Boletín Salesiano 144

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EDUCAR COMO DON BOSCO y a veces temores, que puedes experimentar para hablarles de Dios y sus cosas, y la vergüenza injustificada de orar con ellos. Si perciben que «tienen que rezar» sienten que deben cumplir trabajos forzados. En cambio, «hablar con Dios» es un gusto compartido, en clima sereno y armonioso. Como en todas las cosas importantes de la vida, la forma más simple de enseñar algo a los niños y niñas, es que ellos vean que ustedes lo hacen. Sólo así comprenderán que Dios es importante, y que merece que le dediquen un tiempo. Para entrar en clima, al rezar debes ser sincero, y usar un lenguaje sencillo, que tu hijo comprenda. Abrázalo y comienza con frases como «Jesús, bendice a nuestro hijo Enrique, que es todo un hombrecito». Los gestos son importantes, así que traza la señal de la cruz en su frente, y bésalo. Esto los pondrá (a todos) en clima de oración, y le hará comprender que orar no es un juego, sino un acto de amor. Rompe con el estereotipo de las fórmulas que se repiten con facilidad. La diferencia entre recitar oraciones y hablar con Dios es inmensa. Utiliza libros ilustrados con plegarias originales: te servirán para las noches en que estés particularmente cansado. Hablar con Dios es un gusto compartido.

Enséñales a orar BRUNO FERRERO

La catequista preguntó: «¿Saben por qué les enseño a rezar? ¿Por qué les regalo todos estos libros sobre Jesús, y les digo que los lean?». Una morenita de 11 años respondió: «Porque nos quieres mucho y deseas lo mejor para nosotros». La oración es un gesto de amor, y la manera más encantadora de ayudarlos a entrar delicadamente en la noche. Enseñar a rezar es el regalo más grande que puedes hacerle a tus hijos e hijas, pese a las dificultades,

Conozco una familia que finaliza su jornada cantando, en torno a una imagen iluminada sólo por un cirio. «Para cantar, cuentan los niños, uno de nosotros elige un canto de acuerdo a lo que siente: alegría, preocupaciones, alabanza... Luego mamá, con su voz preciosa, la entona, y todos la seguimos». El mejor libro de oraciones que existe, es la Biblia, porque los pequeños aprenden que «es el Libro de Dios». Existen muchas «Biblia del Niño», que seleccionan los textos más adecuados. Las historias, personajes y palabras bíblicos son inBS Don Bosco en Centroamérica

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MEDITACIÓN lucha constante mientras nuestro corazón no deje de latir.

Cada ser humano libra un conflicto en su interior

DOSGLADIADORES dentro de nosotros HUGO ESTRADA

Dentro de cada uno de nosotros cohabitan dos individuos con criterios muy dispares. Uno pretende conducirnos según los criterios del mundo; el otro busca que sigamos los principios de Jesús en el Evangelio. Estos dos individuos pugnan por controlar nuestra vida.

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an Pablo, en el capítulo séptimo de su carta a los Romanos, expresó, como ningún otro, este conflicto interior que cada ser humano libra en su vida. Ese sentirse impulsado hacia las alturas y ese verse tantas veces en los abismos más profundos. San Pablo a esos dos individuos los llamó el “hombre espiritual” y el “hombre no espiritual”. Ambos estarán en

El Santo y el tentador En la vida del apóstol Pedro se evidencia claramente esta lucha. Un día Jesús les pregunta a los apóstoles qué piensan acerca de Él. Dice el Evangelio que en esa oportunidad Pedro se dejó llevar por el Espíritu Santo y dijo: “Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios” (Mt 16,16). Pedro se dejó guiar por su hombre espiritual, y fue el primero a quien se le reveló que Jesús era el Hijo de Dios.

Pero, a los pocos instantes, Pedro ya estaba siendo dominado por su “hombre no espiritual”. Jesús le advirtió que debía ir a Jerusalén para que lo mataran; fue entonces cuando Pedro intentó disuadirlo; con calor le aconsejó que desistiera de su empeño, que no hacía falta ser tan “extremista”. Jesús lo llamó “Satanás”, y le hizo ver que se dejaba llevar por criterios humanos y no por el Espíritu de Dios. En efecto, Pedro, en ese momento, estaba siendo dominado por su hombre “no espiritual”. Así es nuestra vida. Una lucha constante. Cuando nosotros nos dejamos llevar por el hombre no espiritual, como Pedro, servimos de estorbo, de tentación para los otros. Tal vez con apariencia de amistad, estamos apartando a otros del camino de Dios y conduciéndolos por los senderos del mundo. Cuando en el momento de la tribulación se aconseja ir a un centro espiritista o al médico para que practique un aborto, se está repitiendo la escena de Pedro que se convierte en tentador y que, muy bien merecido, tenía el apelativo de “Satanás”. Cuando, con la intención de consolar y animar, se induce a otros por derroteros de vicio, la persona está haciendo el oficio de “tentador” porque no está siguiendo los criterios del Evangelio, sino los del mundo. BS Don Bosco en Centroamérica

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La gran tentación de Pedro: quererle dar clases a Jesús, indicarle qué era lo que debía hacer. Nuestra gran tentación consiste en decirle a Dios: “Señor, yo tengo otra idea mejor”. Eso de tener otra idea distinta de la de Dios es lo que se llama dejarse dominar por el hombre no espiritual. La Biblia asegura que nosotros no podemos decir: “Jesús”, si no es por la acción del Espíritu Santo (1 Cor 12,13). De aquí el cuidado de estar siempre vigilantes para saber si es el Espíritu de Dios el que inspira nuestras obras o es el espíritu del mal.

tual, y decirle sí a Jesús. Cuando se presenta un negocio halagador, con perspectivas de múltiples ganancias, pero que hay que conseguirlo por un camino erizado de trampas y mentiras, entonces el hombre espiritual dice: “No”. Automáticamente le está diciendo sí a Jesús. Nuestro hombre no espiritual sabe ingeniarse para presentarnos caminos fáciles, atrayentes, pero que van en dirección contraria a lo que Dios señala. Cuando deciPara Jesús, llevar mos: “No”, estatomando la cruz significa mos nuestra cruz.

“negarse a sí mismo”. Que equivale a decirle no al hombre no espiritual, y decirle sí a Jesús.

El escándalo de Pedro Pedro se alborotó cuando oyó que Jesús hablaba de que lo iban a matar. Pedro era hijo de su época, y sus contemporáneos pensaban que el Mesías sería invencible, una especie de “superhombre”. Por eso cuando Jesús les habló de “ser derrotado”, Pedro no se contuvo, se escandalizó.

