cursó un orden de búsqueda a todas las policías del país. Los videos de seguridad del restorán resultaron ser una mina de oro para Servais. Muchos personajes importantes habían cenado ahí esa noche. Pero obviamente solo interesaban quienes se sentaron junto a Buckley, en un rincón que garantizaba cierta reserva. Se sorprendieron grandemente al reconocer de inmediato dos personas que se habían visto implicadas en el escándalo del club "6 a 6": Philippe Gossiaux, el gerente de la papelera Cobelpap, y Sigisfredo Van Acker, otro visitante de ese club y gerente de la lechera Melkbaar, que había colaborado para resolver el caso. Otra persona conocida era André Chapelle, que había sido candidato a diputado por "Los Verdes". - Ya sabemos que Van Acker maneja grandes cantidades de dinero y viaja bastante gracias a su representación de multinacionales lácteas. ¿Pero qué pueden hacer ahí Gossiaux y Chapelle? -se preguntó Trompel, al revisar el video junto con Servais. - Se me ocurre que Chapelle puede ser el que les presta la cobertura ideológica. - ¿Quién es el representante legal de "Ecología Nueva"? - Solo está registrado el bufete "Marnix et Cie". No hemos conseguido nada ahí. Muestran los documentos exigidos por ley y los balances oficiales, que sabemos que están manipulados, y se escudan en el secreto profesional. - El periodista de "La Dernière Heure" tampoco logró sacar información adicional. Las oficinas se reducen a un par de escritorios. La secretaria trabaja a medio tiempo, en las mañanas, y no ve nunca a nadie. El o los ejecutivos van en las tardes, cuando revisan y contestan los mensajes que ella deja en el computador. Practicamente no hay papeles, salvo los folletos que, supuestamente, describen la organización y sus objetivos. Es todo lo que pudo averiguar el periodista. Decidieron entonces mandar a otro en forma encubierta, una mujer que se hizo pasar por una rica heredera que quería hacerles una importante donación pero evitando el pago de impuestos. Le dieron un número de cuenta en un banco de las Islas Caimán. Ella llamó después a ese banco, con el pretexto de verificar la identidad del dueño de la cuenta antes de hacer una transferencia, pero se negaron a darle estos datos. Para saber más, habría que enviar a alguién allá para tratar de sonsacar la información de un ejecutivo de cuentas o de un cajero. Pero ésto implica costos que el diario no puede asumir. - ¿Y de qué hablan los folletos que obtuvieron? - De lo que llaman la "ecología profunda". Pero revisé las descripciones comunes de ésta y su "Ecología Nueva" es mucho más radical. La ecología profunda considera a la humanidad parte de su entorno y propone cambios culturales, políticos, sociales y económicos para lograr una convivencia armónica entre los seres humanos y el resto de los seres vivos. Considera que los seres humanos no tienen derecho a pasar por encima de la diversidad, únicamente para satisfacer sus necesidades vitales. Pero "Ecología Nueva" asume la llamada hipótesis Gaia, según la cual la Tierra es un ser vivo complejo donde los seres humanos son parásitos que ponen en peligro la supervivencia del todo. Ésto requiere acciones tendientes a limitar la intervención humana, eliminar todo manejo artificial del medio ambiente y suprimir la tecnología. Volver a algo como la vida de los cuáqueros de Pensilvania. - ¡Qué coherencia! Para ésto utilizan transferencias electrónicas y, al parecer, pagan anarquistas para colocar bombas...


- Ésto es quizás extraño: los cuáqueros son conocidos por su activismo social pero defienden el pacifismo. El Premio Nobel de la Paz de 1959, Philip J. Noel-Baker, era cuáquero. Si bien no son numerosos, cuentan con gente importante entre sus filas, que no viven todos de forma sencilla en el campo. Lo prueban el presidente Nixon, o la actriz Judi Dench, ganadora del Oscar 2005 a la Mejor Actriz Secundaria, que pertenecían a sus filas. - A lo mejor este Buckley era cuáquero. - Quizás. Habrá que investigarlo más. Como los otros "socios" que se juntaron con él. Como Van Acker nos ayudó en el caso de "Los Seis", podríamos hacerle una visita y ver si nos ayuda también esta vez. - Quizás resulte más difícil. Si es un socio oculto de la "Ecología Nueva", no querrá reconocerlo. - Pero la muerte de Buckley es una buena razón para abordarlo. Es uno de los últimos en verlo con vida. - De acuerdo. Ve a verlo.

Capítulo 8 Las oficinas de Lácteos Melkbaar seguían en la avenida Franklin Roosevelt, esquina de avda AirMarshal Cunningham. Ahí se dirigió Trompel, después de averiguar con la secretaria de que el dueño estaba en su oficina. El directivo lo recibió cordialmente. - Inspector Trompel, es un gusto verlo. ¿En qué puedo ayudarlo esta vez? - Iré directo al grano, señor Van Acker. Ud debe haber sabido de la muerte del sr Buckley: la prensa ha dado amplia cobertura al hecho. Sabemos que ud cenó con este señor el día anterior, así que ha sido uno de los últimos en verlo vivo. ¿Me podría informar del objetivo y contenido de ese encuentro? - El señor Buckley es un socio de negocios. Dirige una gran empresa láctea de Estados Unidos, a la que compro muchos productos y que represento aquí. - Pero ni el señor Gossiaux ni el señor Chapelle están en los negocios alimentarios. Así que, sin duda, hablaron también de alguna otra cosa. - De hecho, Buckley estaba interesado en adquirir un nuevo sistema de embalaje que desarrolló Cobelpap, que es mucho más ecológico, y el señor Chapelle estaba ahí justamente para garantizar esta condición. - ¿Así que solo se trató de embalaje ecológico para productos lácteos? - En efecto, inspector. - ¿El señor Buckley les adelantó un pago para ello? - Discutió un monto con Gossiaux, pero no sé si después le dió un adelanto. Iban a perfeccionar el contrato por internet. Es probable que haya pagado a Chapelle por su asesoría, pero no conozco las condiciones de su acuerdo. - ¿Ud le hizo una transferencia electrónica a Buckley o él a ud últimamente? - Yo le pagué su último envío hace unas tres semanas. - ¿Me puede decir a qué banco?


- Al HSBC de Miami. Viendo que no conseguía ninguna información útil, a pesar de que su interlocutor parecía manifiestamente contrariado, Trompel se despidió. Cuando Van Acker le dió la mano, dejó en la suya, subrepticiamente, una tarjeta microSD. El detective se puso en forma natural las manos en los bolsillos. Se llevaba, posiblemente, las respuestas reales que no había podido oír. Llegado a su oficina, colocó la tarjeta en un soporte SD e introdujo éste en su computador. La tarjeta contenido un mensaje en formato texto, lo cual asuraba una fácil lectura. * "Si leen ésto, es porque habrán descubierto algo turbio que me involucra, junto con otras personas, en los «negocios» de la «Ecología Nueva». No puedo hablar ni en mi oficina ni en mi casa porque plantaron ahí micrófonos para vigilarme y han amenazado a mi familia si hablo de ello con la policía o cualquier otro investigador. Si quieren obtener más información, vayan al banco Fortis de la rue Montagne du Parc y saquen el disco duro que está en la caja de seguridad 0275391. La clave para abrirla es 67%333&572. Si quieren proteger a mi familia, vengan de noche a mi casa y detengannos a todos juntos. De lo contrario, nos matarán." Había también un archivo de imagen con la huella dactilar, aunque la policía ya contaba con ella a raiz del caso de "Los Seis". Un técnico podría reproducirla de un modo que el lector de huellas del banco la podría reconocer. Trompel puso al tanto a Servais, que pidió y obtuvo una orden para revisar la caja de seguridad. - Antes de retirar este disco diro -le dijo el comisario a su subordinado-, será mejor que nos aseguremos de poner a la familia Van Acker a salvo. Aunque nada comprometedor se dijo cuando lo visitaste, quienes lo vigilan pueden estar sospechando algo. Iremos esta noche a buscarlo y ponerlos en lugar seguro. Nos juntaremos aquí a medianoche. Poco después de esa hora, se acercaban en una berlina de vidrios oscuros al domicilio de Van Acker. En una primera pasada, se aseguraron de que no había vigilancia externa activa. Volvieron luego, estacionándose dos casas más allá. Trompel se acercó entonces a la casa llevando un anulador de señales inalámbricas, que bloqueó todos los micrófonos. Tocó el timbre siguiendo el ritmo conocido del S.O.S.: tres golpes cortos, tres largos y de nuevo tres cortos. Un par de minutos después, el dueño de casa, vestido de una bata, abría la puerta con cara de espanto. - No se preocupe, señor Van Acker, todos los micrófonos están desactivados. Por favor, vístase y haga que se vista toda su familia y junte lo más indispensable para un pequeño viaje. Los vamos a poner a salvo para poder proseguir nuestra investigación sin que corran riesgos. Así se hizo y, media hora más tarde, la berlina tomaba la autopista hacia la costa. Servais tenía un pequeño departamento en el balneario de Wenduyne y llevaba ahí a la asustada familia. Trompel se había quedado en Bruselas para ir al banco a retirar el disco duro a primera hora.


Quienes vigilaban a distancia la residencia Van Acker no se dieron cuenta de nada, ya que el silencio total eran perfectamente normal después de medianoche. Sin embargo, pasada las siete de la mañana empezaron a inquietarse. Deberían oír los ruidos del desayuno, pero seguían sin registrar nada. El vigilante de turno avisó a su jefe, quién ordenó una visita a la morada. Era lo que, también, esperaba la policía, que había dejado a uno de sus hombres de guardia, siempre con el anulador de señales.

Capítulo 9 Cuando el vigilante llegó a la casa de Van Acker, no vió nada anormal. Pero cuando abrió la puerta se encontró a boca de jarro con un policía que le apuntaba y le ordenó levantar las manos. Le pasó las esposas y avisó a la patrulla que esperaba a una cuadra de distancia, en un vehículo sin marca distintiva. Se embarcó al detenido y se lo llevó a la central de la PJ, mientras un ayudante hacía lo mismo con el vehículo en el cual había llegado. Casi a la misma hora, Trompel se dirigía al banco con la inspectora Yernault. Ahí, se entrevistaron con el gerente de servicios a clientes, mostrándole la orden de registro y solicitando acceder en forma discreta a la bóveda. En ausencia de todo testigo, abrieron la caja, retiraron el disco duro, que estaba entre papeles privados que no presentaban ningún interés para los policías y fueron dejados en la caja. Con el disco en un bolsillo, salieron del banco como cualquier pareja de clientes. De vuelta en la central, entregó el disco a la sección de informática para su revisión. Luego fue a interrogar al hombre arrestado en la casa de Van Acker. Este respondió que era un simple vigilante, empleado de la agencia de seguridad "Sekurelek", cuyo director se llamaba Gregory Revinskov, y que su jefe directo se llamaba James Slate. Quedó retenido hasta saber más. Trompel buscó inmediatamente los nombres obtenidos en las bases de datos de la policía. El detenido, que se llamaba Gaston Claes, no ostentaba ningún antecedente de tipo policial o relacionado con la justicia. Slate estaba registrado como norteamericano ingresado al país por el aeropuerto de Zaventhem el año anterior. Revinskov, por su parte, también había ingresado por Zaventhem, en la misma fecha que Slate, y había salido un mes después. Ostentaba la nacionalidad ucraniana y residencia en los Estados Unidos. Trompel y Yernault se dirigieron entonces a la dirección de la agencia Sekurelek dada por Claes. Se encontraba en el mismo edificio y el mismo piso que las oficinas de "Ecología Nueva". ¿Una coincidencia? Al entrar, encontraron el lugar casi vacío. Una primera habitación era sin duda una recepción: tenía un escritorio y una silla, pero ningún documento ni equipo alguno. La segunda era más grande y tenía mesas estrechas a lo largo de los muros, con numerosos cables, tanto de alimentación eléctrica como de redes informáticas. Sin duda habían estado ahí los computadores y sistemas de vigilancia. Pero sería imposible saber a quienes vigilaban -si había alguién más que Van Acker- o cuales serían las otras actividades. Los técnicos podrían eventualmente buscar huellas digitales, pero ya conocían la identidad de los sospechosos. Más útil habría sido poder conocer los movimientos financieros, pero ello sería mucho más difícil.


Mientras estaban revisando esta sala, oyeron un ruído extraño, como un murmullo o grito ahogado, que parecía venir de una habitación vecina. Solo quedaba por revisar el baño, la única puerta que no habían abierto. Empugnando su arma, con Yernault detrás suyo, Trompel la abrió. Ahí estaba, amarrado Remy, en el suelo y con la boca tapada. Cuando le liberaron, explicó que no sabía donde estaba. Lo habían traído ahí dos días antes, con una capucha en la cabeza para que no pudiera observar el trayecto ni la localización. No le habían dicho ni preguntado nada. Pero había oído, a través de la puerta, conversaciones acerca de operaciones de escucha y vigilancia, y había memorizado los nombres de Van Acker y Gossiaux. Sin duda alguién estaba en peligro, porque oyó decir "Tendremos que deshacernos de él". Las voces siempre fueron de las mismas dos personas pero hubo conversaciones telefónicas en inglés, de las que no pudo captar el significado a pesar de entender el idioma. Un par de días más tarde llegó la información de Interpol y del FBI. Revinskov era un ex-agente de la KGB, radicado en los EEUU. El FBI informaba que Sekurelek era una agencia de seguridad que operaba en diversas ciudades de ese país y que la tenían bajo la mira por estar implicada, aparentemente, en varias operaciones ilegales de algunas transnacionales. También informaba que el banco HSBC estaba siendo investigado por las autoridades financieras por cuanto su filial mexicana había sido denunciada por lavado de dinero y había debido cerrar 20 mil cuentas en las Islas Caimán. En julio de 2012, la banca británica HSBC confirmó el inicio del proceso de cierre de sus cuentas en Islas Caimán que ascendían a 675 millones de dólares. (Diario "El Universal", 1807-2012)

Capítulo 10 Con lo que Servais anotó durante su entrevista con Van Acker, en Wenduyne, y los archivos de su disco duro, se logró tener una clara visión de las operaciones de la falsa ONG "Ecología Nueva". Sus fines eran en realidad totalmente opuestos a los declarados. Para justificarse y mantener su fachada, entregaba desde Bruselas pequeños aportes a los movimientos ecologistas de los diversos países de la Unión Europea. También se encargaba, en el marco de su actividad legal, de contratar campañas publicitarias de "limpieza de imagen" para varias empresas transnacionales que eran regularmente el blanco de los ecologistas por depredar el medio ambiente o explotar la mano de obra en países subdesarrollados. La mayor parte de estas actividades aparecían en los libros contables oficiales. Lo que no aparecía ahí, sino en otra planilla de Van Acker, eran otras operaciones, como el financiamiento de grupos anarquistas y casas de "okupas", que recibían la misión de hostigar a los ecologistas, aunque los anarquistas, en algunos casos, preferían atacar por su cuenta a blancos "imperialistas". La ONG también aparecía como el principal cliente y el financiador de la oficina local de Sekurelek, cuya principal misión había sido la vigilancia de los socios residentes en Bélgica, y otra el planeamiento del ataque al edificio de la Bolsa de Bruselas, que había sido el acto más complejo realizado, y destinado a perjudicar la imagen de los ecologistas. Aparecían pagos regulares a diversos individuos, pero designados por seudónimos, lo que haría muy difícil su identificación.


Los policías no pudieron interrogar a Philippe Gossiaux, el gerente de la papelera Cobelpap: fue asesinado el mismo día en que planeaban visitarlo. Había recibido un balazo en el corazón y habían cubierto su cara con un pañuelo, lo cual llamó poderosamente la atención de Servais. Parecía indicar un sentimiento de culpa o de remordimiento del asesino. El empresario estaba solo en su departamento esa noche y nadie del vencindario había visto nada anormal. ¿Seguían los hombres de Sekurelek haciendo una "limpieza", para borrar todas sus huellas y las de "Ecología Nueva"? Si habían eliminado a Gossiaux, Van Acker seguía siendo un blanco y podía serlo Chapelle, así como la secretaria de la ONG, a pesar de que -al parecer- no sabía gran cosa. Servais decidió buscar a ambos. Envió a Trompel a la oficina de la ONG y mandó a otro equipo a buscar a Chapelle. Cuando Trompel llegó a la Torre Midi, encontró la secretaria empacando los pocos documentos que había ahí y sus cosas personales. - Han retirado el computador -le dijo al policía- y me han dejado instrucciones para cerrar la oficina, y me hicieron una transferencia pagándome el mes y el desahucio. - ¿Puedo ver este documento? - Aquí está. Era una hoja con encabezado de la ONG, que informaba escuetamente del cierre de la oficina de Bruselas, del despido y pago, y ordenando como última tarea juntar los papeles que quedaban ahí y enviarlos a la recicladora de papeles de Cobelpap. Lo había firmado James Slate en su calidad de jefe del servicio de seguridad, "por poder" del directorio de Ecología Nueva. - ¿Es normal que ésto venga firmado por Slate? -preguntó Trompel. - Es la única persona con la cual tuve tratos directos. Debía recurrir a él si había algún problema con el computador, ya que las demás comunicaciones con mis jefes eran a través de éste. - ¿Y nunca conoció sus nombres? - No. Solo sus cargos. Fue Slate quién me recibió aquí y que me enseñó lo que debía hacer. - De acuerdo. Ha de saber, si no lo leyó ya en la prensa, que uno de los directores de Ecología Nueva ha sido asesinado. Otro estaba amenazado y está bajo nuestra custodia. Y Sekurelek vació completamente su oficina. Espero que ud no esté en peligro, ya que no sabe nada de las actividades ilegales de ambos organismos, pero si se siente vigilada o en peligro, no dude en llamarme a mí o al comisario Servais. Le dejó su número de GSM y el de Servais, y se retiró.

Capítulo 11 En el bar "La Campana de Plata", que estaba cerca de la sede del partido Ecolo, en la misma avenida


de Marlagne, en Namur, se había producido una pelea, aparentemente entre miembros del partido, que acostumbraban ir a beber ahí, y opositores que los acusaban del ataque a la Bolsa de Bruselas. El barman había llamado a la policía comunal y ésta había llegado a tiempo para detener los foragidos mientras un par de heridos eran enviados al hospital regional, en la avenida Alberto 1°. Cuando compararon los datos de los detenidos con la lista de personas buscadas, vieron que las huellas digitales de uno de ellos correspondían con las de Christian Verbeeck, el hombre buscado por la bomba de "Los Verdes" en Bruselas. Se avisó de inmediato a Servais y el prisionero fue transferido a la prisión de Saint-Gilles, en la capital. Cuando Trompel, el día siguiente, llegó a la prisión de Saint-Gilles, se encontró con que el detenido había salido en libertad. - ¿Cómo es ésto posible? ¡No ha habido juicio y ni siquiera ha sido interrogado! - No es lo que indica nuestro registro. En el sistema informático aparece que estuvo en detención provisoria y que se ordenó ayer su puesta en libertad. - ¿Quién dió esta orden? - Debe haber sido ingresada al sistema en una oficina de la procuraduría. O en la central de la PJ. Nadie más tiene acceso al sistema. - Me parece muy extraño. No puede haber sido en la PJ, ya que vengo de ahí con orden de interrogarlo. Y no nos llegó ninguna comunicación de la procuraduría al respecto. Tendremos que ordenar una investigación de lo ocurrido. - De acuerdo. Nosotros no podemos hacer nada al respecto. Si vemos en el sistema que un preso ya no tiene orden de detención, tenemos la obligación de liberarlo. - Lo sé. Pero aquí pasó algo extraño y vamos a tener que averiguar por qué. Cuando dió cuenta de ello a Servais, éste emitió una nueva orden de búsqueda y captura. - Dió una dirección de la Calzada de Charleroi, en Namur. Él sería tonto de volver ahí, pero puede haber dejado pistas. Pediré a nuestra oficina allá que manden a alguién a revisar. El inspector de Namur encontró que la dirección dada era del "Hotel Boutonbourg". En el último piso estaba la habitación que había sido ocupada por el delincuente. Tenía el techo que bajaba en pendiente encima de la cama, obligando a sentarse en ella al lado del velador, para no golpearse la cabeza. También tenía una viga que cruzaba la pieza a la altura de la cabeza, obligando a cruzar la habitación con mucho cuidado. Todo ello explicaba sin duda el módico precio de la habitación. No había quedado -o habido- equipaje alguno. Y, aunque el recepcionista había señalado que la pequeña caja fuerte personal no funcionaba, la encontró cerrada. Por lo tanto, pidió la visita de un técnico de la PJ para forzar la apertura de la caja fuerte y averiguar si el sospechoso había dejado ahí algún elemento incriminatorio. Mientras tanto, en la Central, Trompel se había ido al Departamento de Delitos Informáticos con la orden de investigar que le dió el comisario. Así, un par de horas más tarde, supo que cinco presos relacionados con movimientos ecologistas habían sido puestos en libertad y que los antecedentes


penales de varios otros habían sido borrados. Reponer la situación previa no sería problema gracias a los procedimientos de respaldo de la información. Correspondía ahora buscar cómo se habían producido los cambios. O bien los cortafuegos de la red habían sido penetrados desde el exterior o bien alguién había usado una clave válida para ingresar y hacer los cambios. Ya era tarde y tuvo que esperar el día siguiente para obtener el resultado de la indagación. La red informática del Poder Judicial no había sido "hackeada", sino que se había utilizado una contraseña válida en el computador de una secretaria de la procuraduría de Nivelles, algo extraño porque ninguno de los delincuentes había sido citado ahí. Y la intervención había ocurrido a las nueve de la noche, lo cual también era poco habitual. Dado que el mismo procurador real (juez local) podía verse involucrado, Servais fue personalmente a entrevistar a éste y a su secretaria. Ambos declararon haber dejado la oficina antes de las siete. Pero a esta hora se hacía el aseo. La encargada era una mujer mayor y dudaban mucho que de fuese capaz de manejar el computador, menos aún la aplicación que controlaba el acceso al sistema en línea. Servais preguntó, tanto al procurador como a la secretaria, donde guardaban su contraseña. El juez la había memorizado y no mantenía copia alguna. La secretaria admitió que la clave era muy compleja y que la había anotado en un "post-it" pegado debajo de su teclado, lo cual constituía una falta gravísima. Cualquier persona que entrase a su oficina en su ausencia podía así acceder a ella. Si se verificaba la coartada de ambos, estaba claro que la aseadora se transformaba en la principal sospechosa. Servais encargó a un inspector de la PJ local verificar las coartadas e interrogar a la aseadora. Ésta fue invitada a concurrir a su lugar de trabajo más temprano que de costumbre "para recibir instrucciones". Fue interrogada por el inspector acerca de su trabajo. Dijo no saber nada de computación y que nunca había hecho funcionar las máquinas. Presionada acerca de si había dejado entrar a alguién, reconoció que le iba a buscar algunas veces un sobrino "que estudiaba informática", pero que nunca había entrado a la oficina del magistrado. La esperaba en la salita de la secretaria, pero no le había visto nunca encender el computador. El día de la intervención se había ido, decía, en torno a la ocho y media. Y su sobrino la había ido a dejar a casa, cerca de su propia residencia. Dió el nombre y dirección del nuevo sospechoso. El inspector obtuvo inmediatamente del procurador una orden de registro y fue a visitar al joven, Charles Mérotte. Lo encontró tecleando en su máquina, en una pieza llena de artefactos electrónicos que, para él, eran desconocidos. El "estudiante" alegó no saber nada y rehusó contestar las preguntas acerca de los aparatos. El policía fotografió todo, retiró el computador y se llevó detenido al aparente pirata, no sin dejar sellos prohibiendo la entrada a la habitación. El día siguiente, un ingeniero del Departamento de Delitos Informáticos llegó a hacerse cargo de la máquina y fue a visitar la habitación del pirata. Hizo una lista de todos los aparatos, con los modelos y números de serie. Le quedó muy claro que el detenido era un "pirata" computacional pero solo un estudio a fondo de su computador demostraría si era un aficionado o un avezado "hacker".

Capítulo 12


Servais había recibido finalmente el informe sobre la investigación en casa de Gossiaux. El hombre había recibido una bala de calibre .38 en el corazón: un arma de pequeño calibre, popular en pequeños revólveres para defensa personal y también entre guardias de seguridad. No se trataba de una "liquidación" profesional. No se había encontrado en ellas ninguna huella como tampoco en la vivienda, fuera de las de los habitantes habituales, y su familia estaba de vacaciones en Suiza. Tampoco habían encontrado el casquillo de la bala, ya que un revólver no lo expulsa. En la caja fuerte habían encontrado cuatro kilos de marihuana prensada cuyo análisis reveló que procedía de la plantación que la policía italiana había encontrado en un túnel abandonado del metro de Roma. Por otra parte, la contabilidad de Gossiaux mostraba que también era dueño de Kordel, una fábrica de cuerdas -entre otras de cáñamo-, y que hacía importaciones desde Italia. Alertada por ambos indicios, la sección antidrogas visitó la fábrica de papel con perros adiestrados. Éstos encontraron que en algunos rollos de celulosa importados de Chile había una delgada capa de cocaína en las vueltas cercanas al centro. No se habían encontrado huellas de estupefacientes en su cuerpo, pero quedaba en evidencia su relación con el tráfico. ¿Significaba también que "Ecología Nueva" estaba implicada? ¿O, por el contrario, quienes tiraban de los hilos quisieron deshacerse de él para evitar de verse implicados en este negocio? Verbeeck había desparecido, pero seguía siendo una pista a ubicar dentro del cuadro general. Según informó la PJ de Namur, la caja fuerte del hotel donde se había alojado contenía un pasaporte mexicano con la foto del sospechoso pero con el nombre de Mario Moreno. Sin duda era falso, pero se agregaría a sus antecedentes y todo sería enviado a Interpol. También había medio paquete de marihuana prensada y un fajo de billetes: cerca de diez mil euros. Sin duda el pago por sus últimas actividades ilegales. La misma suma aparecía en los últimos movimientos de la cuenta bancaria de Gossiaux, como transferencia a una cuenta que, como se pudo establecer, pertenecía al mismo Verbeeck. Servais recibió la información y la compartió con Trompel. - ¿Mario Moreno? -dijo éste-. ¡Debe ser un chiste! Mario Moreno era un cómico mexicano famoso por sus películas. Pero el pasaporte podría indicar una conexión con bandas mexicanas. O incluso traficantes de droga, si tomamos en cuenta la marihuana. - El laboratorio la está analizando, para tratar de determinar su fuente. A ver si coincide con la encontrada donde Gossieuax. La investigación del pirata informático Charles Mérotte también había proseguido. Interrogado, aunque rechazó la inculpación por cualquier actividad ilegal, admitió que trabajaba para Sekurelek, aunque no era empleado permanente y lo hacía desde su casa. Analizada su cuenta bancaria, se confirmó que recibió numerosos pagos desde la cuenta de las Islas Caimán señalada por Van Acker, donde se manejaban las cuentas de Sekurelek. El día siguiente del atentado a la Bolsa con el drone había recibido 20.000 euros y el día de la salida de Verbeeck, otros 5.000. Entre los equipos electrónicos encontrados en su casa habían descubierto un transmisor de radio que podía ser sintonizado en la frecuencia del drone. Y en lo archivos borrados de uno de sus discos duros, los expertos recuperaron un manual relativo a la teledirección del mismo. Se había entrenado el pilotaje con el "Flight Simulator" de Microsoft. Chapelle no pudo ser ubicado. Si era o no un miembro activo de la confabulación no había podido ser


establecido. Van Acker solo sabía que entregaba información y estaba al tanto de acciones propaganda de la ONG, pero nunca se habló con él de los atentados ni de los pagos ilegales. Gossiaux, por el contrario, era un miembro activo y -al parecer- el hombre de confianza de Buckley y los patrones extranjeros. Pero muertos estos dos, las únicas pistas restantes eran Slate y Revinskov. Este último siguiría siendo investigado, con ahinco ahora, por el FBI. Y una alerta había sido lanzada para James Slate a través de Interpol. Quedaban por encontrar también los asesinos de Buckley, del investigador holandés De Groote y de Gossiaux. Se tenía la descripción y circulaba la orden de detención del mozo del hotel que parecía haber envenenado a Buckley. Pero en el caso de Gossiaux y de De Groote había sido mucho más difícil encontrar un sospechoso.

Capítulo 13 Verbeeck fue detenido por la Policía Nacional en el aeropuerto Charles de Gaulle de París, cuanto trataba de embarcarse en un vuelo con destino a México. Al día siguiente lo trasladaron en tren, bajo escolta, hasta Bruselas, de acuerdo al requerimiento hecho a través de Interpol. Enfrentado con la acusación y la prueba irrefutable en su contra, reconoció que había sido contactado en la casa ocupada por un grupito de anarquistas por un empleado de Sekurelek que le había explicado como operar el cilindro que contenía la bomba y cuando debía colocarla. También, según declaró, le había dado un pasaje de TGV para París, un boleto de avión para México D.C. y una dirección donde lo recibirían en esa ciudad. A Servais, esta entrega le pareció exagerada. Un pago por colocar la bomba podía entenderse, pero si Verbeeck no estaba implicado en otra cosa, pagarle un viaje a México y asegurarle la estadía allá no tenía justificación. O bien estaba implicado en cosas más importantes o bien había comprado por símismo el boleto de avión, para aprovechar la paga y pasar ahí unas agradables vaciones. Esto último parecía mucho más coherente con lo que sabía del personaje: era un inadaptado, con ideas antisistémicas, que sobrevivía mediante dependencia de grupos anarquistas. El policía ordenó una consulta a la compañía aérea para conocer el origen del pago del boleto. Había sido pagado el día posterior a la explosión de la bomba, por el monto de 3.196 euros, por tarjeta de crédito asociada a la cuenta de Verbeeck, que parecía haber sido creada para este efecto ya que no tenía otras rentas. Así se confirmaba la segunda hipótesis, y que el hombre no era muy inteligente. Por orden de Servais, Trompel lo volvió a interrogar y debió reconocer que había planeado él mismo el viaje. No había podido embarcarse antes porque no había cupo en clase económica y no quería gastar mucho. Se había alojado en una casa "okupa" que sus compañeros le habían recomendado en espera de la salida. Dijo no conocer el nombre de la persona que le había entregado la bomba y las instrucciones. Al mismo tiempo había recibido 1.000 euros, y el día siguiente de la explosión recibió la tarjeta de crédito asociada a una cuenta bancaria con 10.000 euros. Luego, el mismo día, había tomado un tren para París. Con la ayuda de un dibujante de la policía, se pudo confeccionar un retrato hablado que coincidía con los rasgos de Slate, conocidos gracias a la foto recibida del FBI.


La esposa y la hija de Gossiaux habían vuelto de Suiza y se había realizado el funeral, por cierto observado a distancia por Trompel y su joven acompañante. Tomaron fotos de todos los asistentes, pero no identificaron a nadie que pudiese estar implicado en los crímenes. El día siguiente, fueron a entrevistar a la esposa. Trompel le hizo notar que no era época de vacaciones, pero la mujer explicó que solía escaparse por unos días a Suiza en cualquier fecha, especialmente después de una discusión con su marido, que no tenía buen carácter. Ante una pregunta al respecto, solo precisó que eran "asuntos de pareja" y no quiso dar más detalles. Le gustaba mucho Zurich por su lago y el paisaje que podía observar desde el mismo hotel, el Storchen, que está en la Weinplatz y tiene una cafetería con un áreas con vista directa al río. Como iba regularmente, podía obtener una habitación que también le daba la misma vista. El servicio era particularmente amable y ella disfrutaba muchísimo tanto por la atención como por la ubicación y los paseos cerca del lago. A pedido del detective, precisó que había viajado a Zurich dos días antes del asesinato, con la intención de pasar allá una semana, pero había vuelto el día siguiente del hecho, para encargarse de los funerales. Trompel le hizo también algunas preguntas acerca de los negocios de su marido, pero contestó que no estaba al tanto de nada, excepto de su rol en Cobelpap y de su participación accionaria en otras dos empresas, Somatrek y Kordel. Se escandalizó cuando le preguntó si su marido podía estar involucrado en asuntos de drogas pero, según observó el detective, no pareció demasiado sorprendida. Su alegato parecía más bien una declaración puramente formal. Reconoció la foto de Slate, pero dijo que solo lo había visto un par de veces en encuentros de la empresa de su marido. Se dijo sorprendida por el asesinato, pero no demostró estar particularmente afectada. La hija de Gossiaux, Susanne, de veinte años, interrogada separadamente por la inspectora Yernault, confirmó que su padre tenía un carácter difícil y reconoció que no siempre acompañaba a su madre cuando se escapaba "para respirar". Consultada sobre lo que había hecho en Zurich, describió sus paseos juntas, pero cada una también tenía actividades por su cuenta. Incluso algunos días comían por separado. Yernault pidió precisiones y supo, de este modo, que no alojaban en una misma habitación y que el día del asesinato no habían tomado desayuno juntas. Su madre, incluso, había almorzado más tarde que de costumbre: había llegado al restorán del hotel cuando Susanne estaba a punto de retirarse. Cuando cotejaron y comentaron frente a Servais las respuestas obtenidas, el comisario hizo notar algunos detalles. La entrada en el departamento de Gossiaux no había sido forzada y las únicas huellas encontradas eran suyas, de su esposa y de su hija. No había señales de lucha, lo cual indicaba un ataquante conocido, que se acercó sin crear desconfianza. El pañuelo en su cara era un pañuelo de mujer, lo cual -junto con la bala de pequeño calibre- reforzaba la idea de un ataque femenino y una reacción de vergüenza: no querer tocar la víctima ni ver sus ojos acusadores. - ¿Qué posibilidades hay de que haya sido asesinado por su propia mujer? -comentó el comisario-. - Ella misma reconoció que discutía frecuentemente con su marido -dijo Trompel-. Puede haber descubierto sus negocios ilegales y discutido por ello. Si no tomó desayuno en su hotel el día del crímen, puede haber estado en Bruselas. Hay un TGV que pasa por Zurich y llega aquí a medianoche. Y otro sale de vuelta a las siete de la mañana: llegaría para almozar, aunque tarde, como señaló su hija. - Pediré a la policía suiza que haga averiguaciones en el hotel. Y pida los registros de sus tarjetas bancarias -le dijo a Yernault-, a ver si se descuidó y compró con sus pasajes con alguna.


Capítulo 14 Dos días más tarde llegaba el informe de la policía suiza, que daba aún más crédito a la hipótesis: en la recepción del hotel no habían visto a la mujer en la noche señalada. No había cenado ahí, lo cual no parecía extraño ya que comía muchas veces en otra parte. Pero tampoco había tomado desayuno en la mañana siguiente, y ésto sí era anormal. Entrevistada la mucama que atendía su piso, recordó que, aunque no recordaba con precisión el día, había encontrado una mañana la cama hecha como la había dejado el día anterior, lo cual indicaba que la pasajera no había pasado ahí la noche. La inspectora Yernault había conseguido también el registro de las tarjetas bancarias de la señora Gossiaux. No había comprado nada el día anterior al asesinato ni el mismo día. Pero se le ocurrió revisar también los informes sobre las cuentas personales de su marido, pensando que podía tener una tarjeta asociada. Y así era: el día anterior al crímen había habido un pago por un pasaje de ida y vuelta de Zurich a Bruselas en TGV. Con estos antecedentes, Servais ordenó traer a la sospechosa. Le preguntó donde había pasado la noche en que su marido había sido asesinado, pero ella insistió en que había dormido en su hotel de Zurich. El comisario enumeró entonces los indicios que tenía en su contra. Entonces se desahogó. - ¡Este maldito! No solo me pegaba y me engañaba con una secretaria. Me enteré de que traficaba con drogas y acumulaba dinero para su retiro con su amante en una lista del Caribe. No podía permitírselo. - ¿Por qué no acudió a la PJ? - Porque no podía presentar pruebas. Es un hombre conocido. Uds no me habrían hecho caso. - ¿Cómo lo supo? - Contraté gente especializada. - ¿Detectives privados? - Algo así: una agencia de seguridad. - ¿Sekurelek? - Así es. - ¿Por qué ellos? ¿No sabía que trabajaban para su marido? Ud me dijo que lo había conocido en la empresa de su marido. - Así es. Como ya tenía relaciones con él, pensé que sería más fácil que averiguara cosas. - ¿Y no pensó que podía informar a su marido? - Me pareció que era una empresa seria y sabrían conservar la imparcialidad. - ¿Y Slate le dió la información que esperaba? - Así es.


- Pero sin pruebas fehacientes. - Me dió un informe pormenorizado que encajaba perfectamente con las inconsistencias de las declaraciones de mi marido. Me explicó que era imposible obtener pruebas del tráfico pero que las había en la caja fuerte de mi marido. Pensaba que yo podría tener acceso a ella, pero no era así. - ¿Y de sus aventuras extramatrimoniales? - Me dió algunas fotos, pero no reconocí a ninguna de las mujeres. - ¿Ud habló de todo ésto con su marido? - Ésto fue lo que quise hacer la noche que volví a Bruselas. Pero cuando llegué a nuestro apartamento, ya estaba muerto. - Pero no nos llamó. - Me asusté. Pensé que el asesino podía buscarme también. ¿Matar a toda la familia no es típico de los narcotraficantes? Así que volvía a Zurich lo más pronto que pude. - ¿Por qué no nos lo dijo desde un principio? - No pude. Aún estaba choqueada. Sin una confesión y el arma, las pruebas eran circunstanciales. Se le permitió retirarse pero se le ordenó no abandonar la capital. Servais y Trompel comentaron la situación. - Es posible que tenga razón pero también que mienta. Necesitamos más elementos de prueba para determinar quién es realmente el asesino. - Pediré al laboratorio que revise nuevamente todo lo que encontraron.

Capítulo 15 Dos días pasaron sin que aparecieran nuevos elementos. La investigación estaba estancada. Pero Servais recibió un llamado de la central policial: el número de emergencia 112 de emergencia policial había recibido la denuncia de un crimen en el edificio donde residía la familia Gossiaux. Llamó a Trompel y se fueron juntos a revisar la escena. El conserje del edificio les explicó que al limpiar el corredor del cuarto piso, donde vivían los Gossiaux, la empleada encontró la puerta del departamento entreabierta. Tocó el timbre pero no obtuvo respuesta, por lo que había avisado al conserje. Éste subió y entró a revisar. Fue cuando encontró en el pasillo el cadáver de la hija, en un charco de sangre. Llamó de inmediato al número de emergencia policíaca y entró al dormitorio de la señora Gossiaux, encontrándola con un balazo en la cabeza. Servais y Trompel encontraron las cosas como les había dicho el conserje. Pudieron reconstruir fácilmente la secuencia de los hechos: sin duda el asesino había podido entrar sin ruido y había matado a la viuda en su cama, mientras dormía. Aunque el asesino debió usar un silenciador, ya que los vecinos no sintieron los tiros, la hija debió sentir ruido; se levantó y se encontró con el criminal en el pasillo, echándose sobre él. Hubo un forcejeo y él le disparó en el estómago, antes de escaparse.


