_2000_Vallejo_MEMORIAL_DE_LA_ESPUMA

Page 1

MEMORIAL DE LA ESPUMA


José Luis Vallejo Marchite

MEMORIAL DE LA ESPUMA Estudio crítico de Ignacio S. Ayestarán


Edición conmemorativa de los 100 años de presencia marista en Alicante. Textos: José Luis Vallejo Marchite. Ignacio Salvador Ayestarán. Ilustraciones: Francisco García García. Mª Mercedes Molina-Niñirola Hernández. Ignacio García García Ilustración de cubierta: Ignacio García García Edita: Caja Mediterráneo. Obras Sociales. Tratamiento Digital de imágenes: Kertfotografía. Mandlfoto. Maquetación: Pilar Mändl Imprime: Depósito Legal:


A mis padres Eugenio y Victorina, muertos; a mis hermanos Jesテコs, Amelia y Carmen, muertos; a mi hermano テ]gel, vivo. Todos siempre vivos.



Una sombra alada cruza el mar En el campo minado de la literatura, la amistad es un sacrificio sin recompensa ni futuro. O con la recompensa amarga, real o aparente de las traiciones. No es cierto lo primero si hay generosidad y admiración. Tú, José Luis, has dado lo uno, humana y literariamente. Y yo lo otro. Y en cuanto a la traición… antes que la lealtad incluso es la justicia, que reina sobre la envidia. A pesar de un soneto que tú y yo sabemos muy bien.

I . NEOPOPULARISMO, TRADICIÓN Y VANGUARDIA

Madrid, año 1932. Rafael Alberti dicta una conferencia1 sobre poesía que prueba la vigencia de una nueva corriente poética que se ha expresado ya en diversas obras, lejanas algunas2, recientes otras3. Triunfa un estilo poético de largo recorrido histórico que, en la permanente dicotomía de nuestra poesía –poesía culta/poesía popular– se ha ido actualizando y estilizando periódicamente –Romancero Nuevo, Cancioneros del Siglo de Oro, Romanticismo– y ha llegado al momento de máximo esplendor en este primer tercio del s. XX con la poesía de Lorca y Alberti. El neopopularismo ha tomado carta de naturaleza en la poesía española contemporánea. La tradición se ha convertido en vanguardia y de las cancioncillas breves, frescas, anónimas y básicamente relacionadas con la musicalidad –su destino era ser cantadas en diferentes momentos y circunstancias de la vida cotidiana–, hemos pasado a las canciones breves, re-frescas4, de autor –Jiménez, Lorca, Alberti– y básicamente relacionadas con la recitación, aunque en determinados casos algunas de ellas fueran musicadas. La poesía tradicional se ha estilizado y de sus variantes surge poderoso el nuevo estilo poético que se reflejará en libros como Pastorales, Marinero en tierra y Romancero gitano. La novedad que la poesía europea está buscando entonces la encuentran la poesía y los poetas españoles en el tesoro recién descubierto de la rica y diversa tradición poética anónima. Hay una indudable relación histórica entre poesía popular y poesía culta. Como la hay entre erudición y poesía en aquel tiempo entre los grandes estudiosos que trabajan en el Centro de Estudios Históricos, con Menéndez Pidal y los jóvenes poetas. En los estudiosos hay conciencia de recrear una tradición dirigida hacia el pasado remoto y de proyectarla hacia el presente y el futuro. En la Residencia de Estudiantes, foco muy principal de irradiación de la cultura literaria y artística del momento, que mantiene continuo contacto con el Centro, se cantan y comentan las canciones recién descubiertas de la lírica anónima.5 Los eruditos del Centro en sus estudios sobre la lírica tradicional influyeron sin duda en los jóvenes poetas, al señalar temáticas y caracterizar esta poesía en sus investigaciones. Esta relación erudito-poética explicará sin dudar las motivaciones creativas de poetas como Lorca o Alberti, que llevarían a sus obras todo el conocimiento adquirido y lo volcarían en los moldes artísticos de la poesía neopopular que iban a crear.


II. LA TRADICIÓN POÉTICA ESPAÑOLA

¿Qué es la poesía tradicional? Es una pregunta evidente en esta contextualización histórica. Quizá nada mejor que recuperar las palabras de una de sus más grandes estudiosos, Ramón Menéndez Pidal, para responderla: Esta poesía que se rehace en cada repetición, que se refunde en cada una de sus variantes, las cuales viven y se propagan en ondas de carácter colectivo, a través de un grupo humano y sobre un territorio determinado, es la poesía propiamente tradicional, bien distinta de la otra meramente popular. La esencia de lo tradicional está, pues, más allá de la mera recepción o aceptación de una poesía por el pueblo…; está en la reelaboración de la poesía por medio de las variantes.6 Esta definición, generalmente aceptada, lo mismo se podría aplicar a la poesía épica que a la lírica, a pesar de que se pueden hacer muchas matizaciones.7 No siempre resulta fácil distinguir la poesía tradicional y la poesía culta, de ahí que se emplee con frecuencia la expresión “lírica de tipo tradicional” y con esta expresión referirse a numerosas composiciones de distintas lenguas y culturas que se pueden situar cronológicamente entre el siglo VIII –o incluso antes8– y la actualidad, y cuyo común denominador es la presencia femenina como sujeto poético -luego también, en la recreación culta, como objeto temático-, protagonista e intérprete de las composiciones: es el caso de las jarchas, las cantigas de amigo gallego-portuguesas, las chansons de femme o de toile francesas, los villancicos castellanos, las Frauenlieder alemanas, etc. Los testimonios más antiguos de poesía lírica en lengua romance los constituyen las jarchas, breves composiciones al final de determinados poemas en árabe o hebreo –escritos en árabe culto, llamados moaxajas-cuyos autores se sitúan entre mediados del s. XI y finales del XII. Indagar el origen de estas cancioncillas populares es perderse en el laberinto del tiempo: todos los pueblos cantan y, normalmente, esta forma de expresión se transmite familiarmente, de generación en generación, sin llegar a fijación escrita a no ser excepcionalmente; también es frecuente que el canto y la danza vayan unidos. Ello explicaría algunos aspectos esenciales de la lírica tradicional, pero no quiere ello decir que su origen sea siempre la danza, ni mucho menos. El carácter ritual de los cantos primitivos de la cotidianeidad vital (de fecundidad, de caza, de celebración de faenas del campo, etc.) es sustituido por canciones amorosas cuando se llega a conformar una sociedad sedentaria, con una agricultura desarrollada. Estas composiciones populares de tipo tradicional castellanas surgen de forma esporádica y accidental durante mucho tiempo, pero a partir del siglo XV empiezan a presentarse insistentemente en obras de autores cultos o como base de composiciones de estos mismos poetas, que las acogen como pequeñas joyas dignas de ser engastadas en otras piezas que realcen su belleza. El impulso que recibe la lírica tradicional en el s. XVI, en España y fuera de España, ha permitido que lleguen hasta nuestros días abundantes testimonios de este tipo de poesía, aunque a veces no sea fácil la delimitación clara entre lirismo tradicional y lirismo culto. La poesía tradicional -portuguesa, castellana o francesa- se caracteriza por la abundancia 10


de composiciones breves, de dos o tres versos, con una distribución de rimas que tiende a hacerse fija. Por lo general, estos dísticos y trísticos, que en castellano se denominan villancicos, han sufrido desarrollo posterior: en unos casos se integran en composiciones más extensas, de carácter culto; otras veces, los versos fueron ampliados mediante una glosa, de acuerdo a modas estéticas y hábitos poéticos. De este modo, el villancico suele considerarse el elemento invariable en la lírica de tipo tradicional, mientras que la glosa se modifica continuamente, de acuerdo con el gusto de la época o el autor. Así pues, el villancico se constituye en la base métrica de las moaxajas, en fundamento temático de las cantigas de amigo paralelísticas, en adorno “popularizante” o pintoresco en algunas pastorelas, y en cimiento de todo tipo de glosa (popular o culta, sacra o profana). En algunos casos, la poesía popular ignoró a la lírica culta y continuó su vida lejos de la tradición escrita, transmitiéndose oralmente de generación en generación y aceptando las modificaciones que se le introducían (variantes formales). De este modo, las canciones tradicionales han pervivido así, a lo largo de la evolución de nuestra historia literaria, hasta nuestros días, básicamente iguales a las de la Edad Media, pero casi siempre distintas. La poesía culta ha desempeñado un papel esencial en la conservación de gran parte de la lírica tradicional, y ése es un hecho de suma importancia; pero las características de este vehículo de conservación y difusión han producido ciertas alteraciones estilísticas (estilización), métricas o de contenido. Además, hemos de tener en cuenta que cada autor culto tiene su propia individualidad literaria y creativa, por la que selecciona unas composiciones para recrearlas y no otras. Los poetas del neopopularismo recrearon con enorme creatividad, frescura y gracia este acervo lírico tradicional y transformaron la más antigua tradición literaria de nuestra historia en vanguardia poética de aquel momento. Con ello, dieron vida a un nuevo estilo viejo y la historia de nuestra literatura, de nuestra lírica siguió creciendo.