Durante la Segunda Guerra Mundial, cuando Churchill tomó la dirección de la Gran Bretaña, con sinceridad, se presentó al pueblo y le dijo que sólo le podía ofrecer “sudor, lágrimas y sangre”. Jesús nunca dijo que su camino era fácil. Todo lo contrario. Aseguró que para entrar en su reino había que pasar por una “puerta estrecha” (Mt 7, 13) y por un “camino angosto”. Además puntualizó que sus seguidores se distinguirían porque serían portadores de una cruz. Saber decir “NO” Para Jesús, llevar la cruz significa “negarse a sí mismo”. Que equivale a decirle no al hombre no espiri-

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En el siglo VI apareció un individuo llamado Telémaco. Decidió irse al desierto y santificarse en medio de la oración y del ayuno. Pero un día, Telémaco reflexionó que muchos en Roma no tenían quién les hablara del Evangelio de Jesús, y por eso iban por el camino de la perdición. Decidió retornar. Llegó a Roma mientras ochenta mil personas rugían en el circo romano ante el espectáculo de los gladiadores, a quienes los ponían a matarse unos a otros para que la gente tuviera un grandioso espectáculo. Telémaco saltó de las graderías a la arena del circo, comenzó a implorar a los gladiadores que no cometieran esa barbaridad. Alguien atravesó con la espada a Telémaco. Al momento, aquel rugido de los espectadores enmudeció; no pudieron seguir gritando ante la sangre derramada por aquel individuo en la arena del circo. En el mundo –en el circo del mundo- hay muchas cosas que están torcidas; abundan las tinieblas. Se necesitan hombres que sepan saltar de las graderías a la arena, no

para continuar el macabro espectáculo, sino para dar testimonio de la Luz. Eso es arriesgado, es un “harakiri” mortal; a eso Jesús le llamó “perder su vida para ganarla” (Mt 10, 39). Eso es saber tomar su cruz en el momento preciso. ¿Quo vadis, Dómine? Hay una leyenda que cuenta que durante la persecución contra los cristianos, en Roma, Pedro determinó huir de aquella ciudad. En el camino se le apareció Jesús; Pedro le preguntó: “¿Quo vadis, Domine?”, ¿A dónde vas, Señor? Jesús le hizo ver que se encaminaba hacia Roma a tomar la cruz que Pedro rehusaba llevar. Pedro comprendió y regresó a Roma. Es una leyenda que puntualiza que, en una época de su vida, Pedro se dejó dominar por su hombre no espiritual. Le tuvo miedo a la cruz y, por eso mismo, también quería –como tentador- apartar a Jesús de su cruz. Pero llegó la segunda época de la vida de Pedro, cuando su hombre espiritual fue el que controló su vida. Testimonio de eso es la muerte del apóstol: Pedro murió en una cruz como su Maestro.

Nuestra santificación consiste en velar para que, día a día, vaya muriendo en nosotros, más y más, nuestro hombre no espiritual, y que se agigante nuestro hombre espiritual. A eso se le llama santidad, que consiste en irse pareciendo cada vez más a Jesús. La lucha entre nuestros dos individuos interiores no concluirá sino hasta el momento en que se paralice nuestro corazón. Las veces que permitamos ser dominados por el hombre no espiritual, seremos auténticos “tentadores” para nosotros mismos y para los demás. Cuando seamos controlados por nuestro hombre espiritual, entonces, como Pedro, podremos descubrir a Jesús, Dios y hombre, y ya no le tendremos miedo a nuestra cruz de cada día.


Finalizar la jornada en torno a una imagen.

Telegramas para mamá y papá • Telegrama de San Agustín: “Cuando ya no logres hablar de Dios a tus oyentes, habla de ellos a Dios”. • Telegrama del escritor George Bernard Shaw: “¡Si los padres llegaran a comprender cuánto aburren a los hijos!”

dispensables para nutrir la plegaria y la vida espiritual. Las frases de los salmos, las palabras de Jesús y sus parábolas (por poner los ejemplos más sencillos), pueden ser fuente interminable de oraciones estupendas. Es impagable ver un chiquito que dice, convencido: «Señor, cuídame y protégeme. Eres lo más lindo que tengo en mi vida. Aunque sea de noche y descanse, mi corazón siempre te recuerda, y mis ojos te contemplan. Si estás cerca, nunca me caeré» (salmo 15). Además, cuando “ellos” y “ellas”comienzan a hacer las preguntas más comunes sobre Dios, (¿Quién creó a Dios?, ¿De dónde salió?, ¿Por qué no lo vemos?, ¿Tiene amigos o está siempre solo?...) las mejores respuestas parten de lo que Jesús dice sobre su Padre. Rezar no es hablar con las paredes, sino construir una amistad. A los niños y niñas, particularmente, les encanta hacerlas. Por eso, es importante que comprendan que Dios quiere ser su mejor amigo y estar siempre con ellos: “Dios te quiere muchíiisimo, y te creó especialmente, para compartir una amistad diferente a las otras que puedas tener. Para hacerse grandes amigos, debes tenerlo siempre cerca, y aunque no lo veas, pedirle que te ayude a conocerlo cada día más. Si te

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empeñas en escucharlo dentro de ti, vas a ver que su voz suena bien fuerte y clara... ¡Vas a ver qué lindo!”. Por eso, enséñale a hacer silencio para escucharlo; que aprenda a descubrir qué le dice en las palabras del Evangelio, en las cosas de la vida, en la gente que encuentra. Hablar de lo que pasa: Hoy la pequeña Jessica no quiere rezar. Mamá entonces la toma de la mano, y dice sencillamente: «Jesús, este pajarito hoy está muy cansado. Por eso, mañana charlaremos». Enséñale a pedir perdón, a tener presentes a los otros, y a orar por las intenciones y necesidades de la familia, como la enfermedad del abuelo, o la posibilidad de conseguir un trabajo. Cuando Dios retrasa la respuesta, es el momento de enseñarle a confiar. En la confusión y en la dificultad, tu respuesta se convierte en un instrumento potente para conducirlo a la fe viva, aunque no pueda comprender que Dios tiene derecho a decir que no, por el bien de sus hijos. Como explica Jesús, «el Padre conoce nuestras necesidades». Y no olvidar: la Misa es la mejor oración, porque la plegaria familiar se convierte en comunión real, con Dios y con los demás.

• Telegrama del escritor Antonie De Saint-Exupery:“Los niños deben tener mucha paciencia con los adultos”. • Telegrama del escritor Michel Quoist: “Si con el miedo se puede hacer respetar una regla, no se puede jamás, con el miedo, inducir a amar. Si algunas veces he podido reavivar una llama, ha sido la llama del amor, no la del infierno”. • “Solamente el poder que abraza puede ser guía” (Martín Buber). • “Habla con el corazón y te escucharán también los sordos” (Proverbio).


