Boletín Salesiano 137

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CONTENIDO DON BOSCO EN CENTROAMERICA Director: Heriberto Herrera Dirección: Parroquia María Auxiliadora. Apartado 2324. San Salvador. El Salvador. Teléfono: (503) 225 9019, Fax: (503) 225 9018 Correo electrónico: bs.cam@telesal.net hherrera@telesal.net

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Sergio Checchi, Hugo Estrada, Luis Fernández Cuervo, Dionisio Pacheco.

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No. 137

Pascual Chávez: IX sucesor de Don Bosco

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Educar como Don Bosco

Por favor. Déjenme soñar

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Tema del Mes: COADJUTORES

Religiosos nuevos para el mundo del trabajo 9 Y entonces, ¿Qué es un coadjutor? 9 Recia vocación de laico consagrado 12 Descubriendo, caminando 13 Nuevos e inimaginables retos 14 Vivir mi vida cristiana con el estilo de Don Bosco 15 Fraile o no fraile, pero sí salesiano 16 Figura fascinante del coadjutor 16 Los jóvenes lo perciben 17 Vocación oratoriana 17 ¿Por qué no? 18 Cresco: la casa de formación del coadjutor 18 Meditación

El estiércol del diablo

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Perfil

Además de encontrar el más reciente número de nuestra revista, podrá aprovechar otros materiales educativos y pastorales.

Opinión

P. emeterio Serrano, sdb Una falsa y dañina educación sexual

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Conociendo a Don Bosco

Don Bosco y los coadjutores

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Presentación

La vida no siempre transcurre rectilínea. Lo cual vale para personas como para instituciones. Períodos de renovación, creatividad y efervescencia se alternan con otros de rutina tranquila. A veces aparecen también tiempos de crisis o desconcierto, cuando no de decadencia. uestra congregación salesiana está viviendo en los últimos meses un período de alta creatividad. Acaba de terminar en Roma el 25 capítulo general, con 230 delegados de todo el mundo empeñados en tomar el pulso a la congregación y diseñar pautas innovadoras para dar calidad a la presencia salesiana. Cada seis años la congregación salesiana hace este ejercicio saludable, que la ayuda a sintonizar con el mundo cambiante y afinar su misión educativa pastoral y su vivencia espiritual. Con el capítulo general concluido, estrenamos Rector Mayor y su Consejo asesor. Todavía guardamos viva la memoria de la figura imponente de Don Juan Vecchi, quien en un período relativamente corto de gobierno, supo dar a la congregación un impulso profundo en vida y acción. El nuevo Rector Mayor hereda este rico capital espiritual y goza de la confianza que el Capítulo General ha depositado en él y en sus inmediatos colaboradores. Nos aprestamos a remar mar adentro hacia aguas profundas.

Coincidencia providencial: dos salesianos y una salesiana son beatificados. Lo que viene a ser como una ratificación de la validez de nuestro carisma salesiano, capaz de producir frutos de santidad. Y siguen las coincidencias: los tres tienen raigambre latinoamericana. Más aún, la beata salesiana es nuestra, de nuestro pequeño istmo, hija de nuestro pueblo, hermana nuestra. El otro es salesiano coadjutor. Su beatificación pone de repente en primer plano esa original modalidad de ser salesiano. Los salesianos coadjutores no han gozado hasta ahora de especial relieve dentro y fuera de la congregación. Y eso por culpa de un larvado o manifiesto clericalismo todavía domi-

nante. El gran público tiende a identificar a los salesianos como sacerdotes. Es de esperar que Artémides Zatti nos conceda la gracia saludable de descubrirnos hermanos antes que ministros, herederos en corresponsabilidad del carisma educativo de Don Bosco. Tanto motivo de esperanza y vitalidad asombra y entusiasma. Nos esperan nuevos caminos por recorrer. No hay tiempo para nostalgias ni pesimismos. Los retos de los tiempos nuevos ayudan a descubrir filones inexplorados de espiritualidad salesiana, como por ejemplo la riqueza del Sistema Preventivo, cuya aplicación se ha de extender a un ámbito mucho mayor que el simplemente escolar. Heriberto Herrera

BS Don Bosco en Centroamérica

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Por favor. Déjenme soñar Vivimos en una sociedad que mata los sueños, particularmente los de los más pequeños, privándolos de algo fundamental para crecer y madurar satisfactoriamente. Bruno Ferrero “Por aquella época, tuve un sueño que permaneció grabado profundamente en mi mente, durante toda la vida...”. La vida de Don Bosco quedó marcada por este sueño. En los momentos de incertidumbre, de dificultad, o en vísperas de decisiones importantes, Don Bosco “soñaba”. Sus sueños eran mensajes; eran irrupciones venidas “desde fuera”, algo extraordinario, profético, tranquilizador.

priva a los niños y adolescentes de algo muy necesario para su maduración y crecimiento. Los chicos necesitan de un tiempo para crecer, y en esa etapa, los sueños, los sentimientos, las emociones y la fantasía deben ser cultivados, con la ayuda de los padres y de los educadores. He aquí algunas simples consideraciones.

nosotros, sus padres y madres, apresuramos su ingreso al mundo de la “eficiencia a toda costa”, un mundo “exitista”, que no repara en el modo como se llega al éxito, porque quien no se adapta, se arriesga a quedar excluido del mecanismo. Incluso, al llegar a la escuela, el niño enfrenta criterios de evaluación, selección, y exclusión. No podemos maravillarnos si nuestros pequeños se sienten incomprendidos, tensionados, deprimidos... • Como en el cine... ¿Cuántas veces hemos visto en un film el hallazgo del “arca perdida”, por protagonistas que se llevan un chasco porque las riquezas buscadas incansablemente no existen? Frecuentemente, tratamos a nuestros niños, niñas y adolescentes como si fueran uno de esos arcones llenos de riquezas, sintiéndonos desencantados cuando los “tesoros” no son lo que esperábamos.

El juego es una necesidad imperiosa

Don Bosco no guardaba los sueños para sí; los comunicaba. Presentó a los suyos los acontecimientos más importantes relatándoles sus sueños. En cambio, nuestra sociedad “mata” los sueños, especialmente si provienen de los más chicos. En el campo educacional, esta mordaza puesta a los sueños,

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• Los niños no son adultos en miniatura, aunque a menudo sean investidos precozmente de responsabilidades que no tienen capacidad de sobrellevar. Frecuentemente la televisión y la publicidad los invitan a asumir comportamientos propios de adultos. También

El verbo educar proviene de un vocablo latino que significa “sacar afuera”. Para ser verdaderos educadores y educadoras debemos animar a los chicos a adquirir habilidades y desarrollar sus propias cualidades, aunque no siempre coincidan con nuestras expectativas. Los niños y niñas que se ven obligados a satisfacer los deseos de sus padres y madres, tarde o temprano pasan por períodos de grandes crisis, particularmente en el momento de la elección de su actividad profesional o de su pareja.


