Modernícolas Septiembre 2012

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#11 septiembre


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bienvenidos,

modernĂ­colas!

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Staff

Marta Sader- creadora y directora. Jose A. Gonzálezcoordinador, redactor y fotógrafo. Elisabeth Torrescoordinadora y redactora. Miguel A. Otalora- editor de vídeos y texto; fotógrafo y redactor. J.J. Serrano- diseñador. Alejandro Berlanga- diseñador. Iñaki Serrano- webmáster. Kris León- redactora. Hugo Espresati- fotógrafo. Virginia Rota- redactora y fotógrafa. Jose Valderrama- redactor. Laura Luna Rivas- redactora. Lily Sánchez- redactora. Borja Espresati- fotógrafo, cámara y editor de vídeo. Irene Jurado- redactora. Omar Janaan- ilustrador, fotógrafo y redactor. Ana March- redactora.Claudia Morales- redactora. Raissa Lima- redactora. Bea García- redactora y fotógrafa. Cristina Gandariasredactora. Martha Barilari- redactora y fotógrafa. Manu Rocha- fotógrafo, cámara y editor de vídeo. Jose A. Gómez- ilustrador. Rubén Lermafotógrafo. Xero Fernández- ilustrador. Edu Centeno- redactor. Mar Bianchi- redactora. Javier Martínez- redactor y fotógrafo. Antonio R. Duarte- ilustrador.Ramiro de Heras- infografista. Ángel Bermejoredactor. Efe Suárez- ilustrador. Mireya Harillo- redactora. Irene Quirante- redactora y fotógrafa. Silvia García- redactora. Borja Muñoz- fotógrafo. Valentín Serranoredactor. Varvara Vediaredactora.

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Sumario

Editorial- 6. Concierto El Canijo- 8. Exposición Imaginamálaga- 9. Concierto Georgina- 10-11. Teatro My fair lady- 12-13. Concierto Orquesta Filarmónica de Málaga- 14-15. Desfile Legión 501- 16-17. Concierto Destroy this club- 18-19. Exposición Sr. Salme- 20-21. Concierto La sonrisa de Julia- 22-23. Ponencia Pecha Kucha- 24-25. Concierto Santos de goma- 26-29. Modernicolismo ilustrado- 30-31. Concierto Aaron Thomas- 32. Concierto Puño Americano- 33. .ojodemodernícola- 34-37.

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Editorial

Amor del de verdad Agosto muerte, y septiembre, resurrección de la vida cultural malagueña. No en todo su esplendor, más bien en plan zombie, como si lo de resucitar necesitara sus tiempos para ponerse en marcha. Algo es algo. Aún así, nos ha costado llenar estas páginas con lo mejor del mes. Nos sobraba revista. Estábamos pensando en meter hasta las previas. Por la redacción -virtual- se escuchaban -virtualmente- los gritos de desesperación de nuestro maquetador-en-funciones: “¡¿pero qué meto?! ¡¿qué meto?!” Hay que decir que nuestro maquetador real está haciendo las Polonias (paraos a pensar en lo desolador de esa frase: hasta en Polonia están mejor que aquí). También hemos escuchado otro tipo de gritos -virtuales- durante este mes. Se ve que ya nos vamos conociendo, y ya se sabe que la confianza da asco. Bombardearos diariamente con un montón de artículos empieza a dar sus frutos, y no solamente sois cada día más leyéndonos, si no que la relación amor-modernícolas-odio os envalentona para reclamar lo que, por derecho de rutina, consideráis vuestro: “¡Publicad esto antes, que no me ha dado tiempo a ir!” “¡Aquí falta información!” “¡¿Pero qué crónica es esta?!” Y hacéis bien, Modernícolas del otro lado de la pantalla: ¡Un poco de feedback, un poco de vidilla! ¡Queremos escucharos! No obstante, a qué mentir, nos gusta más cuando decís cosas del tipo: “Modernícolas le hacía falta a la ciudad” o “Qué pedazo de guía cultural tenéis en Málaga”. O cuando nos mandáis iphones y jamones. Qué le vamos a hacer, a veces somos unos ñoños. Pero unos ñoños persistentes, ¿eh? Mientras leéis esto, ya estamos en octubre, ya hemos cumplido un año en vuestras pantallas, en vuestros teléfonos móviles, y hasta en vuestras calles (¡un hurra por todos los parroquianos de Modernícolas Bar!) Estamos allá donde miréis, y lo peor de todo es que, a pesar de tres gritos al mes, parece que os gusta. ¡Esa no es forma de echarnos! Mira que nos conformamos con casi nada: con que casi nos leáis, con que casi nos riáis las gracias, con que casi miréis la agenda para planear la semana y con que casi nos sigáis acompañando otro año más. O mejor, acompañadnos del todo. Que ya nos hemos acostumbrado a vuestros gritos, a vuestros malos humores, a “esos días” en los que queréis rebanar pescuezos. Y vosotros a nuestro despistes, a nuestro bombardeo, a nuestro impuntual desorden. Y eso, Modernícolas, -todos lo sabemos- es ya amor del de verdad.

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Conciertos

El Canijo es de champions

Está es la crónica de un viaje en tren y de una expedición de alto nivel. Marco del Ojo, El Canijo de Jerez para todos, se lanza a la carretera con su disco debut en solitario como perfecta excusa. El artista se toma un descanso con su antigua formación y nos demostró el pasado sábado que no ha dejado atrás todo el arte y espíritu garrapatero que le cala los huesos. La Cochera Cabaret es el lugar y las 22:30 hora -más el retraso habitual por estas lides- el momento. Extraña que el aforo, sin llegar a ser triste, no pudiera alcanzar el sold out a pesar de que los precios fueran más que justos. Os podríamos resumir el concierto en una sola palabra: diversión. Aún habiendo escuchado solo algún adelanto de El nuevo despertar de la farándula cósmica (saldrá en noviembre) en las redes, las nuevas composiciones del gaditano se agarran rápido al oído, y sus intermedios entre tema y tema son fáciles a la carcajada. El Canijo intercaló el presente y el pasado, de modo que pudimos escuchar Cuando tenga pocos pelos o la divertidísima El insoportable mosquito picón, junto a temas ya míticos como Después, que cantase en su momento con la -muy amada por la prensa- Bebe, o Pirata del Estrecho.

