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Andrés Presumido, o el teatro

Fotos: Guendy

Decir Andrés Presumido es decir teatro, una actividad a la que lleva ligado toda la vida y que informa su biografía y su pensamiento. Cuando le hablas de montajes teatrales, de actores, de posibilidades escénicas o de cualquier otro detalle del arte de Tespis, a Andrés Presumido se le iluminan los ojos, mueve las manos con la agilidad de un director de orquesta, mira de frente quizás a un punto perdido del horizonte donde el proscenio se enciende e irradia luz y posibilidades de futuro. Hablar de teatro con Andrés Presumido es, por lo tanto, hablar de su vida, de la vida de un actor y director teatral que tiene todas las tablas del mundo, que ha pisado todos los escenarios posibles y que sueña con representaciones que trascienden lo cotidiano para incardinarse en el futuro.

La primera pregunta de nuestra entrevista era obligada, su salud, pues fue uno de los primeros afectados en Asturias por el Covid-19. De hecho, estuvo en la UCI varios días con el escritor Luis Sepúlveda, el primer fallecido en Asturias por el virus. En el Hospital Universitario de Asturias, donde permaneció cinco días intubado y casi cuarenta días ingresado, a alguien le sonaron campanas lejanas y, al saber que era “director”, le confundieron con un director de orquesta y le pidieron que dirigiera desde su ropia cama, con esa batuta imaginaria del buen humor. Pidió la ópera “Cavalleria rusticana” —al fin, teatro— y dejó que los pulmones dañados se llenaran de ilusión. El personal sanitario rubricó el momento con aplausos.

Tras su paso por el HUCA pasó varios días en Rodiezmo, localidad de la montaña leonesa colindante con Asturias donde tiene una casa, donde el aire puro y la tranquilidad fueron los mejores pilares para su recuperación. —Nací hace dos años, tras mi paso por el hospital, agradecido al personal sanitario que puso toda la carne en el asador para mi recuperación y la de mis compañeros. Muchos,

Con el director de Luz y Tinta, Francisco Trinidad, durante la entrevista

a pesar de ello, quedaron en el camino. Ahora me encuentro bien, con algunas secuelas inevitables, como la fatiga pulmonar que va y viene o el deterioro de las articulaciones. La medicación, lógicamente, deja su huella junto con el quebranto de la edad: el virus me pilló con 61 años y eso marca, lo pillé en un montaje que dirigí en el País Vasco. —Descríbenos tu trayectoria personal. —Nací en Oviedo, hijo de padre extremeño y de madre de Grado. Tengo una hermana menor. Así que soy carbayón, pero no militante, sin ningún tipo de fijación localista. Estudié Económicas, pero lo mío es el teatro. En mis años de estudiante se vivía una gran tensión universitaria, política y cultural, focalizada principalmente en torno a la Facultad de Letras. En este ambiente universitario conocí a gentes del teatro como Javier Villanueva o Nel Amaro. En estos primeros compases participé en el montaje de Bodas de sangre, de Lorca. Pero no teníamos un sitio, así que buscando por Oviedo un lugar para ensayar y representar encontramos un hueco en la parroquia de San Isidoro, donde, para que todo encajara, los curas nos pidieron que montáramos La danza general de la muerte, que estrenamos en la propia iglesia. Después pasamos al Instituto Alfonso II, donde nos pilló el golpe de Tejero en febrero de 1981 ensayando El retorno de Electra que estrenamos con cierta repercusión en el teatro Campoamor. Era una versión de Javier Villanueva, muy politizada como todo lo que él emprendía.

—A ti se te identifica principalmente con “Teatro Casona”. —No es de extrañar. Tras mi etapa universitaria ovetense, me fui a Madrid a estudiar Arte Dramático y allí entré en contacto con gentes de teatro como Miguel Narros o Adolfo Marsillac, que me marcaron muy de cerca. Luego me fui a Barcelona, donde completé mi formación, y volví a Asturias donde, con otros compañeros de riesgo y aventura, montamos Teatro Casona, una sociedad teatral que ha subsistido a los embates del tiempo. Compaginé

El curriculum de Andrés Presumido (Oviedo, 1959) es sencillamente apabullante, por usar una expresión vulgar pero gráfica. A una sólida formación en el mundo teatral y sus variantes corresponde con talleres impartidos en diversos ámbitos, así como actor de cine, televisión y teatro. Aunque su principal dedicación haya sido la de direcor donde cuenta con más de sesenta montajes. Como es un curriculum excesivamente largo para estas páginas nos vemos obligados a dejar únicamente un enlace al que puede acudir el lectos: http://www.teatrocasonamierescena. com/uploads/4/2/8/8/42880227/curriculum___andres__presumido.pdf

mi trabajo en una compañía de seguros con la dirección teatral y la total integración en Teatro Casona.

