Análisis sobre un ritual: Las clases de Taekwondo en el Gimnasio club Lee Ourense

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ANÁLISIS SOBRE UN RITUAL: LAS CLASES DE TAEKWONDO EN EL GIMNASIO CLUB LEE OURENSE ALUMNO: FÉLIX FRANCISCO CASTRO VIENTE D.N.I. 34.986.11734.986.117-N


1.- PRÓLOGO

“Todos queríamos ser Bruce Lee”

La apertura del lejano y exótico oriente a las potencias extranjeras desde finales del s. XIX hizo que se empezara a conocer en occidente una faceta de su cultura, sus misteriosas artes de lucha. Después de la 2ª. mitad del s. XX, con la guerra de Corea, la Guerra de Vietnam y otros fenómenos sociales y políticos –entre ellos el éxodo de muchos orientales de sus países de origen hacia países de Europa y América- provocó que estas artes marciales empezaran a ser conocidas y a practicarse en occidente, envueltas con el halo de misterio y misticismo que parece traer todo lo que procede de oriente. La popularidad de las artes marciales alcanzó su máximo apogeo en los años 70 y 80. La profusión de películas de artes marciales procedentes fundamentalmente de Hong Kong, la figura carismática de Bruce Lee, y la popularidad de otros actores marciales como Jackie Chan, Check Norris, etc. la difusión de publicaciones y libros de todo tipo sobre artes marciales (a la derecha folleto-libro publicado en 1966 por N.I.R. – Barcelona, que desvela todos los secretos de las artes marciales orientales, autor Wallace W. Reumann, que encontré hace dos meses tirado junto un contenedor de reciclar papel, incluso trae carnet de maestro) junto con la apertura de gimnasios de

artes marciales orientales en todas las ciudades españolas provocó una eclosión de la práctica de estas disciplinas. En mi memoria creo que fue la primera vez que quisimos emular a personas de otra cultura, a los luchadores orientales, famosos por sus proezas físicas, sus saltos y patadas increíbles y sus manos de hierro, que se veían en las películas. Cuando se jugaba a los indios y vaqueros, siempre queríamos ser los vaqueros, nadie quería ser indio, los indios eran los malos, que siempre perdían (salvo en el caso del General Custer, claro) –bueno, yo siempre tuve que hacer de malo con mis hermanos, por ejemplo de Darth Vader, y claro, algo se pega-. Tarzán el “hombre mono” era un blanco, Rey de la Selva africana. Su mujer, Jane, era también una chica blanca, (qué casualidad) que por azares del destino había caído rendida a sus pies. Los superhéroes (Batman, Spiderman, Capitán América) también eran blancos, más concretamente occidentales de cultura anglosajona, incluso Superman que era un extraterrestre del planeta Krypton era más “yanki" que los propios “yankis” y sus padres adoptivos de la Norteamérica profunda. Curiosamente con los “superhéroes” de artes marciales de los comics de Marvel de principios de los 70 empezó a haber mayor variedad, Puño de Hierro era blanco, pero Shang Chi era oriental (aunque vivía en el barrio chino de Chicago) y Tigre Blanco era negro. Sin embargo en aquellas mismas épocas había una doble moral. Bruce Lee, que ya había hecho participado en series de televisión en Hollywood -la más importante la serie policiaca “El Avispón verde” (1966) como secundario en el papel del mayordomo Kato- no pudo protagonizar la serie “Kungfu” (incluso a pesar de haber dado ideas a la serie original) por el hecho de ser chino, serie que tan famosa se haría en el mundo entero (al final fue David Carradine el protagonista) y no fue reconocido como actor y estrella en Hollywood hasta que marchó a Hong Kong y triunfó allí primero como artista marcial con películas como “Big Boss” -“Karate a muerte en Bangkok”- (1971).


Los gimnasios de artes marciales fueron (y son hoy en menor medida) escenario de encuentro (y choque a veces) sin medias tintas ni anestésicos de oriente y occidente. Son espacios en que al practicarse una disciplina de lucha, con cuerpos en (a veces doloroso) contacto, no se puede separar el espacio del cuerpo, ambos se interpenetran, y uno toma como referencia al otro. Hacer una etnografía sobre un ritual en un lugar donde se practica artes marciales sin referirse a su vez al cuerpo y al concepto del cuerpo en las artes marciales es casi imposible, por lo que haremos también unas breves referencias al mismo. La inmensa mayoría de la gente que empezó a hacer artes marciales en los años 70 y 80 lo hicieron porque estaban fascinados por las cosas que veían en las películas de artes marciales. De los muchos que empezaron, pocos continuaron, ya que vieron pronto en sus carnes que más allá de las proezas físicas que se veían en las películas las artes marciales exigían muchas veces grandes dedicaciones, esfuerzos y sacrificios que pocos estaban dispuestos a hacer, y no era tan fácil como parecía en la gran pantalla. De estos pocos, aún menos fueron los que hicieron de las artes marciales su vida y su profesión. Mucho de lo escrito aquí es parte de autoetnografía y de observación –y retrospección de acontecimientos singulares ocurridos durante todos estos años en el gimnasio-; observación, muchas veces cansada y dolorosa, participante, desde Octubre del 82 (el año de Naranjito), año en que empecé el camino en el Taekwondo, de la mano del Maestro Lee Dong Kyu. Algunas normas de etiqueta se han dulcificado hoy en día pero prácticamente todo lo que se expone a continuación sigue siendo válido.


2.- INTRODUCCIÓN: LAS ARTES MARCIALES DEL EXTREMO ORIENTE Una definición muy genérica de artes marciales podrían ser el conjunto de técnicas elaboradas por los seres humanos con el destino de usarlas en la lucha, pudiendo referirse la palabra “arte” tanto a que son un artificio humano, algo realizado y construido por el hombre, como a la acepción más común que considera como arte o como algo “artístico” aquella actividad en la que es determinante la creatividad y el genio del género humano. Por otro lado “marciales”, literalmente significaría “referido a la guerra” –en alusión a Marte, el dios romano de la guerra-. Pero en la acepción común del término la gente no piensa en batallas militares, sino en el combate individual cuerpo a cuerpo, por lo que quizá habría que se podrían denominar con mayor propiedad de “artes de lucha”. Hoy en día al expresar este término la gente común piensa más en las artes de lucha orientales más que en cualquier otra, pero se debe tener en cuenta que todos los pueblos del globo han tenido durante la historia sus propias artes y métodos de lucha, algunos más elaborados que otros, si bien en la evolución de los mismos han sido decisivas las circunstancias sociales y políticas de cada país. En Occidente, con la constitución temprana de los Estados, la existencia de organizaciones gubernamentales, administrativas, militares, policiales, etc. fuertes, y la monopolización de la violencia en manos de los poderes públicos, conformándose claramente una violencia institucionalizada, junto con la prohibición desde antiguo de la violencia privada y la posesión de armas para determinadas capas de la sociedad, provocó que las artes marciales decayeran enormemente entre la población y se limitaran básicamente a la formación militar y a otro tipo de prácticas como la esgrima que devinieron muy pronto en prácticas deportivas. En Oriente se puede decir que dependiendo de los países la evolución fue muy diversa pero generalizando se podría afirmar que se mantuvieron formas de Artes Marciales seguramente por la necesidad de defensa personal frente a los corrientes ataques y agresiones fruto de una realidad sociopolítica diferente. Centrándonos en las Artes Marciales orientales se considera comúnmente como origen (en cierto modo legendario) de éstas en extremo oriente (China, Japón y Corea) las prácticas instauradas por el gran monje budista indio Bodhidharma, que alrededor de 520 d.C. llegó al templo de Shaolin, de la provincia de Hunan de China, y para que los monjes pudieran aguantar las rigurosas prácticas ascéticas consideró oportuno que cultivasen y endurecieran su mente y su cuerpo mediante prácticas de ejercicios físicos y de artes marciales de combate sin armas. Esta deuda respecto de las artes marciales chinas es reconocido por las artes marciales japonesas y coreanas por cuanto en algunas de ellas como la coreana Tangsoo, y el Tode de Okinawa (precursor del Karatedo), hacían referencia directa en su nombre a la dinastía china Tang o Chang. Las artes marciales fueron especialmente importantes en Japón, ya que desde el siglo XII vivía en una sociedad semifeudal, dividido en pequeños territorios gobernados por sus respectivos señores (daimyo), en guerra continua unos con otros hasta que finalmente se impuso uno de ellos, de la familia Tokugawa. Así comenzó el shogunado de la era Tokugawa, que duró desde el s. XVII hasta 1868. Inicialmente las artes marciales importantes para un guerrero eran las de manejo de armas, con un pequeño desarrollo de las artes marciales sin armas sólo para el excepcional caso de que el guerrero perdiera las armas y tuviera que defenderse sin ellas, y eran consideradas únicamente una técnica o


método de combate con el único fin de la victoria, y de ahí su nombre como “jutsu” (técnica). Sólo en la era Tokugawa y la relativa pacificación del país, y después de la Restauración Meiji (1868-1912), fue cuando se revistió de ropajes filosóficos a dichas prácticas y se incorporó la palabra “Do” (literalmente “camino”) a la denominación de las técnicas de combate, siguiendo el modelo del “Bushido” (“Camino del Guerrero”) de los Samurais. Sin embargo Corea era un reino pacífico y estable, durante 600 años (desde 1392 a 1910 –fecha de la invasión japonesa-) reinó la dinastía Joseon, donde se cultivaron todas las artes (filosofía, caligrafía, pintura, música, etc.), y las Artes Marciales también se cultivaban como una faceta más. Las Artes Marciales, en el concepto moderno del s. XX y tal y como aparecieron posteriormente reflejadas en el género de las películas de artes marciales desde los años 70, es una construcción muy moderna y que comienza en Japón en el cambio del s. XIX al XX, y tiene su más importante exponente en el Karatedo. Anteriormente había sido creado el Judo en el año 1880 por el aristócrata japonés Jigoro Kano, modificando el antiguo arte marcial Jiujitsu, quitándole sus técnicas más peligrosas, convirtiéndolo básicamente en una disciplina de autodefensa y deportiva, con una dimensión filosófica. El Karatedo surgió propiamente de Okinawa, isla al sur de Japón ocupada por los japoneses desde el s. XVII, donde se practicaba un estilo de arte marcial Te – también denominado Okinawate o Tode-. Éste fue el precursor el Karate,. Okinawa tuvo un fuerte desarrollo de las artes de lucha sin armas desde el s. XV en que el Rey Shoshin prohibió el uso de armas a la gente del pueblo en la isla. Con la ocupación japonesa en el s. XVII continuó la prohibición y lo que obligó a los okinawenses a desarrollar y potenciar sistemas de defensa personal sin armas (denominado “Te”, mano) y con armas basadas en utensilios, sobre todo aperos agrícolas, dándoles una funcionalidad que originariamente no tenían, como p. ej. los conocidos nunchakus, que son realmente como los mayales europeos pero de un tamaño más reducido, y el tonfa (bastón con una sujeción perpendicular muy usado hoy en día por fuerzas policiales)-. Estas armas conformaron entre otras el arte marcial conocido como Kobudo. En 1901, el Tode, que hasta no hacía muchos años se enseñaba en secreto, se integra como parte del programa de educación física en las Escuelas de Okinawa. La adopción en el Karate de Okinawa del sistema de grados y el uniforme inventados por Jigoro Kano y otros elementos, como la organización disciplinada, normas de etiqueta y respeto, etc. se hizo con la esperanza de que el Karate fuera aceptado por los japoneses en sus organizaciones de artes marciales como la Dai-Nippon Butokukai. Lo que era únicamente un sistema o técnica (jutsu) de defensa personal (Te o Tode según otras versiones) al difundirse por Japón a partir de 1922 (fecha en que Gichin Funakoshi hizo la primera exhibición del mismo en Japón) y ser influenciado por la filosofía Zen, comenzó a denominarse Karatedo. Las escuelas modernas de Karatedo (Shito-Ryu, Goju-Ryu, etc.) evolucionaron ya en suelo japonés. Por lo expuesto quizá –y esto es sólo una hipótesis- en esta creación de las artes marciales modernas ha tenido mucho que ver el contacto de la cultura oriental con las potencias occidentales, y la aparición en el s. XIX en Occidente del concepto de deporte como conjunto de prácticas saludables organizadas. El pariente más cercano del moderno Taekwondo (nombre cuya traducción literal sería “el camino de la patada en salto y del puño”) es el Karatedo (literalmente “el camino de la mano vacía”), del que se puede considerar a aquel como una derivación con su propia idiosincrasia y una evolución continua desde su creación en los años 40 que le ha distanciado sustancialmente del mismo.