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Justo antes de los bises, en un ataque de furia futbolera, el cantautor se vistió de blanquiazul al grito de “el Málaga este año gana la Champiñón League”, desatando más locura que un video de Justin Bieber comiendo cereales. Nubes de pegatinas, Primavera Trompetera y un sentido homenaje a su “mejor amigo” Migue Benítez en la canción Chinchetas en el aire, acabaron un concierto que se hizo corto aún rondando las dos horas de show. Dicen que lo bueno, si es breve, dos veces bueno, pero con el Delinqüente y su banda de garrapateros habría que pisotear el dicho y renunciar a la brevedad. Porque de El Canijo, si es mucho, dos veces bueno..

Texto & Foto: Jose A. González


Exposiciones

Imaginamálaga: para todos los públicos y ‘fandoms’

El papel y la lluvia nunca han sido una buena combinación, pero Imaginamálaga plantó cara al diluvio universal. La octava edición del salón del cómic malagueño se celebró en la fortaleza del Instituto Juan Ramón Jiménez, entre karaokes (y bailes con movimientos de cadera imposibles incluidos) del Gangnam Style y entregas de premios en todas las categorías de cómic. Los superhéroes de autores como Bob Kane o Stan Lee eran la temática de la convención malagueña pero ojo, no los únicos protagonistas. Hace tiempo que el mercado de autores españoles presenta una clara y positiva alternativa a las grandes editoriales americanas con dibujantes malagueños como El Torres o Pepo Pérez, además de Nacho Hernández, autor de la obra paródica de Juego de Tronos: Juego de Poltronas, o Gaboni, portadista de Mago de Oz, que presentaba su personaje Voltión (en la imagen). Este salón ha sido el tercero celebrado este año en la ciudad, a pesar de ser el más veterano, y aunque repite los mismo errores que los otros dos (veinte stands de merchandising, sólo uno vendiendo cómics) sigue siendo un buen método para conocer mejor nuevos

autores y productos. Además, podemos disfrutar de Tampopo, la taberna japonesa ambulante que llenaba la sala de apetecibles olores típicos de la gastronomía asiática. El club El Exilio, a su vez, amenizaba las tardes con sus competiciones de softcombat de capturar la bandera, donde los jugadores compiten con armas hechas por ellos mismos con estética medieval. Aunque las armas sean inofensivas, muchos preferimos quedarnos entre el público, sentados al lado de Sora, de Kingdom Hearts, y de Katniss, la chica en llamas de Juegos del Hambre. Porque ese cóctel de personajes que tan bien representan los concursos de cosplay acaba siendo el corazón de todos las convenciones de este tipo: sea cual sea tu serie, manga o libro favorito, tenías un lugar reservado en el Imaginamálaga.

Texto: Varvara Vedia Ilustración: Efe Suarez

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Conciertos

Georgina, una tipa rara en el Gibralfaro Las sillas mirando al mar y los instrumentos desnudos frente a los asistentes, esperando a ser vestidos con las manos de Georgina a la guitarra y de Pablo al teclado. El Parador de Gibralfaro fue el sitio elegido por Live the Roof para el concierto de la artista venezolana, que, ataviada con unas botas de cordones, una falda negra, una camisa verde ochentena y labios de fresa, hace acto de presencia en el escenario. Detrás de ella toma asiento Pablo. Georgina es menuda, pero en ella el tamaño no importa. Tras una sonrisa amplia y unos ojos achinados, aparece su voz cargada de registros. Desde una melodía dulce hasta el más desgarrador blues, Georgina nos da la mano durante el viaje que compartiremos. Nos habla del amor, del desamor, de Madrid, de historias propias y ajenas. Pero al fin y al cabo, de historias, y a quién no le gusta fisgonear a través de la mirilla de vez en cuando. Las primeras canciones del concierto forman parte de Ensayo y Error, álbum que lanzó la carrera de la artista. Con Maldito abecedario, Georgina rinde homenaje a aquellas per-

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sonas con incontinencia verbal. Menamoré, uno de sus mayores éxitos, habla con bastante humor de las imperfecciones de cada persona, de la posibilidad de ser feliz junto a un chaval nada romántico, despistado y pasota: “Me enamoré / de un tipo que parece tonto y no lo es / no es un modelo de Hugo Boss, pero modela para mí / toda su ropa interior”. Para presentar Razones, la cantante cruza su mirada cómplice con algún asistente: “Alguien del público va a llorar cuando la cante, pero no lo voy a delatar”. Resulta que, en estos conciertos minimalistas, el público se convierte por unas horas en el confidente del artista, así que nosotros escuchamos las penas y las alegrías de Georgina a través de sus canciones. Se palpa el diálogo cantante-concurrencia. No es comunicación unidireccional. No es gente que va a ver un nombre, un cartel. Son personas escuchando a personas. Georgina es una artista cercana, atenta con su público. Durante el descanso atiende a todos los asistentes. Fotos, autógrafos, pequeñas conversaciones. Risas, gestos. Nunca he sido muy mitómana, y el instinto periodístico se desvanece en el cara a cara, así que desde mi asiento, observo el mimo con el que la cantante trata a cada uno de los fans.