• “Alejandro caminaba por la pared...” En el cine, la televisión y en los videojuegos, los héroes son destrozados y recompuestos mediante injertos mecánicos y computarizados que superan las posibilidades de la naturaleza, e incluso mueren y resucitan. Hace años sacudió la conciencia de nuestra sociedad el caso de aquel niño que quiso “caminar por la pared”, como Alejandro, el dibujo protagonista de un spot publicitario, y terminó fracturándose. El pequeño creyó que bastaba alimentarse con determinado producto todos los días para romper con las leyes de la gravedad, que sin duda no conocía. Es legítimo, pues, preguntarse si estos entretenimientos modernos no deforman el contacto de los niños y adolescentes con la realidad. A esta influencia audiovisual debe agregarse la creciente desafección a la lectura y la escritura que sufrimos. Hemos ingresado a una nueva forma de analfabetismo: somos incapaces de “leer” el mundo, no sabemos sorprendernos, perdimos el gusto por detenernos a contemplar, la reflexión se ha convertido en un reto inabordable. Por algo Einstein advertía: “El hombre que no sabe maravillarse es un hombre muerto”. • La inteligencia y la afectividad deben crecer juntos. Como padres y madres debemos favorecer el desarrollo de la “inteligencia emocional” de nuestros hijos e hijas. Einstein advertía: “El hombre que no sabe maravillarse es un hombre muerto”.

Una buena capacidad intelectual manifestada en el ambiente escolar no significa ser inteligente frente a la vida y las dificultades que ésta plantea. Es preciso que los niños y niñas descubran el mundo de las emociones y los sentimientos, y únicamente los padres atentos pueden brindarles el gusto y el placer de aprender, de la tranquilidad, de la confianza en sí mismo y en los demás, de la alegría, de la comunicación, y del autocontrol. Para conseguirlo, debemos brindarles un largo tiempo de poesía y de sue-

EDUCAR COMO

DON BOSCO

ocupados por el crecimiento físico de sus hijos, ¿cuántos se dedican, verdaderamente, a la maduración de la vida interior de los mismos? • Medios y espacios para la imaginación. La energía necesaria para superar contrariedades se alimenta, entre otros recursos, de la imaginación. Ésta desarrolla la creatividad y la capacidad de adaptación e innovación, que cada día son más necesarias. Los padres siempre tenemos a nuestro alcance, para desarrollar el mundo imaginativo de nuestros hijos, el juego, el cuento, el dibujo y la lectura.

El juego no es una compensación, sino una necesidad imperiosa. Los cuentos ayudan a superar angustias y miedos, ya que a través del mecanismo de la identificación, facilitan la aprehensión de valores fundamentales. El placer de hacer y dibujar cosas Los niños necesitan de un tiempo para crecer con las propias manos brindan la posibilidad de ños. La sensibilidad no es un acce- aprender a liberar el espíritu. sorio inútil. • R e-descubrir las “vitrinas” del • Los juegos infantiles son cosas espíritu. La vida moderna tiene mu- de los adultos. Después del don de chas “exposiciones” corporales: la vida, uno de los más grandes recertámenes de belleza, eventos de- galos que podemos hacerles es el portivos, spots publicitarios... ¿Por del tiempo: estar con ellos, hacer qué no preocuparse, con la misma con ellos, fantasear con ellos. Actiintensidad, de “vitrinas para el es- vidades tan “sin importancia” se píritu”, puesto que éste es el más convierten, para ellos, en momensufrido? tos inolvidables. La relación “paDebemos favorecer los espacios de “reanimación”, principalmente para los que aún están creciendo. Don Bosco lo intentaba, concretamente, en sus oratorios, que eran lugares donde el desarrollo corporal se armonizaba con los sentimientos y la espiritualidad. De todos esos padres que están tan pre-

dres-hijos” tiene necesidad de un tiempo común. • El mundo del espíritu. Hoy nos quejamos de la ausencia de espiritualidad. Más que nadie, nuestros niños y niñas tienen necesidad de esta vacuna contra la intoxicación del materialismo. BS Don Bosco en Centroamérica

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TEMA COADJUTORES DEL MES

Religiosos nuevos para el mundo del trabajo Sergio Checchi Así se titula un libro escrito en Roma en 1961 por un gran conocedor de Don Bosco, Pietro Braido. Ese libro habla de los “salesianos coadjutores”. Antes y después de esa fecha se escribieron otros muchos sobre el mismo tema. Pero, ¿quiénes son los “salesianos coadjutores” para merecer tal atención? Hoy, después de mucho tiempo, los cristianos estamos comprendiendo que, cuando se habla de “Iglesia”, no se habla sólo de los obispos y sacerdotes, sino también de los laicos. Porque la gran comunidad cristiana, tal como la pensó y la quiso Jesús, está compuesta de laicos y sacerdotes, con igual dignidad (la de ser bautizados) e igual responsabilidad (la de evangelizar el mundo). De igual manera, cuando Don Bosco pensó y quiso su Congregación, la Sociedad Salesiana, dedicada toda ella a la educación y evangelización de los muchachos pobres, la pensó y la organizó compuesta de sacerdotes y de laicos. Así lo dejó escrito él mismo en los primeros Estatutos de los salesianos: “En esta Sociedad, que se compone de clérigos y laicos, todos los miembros viven en comunidad fraterna, unidos por el lazo de la caridad y de los votos religiosos, que de tal manera los junta, que forman un solo corazón y una sola alma”

Don Bosco se preocupaba del alma y del cuerpo de sus muchachos.

De modo que, al acercarse a una Obra Salesiana, no es correcto decir: “Aquí viven los padres salesianos”, o decir: “Mi hijo estudia en un colegio de los padres salesianos”. Los salesianos Coadjutores: comprometidos con los jóvenes para una no son sólo respuesta concreta, real y sostenible. “padres”; los hay también “laicos”. Es más co- salesianos laicos (o “hermanos”, rrecto decir simplemente “los sa- como a veces se les llama). Pero lesianos”, porque entre ellos hay unos y otros son verdaderos “salaicos y sacerdotes. Unos y otros lesianos”. son igualmente salesianos. Cuando jóvenes, unos y otros conocieron El “salesiano coadjutor” no es un a Don Bosco; les fascinó la vida del religioso de segunda clase, una essanto, su misión y su estilo; y deci- pecie de imitación de sacerdote, dieron seguirlo e imitarlo. Entra- alguien que no logró terminar los ron al Noviciado; se ataron a Don estudios del seminario. No. Ellos Bosco con el voto de vivir obedien- simplemente no tenían vocación tes, pobres y castos; y ahora tra- sacerdotal, pero sí tenían el deseo bajan codo a codo en la educación y la vocación de seguir e imitar a y evangelización de los muchachos. Don Bosco. Por eso, sin dejar de La diferencia es que unos tenían ser laicos, entraron en la Congrevocación sacerdotal, estudiaron gación Salesiana y se entregaron al para eso, y ahora son “padres”; bien de la juventud, con el estilo y otros, en cambio, tenían vocación las características propias de la laical, estudiaron otras carreras y “laicidad”. ahora son “coadjutores”, es decir, BS Don Bosco en Centroamérica

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trales y con su banda musical. Viviendo algunos meses en la Casa Generalicia, pude también apreciar a inolvidables figuras de salesianos laicos, trabajando en los más diversos menesteres: la oficina del correo, el estudio de arquitectura, el archivo fotográfico, el dicasterio de formación....

