Boletín Salesiano 135

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Enero 2002 No. 135 Año 24


No con golpes

PRESENTACION

Si Don Bosco viviera hoy, tendría mayores razones para inventar, desarrollar y aplicar su Sistema Preventivo, el método educativo con que dio vida a los jóvenes abandonados de su tiempo. No nos hemos curado de violencia, intolerancia y agresividad. Estrenamos el siglo con una guerra mundial. Nos hemos propuesto aplastar a un puñado de fanáticos criminales con un despliegue espantoso de poderío militar. La comunicación social se agiganta en cuanto a tecnología, pero parece más destinada a manipular la información y a domesticar comercialmente a las masas.

La soledad es el mal del tiempo. Abruman las ofertas de diversión, pero la comunicación interpersonal se echa de menos. Los jóvenes, sobre todo, están hambrientos de cariño. Los hogares rotos ya no son excepción.

Las aberraciones religiosas se multiplican, desde fanatismos asesinos hasta extravagancias suicidas. Brotan sectas con ofertas pobres en moral y experiencias religiosas baratas. O se rechaza la religión como algo trasnochado, propio de grupos anclados en el pasado.

Intentó educar a sus jóvenes por la vía fatigosa de la convicción, no de la imposición. No se trataba de imponerles un orden postizo, sino de ayudarles a desarrollar una personalidad rica en valores.

Don Bosco acudió en ayuda de una juventud abandonada. Su propuesta fue clara: razón, religión y cariño.

“No basta amar a los jóvenes; es preciso que se sientan amados”

Don Bosco buscó a muchachos ajenos a la iglesia y los inició en la aventura de descubrir la paternidad de Dios, la belleza de la virtud, la fealdad del vicio. Los introdujo en la experiencia religiosa festiva, juvenil. La religión para Don Bosco fue fundamental, no marginal. “No basta amar a los jóvenes; es preciso que se sientan amados”. Sus muchachos carecían de amor. El se los dio a manos llenas. Lo que iluminaba sus vidas era la certeza de que Don Bosco los quería individualmente, porque se los demostraba a diario y de mil maneras. Si Don Bosco fue una bendición para su tiempo, la aplicación de su Sistema Preventivo es más urgente que nunca. La mejor manera de humanizar a una juventud herida seguirá siendo razón, religión y cariño.

Heriberto Herrera hherrera@telesal.net

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Mucho que aprender

EDUCAR COMO

DON BOSCO

Bruno Ferrero

Jesús llamó a un niño, lo puso en medio de ellos y les dijo: “Les aseguro que si no cambian, haciéndose como niños, no entrarán en el Reino de Dios”. Frase difícil de tomar literalmente, sobre todo para ustedes, papás y mamás, sorprendidos continuamente por esos pequeños tiranos. Por eso, vale la pena preguntarse: ¿Qué pueden enseñarnos ellos, tan chiquitos? La tarea de padres y madres puede ser la condena a un viaje a la esclavitud y la neurosis, o una experiencia entusiasmante. Habitualmente ustedes están preocupados en qué pueden enseñarles, sin preguntarse qué pueden aprender de ellos. Si quieren pasar de la esclavitud a la libertad dichosa de ser padres y madres, tienen que disponerse a aprender de ellos. Así dejarán ese chaparrón de intervenciones y actividades que los ahoga, para entrar en un nuevo camino espiritual que les develará, poco a poco, el sentido profundo de la vida y de las personas. Aunque hacer ese recorrido exija dejarse conducir por sus manitas sucias, acepten esas “manchas”: Es la única forma de llegar a la fuente de la vida. Ser padre y madre es una escuela para aprender más que enseñar. La condición es querer hacerlo. Es mucho más fácil aprender observando a nuestros hijos que mirando televisión.