III. MEMORIAL DE LA ESPUMA: UN CANCIONERO AMOROSO TRADICIONAL FINISECULAR Memorial de la espuma9 es una tetralogía poética que se concibe y se crea a lo largo de 15 años, de 1985 a 2000. Está compuesta por cuatro libros:

I. II. III. IV.

El mar conoce nuestro amor Llaga de amor Marinero a bordo Sueño sellado

El libro matriz (El mar conoce nuestro amor), datado en 1985, es el núcleo creativo del 11


políptico y se sitúa cronológicamente en el proceso creativo del autor, siete años después de Oscura presencia10, lo máximo en lo mínimo en la poesía de Vallejo Marchite. Los libros segundo y tercero se datan en 1991 ambos. Ha transcurrido un lustro creador, pero la cosecha poética se ha duplicado.11 La tetralogía se cierra en 2000, con Sueño sellado, título evocador y con clara función semántica-estructural12, en la configuración de la obra: se sella un determinado mundo oníricopoético del autor mas también el políptico, que finaliza ahora. El libro se sitúa en la segunda fase de su obra poética (II. Los poemas), al lado de otros de cierta extensión y entidad poemática unitaria y cierta complejidad estructural12, sobresaliendo netamente entre todas ellas junto a Oscura presencia. Ambas obras forman una dicotomía polar en la producción poética de Vallejo Marchite: el Memorial, estructuralmente extensa, vital y de estilo tradicional neopopular, métricamente diversa y variada; Oscura presencia, la más breve, existencial y clásica, métricamente unitaria, la mejor prueba del dominio poético de un sonetista acreditado. A partir de ese momento, la búsqueda de nuevos caminos expresivos y un impulso incontenible de fusión vida-poesía en una totalidad integradora llevará a Vallejo a la tercera fase13 de su creación poética, la poesía como obra total14. Dos son los rasgos que contribuyen a configurar estructuralmente la obra que analizamos. Uno es el marco semántico que aglutinará los mundos poéticos de los cuatro libros: el mar, núcleo simbólico-poético de todo el políptico. Otro es estilístico: el neopopularismo poético, el lenguaje métrico y creativo que conforma la totalidad de la obra. Ambos, perfectamente elaborados y experimentados, pondrán en pie la poesía de más profunda raigambre literaria en la obra de Vallejo Marchite: la lírica tradicional, la tradición lírica popular. Resurgida de los veneros de nuestra historia literaria más primitiva y por las aguas de la literatura medieval y moderna, la lírica tradicional aporta su caudal a la tradición poética española del XX que, bebiendo en las aguas de la fuente primigenia – Juan Ramón- fue, en los versos de Federico y Rafael principalmente, manantial alegre y caudaloso que desembocaría, en su momento, en el gran río de la poesía española contemporánea del pasado siglo. Vallejo Marchite, con su Memorial de la espuma, va a acrecentar ahora las aguas de este gran río.

IV. DE AMORES Y MARES Con Memorial de la espuma, Vallejo Marchite va a beber en la fuente más pura de aquel manantial lírico al que nos hemos referido antes15 y su verso, limpio, fresco, alegre o dramático, vital o existencial, corre raudo para hacerse afluente tributario culto del gran río de la lírica tradicional que sigue su curso por el cauce profundo de nuestra mejor poesía de siempre. 1. Un cancionero amoroso 12

Memorial de la espuma es un cancionero amoroso de un poeta enamorado y solo. Esta


podría ser la descripción más simple y a la vez más omnicomprensiva de esta tetralogía poética. El autor dio con el tema de la obra un ocho de febrero cuando escribió, víctima de la angustia de la soledad, estos versos:

Dejadme a solas, dejadme mirar a la mar inmensa…16

Y con el tema, su exacta localización: el mar. Amor y mar estos son los dos leit-motiv de Memorial…: un amor marinero, un mar de amor. Tras diversos años de “des-amor” poético, en que las preocupaciones temáticas de su poesía han transcurrido por otros derroteros, el poeta encuentra tema y marco para su obra17. La geografía poética de la obra va a dibujar un mapa en que se reflejará la Galicia de los Cancioneros, el Levante mediterráneo del sol y la luz y el Sur metafórico plástico de la poesía neopopular andaluza. 2. De amores y mares `Memorial´: ¿de memoria? ¿escrito dirigido a alguien en que se hace una petición alegando los motivos en que se funda? ¿prueba en memoria de alguien? ¿monumento conmemorativo? ¿o acto por el que se evoca y se hace presente un acontecimiento del pasado? En la polisemia semántica del término nos quedamos con las acepciones tercera y quinta. El poeta da prueba de su amor en memoria de la anónima amada –tú, niña, amiga, amante–, el tú que protagoniza en el memorial poético una historia amorosa, dramática, de soledad y ausencia. El poeta también evoca y hace presente un acontecimiento del pasado: una historia de amor polifacética, un tetraedro geográfico-poético que reflejará en sus caras una montaña, dos mares, tres puntos cardinales y un único amor: el Cantábrico, al Norte, en la Galicia de El mar conoce nuestro amor; el Mediterráneo, a Levante, de Marinero a bordo y Sueño sellado; y el Mediterráneo, al Sur, el mar de la evocación metafórica y lírica que sobrevuela todas las olas, barcas y salinas del Memorial… y Aitana y Mariola, en el Levante de tierra adentro. Y finalmente, un amor único en metafórica múltiple: `amiga´ y `amante ´, `pescadora´, `mariscadora de lunas´; `amor´, `niña´, `muchachita de mayo´; `novia de la marea´, `leñadora de la espuma´. Todas las variantes metafóricas para simbolizar siempre el eterno femenino, un universal literario que ha sido y será siempre el referente poético de la poesía amorosa tradicional.

V. GEOGRAFÍA POÉTICA

Vamos a intentar aproximarnos a este `memorial´ del Memorial… en cuatro pasos 13


sucesivos, trasladándonos sucesivamente de una a otra de las facetas de su tetraedro poético. I. EL MAR CONOCE NUESTRO AMOR El primer libro de este “Memorial…” consta de 43 poemas. La versificación se desarrolla con metros de Arte menor y asonancia. La extensión de los poemas es corta: más de la mitad, no más de una docena de versos, variando del más breve (5), la tercerilla de tres versos con vocación de soledad, al más largo, él último del libro, el romancillo de veinte versos (43) *. La estilística neopopular de la obra se manifiesta en las dos bases técnicas fundamentales del género: métrica y estrófica. La métrica tradicional de base octosílábica se usa en todo el libro. El octosílabo se combina en múltiples ocasiones con metros más cortos, predominando entre ellos el hexasílabo. En cuanto las estrofas, se manifiesta una predominancia fundamental de dos estrofas populares: la cuarteta asonantada (cuarteta de romance) y el romancillo. Pero en múltiples ocasiones el alegre y chispeante ritmo de la tercerilla o el breve pero hondo de la soledad toman carta de naturaleza. Y terciando en concordia, villancicos de coplas glosadas con estribillos cantarines y alguna quintilla y octavilla al tresbolillo. El mar conoce nuestro amor es el relato poético de una historia amorosa fijada en escritura notarial: el mar dará testimonio en su protocolo de la historia de amor que ha conocido. El libro se abre con una declaración histórica y de estado del poeta: de su pasado –un oficio que se transmuta por amor–, a la esperanza de la muerte. El poeta hace una declaración gentilicia y nos da las dos claves fundamentales de su yo poético: ha dejado su origen territorial -tierra adentro- por estar enamorado y, preso de la soledad por ausencia de su amor, espera la muerte: Yo no nací marinero, pero oí la voz del mar y vine de tierra adentro en busca del litoral. (…) Hoy no me queda ni arado, ni barca…, sino esperar –¡ay, mi amante pescadora!– la muerte lejos del mar18. A partir de esta apertura, se desarrollará en racimo de versos la obra entera hasta llegar a su cierre: las exequias por venir del poeta. 14


Desolado, roto por la soledad, da instrucciones a la amiga para cumplir sus deseos. No quiere lágrimas, no quiere que trascienda su final; sólo quiere una mortaja de velas y una tumba de olas. Amiga, cuando yo muera, arroja mi cuerpo al mar (…)

Hazme con la vela blanca de mi barca una mortaja.(…)

Y no me llores, amiga, que no quiero que se enteren de que tú lloras mi muerte19.

Entre este inicio y el final, el poeta desgrana una a una las cuentas del rosario del amor, deteniéndose brillantemente en las estaciones de la incertidumbre (3, 14), la contemplación (7, 8,19), el miedo (10, 24, 26), los anhelos (21, 22, 27,40), la soledad (42) y el último misterio de esta tragedia amorosa: la muerte (43). El amor del marinero canta su pena en Galicia. Desfila por sus versos la toponimia poética gallega que va configurando el universo de la historia como geografía física de la acción ritual de purificación amorosa. La niebla, la mar bravía, los vientos mareros, la escarcha, el ronco rumor de la voz del mar, las olas, la lluvia… Esta es la meteorología de este amor del Norte. En este clima poético, finalmente, llega el contraste (40) que declara el anhelo de búsqueda de una geografía más cálida y apacible para salvar el amor de la amiga de las inclemencias amorosas desgranadas en los `rezos´ del verso:20 (…) Conmigo, amiga, conmigo a las playas de Levante.(…)

Busco una casita nueva, muy blanca y abierta al mar, no lejos del salinar, para mi amante.

Conmigo, amante, conmigo de las tierras de Galicia, que hay que guardarse del frío.21 (…)

15


Desgranado el rosario del amor, rezadas todas sus estaciones, hechas las abluciones purificadoras “cerca del mar…, en la orillita del mar…, cantando el mismo cantar”, el bautismo de amor “en esa agüita de estrellas” se ha consumado. Y el amor, más allá de la muerte poética que ha conocido el mar, sigue pidiendo paso. II. LLAGA DE AMOR Llaga de amor es la historia de un drama poético. Herido y solo, llagado, roto por las penas de amor, camina a lo largo de la noche en busca de su amada, el poeta. Pide bálsamo para sus heridas, para su amor llagado. Es también un espléndido cancionero amoroso en el que laten dos fuentes poéticas que “manan y corren”: la intensidad dramático-poética hernandiana22 y la hondura sentimental y sugerente de las canciones de San Juan de la Cruz. Llaga de amor, el segundo paso de la historia evocada en el Memorial…, es el más breve de la tetralogía: quince canciones de Arte menor en asonantes. Son poemas de extensión moderada, ninguno menor de trece versos, llegando a treinta y dos el último de ellos. Métrica con predominio del romancillo de base octosilábica, combinando hexasílabos y pentasílabos, con villancicos y alguna soledad esporádica. El libro se abre con una petición de enamorado: el amor pide paso al `amor´ en la primera canción. Ábreme, amor, la puerta y da paso a mi herida recién abierta.23 (…) La geografía poética abandona el litoral para volver tierra adentro.24 Herido, lacerado por la pena de la ausencia, el poeta recorre sierras y collados en busca de su amor perdido.25 En su camino, duda e incertidumbre: montaña o mar. Pero ya todo en Levante, en el `mare nostrum´. Todo el libro es un peregrinaje en la oscuridad de la noche, símbolo de la pena negra que le domina, en busca del lenitivo para sus heridas: una sonrisa, una mirada de alondra, un beso de manzana y trigo, unos ojos de almendra que acallen el grito de los pequeños pájaros en el nido del corazón del poeta.26 Es este cancionero amoroso un rincón poético en cuyas esquinas se escuchan los ecos de la suprema poética de canciones de amor: las canciones del alma, de S. Juan de la Cruz.27 Con intensidad expresiva y hondura sentimental, en la concepción retórica del poema, aparecen diversas imágenes que evocan las peregrinaciones del esposo o del alma, de aquella poesía eterna: El poeta, con su herida abierta, busca morada: (…) Sangrando desde el alba voy como el ciervo herido buscando el agua.28 16