Don Bosco quiso una congregación moderna, cercana alpueblo, solidaria con el progreso.

Para entender esto hay que remontarse al mismo Don Bosco. Cuando Don Bosco trabajaba por los muchachos, se preocupaba no sólo de su alma, sino también de su cuerpo; no sólo les predicaba y los confesaba, sino también les enseñaba artes y oficios para que pudieran ganarse el pan de cada día. Don Bosco quiso que sus salesianos fueran una Congregación moderna, cercana al pueblo, solidaria con el anhelo general de progreso, que junto con la doctrina cristiana enseñara también ciencias y técnicas a los hijos del pueblo. Por eso Don Bosco impulsó mucho la apertura de escuelas técnicas y profesionales. Y precisamente por eso, cuando pensó en reunir a muchos colaboradores y formar con ellos la Sociedad Salesiana, no pensó sólo en sacerdotes, sino también en laicos, que enseñaran artes y oficios a los muchachos, y que con su testimonio de laicos ejemplares fueran para ellos modelos de vida cristiana. Y esto valía no sólo para los tiempos de Don Bosco. Aun hoy la compleja tarea de promoción humana y de evangelización de la juventud necesita la estrecha colaboración de sacerdotes y laicos, que unidos por la misma consagración

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al Señor, con el mismo estilo de Don Bosco, y en forma complementaria, entreguen su vida al bien de los jóvenes. Si los salesianos pudieron entrar a los países latinoamericanos en aquellos años difíciles en que los gobiernos liberales expulsaban a frailes y monjas, fue porque, junto con los sacerdotes, iban los “salesianos laicos”, con bigotes, chaleco y corbata. Los gobiernos les abrían las puertas porque los hijos de Don Bosco se presentaban como civilizadores, para enseñar artes y oficios a los muchachos de las clases populares. Desde niño tuve la suerte de conocer a maravillosos salesianos coadjutores. Uno, en concreto, fue para mí como padre y madre. Se llamaba Alfonso Merlino. Había sido misionero en Japón durante diez años, luego secretario de Mons. Rótolo, finalmente excelente organista de la parroquia, poeta y experto cocinero. Cuando luego fui aspirante y novicio, conocí a centenares de jóvenes Coadjutores. Vivían a la sombra de la Casita de Don Bosco en I Becchi, estudiaban artes gráficas, mecánica, carpintería y agricultura; nos deleitaban con sus frecuentes obras tea-

Hoy mismo, en Centroamérica, los encontramos al frente de muy diversas actividades: jefes de taller, profesores universitarios, animadores de Oratorios, administradores de nuestras obras. Pero siempre, religiosos y educadores. El único defecto es que son pocos. Es una hermosa vocación, lastimosamente poco conocida, toda por descubrir. Creo que sería muy aburrida e incompleta una comunidad salesiana si al lado de los sacerdotes faltaran los salesianos laicos. Juntos, ofrecemos al mundo una más genuina imagen de la Congregación Salesiana tal como la ideó Don Bosco: juntamente pastoral y laical.

Salesianos Coadjutores en Centro América País de origen: Costa Rica El Salvador Guatemala Nicaragua Panamá Australia España Estados Unidos Holanda

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Rangos de edad: 20 a 30 años 31 a 40 años 41 a 50 años 51 a 60 años 61 a 70 años 71 a 80 años más de 80

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...y entonces, ¿qué es un coadjutor?

TEMA COADJUTORES DEL MES

UNA VIVENCIA PARA SEGUIR DESCUBRIENDO Alfonso Víquez

sacramentales y de construcción de edificios.

Infinidad de veces los coadjutores nos vemos en apuros cuando surge la “dichosa pregunta” en medio de cualquier conversación:

¡Cuánta razón tenía Don Bosco en “meternos” a los coadjutores dentro de la vida comunitaria de quienes quieren acompañar la vida de los jóvenes a su estilo! ¡Cuánta ver-

puestas sin nosotros, quizá por la vereda del individualismo, del consumismo y la injusticia. Porque dejamos de ser luz (cercanía, empatía auténtica) que ilumine la interrogante de quien tiene hambre no sólo de pan, sino de justicia estructural y de desarrollo como camino de personalización auténtica. Y volvemos a lo mismo: ¿Queda claro qué es el coadjutor? La verdad es que no. No para quien no

-¿Qué es eso de coadjutor salesiano? Entonces respiramos, tomamos impulso y “soltamos un buen rollo”, explicándolo. Y siempre el “escozor estomacal” nos llega cuando, después de cinco o diez minutos de estar hablando, la misma persona te devuelve la pregunta: -¡Creo que ya entendí! ; pero, entonces, ¿se pueden casar? O lo otro: -¿Entonces qué hacen? ¿Son “medio curas”? También esto: -¿Entonces, cuánto te falta para ordenarte o graduarte? Descubrir las nuevas urgencias o pobrezas sociales.

Es entonces cuando nos preguntamos a nosotros mismos: ¿Vuelvo a empezar o me callo? Personalmente, muchas veces he optado por lo segundo con cierta cortesía. El coadjutor no se “explica”, se capta, se intuye con la cercanía, se descubre en la real incidencia, en el vivir salesiano.

dad descubrimos en la palabra encarnación como “hacerse hombre”, como el retomar los valores, realidades actuales, descubrir las nuevas urgencias o pobrezas sociales y humanas y redimirlas desde la fe con espiritualidad (identidad) definida!

En estos casos, yo soy de los que creen en aquella famosa frase: “El mundo depende del color de los lentes con que lo mires”. De hecho lamento recordar aquella experiencia de comunidad, en cierto lugar, cuando la mayoría de las reuniones se dedicaban por entero a arreglar los asuntos litúrgicos,

Si no se asume el mundo laico con sus propios valores, se sigue en la burbuja de cristal. Si no se identifican y retoman los nuevos retos de la época, se consigue poca respuesta a la real necesidad de los jóvenes. Si no entramos en diálogo con la cultura y la sociedad, ésta encuentra por sí misma sus res-

sabe leer a Don Bosco; no para quien vive su mundo según el esquema de “altar vrs. mundo”; no para quien sigue pensando que “salvar almas” es separar y rechazar, sacrificar y mortificar (sólo de por sí) todo lo mundano; no para quien quiere mucho a los jóvenes (porque sólo le gusta sentirse querido por ellos) y no entiende ese querer como comprometerse con todo el joven y con su necesidad en busca de una respuesta concreta, real y sostenible; no para quien se mata en la administración de una obra pensando que eso es lo más concreto, y no parte de la persona humana y su situación real. BS Don Bosco en Centroamérica