La atención. “¡Mírame, papá, mamá!”. Los niños desean la presencia de sus padres. No un simple “estar allí”, sino una atención total, indivisa, sin juicios. Una presencia que anima, que los hace sentir importantes. Una presencia que significa que estás disponible: estoy aquí para ti. Una atención pura, que no invade y que no dirige, pero que está intensamente presente, y basta. Con dolor y vergüenza, debemos reconocer que no estamos atentos a nadie; ni siquiera a los que amamos. La transparente inocencia. Cuando eras niño, como todos, también eras inocente. Después, como todos, perdiste la inocencia, y entraste al mundo “humano” de los compromisos y de los estereotipos. Todo lo que miras tiene colores grises. Una mamá reconoce: “cuando estoy con mis hijos, me siento admitida, por un

instante, en una habitación llena de verdaderos tesoros, donde puedo asombrarme nuevamente; en un tiempo sin prisas; en una experiencia sin culpas ni vergüenzas; donde todo es nuevo y deslumbrante”. Nuestro mundo de adultos es un mundo de ficción, conveniencias sociales, y compromisos. Los niños y las niñas ven las cosas como son. Anderssen, el cuentista, lo señala en una fábula: un niño grita “El Rey está desnudo”. Nadie había querido reconocerlo. Y, de la misma manera que sus ojos están limpios, también sus labios. En crecimiento permanente. Los niños tienen un extraordinario talento para desbaratar nuestras “fachadas” y dejarnos en carne viva. Puedes mentirle a tu esposa, o a tu esposo, con alguna esperanza de éxito; pero engañar a tus hijos es imposible porque ellos aprenden BS Don Bosco en Centroamérica

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por ósmosis y sus comportamientos reflejan los tuyos. Por eso, “fotocopian” tantas actitudes de ustedes, y se hace tan difícil corregirlos. ¡Qué vas a decirle “no hagas eso”, si es algo que adquirió mirándote desde el día que nació! Su confianza en su mamá y su papá es total, provocándoles un sentimiento de culposa responsabilidad y exigiéndoles mayor control. Cada día pasado con los hijos, los deja, a ustedes, frente a elecciones, a desafíos, a problemas y a dificultades. A cada instante, están obligados a ampliar el espíritu, a desarrollar la inventiva, a crecer en inteligencia del corazón. El respeto y la paciencia. Los hijos reales no son como fueron soñados. Se rebelan a las expectativas que les impiden crecer se-

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gún sus leyes internas de crecimiento. Tienen un ritmo, un proyecto interior, sus inclinaciones originales. En nuestro mundo de adultos, les quieres decir cómo deben ser, imponerles lo que tienen que hacer, elaborar sus programas, dictarles tus condiciones, aprobarlos o condenarlos. Esa tendencia a manipularlos puede transformar la vida familiar en una especie de obsesión. Todos conocemos niños y niñas para quienes tocar el violín es una tortura, jugar al fútbol una desgracia, aprender inglés una condena a trabajos forzados. Con admirable obstinación reclaman nuestro respeto, exigen su espacio, solicitan el reconocimiento que le debemos a cualquier persona. El amor. Los pequeños son grandes provocadores de amor: poseen todos sus componentes base (disponibilidad, confianza, aceptación, aprecio, gratuidad, capacidad de

desdramatizar), y dominan la amplia gama de manifestaciones externas (sonreír, tocarse, abrazarse, hacerse mimos). Incluso influyen en las relaciones de tu pareja, porque quieren que sus padres se amen. Sienten, con todo su ser, cómo ustedes, sus padres, viven la relación de pareja. Si está envenenada, esos venenos circulan por su organismo llenándolo de angustias e incertidumbres. La felicidad y la gratitud por la vida. Los hijos son la inversión más importante en el campo de tu realización y felicidad personal. Son una tarea, quizás muy ardua, pero también una bendición. La vida con los hijos puede ser fatigosa, pero, ¡qué profunda felicidad genera su manita pequeña que se pone, con toda la confianza del mundo, en la mano suave de mamá, o en la mano grandota de papá!.