Con la boca llagada, va al encuentro del amor perdido: ¿Andas herida de amores, corza blanca, o vas perdida? (…) Y llágame la boca sin cesar resonando tus caracolas.29 El peregrino busca en la noche de su soledad: (…) Ahora, perdido, ni descanso ni duermo y voy herido buscándote, en la noche, sin rumbo fijo. (…) En esta noche oscura del amor es tu nombre toda mi música. (…) En esta noche oscura del amor y del vértigo bajo al lluvia.30 Se cierra el libro con el lamento final, queja amorosa que el estribillo del villancico fija en la memoria: el enamorado, solo, extraviado en la noche. (…) ¿Qué haré, si ando como un ciego porque he perdido tu rastro y en la alta cumbre la noche me ha sorprendido?31 (…) Llagado, inflamado, espera tan sólo que la muerte apague con su llama el fuego de su amor, porque su amor es ido: (…) 17


¡Oh herida luminosa donde no prende la llama de la muerte! ¡Ay, amor, que se me fue y ya no regresó!32

El eco de San Juan de la Cruz resuena en los collados de Aitana y Mariola: la `llaga de amor´ se ha transmutado en herida luminosa, en “llama de amor”. Y, como su herida, sigue viva.33 III. MARINERO A BORDO Marinero a bordo es la historia de un viaje amoroso por los mares levantinos en el que poeta entregará el `testamento poético´ que el mar, notario de amor, ha conocido en el libro I (El Mar conoce nuestro amor) de la tetralogía. El poeta acepta ahora su destino. Y éste es la soledad y el mar, patria y tumba del poeta y de su amor. Y entre la `patria de espumas´ y la `tumba de olas´ se desarrollará esta tercera entrega de Memorial… (…) A donde quiera que vaya una barca he de encontrar amarrada a alguna estrella, porque mi patria es el mar.34 (…) (…) Dile que a la mar me vuelvo a morir entre las olas de este Mar Mediterráneo, marinero a bordo, a solas.35 Esta tercera entrega de Memorial… consta de 29 canciones de Arte menor en asonantes. Todos los poemas son de moderada extensión, la gran mayoría con más de diez versos, siendo el más extenso de veinte. La métrica es de base octosílábica; la estrófica con predominio neto de las cuartetas de romance y las soledades. En algún caso tenemos canciones míxtas, en las que cuartetas y soledades combinan sus estrofas (19). Muy ocasionalmente, alguna canción en pareados con asonancia (15) o pareados blancos combinados con tercerillas (5). Hay también una voluntad de estilo depurada, pues en diversas canciones la estructura del poema se configura con distribuciones estróficas paralelas que abren y cierran la canción (19, 21, 22, 26). En este sentido es quizá el libro más elaborado formalmente de Memorial… La estilística poética es claramente la propia de la lírica tradicional: la repetición (anáfora) 18


y el paralelismo35 –con variaciones formales en ciertos casos– son elementos retóricos que configuran la canción en muy diversos poemas: Entre el mar y la montaña, ¡qué lejos los balcones de tu casa!

¡Qué lejos, entre el mar y la montaña, la cúpula azul del cielo! 36 (…) ¿Adónde, cazadora de sirenas?

¿Adónde, tan temprano, entre palmeras? ¿Adónde dando adioses y gimiendo?37 (…) El viaje marítimo de Marinero a bordo termina con un protocolo de amor: el poeta describe su patrimonio, dicta sus últimas voluntades al albacea del viento, y el notario rubricará y dará fe de su muerte en soledad: Si el viento oyera mi voz, yo le gritaría al viento: “Ve y entrégale a mi amante mi testamento”. (...) Dile que ya no me queda más que la barca, sin timón y sin las velas. Dile que a la mar me vuelvo a morir entre las olas de este Mar Mediterráneo, marinero a bordo, a solas.38 (…) Todo lo que el poeta ha evocado hasta ahora en su `memorial´, la historia de su amor ¿ha sido cierta? ¿real? ¿o ha sido un sueño abierto del peregrino, entre el estado de vigilia y el recuerdo onírico de su orfandad sentimental? Ahora tendremos la respuesta. 19


IV. SUEÑO SELLADO Sueño sellado es el cierre de la tetralogía, el último decurso de la geografía poética de Memorial… El acto evocatorio que rinde su último tributo a la memoria amorosa es cerrado –sellado– ahora por el libro más netamente, más literariamente neopopular de toda la obra. Es este un libro que combina poemas de enorme intensidad expresiva con otros –los menos, no más de media docena– de impulso creativo ocasional o circunstancial, donde el estro poético de Vallejo encuentra en el paisaje levantino –más concretamente alicantino39– su objeto material, y en la cancioncilla lírica, su objeto formal. Son poemas que en ocasiones funcionan como correlato paisajístico de la canción de amiga (14, 16), pero casi siempre como marcos líricodescriptivos (2,11,13). Es también un cancionero en donde predomina el sosiego y la placidez como estados anímicos del cantor. No hoy tensión dramática, trágica como en Llaga de amor. Todavía el amor y la soledad tienen esquinas40 que tendrá que recorrer la emoción sentimental: (…) No preguntes, niña, por mi enfermedad. Te respondería:

Tengo el alma herida, y no sé el porqué de mi soledad.41

Pero la luz y el viento marinero abren el corazón del poeta, que lucha frente a la melancolía de la ausencia, hacia la alegría de la belleza soñada: Si dejara de soplar el viento de la bahía, contigo, princesa mía, feliz me haría a la mar.42 (…) Esta última entrega de Memorial… consta de 35 canciones, poemas algo más breves y de ritmo más ágil y chispeante que en Marinero a bordo. Predominan otra vez en su métrica las cuartetas romanceadas y las soledades, alternando ocasionalmente con algunos romancillos. También, como en el libro anterior, nos encontramos con mixturas estróficas en que se manejan, con habilidad técnica y gracia chispeante, tercerillas y pareados y alguna sextilla de propina. Si en El mar conoce nuestro amor se acogía bajo la advocación poética albertiana de La Amante, Vallejo se “acoge ahora a sagrado”: Sueño sellado rinde tributo poético a la obra paradigmática del neopopularismo vanguardista del `27´, Marinero en tierra, y se erige en tributario estilístico de Alberti. Paga sus tributos43 en buena moneda poética –la cursiva es la moneda de curso legal en poesía– de buen pagador, y sobre ellos levanta la arquitectura poética 20


de su cancionero, con voz propia y estilo personal. La aventura de este “marinero en tierra” de Sueño sellado es, pues, onírica. La base creativa será el contacto de recuerdo y sensación o la sensación-recuerdo que nos coloca en un tiempo intermedio entre el pasado y el presente. Esta fue también la actitud creadora de Bécquer: la poesía es sueño, y éste, a su vez, la transformación del recuerdo. De ahí nace el deseo de evocar lo vivido-soñado y registrarlo en el memorial poético de la espuma. El sueño se convierte en la vía, el movimiento que toma ese deseo, que desemboca siempre en el mar. Para Alberti -y antes para Baudelaire- el marinero es el “hombre libre” y el sueño de la mar la ruta de esa libertad. Pero Baudelaire y Alberti buscan en el mar algo más que libertad: el mar es para ellos el símbolo de un pasado luminoso que ya sólo vive en la memoria: su nostalgia. De una u otra forma, esa nostalgia refiere al pasado de la infancia, al paraíso perdido para siempre en la realidad, pero que puede ser resucitado, re-vivido con la mágica luz de la palabra poética. Para Vallejo, el mar es, sin duda, un símbolo de libertad. Pero no sólo eso. Es fundamentalmente un símbolo de su mundo afectivo, el mar -la mar- es un reflejo del eterno femenino que se revela en la interlocución literaria de la `amiga´, de `la amante´, del `amor´, y que le sirve para buscar una respuesta al misterio del mar de la propia vida. Pero éste es un misterio sin solución. No le queda al poeta más que la lucha por la vida y por la creación, el esfuerzo creador. El mar de Memorial de la espuma no está tratado en su magnitud épica, sino como un tesoro de sugestiones poéticas breves, aladas, en ocasiones, dramáticas, como un sartal de cantares marineros. En su `memorial´, el poeta canta lo que ha perdido, o lo que es ausente o lo que se siente como ausente. Él mismo nos lo dice.44 El mar de Alberti, como el de Baudelaire, como el de Vallejo Marchite, existe en tanto que materia poética creadora; su realidad es, sobre todo, potencial. El canto del mar, en la historia del memorial de este poeta enamorado y solo, apunta siempre hacia la aventura posible, expresa posibilidades de realización, situándolas en un plano estético y literario, más allá de la posibilidad del hecho. Este “marinero en tierra”, en los mares del siglo XXI, vuelve a evocar en nuestra memoria, con su palabra, con su verso, la tradición poética de la lírica amorosa, vuelve a evocar la mágica llamada de las aguas. Se sella el sueño de Memorial de la espuma, finaliza su historia, pero el marinero continúa soñando eternamente con el amor y el mar: (…) Desafiando a las olas me voy tras un bello sueño a bordo de una barquita que nunca ha tenido dueño.