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Recia vocación de laico consagrado Valió la pena, vale la pena y seguirá valiendo la pena Pedro Chico, 52 años Jamás olvidaré, por la alegría que sentí, el día que un Salesiano, después de la entrevista y examen de rutina, me dijo: Prepárate para venir con los Salesianos. Con la salida del seno de mi familia empezaba a recorrer la gran aventura de mi vida: Astudillo, Cambados, Urnieta, Zaragoza. Período de formación en un ambiente exquisito: clima de familia, cercanía de los Salesianos con los alumnos, amistad con los Salesianos, participación, nos hacían sentirnos responsables de las pequeñas cosas. Luego vino el segundo periodo de formación en el trabajo: León, Bolivia, Nicaragua, San Salvador, Honduras. Fue otro gran paso en el que experimenté la vida comunitaria en la vida activa, conjugando espíritu de entrega y disponibilidad, atención a los muchachos aprendices, grupos juveniles con variedad de personas, culturas, ambientes, edades, con su riqueza que fue llenando mi madurez y poder así sentir cada día más fuerte mi pertenencia a la comunidad salesiana y dar sentido a mi consagración. Lo de ser Salesiano lo he tenido claro desde que conocí al primer Salesiano que me cautivó por su alegría, entusiasmo, dinamismo y gran humildad. ¿Religioso Laico? Esto me tocó pensarlo con más calma. Hice el bachillerato en el aspirantado para Sacerdotes. Allí conocí santos sacerdotes y religiosos laicos. No

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simpatizaba con la vocación sacerdotal por el horario rígido, la absorción por los sacramentos, la vestimenta... El testimonio de salesianos religiosos laicos y María Auxiliadora fueron determinantes para mi orientación por la recia vocación de laico consagrado, de la que nunca he dudado y que me ha hecho feliz. Los salesianos llegados de América narraban con entusiasmo sus vivencias, retos y aventuras misioneras. Eso prendió mi corazón de 15 años. A los 25 partí para Bolivia y luego para Centro América. Hace 38 años salí de mi pueblo. Tengo 32 años de ser Salesiano Religioso Laico y 26 de vivir en América. Puedo decir que valió la pena, vale la pena y seguirá valiendo la pena, porque soy muy feliz. Y si volviera a empezar , volvería a escoger ser Salesiano R eligioso Laico. Esta vocación, creación genial de Don Bosco, la siento correc-

ta, completa, original y significativa con mi identidad. Me permite vivir mi consagración en el mundo del trabajo, en medio de 300 jóvenes obreros en el Centro de Capacitación San Juan Bosco en Tegucigalpa, Honduras. Trato de ayudarlos a ser buenos cristianos y honrados ciudadanos, a lo Don Bosco. He tomado en serio la vida, lo cual me ha llevado hasta aquí. Me he empeñado en ser libre, auténtico, servir, amar, ser feliz. La felicidad no es la búsqueda egoísta de sí mismo, sino la realización de una constante entrega a los demás, sobre todo a los jóvenes más pobres. Hace años quise tomar la vida en serio, y esa actitud me ha llevado hasta aquí. Ha significado mucho: ser libre, auténtico, servir, amar; en definitiva, ser feliz. Pero una felicidad que no es búsqueda egoísta de sí mismo, sino realización en la constante entrega a los demás, sobre todo a los jóvenes más pobres.


Descubriendo, caminando

TEMA COADJUTORES DEL MES

He descubierto la profundidad de una mirada Alfonso Víquez, 33 años Yo soy de esas “historias” donde el camino no está hecho, “se hace al andar”. Incluso más allá: con Don Bosco creo que siempre hay algo nuevo por descubrir. De hecho ha sido toda una gran aventura. Cuando era estudiante de derecho en la Universidad de Costa Rica, con buena “novia” y buen futuro, descubrí que la plenitud de servicio al joven pobre se podía cumplir siendo salesiano. Al caminar entre las polvaredas, la desesperanza y la agonía del “basurero” de la zona 3 de la ciudad de Guatemala, descubrí que no bastaba el sentimiento, se necesitaba el compromiso. Durante mis años de formación salesiana, descubrí, mirando a lo profundo, que “lo mío” no era “el altar” sino la vida y su transformación cristiana desde dentro. Era casi una inclinación natural, un “gusto” y un llamado a la vez. Decidí entonces ser coadjutor. Cuando estuve “recién salido del horno” al iniciar la obra en San Isidro de El General (Costa Rica), los jóvenes campesinos me enseñaron que necesitaban muchas oportunidades de transformación, vividas como procesos. Y descubrí el arte de educar desde la realidad y el grupo. Fue desde entonces “mi

salsa” como salesiano laico; la educación es mi “especialización”, el pequeño-gran-arte por desentrañar, dominar, construir, crear y profundizar. En CRESCO me identifiqué y crecí en mi identidad laical. Me acongojé con los retos de la misma, e hice mi Profesión Perpetua en el contexto del mundo campesino de mi país, como quien “se deja” en las manos de un Padre amoroso, a sabiendas de sus muchas debilidades. Desde los últimos siete años de acción salesiana directa, en la Parroquia María Auxiliadora (San Salvador), en el Colegio Don Bosco (Guatemala) y en el Polígono Industrial Don Bosco (San Salvador), he descubierto la profundidad de una mirada y el significado retador de un grito. La mirada penetrante del joven dispuesto a matar por defender a un “cuate” de su pandilla; la mirada ansiosa del cocainómano o la mirada perdida del pegamentero, sin lugar fijo, sin rumbo, sin sentido; la mirada confiada y transparente del

joven pobre y sencillo que se entrega en tus manos para que aligeres sus desgracias; la mirada agresiva del rebelde y violento en cuya repelencia existe la más clara petición que te intereses por él, pues nadie antes lo ha hecho. La mirada de cristal de la joven violada en su intimidad física, en su dignidad, que parece buscar desesperada lo que le han robado. El grito de su realidad, de su falta de oportunidades, de su analfabetismo y su subestima, de la necesidad de un esquema que cure no sólo su soledad o tristeza, sino que crea en él, que le rescate su dignidad desarrollando todas sus potencialidades de persona en un futuro real y distinto. Que pueda romperse el círculo maldito de la pobreza y le lleve a comprometerse en su transformación y en la de su entorno, de su barrio, de su gente. El grito de alternativas reales de producción, empresa, trabajo dignificante, acceso a tecnología, educación, cultura, arte. El grito que nace de su propia dignidad humana; la misma dignidad de todos los que habitamos el mismo barrio del orbe humano. BS Don Bosco en Centroamérica