En la segunda mitad de la velada llegan los grandes éxitos, los recientes y los más olvidados. Entre el público, un chico (Ricardo para los amigos) trae una lista con los temas que quiere escuchar. La mayoría no forman parte del repertorio elegido por la artista, así que Nunca más va dedicada a él: “Gracias por recordarme que estas canciones siguen existiendo”. Pero no solo de canciones propias vive Georgina. Tras tomar un poco de vino, explica que para la siguiente canción necesita la voz desgarrada. Nada más y nada menos que La vereda de la puerta de atrás de Extremoduro interpretada por una cantautora. Ya habíamos anunciado que en Georgina el tamaño no importaba. No sé si es algo común, pero cada vez que escucho a alguien cantar, ya sea en un concierto o en una reunión de amigos, no puedo evitar guardar el más respetuoso silencio. La capacidad de cantar, y sobre todo, de cantar bien, es una de las habilidades artísticas que más impresión me causan. Lo bueno de los cantautores es que están solos en el escenario. Su medio es su voz. La garantía de un buen espectáculo es su buen hacer. Son pequeños “Juan Palomo”. La calidad de la actuación no se mide en watios, se mide en

entrega. Y desde luego, pasión no le falta a esta venezolana. Canciones propias, versiones de Extremoduro, de La cabra mecánica. Es una tipa rara, de esas que nos gustan en Modernícolas.

Texto: Claudia Morales Foto: Virginia Rota

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Teatro

‘My fair lady’ enamora al Cervantes

¿Anoche estuvimos en Londres? ¡Ah no! ya lo recuerdo. Era el Cervantes, que, repleto de gente y durante casi tres horas con el musical My Fair Lady en el escenario, se mudó a los años donde los tirantes ya molaban y los vestidos tenían magia. Sí, tal como suena. Todo comenzó cuando Henry Higgins, un profesor de fonética, declara a su amigo, el coronel Pickering, que en seis meses habrá transformado a Elisa, una florista inculta que acaba de descubrir en el mercado de Covent Garden, en una auténtica dama. Según avanzaba el intento del profesor por conseguirlo, estábamos cada vez mas enamorados de todo lo que allí acontecía. No sé si de las palabrotas que, muy naturalmente y con mucha gracia, soltaba Elisa, del mal humor del profesor o de las meteduras de pata que tenía la florista en cada encuentro con la alta sociedad. La cosa es que estábamos disfrutando y eso era evidente con tan solo echar la mirada a un lado y ver la sonrisa de oreja a oreja que cubría la cara de tu compañero de butaca. ¿La verdad? Yo creo que todos queríamos ser Elisa Doolittle, aunque fuera por un ratito. Era un papel tan carismático que hasta ser “probe probe” como bien decía ella, parecía

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divertido. Y si algo nos enseño la gran -porque sin duda, es grande- Paloma San Basilio en su papel de Elisa, es que no hay más pobre que el que no tiene amor por la vida, por la gente y por la música. Era imposible que su voz no llegara al cielo y nos trajera eso que ya iba haciendo falta. Puede ser casualidad, sí, pero canto como los ángeles eso de “la lluvia en España bellos valles baña”, y desde entonces, no ha parado de caer agua… Nos reímos, disfrutamos y, como bien decía en una de sus canciones Elisa, también soñamos. Cuando hay profesionalidad se nota y se notó. Aunque ya intuíamos que el reparto no era decepcionante y el argumento de la obra, tampoco. Aún así, nos llevamos una sorpresa. Y cuando el público se levanta a aplaudir al final de una función, no es producto de la casualidad y mucho menos, de la insatisfacción.

Texto: Silvia García Foto: Virginia Rota

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Conciertos

Las auroras del ocaso burgués 20:30. Concluyen dos años de exilio voluntario. Regreso al Teatro Cervantes atraído por un programa que derrocha leyenda y audacia, pero también ambición en los riesgos que asume. Prejuicioso, servidor desconfía de los bordados y pespuntes finales, aun esperando cosechar las flores de Brahms y Bártok. Deseando excusarme por tal confesión, quizá esperando una Noche estrellada a lo Van Gogh, retiro mi entrada. Al ingresar en el sancta sanctórum musical, los dos teatros de siempre: el de los espectadores canónicos, con su estricto silencio, frígida vestimenta e inane afección. El de la orquesta, máquina de precisión dotada de escasa plasticidad pero felizmente aunada por ese histriónico ingeniero llamado director. Acá, la sombra. Más allá, la luz. Entre dicho claroscuro ritual el joven se siente un extraño, un inquilino a punto de ser desahuciado, un espía en la corte de Isabel II. Eleva la mirada y las pinturas del techo le susurran las glorias de un ritmo pretérito. ¿Encontrará aquí un hueco la emoción contemporánea, exhausta de frenesí y subversión? Impacientes por presenciar la magia alquímica del colorido musical, brotaba de súbito el Concierto nº 2 para piano de J. Brahms. El auditorio se deja seducir por un arrebato

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atroz, casi beethoveniano. Los dedos del pianista, titánicos, someten el horror técnico de la composición, agilizando los pasajes virtuosos en una suerte de encaje de bolillos. La atrofia barroca queda oxigenada por la complicidad de las cuerdas, sustentando la agilidad sinfónica de las exhaustivas sentencias brahmianas. Con el tercer movimiento se nos regala el cénit lírico del Brahms maduro, con un Volodin tan embriagado del profundo individualismo romántico que hasta las fisuras de la OFM conmovían por su humanidad. Y el cuarto movimiento, con su encantador aire de danza vienesa, esculpió –espero- sonrisas y balanceos entre algún risueño. El auditorio experimentaba una intensa revelación. Un caballo desbocado dotado del hálito sagrado de Bach, la grácil firmeza de Mozart y Haydn, el furioso galope Beethoveniano, la gallardía lírica de Mendelsohn y la nobleza romántica de Schubert y Schumann. Era el Brahms vienés domando el fuego germano, sepultando entre los compases los ritmos marciales prusianos y elevando las esperanzas de la nueva nación alemana. Vivíamos la música eterna del pasado, gozne entre el pálpito del corazón y las manifes-