IGNACIO S. AYESTARÁN El Sotillo, La Alcayna, 2007

21


NOTAS:

1- El título de la conferencia fue “La poesía popular en la lírica española contemporánea”. 2- “Pastorales” (1905), “Baladas de primavera” (1907), de J. Ramón Jiménez. 3- “Marinero en tierra“ y “La amante” (1925) de Alberti; “Libro de poemas” (1921), “Canciones” (1922) y “Romancero gitano” (1928) de García Lorca. 4- Siguen siendo frescas, como novedad en el contexto histórico-poético del momento, pero no genuinas. 5- La Residencia publicó el libro del musicólogo Torner (residente e investigador en el Centro), “Cuarenta canciones populares” (1926), seleccionadas de las muchas que se escuchaban en diversas veladas poéticas a las que asistieron Lorca y Alberti. No olvidemos la enorme importancia para la música española de la obra –inspirada en la lírica popular– de Granados, Falla y Albéniz. 6- Menéndez Pidal, ”Poesía popular y poesía tradicional” (1922), 1973, p. 345. 7- Seguiremos para esta breve síntesis histórica a Carlos Alvar. (Cfr. Alvar, C. Poesía culta y lírica tradicional, en Lírica Popular/ Lírica Tradicional, Universidad de Sevilla, Sevilla, 1998). 8- Aunque los testimonios documentales que nos han llegado se sitúan en el s. X, con el descubrimiento de las jarchas y de la poesía arábigo-andaluza por E. García Gómez. 9- Memorial de la espuma, además de título del presente libro, es también el título de la edición bibliofílica de la compilación de las obras poéticas de Vallejo Marchite publicada en 1998, en Murcia. 10- Es el libro más breve de su obra -10 sonetos clásicos, excepto el nº5 en alejandrinos-, pero el de mayor calado poético. Sirva como prueba de esta afirmación, el prodigioso soneto nº 6, cuya lectura convierte en letraherido envidioso a quien posa sus ojos en aquellos versos. 11- Tal y como su autor afirma, se ha cumplido sobradamente el lustro que solía emplear entonces en escribir cada libro de versos. Cfr. Nota del autor en Memorial de la Espuma, p. 133, (Obras poéticas), HH. Maristas Levante, Murcia, 1998. 12- Algunas, anteriores cronológicamente: La palabra tardía (1965-1977), Errante por el tiempo (1976), Oscura presencia (1978); otras, transversales o posteriores:“Nocturna travesía (1956-1991) “Vía Crucis” (1995) “Retablo de Navidad” (1996). 13- Hemos caracterizado globalmente su obra poética en tres etapas sucesivas: I) Los versos; II) Los poemas; y III) La poesía. En esta tercera fase debemos situar Memorial de la espuma. (Cfr. “José Luis Vallejo Marchite; poesía y revelación poética”, en Memorial de la Espuma, Obras poéticas, p.p.XIXIX, HH. Maristas Levante, Murcia, 1998). 14- Libros de este período son Regreso a la memoria (1993), Tiempo de luz y sombra (1996) y, muy especialmente, La memoria encendida (1997). 15- Dos de los libros de Alberti, Marinero en tierra y La amante (este segundo referido en nota-proemio del autor) son parte del intertexto poético que maneja Vallejo en el neopopularismo personal de su Memorial… 16- Vid. I, El mar conoce nuestro amor, 42. 17- Así nos lo dice el autor en su Nota-proemio al libro. * Los números entre paréntesis del texto remiten a las canciones del libro.

22


18- Vid. I, El mar conoce nuestro amor,1. 19- Vid. I, El mar conoce nuestro amor,43. 20- La toponimia levantina (Torrevieja, Santa Pola, Alicante, Denia, Cullera) describe el anhelo salvífico del poeta en este romancillo aconsonantado (40). 21- Vid. I, El mar conoce nuestro amor, 40. 22- No por nada el incipit con que se abre el libro son versos de M. Hernández que beben a su vez del “Cántico espiritual” de San Juan (Cfr. Hernández, M., Obra completa, I. Poesía, 137 (El silbo de la llaga perfecta), Espasa Calpe, Madrid, 1993. 23- Vid. II. Llaga de amor, 1. 24- Topónímos como Aitana, Mariola,., así lo atestiguan. Cfr. Llaga de amor, 3 y 8. 25- Resuenan ahora ecos de “La amante” de R. Alberti. Las canciones se interiorizan. No sólo en cuanto expresividad de estados de ánimo, sino geográficamente: Alberti canta en tierras de Castilla; Vallejo lo hará en tierras de Levante. El mar deja paso a la montaña, pero como nos dice muy bien Vallejo “lejos del júbilo itinerante que se asoma a las páginas de La Amante...” (Cfr. Memorial…, Nota del autor). 26- Cfr.II, Llaga de amor, canciones, 2, 7, 11 y 12. 27- Cfr. Muy especialmente, “Canciones que tratan del ejercicio de amor entre el alma y el esposo…” (Cántico Espiritual) y “Canciones de el alma que se goza de aver llegado al alto estado la perfection…” (En una noche oscura…), San Juan de la Cruz, Cántico espiritual. Poesías, Alambra, Madis, 1979. 28- Vid. II, Llaga de amor, 1 y “Cántico…”, 1. 29- Vid. II, Llaga de amor, 3 y “Cántico…”, 7 y 9. 30- El intertexto poético funciona aquí como molde versificador con el único cambio de la sustitución del indeterminado por el demostrativo que suprime la indefinición espaciotemporal de la historia: “ En esta noche oscura (…) / En una noche oscura (…), Vid, II, Llaga de amor, 6 y 14 y “Canciones de el alma que se goza de aver llegado al alto estado la perfection…”, v.1. 31- Vid. II, Llaga de amor, 13. 32- Vid. Llaga de amor, 15. 33- En la rétorica de “Llaga de amor” sigue Vallejo la estilística léxica de San Juan. El propio término `llaga´ y su derivado verbal `llagar´ son rasgos estilísticos del léxico de la canciones de San Juan (Cfr. Cántico, 7 y 9). Fijémonos en el título de este segundo libro de Vallejo y pongámoslo en relación con el villancico final del mismo: la ”llaga de amor” ¿no es una “llama de amor viva”? (Cfr. Canciones de el alma en la íntima comunicación de unión de amor de Dios [¡Oh llama de amor viva…], v. 1 ). 34- Vid. III, Marinero a bordo, 1. 35- La estructura paralelística de las canciones tradicionales es de clara reminiscencia galaico-portuguesa. La canción paralelística gallega parece constar de dos frases musicales que se repiten, con ligeras variaciones en la canción entera. Su cualidad distintiva depende de esta repetición misma, tanto melódica como métrica y temática, dándole un carácter vago y estático a la canción. Son pura poesía lírica, pintan una escena o sugieren un estado de ánimo sin ningún desarrollo narrativo posterior.

23


36- Vid. III, Marinero a bordo, 2. 37- Vid. III, Marinero a bordo, 15. 38- Vid. III. Marinero a bordo, 29. 39- La toponimia poética así lo atestigua: Castillo de Santa Bárbara, Tabarca, Cabo de Santa Pola (Sueño…, 2); Altea (Sueño…, 11); Calpe, Peñón de Ifach (Sueño…,13); Villajoyosa, Denia, Benidorm, Torrevieja… (Sueño…,14,15,16,18). 40- Cfr. Sueño sellado, 23, 24 y aún 27. 41- Vid. Sueño..., 23. 42- Vid. Sueño…, 30. 43- En diversas canciones, la cursiva acredita el crédito metapoético que remite a las canciones albertianas. A título ilustrativo: Sueño…,1 Canción, 24; Sueño…,18 Canción, 3; Sueño…,25 Canción, 22; Sueño…,26 Canción, 5 (Cfr. Alberti, R, Poesía (1924-1967), Aguilar, 1967). 44- Cfr. Nota del autor a Memorial…


25



I EL MAR CONOCE NUESTRO AMOR 1985

27



Todo lo niega la tierra, pero todo se me da en el agua, por el agua. Pedro Salinas

29



31



A BeatrĂ­z Ares y Lydia Soto

33



1

Yo no nací marinero, pero oí la voz del mar y vine de tierra adentro en busca del litoral.

Cambié el arado de hierro y mi amante labradora por una barca de remos y una amiga pescadora.

Hoy no me queda ni arado, ni barca..., sino esperar - ¡ay, mi amante pescadora! la muerte lejos del mar.

24/2/85

35


36

2

¡Qué cerca del mar, qué cerca! Mi pensamiento, gaviota sobre la arena.

¿Adónde mi pensamiento sobre la arena? ¡Qué lejos del mar, qué lejos!


3

¡No sé si te encontraré!

De los puertos de Levante vine a Galicia. Y no sé si, entre la niebla perdido, te encontraré.

¡No sé si te encontraré!

¡Oh puerto de La Coruña!, ¡San Antón!... ¿Dónde se fue la niña de ojos azules que enamoré?

¡No sé si te encontraré!

12/2/85

37


38

4

En la orillita del mar siempre el mismo marinero cantando el mismo cantar: Toda el agua he de cruzar en mi barquito velero.

ÂĄOh quiĂŠn pudiera, a tu lado, hacerse siempre a la mar en tu velero encantado, marinero enamorado que no cesas de cantar!


39


40

5

Una alondra mañanera ha desvelado mi sueño. Dime, corazón: ¿Quién era?


6

Si alguien pregunta por ti, ¿qué respondo, niña? Di.

¿Qué les respondo a quienes por ti pregunten: que el viento se ha vuelto loco y que te busquen bajo los chopos?

Si alguien pregunta por ti, ¿qué respondo, niña? Di.

11/2/85

41


42

7

Con tu sonrisa de bruces en horas de bajamar, crisol de soles y espumas sobre el blanco salinar.

ÂĄPor tu sonrisa primera! De mi blanco salinar tĂş salinera.


43


44

8

En esta agĂźita de estrellas lĂĄvate tus lindos pies y que te los seque el aire fresco del atardecer.

ÂĄBlancas veredas del agua! Siempre por la misma orilla del mar descalza.


9

Por la ría de Betanzos, al alba, mariscadoras lo van cantando.

“Descalza, con su cestilla de mimbre va por la arena la niña que a buscar vienes desde Valencia.

Pasa el día mariscando. Y es la más dulce mariscadora tu niña de ojos azules.”

Por la ría de Betanzos, al alba, mariscadoras lo van cantando.

12/2/85

45


46

10

¡Qué bravía está la mar! ¡No salgas a mariscar!

Lleva, mi niña, tu barca pequeña a Santa Cristina y espera a que amaine el viento que amenaza con hundirla.

¡No salgas a mariscar!

Contra ese viento marero empujaré tu barquita para que al ir de arribada no encalle en Santa Cristina.

¡Qué bravía está la mar! Ten cuidado cuando vuelvas de mariscar.

12/2/85


47


48

11

¡Cerca de Noya! Tiene una casita blanca cerca de Noya.

Cuando sube la marea, el agua besa sus muros, y ella, sirenita, asoma al mar sus ojos profundos.

Y canta bellas canciones de amor a los pescadores.

Yo, pescador de otros mares, -¡oh su voz dulce, encantada!- , soy de su amor prisionero, y en esa casita blanca con ella sueño.