EL ROSARIO

TEMA DEL MES

Santo Domingo busca las ovejas perdidas El Santo Rosario se relaciona estrechamente con Santo Domingo de Guzmán (11701221), el español que fundó la Orden de Predicadores o sea los dominicanos. Desde el siglo quince en adelante los dominicanos fueron los promovedores principales del Rosario. La Madre de Dios, en persona, le enseñó a Santo Domingo a rezar el rosario en el año 1208 y le dijo que propagara esta devoción y la utilizara como arma poderosa en contra de los enemigos de la fe. Domingo de Guzmán era un santo sacerdote español que fue al sur de Francia para convertir a los que se habían apartado de la Iglesia por la herejía albigense. Esta enseña que existen dos dioses, uno del bien y otro del mal. El bueno creó todo lo espiritual. El malo, todo lo material. Como consecuencia, para los albigenses, todo lo material es malo. El cuerpo es material; por tanto, el cuerpo es malo. Jesús tuvo un cuerpo, por consiguiente, Jesús no es Dios. También negaban los sacramentos y la verdad de que María es la Madre de Dios. Se rehusaban a reconocer al Papa y establecieron sus propias normas y creencias. Durante años los Papas enviaron sacerdotes celosos de la fe, que trataron de

La anunciación. Bartolomé Esteban Murillo (1618-1682). Museo del Prado, Madrid. convertirlos, pero sin mucho éxito. También había factores políticos envueltos.

mundo, prometiéndole que muchos pecadores se convertirían y obtendrían abundantes gracias.

Domingo trabajó por años en medio de estos desventurados. Por medio de su predicación, sus oraciones y sacrificios, logró convertir a unos pocos. Pero, muy a menudo, por temor a ser ridiculizados y a pasar trabajos, los convertidos se daban por vencidos. Domingo dio inicio a una orden religiosa para las mujeres jóvenes convertidas. Su convento se encontraba en Prouille, junto a una capilla dedicada a la Santísima Virgen. Fue en esta capilla en donde Domingo le suplicó a Nuestra Señora que lo ayudara, pues sentía que no estaba logrando casi nada.

Domingo salió de allí lleno de celo, con el rosario en la mano. Efectivamente, lo predicó, y con gran éxito por que muchos albigenses volvieron a la fe católica.

La Virgen se le apareció en la capilla. En su mano sostenía un rosario y le enseñó a Domingo a recitarlo. Dijo que lo predicara por todo el

Lamentablemente la situación entre albigenses y cristianos estaba además vinculada con la política, lo cual hizo que la cosa llegase a la guerra. Simón de Montfort, el dirigente del ejército cristiano y a la vez amigo de Domingo, hizo que éste enseñara a las tropas a rezar el rosario. Lo rezaron con gran devoción antes de su batalla más importante en Muret. De Montfort consideró que su victoria había sido un verdadero milagro y el resultado del rosario. Como signo de gratitud, De Montfort construyó la primera capilla a Nuestra Señora del Rosario. BS Don Bosco en Centroamérica

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TEMA DEL MES

El Rosario «compendio del Evangelio» Juan Pablo II A la contemplación del rostro de Cristo sólo se llega escuchando, en el Espíritu, la voz del Padre, pues nadie conoce bien al Hijo sino el Padre (Mt 11, 27). Cerca de Cesarea de Felipe, ante la confesión de Pedro, Jesús puntualiza de dónde proviene esta clara intuición sobre su identidad: No te ha revelado esto la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos (Mt 16, 17). Así pues, es necesaria la revelación de lo alto. Pero, para acogerla, es indispensable ponerse a la escucha: «Sólo la experiencia del silencio y de la oración ofrece el horizonte adecuado en el que puede madurar y desarrollarse el conocimiento más auténtico, fiel y coherente, de aquel misterio». El Rosario es una de las modalidades tradicionales de la oración cristiana orientada a la contemplación del rostro de Cristo.

en el misterio de la Encarnación redentora, el Rosario es, pues, oración de orientación profundamente cristológica. En efecto, su elemento más característico –la repetición litánica del «Dios te salve, María»– se convierte también en alabanza constante a Cristo, término último del anuncio del Ángel y del saludo de la Madre del Bautista: «Bendito el fruto de tu seno» (Lc 1,42). Diremos más: la repetición del Ave María constituye el tejido sobre el cual se desarrolla la contemplación de los misterios: el Jesús que toda Ave María recuerda es el mismo que la sucesión de los misterios nos propone una y otra vez como Hijo de Dios y de la Virgen».

Así lo describía el Papa Pablo VI: «Oración evangélica centrada

Experiencia de vida El Rosario no es para mí una oración rutinaria, porque he encontrado en María la inspiración para rezar con devoción. Al rezar el Rosario y al encontrar el sentido del mismo, me siento protegido por María y vivo la paz que me deja el unirme en oración a ella. En el Rosario busco devolver con devoción las abundantes gracias que recibo de Dios por intercesión de María. Trato de depositar toda mi confianza en ella para que me lleve a Dios. Inmaculada. (1628) Pedro Pablo Rubens (1577-1640). Museo del Prado, Madrid.

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Luis Fallas, 42 años. ADMA. Cartago, Costa Rica


EL ROSARIO

Comprender a Cristo desde María Juan Pablo II Cristo es el Maestro por excelencia, el revelador y la revelación. No se trata sólo de comprender las cosas que Él ha enseñado, sino de ‘comprenderle a Él’. Pero en esto, ¿qué maestra más experta que María? Si en el ámbito divino el Espíritu es el Maestro interior que nos lleva a la plena verdad de Cristo (cf. Jn 14, 26; 15, 26; 16, 13), entre las criaturas nadie mejor que Ella conoce a Cristo, nadie como su Madre puede introducirnos en un conocimiento profundo de su misterio. El primero de los ‘signos’ llevado a cabo por Jesús –la transformación del agua en vino en las bodas de Caná– nos muestra a María precisamente como maestra, mientras exhorta a los criados a ejecutar las disposiciones de Cristo (cf. Jn 2, 5). Y podemos imaginar que ha desempeñado esta función con los discípulos después de la Ascensión de

Jesús, cuando se quedó con ellos esperando el Espíritu Santo y los confortó en la primera misión. Recorrer con María las escenas del Rosario es como ir a la ‘escuela’ de María para leer a Cristo, para penetrar sus secretos, para entender su mensaje. Una escuela, la de María, mucho más eficaz, si se piensa que Ella la ejerce consiguiéndonos abundantes dones del Espíritu Santo y proponiéndonos, al mismo tiempo, el ejemplo de aquella «peregrinación de la fe», en la cual es maestra incomparable. Ante cada misterio del Hijo, Ella nos invita, como en su Anunciación, a presentar con humildad los interrogantes que conducen a la luz, para concluir siempre con la obediencia de la fe: He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra (Lc 1, 38).