taciones de la naturaleza. Y mientras, Edmond Colomer, cuál grato centinela, lograba alejarnos del virtuosismo delirante de Liszt, los excesos amanerados de Berlioz y el apocalipsis Wagneriano, los enemigos del genio hamburgués. Y en estas que aterriza Bártok con su Concierto para Orquesta y con él, la revolución del siglo veinte. Y ahora el lenguaje se quiebra, se tensa, se maravilla: ritmos desabridos, grietas melódicas, contrastes pictóricos, precipicios caóticos… La audiencia, acostumbrada al conservadurismo de los programas sinfónicos, se estrella contra la vigorización contemporánea. Las sensaciones estéticas ceden ante el abismo del caos de la vanguardia, con sus homenajes a las arquitecturas de Schönberg, a la Séptima de Shostakovich, al folklore balcánico y al misterio de la existencia. Claro que este Bártok epigónico es también más popular, más audible, y aunque la OFM exhibiera carencias en los episodios solistas, los espectadores tradicionales hallaron cierta redención. Es al salir del recinto, al romperse el hechizo, cuando apunto nerviosas impresiones. Brahms parecía un fornido mueble entre la fastuosidad decimonónica de la sala. De

caoba, sí, pero un mero contrapunto a la pompa burguesa. ¡Ojalá los ritmos rebeldes de Bártok hubieran rasgado el semblante aristocrático del Cervantes! Y sí, no hubo novedad interpretativa, pues a cada compositor se le otorgó el traje de siempre. Brahms, aroma crepuscular, otoñal. Bártok, ímpetu polícromo, estío. Siento, finalmente, que Málaga debe mucho al bondadoso Edmond Colomer: modernizar el repertorio de la OFM durante mis dos temporadas en el exilio.

Texto: Valentín Serrano Foto: Juan I. Vega

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Desfile

El lado oscuro viene en son de paz

Las noticias eran ciertas: nuestra ciudad fue invadida por el Lado Oscuro y centenares de malagueños se arrodillaron ante el Imperio. Darth Vader y todo su ejército clon, acompañados de varios vecinos intergalácticos, aterrizaron el sábado en calle Alcazabilla para hacer saber a todos los habitantes de nuestra no-república que el poder de los Sith había llegado. Lo que nadie se esperaba era que venian en son de paz: no pretendían sembrar el pánico ni extinguir a todo Jedi de la zona. La llamada Legión 501 Spanish Garrison, con sus soldados, pilotos, cazarrecompensas, oficiales, artilleros e incluso sus chatarreros del espacio tenían otra misión: luchar contra el cáncer. El imperio, formando gobierno de coalición con la fundación no lucrativa Luís Olivares, quería transmitir a todos los reunidos la importancia de la donación de médula ósea. Por fin apareció luz en el Lado Oscuro, una luz que verán todos los niños enfermos de cáncer gracias, por primera vez, a los malos. Durante las cuatro horas de la marcha se difundió el importante mensaje interespacial entre todos los fieles -porque allí nadie le ponía mala cara a la fuerza oscura-, se recogie-

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ron donaciones para los proyectos de la fundación y aparecieron varios, muchos, hijos e hijas -no sabemos si reconocidos- de Lord Vader. Además, hubo un sorteo de dos cascos de soldados, uno comestible y otro para coleccionistas, se desenvainaron numerosos sables láser, y todos y cada uno de los asistentes tuvieron la oportunidad de llevarse un recuerdo congelado de la visita de la Spanish Garrison al son de la banda sonora de la trilogía interpretada por la Unión Musical Maestro Eloy García. Para despedir el gran día de los fans de George Lucas, la marcha, concentrada en la Plaza de la Constitución, dedicó unas palabras de satisfacción y agradecimiento el presidente de la fundación, Andrés Olivares, que espera que el próximo desfile que se celebre en Málaga “sea en la cola de donación de médula”.

Texto & Foto: Bea García


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Fiesta!

Destructivos destroyers DTC

Una de la mañana y poca gente haciendo cola. Están casi todos en las calles colindantes, calentando motores, con la música pastillera a toda leña; no olvidemos que estamos en pleno polígono. Entramos y echamos un vistazo al panorama: pelos azules, dilataciones, zapatillas… La noche acaba de empezar, y Paxda caldea el ambiente a los platillos. El photocall empieza a llenarse de caras curiosas, y la pista de bailarines del Gangnam Style. La sesión del DJ malagueño, fijo en las fiestas más destructivas de la ciudad, es perfecta para empezar a saltar y gritar como unos descosíos. Y sigue la noche. Los rubios Wallem Brothers están muy bien acompañados de sirenas, tubos de ensayo, polaroids. Sí, hablamos de Jägermeister. Con este elixir negruzco de los dioses el público enloquece; por un instante dejan de lado los pateos y los choques con el único objetivo de llevarse algo del ciervo a casa -¡lo que sea!-: una mochila, una camiseta, una gorra, una foto, el mismo tubo de ensayo vacío… Si tu madre te trae una gorra negra y naranja de una tienda cualquiera le haces más ascos que a una conseguida entre sudores y empujones en un Destroy This Club. No es lo mismo.

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Pero volvamos a la pista. Si había en la sala algún ñoño que se resistía a brincar, se descoyunta en cuanto suenan Somebody that I used to know y Call me Maybe. Los Wallem Brothers terminan de meterse a los más rezagados en el bolsillo con bailes arrítmicos e imposibles. Y por fin hace aparición The River, que llegaban desde Zoológico Club para reventar la sala con una sesión que terminó de acabar con todos los que quedaban en la Eventual: la única salvación era agarrarse a la valla delantera para que el cuerpo no se fuera en volandas por la sala. ¿Una pega? Los destroyers no eran tantos como se esperaba, teniendo en cuenta que era la apertura de la temporada. Pero ya habrá otros viernes.