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Nuevos e inimaginables retos Tratándose de Don Bosco, la cosa era distinta Mario Olmos, 37 años Siempre admiré el trabajo incansable de muchos salesianos que conocí durante mis años de colegio. Pero nunca me imaginé a mí mismo tomando la decisión de ser religioso. Si me hubieran hecho la propuesta para ingresar en el clero diocesano o en otra congregación, difícilmente habrían logrado convencerme. Tratándose de Don Bosco, la cosa era distinta. Había acabado los cursos del bachillerato y sólo esperaba la graduación. Fue cuando a algún salesiano se le ocurrió preguntarme: ¿No te gustaría ser salesiano? Y ahí comenzó la historia. Inicié mi formación salesiana en Guatemala sin conocer toda la riqueza de la vocación salesiana. De hecho, recuerdo que ni siquiera me cuestioné el hecho de ser sacerdote. Simplemente lo acepté como la única vía para ser salesiano. Los primeros años de formación me pusieron en contacto con la figura poco conocida del salesiano coadjutor o salesiano laico. No sólo su

Sobre los Coadjutores 14

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número era pequeño en la inspectoría de Centro América. Su misma figura permanecía muchas veces escondida en los talleres y en la propuesta vocacional de los salesianos de la época. Leí cuanto se había escrito sobre esta figura de Salesiano. Así llegué a descubrir el enorme potencial pastoral y evangélico de una vocación que me parecía hecha a la medida de los tiempos actuales. Vivir la fe y la entrega al Señor a partir de las cosas cotidianas, del trabajo y del empeño diario de educación y promoción de los jóvenes me parecía que rompía todos los moldes en los que yo había pensado la vida religiosa. Sabía que una decisión de este tipo podía suscitar poca comprensión. Pero el último año de los estudios de filosofía opté por continuar mi formación no ya como sacerdote sino como salesiano coadjutor. El apoyo y la confianza de muchos Nuestra Pía Sociedad se compone de sacerdotes, clérigos y coadjutores. Su función especial es la de ayudar a los sacerdotes en las obras de caridad cristiana propias de la Congregación. La historia eclesiástica nos presenta muchos ejemplos

salesianos fueron claves para abrir camino en lo que yo siempre consideré como una nueva experiencia vocacional. Implicaba romper los esquemas que todavía prevalecían en la manera de concebir la identidad y el campo de trabajo educativo pastoral de esta figura vocacional. Las opciones que vinieron después, como la formación política y social, la profundización en el campo de la Doctrina Social de la Iglesia, el trabajo en la formación salesiana, la inserción en el campo de la labor universitaria, sólo han sido la consecuencia de un modo de entender mi vocación y de no poner obstáculos a lo que Dios me ha ido pidiendo a través del tiempo. Hoy, desde los diversos servicios que presto a la Inspectoría y desde mi trabajo en el campo universitario, descubro todavía nuevos e inimaginables retos para mi vocación.

de laicos que ayudaron poderosamente a los Apóstoles y a los demás ministros sagrados; y la Iglesia se ha servido en todo tiempo de buenos fieles para el bien del pueblo y la gloria de Dios.


Vivir mi vida cristiana con el estilo de Don Bosco

TEMA COADJUTORES DEL MES

A mí me conquistó el espíritu salesiano

Alex Granados, 33 años Le conté a un Hermano marista amigo mío del Liceo Salvadoreño que iría al prenoviciado en Guatemala para ser salesiano. Él me preguntó un poco sorprendido: ¿Y vas a ser sacerdote?. La pregunta me sorprendió también a mí. Despuès de seis meses de discernimiento con el P. José Corò, no me había planteado ese “problema”. Con ingenuidad y entusiasmo le contesté: Si hace falta, me hago “cura”. A mí me conquistó el espíritu salesiano que percibía en la pequeña comunidad salesiana del Instituto Técnico Ricaldone en 1985: amabilidad, cercanía, esprítu de familia, alegría y todo el acompañamiento que recibíamos de los salesianos. Todo esto me cautivó para querer vivir mi vida cristiana con el estilo de Don Bosco. Mi satisfacción fue mayor cuando comprobé que podía vivir como salesiano siendo laico. En el prenoviciado encontré formadores y posnovicios que eran “salesianos laicos” y que llevaban una vida ejemplar al estilo de Don Bosco. En nuestro tiempo, más que en otros, pueden las obras católicas, y entre éstas nuestra Congregación, tener una ayuda eficacísima de los seglares; ya que en ocasiones pueden ellos hacer más bien y mejor que los propios sacerdotes.

Después de mi experiencia en tirocinio y de mis dos años de formaciòn específica en el Centro Regional del Salesiano Coadjutor, he descubierto con mayor fundamento la originalidad y actualidad de mi vocación. Ser salesiano coadjutor en estos tiempos significa para mí lanzarme a la aventura de iluminar con el evangelio las realidades sociales de nuestros pueblos desde los contextos secularizados que la cultura globalizada ofrece hoy. Sorprende cómo Don Bosco logró compartir con los jóvenes la experiencia de Dios respetando su condición de jóvenes. El salesiano coadjutor comparte la fe con los mu-

Tienen en particular los Coadjutores un campo amplísimo abierto para ejercer su caridad con el prójimo y desplegar su celo por la gloria de Dios, dirigiendo y administrando Tomo 18 600

chachos, partiendo de su estado de vida, viviendo las realidades terrenas. Su consagración religiosa es una herramienta consistente que siembra optimismo al ayudar a descubrir a Dios y llenar así de sentido la existencia. Con los muchachos del Polígono Industrial Don Bosco comparto la riqueza de la espiritualidad salesiana. Los ayudo a encontrar a Jesús resucitado y así favorecer el desarrollo y la integración de sus personas. Don Bosco pensó al salesiano coadjutor como un modelo de unión entre la bondad de las cosas y el Creador. Estoy tomando parte en el Capítulo General 25 de los Salesianos. Aquí estoy experimentando la riqueza de la vocación salesiana, que se expresa en dos dimensiones: coadjutores y sacerdotes. Una única vocación para educar a los jóvenes a ser “buenos cristianos y honrados ciudadanos”.

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Estoy concluyendo mis estudios de música. Comparto experiencias con jóvenes, universitarios y personas no creyentes que se cuestionan por el tipo de vida que llevo. Espero que, a través de la música, pueda expresar mi identidad religiosa y proponerla a los demás.

Fraile o no fraile, pero sí salesiano Expresar mi identidad religiosa y proponerla a los demás Huberth Zúñiga, 33 años Cuando era aspirante salesiano, conviví con dos Salesianos Coadjutores. Uno era administrador y el otro atendía diversas tareas. En ese entonces se hablaba poco de esa vocación. Durante mi formación inicial conocí también figuras de Salesiano Coadjutor con una presencia significativa. Era el tiempo en que la Congregación estaba rescatando la identidad vocacional del Salesiano Coadjutor. Eso influyó en mi futura opción. Por entonces, yo aspiraba al sacerdocio. En el noviciado opté por ser Salesiano Coadjutor. Éramos muchos coadjutores de una misma genera-

ción. Eso, junto con el conocimiento de otros coadjutores, fortaleció mi opción vocacional. Percibía el apostolado de los coadjutores como concreto, diverso e incidente en los jóvenes. He trabajado en la pastoral educativa. La relación con educadores, jóvenes y padres de familia me ha permitido anunciar mi vocación de Coadjutor como educador y evangelizador. Ahora trabajo como administrador, lo que me permite relacionarme con obreros, comerciantes y empresarios. Se me abre así la puerta para ofrecer una valoración diferente de la realidad del trabajo, la economía, el desarrollo social, el servicio a los hermanos.