3.- EL TAEKWONDO En Corea desde hace mucho tiempo han existido las artes marciales (como muestra el libro Muye Dobo Tongi que recoge técnicas de lucha del s. XVIII) si bien al ser un país bastante tranquilo y pacífico nunca tuvieron mucho desarrollo. Había algunas artes marciales tradicionales, como el Subak y el Taekkyon, pero la invasión de Corea por los Japoneses en el año 1910 dio al traste con muchas de estas expresiones por cuanto durante la etapa de ocupación (1910-1945) impusieron su lengua y su cultura en un intento de “japonización” del país, persiguiendo las manifestaciones culturales netamente coreanas. En las artes marciales ocurrió lo mismo y se empezaron a practicar artes como el Kendo, Judo y el Karate japonés. Después de la Segunda Guerra Mundial, con la liberación de Corea, fue cuando surgió el Taekwondo. En 1945 se crearon varias escuelas pertenecientes a diversos estilos y concepciones del Taekwondo (Chung Do Kwan, Moo Do Kwan, Oh Do Kwan, hasta un total de 9), y aún no tenía nombre oficial, sino que se denominaba de diversas formas Tang Soo Do, Tae Soo Do, prevaleciendo al final el de Taekwondo a partir de 1957, por ser el más parecido al del antiguo Taekkyon. Muchos de los maestros responsables de su creación habían practicado Karate y otras artes marciales durante la ocupación por lo que el Karate influenció directamente en la creación del Taekwondo moderno tal y como lo conocemos, en su estilo y en su filosofía. Si bien el Taekwondo evolucionó desde dando más preponderancia a las técnicas de pierna y en salto, de ahí que durante mucho tiempo fuese conocido como “Karate coreano” o “karate volador”. La Guerra de Corea (1950-1953) influenció enormemente en la evolución del Taekwondo y su difusión a nivel mundial, sobre todo por la desastrosa situación económica de Corea del Sur después de la guerra que provocó la emigración de numerosos coreanos, entre ellos maestros que difundieron el nuevo arte marcial (se calcula que alrededor de 2.000 los maestros de Taekwondo que marcharon del país en los años 60 a enseñar Taekwondo). También algunos occidentales aprendieron Taekwondo en Corea y después lo difundieron al volver a sus respectivos países, como Chuck Norris, que aprendió Tang Soo Do cuando sirvió como militar en Corea. La Korean Taekwondo Association surgió en 1962. En 1966 su presidente el General Choi Hong Hi fue encomendado para organizar la ITF (Internacional Taekwondo Federation) a nivel mundial, pero por diversos problemas marchó a Canadá (el fundamental la realización de una exhibición en Corea del Norte, que fue visto como una traición e hizo que perdiese el apoyo del gobierno coreano). Allí fundó la ITF como rama independiente. Poco después, en 1973, en Corea del Sur se fundó la WTF (World Taekwondo Federation), que fue la organización de Taekwondo reconocida al convertir el Taekwondo en deporte olímpico (el Taekwondo hizo su debut oficial en 2000 en Sydney). Como podemos ver la influencia de la división política de Corea en dos ha sido decisiva en la historia del Taekwondo. En Europa la historia del taekwondo comienza en 1965 aproximadamente cuando se funda la primera escuela en Alemania. Poco después se introduciría en España y en el resto de los países europeos. En España estuvo bastante tiempo bajo el “paraguas” de la Federación de Judo y Deportes Afines (FEJYDA), hasta que en el año 1987 se crea la Federación Española de Taekwondo y posteriormente las federaciones regionales. Hoy en día es una de las federaciones de Taekwondo más poderosas de todo el mundo.


3.- BREVE HISTORIA DEL MAESTRO LEE DONG KYU Y EL GIMNASIO CLUB LEE El Maestro Lee Dong Kyu, nació al sureste lo que es hoy en día Corea del Norte el 14 de Diciembre de 1941 (30 de Enero de 1942 según el calendario solar), en un pequeño pueblo de la región de Hamgyong Namdo. Como su padre era oficial de policía y cambiaba frecuentemente de destino, la Guerra de Corea les sorprendió cuando se encontraban en Corea del Sur. Se establecieron en Dogye, región de Kangwondo. Aficionado al deporte, al boxeo, comenzó a practicar Taekwondo en 1958 cuando su Maestro Lee Kang Soo (de la Escuela de Taekwon-do Chungdokwan) comenzó a dar clases en su localidad en el tiempo libre después del trabajo. Al poco tiempo el Maestro Lee comenzó a ocuparse de las clases y finalmente continuó él con la enseñanza del Taekwondo en su ciudad cuando su Maestro lo dejó. Abrió su primer gimnasio en 1963 y antes de de venir a Europa ya tenía abiertos varios gimnasios en las ciudades próximas a Dogye, con cerca de 300 alumnos. Casado con Choi y con dos hijas, Yuyon y Yiong-Mi, en el año 1973 marchó a Alemania a enseñar Taekwondo, pero permaneció allí poco tiempo ya que en el año 1974 vino a Ourense invitado por un coreano, el Sr. Lim, que trabajaba de sexador de pollos en UTECO (COREN) y que quería montar varios negocios en la ciudad, entre ellos un gimnasio. El maestro Lee fue uno de los primeros coreanos en llegar a Galicia a difundir el Taekwondo, y el pionero en la provincia de Ourense (en 1972 había venido el primer maestro coreano a Galicia y los cinco siguientes llegaron en el año 1974). Poco después trajo a su familia a España y su tercera hija, María, ya nació en España. En 1975 dejó el Gimnasio Lim –que luego pasaría a llamarse Gimnasio Seoul y que hoy dirige un alumno suyo-, y estuvo temporalmente dando clases en el Pabellón de Deportes hasta que abrió su propio gimnasio “El Gimnasio Club Lee”, en la C/ Curros Enríquez, en el año 1977, que funcionado ininterrumpidamente hasta el día de hoy.


De los seis gimnasios de Taekwondo abiertos hoy en día en la provincia de Ourense (Allariz, Carballiño, Celanova, etc.), cinco de ellos son de alumnos directos suyos, que empezaron a practicar Taekwondo con él y a finales de los años 80, cuando ya tenían alrededor de veinte años, abrieron sus propios gimnasios. En los años 80 también hubo otro gimnasio de Taekwondo en la zona opuesta de la ciudad, cerca del Posío, el “Gimnasio Kim”, regentado por otro coreano, el Maestro Kim. El Gimnasio Club Lee se ha caracterizado desde el principio por la dedicación del mismo casi exclusivamente al Taekwondo, resistiendo la tendencia de los gimnasios modernos de intensificar el horario del mismo ofertando una amplia y variada gama de prácticas deportivas y marciales. Sólo se dio clases durante una temporada de gimnasia de mantenimiento –dirigido sobre todo a mujeres-, cuenta con una sala de musculación y pesas, una sauna, y desde el año 2001 se da clases también de otro arte marcial coreano, Haidong Gumdo, arte marcial de manejo de la espada, de la que el Maestro Lee es el fundador en España.



4- EL ESPACIO FÍSICO DEL GIMNASIO CLUB LEE El gimnasio está en un primer y segundo sótano de un edificio construido a principios de los 70 al final de la C/ Curros Enríquez, al lado del puente nuevo. Se divide en diversas zonas claramente diferenciadas de acceso más o menos restringido, según la persona, que se pueden resumir en las siguientes: 1.- La sala de espera, está más cercana a la puerta de la calle y las escaleras por las que se accede al mismo. En ella hay una mesa para atender a los visitantes y unos sofás para sentarse. Hay una vitrina con medallas y trofeos, y fotografías de antiguos alumnos, cuadro del maestro, fotografías del maestro en Corea, etc. Es una zona “pública”, y desde esta sala se accede a la sala de pesas y al despacho del maestro por un lado y por otro al resto del gimnasio, sala de entrenamiento (dojang), vestuarios, etc. 2.- Sala de pesas. A la sala de pesas sólo accede habitualmente la gente que hace pesas, pero también se organiza en ella cenas (ej. por la ceremonia de cinturón negro). 3.- Despacho del Maestro. A él sólo accede el Maestro o personas a las que invite a pasar. 4.- Vestuarios, a los vestuarios sólo acceden normalmente alumnos o en caso de menores de edad, familiares para ayudarles a vestir, etc. 5.- Sala de calentamiento. La usan sólo alumnos habitualmente. 6.- sala de entrenamiento (dojang) Entran sólo los alumnos, salvo en caso de examenes o ceremonias de entrega de cinturones, que puede entrar público. El gimnasio afrontó dos reformas importantes, a mediados de los años 80, hasta esa fecha estaba en una sola planta, en un segundo sótano. En la primera reforma se abrió una sala, vestuario y sala de recepción en el piso superior, comunicado con unas escaleras al inferior, de forma que cuenta con dos salas para practicar Taekwondo. Y en la segunda reforma se abrió una sala de pesas en el primer sótano, al lado de lo que ya estaba abierto. Algunas de las zonas (antiguo despacho y vestuario femenino situados en el piso de abajo…) han quedado en desuso; otras, como la antigua sala de entrenamiento se usa ocasionalmente, ya que en ella se encuentra el saco. Pero para no extendernos se adjuntan croquis.



5.- LA CLASE DE TAEKWONDO (TEMPORALIZACIÓN) Esquema Temporalización Llegada al gimnasio Cambio en los vestuarios Calentamiento previo en sala de calentamiento si hay tiempo Hora en punto. Entrada de los alumnos al dojang. Nada más entrar se saluda primero a la bandera y después al maestro. Colocación en filas. (La fila se dispone de derecha a izquierda y de adelante a atrás, poniéndose delante los alumnos de mayor grado, y dentro de éstos se ordenan según veteranía). Saludo a la bandera y saludo al maestro, en grupo. Chariot (firmes) kukie (a la bandera) dejayo kionhe (saludo) Chariot (firmes) sabomnimke (al maestro) dejayo kionhe (saludo) A) Calentamiento (duración variable, en torno a 20 minutos). - Calentamiento en el sitio sin romper fila o - Calentamiento corriendo dentro del recinto. Fin del calentamiento, saludo al maestro y colocación nuevamente en las filas. Todas las técnicas se comienzan con una orden de firmes (chariot) y después de preparados (chumbi) y al finalizar igual, se vuelve a preparados (kuman), firmes (chariot) y saludo (kyone). Siempre se mueve al empezar el pie izquierdo primero (salvo al retroceder, que se mueve el derecho) y al acabar se mueve por último el izquierdo. B) Fundamentos (kibondongja) – duración variable, 15 a 30 minutos. - Fundamentos de mano (defensas y ataques en las posiciones básicas). o en el sitio, en posición de chuchum sogui o andando, en posición de paso largo (apkubi) y desplazamiento lateral (tuitkubi) - Fundamentos de pie (bal) Hay dos formas de entrenarlo: o Todos los alumnos se van al fondo de la sala, y a una ordel del maestro sale una fila, haciendo las técnicas de patada avanzando hasta llegar al lado contrario de la sala. Después a otra orden sale la fila siguiente y así sucesivamente. Cuando llegan todas las filas al lado contrario, a una nueva orden y siguiendo la misma mecánica van volviendo las filas. o Sin deshacer las filas se practican las patadas en posición de tuitkubi moviéndose todas las filas y dando las patadas a la vez con cada orden. C) Otras técnicas: (10 a 20 minutos) (Generalmente sólo se hace una o dos de las siguientes) - Poomsae (tablas de movimientos predefinidos) - Técnicas de pierna y de puño a la tablilla


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(que sujeta otro compañero) o al saco. Combinación libre de técnicas de pierna (al aire). Combate un paso (hanbom kyorugui) Defensa personal (boshimbob), técnicas de aplicación de llaves y palancas. Combate Libre (kyorugui). Práctica de volteretas (nokbup)

Formación de filas Saludo al maestro y saludo a la bandera (al revés que al principio de la clase) Chariot (firmes) sabomnimke (al maestro) dejayo kionhe (saludo) Chariot (firmes) kukie (a la bandera) dejayo kionhe (saludo)

Se rompen las filas Salida del Dojang Para salir y antes de poner un pie fuera del mismo, se saluda primero al Maestro y después a las banderas. Después de la clase Los alumnos pueden quedarse en la sala de calentamiento a practicar, hablar, etc.