Texto: Mar Bianchi Foto: Rubén Lerma

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Exposiciones

Las cojonudas ilustraciones del Señor Salme

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Hemos hablado con el Señor Salme. ¿Que quién es? Un ilustrador cojonudo de Málaga que presenta parte de su trabajo el próximo viernes en La Casa del Libro. Ama los buenos pinceles y el espesor de la tinta china. Le gusta la música para empollones, la mitología, los comics, la cultura popular y las películas soviéticas de ciencia ficción. No sabemos si es buena persona o es un cabrón de los que marcan historia (aunque parece simpático). Lo que sí que sabemos con certeza es que sus ilustraciones se salen, y cometerías un error espantoso si te dignaras a recorrer Calle Nueva sin hacer una paradita por su exposición. Modernícolas!: Bienvenido a Modernícolas, Señor Salme. ¿De dónde procede su nombre? Señor Salme: Viene de lejos. Mis compañeros de clase me llamaban Salmerón, que es mi apellido, y luego lo dejaron en Salme. Hay gente que todavía me llama así. Lo de Señor lo añadí yo por mi cuenta hace unos cuantos años, cuando empecé mi primer blog. Me pareció que lo de Señor Salme tenía algo de gracia y pensé que podía servir para infundir un poco de respeto. Pobre de mí. M!: ¿Y las ilustraciones? ¿Posee alguna fuente de inspiración oculta para el resto de los mortales o agarra ideas que deambulan entre nuestras calles? SS: En mis dibujos hay referencias a los temas que me gustan; la ciencia ficción, la mitología, los comics… Evidentemente no hay ninguna fuente de inspiración misteriosa, está todo muy al alcance de cualquiera. Miro muchos libros de arte, leo cómics, y luego cada uno tiene su propia mezcla de referencias en la cabeza… Parece que la mía está formada sobre todo de astronautas, máscaras, huesos y cosas por el estilo. M!: ¿Qué vislumbrarán los ojos de los curiosos que acudan a La casa del libro el próximo viernes? SS: Encontrarán una mezcla de dibujos originales y un par de reproducciones de dibujos hechos en el ordenador, aunque la gente suele decirme que tiene problemas para distinguir entre unos y otros (y todavía no sé si eso es bueno o malo). Pero habrá unas bonitas etiquetas para aclarar las posibles confusiones. Pueden esperar ver un tipo de dibujo parecido al del cómic, con colores planos y un estilo tirando a clásico. También, si van a la hora adecuada, me encontrarán a mí tratando de pasar inadvertido. M!: Aparte de cojones, ¿qué hay que tener para dedicarse al arte en estos tiempos de falta de todo? SS: Hace falta tener ganas. Yo soy de esos que tiene otro trabajo que le da de comer, lo cual significa que casi todo el tiempo libre que me queda lo dedico a dibujar. Si no me gustara mucho, sería imposible que llegara a casa cuando está atardeciendo y me sentara en la mesa a dibujar. Si tienes ganas le dedicas tiempo, y si le dedicas tiempo te vas haciendo mejor, aunque sea muy poco a poco.


M!: Una librería es un magnífico lugar para exponer, pero si de soñar se comiese… ¿Dónde le gustaría hacerlo? SS: Uf. Ah, sí: en un museo que llevara mi nombre, naturalmente. M!: Rápido, dígame que le parece el reggaetón. SS: Observaré desde un rincón mientras ustedes se divierten bailando (me lo he pensado un poco, la verdad). M!: Gracias por su tiempo. ¿Unas últimas palabras? Diga lo que le de la gana. SS: Un saludo a los aficionados al reggaetón. También espero que alguno pueda venir a verme.

“No hay ninguna fuente de inspiración misteriosa, está todo muy al alcance de cualquiera”

Entrevista: Virginia Rota

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Conciertos

Una noche de verano en otoño

Cuando ves por varias veces a un grupo en menos de un año, crees que ya no te pueden sorprender. Eso creía yo. Pero ayer, con La Sonrisa de Julia, nos sorprendimos todos. La primera sorpresa la trajo la lluvia, que tras meses sin hacer acto de presencia decidió amenazar nuestra cita made in Live the Roof. Al principio el tiempo parecía habérnosla jugado, porque después de tener que cambiar la terraza por una sala, el cúmulo de nubes rojizas se disipaba. Pero no, la lluvia acabó llegando, y a nosotros nos pilló dentro del Botavara. Un pasillo recogía a ese grupo de 60-70 personas que nos arremolinábamos junto al escenario. Eso sí, el aguacero no iba a arruinar una noche inolvidable. Inolvidable porque justo la semana anterior, durante la grabación de su nuevo álbum, cumplían diez años como grupo. E inolvidable también porque estos conciertos suponían el cierre a dos intensos años de gira. Pasadas las diez de la noche, aparece Marcos, voz del grupo, centro de los oídos y las miradas. Como además lleva el mar siempre consigo, viste una camiseta con el dibujo de un timón. Se hace el silencio cuando su voz, acompañada únicamente por la guitarra,

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rasgan el aire: “Nos habría encantado la terraza pero haremos que la noche sea única, la intimidad la tenemos… cerraremos los ojos y estaremos por allí arriba”. Y sus ojos se cierran y son los primeros en comenzar el viaje con Náufrago. Llegan las Sonrisas de papel en forma de canción y sonríen las chicas que están más cerca, en primera fila. En el escenario, Raúl será el único acompañante de Marcos. “Para mí esto no es un concierto, es una despedida”, nos cuenta el capitán del grupo. Aunque estábamos en un acústico, no faltan los momentos más intensos: El hombre que olvidó su nombre, Libres o un adelanto del nuevo disco muy rockero. Hay alguien más ahí, una versión de Llevo tu voz o la luminosa Luces de Neón tuvieron su lugar entre las más pausadas y emocionantes. El público, deseoso por ser parte del concierto, no dejaba de corear los temas a la mínima oportunidad, especialmente en los “parapapapa” de Extraño y su “me sienta bien el paso de los años, me sienta bien, bien, bien…”. Muy especial fue la versión de Hallelujah, inesperada y cálida, y uno de los nuevos temas que decía algo así como “Donde asoman las tormentas sobrevuelan todas las


