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Web Magazine Psicología CCA Año 1 número 4 Enero 2012

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Editorial.

niciamos año con muchos bríos, especialmente porque hemos hecho balance general y esto nos motiva aún más a seguir con nuestros empeños e industrias, como diría Juana de Asbaje, iniciamos año con nuevas propuestas que iremos compartiendo a través de los diferentes canales de comunicación que acostumbramos. Coral Hernández nos habla de la epilepsia y nos presenta las paradojas de esta enfermedad desde el punto de vista de quien la tiene, por un lado la sobreprotección del entorno cercano, misma que puede generar una falta de autonomía de la persona al tratársele como inválido, lo mismo sucede con otras discapacidades, el texto nos hace repensar cómo entendemos la normalidad y la anormalidad. Salvador Díaz Sánchez nos envía dos poemas desde Texcoco de Mora. Edson A. Fitch aporta un artículo sobre la intolerancia del ser humano, especialmente en materia religiosa, también nos comparte una carpeta con imágenes tomadas desde su teléfono de última generación. Momis nos perfila otro par de poemas con su estilo característico que recuerda a Carlos Rivas Larrauri y toda esa tradición tan llena de vitalidad sobre el acontecer cotidiano de la política en México, poesía del aquí y del ahora. Un servidor ofrece un artículo sobre la envidia maliciosa. Y es un gusto enviar un saludo afectuoso a quienes nos leen desde diferentes partes del mundo: Chile, Argentina, España, Francia, Perú, Colombia, EUA, Portugal y México. Orlando Oviedo Coordinador Centro Cultural CCA

ร nd Los olvidados 10 Mรกs alto que arriba 16 Poemas 23

dice Narciso y la envidia maliciosa

Galería 39 Poesía Política 51

“Los olvidados” Por Coral Hernández

as estadísticas en nuestro tiempo son como un monstruo come cerebros. Nos basamos en ella para muchas veces tomar una decisión, cual Horóscopo Occidental que nos da el color perfecto para llamar a la buena suerte. Dentro de ellas, he buscado una donde me pueda ubicar. Busqué entre personas discapacitadas y no me hallé. Busqué entre personas normales y tuve el mismo resultado. Entonces empecé a sospechar que debo crear una donde estén “los olvidados”. ¡Calma! Buñuel no es el tema principal, pero sí algo tan real que parece surreal en este tiempo: los epilépticos. Somos personas que no entran en el Teletón porque nos vemos tan “normales” como aquellos neuróticos de las grandes ciudades citadinas cuando decidimos no hablar de nuestra enfermedad y disfrazarnos de normales contribuyentes que tienen todas las obligaciones de ley, pero no todos los derechos. Somos personas que muchas veces tenemos temores y que las personas que nos rodean nos ayudan hacerlos más grandes, y su afán es ayudarnos, de ayuda compasiva protectora que muchas veces nos aleja de una sociedad para evitar que vean nuestras crisis y hacernos independientes. Somos personas que como no damos lástima por nuestro aspecto físico, no generamos donativos o fundaciones para ayudar a pagar tratamientos muy caros. Alguna vez leí una estadística que mencionaba que el 10% de la población mundial padecía mi enfermedad. Números más, menos, cifras exactas no exactas. Lo que es verdad es que la mayoría de las personas que padecen esta enfermedad han sido olvidadas por la sociedad. Y lo más grave aún es que todavía parecemos estar en el Medioevo con respecto a la información de esta enfermedad y su comprensión.