María modelo de contemplación

Juan Pablo II

La contemplación de Cristo tiene en María su modelo insuperable. El rostro del Hijo le pertenece de un modo especial. Ha sido en su vientre donde se ha formado, tomando también de Ella una semejanza humana que evoca una intimidad espiritual ciertamente más grande aún. Nadie se ha dedicado con la asiduidad de María a la contemplación del rostro de Cristo. Los ojos de su corazón se concentran de algún modo en Él ya en la Anunciación, cuando lo concibe por obra del Espíritu Santo; en los meses sucesivos empieza

a sentir su presencia y a imaginar sus rasgos. Cuando por fin lo da a luz en Belén, sus ojos se vuelven también tiernamente sobre el rostro del Hijo, cuando lo «envolvió en pañales y le acostó en un pesebre» (Lc 2, 7). Desde entonces su mirada, siempre llena de adoración y asombro, no se apartará jamás de Él. • Será a veces una mirada interrogadora, como en el episodio de su extravío en el templo: « Hijo, ¿por qué nos has hecho esto? » (Lc 2, 48);

La concepción de “El Escorial”. (1660-1665) Bartolomé Esteban Murillo (1618-1682). Museo del Prado, Madrid. • será en todo caso una mirada penetrante, capaz de leer en lo íntimo de Jesús, hasta percibir sus sentimientos escondidos y presentir sus decisiones, como en Caná (cf. Jn 2, 5); • otras veces será una mirada dolorida, sobre todo bajo la cruz, donde todavía será, en cierto sentido, la mirada de la ‘parturienta’, ya que María no se limitará a compartir la pasión y la muerte del Unigénito, sino que acogerá al nuevo hijo en el discípulo predilecto confiado a Ella (cf. Jn 19, 26-27); • en la mañana de Pascua será una mirada radiante por la alegría de la resurrección y, por fin, una mirada ardorosa por la efusión del Espíritu en el día de Pentecostés (cf. Hch 1, 14). BS Don Bosco en Centroamérica

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TEMA DEL MES

Misterios de luz Juan Pablo II

Pasando de la infancia y de la vida de Nazaret a la vida pública de Jesús, la contemplación nos lleva a los misterios que se pueden llamar de manera especial «misterios de luz». En realidad, todo el misterio de Cristo es luz. Él es «la luz del mundo» (Jn 8, 12). Pero esta dimensión se manifiesta sobre todo en los años de la vida pública, cuando anuncia el evangelio del Reino. Deseando indicar a la comunidad cristiana cinco momentos significativos –misterios «luminosos»– de esta fase de la vida de Cristo, pienso que se pueden señalar: 1. su Bautismo en el Jordán; 2. su autorrevelación en las bodas de Caná; 3. su anuncio del Reino de Dios invitando a la conversión; 4. su Transfiguración; 5. institución de la Eucaristía, expresión sacramental del misterio pascual. Cada uno de estos misterios revela el Reino ya presente en la persona misma de Jesús. Misterio de luz es ante todo el Bautismo en el Jordán. En él, mientras Cristo, como inocente que se hace ‘pecado’ por nosotros (cf. 2 Co 5, 21), entra en el agua del río, el cielo se abre y la voz del Padre lo proclama Hijo predilecto (cf. Mt 3, 17 par.), y el Espíritu desciende sobre Él para investirlo de la misión que le espera. Misterio de luz es el comienzo de los signos en Caná (cf. Jn 2, 1-12), cuando Cristo, transformando el agua en vino, abre el corazón de los discípulos a la fe gracias a la intervención de María, la primera creyente.

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Misterio de luz es la predicación con la cual Jesús anuncia la llegada del Reino de Dios e invita a la conversión (cf. Mc 1, 15), perdonando los pecados de quien se acerca a Él con humilde fe (cf. Mc 2, 3-13; Lc 7,4748), iniciando así el ministerio de misericordia que Él continuará ejerciendo hasta el fin del mundo, especialmente a través del sacramento de la Reconciliación confiado a la Iglesia.

duce muy bien las palabras y signos de Cristo durante su vida pública, siendo como el telón de fondo mariano de todos los «misterios de luz».

Misterio de luz por excelencia es la Transfiguración, que según la tradición tuvo lugar en el Monte Tabor. La gloria de la Divinidad resplandece en el rostro de Cristo, mientras el Padre lo acredita ante los apóstoles extasiados para que lo « escuchen » (cf. Lc 9, 35 par.) y se dispongan a vivir con Él el momento doloroso de la Pasión, a fin de llegar con Él a la alegría de la Resurrección y a una vida transfigurada por el Espíritu Santo. Misterio de luz es, por fin, la institución de la Eucaristía, en la cual Cristo se hace alimento con su Cuerpo y su Sangre bajo las especies del pan y del vino, dando testimonio de su amor por la humanidad « hasta el extremo » (Jn 13, 1) y por cuya salvación se ofrecerá en sacrificio. Excepto en el de Caná, en estos misterios la presencia de María queda en el trasfondo. Los Evangelios apenas insinúan su eventual presencia en algún que otro momento de la predicación de Jesús (cf. Mc 3, 31-35; Jn 2, 12) y nada dicen sobre su presencia en el Cenáculo en el momento de la institución de la Eucaristía. Pero, de algún modo, el cometido que desempeña en Caná acompaña toda la misión de Cristo. La revelación, que en el Bautismo en el Jordán proviene directamente del Padre y ha resonado en el Bautista, aparece también en labios de María en Caná y se convierte en su gran invitación materna dirigida a la Iglesia de todos los tiempos: «Haced lo que él os diga» (Jn 2, 5). Es una exhortación que intro-

La concepción de “El Escorial”. (1660-1665) Bartolomé Esteban Murillo (1618-1682). Museo del Prado, Madrid.