respuestas”, y que nos dejó muy buen sabor de boca. También fue mágico ese otro adelanto para el que Marcos nos pidió silencio, y donde de nuevo, solo él y su guitarra en el escenario, desenvolvieron una canción frágil y bella. Loco pretendía ser la última pero… “¡Está diluviando fuera!” fue una de las voces que los incitaba a continuar para que la noche no acabara. Con lluvia o sin ella, la gente no quería parar y pedía otra, que resultó ser Euforia, para cerrar con fuerza. Vale, alguna tenía que ser la última. Pero aunque acabara, será una de esas noches que para muchos se repetirá por dentro, hasta próximo aviso. Porque Málaga no se cansa de recibir a La Sonrisa, todo lo contrario: ahora comienza la cuenta atrás a la espera del próximo disco. Y de la próxima visita.

Texto: Kris León Foto: Borja Espresati

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Conferencias

Dos & Don’ts en la primera Pecha Kucha Night Cuánto moderneo. No sólo se veía, se sentía en el ambiente mientras la tarde caía, el cielo se teñía de rosa, y se sucedían las cursiladas varias que a una se le ocurren cuando sube al Gibralfaro. Allí estábamos todos los habituales en estos saraos, además de cierta gente trajeada o, simplemente, elegante, menos habituales en los mismos. Pero era la noche, la primera noche del Pecha Kucha en la ciudad, y en teoría, la única premisa para acudir era tener buenas ideas, o ganas de escucharlas. Así que, como éramos inexpertos, estuvimos muy atentos y elaboramos un grupo de dos and don’ts. Ya sabéis, ¡por si algún día nos toca a nosotros (¡o a vosotros!) exponer! Pero volvamos a la crónica. Un vasito de gazpacho, una cerveza y 40 minutos de retraso después (ejem), salió al estrado el primer ponente. Emilio Molina pretendía hablar de diferentes formas de combinar la música y la tecnología (pertenece a un grupo de investigación de la UMA relacionado con el tema). El Kinect, los experimentos de Björk y el Raspberry Pi, entre otros, fueron, más que explicados, apuntados en una conferencia atropellada aunque llena de buenas intenciones. Primera lección Pecha Kucha: mejor

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hilar un discurso apoyado en imágenes que hablar de 20 ideas distintas basándonos en las instantáneas. Después le tocó el turno a la muy elocuente, muy divertida y muy preparada Lourdes Molina (lo del apellido parece sólo casualidad). La directora de TaninoTanino -una bodega que se define como “sencilla” y organiza, por ejemplo, catas en las que relacionar el sabor de cada vino con música o imágenes- hizo una perfecta demostración de lo que es una presentación de este tipo: amena, expresiva y muy cuidada en el apartado gráfico. Segunda lección Pecha Kucha: el don de palabra es imprescindible. El tercer invitado de la noche fue sin duda el más pintoresco. Bola Barrionuevo venía a hablar, paradójicamente, de bloques. Sí, de bloques, y hasta la quinta diapositiva pocos nos enteramos de que lo que estábamos viendo eran sus pinturas, en las que interpreta el paisaje edificado de la ciudad porque pretende “una reconciliación estética con el mundo”. Su discurso no ayudaba mucho: el artista habla más bien poco, tanto que los silencios eran una constante en su presentación. Pero cuando lo hacía nos dejaba estupe-


factos y riendo de sorpresa. ¿Cómo un hombre de esa edad (rondaría los 60 años) puede hacer comentarios tan ingenuos, tan auténticos e irónicos a la vez? Las similitudes entre Benidorm y Copacabana o del estadio de La Rosaleda y los jardines Zen cobraban sentido en su presentación. Dijo cosas que, de tan evidentes, hacían sonreír, y las dijo de un modo tan genuino que nos encandiló. Tercera lección Pecha Kucha: si tienes una personalidad lo suficientemente pintoresca, puedes olvidar las dos lecciones anteriores. Dry Martina vino a hablar de su malogrado disco con BMG y de su exitoso -aunque complejo- camino hacia la autoedición en una presentación que no fue apoteósica pero mantuvo la atención del respetable, que ya es decir. Sobre todo teniendo en cuenta que la siguiente invitada, responsable del restaurante japonés Okami, la perdió inevitablemente al recitar de memoria un discurso preciosista, corporativo y bastante vacío, que finalmente salvó su compañera japonesa con una simpatía y una naturalidad desbordantes. Lo peor es que el restaurante en realidad tiene vocación de puente cultural y podría generar cierto interés en los amantes del Sol Naciente. Habrá que echarle un

vistazo. Cuarta lección Pecha Kucha: mejor improvisar que memorizar. Tras los primeros cinco invitados, era tiempo del descanso, del sushi, del gin tonic. Las conclusiones por ahora eran más que positivas: el formato es ameno, y no sólo por lo breve de las exposiciones: el factor sorpresa (¿qué vendrá después?) hace que constantemente tengas ganas de más. Además, la primera Pecha Kucha Night de Málaga fue todo un éxito de público. Lo único que echamos un poco de menos fueron ideas realmente novedosas (al menos en la primera mitad, tristemente no pudimos quedarnos más) , aunque probablemente, más que eso lo que se buscaba era crear sinergias entre los asistentes, y en ese caso ¡misión cumplida! Lo de establecer relaciones laborales y hacer amigos fue más que cierto en un evento que nos encantó y que, sin duda, recomendaremos en su segunda edición. Texto: Marta Sader Ilustración: Xero Fernández

