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Espiritualidad

La juventud dominicana en su día nacional

Los jóvenes en nuestro país representan una población que cobra la atención de los diferentes sectores de la sociedad dominicana, así lo deja en evidencia el discurso de diversas instituciones, políticas, civiles, religiosas, deportivas, entre otras. Dejar fuera de agenda a los jóvenes sería algo impensable. Sin embargo, la expresión popular “del dicho al hecho, hay mucho trecho”, podría hacernos una mala jugada.

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La realidad nos pega en la cara cuando tenemos que usar el apelativo “dramático” al hablar del fenómeno juvenil. La cuota de participación de los jóvenes en el liderazgo nacional deja mucho que desear. En los resultados electorales de 2016 de la Cámara de Diputados, los jóvenes entre 25 y 34 años fueron apenas el 2.6%, los electos a alcaldías el 4.4%, y a regidurías el 9.3%. Estos números representan una irrisoria cantidad del 62% de la población joven de la República Dominicana que sobrepasa los 6 millones. En el mismo orden podemos hablar de la tasa del desempleo juvenil que ronda el 31% y otros que ni trabajan ni estudian pasan el 20%.

A todo este drama descrito, bien conocido, se le suman los problemas sociopolíticos que ya parecen formar parte del cotidiano. El consumo y venta de estupefacientes a la luz del día, la inseguridad de nuestros barrios, un sistema de corrupción gubernamental casi institucionalizada, la violencia intrafamiliar, entre otros, ya no parecen ser motivo de asombro. Esto significa que estamos aprendiendo a convivir con el mal y si los jóvenes, que son la maquinaria de cambio social, se suman a esta avalancha, entonces simplemente se puede decir “que el último cierre la puerta y apague la luz”.

Reconocemos que el joven de hoy de la Republica Dominicana se ha unido a una generación de transformación científica y tecnológica. Ellos, también aquí, son los protagonistas de la inteligencia artificial, la robótica, la biotecnología, inteligencia espacial, etc. Todo esto nos dice que, en medio de todo, hay una señal de esperanza, que gran parte nuestros jóvenes siguen soñando, a pesar de todo… Por otro lado, se entiende la fuerza que ejerce sobre ellos la “modernidad líquida”, como la denominó el sociólogo polaco Zygmunt Bauman para referirse a una

vida basada en “lo efímero” y “lo inmediato”. Nuestros jóvenes también son víctimas de una sociedad “liquida” que los envuelve en una cultura de “lo inmediato”, “lo efímero” y “lo provisorio”, más aún cuando tenemos un liderazgo generacional que promueve un modelo que destierra los grandes valores que construyen la persona integralmente.

El liderazgo juvenil influyente en el medio público que encuentran nuestros jóvenes, un gran porcentaje, no apuesta al trabajo digno, a la honestidad, al sacrificio, a frenar la corrupción sistémica de los fondos públicos. Basta hacer una mirada a lo ocurrido este mismo año con líderes jóvenes al frente de una institución llamada a promover a los jóvenes como es el Ministerio de la Juventud. ¿Cuál sería el mensaje? Homo hominis lupus. ¿Podríamos parafrasear a los latinos para decir que “el hombre es lobo del mismo hombre”?

Podría ser un poco duro decir que los jóvenes son lobos para los mismos jóvenes. Es una reflexión que conduce a ver cuán grande y desafiante reto tiene la juventud dominicana para alcanzar los sueños que la construya integralmente con la capacidad de ver más allá de “lo inmediato” y lo individual. Hay tantos “cantos de sirenas” que distraen el viaje a su verdadera esencia.

La Pastoral Juvenil: una mano amiga para nuestros jóvenes.

El Magisterio de la Iglesia tiene definida y pensada toda una atención especial a los jóvenes.

La pastoral juvenil no agenda a los jóvenes con una visión oportunista, típica del discurso político o del Marketing, no, porque el problema de ellos, es el problema de la Iglesia y por esta razón, siempre se ha tomado en serio sus vidas. Una prueba de esta atención es el Sínodo sobre los jóvenes celebrado hace apenas tres años seguido de muy buenas practices pastorales.