Recuerdo que un día al hablar de esta problemática con un profesor, le comenté que sólo una ventaja tenía tener una aparecía “normal” que no me mandarían a la hoguera y él me contestó “Coral no cantes victoria, pareces bruja, eres atea y para acabarla epiléptica”. Con el humor negro que me caracteriza, pensé que tal vez exageraba yo con imaginar que no estábamos en el Medioevo. Sonrisa. Lo que sí es verdad y una triste realidad es que no todos los epilépticos de nuestro país y por desgracia he constatado que en todo el mundo hay una gran discriminación hacia nosotros. Ya no importa si somos capaces o no para un trabajo, el tener la enfermedad nos devalúa, nos quita credibilidad. Muchas veces la incomprensión de esta enfermedad hace que amigos, familiares sobreprotejan al individuo y nunca sea independiente. Por eso es menester que aquellas personas que conviven con una persona que tiene este padecimiento fortalezcan su interior y los motiven para salir adelante. La epilepsia sí es una enfermedad como cualquier otra, y como muchas, puede ser controlada por quien la tiene y aquel que la padece puede desarrollarse de acuerdo con sus inquietudes. Si tú padeces esta enfermedad, piensa que tienes la maravillosa oportunidad de cambiar el concepto que se tiene de esta enfermedad y así dejar de ser: “Los olvidados”.

Más alto que arriba Por Edson A. Fitch

oy me di cuenta de que he perdido por completo la fe en la humanidad, estaba en la oficina era la hora de la comida, un día normal nada fuera de lo común, las labores cotidianas, esas que se hacen por automático, esas que sabes que haces porque no te queda ninguna razón por qué pelear, debo decir que he cambiado mucho, solía ser… digamos idealista, triste mi calavera, en el sistema en el que existo no hay cabida para nosotros, creo que es a lo que le llamamos la condición post-moderna, soy parte de este sistema en el cual te llenan de dualidades inconcretas, sólo para socavarte, hacer de ti un zombie más, hacerte como ellos quieren, simplemente no dejarte pensar, sí ese sistema que rige el mundo desde el año en que los cisnes murieron. Como decía, estaba en la comida, no suelo hablar con nadie en ese lugar, nadie piensa como yo, por no decir nadie piensa, se dedican a criticarse los unos a los otros, que sí éste ya engordó, que si aquella habla raro, ésa se me hace de rancho. Yo en mi cabeza, ahí me siento bien, sin embargo no pude evitar escuchar a las dos personas que hablaban frente a mí criticando como siempre a una persona, pero esta vez me interesó la plática, hablaban de religión entre pequeñas burlas e inuendos, debo comentar que vivo en la capital católica del país y la persona de la que hablaban era testigo de Jehová, agrego que yo los encuentro tan molestos como cualquier otra persona que deja que una mitología rija su vida, ¿pero qué acaso no todos nos regimos por algún tipo de mitología?, ¿acaso por lo menos no estamos en nuestro derecho de hacerlo?, carajo es el siglo XXI, se supone somos Homo Sapiens Sapiens, o por lo menos se debería escuchar a aquel personaje que hablaba del respeto y de la paz, pero, me doy cuenta de que somos incapaces de hacerlo, tenemos estos signos demasiado arraigados, o los estereotipos grabados en exceso.

Mientras escuchaba la plática me daba cuenta de qué tan intolerante puede ser el hombre con lo que no conoce, un argumento infundado tras otro, en defensa de la mitología propia, para empezar sentí tristeza hasta que escuché el siguiente comentario: -¿No está bautizada… ni confirmada?-. No, es la respuesta que obtiene, su reacción me dejó frío. -¿Entonces es cómo un animalito?, y créanme, no fue en un sentido Darwinista, no, fue con el tono más vil y estúpido de sentimiento de superioridad, en ese momento no me pude controlar, me volteé hacia la persona y con el tono de autoridad más grande que tengo repliqué a su comentario: “Discúlpame… yo tampoco, estoy confirmado y no soy ningún animalito”, y esta personita me ve con miedo y me pregunta -¿Pues de qué religión eres?-, a lo cual repliqué: Soy ATEO, en sus ojos se dibujó un desprecio tan grande que me dio risa. Cómo es posible que habiendo evolucionado tanto aún seamos tan retrógrados, que no podamos aceptar que el simple hecho de que fulano no concuerde con lo que uno cree, no lo hace ni más ni menos que nadie, cómo es posible que aún tengamos ese dejo de historia, ese discurso por el cual han muerto tantos, dijera el señor Bob ¿Cuántos más tendrán que…? (1), no se suponía que los vientos cambiaban(2), al parecer nadie notó que no eran mejores vientos, simplemente los mismos dando la vuelta, mi pregunta dentro de esta revolución de discursos es ¿Cuántos más tendrán que morir en este sin sentido?, lo único que puedo decir es que me da mucho gusto que aún en este sistema corrupto diseñado para desecharnos yo sigo estando más arriba que alto, más abajo que profundo, que lo estoy haciendo mal y que lo hago cantando. (3) (1) Bob Dylan…Blowin’ in the wind (2) Bob Dylan…The times are changing (3) Metric…Twillight galaxy