¡Oh, mi amante pescadora! Tiene una casita blanca cerca de Noya.

12/2/85


12

Camino de Sada voy.

Vengo de noche, mi amante, y voy camino de Sada porque a resguardo del viento tengo amarrada mi barca.

¿Dónde estoy?

Bate el viento las bateas pescadoras de la ría. ¡Si acompañarme quisieras en esta noche tan fría!

¿Dónde estoy? ¡Camino de Sada voy!

12/2/85

49


50

13

¡Desde los altos pinares!

Recostado contra el mar, -contra el mar, mi niña-, ARES.

Allí te dejé dormida. ¡Qué fría la madrugada! Está el campo cubierto todo de escarcha.

¡Oh los pueblos litorales recostados contra el mar!

¡Dejadla, sí, descansar!

13/2/85


51


52

14

¿Qué camino tomaré para bajar a la playa? ¿Qué camino tomaré?

¿A quién le preguntaré si te han visto, compañera? ¿A quién le preguntaré?

¿Cómo te adivinaré, amante, entre tanta gente? ¿Cómo te adivinaré?

¡Ay, nunca, amiga, sabré adónde va aquel bajel!

2/3/85


15

¿La visteis por el estero, salineros?

Ella recogió su falda y se adentró en el estero cuando despuntaba el alba

¡Oh luz blanca y cegadora de los esteros!

¿La habéis visto, salineros?

13/2/85

¡Hora del amanecer! Vienen las barcas cargadas y el pescado hay que vender.

53


54

16

¡Calla! Déjame en silencio, que se me ha escapado el alma errante tras una estrella que se asomó a mi ventana.


55


56

17

Tiene sólo dos ventanas hacia la ría mi casa.

Hacia la ría de El Burgo, donde anclado está mi amor junto a tu barca.

Nadie diría que es tan profundo el dolor junto a la ría.

¡Oh mi soledad amarga! Hacia la ría de El Burgo, sola, mi casa.

15/2/85


18

Hoy no te puedo llevar a la ciudad.

-¿Para qué quieres llevarme? Sólo conozco un camino: el de la mar.

-Para comprarte, mi pescadora, un vestido que envidien las salineras y las otras pescadoras.

-No quiero vestidos, ¡ea!, que me desgarren las rocas. Con mi falda y con mi blusa desafiando los vientos me basta, mi forastero. Déjame, pues, en la ruta del estero.

¡Nunca te podré llevar a la ciudad!

13/2/85

57


58

19

Duerme, que ahora mi amor dormida te prefiere.

Te fue poniendo la brisa desordenado el cabello, desabrochando la blusa blanca que cubre tu seno.

La brisa, después, fue viento que descompuso tu falda...

Tú te quedaste dormida cuando despertaba el alba.

Bajo el puente, -¡oh tu carne sonrosada!-, ¡duerme!

12/2/85


20

Por Carnaval, muchachitas, a bailar.

¿Se han ido ya las muchachas al baile de los disfraces? ¡Oh, cómo arrecia la lluvia, cómo canta en los cristales!

¡No te disfraces!

¿Para qué quieres, amiga, disfrazarte? ¿Quién te reconocerá tras la máscara y el traje?

¡No, mi amor, no te disfraces!

14/2/85

59


60

21

-Iré, por la tarde iré.

-¿Y para qué?

-Para ver juntos el río de Cambre, y, bajo un carballo, estar a solas contigo.

-Iré por la tarde, iré.

Mirando fijo a tus ojos, ¡qué callado me estaré!

-¿Y para qué?

-No pienses más en tu mar ni en tu barca. Junto al río, contigo, siempre contigo.

15/2/85


61


62

22

¡Ojalá que te despierte el ronco rumor del mar cerca de Perbes!

Viene mi amante dormida en brazos de la marea. ¿Quién me la despertará cuando las olas la dejen sobre la arena?

-¿Por qué, amiga, te dejé en ARES dormida?-.

¿Quién me la despertará -¡oh, mi voz atada al viento!cuando a su encuentro me acerque disfrazado de remero?

¿Quién me la despertará?

¡Ojalá, amor, te despierte el ronco rumor del mar!

24/2/85


23

¿Quién preparará mi barca antes de zarpar del puerto? ¿Quién será mi compañera para manejar los remos?

¿Hacia dónde iré? ¿Hacia dónde pondré proa si no estás, remera, como otras veces, esperando en alta mar?

24/2/85

63


64

24

Si ella no perdió su rumbo, a Louro pudo arribar, tal vez a Muros.

Nadie la ha visto. Su barca cruzó Punta de Carreira con niebla densa, cerrada.

Venía de madrugada y estaba loca la mar, estaba loca de vientos y niebla y olas.

A Louro pudo arribar, tal vez a Muros.

¡Oh, mi amante pescadora! Aunque está la mar tan loca de niebla y olas y viento, junto a Punta Roncadora yo te espero.

16/2/85


25

¡Arde ya el sol en la mar! ¿Por qué te haces esperar?

Es hoy la fiesta mayor de este pueblo marinero... ¡A orillas del mar te espero, flor de la marinería que aún escondes tu belleza detrás de la celosía.

¡Arde el mar! ¿Por qué te haces esperar?

Sal, mi amante enamorada, con tu falda azul marino y tu blusa almidonada.

¡Cómo se quema la mar! ¡No te hagas, mi pescadora, esperar!

26/2/85

65


66

26

¡Oh! Ya han emprendido el vuelo las gaviotas. Míralas cómo se elevan, mi pescadora.

Mira cómo tiembla el aire y cómo baten las alas... ¡Qué algazara en el entorno y qué revuelo en el agua!

¡Deprisa, amante, que viene galopando la tormenta sobre las olas!

¿Hacia dónde irán, tan altas, las gaviotas?

27/2/85


67


68

27

Si yo tuviera otra barca para salir a alta mar contigo a regatear.

Para quedarme dormido sobre tu pecho sin miedo al viento marino.

Para surcar juntos el agua salada y al alba, mi amante, al alba volver chorreando mar.

Para vivirnos --ÂĄoh amada!-y en ella, tambiĂŠn, morir. Para podernos decir palabras de amor, palabras.

ÂĄSi yo tuviera otra barca!

26/2/85


28

Corazón, -¡ya está roto el encanto inefable de mi sueño!-, ¿quién te ha dicho, esta noche, que estoy despierto?

69


70

29

Por el alba, antes que el sol hiera la playa.

Ya no reluce en la Torre de Hércules la luz del faro. ¿Quién le habrá dicho al farero que hoy lo apague tan temprano?

¿Quién le habrá dicho al farero que está de vela mi amante, y antes de la amanecida la luz de su faro apague?

¿Quién le habrá dicho al farero que anda mi amor en volandas por el alba, antes que el sol hiera la playa?

25/2/85


30

¡Duerme y descansa, mi amante, que yo te despertaré cuando los vientos amainen!

Subiendo está la marea. Hora de hacerse a la mar. ¡Despierta, amante, despierta!

¡Oh, la luz blanca y alada de las velas sorteando la marejada!

2/3/85

71


72

31

Bajo la lluvia, mi amante, bajo la lluvia.

No vayas a recoger las redes bajo la lluvia, que es ya tarde y hace frío y estás desnuda.

¡Oh, tu cuerpo enamorado, por esta lluvia tan fina recién lavado!

28/2/85


73


74

32

¿Para qué zapatos, dime, que te lastimen los pies? ¿Para qué?

¡Descalza, amiga, descalza hacia una isla lejana!

¡Arroja al mar tus zapatos! Y vente aprisa, que tengo los pies sangrando.

2/3/85


33

¡Tu voz!

Esa voz, que se me antoja caricia del remo al agua, ¡cómo penetra en el mar azul, profundo, del alma!

¡Tu voz!...

Canta y hunde el remo. El viento, abierta la vela blanca de mi sentimiento, empuja suavemente hacia la playa.

Pescadora, allí te espero sentado sobre otra barca.

75


76

34

Ponte mis guantes, amiga, porque del frío tienes las manos heridas. ¿Qué te obliga a mariscar bajo la niebla, mi vida?

3/3/85


35

Y ya estarás tú pensando en que me vuelva a mi tierra, que tengo recién nevados los naranjos de la huerta.

No hay nieve más blanca, amiga, que la que cubre tu blusa. ¡Déjame, junto a tu mar, seguir bogando en la espuma, que no paro de llorar!

1/3/85

77


78

36

ÂĄTĂş no me olvides, amante, cuando regrese a mis mares de Levante!

2/3/85


79


80

37

¿Adónde vas, compañera, con tu soledad a cuestas?

¿Adónde vas, pescadora, tierra adentro? ¿Adónde vas fuera de los litorales donde te puedo soñar?

¿Quién te clavó ese cuchillo de angustia en el alto pecho? ¿Quién, desde un balcón marino, ha desatado los vientos que hoy te impelen a buscar rutas fuera de la mar?

¿Adónde vas, compañera, con tu soledad a cuestas?

26/2/85


38

Zarparé, si tú me guías, al amanecer, mi amante. Cruzaremos el Estrecho con cuidadito, que es grande allí la fuerza del viento.

¡Ponte tu falda de fiesta, porque en Levante, en primavera, los naranjos celebran Juegos Florales!

1/3/85

81


39

82

Amiga, otra vez el frío y la niebla sobre el río.

Y el viento por la escollera gritándome como un loco que te ha herido un golpe de mar los ojos.

Y tu sonrisa de bruces, y mi soledad amarga, y el agua gris de la ría donde anclado está mi amor junto a tu barca.

28/2/85


83


84

40

Conmigo, amiga, conmigo a las playas de Levante.

¡Salinas de Torrevieja, de Santa Pola, Alicante!

Busco una casita nueva, muy blanca y abierta al mar, no lejos del salinar, para mi amante.

Conmigo, amante, conmigo de las tierras de Galicia, que hay que guardarse del frío.

¡Campoamor, Denia, Cullera! En las playas de Levante, por fin, mi amiga y amante y compañera.

13/2/85


41

Antes de morir quisiera saber qué será de ti, compañera.

Quisiera saber adónde irás con tu amor a cuestas, qué labios modularán tu nombre de alba en la tierra.

Antes de morir, mi amante compañera.

8/2/85

85


86

42

Dejadme a solas, dejadme mirar a la mar inmensa. Dejadme a solas sentado sobre la arena.

