Situación límite Esas dos palabras resumen a la perfección la situación que vivimos los estudiantes de Medicina de la Universidad de Sevilla. No encontramos mejor forma de describirlo: Nuestra facultad adolece de masificación y falta de recursos. Nos formamos en una Facultad con unas infraestructuras claramente deficientes y anticuadas. El Instituto anatómico forense datado de 1935, edificios de ladrillo visto de los años 50 y algunos módulos prefabricados, que constituyen el Decanato, la biblioteca y algunos departamentos conforman este campus decadente y mil veces parcheado. A esto se suma el aumento progresivo del numerus clausus sin un incremento paralelo de los recursos conduciéndonos a la situación actual en la que actualmente nos encontramos. Para nosotros ya no son extrañas las imágenes de estudiantes sentados en el suelo o que se tienen que ir de una clase porque no caben, o que realizan exámenes sobre una tablilla de cartón apoyada en las rodillas. Igualmente tampoco nos resultan ajenos los malabarismos que el Equipo de Gobierno se ve obligado a realizar, incluso una vez iniciado el curso, para que todos los compañeros quepan en los espacios de los que disponemos. Sin duda, la situación más dramática se da en las prácticas clínicas. Siete y ocho estudiantes por médico responsable, quirófanos en los que hay más gente de lo que resulta docentemente productivo y éticamente aceptable. Estudiantes a los que se reduce el número de horas prácticas a la mitad o a un tercio de lo que pagaron en su matrícula. Prácticas clínicas se convierten en seminarios con pase de diapositivas y seminarios que se convierten en clases magistrales por la imposibilidad que presentan los Hospitales Universitarios (Virgen Macarena, Virgen del Rocío y Nuestra Señora de Valme) de abarcar a todos los estudiantes. Con la entrada en vigor del nuevo plan de estudios, el Grado en Medicina en el marco del EEES (Espacio Europeo de Educación Superior), la situación no ha hecho sino empeorar, puesto que para un plan de estudios que requiere grupos más pequeños, docencia más personalizada, mayor carga docente práctica y talleres de habilidades, no se ha dotado de mayores recursos. Nuestras aulas cada vez albergan mayor número de alumnos, con la misma cantidad de profesores y en nuestros hospitales la situación comienza a ser dramática. Lejos de acercarnos a los objetivos que se plantearon para este nuevo plan, retrocedemos hasta los peores momentos de la historia de la educación médica en Sevilla.
No tenemos palabras para expresar nuestra desesperación y la angustia. Asistimos cada día a la degradación de nuestra propia formación y nos sentimos totalmente impotentes, sujetos pasivos de una situación socioeconómica y de intereses encontrados en la que los perjudicados no somos solo nosotros, sino también la sociedad que asumirá las repercusiones de unos profesionales mal formados. Llevamos años trabajando por conseguir una nueva facultad y una mejora de esta situación sin obtener respuesta alguna. Necesitamos ayuda. La necesitamos urgentemente; no pedimos más que un trato digno como estudiantes. Necesitamos que todas las instituciones, desde la Universidad de Sevilla hasta Consejerías y Ministerios, se pongan inmediatamente a trabajar para resolver los problemas que están provocando esta situación límite.