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OQUEDAD Cuando ya no estés conmigo a palos derrumbaré de su altar la palabra Amor, quebraré su espinazo con un bat hasta que le sangre la cerviz, después, bajo el influjo de la niebla me revolcaré en su zalea, y la colgaré en un tendedero, no importa que me confundan con un necrofílico perro que chorrea sus hedores sobre el cadáver de una metáfora.

VIDA TRASIJADA En el encono de la nada el relámpago del sexo se llevó mi vida témpano que flota en el grito silencioso de un brazo de mar corcho de vino botado entre las hojas del otoño. Nadie sabe de mí, mero rastrojo que rebalsa un sarcasmo en el río de los olvidos, el sauce me mira sollozante viejo podrido que olvidó su sombra en la rajadura de su miedo y se tragó sus orines con la empuñadura de su canto.

Por Salvador Díaz Sánchez Texcoco de Mora, Estado de México.

Narciso y la envidia maliciosa Por Orlando Oviedo *

“Conténtate con parecer lo que realmente eres” Marcus Valerius Martialis “Lo más espinoso del éxito es que hay que continuar siendo un éxito” Irving Berlin “Usted no es un ser humano con una experiencia espiritual sino un ser espiritual con una experiencia humana” W. Dyer

a envidia maliciosa es una forma particular de codicia en que el individuo reclama para sí lo que el otro es o tiene, pero si no puede tenerlo se encargará de que la otra persona tampoco lo obtenga. Esta codicia es activa y aplica tanto a individuos como a comunidades enteras: países como Estados Unidos de América y a la actual visión mundial prevaleciente del tener éxito y triunfar por sobre todas las cosas.

El éxito no es mal visto, bien al contrario, es aplaudido y se admira a quien lo alcanza ya que representa uno de los más altos valores de la sociedad moderna, el triunfo al modo de the american way of life, este sueño está basado en el éxito que cualquier individuo puede tener, aún a costa de pasar sobre los otros, metafórica pero también literalmente. Manuales de psicología americanos como el DSM (manual estadístico y de diagnóstico de enfermedades mentales) no tienen referentes para clasificar a las personas enfermas de éxito, me imagino que esto es debido a su particular tipo de sociedad pero también a que quienes escriben estos manuales son a su vez personas exitosas, por supuesto que hay conflicto de intereses y puntos ciegos. Ávidas de triunfo, estas personas son buscadores de status social, tanto en la cultura prevaleciente como en los movimientos contraculturales (ser el mejor inversionista de la bolsa de valores o ser el mejor líder social altermundista). Síndrome del yo-yo Bajo la fijación del engaño y la vanidad, la persona tiene problemas de identidad porque cree que ella es el objeto, diríamos que tiene un pensamiento egocéntrico porque confunde el objeto con su propio ser, es entonces que se producen casos como el del rey francés Louis XIV, llamado “le Roi Soleil” (rey sol), que creía que el estado era él (L’État c’est moi), no lograba pensar la diferencia entre el poder de estado y su persona; es una búsqueda de identidad que conduce a creer que la imagen reflejada por el espejo es él. Y qué mejor color para simbolizarse que el áureo, el color oro, destello de fastuosidad y reflejo de poder; bien dicen que “el que de amarillo se viste en su belleza confía”, y sí, este color simboliza el poder del dinero en la sociedad actual pero también en otras sociedades ya extintas y que nos han heredado su simbología.