TEMA Sistema Preventivo DEL MES

La preventividad: un principio principio para para un la convivencia social

“Dos sistemas se han usado en todos los tiempos para educar a la juventud: el preventivo y el represivo”. Estas palabras de Don Bosco, expresadas en su obra El sistema preventivo en la educación de la juventud, pueden aplicarse igualmente a la manera como se plantean las relaciones humanas y la convivencia social. El presente siglo está cargado de hechos que denotan cómo, tanto en el ámbito social como político, ha prevalecido la represión sobre la prevención. Una manera de concebir la vida social se basó, hasta

Mario Olmos mol@cit.cdb.edu.sv hace poco, en el autoritarismo, la incuestionabilidad de las decisiones políticas, la arbitrariedad en la aplicación de las leyes por parte de quien tenía el poder. La llegada de la democracia a nuestra región centroamericana no ha significado el fin de este esquema. Siendo la represión el derivado de un modelo cultural violento, las ideas y las actitudes que la distinguían se han traducido en criterios de acción en otros ámbitos de la vida: la ausencia de diálogo y la violencia en la vida familiar; el modelo autoritario que todavía prevalece en el sistema educativo; el secuestro y la extorsión como medios de enriquecimiento rápido; las decisiones de las élites políticas al margen de la voluntad de los ciudadanos; la marginación de algunos pueblos, culturas o grupos sociales dentro de la vida social.

El sistema preventivo es para todos Don Bosco no entendió el sistema preventivo como un método educativo a ser empleado para con los jóvenes. Su visión de pastor y educador lo llevó a plantear su sistema como una forma de relacionarse con todos: jóvenes y adultos, salesianos y laicos, personajes prominentes y gente sencilla. Escribió a Don Cagliero y a Don Costamagna: “Que lo nuestro sea el sistema preventivo... Que esto valga para los salesianos entre sí, con sus alumnos, y con los demás, de casa o de fuera”. La aplicación de la preventividad salesiana no se limita pues a los confines de la escuela, el oratorio o de cualquier obra salesiana, sino que mantiene su validez como criBS Don Bosco en Centroamérica

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terio para la vida social. Esto no implica su aplicación indistinta en todo lugar y toda época. Por lo contrario, supone su adaptación a cada contexto específico como resultado de la reflexión y preocupación del educador pastor por los jóvenes.

La preventividad, ¿un antídoto a la violencia? En un momento en que la violencia social permea nuestras sociedades como fruto de los conflictos armados recientemente superados, es necesario adoptar una perspectiva diferente al momento de plantear las soluciones: la preventividad. El principio de la preventividad no debe interpretarse negativamente en el sentido de defensa o protección contra lo que puedan hacer los jóvenes o los miembros de la sociedad. La vida social no puede construirse bajo el principio de limitar a las personas por lo malo que éstas puedan hacer. El principio del Gran Hermano que controla y maneja en modo omnímodo la vida de los individuos ha visto su fracaso en los modelos autoritarios nacionalistas y colectivistas de fines del siglo pasado. Por el contrario, el sistema preventivo se caracteriza por ser una propuesta positiva y activa, se entiende como posibilidad de acción más que como restricción o coerción. Es un acto de confianza en lo bueno de los jóvenes y las personas, pero también un acto deliberado para que descubran y gusten el bien. No implica la ausencia de normas o de principios, sino su aceptación y aplicación a partir de la verdad, el amor y la auténtica libertad. Como ha manifestado repetidamente el Rector Mayor Don Juan Vecchi, el sistema preventivo basa

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su efectividad en la posibilidad de crear un ambiente favorable para el crecimiento de las personas. No se puede enfrentar la violencia con más violencia. Es necesario proponer modelos alternativos y viables de vida que respondan a las inquietudes y desesperanzas de quienes en nuestra sociedad han emprendido la vía de la violencia.

Diálogo, valores y solidaridad La tríada del sistema preventivo – razón, religión, amor- puede ser también inspiradora para la construcción armónica de nuestra convivencia social. Hoy no es posible la convivencia entre las personas sin la adecuada apertura mental y relacional a los otros. No basta la tolerancia. Es necesario un verdadero esfuerzo de comprensión y aceptación del otro, de lo que tiene que decir y expresar. El diálogo es el único medio que permite la realización efectiva de estos principios, el crecimiento de la persona y la superación de los conflictos que generan violencia, individual y social.