Dejadme a solas, dejadme dormir junto al mar mi pena. Dejadme a solas dormido sobre la arena.

Dejadme a solas, dejadme morir junto al mar sin velas. ยกAh! Dejadme a solas muerto sobre la arena.

8/2/85


87


88

43

Amiga, cuando yo muera, arroja mi cuerpo al mar cerquita de la escollera.

Hazme con la vela blanca de mi barca una mortaja. Y no me llores, que no quiero que se enteren los pescadores.

¡Oh cómo braman las olas! Vuélvete al estero, amiga, y escucha en las caracolas mi voz dormida.

¡Que no quiero que se enteren de que tú lloras mi muerte!

Cuando yo muera, empuja mi barca..., y déjala que se vaya a la deriva.

Y no me llores, amiga, que no quiero que se enteren de que tú lloras mi muerte.

25/2/85


II LLAGA DE AMOR 1991

89



A Patricia Francés y María Ferre al cumplir 16 años

91



1 Ábreme, amor, la puerta de la llaga perfecta. Miguel Hernández

Ábreme, amor, la puerta y da paso a mi herida recién abierta. Sangrando desde el alba voy como el ciervo herido buscando el agua que me calme esta fiebre que recorre mis venas y que me muerde. Recógeme en tus manos mi corazón y empapa de sangre los rincones oscuros de tu casa. Que nadie sepa de esta herida de amor recién abierta. 8/5/91

93


2

Contemplando tu retrato

SonrĂ­es a mi pena bajo la sombra de las palmeras. Y mi herida enrojece como tu blusa cada vez que te mueves. Quieta te quiero, con ese claroscuro sobre tu pelo. Lanza al aire, volando, las atrevidas ansias de tus zapatos. Y asĂ­, sentada, regĂĄlame la alondra de tu mirada. Esa mirada amiga que, despierta, aletea sobre mi herida. 8/5/91

94


3

¿Por qué, amor, sola en lo alto de la Sierra de Mariola? ¿Andas herida de amores, corza blanca, o vas perdida? En la espuela del viento, bebiendo tristes hieles, voy a tu encuentro, porque no quiero que te me pierdas, amor, entre la niebla. Déjame oír tu nombre más allá de las cimas donde te escondes; más allá de estos mares azules y salobres; más cerca de ti misma. Y llágame la boca sin cesar resonando tus caracolas. Se hace tumba la noche. Desciende, amor, desciende de las alturas donde ronda la muerte. 9/5/91

95


4

Y yo me iré muy lejos. Te dejaré el tesoro de mi silencio escondido en la arena del mar inmenso. ¡Oh Mar Mediterráneo! Si bajas a la playa o si te adentras en el estero, ten cuidado, amor mío, porque andan ciegos detrás de ti las espumas y el viento. 9/5/91

96


97


5

Algo se ha roto en la noche, y no sé dónde. Llena va de cicatrices mi voz gritándole al viento, y es que tengo el alma llena de oscuros presentimientos. En la montaña he perdido lo que más quiero. Mira si no cómo llora el romero. Y cómo se precipita, rugiendo, el agua por indecisos barrancos hacia la playa. ¡Oh mi corazón herido bajo las ramas! Algo se ha roto en la noche, y no sé dónde. 10/5/91

98


6

Dime: ¿Hasta dónde llegaste caminando toda la noche? Quise subir contigo hasta la cumbre, pero perdí el camino. La tarde ardía aún entre los pinares mientas seguía tus pasos por la senda de mi alegría. Ahora, perdido, ni descanso ni duermo y voy herido buscándote, en la noche, sin rumbo fijo. Amor mío, ¿hasta dónde llegaste caminando toda la noche? 10/5/91

99


7

Que me despierte el alba si aún duermo junto al agua. Que me despierte para contarte lo que te pierdes, serrana, por no querer lavarte en la fuente más clara. Y decirte al oído cómo huelen tus besos a manzana y a trigo. Y enturbiarte los ojos con mi aliento para que vuelvas a lavarlos de nuevo. Y adornarte tu negra cabellera con las flores del romero de esta sierra. ¡Y apagar en tus labios la sed de tantos años! ¡Que me despierte el alba si aún duermo junto al agua! 11/5/91

100


8

Muchachita morena, ¿qué haces al pie de la sierra? ¿Entre la nieve, al pie de Aitana, tan lejos de Bañeres? ¡Cuánto camino por andar! Y hay que seguir al agua, sin parar, bordeando los pinares. Y el día se nos va. Muchachita de mayo, déjame acariciar tus manos. Tus manos finas, que el frío de la sierra hiere con sus cuchillas. Déjame ceñir tu talle con mi corazón de seda y protegerte del aire. 12/5/91

101


9

Me he perdido tantas veces por el mar y la montaña que no sé, niña, contarlas. Cuéntalas tú, que mi lengua tengo ya paralizada, y tengo los ojos llenos de mástiles y de barcas, y el paladar malherido por mil raíces amargas. Hoy vengo herido y tengo miedo de no encontrarme la herida de mi oscuro sufrimiento. Sí, tengo miedo y vengo herido, llenos de ausencias los labios y el corazón por testigo. Noche arriba me he perdido, una vez más, por la montaña y el mar. 12/5/91

102


103


10

Amor, déjame volver a la montaña a ver el amanecer. Quiero quemarme en tu fuego lejos de los litorales y cerca de los helechos. Y sentir tu voz, que clama, dentro de mi corazón, dulce y cercana. Dulce como mis heridas de amor, que tengo hasta el tuétano metidas. Cercana como este miedo que acompaña la agonía de mi largo sufrimiento. Amor, déjame volver a la montaña. Aléjame para siempre de esta playa donde sueño tu presencia y me duele la nostalgia, donde se ciegan mis ojos de tanto mirar el agua de este mar que me golpea con sus palomas y sus desnudas muchachas. Amor, déjame volver a la montaña. 104


11

A Paloma Miralles

¡Que no encuentro a ese arquero furtivo que ha hecho diana en tu sueño! Como flor desvelada amaneces, paloma, como flor desvelada. Ajado el terciopelo divino de tus alas, rígido el cuello. ¡Como flor desvelada! Y mordidos de niebla y oscuros ruiseñores tus dos ojos de almendra. ¿Dónde escondido, dónde, arquero fugitivo? ¿Por qué de mi paloma rompes el sueño y abandonas el blanco llagado de su cuerpo? ¿Por qué te afanas con tus saetas turbias en enturbiar la escarcha? ¡Como flor desvelada! 105


AlĂŠjate, enemigo, y devuelve a sus alas su intacto terciopelo de manzana, que vienen galopando los corceles del alba. ÂĄComo flor desvelada! 15/5/91

106


107


12

Por ti me duele el aire que respiro. García Lorca

Por ti me duele el aire que respiro. Por ti la blanca gota de rocío. Por ti, amor, el afán de encontrarte en un sueño más preciso. Por ti me duele el alba que arracima en el nido del corazón la niebla y acalla el grito de los pequeños pájaros que en él cobijo. Por ti mi vida, amor, es dolor, y suspiro, y herida siempre abierta, y apasionado río. 22/10/91

108


13

A Cristina Galvañ

¿Qué haré ya por estos montes, lejos del mar, con la puerta de mi herida abierta de par en par? ¿Qué haré, si ando como un ciego porque he perdido tu rastro, y en la alta cumbre la noche me ha sorprendido? ¿Qué haré si, al alba, no acierto, bajo estas ramas, a dar las señas de ti que a fuego grabé en el alma? ¿Qué haré si la herida oscura de mi amor, lejos del mar, sigue, porque no te encuentro, abierta de par en par? 23/10/91

109


14

En esta noche oscura del amor es tu nombre toda mi música. Pues tus ojos de almendra se están volviendo negros como el puro azabache de tus cabellos. Y en tus labios la grana se oxida con el aire de la montaña. Sólo tu voz me queda, intacta, leve, prendida de ese nombre que dulcemente hiere mi boca con sus alas de blancura salobre En esta noche oscura del amor y del vértigo bajo la lluvia. 23/10/91

110


111


15 ¡Ay, amor que se me fue y ya no regresó! ¿Dónde irán tantas palomas sobre el azul turquesa de la mar? ¿Qué será de mi barca varada sobre el arenal? ¡Ay, amor que se me fue y ya no regresó! ¿Quién hará sitio a mi triste bagaje de amor herido más allá de la niebla donde suenan campanas por valles y laderas? ¡Ay, amor que se me fue y ya no regresó! Por la vereda de olivos centenarios viene clavando puñales el viento airado.

112


ยกOh herida luminosa donde no prende la llama de la muerte! ยกAy, amor que se me fue y ya no regresรณ! 23/10/91

113



III MARINERO A BORDO 1991

115



A Bea, Patricia, MarĂ­a, Vanessa y Ana

117



1

Marinerito del mar de piel lustrosa y morena que no te cansas de andar descalzo sobre la arena: - ¿Dónde vas, hecho de sol, siempre por la misma playa sonando tu caracol? - A donde quiera que vaya una barca he de encontrar amarrada a alguna estrella, porque mi patria es el mar. Soñando se fue en su bella patria de espumas. El sol durmió su rojo infinito. Nunca aquel marinerito sonó más su caracol.

119


2

Entre el mar y la montaña, ¡qué lejos los balcones de tu casa! ¡Qué lejos, entre el mar y la montaña, la cúpula azul del cielo! Entre el mar y la montaña, ¡qué lejos tu voz, antes tan cercana! ¡Qué lejos, entre el mar y la montaña, el aroma de tu aliento! ¿Qué tendrán para hacerme tanto daño hoy la montaña y el mar?

120


3

Dejadme cantar al alba penas de amores junto a la playa. Dejadme a solas cantar, que mi canto sabe, como el agua, a sal. ÂĄOh las montaĂąas salinas, nieve clara como mi amante perdida!

121


4

A la sombra de tu barca me encontrarás cuando pases morena de horas y sol casi vencida la tarde. Tal vez escuches la voz de mi corazón gritándote, y veas, si abres los ojos, el reguero de mi sangre. ¡Cómo brillan tu barca y mi corazón sobre la arena encendida!

122


123


5 Ojos negros. ¡Qué profunda sima desnuda! Ojos azules. ¿Acaso cabe en tus ojos el mar? Ojos verdes... ¿Por qué rompes el encanto de mi sueño a punto de despertar?