Figura fascinante del Coadjutor En la forma laical de vivir nuestro carisma he encontrado la realización de mi vocación Raymond Martínez, 23 años Personalmente puedo afirmar que he encontrado la realización de mi vocación en la laicidad de nuestro carisma. Al iniciar la formación inicial, no consideraba ser coadjutor, porque nunca se me presentó la figura del salesiano laico sino hasta el noviciado en que llegó a mis manos la biografía de Artemidés Zatti, la cual me fascinó y me hizo considerar mi opción vocacional.

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Aunque mi primera profesión la realicé como aspirante al sacerdocio, la inquietud sobre la figura fascinante del coadjutor me acompañó al menos seis meses más, durante los cuales, luego de un serio discernimiento y guiado por mi director espiritual, pude esclarecer mi opción hacia la vida laical consagrada como salesiano. Desde ese día he ido afianzando mi opción, conociendo más la figura, ante la cual he encontrado y experimentado que actualmente resulta atractiva a los jóvenes. Puedo afirmar que el elemento laical en cada comunidad enriquece grandemente la vida de las mismas, ya que ofrece a los hermanos

Como religioso, vivo casto, obediente, pobre y en comunidad. Como salesiano, educo y evangelizo a los jóvenes. Como Coadjutor lo hago en medio del mundo del trabajo, de la educación y de la música. La gente percibe mi vida religiosa y mi valoración diferente del mundo; aprecian mi condición de salesiano coadjutor, porque perciben un tipo distinto de ser religioso. Esto me motiva a vivir con alegría mi vocación. Ser Salesiano Coadjutor no es una vocación a medias (“ni laico ni sacerdote”). Vivo una vocación particular. Me esfuerzo por cultivar mi identidad más que preocuparme por el qué hacer. El coadjutor salesiano puede desempeñar mil tareas. Pero su identidad es única. Con Don Bosco, “fraile o no fraile”, pero sí, Salesiano. el contacto con el mundo del trabajo, la oportunidad de llegar a otros ambientes y, a nivel personal, evangelizar con la presencia educativa propia de nuestro carisma. Comparto la idea de un autor que habla sobre la laicidad y el trabajo apostólico: “El religioso consagrado laico

es un fermento dentro de su sociedad, un hombre de oración; tanto de relación intima con el Señor como de una oración que brota en el corazón de los problemas del mundo. Es un hombre que evangeliza, no sólo por su presencia en los ambientes en que se desenvuelve, sino que con su mismo trabajo traduce para los que entran en contacto con él, el Evangelio del Señor.”


Los jóvenes lo perciben

TEMA COADJUTORES DEL MES

Una decisión que me hizo romper esquemas sar del Colegió Don Bosco de Guatemala. Sin embargo, pudo más el esplendor de la Verdad que la alucinación de los bienes suntuarios.

Leonel Castañeda, 39 años La imagen de Don Bosco siempre me apasionó durante los seis años que estudié en el colegio Liceo Salesiano de Guatemala, pues la capacidad de integridad y amor que conocí en sus anécdotas fue realmente impresionante. Luego profundicé sobre Dios, quien me causó temor por sentirlo como un imán que me atraía y que me pedía dejar todas las comodidades y bienes que trae una profesión como la arquitectura; profesión que estudié después de egre-

Fue hasta los 32 años que cambié el rumbo de mi vida. Fue una decisión que me hizo romper esquemas. Escogí el camino radical de seguir a Jesús, al igual que Don Bosco, al servicio a los demás. Estos “demás” para mí fueron los jóvenes, futuros constructores de la sociedad. Esa fue la motivación principal: seguir a Jesús al servicio de los jóvenes. Ingresé al Prenoviciado con la idea de ser sacerdote salesiano, guiado por mi muy querido Padre Settimo

Vocación Oratoriana Mi inspiración para decidirme por seguir a Don Bosco Herubey Canjura, 32 años Mi camino salesiano se inició en 1978, cuando ingresé al oratorio del Ricaldone. Mi equipo de fútbol en la categoría infantil se llamaba Astro Boy, nombre de una caricatura bastante simpática en ese tiempo. Me atrajo enormemente el ambiente oratoriano. Permanecí seis años en el oratorio. Luego ingresé al Ricaldone como alumno de séptimo grado. Los salesianos de carne y hueso con quienes conviví como oratoriano y como alumno fueron mi inspiración para decidirme por seguir a Don Bosco.

En 1990 inicié mi vida salesiana en Guatemala. No me resultó fácil adaptarme a la comida, los estudios, la cultura de mis nuevos compañeros, los horarios. Fue entonces que me atrajo la figura del coadjutor, en parte debido a los salesianos que había conocido en el Ricaldone, o los que descubría en Guatemala, y por el campo de trabajo que logra abarcar dicha figura. Después de cuatro años de formación, fui enviado a trabajar por dos años, primero en la Ciudad de los Niños, en El Salvador, después en el Instituto Técnico, de Costa Rica. Mi experiencia en la Ciudad de los

Rossoni, quien con mucha sabiduría me presentó la imagen del coadjutor, la cual en un principio me causó poca inquietud. El voluntariado de un año en el Instituto Ricaldone, el Noviciado, y la profundización en el conocimiento de la figura del coadjutor a través del estudio de la misma, y el testimonio de la consagración desde el trabajo laical que presentaron los formadores coadjutores en dicho período formativo fueron calando en mí hasta tomar la decisión definitiva. Ahora estoy más convencido de la decisión tomada, pues me realizo plenamente desde esta vocación. Los jóvenes lo perciben, pues les causa inquietud y me preguntan cómo es la vida de un consagrado coadjutor. Yo les respondo: “Hazte Salesiano y lo verás”. Niños fue dura y una de las mejores que he vivido. En Costa hice muchos amigos y aprendí de ellos. En 1996 viví en la casa de los salesianos coadjutores (CRESCO). El contacto con otras costumbres y culturas se enriqueció más, pues tuve compañeros de México, República Dominicana, Chile, Bolivia, Costa Rica y España. Fue un año de preparación para el sí definitivo. Actualmente estudio ingeniería electrónica en la Universidad Don Bosco, de El Salvador. Tengo a mi cargo el oratorio de Ciudadela Don Bosco. Los estudios universitarios, el trabajo complementario con los SDB y el excelente aporte de los laicos en el oratorio me aseguran que es determinante la presencia de salesianos y laicos educadores entre los muchachos. BS Don Bosco en Centroamérica