Susanne, de cara al piso, trató probablemente de llegar al salón para llamar a emergencias, arrastrándose, pero no pudo recorrer más de un par de metros. Mientras Servais volvía a la oficina, Trompel esperó la llegada de los técnicos para volver a interrogar al conserje y luego a los vecinos, aunque con poca esperanza de obtener información sobre el culpable. El conserje le repitió que no había vigilancia permanente en el edificio, ni de guardia ni de cámaras. Él no estaba ahí de noche y, por lo tanto, no pudo observar nada. Tampoco debía vigilar de día, así que poco sabía de las visitas que recibían los inquilinos. Su labor era exclusivamente de verificar el buen funcionamiento de los ascensores y de la calefacción central, así como supervisar la limpieza dentro y fuera del edificio. Terminadas sus entrevistas, Trompel volvió al apartamento, verificando que la unidad forense había levantado los cadáveres y que los técnicos estaban terminando la inspección y busqueda de huellas. Confirmó que la puerta no parecía haber sido forzada, lo que implicaba que el asesino debía tener acceso y, por lo tanto, ser un cercano. También le dijeron que no se habían encontrado casquillos, lo que hacía pensar en el uso de un revólver. Las balas habían quedado alojadas en las víctimas, lo que confirmaba el uso de un silenciador, que había frenado los disparos. Horas después, en la oficina, el informe técnico repetía exactamente el correspondiente al asesinato de Gossiaux: no había huellas dactilares ajenas a la familia. Al parecer, no se había robado nada. El informe forense señalaba igualmente el uso de balas de calibre .38. Pero, esta vez, había una evidencia incriminatoria: Suzanne había alcanzado a arañar al atacante y conservaba restos de piel bajo las uñas de una mano. Se podía analizar el ADN y, de no encontrarlo en las bases de datos de Interpol pero tener un sospechoso, se podría compararlo para obtener una identificación. La publicación de la noticia permitió ubicar a familiares de las víctimas pero, contactados por la policía, todos afirmaron no tener llave del aprtamento. Servais envió a Trompel a hablar nuevamente con Van Acker, socio de Gossiaux en "Ecología Nueva". El detective le pidió nuevos detalles sobre sus relaciones. Fuera de lo puramente comercial o financiero, en el marco de las actividades de "Ecología Nueva", indicó que no tenía relaciones con Gossiaux. No conocía su familia y nunca había estado en su casa. Se encontraban generalmente en las oficinas de la ONG, en la Torre Midi, a veces también con Chapelle y Slate. Estimaba que, mientras Chapelle era una comparsa poco relevante, Gossiaux y Slate parecían muy cercanos y, por lo que sabía, Sekurelek también se ocupaba de la seguridad en la empresas del muerto. Quizás también estuviera Gossiaux controlado por Slate, como lo había sido él mismo. No le extrañaría que hubiese cámaras o micrófonos ocultos en ese apartamento y que Slate tuviera llave para penetrar ahí cuando no había nadie. Ya sabía la policía ahora que Sekurelek había planeado el ataque al edificio de la Bolsa de Bruselas y la liberación de Verbeeck. También ejercía control sobre Van Acker y, muy probablemente, sobre Gossiaux y Chapelle. Si habían desmantelado rápidamente su oficina y desparecido, quizás los jefes extranjeros hubiesen decidido eliminar todas las pistas y, por lo tanto, asesinar a los socios belgas, especialmente cuando supieron que Van Acker estaba bajo custodia policial y revelaría todo lo que sabía de la operación. Gossiaux había sido asesinado y su familia había escapado en un primer momento por estar fuera del país. Pero el asesino había vuelto a "terminar el trabajo". Y podía haber


hecho lo mismo con Chapelle. Nadie había podido encontrarlo, ni su familia. O habían sido raptados y asesinados o habían logrado huir sin dejar rastros. Era evidente que el responsable no podía ser otro que James Slate o algún asesino a sueldo contratado por éste. Era indispensable encontrarlo para que la encuesta pudiese progresar y liberar finalmente a Van Acker y su familia de las amenazas. El día siguiente, el capitán de un barco que atrevesaba regularmente el Mediterráneo hacia Marruecos desde Málaga, al sur de España, avisó a la policía portuaria de que un extranjero, con acento inglés o americano, lo había abordado para pedirle que lo llevase a Tetuán, esquivando los controles. Le había ofrecido 20.000 euros y el capitán lo había citado para el día siguiente. Cuando Slate se presentó, efectivos de la Guardia Civil lo arrestaron. El día siguiente abordaban con él un tren hacia Madrid, donde se realizarían los trámites de extradición hacia Bélgica, donde estaba requerido por secuestro y asesinato.

Capítulo 16 Slate había llegado finalmente de España. Servais esperaba poder confundirlo y resolver el caso de "Ecología Nueva". Pero se imaginaba que no sería fácil obtener una confesión. Prefirió empezar el interrogatorio en forma suave, preguntándole por su "empresa" y las tareas que realizaba. El sospechoso describió labores de vigilancia para "Ecología Nueva" y las empresas Cobelpap, Kordel y Melkbaar. Negó luego ejercer vigilancia en viviendas particulares, como las de Van Acker y Gossiaux. Confrontado con la evidencia obtenida en casa de Van Acker, negó estar al tanto y echó la culpa a los empleados que la policía había encontrado. Reconoció que su oficina era una sucursal de una empresa norteamericana y que, por lo tanto, tenía cuentas bancarias en el extranjero, donde recibían pagos tanto de sus clientes belgas como de otras empresas. Servais estimó que lo mejor sería atacarlo ahora de frente con la acusación más grave, a pesar de que los indicios no eran concluyentes: la de los asesinatos. Como era de esperar, el norteamericano negó todo y aseguró haber viajado a España el día anterior a la muerte de Gossiaux. Por suerte para el policía, el sospechoso parecía estar resfriado. Había estornudado y se había sonado con un pañuelo de papel. Servais le acercó una papelera y lo botó ahí. Así, no hubo necesidad de pedirle una muestra de ADN. No pudiendo sacarle ninguna nueva información, lo hizo conducir de nuevo a su celda, mientras llevaba él mismo la papelera al laboratorio. Ahí recogieron el pañuelo con el debido cuidado, separaron una muestra y la mandaron a analizar para extraer el ADN y compararlo con lo rasguñado por Suzanne Gossiaux. El día siguiente los resultados confirmaban que Slate era quién había atacado a las dos mujeres. Remy, el assistente de Servais, había estado escuchando el interrogatorio en una oficina vecina y confirmó que había oído esa voz mientras estuvo secuestrado en Sekurelek. Lo había oído nombrar tanto a Gossiaux como a Van Acker. También había reconocido la voz del guardia que había concurrido a la casa de Van Acker cuando descubrieron la ausencia de sonidos, lo cual había llevado a la acusación de complicidad de éste en el secuestro del policía.


Aunque la implicación de Slate en el crímen de Philippe Gossiaux seguía basada en meros indicios circunstanciales, podía ser acusado por dos asesinatos. Pasado a juicio semanas después, fue condenado a cadena perpétua. Pero nunca reveló quién había ordenado los crímenes ni quienes tiraban los hilos de la conspiración internacional. Los dueños de Somatrek fueron sometidos a proceso y luego condenados por los efectos adversos del recubrimiento de canchas que habían fabricado e instalado en algunas escuelas y canchas públicas. Los pagos ordenados por los daños y perjuicios fueron tan cuantiosos que llevaran la firma a la quiebra. El caso del detective holandés De Groote quedó sin resolver, aunque se pensaba que el responsable había sido el mismo Slate. Pero éste nunca lo reconoció y no hubo modo de demostrar su participación. Tampoco se logró descubrir que había pasado con André Chapelle, que había desparecido junto con su familia.

FIN


Cerebral 1.

Día 1, Domingo 10

El decano de la Facultad de Ingeniería de la Universidad católica Saint-Luc (USL) había llamado personalmente a Servais el domingo en la noche debido a su preocupación por la suerte del profesor Damien Franquin: había recibido poco antes el llamado de la esposa del académico, porque no había vuelto a casa desde el día viernes. Se quedaba a veces en su laboratorio en la noche, pero avisaba a su esposa. En cambio no había avisado y no había aparecido ni el sábado ni el domingo. El decano había preferido una llamada personal y una averiguación informal antes de poner en marcha una encuesta oficial con todas las repercusiones que pudiera tener en la prensa y en la misma universidad. En consecuencia, Servais se dirigió a la UCSL a primera hora del día lunes para encontrarse con el decano y obtener más información acerca del académico y de sus actividades y de su rutina. Pensaba visitar después a la esposa, sea para darle noticias sea para recabar más antecedentes. El decano De Schrijver le explicó que Franquin era ingeniero en informática y trabajaba en un proyecto "Esprit" relativo a las redes neuronales, designado con la sigla MEMO. Franquin intentaba desarrollar un sistema de copia cibernética del funcionamiento del cerebro humano, con la colaboración del doctor Marchant, profesor de neurología de la universidad. Servais pidió ver donde trabajaba el investigador. El decano le llevó a la oficina del mismo, que se parecía en todo a las demás oficinas de los profesores: escritorio, computador, estante de libros. Los papeles sobre el escritorio no daban ninguna pista. El policía se dijo que debería revisar el computador pero, como no quería quitar demasiado tiempo al decano, le preguntó primero si era el único lugar donde desarrollaba su trabajo. - Oh no. Para su proyecto requiere equipos muy potentes. Tiene una sección propia del sector de laboratorios de informática, cuyo acceso es restringido, tanto por lo costoso de los equipos como por el carácter confidencial del proyecto. Lo llevaré ahí. - Si el acceso es restringido, ¿quiénes tienen acceso? - Solo somos cuatro en conocer la contraseña: su ayudante Jim Brasseur, el doctor Marchant y yo. - ¿Y nadie más puede entrar? - Entran ocasionalmente algunos alumnos que se prestan para las experiencias, o académicos de otros centros de estudio que hacen investigaciones en el mismo campo y vienen de visita, pero siempre acompañados de alguién con derecho de acceso. Habían llegado y De Schrijver marcó los dígitos de contraseña en la cerradura electrónica, que mostró luz verde y entraron, encontrándose con una gran sorpresa: el profesor Franquin estaba recostado en un sillón relax, con numerosos cables conectados a los equipos, aparentemente dormido o ¿muerto?. Se acercaron y Servais le buscó los signos vitales. Tenía pulso y respiraba lentamente. El contacto no lo hizo volver en sí pero debió haber sido detectado por alguno de los aparatos ya que [déclencha] una alarma sonora y las luces del laboratorio se pusieron a titilar. Luego oyeron la voz del académico, saliendo de altavoces: "No intenten desconectar los sensores sin seguir le protocolo. El riesgo de accidente cerebral sería muy elevado". El mensaje fue repetido tres veces y apareció en una de las pantallas, mientras el silencio volvía en el laboratorio.


- No podemos dejarlo así -dijo Servais-. No creo que haya previsto quedarse mucho tiempo conectado. ¿Quién conocerá este protocolo para desconectarlo? - Su ayudante y el doctor Marchant deberían estar al tanto. - ¿Puede llamar a alguno de ellos? - Tengo el teléfono de Marchant en mi oficina y mi secretaria debe tener los datos de su ayudante. - Vamos. Dejemos cerrado aquí. Esperemos que pueda resistir una hora más. - Si está así desde el viernes debe requerir asistencia médica. - Sin duda el doctor Marchant sabrá qué hacer. Trate de ubicarlo primero a él. De vuelta al decanato, el policía esperó el resultado de las consultas telefónicas de la secretaria. - El doctor Marchant está en un congreso. No vuelve hasta el fin de semana. Y el ayudante no contesta su teléfono. - Será mejor que consiga a otro médico para que se asegure de mantener en buenas condiciones a señor Franquin, pero sin desconectarlo. Déme la dirección de su ayudante: mandaré alguién a revisar. * En un lugar desconocido... - ¿Me trajo la aplicación? - Ha sido imposible. Brasseur tenía puesto el casco y trabajaba con la interfaz cerebral. Tuve que interrumpirlo definitivamente pero luego no me pude conectar. El servidor me bloqueó el acceso al tercer intento. - ¿No usó el generador de calves que le dí? - Claro que sí. pero no sirvió de nada. - ¡Maldito aficionado! ¿No pudo sonsacar la clave a Brasseur? - Le dije que lo tuve que interrumpir. Y su cerebro dejó de funcionar. - ¡#*!

2.

El mismo día

Servais mandó a Trompel a la dirección del ayudante. Nadie contestaba a sus timbrazos. Movió la manilla de la puerta y descubrió que estaba sin llave. Entró y encontró al joven Brasseur en su habitación, sentado delante de su computador, muerto y bañado en sangre. Le habían cortado el cuello y habían aparentemente destruído su computador, que estaba en el suelo, aún conectado con cables a una serie de sensores en su cabeza y cuerpo. Eran los mismos que llevaba el profesor Franquin, como pudieron comprobar después por medio de las fotografías que tomó Trompel con su teléfono. Éste llamó a los técnicos forenses que llegaron a buscar huellas, recogieron el computador y llevaron el cuerpo a la morgue. Antes de irse, revisó la cerradura y vió que había marcas de haber sido forzada. El asesino debió ingresar sin que Brasseur se diera cuenta. Mientras tanto, Servais se entrevistaba con Charles Mousin, el jefe del Departamento de informática de la USL, que le explicó que no podían ayudar en lo relativo al programa que manejaban Franquin, Marchant y Brasseur. Éste funcionaba en un supercomputador de uso prioritario de estos investigadores. No conocía el protocolo de desconexión, por lo que tendrían que esperar la vuelta del dr. Marchant, a quien se debería invitar a regresar anticipadamente de su congreso dada la gravedad de


la situación. Pero sí tenían registro de las actividades de la máquina en términos de los enlaces y conexiones, supervisadas por otra máquina. Así, el jefe del departamento confirmó que Franquin y Brasseur estaban en línea simultáneamente el viernes en la noche y que las transmisiones de Brasseur se interrumpieron a las 11:15 de la noche. Su última transmisión había sido la ráfaga de datos más intensa y compleja que jamás habían visto pero, al no tener acceso al programa específico, no la podían interpretar. ¿Fue esa transmisión o la desconexión brutal lo que afectó a Franquin? Después, hubo un intento de reingreso, pero el usuario -probablemente el asesino- falló al tratar de ingresar la clave de acceso. Según el registro de actividad, se había producido luego la desconexión fuera de protocolo, por el apagado del computador de Brasseur. Unas horas más tarde, se intentó penetrar desde el exterior, por otra línea, en el supercomputador, pero quién lo hizo falló tres veces en el ingreso de la contraseña, el firewall cerrando en consecuencia todos los "puertos" para la dirección de origen del ataque. Además, se detectó que utilizaba la red Tor, un sistema que enmascaraba su número IP, de tal modo que sería imposible saber donde se encontraba el atacante. Sin embargo, la conexión interna entre el laboratorio de Franquin y el supercomputador había quedado abierta desde entonces, pero solo se habían transmitido pocos datos, sin duda los correspondientes a los signos vitales del operador en coma. El supercomputador seguía con una actividad intensa, la cual correspondía probablemente a un proceso lanzado por Franquin o Brasseur antes del atentado. ( Día 3 ) El departamento de informática de la policía, que recibió el computador de Brasseur, logró reconstruir los datos de su disco duro y acceder al registro de actividad. Confirmaba el apagado de la máquina sin cerrar previamente las aplicaciones y luego su reencendido. Se le había conectado un dispositivo externo, posiblemente una llave USB que contenía el programa destinado a generar contraseñas, y se había intentado restablecer la comunicación con el mainframe. De ello se podía concluir que el asesino no había encontrado la forma de suspender la transmisión de datos entre Brasseur y el programa central, debiendo apagar la máquina local y reiniciar la conexión, pero sin poder restablecerla, gracias a las protecciones del firewall central. ¿Quería destruir o copiar datos? ¿O piratear todo el programa? Por el momento era imposible saberlo. * En un lugar desconocido... - ¿Pudo restablecer la conexión? - Encontré y simulé la IP de Brasseur. Pero no he logrado encontrar su clave de acceso. Además, bloquearon ahora esta IP. Traté de acceder con otra IP enmascarada, pero el cortafuego bloquea todo acceso externo ahora. No podemos hacer nada más desde el exterior. - Debemos encontrar a alguién que tenga acceso al servidor o al programa.

3.

(Martes, día 3)

El doctor Marchant llegó el martes al mediodía. Se dirigió de inmediato al laboratorio donde habían mantenido al profesor Franquin alimentado por sonda intravenosa. Se sintió aliviado al comprobar que sus signos vitales eran normales pero se sentía intranquilo en cuanto a lo que podría haber sucedido


con su cerebro. Se instaló en uno de los terminales del supercomputador del proyecto MEMO, introdujo su contraseña y activó una rutina de acceso que le permitiría comprobar todos los parámetros. Si bien Servais había pensado inicialmente que el caso no era de orden policial, lo ocurrido con Brasseur había completamente las cosas. Por lo tanto, advertido de la llegada del médico, había ido a la universidad y observaba las actuaciones del especialista, que le comentaba brevemente lo que estaba haciendo. - Los parámetros son normales. Las transmisiones entre el cerebro de Franquin y la máquina son las mínimas: corresponden a un estado de reposo, como en el caso del sueño o de un coma inducido. La rutina que opera actualmente es la que consume más tiempo de los procesadores: la integración de los contenidos obtenidos de los cerebros de los sujetos experimentales. Pero hay un problema con la rutina de control: está en "loop", o sea en un círculo vicioso que no me permite efectuar operaciones. Hace falta que un experto se introduzca en el programa para interrumpir esta secuencia y restablecer el acceso al menú general o al sistema de cierre. Ésto queda fuera de mi alcance. - ¿No pueden apagar los aparatos? - No sin un grave riesgo. Cuande se procede a "copiar" un cerebro, no se puedo interrumpir sin correr el riesgo de afectar al sujeto conectado. Por ésto, cuando alguién toca a Franquin se dispara en forma automática la advertencia de peligro. - ¿Quién podría ayudarnos? El jefe del Departamento de Informática dijo no estar al tanto ni poder ayudar. - Creo que el único capacitado para ello es Luther Benson, el jefe del área de informática y especialista en redes neuronales del Laboratorio de Informática Cerebral de Murcia, en España. Lo conozco, a raíz del caso del ingeniero d'Aosta asaltado en el Jardín Botánico en 1998. Ambos trabajaban en un proyecto Esprit de creación e inserción de implantes cerebrales artificiales. Es consultor del presente proyecto y está al tanto de gran parte de su desarrollo. - Me acuerdo de d'Aosta y que ud nos ayudó en este caso. ¿Cree que puede haber alguna relación entre ese caso y el actual? - Desde el punto de vista científico están relacionados. Ambas se inscriben en el estudio de las redes neuronales del cerebro y especialmente de la estructura y contenido de la memoria. En Murcia trabajaban en el desarrollo de microchips capaces de contener parte de la memoria y sustituir ésta en casos de accidentes cerebrales. d'Aosta, que colaboraba en ese proyecto, tuvo un accidente y fue el primero en recibir este tipo de implante. Lo que tratamos de hacer aquí es una ampliación de este trabajo. Una "red neuronal" es una construcción informática (generalmente simulada en un ordenador de alto poder de procesamiento, aunque ya existen algunas máquinas construídas según el modelo cerebral) que trata de imitar lo mejor posible la estructura del cerebro y su forma de operar. Una red neuronal no se programa en la forma tradicional, sino que se ajusta progresivamente en función del uso (proceso de aprendizaje). El interés por las redes neuronales surgió en el campo de la informática en 1959 cuando Frank Rosenblatt (1928-1969), psicólogo de Cornell, creó el "perceptrón", una red de 400 células fotoeléctricas conectadas con elementos asociadores, destinada a reconocer patrones visuales sencillos (letras). Se planteaba como alternativa al modelo de computador desarrollado por Von Neumann, el que se sigue utilizando en la industria actual. La investigación relativa a redes neuronales artificiales constituye una rama de la informática que se vincula estrechamente a la investigación fisiológica y psicológica relativa a las funciones cognitivas del cerebro, con la que se combina para formar las ciencias cognitivas. Aunque la estructura y el modo de funcionar de las neuronas fueron descubiertos por Ramón y


Cajal (1852-1934, Premio Nobel 1906) hace un siglo, fueron John Eccles (1903-1997) y Gerald Edelman (1929-, Premio Nobel 1972) quienes sentaron las bases neurocientíficas del llamado "conexionismo", la principal teoría psico-fisiológica acerca del funcionamiento del cerebro y de la cognición. Quién, quizás, integró mejor la perspectiva informática y la psico-fisiológica ha sido Marvin Minsky (1927-), profesor del MIT, en su libro "La Sociedad de la Mente", en 1987. - Entiendo. La misma gente que capturó a d'Aosta en 1998 podría estar interesada, pero los responsables están aún en la cárcel, si no me equivoco. Ésto no quita que algún otro consorcio industrial podría estar involucrado. No puedo descartar entonces una hipótesis de espionaje industrial. - En efecto, me parece posible. - ¿Que podemos hacer para el profesor Franquin? - Hasta que podamos desconectar el equipo sin riesgo, lo hemos de mantener tal como está ahora. Es el mismo tratamiento que en un caso de coma de origen desconocido. No tiene fiebre, así que no requiere medicación. Solo alimentación, higiene y apoyo kinesiológico, para mantener la tonicidad de sus músculos. Podemos recostarlo aquí en una camilla y mantenerlo cómodo. - De acuerdo. Ésto significa que necesitamos al señor Benson, de Murcia. ¿Podría contactarlo? ¿Podrá venir? - Voy a hablar con él de inmediato. Ante la gravedad de la situación, no creo que haya ningún impedimento. - Pero me gustaría poder entender lo que ocurrió, para encauzar adecuadamente la investigación criminal. ¿Si este proyecto es aún confidencial, qué me puede revelar? - Me parece que lo confidencial corresponde esencialmente a aspectos eminentemente técnicos. Le puedo explicar en qué estabamos trabajando. Ud sabe quizás que se han hecho grandes avances, en los últimos años, en la capacidad de detectar la actividad de las neuronas e incluso de registrar con más claridad los pensamientos*. También se conoce mejor la localización de la memoria y la forma de activar los recuerdos. MEMO tiene dos grandes componentes: primero lograr una copia digital completa de los contenidos de la memoria de un sujeto y luego integrar los contenidos de varios sujetos en una gran memoria común, organizada y funcional, que pueda ser utilizada en un sistema de inteligencia artificial, para luego averiguar si puede funcionar en forma independiente. No sabemos aún hasta donde podremos llegar. Algunos expertos creen que deberíamos poder hacer surgir una "mega-mente", pero tengo mis dudas. Numerosos progresos se han hecho en materia de control directo de aparatos a partir de la actividad mental: en 2005 se consiguió ya que un mono manejase un brazo robótico con su cerebro para alimentarse con frutas y vegetales asidos por este brazo (La Tercera, 18-02-2005). A fines de 2008 se anunció el inicio de la comercialización de cascos de control mental para controlar juegos de video y están actualmente a la venta por Internet (US$299 en http://emotiv.com/). El exhaustivo trabajo de investigadores de la Universidad de Birmingham (Gran Bretaña) y del Departamento de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (DTIC) de la Universidad Pompeu Fabra (España) ha establecido vínculos entre la neurofisiología y los procesos psicológicos de alto nivel (toma de decisiones, memoria y percepción) mediante la modelización de las redes neuronales implicadas. Los experimentos realizados abarcan desde el estudio del comportamiento electrofisiológico de una simple célula nerviosa hasta la percepción visual en conjunto, la afectación visual en el caso de lesión neuronal cortical, la formación cerebral de imágenes y el estudio psicológico del comportamiento del individuo en relación a la percepción visual (Psychological Review, marzo 2011). Durante el congreso "The Brain Revolution" (Roma 2010), se estimó que la primera


reproducción en computadora de la actividad del cerebro humano estará lista en 2030. Ya se utiliza el supercomputador "Blue Gene" de IBM, que cuenta ahora con 10.000 procesadores, para "copiar" el cerebro del ratón, que se espera tener operativo en 2013 (IBL News, 26-42010). Se ha establecido que se necesita un millón de los actuales procesadores ARM 968E para simular mil millones de neuronas, cifra que hay que multiplicar por 90 para completar el cerebro humano (PC World, 12-07-2011). - ¿Y en qué etapa estaban ahora? - Ya hemos podido "copiar" contenidos cerebrales de varios sujetos. El profesor Franquin y su ayudante copiaron sus propios cerebros y verificaron la validez de los datos, aunque no pudimos concluir si representan o no la totalidad de la mente. Después de copiar también los datos de unos cuantos estudiantes que se prestaron voluntariamente para ello, habíamos llegado al momento de intentar la integración. Según el programa, Franquin y Brasseur debían empezar la operación ayer. No sé si lo que hicieron el viernes en la noche fue alguna operación de revisión, de evaluación, o si decidieron iniciar la integración. Pero, como le dije, ésta debía empezar ayer y está en curos, pero deberían haber estado aquí juntos para ello. - ¿Y no debía estar ud presente? - No, en realidad. Es esencialmente un proceso informático. Si resultaba bien, me correspondía evaluar y analizar el resultado, para proyectar las siguientes experiencias. Pero lo que acaba de ocurrir es un tropiezo importante. Si el procesor Franquin se recupera, nos llevará quizás tiempo descubrir lo que realmente ocurrió y programar las siguientes etapas, con nuevos controles que nos aseguren que no haya un nuevo accidente. Si no se recupera, habrá una investigación rigurosa por parte de la universidad y de la DG III, la Dirección General para la Industria de la Comisión Europea, que se encarga de los proyectos ESPRIT (http://www.cordis.lu/esprit/). En este caso, es posible que el proyecto deba ser abandonado. * En un lugar desconocido... - ¿Que ha sabido de la gente del proyecto MEMO? - Parece que Franquin está en coma y no lo han podido despertar aún. Marchant no sabe de informática y no podría ayudar. El jefe de informática, Mousin, no sabe nada del proyecto pero tiene acceso al supercomputador y a las copias de respaldo. - Éstas son las que necesitamos. Y éste puede ser el hombre adecuado. Debemos planear algo. Y no confiaré más en el imbécil que mató a Brasseur.

4.

( Día 6 )

El día viernes llegaba Luther Benson desde Murcia. Un chofer de la universidad lo esperaba en el aeropuerto de Zaventhem. Lo fue a dejar inmediatamente al laboratorio, siguiendo luego hacia el centro de la ciudad para dejar su equipaje en el hotel Mozart. Marchant lo estaba esperando. Le había explicado la situación por teléfono, así que se dirigió en seguida a uno de los terminales. Ingresó la clave que le dió el médico y observó el estado de los parámetros. - Los parámetros están bien. Por lo que veo, el proceso de integración parece haberse terminado hace


poco. Solo se mantiene activo el proceso de control de los signos vitales y transferencia de datos desde el cerebro de Franquin. Pero esta transferencia es mínima, lo cual es lógico si está en coma: sus funciones cognitivas están suspendidas. Lo que falla es el acceso al menú general. Algunas líneas del programa deben haber sido alteradas accidentalmente. Desgraciadamente no es posible corregirlas ni reemplazar completamente la versión en uso, alterada, por una copia correcta sin detener todo y ya sabemos que sería extremadamente peligroso para Franquin. Es necesario producir otro tipo de "accidente" que vuelva a colocar las líneas correctas sin detener todo. Para ello, necesito conocer estas líneas y crear una especie de virus que las introduzca a la fuerza. ¿Dónde está el respaldo del programa? - Tengo entendido que en un disco duro externo. El jefe de informática debe saber cual. - Necesito que me lo conecte y que me diga si es una copia exacta del programa que está operando, realizada antes de que ocurriera el accidente. - Le voy a pedir que venga. Marchant llamó a Charles Mousin, que llegó a los pocos minutos. Éste confirmó que la copia de respaldo debía estar perfectamente actualizada, ya que se había generado el mismo viernes en la tarde, antes de que Franquin y Brasseur se conectaran simultáneamente. Benson le pidió entonces que lo conectara a otro terminal y le preguntó si tenía una aplicación de comparación automática de programas. Mousin lo confirmó, ya que era algo que se usaba con frecuencia, justamente para detectar variaciones entre diversas versiones tanto de textos comunes como de programas computacionales. Le dió la referencia para que lo pudisese usar. Cuando la conexión estuvo lista, Benson procedió a crear un nuevo directorio en el disco de respaldo y procedió a copiar en éste el programa que estaba operando. Dada su extensión, el proceso tomó cerca de una hora. Luego abrió una nueva ventana en su terminal, conectó y lanzó la aplicación de comparación y esperó la información que marcaba las discrepancias. Así, pronto descubrió las líneas que habían sido alteradas. Luego se puso a escribir un programa viral que podría lanzar para lograr que se efectuara la corrección y así recuperar el pleno control. Marchant se fue a hacer clase. Al salir, se le acercó uno de los alumnos que se habían prestado para las pruebas y le preguntó cómo avanzaba el proyecto. Le contestó que estaba avanzando la fase de integración pero que quedaba mucho trabajo para analizar los resultados. No le dió más detalles ni le habló de lo ocurrido con Franquin. El alumno le dijo entonces que había leído en la prensa que el ayudante había sido asesinado y le preguntó si este hecho estaba ligado al proyecto, a lo que contestó que ésto era asunto de la policía y no tenía respuestas al respecto. El médico se fue luego a su casa. Benson hizo una segunda copia del programa alterado y lanzó hacia éste su ataque correctivo, para verificar que el cambio se hacía en la forma esperada. Ésto le obligó a lanzar de nuevo el programa de comparación, esta vez entre la copia correcta y la versión ahora alterada por su virus. El primer intento no resultó como esperaba. Detectó un par de errores en su virus y los corrigió. Borró la copia a la cual había aplicado su virus experimental, reponiendo la copia exacta el programa que seguía monitoreando la comunicación con Franquin. Lanzó de nuevo su virus y volvió a efectuar la comparación. Esta vez logró su objetivo: con el virus podría restablecer las operaciones normales. Habían pasado varias horas: era casi medianoche. Marchant se había ido y Mousin le había hecho llevar café y sandwiches. Llamó por teléfono a Marchant. - Tengo listo el virus para corregir el programa maestro. ¿Quiere estar aquí cuando lo lance? - Creo que, por seguridad, sería en efecto lo mejor. - ¿Se viene ahora o podemos esperar hasta la mañana? - Ud debe estar cansado. Franquin sigue en buenas condiciones y no creo que unas horas más lo


puedan afectar. Vaya a descansar y juntémonos a las ocho de la mañana. Yo le llamo un taxi para que lo lleve a su hotel. Espérelo afuera del edificio. Estará ahí en unos diez minutos. - Gracias. Nos vemos en la mañana.

5.

( Día 7 )

El sábado en la mañana se juntaban Marchant, Benson y Mousin en la sala donde seguía Franquin. Una enfermera lo había aseado y Marchant había verificado sus signos vitales. Mientras el médico observaba la pantalla que mostraba el estado de las conexiones y que le permitía ver las transmisiones entre la máquina y el cerebro de Franquin, Benson se instaló en otro terminal, donde podía acceder a su virus y apuntar éste hacia el programa maestro. Mousin observaba, instalado ante un terminal que le permitía acceder a todas las máquinas del centro de informática y dispuesto a ayudar en lo que fuese necesario. - Voy a lanzar el virus -anunció Benson-. - Adelante -contestó Marchant-. Una lista de instrucciones desfiló rápidamente por la pantalla de Benson. - Todo bien -anunció Marchant-. No veo alteraciones. - Vamos en la mitad del proceso -informó Benson-. Pasaron unos minutos. - Terminado -dijo Benson-. Voy a llamar el menú general. Aquí está. Veo una opción "Suspender transferencias", una "Detener conexiones" y otra "Suspender comunicaciones". ¿Cuál es la más conveniente? - Ponga "Suspender comunicaciones" -contestó Marchant-. En ésto estaban según el registro de operaciones. Franquin y Brasseur se estaban comunicando cuando el joven fue atacado. - Hecho. - Bien. Se cerró el circuito abierto entre Franquin y Brasseur. Ahora, seleccione "Detener conexiones". - Listo. - Perfecto. Los signos vitales de Franquin no se vieron alterados. Quedó liberado. - ¿Entonces puedo poner "Terminar y salir"? - Así es. Hemos terminado. Lo voy a auscultar. Debería poder volver en sí. Unos momentos después, Marchant confirmó que Franquin estaba en perfectas condiciones, pero no había despertado. - Le voy a inyectar una pequeña dosis de adrenalina. Con ésto debería poder volver en sí. Franquin, efectivamente, comenzó a agitarse y abrió los ojos. Encontrándose acostado y con tres personas mirándolo no podía sino extrañarse. - ¿Qué pasó? ¿Por qué estoy así? ¿Y qué hacen ustedes aquí? Quiso levantarse, pero Marchant lo detuvo. - ¡Calma! Ha estado una semana en coma. - ¡Por ésto tengo tanto hambre! ¿Tuve un accidente? ¿Estoy herido? ¡Pero sigo en le laboratorio! - En efecto, sigue aquí. En cierta forma fue agredido por la conexión neural.


Marchant le explicó lo ocurrido. Luego lo ayudó a levantarse y lo llevó a su casa, para que se recupere durante el fin de semana. Habían acordado reunirse el lunes siguiente para revisar lo ocurrido y decidir los pasos a seguir. El sistema nervioso central está compuesto por un número de neuronas aproximado a los veinte mil millones. Cada neurona, a su vez, a pesar de ser una sóla célula, es un órgano complejo que transmite impulsos eléctricos sobre la base de intercambios químicos y modificación de la sensibilidad de su membrana. También se ha descubierto que la célula nerviosa se configura sobre la base de un citoesqueleto formado de numerosos microtúbulos compuestos cada uno de trece pares de polímeros protéicos que pueden tomar dos estados diferentes debido a la polarización eléctrica. Así, en el citoesquelto de cada neurona podría realizarse la enorme cantidad de 10E27 (10 elevado a 27) cambios ("operaciones") binarios por segundo, muy por encima de lo que podría hacer un computador (10E14). La pérdida de conciencia se relaciona con la interrupción de la actividad eléctrica en los niveles superiores sea por un evento traumático sea por la inhibición de las conexiones (sinapsis) entre neuronas por un agente químico (lo que producen los agentes de anestesia, por ejemplo). El trauma puede ser físico (destrucción de células) o eléctrico (electroshock). En esta novela se supone que el trauma mortal sufrido por Brasseur causó una descarga eléctrica en su conexión con Franquin de tal potencia que habría bloqueado las transmisiones en el cortex de éste, causando la pérdida de conciencia. Obviamente no hay seguridad científica de que ello pueda ocurrir y menos aún que se pueda revertir computacionalmente.

6.

( Lunes, día 8)

El lunes siguiente en la mañana, Servais, Marchant, Franquin y Mousin se reunieron en la universidad. Benson ya se había marchado el sábado para volver a España. Marchant le preguntó a Franquin qué recordaba del día del accidente. - El viernes estuvimos revisando los algoritmos de interconexión necesarios para la integración de las memorias individuales. Había un par que debía ser mejorado. Cuando estaba a punto de volver a casa, me llamó Brasseur desde su casa, diciéndome que había encontrado una solución. Lo arreglé y nos pusimos de acuerdo en verificar el procedimiento contectándonos ambos, en un proceso que podríamos llamar de telepatía asistida por computador, como ya lo habíamos hecho varias veces. Todo iba bien hasta que recibí una fuerte descarga incomprensible, como si fuese un rayo, y perdí el sentido. Hasta que desperté aquí viendo a Marchant que me observaba y Benson en los controles. - La descarga ocurrió cuando mataron a Brasseur -explicó Servais, pasando a relatar lo que habían descubierto en la casa del joven. - ¿Qué pasó con los equipos? -preguntó Franquin. - Uds habían puesto en marcha el proceso de integración y el superordenador siguió funcionando perfectamente, por lo que hemos podido comprobar -explicó Mousin-. La conexión con Brasseur fue cortada por el apagado de su computador y luego alguién trato de reingresar desde su máquina y luego, horas más tarde, desde otra ubicación que no pudimos rastrear. El cortafuego funcionó perfectamente y no hubo perjuicios. El equipo también siguió registrando sus signos vitales y ondas cerebrales mientras estuvo en coma. Pero la descarga imprevista debida al trauma de Brasseur afectó las rutinas de acceso al menú de control y tuvimos que esperar que Benson viniera a repararlo para poder desconectarlo sin riesgo.


- ¿Por ésto estuve casi una semana en coma? - Así es. Las rutinas de seguridad funcionaron muy bien, advirtiendo de los riesgos de desconectarlo fuera de protocolo, pero no estaba prevista una sobrecarga como la producida por la muerte de Brasseur. - ¿Quién iba a pensar en algo así? - Deberíamos haber pensado, al menos, en la posibilidad de un infarto cerebral y haber puesto un filtro para que algo así no afectara a quienes estuviesen conectados. ¡Ésto es culpa mía! -admitió Marchant-. Lo siento mucho. - No se culpe. Siempre hemos trabajado verificando que los sujetos fuesen personas sanas. Este tipo de accidente era del todo imprevisible -replicó Franquin-. - ¡No pueden programar computadores pensando en que sus usuarios podrían ser asesinados! -abundó Servais-. - De todos modos. Trabajamos con el cerebro y deberíamos tener mejor en cuenta la variabilidad de las condiciones si queremos poder generalizar nuestras conclusiones. - Ésto es cierto -siguió Franquin-. Y ahora tenemos un material excepcional: la transmisión de las ondas del deceso de Brasseur que podremos estudiar y serán un aporte extraordinario a nuestra investigación, aunque no compensan su lamentable pérdida. - Uds podrán seguir sus estudios como les parezca -dijo Servais-, pero aquí estamos ante un hecho criminal de la mayor gravedad. Y es prioritario descubrir el autor de este ataque, y su primera obligación consiste en ayudarnos en este sentido. Yo veo dos frentes a cubrir: que es lo que buscaban obtener y quienes pueden estar involucrados. Como el doctor Marchant sabe, hace años una empresa alemana intentó reclutarlo para obtener los secretos de otro proyecto Esprit de informática neuronal y, cuando se negó, secuestró para ello a un ingeniero suizo, Jacques d'Aosta, que participaba en éste. ¿Puede tratarse de algo parecido? - BreinWerken se dedicaba a la robótica y estaba interesada en aplicaciones de inteligencia artificial. Lo que hacemos ahora es bastante diferente, y no creo que sean ellos, si algunos escaparon a la cárcel, que estén interesados -contestó Marchant-. Pero bien puede ser otra empresa o incluso el servicio de espionaje de algún país asiático. El conocimiento que podemos obtener aquí y, sobre todo, las aplicaciones derivadas podrían ser extraordinarias, tanto en materia de valor comercial como de seguridad pública. En la tarde, cuando Servais iba a salir de su oficina, le pasaron un llamado urgente de Charles Mousin. - Mi hija ha desparecido. No llegó a casa a la hora de costumbre y mi mujer la fue a buscar al colegio pero no la encontró. Habló con su profesora pero ella no sabe nada: la niña salió como siempre con el grupo de sus compañeras. - ¿Consultaron a sus compañeras y a otros padres? - Hay una compañera que dijo que la había dejado conversando con alguién. Parecía conocerlo, pero ella misma nunca lo había visto. Siguió su camino y no supo más de su amiga. Nadie más sabe nada. - Tendré que ir a ver a esta niña. ¿Me puede dar su dirección? - No la tengo, pero aquí tengo su teléfono, en la lista del curso. - ¡Cuantos años tiene su hija? - Quince años. - Me parece lo suficiente para saber que no ha de hablar o irse con desconocidos. - Así es, y ésto nos desconcierta. Servais llamó a Trompel y le contó lo ocurrido. - Parece seguro que la hija de Mousin conocía al que la abordó. Solo así lo puede haber seguido. - Entonces podría ser un amigo de la familia. - O alguién que trabaja con su padre y que ella haya conocido.