124


6

Al salinar de mi pena vuelvo con el viento fresco de la primera marea. Se estrellan montes de espuma contra el espigón del puerto, y mi pobre barca está sin timón y sin remero. ¡Mi barca! ¿Qué será de ella si el viento marino arrecia?

125


7

¿Dónde descansas, amor, tanto sueño fatigado mientras sigue el viento cruel azotándote el costado? Habla, amor, que voy perdido buscando en el litoral de este Mar Mediterráneo nuestra casita de sal.

126

Begoña Calvet


8

¡Aaaa! Nadie a mi grito responde. ¡Aaaa! ¿Dónde te escondes, salinero, de la mañana a la noche? ¡Aaaa!... Pon en tus labios sedientos, amor, un poco de sal.

127


9

¿Ves aquella inmensa vela blanca sobre el horizonte? Es el alba que clarea. ¿Ves aquel globo encendido que avanza por la marea?... ¡Qué blanco tu corazón sobre las tersas espumas quemándose, compañera!

128


129


10

Si me dijeras que no, no volvería a la mar, y mi barca amarraría en el muelle de San Juan. Si me dijeras que sí, barquero de un nuevo barco remando iría hasta ti. ¡Si me dijeras que sí...!

130


11

Iza al viento las banderas y déjalas ondear contra el cielo encandecido de la aurora boreal. Acércate a la escollera con tu barca bogadora a esperar, cerca de mí, la llegada de la aurora. La alba luz sobre tu rostro pondrá reflejos de nácar. Rema y ancla en la escollera de Santa Pola tu barca.

131


12

A Cecilia Giner

Música de caracolas, Santa Cecilia, que está mi amante recién dormida. Mariscadora de lunas y novia de la marea, ¡qué clamor bajo su blusa marinera! ¡Y qué milagro, Santa Cecilia, sus pies descalzos! ¡Ea, ea, ea, ea, mariscadora de lunas y novia de la marea!

132


13

Por el espigón del puerto, solo y ululando, el viento. Nadie la ha visto. La mar está como enloquecida con los mastines del agua ladrando a la amanecida. ¡Eh, eh, eh! ¿Para qué si nadie atiende tus voces? La marejada va y viene, viene y va sobre la esfera mojada que no da las horas ya. ¡Relojes de madrugada! Por el espigón del puerto, solo y ululando, el viento.

133


14

Deja el camino sombrío del bosque y vente a la playa; cambia el rumor de los pinos por la música del agua. Tus pasos por la montaña tropezados, sálvalos en esta arena fina del Mediterráneo. Ven a la mar, leñadora de la espuma, y te llevaré en mi barca a pescar bajo la luna.

134


135


15

¿Adónde, cazadora de sirenas? ¿Adónde, tan temprano, entre palmeras? ¿Adónde dando adioses y gimiendo? ¿Adónde con el grito izado al viento? ¿Adónde, remadora, salinera? ¿Adónde, compañera?

136


16

Ten cuidado, timonel, de mi barquita velera; ten cuidado no la trague la marea. Guía mi barca a buen puerto, arría presto las velas, que el viento airado del mar amenaza con romperlas. Protégela de los golpes enfurecidos del mar, que a mí me faltan las fuerzas, timonel, para remar.

137


17

Sobre la raya del horizonte, ¡qué vela blanca! Murallas de olas se precipitan contra las rocas. ¿Quién guiará aquel velero perdido en la lejanía? ¿Quién será su marinero? ¡Si pudiera cabalgar la blanca crin de la espuma de la mar...!

138


139


18

Agua de rosas para mi amiga madrugadora. Agua de nĂĄcar para que pueda mi amante lavarse a gusto la cara. Agua de lluvia muy frĂ­a para los pechos de mi sirena marina. ÂĄAgua!... Traedme la mar para dar brillo a sus ojos azules con yodo y sal.

140


19

Si no lograra encontrarte por la orillita del mar, ¿qué haré, mi amante perdida, solo yo en el salinar? ¿Qué diré a los salineros que por ti, amor, me pregunten al ir a llenar tu cesto? ¿Qué haré de tus caracolas, en la noche desolada, cuando me asalten las olas? ¿A quién cantará mi voz canciones de amanecida antes de salir el sol? ¿Cómo le diré al farero que no apague ya su faro si no acudes al estero? ¡Ay, mi niña enamorada, salinera y pescadora! ¿Por qué empujaste la barca de mi amor contra las rocas?

141


20

La mar. El mar. Conmigo a los litorales de Levante a descansar. DespĂłjate de tu blusa marinera y de tu falda y ĂĄlzate sobre la espuma. Ofrece al agua el milagro de tu vientre florecido y de tus pechos alados. Y grĂ­tales a los vientos que empujen hacia altamar la alba barca de tu cuerpo. El mar. La mar. Desnuda conmigo, amante, en esta islita de sal.

142


21

A Lupe Pérez

¡Playa de los Arenales, tan cerca de Santa Pola y tan lejos de Alicante! Dormida sobre la arena está mi niña; que nadie me la despierte hasta que el día cubra sus desnudos hombros con un chal de seda fina. ¡Playa de los Arenales, tan lejos de Santa Pola y tan cerca de Alicante!

143


22

Para alcanzar la otra orilla de la mar... ¿Quién construirá ese puente que me permita cruzar el ancho mar de mis sueños y, al fin, amor, despertar? ¿Dónde encontrarte, ingeniero, sobre la raya de añil del horizonte infinito y que me digas que sí? ¿Cómo sabré que no existe más ingeniero que tú a lo largo y a lo ancho de este inmenso mar azul? ¡Ay de mi amor salinero, sin puente y sin ingeniero!

144


145


23

Por la banda de estribor, a lomos de la marea, una barca a la deriva bajo la niebla. ¿Dónde tú, Virgen del Carmen marinera? ¿Adónde irá sin rumbo, en la marejada, por la banda de estribor, bajo la niebla, mi barca? ¡Ay, mi amante capitana!

146


24

No lo sabe nadie, amor. Nadie sabe que te has ido mรกs que yo. Nadie sabe que ando solo por el blanco salinar subiendo el precio a mis lรกgrimas y a tus saquitos de sal. No lo sabe nadie, no, mรกs que yo. Nadie sabe, amor, que nunca volverรกs a tu faena, luciendo el azul del cielo en tu blusa marinera. No lo sabe nadie, no, mรกs que yo.

147


25 ¡Ya clarea la luz del alba sobre mi pena! Mi barca, sin timonel; sin salinera, mi salinar; mi bajel, sin viento que hinche sus velas. ¿Para quién, mi compañera, mis tristes quejas de amor cuando clarea la luz del alba sobre mi pena?

148


26

Nunca más saldré a la mar, de madrugada, bajo esta lluvia fría y delgada. Temo equivocar el rumbo de vuelta de la mar honda. ¿Acaso no la equivocan las gaviotas o lo equivocó en su día la paloma? Míralas, raseando el vuelo, tan blancas, sobre el asfalto recién llovido, cómo hieren en los charcos su blando pico, y acunan sus viejas hambres entre los viejos olivos. Nunca más me haré a la mar, de madrugada, bajo esta lluvia fría y delgada.

149


27

Zarparé, al rayar el alba, desde el puerto de Alicante hacia la isla de Tabarca. Las cinco..., las seis... ¡La brisa del amanecer! ¡Qué carga de ansiedades marineras! ¿Estarán los calafates poniendo estepas y brea en quillas y tajamares? A la salida del puerto, -din don, din don, las campanas de San Nicolás...-, ¡qué lejos, amor, la isla de Tabarca!

150


151


28

¡Qué confusa está la mar! Las barcas, como luciérnagas, ¿vienen o van? Yo también ando perdido, -¿voy o vengo?-, compañera, pues no distingo las boyas ni el sedal, bajo la niebla. Pronto, encendedme los faros, torreros de Torrevieja, Santa Pola, Guardamar, que está mi barca velera a punto de zozobrar.

152


29

Si el viento oyera mi voz, yo le gritaría al viento: “Ve y entrégale a mi amante mi testamento”. Dile que arden las salinas, que se ha perdido la sal y se tragó la marea su blusa azul ultramar. Dile que ya no me queda más que la barca, sin timón y sin las velas. Dile que a la mar me vuelvo a morir entre las olas de este Mar Mediterráneo, marinero a bordo, a solas. ¡Ay, amor, si el viento oyera mi voz! Alicante, febrero 1991

153



IV SUEテ前 SELLADO

155



A Carmen MartĂ­nez, enamorada de su tierra mediterrĂĄnea y de la espuma de este maravilloso mar.

157



1

“Barco carbonero”, ¿adónde te empuja este viento negro? Tú eres barco de este mar donde está tu marinero, blanco jirón de tus velas, como antesala del puerto. No emprendas rutas que llevan a aguas sin fondeadero, sin ojos, “faros del aire”, a los escollos atentos. Regresa para que limpien con el “salitre hecho cielo” de tu mar, las negras velas de tu corazón barquero, barco carbonero. 29-I-2000

159


2

En la bocana del puerto, mi barca, sola, -¡mañanita fría!-, luchando contra las olas. A lo lejos, el Castillo de Santa Bárbara, grito de piedra, vigía en la madrugada. Tabarca, al fondo, como emergiendo del agua con sus pececitos de oro. Y el Cabo de Santa Pola a punto de zozobrar porque ha perdido la proa de tanto adentrarse al mar. 30-I-2000

160


161


3

Siempre soñando en la mar y en las salinas. ¿Dónde mi barco, di, madre mía? Mirando a la mar salada, sólo un barquito velero, que el aire lleva en volandas camino del astillero. ¡Si será mi barco, madre, el que está empujando el viento! 31-I-99

162


4

Descalza por el arenal, mi amante. Dale al viento tus sandalias. Desnuda dentro del agua, tu cuerpo como blanca flor de espuma. Ven, duerme, mi serenita, en mi pecho, que tu chal y tus sandalias se los ha llevado el viento. 1-II-2000

163


5

¿Para quién, novia del mar, cantan tan dulce cantar desde un velero? ¿A quién, si no a ti, diría su canción, sirena mía, el marinero? ¡Mañanitas de San Juan! ¿Dónde ese bello cantor que a bordo va? 1-II-2000

