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Blatter

Nacido en Suiza, en 1936, Joseph Blatter alcanzó la presidencia de la Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA) en junio de 1998, luego de suceder al brasileño João Havelange. Blatter supo ser reelecto en 2002, 2007, 2011 y 2015, semanas antes del abrupto final.

Blatter debió enfrentar un sinfín de críticas, durante su mandato por la elección de las sedes de los mundiales de fútbol de mayores, principalmente. A partir de Sudáfrica 2010, cada sede era eje de críticas en sus votaciones y designaciones, al entenderse que había más intereses económicos que deportivos.

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Las investigaciones se fueron realizando silenciosamente, particularmente tras la elección de Qatar como sede para el año 2022. Las irregularidades fueron salpicando a diferentes dirigentes del ámbito del fútbol y personalidades que se vinculan por interés políticos y comerciales.

Los vínculos se rompen

Luego de ser elegido por quinta vez para estar al frente del órgano rector del fútbol mundial, Blatter no consigue hacer frente a la sucesión de acontecimientos vinculados con la corrupción que se van dando a conocer por investigaciones judiciales.

Así llegamos al dos de junio de 2015, cuando el dirigente suizo decidió dar un paso al costado y se hizo global el “FIFA Gate”, que salpicó a todas las confederaciones que integran al ente rector del fútbol mundial. Ocho años después todavía siguen las investigaciones y los juicios a diferentes actores que estuvieron involucrados en este accionar.

“La FIFA no es corrupta” supo decir Blatter, en su momento, pero sin embargo, y parafraseando al astro argentino Diego Armando Maradona, lo único que no se “mancha” es la pelota.

El club de Núñez vivió el peor capítulo de su rica historia el 26 de junio del 2011, contra Belgrano de Córdoba, en el Monumental. El futbol argentino tiene muchas historias que contar. Una de las trágicas se remonta al 26 de junio del 2011, el día en que se consumó el descenso de River. Es como si en Alemania el Bayern Munich bajara de categoría o como si el Real Madrid se fuera un año para la Segunda División de España; así de dura y triste fue la historia de uno de los equipos más laureados de América. A una década de este histórico suceso, la herida sigue ahí, aunque sanó bastante gracias a los títulos de la era Gallardo y, especialmente, a la Copa Libertadores del 2018 contra Boca, en Madrid.

Una herida que sigue abierta Hay cicatrices que nunca se van, solo se superan o aprendés a vivir con ellas. Así le pasó al club de Núñez, que el 26 de junio del 2011 empató 1-1 contra Belgrano en el partido de vuelta de la Promoción y consumó su caída a la B Nacional tras un resultado global de 1-3. Y para colmo, el desenlace final se dio en el Monumental, su propia casa.

¿Por qué descendió River?

En 1982 los dirigentes del futbol argentino instauraron un sistema de promedios para beneficiar a los llamados “grandes” (Boca, River, Independiente, Racing y San Lorenzo). En aquel entonces los Xeneizes y los Millonarios estaban a punto de perder la categoría, cosa que era inadmisible. Ambas instituciones penaban en las últimas posiciones hasta que se decidió sumar la cantidad de puntos de las últimas tres temporadas y dividirlas por la cantidad de encuentros disputados; así, los que tuvieran peor puntaje en las campañas recientes iban a pagar el precio de irse a la B.

De no haberse impuesto este sistema, River ya hubiera tenido otro descenso que contar. Pero todo se postergó para diciembre de 2008, cuando River terminó último en la tabla por primera vez en la era profesional del futbol argentino. El Cholo Simeone decidió hacerse a un lado de la dirección técnica y entonces empezó la debacle. El club comenzó a tener problemas económicos y esto se reflejó en la contratación de jugadores de poco peso