- ¿Piensa que podría estar relacionado con el ataque a Brasseur? - No me extrañaría. Me parece la mejor explicación. No puede ser una mera coincidencia. Tratarán de chantajear a Mousin para obtener lo que quieren, ya que no pudieron con Brasseur. Deben pensar que vigilamos y protejemos a Franquin et Marchant, mientras Mousin, aunque no está directamente involucrado en el proyecto MEMO, les puede dar el acceso que desean. - Hable con Mousin y pida fotos de los amigos. Consiga fotos de todos sus cercanos en la universidad y luego vaya a ver a la compañera y muéstrele las fotos. - De acuerdo, jefe. * En un lugar desconocido, alguién llama por teléfono... - Señor Mousin, su hija está en nuestro poder y se encuentra bien. Si quiere verla de nuevo, es muy fácil: consíganos una copia del programa de copia e integración de registros cerebrales en que trabajan los señores Franquin y Marchant. Lo volveré a llamar dentro de 48 horas. Y más vale que no haga tratos con la policía. Cuando Trompel quiso hablar con Mousin para pedirle fotos, éste se disculpó. Dijo que su hija se había ido donde unos parientes. Al pedirle precisiones, respondió con evasivas. Le quedó claro al detective que algo estaba ocurriendo y que Mousin temía ahora la relación con la policía. Sin duda la niña estaba secuestrada y le habían advertido que evitara la intromisión policial. Servais, puesto al tanto, dispuso una discreta vigilancia de la casa y de la oficina de Mousin y obtuvo autorización para intervenir los correspondientes teléfonos.

7.

( Martes, Día 9 )

En la mañana siguiente, Servais recibió un llamado de Franquin. - Comisario, acabo de encontrar un mensaje de texto de Mousin en nuestra red interna. Déme su correo electrónico para enviarle copia. Se trata de su hija. Servais se lo dió y, a los pocos minutos, recibía el e-mail que expresaba lo siguiente: - Mi hija ha sido secuestrada. No puedo hablar de ello con la policía y no debe acercarse. Pero los secuestradores no pueden acceder a nuestras comunicaciones internas y ud puede retransmitir este mensaje al comisario Servais. Los secuestradores quieren una copia del programa Franquin-Marchant y me han dado 48 horas para proporcionárselo a cambio de hija. La puedo ver cada seis horas y por unos minutos en "streaming" de una cámara web a través de un repetidor que enmascara la dirección IP y está bien. Les expliqué que era imposible darles una copia física del programa ya que requiría varios discos duros y sería imposible sacarlos de la universidad. Lo que voy a hacer es darles una clave para acceder a una copia del programa que podrán descargar. Pero esa copia contendrá una trampa que me enviará información de todos los proxys (relevos) por donde pasará y, así, podremos saber donde están. Y cuando traten de usarlo, les parecerá correcto a primera vista pero arreglaré que varias funciones estén deshabilitadas y reeemplazadas por instrucciones de retransmisión que, si siguen conectados a internet, nos devolverá información de su propio computador. Trabajé en ello con Benson antes de que se fuera. Se la había ocurrido que si estaban dispuestos a atacar a Brasseur no abandonarían fácilmente y buscarían otra manera de conseguir el programa. Así que nos pareció conveniente preparar nuestra propia versión pirateada.


Servais acusó recibo por la misma vía y pidió a Franquin que le avisara a la hora que fuera si había alguna novedad. También preguntó cómo se comunicaban los secuestradores con Mousin y pidió información sobre todos los que habían participado en el proyecto, como los alumnos que se habían prestado como objeto de experimento. Franquin le contestó que los secuestradores habían llamado a Mousin por teléfono a su oficina y le mandó los datos de los estudiantes en un archivo anexo. El comisario pidió la intervención de los teléfonos de la casa y de la oficina de Mousin; así podría monitorear los llamados aún sin que Mousin lo supiera. Luego llamó a Trompel y lo puso al tanto, ordenándole verificar los datos de los alumnos. En la universidad, Franquin y Marchant se habían reunido para seguir estudiando lo ocurrido. Franquin puso al médico al tanto del mensaje de Mousin y decidieron dar prioridad a la información que podía ser útil a la policía. Marchant revisó los datos que tenían de los estudiantes, pero éstos no le sugirieron nada anormal. Sin embargo, envió la lista de nombres a la secretaría general de la universidad pidiendo los antecedentes ahí registrados y explicando el motivo. Propuso luego a su coequipo revisar las copias mentales realizadas: si alguno estaba implicado, podrían seguramente encontrar ahí algunas pistas. La copia mental programada era mucho mejor que un detector de mentiras: registraba todo el contenido de la memoria del sujeto, lo cual no podía ser falsificado. La capacidad total de la memoria se estima en el equivalente a unos 20 millones de libros de 500 páginas (o sea todo lo que contienen hoy todas las bibliotecas de la Tierra). Gran parte de esta capacidad, sin embargo, queda fuera de nuestro alcance consciente: corresponde a "reglas de uso" del "sistema", a informaciones básicas (como lo acumulado en la primera infancia) y a recuerdos que quedan "empolvados por el tiempo" (o sea de difícil "resucitación" por falta de uso). "Copiar" la memoria de un sujeto, como se pretende en el proyecto aludido en esta novela, supone ubicar los rastros correspondientes al "archivo episódico" y al "archivo conceptual" del sujeto y, de algún modo, transferir esta información al sistema computacional. Producir la copia no es en sí el mayor problema, ya que se han diseñado hace tiempo redes neuronales artificiales y se puede prever que, con el tiempo, será posible llegar -quizás- a una amplitud adecuada. Individualizar en el cerebro las uniones sinápticas que correspondan a determinados tipos contenidos es algo que recién se intenta lograr. De mayor ficción es, por ahora, la idea de que se pueda, además, "sacárles una copia". Más aún si se toma en cuenta que es posible que parte de la memoria no estaría solamente "contenida" en las conexiones sino también almacenada en proteínas u otros componentes de las células nerviosas. Sin un proceso consciente (o semiconsciente) parece por lo tanto extraordinariamente difícil "extraer" contenidos de la memoria. [Se supondrá aquí, sin embargo, para los efectos de la novela, que es posible.] El proceso de "integración" realizado por el supercomputador significaba que contaban ahora con una "meta-memoria" es decir una especie de mapa de los contenidos. Los conocimientos (archivo conceptual) de los diversos sujetos forman un gran conjunto, pero las historias personales (archivo episódico) seguían específicas y solo se interconectaban cuando los diversos sujetos habían coincidido en alguna actividad. Buscar una eventual implicación de uno de ellos en el asesinato de Brasseur suponía investigar estas historias personales en las últimas semanas: tendrían que encontrar discrepancias o, de no haberlas, hacer una lista de todos los contactos personales y pasarla al comisario para que los investigue. - Ordenemos primero una revisión de consistencia -sugirió Marchant-. Es algo que estaba previsto de


todas maneras porque podría indicar fallas en el proceso de integración. Pero también nos puede mostrar si alguno de los alumnos ha mentido en algo importante: tendría memorizada una historia que no coincidiría con su historia real. - Excelente idea -contestó Franquin, buscando en el menú la opción, que ya estaba programada, y poniéndola en marcha-. - Me voy al hospital -dijo Marchant-. Ésto podría demorar horas. Avíseme si obtiene algo inesperado. - Lo llamaré. Por ahora, hay que dejar que el computador trabaje. Voy a ocuparme también de mis clases, para retomar el ritmo normal.

8.

(Día 9)

Trompel había estado pensando en quienes podrían ser los secuestradores o, en todo caso, quienes los habrían ordenado. Se acercó a su jefe. - Jefe, he estado pensando en lo que significa que se trate de obtener el programa de Marchant y Franquin. Sin duda debe ser alguna empresa no-occidental o incluso un gobierno, que quiere tenerlo sea para propósitos políticos sea para un desarrollo comercial. Pero lo que es clave, es que para poder usarlo deberían tener un supercomputador con idéntico poder de procesamiento, es decir un Cray de última generación. Ésto no es fácil de conseguir. El gobierno de los Estados Unidos lo considera material estratégico y toda venta al exterior debe contar con una autorización especial. Es imposible que un grupo pirata cuente con este tipo de máquina. - ¿Cómo podrían entonces usar este programa? - Preguntémoslo a Franquin. Servais tomó el teléfono y llamó al ingeniero para hacerle la pregunta. - En efecto, no creo que alguién que haya adquirido un Cray en forma legal nos quiera piratear. No es la forma de trabajar de las instituciones científicas serias. - ¿Podrían conseguir o fabricar un supercomputador capaz de emular su Cray? - Un supercomputador asiático no tendría el mismo sistema operativo, que es indispensable. La única forma en que podría ser factible, sería adquirir y hacer trabajar en paralelo varias máquinas antiguas. Me parece que sería factible con unos cuatro Blue de IBM de hace diez años. Éstos, los podrían haber conseguido en el mercado secundario o en el mercado negro. Pero en el mercado de segunda mano sería fácil conocer el comprador: IBM les sigue la pista, para los servicios de mantención. Sin embargo, desde el mercado secundario siempre existe la posibilidad de que pasen al mercado negro y sean transferidos ilegalmente a países que no cuentan con el beneplácito del gobierno norteamericano. Ha apasado más de una vez. Incluso la CIA ha aprovechado esta posibilidad filtrando máquinas con bombas lógicas, es decir con programas ocultos que la Compañía podía activar a distancia para espiar las actividades o incluso desactivar totalmente el computador si se usaba para controlar actividades claves de un enemigo. - ¿Quiénes podrían estar al tanto de estas ventas? - Aparte de los vendedores ilegales y la CIA, no veo quienes. Aunque Interpol podría tener algunas pistas. Deben conocer casos pasados y ésto les podría orientar. - De acuerdo. Gracias por la información. Contactaré Interpol, a ver si nos pueden ayudar. ( Miércoles, Día 10 ) El día siguiente, Marchant recibió de la secretaría general de la universidad los datos pedidos acerca de los estudiantes que habían participado en sus pruebas. Todos menos uno coincidían perfectamente con


la información que ya tenía. Sin embargo, la "estudiante de historia", Ana Zondag, era desconocida para las autoridades. Se lo comentó a Franquin: - Nuestra "alumna de historia" no estudiaba historia en absoluto. Tampoco era "alumna". Debió falsificar su credencial de estudiante ya que no aparece en los registros de la universidad. - Analicemos los contenidos de su memoria. Sabremos mucho más. ... - Aquí veo la transcripción de su memoria episódica. Según su propia historia de vida, es ingeniero en informática. Y no es mujer, sino hombre. Y su verdadero nombre es Kurt Ronstadt, no Ana Zondag. - ¿Qué hay de sus contactos en las últimas semanas? - Tiene un contrato con una empresa llamada Globalteck para describir nuestros proyectos, y le recomendaron cambiar de identidad. ¡Lo contrataron para espiarnos! Voy a avisar al comisario Servais. Hizo el llamado de inmediato. - ¿Saben donde vive? -preguntó Servais. - Su ficha dice que en la calle Berkendael, en Saint-Gilles, pero según su memoria, aún vive con sus padres, en la calle de la Reina, en Rixensart. - Asumiremos que la dirección de Saint-Gilles debe ser falsa. Pero le deben haber dado un número de teléfono válido para contactarlo, para las pruebas. - En efecto. Es el 9.640.00.94. - Un GSM. Lo rastrearemos. E iremos a visitar a sus padres.

9.

(Día 10)

El mismo día, sonó el teléfono de Mousin. - Señor Mousin. Ud intentó engañarnos. Inyectó un rastreador en el software que nos hizo descargar. Ha sido una mala idea. Debería haber pensado que no somos tan tontos. Tenemos los mejores ingenieros, y lo primero que hicimos fue filtrar el programa buscando cualquier virus o secuencia espía. Limpiar el programa sin producir errores es poco seguro y muy molesto para quién no lo conoce bien. Así que si quiere volver a ver a su hija, dénos una copia limpia. Y si ésta no funciona correctamente, olvídese de la muchacha. Mousin envió de nuevo un mensaje a Franquin por la red interna, poniéndolo al tanto. - No creo que lo hayan descubierto todo. Hemos insertado varias capas de espionaje. Un rastreador sencillo es en efecto fácil de detectar y pensamos que -en efecto- podrían detectarlo, pero que también podrían anularlo con facilidad. Al parecer, no pudieron hacer una ingeniería inversa que les permitiera separarlo. La segunda trampa es imperceptible, porque se encuentra en el sistema de control de periféricos, sin el cual es imposible que una aplicación funcione. En este caso, se detecta una conexión con otro computador, en el intercambio de mensajes de estado, se enviará a éste un mensaje que éste interpretará como un mail a ser reenviado. Y, si tiene un puerto abierto a internet, lo enviará a un servidor proxy anónimo de donde los recibiremos nosotros. Aúnque ellos los descubrieran, no podrían ni interpretar el mensaje, encriptado, ni saber de dónde le llegó a ese PC ni hacia donde iba. El tercer nivel corresponde a los levantamientos y respaldos de datos legítimos de las operaciones. Aunque es posible que lo detecten y podrían impedirlo aislando su máquina, sería mucho después de empezar a operar y, por lo tanto, de liberar a mi hija. Les dije que debía esperar la noche para poder poner otra copia a su disposición. Saben que no soy miembro del equipo y que puede ser complejo para mí hacer que una copia sea descargable sin que se disparen alarmas de acceso indebido. Tengo la lista de las


líneas a eliminar y será fácil hacer el cambio, dejando las otras trampas y me tomará meno de una hora preparar esta nueva copia. Seguramente la descargarán en la madrugada, y luego, sin duda, la probarán antes de liberar a mi hija. Si están conectados, de la forma que sea, a una red, nos llegará el mensaje; tengo un canal abierto para recibirlo, con una alarma de recepción. Ya que se están comunicando por correo electrónico, estoy seguro de que así será. Lo que no sé es cuanto se demorarán en probar el programa, para que llegue el mensaje. Franquin reenvió el mensaje al comisario Servais. Éste preguntó: - ¿Con este mensaje, será posible ubicar a los captores de su hija? - Lo dudo. Podríamos saber donde está el supercomputador, pero podría estar tanto en China como en Kasajstán. La niña debe estar aquí cerca. No hay forma de que accedamos a sus comunicaciones electrónicas con los secuestradores. - Pero nosotros interceptamos los llamados telefónicos de Mousin. Nuestros técnicos ya deben haber rastreado el origen de ese llamado. - ¡Ojala comisario! Servais llamó entonces a los encargados de las escuchas. - El número de teléfono es de un GSM de una compañía extranjera. No hay forma de conocer al dueño, pero tenemos el número. - ¿No pudieron localizar su posición? - No con precisión. Ubicamos la estación base de GSM de Bütgenbach, y una estación base GSM urbana alcanza un radio de cobertura a su alrededor varios cientos de metros. Es practicamente todo el pueblo. Tendríamos que instalarnos allá con tres rastreadores para poder triangular una posición exacta, y el llamado deebría tener una duración mínima de dos minutos. Pero, con un GSM, podrían llamar desde cualquier otro lugar, y si pasa por otra estación base, no lo captaríamos. - Bien. Gracias. Voy a ver cómo podríamos planear esta operación. Trompel, enviado a Rixensart, encontró al "estudiante" en casa de sus padres. Lo detuvo y lo trajo a la central de la PJ, empezando el interrogatorio en el mismo vehículo policial. El joven no se hizo de rogar. - Me contrataron para recopilar el máximo de información sobre ese programa. Ofreciéndome como sujeto de prueba, podía conocer los procedimientos de obtención de datos, algo así como el manual de uso. Reconozco que linda en el espionaje industrial, pero Franquin debía saber que ésto podía filtrarse. - Y ud firmó un acuerdo de confidencialidad con la universidad. Sabía de antemano que lo iba a violar ya que, además, se disfrazó y escondió su verdadera identidad y profesión. Debió tener ayuda para ésto, ¿o también es falsificador? - Me hicieron llegar los documentos, junto con un primer pago, un pequeño anticipo "para alentarme", según dijeron. Como estaba sin trabajo, por el monto, era irresistible. - ¿Recibió un cheque o efectivo? - Cincuenta mil euros en efectivo. - ¿Y cómo se comunica con sus patrones? - Solo tengo un número de teléfono de emergencia y una dirección de e-mail para el envío de información. - Necesitamos ambos. ¿Llamó alguna vez a ese teléfono? - Cuando me enteré del accidente y de que Franquin estaba en coma. Les avisé. - ¿Y qué oyó? - Una voz con acento alemán. Y música, como de un llamado en otro teléfono, porque se cortó rápidamente. - ¿Qué música?


- El inicio de la Quinta Sinfonía de Beethoven, la "V". - ¿Y cómo supo que Franquin estaba en coma? - Me hice amigo de otro estudiante que participa en el proyecto MEMO y que estudia ingeniería. Visita frecuentemente los laboratorios de computación y ahí oyó que algo había pasado y que se habían detenido los experimentos después de la muerte de Brasseur porque el profesor Franquin estaba en coma. Trompel transmitió esta información a su jefe, apenas dejó a Ronstadt bajo custodia. Servais verificó algunos datos y los fue comentando con el inspector. - El número de teléfono no es el mismo que detectaron en la escucha del llamado de los secuestradores a Mousin. Parece que hay varios intermediarios involucrados. - ¿Y qué hay del e-mail? - El dominio pertenece a la compañía Globalteck que ya nos indicó Franquin y confirmó Ronstadt. Según WhoIs, la residencia asociada es de Bulgaria. Sería difícil lograr algo ahí. - ¿Qué más sabemos de Ronstadt? ¿Una ascendencia alemana? - En efecto. Sus padres viniero del este de Alemania, al final de la guerra. - Así que pueden haber mantenido contacto allá. O incluso haber operado para servicios de espionaje. No nos interesa verificar ésto, pero podría explicar cómo llegaron a contactar a este Kurt. - Su contacto tenía acento alemán. Podrían haber hablado en ese idioma. - El contacto podía no saber este detalle. Puede ser un intermediario o el mismo secuestrador, y haber sido contratado solo para esta operación, con un mínimo de información y de instrucciones. - Y el teléfono de donde llamaron a Mousin fue rastreado hasta Bütgenbach. Ésto es en las comunas de habla alemana, cerca de la frontera. Así que, si sumanos las pistas, los secuestradores podrían ser de Alemania, al servicio de Globalteck, que estaría registrada en Bulgaria. - Preguntaré a Interpol si ese nombre les es conocido. Trata de averiguar de quién es el número de teléfono que tenía Ronstadt.

10.

(El mismo día)

Franquin y Marchant habían seguido estudiando las memorias de los estudiantes que su programa había registrado e integrado, dando prioridad a todo lo "extraído" de quién se había presentado como Ana Zondag. Marchant tomó muchas notas y, finalmente, en la tarde del miércoles, se decidió a informar al comisario Servais. - He estado estudiando detenidamente los registros mentales que tenemos de Zondag-Ronstadt. Registramos aquí algunas tendencias que podrían interesarle. Hay que tener un bajo nivel de ética para aceptar de trahicionar un acuerdo de confidencialidad y una mente algo retorcida para, por ello, cambiar además de identidad. Pero según lo que puedo deducir de todos sus antecedentes, parece gozar con este tipo de operación y con las agresiones. Ha molestado frecuentemente a sus compañeros de colegio y ha tenido más de una discusión con sus profesores en la universidad por las notas que le ponían. Y la resonancia magnética muestra que tiene escasa actividad en la zona del cortex prefrontal, que es el que controla la agresividad. Muchos asesinos tienen baja actividad en esa zona. Me pregunto si no será él mismo el asesino de Brasseur. - ¿No estaría ésto grabado en su memoria? - No en lo que tenemos aquí. Recuerde que fue grabada varios días antes del asesinato. Quedó registrada su contratación para espiar lo que hacíamos en esa etapa de la investigación, pero lo pueden haber contratado después para abordar a Brasseur e intentar obtener el programa completo.


- Gracias por la información. Vamos a tener que volver a hablar con él, y verificar su coartada para esa noche. Servais informó a Trompel y le ordenó interrogar de nuevo a Ronstadt, que seguía bajo custodia. - ¿Ha tenido más contactos con algún miembro del equipo de Franquin y Marchant? - No, no los he visto más. - ¿Ni siquiera a Brasseur? ¿No lo visitó el viernes 8? - No. - ¿Dónde estuvo la noche del viernes 8? - No lo recuerdo bien. Pero los viernes, suelo salir a divertirme. - ¿Dónde? - Al You, al Cactus, o al Havana Club. - Es miembro de alguno. ¡No es fácil de entrar! - En el Cactus entro siempre sin problema. En los otros, hay que pasar una propina al concerje. - ¿Y adonde fue el viernes 8? - Ya no lo sé. - ¿A que hora va por all'a? - Entre las 11 y las 12. - ¿Hasta...? - Las 4 o las 5 de la mañana. - Trataré de verificar ésto. pero tendrá problemas si no tiene testigos. - Pregunte à Claude, el bar del Cactus. Él me conoce. - Ya lo veremos. En la noche, Trompel se fue al Cactus, en el bulevar Souverain, para hablar con el barman. - ¿Conoce a Kurt Ronstadt? -y le mostró su foto-. - Sí, es un cliente regular. - ¿Cuando estuvo aquí por última vez? - La semana pasada no vino, pero estuvo aquí la semana anterior, acompañado de otra persona. - ¿Recuerda el día y la hora? - El viernes, según su costumbre. Debe haber sido después de media noche. Generalmente llega más temprano, y solo. - A visto otra vez su acompañante? - No, es la única vez que vino. - ¿Recuerda su nombre? ¿Podría describirlo? - Nunca oí su nombre. Era alto, fornido, y creo que rubio. Pero no podría describir mejor su cara: aquí pasa mucha gente y solo recuerdo bien a los clientes habituales. - ¿Nada más que le haya llamado la atención? - Los oí hablar en alemán; ésto me llamó la atención. Y tenía una mancha roja oscura en el puño de su camisa. Pensé que venían de un restorán y que podía ser de alguna salsa. No hacía falta visitar el You Night Club ni el Havana Club. Ya estaba confirmado que Ronstadt acompañado, seguramente, el asesino habían estado en el Cactus después del hecho. Ronstadt debe haber sido quién trató de utilizar la conexión de Brasseur. Luego deben haberse ido juntos a la discoteca antes de separarse. El policía debería volver a interrogar, más duramente, a su detenido la mañana siguiente, para conseguir más datos del asesino.


11.

( Día 11 jueves )

El día siguiente, mientras Trompel volvía a interrogar a Ronstadt, Servais llamaba al puesto de policía comunal de Bütgenbach y les explicó la situación, preguntando si habían observado algún movimiento anormal en el pueblo y donde podría eventualmente alojarse un secuestrador con su presa. Le contestaron que no había ninguna casa desocupada y que solo había un pequeñísimo hotel, al borde de la carretera, que podía recibir unos seis pasajeros y que funcionaba más como restaurante. Dijeron que iban a ir a consultar el registro de pasajeros. Un par de horas más tarde, llamaban de vuelta informando que había dos pasajeros en el hotel: un ciudadano alemán y una joven belga. Ésta parecía enferma cuando llegó y fue conducida a su habitación por el alemán y otro hombre que luego se fue. Explicaron que se había desmayado durante el viaje, que el hombre que se fue era médico y les había asegurado que no era grave y se recuperaría con un par de días de reposo. El alemán siempre le llevaba la comida a la habitación. Servais pidió entonces una vigilancia permanente, mientras él, con un equipo, se dirigía hacia el pueblo. Llamó entonces a su ayudante y a Trompel. Tomaron un auto y partieron en dirección a la frontera alemana, ya que Bütgenbach quedaba a pocos kilómetros de ésta. También llamó al puesto fronterizo más cercano para que revisasen cada vehículo que pasase hacia el país vecino. En el trayecto, Trompel rindió cuenta de su nuevo interrogatorio. - Ronstadt no reconoce nada. Sigue insistiendo en que nunca fue a la casa de Brasseur. Dice que intercambió algunas palabras con un alemán en el club Cactus, pero no lo conocía de antes ni lo volvió a ver después. Ésto no puede ser cierto porque es muy difícil entrar solo al Cactus, especialmente para extranjeros. El portero es muy exigente. Solo se entra fácilmente acompañado por un cliente conocido, en grupo o con invitación. El barman solo vió al alemán con Ronstadt. - Ya tenemos claro que miente. Habrá que revisar la escena del crímen, por si queda alguna otra pista. - ¿Los técnicos no habrán tomado las huellas digitales en el teclado del computador? - Deberían. Si lo hicieron, no habrán encontrado a nadie en las bases de datos. - Pero no deben haber tenido las de Ronstadt. Se las haré tomar y se las mandaré. Cuando llegaron al hotel cuya localización exacta la policía comunal le había dado, Servais dejó su ayudante Frenet a la entrada y pidió a los agentes locales rodear el lugar. Entró con Trompel, con la intención de subir a las habitaciones ocupadas por el sospechoso y su presa pero, al preguntar por ellos en la recepción, le indicaron que se habían ido un par de horas antes. Los policías locales debían haber llegado minutos después de su salida. Servais exigió ver el registro de pasajeros: los nombres eran los de Josefina Mousin -habían presentado su cédula de identidad- y de Otto Rosenwald. Mousin aparecía con residencia en Bruselas y Rosenwald en Aquisgrán (justo del otro lado de la frontera). - Usaron el nombre real de la niña. ¿No es extraño? -dijo Trompel-. - El caso no fue conocido por la prensa, así que corrían menos riesgo que registrando una identidad falsa. Me pregunto si Rosenwald es también el nombre real del secuestrador: ésto sería mucho más extraño. - ¿Qué hacemos ahora? - Si se fueron, hay dos posibilidades: o van a dejar a la joven en libertad, o la trasladan a otro lugar para deshacerse de ella. Voy a llamar a su padre. - ¿No es muy arriesgado? Podrían vigilarlo todavía... - Hizo lo que le pidieron. La suerte de la niña debe estar decidida y debe ser lo que puso al secuestrador en movimiento. Ya no les debe importar si intervenimos.


Servais no tuvo que hablar mucho e informó a sus compañeros. - Acaban de avisarle de que pusieron a su hija en libertad. Está en una estación de servicio en la autopista a la salida de Lieja. Iba a subir a su auto para ir a recogerla, pero le dije que estabamos más cerca. La recogeremos nosotros. Vamos. Se despidieron de la policía local y retomaron la ruta hacia Lieja. Encontraron a la joven en el lugar señalado por su padre. Servais le pidió que contara lo ocurrido. - Después de subir al auto de mi amigo, alguién desde atrás me aplicó un paño sobre la boca y la nariz, y perdí el conocimiento. Cuando desperté, acostada, tenía los ojos vendados pero tenía los brazos y piernas libres. Me saqué la venda y ví que estaba en una habitación como de hotel, que tenía un baño privado anexo. Unas horas después entró un hombre que me dijo que no tuviera miedo, que estaba segura y no me pasaría nada. Solo me pidió que no hiciera ninguna tontería; debía tener paciencia y pronto me pondrían en libertad. - ¿Quién la recogió, para que se subiera tan fácilmente al auto? - Era el hijo de un colega de mi padre. He salido varias veces con él a una que otra fiesta. - ¿Pudo ver donde había estado cuando la sacaron para soltarla? - Era un pequeño hotel. No pude reconocer la ciudad: nunca había estado ahí. Pero al salir de ella ví que llegabamos a un cruce donde se indicaba hacia Verviers y hacia Lieja. Tomaron la dirección de Lieja y, después de media-hora, me dejaron en esa bomba de bencina. El hombre que me había atendido, y que manejaba el auto, me pidió disculpas y reiteró que nunca había estado en peligro. Nunca ví a otra persona. Noticia del 23/09/2013: Stephen Hawking aseguró durante el rodaje de un documental que «el cerebro es como un programa en la mente, que es como un ordenador, por lo que en teoría es posible copiar el cerebro a una computadora y proporcionar así una forma de vida después de la muerte», según el diario The Guardian.

12.

( Día 12, 3r viernes )

El día siguiente, el laboratorio confirmaba que las huellas de Ronstadt estaban en el teclado de la computadora de Brasseur. Ya no se escaparía de la acusación de asesinato y se vería obligado a denunciar a su cómplice. También habían recibido el análisis de ADN de un pelo con raíz que habían encontrado en la ropa de Brasseur. No correspondía ni a Brasseur ni a Ronstadt y debía ser, por lo tanto, del asesino. Con estos datos, Trompel volvió a interrogar al detenido. - Ud estuvo en la casa de Brasseur y lo acompañó ahí el hombre que después estuvo con ud en el Cactus. Verificamos que sus huellas están en el teclado del computador y hemos encontrado rastros de otra persona. Así que, o me explica lo que pasó o lo acusamos de asesinato. El joven se derrumbó. - Fue horrible. El hombre forzó la cerradura y entró, diciéndome que esperara. Luego me hizo entrar y ví que le había cortado la garganta al ayudante del profesor Franquin. Me dijo que "hiciera lo mío", que él había despejado el terreno. Me puse nervioso y no logré conectarme. Rompí el computador como pude; luego le dije que nos fueramos. Entonces me dijo que necesitaba relajarse y me pidió llevarlo a algún night-club, porque conocía poco Bruselas. Así que lo llevé al Cactus. Cuando hubo bebido lo


suficiente, se despidió y yo me fuí también a mi casa. - ¿Cómo supo de él? ¿Dónde se juntaron? - Cuando me dieron las instrucciones para intentar obtener el programa o el acceso en la casa de Brasseur, me dijeron que enviarían a un "especialista" para asegurarme la entrada y que nos encontraríamos a la entrada. Me dieron la hora del encuentro y me esperaba frente a la puerta del departamento cuando llegué. - ¿Cómo se llama? - No lo sé. Cuando llegué, me preguntó si era Ronstadt y luego me dijo que venía a ayudarme. También me preguntó si hablaba alemán. Fue el idioma que usamos después. - ¿Podría describirlo, para un retrato hablado? - Seguro. - Llamaré a un dibujante. Del número de teléfono usado por Ronstadt, no se pudo averiguar nada: era un desechable de pre-pago. Hacer una llamada podría ser un medio para rastrearlo, pero sería arriesgado y podría poner sobre aviso a los contratantes. El retrato hablado, al contrario, podría ser enviado a todas las oficinas de la policía y a Interpol. Esa tarde, en el diario "Le Soir", que se distribuye después de las cinco de la tarde, apareció la siguiente noticia: "Jefe de informática de la Universidad de San Lucas acusado de espionaje El señor Mousin, jefe del sistema informático de esa universidad, proporcionó a una empresa extranjera el software desarrollado por los profesores Franquin y Marchant en el marco de un proyecto Esprit, de la Unión Europea. Este proyecto corresponde a la investigación de la memoria de los seres humanos y de un intento de copia de dicha memoria, en apoyo a la creación de una memoria que operaría con un sistema de inteligencia artificial. Se especula que podría ser utilizado por una potencia extranjera para detectar a disidentes mediante el registro no-autorizado de su memoria. A pesar de que la hija del ingeniero Mousin fue secuestrada para obtener el software mediante chantaje, la policía ha sido incapaz de detectar la operación y no ha prestado su colaboración para rescatar a la joven." El comisario Servais recibió el diario poco antes de la hora de su vuelta a casa. - ¡Ésto es un infundio! -exclamó, airado-. ¿Quién les habrá dado esta información? Llamó a Trompel y le comentó la publicación. - No revelarán la fuente -contestó éste, basado en su experiencia como periodista-. Pero ningún editor habría autorizado esta publicación sin haber verificado los antecedentes. Si nos acusan y acusan a Mousin, deben contar con datos que no publican, seguramente tergiversados. Podemos exigir que nos los entreguen. - Y hemos de desmentir totalmente esta información. Prepáreme un comunicado. Lo enviaremos inmediatamente a todos los medios. Y aviso a nuestro departamento legal para que los abogados hagan las reclamaciones pertinentes. - Debemos tener cuidado con el comunicado. Podrían haber hecho publicar ésto para verificar, en una eventual respuesta, que el programa que obtuvieron es legítimo. No podemos dejar adivinar nada. Y la universidad no debería arriesgarlo tampoco. - Avisaría a Mousin y Franquin. He recibido la información de la policía alemana -agregó el comisario-. Rosenwald no tiene antecedentes allá, pero aparece como gerente de una empresa de seguridad llamada "Geheimeziechereit (GeZi)", con sede en Aquisgrán. Quiero que vayas ahí el lunes


para investigar. Arreglaré que te acompañe un colega alemán. Luego, a través de los mecanismos de Europol, Servais se comunicó con la policía de Aquisgrán para darles los antecedentes y convenir el trabajo conjunto. Logrado el acuerdo, informó a su subordinado, que ya se había ido a casa, de donde debía dirigirse y a quién contactar. Trompel se reuniría con un inspector alemán y los dos visitarían GeZi para entrevistar a Rosenwald.

13.

( Día 15, lunes )

En Aquisgrán, la oficina de GeZi parecía aún más chica que la que ocupaba ocasionalmente Trompel cuando era detective privado. Acompañado del colega alemán que lo había recibido en la estación del TGV, fueron a la oficina cuya dirección ya tenía este último y tuvieron la suerte de encontrar ahí al secuestrador, lo que pareció aún más extraño al detective. Incluso parecía estarlos esperando y reconoció de inmediato lo ocurrido. - En efecto, tuve que encargarme de retener a Josefina Mousin. Uds ya sabrán que no le pasó nada y, si me acusan de secuestro, podré demostrarles que este hecho formaba parte de una operación mayor, destinada a rastrear una falsa empresa que realiza espionaje científico e industrial en la Unión Europea y en Estados Unidos. - Una operación mayor... ¿encargada por quién? - Trabajo para la CIA. - No me haga reir. - No es broma. Hable con el encargado de prensa de la embajada de Estados Unidos en Berlín. Se lo confirmará. Hace tiempo que estamos investigando la falsa empresa Globalteck, que se dedica al espionaje y al mercado negro de tecnología. Supuestamente tiene una sucursal aquí, áunque oficialmente parece estar en Bulgaria, donde no podemos entrar. He servido un par de veces para pasarles información errónea y tuvimos suerte de que me contactaran para este secuestro y organizarnos con la ayuda del ingeniero Benson para arreglar una transferencia segura del software y el correspondiente rastreo. - ¿Conocía a Benson? - Ya nos había ayudado en un par de casos. Apenas supimos que Globalteck andaba tras el proyecto MEMO de la universidad San Lucas, lo pusimos sobre aviso, pensando que quizás pidieran su ayuda ya que había colaborado en el caso de d'Aosta y BreinWerken. Fue una suerte que lo invitaran a venir personalmente a Bruselas. Así fue más fácil instalar las trampas. - ¿Hay una relación entre los dos secuestros, el de d'Aosta y el de Mousin? - Pensamos que BreinWerken estaba al servicio de Globalteck, pero no se pudo comprobar en ese entonces. Obviamente hay una semejanza en el modus operandi. ¿Hirieron primero a d'Aosta, no es cierto? Aquí, atacaron a Brasseur, pero se le fue la mano al delincuente o no entendió lo que debía hacer, y pasaron al secuestro y al chantaje. - ¿Ud no tuvo nada que ver con lo de Brasseur? - ¡En absoluto! Ví la noticia en el diario y me espantó. Yo no tengo nada que ver en ésto. No soy un asesino. Deben haber contratado a otra persona primero, pero cometieron un error y, como ésta fracasó, recurrieron -felizmente- a mis servicios para secuestrar a Josefina Mousin. - ¿Cómo se contactaron con ud y cómo involucró al joven que la atrajo para raptarla? - Me llamaron a mi teléfono móvil. Lo encontraron en la página web de GeZi. Para que la participación de Lorand, deben haber preparado el terreno de algún modo. Me dieron su teléfono y, cuando lo contacté, no presentó ningún reparo. Me extrañó un poco, pero preferí no pedir explicaciones, para no


descubrirme. Podrán contactarlo y preguntarle. A esta hora, ya no debe haber peligro para él. - ¿Su nombre es Lorand? - Alex Lorand. No conozco su dirección pero les puedo dar su teléfono. - De acuerdo. Lo interrogaremos. - ¿Ud mandó la información del caso al diario Le Soir? - ¿Cual información? Yo no he mandado nada a los diarios. Trompel le mostró el diario, que se había llevado. - Ésto es muy extraño. Parece una especie de venganza. ¿Querrán dejar en ridículo a la policía? - Trataremos de averiguar el origen de estos infundios. Pero dudo que saquemos algo. - Tendrá que acompañarme a la jefatura -dijo el policía alemán-, hasta que verifiquemos con la embajada de Estados Unidos que su participación en este caso es legítima. - No tengo inconveniente, al contrario. Son los gajes del oficio. Pueden contar con toda mi colaboración. Será mejor incluso, para mantener mi pantalla, que me traten en público como delincuente.- Dirigiéndose a Trompel, agregó: - Antes de salir, quisiera solicitarle que me hagan llegar la información que el profesor Franquin reciba de la copia del programa que dejaron robar. Será capital para saber quienes están detrás de todo ésto. No creo que sea la misma Globalteck, aunque es sin duda el intermediario y la responsable del asesinato y del secuestro. Pero nos interesa sobremanera saber quienes quieren adueñarse de este tipo de tecnología. - Ésto dependerá de nuestras autoridades y de las verificaciones que aún hemos de realizar. Pero también necesito que me de toda la información que tiene sobre Globalteck y cómo podríamos llegar a ellos. Enfrentan un serie cargo criminal por el asesinato. - Aquí está todo lo que sé de Globalteck -contestó, entregando una pequeña tarjeta de memoria SD-. No es gran cosa, pero indico cómo me contactan y cómo los puedo informar del avance de una operación. - ¿Ud les dijo que había liberado a Josefina Mousin? - No. Ellos me avisaron que habían conseguido la información que pedían y que "podía disponer de ella como me pareciera". No tenía que decirles lo que haría, incluso creo que preferían no saberlo. Pero debían pagarme aún una parte del precio convenido. El banco debería informarme hoy. Evidentemente, tenemos previsto rastrear el origen del dinero y me temo que no será fácil. Luego Trompel le mostró el retrato hablado del asesino. - ¿Ha visto antes este hombre? Es el que asesinó el joven ayudante del Proyecto. - No lo conozco. Pero si me deja este dibujo, lo puedo enviar a la CIA y podrían averiguar. Si obtengo noticias, se las envío. Parecía que no quedaba mucho por añadir y el policía alemán le pasó las esposas al agente de la CIA. Luego salieron y lo condujeron a la jefatura de la policía de Aquisgrán. Ahí, Trompel redactó un pequeño informe para los locales; se hizo una copia de la tarjeta SD de Rosenwald, que Trompel se llevó de vuelta a Bruselas. Llegado a la PJ, puso al tanto a Servais y le entregó la tarjeta. El comisario la copió en su propio computador y se la dejó para que hiciera lo mismo y estudiara su contenido. Informado de que Benson habría sido puesto sobre aviso por la CIA, decidió llamar de inmediato a éste. El americano afincado en España les confirmó que la CIA le había advertido de un posible intento de robo del proyecto MEMO y había preparado la programación de las trampas, convenciendo a Mousin de colocarlas apenas llegó a Bruselas.


14.