El pluralismo que ha caracterizado el mundo de hoy ha corrido el riesgo de caer en relativismo y en ausencia de principio sobre los cuales construir nuestra relaciones. Hoy se es más consciente de que la vida social, económica y política no se puede realizar al margen de principios fundamentales sobre la persona humana y su dignidad. La ética vuelve a ser repensada como fundamento de la convivencia y el esfuerzo común por construir una sociedad más equitativa para todos. Los grandes desafíos del hambre, la pobreza, la marginación, la violencia, la guerra, el deterioro del medio ambiente pueden ser enfrentados con una actitud de esfuerzo e interés común entre todos los seres humanos y todos los pueblos. La solidaridad es la consecuencia necesaria de la interdependencia de los seres humanos entre sí. El bienestar o el malestar de unos favorece o afecta necesariamente a los otros. Por tanto, estamos comprometidos a procurar el bien de los demás no importando la raza, la nacionalidad, la religión o la cultura.


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e dice que el término educar proviene del latín “e-ducere”, que significa “sacar desde dentro”. La educación, por consiguiente, vendría a indicar el arte de hacer que del interior del educando aflore lo mejor de sí mismo, facilitar el desarrollo de sus dotes y talentos. En ese sentido, la educación se distancia totalmente de una disciplina impuesta desde fuera.

Ventajas de una educación razonable Don Bosco, por intuición natural y por experiencia propia, comprendió la diferencia entre el método impositivo, represivo, y el método que él llamó “preventivo”, basado en la persuasión razonable. Seguidor del humanismo de San Francisco de Sales, dio a la razón una importancia fundamental en su sistema educativo. He aquí algunas ventajas del método preventivo: ·El autoritarismo no es realmente educativo, por cuanto se contenta con salvar las apariencias e imponer un orden puramente exterior. La experiencia se repite en familias, en instituciones educativas, en enteros grupos humanos: mientras el padre, profesor o caudillo impositivo estén presentes, el orden se respeta, la disciplina se guarda; pero una vez que éstos se ausentan, todo el resultado se viene abajo. El sistema preventivo, en cambio, apelando a la persuasión, al razonamiento, al sentido común, busca crear convicciones en el educando, de manera que su compor-

tamiento brote de motivaciones interiores y no dependa de la presencia o ausencia del educador. ·Una educación que utilice como método la amenaza, la reprimenda y el castigo logra, en apariencia, resultados más rápidos y visibles. Sin embargo, bajo la amenaza del castigo, el educando obedece a disgusto, por temor o por fuerza, pero no por convicción. La relación educativa se hace tirante, cuando no odiosa, con lo cual se frenan las buenas disposiciones del educando. Muchas veces la rebeldía de los adolescentes es fruto del disgusto y el resentimiento contra los padres o contra las instituciones, por una educación represiva en exceso. Mediante el sistema preventivo, Don Bosco pretende lograr que las relaciones entre los educadores y los educandos sean agradables, sinceras, basadas en la confianza y el respeto mutuos. La racionalidad en la relación educativa significa que el educador ha de se-

Rolando Echeverría rolechal@hotmail.com cundar las disposiciones del educando, orientarlas, encauzarlas en función de su propio desarrollo, pero no frenarlas o reprimirlas. ·El método represivo produce nivelación, masificación, pues tiende a medir a todos con la misma vara, ya que le interesan los resultados, más que las personas. Por el contrario, el sistema preventivo reconoce las diferencias entre las personas y acepta el principio de la gradualidad en el proceso educativo. Don Bosco fue un verdadero maestro por su capacidad de acercarse a los jóvenes y tratarlos de modo diferenciado. La racionalidad se traduce en un acompañamiento gradual y paciente, sin esperar resultados mágicos e inmediatos. En ese sentido, el educador se asemeja al agricultor: deberá preparar el terreno, abonar, sembrar la semilla, podar en el momento oportuno, quitar las malas hierbas... y esperar con paciencia la llegada de los frutos. BS Don Bosco en Centroamérica

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e dice que el término educar proviene del latín “e-ducere”, que significa “sacar desde dentro”. La educación, por consiguiente, vendría a indicar el arte de hacer que del interior del educando aflore lo mejor de sí mismo, facilitar el desarrollo de sus dotes y talentos. En ese sentido, la educación se distancia totalmente de una disciplina impuesta desde fuera.