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SANTOS DE GOMA 27


Conciertos

The winter is coming 28

Sí sí sí, el invierno ya está aquí. Santos de Goma nos lo trajo el pasado sábado, no en cuerpo y forma, pero sí en alma y espíritu, porque todos y cada uno de ellos son El amante del invierno. Concierto y presentación oficial que nos sirvió para reconocer a grandes rasgos la continuidad en el sonido de su primer álbum, Canciones de niebla. Podrías jurar que no son la juerga padre observando los títulos de sus trabajos de estudio, más propios de una nueva (y traumatizante) saga de vampiros de instituto. Pero te equivocarías, majo/a. Santos de Goma es ritmo, buen sonido y diversión. Que después de 19 canciones, con intermedio en acústico incluido, sigas con ganas de más, es desde luego plausible y acojonante. Temas para todos los gustos, desde las movidas Té y desilusión o la conocida En el parque, a composiciones más sosegadas como No maten al músico, en la que Conde pudo tener un momento para “alimentar el ego” con un interpretación magnífica al teclado. Magnífica a nivel sincero, sin peloteo de escarabajo. Los Santos están además acompasados y la ausencia de Gastmans no ha roto la complicidad sobre el escenario,


manteniéndose el buen entendimiento entre Israel, José, Alejandro, Miguel Ángel (sí, ¡el nuevo!) y el frontman de la formación malagueña. Podríamos desgranaros el concierto a base de tracklist, pero mejor os lo escribimos al final de artículo (¡y también una lista de Spotify!) y lo miráis y escucháis si os quedan ganas, y si no también, bellacos. Así podréis repetir el concierto en vuestra casa con menos calor humano y la cantidad de cerveza que consideréis. No os diremos que nos sorprendió su buen concierto, pero sí que nos resultó agradable saber que la banda malagueña está en una forma envidiable, que ha trabajado muchísimo los nuevos temas y que nos huele a un éxito mayor, a una nueva exportación musical de calidad made in Málaga. Y quizás este año, quién sabe, vivamos el invierno más pasional en mucho tiempo.

Texto & Foto: Jose A. González

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Modernicolismo Ilustrado

Si te lo encuentras en Modernícolas Bar, probablemente te retará a que le digas cuántas de las cervezas artesanales has probado: él siempre te ganará. Es tan, tan fan de la bebida de cereal que hace poco ilustró la etiqueta de la recién estrenada Zombreaker (y vosotros, que abarrotásteis el bar durante la presentación de la misma, lo sabéis bien) Pero ha venido aquí a hablar de su libro. Digo, de sus proyectos. Y ahora que quiere dedicarse a esto con más seriedad (con más calidad es complicado) aporta “como dato curioso” que sabe dibujar en estilo románico, “por si a alguien le interesa y quiere un fresco en su casa”. Sí, así es con todo, así que prepárate para una de las entrevistas más divertidas de la Era Modernícola: Modernícolas: Es domingo, te has levantado a las 05:37 como cada día desde hace tres meses para ir a descargar palés al puerto. Te han roto el cristal delantero del coche y han intentado hacer un puente, lo han dejado inutilizado. Sales para coger el bus, levantas la mano y pasa de ti salpicándote un montón de agua -es invierno y ha llovido-. Te sientas a esperar al siguiente, sacas el móvil y tienes un mensaje de tu novia. Te ha dejado. Comienza a llover de nuevo. ¿Qué haces? Antonio Bravo: Agitar el puño en alto, mirar al cielo y gritar: ¡TE ODIO! M!: Vale, ahora que has abandonado tu breve pero intensa vida de cargador y ya no tienes que ir a ver la nueva peli de Hugh Grant, vuelves a tu día a día de siempre. ¿Cómo es? A. B.: Pues como no hay dias iguales te diré lo que está presente en la mayoría de ellos. Siesta con películas diurna, boceto rápido en papel y película nocturna. M!: ¿Qué porcentaje de ella ocupa entonces la ilustración? A. B.: Depende del momento (risas). Durante estos años en la facultad la verdad es que ha ocupado menos de lo que debiera, sin embargo siempre ha estado ahí con algunos trabajos ocasionales. Justo ahora he acabado la carrera, por lo que espero volver a mi época más productiva a pesar de perder el plus creativo que ofrecían los periodos de exámenes. Creo que les pasará a muchos, la mente se distrae y se vuelve mucho más creativa (básicamente se va por los cerros de Úbeda). Muchos de mis dibujos favoritos se han hecho o se han ideado en ese periodo. Realmente es algo bastante triste por que al acabar los exámenes todas esas ideas geniales (al menos yo creo que son geniales -risas-) que han pasado por mi cabeza desaparecen misteriosamente para siempre. El día que acabe de estudiar (tal y como está la cosa, creo que dentro de mil años) creo que me iré matriculando en cosas aleatorias para ganar ese plus de creatividad en sus periodos de exámenes respectivos, aunque nunca llegue a presentarme. De cualquier modo, la ilustración siempre está presente de una manera u otra, ya sea trabajando o por iniciativa propia.