( Día 16, martes )

El día siguiente, Servais se puso a revisar el material proporcionado por Rosenwald. Había una lista de lugares en que Globalteck había hecho "negocios" y de equipos que había comprado, como también de desapariciones y accidentes sospechosos de personas que habían tenido contacto con ellos. Pero de nada ayudaba a la policía belga. Debía hacer otra cosa: interrogar a Alex Lorand, el joven que había segundado en Rosenwald para secuestrar a Josefina Mousin. Lo llamó al teléfono indicado por el agente de la CIA y lo invitó a presentarse. Cuando llegó, lo interrogó junto a Trompel, pero no logró ampliar mucho la información de que ya disponía. - Me llamaron por teléfono y no sé cómo consiguieron mi número ni cómo supieron que era amigo de Josefina. Me dijeron que necesitaban hablar con ella en privado, sin que su padre lo supiera. Solo tenía que recoger a la persona que la interrogaría y hacer que ella subiera a mi auto. Me aseguraron que no le pasaría nada y me pagarían mil euros. Ante esa suma y la seguridad de que no le pasaría nada malo, no me podía resistir. Pero me asusté cuando ese hombre le puso cloroformo. Me aseguró de nuevo que no le pasaría nada malo y exigió que lo acompañara hasta el hotel donde iban a quedarse. Me fuí después de dejarla en su habitación. Y unas horas más tarde, los mil euros estaban en mi cuenta. - ¿De que banco? - La ABN AMRO. - ¿Tiene datos del origen de la transferencia? - Es de otra cuenta del mismo banco pero fuera del país. Quizás con una orden judicial pudiese obtener más información, pero sería difícil obtenerla. Josefina Mousin no había querido presentar una demanda contra su amigo, aunque había decidido cortar toda relación con él. La ABN AMRO tiene sucursales en varios países de Europa y Asia, así como en las islas Jersey y Guernsey, y en Curacao. Sin duda las sucursales de las islas podían servir de enlace para operaciones encubiertas. A poco de despedir a Lorand, recibía una llamada de Franquin. - Comisario, hemos recibido datos del computador donde instalaron nuestra copia falsa del Proyecto MEMO. - ¿Y han obtenido datos útiles para nosotros? - Hay algunos datos que no sé interpretar. Deberé llamar a Benson, en Murcia: pueden ser datos comprimidos recopilados por las trampas que insertó. Si algo le puede ser útil, le avisaré. - ¿Y nada le indica el origen del envío, la ubicación de esa máquina? - Utilizan repetidores de la red Tor. Pero el último servidor Tor, que es el que vemos, está en Alemania. La policía alemana lo podría ubicar y exigir la información sobre el enlace anterior. Pero aún así, podría ser difícil llegar a la fuente ya que Tor tiene unos 3.200 "nódulos", que pueden reenviarse los datos entre sí varias veces antes de llegar al destinatario final. - Déme esa dirección: la enviaré a Europol para que intervengan los alemanes. Nota: Tor Project Inc. es una empresa sin fines de lucro (real) fundada hace 10 años en Massachusetts, que espera popularizar la navegación anónima por la web. Depende de voluntarios cuyas computadoras ayudan a redireccionar y ocultar el tráfico de internet. Se creó en 1996 como un proyecto del Laboratorio de Investigación Naval de Estados Unidos, supuestamente para camuflar la actividad en línea de disidentes en países que censuran Internet, como Irán y China. Recibe alrededor del 80% de su presupuesto anual de US$ 2 millones de


filiales del gobierno de EE.UU. que apoyan la libertad de expresión y la investigación científica. Atiende a unos dos millones de usuarios diarios. Servais anotó el IP, luego hizo el requerimiento a Europol y envió también la información por e-mail a Rosenwald, que -supestamente aún detenido- había vuelto en secreto a Berlín. De éste recibió a los pocos minutos el agradecimiento junto con la información de la CIA correspondiente al retrato hablado del asesino, que Trompel había entregado al agente norteamericano. - La CIA conoce a este hombre y lo ha llamado "John Death". Su nacionalidad y su nombre real son desconocidos y nunca ha podido ser detenido. Hemos sabido de su presencia en al menos seis ciudades de difentes países. Aparece, mata sin dejar huellas, y vuelve a desaparecer. Parece experto en cruzar fronteras sin ser identificado. Creemos que solo opera por contrato a pedido a servicios de seguridad de países anti-occidentales como Irán y Corea del Norte. No suele dejar testigos. Quienes han podido describirlo han vivido poco tiempo, sufriendo un accidente o desapareciendo sin dejar rastro. Recomendamos proteger a su testigo si aún está con vida. Servais llamó de inmediato a Trompel y lo envió con Yernault a la casa de los padres de Ronstadt. El joven seguía detenido, pero era posible que el asesino no lo supiera y podía ir a buscarlo a su casa. Cuando salían del auto y se acercaban a la entrada vieron salir al criminal, reconociéndolo por el retrato hablado. Los policías sacaron su arma y lo interpelaron. A una velocidad incríble, el hombre lanzó dos puñales hacia los policías -debía tenerlos en las mangas, listos para lanzar con cada mano- y se echó a correr. Uno de los cuchillos cortó el brazo izquierdo de Trompel. Los detectives dispararon y una de las balas dió en un hombro del delincuente, lo cual no lo detuvo. Alcanzó a dar vuelta a la esquina, donde se subió a una moto y huyó a toda velocidad. Yernault le hizo un torniquete a Trompel para detener la sangre que corría por su brazo. Recogieron los puñales como medios de prueba, para hacer un análisis de huellas. Luego, mientras su compañero permanecía en la entrada, ella llamó a la puerta y le abrió el señor Ronstadt. Se identificó y entró. Mostró el retrato hablado. - ¿Ud hablaron con este hombre? - Acaba de salir, en efecto. Dijo que venía de la Universidad San Lucas y quería hablar con Kurt acerca de su participación en una investigación. - ¿Cómo se identificó? - Nos mostró una credencial con el logotipo de la universidad, pero no llevaba su nombre y no nos lo dijo. - ¿Que le dijeron? - Que Kurt había sido detenido y que no sabíamos cuando lo soltarían. - ¿Nada más? - No. Se fue en seguida. - Bien. Este hombre no pertenece a la universidad y es un peligroso criminal. Si lo ven de nuevo, llámenos en seguida y, sobretodo, no lo dejen entrar. Se despidió y llevó a Trompel a la clínica que atendía a los policías para que le revisaran la herida.

15.

( Día 17, miércoles )

Entretanto, Benson había pedido a Franquin que le retransmitiera los datos recibidos del proyecto pirateado, confirmándole que eran datos encriptados que podrían identificar la máquina en que corría el


programa. El día siguiente, míércoles, lo llamaba para ponerlo al tanto. - Han instalado el programa en un computador chino Tianhe-1A, un supercomputador que se conoce desde el año 2010 y opera con chips Nvidia Tesla. Ese año, le ganó a un CRAY XT5 Jaguar. - ¿Entonces el robo fue de los chinos? - No necesariamente. Los chinos pueden haber vendido uno de estos computadores a Corea del Norte. Les sería útil para sus proyectos de misiles balísticos y de colocación de satélites. - ¿Entonces lograron reproducir e instalar también el sistema operativo? - Así parece. Pueden haber comprado algunos de los primeros Blue de IBM o antiguos Cray en el mercado negro. Así, tendrían el sistema operativo. Y, ya que su máquina usa chips Nvidia, no habrán tenido dificultad para ello. - En fin, ya sabemos donde fue a parar el programa. ¿Podemos esperar una transferencia de la información que recojan? - No lo creo. Lo que recibimos corresponde a una pequeña ráfaga de datos, que solo dura un par de segundos. Detectarían y bloquearían fácilmente una transmisión mayor. - ¿Y podemos enviar de vuelta una orden para bloquear o destruir el programa? - Instalé la bomba lógica y depende de que no la hayan descubierto. Se activará en cuanto traten de copiar la memoria de su tercer sujeto. pero si logran hacer la ingeniería inverse y decodificar el programa, podrían encontrarla y sacarla de la copia de seguridad que, sin duda, habrán hecho. - ¿Y recibiríamos de nuevo la indicación de puesta en marcha? - Quizás: si no la anulan también. Depende de sus ingenieros. Esperemos ser mejores que ellos. - De acuerdo. Informaré a nuestra policía, aunque en ésto no nos puede ayudar. Servais recibió la información de este diálogo entre Benson y Franquin. Minutos después le llegaba un llamado de la policía de Aquisgrán. - Han puesto una bomba en la oficina de GeZi. Como ud sabe, no había nadie ahí, pero el criminal quizás no lo sabía, pero debe haber sabido que Rosenwald fue liberado. - ¿Solo afectó a esa oficina? ¿No podía tener otro blanco? - Fue muy calculado y específico. La bomba fue puesta en el sistema de aire acondicionado, junto a la rejilla que daba a esa oficina. Su poder era calculado para destruir esa oficina y solo causar daños menores en las vecinas. Y fue llevada ahí por un robot del que hemos encontrado pequeños trozos. Habría sido imposible para una persona avanzar por los ductos, y el sistema de vigilancia habría detectado a un intruso si hubiese entrado en forma normal. - ¿Avisaron a Rosenwald? - Ya le mandamos todos los detalles. - ¿Sabe como ubicaron su oficina? - Esto era fácil. Conociendo la dirección de la página web, podían consultar Whois para saber a quien pertenece y así obtener la dirección. Luego deben haber revisado el edificio y conseguido los planos de la instalación de aire acondicionado. - Ésto y mandar un robot con explosivos implica mucha preparación. - Sin duda. No les faltan recursos. - Si fue tan bien preparado, es extraño que no esperaran a Rosenwald. Tiene poco sentido destruir su oficina vacía. - Se corrió la voz de que había salido en libertad. Deben haber pensado que iría a su oficina. Pero quién entró fue la sirvienta que hacía la limpieza una vez por semana. La bomba debe haber activada por un detector de movimiento y estalló cuando ella entró, matándola. - ¿Han podido identificar sospechosos? - Es imposible por ahora. Nuestros expertos estudian los restos de la bomba. Ud sabe que siempre hay una firma y veremos si la podemos asociar a otro hecho o a algún criminal, pero tomará tiempo.


- De acuerdo. ¿Les podemos ayudar en algo? - Si obtienen antecedentes de posibles involucrados, nos podrían ser útiles. Lo mismo si avanzamos aquí: le mantendré al tanto. - Gracias. Adios. En ese momento llegó la inspectora Yernault. Informó a Servais que el día anterior había sido descubierto el cadáver de un joven en su auto, en un estacionamiento de las afueras de la ciudad de Ottignies, la que queda cerca de la universidad de Lovaina-la-Nueva. Ella encabezaba el equipo a cargo del caso y acababa de descubrir que la víctima era un estudiante de psicología que había participado en el estudio de Franquin y Marchant, por lo que le había parecido necesario avisar al comisario. Había sido degollada desde atrás. "Igual que Brasseur" notó Servais. Estos dos elementos parecían ligar los dos casos entre sí. ¿Estarían tratando de eliminar a todos lo que supieron del pirateo del proyecto MEMO? Con este caso y la información recibida de Franquin, Servais se comunicó entonces con Rosenwald. Éste ya había recibido la información de la policía de Aquisgrán y también la de Benson. El comisario aprovechó de hablar brevemente al espía del nuevo joven degollado y de contarle que el asesino también había visitado los padres de Ronstadt, de donde había logrado huir, aunque lo habían alcanzado a interpelar. Rosenwald se mostró entonces preocupado por el joven Alex Lorand que lo había ayudado a retener a Josefina Mousin. Los asesinos podían considerar que era otro "cabo suelto" que debía ser eliminado. Servais estuvo de acuerdo y decidió advertir al joven y tratar de protegerlo, él y su familia. Como Rosenwald había recibido una bomba en su oficina, llamó de inmediato a los Lorand y les aconsejó alejarse de su casa hasta que la revisara el escuadrón anti-bombas. Avisó luego a éstos, para que fueran a revisar la casa. Por orden de Servais, Trompel y Yernault salieron detrás de la camioneta del escuadrón de bombas. Cuando se acercaban a la residencia Lorand, en la avenida de las Dríadas, en Boitsfort, vieron venir en sentido contrario un motociclista que, al verlos, se dió rápidamente la vuelta para huir en sentido contrario. Trompel adelantó la camioneta y se puse a perseguir el motociclista, que parecía ser el mismo que se le había escapado cerca de la casa de Ronstadt. El hombre trató de escapar dirigiéndose hacia un sendero para peatones, al lado de una cancha de juegos, pero no logró saltar encima de la cadena que impedía el paso de vehículos. Su moto se enredó en ella y él salió proyectado, chocando violentamente contra un poste de alumbrado. Los policías se habían bajado de su auto y se acercaron corriendo. El delincuente no volvía en sí y vieron que su casco estaba destrozado. Mientras Trompel lo revisaba, Yernault pidió el envío de una ambulancia. En ese momento sintieron una explosión. Detrás de ellos, la casa Lorand estaba en llamas. Trompel dejó al herido con la inspectora y volvió hacia la camioneta del escuadrón de bombas. Uno de los técnicos ya se ponía en pie, a medio camino entre el vehículo y la casa. Pero otro, que había abierto la puerta yacía en el suelo, cerca de la casa. Su gesto, seguramente, había detonado la bomba y ambos habían sido botados por el desplazamiento de aire, pero el que estaba más cerca parecía herido, con el uniforme en parte quemada. Felizmente llevaba la gruesa protección propia de su oficio y, lentamente, se fue incorporado. Llegada la ambulancia, los paramédicos sacaron el casco del motorista descubriendo que tenía una herida sangrante en la cabeza y, sin duda una conmoción cerebral, ya que seguía desmayado. Le aplicaron una compresa y lo subieron a la camilla. Los bomberos estaban llegando y empezaron a apagar el incendio. Su paramédico examinó el policía botado por la explosión pero no le encontró nada


grave. Trompel comunicó lo ocurrido a Servais. Éste le ordenó acompañar al herido al hospital en la ambulancia y a los de bombas a volver a su cuartel, mientras Yernault se quedaba frente a la casa, en espera de los técnicos que, junto a los bomberos, analizarían la escena. En la ambulancia, Trompel, con su celular, tomó una foto del rostro del criminal y sus huellas digitales, enviando todo a la central. En el hospital, esperó el diagnóstico, que no tardó en llegar: el hombre tenía una fractura del cráneo y un hematoma subdural pero no parecía haber hemorragia cerebral. Podía volver en sí en cualquier momento. Curada la herida, fue enviado a un box de recuperación, donde Trompel lo esposó a la barandilla de la cama. Si era el "John Death" señalado por Rosenwald, intentaría sin duda escapar apenas volviera en sí. Finalmente llegó otro policía para montar guardia y Trompel pudo volver a la central. Dió las últimas informaciones a Servais. No quedaba más que esperar los resultados de la búsqueda de antecedentes asociados a la foto y las huellas del malhechor. Confirmaron que no aparecía en las bases de datos nacionales y enviaron la información a Interpol, así como a Rosenwald. El día siguiente recibían información de la policía alemana: el criminal se llamaba Wolfgang Riebenstahl, ex-miembro de la policía de Alemania Oriental. No tenían ninguna información acerca de sus actividades: desde la reunificación, era un "fantasma". Lo habían identificado a partir de los archivos de la ex-RDA. La encuesta había terminado. Servais y Trompel trabajaron en el informa final que debían remitar a la Justicia. FIN


2020 AC-DC Éste es un ensayo de aplicación de un mismo guión básico en dos períodos históricos muy distantes. Estamos, por una parte, en 2020 AC (Antes de Cristo), al final del período neolítico, en una zona de bosques que, mucho más tarde, serían las Ardenas belgas. En el neolítico, los hombres pasan progresivamente de una economía de predación (caza, recolección) a una economía de producción (agricultura, ganadería). Donde estamos, los hombres viven todavía de la caza de grandes piezas en el bosque constituído de hayas, robles, avellanos et algunos pinos en las zonas más rocosas. Según la estación, recogen también avellanas en el bosque y moras en los bordes de los ríos. También limpiaron un campo, donde cultivan trigo y cebada, entre un pequeño río y la cueva que les sirve aún de abrigo. Estamos, por otra parte, también en el año 2020 DC (Después de Cristo), en plena era de la información y de la informática, en Rochefort, en las Ardenas belgas, un pequeña ciudad al borde del río Lesse. Los habitantes viven sobre todo del turismo y también de una empresa de telecomunicaciones por cable que propulsó la actividad comercial de la zona y que se instaló en la parte alta de la ciudad, no lejos de su antiguo castillo.

1

*AC*

Era la hora de levantarse. El alba despuntaba y el sol no tardaría en aparecer en el horizonte. Dentro de poco, cuando la luz penetre en la gran cueva que lo cobijaba, el Clan del Oso comenzaría a agitarse. Con la luz, se podrían admirar las pinturas ancestrales de animales que nadie era capaz de reproducir hoy. Este arte se había perdido hacía siglos. A veces los niños jugaban agregando el contorno de sus manos, trazados con carbón, o algunos dibujos muy elementales, pero el tiempo los borraba rapidamente. Erhem se estiró, acomodó la piel que le servía de ropaje y se acercó a la entrada para ver el estado del fuego del cual debía ocuparse ese día. Como previsto, aún había suficientes brasas para reanimarlo rapidamente, lo cual permitiría a las mujeres cocer las galletas del desayuno. Gustaba de mirar el surgir del sol en el horizonte, más allá del bosque que se extendía hasta donde la vista alcanzaba. ¿Habría algo aún más lejos? Nadie lo sabía. Los que se lo habían preguntado y habían intentado averiguar la respuesta nunca habían vuelto. Digió luego la vista hacia el valle y el bosque más cercano, pensando en la caza que deberían iniciar el día siguiente, porque las provisiones de carne se terminarían hoy. Las dificultades no se limitaban a la astucia de los animales: la existencia de otro clan que pretendía usar el mismo coto de caza era una complicación mayor. Debían a todas costas evitarlo ya que, de lo contrario, podría haber una sangriente batalla. Pasando al lado del fuego, salió al exterior y su mirada fue atraída por una forma alargada en el suelo, unos pasos más allá. Reconoció de inmediato que se trataba de un cuerpo. ¿Habría salido alguién antes


que él? ¿Pero por qué estaría acostado en el suelo, afuera? Se acercó y lo empujó, pero sin observar reacción alguna. Como el hombre estaba de lado, lo puso de espaldas y vió que estaba blanco como nieve e igual de helado. Muerto. Sin embrago, no había estado enfermo. No era normal. Debía avisar al jefe del clan. *DC* Eran las seis de la mañana. El sol iba a levantarse y el alba ya estaba clara. Pero nadie se habría dado cuenta de ello en los locales de Ethercom, en la gran propiedad que poseía la empresa en la meseta de Rochefort, no lejos del antiguo castillo que dominaba la pequeña ciudad al borde del río Lesse. Todo estaba iluminado con ampolletas LED de bajo consumo, alimentadas por las baterías cargadas durante el día por las celdas solares que cubrían toda la superficie externa del enorme edificio. Edouard Lapit se estiró, saltó de su catre, se duchó rapidamente para luego ponerse el short y la camiseta con el logotipo de Ethercom. Debía primero que todo verificar los datos del programa de vigilancia del estado del sistema central, lo que podía observar en la pantalla de su cuarto. Como lo esperaba, los prámetros estaban dentro de los márgenes de seguridad. Pasó entonces a la cantina para desayunar y se fue luego a la celda de control de flujos. Ese trabajo era complejo y absorbente. La megared mundial se veía constantemente agredida por intrusos que intentaban apropiarse de los canales, las más de las veces para actividades ilícitas, lo cual causaba millones de euros en pérdidas para Ethercom. Parar estos ataques era una batalla de nunca acabar en la celda de control de flujos. Como ninguna alerta había sonado durante la noche, todo debía estar en orden y prodría tomar el lugar de su colega Julien Danloy, del turno nocturno, para monitorear el flujo diurno. Le detector de la puerta de entrada reconoció el chip de radiofrecuencia RFID que llevaba implantado en el brazo y le abrió el paso. Se acercó a su colega, que no se movía, y se sorpendió al ver que la pantalla prinncipal estaba cubierta por el protector electrónico, esconndiendo las operaciones en curso. ¿Dormiría Danloy? Ésta era una falta grave. Lo llamó entonces, pero no obtuvo respuesta. Empujó la silla, haciéndola girar y vió que su colega estaba páido, inmóvil y con la cabeza caída hacia el pecho. ¡Muerto!

2

*AC*

Como no podía hacer nada por él, el deber de Erham era avisar enseguida el jefe del clan. Regresó al interior de la cueva y se dirigió al rincón más alejado, donde el jefe tenía su estera. Éste acababa de despertar, y lo puso al tanto. - ¿Quién es? -preguntó. - Es Adhir. - ¿Y qué hacía afuera? - No tengo idea. Era mi turno de reactivar el fuego. Dormí cerca y no lo oí salir. - Vuelve a la entrada. No dejes que nadie se acerque, para no borrar indicios. A la pasada, llámame el heraldo: le diré de avisar a todos de lo que deben hacer. Y voy a pedir una reunión del Concejo de Sabios para nombrar un investigador y preparar el entierro. *DC* Como no podía hecr nada por el muerto, el deber de Lapit era, ante todo, de asegurar la red. Reactivó la pantalla y verificó los parámetros de todos los canales: eran felizmente normales para el período que podía visualizar. Pero haría falta una investigación más exhaustiva remontando en


el tiempo hasta el momento en que su colega había perdido el control. Manteniendo un ojo sobre la pantalla, según las normas, dictó el código de alerta que activó el teléfono. - Central de alertas -respondió una voz, en el parlante de la sala-. ¿Cuál es la emergencia? - Al entrar aquí, acabo de encontrar muerto al operador de noche de la celda de control CC-5. Los parámetros actuales de los flujos están OK. Echen a andar los procedimientos que correspondan. - Avisamos a Seguridad. Evite tocar lo que sea. Pasamos en control de flujos de CC-5 a CC-15. Puede ir allá para hacer su trabajo. - De acuerdo. Solo toqué la tecla de reactivación de la pantalla. Ahora me voy.

3

*AC*

El Concejo, formado de cinco ancianos, todos de entre 28 y 30 años por cuanto pocos eran los que sobrepasaban esa edad, se reunió de inmediato y decidió en cargar a Zihjt la investigación de lo ocurrido. Se consideraba a Zihjt como el mejor seguidor de pistas del clan. *DC* El servicio de seguridad bloqueó de inmediato el acceso a CC-5 excepto para sus propios hombres. En un caso tan grave, debían necesariamente avisar a la policía pero había hartas otras tareas que solo investigadores internos podrían realizar: analizar los sumarios electrónicos de las actividades internas y de la red que podían estar vinculadas a CC-5 y a Danloy, revisar los videos de seguridad de las salas y pasillos, etc. Así, el análisis interno se encargó al ingeniero Maurice Dagent. Una hora después, éste acompañaba al inspector Joseph Trompel y al técnico en huellas de la Policía Juidical a la celda 5.

4

*AC*

Zihjt fue a examinar el muerto. Como no observó ninguna herida, postpuso un examen más a fondo y consideró más urgente estudiar el trayecto que había seguido Adhir. Esperaba poder determinar si había salido porque se sentía mal y si alguién lo acompañaba. Volvió así a examinar la salida de la cueva y la zona del fuego. Encendió su propia antorcha para ver mejor el recorrido que el muerto debió efectuar desde su estera hasta la salida, examinando el suelo con cuidado. Había varias huellas, pero difíciles de apreciar porque había poco polvo en el suelo de piedra y varias personas ya habían hecho el mismo trayecto. Y como todo el clan empezaba sus actividades, mientras más avanzaba, más huellas se mezclaban donde eran visibles. Así, no pudo observar nada anormal. ¿Por qué había salido Adhir antes de la hora habitual? ¿Y de qué había muerto? *DC* Dagent aseguró la entrada a los policías y se quedó a distancia mientras observaban el muerto y el técnico hacía lo necesario para encontrar huellas digitales y otras posibles pistas físicas. Las pantallas estaban apagadas: no servirían de nada a la policía, que debían recurrir a los propios técnicos de Ethercom cuando los delitos informáticos en la red eran demasiado complicados. Las únicas huellas que encontraron en el teclado y la pantalla principal eran las del mismo Danloy y un dedo de Lapit. El resto estaba limpio. Y como el sistema acondicionado filtraba el polvo y que los empleados de esta zona vivían en el complejo, no había huella de pasos. Si alguién hubiese venido del exterior -y franqueado los controles-, podría haber dejado alguna huella, pero no era el


caso. Haría falta la autopsia para determinar la causa de muerte de Danloy. Por ahora, parecía una muerte natural. Después de la toma de fotos de rigor, Trompel llamó a los camilleros, que se llevaron el cuerpo a la morgue. - ¿Tiene alguna idea de la hora de muerte de este hombre? -preguntó el inspcetor-. Estoy seguro de que puede saber facilmente a qué hora dejó de trabajar. - Tenemos en efecto un registro de actividades en otra máquina. También tengo en este momento a un experto analizando los videos de seguridad de esta lugar y de los entornos. Si me acompaña a mi oficina, puedo llamarlo para que nos informe. - Vayamos allá. Una vez llegados, Dagent llamó al encargado de revisar los videos. Éste confirmó que nadie había entrado en CC-5 antes de la llegada de Lapit. Y Danloy parecía haber tenido un episodio de hiperactividad durante cinco minutos a partir de las cinco de la mañana; luego había quedado totalmente inmóvil. Ésta debía ser, por lo tanto, la hora de su deceso o, en todo caso, de lo que lo había provocado. ¿Era la consecuencia de ese período de hiperactividad? ¡habría que analizar los registros de seguimiento de las operaciones de CC-5 a esa hora.

5

*AC*

Zihjt volvió a examinar Adhir con mayor cuidado. Ya sabía que no había ninguna herida a la vista. También sabía que el hombre tenía buena salud, al menos hasta el día anterior. Poco antes lo había acompañado en la última caza y no había demostrado cansancio alguno. Era aún joven y vigoroso. Revisándolo encontró clavada en su cuello una pequeña aguja de pino. La sacó con cuidado y vió que tenía una punta extremadamente afilada y de color blanco, mientras el resto tenía color verde. La guardó en un pedazo de piel curtida y siguió explorando el cuerpo. Pero no encontró nada más. *DC* El médico legista inició la tarea de la autopsia con sumo cuidado et muchas dudas: no encontró ningún signo externo que pudiese ayudarlo. El sujeto era un hombre joven, de unos treinta años, y claramente en buena forma física. Sin duda hacía regularmente deporte, lo cual podría sin duda ser confirmado por la empresa. El estudio de los órganos internos le confirmó esta opinión: estaban todos perfectamente sanos, excepto quizás el cortex visual, donde el microscopio le hizo surgir algunas dudas. Con la mayor ampliación, pudo ver que el estado de las neuronas era tal que el hombre debió estar ciego en el momento de su muerte. Realizó un análisis químico, pero éste no reveló nada anormal. Era al nivel del citoesqueleto de las células (su envoltura) que se había producido un cambio increíble: se había solidificado y no podía dejar pasar el flujo normal de iones. Nunca había visto ésto en un cadáver ni en la literatura médica. Llamó por teléfono al mejor neurólogo que conocía, el cual le confirmó que era un caso absolutamente excepcional. ¿Cómo saber lo que había provocado este cambio? Decidió congelar el cerebro y los ojos de la víctima, para conservarlos lo mejor posible para una investigación futura. Luego redactó su informe y lo envió al inspector Trompel.

6

*AC*

Como las últimas nieves se habían derretido pocos días antes y que había llovido al inicio de la noche, el terreno donde se terminaba la roca del acantilado estaba aún fangoso. Zihjt recorrió un centernar de metros en el borde inferior del acantilado, delante de la cueva. Había huellas de los movimientos de la


tribu el día anterior, pero ya eran a penas visibles, borradas por la lluvia. Sin embargo, también había huellas frescas que se dirigían hacia el riachuelo, lejos del camino que el clan utilizaba habitualmente para ir a recoger su principal bebida. Iban en la dirección de otro contrafuerte rocoso, donde sabía que el Clan del Ciervo tenía su cueva. Eran numerosas y calculó que cuatro hombres debían haber pasado por ahí, en los dos sentidos, sin duda después del término de la lluvia nocturna y antes del amanecer. Solo podían ser los asesinos, qui debían haber caminado después dentro del agua, ya que no había huella más allá. ¿El clan del Ciervo habría hecho una incursión durante la noche? ¿Pero por qué? ¿Y por qué Adhir se había levantado y había salido? ¿Por qué nadie lo sintió? ¿A qué hora ocurrió? Su cuerpo estaba frío y rígido. Calculó que, por lo tanto, había pasado al menos la quinta parte de la noche desde su muerte. *DC* Dagent conectó su computador al sistema de supervisión de la actividad de los controladores y llamó la secuencia de CC-5 desde las 4.30 de la mañana. En su pantalla, una columna mostraba los parámetros que habían sido grabados minuto a minuto y otra la actividad del operador. A las 4 con 48 minutos, el canal V18 había cído por debejo de los parámetros normales y el operador había verificado que uno de sus servidores había fallado, pero el servidor de respaldo se había puesto inmediatamente en marcha. Por lo tanto, no tuvo que intervenir manualmente. A las cinco exactamente, cosas totalmente anormales empezaron a aparecer en la pantalla: líneas de código, numerosas, que no correspondían a nada esperable, en la primera columna. Y en la de respuesta del operador respuestas sí-no acompañadas de movimientos y clics del ratón. Al cabo de quatro minutos todo volvió a la normalidad en la primera columna y la segundo quedó vacía. La primera conclusión era, por lo tanto, que había habido una intrusión en el sistema de control. ¿Pero de donde provendría? El sistema de control de flujos era uno de los mejor protegidos, en el seno de una empresa donde las normas y procedimientos de seguridad eran ya de los más elevados del planeta. Dagent pasó al registro de control de acceso al sistema de vigilancia de flujos. Todas las entradas eran las de los operadores cuando se habían hecho cargo de su turno, a los once de la noche anterior. Excepto una. Había una entrada a las cinco de la mañana, pero su identificación había sido borrada. Ésto significaba que un hacker había podía traspasar el cortafuego, introducir un "virus" y luego borrar su entrada. Debía ser muy experto para lograr esta hazaña.

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Zihjt volvió a examinar las huellas de pasos fuera de la cueva. Parecía un grupo de personas, pero había algo extraño. Comparó las huellas que iban en la misma dirección y descubrió la anomalía: eran exactamente las mismas, en las dos direcciones: debían ser de un solo hombre que quizo hacer creer que había pasado un grupo. De lo contrario, debería haber diferencias en la forma de las huellas. ·Ésta es una treta inteligente" pensó. "¿Pero por qué?" ¡Otra pregunta más! Examinó de nuevo el río y lo siguió por varios centenares de metros: no salía de él ninguna huella y, en realidad, no lo esperaba. Estaba persuadido ahora de que todo había ocurrido entre el río y la cueva. ¿Habría un asesino en el clan? ¿Y conocería una nueva arma? *DC* Como el procedimiento normal solo podía mostrar los códigos transmitidos y no el estado de la pantalla del operador, Dagent pensó que quizás no fuese lo que Dagent había visto. Una primera


forma de verificarlo sería de ver sincrónicamente las imágenes tomadas por la cámara de vigilancia. Las llamó por lo tanto en otra pantalla e hizo partir los dos registros cinco minutos antes de las cinco. La cámara mostró efectivamente una variación anormal de los colores de la pantalla que estaba observando Danloy, como si hubiese mirado fotos o televisión, durante los cinco minutos fatídicos.

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Zihjt se fue a buscar al jefe del clan. Le rindió cuenta de lo que había observado y le mostró la pequeña espina. - "Hoofd, la única cosa que parece haber herido a Adhir es esta pequeña espina. ¿Algo tan pequeño puede producir la muerte?" - "¡Debemos preguntarle al chamán!" Éste miró la espina y se rascó la cabeza. - "Es una aguja de pino, pero afilada y untada con algo que podría ser un veneno. Nunca había visto ésto. Este color blanco no puede ser de la espina: fue colodo por alguién. Proviene quizás de una planta que mata. Porque como hay plantas que curan, las hay que pueden matar. Les sugiero atrapar vivo a algún animal en la próxima caza y pincharlo con esta aguja. Sabremos entonces si fue lo que mató a Adhir." El chamán le estaba devolviendo el dardo a Zihjt cuando unos niños pasaron corriendo detrás de él y lo atropellaron, lo que hizo que pinchara a su interlocutor en la mano. Zihjt retiró la mano por reflejo y la miró. Iba a decir algo, pero las palabras se le atragantaron. Su vista se enturbió y sintió que su cuerpo se paralizaba. Sus pulmones de bloquearon y perdió el conocimiento, cayendo al suelo. Su corazón dejó de latir. *DC* Dagent hizo entonces una copia de los códigos anormales y la instaló en otro computador para tratar de reprodcir lo que había ocurrido realmente. Por seguridad y para documentar su investigación, puso en marcha la cámara de alta definición sincronizada con la nueva pantalla, que filmaría ésta al mismo tiempo que lo vigilaría a él mismo. Luego lanzó el software pirata reconstituído. Los últimos parámetros de flujos de CC-5 aparecieron para luego dejar lugar a una imagen: un vampiro que batía las alas y un mensaje que decía "Juege conmigo: 1=Sí 2=No". En su otra pantalla, Dagent vió que Danloy había marcado varias veces el 2. Hizo lo mismo. Cada vez volvía la misma imagen y el mismo mensaje. La otra pantalla mostraba que Danloy había probado todas las formas de escape posibles. Los reprodujo también, uno por uno. Luego apareció una imagen rotativa que lo hipnotizó rapidamente. Hubo una ráfaga de relampagos que lo cegaron y perdió el conocimiento. La secuencia de códigos externos había llegado a su fin.

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Zihjt había caído y no se levantaba. El chamán lo examinó pero sabía ya que el pequeño dardo acababa de matarlo del mismo modo que Adhir. Pero era inconcebible que Adhir se hubiese pinchado él mismo. Por otra parte, como lo había explicado Hoofd, las huellas examinadas por Zihjt no llegaban hasta el lugar donde se había desplomado, a una decena de pasos de la cueva y a una centenar del bosque. Y el chamán no conocía ningún instrumento capaz de lanzar agujas a tal distancia. ¿Entonces: de dónde había llegado el dardo y cómo?


*DC* Fue Edward Weinbraith, el adjunto de Dagent, que encontró a éste una hora más tarde, cuando vino a informarle de su inspección en los otros departamentos de la empresa. Avisó de inmediato al gerente del nuevo fallecimiento y éste llamó otra vez al comisario Trompel. Mientras esperaba a éste, ordenó a Weinbraith de retirar la memoria de la cámara especial que había instalado Dagent y lso dos la miraron en otra máquina. Dagent había comentado en voz alta todo lo que había hecho, lo cual les permitió seguir paso a paso el desarrollo de su investigación y de ver la secuencia hipnotizante y la ráfaga de relámpagos sin ser afectados por éstos por cuanto ocupan solo una parte de la pantalla. Cuando llegó Trompel, después de mostrarle la oficina de Dagent y el cadáver, le mostraron la grabación, explicándole los aspectos técnicos de los comentarios de Dagent. Todos estuvieron de acuerdo en concluir que los relámpagos debían ser la causa, directa o indirecta, de la muerte de Dagent y Danloy. El informe del médico legista que había examinado el primero y que Trompel recibió unas horas más tarde venía confirmar esta hipótesis.

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Hoofd, jefe del cland del Oso, y Gneesh, el chamán, decidieron encargar a otro rastreador, Thorn, el examen de las huellas y otras posibles pistas. Thorn decidió entonces dividir en cuatro la zona de investigación: el río, tanto hacia el norte como hacia el sur, el bosque más allá del río, el campo y la zona entre el río y la entrada de la cueva, donde había huellas, y finalmente la cueva misma. Llegó rapidamente a las mismas conclusiones que Zihjt. Hoofd y Gneesh encargaron también a Wherk, el fabricante de armas, buscar el instrumento que podría haber lanzado los dardos y tratar de identificar al culpable. Wherk era un verdadero genio. Había inventado los bastones de tiro, que permitían aumentar la fuerza del brazo para lanzar javalinas más lejos que antes y mejor que lanzas. También estudiaba el uso de ramas de árboles dobladas para lanzar aún más lejos, ya que había observado como hacían saltar la nieve cuando se alguién doblaba una rama cargada. *DC* Luci Rossi, gerente general de Ethercom, reunió en su oficina los jefes de los diversos departamentos de la compañía para discutir las medidas que debían ser tomadas. Se pusieron de acuerdo para encargar al Departamento de Programación el estudio del código de la secuencia de video hipnotizante y al Departamento de Seguridad programar un sniffer ("olfateador"), una aplicación que buscase en toda la red huellas del código pirata y tratase de seguir su recorrido. Una célula de control de flujos que estaba en reserva sería la encargada de esta exploración. La desiganron como CC-13, número que solo se utilizaba de modo extraordinario. Y Edward Weinbraith, que trababa también en forma habitual para la NetPolice, la policía de la Red, sería el ingeniero encargado de esa celda.

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Hoofd acababa de terminar la conversación con Gneesh y Wherk cuando su atención fue atraída por un hombre que estaba cerca del fuego. No era miembro delclan y parecía querer hablar con alguién. Se


accercó a él. - ¿Qué desea? - Soy Spreek, del clan del Ciervo. El jefe de nuestro clan está muy enojado con uds. Nos llega cada vez menos agua y dice que se debe a vuestros cultivos. Les pide que reduzcan éstas y nos dejen llegar más agua. La Madre-Agua no es propiedad de nadie y todos tienen igual derecho a su bendición. - Su jefe se equivoca. Casi todo el agua que usamos vuelve al río y nosotros también tenemos menos. ¿No se fijaron que lluvió mucho menos este año? La Madre-Agua nos esconde su cara tanto como a uds. - Si llueve menos, deben usar menos agua. Es el mensaje. Si no recibimos más agua, deberemos obligarlos. - ¿Es por ésto que mataron a uno de nuestros hombres? - ¿De qué habla? - Uno de nuestros hombres apareció muerto esta mañana. Había huellas de pasos que iban en dirección a la cueva de su clan. ¡Si es su manera de advertirnos, también podríamos tomar represalias! - No sé nada de ésto. Voy a avisar a nuestro jefe. Tendrán pronto noticias. Y el hombre se fue. *DC* Lucio Rossi acababa de dictar instrucciones cuando su secretaria le avisó que el gerente de la compañía eléctrica Electrabel lo llamaba. Tomó la comunicación. - Señor Rossi, acabo de saber que su empresa pidió el retiro de los medidores eléctricos y, por lo tanto, la desconexión de nuestra red. ¿Piensan operar sin electricidad? - En absoluto. Tenemos ahora suficientes paneles solares para proveer todas nuestras instalaciones. Por lo tanto ya no necesitamos de sus servicios. - Debo recordarle que tenemos la concesión exclusiva de toda la producción eléctrica con fines comerciales. Desde este punto de vista, consideramos que su decisión es ilegal. - ¡Nada de ésto! No comercializamos la electricidad que generamos: la utilizamos y aportamos por lo tanto a los esfuerzos mundiales de reducción de la contaminación y de substitución de fuentes energéticas. - Pero utilizan esta electricidad en su red de cables. Ésto es comercialización. - Comercializamos los canales de comunicación. Los flujos de señales son producidos por nuestros clientes. - Pero uds los reproducen y amplifican con su propia electricidad. Ésto es ilegal. Parece ser su punto de vista, pero no el nuestro. Entonces deberemos reclamar una compensación ante los tribunales. Ésto es asunto suyo. Si nos demandan, responderemos. - Entonces, avise a sus abogados para que se preparen. Adios, sr.Rossi. - ¡Adios!