ALGUNOS APUNTES MÁS SOBRE LA CLASE Las clases se desarrollan en diferentes horarios: hay unos horarios de niños (martes y jueves y viernes de 18 a 19 hs.), y horarios de adultos (lunes, miércoles y viernes, de 7:30 hs. a 8:30 hs., de 19 hs. a 20hs., de 20 hs. a 21 hs. y de 21 a 22 hs.). Se considera que un niño puede empezar en taekwondo a partir de los 5 años y es aconsejable que esté en clase de los niños hasta los 12 o 14 años aproximadamente. No es corriente que un niño vaya a clase de adultos, aunque hay excepciones (que no pueda ir a otra hora, que vaya un familiar mayor en horario de adultos y vayan juntos, etc). El abanico de edades de gente que va al gimnasio es bastante amplio. Desde niños de 6 o 7 años a personas de 70 años. La franja de edad en que hay más alumnos es la infantil, adolescentes hasta 18 años y luego adultos pasando la veintena hasta los 50 años. En Ourense, al no ser una ciudad propiamente universitaria, sino que pertenece al Campus Sur junto a Vigo, y tener pocas facultades es muy habitual que los alumnos al cumplir los 18 marchen a otras ciudades a estudiar, y es la época en que mucha gente deja el entrenamiento del Taekwondo ya que no es muy habitual que luego en la época universitaria sigan practicando artes marciales. Por otro lado Ourense es una ciudad con pocas expectativas económicas, sin industria, una de las ciudades de España con una tasa más alta de funcionarios trabajando fuera de la misma, y mucha gente al aprobar la oposición marcha del gimnasio y de la ciudad. Por las mismas razones muchos orensanos han emigrado por motivo de trabajo a ciudades más grandes, tanto gallegas (Vigo o Santiago fundamentalmente) como de fuera de Galicia y de España.


Esta falta de personas en determinadas franjas de edad se hace evidente tanto en el Gimnasio Club Lee como en la vida social y cultural de la ciudad, y conlleva un problema, cuando los alumnos empiezan a tener un buen nivel, ej. alumnos que empezaron de niños y que llegan a los 18 años, tienen que dejar el gimnasio. Sin embargo sí es característico del Gimnasio Club Lee la existencia de un pequeño grupo de alumnos que llevan más de veinte años (y de treinta años) con el Maestro, que continúan asistiendo regularmente a las clases. Circunstancia de la que el Maestro está particularmente orgulloso. Hay muchas razones que justifican esta larga permanencia, la creación de vínculos personales, sociales, reales, con el resto de los compañeros, propiciado por la existencia de espacios comunes (salas de calentamiento y entrenamiento) que se pueden utilizar fuera de las horas de clase y facilita las interrelaciones, creándose verdaderas amistades entre la gente que acude al gimnasio. La celebración de actividades periódicamente (si bien esto depende mucho de las épocas) fuera del gimnasio, fundamentalmente cenas, o incluso los desayunos de los viernes de los alumnos de la clase de la mañana. Todo ello ayuda a la creación de una conciencia de grupo y al autorreconocimiento e identificación de los alumnos del Gimnasio Club Lee como una colectividad diferenciada y cohesionada. Pero sin duda el factor fundamental es la figura y la personalidad del Maestro como factor aglutinador. El Maestro Lee es una persona comunicativa y abierta, que muestra cariño por la gente, le gusta mucho hablar con todo el mundo y promover el compañerismo entre los alumnos en vez de la competitividad. Es una persona popular y querida en la ciudad. Es muy importante la visión que el Maestro tiene del Gimnasio como una gran familia, más que un simple conglomerado de alumnos o como un negocio. De hecho muchos alumnos manifiestan que practican Taekwondo básicamente por el Maestro Lee, que si fuera otro maestro el que diera clases seguramente a estas alturas no estarían practicándolo. Incluso alguna gente que ha marchado a vivir a otra ciudad, practica el Taekwondo en solitario antes que practicar en otro gimnasio.

5.- EL DOJANG El espacio en que se practica el arte marcial se denomina Dojang, denominación equivalente a la japonesa de Dojo. Antiguamente por la falta de medios el Dojang podía ser cualquier espacio (incluso al aire libre) donde se practicara artes marciales, o un recinto cerrado, cualquier lugar era suficiente con tal de dejar limpio el espacio libre necesario para poder practicar. A menudo tenían el suelo de madera o incluso de cemento, sin colchoneta para amortiguar las caidas. Hoy en día, y el Gimnasio Club Lee no es una excepción, lo común es que el Dojang sea un espacio cerrado, con una puerta de acceso y a su lado una ventana por la que el público ocasional que está fuera (padres, gente interesada en practicar el arte marcial, etc.) puede ver el desarrollo de la clase. Es un espacio cerrado y diferenciado del resto de las instalaciones tanto física como mentalmente, físicamente porque tiene una puerta de acceso y mentalmente porque para entrar en él hay que descalzarse. El Dojang tiene colchoneta (“tatami” en japonés) en el suelo y nunca se debe entrar en él con zapatos, ocasionalmente sí se


permite pasar a él a invitados o gente de fuera de la clase pero siempre descalzos o como mucho con calcetines. Dojang (o Dojo) 道場 significa el “Lugar de la vía”, “del camino” o “del sendero”, es decir, lugar donde se practica el camino. También es aplicado en budismo zen al lugar del templo donde se medita y se practica. Se podría decir que es el espacio físico y mental donde se practica el perfeccionamiento integral de la persona. No nos vamos a extender en el significado mental o filosófico del Dojang, pero podemos decir que en palabras del Maestro Lee, en el Dojang (el habla más comúnmente de la “clase”) uno aprende a sufrir, a aguantar, a tener paciencia, en resumen a vivir, porque la vida es sufrimiento y hay que saber aguantar todo lo que pase en la misma. El Dojang sería un trasunto ¿? de la vida. Uno aprende a “pulir” el corazón, sufriendo y aguantando el entrenamiento (siguiendo las órdenes del Maestro), lo que le vale para la vida, para saber afrontarla y no abandonar (tirar la toalla) a la primera de cambio. Conseguir aguantar y tener paciencia en el gimnasio implica luego tener paciencia en el trabajo, en la familia, en el matrimonio, en otros órdenes de la vida. Se podría decir que igual que en la vida los acontecimientos muchas veces nos vienen dados de fuera (ya sea por el azar, por voluntad de Dios o de los jefes de la empresa multinacional) y la persona poco más puede hacer que adaptarse a los mismos, igualmente en el Dojang uno debe aceptar las órdenes de buen grado e intentar esforzarse para superar las dificultades de la práctica del arte marcial. Una cuestión importante, expresado por varios de los entrevistados, al comentar la dureza y la férrea disciplina de las clases –en el pasado- es que la gente iba porque quería, sino podía dejarlo, uno era y es libre de entrar en el Dojang, pero una vez que traspasas el umbral, estás a las órdenes del Maestro o del instructor, y entonces no puedes salir del mismo hasta que no lo permita el Maestro. El espacio físico, la sala, del Dojang es diáfana, sin columnas y amplia, ello está en consonancia con las actividades que se practican en la misma. El Taekwondo necesita más espacio para practicarse que otras artes marciales de mano vacía por cuanto el espacio que se necesita para su práctica es mayor. Saltar y dar patadas necesitan más espacio que hacer técnicas de mano, la distancia de combate es más larga ya que es la distancia de una pierna, no de un brazo. También es deseable la ausencia de columnas para no interferir el desarrollo de las tablas de movimientos (Poomsae, semejantes a las Kata del Karate), ya que de existir columnas habría que rectificar los movimientos y posiciones al realizarlas. Tiene colchoneta, lo que es bastante recomendable ya que en los saltos y en técnicas de pierna no son muy extrañas las caídas y también para la práctica de proyecciones en técnicas de defensa personal. El lugar preeminente de la sala, o parte frontal, está ocupado por un gran espejo, donde los practicantes pueden verse para perfeccionar sus movimientos, y encima de éste las banderas de Corea del Sur a la izquierda y de España a la derecha. En otras partes de la sala, al fondo, hay una barra como las de ballet, para hacer ejercicios de elasticidad y equilibrio y en las paredes laterales hay un reloj y alguna bandera de la Escuela o rama de Taekwondo (la escuela del Maestro Lee Dong Kyu es la Chungdokwan “Escuela de la Ola Azul”). También se encuentra en la pared un cuadro con el “juramento de los alumnos” de la Escuela Chung Do Kwan, que desde


hace unos años se empezó con la práctica de leerlo en ocasiones especiales (exámenes, ceremonias, etc.). Su contenido es el siguiente: Nosotros, como miembros, entrenamos nuestros espíritus y cuerpos de acuerdo con el estricto código. Nosotros como miembros, estamos unidos en mutuo compañerismo. Nosotros, como miembros, cumpliremos las normas y obeceremos al Maestro.”.

Corea del Sur es un país con un fuerte sentido de país y de identidad nacional y gran identificación con sus símbolos nacionales, sobre todo su bandera. Ello puede ser por el sentido comunitario y poco individualista de las culturas de oriente, por el hecho de hallarse rodeados de potencias económicas y políticas (también por la circunstancia de haber estado durante 35 años en el pasado bajo la dominación japonesa), o también por el conflicto político aún no resuelto con Corea del Norte. Como resultado de la guerra de Corea (1950-1953), el país fue dividido traumáticamente en dos pero la guerra no finalizó ya que no se firmó ningún tratado de paz. En Corea llevan 56 años de “guerra” con maniobras periódicas de espionaje, intentos de sabotaje, etc. Por lo que en Corea del Sur la amenaza comunista a su seguridad nacional y la tensión de su particular guerra fría sigue muy presente (de hecho el servicio militar es obligatorio y dura tres años). Este elemento de la presencia de la bandera de Corea del Sur, además de un reconocimiento del país de origen del arte marcial de Taekwondo, puede considerarse como cuando un barco lleva la bandera, el pabellón, de un país y convierte al propio barco en territorio de ese país, es como si convirtiera el espacio físico del Dojang en un pequeño trozo de Corea en España. A los alumnos no les causa ningún problema el saludo a la bandera coreana, de los alumnos entrevistados ninguno puso objeción alguna, algunos ni siquiera se lo habían planteado nunca, lo veían como algo “natural”, ya que lo habían hecho desde el principio, como un reconocimiento a la tierra del que procedía el arte marcial y a la tierra en que naciste (-sin embargo navegando en Internet se encuentran casos concretos y discusiones de norteamericanos que lo consideran impropio por cuanto en su opinión ellos sólo deben saludar a la bandera americana -y les parece un sometimiento a un país extranjero el saludo a otra bandera distinta-).