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M!: En tus obras está muy presente el mundo animal. ¿Por qué esa atracción? A. B.: Yo creo que tragarme documentales de La 2 durante años ha tenido algo que ver seguro. ¡Los animales son geniales! A la hora de dibujar solo hacen añadir cosas positivas. Muchos de mis ilustradores favoritos usan animales en sus trabajos, eso también creo que a la hora de buscar inspiración tiene mucho que ver con la presencia de animales. M!: ¿Y el cefalópodo de nuestra portada? ¿Influencia de Piratas del caribe o del Day of the tentacle? A. B.: La verdad es que el pirata de Piratas del caribe no tiene mucho que ver (risas) el tentáculo megalómano de Day of the tentacle tiene más que ver con mis gustos. Para esa ilustración pensé en dos de las cosas que más me gusta dibujar: calaveras y tentáculos, el resto salió solo. Recordad: todo es mejor con tentáculos. M!: Más allá de aquelarres y documentales de Félix Rodríguez de la Fuente, ¿en qué te inspiras? A.B.: Todo lo que rodea a la música metal me inspira bastante (calaveras a tope). Dibujantes... hay muchos que me han inspirado a lo largo de mi vida, pero sin duda el ilustrador que más me ha influenciado en los últimos años es el maestro Sergio Toppi. Echadle un vistazo, no tiene desperdicio. M!: Si tuvieras que llevarte cinco cosas a una isla desier... No, es broma. Sólo dinos, si tuvieras que elegir ¿pincel real a o digital? A.B.: Para trabajar, sin duda elijo el pincel digital. La rapidez que ofrece el trabajo en digital y el Control+z son determinantes, además como no soy tan bueno dibujando; en digital puedo usar trucos que suplen eso. Sin embargo, ¡el amor que ofrece un boli bic no debe ser ignorado! Para echar un buen rato haciendo bocetos es lo que uso siempre. M!: En estos tiempos en que todo el mundo actualiza hasta lo que come y se hace páginas personales. ¿Cómo es que no tienes presencia en internet más allá de tu perfil privado de Facebook? A.B.: Creo recordar que las ilustraciones las puede ver todo el mundo y tengo también una galería en Deviantart para el que quiera pasarse y echarle un ojo. La verdad es que no he necesitado una página personal hasta ahora. Tampoco tenía nada que yo considerara lo suficientemente bueno como para que mereciera la pena hacerse una pagina. Ahora que por fin empiezan a salirme cosas de las que me siento realmente orgulloso. Y ahora que quiero empezar a buscar trabajos como ilustrador con más asiduidad ciertamente va siendo hora de hacerse una pagina personal. De todos modos, no hay que subestimar el poder publicitario que ofrece Facebook. Entrevista: Miguel A. Otalora

“Todo es mejor con tentáculos”

CUESTIONARIO MODERNÍCOLA! M!: En caso de emergencia... A.B.: ¡PULSA EL BOTÓN ROJO! M!: Tu receta estrella del verano A.B.: ¡Espeto de sardinas siempre! M!: ¿Quién mató a Kurt Cobain? A.B.: Fue una diabólica escopeta poseída por el espíritu de Courtney Love M!: ¿A qué huelen las nubes? A.B.: Sólo los científicos de Evax tienen esa respuesta M!: “Fue un calamar gigante”. Inventa la pregunta A.B.: ¿Qué hizo desaparecer los barcos en el Triángulo de las Bermudas?

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Conciertos

Aaron Thomas trata de hacerse escuchar Cenar, ducharse, coger el paraguas, aparcar, buscar un lugar desconocido, entrar y encontrar poca luz para las fotos… ¡Que estrés! Menos mal que me espera Aarton Thomas, venido desde Australia. Sí, sé que vive en Madrid, es por soñar con aquellas playas ahora que el verano se terminó. Le Sapeurs me recibió bien cálido y apacible, con leve estrépito de copas y conversaciones. Aún quedaba tiempo, así que Aaron estaba en la barra, observando al público que encararía más tarde. La velada empezó con Windows, mientras llegaban los más tardíos, que al entrar romperían la intimidad. En estos conciertos tan próximos y cómplices, parece que a los artistas les da por confesarse. Nos hablan sobre cómo surgen y qué cuentan sus canciones. Las de Aaron giran en torno al alcohol y al amor -ambos muy presentes en la sala-, las “cosas bonitas” o las malas: “Hay que dejar salir ese pequeño demonio para que no crezca”, dijo para presentar Turn to the devil. Nos ofrece muy entusiasmado Kamikaze, el primer tema de su próximo disco, y se anima con más canciones. Porque a eso ha

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venido, a dar un concierto. Bromea con esto último, quizás para que algunos se enteren de donde están, pues el ambiente no era el más propicio: Se repitieron silbidos para que la gente bajara el tono, e incluso el Sr. Thomas se vio obligado a forzar su voz para pisar el murmullo que se generaba. Grandes pisotones daba también al marcar su ritmo, más fuertes cuanto más sentidas eran sus creaciones, como en I’m sorry, compuesta para recuperar una amistad perdida. Tras Made of wood, la más conocida, y dedicarle una canción a Madrid -Kill this city-, intentó arrancar con una que decía haber olvidado, y que terminó por interpretar un poco a la torera. También se olvidó de la armónica, que le habría pegado mucho a Fool like me, la más folk. Tocó una última, aunque lo dudó, ya que su garganta había sufrido bastante en esta fría noche. Eso sí, a nosotros nos dejó algo de calor dentro para enfrentarnos al resto de ella. Texto & Foto: Borja Espresati


Conciertos

Prueba el puño americano “Puño Americano y las puñetes no es un grupo estándar”. “Puño Americano y las puñetes no es un grupo estándar”. “Puño Americano y las puñetes no son un grupo estándar”. La propuesta es sencilla, pero no simplona. Tres coristas, tres chicas bien pin up, bien acompasadas, y cuatro chicos (no tan chicos) marcando velocidad, ritmo y, hasta alguno, paquete. Uno de los grupos más gamberretes y divertidos de la ciudad se plantó en FNAC para caldear estos primeros días del otoño, con canciones que caen como hojas de plomo. Toque musical bizarro el que, aparte, consigue Dani usando instrumentos reinventados que huyen de lo convencional, cargando también con el peso de conducir la actuación adaptando el papel de frontman y showman, y algún man más que se nos escapa. Su primer disco lo tenemos ya a la vista, grabado en el estudio de los Hollers y usando medios analógicos. Seguro que nos encontramos la misma energía que en sus directos, y unos buenos minutos de rock&billy y garage, con el toque punkero que les caracteriza. Un sonido auténtico que seguro le sentará muy bien a temas como Casting my spell.

Aprovechaos, además, porque “el segundo quizás no salga hasta 2020”. Una tarde divertida con un grupo divertido, cosa que, en los tiempos que corren, ya es plausible hasta romperse las muñecas..

Texto: Jose A. González Foto: Manu Rocha

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