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Thorn no podía explorar todo el bosque: los hombres del clan nunca habían llegado a su otra orilla. Incluso recorrer la zona en que acostumbraban cazar tomaría mucho tiempo. Estimó que, de todos modos, si hubiesen huellas anormales, debería ser en la proximidad de la cueva y dedicó por lo tanto toda una jornada a recorrer este sector. Pero no encontró nada. Propuso entonces a Hoofd poner ahí trampas, en caso de que el asesino volviese. Las señalizarían de un modo que solo los miembros del clan las advirtiesen.


*DC* Weinbraith estudió la situación. Un proceso normal de búaqueda con un sniffer, incluso con un programa de inteligencia artificial como el que podía instalar, podría requerir años por la vía normal dada la cantidad de canales y de mensajes por filtrar. En realidad virtual, ésto se traducía por un enorme entrelazado de autopistas, de rutas locales e incluso de senderos, recorridos por todo tipo de medios de transporte, desde peatones hasta coches de carrera. Sin olvidar los corredores que intentaban algunas veces hacer cross-country, atravesando campos y bosques para ir de un poblado a otro. Todos portaban bloques de información, como piezas de Lego, que formaban -a su llegada- desde cortos mensajes SMS hasta enormes aplicaciones científicas o comerciales. Y todos podían llevar polizontes: virus de todo tipo. Pero era tarea de los clientes tener guardias para detectarlos, mientras la Netpolice debía ocuparse de los peleadores y terroristas. Weinbraith no debía vigilar todo ni infiltrarse por todas partes. Había cuellos de botella, puntos de convergencia inevitables, algunas rutas por donde todos debían pasar si la comunicación era de larga distancia: las fibras ópticas internacionales y los enalces satelitales. Aparte de los alrededores inmediatos de Ethercom, que debería vigilar en detalle, bastaría con colocar filtros en los servidores de transmisión de las fibras, que desviarían todos los bloques sospechosos hacia uno de los supercomputadores Craymax de Ethercom que sería destinado exclusivamente a seguir los paquetes de bits sospechosos. El acceso a los satélites era un problema más complejo: pertenecían todos a SatelCorp y eran intocables, pero todos estaban vinculados a estaciones terrestres donde las fibras volvían a tomar el control.

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De lo que Thorn estaba convencido era que no podría buscar las huellas de un animal. Las huellas entre el río y el cadáver de Adhir eran claramente las de hombre. Como no iban más lejos, debería buscar otros rastros de pasos humanos fuera de la cueva. Si alguién, adentro, estaba implicado, debería determinarlo de otra forma. *DC* Weinbraith conectó el casco de realidad aumentada al terminal de la celda CC-13 que estaba conectado ahora al gran Craymax destinado a llevar la investigación. Podía ver el sniffer como si fuese un perro de caza o incluso como una manada, ya que el olfateador se multiplicaba en clones en función de las detecciones logradas por los filtros. Los vería entonces correr por el bosque que rodeaba la sede de la empresa y a lo largo de las autopistas. Una vez que aparecía un paquete de bits sospechoso, lo vería como un zorro. Entonces sería fácil capturarlo y, al menos en teoría, copiar su cabeza (la dirección de destino) y su cola (la dirección del remitente). Y de destruirlo, cortándole cabeza y cola si el cuerpo era igual al código asesino.

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El clan tenía algunos músicos. Habían descubierto cómo hacer tambores tendiendo pieles sobre pedazos de troncos huecos y flautas con huesos perforados. Uno de los flautistas tenía un problema: una piedrecilla se había introducido en su flauta y le impedía producir los sonidos deseados. A pesar de que la sacudía en todos los sentidos, no salía. Fue a consultar a Wherk, que las fabricaba, para pedirle


consejo. Éste le recomendó de probar soplando muy fuerte después de tapar todos los hoyos salvo el de la boca y uno que sirviera de salida. Así, tapó todos los laterales y se puso a soplar. La piedra se atascó y la flauta casi le escapa de las manos. Le dió vuelta, soplando por el otro extremo. Entonces la piedra salió disparada, seguida de un silbido, y golpeó la mejilla de Wherk que estaba mirando el experimento. Éste se dió cuenta de inmediato de que había descubierto una nueva arma. Si el hoyo longitudinal era suficientement estrecho, bien podría ser el arma con la cual se había lanzado el dardo envenenado. *DC* Hay que saber que todas las transmisiones en la red mundial se dividen en pequeños bloques que viajan por diferentes rutas, el mensaje completo siendo reconstituído solamente en el último servidor, más próximo al destinatario. La velocidad de desplazamiento depende del largo de la ruta y del número de viajeros. Y cada bloque contiene ambas direcciones, la del remitente y la del destinatario, así como un código de integridad. Cuando los bloques llegan a destino, estos códigos son verificados y, si el cálculo no es correcto, se pide de inmediato el reenvío del bloque correspondiente. Son estas direcciones que deben permitir al sniffer identificar la fuente y la meta. Pero un experto puede falsificar la fuente, generalmente "secuestrando" el computador de un tercero para obligarlo a enviar el mensaje como si fuese suyo. Es la modalidad más frecuente de la guerrilla digital. Se debe entonces hacer un cruce entre los computadores secuestrados para buscar la fuente común.

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Thorn había criado y había logrado domesticar un lobato que, ahora, lo acompañaba cuando iba por el bosque y ayudaba al clan en la caza. Los dos exploraban ahora este bosque en un sector cercano a la zona que se reservaba el cercano clan del Ciervo. El lobo se puuso a ladrar frente a un tronco muerto. Thorn vió que tenía un hueco. Despejo la abertura para que entrase más luz y descubrió un largo hueso tallado en forma de flauta. Pero era una fllauta extraña: no tenía hoyos laterales, sino solo en sus extremidades. Sopló adentro, pero no salió ningún sonido. Intrigado, lo guardó y fue a mostrarlo a Wherk, quién comprendió inmediatamente que podía ser el arma del crímen que servía para lanzar dardos. Pero la víctima debía estar bastante cerca, lo cual complicaba su uso. *DC* Weinbraith comenzó explorando el bosque, su entorno virtual inmediato. Su perro de caza se lanzó varias veces detrás de un animal, pero solo se trataba de liebres y no de zorros. Falsas alarmas, que servían sin embargo para afinar el olfato del sniffer (perfeccionar su código) y, por lo tanto, no eran una pérdida de tiempo. Sin resultado aún, lanzó luego los perros hacia las autopistas (y, por lo tanto, los servidores de transmisión de las fibras ópticas). Después de varias horas de búsqueda infructuosa, un zorro apareció por fin a lo lejos. Uno de los perros se lanzó a perseguirlo pero, cuando se acercaba, el zorro lo detectó y, cosa totalmente inesperada, pareció enrollarse y se transformó en erizo. El perro se detuvo abruptamente, sorprendido. Así, el programa pirata era capaz de detectar un sniffer y de encapsularse. Detectarlo y seguirlo sería así mucho más difícil. Habría que programar un 'olfateador' mucho más poderoso o buscar otro método. ¡Decididamente, el hacker era muy capaz!


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Thorn no había encontrado nada y Hoofd, el jefe, se impacientaba. Los víveres comenzaban a escasear y necesitaban volver a cazar cuanto antes. Pidió por lo tanto al chamán que interrogase los espíritus. Llegada la noche, el clan se reunió en torno al fuego y el chamán echó sobre éste raíces secas que sólo él conocía. Comenzó luego su canto y, poco a poco, entró en transe. Se puso entonces a hablar en una lengua que nadie conocía y pareció dialogar con los espíritus que los miembros del clan creían ver bailar en las volutas de humo. También tuvo una visión: un hombre caía muerto, como Adhir, pero no era un miembro del clan del Oso. Por la manera en que lo veía vestido, parecía ser del clan del Ciervo. *DC* La noche se acercaba y Weinbraith no quería abandonar la búsqueda ni dejarla en manos de otra persona. Se conectó a la cafetería del edificio y se hizo enviar una pizza y agua mineral. Cuando las recibió, puso el sistema en modo de detección automática: si el sniffer encontraba un paquete sospechoso activaría una alarma sonora. Después de haber comido y bebido, echó hacia atrás el respaldo de su sillón semejante a los de las clase ejecutiva de los aviones y dejó el sueño invadirlo. Varias horas habían pasado cuando sonó la alarma. Con el casco de RV siempre en la cabeza y frente a los ojos, vió inmediatamente que uno de sus perros seguía a un zorro que se introducía en una madriguera. Pasó en modo de texto y vió que el paquete entraba en un servidor de Venscom, una empresa competidora. Copió la cabeza y la cola para verificar más tarde el contenido y siguió la progresión: otros paquetes iban llegando y se pegaban al primero. Venscom era por lo tanto el destinatario. El mensaje completo se reconstituyó y se lanzó al ataque de otro computador de la misma empresa: era el que controlaba sus flujos, protegido por un potente corta-fuego. Pero el virus emitió una contraseña y atravesó el corta-fuego. Para ver lo que hacía, Weinbraith debía también atravesar ese corta-fuego. Hacer ésto en una máquina de un competidor no era fair-play, pero el ingeniero podía valerse de su pase de la NetPolice. Y lo que observó era lo que más temía: el programa se desplegó y lanzó la conocida carga mortal.

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El día siguiente al alba, en la entrada de la cueva donde dormía el Clan del Ciervo, los primeros en levantarse encontraron muerto al gardián del fuego. El chamán del clan, que lo examinó, encontró el pequeño dardo que lo había alcanzado pero no entendía cómo podía provocarle la muerte. Recorrió los alrededores y vió las huellas de pasos que se dirigían hacia el río, orientados hacia los dominios del Clan del Oso. ¿Tendrían ellos una nueva arma y estarían dispuestos a iniciar una nueva guerra? *DC* Cuando, el día siguiente, el operador encargado de la supervisión de las comunicaciones entró el la oficina de control de Venscom, encontró muerto al operador nocturno. La pantalla que debía vigilar estaba inutilizada y el computador bloqueado. El análisis posterior del computador no arrojó resultado alguno: su memoria RAM y su disco SSD habían sido borrados. Los antiguos discos duros magnéticos podían ser recuperados después de un borrado si no eran reescritos, pero no ocurría lo mismo con los nuevos discos donde el borrado era absoluto y definitivo. Se hizo una


búsqueda en servidor de transmisiones et se detectaron las huellas de un mensaje que parecía venir de Ethercom y estaba dirigido al computador de supervisión. No solo era muy extraño que un mensaje entrase a una cuenta segura sino aún más que ese mensaje viniese de Ethercom. ¿Un ataque pirata? ¿De un competidor?

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Zzyvherr, el jefe de la tribu del Lobo, sentado delante de una de las grandes casas hechas de troncos de árboles derribados y limpiados de ramas a golpe de hacha de piedra pulida, se sobaba las manos. Los ataques de Dohd, su mejor cazador, contra los clanes del Oso y del Ciervo habían sido coronoados de éxito gracias a las sarbacana y el veneno descubierto por su chamán. Así, los dos clanes entrarían en guerra, lo que encontraba muy entretenido y mucho menos peligroso que atacarlos directamente. Estaba orgulloso de los avances técnicos de su tribu y despreciaba a los "primitivos" del oeste del bosque, que vivían aún en cuevas. Pero envidiaba sus cultivos, que no había podido desrrollar por falta de agua. Y agua, ellos la tenían en abundancia. *DC* Chem Pei, el presidente de SatelCorp, fue informado por videoconferencia en su pantalla mural de tamaño natural que el ataque a Venscom había coronada del éxito: el computador había sido bloqueado, lo cual era lo más importante y había fracasado la primera vez, en el caso de Ethercom. Parecía también que, en los dos casos, la aplicación había sido eficaz para dejar fuera de combate a los operadores, impidiéndoles dar la alarma. Quería provocar cuanto antes una crisis general, una verdadera guerra entre proveedores de transmisiones digitales. Nuevos ataques tendrían lugar en las noches siguientes.

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Thorn fue a avisar al jefe del clan. Como las otras pistas, bien endebles en realidad, apuntaban siempre en la dirección del clan del Ciervo y que no deseaban entrar en conflicto con éste, Hoofd decidió informar al Guardián, el solitario que guardaba el menhir sagrado en un sitio que ambos clanes respetaban. Siguiendo el riachuelo hacia el sur durante un par de horas, se llegaba a un punto donde éste se alejaba del acantilado. Había una pequeña subida que llevaba a una especie de alta planicie con el gran menhir en su centro. Nadie sabía su origen y nadie se atrevía a acercarse sin la presencia del chamán y sin realizar unos exigentes rituales: era un lugar sagrado y la "torre" -como la llamaban ellos- estaba protegida por espíritus violentos que no se podía desafiar. La torre tenía también su propio guardián reverenciado por todos y que servía ocasionalmente de mediador para solucionar conflictos entre clanes. *DC* Weinbraith informó al gerente de sus descubrimientos. Convinieron en que, para evitar una guerra abierta entre competidores, lo mejor sería comunicar esta información a la dirección de Vencom. Prepararon entonces un mensaje relatando todo lo que había ocurrido y lo que habían descubierto, enviándolo luego al director de esa empresa.


La noche siguiente, Weinbraith dejó a su asistente en su lugar para vigilar y seguir las alertas y se fue a su casa. Vivía en una pequeña vivienda de Rochefort, a pocos minutos en auto de la sede central de Ethercom.

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El guardián del menhir había sido contactado ya por el jefe del Clan del Ciervo y se había enterado de que, allá también, había habido un ataque. Había entonces frenado el ardor del jefe, que quería atacar al Clan del Oso. Creía que los del Oso habían respondido a lo que les había parecido una provocación. Pero el Clan del Ciervo no había asesinado a nadie. El guardián pensó entonces que ambos clanes podían haber sido atacados por otros. - Si convocaramos a los chamanes de ambos clanes, podríamos invocar a los espíritus de los muertos y a la diosa Luna que debió observar lo que ocurrió de noche, y ellos podrían decirnos de dónde vinieron los ataques. Pronto habrá luna llena: será el momento más propicio. - Que así sea. Nuestro chamán estará aquí mañana al anochecer. Que la Luna le sea propicia. *DC* La mañana siguiente, el asistente de Weinbraith le informó que nuevos ataques habían tenido lugar. Tres computadoras de diferentes empresas habían sido tocadas y el análisis de las direcciones de los remitentes enviaban de nuevo a máquinas zombíes. En los tres casos, el computador atacado había sido inutilisado por un borrado completo de la RAM y del disco duro. Pero era imposible, a distnacia, saber si los operadores también habían muerto. Efectuaron entonces un análisis de los zombíes: se trataba cada vez de máquinas con dirección IP fija, gran capacidad de RAM y alta velocidad de proceso, condiciones necesarias para que el software pirata pase desapercibido y sea enviado en su integridad.

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Llegada la noche, el Guardián y los dos chamanes se reunieron alrededor del fuego, frente al menhir. El Guardián lanzó al fuego callampas secas que produjeron una humareda que, con la ayuda de su danza, los fue hipnotizando. Los espíritus se apersonaron entonces en el humo y les revelaron que el ataque provenía de un gran claron en el bosque que se encontraba lejos hacia el este, onde un poderosos enemigo quería provocarlos. Pero nos espíritus no revelaron porqué. Ni como defenderse. Y no dijeron nada del agua. El Guardián, que sabía que el agua preocupaba a ambos clanes, les recomendó de todos modos que realisasen una ceremonia de oración para pedir la renovación de las bendiciones de la Madre-Agua y lluvias abundantes. *DC* Weinbraith se puso a analizar a fondo las huellas de las transmisiones en la entrada y la salida de los computadores zombíes. Con un poco de suerte, podrían disponer de un filtro de seguridad qui conservase las direcciones IP de los paquetes de bits recibidos y enviados. Con las direcciones de los paquetes enviados hacia las máquinas atacadas, sería fácil encontrar su identificación en las listas de entradas y, luego, de encontrar el número IP desde el cual habían sido enviados. Y si


estas nuevas direcciones correspondían también a zombíes, se podría repetir el proceso hasta que las IP coincidiesen, lo cual permitiría encontrar la fuente real. La operación no fue fácil: había que comprara las listas a ojo desnudo para luego reconstruir las rutas, porque el pirata se había cubierto siguiendo varios desvíos. Pero, finalmente, quedó sólo un número IP: 63.48.71.555.26.8. Bastaba ahora consultar un servidor de nombres: este número correspondía a Satsa, una filial de SatelCorp, la multinacional que controlaba la red mundial de satélites de telecomunicaciones. Todos los computadores atacados pertenecían a controladores de fibras ópticas y funcionaban con el sistema operativo Optix, un derivado el viejo unix, adaptado a las potentes máquinas con núcleo electro-óptico. ¿Se preparaba SatelCorp a una "guerra dulce" (softwar)? Weinbraith puso al tanto a su jefe y a su asistente, para convenir una estrategia de defensa frente a esta eventualidad.

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Los espías de Zzyvherr le reportaron que nada ocurría a la orilla del bosque del lado de los calnes provocados. La guerra que esperaba no se estaba produciendo. Decidió entonces dar un paso más: raptar a uno u otro de los cazadores de estos clanes, para enfurecerlos más y obtener más información. *DC* Mientras tanto, Lucio Rossi había encargado el análisis del código del virus que se había introducido en CC-5 y había provocado la muerte de Danloy y Dagent. Era un trabajo de retroingeniería batsante complejo pero mucho más breve y simple que analizar toda una aplicación normal. Este procedimiento había sido esencial por largo tiempo para la confección de antivirales pero había si abandonado porque solo podía funcionar a posteriori y, como tomaba tiempo, llegaba siempre atrasado. Se había logrado desarrollar otro método, semántico, basado en la identificación de las operaciones ordenadas al procesador, que detectaba y bloqueaba los accesos prohibidos al sistema operativo. Pero había quedado claro que el antivirus de Ethercom no había podido detenerlo. Como el computador atacado tenía un procesdor ótico, era evidente que el virus debía utilizar los comandos del sistema operativo OptiX. Se sabía por lo tanto cual era el lenguaje de base que debía usar el virus et cuales eran los comandos que debía utilizar para el efecto observado. Un virus ordinario, para mantenerse muy pequeño, usaba profusamente rutinas ya incluidas en el sistema operativo, lo que se expresaba en numerosos JMP (jump) en el lenguaje del OptiX. Eran estos JMP ilegales que el antivirus debía detectar. Pero no había JMP en el virus asesino. Sin duda, en el caso observado, debía tener muchas llamadas a los comandos gráficos ya que generaba patrones y relámpagos hipnóticos. Ésto implicaba necesariamente llamados a los recursos gráficos del OptiX por medio de JMP (que no había) o bien enlaces directos hacía punteros $E5-$E7, que era lo que había sido usado. Y los numerosos llamados se producían gracias a un comando DO...WHILE exponencial que creaba líneas de código en el receptor -en vez de enviarlas- y producía colisiones gráficas, generando los relámpagos. Luego, un segundo DO...WHILE reemplazaba todo lo que había en el disco duro reptiendo el código EOF ("end of file": fin de archivo) para borrarlo y terminaba escribiendo FF en toda la RAM para borrar éta et suprimir la huella del virus. Pero esta parte no había funcionado: solo el primer DO se cumplió escribiendo un EOF porque, en vez de escribir WHILE, se había escrito WILE, lo que había parado la ejecución. ¡El programa del virus no había sido bien revisado! ¿Estaban tan apurados que olvidaron la etapa de limpieza?


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Wherk había acompañado al chamán a la cita con el Guardián del menhir pero se había quedado cerca del río durante la ceremonia sgarada. Cuando ésta terminó, como estaba impaciente y frustrado por no haber encontrado nada, acompañó el chamán parte del camino de vuelta pero lo dejó para seguir investigando en el bosque. Se alejó hacia el este. Fue cuando un grupo de cazadores de la tribu del Lobo cayó sobre él. No tuvo tiempo para reaccionar: un golpe con el canto de un hacha de piedra lo dejó inconsciente y fue llevado a una de las cabañas tribales. Lo ataron a uno de los postes de madera, donde volvió poco a poco en sí sin saber donde estaba. *DC* Esa noche, Weinbraith decidió dejar la tarea de seguimiento a sus ayudantes. No había nada más que hacer sino esperar la alarma eventual del olfateador ya que otro ingeniero había sido encargado del análisis del virus. Decidió ir a buscar a su esposa a su salida de la oficina que ocupaba en el servicio de informática de la municipalidad. Siempre la pasaba a buscar cuando salía temprano, para volver juntos a casa. De lo contrario, ella volvía a pied ya que la ciudad era pequeña. Activó el implante telefónico que tenía bajo la pera y le adivirtió que estaba listo para pasar a recogerla. Tomó entonces el city-car eléctrico que la empresa ponía a su disposición y bajo hacia la ciudad. Acababa de estacionar frente al municipio cuando un hombre de tez amarilla y ojos de almendra, armado de una pistola electrónica, ocupó bruscamente el segundo asiento y le ordenó cortesmente de salir de inmediato y tomar la carretera hacia Namur. Más valía obedecer ya que una descarga de esta arma lo dejaría inconsciente por varias horas. El hombre se ordenó no hacer ninguna llamada telefónica. Weinbraith pensó que se mujer tuvo razón al escribir su tesis sobre la "socioecología posglobal" y que Asia se acercaba a la conquits de Europa. Cinco minutos después de salir del problado, el asiático le hizo parar en el borde de la ruta y le ordenó poner el vehículo en piloto automático, para que vuelva solo a la sede de Ethercom. Gracias al GPS y al programa prefinajado, todos los vehículos de la empresa podían volver de este modo y, para poder volver, grababan el camino de ida. Por este motivo, sin duda, el secuestrador no quería seguir. Otro vehículo los esperaba en la cercana entrada de un camino vecinal. El desconocido obligó Weinbraith a subir a bordo, le vendó los ojos y le ató las manos; luego subió al lado del conductor. Anduvieron otros cinco minutos por el asfalto y luego penetraron en un camino de tierra, apenas visible entre los árboles del bosque.

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Se sorprendió al ver la cantidad de gente que se desplazaba en su proximidad y más aún al ver la cantidad de construcciones que jamás había visto. Algunos niños pelaban la corteza de troncos cortados y unos hombres pasaban su punta por el fuego, lo que los endurecía y protegían de la humedad. Luego los plantaban, formando la estructura de una nueva cabaña. Las mujeres tejían ramas, formando las paredes. Éstos debían ser los enemigos que los espíritus habían revelado al Guardián el menhir. Luego vió también otro grupo de hombres salir del bosque llevando un ciervo que colgaba muerto de una larga vara. Pero lo que le pareció extraño es que no sangraba. Y los hombres llevaron más varas, sin ninga punta de lanza. ¿Carazarían con bastones? Cuando los cazadores se alejaron, vió a algunos niños jugando con pequeños bastantes y huesos que se llevaban a la boca, apuntándose unos a otros.


Entendió entonces que las varas servían para lanzar los dardos mortales como el que había matado a Adhir. Debían ser ellos los autores del ataque. Sabía ahora donde estaban y quienes eran. ¿Pero cómo escapar? *DC* Diez minutos más tarde, desembocaban en una gran propiedad rodeada de altas rejas e iban a parar delante de una cabaña, a unos cincuenta metros de la casa principal. Weinbraith fue guiado hacia el interior, donde lo sentaron en una silla. Retiraron le venda de sus ojos y le deataron las manos, por lo que pudo observar la habitación. No había ventana ni decoración alguna. Estaba ante una mesa, en el centro de la pieza y, contra el muro, había otra mesita con un ordenador. Cuando le dejaron solo, lo encendió y vió que era un Empiryx con el sistema Vistar pero sin conexión a red alguna. Intentó entonces activar el implante telefónico de su garganta para avisar a su esposa, pero no funcionaba. O bien lo habían anulado cuando entró en la cabaña o bien se encontraba en un campo magnético que impedía las transmisiones. ¿Qué querrían de él? ¿Y quién le había secuestrado? Sin respuesta y sin nada que hacer, se puso a rezarle a San teilhard para que le ayudase. Teilhar era el patrón de los científicos desde su canonisación, unos meses antes, mientras en la década de 1960 sus obras habían sido retiradas de los seminarios por culpa de su teoría de la evolución y su propuesta de desarrollar una "mística de la ciencia" como base de la moral, cosa que no gustaba en absoluto a los cardenales de la Curia romana. Treinta años después, la teoría de la evolución había sido por fin admitida por la Iglesia católica y Teilhard rehabilitado. EL desarrollo de los medios de comunicación y de la telemática que dieron origen a la "Era de la Información" confirmaron su pronóstico del desarrollo de una "noosfera" (esfera del conocimiento) mundial y de una "espíritu de la humanidad", lo cual volvió a poner en valor sus teorías y se transformó en una corriente de opinión tan importante que condujo a su canonisación. Y al culto de le rendían los científicos creyentes.

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Ghnees, el chamán, llegó así solo a la cueva de clan. A la caída del sol, la esposa de Thorn se inquietó de no ver llegar a su marido y avisó de llo al jefe Hoofd. Ghnees leur explica que Thorn lo había dejado para continuar su exploración y que lo había perdido de vista al volver de la cereminia. También transmitió al jefe el mensaje de los Espíritus. Éste se quedó pensativo. Si había un clan o una tribu con nuevas armas que quisiera molestarlos, la defense podría ser difícil. Sería útil saber más antes de la confrontación. Quizás los mercaderes, que pasaban de tiempo en tiempo por el clan, podrían decirle más. Si es que llegaban a tiempo. ¿Habría Thorn sido secuestrado por estos nuevos enemigos? *DC* Marie José Weinbraith había salido del ayuntamiento pensando encontrar a su marido con su vehículo unos pasos más allá, pero no lo encontró. Recorrió la cuadra de ida y de vuelta por unos diez minutos, pensando que se habría retrasado por alhguna urgencia y trató de ubicarlo con su implante telefónico, pero no obtuvo respuesta. Llamó entonces a su oficina, pero la secretaria le confirmó la hora de su partida. Debió, por lo tanto, haber ocurrido algo grave y decidió pasar a la comisaría, donde le contó lo ocurrido al comisario Trompel, que estaba de guardia. Éste pensó que lo ocurrido podía estar ligado al asunto de las muertes en Ethercom. Y lanzó un boletón de alerta, considerando la desparición como un posible secuestro.


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Zzyvherr quería interrogar a Thorn acerca de lo que ocurría en su clan, esperand osaber si la batalla estaba cerca. Pero ninguno hablaba la lengua del otro. Zzyvherr había ganado su autoridad gracias a su porte y su habilidad para la caza. Pero era lejos de ser inteligente y no había pensado a este aspecto del secuestro. Debió rendirse a la evidencia y aceptar que no había sido la mejor de sus decisiones. Llegada la noche, Thorn pudo ver a la luz de la Luna que el clan se reunía alrededor de una zona circular cerrada por una empalisada. De cada cabaña salió un hombre vestido y con la cabeza adornada de plumas de color. Éstos penetraban en ese lugar mientras los otros, con las mujeres y los adolescentes se reunían alrededor. Oyó entonces cantos cada vez más rápidos, marcados por el ritmo de tambores. La gente que alcanzaba a ver se puso a bailar y repetía los estrebillos. Esta tribi celebraba de este modo el plenilunio, igual que se propio clan. *DC* Después de una hora de soledad, otro asiático entró en la pieza donde estaba encerrado Weinbraith y se puso a interrogarlo acerca de lo que había ocurrido en Ethercom. Como no veía ninguna razón para guardar el secreto acerca de los daños y furioso por la muerte de sus colegas, dió cuenta rápidamente de los acontecimientos. Pero prefirió callar lo que sus pesquisas habían logrado descubrir. Descontento, el asiático encendió el computador y lanzó un programa que hizo aparecer varios gráficos en la pantalla. Obligó a Weinbraith a observarlos y se sintió pronto hipnotizado. Pero era extraño: se sentía como desdoblado. Había un yo que veía una especie de bruma de color cambiante, entendía las preguntas y contestaba. Y otro yo que veía al primero y seguía siendo capaz de controlar las respuestas. Si el objetivo era obtener de él "la verdad", quedaba claro que la aplicación no servía para nada ya que respondía lo que quería y no lo que querían escuchar, auqneu seguía con la impresión de estar soñando. En el otro extremo del mundo, Chem Pei, el presidente de SatelCorp, observaba el interrogatorio en su pantalla de video. Una microcámara le permitía observar la escena en tiempo real. Se sorpendió al oír que los operadores habían muerto. No era su propósito. Era cierto que había pasado lo mismo con losprimeros monos sometidos a la prueba, pero el programa había sido corregido y, en los últimos ensayos, los monos volvían en sí después de una hora de inconciencia, lo que era más que suficiente para cubrir el período proyectado para el ataque general. Afinar mejor tal efecto podría tomar varias semanas. Gracias a sus enormes instalaciones, que contaban con el mejor de los laboratorios de neurotecnologías, tenía expertos y aparatos que permitían lograrlo. Pero no querían esperar más. Simepre podrían hacer algunas pruebas complementarias reduciendo la intensidad de los relámpagos. Esa noche había plenilunio, pero a nadie le importó.

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La caza necesaria para obtener carne había sido exitosa el día anterior, por lo que Hoofd decidió, junto al Consejo, hacer una batida por el bosque en dirección del este para intentar saber donde estaba realmente el enemigo, cual era su potencia y si era el autor de la desaparición de Thorno. Estaba claro que deberían ir más lejos que nunca porque no habían encontrado nunca a ningún desconocido en el bosque sino solo sus competidores del otro clan.


Los hombres fueron enviados dos a dos con la orden de evitar todo contacto y de vigilar la luminosidad del bosque para poder volver antes de la caída de la noche. Cuando el sol se puso, dos equipos volvieron con la ansiada información: habían descubierto un claro donde había construcciones de un tipo que nunca habían visto y Thorn estaba atado a una de ellas. Habían escapado por un pelo de un pequeño grupo de cazadores que volvía con un corzo colgado de una pértiga. *DC* En ausencia de Weinbraith, Juana Suarez fue encargada del trabajo de identificación de la fuente de los ataques. Lanzó su perro de caza hacia el IP 63.48.71.555.26.8. El 8 final indicaba la máquina y el 26 la red interna a la cual pertenecía. Al llegar al sector 26, la mujer descubrió algo muy extraño: para ir hacia el puesto 8 veía, en realidad virtual, veía que el perro se lanzaba por un sendero empedrado: una vieja línea telefónica con modem ADSL, un sistema que se había dejado de usar unos años antes ya pero que las compañías telefónicas aún soportaban en sus redes fijas. La líena estaba activa y había un potente computador conectado. ¿Dónde estaba realmente este computador? El dominio internet de Satelcorp era de la serie .net et, por lo tanto, VeriSign -que distribuía estos dominios- debía saber donde estaba el servidor principal. Requerida por NetPolice, VeriSign reveló que estaba en Manila, en las Filipinas, donde también estaba la sede central de SatelCorp, como todos sabían. Pero la máquina 26.8 podía estar estar en Tumbuctú con una empresa tan grande como ésta. Había que poner un trazador sobre la pista de la subred 26, que debía pasar por un central telefónico. La localisación de éste diría en que zona georgráfica se encontraba. El trazador encontra la conexión: en la región de ... ¡Rochefort! Y la compañía dió el número de teléfono y la dirección exacta. No estaba en Raochefort mismo, sino en Jamblinne, un pueblito a una decena de kilómetros. Saber más sería asunto de la Policía Judicial.

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Basado en la descripción de los exploradores, Hoofd decidió que un ataque directo para liberar a Thorn no sería posible. Incluso si pudiesen aliarse para ello con el clan del Ciervo, algo debido a la competencia por el agua, la batalla podría ser muy dura. Había recurrir a una treta. *DC* El comisario Trompel fue avisado del descubrimiento del lugar donde debía estar el computador pirata. La finca de Jamblinne fue sometida a vigilancia tanto por tierra como por satélite. En tierra, solo se podían ver las entradas y salidas de personas y vehículos ya que la ruta de entrada daba una vuelta en el bosque que circunvenía la casa. Las fotos satelitales mostraron tres construcciones que se pudo identificar como la casa principal, una pequeña casa aneza y un garaje. Fue necesario establecer una vigilancia satelital permanente para saber lo que ocurría en la propiedad. Yno ocurría gran cosa: dos hombres cubrían ocasionalmente el trayecto entre una y otra casa. Pero lo que parecía más significativo era que en las horas de comida uno de ellos llevada una bandeja desde la casona hacia el anexo et la retiraba poco después. Ahí, por lo tanto, debía haber un huésped que no podía salir. ¿Weinbraith? El contador kilométrico del vehiculo que Weinbraith había usado mostraba que había ido lejos et el trayceto resgistrado mostraba que había ido en la dirección de Jamblinne. Debía en consecuencia haber sido llevado en otro automóvil que podía no haber ido muy lejos: hacia ese lugar.


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Se encargó a los cazadores capturar vivo un cervato, lo que evitaban generalmente, mantando y consumiendo solamente caza adulta. Un equipo lo liberaría en el borde del bosque, enviándolo hacia el poblado enemigo, para atraer a los cazadores. Un segundo equipo alcanzaría entonces a Thorn para liberarlo, para volver todos, en pequeños grupos dispersos, hacia la cueva del clan. *DC* Trompel se reunió con el comandante de los Servicios Especiales de la gendarmería para planificar el ataque a la propiedad. Ya había pasado la época en que podían presentarse en una puerta pidiendo cortesmente poder entrar. Ante un posible secuestro, los Servicios Especiales actuaban con fuerza y rapidez. Un análisis geotérmico satelital había mostrado que no había más de tres personas en cada casa y nadie en el garaje. Los comandos atacarían de noche, saltando con escaleras las rejas electrificadas, lo cual era más silencioso que llegar por helicóptero. Lanzarían franadas electrónicas que anularían todos los aparatos de este tipo et rodearían los dos edificios ocupados, para penetrar ahí luego y reducir a los ocupantes.

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El plan de los hombres del Oso se puso en marcha pero no pudo realizarse como planeado. Desde la orilla del bosque, no vieron a Thorn donde estaba en la expedición anterior. Aunque solo eran visibles mujeres y niños, no podían arriesgar un ataque sin saber donde buscarlo. Los varones de la tribu podían estar en las cabañas y él podía también estar en cualquiera. ¿O estaría muerto? Por lo tanto, se dió la orden de dar media-vuelta. *DC* El comando que atacó la casa principal no encontró resistencia. La puerta exterior no estaba cerrada con llave y pudieron entrar en silencio. En la planta baja había un salón, un comedor, una cocina, un escritorio y una sala de video-conferencia con un puesto de control en un pequeño anexo. Ahí dormitaba un guardia que debería haber estado vigilando algunos monitores. En el psiso superior había dormitorios vacíos. En otro piso estaban los dormitorios de servicio, donde encontraron la cocinera y un mayordomo, ambos dormidos. En la casa anexa, las cosas fueron más complicadas. La puerta estaba con llave y era reforzada. Debieron volar las visagras con un poco de cordita, lo cual alertó a los dos guardias que estaban adentro. Recibieron a los gendarmes con un nutrido fuego de armas automáticas pero, al mismo tiempo, los comandos les lanzaron una granada aturdidora que los puso fuera de combate el tiempo sufiente para entrar y completar el trabajo con disparos de taser, armas que disparan dardos eléctricos. Fuera de un pequeño salón y una cocina ,había dos dormitorios. Uno estaba abierto y vacío. El otro estaba cerrado y, cuando trataon de abrir la puerta, recibieron a su vez una descarga eléctrica. Como no pudeiron encontrar el mando que anulada este efcto, cortaron la energía en toda la propiedad, debiendo también apagar el generador que se había puesto en marcha automáticamente en el garaje. Pero aún así, la puerta no se habría. El ariete tampoco dió resultado: bajo la madera había acero, tanto en la puerta como en el marco. Era una típica "cámara de pánico". Tuvieron que recurrir a una lanza de oxi-acetileno para cortar lapuerta. Y encontrar la pieza vacía. La policía técnica, llamada entonces, encontró las huellas de uno de los guardias y de Weinbraith. Había estado ahí pero debió haber sido trasladado y no se encontraron otros rastros de él en la propiedad.


El computador del anexo era efectivamente, como pudieron comprobar, el que había enviado el virus. El cable de unión a la red había sido retirado -lo cual había impedido el acceso de Weinbraith a la red- pero había un cable exterior enterrado que lo unía al puesto de control de la casona y que servía también a las cámaras de vigilancia que había por todas partes.

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La noche había pasado. Thorno despertó transido de frío: debió haber sido abandonado al principio o en la mitad de la noche, muy fresca, sin nada para cobijarse. Vió que ya no estaba en el poblado enemigo. Estaba en el centro de una círculo de piedras, lo cual le dió mucho miedo. Para su clan, los círculos de piedra eran encantados y nadie podía penetrar en ellos sin una cereminia preparatoria. Y, aún así, no se sabía como reaccionarían los dioses. Oía el ruido del agua y, levantándose, vió que un acantilado se eleveaba a unos pasos hacia el este. El ruido venía del oeste: si iba en esa dirección, encontraría un curso de agua que lo conducuiría a alguna parte. pero para saber qué dirección tomar, más valía intentar la subida por el acantilado, de donde tendría una mejor visión de los alrededores. Repitió todos los encantamientos que conocía, para apaciguar a los dioses, y salió del círculo para dirigirse hacia el farallón por el que pudo subir sin demasiada dificultad. Desde arriba, pudo ver el río que había oído. Todo se parecía bastante a lo que se veía desde la cueva de su clan. Hacia el sur, creyó reconocer la geografía del extremo norte de la zona que su clan ocupaba. Decidió por lo tanto bajar y seguir el río hacia el sur. Al final de la tarde llegaba por fin de vuelta a la cueva, donde fue recibido enter hurras. *DC* Weinbraith se despertó acostado en el banco de un parque. Llevaba una parka que no conocía, bastante gruesa y con la espalda muy rígida y pesada. Ésto le pareció extraño, pero le había protegido bien del fresco de la noche. Le habían dado sin duda un somnífero en la cena y lo habían transportado hacia ese parque. Pero no lo reconoció de buenas a primeras. Oía el ruido del tránsito de automóviles y se dirigió en esa dirección. Llegó rapidamente a la vereda de una avenida que cortaba el parque en dos mitades. Hacia la izquierda reconoció entonces los arcos del Cincuentenario. Estaba por lo tanto en Bruselas. Hacia la derecha estaba el barrio europeo. Intentó activar su teléfono implantado pero no funcionaba. Pensó en buscar un ciber-café y se dirigió hacia el barrio de Europa. En la rotonda Schuman encontró un café pero sin Internet. Decidió encontes bajar y tomar el metro, que tenía ahí una estación, para ir hacia la Estación Central, donde estaba seguro de encontrar un punto de acceso a Internet et donde podría tomar el tren para volver a Namur y luego Rochefort. Cuando se acercó al punto de pago del acceso -donde pensaba pagar con su identificación de radio-frecuencia- se activó una alarma. Los acceso al metro fueron inmediatamente bloqueados y las entradas de la estación se cerraron. Los parlantes anunciaron que un explosivo había sido detectado y que los presentes debían esperar la llegada de la policía. Como esta estación servía también de estación de trenes para los funcionarios de las Comisiones Europeas, la seguridad era máxima y la policía llegó en poco minutos con detectores manuales de exploosivos. Todas las personas presentes fueron examinadas ... y fue la parka de Weinbriath que hizo sonar de nuevo la alarma: su espalada rígida era la sospechosa. Fue arrestado y llevado a un vehículo blindado mientras se reabrían los accesos. En el vehículo, la policía verificó su identidad, descubriendo y confirmando que era el secuestrado


de Rochefort. Inspeccionaron la parka, sin sacársela, hasta descubrir que ningún hilo ni contacto la unía al resto de su ropa o a su cuerpo. Los explosivos, sin duda, serían detonados de otra manera. Llegaron al cuartel de la gendarmería y los introdujeron en un bunker especialmente acondicionado. Ahí, un experto, bien protegido, se puso a descoser la parka -sin quitarsela aúnpara verificar su contenido. Descubrió entonces que el detonador estaba acopalado a un pequeño emisor-receptor regulado en la feecuencia de las etiquetas RFID. Controlaba sin duda alguna la cercanía de su propia identificación: de haberse quitado laparka, habría estallado antes de poder alejarse. La idea de tomar el metro le había salvado la vida. Los técnicos no habrían podido separar el detector del detonado: formaban una unidad totalmente integrada. Intentar cortar la conección con la primera placa de explosivos sería demasiado riesgoso. Quedaba un sólo medio: destruir a distancia el mecanismo sin que reaccione. Introdujeron en la habitación un extraño aparato que conectaron con un cable a la pared, luego lo dejaron solo y cerraron la puerta blindada. Sintió un leve sumbido y luego el gendarme regresó y le explicó que habían quemado todo el sistema con un pulso electro-magnético. Pero su etiqueta RFID de identificación y su ímplante telefónica había sido igualmente inutilizados y deberían ser reemplazados. ¡El costo era poco para conservar la vida! Después de unos minutos, le proporcionaron un brazalte provisorio con su identificación, que podría utilizar hasta realizar el nuevo implante. Y le ofrecieron un teléfono para hablar con su esposa, a quien contó los últimos acontecimientos. Pudo entonces seguir camino y tormar el tren en la Estación Central. Al caer la noche llegaba por fin a casa y estrechaba a su esposa en sus brazos.