El cuerpo es la medida y la referencia organizadora del espacio del Dojang en muchos aspectos, por citar un ejemplo la forma de situarse los alumnos en las filas. Se coloca primero el alumno más antiguo en el primer puesto (en la primera fila a la derecha) y después se van situando sucesivamente los demás alumnos (a la izquierda del anterior). Se colocan tres alumnos en cada fila y después los tres de la fila siguiente del mismo modo. Cada alumno se coloca dejando suficiente espacio libre entre ellos para poder ejecutar las técnicas con seguridad y no golpear a nadie. También el cuerpo es una referencia por cuanto las técnicas han de ser realizadas siempre de acuerdo con el propio cuerpo de cada uno, los pasos se miden de acuerdo con el cuerpo de la propia persona que realiza la técnica, no tiene la misma longitud en cms. un apsogui (paso corto) de una persona de 1’80 m. que de 1’60 m., un paso largo apkubi (de longitud aproximada de dos pasos cortos). Asimismo las referencias de golpes, arriba (olgul), medio (montong) o abajo (are) se toma como referencia el propio cuerpo de cada uno, por ejemplo el olgul montong jirugui (golpe recto directo a la parte


superior del cuerpo) se hace a la cabeza a la altura de los ojos de la persona que lo realiza. Curiosamente el espacio físico del Dojang a su vez parece que limita y determina los movimientos del cuerpo, como en el caso del crecimiento de un pez en una pecera. Para muchos alumnos el Dojang se convierte en la referencia fundamental limitante y limitadora a la hora de realizar las técnicas. Ello es evidente en el caso de la realización de los poomse (tablas de movimientos), que normalmente se hacen con una orientación de cara a las banderas, rara vez de cara a las restantes paredes, y cuando – como en el caso de los exámenes- se mandan realizar las tablas en otras posiciones (por ejemplo mirando a otra de las paredes) es corriente que los alumnos se confundan al realizarlas, quedándose en blanco o perdiéndose al hacerlas. Ello es debido a que en vez de tomar como referencia el propio cuerpo y su sentido espacial, digamos una referencia interna, usan las referencias visuales externas de las paredes del Dojang. Sin embargo al cambiar de escenario, como es el caso de las exhibiciones, en espacios abiertos o en polideportivos, etc. no es tan común la confusión ya que el espacio y las referencias espaciales cambian radicalmente. También es un factor limitante cuando al ejecutar una técnica y topar con la pared, en vez de dar un paso atrás para seguir teniendo espacio para ejecutar la técnica, hay alumnos que no la realizan o la hacen de forma defectuosa –solución que el Maestro Lee Dong Kyu desaprueba ya que dice que si uno tiene que luchar y no tiene espacio entonces cómo hace-

6.- LA ETIQUETA Una de las razones que convierten al Dojang (y el gimnasio en general) en una heterotopía, y como dijimos incluso, en una pequeña Corea, es la obligación también de aprender los nombres en coreano de las técnicas, del saludo, de los números, etc. Hay personas a los que no les parece especialmente fácil aprenderlas y el Maestro desaprueba no saber como mínimo las palabras más comunes. Pero otra razón fundamental son las numerosas normas de etiqueta dentro del Dojang, netamente coreanas, y entre ellas las de respeto y jerarquía con respecto al Maestro y entre los propios alumnos, diferente de la que pueda haber fuera del gimnasio. Normas dentro del Dojang: A) Antes de entrar al Dojang hay que observar una serie de normas, algunas son de higiene y sentido común: 1- Uno se debe cambiar y atar el cinturón dentro del vestuario, es una falta de respeto salir del vestuario sin el cinturón puesto y atarlo fuera, de camino al Dojang, o en la sala de calentamiento. 2- Hay que lavar los pies necesariamente en el vestuario antes de entrar en el dojang 3- No se deben llevar anillos, cadenas, pendientes ni piercings. 4- El dobok (traje de Taekwondo) debe estar limpio y correctamente puesto, la parte más difícil de poner adecuadamente es el ti (cinturón), lo deseable es atarlo de una forma determinada: se coloca primero el extremo derecho por debajo del ombligo, se le da dos vueltas hacia la izquierda para enrollarlo, sobrepasando el extremo derecho; luego se mete el extremo izquierdo por delante y por debajo del extremo derecho del cinturón ya colocado, se saca por arriba y luego se atan. Igualándolos para que queden los dos extremos perfectamente iguales. El


desarreglo personal (externo) se considera muestra equivalente de la actitud y personalidad interna. 5- Hay que llevar las uñas cortas y limpias (muy importante en la práctica para no hacer daño al hacer combate o al practicar técnicas de defensa personal con otros compañeros). 6- Hay que tener el pelo corto. Esta práctica hoy en día se ha relajado, hace años se amonestaba al practicante para que cortara el pelo y en alguna ocasión de no hacerlo después de varios avisos, o abandonaba el gimnasio ante la insistencia o se le cortaba con unas tijeras por los cinturones negros. Una de las justificaciones dadas por el Maestro para llevar el pelo corto, aparte de que “los hombres no tienen el pelo largo”, porque estorba al luchar y por el problema que podría implicar en un combate real si le tiran a uno del pelo. B) Normas de etiqueta: 1- El saludo, consistente en una inclinación de aproximadamente 35 a 45 grados, mirando hacia el suelo, con los brazos pegados al cuerpo y los pies juntos en los talones y separados en sus puntas aproximadamente 60 grados Al entrar en la sala se saluda primero a la bandera y después al Maestro. A la bandera también se le puede saludar poniendo la mano derecha sobre el corazón en posición de firmes (charyot). Al salir se saluda primero al Maestro y después a la bandera. Lo más correcto es no levantar la mirada ni la cabeza antes que el Maestro o la persona de jerarquía superior. 2.- Si hay que salir de clase necesariamente se debe pedir permiso (las ganas de ir al baño no se consideraban razón suficiente para salir) 3- No se puede salir del Dojang sin pedirle permiso al Maestro, él da permiso de salir y él que decide cuándo ha acabado la clase. 4.- Una vez formadas las filas no se debe pasar por el medio de las mismas, sino por los laterales, tanto para salir del puesto donde uno está como para llegar al mismo. Ej. en el caso de que el Maestro llame al alumno y lo saque de su puesto en la fila, como ocurre en las ceremonias de entrega de nuevos cinturones. 5.- No se debe dar la espalda al Maestro al andar hacia él o alejarse de él fuera de las filas. Como excepción sólo se puede dar la espalda si uno se tiene que colocar, arreglar, el dobok, o atar bien el cinturón, en ese caso debe dar la espalda al maestro para hacerlo, no arreglar la indumentaria mirando hacia él. 6.- Responder a las órdenes del Maestro diciendo “sí, Maestro” (o Sabomnim, maestro en coreano) y con un leve saludo 7- No se debe hablar salvo que a uno le pregunten. 8- No se debe uno reír. 9- No se puede uno sentar, acostar en el suelo, ni apoyarse en las paredes (práctica muy común la de apoyarse en la barra de ejercicios del fondo de la clase, con una postura como si fuera una barra de bar). Normas dentro y fuera del Dojang: 1.- Si el Maestro le entrega al alumno algo, éste debe coger el objeto con las dos manos y haciendo una leve inclinación, o con la mano derecha y la mano izquierda haciendo de soporte del antebrazo derecho. 2- No tocar al Maestro, y menos en la espalda (nada de palmaditas en la espalda).


3.- Él puede dar muestras de afecto a los alumnos, pero no viceversa por propia iniciativa. 4.- Obedecer al Maestro, pero también a los cinturones superiores, y entre cinturones iguales, a los más veteranos. 5.- Colaborar con los compañeros 6.- Hay que ser respetuoso con los compañeros 7.- No se puede abusar de los cinturones inferiores ni de los compañeros de menor o mayor edad 8.- No cruzarse de brazos ni ponerse en jarras delante del Maestro (en Corea se considera una muestra de chulería y de falta de respeto muy grave, sobre todo la última posición). 9.- No fumar delante del Maestro en cualquier lugar (aún hoy en día la gente en las cenas se esconde para fumar o evita fumar en su presencia, algún alumno – varón, de 42 años, que empezó en el año 75 en el gimnasio- manifestó que fuma delante de su padre pero no delante del Maestro). 10.- No silbar y cantar (en el gimnasio en general y en el Dojang) Otras normas: - Hay también normas menos evidentes, no escritas tampoco, pero que se aplican de forma natural. Como ejemplo diremos una de ellas, el orden de las perchas en los vestuarios. Al cabo de un tiempo cada uno se coloca siempre en el mismo sitio en el vestuario, e igualmente cada uno usa una ducha determinada. En caso de haber mucha gente los que se adaptan al sitio que queda son principalmente la gente que lleva menos tiempo en el gimnasio. Todas estas normas de etiqueta se van interiorizando progresivamente desde un principio, hasta que se incorporan totalmente al comportamiento en el Dojang, y se hacen casi sin pensar –de hecho es sorprendente la cantidad de normas que han surgido . Forman un código no escrito, del comportamiento, pero sí siempre presente. El Maestro no las enseña de una forma sistemática, salvo las básicas de saludo, comportamiento en clase, forma de atar el cinturón (que sólo se aprende después de muchos años y mucha gente no lo consigue hacer bien nunca). Se espera que los alumnos aventajados las vayan enseñando y comentando a los neófitos y otras muchas se aprenden con el ejemplo, a base de la imitación, más que la explicación detallada.

7.- LOS GRADOS Y LA JERARQUÍA La jerarquía en el gimnasio es rígida y está organizada estrictamente en base al grado o cinturón que se tenga. Se diferencian los grados de color (gup, que significa literalmente “grado”, kyu en japonés) de los de cinturón negro (dan, que significa “escalón” o “paso”). El grado o cinturón hoy tan característico de las artes marciales fue una invención de Jigoro Kano, aristócrata japonés inventor del Judo en 1882, siendo la primera vez que lo empleó cuando en 1883 dio el distintivo nominal de “shodan”, primer dan, a sus alumnos más veteranos. Hasta 1886 no había distinción externa entre rangos, momento en que empezó la costumbre de que los alumnos con el grado de dan usaran obis (cinturón ancho tradicional japonés) negros con el kimono. Pero aún no había inventando el uniforme de


judo (judogi). Fue en 1907 cuando apareció el cinturón actual (gi en japonés, ti en coreano), pero se seguía usando únicamente blanco para grados y negro para danes, para el uso de cinturones de colores aún tuvo que pasar bastante tiempo tiempo. El Karate de Okinawa no usaba uniformes especiales para su práctica. Fue Gichin Funakoshi, el primer okinawense en asentarse en Japón para difundir el Karate el que introdujo los grados de dan y el karategui (uniforme modificado del judogi) en 1924 para que el karate fuera aceptado por los japoneses (siendo ambos requisitos exigidos por la asociación japonesa Dai-Nippon Butokukai para reconocer al karate como un verdadero arte marcial), sin embargo en Okinawa no se instituyeron hasta 1956. Tanto el uniforme, como el sistema de grados, pasó del Karate al Taekwondo y después a otras artes marciales, incluso a algunas artes marciales peninsulares recientemente recuperadas para el gran público como el Palo Canario y el Jogo do Pau Portugués. El uniforme (dobok) usado en Taekwondo hasta mediados de los ochenta era el mismo que el de Karate, chaqueta abierta por delante y pantalón. A partir de esa fecha se introdujo un uniforme con la parte superior tipo jersey con mangas y apertura para la cabeza y también variaciones en las técnicas básicas para diferenciarlo más del karate. Los cinturones de color (Gup) son blanco, amarillo, naranja, verde, azul, y marrón –a veces en otros países se usa el rojo en vez del marrón-, con sus respectivos medios cinturones (blanco/amarillo, amarillo/naranja, etc.) que se les da normalmente a los alumnos infantiles al examinarse, los adultos no van de medio en medio grado, y si suspenden deben repetir el examen, no pasan medio grado. Y se cuentan de 10 a 1, mientras que los danes se cuentan de 1 a 10, siendo el cinturón marrón y el primer Dan como un punto de inflexión en el recorrido del alumno. El cinturón negro (Dan) es automáticamente primer Dan, y los danes van del primer al noveno Dan. El cinturón blanco se le da a cualquier practicante sin examinarse, sólo por el mero hecho de comenzar las clases, es sinónimo de la inocencia y de la pureza (hay alguna “leyenda” entre los practicantes de artes marciales que dicen que la invención del cinturón negro vino del hecho de que los cinturones no se lavaban y después de años de práctica se volvían negros de la suciedad, pero ello no es cierto, aunque sí es cierto que los practicantes normalmente no lavan los cinturones, unos dicen que porque se les va el chi – energía- otros porque razones más prosaicas, porque pueden desteñir ya que son de algodón).