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TEMA

COADJUTORES

DEL MES

¿Por qué no? Descubrir la otra parte de la congregación salesiana Félix Antonio Vallejos Balmaceda, 30 años Soy nicaragüense, por gracia de Dios. Tengo 30 años de edad, y nueve de ser Salesiano Coadjutor. Cuando pequeño, creía que todos los salesianos eran sacerdotes. Fue hasta que ingresé al aspirantado que conocí al coadjutor Santiago Billekens, salesiano singular, quien sin decir una palabra me plantó la interrogante: Tú, ¿por qué no? El diálogo, la cercanía, su servicio administrativo fueron signos y estímulos para descubrir la otra parte de la congregación salesiana. Es un misterio… ¿Por qué tienen que ser

dos manos, dos pies, dos ojos y un solo corazón? En el Noviciado tomé la decisión de ser Salesiano Coadjutor. Soy consciente de que Dios no llama a ser un Salesiano genérico. Ahora me dedico al estudio y a la tarea de formar jóvenes salesianos. Mi vivencia generosa de la vocación laical salesiana enriquece a la comunidad en su fisonomía completa.

Mi vocación salesiana laical es en muchos lugares y ocasiones un punto inicial de diálogo con todo tipo de personas: ¡Entonces se puede vivir el evangelio así! ¡Ah! Todavía seguimos presentando una imagen clerical de la congregación salesiana. Si somos fieles a la misión eclesial y salesiana de promoción humana y evangelización integral, la imagen de nuestra congregación salesiana se enriquecerá, en beneficio de los jóvenes pobres.

CRESCO: la casa de formación del salesiano coadjuLa casa está más bien escondida. Quien no esté familiarizado con su dirección, difícilmente dará con ella. A pesar de su escondite, es una casa amplia, acogedora, calurosa y llena de luz. Y con buena provisión de mangos. Dirección oficial: Soyapango, El Salvador. En marzo han llegado a habitar en ella por nueve meses salesianos coadjutores jóvenes provenientes de México, Ecuador, Perú, Bolivia y Argentina. Nueve en total. Llegan para un proceso intensivo de formación. Los asistirá un equipo compuesto por un sacerdote (director) costarricense y dos coadjutores experimentados, de Vene-

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zuela y Perú respectivamente. Durante su permanencia en El Salvador tendrán la oportunidad de convivir compartiendo su voCompartiendo la experiencia vocacional común. cación común de salesianos laicos y de reflexionar orientarlos en esos temas especísobre diversos temas de sociolo- ficos. gía, teología, moral, salesianidad, biblia, catequesis. CRESCO es el signo palpable de la seriedad con que en América LatiExpertos salesianos venidos de na, desde hace siete años, se está Centro América, Ecuador, Méxi- considerando al salesiano coadjuco, España, Bolivia, y Venezuela tor. desfilarán, uno por mes, para


MEDITACION

El estiércol del diablo

“Lo que sobra denlo a los pobres”

Hugo Estrada Cuando se lee en los periódicos que algún alto funcionario del gobierno ha sido sorprendido en negocios “turbios”, nos viene a la mente una parábola del Evangelio; precisamente la que habla de un “mayordomo infiel” (Lc 16, 1-9). Seguramente el protagonista de la parábola, además de habilidoso en los negocios, era muy honrado; es por eso que su señor lo seleccionó para mayordomo de su hacienda. El dinero hace tambalear la honorabilidad de aquel servidor. Y se repite la historia de tantas veces: el estiércol del diablo contamina las manos del mayordomo. Y así se confirma, una vez más, que la riqueza es un cable de alta tensión: para tocarla hay que protegerse con guantes.

no maldice a los ricos, sólo por ser ricos; pero sí los pone sobre aviso acerca de que la riqueza es una cuerda floja por la que deben saber caminar con sumo equilibrio para no dar un traspié y rodar hacia el abismo. Un famoso periódico de Londres promovió un interesante concur-

La psicología del rico El peligro de las riquezas está ligado íntimamente a la psicología del rico. El dinero hace que su dueño se sienta seguro como en una caja fuerte. Nadie puede contra él; todo lo logra con esa llave maestra que abre al instante cualquier puerta. Tan poderoso se llega a creer que

Frases descarnadas Al leer el Evangelio, no dejan de impresionarnos las repetidas veces que Cristo –con palabras descarnadas- levanta su voz de alerta contra la riqueza. “Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja que un rico se salve”(Mt. 19, 24). “Ay de ustedes, los ricos, porque ya recibieron su recompensa en este mundo”(Lc 6,24). Estas palabras son tan duras como los latigazos que Cristo les propinó a los vendedores del Templo. Esto no indica que Cristo fuera una especie de comunista con fobia hacia los ricos. No. Algunos de los amigos de Jesús eran ricos. José de Arimatea era un acaudalado; ricos eran también Zaqueo, Lázaro y Marta; posiblemente Mateo, el apóstol, era de posición social alta, pues ejercía el oficio de recaudador. Cristo

so con el fin de encontrar una adecuada definición de la palabra “money”, dinero. Se premió la siguiente respuesta: “Dinero es un ídolo al que adoran todas las clases sociales y que no tiene todavía un templo en la ciudad”. Curiosa definición, pero poco valedera ya que hay tantos corazones que son verdaderos templos en donde se tributa adoración perenne a ese señor poderoso al que el poeta Quevedo, con amargo humor, llamaba “Don Dinero”.

es muy fácil que se olvide de Dios. La necesidad empuja constantemente al pobre a pensar en Dios; lo necesita, sabe que sin Él se convierte en hoja seca que el viento va arrastrando por las calles. El mayordomo infiel se creyó tan seguro de sí mismo con el dinero que se olvidó de su señor que bondadosamente le había nombrado mayordomo de su hacienda. El primer paso en falso del rico puede ser ir borrando, casi inconscientemente, de su corazón el nombre de Dios para imprimir otro nombre distinto. BS Don Bosco en Centroamérica

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El segundo paso en falso es consecuencia del primero. Si se olvida de Dios, el corazón se materializa, deja de sentir compasión. El rico Epulón (Lc 16, 20-25) banqueteaba espléndidamente y ya no tenía oídos para escuchar al harapiento Lázaro que le pedía solamente las migajas que caían de su mesa. Lázaro no solicitaba dinero, ni un pedazo de pan, ni una tajada de bistec; solamente le rogaba que le dejara recoger las migajas de pan que estaban en el suelo. Pero el corazón del rico Epulón estaba tan metalizado que ya no lograba sentir compasión. Sólo así se puede entender que un hombre viva en un palacio oriental, olvidándose que alrededor de su isla encantada pululan millares de seres famélicos que no le piden dinero, ni pan, ni juguetes para sus niños, sino solamente un salario justo, un tratamiento humano. Unas migajas en todo el sentido de la palabra. Nunca les sobra “Lo que sobra denlo a los pobres”, dice la Biblia. No es un sencillo consejo; es un auténtico mandato de Dios. Pero el que tiene el corazón acorazado por la riqueza piensa que a él no le sobra nada; más bien, siempre le falta algo para satisfacer su insaciable deseo de lujo refinado. La parábola del rico Epulón y del miserable Lázaro no es una bonita fábula oriental, que Jesús narró a sus oyentes para entretenerlos; es una historia de ayer y de siempre; es la biografía del mayordomo bueno que se convierte en “infiel”, en ladrón, al dejarse deslumbrar por el brillo alucinador del oro.

