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En la mira

liC. aimée roSa | ma Dir. Com IG: @aimeevrosae | enlamirasalesiana@gmail.com | aimeerosa@gmail.com

Hemos perdido la capacidad de sorprendernos ante inmoralidades, atropellos, barbaridades y la cantidad indecible de descaros en los que se ha sumido la sociedad de hoy. En medio de una pandemia que nos ha robado a todos el aliento, las reuniones, los planes y la libertad, también hay una sociedad que vive a diario millones de acciones cargadas de indecencia. Como si perder la capacidad de sorprendernos fuera poco; como si perder la capacidad de empatizar con el dolor o las circunstancias del otro fuera poco; como si perder el sentido crítico fuera poco; como si el distanciamiento social, la cuarentena, el toque de queda y la mascarilla hasta para dormir, no fueran suficientes, sumamos una realidad que además de deprimente se ha vuelto enfermiza. Hablemos largo y tendido de lo ´´de moda´´ o viral que se ha puesto hacer lo incorrecto. Sí, hemos normalizado lo incorrecto. Se ha vuelto habitual cometer atrocidades, ir en contra de la dignidad humana y con ello, la aceptación de lo mal hecho. Procedo a desglosar. El que entienda y tenga la plena convicción de que lo correcto y lo incorrecto ´´lo inventó el hombre´´ y es directamente proporcional o en dependencia a la cultura de la que se trate, pues que suelte este artículo, le dé a siguiente y nos veamos en una próxima edición. ¡Abrazo enorme, gracias por sintonizar! Una vez estemos los que somos y seamos los que estemos, pues abrimos el telón con respecto al tema. Sí, he venido observando esta realidad que más que cruda se ha venido cocinando desde hace ya más de un lustro. Se ha vuelto común normalizar lo incorrecto y tras esto es que ya ni nos sorprendemos cuando alguien nos dice que fulano le dio una estocada al vecino por un parqueo. ´´Mengano´´ le fue infiel a ´´perenceja´´ y le montó una familia paralela sin mucho titubeo. Que en la casa de que son los brownies felices que me avise para explicarle). Que los chicos de mi trabajo me propusieron una noche entre todos (clásico ´´tó´ pa´ tó´) y la única que no accedió fui yo. Que mi jefa se me insinuó y hasta una invitación a un trío me ofreció, bajo la premisa de que el mes que viene mi salario sería duplicado. Que me invitaron al cumpleaños de mi compañera del trabajo y desde que llegué me pasaron mi hookah, prendida y todo (y júralo que no fue un polvo inofensivo que le mezclaron). Que mi papá tiene una relación formal con la secretaria y mi mamá lo sabe y lo acepta. Que mi madrastra y mi hermano de padre son pareja. Que mi abuela anda con uno de 20 menos que ella. Y ni hablar de violaciones, orgías, incesto, feminicidios y demás hierbas aromáticas. En fin… Esto es solo la mitad de las barbaridades en las que el hombre de hoy incurre y por si fuera poco, se monta en la ola y ni se sorprende. Si fuiste uno o una de los/as que se sorprendió con algún ejemplo de los que plateé arriba, te felicito, aún te queda un cc de la dosis de asombro que escasea en todos actualmente. El punto aquí no es solo el tema de la sorpresa, si no que se ha puesto muy de moda hacer lo mal hecho. Es normal vivir en lo incorrecto y ¿sabes qué?, lo mal hecho ni se justifica ni se multiplica. Es decir, lo que está mal haga. ¡NO!, no es así. Lo mal hecho, venga de ti o de mí, de mi mamá o de mi papá, de mi esposo o de mi hija, de mi comadre o mi cuñada, sigue siendo mal hecho. ¡Basta de justificaciones! Cuando un tercero tiene una de las famosas e irresistibles ´´botellas´´ del gobierno, está mal hecho. Pero que esa ´´botella´´ llegue a nuestra cuenta bancaria, ¡ahí si no!, ahí lo justificamos y hasta analizamos el contexto y ¡NO!. Lo que está mal, está mal aquí, allá o ´´acullá´´. Multiplicar, aceptar o replicar lo mal hecho es lo que nos ha arrancado la empatía y la capacidad de sorprendernos. Nuestra sociedad anhela seres humanos más HUMANOS (valga la redundancia). En la misma dimensión que viralizamos lo incorrecto, tenemos más que derecho la necesidad de poner de moda lo ´´bien hecho´´, lo digno, lo transparente, lo puro, lo legal. Sí, estoy consciente que es más difícil poner de moda ´´lo bueno´´ e iríamos en contra de lo común. Pero indu- dablemente, el hecho de que todos lo hagan, el hecho de que sea típico, no significa q u e esté bien hecho. Cada uno desde nuestros espacios podemos hacer el cambio. Con ese cambio podemos romper con lo común y contagiar a otros de eso que tanto soñamos. Con permiso de Bulin 47, ´´esto no se sabe donde vayas a paral´´, pero mientras, perder las esperanzas no es opción. Usar la oración como arma constante sí y hacer el cambio con una actitud que hable de nuestra inquebrantable fe, también. Lucas me convidaron a unos ´´brownies felices´´ para PixaBay pasarla bien en la noche (el que desconozca lo

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