Nos interesa aquí hacer hincapié en que la situación del cinturón blanco en el gimnasio es claramente una situación de liminalidad. Comienza un aprendizaje desde cero, nuevo para él, situado al final de todas las filas, intenta copiar lo que hacen los demás (viendo casi todo el tiempo la espalda de sus compañeros), no entiende muchas de las cosas que suceden, las órdenes se dan en coreano, sus movimientos son espontáneos e irreflexivos, “naturales”, es decir, los hace como surgen, no son aprendidos. Se enfatiza que grite al realizar las técnicas, algo que a los cinturones blancos le cuesta al principio. El resto de los cinturones les tratan con benevolencia, como al bebé que aún no sabe andar. Se puede considerar que hasta que no hace el primer examen y consigue el cinturón amarillo no ha dado el primer y verdadero paso en el arte marcial. Un paso muy importante, porque en esos dos meses se aprenden las técnicas fundamentales de brazo y pierna (kibondonja), y la primera tabla de movimientos (poomsae), además de las reglas básicas de cortesía y etiqueta. Su ejecución es bastante imperfecta porque requiere un aprendizaje y “pulido”, para lo que hace falta tiempo, pero esa base es fundamental porque estas técnicas básicas se


seguirán repitiendo siempre en cada clase de Taekwondo, y de su correcta ejecución depende prácticamente el 80% del nivel que se consiga en el arte marcial. Los poomsae se dividen entre poomsae de cinturones de color, y los de cinturón negro, los cinturones de color tienen ocho poomsaes, correspondientes a los ocho trigramas de los ocho puntos cardinales del I Ching, y se supone que cada uno refleja en movimientos dichos trigramas. Por ejemplo, el primer poomsae que debe aprender un cinturón blanco, Taeguk Il Chang, reproduce el trigrama “Keon”, ( ), que representa el “yang”, la luz y el cielo, simboliza el principio y la creación de todas las cosas y del universo, igual que el comienzo en la práctica del Taekwondo. Es común que la gente no dure más que hasta el cinturón amarillo, en primer lugar, porque hay que tener fuerza de voluntad para ir dos o tres veces al gimnasio por semana de forma regular a cansarse y a sufrir. En segundo lugar, porque no es tan fácil como parece en las películas (lo expresó alguno de los entrevistados, varón de 50 años con 31 años de práctica). Parece muy sencillo ver dar los saltos, vueltas y patadas en la gran pantalla, pero para ejecutar esos movimientos uno mismo con un mínimo de solvencia hace falta un acondicionamiento físico y la realización de dolorosos ejercicios de flexibilidad y elasticidad que normalmente requiere un tiempo mínimo (fácilmente uno, dos o tres años, hay gente que dada su constitución física no es capaz de pasar de un grado determinado de apertura. En ese aspecto el Taekwondo al dar importancia a las técnicas de pierna es mucho más lenta de aprender que otras artes marciales, lo que no quita que las técnicas de pierna son perfectamente correctas se realicen a la altura que se realicen y no la condición física no es impedimento para la práctica del arte marcial.)

Los grados, salvo el cinturón blanco que se tiene nada más empezar a recibir clases en el Dojang, se consiguen mediante los exámenes de cinturón que se hacen periódicamente. Cuanto más alto es el grado más tiempo se tarda el alumno en examinarse puesto se considera que se necesita más tiempo de práctica para aprender las nuevas técnicas que se enseñan al cambiar de cinturón. El Maestro Lee Dong Kyu siempre manifiesta a los alumnos que no se pongan nerviosos el día del examen, que el examen es como una clase más, pero en la práctica los alumnos no lo toman así. La gente entrena más duro cuando hay un examen a la vista (sobre todo algunos alumnos que no trabajan mucho en las clases) y el día del examen la tensión se palpa, también porque acude más gente a ver el examen y la posibilidad de quedar mal ante un público es visto por algunas personas como algo muy negativo y produce ansiedad. Sobra decir que si uno no hace en el examen las técnicas como las hace normalmente en la clase, ej. si las intenta hacer más fuerte y rápido de lo las hace normalmente en clase y a lo que está acostumbrado, la coordinación y el equilibrio se ven seriamente comprometidos por lo que su ejecución se vuelve torpe y agarrotada. Se podría decir que los exámenes son innecesarios porque el Maestro ve diariamente el trabajo de los alumnos en la clase y sabe de sobra cuál se esfuerza y cuál no y las aptitudes de cada uno, pero en palabras del Maestro Lee los exámenes valen para que madure la mente y el corazón del alumno y para ver cómo actúa en situaciones un poco fuera de la cotidianeidad de la clase. Como ejemplo de ello el Maestro Lee relata que hace muchos años, a uno de los alumnos más aventajados del Dojang le suspendió el examen a pesar de haber sido el mejor técnicamente y se lo hizo repetir porque quería saber qué había en su mente y su corazón, el alumno en cuestión –que


posiblemente sintió herido su orgullo y no entendía la “injusticia” de tal resultado- al poco tiempo abandonó el gimnasio. El concepto del Maestro Lee respecto del “Camino del Cinturón Negro” es que todo el mundo puede llegar a él, los grados no son absolutos y objetivos, sino que son de acuerdo a cada persona, al nivel de salida de esa persona desde cuando empezó a aprender el arte marcial y la condición física y limitaciones de cada uno: no se le puede exigir lo mismo a una persona de dieciocho años que a una de cuarenta, por lo que puede mejorar en el camino del arte marcial mucho más una persona de cuarenta que una de dieciocho aunque técnicamente el de dieciocho haga técnicas que la de cuarenta no pueda hacer por sus limitaciones. Fijarse únicamente en la ejecución de las técnicas es únicamente quedarse en el exterior, en el cascarón del huevo del arte marcial, hay que fijarse también en la mente y el corazón del practicante, tan importante como la técnica. La gran importancia de la jerarquía y la forma de ver los grados puede tener su paralelismo con los conceptos expresados en el tema 10 del libro “Estratificación social y desigualdad” de Harold R. Kerbo, Ed. Macgraw Hil 5ª. edición, 2004, al tratar de la estratificación social en Japón que “a los japoneses parece fascinarles el rango y la jerarquía… hay jerarquía en las empresas, en las universidades, en todos los progremas educativos y, de hecho, todo lo que puede jerarquizarse está jerarquizado…”. Y asimismo puede ser también reflejo de otras prácticas que se detallan en ese capítulo como la promoción en el trabajo en las grandes corporaciones no tanto en base al logro sino en base al rango de edad, de forma que se promueve automáticamente a los trabajadores con la gente de su mismo grupo de edad (ej. el sistema nenko). En el caso coreano también hay una gran importancia social del rango y la jerarquía y un gran respeto a la edad. De hecho el Maestro Lee nos ha relatado que su Maestro, Lee Kang Soo, cuando empezó a impartir clases de Taekwondo con 26 años en Dogye sólo tenía alumnos de menor edad que él porque en Corea las personas se sienten incómodas si reciben órdenes de alguien de menor edad que ellos ya que en la vida social eso no ocurre y no es común que un maestro tenga alumnos de más edad que él, a diferencia de lo que ocurre en Occidente. Esta diferente perspectiva de lo que significa la promoción en los cinturones y el significado de los mismos se aprecia cuando alguna gente en foros de Internet comenta que en Japón y Corea los cinturones son más un reflejo de los años de práctica y de la permanencia en el arte marcial que de la competencia alcanzada (la gente común espera que un cinturón negro vuele por el aire, rompa piedras con los puños, y tumbe a varios adversarios sólo con un gesto, pero ello no es así). Respecto de la Jerarquía no hay otro criterio que el grado. En el dojang todos son iguales, da igual la profesión, la aptitud física o intelectual, o el dinero que se tenga. Dentro del mismo grado el criterio de jerarquía para comportarse y colocarse en las filas es la veteranía, es decir, la fecha en que se realizó el examen de paso grado, y si el examen se realizó en la misma fecha la antigüedad en el gimnasio (nº. de inscripción de la ficha) o la edad. Realmente lo que importa es la antigüedad y dedicación en el Dojang, que es lo que manifiesta principalmente el cinturón (además de una determinada competencia), signo externo y visible del lugar que ocupa el alumno dentro de la jerarquía del mismo, es decir, en el Dojang un cinturón blanco sería como un recién nacido y un cinturón negro sería considerado como una persona adulta. Esto es evidente también en el hecho aún no comentado de que los menores de 16 años aunque haya transcurrido el tiempo no pueden


ostentar el cinturón negro primer Dan, sino que tienen cinturón rojo negro, primer Pum, una categoría diferente de cinturón que en la práctica es lo mismo en cuanto a nivel de competencia pero no a nivel de jerarquía, un primer pum no se coloca en la fila delante de un primer dan.

Dentro del Dojang únicamente se tiene en cuenta el cinturón, de ahí que un chico joven (ej. de 15 años que lleve desde los 5 años practicando) puede estar en la primera fila de la clase y dar ordenes a gente mucho mayor en edad que ella (hay casos en que estas personas adultas no aceptan de buena gana dichas órdenes, pero no es lo común). También ha habido algún caso raro de personas que dentro del Dojang y en el gimnasio hablaban con los compañeros, pero fuera del gimnasio no (ej. de un Abogado novato de la ciudad, en el gimnasio se mostraba muy circunspecto y miedoso pero hablaba algo con la gente, sobre todo a la hora del combate libre, preguntando cómo se hacía tal o cual técnica, para interrumpirlo en lo posible y que acabara así cuanto antes. Pero en la calle hacía que no veía a los compañeros y evitaba saludar a los que no eran abogados como él. A la postre esta persona resultó muy conflictiva porque no aceptaba las reglas internas del gimnasio, sobre todo de comportamiento entre compañeros,y se puede decir que tampoco otras reglas sociales de sentido común -algún alumno comentó al respecto “ése se cree abogado hasta cuando caga”-).

Como se puede ver, estas circunstancias relatadas de la jerarquía dentro del Dojang puede provocar fricciones y desajustes entre la realidad social de fuera del Dojang y de dentro del Dojang. A veces no se sabe claramente hasta qué punto algunos de los aspectos de la jerarquía pueden y deben extrapolarse fuera del Dojang, pero lo normal es que la jerarquía quede dentro del Dojang, no así la camaradería, amistad y el compañerismo. Esta faceta del Dojang como lugar de encuentro de gente de todas las edades, condiciones físicas, niveles sociales y formas de pensar, donde los valores primordiales son el compañerismo y el respeto, fue resaltado explícitamente por algunos de los entrevistados (entre ellos un varón, de 60 años, que lleva 32 años practicando) como un aspecto muy bueno y fundamental del Taekwondo, expresando que si no fuera por el gimnasio uno se movería y relacionaría únicamente con un círculo demasiado reducido de gente (tanto reducido en número como en formas de pensar y dedicaciones profesionales), por lo que este contacto enriquece a los alumnos. También hicieron hincapié en que la relación entre los compañeros es una relación sana, no es una relación de poder de que está encima o manda el que puede pegarle a los demás ni el que tiene más chulería, sino el superior en grado independientemente de cualquier otra circunstancia (edad, capacidad física, etc.). Todos los entrevistados valoraron positivamente la disciplina y el respeto entre los alumnos como algo fundamental, considerando que de no existir ésta el Taekwondo sería otra cosa. E incluso algunos consideraron (tanto personas de más de 40 años como practicantes de 20 años con pocos años de práctica) que debía haber más disciplina, seriedad y respeto en las clases, como hace años. Independientemente de ello el entrenamiento en grupo tiene beneficios evidentes ya que uno siempre entrena mejor y con más ganas al hacerlo con compañeros, si éstos trabajan (ello obliga a uno a seguir un ritmo de entrenamiento o se anima a hacer las cosas mejor y más fuerte), y también el estar sujeto a un horario determinado –esta diferencia es puesta de manifiesto respecto de la hoy tan extendida práctica del culturismo y las pesas, que en parte en mi opinión fue uno de los causantes del decaimiento de la práctica de las artes marciales por cuanto en las pesas prima el individualismo, la persona va a cualquier hora a hacer pesas, está el tiempo que estima necesario, las hace a su ritmo, no tiene nadie que le ordene ni le “dé caña”. En opinión de entrevistados que conocen otros gimnasios hay gente que va más a ligar y a charlar que realmente a trabajar-.


El dobok: Otro factor importante de homogeneización en cuanto la jerarquía es el uso del dobok (un uniforme), como ya se explicó. Todos los entrevistados estaban de acuerdo con el uso del uniforme, consideraban que igualaba a los alumnos, sino se podría usar ropa de marca como criterios de diferenciación, uno de los entrevistados (varón, de 27 años, con 14 años de práctica) explicó que la uniformidad favorece la concentración al no haber un festival de colores y de estilos de ropa distintos en el Dojang, y del mismo modo que el poner un uniforme en cualquier otro orden (asemejándolo al ejército) favorece que la gente se mentalice más de estar a lo que se está. Por otro lado esta misma persona relató que él practica regularmente en su casa, y que cuando practica con el dobok puesto siente que entrena mejor y con más fuerza que sin él. Otras reflexiones sobre el grado y la jerarquía y relaciones entre alumnos y el Maestro: Los superiores en grado pueden ser condescendientes, acercarse, o tomarse ciertas confianzas con los inferiores en grado, pero no al revés. A pesar de ello está muy mal visto que un grado superior abuse manifiestamente (sobre todo en el combate) de los grados inferiores, hubo en el pasado algún caso en que el Maestro dio instrucciones a los cinturones negros de tratar duramente en el combate a un alumno porque abusaba de los cinturones inferiores a él en el combate (a veces, como era ese el caso, la persona ni siquiera se da cuenta de lo que está haciendo, porque es lo que se llama en argot un “venado”). Algún entrevistado (varón, de 20 años, con 1 año de práctica) nos manifestó su malestar sobre todo por algún chico joven que por el hecho de ser cinturón azul se comportaba con bastante chulería delante de los grados inferiores, él mismo considera a pesar de su poco tiempo de práctica fundamental la disciplina y el respeto, porque “sin disciplina no hay nada”. Respecto de los grados, se considera una mala actitud la práctica de algunos alumnos neófitos de preguntar al matricularse cuánto se tarda en sacar el cinturón negro. Esto se considera una muestra de impaciencia y muchas veces los que más preguntan son precisamente los que menos duran en el gimnasio. También se aprecia que alumnos con mucha facilidad (ej. elasticidad) para mejorar y buenas aptitudes físicas son los más proclives a abandonar la práctica del arte marcial, quizá porque les parece demasiado monótono y fácil, sin aliciente para seguir practicando. En la visión desde dentro y con una

perspectiva histórica de la práctica del arte marcial el cinturón negro no es la meta, como creen muchos profanos, sino es una etapa del camino, realmente el momento en que el alumno se considera que empieza a entender algo de lo que está haciendo y empieza a ser competente en la técnica. Es realmente el verdadero punto de partida. Sería equivalente a un estudiante que ha acabado C.O.U. y ha aprobado el selectivo y ya está preparado para ir a la universidad. Pero de esta faceta de la práctica del Arte Marcial como camino nos detendremos más adelante.