—¿Por qué Alejandro Casona? ¿Qué vigencia puede tener hoy? —Quizás por ser asturiano y porque es una referencia teatral indiscutible. Aunque solo he montado Las casa de los siete balcones, la primera obra que dirigí, y últimamente Los árboles mueren de pie. Casona fue muy popular en su tiempo. Era un republicano comprometido con el teatro popular —participó en las Misiones Teatrales de la República— y tras la Guerra civil se exiló en Argentina y comenzó a escribir desde la nostalgia, trazando un teatro más universal. Del teatro más social, más ideológico que había escrito antes de la guerra —no hará falta mentar Nuestra Natacha— deriva hacia un teatro más lírico, que llega a un público más amplio. Su problema es que escribe obras como Corona de amor y muerte o Los árboles mueren de pie que necesitan un amplio elenco, muchos actores en el escenario, cosa que hoy es difícil conseguir, sobre todo por los costes que implica. Pero tras la reciente experiencia de Los árboles… no descarto volver a Casona, siempre habrá una obra que me permita dar a conocer a un autor tan interesante.

—¿Cuál es el estado de salud del teatro en la actualidad? —El teatro es un enfermo crónico que goza de muy buena salud. Su crisis es sempiterna. Desde siempre he oído que el teatro está en crisis y no me extraña, pues si el teatro es un reflejo de la sociedad en que se desarrolla y esta sociedad está en crisis no se puede esperar otra cosa. Y en Asturias, más de lo mismo. Yo creo que el gran problema de Asturias es que falta iniciativa privada. Todo lo que se programa pasa por el Gobierno del Principado, sujeto y orientado por la política del momento, pues son los que contratan. Nos falta un Centro Dramático Regional, que no será la solución tampoco, pero crearía otro ámbito de difusión teatral.

—El teatro costumbrista ¿es un lastre o un acicate? —El teatro costumbrista tiene la mayor demanda del público asturiano. Viene a ser la seña de identidad de la demanda popular. Hay que preguntarse por qué y la verdad que no encuentro respuesta, pero cualquiera de nuestros montajes aguante como mucho 15 representaciones y sin embargo durante 10 años optamos por un montaje costumbrista, Les lenguateres, y llegamos a las 250 representaciones.

—¿Qué obra no has dirigido todavía que te gustaría hacer? —Hamlet, de Shakespeare y también me gustaría hacer Farsa y licencia de la Reina Castiza”, de Valle-Inclán, Agosto de Tracy Lets… —Y por último, ¿tus próximos proyectos? —Lo más inmediato, Cinco millones de rublos, que estrenamos a primeros de julio en Grado, Asturias, y que es una obra en la que se adaptan cinco cuentos de Chejov que hablan de la opresión, de la diferencia de clases y de la injusticia social. Son cinco casos en los que a todos les toca la lotería y sin embargo les hace infelices, acaba yéndoles peor que cuando no tenían dinero. Y ya, siguiendo con Grado, municipio con el que tengo una conexión especial (recuerda, mi madre era de ahí), quiero montar una comedia de humor, ¡Tararí!, de Valentín Andrés Álvarez, una obra que fue un éxito en su tiempo, los años 20 del pasado siglo, y que cuenta una historia desternillante: en un manicomio, los locos se sublevan porque entienden que son los médicos y los loqueros quienes están verdaderamente locos, y no ellos. La obra se cierra con un epílogo en el que el comisario de policía que llega a poner orden ya no sabe distinguir cuáles son los locos y cuáles los cuerdos. Tengo, además, en proyecto una obra de Adolfo Camilo Díaz, y alguna otra; y luego, si hay salud, ya veremos si sigo...

Sobre Juan Mayorga

Esta entrevista se realizó el 13 de junio de 2022, muy pocos días después de haberse conocido el fallo del Premio de las Letras 2022 de la Fundación Princesa de Asturias al autor teatral y académico Juan Mayorga. Por eso nuestra pregunta era obligada: ¿Qué opinión te merece? ¿Qué supone para el teatro español?

Andrés Presumido.— Me congratula que se le dé a un Dramaturgo el Premio de las Letras, considerando que la Literatura no suele detenerse con frecuencia en el Teatro como gènero Literario. Aún es màs sorprendente, ya que Mayorga viene de la Filosofía y las Matemàticas. Esto desemboca en que, al igual que Antonio Gala, por poner un ejemplo, son Dramaturgos que parten de una dramaturgia actual, rompedora, que toca todos las coordenadas del individuo y el contexto social, dando un giro al teatro clásico ortodoxo. Toda su obra dramatica la sentimos como un avance de lo que al individuo le està pasando, o está apunto de suceder y cuestiona por lo tanto el porquè de la conducta humana y de la sociedad. Es un teatro el de Juan Mayorga que se aleja del espectàculo y se centra en el verdadero sentido del Teatro como herramienta para la reflexiòn y toma de conciencia social.

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