EL ROSARIO

Don Bosco y el Rosario SERGIO CHECCHI

Un día de febrero de 1848 había llegado al oratorio de Don Bosco el marqués Roberto d’Azeglio, alcalde de Turín, a invitarlo para que, a la cabeza de sus muchachos, participaran en una manifestación política. Don Bosco, con respeto pero también con firmeza, se rehusó; su política era otra. Pero, mientras conversaban, le mostró la casa, le habló de sus planes para el futuro, y le describió el horario y las actividades de sus muchachos. El marqués manifestaba su admiración y alababa todo; pero, al despedirse, le hizo notar a Don Bosco que el Rosario, esa antigualla de cincuenta avemarías ensartadas una tras otra, no tenía razón de ser y que debería suprimirse tan aburrida rutina. “Pues mire, respondió amablemente Don Bosco, esa rutina la tengo metida en el alma; en ella se apoya mi institución, y estaría dispuesto a dejar muchas otras cosas importantes antes que ésta; y, si fuera necesario, hasta renunciaría a su valiosa amistad, pero no al rezo del santo Rosario”. Juanito Bosco había aprendido el Rosario de mamá Margarita, en casa, y aprovechaba la soledad y el silencio del campo para recitarlo mientras, como pastorcito, cuidaba la vaca. Nunca dejó el Rosario en toda su vida. “Esta piadosa práctica –escribe su biógrafo- era para él tan necesaria para el buen vivir, como

el pan de cada día para mantenerse en fuerzas y no morir”. Era aún joven seminarista de 22 años y estaba pasando las vacaciones en su casa, cuando de un pueblo cercano lo invitaron para que les predicara sobre el santo Rosario. Aceptó la oportunidad y subió por primera vez al púlpito, contento de poder ofrecer a la Santísima Virgen, su Madre y guía, las primicias de su predicación. En 1848 Don Bosco mandó construir, junto a su casa natal, una capillita y la dedicó precisamente a la Virgen del Rosario. Todos los años, en Octubre, llevaba allá grupos de sus muchachos a celebrar la fiesta. En los comienzos de su sacerdocio, cuando aún no tenía a salesianos ni jóvenes viviendo con él, rezaba el Rosario con sus oratorianos el día

Domingo y los animaba para que, durante la semana, lo siguieran rezando en sus casas. Les decía “que antes de dejarlo por falta de tiempo, lo rezasen a trozos, aun durante el trabajo o bien al ir y volver de las fábricas”. Les aseguraba que el santo Rosario es un medio maravillosos para conservar la virtud de la pureza y defenderse contra las asechanzas del demonio. Cuando luego ya tuvo con él a salesianos y muchachos, en la Casa del Oratorio resonaba diariamente esa oración; no había excepción. El 20 de agosto de 1862, por la noche, don Bosco contó a sus muchachos un sueño, que había tenido una de esas noches: un prado, una enorme serpiente, una cuerda y muchos jóvenes en torno. El personaje del sueño, ayudado por Don Bosco, había azotado con la cuerda el lomo de la serpiente; ésta había BS Don Bosco en Centroamérica

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TEMA DEL MES saltado, se había retorcido, se había enredado en la cuerda, y había terminado despedazada y muerta. Recogida la cuerda y guardada en una caja, cuando los muchachos fueron a abrir la caja, la cuerda se había dispuesto formando la palabra “Avemaría”. El personaje había comentado: “La serpiente representa al demonio y la cuerda el Ave María, o mejor, el Rosario, con el cual se puede derribar, vencer, destruir a todos los demonios del infierno”. Don Bosco concluyó: “Recémoslo devotamente ante cualquier asalto de la tentación, seguros de que saldremos siempre victoriosos”.

La oración

Nunca perdió esta devoción; más bien, la propagó con todos los medios, con la predicación y con los escritos, entre los jóvenes y el pueblo. Y la dejó como misión a sus salesianos. Un testigo de los últimos años de Don Bosco cuenta: “Cuando el dolor de cabeza, la fatiga del pecho y los ojos medio apagados no le permitían ya ocuparse de nada, era conmovedor y edificante verlo pasar largas horas sentado en su pobre sofá, en un sitio semi-oscuro, siempre tranquilo y sonriente, con el rosario en la mano. Cuando entrábamos en su habitación para verlo y hablarle, lo encontrábamos siempre en meditación, y sus palabras expresaban paz, caridad y fe”. ¡Qué bello es Don Bosco en todo! Ea, cristianos, rosas de tal Señora no es justo que se caigan de las manos; que, mientras más traigáis la mano en ellas en vez de marchitarse, están más bellas. Lope de Vega

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FÉLIX SERRANO

María ocupa un lugar destacado en las manifestaciones religiosas católicas. Podemos incluso afirmar, con Pablo VI, que la devoción a María es un elemento cualificador e intrínseco de la genuina piedad de la Iglesia y del culto cristiano. Multitudes de personas visitan los santuarios marianos. La oración más difundida y rezada diariamente es el rosario. María está en el corazón de la comunidad católica y en el corazón de los fieles. María es socorro, abogada, defensora, auxilio e intercesora de los fieles. Ella es una manifestación privilegiada de Dios en una mujer, madre, virgen y santa en su vida desde su concep-

ción, modelo de los cristianos en la fe y del seguimiento de Cristo. La devoción y veneración a María encuentra sus raíces en el Nuevo Testamento. Ya las primeras comunidades cristianas tenían gran admiración a la madre de Jesús. El evangelio de Lucas es el que más nos habla de María. Veían en ella a la joven que ha escuchado la voz de Dios y que, a pesar de las dificultades, quiere seguir la vocación de ser madre de Jesús, que el ángel le anuncia (Lc 1, 38). María es para la comunidad cristiana la muchacha creyente, dichosa tú que has creído que se cumplirían las cosas que fueron dichas de parte del Señor (Lc 1, 45). Es la joven que ha confiado en Dios y por eso se alegra en Dios su salvador, que se ha fijado en su persona sencilla y humilde (Lc 1, 47).


EL ROSARIO

mariana En la historia de la Iglesia la primera oración que aparece dirigida a María madre de Dios es Bajo tu amparo que se remonta al siglo IV. Es una plegaria breve, que se dirige a María como Santa, Madre de Dios, Virgen. El fiel creyente, a veces necesitado de ayuda y en peligros, quiere protegerse bajo el manto de María para ser liberado de sus tribulaciones. En muchas ocasiones todavía la comunidad cristiana hace suya esta oración:

Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios, no desprecies las oraciones que te dirigimos en nuestras necesidades, antes bien líbranos de todo peligro, oh Virgen gloriosa y bendita. Durante la Edad Media, siglos XIXVI, se difundieron varias oraciones dirigidas a María: el Angelus, el Rosario, las letanías. Son oraciones sencillas, muy bíblicas, porque sus textos se han tomado de la Sagrada Escritura. A través de ellas el pueblo cristiano se ha dirigido a María y así ha mantenido su fe, en unos tiempos en que las oraciones litúrgicas se hacían en latín y los fieles desconocían esa lengua.