La técnica que se practica y que se enseña está claramente delimitada de acuerdo con el grado del alumno: - Por un lado los poomsae, tabla de movimientos, para examinarse del siguiente grado se tiene que aprender un poomsae nuevo. - En cuanto a otras técnicas, las técnicas de combate un paso (hanbom kyeorugui), se comienzan a practicar desde el cinturón amarillo. El combate libre (kyeorugui) no se comienza a realizar hasta que el alumno no ha conseguido el cinturón naranja (lo que supone prácticamente un año de práctica) por cuanto se considera que hasta ese momento no está capacitado ni tiene los fundamentos para realizarlo. Además ello implica una mayor seguridad para el propio alumno y para su contrincante, los alumnos más peligrosos en el combate a diferencia de lo que pudiera parecer no son los cinturones negros, sino los cinturones más bajos, que no tienen control de las técnicas ni de su propia fuerza, no tienen sentido del tiempo (“timing”) a la hora de ejecutar una técnica de contraataque ni de ataque. - Las técnicas de defensa personal (bosinbop), es decir, llaves, luxaciones, palancas, etc. sólo se enseñan a partir de cinturón azul por cuanto se consideran más difíciles de realizar y practicar (y de que sean efectivas en el combate real) que una técnica de patada o puño. Hay que tener en cuenta que todo el conocimiento se considera cumulativo, no es como hoy en día en nuestras escuelas, en que una vez pasado un examen se olvida todo lo estudiado. Se sobreentiende que un cinturón alto tiene que saber, perfeccionar y dominar todas las técnicas y tablas inferiores a su grado, no vale olvidarse de lo anterior, y en cualquier momento puede ser requerido por el Maestro Lee para que las haga como ejemplo delante del resto de los alumnos de la clase. No se ve de buen grado la impaciencia, es una mala actitud y objeto de la más severa reprobación que nada más aprobar un cinturón un alumno le pida a otro compañero que le enseñe algún movimiento de una de las tablas superiores, o que los empiece a intentar realizar solo, pues puede saber algo de los mismos de verlos practicar habitualmente a los cinturones superiores. Debe ser el Maestro el que la enseñe la primera vez y este hecho que podría parecer una muestra positiva de avidez e interés por aprender, se considera una muestra de poca paciencia por parte del alumno. El Maestro Lee ha comentado en algunas ocasiones para referirse a esas situaciones que “Pollito quiere ser Gallo”, o “Pollito quiere volar”, y que igual que un bebe comienza alimentándose de leche o papilla y no puede comerse un chuletón, uno mediante la práctica afila los dientes para poder comer el chuletón, si uno lo intentara comer de bebé moriría de la indigestión. Los alumnos superiores en grado se espera que ayuden al Maestro dentro de la clase, manteniendo el orden y el buen ambiente, corrigiendo (en todos los aspectos no sólo el técnico, también el comportamiento, etc.) y enseñando a los cinturones inferiores y dirigiendo la clase en ausencia del Maestro. Las correcciones técnicas se hacen tanto verbalmente como corrigiendo directamente las posturas y posiciones de brazos y piernas (antiguamente el Maestro lo hacía de una forma más violenta y ruda). También a veces ante problemas surgidos en la clase se espera que los alumnos veteranos hablen de forma extraoficial con los intervinientes, haciéndoles ver la incorrección de su actitud o de su comportamiento. Es corriente que el Maestro ponga de vez en cuando a algún alumno a enseñar a otro inferior, sobre todo poomses (tablas de movimientos). La enseñanza a otros cinturones se considera también parte del aprendizaje y de las responsabilidades de los cinturones superiores, facilita la reflexión y la introspección


respecto de las propias técnicas de cada uno y suscitan dudas y cuestiones sobre la forma de realizar las mismas. La jerarquía no es óbice para que se establezca una relación de confianza y compañerismo de todos los alumnos y fuera del Dojang en la sala de calentamiento es habitual que los cinturones inferiores les pregunten a los superiores en grado dudas sobre las técnicas o que les pidan que les observen la ejecución de tablas de movimientos para corregirles (lo hacen sobre todo cuando hay cerca exámenes), o que estén un tiempo después de la clase hablando sobre algún tema (generalmente relacionado con las Artes Marciales). Se puede decir que fuera de la sala del Dojang la jerarquía se relaja un grado, aunque muchas veces los que más mantienen la distancia son los propios cinturones inferiores, p. ej. dejando pasar delante a los cinturones más altos cuando se entra al vestuario, o al subir por las escaleras, etc. Por otro lado la relación del Maestro con sus alumnos no es puramente una relación como consideraríamos aquí, meramente mercantil, de impartir clases a cambio de un dinero, o de profesor-alumno, y por ello la relación y obligaciones de cada uno depende simplemente del hecho de un abono de un dinero y recibir a cambio una contraprestación. Él considera a sus alumnos como sus “hijos en el Taekwondo”, y así lo comenta en numerosas ocasiones, y el Gimnasio Club Lee como una “gran familia”. Realmente la jerarquía es más la de un padre con sus hijos que la de un capitán con la tropa. A pesar de la disciplina férrea (hoy en día se ha relajado bastante) se le nota verdadero cariño y afecto por los alumnos. El Maestro recuerda el nombre de la casi totalidad de sus alumnos (y son más de 30 años de enseñanza de taekwondo en Ourense y ha pasado mucha gente por su dojang) y le gusta y aprecia verdaderamente que le vayan a visitar (incluso alumnos que están fuera pueden venir a practicar ocasionalmente). El Maestro se preocupa por sus alumnos, ello se nota en que prefiere que no se practique el combate si él no está presente, en las clases con una media de edad avanzada restringe mucho la exigencia física de la clase y restringe el combate, hoy en día enfatiza el practicar el combate marcando, sin tocar –hace años eso era impensable-, y se aprecia en otros detalles como el de incorporar un pasamanos a las escaleras de acceso al gimnasio (que se encuentra en un sótano, como ya hemos dicho). También le gusta estar al tanto, saber y conocer la vida de sus alumnos fuera del gimnasio, los felicita por sus esfuerzos y éxitos en los estudios, trabajo, y en la vida en general. Siempre tiene tiempo para tomar un café o una cerveza con un antiguo alumno y cuando va por la calle saluda y habla con toda la gente que pasó por su gimnasio, incluso personas que hace más de veinte y treinta años no van al gimnasio. Cuando un alumno se casaba incluso era habitual que invitaran al Maestro Lee y su esposa Choi a la boda, como si fueran uno de más de la familia. EXCEPCIONES A LA JERARQUÍA: “LA PACHANGITA” Y LAS CENAS DEL GIMNASIO Vista la afición en España por el futbol el Maestro Lee Dong Kyu empezó a permitir como calentamiento (que se alarga a veces excesivamente y ocupa casi cuarenta minutos de la clase) hacer partidillos en la clase. Antes era algo ocasional, realizado con ocasiones especiales, pero últimamente se ha convertido en una práctica habitual los viernes (también es algo variable dependiendo de las épocas). Se hacen dos equipos, se juega descalzos, y se utilizan las tablillas de practicar Taekwondo para delimitar las porterías, se juega con una pelota pequeña y algo blanda (tipo las infantiles). No hay fueras ya que la pelota rebota en la pared, salvo que salga


por la puerta de acceso al dojang o si toca en las dos partes en que están las porterías (el fondo y el principio de la clase). No hay un árbitro fijo, salvo que juegue el maestro y el cumple a la vez las funciones de árbitro, sólo hay falta si se tira al otro al suelo o al tirar con el balón se toca el techo. Hay dos formas básicas de jugar: con portería pequeña y sin portero, si hay poca gente, o con portería grande y con portero, si hay mucha gente, en este caso el portero no coge la pelota con las manos sólo puede despejar la pelota con los pies. El hecho de que no haya prácticamente faltas y que se juegue descalzo hace que sea relativamente común lastimarse los pies al jugar. No es raro que alguien salga con los dedos doloridos o morados, de algún mal encontronazo. De hecho hay más lesiones por la pachanguita que por la práctica del combate libre. Hay gente que se toma la pachanga muy en serio, jugando muy duro, y se torna casi en una batalla campal. Al ser un entorno competitivo ha habido casos de personas que en el combate libre no pelean duro (solicitan al compañero que marque las técnicas –no toque con los golpes- y haga el combate suave) y sin embargo en el partido de forma contradictoria son los que juegan más duro y se prestan más al choque de piernas porque no sueltan el balón. La razón por la que me he detenido a hablar de la pachanguita cuando en otras partes he realizado un mero esbozo del desarrollo de la clase, salvo en el aspecto de etiqueta y jerarquía, es porque aquí se producen dos excepciones respecto al ritual de la clase y su desarrollo: 1.- Hay que decir que en la pachanguita no se tiene en cuenta la jerarquía ni los cinturones, es un espacio temporalmente igualitario, en que da más el que más puede (aunque generalmente los cinturones negros que tienen las piernas más curtidas son los que juegan más duro). Únicamente con el Maestro Lee es con el que se tiene cuidado de no hacerle entradas ni disparar fuerte si se pone de portero. 2.- Esta práctica de la pachangita supone una ruptura en la heterotopía de un pedacito de Corea en España y una apropiación clara del espacio del Dojang, casi una europeización (y diría españolización) del mismo. Otro momento en que se exceptúa es en las cenas del gimnasio. No me voy a detener en ellas, pero resaltar que tampoco se tiene en cuenta la jerarquía de cinturones, todos los alumnos son iguales, compañeros del Gimnasio Club Lee, no se forman grupos cerrados y se intenta integrar a los nuevos alumnos. Es el momento de hablar de todo tipo de cosas, no sólo de artes marciales. Al Maestro sí se le trata con deferencia, se le sirve a él primero y se sienta normalmente en el centro de la mesa. Hace años después de la cena se salía a tomar algo todos juntos, pero es una práctica que en las últimas cenas no se ha hecho. Se organizan periódicamente durante el año, pero sobre todo con ocasión de ceremonias de entrega de cinturones nuevos. No he tratado en el tema de las clases ni de la forma de celebración de los exámenes ni de las ceremonias de entrega de cinturón, puntos que serían prolijos de describir, pero que también bastante importantes que marcan el ritmo de entrenamiento y de la vida del gimnasio.


En los últimos apartados intentaré dar unas pinceladas, por lo excesivo de la extensión del trabajo, del Taekwondo al hilo de las lecturas de libro de la asignatura “Cuerpo y Espacio”, manifestando igualmente que la clasificación excesivamente rígida de los tipos de rituales de los autores como hace que las artes marciales no encuadren bien en ninguna de las clasificaciones al uso. El Taekwondo tiene una parte que es secuencia o coreografía de movimientos, pero no es una danza; tiene una parte deportiva, pero tampoco se puede considerar solamente un deporte, ya que ello sería una perspectiva muy reduccionista; tiene una parte muy importante de peregrinación, aunque se pase uno treinta años en el mismo sitio. El cuerpo es su instrumento único y fundamental, es el sujeto activo y pasivo del Taekwondo, pero después de un acondicionamiento y preparación doloroso que se puede tildar de muy poco “natural”.