La Iglesia apuesta a los jóvenes y levanta su voz por ellos porque cree en sus fortalezas. ¿Por qué no seguir apostando a los jóvenes cuando el proyecto de nación dominicana nació, precisamente, encabezado por Juan Pablo Duarte y un grupo de jóvenes de la Sociedad Secreta La Trinitaria? El Papa Francisco en Christus vivit, nos recuerda que la Sagrada Escritura, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, está cargada de personas jóvenes que jugaron un papel significativo en la historia de la salvación, o se refiere a ellos con un discurso valorativo (CV, 6-19). Don Bosco fundó los salesianos, hoy presentes en 132 países, con algunos jovencitos de su oratorio porque creyó en ellos. Como estos hay tantos ejemplos validos que reivindican la juventud.

La Iglesia, hoy sigue diciéndole a los jóvenes que para ella y para Dios ellos son VIP, “personas muy importantes”, que no son un “mercado rentable” para el consumo. Por eso el Papa Francisco los previene de esos “cantos de sirenas” de la sociedad actual: “Las sirenas de hoy quieren hechizaros con mensajes seductores e insistentes que se centran en ganancias fáciles, en las necesidades falsas del consumismo, el culto al bienestar físico, del entretenimiento a toda costa”, dijo. “Todo esto son como fuegos artificiales: brillan por un momento, pero después se convierten en humo” (Mensaje a los jóvenes en Grecia). La pastoral juvenil quiere ser para los jóvenes esa mano amiga en su camino.

Don Bosco: Padre, maestro y amigo de los jóvenes.

La razón de ser de los salesianos es la atención a los jóvenes, especialmente los más pobres y en honor a este ideal, recientemente nos hemos preguntado: “¿Qué salesianos para los jóvenes de hoy?” Con esta pregunta tratamos de continuar hoy el trabajo que Don Bosco empezó en el siglo XIX, donde los jóvenes gozaban de menos oportunidades y atenciones de la sociedad, incluyendo la misma Iglesia. Don Bosco apostó a ellos, se la jugó por ellos en medio de la incredulidad de quienes no creían en sus capacidades.

La celebración del día nacional de la juventud, instituida en 1993, en reconocimiento a nuestro fundador, quien dedico toda su vida a los jóvenes, encuentra a esta población sumergida en una situación poco alentadora. Es cierto que la ley 20-93 que establece dicha celebración, engendró el Premio Nacional de la Juventud, pero nos preguntamos si este gesto será suficiente para reivindicar tantas oportunidades robadas a miles de jóvenes dominicanos que son obligados a hipotecar sus sueños y sus esperanzas. Es laudable dedicar un día a la juventud dominicana y vale la pena reconocerlo. Los salesianos nos sentirnos orgullosos de que el día de nuestro fundador, el 31 de enero, se dedique a los jóvenes, sin embargo, el compromiso con ellos debe ir más allá de un evento puntual o de un premio al esfuerzo de algunos. Si bien es importante dedicar un día de celebración a los jóvenes y reconocer su esfuerzo, esta medida se puede acompañar de políticas de gobierno con programas que los promuevan integralmente.

En este momento que seguimos anhelando más oportunidades para los jóvenes, qué oportuno sería regalarle en el 2022 la tan esperada “ley del primer empleo” para que aquellos que empiezan su experiencia laboral encuentren la mano amiga que necesitan. Es necesario apostar más a ellos, darle la oportunidad para adquirir la experiencia necesaria, pues todos empezamos a caminar por la vida sin experiencias y dimos los primeros pasos gracias a la confianza que alguien depositó en nosotros. La confianza y las oportunidades son los mejores regalos que todos podemos ofrecer a nuestros jóvenes y son las mejores inversiones que gobierno alguno puede hacer para ellos. Esa fue la práctica de Don Bosco en el siglo XIX y le dio muy buenos resultados. Esta práctica también es válida hoy. ¿Si queremos a nuestros jóvenes, por qué no hacer lo mismo? Ellos siguen necesitando de un padre, un maestro y un amigo. Los salesianos seguimos diciéndole a los jóvenes: Cuentan con nosotros. ¡Feliz día de la juventud dominicana!