En la vida de la iglesia

El Vaticano II ha realizado una gran reforma sobre la vida y oración de los fieles católicos. En la Constitución sobre la Iglesia (cap. VIII) nos dice que el culto de los cristianos, culto de adoración, sólo lo debemos hacer a Dios. A María le profesamos una especial veneración. La oración, igualmente, se dirige principalmente a Dios Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu. La Iglesia considera como el centro del culto, de la vida espiritual, a la comunidad cristiana reunida celebrando los acontecimientos de la salvación, especialmente la Eucaristía. Cristo es el único Mediador y salvador (1 Tim 2, 5-6); por eso los cristianos se dirigen a Cristo como el centro de su fe. Este puesto no puede ser ocupado por ninguna otra persona; de lo contrarío se desvirtuaría la fe cristiana. La Iglesia Católica, en la actualidad, recomienda a sus fieles que la oración principal sea, sobre todo, la oración litúrgica, que es el culto público y oficial de la Iglesia a Dios, que comprende las celebraciones del año litúrgico, de los sacramentos y de la liturgia de las horas. También exhorta a realizar otras prácticas religiosas

FÉLIX SERRANO

públicas o privadas, que sin ser litúrgicas, ayudan a los fieles; tal es el caso del rezo del rosario, del angelus u otras oraciones marianas o que se dirigen a los santos. La oración mariana se dirige, por María, a Dios. Los creyentes saben que María es una mujer excepcional, madre-virgen del Salvador, que ha sabido responder extraordinariamente a lo que Dios le pedía. María, por ser mujer, está cerca de nosotros y por su condición de mujer y madre, la vemos muy cercana y nos dirigimos a ella en nuestra vida de fe: la invocamos, pedimos su intercesión y la imitamos. Sabemos que el único Mediador y dador de la salvación es Jesús, pero recurrimos a María como intercesora ante Jesús. La Iglesia, a través de los Papas, ha recomendado constantemente la oración a María, que ayuda a los cristianos en su vida de fe y las múltiples situaciones de su vida. La oración a María se ha convertido también en un signo de la identidad católica, en lugares de gran difusión de grupos evangélicos, que en general no tienen el respeto que la gran tradición eclesial de los primeros siglos ha brindado a María, Madre de Dios y virgen.

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TEMA DEL MES

La familia: los padres... Juan Pablo II

El Rosario es, desde siempre, una oración de la familia y por la familia. Antes esta oración era apreciada particularmente por las familias cristianas, y ciertamente favorecía su comunión. Conviene no descuidar esta preciosa herencia. Se ha de volver a rezar en familia y a rogar por las familias, utilizando todavía esta forma de plegaria. Si en la Carta apostólica Novo millennio ineunte he alentado la celebración de la Liturgia de las Horas por parte de los laicos en la vida ordinaria de las comunidades parroquiales y de los diversos grupos cristianos, deseo hacerlo igualmente con el Rosario. Se trata de dos caminos no alternativos, sino complementarios, de la contemplación cristiana. Pido, por tanto,

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a cuantos se dedican a la pastoral de las familias que recomienden con convicción el rezo del Rosario. La familia que reza unida, permanece unida. El Santo Rosario, por antigua tradición, es una oración que se presta particularmente para reunir a la familia. Contemplando a Jesús, cada uno de sus miembros recupera también la capacidad de volverse a mirar a los ojos, para comunicar, solidarizarse, perdonarse recíprocamente y comenzar de nuevo con un pacto de amor renovado por el Espíritu de Dios. Muchos problemas de las familias contemporáneas, especialmente en las sociedades económicamente más desarrolla-

das, derivan de una creciente dificultad para comunicarse. No se consigue estar juntos y a veces los raros momentos de reunión quedan absorbidos por las imágenes de un televisor. Volver a rezar el Rosario en familia significa introducir en la vida cotidiana otras imágenes muy distintas, las del misterio que salva: la imagen del Redentor, la imagen de su Madre santísima. La familia que reza unida el Rosario reproduce un poco el clima de la casa de Nazaret: Jesús está en el centro, se comparten con él alegrías y dolores, se ponen en sus manos las necesidades y proyectos, se obtienen de él la esperanza y la fuerza para el camino.


EL ROSARIO

Experiencia de vida Para mí es la oración más hermosa que encuentro para sentirme cerca de la Madre de Dios. El Santo Rosario me permite contemplar el nacimiento, la vida, la pasión, muerte y resurrección de nuestro Salvador. Me hace recordar a cada momento que tengo un Padre que me ama y al cual debo mi creación, a un hermano divino que dio su vida por mí y que la sigue ofreciendo a Dios Padre en la Eucaristía, y al Espíritu Santo, quien me guía e ilumina en mi vida. Todo esto lo contemplo en los misterios. En María siento un gran gozo al recordar el “Sí” de ella, por el que nos vino la salvación al mundo. También me cuestiona porque me hace reflexionar hasta qué punto estoy dispuesta a decir “sí” a todo lo que Dios me pide. El Rosario ha sido una oración muy arraigada en mi familia. De ser una costumbre, ha pasado a ser para mí una necesidad, algo sin lo cual no puedo vivir. Es la oración que más me deleita, la que me hace sentir a María realmente a mi lado, que me acompaña para meditar los misterios de Dios.

El Santo Rosario me permite contemplar el nacimiento, la vida, la pasión, muerte y resurrección de nuestro Salvador.

Sandra Monge, Coordinadora de ADMA. Cartago, Costa Rica

Experiencia de vida En semana santa fui con Griselda como misioneros a una pequeña población de El Salvador. El martes santo avisamos a la gente que no habría misa, pero que celebraríamos la Palabra. A las cinco de la tarde no había llegado nadie a pesar de los dos repiques de campana. Sólo

faltaba un tercer repique y empezamos a sentirnos tristes. Griselda me sugirió rezar el rosario. Al terminar de rezarlo llegaron dos personas. Otras dos se añadieron. Al final había seis. Después de la celebración, una persona se acercó y nos dijo que había decidido no ir a la iglesia porque tenía mucho quehacer, pero que sintió algo en el corazón que la impulsó; además

tomó los lentes que nunca acostumbra llevar a la iglesia. Ese día le tocó leer la primera lectura. Entonces recordé la frase de Jesús: Donde dos o tres estén reunidos en mi nombre ahí estaré yo. José Manuel Meléndez, 27 años, integrante del grupo EJE, del Instituto Técnico Ricaldone, de San Salvador (El Salvador). BS Don Bosco en Centroamérica

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TEMA DEL MES

4. La Purificación de la Virgen María y Presentación del Niño Jesús en el Templo.

3. El nacimiento del Niño Jesús en el pobre y humilde portal de Belén.

MISTERIOS GOZOSOS

El “Rosario”

(Se rezan los lunes y los sábados)