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En la cueva, Thorn contó al jefe lo que le había pasado y le contaron a su vez cómo habían tratado de rescatarlo. Supo también así que se había llegado a un acuerdo con el Clan del Ciervo y que sentinelas de los dos clanes vigilaban ahora el velle desde las alturas. *DC* Cuando Weinbraith volvió a su oficina, el día siguiente, supo que todos los proveedores de acceso a los cables ópticos habían sido advertidos del ataque que habían sufrido Ethercom y Venscom, y trabajan en perfeccionar sus antivirus y cortafuegos.

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Zzyvherr, el jefe del clan del Lobo, ordenó a sus hombres realizar una última operación de reconocimiento cerca del río y de los clanes codiciados. Breve ataques a cada uno los decidirían quizás a entrar en combate, después de lo cual su tribu podría adueñarse de todo el bosque y del valle, para proseguir su expansión. Pero sus hombres fracasaron. Antes de atacar individuos aislados, como se les había ordenado, habían sido avistados y prefirieron por lo tanto absterner y volver a pedir nuevas órdenes. El jefe se mostró decepcionado y contrariado. Sería necesario un ataque frontal contra un clan, conservando una fuerte retaguardia para protegerse del otro, antes de volverse a luchar contra éste. Era una maniobra complicada y riesgosa, pero ya no tenía alternativa. Había provocado ya el entusiasmo de los suyos, haciéndoles imaginar el bienestar que les aportaría el agua, y no podía hacer marcha atrás. Partirían al mediodía, para atacar el clan del Oso a la caída de la noche. Esperaba así que


la noche impediría al otro clan mobilizarse y sus propios hombres podrían descansar antes de lanzar el segundo ataque al alba del siguiente día. *DC* Chem Pei quería poner su plan en marcha cuanto antes. Si la guerra entre competidores no se producía, tenía otro plan. Decidió por lo tanto lanzar un ataque masivo de su virus con falsos remitentes y olfateadores programados para observar las reacciones. Los virus camuflados se instalaron en todos los computadores zombis que SatelCorp había capturados, donde cambiaron de aspecto y partieron a la conquista de los controladores de redes ópticas. Pero la defensa estaba preparada y, en todas partes, fueron anulados. Los olfateadores de SatelCorp no pudieron detectar respuesta alguna. Y el día siguiente ningún medio de comunicación hablaba del ataque. Chem Pei estaba furioso. Entendió que su estratagema no había funcionado. Sería necesario atacar directamente los servidores. Pero ésto significaba también bloquear todo acceso desde los cables a sus propios servidores para protegerlos y poder mantener el servicio de las transmisiones satelitales, a fin de demostrar la superioridad de éstas y su seguridad. Disponía ya de un cortafuego que bloquearía el acceso desde los cables y de una segunda versión de su virus destinada a los servicores de los cableoperadores, en lugar de los controladores de flujos. Su empresa iba justamente poner en órbita el último de una nueva serie de satélites de comunicación. En esta oportunidad, había invitado a los periodistas de todas las grandes agencias de noticias. La conferencia de prensa sería el momento ideal para realizar el ataque final contra los cables. Podría dar la noticia et su propia red sería la única que la podría dar a conocer.

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Cuando los guerreros de la tribu llegaron cerca del río y del territorio del clan del Oso, el cielo se había oscurecido debido a gruesas nubes y el viento soplaba con fuerza. La tormenta se desató. Los dioses habían escuchado las oraciones de los dos pequeños clanes. Relámpagos iluminaron el cielo y el trueno retumbó, asustando a los guerreros del Lobo. "Los dioses están en contra de nosostros", decían. La lluvia empezó entonces a caer con fuerza. La cortina de lluvia era tal que ya no veían a más de un metro. Debieron mantenerse bajo la protección de los árboles. De madrugada, la lluvia había cesado pero los hombres estaban mojados, cansados y pasmados de frío. Sería imposible atacar en estas condiciones y Zzyvherr dió la orden de devolverse. Sus hombres lo le permitirían planear pronto un nuevo ataque. *DC* Los periodistas habían sido invitados no a la sede de SatelCorp sino al aeropuerto de Manila, lo que les extrañó mucho. A la hora señalada, los hicieron subir en el nuevo avión supersónico BAE SS-800 e instalarse en un gran salón acondicionado como sala de cine. Un gerente de SatelCorp, que apareció entonces en la pantalla gigante, les dió la bienvenida y les anunció que la conferencia de prensa tendría lugar en el aire, durante un vuelo que los llevaría hasta Londres en solo tres horas. Podrían bajar ahí o devolverse a Manila en el mismo avión. Una vez que hubiesen llegado a nivel estratosférico, la conferencia empezó con una bre historia del desarrollo de las redes satelitales de comunicación y del lugar ocupado por SatelCorp. Era, evidentemente, un documental pregrabado de autopropaganda, pero se les dijo que le presidente de SatelCorp se dirigiría directamente a ellos y respondería sus preguntas antes del término del viaje. El video se terminó y el presentador anunció que Chem Pei se dirigiría a los presentes desde su


oficina en la sede principal, utilizando los mejores medios de transmisión por satélite. La comunicación se estableció y el presidente de la compañía empezó por anunicar el éxito del último lanzamiento satelital, pasando a alabar su tecnología... cuando fue bruscamente interrumpido y solo parásitos llenaron la pantalla y el canal de audio. Una mancha solar había sido detactada por los astrónomos pocos días antes y el vient solar acababa de llegar hasta la Tierra y de perturbar todas las comunicaciones. Generalmente, ésto solo provocaba parasitos en las comunicaciones o brevísimas interrupciones. Pero el magnetisno solar había afectado la ionósfera terrestre más que nunca, y todas las comunicaciones por el éter se vieron afectadas. Todos los satélites estaban fuera de servicio... mientras las transmisiones por cables no se veían afectadas, ni siquiera por los virus de SatelCorp, gracias a la vacuna desarrollada por Ethercom y acoplada a tiempo a todos los antivirus de los servidores de cable. Chem Pei había sido vencido "en toda la línea". Y todos los abonados a los cables estaban ahora al tanto de ls debilidad de su oferta.

FIN


Colonización

Advertencia Aunque pueda parecerlo en algún momento, ésta no es una novela de ciencia ficción. Como se podrá apreciar al avanzar en la lectura, es más bien una novela de semi-ficción arqueológica, con visos tecnológicos, basada en descubrimientos reales. Nota para quienes hayan leído la novela "Omyx" (que termina todo el ciclo de Trompel): El calendario basado en la "Era Espacial" (EE) de Omyx fue fijado con el inicio de la translación cuántica o "viaje hiperespacial" instantáneo (año 2708 a.C. terrestre), pero hubo viajes espaciales anteriores, a través del "para-espacio" o cuarta dimensión (de las seis que conocían los omyxianos). Es en este período que se colonizó la Tierra (Atlántida). *** Para diferenciar las fuentes de los textos aquí reproducidos, utilizamos aquí el color habitual (negro) para nuestra propia redacción, el verde para las citas de autores modernos y el rojo para la traducción de legítimos textos antiguos. (En el color negro está tanto el relato de las acciones de Trompel como los textos “históricos” inventados.)

Prólogo “A lo largo de los muchos millones de años de su interminable comienzo, el Hombre fue el hijo de la naturaleza; sobrevivía recolectando alimentos que crecían de forma salvaje, cazando animales salvajes, capturando aves salvajes y peces. Pero justo cuando los asentamientos humanos estaban casi desapareciendo, justo cuando estaban abandonando sus hogares, cuando sus logros materiales y artísticos estaban desapareciendo, justo entonces (entre el 27.000 y el 11.000 a.C.), de pronto, sin


motivo aparente y, que se sepa, sin ningún período previo de preparación gradual, el Hombre se hace agricultor. [..] Los estudios genéticos confirman los descubrimientos arqueológicos, y no dejan lugar a dudas de que la agricultura comenzó exactamente allí donde el Hombre pensante había emergido antes con su primera y tosca civilización: en Oriente Próximo. Hasta el momento, no existe duda de que la agricultura se extendió a todo el mundo desde el arco de montañas y tierras altas de Oriente Próximo. [...] En el lapso de no más de 3.600 años -una noche, para los lapsos temporales de ese comienzo interminable-, el Hombre se hizo agricultor, y se domesticó a las plantas y a los animales salvajes. […] Sobre el séptimo milenio a.C, el arco de civilización de Oriente Próximo estaba inundado de culturas de la arcilla o la cerámica, que elaboraban un gran número de utensilios, ornamentos y estatuillas. Hacia el 5.000 a.C, en Oriente Próximo se estaban realizando objetos de arcilla y cerámica de excelente calidad y diseño. Pero, una vez más, el progreso se ralentizó y, hacia el 4500 a.C, según indican las evidencias arqueológicas, hubo una nueva regresión. [...] Después, súbita, inesperada e inexplicablemente, el Oriente Próximo presenció el florecimiento de la mayor civilización imaginable, una civilización en la cual estamos firmemente enraizados. Una mano misteriosa sacó, una vez más, al Hombre de su declive, y lo elevó hasta un nivel de cultura, conocimientos y civilización aún mayor. En Mesopotamia.” (De Z. Sitchin: "El 12ª Planeta", pp.7-10) *** "La diferencia crucial entre los dioses y los extraterrestres con aspecto de dioses no reside en sus propiedades sino en su procedencia. Las entidades suficientemente complejas para ser inteligentes son el resultado de un proceso evolutivo. Por más parecidas a dioses que puedans ser cuando nos encontramos con ellas, no surgieron como dioses." (R.Dawkins) *** Del libro del Génesis, cap.6: "Los hijos de los dioses vieron que las hijas de los hombres estaban bien; y tomaron por esposas a las que preferían de entre todas ellas. (...) Los nefilim estaban sobre la Tierra, en aquellos días y también después, cuando los hijos de los dioses cohabitaban con las hijas de Adán, y ellas les daban hijos. Ellos fueron los poderosos de la Eternidad, el Pueblo del shem." Del II Libro de los Reyes, cap.21: "Manases ... se prosternó delante de todo el ejército del cielo y le rindió culto." *** Algunas palabras del antiguo idioma sumerio (hace más de 6.000 años): Adama (Adán) viene de adamatu (tierra roja oscura) y adatnu (sangre) = hecho de barro y sangre Abzu (de donde proviene 'abismo'): Mundo Inferior, País de las Minas (sur de Africa) Dyaus, viene de din.gir, «los puros de los cohetes ardientes»; de donde se derivó Zeus, Deus y Dios, como también Jupiter a partir de Dyaus-Piter (uno de los dyaus). Nefilim (término que también está en la Biblia): derivado de la raíz semita NFL («ser lanzado abajo»), significa «aquellos que fueron arrojados a la Tierra», «hijos de las deidades que, en tiempos primitivos, cayeron desde los Cielos a la Tierra» Shem = nave espacial (habitualmente mal traducido, proveniente del sumerio) Igigi: «los que dan la vuelta y ven», «demasiado altos para la Humanidad» = los que no bajaban de las


naves Anunnaki: «los que descendieron del Cielo a la Tierra», dioses «de base», encargados del trabajo en la Tierra. [De Sitchin, El 12º planeta, p.91]

Capítulo 1. Desaparecido El comisario Servais había recibido ese día una denuncia poco común: un profesor de la Universidad Católica de Lovaina (Louvain-la-Neuve) no había concurrido a dictar sus clases, al iniciarse el año académico, y las autoridades de su facultad no habían logrado ubicarlo. Como no había ningún puesto de la PJF en la pequeña ciudad universitaria, el aviso había sido recibido en la central de la Policía Judicial Federal en Bruselas y el parte había sido remitido a la oficina de Servais. Indicaba que el denunciante era André Machtens, el decano de Filosofía, Artes y Letras de la UCL, de quien dependía el departamento de Historia y Arqueología al cual pertenecía el profesor perdido, de nombre Jean Pollion. Servais llamó al número de teléfono que había sido registrado y habló con el decano Machtens. - El profesor Pollion debió haber iniciado sus clases la semana pasada -le explicó éste-, pero no se presentó ni para la primera ni para la segunda y no avisó a su ayudante, como debería haber hecho en caso de estar enfermo, para que lo reemplazase. Su ayudante llamó a su casa, pero su teléfono no contestaba. El contestador automático seguía diciendo que estaba en una expedición arqueológica, la que estaba programada para julio y agosto. Así, su ayudante me avisó, pensando que podría contactar algún familiar que pudiese saber del profesor. Pero no tenemos datos de sus familiares por lo que no pudimos investigar más y por lo que hice la denuncia de persona desaparecida. - Obró correctamente aunque, quizás, no debieron dejar pasar tantos días. Las pistas, desgraciadamente, suelen borrarse con el tiempo, o "enfriarse" como decimos nosotros. - Es cosa frecuente que un profesor falte a una clase y no por eso es una persona desaparecida. Apenas supe que había perdido su segunda clase y no lo habáin podido ubicar, hice la denuncia. - De acuerdo. Voy a enviarle un inspector para que le dé los detalles y hable con el ayudante. ¿Le parece bien esta misma tarde? - De acuerdo. Lo estaré esperando y daré prioridad a este asunto. Espero que no le haya pasado nada grave al dr.Pollion y que lo encuentren sano y salvo. Es nuestro mejor experto en culturas antiguos. - Bien. Cuéntele todo al inspector esta tarde. Mientras tanto enviaré a otro de mis hombres a investigar la residencia del profesor. ¿Me podría facilitar su dirección? - La paso a mi secretaria, quie podrá dárselo. - De acuerdo. ¡Hasta luego! - ¡Hasta luego! Después de recibir la dirección, Servais llamó a uno de sus subordinados, el inspector Jef Trompel y le contó la conversación, encargándole la encuesta. Debía ir de inmediato a la casa del profesor y, después, a la universidad. El profesor vivía en la calle de las Dryades, en la comuna de Boitsfort. Trompel tomó el bus 33 que la dejaba a un par de cuadras. Jean Pollion vivía solo ahí, habiendo heredado la casa de sus padres. Pero tenía una empleada magrebí que pasaba a limpiar la casa dos veces por semana y se ocupaba de llevar su ropa sucia a la lavandería. Por suerte la empleada estaba ahí y Trompel no tuvo utilizar sus


herramientas para abrir la puerta. La mujer le franqueó a regañadientes la puerta y respondió a sus preguntas con medias palabras, recelosa y miedosa ante un policía. El detective buscó infructuosamente un computador. Sin duda el profesor tenía un laptop y se loa había llevado. O bien trabajaba únicamente en el computador de la universidad. Todo estaba en orden en la casa y nada hacía presumir un secuestro. La empelada confirmó que el profesor no había regresado de su viaje aunque ya debería estar ahí. Y estaba molestas porque, así, aún no le pagaba el último mes. Así, Trompel regresó a su oficina sin haber encontrado información alguna. El día siguiente tomó el tren que, cada media hora, lleva de Bruselas a la pequeña ciudad universitaria de Louvain-la-Neuve. En la plaza Blaise Pascal estaba la Facultad de Filosofía, Artes y Letras, de la que dependía el Departamento de Historia y Arqueología donde enseñaba e investigaba Jean Pollion. El decano, que lo esperaba, lo recibió en seguida y le explicó que el académico debía haber vuelto de una expedición arqueológica en el Golfo Pérsico, en la cual había participado durante el período de vacaciones para no perturbar el programa de docencia. Pero no se había presentado. Explicó que la expedición contaba con el apoyo oficial de la facultad pero que el financiamiento provenía exclusivamente de los Emiratos Árabes y que, aparte de los técnicos, dos otros académicos acompañaban al profesor: el doctor Gordon Harris, de la Universidad Autónoma de México y el profesor Heinz Kauffman, un eminente lingüista alemán, experto en antiguas lenguas de Mesopotamia. - ¿Han intentado contactar a estos acompañantes? -preguntó Trompel. - En efecto. Pero son inubicables. El teléfono de Kauffman no contesta y en la UNAM dicen que el dr.Harris está en los Estados Unidos y no volverá hasta la próxima semana. - ¿Cuál era el objetivo del viaje al Golfo Pérsico? - Jean Pollion es un experto en los sumerios e investigador de los orígenes de la civilización. Había estudiado documentos sumerios que dan cuenta de la llegada de colonizadores antes de la inundación del Golfo, por lo que esperaba encontrar allá restos sumergidos de las primeras ciudades, que serían las más antiguas del mundo. - ¿Cuándo debió estar aquí? - Como sabe, inauguramos el año académico el lunes de la semana pasada, el 3 de septiembre. Es costumbre que todos los profesores titulares estén presentes, pero no es obligatorio. No nos preocupamos hasta que su ayudante me avisó que no había llegado para el inicio de sus clases y que su teléfono no respondía. Como ocurrió lo mismo en su segunda clase, decidí avisar a la policía. - ¿Pero debería haber vuelto del Golfo en agosto? - Así es. No sé la fecha exacta. Es posible que su ayudante tenga el dato preciso. También le podrá informar más extensamente acerca de la investigación y de los planes del profesor. La he citado para que hable con ella. Debe estarlo esperando afuera. Si hay algo que la universidad pueda hacer, avíseme. Pero estoy seguro que ella le podrá ser más útil que yo para ayudarlo a buscar al profesor y descubrir lo que le puede haber pasado. - De acuerdo. Gracias. Trataré de coordinar todo lo posible a través de ella. ¿Cómo se llama? - Marguerite Luyckx. - Bien. Adios. - Gracias sr.Trompel y buena suerte. ¡Ojalá nos lo pueda traer de vuelta sano y salvo! Marguerite Luyckx estaba efectivamente esperando al detective en la secretaría de la Facultad. Era una joven de unos veinticinco años, delgada, rubia y de grandes ojos verdes. Mientras lo llevaba a la pequeña oficina donde trabajaba, le explicó que estaba cursando un doctorado en historia y que el


dr.Pollion era su director de tesis, porque estaba investigando los elementos que conectaban entre sí a todas las primeras civilizaciones, desde Asia a América, pasando por el Medio Oriente. Por esa misma razón había sido admitida como su asistente el año anterior y había colaborado en varias de sus clases. En su ausencia se veía obligada a reemplazarlo para dictar la materia que le correspondía ese semestre. Trompel le preguntó cuales eran los planes de la expedición de Pollion. Le explicó entonces que se venía preparando desde hace un año y que el viaje había sido fijado para julio y agosto para no perturbar las clases dictadas por los tres coinvestigadores: Pollion, Harris y Kauffman. Gordon Harris era un arqueólogo norteamericano radicado en México que trabajaba en la UNAM y para el Museo Nacional de Arqueología. Buscaba relaciones entre los sumerios y los mayas, tema acerca del cual contaba con diversos indicios. Heinz Kauffman, de Berlín, los acompañaba para ayudarles a releer e interpretar las copias de las tablillas sumerias que les servían de pistas y, eventualmente, traducir las que esperaban -con suerte- encontrar bajo el mar. Habían contratado por un mes un barco de exploración de las empresas Cousteau, con equipos electrónico de mapeo submarino y con un grupo de buzos para ayudarlos en caso de encontrar las ruinas que iban a buscar bajo las aguas del Golfo Pérsico. También le comentó las dificultades que habían tenido para obtenir los permisos en el Golfo: por la ubicación, debían contar con permisos de Irak, de Estados Unidos (aún a cargo de la seguridad para Irak) y de Arabia Saudita, que controlaban el acceso al Golfo. Gordon Harris obtuvo el permiso de los USA gracias a sus contactos con senadores que apadrinaban algunos de sus proyectos y, por esta vía, también de Irak. La expedición estaba financiada por Bin Rashid, un jeque dueño de pozos petroleros, quién obtuvo el permiso de Arabia, de otro modo imposible de obtener. - Me sorprende mucho que piensen relacionar a los mayas con los sumerios -dijo Trompel-. ¿Hay realmente indicios de ello, o es una idea loca de ese norteamericano? - El dr.Harris no es ningún loco. Hay efectivamente indicios ciertos de que tanto africanos como gente del este del Mediterráneo o de la zona mesopotámica han llegado a América hace miles de años. Le recomiendo que eche una mirada, cuando pueda, a las cabezas olmecas -que tienen indudablemente rasgos africanos- y a las cabezas de Tres Zapotes, con rasgos semíticos. El libro "Gateway to Atlantis" ["Les routes de l'Atlantide"], de Andrew Collins, le puede ilustrar detalladamente al respecto. Y a pesar del título, no trata de ninguna fantasía acerca de la Atlántida. La que, por lo demás, se considera cada vez menos como un mito aunque su ubicación sigue siendo motivo de controversias. [ Nota: No se sabe nada de la llegado de africanos a América antes de Colón, excepto el misterio de las cabezas olmecas. ] - ¿La Atlántida no es un mito? - Todo parece indicar que no. Dado que la historia del diluvio se encuentra en muchas culturas, tanto de India y de América como de Asia Menor, las probabilidades de que no solo pequeñas aldeas sino verdaderas ciudades hayan sido submergidas no solo son altísimas sino incluso seriamente establecidas, como en el caso de la primera colonización de la zona mesopotámica, que es lo que investigaba el profesor Pollion. Tengo aquí una reproducción que le mostrará que el diluvio debió ser conocido, por ejemplo, por los mayas: se le llama "el Noé maya". Luyckx siguió explicando: - El relato del diluvio más conocido es el de la biblia, pero estamos bastante seguros de que éste es una


versión tardía de un relato sumerio más antiguo. Las excavaciones geológicas demuestran que el Mediterráneo y Mesopotamia sufrieron una gran inundación entre el 4.000 y el 3.500 a.C., llamada Transgresion Flandriana, la que hizo subir tres metros el nivel de los mares. Esa inundación no pudo destruir las ciudades, por lo que no corresponderían al verdadero diluvio, el que más bien dataría de unos 10.000 años, época del último gran deshielo, cuando el estrecho de Ormuz se abrió y dejó entrar el mar. El Golfo Pérsico solo llegó a sus costas actuales cerca de 8.000 a.C. En una de las más antiguas tablillas sumerias jamás encontradas, donde se habla de la "nave real que bajó del cielo" y de la fundación de las cinco primeras ciudades, se dice que los dioses se molestaron con las faltas de los hombres y decidieron su castigo mediante un diluvio. Pero uno de los dioses tuvo piedad y le dijo a Zisudra -el Noé sumerio-: "Toma mi palabra, escucha mis instrucciones: una inundación cubrirá los centros de culto para destruir la semilla de la humanidad. Es la decisión, la palabra de la asamblea de los dioses". Falta luego un pedazo, probablemente con las instrucciones para que Zisudra construya un barco, y luego sigue el texto: "Todas las tormentas, excepcionalmente poderosas, atacaron como una sola y al mismo tiempo el diluvio cubrió los centros de culto. Por siete días y siete noches el diluvio cubrió el país y el gran barco fue sacudido por las tormentas sobre las grandes aguas." Concuerda en forma extraordinaria con el relato bíblico acerca de Noé (Gen.6,13-17), aunque el diluvio bíblico aparece con una duración de cuarenta días en vez de siete. (S.N.Kramer: "History begins at Sumer", Univ.of Pennsylvania Press, 1991) Estos antiguos textos sumerios nombran las cinco ciudades construidas "antes del diluvio": Eridu, Badtibira, larak, Sippar y Shurrupak. Se han encontrado ruinas de varias ciudades con estos nombres en Irak, pero la más antigua, Eridu, data de 5.000 a.C. por lo que ella y las otras deben haber sido construidas después del diluvio, mucho más al norte de su posición original. Son las ruinas de las prediluvianas que el profesor Pollion esperaba descubrir bajo el mar del golfo. - ¿Tiene acceso a la oficina del profesor Pollion y a sus documentos? ¿A su computador? - Por cierto, ya que debo reemplazarlo. ¿Quiere verla? - Me parece indispensable. Es el primer lugar donde he de buscar pistas ahora, ya que no encontré nada en su casa. Después trataré de ubicar a sus compañeros de viaje. Espero que me pueda indicar como contactarlos. - Encontraremos esos datos en su oficina. Está en el segundo piso. Le llevo. No me extraña que no haya encontrado nada en su casa. Apenas si duerme ahí. Siempre está aquí, en su oficina, en la biblioteca o en clase. O en alguna expedición. Subieron por la escalera, la cual -al llegar al rellano del segundo piso- se abría hacia dos largos pasillos llenos de puertas por ambos lados. - Éste es el piso de los profesores del departamento de Historia -indicó la joven, avanzando hacia la izquierda-. La oficina de mi tutor está hacia el final. Llegados frente a la puerta 223, sacó una llave y la abrió. La oficina era pequeña, de no más de dos metros por tres, con un escritorio, dos sillas y estantes en dos de las paredes mientras una ventana arrojaba luz desde el muro que enfrentaba la puerta. Como en todas las oficinas de académicos, los estantes estaban llenos de libros y documentos, salvo en algunos espacios reservados a un mapa del Medio Oriente y cuadros con fotos de ciudades en ruinas y una reproducción, que parecía ampliada, de una tablilla cubierta de caracteres cuneiformes. El profesor no podía proclamar mejor su especialidad. - No creo que haya muchos papeles que le puedan ser útiles -le dijo entonces la ayudante-. Todo el


trabajo del profesor está guardado en su computador y respaldado en el servidor seguro de la universidad. También, por cierto, se debe haber llevado lo más importante en su portátil, para la expedición. - ¿Puedo consultarlo? - No debería tener problema. El dr.Pollion no encriptaba sus datos. Su clave de acceso es "nefilim", una palabra sumerio muy sugestiva para él. Soy sin duda la única que la conoce, para poder acceder a sus apuntes en caso de que no llegue a hacer una clase. Trompel se sentó frente al computador, lo encendió, extrañándose al ver aparecer una pantalla KDE (Linux) en vez de Windows: un sistema operativo más bien utilizado por expertos, pero excelente para manejar bases de datos interactivas. Il sélecciona el acceso "General" et tipeó la clave de usuario "nefilim". Aparecieron varias carpetas, una de las cuales tenía por nombre "Bib-Atlantida" y otra "Golfo Persico". La indicó con el dedo: - ¿Ésta es la carpeta de su expedición? - Así es. En esta otra, marcada "En curso", encontrará lo último que hizo y su calendario. - De acuerdo. No quiero quitarle más tiempo y no tiene sentido que yo me quede a investigar aquí. Voy a copiar estas dos carpetas en mi pendrive y las revisaré en mi oficina. Si descubre algó que me pueda ayudar, llámeme -y le pasó una tarjeta de visita-. Si necesito otra cosa, le avisaré. ¿Cómo lo puedo hacer? - Me puede dejar recado en la secretaría de la facultad o mandarme un mail a joluyckx@ucl.be. Le sugiero que se lleve también una copia de "Bib-Atlantida": ahí hay elementos claves acerca de los últimos descubrimientos históricos hechos en Tenerife y que han sido uno de los principales motivadores del doctor Pollion. - De acuerdo. Gracias. ¡Que le vaya bien con las clases! - Gracias también. ¡Ojalá nos traiga de vuelta al profesor! Es una buena persona y un gran experto! De vuelta en su oficina de Bruselas, Trompel encendió su computador y transpasó las notas que había tomado en la universidad. Luego se conectó con el Registro Civil para buscar los miembros de la familia de Pollion. Descubrió así que sus padres habían fallecido dos años antes y que solo tenía una hermana que vivía en Namur. Pasó a la conexión especial de la PJF con la compañía telefónica y obtuvo el teléfono de Joséphine Pollion. Como ya eran más de las seis de la tarde, contaba con que estuviera en su casa. Y le contestó efectivamente de inmediato. Trompel se presentó y le preguntó si tenía noticias de su hermano. - Se fue a mediados de julio a Arabia Saudita. Entiendo que se iba a embarcar ahí para realizar exploraciones submarinas en el Golfo Pérsico. Debía regresar los últimos días de agosto, para luego retomar sus clases en la universidad. ¿Por qué me lo pregunta la policía? ¿Le ha pasado algo? - El hecho es que no llegó a hacer sus clases y el decano de su facultad se inquietó. Por ésto nos denunció una posible desaparición. ¿Su hermano no debería haberse comunicado con ud. a su regreso? - ¡Oh, es un típico científico distraído! Si encontró algo que lo entusiasmó, habrá estado más preocupado de su hallazgo y de la publicación que podría hacer. Ha pasado más de una vez, por lo que ya no me preocupo si pasan uno o dos meses sin saber de él, especialmente cuando sale en alguna expedición. - Entiendo, entonces, que su atraso no la inquietó. - En absoluto. Pero si no se presentó en la universidad, sí que me inquieta ahora. ¡Era muy cumplidor y muy respetuoso de sus obligaciones para con sus estudiantes! Sin duda su ayudante, en la facultad, debería poder ayudarle: debe estar al tanto de su calendario y de sus planes. - Ya hablé con ella y fue ella quien dió la alerta por su ausencia. - Lo lamento mucho. Espero que pueda encontrarlo y que no haya pasado nada. ¡Por favor,


manténgame al tanto! ¡Ahora sí que estoy preocupada! - ¡Cuente con ello! Gracias señora Pollion. - Hasta luego, inspector. Trompel calculó la hora y pensó que no era demasiado tarde en México para hablar con Gordon Harris. Había obtenido sus números de teléfono. Dada la hora, perfirió llamar a la casa. primero le contestó alguién en español, idioma que manejaba suficientemente bien para explicar que deseaba hablar con el arqueólogo y entender que lo iban a llamar. Unos minutos después inició la conversación con él explicándole las razones de su llamado y la inquietud surgida en la UCL. Gordon se extrañó del retraso pero explicó que había dejado a Pollion en Dubai, donde fotografiaba las tablillas encontradas en el fondo marino del Golfo Pérsico, y trabajando con el doctor Kauffman en su traducción. Era el 15 de agosto y Pollion tenía agendado su vuelta para el día 24. - A lo mejor se entusiasmo con algún descubrimiento y es incluso posible que hayan vuelto los dos al mar. Estaban hablando de contrar el barco por una semana más, porque la expedición fue mucho más exitosa de lo esperado y querían rastrear una zona subacuática más amplia que la inicial. - ¿Habían descubierto algo tan importante como para volver de inmediato y buscar más? - Encontramos los cimientos de una gran construcción y, dentro de ellos, un especie de depósito pequeño de tablillas precuneiformes. Lo que alcancé a leer de las tablillas ya traducidas por Müller decía que los dioses vinieron "dividiendo el mar" y que el creador era "corazón del cielo". Había creado al mundo por etapas (como señala la biblia) y hubo varios intentos fracasados de creación del hombre, con barro y madera, hasta que se logró con "una simiente y sangre". El primer hombre podía ver toda la tierra, que era redonda, y ésto no les gustó a los dioses que le acortaron la visión. Fue creado para rendir culto a los dioses y servirles (trabajar para ellos). ¿No le parece que ésto podía empujar a buscar más? Sabemos que hubo cinco ciudades antes del diluvio. Lo que encontramos corresponde sin duda a una, quizás la primera y se necesitarán otras expediciones para buscar las otras. Pero encontramos un edificio. ¿No habrá restos cercanos de otros? Teniendo aún tiempo, Pollion y Kauffman, con lo que tradujeron, pueden haber convencido a Bin Rachid de financiarles otra semana en el mar. - De acuerdo. Así que Kauffman es quién puede saber más acerca de lo ocurrido. - En efecto. - Trataré de contactarlo. A propósito, ¿encontró algo que relaciona a los sumerios con México? Me dijo la ayudante de Pollion en la universidad que ud buscaba este tipo de información. - Hay en efecto algunos textos presumerios que llaman a los trabajadores humanos "cabezas negras". Pero, en lo que pude leer ahora, nada se refería a viajes hacia el poniente. - Lo siento. Espero que tenga más suerte en el futuro. Le agradezco su información. - Si le puedo ser útil, no dude en llamarme. E infórmeme de sus progresos por favor. También me está inquietando el retraso de mi amigo. - Lo mantendré al tanto. Adios. - Adios. Trompel pasó a su propio computador los archivos de Pollion que se había llevado en su pendrive. No los podría leer en seguida por cuanto también tenía que atender otros asuntos. Dada la hora, se dedicaría a ellos el día siguiente. Como le sugirió Marguerite Luyckx, empezó por el contenido de la carpeta "Bib-Atlantida", que le sorprendió enormemente. Era material que no se había dado aún a la publicidad. Y son los capítulos que siguen.