Es aquí que miramos el narcisismo en su máximo esplendor, y cual Narciso, la persona ha quedado enamorada de la imagen propia reflejada en el espejo. Fálico-narcisistas ya que son las posesiones lo que muestran para ser admirados: el coche último modelo, la esposa hermosa, el diploma de doctorado, etc. Todo esto les ayuda a compensar la imagen tan pobre que tienen de ellos mismos pero que no logran notar cuando se encuentran deteriorados en su caracterología; desarrollan un complejo de superioridad que encubre su complejo de inferioridad, se sienten inferiores por ello necesitan la vanidad como forma de falsedad y engaño y esto los lleva a no ser capaces de ver su propio vacío existencial, mismo que es debido a una cierta inautenticidad. Desea ser deseado, lo cual es una conducta histérica, no quiere al otro, sólo quiere el deseo de éste, tienen mucho contacto con sus emociones pero se cuidan de que no se les note la emoción, así se mantienen hiper-vigilantes sobre su propia conducta y sobre la conducta ajena, esto para poder disfrazarse para la consecución admirativa del otro hacia su imagen. Tienen una ambición poderosa aunada a una inseguridad en sí mismos lo que los lleva a asumir actitudes altamente profesionales en sus carreras u oficios, tratan de ser perfeccionistas y sienten extrema vergüenza cuando se les humilla debido a alguna imperfección, por lo que tienden a ser reservadas y controladas, de pocas palabras, escuetos. Dime cuánto vales y te diré quién eres Pero esto ha sido un aprendizaje largo, el cultivar la parte atractiva y que impresione no se crea en un solo día, sino que es una construcción de toda la vida; el identificarse con su objeto no se hace de la noche a la mañana, el pensar que uno es el reflejo del espejo y no quien refleja; por otro lado este mecanismo de defensa que es la identificación sirve para pensarse otra persona que no se es, por lo que se identifican con sus logros y méritos;

33 de hecho estas personas viven en la meritocracia, y para ello trabajan de manera eficiente para cumplir con eficacia sus metas y objetivos, se les puede denominar como trabajólicos; por supuesto, son esclavos de las relaciones, porque las ven de manera jerárquica, el pensar quién le puede ayudar o no para la consecución de su éxito hacen que vivan para los demás; siempre buscando ser los mejores, su vida está basada en la comparación, pero es una comparación positiva ya que siempre se miran a sí mismos mejores de lo que en realidad son; su imagen reflejada es su proyecto y no ellos mismos. Algunas veces desarrollan un carácter cientificista, es decir sólo se aventuran a la ciencia para poder integrarla a su discurso, entonces no profundizan en ella. Y buscan la aprobación de la sociedad, de su comunidad, van tras aquello que la cultura de su sociedad recompensa (sea que vivan en la cultura o en la contracultura). Quedar en ridículo es uno de sus peores temores y esto se les desarrolló en la muy tierna infancia, cuando en vez de ser valorados por sí mismos lo fueron por ser y hacer ciertas cosas muy bien, de alguna manera aprendieron que su valor residía en la consecución y el rendimiento de excelencia y/o por su físico, el cual era el prototipo del físico deseado en su sociedad, de esta manera desarrollan habilidad social y son sofisticados para el logro social, además de resultarles simpáticos y amables a los otros. Voy a triunfar, contigo o sin ti Cuando estas personas no pueden subir por mérito propio tienden a bajar a los otros, para así quedar ellos arriba, el objetivo es triunfar, cueste lo que cueste y caiga quien caiga.