Ventajas de una educación razonable Don Bosco, por intuición natural y por experiencia propia, comprendió la diferencia entre el método impositivo, represivo, y el método que él llamó “preventivo”, basado en la persuasión razonable. Seguidor del humanismo de San Francisco de Sales, dio a la razón una importancia fundamental en su sistema educativo. He aquí algunas ventajas del método preventivo: ·El autoritarismo no es realmente educativo, por cuanto se contenta con salvar las apariencias e imponer un orden puramente exterior. La experiencia se repite en familias, en instituciones educativas, en enteros grupos humanos: mientras el padre, profesor o caudillo impositivo estén presentes, el orden se respeta, la disciplina se guarda; pero una vez que éstos se ausentan, todo el resultado se viene abajo. El sistema preventivo, en cambio, apelando a la persuasión, al razonamiento, al sentido común, busca crear convicciones en el educando, de manera que su compor-

tamiento brote de motivaciones interiores y no dependa de la presencia o ausencia del educador. ·Una educación que utilice como método la amenaza, la reprimenda y el castigo logra, en apariencia, resultados más rápidos y visibles. Sin embargo, bajo la amenaza del castigo, el educando obedece a disgusto, por temor o por fuerza, pero no por convicción. La relación educativa se hace tirante, cuando no odiosa, con lo cual se frenan las buenas disposiciones del educando. Muchas veces la rebeldía de los adolescentes es fruto del disgusto y el resentimiento contra los padres o contra las instituciones, por una educación represiva en exceso. Mediante el sistema preventivo, Don Bosco pretende lograr que las relaciones entre los educadores y los educandos sean agradables, sinceras, basadas en la confianza y el respeto mutuos. La racionalidad en la relación educativa significa que el educador ha de se-

Rolando Echeverría rolechal@hotmail.com cundar las disposiciones del educando, orientarlas, encauzarlas en función de su propio desarrollo, pero no frenarlas o reprimirlas. ·El método represivo produce nivelación, masificación, pues tiende a medir a todos con la misma vara, ya que le interesan los resultados, más que las personas. Por el contrario, el sistema preventivo reconoce las diferencias entre las personas y acepta el principio de la gradualidad en el proceso educativo. Don Bosco fue un verdadero maestro por su capacidad de acercarse a los jóvenes y tratarlos de modo diferenciado. La racionalidad se traduce en un acompañamiento gradual y paciente, sin esperar resultados mágicos e inmediatos. En ese sentido, el educador se asemeja al agricultor: deberá preparar el terreno, abonar, sembrar la semilla, podar en el momento oportuno, quitar las malas hierbas... y esperar con paciencia la llegada de los frutos. BS Don Bosco en Centroamérica

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·El educador autoritario se ampara generalmente en la norma, en la ley. Muchas veces los padres y educadores caen en el error de imponer las normas, sin dar razón de las mismas, sólo porque “así está mandado” o “porque yo te lo ordeno”. En el sistema preventivo es necesario explicar al educando el por qué de las normas. Hay que tener en cuenta que lo importante no son las normas en sí, sino los valores que están detrás. En efecto, lo que da sentido a una norma es el valor que ésta pretende cultivar o custodiar. Es ahí adonde debe apuntar el educador: dar a conocer al educando los valores que están detrás de las normas, para que éstas sean comprendidas e interiorizadas. ·De acuerdo a lo anterior, el sistema preventivo recurre constantemente a la motivación. Don Bosco está plenamente convencido de que el joven puede ser persuadido cuando se le razona y se recurre al sentido común. Sabe que la mayoría de las veces las faltas contra la disciplina, o inclusive el pecado, son en el joven fruto de inmadurez, de ligereza, de inexperiencia, más que

Don Bosco y San Francisco de Sales

de malicia. Si se recurre a la motivación, más que a la amenaza y al castigo, el educando comprenderá que las disposiciones y normas, como también las oportunas correcciones, se toman por su bien, en vista de su desarrollo integral, no por capricho o por reivindicación de los educadores, con lo que aceptará fácilmente la propuesta educativa.