Capítulo 2. Los dioses bajados del cielo Los paleolingüistas de la Universidad de La Laguna y varias otras universidades del mundo ya habían trabajado más de dos años en la traducción de las famosas plaquitas encontradas en las "catacumbas" de Los Órganos, un famose acantilado del norte de Tenerife (Ver "Omyx: Encuentro Interplanetario"). Y los técnicos en microfilmaciones, junto a ingenieros en informática, habían trabajado casi igual cantidad de tiempo para agilizar la transposición de los microarchivos omyxianos en documentos que los lingüistas pudiesen decodificar. Las plaquitas, que se encontraron a miles, estaban hechas de un material parecido al vidrio, perfectamente rectangulares y en su mayor parte negras. Pero, con atención, se podían observar numerosos puntitos translucidos, que les daban una apariencia parecida a las microfichas. Utilizando una ampliadora fotográfica, habían descubierto entonces que cada punto translucido era en realidad equivalente a un micropunto lleno de una especie de escritura. Los primeros estudios de las placas mostraron que su escritura era una especie de forma primitiva de griego combinado con pictogramas de estilo egipcio y se logró determinar -gracias a algunas sustancias fuertemente adheridas a ellas- que debían tener una antigüedad superior a 6.000 años. El material de las placas mismas no pudo ser totalmente identificado: era una especie de cerámica, pero varios de sus componentes eran totalmente desconocidos en la Tierra. Nadie pudo explicar cómo se podía lograr la transparencia de los puntos y menos aún cómo podían haber sido micrograbados. La prensa, enterada del asunto, bautizó rápidamente el conjunto como "Biblioteca de la Atlántida". Los paleólogos que estudiaron los escritos recuperados quedaron asombrados por su variedad y complejidad. Apelando al cuneiforme, al griego primitivo y al egipcio más antiguo que conocieran, podían traducir cerca del ochenta por ciento de las palabras, pero aún así el texto quedaba casi totalmente incomprensible. Contenía muchas fórmulas aparentemente matemáticas o químicas y esquemas de física. Gráficos y dibujos eran muchas veces más fáciles de interpretar y fueron finalmente físicos y matemáticos los que más ayudaron a la interpretación del material descubierto y al desarrollo del nuevo diccionario. Tomó años reproducir los textos encontrados y varias universidades del mundo entero constituyeron equipos interdisciplinarios dedicados al estudio de las microfichas. Es así como apareció un conjunto de placas que daban cuenta de la historia de quienes las habían confeccionado. Lo que sigue es la traducción de las "Crónicas de la colonización del Sistema Solar" por los omyxianos. * La gran nave de los colonizadores había llegado por fin al sistema de Shamash y había vuelto a pasar de la cuarta a la tercera dimensión. La nave, de más de un kilómetro de largo, llevaba unas veinte mil personas, todas especialistas en distintas ramas del saber, y equipamiento para que pudiesen trabajar al instalarse en otro planeta. Les había tomado diez meses viajar por la quinta dimensión, la única forma práctica -en ese entonces- para ir de un sistema estelar a otro sin perder numerosos años. Este tipo de viaje sólo era posible gracias al conocimiento de las seis dimensiones del espacio-tiempo y a la existencia de los motores hiperlumínicos combinados con los campos antigravitatorios. En la nave viajaban representantes de los dos pueblos que habitan Omyx: los kentois (centauros) y los nefilianos (nefilim). Los kentois habían sido guerreros y eran los especialistas en trabajos pesados y


uso de maquinarias. Los nefilianos eran especialistas en las artes y ciencias de la mente: desde la filosofía hasta la informática. También dominaban la astronomía y ésta, combinada con las matemáticas les había permitido resolver los problemas de los viajes espaciales. Los científicos nefilianos sabían desde hace tiempo que el espacio no tiene tres dimensiones sino cinco, aunque no podemos observar más de tres con nuestros sentidos y que ésto no tiene ninguna importancia a nivel local. Pero este conocimiento y el del comportamiento fluctuante de la cuarta dimensión espacial es de suma importancia para los viajes espaciales. En la cuarta dimensión, las distancias del espacio que nos parecen planas en las diferentes direcciones aparece en realidad como formado por una serie alternada de curvas, parecida a las olas del mar. Pero estas "olas" no son estáticas sino que se mueven constantemente, aplanándose o levantándose, acercándose o alejándose. Así, la geografía astronómica muestra constantes variaciones en materia de distancia relativa. Si tomamos un mapa en papel con algunos sistemas estelares y hacemos que esa hoja forme pliegos, como los de un acordeón, podemos ver que algunas estrellas se acercan. Algunas estarán en lo alto de una onda y otras en un hueco. Así, el mejor medio para viajar de una estrella a otra, acortando camino (y tiempo), es hacerlo por la cuarta dimensión cuando ambas están en lo alto de una onda y cuando estas ondas se acercan más. Ésto implica, evidentemente, contar con una tecnología que permite traspasar las barreras de la tercera dimensión y utilizar la cuarta. Pero, aún así, el viaje podría ser muy largo si se utilizan medios de propulsión convencionales. Aunque los nefilianos conocían ya las bases de la traslación cuántica, éste sistema no era aplicable aún a naves de pasajeros. Ni siquiera a naves automatizadas de exploración, porque la transformación cuántica afectaba las memorias artificiales. Pero conocían perfectamente la tecnología de levitación magnética y, con ésta, habían desarrollado la capacidad de construir naves con poder antigravitatorio lo cual hacía que nadie, en su interior, sintiera los efectos de la acelaración, por alta que fuese. Ésto permitía además el desplazamiento a baja velocidad en la proximidad inmediata de un planeta. Pero no permitía el aterrizaje, porque requería naves enormes que, al apagar el sistema, podían hundirse en el suelo si no disponían de plataformas de alta resistencia. Para el viaje interplanetario habían desarrollado el motor hiperlumínico y lo habían probado con naves automáticas, las cuales no necesitaban poder antigravitatorio. Pero estas naves debían desarrollar una aceleración máxima para alcanzar y sobrepasar (en 20%) la velocidad de la luz si se quería acortar al máximo el tiempo de viaje.* [*Recientemente se ha probado en laboratorio que, en condiciones especiales, la luz podía viajar a una velocidad superior al límite conocido. Ésto no quiere decir que se puede "ir más rápido que la luz" sino que la luz puede ser "acelerada".] Sólo una aceleración muy fuerte permite sacar un real provecho de la velocidad lumínica para viajar a otras estrellas y regresar en un tiempo humanamente útil. Así, los nefilianos diseñaron naves automáticas hiperlumínicas que, pasando por la cuarta dimensión, exploraron los sistemas solares más cercanos donde sus astrónomos habían descubierto sistemas planetarios donde la vida podía ser possible. Habiendo descubierto mediante sondas automáticas, a una distancia tridimensional de veinte años luz, el sistema solar que llamaron Shamah, las sondas hiperlumínicas trajeron de vuelta datos muy prometedores respecto de tres planetas de este sistema de nueve. Mientras los cuatro planetas exteriores eran gigantes gaseosos y el primero y el segundo eran pequeños y demasiado calientes, los tres restantes reunían condiciones adecuadas para albergar la vida* [*Uno de éstos habría de desaparecer posteriormente, por lo que nosotros, hoy, sólo conocemos dos: la Tierra y Marte.]. Y no había indicio alguno de la existencia de una civilización tecnológica. El tercer planeta a partir del sol, incluso, mostraba una enorme proporción de agua. Este descubrimiento puso en marcha los planes para construir una nave hiperlumínica antigravitatoria capaz de llevar una gran dotación con el fin de iniciar


la colonización de los tres planetas habitables. Esta nueva nave tenía forma elíptica y su eje más largo era un cilindro en que se producía el impulso lumínico, en torno del cual se encontraban los electroimanes que generaban el campo antigravitatorio. En la mitad delantera del cilindro se generaba el rayo de luz coherente, en forma parecida a como se produce en un laser. En la mitad trasera se aceleraba y expulsaba este rayo, produciendo el efecto de propulsión por reacción. El rayo nunca podía ser dirigido en forma directa hacia un planeta a menos de cien mil kilómetros porque su intensidad volvería ciego a hombres y bestias. El despegue y el alejamiento inicial debía hacerse, por lo tanto, únicamente con el sistema antigravitatorio. La nave, bautizada Naar-Ra, fue lanzada cuando el sistema solar de Omyx y el sistema Shamash estuvieron en "crestas de ola" a una distancia aceptable en la cuarta dimensión. El viaje demoró diez meses. La nave, invisible mientras se mantenía en la cuarta dimensión, se "materializó" en la tercera cuando llegó en la cercanía de las órbitas de los planetas gaseosos, según los datos del sistema de navegación basado en la exploración automática anterior. Se acercó así al planeta designado como Shamash-5, es decir el quinto contando a partir del sol, que nombraron Tiamat. [ Éste es el planeta que sería destruido más tarde por una colisión espacial y formaría el "cinturón de asteróides". ] La nave colonizadora, diseñada solamente para viajes espaciales, traía consigo naves de exploración y naves de carga antigravitacionales que podían bajar de la órbita, desplazarse en la atmósfera y aterrizar. Pero también tenía naves más pequeñas, diseñadas solamente para funcionar en la atmósfera, aunque debían ser ajustadas de acuerdo a las características de la atmósfera y de la atracción gravitaroria del planeta en el cual se ocuparían. [ Estas descripciones y explicaciones técnicas estaban contenidas en uno de los micropuntos de la plaquita tinerfeña relativa a la colonización. Otro micropunto contenía una especie de diario de uno de los pasajeros, que traduciremos a continuación. ] Cuando el viaje por la cuarta dimensión nos dejó a proximidad segura del sistema solar que nos habíamos fijado como meta, enviamos sondas automáticas a investigar sus diversos planetas. Al sol del sistema planetario descubierto le pusimos el nombre de Shamash. Estabamos cerca de la órbita de varios gigantes gaseosos, evidentemente sin interés para nosotros. En el interior de la órbita de éstos, encontramos cinco planetas menores que era necesario conocer mejor. Los dos más cercanos a Shamash eran decididamente inhabitables. Al tercer planeta, Shamash-3, que era el que tenía más agua, le pusimos por nombre Shugi ("lugar de descanso"). Al cuarto, Shamash-4, le pusimos Nerdal y al quinto, Shamash-5, le pusimos Tiamat. El jefe máximo de la expedición, el dyaus* Piter, había sido elegido por el Concejo Científico y el Concejo Etico, lo cual le confería una autoridad que nadie habría podido contestar. Era a la vez ingeniero y filósofo. Pero, obviamente, no podía dominar todas las ciencias y tecnologías que sería necesario aplicar para colonizar varios planetas y generar -en uno o varios de ellos- una nueva civilización. Por lo tanto, era asistido por un "concejo colonial" integrado por otros doce dyaus, seis kentois [centauros] y seis nefilianos [nefilim], cada uno experto en una rama diferente del saber. Éstos, a su vez, contaban cada uno con "lugartenientes" igualmente instruidos, que formarían los concejos locales en los planetas donde se instalarían. La orden era iniciar la colonización a partir del primer planeta exterior capaz de albergarnos y avanzar a medida que las bases estuviesen consolidadas. Se preveía que la oportunidad más prometedora estaba


en Shamash-3, según los datos recogidos con anterioridad por las misiones automáticas, y el personal que podía liberarse después del establecimiento en Shamash-5 y Shamash-4 se quedaría por lo tanto luego en Shamash-3 para extender ahí nuestra presencia. [ * De la palabra sumeria "dyaus" provienen Zeus, Deus y Dios; y de dyaus-Piter, Jupiter; el sentido original de dyaus era más probablemente rey o jefe. En sumerio, "dios" se decía "dingir". Veamos que nos dice Z.Sitchin al respecto: "Echemos un vistazo al pictograma de «dioses» en sumerio. Esta palabra estaba compuesta por dos sílabas: DIN.GIR. Ya hemos visto lo que era el símbolo GIR: un cohete de dos fases con aletas. DIN, la primera sílaba, significaba «justo», «puro», «brillante». Al ponerlas juntas, por tanto, DIN.GIR, es decir, «dioses» o «seres divinos», transmitía el significado de: «los justos de los objetos en punta brillantes», o, de forma más explícita, «los puros de los cohetes ardientes». El pictograma de din era éste: que nos trae fácilmente a la memoria al potente motor de un reactor que arroja llamas por la parte posterior, y con el extremo frontal desconcertantemente abierto. Pero el desconcierto se convierte en asombro cuando «deletreamos» dingir combinando los dos pictogramas. ¡La cola del gir con aletas encaja a la perfección con la abertura frontal del din! (Figuras 84 y 85 anexas) El asombroso resultado es la imagen de una nave espacial propulsada por un cohete, con un módulo de aterrizaje atracado a la perfección -¡de la misma manera que el módulo lunar atracaba en la nave espacial Apolo 11." (El 12º planeta, p.90) ] "Cuando nuestra gran nave estuvo en órbita de Shamash-5, empezamos a instalar ahí nuestra primera base, la que fue por un tiempo nuestro nuevo y único hogar en el sistema Shamash. Como era un planeta con una intensa actividad volcánica era muy interesante para instalar sistemas de captación de energía. Si bien en el espacio interplanetario nuestros sistemas se alimentaban fundamentalmente de la energía oscura del universo, para instalaciones en tierra era preferible utilizar fuentes lumínicas y caloríferas que utilizaban sistemas de captación y transformación menos complejos y más fáciles de construir. Los kentois eran expertos en este tipo de trabajo. Debido a su distancia de Shamash, Tiamat recibía escasa luz y ésta, así, de poco servía como fuente energética. Pero esta situación se veía compensada por un núcleo planetario muy caliente, lo cual permitía recurrir a fuentes geotermales y a un sistema de represas de pasada de magma que los kentois habían desarrollado en algunos sectores de Omyx. Las imponentes cordilleras basálticas entre las cuales se encontraban los enormes volcanes fueron muy útiles para la construcción de nuestros refugios. Los módulos prefabricados que llevabamos no habrían servido de nada ante las constantes erupciones que lanzaban hacia el cielo imponentes megalitos que los habrían aplastado. Pero nuestras herramientas de fusión podían cortar el basalto y, a partir de algunas cuevas que descubrimos por un feliz azar, pudimos tallar corredores y piezas de diferentes tamaños, según las funciones que deberían cumplir. Ya traíamos planos de las instalaciones que necesitaríamos en una primera etapa en cada planeta visitado y, mientras casi todos seguíamos en


órbita haciendo tareas rutinarias o procesando los datos recogidos en los diversos planetas por nuestras sondas automáticas, las cuadrillas de kentois bajaban a tallar los espacios requeridos para la base Tiamat I. En los valles entre las cordilleras corrían ríos de agua. Pero ésta estaba caliente, debido al calor del suelo, y no era potable porque contenía muchos sulfuros, debido a la actividad volcánica. La vegetación, que se alimentaba de ella, se limitaba a una especie de pasto amarillento y a unos arbustos espinosos. Nuestros botánicos confirmaron que no tenían clorofila y que no requerían de la luz solar para, sin embargo, filtrar el dióxido de carbono y producir oxígeno. La gravedad de Tiamat era cercana al doble de la de Omyx, lo que hacía penoso el trabajo pesado e impedía a los nefilianos levantar el vuelo. Pronto los que bajaron quedaron agotados y se les permitió volver a vivir en la nave colonizadora, de donde monitoreaban las tareas que les correspondían y que debían realizar los kentois desgraciadamente menos especializados en éstas. Los ingenieros agrónomos analizaron el suelo e hicieron los cambios genéticos necesarios en las semillas que habían traído. Se prepararon granjas experimentales con sistemas de iluminación sustitutivos del sol y se potabilizó el agua, logrando así hacer crecer las plantas. Pero si el calor del suelo favorecía su crecimiento, agotaba rápidamente las raíces y eran pocas las semillas que llegaban a la madurez. Por otra parte, resultó imposible lograr que las leguminosas tuviesen un gusto soportable. Al final, era de lejos preferible y más sencillo utilizar cultivos hidropónicos, pero ello implicaba utilizar nutrientes que no era fácil encontrar y purificar en el planeta. Fue finalmente ésta la tarea que resultó la más importante e imprescindible para lograr la total independencia y autonomía de la nueva colonia. La gran nave partió entonces hacia el siguiente planeta. Permanecieron varias semanas en órbita, tiempo que dedicaron a cartografiar el planeta, enviando pequeñas naves tripuladas para hacer observaciones de todo tipo. Descubrieron así que un enorme escalón, cercano al ecuador, divide al planeta en dos regiones claramente diferenciadas: un norte profundo, marcado por volcanes, y un sur alto y escarpado. El hemisferio norte era practicamente inhabitable. Era desértico, con un volcán de más de 25 kilómetros de alto y numerosos cráteres, y el hielo del amplio casquete polar no era de agua sino de CO2. Los escasos ríos fluían durante la noche, alimentados por el hemisferio sur, pero se evaporaban de día, con el calor solar. Este otro hemisferio, al contrario, tenía un casquete polar de agua congelada, numerosos ríos sinuosos encerrados en grandes cajones pero con valles fértiles y algunos lagos. Las planicies altas, sin embargo, eran muy secas. La atmósfera era delgada pero respirable. Los valles, por lo tanto, serían habitables y los dyaus decidieron establecer ahí una primera verdadera colonia, pero reservando la mayor parte del personal y de los equipos para el tercer planeta, cuyos informes previos eran más auspiciosos." Los últimos párrafos del relato histórico encontrado en "Los Órganos" daban cuenta de los preparativos y del viaje realizado por la nave colonizadora hacia Shugi, el tercer planeta. Llegados en órbita, se repartieron las funciones de acuerdo a la especialidad de cada cual y, de acuerdo a la exploración cercana del planeta, se determinaron los lugares donde se establecerían las primeras bases. El redactor no estaba al tanto de los detalles pero precisaba que se había elegido un lugar central sobre la base de una favorable combinación de recursos magnéticos, energéticos y agrícolas. Se eligieron posiciones segundarias en otros continentes y, a él, lo asignaron a una posición intermedia, en un conjunto de islas que deberían "terraformar" artificialmente y transformar el principal punto de comunicación entre el este y el oeste: Atlantex.


"Esta ciudad quedaría reservada en exclusiva a los omyxianos y sería la central de comunicaciones entre las bases de todos los continentes y de los otros planetas así como de Shingi (Tierra) con Omyx cuando el principal navío interestelar su hubiese marchado. Es donde fueron escritas y conservadas estas crónicas, para las generaciones futuras." concluía el relato traducido por los expertos.

Capítulo 3. El establecimiento de los "dioses" en la Tierra Al abrir el archivo sobre el Golfo, Trompel encontró primero la transcripción de algunos antecedentes sobre la situación de la región en los tiempos más remotos: "Cuando los nefilim llegaron a la Tierra, hace unos 450.000 años, alrededor de la tercera parte del suelo firme estaba cubierto de capas de hielo y glaciares. Con tantas aguas de la Tierra heladas, las lluvias eran escasas, pero no en todas partes. Debido a las peculiaridades de los patrones de viento y al terreno, entre otras cosas, algunas zonas de la tierra que en la actualidad están bien provistas de agua eran estériles entonces, y algunas zonas que en la actualidad sólo tienen lluvias estacionales, tenían lluvias durante todo el año por aquel entonces. Los niveles del mar también eran más bajos, debido a la gran cantidad de agua capturada como hielo sobre las masas de tierra. Las evidencias indican que, durante las dos eras glaciales principales, los niveles del mar estaban entre 180 y 215 metros más bajos que en la actualidad. De ahí, que hubiera tierra firme donde ahora hay mares y costas. Donde los ríos seguían corriendo, creaban profundas gargantas y cañones, si sus cursos les llevaban por terrenos rocosos; si sus lechos discurrían por terrenos blandos y arcillosos, llegaban a los mares glaciares a través de inmensas tierras pantanosas. Llegando a la Tierra en mitad de una situación climática y geográfica de este tipo, ¿dónde iban a establecer su primera morada los nefilim? Sin duda, buscarían un lugar que tuviera un clima relativamente templado, donde unos simples refugios fueran suficientes, y donde se pudieran mover con ropas ligeras, y no con pesados trajes aislantes. También debieron buscar agua para beber, lavarse y otros propósitos industriales, así como para el sostenimiento de la vida vegetal y animal necesarias para la alimentación. Los ríos servirían tanto para facilitar la irrigación de grandes extensiones de tierra, como para proporcionar un medio de transporte adecuado. Sólo una estrechísima zona templada de la Tierra reunía todos estos requisitos, así como ofrecía los grandes terrenos llanos necesarios para los aterrizajes. Así pues, los nefilim centraron su atención, como ahora sabemos, en los tres principales sistemas fluviales y en sus llanuras: el Nilo, el Indo y el Tigris-Eufrates. Cada una de estas cuencas fluviales reunía las condiciones necesarias para la primera colonización; con el tiempo, cada una de ellas se convertiría en el centro de una antigua civilización. Los nefilim difícilmente habrían ignorado otra necesidad: una fuente de combustible y energía. En la Tierra, el petróleo ha sido una fuente versátil y abundante de energía, calor y luz, así como una materia prima vital en la elaboración de infinidad de bienes esenciales. Los nefilim, a juzgar por las prácticas y los registros sumerios, hicieron un amplio uso del petróleo y de sus derivados, y sería razonable pensar que, en su búsqueda del habitat más adecuado en la Tierra, los nefilim prefirieran un lugar rico en petróleo. " [traduit de Sitchin, p.149-151) Los siguientes documentos que encontró el detective parecían relatos dejados por escribas de las expediciones colonizadoras de los nefilim y contenían también extractos de antiguas tablillas


cuneiformes encontradas en Mesopotamia. « El octavo año de la Colonización del sistema de Shamash, colocamos nuestra nave nodriza en órbita alrededor de Shugi, el tercer planeta. El momento había llegado de iniciar la última fase de nuestra misión: establecernos en el planeta azul. El jefe de la misión sería el nefiliano Enlil, quién debería gobernar el conjunto de las bases en tierra, mientras el kentoi Anu seguía en la nave orbital. Piter, al mando supremo de toda nuestra presencia en este sistema solar, seguía por su parte en la nave colonizadora, viajando regularmente de un planeta a otro hasta que todas las bases estuviesen aseguradas. Luega debía volver a Omyx, cuando la alineación de las olas de la cuarta dimensión fuese la adecuada. » [ Grabado sumerio: "La nave circular, con su parte superior similar a una corona y sus alas y antenas extendidas, está situada en los cielos, entre Marte (la estrella de seis puntas) y la Tierra y la Luna. En la Tierra, una divinidad extiende su mano, recibiendo a un astronauta que está todavía en los cielos, cerca de Marte. Al astronauta se le muestra portando un casco con visor y una coraza. La parte inferior de su traje es como la de un «hombre-pez» -quizás, un requisito ante un posible amerizaje de emergencia en el océano. En una mano sostiene un instrumento; con la otra parece responder al saludo de la Tierra." (De Sitchin, p.143) ] « Nuestros exploradores aéreos habían rastreado ya todo el planeta con múltiples instrumentos y contabamos con mapas físicos, térmicos y magnéticos completos. Sabíamos así que podíamos contar ahí con dos grandes fuentes de energía renovable: la solar y la magnética. Esta última era sumamente interesante y práctica porque sería para nosotros una fuente permanente de electricidad de muy fácil uso. Por esta razón decidimos construir de inmediato instalaciones generadoras en los vórtices magnéticos del planeta. Éstos, felizmente, estaban en una franja situada un poco más al norte del ecuador, donde se terminaban los grandes hielos que descendían desde el polo. Los sondeos automáticos mostraban que se estaba produciendo un lento deshielo, lo cual permitiría ganar tierra útil para el desarrollo de la agricultura y la ganadería, para las cuales había en ese momento poco espacio. Más al sur, había sábanas y bosques cuyo suelo no parecía adecuado y que estarían lejos de las fuentes de energía magnética y de otra, muy importante para un número importante de vehículos: el petróleo. Los primeros descensos se hicieron en naves anfibias. Haría falta un duro trabajo para construir las plataformas sólidas necesarias para aterrizar y luego levantar vuelo para regresar a la nave en órbita. Esta primera misión fue encargada a Enki, el jefe de los ingenieros, y varias naves fueron lanzadas hacia la primera zona elegida, un lugar llamado HA.A.KI («lugar de los peces-agua»), al borde de las tierras pantanosas con excelente clima. En una montaña en una península [el Sinaí] hacia el oeste se instaló un pequeño centro de control de vuelo y, un poco más allá, al borde de un río, se instaló la primera base energética, que llamamos Giz.Heh. Una vez edificada, transmitía energía al centro de control, el cual, desde entonces, contaba con poderosos instrumentos de comunicación y de defensa. » Enlil decidió dejar a un pequeño equipo de técnicos ocuparse de la central energética en Gize.Heh pero hizo contruir el astropuerto más al norte de Haaki, en una zona más alejada del mar y menos


pantanosa, que llamamos Nibru.Ki [Nippur]. También estaba más cerca de la zona donde encontramos las canteras y otros materiales necesarios para construir las plataformas. En toda la zona al norte del golfo donde amarizaban, se le encargó al kentoi Ea (nombre que significa «casa-agua»), que era maestro en ingeniería, planificar y supervisar la construcción de canales, de diques en los ríos, así como el drenaje de los pantanos. Le encantaba salir a navegar por estos cursos de agua ya que sentía las aguas como su hogar. Construyó su casa en la ciudad de Haaki que nombraron E.RI.DU («hogar de ir desde lejos») y que quedó bajo la jefatura de Enki. [Es efectivamente una las cinco primeras ciudades que existieron en Mesopotamia, como también Nippur.] Los exploradores -en naves de sobrevuelo a baja altura- habína detectado importantes depósitos de minerales y metales preciosos en el hemisferio sur, el Abzu. Como ingeniero-jefe, Enki hizo construir barcos que servirían para el transporte de los materiales extraídos, ya que no disponían aún de suficiente fuente energética para el transporte áereo pesado de larga distancia a baja altura. Con los primeros barcos, se dirigió a esta zona con una gran cantidad de trabajadores y estableció el campamento del Abzu (Sudáfrica), comenzando luego la explotación minera. Las labores a cargo de Ea, en el norte, y Enki, en el sur, fueron sumamente pesadas para muchos anunnaki. La más aborrecida era la de cavar la tierra: debieron cavar los lechos de los ríos para hacerlos navegables y cavar canales para la irrigación. Pero aún peor fue la suerte de los operarios que fueron enviados a la base minera: debían cavar las minas para sacar los minerales de la Tierra. Oro, plata, platino y uranium eran en extremo valiosos, porque escaseaban incluso en Omyx. Aunque tenían herramientas muy avanzadas, el trabajo bajo tierra era agotador y la comida era muy mala. Sufrieron la presión de sus jefes durante años hasta que se levantó un líder que los convenció de rebelarse. Un antiguo texto sumerio (la epopeya «Cuando los dioses como hombres») cuenta que: "Cuando los dioses, al igual que los hombres, tenían que trabajar y sufrir la labor-la labor de los dioses era grande, el trabajo era pesado, la aflicción era mucha. Ellos se quejaban, murmuraban, refunfuñaban en las excavaciones. Hagamos frente a nuestro... el Oficial Jefe, que nos libere de nuestro pesado trabajo. Al rey de los dioses, al héroe Enlil, ¡vamos a enervarle en su morada! Así pues, proclamad la guerra; vamos a combinar las hostilidades y la batalla. Los dioses siguieron sus palabras. Prendieron fuego a sus herramientas; fuego a sus hachas prendieron; llevaron a mal traer al dios de la minería en los túneles; lo atraparon mientras iban a la puerta del héroe Enlil. Era de noche, en mitad de la guardia. ... ¡Cada uno de nosotros ha declarado la guerra!


tenemos nuestro ... en las excavaciones; el exceso de fatigas nos ha matado, nuestro trabajo era pesado, la aflicción mucha. " (Sitchin, El 12º Planeta, pp.175-176)

Capítulo 4. La creación del hombre En respuesta a la rebelión de los mineros, el Concejo de los igigi (los dyauses que se quedaban en la nave en órbita), presidido por el dyaus Piter, conociendo las habilidades de Enki en el campo de la genética, decidió ordenarle que buscase seres del planeta que pudiesen ser adaptados para realizar las tareas que todos los excavadores -de los canales y de las minas- rechazaban ahora con fuerza. Así, mandaron despertar a Enki para informarle que habían decidido formar un "adama", un trabajador sustituto, y que su principal tarea consistiría ahora en buscar la forma de hacerlo. Las expediciones terrestres en los diversos continentes habían demostrado la existencia de numerosos animales. Los biólogos y zoólogos nefilianos se dieron entonces a la tarea de examinarlos genéticamente para determinar si, con las técnicas que dominaban, podrían seleccionar especies útiles. Enki, dijo que necesitaría la ayuda de Ninti, la Madre de los Dioses, y los dyauses del cielo (de la nave interestelar) se la concedieron: «Mientras la Diosa del Nacimiento esté presente que cree un Trabajador Primitivo; que lleve él el yugo. ¡Que cargue él con el duro trabajo de los dioses!» Enki y Ninti se dedicaron entonces a realizar experimentos genéticos tendientes a crear seres que se parecieran a nuestras dos razas. En aras de contar con obreros con mucha fuerza, intentaron primero la obtención de seres parecidos a los kentois, pero los cuadrúpedos con torso y brazos resultaron todos ser tercos e indomables. [Veánse los toros alados y otras figuras de animales con rostro humano de la Antigüedad.] Pero los expedicionarios de Enki en las Tierras del Sur (Abzu) también había descubierto bípedos con un genoma que -según la investigación realizada- era muy parecido al de los nefilianos, aunque eran de escaso desarrollo cognitivo: eran los antiguos homínidos. La Epopeya de Gilgamesh describe el ser descubierto: "Peludo es todo su cuerpo, dotado en la cabeza con una melena como la de una mujer... No sabe nada de gente ni de tierra; su atuendo es como el de uno de los campos verdes; come hierba con las gacelas; con las bestias salvajes se codea en el abrevadero; con las prolíficas criaturas en el agua su corazón se deleita." Enki y Ninti se concentraron entonces en la preparación de una mezcla capaz de transformar a los homínidos en seres capaces de comprendernos y de realizar los trabajos que nos eran tan desagradables, aunque no tendrían la fuerza de los centauros. Así forjaron los primeros «hombres».


[Dicen los textos antigüos que tomaron una criatura que ya existía y la manipularon para «sujetar sobre ella la imagen de los dioses». El Génesis también dice que Dios «creó al hombre a su imagen y semejanza».] Cuando apareció por fin el primer ejemplar vivo y en buena salud, la Diosa Madre lanzó un grito triunfante y se dirigió a los Grandes Dioses clamando: «Me mandasteis una tareaLa he terminado... Os he quitado el duro trabajo he impuesto vuestra labor a El Trabajador, 'Hombre'. Levantasteis un grito por un Trabajador: He soltado el yugo, os he dado la libertad.» [En el grabado sumerio: Ninti presentando el adamu a los anunnaki, flanqueada por el Árbol de la Vida y matraces de laboratorio.] Los anunnaki recibieron su anuncio con entusiasmo. «Ellos corrieron y le besaron los pies». A partir de entonces sería el Trabajador Primitivo -el hombre- «el que llevaría el yugo». Así, los nefilim, después de llegar a la Tierra para establecer sus colonias, crearon el primer modelo de esclavitud, con trabajadores primitivos forjados por ellos mismos, mezclando material genético propio con material local. Un motín de los dioses había llevado a la creación del Hombre. Sitchin explica: "En la epopeya «Cuando los dioses como hombres» hay un pasaje cuyo objetivo era explicar por qué la «sangre» de un dios tenía que mezclarse con la «arcilla». El «divino» elemento requerido era «aquello que alberga eso que ata la memoria». Y, lo que es más, el mismo término aparece en la versión acadia como 'etemu', que se traduce como «espíritu»: ¿los genes?. (...) El texto afirma que la sangre del dios se mezcló en la arcilla de manera que ató al dios y al Hombre genéticamente «hasta el final de los días», de modo que la carne («imagen») y el alma («semejanza») de los dioses quedaría impresa sobre el Hombre en un parentesco de sangre que nunca se podrá romper. (...) Las evidencias de los textos antiguos, tanto mesopotamicos como bíblicos, sugieren que el proceso adoptado para mezclar las dos series de genes -los de un dios y los del Homo Erectus- implicaba el uso de genes masculinos como elemento divino y de genes femeninos como elemento terrestre. (...) El óvulo de una hembra de Horno erectus, fertilizado con los genes de un dios, se implantó posteriormente en el útero de la esposa de Ea [Enki]; y, después de obtenido el «modelo», se implantaron duplicados de ésto en los úteros de las diosas del nacimiento, para someterse al proceso de embarazo y parto." (Sitchin, 12º planeta, p.180 y 188) ] Cuando ya lograron producir varios adama (adánes) en forma individual, Enki y Ninti se concentraron en buscar la manera de reproducir estos seres en forma masiva. Sin embargo, debían tomar en cuenta que los óvulos fecundados debían ser implantados en "dioses del nacimiento" [los que llamaríamos hoy madres sustitutas]: los nuevos seres no eran capaces de procrear por su cuenta. Grabado anexo:


"En las montañas del sur de Elam, se encontró una roca tallada en la que hay una escena que nos despierta la curiosidad. En ella, hay una deidad sentada que sostiene un matraz «de laboratorio» del cual fluye un líquido -una representación familiar de Enki. Junto a él, hay una Gran Diosa también sentada, postura que indica que se trata de una colaboradora más que de una esposa; no podía ser otra que Ninti, la Diosa Madre o Diosa del Nacimiento. Ambos están flanqueados por diosas menores -una reminiscencia de las diosas del nacimiento de los relatos de la Creación. Delante de estos creadores del Hombre hay filas y filas de seres humanos, cuyo rasgo más notable es que todos ellos parecen iguales -como hechos en un mismo molde." (Sitchin, p.194) Después de que Enki se las ingeniara para lograr un primer «modelo perfecto» -Adapa/Adán-, pasó a diseñar técnicas de «producción en masa»: se implantarían los óvulos genéticamente tratados en mujeres anunnaki que serían liberadas de otros trabajos. Serían las "diosas del nacimiento", que engendrarían, la mitad varones, y la otra mitad, hembras. Siendo un híbrido, el humano no podía procrear por su cuenta.

Capítulo 5. Las guerras de los dioses La creación del hombre provocó una división entre los dioses. Los humanos del Abzu, producidos por ingeniería genética, siendo híbridos eran estériles. Por lo tanto, la "producción en serie" no permitía aún abastecer a las colonias de Mesopotamia. Como consecuencia de ello, a los anunnaki que estaban trabajando en las ciudades y campos del norte se les negaron los beneficios de la nueva mano de obra y pronto, al saber de la nueva fuerza de trabajo con que contaba Enki, apelaron a su jefe Enlil, amenazando con una huelga general. "Los anunnaki subieron hacia él, levantaron las manos recibiéndolo, aplacaron el corazón de Enlil con oraciones. Cabezas Negras le pedían." (Stitchin, p.190) Enlil, aprovechando que Enki se había venido a su ciudad de Eridú trayendo productos de sus minas, se reunió con él y le planteó el problema, pero éste le hizo ver que el proceso de producción era muy lento y que las "cabezas negras" que había creado apenas alcanzaban para sustituir a los anunnaki en las minas. Los nortinos deberían conformarse y esperar algunos años más. Pero la respuesta no satisfizo a éstos y fomentaron amplias protestas, las que se tornaron más y más violentas. Como no conseguía nada de Enki, Enlil -con el apoyo de los suyos- decidió declararle la guerra y atacar Eridú. Como todas las ciudades contaban con recintos fortificados (donde estaban las residencias de los jefes y los


hangares de sus naves) construyó una suerte de blindado llamado alani, que tenía una suerte de diente o taladro capaz de perforar las muralles [descrito en el texto conocido como «El Mito de la Piqueta»]. Enki no tuvo más remedio que hacer concesiones. Se deshizo de una partida de trabajadores en señal de buena voluntad y prometió acelerar sus investigaciones para lograr una producción más veloz de nuevos trabajadores. Mientras en Nippur y alrededores "a las personas de Cabeza Negra, les hicieron coger la piqueta". Enki, "señor del conocimiento", tuvo que realizar una nueva proeza científica: crear humanos con dos series combinables de cromosomas en sus células reproductoras, para permitir su auto-reproducción. Así, cada veinte años aproximadamente, la población de trabajadores se reproducía y se produjo un crecimiento exponencial. Poco a poco, los pedidos de todas las ciudades fueron satisfechos. Pero dar al humano la capacidad de reproducirse tuvo un importante costo: su vida se vió acortada a un centenar de años terrestres, mientras los nefilianos, en consonancia con el largo ciclo de su propio planeta, vivían fácilmente diez veces más. Algunos de los igigi empezaron a molestarse por la permanencia en la nave y a envidiar a los anunnaki, que podían "disfrutar" de la vida al aire libre. Uno de los jefes de cuadrillas a bordo, Kumarbi, había seguido muy de cerca los pasos de Enki y, viendo que iba constantemente de una de las ciudades del norte, Eridú, a su residencia en el Abzu (sur de Africa), decidió que no era justo que fuese el jefe de dos ciudades. Sin permiso de Piter, tomó una nave y descendió hasta Nippur para reclamar ante Enlil -el encargado del norte- lo que estimaba su derecho a conducir la ciudad que Enki "abandonaba" para su gestión de las minas y de su laboratorio genético en el Absu. Enlil le sugirió que recurriera a Inashtar, una mujer feroz y hermosa que se ganó por sí misma y para sí misma un lugar importante entre los anunnaki. Inashtar tenía asignado un dominio en una tierra lejana al este de Sumer, la Tierra de Aratta. Kumarbi la enamoró y le confió su plan. Ella, entonces, se las ingenió para visitar a Enki a solas. Al recibir la inesperada visita, que consideró muy grata, de esta bella y renombrada joven, Enki organizó un gran banquete. Pero Inashtar, llegada con una su doble intención, lo aprovechó para hacer que el dyaus bebiera más de la cuenta. Así, feliz y bebido, éste estaba preparado para hacer cualquier cosa que le pidiese la joven y ésta, audazmente, le pidió algunas fórmulas secretas, que eran una parte importante del poder real de Enki. Así, obtuvo alrededor de un centenar de ellas, entre las que estaban las fórmulas divinas pertenecientes al señorío supremo. Para cuando Enki despertó y se dio cuenta de lo que había hecho, Inanna ya estaba de camino a Aratta. Enki ordenó perseguirla con sus más terribles armas, pero fue en vano, pues Inashtar se había ido a toda velocidad en su «Barco del Cielo». Entonces Enki tomó su shem y subió al cielo para entrevistarse con el dyaus Piter, a quién contó lo ocurrido. Piter dedujo inmediatamente que Kumarbi debía estar detrás de esta trampa. Se comunicó con Enlil, quien le confirmó que el igigi había llegado a Nippur y luego se había ido a Aratta. La asociación entre Kumarbi e Inashtar se veía confirmada de este modo. Piter y Enki presentaron el caso ante el Concejo de los colonizadores y éste condenó a los dos conspiradores. Serían exiliados fuera de las zonas ocupadas por los colonos y la ciudad de Aratta sería destruída. Una vez comunicada la sentencia, Piter se dirigió a la sala de armas de su nave, activó los más potentes láseres con que contaba y dirigió su rayo hacia la ciudad, que fue reducida a cenizas. Desde entonces todos los humanos lo conocen como el dios del rayo. Pero pronto supo Piter que el origen del conflicto con Kumarbi eran las molestias de los igigi por no poder bajar a descansar a Tierra. Llamó entonces a los dyauses de los asentamientos en Tierra a una


reunión para discutir el tema y buscar una solución. Éstos le hicieron ver que, en realidad, las pequeñas ciudades de Mesopotamia no estaban en condiciones de recibir a los navegantes, tanto por su diseño y sus funciones como por las molestias que las visitas masivas podrían traer a las autoridades debido al recargo para sus trabajadores y a probables conflictos de autoridad, argumentos que Piter debió aceptar. Enki hizo notar entonces que había vastos territorios del planeta que podían ser ocupados por las "colonias de vacaciones" pero Enlil les recordó que se necesitaban instalaciones capaces de recibir y reenviar a los transbordadores. Y que nadie estaba en condiciones de porporcionar trabajadores para construir estos sitios. Enki intervino nuevamente recordándoles que disponían de una importante central energética en el oeste, al borde de un río que sería un gran atractivo [el Nilo]. Al este de dicha central había, además, una península desértica flanqueada por una alta montaña que podría fácilmente ser usada como punto de referencia para la navegación aérea. Con los potentes rayos de la nave nodriza, podían vitrificar parte de la superficie del desierto de esa peníncula, obteniendo una excelente pista de aterrizaje. [ Al parecer existirían aún hoy rastros de vitrificación en la península del Sinaí. ] La propuesta de Enki fue aceptada y, como dyaus de las Tierras del Sur, se le nombró también encargado de la estación de descanso de Giz.Eh, situada en su mismo continente. Enki encargó entonces a su hijo Marduk el gobierno de dicha colonia y le facilitó obreros para levantar las construcciones que albergarían a los visitantes y para realizar cultivos que les permitirían no depender del abastecimiento de Mesopotamia. En tierra tampoco faltaban los codiciosos. Un ayudante de Enlil llamado Zu sabía que su jefe conservaba el documento más importante que pudiese haber en la colonia: la llamada "Tablilla de los Destinos", o sea la tabla con las trayectorias que debían seguir las naves que bajaban del cielo -de la nave-nodriza en órbita- y volvían a ella, como también con los códigos de comunicaciones. Así, decidió un día aprovecharse de que Enlil se bañaba cómodamente en su piscina para introducirse en la sala de control de Nippur y robar la tablilla. "Cogeré la celeste Tablilla de los Destinos; los decretos de los dioses gobernaré; estableceré mi trono, seré el amo de los decretos celestiales: ¡a los igigi en su espacio comandaré.“ ("El Mito de Zu") Luego, tomó un MU (una máquina voladora a baja altura) y se escapó hacia un escondrijo lejano que había preparado cuidadosamente. Las consecuencias fueron desastrosas. Sin los datos de la tabla, las "fórmulas divinas" que permitían no sólo una navegación segura sino las comunicaciones entre la Tierra y las naves quedaron inútiles y el éter quedó en total silencio. Y los dyauses jefes de las ciudades, dándose rapidamente cuenta, se juntaron en Nippur. Era evidente que los igigi también se habrían dado cuenta e incluso, posiblemente, los miembros del Gran Concejo de Omyx. La situación no podía ser más grave. Y por ello se ofreció un voluntario para arriesgarse a subir al cielo sin guía con un transbordador y entrevistarse con Piter y el Concejo de la nave nodriza. El asunto era tan grave que incluso se informó a a los Grandes Maestros del planeta de origen, gracias a los equipos especiales de la nave. Ellos analizaron la situación y concluyeron que Zu tenía que ser capturado para que devolviera las fórmulas. Alguno de los dyauses de la Tierra o de sus hijos debería