8.- EL APRENDIZAJE DEL TAEKWONDO EL ARTE MARCIAL, NI COMO DEPORTE, NI COMO DANZA

La práctica del aprendizaje del Taekwondo se basa básicamente en la copia y en la repetición. Cuando comienza un cinturón blanco, se le sitúa al final del todo, al fondo, y después de unas instrucciones básicas de etiqueta se le invita a que intente copiar los movimientos de los alumnos situados por delante de él, de vez en cuando se le corrigen los movimientos. No se corrige al alumno absolutamente todo desde un principio porque sería un exceso de información que no podría asimilar e incluso podría desanimarle en la práctica del arte marcial. Se le corrige de acuerdo al nivel. A medida que aprende la técnica y que ya tiene interiorizada la mecánica básica de la misma, entonces se “pule” la técnica, se corrige postura, posición de los brazos, giro de la muñeca, coordinación con todo el cuerpo, uso de la cadera, etc. La práctica de los movimientos básicos se considera fundamental, y de hecho se hace en todas las clases, incluso los cinturones negros, ocupando entre el 40 y el 60% del contenido de la clase. Muchos alumnos esta práctica la consideran tediosa y algunos reclaman variedad y novedades en el entrenamiento. Muchos manifiestan (sobre todo en las tablas de técnicas) que ya “la saben”. El Maestro comenta que las técnicas hay que madurarlas, no es sólo saberlas de memoria, con la cabeza, es el cuerpo el que tiene que memorizarlas, acostumbrarse a hacerlas, hasta que salgan naturales y fluidas. Él dice que una tabla de movimientos (poomsae) hay que hacerla al menos cien veces para que empiece a salir bien. Todas las series técnicas comienzan con una defensa, porque el Taekwondo sólo se debe emplear como defensa, nunca como ataque. La práctica de las artes marciales según la filosofía de las artes marciales se divide en tres etapas a grandes rasgos: - Aprender la técnica - Incorporar, automatizar la técnica, hasta que funcione, surja, sin pensar - Olvidarse de la técnica. En la práctica se considera fundamental la repetición, cuando algún alumno cuestiona el por qué se repiten tanto las técnicas -para alguna gente se hace repetitivo y aburrido- el Maestro responde que los corredores sólo practican correr y es lo que hacen, no les es aburrido, que nosotros practicamos mucha más variedad.


Según el Maestro, para mejorar (y avanzar de grado) hay que madurar la técnica, la mente y el corazón. Hay practicantes que tienen buena técnica pero tienen la “mente podrida”. El corazón entre otras cosas se pule con el combate y con los exámenes, superándose a sí mismo y sus propias dificultades y miedos; la técnica se mejora y perfecciona con la práctica diaria. La mente también se pule aguantando en clase y superando el cansancio. Hay alumnos que tienen muy buena técnica pero luego en el combate no la aplica bien, o no les sale por el nerviosismo, eso es porque su corazón y su mente no han madurado. Hay alumnos a los que les causa mucho estrés realizar exámenes y exhibiciones. Muchas veces por falta de dedicación, práctica intensiva y de confianza en sí mismos. Las exhibiciones que en principio tienen que ser una muestra de lo que cada uno hace ante el resto del público, de la sociedad, y motivo de orgullo, algunos lo ven como una magnífica oportunidad de quedar en ridículo. La confianza en sí mismo se consigue sobre todo con la práctica de los mismos movimientos innumerables veces. Sólo así salen automáticos. Muchas veces en las exhibiciones una vez que has hecho una tabla de movimientos no podrías decir si la hiciste bien o mal –no eres consciente de haber hecho todos los movimientos del pómez-, pero las haces bien porque el cuerpo ya conoce el camino y ya lo hace automáticamente, si uno piensa mucho (muestra de duda) lo único que hace muchas veces es equivocarse. En ese momento es cuando uno se da cuenta de que la técnica, el movimiento, ya está in-corporada al cuerpo. Otro aspecto a destacar es que el Maestro considera que la práctica de las técnicas básicas es suficiente, si se tienen perfectamente practicadas mediante a innumerables repeticiones, incorporadas al cuerpo. Así expresa que el Taekwondo “funciona”, es decir, es automático. No considera especialmente necesario desmenuzar racionalmente las técnicas, la estrategia en el combate, o preparar por separado, por ejemplo, las técnicas de rompimiento a realizar en una próxima exhibición. De hecho las técnicas de rompimiento no se practican específicamente rompiendo tablas hasta alcanzar la perfección, sino que simplemente se realizan directamente en las exhibiciones sin más preámbulos. Sí se realiza el acondicionamiento de las manos para poder realizar rompimientos (hoy en día cada vez menos), mediante el golpeo continuo y repetido durante largo tiempo del makiwara (tabla de madera envuelta en una soga), para hacer callo en la mano. En el Gimnasio Club Lee, en comparación a otros gimnasios de Taekwondo, se le da mucha importancia a las tablas de movimientos (poomsae), y técnicas de combate un paso y defensa personal, es decir, a la faceta del Taekwondo como arte marcial y orientado a la defensa personal. Hace aproximadamente quince o veinte años que no envía a alumnos a competiciones de Taekwondo. La docencia del Taekwondo en el gimnasio siempre ha estado enfocado al Taekwondo “tradicional”, prevaleciendo la práctica de las técnicas básicas, poomses (tabla de movimientos) y defensa personal. Desde los años 70 hasta mediados de los 90 hubo alumnos preparándose para competiciones, aunque nunca descuidando la faceta marcial del taekwondo y sin dirigir el gimnasio únicamente a la faceta deportiva de competición (como hicieron muchos otros gimnasios en que preparan a alumnos sólo para competir).


En otros gimnasios desde hace más de veinte años se derivó a la práctica del Taekwondo al ámbito del deporte olímpico y la competición, por lo que casi todo el tiempo destinado a la práctica es realización de técnicas y combate de competición, con lo que ocurre en ocasiones que los alumnos de esos gimnasios no tienen prácticamente conocimiento ni base suficiente de las técnicas básicas, denominación de las mismas, técnicas de combate un paso o de defensa personal, limitándose el Taekwondo prácticamente a trabajar el fondo y la resistencia física, al desarrollo de las técnicas de pierna y al combate deportivo de competición –mucho más limitado técnicamente que el combate libre puesto que sólo se hacen técnicas que puntuen-. En ocasiones tampoco asumen y profundizan los valores marciales del Taekwondo (disciplina, autocontrol, respeto a los compañeros y al contrincante, etc.) y sólo se piensa en ganar el combate. Las artes marciales tienen algunos paralelismos con la danza en algunos aspectos, como son la práctica de secuencias de movimientos prefijados, que se consideran como prácticas de combate en solitario. Son también un movimiento pautado, regular, rítmico, medido, que hay que hacer con una determinada intensidad y velocidad según la parte de la tabla en que uno se encuentre. En palabras del Maestro Lee es como una partitura musical. El cuerpo actúa como un todo, el fin último es que el cuerpo y la mente sean uno, los poomsae no se hacen sólo con una parte del cuerpo, igual que no se danza con una parte determinada del cuerpo, hay que guardar el equilibro, coordinar la respiración, los pasos, todo el cuerpo, los pies, piernas, la cadera, los hombros, la cabeza y los brazos, si no está todo el movimiento corporal perfectamente conjuntado la fuerza se pierde. También son un fenómeno mental porque desde siempre se habla y se recomienda la práctica de los mismos con la imaginación, ya que de esta forma se pueden practicar en cualquier sitio, sin mover el cuerpo, es una práctica que funciona. Es muy común practicar las tablas de movimientos a la vez, coordinados con los demás alumnos del mismo grado, intentando moverse todos a la vez, lo que podría acercarlo al concepto de danza, está circunscrito en el espacio, incluso existe desde hace unos años la ejecución de katas y poomsaes con música, lo que algunos Maestros, como el Maestro Lee, desaprueba, y que prácticamente se podría decir que difumina el límite entre el arte marcial y la danza. Línea del Poomse Keumgang

Me sentí especialmente identificado pensando en los paralelismos con la ejecución de los poomsae de Taekwondo con la siguiente expresión recogida en la página 155 de “Cuerpo y Espacio”, “el ballet y la danza moderna demuestran el poder y control del cuerpo después de años de entrenamiento. Pero en la misma medida el arte que exige perfeccionamiento no se alcanza si en la interpretación no se produce una entrega total”, pero más que hablar de “reconocimiento a lo sublime” le daría otro tipo de explicaciones. Como diferencias las tablas de movimientos no son un fin en sí mismo, se consideran una verdadera práctica de combate, que vale para perfeccionar a su vez tanto


el arte marcial y como la propia persona. Hay que hacerlos como si uno estuviera realizando un combate con un enemigo imaginario, poniendo intención en cada movimiento, fuerza, potencia y coordinación, no hay que hacerlas como una mera sucesión de movimientos. Hay alumnos que hacen las técnicas y tablas muy correctas técnicamente pero que las hacen sin “espíritu”, sin “fuerza”, ello se aprecia claramente en sus ojos y en la dinámica de los movimientos. Sin intención, rapidez y fuerza en los golpes parece “baile” -en palabras del maestro, refiriéndose a que en el baile no se golpea-. Tienen que sonar la tela del dobok en cada movimiento, como muestra de velocidad y potencia. Prima la intención, el espíritu que se desprende del movimiento a la corrección técnica del mismo. No hay demasiada gente que conjugue perfectamente ambos aspectos. Se le presupone a las tablas, poomsae, una práctica reglamentada o prefabricada de un combate imaginario, sin embargo, la diferencia entre éstas y el combate libre es evidente (tanto en las formas de defender las técnicas como de ataque, en posiciones estáticas y priman las técnicas de mano a las de pierna). Su efectividad y utilidad no se pone en duda, para desarrollar coordinación, equilibro, resistencia, incluso efectividad en el combate si se practica correctamente. Sin embargo, como ocurre en otras artes marciales la diferencia entre las tablas y el combate de clase difiere bastante. La faceta deportiva del Taekwondo, o visión del Taekwondo como un deporte, que le ha hecho ganar practicantes y popularidad en todo el mundo, en opinión de algunos de los entrevistados le ha perjudicado en muchos aspectos (entre ellos uno de ellos varón, de 34 años, con 15 años de práctica, decía que el Taekwondo no es deporte, es otra cosa, si quieres únicamente sudar y hacer ejercicio físico vete a correr o juega al futbol) al perder entre los nuevos practicantes el aspecto espiritual o filosófico y verlo sobre todo como una técnica deportiva encaminada a la competición y a la victoria. En toda la exposición realizada hasta este momento se puede apreciar por qué el Taekwondo no se puede considerar simplemente como un deporte, pero para hacer hincapié en este hecho voy a resumir en extractos manifestaciones del Maestro Lee Dong Kyu sobre su concepto de lo que es el Taekwondo. Antes el Taekwondo era diferente en su entrenamiento, se hacían muy pocas técnicas, igual que se hace en todos los deportes, cita p. ej. a Nadal, que siempre está pegándole a la bola con la raqueta. Porque se necesita madurarlas, sólo memorizando la técnica, saberla no es suficiente, si se quiere utilizar, que funcione automática, se necesita madurarla, hay que hacer pocas técnicas un millón de veces, mil hectáreas de cepa verde no dan ni un vaso de buen vino, igualmente un millón de técnicas no sirven, no vale hacer las técnicas una sola vez (como las novelas que se leen una sola vez). Hay que repetir y repetir, igual que nadar, para nadar como la foca hay que estar todo el día en el agua. Si se quiere saber un poco para salud y diversión es otra cosa, pero así no funciona. Las Artes Marciales y los deportes no son divertidos, para llegar a un nivel de Maestro hay que sufrir muchos años, si no se sufre no se convierte uno en Maestro, igualmente los mejores deportistas son los que más han sufrido. Es un camino de sufrimiento, igual que el de la vida humana. Igual que los agricultores, el que más siembra es el que más recoge. Si siembras veneno, recoges veneno, si se siembra paz y felicidad, se recoge paz y felicidad. Hay que dar sufrimiento, hay que madurar y endurecer la mente, el corazón, la paciencia, quitar el miedo, no vale únicamente la técnica (es como un soldado que dispara bien pero es un cobarde). El Camino de las Artes Marciales es como el camino


jacobeo, si hay que andar un kilómetro, se anda un kilómetro, como sea, sufriendo, con heridas, con los pies mal, etc. y al final se llega a la Catedral de Santiago. El Taekwondo, las Artes Marciales, son sufrimiento, su fin es madurar el corazón, la mente, la personalidad, la humanidad, hacer mejores personas. El Taekwondo no es sólo dar patadas y pelear, si al final nunca se peleó mucho mejor, pero si un día hay que pelear, es útil, una ventaja como mínimo. Si a una persona que no sepa nada le golpean diez veces y como sabe algo sólo le golpean cinco, ya tiene eficacia. La práctica del Taekwondo incluye automáticamente la salud, defensa personal, que es útil, hacer el corazón y la mente dura, el sabor amargo, aguantar, la disciplina, estar entre compañeros, con el Maestro, no está cada uno como le da la gana, se le riñe, tiene que obedecer, muy distinto al partido de los viernes en que la gente se pelea e insulta. Las Artes Marciales tienen todo eso, otros deportes no tienen eso, sólo son competición, piensan en ganar como sea, sólo piensan en la ventaja, las Artes Marciales no son eso, el Maestro nunca ha enseñado eso – refiriéndose a lo que se dice mucho en los deportes de combate de “machácalo…”- no enseña el odio y el insulto, tampoco entre compañeros.