La orientación mercantilista de la personalidad es aquella que vive para promocionar un producto: su imagen, incluso ante ellos mismos, se dan cuenta de lo vacíos que están así que se dedican a la auto-promoción de la imagen, tienen destreza para presentarse positivamente ante los demás pero también saben, cuando les conviene, presentar de manera negativa a los otros que sienten como competidores por la admiración pública, pero justamente viven en la paradoja de que necesitan ser admirados por los mismos a quienes hostilizan, de alguna manera odian a quienes no los admiran como ellos desean, por ello los atacan tan fuertemente a través de la envidia maliciosa disfrazada de manera camaleónica. La revolución justa Es cierto que el ser humano busca y necesita triunfar para poder sobrevivir pero el hecho de hacerlo pasando sobre los demás es un principio éticamente incorrecto; con tal de alcanzar el status que el éxito desea se puede perder la responsabilidad social de cuidado y acompañamiento del otro que es diferente. Nadie o casi nadie se opone al triunfo como parte del logro de vida, pero estas personas deterioradas lo que en realidad temen es al fracaso, porque se les educa en ser dechados y en la búsqueda de la consecución de metas, a hacer realidad su sueño; es el triunfo sobre el otro, sobre los otros, en eso está basado este éxito tan dañino para la cohesión y armonía social, y éste tiene que ser en muchos casos espejo financiero, ya que como afirmaba “el profesor” Carlos Hank González: “un político pobre es un pobre político”, es la enseñanza pura y descarnada, cínica de la clase política que conforma el grupo Atlacomulco del que emerge el ahora candidato del Partido Revolucionario Institucional a la presidencia de México, quien es el ejemplo característico del personaje con deterioro y falta de integración que expongo en este escrito.

Enrique Peña Nieto Candidato del PRI a la presidencia de México.

35 Lo peligroso, además de los exitosos que triunfan pasando sobre los perdedores, son precisamente estos últimos, personas que han fracasado y que buscan a su vez triunfar, incluso haciendo fracasar a aquellos que los postraron antes; casi todo el mundo está en la misma carrera, triunfar por sobre todas las cosas del mundo, incluso a costa de sus almas. Es entonces que se aplica la famosa frase que reivindica al luchador social que el sistema ha logrado pervertir: “al fin le ha hecho justicia la revolución”, esto es cuando después de mucho batallar, toma posesión del cargo, del mandato, al fin se convierte en el mandamás a quien los de abajo deberán rendir pleitesía y adorarlo como dios rencarnado, por supuesto que el dios padre es el presidente de la república, jefe supremo de las fuerzas armadas y del destino de la nación.

* Activista social y gestor cultural, escritor de ensayo, poesía y narrativa breve, traductor de francés-español, ha dado cátedra en la Universidad Nacional Autónoma de México, Universidad Iberoamericana, Alianza Francesa. Actualmente imparte conferencias y talleres de protoanálisis y es coordinador del Centro Cultural CCA.

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“Una psibilidad al cambio”

Enfrenté las plagas de Egipto, justifica Calderón Porfa, que ya deje el trago, ya escóndanle las botellas, vean nada más los estragos la embriaguez ya dejó huellas. De su locura creciente todos los días nos da aviso, y aunque esto no sea reciente ahora sí ya tocó piso. ¡Qu’esque las plagas de Egipto, háganme el favrón cabor! Más bien serán las de E-Hic-to, Que no mame, por favor! ¡Y ya tiene sus tarjetas la gente de Batopilas! No hay banco? ¡Usen carretas! Juay problema? Hombre, ¡pilas! ¿Qué no tendrá algunos cuates que de a perdis le aconsejen que ya no suelte dislates, que si bebe, no maneje? La pendejez no se oculta y si el alcohol la adereza, peor el asunto resulta y se pierde la cabeza!!!

53 Turbulencias Las aguas están revueltas con vientos electoreros andan todos dando vueltas, a ver quién llega primero.

Ya declinó don beltrone qu’esque en “bien” de su partido, seguramente supone que todos le hemos creído. El copetón salió ya con un discurso encendido, donde presume, ¡ayy no ma…!! las “glorias” de su partido. Los suspirantes del pan no despuntan ni con chochos sólo pena ajena dan, no les vale ni ser mochos. Los chuchos y sus compadres están que no se la creen, zambrano ya mentó madres siente que pierde sostén. Calderas, por otra parte por lo del Juicio en La Haya, amenazas ya reparte. ¡Cárcel a todos, estalla! Reacciona con virulencia, quiere usar sus facultades para callar la evidencia… ¡Coartando las libertades! Momis

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Orlando Oviedo Coordinador Centro Cultural CCA.

Edson A. Fitch

Coordinador y terapeuta del Centro de Atenci贸n Psicol贸gica CCA.

Colaboradores.

Coral HernĂĄndez Salvador DĂaz Momis Orlando Oviedo Edson A. Fitch

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