Juan Pablo II

Instrumento tradicional para rezarlo es el rosario. En la práctica más superficial, a menudo termina por ser un simple instrumento para contar la sucesión de las Ave Maria. Pero sirve también para expresar un simbolismo, que puede dar ulterior densidad a la contemplación. A este propósito, lo primero que debe tenerse presente es que el rosario está centrado en el Crucifijo, que abre y cierra el proceso mismo de la oración. En Cristo se centra la vida y la oración de los creyentes. Todo parte de Él, todo tiende hacia Él, todo, a través de Él, en el Espíritu Santo, llega al Padre. En cuanto medio para contar, que marca el avanzar de la oración, el rosario evoca el camino incesante de la contemplación y de la perfección cristiana. El Beato Bartolomé Longo lo consideraba también como una ‘cadena’ que nos une a Dios. Cadena, sí, pero cadena dulce; así se manifiesta la relación con Dios, que es Padre. Cadena ‘filial’, que nos pone en sintonía con María, la «sierva del Señor» (Lc 1, 38) y, en definitiva, con el propio Cristo, que, aun siendo Dios, se hizo «siervo» por amor nuestro (Flp 2, 7). Es también hermoso ampliar el significado simbólico del rosario a nuestra relación recíproca, recordando de ese modo el vínculo de comunión y fraternidad que nos une a todos en Cristo.

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2. La Visitación de María Santísima a su prima Santa Isabel

5. El Niño Jesús perdido y hallado en el Templo.

1. La Anunciación y Encarnación del Hijo de Dios en las purísimas entrañas de la Virgen María.

4. Jesús con la cruz a cuestas, camino del Calvario. 3. Jesús es coronado de espinas.

5. La crucifixión y muerte de Jesús.

MISTERIOS DOLOROSOS (Se rezan los martes y viernes)

2. La flagelación de Jesús, atado a la columna.

1. La oración de Jesús en el huerto de Getsemaní.


EL ROSARIO 4. La transfiguración de Jesús en el monte Tabor.

3. Jesús anuncia el Reino de Dios e invita a la conversión. 2. Jesús y María en las bodas de Caná.

MISTERIOS LUMINOSOS (Se rezan los jueves)

5. La institución de la Eucaristía.

1. El bautismo de Jesús en el río Jordán.

El avemaría El avemaría ha tenido una larga evolución. El saludo del ángel y especialmente su primera palabra (Jaire en griego, Ave en latín) fue usada muy pronto por los cristianos para “saludar” a la Virgen, repitiéndola con frecuencia. Así se encuentra en algunos textos de los santos Padres alrededor del Concilio de Éfeso (año 431). Esta repetición del Ave se concretó en Oriente en torno al siglo VI en el famoso himno mariano Akáthistos, en el que muchas de sus preciosas invocaciones incluyen el saludo Ave: Ave, columna de sacra pureza; Ave, umbral de la vida perfecta; Ave, Tú inicias la nueva progenie; Ave, virgen y esposa...

3. La venida del Espíritu Santo sobre el Colegio apostólico. 4. La Asunción de Nuestra Señora al cielo.

MISTERIOS GLORIOSOS (Se rezan los miércoles y domingos)

2. La Ascensión del Señor al cielo.

5. La coronación de la Virgen María como Reina del universo. 1. La Resurrección del Señor.

Inmaculada. Bartolomé Esteban Murillo (1618-1682) Museo del Prado, Madrid. BS Don Bosco en Centroamérica

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Mons. Antonio de Almeida Lustosa Padre espiritual del Brasil salesiano En la factoría de São Joao del Rei (estado brasileño de Minas Gerais), Juan Bautista Lustosa, por cada hijo que Dios le mandaba, plantaba una palmera de coco. Plantó diez, que crecieron vigorosas, altas hasta alcanzar los 25 metros. La décima hundió sus raíces en la tierra cuando nació Antonio.

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ació el 11 de febrero de 1886. A los dieciséis años Antonio entró en el Colegio Don Bosco. A los dieciocho, fascinado por la figura de Don Bosco, pidió a su padre y a su madre permiso para entrar en los salesianos. A los diecinueve años Antonio entró en la casa salesiana de Lorena como novicio. Desde los primeros tiempos se vio en él un decidido rechazo de toda mediocridad y el esplendor de los dones de naturaleza y gracia recibidos de Dios: la agudeza intelectual, el sereno entusiasmo religioso, la fuerza de una constante entrega. A los veintiséis años fue ordenado sacerdote, y antes de cumplir los veintisiete, se le confió el delicadísimo cargo de maestro de novicios.” La responsabilidad de ser obispo, sucesor de los apóstoles, en su tierra, le hacía temblar. Invitado secretamente a aceptar el nombramiento, lo rechazó. Pero la invitación se la repitió el Nuncio Apostólico a los comienzos de 1925, acompañada de una simpática “prohibición de renunciar”. Y don Lustosa aceptó el ceñirse a su cintura, como Jesús, el delantal del siervo de sus hermanos. Fue consagrado el 11 de febrero, día en que su madre lo había dado a luz y en el que la Virgen había aparecido en Lourdes. Tenia treinta y nueve años. Se convertía en el Pastor de la diócesis de Uberada, ciudad de obreros y mineros. La primera sorpresa desagradable la encontró en el seminario. El menor estaba vacío, el mayor hospedaba solamente a un diácono. Advirtió inmediatamente a la población sobre esta situación, y llamó a todos a colaborar para que no faltasen, junto a los dueños de minas que excavaban caminos en las entrañas de la tierra, sacerdotes que trazasen los caminos del cielo, nuestra verdadera patria junto a Dios.

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SANTIDAD SALESIANA MEDITACIÓN Junto a los silenciosos trabajadores de las minas y de sus dueños, sintió la urgencia de la justicia social, enseñada por la Iglesia, desconocida por los dueños.

era la salud. Alimentación, higiene, cuidados médicos eran los objetivos concretos que era necesario hacer llegar al pueblo pobre, al pueblo sufriente.

Pero las autoridades de la Iglesia, después de la primera prueba positiva de Mons. Lustosa, tenían proyectos más grandes para confiar a su realización. Podrá decir: “He recibido más cartas de obediencia como obispo que como simple salesiano”.

Mons. Lustosa creó una cadena de estaciones arzobispales de la salud. Fundó el primero en 1945, formado por un ambulatorio médico y odontológico con la implicación de 17 médicos y 4 dentistas cristianos. Le siguieron otros 12.