encargarse del asunto. El hijo de Enlil, Ishtar, se ofreció, con el apoyo de su padre, que le ofreció sus mejores armas. Mientras Zu disponía de los medios de su transbordador y de las fórmulas que podían entorpecer las comunicaciones, entre ellas moduladores de rayos de luz que podían cegar a sus oponentes, Ishtar contaba con «flechas» de fuego (cohetes) y un arma defensiva que le era desconocida a Zu: un generador de una suerte de nube que envolvía su nave y, de este modo, la hacía invulnerable para los rayos luminosos. Ishtar se acercó de este modo a la montaña donde se escondía Zu y, a golpes de cohetes, le obligó a salir de ella y a enfrentarse en combate aéreo. "Ninurta [=Ishtar], el Primero, possedor de los Poderes Divinos, ... que en la batalla entra vehementemente; héroe que el arma brillante divina lleva en la mano..." (ibidem) Las dos naves se perseguían y disparaban mútuamente pero, gracias a las tablillas, Zu interfería los sistemas de dirección de los cohetes disparados por Ishtar. Las pequeñas naves eran del mismo tipo y Ishtar consiguió sin embargo acercarse lo suficiente para disparar otro tipo de proyectiles, logrando golpear el motor de su adversario. Zu «perdió sus alas» y debió aterrizar. Pronto los equipos de tierra que apoyaban a Ishtar recuperaron las Tablillas de los Destinos y éstas fueron regresadas al centro de control de Nippur. Al dyaus Seth se le asignó la tarea de desarrollar el astropuerto de la península del Sinaí. Pero al dirigirse hacia allí desde Nippur, donde bajó a tierra desde la nave-nodriza, perfirió quedarse en la bella zona del Líbano. Había recibido mapas y fotos aéreas de la zona que debía ocupar y no le hacía ninguna gracia tener que instalarse por largo tiempo en este desierto. El Líbano, por el contrario, era una tierra "de leche y miel", con abundante vegetación y clima templado. Cuando Piter se dió cuenta de que Seth no seguía avanzando en su viaje y parecía querer quedarse a gozar de la vida en lugar de realizar la misión confiada entró en cólera y envió nuevamente a Ishtar a corregir al díscolo y obligarlo a seguir los planes acordados por los dyauses. Pero Seth se negó a prestar atención a Ishtar e incluso lo echó de su campamento. Ishtar abordó entonces nuevamente su nave de combate y disparó algunos tiros de advertencia a poca distancia de las tiendas del equipo de Seth, que se vió así forzado a levanatr el campamento y avanzar en la dirección establecida, perseguido por "una columna de humo en el día [la nube que podía generar para evitar ataques con rayos] y de fuego en la noche [el que escapaba de sus motores]" [ como recuerda el Éxodo la presencia del dyaus Yahvé acompañando a los israelitas por el desierto ]. Pero al llegar a la península, Seth -que también conocía el asentamiento de GizEh por haber ido a descansar ahí- no resistió a la tentación de proseguir hasta este lugar, pensando -además- en la posibilidad de conseguir la ayuda de Marduk para defenderse de Ishtar y retrasar o anular su propia misión. Marduk lo recibió cordialmente, de acuerdo a la condición de dyauses secundarios que ambos compartían y sin saber que Ishtar estaba al acecho para ver si Seth iba finalmente a hacer su trabajo. Seth no confesó su verdadero propósito a Marduk: lo engañó, dándole todos los detalles sobre la misión que se le había encargado y solicitándole ayuda. Después del descanso que necesitaban él y su grupo de anunnaki después de cruzar el desierto en vehículos terrestres, cargando gran cantidad de equipo para su instalación, se dirigiría a su destino pero requería más mano de obra y grandes cantidades de alimento. Marduk acogió la demanda y prometió su apoyo, empezando a calcular de


cuantos humanos podría prescindir y por cuanto tiempo, así como cuanto tiempo sería necesario para acumular los alimentos requeridos. Los días fueron pasando, Seth ganándose cada vez más la confianza de Marduk. Al punto que éste aceptó finalmente de llevar a su visitante a conocer el interior de la gran pirámide y explicarle el funcionamiento de este enorme generador de energía. Luego de un primer recorrido, Seth pidió repetirlo para verificar que "había entendido todo bien". Fue entonces que se aprovechó de un descuido de Marduk para dejarlo encerrado. Éste había quedado algo rezagado en el gran vestíbulo mientras Seth se acercaba a la salida. A traición, hizo caer el gran bloque de piedra que sellaba el pasillo y dejó a su anfitrión adentro. Luego se reunió con su propio séquito, se dirigió a la residencia de Marduk y mató a los nefilim que le eran más cercanos, nombrándose gobernador de GizEh. Pero si Marduk había enseñado a Seth el modo en que se generaba energía, no le había dicho nada de los sistemas de comunicación que también se concentraban en la pirámide, aprovechando directamente esa fuente energética. De la llamada "sala real", salían estrechísimos conductos por lo que rayos de microondas se dirigían hacia el cielo. Podían ser captados por un satélite geoestacionario -el mismo que retransmitía la energía hacia las centrales receptoras de otros asentamientos- y, de ahí, transmitidos a la estación orbital o a la nave-nodriza cuando estaban en la posición adecuada. Marduk calculó en que momento podría lanzar un mensaje hacia la nave de Piter y se vió forzado a esperar algunas horas. Como la pirámide no era en sí un lugar de emisión, sino de transmisión, debió recorrerla para reunir algunos de los elementos necesarios para poder modular los rayos, fabricándose un aparato básico adecuado para lanzar un SOS. Llegada la hora correcta, que podía calcular gracias a las fluctuaciones observables en los captadores y los amplificadores del vestíbulo, lanzó su mensaje hacia el espacio. Piter lo recibió y lo reenvió de inmediato a Ishtar, que acampaba al otro lado del mar Rojo. Le envió asímismo los planes más secretos de la pirámide, que le permitirían liberar a Marduk. Ishtar levantó vuelo de inmediato en su nave, aterrizando a proximidad de la pirámide. Varios de sus nefilianos lo seguían en naves menores y fueron a bloquear una eventual salida de Seth. Cargando uno equipo de penetración, Ishtar y dos compañeros se introdujeron en la pirámide y siguieron el corredor rescendente hasta llegar a la cámara subterránea, que drenaron completamente. Luego ampliaron el ducto de drenaje que venía de arriba, para poder ascender, y perforaron un pasadizo para llegar al gran vestíbulo más allá del bloque que empedía el acceso por la vía normal. Marduk quedaba libre. Se devolvieron por la nueva vía acondicionada y se dirigieron hacia las residencias, donde ya se vigilaba a Seth, mientras sus acompañantes temblaban de miedo ante el prosible furor de los dyauses superiores. Ishtar traía la sentencia: Seth quedaba expulsado de la comunidad nefiliana. Se pondría a su disposición una pequeña nave desarmada y debería dirigirse a un contienente donde no hubiese aún asentamiento anunnaki. En cuanto a sus compañeros podían elegir entre acompañarlo o proseguir con la misión original que les correspondía. Marduk pasaría a ser su jefe, al menos hasta que otro fuese designado. Seth, con un muy pequeño grupo, se alejó entonces hacia el levante, donde tras varios días de viaje, encontró otra región con un gran río. Había descubierto el Ganges y ahí se estableció. [ Existe un antiguo texto mesopotámico titulado "Los mitos de Kur" que alude a "las guerras de la pirámide". Antiguos textos de la India también hablan de los dioses del cielo que viajan en aparatos voladores y describen incluso combates aéréos. ]


Capítulo 6. El pecado original Mientras más leía, más sorprendido estaba Trompel. ¿Cómo era posible que ninguna asignatura de historia hablaba de estos textos sumerios ni de la civilización de los "dioses" venidos del cielo? Sin duda había pocos arqueólogos convencidos, por el mismo hecho de que eran poquísimos los especialistas capaces de leer las antiguas tablillas. Sin embargo, explicaban muchas cosas, entre otras acerca del origen de las religiones. Siempre se había preguntado por qué se había puesto a Dios en el cielo et había pensado que quizás se debiera al dios-sol de los egipcios. Pero la explicación no podía ser más clara: los dyaus habían bajado del "cielo": de la órbita terrestre. También estaba azorado por lo que había leído acerca de la creación. Jamás habría podido creer que la humanidad era en realidad una creación en cierto modo artificial, producto de la ciencia genética de otra raza venida del espacio. Pero es lo que daban claramente a entender las tablillas sumerias y, por lo visto, los arqueólogos y expertos del equipo de Pollion parecían convencidos de ello. En ese momento le llegó un pedido de videoconferencia. Era Gordon Harris, comunicándose desde México. Ante la pregunta de Trompel, le contó que Heinz Kauffman estaba aún en Dubai, donde seguía estudiando y traduciendo las tablillas descubiertas en el fondo del Golfo. Se había comunicado por internet, muy excitado, porque las últimas tablillas que estaba traduciendo venían a complementar un relato del que se conocía ya algunos fragmentos en una versión sumeria de "La Epopeya de Gilgamesh" y al que correspondía el texto -bastante reducido y críptico- del capítulo 3 del libro del Génesis sobre el "pecado original" y la expulsión del paraíso. - Kauffman me mandó copia de su traducción. ¡Es fascinante! Si le interesa, le mando copia. - ¡Hágalo! Este estudio me está realmente apasionando. Mi dirección es jeftrompel@gmail.com. ¿Sabe algo Kauffman de Pollion? - Le pregunté, y me dijo que no habían vuelto al Golfo y que Pollion se había ido a India, porque una de las tablillas hablaba de un dyaus que fue enviado al exilio hacia el oriente y se estableció allá en la desembocadura de un río. Pero no tiene noticias de él desde entonces. Pensaba que ya habría regresado. - Que Kauffman siga en Dubai explica que no me haya podido comunicarme con él. ¿Cómo puedo hablar con él? - Le voy a dar sus coordenadas en Dubai, pero en estos momentos, por lo que me dijo, debe estar haciendo su equipaje y en un par de días habrá vuelto a Alemania. Trompel anotó los datos. Entretanto u archivo comprimido había llegado a su casilla de correo. Era el relato reconstituido de las tablillas con la versión primitiva del mito de Gilgamesh. La inútil búsqueda del Árbol de la Vida por parte de un Hombre mortal es el tema de uno de los más largos y poderosos relatos épicos que la civilización sumeria legara a la cultura humana. Titulado por los eruditos modernos como «El Poema de Gilgamesh», este relato trata del rey de Uruk, nacido de padre mortal y madre divina, a consecuencia de lo cual se le considera como «dos tercios de dios, un tercio humano», circunstancia que le induce a intentar escapar de la muerte, que era el destino de los mortales. Éste es el texto que recibió Trompel: "Gilgamesh partió de Uruk con un amigo, dirigiéndose hacia el «País de Tilmun», donde podría apoderarse de un shem [vehículo aéreo] que le permitiera viajar a la «Morada de los Dioses». Su


objetivo es pues ascender al cielo en un shem. Tilmun es quizás Sippar, la ciudad de dóne se controlaban los principales vuelos. Cuando Gilgamesh y su compañero alcanzan por fin sus inmediaciones descubren que es una «zona restringida», protegida por temibles guardianes. Cansados y con sueño, los dos amigos deciden descansar por la noche antes de continuar. Tan pronto les vence el sueño, algo les sacude y les despierta. Junto a un potente ruido, se ven iluminados por una columna de fuego y, ante el espectáculo, se preguntan si es real o si están aún soñando. Así fue como Gilgamesh describiría más tarde la experiencia: "¡La visión que tuve fue absolutamente aterradora! Los cielos gritaron, la tierra tronó; Se fue la luz del día, llegó la oscuridad. Un relámpago brilló, una llama se encendió. Las nubes se hincharon, ¡llovió muerte! Después, el fulgor se desvaneció; el fuego se apagó. Y todo lo que había caído se había convertido en cenizas." (Parte de la Epopeya real) No hace falta demasiada imaginación -dice el orientalista Sitchin- para ver en estos pocos versos el antiguo relato de alguien que había presenciado el lanzamiento de un cohete. En primer lugar, el tremendo golpe seco de la ignición de los motores del cohete («los cielos gritaron»), acompañado por una fuerte sacudida de la tierra («la tierra tronó»). Nubes de humo y polvo envuelven el lugar del lanzamiento («se fue la luz del día, llegó la oscuridad»), para, después, entreverse el brillo de los motores encendidos («un relámpago brilló») y «encenderse una llama», a medida que el cohete empieza a subir en dirección al cielo. La nube de polvo y cenizas se «hincha» en todas direcciones para, después, caer («¡llovió muerte!»). Más tarde, el cohete se eleva en las alturas, como un rayo hacia el cielo («el fulgor se desvaneció, el fuego se apagó»). La nave desaparece ante su vista, y los restos «que habían caído se habían convertido en cenizas». (Z.Sitchin, p.81-84) Sobrecogido por lo que había visto Gilgamesh eleva una plegaria en busca de protección y de apoyo y luego prosigue su proximación, llegando a la montaña de Mashu, de donde había subido la columna de fuego. Pero el lugar parece estar dentro de la montaña y la entrada está custodiada por fieros guardianes. Entre ellos y el gran Gilgamesh, no está claro quién tiene más miedo: "Su terror es pavoroso, en sus miradas está la muerte. Con sus trémulas luces barren las montañas." Cuando Gilgamesh explica sus orígenes parcialmente divinos, el propósito de su viaje («Acerca de la muerte y de la vida le quiero preguntar a Utnapistim») y el hecho de que lo realiza con el consentimiento de Utu, dyaus de Uruk, los guardianes le permiten seguir adelante. Lo que parecía montaña es en realidad una fortaleza. Llega así finalmente a un magnífico jardín donde las frutas y los árboles tienen incrustadas piedras semipreciosas (el «Edén»). Es aquí donde, según las notas de Kauffman, el relato del Golfo se aleja más de la Epopeya de Gilgamesh y se acerca más al libro del Génesis. Al acercarse al «árbol» (en realidad, la torre de lanzamiento, ahora sin el cohete), el héroe es interceptado por el dueño del lugar, quién le reprocha su conducta. "No corresponde al hombre, por más alta que sea su estirpe, adquirir el conocimiento [del acceso a la bóveda celeste]." El dyaus llama entonces a los guardias quienes, entre varios, logran dominar al intruso y lo echan fuera de la fortaleza, con la prohibición absoluta de volver a acercarse al «Edén». ¡El «adama» (Adán) había sido expulsado del paraíso por querer conocer (experimentar, en este caso el vuelo hacia el cielo) demasiado. Y los nefilim (ángeles) que guardaban el portón de la


fortaleza activaron sus «espadas de fuego» (laser) para alejar definitivamente al pecador que quiso conocer el secreto de los dyauses. [ La imagen adjunta muestra una antigua moneda encontrada en Biblos (la bíblica Gebal), en la costa mediterránea del actual Líbano, y representa el Gran Templo de Ishtar. Aunque aquí se muestra con la apariencia que tenía en el primer milenio a.C, los requisitos existentes para que los templos se construyeran y reconstruyeran en el mismo lugar y según el plano original hacen que lo que veamos ahora sean los elementos básicos del templo original de Biblos, diseñado milenios atrás. La moneda retrata un templo con dos partes. En la parte frontal se encuentra la estructura principal del edificio, imponente con su pórtico columnado. Pero, detrás, hay un patio interior, o «zona sagrada», oculto y protegido por un enorme muro. Está claro que es una zona elevada, pues sólo se puede acceder a ella subiendo unas escaleras. En el centro de esta zona sagrada hay como una plataforma que, por su entramado de vigas cruzadas, similar al de la Torre Eiffel, da la sensación de que fuera construida para soportar un gran peso. Y, de pie sobre la plataforma, se encuentra el objeto de toda esta seguridad y protección, un objeto que sólo puede ser un shem. (De Sitchin, “El 12º planeta”, p.74)] Para complementar lo anterior y lo que sigue conviene leer la siguiente información que nos entrega Z.Sitchin: "En unos textos sumerios que describen Sippar se cuenta que había una parte central, oculta y protegida por poderosos muros, en cuyo interior se levantaba el Templo de Utu, «una casa que es como una casa de los Cielos». En un patio interior de este templo, protegido también por altos muros, estaba «erguido hacia arriba, el poderoso APIN» («un objeto que surca», según los traductores). En un dibujo encontrado en el montículo del templo de Anu en Uruk se ve uno de estos objetos. Hace unas cuantas décadas, habría sido difícil adivinar lo que era este objeto, pero, ahora, podemos reconocer en él un cohete espacial de varias etapas en cuya cúspide descansa el cónico mu o cabina de mando. Las pruebas de que los "dioses" de Sumer poseían no sólo «cámaras voladoras» para recorrer los cielos de la Tierra sino también cohetes de varias etapas para ir al espacio, emergen del examen de los textos donde se describen los objetos sagrados del templo de Utu en Sippar. Se nos cuenta que a los testigos del tribunal supremo de Sumer se les hacía prestar juramento en un patio interior, junto a un pórtico a través del cual podían ver y enfrentarse a tres «objetos divinos», que tenían por nombres «la esfera dorada» (¿la cabina de la tripulación?), el GIR y el alikmahrati -un término que, literalmente, significaba «impulsor que hace ir a los navios», o lo que nosotros llamaríamos «motor»." (El 12º planeta, p.89). *** El pecado de Gilgamesh no fue el único del que quedó constancia en la Biblia. Los textos sumerios también relatan algo muy parecido al castigo de Dios por la construcción de la Toerre de Babel. El significado último, sin embargo, estaría relacionado con le presencia de los nefilim y de su monopolio de relación con "el cielo".


Según el texto babilonio conocido como «La Epopeya de la Creación», los nefilim se habían demorado dos años, trabajando sin descanso, para cumplir la orden «Construid la Puerta de los Dioses... Que se elabore su enladrillado. Su shem estará en el lugar designado.» Así, la primera plaza de lanzamiento fue construída en un lugar llamado Babili, que significa literalmente «Puerta de los Dioses». (de ahí el nombre de Babilonia). Para ello «aplicaron la herramienta... moldearon ladrillos»- hasta que «elevaron a las alturas la cúspide de Eshagila» («casa de los Grandes Dioses») y «construyeron la torre de la plataforma tan alta como el Alto Cielo». (Z. Sitchin: "El 12ª Planeta", p.79-80) Los humanos, con el paso del tiempo, tuvieron el descaro de querer tener su propia torre y de construir su propio «vehículo aéreo» para poder volar también ellos -como los dyauses- en un mu «sobre todas las tierras pobladas». Debido a la construcción de la torre y del seudo-cohete que era en realidad la prueba de que "deseaban alcanzar el cielo", los dyauses se enojaron y decidieron expulsar a todos los humanos de las ciudades que ellos habían fundado y que, ahora, incluían grandes jardines (como los famosos "jardines colgantes de Babilonia"). Así, los hombres quedaron excluídos del acceso al "paraíso terrenal" que tales ciudades constituían para ellos. Para que entendieran de una buena vez que no podían aspirar a subir al cielo ni imitar a los dyauses, Piter hizo caer sobre la torre sus famosos rayos que la redujeron a cenizas como lo hubiese hecho una bomba atómica, pero sin efecto de radiación alguna en los alrededores. Luego un "legislador" fue enviado a todos los asentamientos humanos para recordar a sus jefes las leyes que ya imperaban para ellos desde los inicios de su llegada a Mesopotamia e imponer algunas nuevas. Una antigua «tablilla de sabiduría» sugería el siguiente comportamiento: "Ni siquiera hagas daño a tu oponente; al que te haga mal recompénsale con bien. Hasta a tu enemigo, que se haga justicia... No dejes que tu corazón sea inducido a hacer el mal... Al que pida limosna, dale alimentos para comer, dale vino para beber... Sé servicial; haz el bien." Como los nefilianos siempre necesitaban abastecimiento, se impuso también a los hombres la obligación de entregar la décima parte de todo lo que produjeran y se nombraron intendentes para recoger los productos. También se dispuso un doble sistema de trabajo obligatorio. El primero obligaba a todos los varones a dedicar al menos cinco años de sus vidas a trabajar exclusivamente al servicio de los anunnaki. Después de este período para los hombres y a partir de los catorce años para las mujeres, el trabajo para los dyauses quedaba establecido sobre la base del cálculo de la décima parte del tiempo de luz diurna, acumulable por cada doceava parte del año calendario, estableciendo sistemas de turnos para que hubiese siempre una fuerza de trabajo estable.


Capítulo 7. El diluvio y la partida de los dioses Los nefilim no solo contaban con excelentes astrónomos y pilotos: contaban también con meteorólogos, importantes para la adapación de sus cultivos a los nuevos mundos colonizados. Con el tiempo, éstos de dieron cuenta de que en Shugi (la Tierra) se estaba produciendo un recalientamiento global y observaron el lento derritimiento de los hielos en el hemisferio norte. [Hasta hace entre 12.000 y 10.000 años, los hielos cubrían todavía Europa. El deshielo hizo subir de 130 metros el nivel de la Mediterranea. (D.Gibbins, "Atlantis", p.355 / Hancock, "Underworld",p.47)] Calcularon y proyectaron este fenómeno, considerando especialmente su efecto a mediano y largo plazo sobre la zona mediterránea y el creciente fértil que ellos ocupaban. La preocupación creció poco a poco cuando vieron confirmadas las cifras y observaron, incluso, que el derretimiento se hacía cada vez más rápido. Constataron que el sol de este sistema solar tenía un ciclo de actividad equivalente a la mitad, aproximadamente, del año cósmico, o sea de 36 años. Durante la mitad de este tiempo la actividad del sol crecía y durante la otra mitad decrecía. Sin embargo, observaron que debía existir otro ciclo, mucho más amplio, ya que al decrecer, la actividad nunca volvía al punto de partida sino que el ciclo siguiente implicaba mayor expulsión de energía, lo cual parecía ser la explicación del calentamiento terrestre. Lograron establer los parámetros de esta progresión y, de este modo, calcular aproximadamente la velocidad y el alcance del crecimiento de los mares. Paralelamente, observaban como se multiplicaban los seres humanos que ellos habían creado y como los anunnaki se unían incluso a ellos. La misma Biblia da aún cuenta de ello: "Y sucedió, cuando los terrestres comenzaron a crecer en número sobre la faz de la Tierra, y les nacieron hijas, que los hijos de los dioses vieron que las hijas de los terrestres eran compatibles; y tomaron para sí por esposas a las que eligieron." (Génesis 6, 1-2) Ésto, constatado por el dyaus Piter, fue comunicado al Gran Concejo, en Omyx, y sus miembros se escandalizaron: ¿cómo podían los anunnaki haber caído tan bajo, teniendo relaciones sexuales con los que ellos habían creado y consideraban apenas poco más que animales? Su descendencia, además, produciría una nueva hibridación, una degenerescencia progresiva que los jefes no podían admitir. Por ésto decidieron retirarse y deshacerse de tal descendencia a la primera oportunidad "Y la Deidad se arrepintió de haber hecho al Hombre sobre la tierra, y Su corazón se apenó. Y la Deidad dijo: «Exterminaré al terrestre que he creado de la faz de la tierra». (Génesis 6, 6-7; en Sumer es la "Epopeya de Atra-Hasis", que extractamos aquí) Gracias a sus conocimientos, los nefilim lanzaron entonces una guerra biológica contra los humanos y éstos clamaron ante Enki, su creador y protector: «Enki, Oh Señor, la Humanidad gime; la furia de los dioses consume la tierra. ¡Y, sin embargo, tú eres el que nos ha creado!


¡Que cesen los dolores, los mareos, los resfriados, la fiebre!» Enki, aliado a Ishtar, la "diosa-madre", encontró el remedio (vacuna) y salvo a los hombres, generando la molestia de los otros jefes, que decidieron provocar una hambruna, negando a los hombres el acceso a las provisiones. Con ello, "El tercer año llegó; sus rasgos [de los hombres] se vieron alterados por el hambre, sus rostros estaban incrustados... estaban viviendo al borde de la muerte. Cuando el cuarto año llegó, sus rostros parecían verdes; caminaban encorvados por las calles; su ancho [¿hombros?] se hizo estrecho. Cuando el sexto año llegó se preparaban a la hija para la comida; al hijo se preparaban como alimento... Una casa devoraba a la otra". Pero, nuevamente, Enki tomó la defensa de la humanidad. Convocó una asamblea secreta de jefes humanos en su templo. Les contó lo mucho que se había opuesto a los actos de los demás dioses. Luego discutieron un plan de acción. Como ero el señor del Abzu, de las tierras del lejano sur, y disponía de una gran flota para traer los minerales a Mesopotamia, cargaría víveres en sus barcos, escondidos bajo los minerales. En las ciudades del norte, se provocaría una rebelión y, a favor de los desórdenses, descargarían los alimentos. El plan resultó exitoso pero fue rápidamente descubierto, provocando el descontento de los otros jefes de ciudades: "Todos nosotros, Grandes Anunnaki, llegamos juntos a una decisión... Ordené que, en el Pájaro del Cielo, Adad vigilaría las regiones superiores; que Sin y Nergal vigilarían las regiones medias de la Tierra; que el cerrojo, la barrera del mar, tú [Enki] vigilarías con tus cohetes. ¡Pero tú has dejado pasar provisiones para la gente!" Pero entonces los científicos que estubiaban el recalentamiento y el derretimiento de los hielos llegaron a la conclusión de que pronto el nivel del mar llegaría a tal punto que la zona baja ocupada por sus ciudades de Mesopotamia sería alcanzada y quedaría hundida. Calcularon, en efecto, que la mitad de la capa de hielo de la Antártida (de más de kilómetro y medio de grosor) se deslizaría en los mares del sur, provocando una inmensa marea que elevaría el nivel de todos los mares del globo en unos 18 metros, inundando ciudades costeras y tierras bajas. También previeron que este fenómeno alteraría el clíma, provocando fuertes tormentas, que acelerarían aún más la inundación. Así, la decisión del castigo coïncidió felizmente para los nefilim con la previsión del diluvio. Antes de


la acometida, los dioses tuvieron una asamblea y votaron sobre lo que debían hacer. El voto, mayoritariamente a favor del abandono y de la destrucción de la humanidad, debía mantenerse en secreto, pero Enki pensó en un posible regreso y en la forma de preservar las formas de vida "puras" que existían en la Tierra. Por ello, buscó a Zisudra, el soberano de Shuruppak, para informarle en forma clandestina de la inminente calamidad. Como se puede leer en la Epopeya de Gilgamesh (donde Zisudra se llama Utnapistim), le dijo: "Hombre de Shuruppak, hijo de Ubar-Tutu: ¡Echa abajo la casa, construye un barco! ¡Renuncia a las posesiones, salva tu vida! ¡Abjura de tus pertenencias, salva tu alma! Lleva a bordo la simiente de todas las cosas vivas;el barco que has de construir, sus dimensiones se habrán de medir." La situación era delicada para Zisudra y los que, en otras ciudades, también fueron elegidos: ¿cómo justificarían sus preparativos ante los que deberían quedarse y perecer? La excusa fue que, como seguidor de Enki, el dyaus del Abzu, Zisudra y sus semejantes no podían seguir viviendo en Mesopotamia, feudo de Enlil, y que estaban construyendo un barco para ir a vivir al Abzu. Como en esa época había hambruna, los otros hombres se pusieron felices de verlos partir e incluso los ayudaron para se fueran luego. Los elegidos debían esperar una señal para subir a bordo: sería el despegue de los cohetes en los que los nefilim partirían "de vuelta al cielo". Luego se desató la tormenta, excepcionalmente poderosa. "El Diluvio bramó como un toro; los vientos gimieron como un asno salvaje. La oscuridad era densa; no se podía ver el Sol." Después de varios días de intensa lluvia, hubo fuertes temblores y se produjo un maremoto: el mar cubrió las ciudades y los centros de culto. Los grandes barcos fueron fuertemente sacudidos, pero eran de excelente factura ya que los nefilim sabían como hacer bien estas cosas y habían entrenado a muchos hombres como obreros especializados. Estaban perfectamente sellados, de modo que, incluso si se dieran vuelta, no penetraría el agua: los nefilim sabían perfectamente cómo construir submarinos y se inspiraron en esa técnica para asegurar los barcos contra las peores inclemencias. Aún en órbita, esperando el momento oportuno para partir, los nefilim pudieron observar el desastre y más de uno lloró por la destrucción que observaban: "Los Anunnaki, grandes dioses, se fueron sentando sedientos, hambrientos... Ninti lloró y dejó salir sus emociones; lloraba y aliviaba sus sentimientos. Los dioses lloraban con ella por la tierra. Ella estaba abrumada por el dolor, tenía sed de cerveza. Donde ella se había sentado, se sentaron los dioses llorando;


amontonándose como ovejas en un abrevadero. Tenían los labios febriles por la sed, y sufrían retortijones a causa del hambre. La Diosa [madre] vio y lloró... tenía los labios cubiertos de calenturas... «Mis criaturas se han convertido como en moscasllenan los ríos como libélulas, el retumbante mar se ha llevado su paternidad». [Epopeya de Atra-Hasis] El mal tiempo duró varias semanas pero luego se aplacó. Sólo se veía agua en todas las direcciones y nadie, salvo Zisudra y un piloto que le había recomendado Enki sabían hacia donde ir. Además, se les había recomendado que esperasen a estar seguros de que las tormentas hubiesen terminado. Luego, debían enfilar hacia el norte, donde encontrarían el terreno más elevado y donde aparecería primero tierra firme, en cuanto empezara a bajar el nivel del mar. Así, después de los días de navegación calculados por Enki, se detuvieron y esperaron. Finalmente, "Emergió una región montañosa; sobre el Monte de la Salvación se detuvo el barco; el Monte Nisir [«salvación»] sujetó al barco con firmeza, sin dejar que se moviera." Era el monte Ararat, que los nefilim utilizaban como punto de referencia para el aterrizaje de sus naves y que era el más alto de las tierras del norte. Las minas del sur de África, las ciudades en Mesopotamia, el centro de control de Nippur, el espaciopuerto de Sippar; todo estaba enterrado bajo el agua y el lodo. Debido a su constante rebeldía, Enki fue condenado a permanecer en órbita y esperar a que las aguas bajasen, para volver a la Tierra e intentar una nueva colonización, con unos cuantos voluntarios que lo acompañarían. Los demás nefilim no sabían que se había asegurado de la supervivencia de la humanidad. La nave nodriza, llegado el momento propicio para pasar a la cuarta dimensión del espacio, emprendió vuelo para regresar a Omyx. El Gran Concejo decidiría si y cuando, eventualmente, regresar al sistema de Shamash. Las colonias habían fracasado en todos los planetas donde habían intentado establecerse, aunque Shugi (la Tierra) había sido la que había obtenido el mejor resultado y donde se habían quedado por más tiempo.

Capítulo 8. Descubrimientos indios Intrigado por lo que le había dicho Gordon Harris, en su comunicación desde México, Trompel decidió llamar a Kauffman, esperando encontrarlo aún ahí y confirmar la partida y el destino de Pollion. Logró establecer una videoconferencia con Dubai, donde Kauffman -que se había quedado ahí a estudiar las tablillas encontradas- le explicó que habían encontrado tablillas en que constaba que los nefilim habian viajado hacia el este y establecido una nueva ciudad en la costa noroeste de India. Habían podido establecer en efecto que el río, en cuya desembocadura se habían establecido, no era el Ganges sino el Indo. Pollion había podido calcular la longitud y latitud aproximadas y había cotejado con otras investigaciones, lo cual le había llevado a estimar que la ciudad debía estar bajo el mar en la cercanía de Dwarka. En uno de los libros sagrados de la India, el Mahabaratha, se decía que Dwarka había sido


la ciudad gobernada por Krishna y que fue submergida, según el calendario indio, en 3.102 a.C. En otro libro, el Rig Veda, se encuentra la historia del diluvio y de un arca en que se salvó 'Manu' .

[Las civilizaciones más antiguas del subcontinente indio emergieron en el valle del río Indo y del Sarasvati alrededor del 2500 a.c. Hay indicios, incluso, que permiten remontar hasta 8.000 a.C. El Sarasvati es un río actualmente seco (descubierto hace poco por análisis satélital) que fluyó en una época muy lejana (posiblemente 8.000-6.000 a.C.). Abarcaban cerca de un centenar de pueblos y dos ciudades importantes: Harappa y Mohenjo-Daro. Al igual que las civilizaciones de la Mesopotamia y Egipto, dependían de su río. Como el Nilo, el Indo se desbordaba todos los años, inundando extensas zonas y depositando sedimentos fértiles. Este inmenso potencial agrícola fue la base sobre la cual se desarrolló el urbanismo en torno al río Indo.] Considerando que le quedaban aún dos semanas antes del inicio de sus clases, había decidido viajar a India y estudiar en la actual Dwarka la posibilidad de una futura exploración de las eventuales ruinas submarinas. Había tomado un vuelo hacia Nueva Delhi y, desde entonces, el alemán no había tenido más noticias. Creía que Pollion ya estaba en Lovaina. Trompel se acordó entonces que los medios de comunicación habían informado profusamente acerca de la ocupación de varios hoteles por rebeldes independendistas del Cachemira en una ciudad del norte de India. Como Kauffman no podía ayudarlo, terminó la comunicación y se puso a buscar en la red las noticias de India. Pudo confirmar así que la ciudad era efectivamente Dwarka. Dos hoteles habían sido asaltados por los terroristas, en reivindicación de la independencia de su región. Varias personas fueron gravemente heridas y todos los huéspedes quedaron en calidad de rehenes, mientras la policía bloqueada los accesos. Algunas de las personas que habían logrado huir relataron a los medios que los terroristas habían clasificado por nacionalidades a los prisioneros. La principal estación de ferrocarril también había sido atacada por varios hombres armados con rifles Kalashnikov, abriendo fuego contra los pasajeros en el principal vestíbulo de la estación y lanzando granadas. Se temía que francotiradores permanecieran escondidos en los edificios cercanos. Una acción militar permitió retomar la estación el día siguiente, mientras las autoridades indias estaban tratando de discutir con los rebeldes acerca de las condiciones para liberar los rehenes custodiados en los hoteles pero, al parecer, preparaban simultáneamente una acción armada de rescate. Se sabía que había numerosos turistas en los hoteles afectados, pero no se conocía sus identidades. Sin duda Pollion era uno de ellos y ésta debía ser la razón de su demora.


Trompel contactó el Ministerio de Relaciones Exteriores para ponerlos al tanto, esperando que el ministerio pudiera tomar contacto con las autoridades indias, sin duda a través de la embajada belga en ese país, y, así, hacer lo posible para verificar la situación de Pollion y estudiar en que pudiesen intervenir para favorecer su regreso. Las noticias de la noche, en la web -la televisión no hablaba de la situación, debido sin duda a la poca importancia de Dwarka-, no daban cuenta de ningún avance en la situación de los rebeldes y de los rehenes. Las conversaciones no progresaban y las autoridades indias se estaban cansando de que pasaran los días con avances seguidos de retrocesos. Los independentistas no cedían en sus demandas, que eran imposible de satisfacer en plenitud. Al parecer, no quedaba más posibilidad que una acción armada, que podría muy nefasta para los rehenes. Según se supo después, el Ejército había pedido la asesoría del SAS británico y estaban planeando conjuntamente el asalto. El día siguiente por la noche, los informativos on-line lanzaban la sensacional noticia: militares indios apoyados por gurkas habían asaltado los hoteles ocupados, habían matado a numerosos rebeldes y liberado los rehenes. Se lamentaba la pérdida de cinco de éstos, asesinados por los insurgentes cuando se dieron cuenta del ataque. Las imágenes mostraba humo saliendo de los hoteles, vidrios rotos, algunos civiles saliendo de los edificios y ambulancias llevando heridos. No había aún reportes acerca de la identidad de los civiles liberados. Al otro día, Trompel recibió una llamado telefónico del Ministerio de Relaciones: la embajada belga en India había sido informado de que un ciudadano de su nacionalidad había sido liberado en Dwarka. Se trataba efectivamente del profesor Pollion. Sería repatriado el día siguiente. Su odisea había terminado, así como la encuesta de Trompel, que había sido más bien una lección de historia. [El 26 de noviembre de 2008, más de 170 personas murieron y más de 300 resultaron heridas en una cadena de tiroteos y explosiones en la capital financiera de la India, Bombay. Los atentados tuvieron lugar en siete puntos de la ciudad, entre ellos dos hoteles de lujo —Oberoi Trident y Taj Mahal—, un famoso restaurante, varias estaciones de trenes y hospitales. (Diario El Mundo - jueves 27/11/2008).]

EPILOGO Los nefilim tenían otra base, alejada, que aseguraba las comunicaciones con otra colonia en el continente del oeste. Pero, al parecer, las comunicaciones fallaron y no fueron avisados de la llegada del diluvio y del maremoto. Ésto es lo que se encontró al final del relato histórico encontrado en la "Biblioteca de la Atlántida" y que lee finalmente Trompel: Año 177 de la Colonización (191EE) -"¡Ha sido un desastre total! Todo nuestro continente quedó sumergido en pocos minutos por el efecto combinado del terremoto y el tsunami. Sólo escaparon nuestras siete islas." -"¿Nadie escapó de l'Absu?" -"Sólo unos pocos hidroplanos de los puertos del sur, que se disponían a partir cuando se iniciaron los temblores." -"¿Y los aeroplatos?" -"Como era de noche, estaban todos en los hangares. Ninguno alcanzó a despegar." -"¿Los subhídricos?"


-"No sabemos de ninguno. Deben haber quedado bloqueados en los derrumbes." -"¿Las comunicaciones?" -"Las últimas transmisiones se interrumpieron: nos estaban diciendo que se estaban hundiendo al tiempo que divisaban grandes masas de agua acercándose a gran velocidad al observatorio." -"¿Así que quedamos sin enlace con nuestro planeta?" -"No tenemos equipo adecuado aquí. Todas nuestras comuicaciones pasaban por el relevo de la capital. Pero quedan los Centinelas." -"Que no podemos utilizar porque deben ser activados por presencia física. Con un hidroplano podríamos llegar a Giz-Eh, pero sería revelar a los humanos el secreto de la Esfinge. El Concejo nunca lo perdonaría." -"¿Y el del suroeste? ¡Allá no hay nadie!" -"Pero ningún hidroplano es capaz de cruzar el océano. Haría falta un aeroplato." -"¿Así que es el fin de nuestra colonización?" -"Me temo que sí. Será mejor reunir toda nuestra documentación, completar todo lo que se pueda y guadarlo en un lugar seguro. Ojalá nuestro silencio sugiera a Omyx el envío de una misión de inspección y nos puedan rescatar. Ellos decidirán si mantenemos o no nuestra presencia en este sistema solar." Después de leer los últimos archivos que había obtenido, Trompel se acordó de un texto de la Biblia: "Solamente, no quedan recuerdos de antaño; ni tampoco después habrá memoria para el porvenir." (Qo, 1,11) Así, pensó el detective, el Qohélet (o "Eclesiastés") había predecido el olvido de ese lejano pasado, desconocido hoy por la mayoría de los arqueólogos y apenas asumido recientemente por unos pocos. [Nos referimos aquí, evidentemente, a los textos sumerios reales que hemos citado, y no a la ficción que hemos inventado acerca de la venida desde "Omyx" y de la instalación en la eventual Atlántida canaria.)] *** El viaje por las "ondas" de la cuarta dimensión del espacio se describe en documentos que provendrían de "visitantes del espacio" procedentes de un planeta llamado Ummo, llegados en la década de 1950 (J.Pollion, "UMMO: de vrais extraterrestres!", Ed.Aldane http://www.aldane.com/pollion.html). Un comentario especializado de estos textos señala lo siguiente: "El análisis semántico y lógico del lenguaje ummita que aparece en las cartas concluye que el tipo de semántica implicado NO existe en ningún lenguaje de la Tierra, lo que respalda la hipótesis de verosimilitud de los contenidos y, por lo tanto, de la visita extraterrestre. Los datos científicos van claramente más allá de la ciencia terrestre actual." En nuestra novela "Omyx" se encuentran más referencias a los "omyxianos" y su legado, así como la participación de Trompel en una nueva exploración arqueológica (la última para él ya que esa novela corresponde al final de su vida).


Omyx: Encuentro interplanetario El formato original de esta novela era el hipertexto, con facilidades para navegar libremente entre sus distintas partes, consultar datos complementarios en una “enciclopedia” propia, etc. pero ya no es accesible. Una versión tradicional en PDF puede ser descargada de https://sites.google.com/site/colle/publicaciones/Omyx.pdf

Con esta novela se terminan las encuestas (y la vida) de Jef Trompel, pero su rol ahí no es el principal.


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