Juan Bosco eligió a San Francisco de Sales como patrono de su primer oratorio, y quiso que su congregación masculina llevara su nombre, “salesianos”, “sociedad de San Francisco de Sales”. ¿Qué razones tuvo para tomar esta decisión? Para responder, empecemos presentando lo que él mismo dice en su obra Memorias del Oratorio. Serían fundamentalmente tres mo-

Alejandro Hernández tivos: 1) la marquesa Barolo había heredia@ufm.edn.gt mandado pintar el retrato del santo en la entrada del local porque tenía la intención de fundar una congregación de sacerdotes; 2) sus seguidores necesitarían poseer una gran calma y mansedumbre para

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·Una relación impositiva está basada en la desconfianza hacia el educando y en la fuerza más que en argumentos convincentes. El camino contrario, como lo demostró Don Bosco, es apelar a la confianza, al diálogo, a la participación. La racionalidad aplicada a la educación busca crear consenso y hace que el educando se sienta corresponsable de su propia formación, participando así activamente en la labor educativa.


realizar su misión, virtudes ambas que debían imitar de ese santo; 3) para que los ayudara a imitarlo en el combate contra los errores religiosos, en especial el protestantismo.

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Don Bosco empezó a trabajar con jóvenes pobres desde que, joven sacerdote, vivía y estudiaba en una “academia sacerdotal” (1841-44). Luego, en 1844, pasó a vivir y a trabajar en la obra de la marquesa Barolo, y sus muchachos lo siguieron a esa nueva residencia, donde se encontraba aquella pintura del santo. Habría sido en ese año cuando tomó la decisión de elegir al obispo de Ginebra como patrono de su naciente obra. Francisco de Sales († 1622) no era un santo popular en los ambientes campesinos, como aquel en que creció Juan Bosco. Fue en el seminario y en “academia sacerdotal” donde empezó a conocer a este distinguido obispo. Paradójicamente diversas corrientes teológicas y morales de la iglesia católica lo tomaron por modelo y exponente de su postura. Los rigoristas y jansenistas lo presentaron como un obispo muy exigente en los sacramentos de la penitencia y de la eucaristía. Sus contrarios, los benignistas, que favorecían el acercamiento de los fieles a la vida devota y sacramental, lo presentaban como su abanderado, como el obispo de la dulzura y la caridad. El joven sacerdote hizo su propia lectura y adaptación de Francisco de Sales. Lo aplicó a su oratorio poblado de jóvenes de extracción popular provenientes de los suburbios y del campo, una población móvil en tiempos de industrialización y liberalismo. Para estos peculiares destinatarios los educadores necesitarían dulzura y paciente caridad. Se trataba de un Francisco de Sales apropiado para el compromiso educativo. Por eso lo escogió como Patrono. Sólo así se

Para estos peculiares destinatarios los educadores necesitarían dulzura y paciente caridad. Se trataba de un Francisco de Sales apropiado para el compromiso educativo. explica por qué tomó dicha decisión en vez de elegir, por ejemplo, a Felipe Neri, quien se había dedicado a la juventud. Don Bosco no fue un gran conocedor de la obra literaria y la doctrina del sabio obispo ginebrino. Su conocimiento se limitó a lo que había recibido durante su tiempo de estudiante, como seminarista y joven sacerdote. Se dirigió a lo “práctico”, a proponer para sí y para sus discípulos las características ‘salesianas’ de la dulzura, del ganar las almas por encima de todo, de la caridad y del celo pastoral. La actitud predominante de Don Bosco no fue la lectura de los escritos o la asimilación de la doctrina salesiana cuanto de un hombre movido y comprometido en la empresa educativa interesado en la publicación de la obra del santo patrono, o de algunos de sus escritos o de la colección de máximas.

A partir de la reflexión y profundización de la dulzura de la cual fue maestro Francisco de Sales brotó, alrededor de 1877, la teoría de la amorevolezza, uno de los tres pilares (junto a la razón y la religión) del sistema preventivo en la educación de la juventud. Don Bosco quiso un patrono con rasgos concretos, no un personaje abstracto y lejano. Buscó un intercesor de gracias especiales. Partía de que es grato a Dios que en el orden al ejercicio de virtudes concretas sea implorada la intercesión de santos que las practicaron en su vida terrena. No se cansó de presentar al ginebrino como patrono, modelo e intercesor de la dulzura, del celo por las almas y de la castidad.