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Es muy fácil creer que el dinero da la felicidad, que la sonrisa es el pan cotidiano del rico. Cuando se hojean algunas autobiografías de grandes artistas de cine o de personajes de fama internacional, que se bañan en dinero, se descubre en ellos un trasfondo de desilusión, de

Un gran teatro El poeta Alberto Velásquez escribió: “El dinero es un disco de troquel doble: el anverso muestra a Dios y sus bienes y su misericordia; mientras que, en el reverso, el Diablo acuña la tentación y el crimen”.

La riqueza es como la belleza en la mujer: la puede hacer muy feliz o muy desdichada. A unos la riqueza les sirve para salvarse; a otros, para condenarse. José de Arimatea lo comprendió perfectamente cuando se desprendió de su sepulcro nuevo para cederlo a Jesús. El avaro y perspicaz Zaqueo también aprendió que sólo administrando con justicia su caudal podía salvarse. Delante del Señor prometió que daría la mitad de sus bienes a los pobres y que restituiría con intereses lo que había quitado injustamente a los demás. Desde aquel mismo instante, Zaqueo pasó a ser el prototipo del rico bueno, que se considera siempre un siervo y no pretende robar la ha“Ay de ustedes los cienda de su Señor. amargura. Lo tienen todo, menos una brizna de felicidad. Es la triste consecuencia del que cree que la luz divina se puede sustituir con el brillo del oro. ¡No se logra encender una fogata con el rayito de una luciérnaga! Por más que el rico injusto quiera huir del espectro de la pobreza, que levanta contra él su dedo amenazador, no podrá lograrlo; en la subconciencia el fantasma del pobre le brincará constantemente con zapatos claveteados.

Calderón de la Barca describió nuestro mundo como un gran teatro: durante la comedia a cada uno se le entrega una vestidura para representar un papel. Lo que se olvida con suma facilidad es que esa vestidura de rey, de rico, de potentado, es un simple préstamo. La función termina, y al rico no se le preguntará más cuánto dinero tiene en el banco, sino si supo administrar el dinero de su Señor, vistiendo al desnudo, dando de comer al hambriento y dando de beber al sediento.


Don bosco y los coadjutores Había un día varios convidados, y Don Bosco se dio cuenta de que el mantel estaba sucio. Un poco enfadado, reprendió por ello a Dogliani. Era una falta de respeto a los convidados. Dogliani se sintió afligido. Por la noche escribió a Don Bosco una carta, diciéndole, entre otras cosas, que era la primera vez que había visto a Don Bosco algo airado. Don Bosco se humilló leyendo la carta al Capítulo, y después, para consolar al buen coadjutor, se hizo el encontradizo con él, le detuvo, agarró su mano y le dijo, repitiendo la famosa frase: -No sabes que don Bosco es un hombre como los demás? Así acostumbraba don Bosco comportarse en toda ocasión con sus coadjutores. En este modo de tratarlos radica su gran secreto para formar en una vida religiosa sólida a hombres, cuyo exterior y cuyas ocupaciones no se diferenciaban de los seglares de su misma condición y edad. Don José Vespignani, que no los había visto nunca, quedó muy impresionado en 1875 en Alassio, al contemplar su sincera piedad en la iglesia, donde asistían a las prácticas devotas de la comunidad y cantaban los divinos oficios con los colegiales. El director, don Francisco Cerruti, le dijo: -Ya lo ve, estos coadjutores nos dejan confundidos a veces con su virtuosa vida, al extremo de que nosotros los sacerdotes nos avergonzamos ante los edificantes ejemplos que nos dan. Con la confianza que don Bosco les demostraba, lograba moldearlos poco a poco y tenerlos dispuestos a todo. Pero es necesario saberse ganar la confianza. El año 1877 pi-

CONOCIENDO

A DON BOSCO

RECOMENDAMOS Recursos educativos en Internet Obras de la literatura española: http://www.bibliotecasvirtuales.com http://www.cervantesvirtual.com Recursos específicos de la escuela: Para todo lo relativo a información, formación y material educativo para profesores y profesoras: http://www.educnet.net/profesores.htm Portal del profesor de Religión Católica (Perú) http://www.educar.org/religion Materiales abundantes de ERE y otros temas http://www.educadormarista.com

Lograba moldearlos poco a poco.

dió y obtuvo marchar a América el coadjutor Bernardo Musso, que fue allí maestro de zapatería durante cincuenta años. Pues bien, él guardaba, como preciosa reliquia, una cartita de don Bosco que vale un Perú. Se la había escrito el Siervo de Dios el año 1874 desde Roma, cuando él era un simple aprendiz. Se ve que en aquel muchacho había descubierto don Bosco el buen paño de un coadjutor. Mi querido Bernardo Musso: Necesito ahora mucho ser ayudado con tus oraciones y las de tus compañeros. Búscame entre tus amigos quiénes son los que desean ayudarme y acompáñalos cada día al altar de Jesús Sacramentado para encomendarle mis necesidades. Cuando vuelva a Turín, ya me presentarás a los que te hayan acompañado en estas visitas y yo les daré a todos un bonito recuerdo. Tu afmo. amigo JUAN BOSCO, Pbro. Memorias Biográficas Tomo 11 245

Dificultades con nuestros Hermanos Protestantes Desde hace tiempo esperábamos este libro del Padre Hugo Estrada, sdb. Muchas veces algunos católicos se encuentran desconcertados ante los agresivos eslóganes que los hermanos protestantes han aprendido a manejar con astucia para confundir a muchos católicos, que desconocen los principios básicos de su religión. El P. Estrada en este libro toca puntos clave que los hermanos protestantes critican a la Iglesia católica; expone con altura y didáctica los puntos de vista de la Iglesia católica, con bases sólidas en la Biblia, la Tradición y el Magisterio de la Iglesia. El Padre Estrada no ataca a nadie. Simplemente expone lo que un católico debe conocer para no acomplejarse ante los insistentes ataques de los hermanos protestantes. Muchos católicos encontrarán en este libro una respuesta fácil y bases sólidas para sus dificultades con nuestros hermanos protestantes. Este libro sencillo y claro ayudará a muchos a despejar dudas y a disponer de argumentos seguros para saber en qué creen, por qué creen y por qué pertenecen a la Iglesia en que se santificaron San Francisco, Santo Domingo, San Juan Bosco, San Agustín y millares más de santos, que amaron y defendieron a la Iglesia católica. BS Don Bosco en Centroamérica

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