164


165


6

Sonámbulo, el mar se estrella contra las rocas y despierta entre lamentos de caracolas. ¡Boga, mi niña, a alta mar, lejos de los litorales, hacia las aguas tranquilas de los mares de corales! Hacia los valles salados del mar más hondo a pescar, bajo la luna, con redes y anzuelos de oro. Mi niña se hizo a la mar con la sonrisa en los ojos y ha vuelto, al alba, sin redes y sin anzuelitos de oro. 1-II-2000

166


7

¿Por qué has apagado el faro tan temprano? Vuelve a encenderlo, torrero, que es el mar hoy, como el cielo, presa de la oscuridad, y hace tiempo que no alumbra nuestra lámpara de gas, y se está perdiendo el cebo. Sacude, si estás dormido, de tus párpados el sueño, que aquí andamos, desvelados, peleando contra este viento marero. 1-II-2000

167


8

Desde las altas palmeras he podido ver el mar con las barcas amarradas por culpa del temporal. Se estrella el Levante contra la escollera. Hoy los pescadores se quedan en tierra. Desde tus balcones se divisa el mar. El puerto, un himno de velas blancas y de gaviotas en vuelo. El viento se calma. S贸lo se oye el canto de los marineros. 1-II-2000

168


169


9

Dormida, morena mía, sobre la arena: del mar más azul, sirena. Dormida y soñando, al sol, con un marinero rubio que venga a hablarte de amor. Dormida, con tus dos senos erguidos como dos proas surcando el agua y el viento. ¡Despierta, morena mía, y cúbrete, que te ha visto un delfín, a plena luz, sin la falda y sin corpiño! 1-II-2000

170


10

Mi barca se llama Carmen. No sé quién la bautizó con tan poético nombre. ¿Habré sido yo? ¿Quién será la jardinera de mis cármenes marinos plantados de altas palmeras y centenarios olivos? ¿A quién nombraré princesa de mis árboles frutales, de mis almendros en flor y mis plantas de corales? ¡Pintad de nuevo mi barca, mis marineros, que luzca el nombre de Carmen, a estribor, grabado a fuego! 1-II-2000

171


11

Desde el alto campanario, Altea, crisol de espuma, se asoma al Mediterrรกneo. El tiempo azul se detiene en sus marinas callejas. Muda y descalza, la aurora asciende por las laderas. ยกSi pudiera contemplar, despierto al alba, de tan alta balaustrada con ojos limpios la mar, barquero yo de ese barco! ยกAltea, la bien nombrada balcรณn del Mediterrรกneo! 3-II-2000

172


173


12

Ya clarea la alba luz sobre la playa. Y cómo caracolea sobre las olas mi barca pescadora y marinera. Con el alba se me ha ido la que fue mi compañera y no sé si a bordo de otra remera quiere a mi lado volver. ¿Lograré hacerme a la mar sin ella? 3-II-2000

174


13

¡Ay, cómo sueñan en Calpe las aguas de la bahía con un puñado de barcos con las velas extendidas! Y yo sueño, mirando al Peñón de Ifach, de tu barquito velero ser, un día, capitán. 3-II-2000

175


14

Llevadme a Villajoyosa, la villa de la alegrĂ­a, sin gorra, sin uniforme, sin barco y guardias marinas. Dejadme y que nadie sepa que naufrago por sus calles buscando para mi amiga un barco de chocolate. Y abridme de par en par todas las confiterĂ­as: desde hoy soy para mi amiga pirata de tierra y mar. 4-II-2000

176


177


15

De las islas mi velero rumbo a Denia. ¡Correíllos del amor navegando bajo la luna serena! ¡Barquitos que empuja el viento desafiando a las olas, poniendo diques al sueño! Dadme nuevas de mi amante, capitán de la alegría del mar de las Baleares! 4-II-2000

178


16

Un hotel de cinco estrellas para mi amada: la suite con la vista al mar, y la cama con las sábanas de seda. Llegó muy cansada a puerto: los ojos medio dormidos y los labios aún despiertos. Preparadle un baño de algas marinas y envolved, después, su cuerpo en tela de holanda fina. ¡Y dejadla descansar! Que nadie turbe su sueño en Benidorm donde a cada instante el cielo con el mar hace el amor. 4-II-2000

179


17

Mi niña olvidó el corpiño, y en estas noches de abril su corazón siente frío. ¡Cómo se adensa en la mar, al atardecer, la bruma! ¿Podrá mi niña dormir, en la cubierta, desnuda? Abridle de par en par la puerta del camarote del capitán a esta bella flor del Norte que en mis brazos va aterida. Nadie le dijo, al zarpar, que eran las noches de abril tan frías en alta mar. 5-II-2000

180


181


18

Lo mismo que el corazón, fatigado, en Torrevieja quedó mi barco varado. Hoy de estos valles amargos, hendiendo el agua, se aleja lleno de “nieve salada”, al ritmo de una habanera. 5-II-2000

182


19

La han visto los marineros sola por el salinar de sus sueños. Se marchó diciendo adiós agitando su pañuelo. Si tardara en regresar, también a mí me verán vestido de salinero. 6-II-2000

183


20

ÂĄCĂłmo ladran los mastines, amor, de la madrugada y galopan los corceles negros de la marejada! ÂĄDetente, viento marero, que un golpe de mar ha abierto una doble vĂ­a de agua a estribor de mi velero! 6-II-2000

184


185


21

La niña del salinar se pasa el día observando con ojos ensoñadores a los flamencos rosados. Y cuando la tarde incendia los portales del ocaso, la niña del salinar sueña con un cisne blanco que la viene a desposar. 6-II-2000

186


22

¿Adónde irá aquel velero con las velas desplegadas y desafiando al viento? ¿Quién será su capitán que, a pesar del viento airado, se hizo a la mar? ¡Cómo sufre mi corazón marinero! ¡Si yo fuera timonel de aquel remoto velero!… 6-II-2000

187


23

Al alba me iré para no volver. No preguntes, niña, por mi enfermedad. Te respondería: Tengo el alma herida, y no sé el porqué de mi soledad. Al alba me iré para no volver. Cantando mi pena me hago hoy a la mar, solo, en mi velera. Que el viento la mueva y lleve el azar hasta donde quiera. Al alba me iré para no volver. 7-II-2000

188


189


24

¡Llágame con tus palabras o con tu amargo silencio: en esta inhóspita tierra sólo me hace daño el viento! ¡Llágame, timonel de mis veleros! ¡Qué negra la vida, amor, en estos mares lejanos, sin la luz y la alegría de tu Mar Mediterráneo! 11-II-2000

190


25

¡Contigo me perdí yo! El blancor de tu pechera como el del almendro en flor. Campos de nieve rosada “con brocal de jazmineros”. ¡Qué blanco tu corazón brillando al sol de febrero! ¡Contigo me perdí yo! Tú y yo perdidos. El campo parece un mar con almendros, y el mar, un campo, a sus pies, con sus barquitos veleros. Bien sé yo: El blancor de tu pechera, más que el del almendro en flor. 11-II-2000

191


26

- Zarparé al alba. - Aquí no hay puerto, ni barcas, ni marineros. - ¿No eres, niña, “labradora de los huertos submarinos”? - De siempre, vareadora, en el otoño, de olivos; en invierno, cuidadora de los almendros floridos. - ¿Qué hacer si mi vida entera daría, niña barquera, por poderte enamorar? - Búscate otra compañera, que yo no sé navegar. 11-II-2000

192


193


27

No deja de suspirar: Madre, me perdí en la tierra… ¡Si me perderé en el mar! Echada sobre la arena, sollozando amargamente confiaba al mar su pena: ¡Si me perderé en el mar yo que me perdí en la tierra! Su triste queja de amor entre la espuma se enreda, que, al fin, convertida en flor de espuma, el agua se lleva. ¡Si me perderé en el mar yo que me perdí en la tierra! 11-II-2000

194


28

¡Qué alegría verte, al sol de mediodía, rezumando azul de mar de tu blusa marinera, compañera y amiga, en el salinar! Y verte, al atardecer, soñando por el estero con el joven salinero que acabas de conocer. ¡Si te lograra encontrar en el estero soñando, de noche iría remando hasta ti, chorreando mar! 11-II-2000

195


29

Barandales de la niebla los balcones de tu casa con sus visillos de encaje que no dejan ver la playa. Cerrados de noche, cerrados al alba, ¿quién los abrirá cuando tú te vayas? 12-II-2000

196


197


30

Si dejara de soplar el viento de la bahía, contigo, princesa mía, feliz me haría a la mar. Pero si entre el vocerío que anuncia el alba que viene el viento no se detiene, atracaré mi navío. Cálmate, viento marero: tengo miedo que, al zarpar, un fuerte golpe de mar desarbole mi velero. 12-II-2000

198


31

A la sombra de tu barca quedé dormido. Una gorra marinera era todo mi vestido. Al pasar, me despertaste. Y tu sonrisa, batiendo lirios de espuma, cubrió mis trigos, amiga. ¡Tu sonrisa azul marino! Las palomas de tus pechos volando a los ojos míos. 13-II-2000

199


32

En la bocana del puerto te espero, mi capitana, a bordo de tu velero. ¡Deprisa a tu barco azul: tres arcángeles nos guían hacia los mares del Sur! No te retrases, que puede, a traición, soplar con rumbo contrario el aire. 13-II- 2000

200


201


33

Para mi amor, peces de plata, en el pico de algún martín - pescador. Y un jardín, plantado de cocoteros, guardado por un mastín. Y un pinar donde susurre canciones la brisa fresca del mar. - Yo no quiero ni jardines, ni pinares, sino un hermoso velero. 13-II-2000

202


34

Tú me hablaste con las manos, yo con palabras de amor; tú con los ojos de almendra de tus almendros en flor. Cuando floreció el silencio en tus ojos y en mis labios, debajo de los almendros más fuerte hablaron tus manos. ¡Oh las noches de pasión lejos del mar donde, jugando, las manos terminan por naufragar! 13-II-2000

203


35

Ya nunca podré olvidar estos pueblos ribereños con su alto cielo hecho mar y “su salitre hecho cielo”. Desafiando las olas me voy tras un bello sueño a bordo de una barquita que nunca ha tenido dueño.

204

Alicante, 14 de febrero de 2000 Festividad de San Valentín


205



ÍNDICE

9

Estudio crítico.

27

El mar conoce nuestro amor.

89

Llaga de amor.

115

Marinero a bordo.

155

Sueño sellado.

207



Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.