9.- EL CAMINO DEL CINTURÓN NEGRO COMO PEREGRINACIÓN Sin extendernos apuntaremos unas indicaciones sobre este aspecto. Se puede considerar que la consecución del cinturón negro (que el Maestro Lee denomina “El Camino del Cinturón Negro”), es una peregrinación interior, realizada en el mismo espacio, sin “moverse” del sitio, es una meta que al principio parece inalcanzable hasta que uno llega y se da cuenta de que lo importante no ha sido el llegar al cinturón negro sino todo el camino realizado para llegar hasta allí y la experiencia y práctica acumulada de todos esos años, y que el camino no acaba allí sino que igual que el peregrino luego tiene que volver a su casa y aplicar su experiencia, uno sigue caminando en el Taekwondo y en la vida. Quedaría por debatir si se podría considerar el estado del cinturón de color hasta llegar al cinturón negro como una situación de liminalidad, como en el caso de las peregrinaciones, en bastantes aspectos creo que sí. Se podría objetar que se van haciendo exámenes y cambiando de cinturón, pero ello sería como las etapas del camino de peregrinación (como los sellos que se ponen en la libreta del peregrino a Santiago), en que uno va superando poco a poco pequeñas metas a medida que se va acercando al destino. Incluso se podría decir que hay un desplazamiento real en el mismo espacio, desde el final de las filas hasta la primera fila y que con los años también el mismo espacio cambia de significación ya que compartiendo un mismo espacio físico no practica los mismos movimientos y técnicas un cinturón blanco que un cinturón negro, e incluso no tienen el mismo sentido las mismas técnicas realizadas ya que al subir de grado se comienza a entender su aplicación práctica. Realmente esa idea de camino está implícito en el concepto de Do, y el concepto de la vida con un camino que hay que recorrer, de una forma u otra, por lo que no vale tirar la toalla, rehuir las obligaciones y hacer el camino uno sólo y a su manera, al margen de la sociedad. El camino en el Taekwondo no se hace tampoco sólo, se hace en el Dojang, con los compañeros y con el Maestro, rechazando el individualismo y cumpliendo las normas impuestas. El Maestro siempre ha rehusado las peticiones que


tuvo de gente que querían recibir clases particulares, ya que él entiende que se aprende mucho más en la clase practicando entre compañeros y adaptándose a una clase en grupo, así se fomentan la solidaridad y el compañerismo y es un trasunto de la vida en sociedad. Esta idea de pertenencia al grupo de compañeros se ve reflejado ejemplarmente en el juramento de los alumnos y también en los sentimientos fraternales, de solidaridad, y de compañerismo que se crean con el resto de los alumnos, que son compañeros en el esfuerzo y en el sufrimiento (hasta el punto de surgir sentimientos de que los abandonas o traicionas si cambias de hora de entrenamiento). En el Dojang también hay un sentimiento de empatía y solidaridad con los compañeros, como ocurre en el caso de los peregrinos, también el cuerpo es sujeto activo y pasivo, también hay en el Dojang un despojamiento de los roles previos, un anonadamiento, una condición común básica de todos los compañeros, que todos son alumnos del Maestro. Es muy esclarecedor al respecto la declaración de uno de los entrevistados (varón, de 60 años, que lleva 32 años practicando Taekwondo), al decir que al entrar en el Dojang no se siente como una persona de esa edad, sino simplemente un alumno más, se siente igual que como cuando empezó a practicar Taekwondo hace más de 30 años, con más limitaciones, pero igual. Además lo comentan muchos entrevistados, mientras uno está en el Dojang, practicando, en concentración, se olvida de todo, de los problemas físicos, personales, de la vida cotidiana de cada uno, las diferencias personales y sociales, no existe nada más que el Dojang.

10.- EL CUERPO COMO INSTRUMENTO, EL CUERPO COMO ARMA Finalmente sólo voy a llamar brevemente la atención del concepto de cuerpo en las artes marciales. En principio podría se podría pensar en el “cuerpo como arma”, pensando en el “cuerpo como primer arma” parafraseando el concepto de Marcel Mauss de que “el cuerpo es el primer instrumento del hombre y el más natural, el objeto y medio técnico más normal del hombre”. Quizá fuera así, inicialmente, en la época que usábamos las uñas y los dientes para defendernos, pero poco después ya no debió ser así porque es más efectivo utilizar una rama o incluso una piedra (como rudimentaria hacha) que las uñas y los dientes. En las artes marciales cuando se considera que “todo el cuerpo es un arma” lo que se hace es transformar el cuerpo en un arma muy especializada (o serie de armas muy especializadas, los puños, los codos, las rodillas, los pies, la cabeza, susceptibles de entrenamientos independientes). Las artes marciales quizá más naturales no son precisamente las de combate sin armas, sino las de combate con armas. Las técnicas de combate sin armas se desarrollaron básicamente como sustitutos de las otras, para el caso en que los guerreros quedaran sin ellas en el campo de batalla o no pudieran utilizarlas, o en entornos de prohibición del uso de armas (ej. en Okinawa) y por capas sociales (ej. campesinos) que tenían prohibidas las armas. Fue una respuesta a una necesidad, se necesita mucha menor preparación y acondicionamiento físico para golpear p. ej. con un palo (bo) o un


hacha, que para golpear con el puño, y un luchador desarmado contra un contrincante armado se encuentra en franca desventaja. Y hablamos de armas muy especializadas porque por citar un ejemplo, en los golpes con la mano se diferencian más de 12 formas diferentes de golpear o zonas de la mano con que se golpea, y en los golpes con el pie se diferencian más de 8 formas o zonas diferentes con las que se puede golpear (a la derecha, página del Kukkiwon Textbook de la World Taekwondo Federation donde se especifican en una representación de una persona las zonas de las manos y de los pies con las que se puede golpear). Sólo mediante un proceso de aprendizaje y un largo, lento y doloroso acondicionamiento del cuerpo se puede decir que el cuerpo se convierte realmente en un arma, en un como instrumento realmente efectivo de ataque y defensa. Lo que inicialmente es un uso inconsciente e intuitivo del cuerpo como defensa que tienen todas las personas se convierte en un uso reflexivo y consciente del mismo mediante el aprendizaje, para finalmente, una vez que las técnicas se in-corporan al cuerpo en base a la repetición, que “salgan de forma fluida”, “natural”, de manera prácticamente inconsciente. (Por ejemplo, para nosotros nos parece más natural e intuitivo golpear con las manos, pero las manos son poco contundentes al golpear, están compuestas de innumerables pequeños huesos que es fácil que se fracturen en el contacto con otro hueso mucho más duro, como el pómulo de la cara, sin embargo el golpe con el codo es mucho más contundente y sin riesgo de fracturas para el que lo realiza y es un tipo de golpes que sólo se incorporan a las técnicas de combate mediante el aprendizaje). Este concepto del cuerpo como instrumento es evidente en el Taekwondo, y prueba de ello es que la denominación habitual al hablar de los diferentes movimientos es el de “técnica”, (técnicas de mano, técnicas de pierna, etc.) que alude directamente al concepto de “técnicas corporales”. También las expresiones habituales, entre muchas otras, de “hay que afilar el cuchillo”, “afinar la puntería”, “golpear con más fuerza”, “girar más la cadera al golpear”, “articular más la pierna al golpear”, “golpea más con el canto”, etc. Lo anteriormente expuesto sobre el cuerpo como primera arma puede ser discutible y opinable, pero en lo que es evidente que no se puede considerar el cuerpo como instrumento primario del hombre es en el caso de rompimientos (kyokpa), romper ladrillos, piedras, bloques de cemento y de hielo con la mano desnuda no es una forma primaria del manejo del cuerpo. Son una demostración física de fuerza y de dominio del cuerpo. La explicación que siempre se ha dado al respecto es que los Maestros hacían esas demostraciones para demostrar su poder físico y mental, porque no se podía usar esa fuerza y golpear de esa forma a ninguna persona (por los evidentes resultados fatales que podía tener).


11.- EPÍLOGO Quiero acabar este trabajo con varias reflexiones más, una de ellas es la consideración del Dojang como heterotopía, ciertamente lo es, pero después de 20 años practicando y entrenando casi a diario, lo cierto es que acudir a practicar al Dojang es tan necesario como comer, dormir o beber, es una práctica in-corporada a la vida habitual de muchos practicantes y es una circunstancia y un sentimiento que poca gente ajena a la práctica de las artes marciales lo entienden, muchas veces preguntan cuando una ya ha conseguido el cinturón negro que cuándo cuando dejará de ir al gimnasio. Muchos alumnos del Maestro Lee Dong Kyu siguen acudiendo al gimnasio después de quince, veinte, treinta años, porque para ellos es tan necesario como respirar. Por otro lado, quiero acabar destacando el gran grado de adhesión de los alumnos a las normas y prácticas del gimnasio, lo ven como una parte fundamental del arte marcial, tanto la existencia de etiqueta como la jerarquía, el respecto y disciplina, el uso de dobok y cinturón, etc. como algo consustancial al Taekwondo. Muchos consideran que sin todo eso el Taekwondo sería otra cosa, ni mejor ni peor, sino otra cosa, y que si no les atrayera y gustara esa faceta de este arte marcial, estarían practicando otro tipo de arte marcial o deporte (kick boxing, full contact, etc.), que no son mejores ni peores sino distintos, incluso casi todos los más veteranos añoran los días dorados, de mayor disciplina y dureza en el entrenamiento, si bien reconocen que seguramente hoy en día no serían capaces de aguantar ese ritmo de entrenamiento. No consideran el Taekwondo una simple actividad física de pegar golpes y patadas, sino algo más, algo válido para la vida y que les ayuda a ser mejor personas. Así, y respecto de los beneficios que les reporta su práctica en la vida cotidiana, entre otros, han mencionado mejorar la concentración, el autocontrol, ser menos violento, estar más tranquilo, tener más seguridad en sí mismo y tener capacidad para aguantar más determinados comportamientos y actitudes de alguna gente sin llegar a la violencia. Podemos acabar citando los principios del Taekwondo que aunque el Maestro Lee Dong Kyu, persona pragmática, nunca ha hecho aprender de memoria a los alumnos, están implícitos en todo lo que ha enseñado y se ha recogido en estas páginas. Ye ui Yom chi In nae JahJeh Baekjool

- cortesía - integridad - perseverancia - autocontrol - espíritu indomable


BIBLIOGRAFÍA Y RECURSOS DE INTERNET CONSULTADOS:

“Taekwondo Textbook” Kukkiwon, autoedición. 2000 Seoul, Corea. La Kukkiwon es la sede la World Taekwondo Federation y es el libro de texto fundamental de esta federación www.barrel.net

Página muy buena sobre el Taekwondo

http://en.wikipedia.org Información sobre las formas de Taekwondo, sobre la escuela Chung Do Kwan de Taekwondo, y sobre la historia del Taekwondo en general http://en.wikipedia.org/wiki/Taekwondo http://en.wikipedia.org/wiki/Poomse http://en.wikipedia.org/wiki/Chungdokwan http://www.judoinfo.com/karateranks.htm Información de la página Judo Info sobre la aparición de los grados de karatedo http://www.gorinkai.com/shorei/historia.htm Historia del Karatedo desde su origen en Okinawa http://indicetaekwondo.iespana.es/ Página web con información sobre el Taekwondo http://es.wikipedia.org/wiki/Taekwondo Información sobre el Taekwondo http://es.wikipedia.org/wiki/Bruce_lee Información sobre Bruce Lee


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