1928. Es trasladado a Corumbá, gran ciudad del estado brasileño del Mato Grosso. Corumbá está en la frontera de Bolivia, donde la pobreza alcanza en ciertas zonas límites intolerables. Hileras de personas, como hormigas silenciosas, pasan la frontera para acampar alrededor de Corumbá. Las dificultades que aquí debe afrontar el obispo son de género distinto a las de Uberada, pero tienen la misma sustancia: miseria e inseguridad que humillan la dignidad de estos hijos de Dios, indiferencia de las autoridades civiles y políticas. 1930. Mons. Lustosa es nombrado arzobispo y trasladado a Belem, en la desembocadura del vastísimo río Amazonas. Inicia el servicio cristiano a los hermanos del enorme estado del Pará: una población joven y cambiante. Filas interminables de familias arriban a Belem durante las terribles sequías que devastan el inmenso nordeste. Buscan casa y trabajo, y quizás una pequeña embarcación con la que engancharse a los grandes barcos que todos los días suben la corriente del río Amazonas. 1941. Es enviado como arzobispo a Fortaleza, capital del Ceara. Llega allí en la plena madurez de sus cincuenta y cinco años. Se quedará por 22 años, y dará lo mejor de su vida en su compromiso espiritual, pastoral y social. El primer problema que se tenía que resolver a favor de la gente pobre

En 1948 el arzobispo inauguró la Sopa de los pobres. Los lugares de distribución, coordinados por los Servicios Sociales de la Arquidiócesis fueron una aportación notable a las supervivencias de la gente más necesitada. La Casa del niño Jesús, fundada por el padre Waessen, fue puesta bajo la protección del arzobispo. Presta asistencia médica y hospitalaria a las muchachas madres. Su Radio Iracema apoyó La Hora del Pobre, transmitida por el padre Paixao, con la finalidad de crear en los oyentes una conciencia social cristiana. Relacionada con ella surge la Institución de asistencia a los pobres. Su comité de mujeres cristianas pudo distribuir semanalmente ayudas importantes en los casos más penosos y urgentes.

la noche, a disposición de aquellas personas que trabajaban desde el alba hasta la puesta del sol. Fue la obra más comprometida, en la que hizo intervenir a profesores de nivel universitario. Más tarde fue incorporada a la Universidad Federal del Ceara. De esta escuela salieron centenares de asistentes sociales con mentalidad cristiana al servicio de los trabajadores y de las familias. Otro ámbito de compromiso social para Mons. Lustosa fue el problema agrario. Movilizó a todas las fuerzas de la Iglesia y del Estado para mejorar decididamente las condiciones dificilísimas de la gente campesina, azotada por la sequía periódica. Hizo estudiar canalizaciones, lagos artificiales. Hizo llegar expertos para aconsejar cultivos para tierras pobres en agua. Por desgracia el compromiso de la autoridad no fue a la par con su buena voluntad. Para ayudar a las familias campesinas fundó también una congregación de religiosas, las Josefinas.

El primer problema que se tenía que resolver a favor de la gente pobre era la salud

El segundo problema que el arzobispo trató de resolver fue la instrucción gratuita a los pobres. Ésta descubría a los trabajadores su propia dignidad, les persuadía de que no toda la vida estaba hecha de picos de las minas o de azadas del campo; y les daba el inestimable derecho a votar (negado por las leyes a los analfabetos). Mons. Lustosa abrió 13 escuelas populares que funcionaban en los turnos diarios: por la mañana y por

En 1963, a los setenta y siete años y 38 de actividad episcopal, Mons. Lustosa presentó su dimisión al Papa. Se daba cuenta de que en el campo de Dios se necesitaban trabajadores más jóvenes y vigorosos que él en aquellos momentos. Se retiró a la casa salesiana de Carpina, y en los años que todavía Dios le concedió, vivió la vida del salesiano que reza y trabaja dentro de los límites que la salud permite. La Virgen fue a llevárselo el 14 de mayo de 1974. Había vivido ochenta y ocho años. El que abrió su testamento leyó tras palabras: “No tengo nada”. Lo había dado todo a Dios y a sus hermanos. BS Don Bosco en Centroamérica

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RECOMENDAMOS

Nueva publicación del Padre Luis Mariotti LUIS FERNANDO DUBÓN El Padre Luis Mariotti, actualmente en la comunidad del Colegio Don Bosco de Guatemala, siempre ha manifestado una gran sensibilidad pastoral, una preocupación incansable en el área de la evangelización y catequesis, en la enseñanza, en la publicación de diversas obras, en el servicio de la predicación. Además de diversos cursos en las diferentes Escuelas Bíblicas en la Capital, particularmente en la Parroquia La Divina Providencia, en los últimos años ha escrito una serie de folletos bíblico teológicos de gran interés para los laicos y particularmente para los agentes de pastoral.

En mayo se ha editado su publicación número treinta y cinco (35) titulada: EUNUCOS POR EL REINO de la Colección Espiritualidad. Citando a MT 19,12 (“Hay eunucos que se hicieron tales a sí mismos por el Reino de los cielos. Quien pueda entender, que entienda”), inicia su trabajo exponiendo de manera clara, directa, didáctica, ágil, los temas de la llamada divina, el seguimiento de Cristo, la consagración religiosa, el significado de los consejos evangélicos, el seguimiento de Cristo virgen, pobre y obediente, para concluir su trabajo con un capítulo dedicado a la Virgen: María, modelo de vida consagrada.

El beneficio a la comunidad eclesial ha sido reconocido por sacerdotes, religiosos y laicos, quienes ven en los escritos del Padre Mariotti no solamente el esfuerzo de un estudioso de la Sagrada Escritura y de la Teología, sino la experiencia de un pastor consciente de su responsabilidad de evangelizar con una fuerte y bien cimentada espiritualidad sacerdotal.

CONOCIENDO A DON BOSCO

Para alcanzar estas tres gracias rezaremos todos los días tres avemarías y un Gloria al Padre, repitiendo por tres veces la jaculatoria: «Madre querida, Virgen María, haz que yo salve el alma mía». En tanto, en el Oratorio todas las mañanas, temprano, se recitaban en común las oraciones y la tercera parte del rosario, mientras Don Bosco celebraba la santa misa.

Decía Don Bosco: “Un válido apoyo para ustedes, hijos míos, es la devoción a María Santísima. Ella les asegura que, si son devotos suyos, además de colmarlos de bendiciones en este mundo, con su patrocinio, tendrán el Paraíso en la otra vida. Estén, por tanto, totalmente seguros de que todas las gracias que pidan a esta buena Madre les serán

concedidas, con tal de que no pidan nada que les pueda hacer daño. Tres gracias, particularmente, deben pedirle con vivas instancias: • no cometer ningún pecado mortal en sus vida; • conservar la santa y preciosa virtud de la pureza; • estar lejos y huir de los malos compañeros.

Desde entonces, ni un solo día se dejó en Valdocco de alabar a Dios con el rosario y el santo sacrificio de la misa, pese al ambiente contrario que se iba formando en aquel entonces contra estas diarias prácticas de piedad. Cuando Don Bosco se tenía que ausentar de Turín lo sustituía en el altar algún invitado. Memorias Biográficas, Volumen III, Pág. 172 BS Don Bosco en Centroamérica

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