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El amor en el centro del Sistema Sergio Checchi Educativo de Don Bosco limana@hotmail.com A pesar de las apariencias, hoy lamentamos una falta general de relación. Es cierto que estamos rodeados de centenares de personas: en la calle, en el autobús, en el estadio, en la discoteca. Es cierto también que nos acosan miles de mensajes: por la radio y la televisión, por el periódico y el internet, por la publicidad y los discursos políticos. Pero hay poca comunicación interpersonal. La gente se siente sola. Los muchachos, sobre todo, se sienten solos. Nuestra época, con su afán de competitividad, reduce la relación a un simple rol que hay que cumplir con “calidad y excelencia”. En el comercio los empleados deben sonreír y atender al público, pero su interés es la venta del producto, no la persona; es un trato pasajero, superficial y manipulador. Igual sucede con los políticos cuando sonríen y estrechan la mano a

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sus potenciales electores: relaciones interesadas, masivas, deshumanizadas. No hay encuentro personal, no hay comunicación profunda, se guarda distancia con la persona concreta. Hasta los vecinos de casa prefieren tener poca relación y limitarse a un saludo rutinario y cortés: por aquello de la privacidad. En la clase los maestros no tienen tiempo para atender al alumno: deben velar sobre el aula entera, temen la indisciplina, tienen urgencia de terminar los programas. Y en casa, los papás salen temprano, regresan tarde, están cansados y nerviosos: les irritan las travesuras y los gustos infantiles de los hijos. Total, los muchachos se siente solos. Los filósofos describen a la persona como un ser en relación. Los psicólogos, por su parte, aseguran que, para llegar a ser personas maduras, necesitamos recibir amor y

dar amor. Todos. Sobre todo los niños y adolescentes son los que más necesitan cariño sincero, encuentro personal, diálogo, comunicación auténtica. Ellos quieren, o mejor necesitan, que se les mire, se les sonría, se les escuche, se les dedique tiempo. En 1884, desde Roma, Don Bosco envió una carta a sus salesianos y a sus muchachos de Turín. Les contaba un sueño que había tenido unas noches antes. Es lo más bello que se ha escrito sobre el amor educativo. “No basta amar a los muchachos”, les decía, “es necesario que ellos se den cuenta de que se les ama. Es necesario tomar parte en sus juegos, en su alegría, en sus canciones; compartir con ellos sus gustos en clima de confianza, de cordialidad, de familiaridad. Al sentirse amados en las cosas que les gustan, ellos aprenderán a ver el amor de sus educado-


TEMA Sistema Preventivo res también cuando éstos les exijan cosas que gustan poco: la disciplina, el estudio, el control de sí”.

DEL MES

En la carta Don Bosco habla de afecto, de cariño, de “amorevolezza”: “Cuando hay familiaridad entre educadores y jóvenes nace el afecto, y del afecto la confianza. Esta abre los corazones, y los muchachos se manifiestan tal como son a sus educadores, son sinceros, y se prestan con facilidad a todo lo que les pida aquel que saben que los ama”. Es urgente, pues, formarse como educadores capaces de amar, de vivir una relación educativa intensa, profunda, hecha de encuentro y acogida, de comprensión y aceptación. Esto exige una gran capacidad de escucha para entender a fondo los puntos de vista del muchacho, sus inquietudes y aspiraciones, aceptándolo como es, evitando juicios apresurados y toda pretensión de que sea como uno cree que debe ser. Hay que rescatar el auténtico amor y su expresión transparente. Los educadores tenemos que hacernos expertos en personas más que en problemas, porque la persona necesita ser escuchada desde su realidad, sentirse acogida y comprendida, en un diálogo profundo, sin respuestas prefabricada. “La educación es cosa del corazón”, decía Don Bosco. Esto quiere decir capacidad de dar y recibir afecto, comprensión, sonrisa, ayuda, perdón. La dinámica del amor, en el estilo salesiano, exige amar y estar presente, no para hacer a los demás a nuestra imagen y semejanza, sino para acogerlos como son y acompañarlos en su crecimiento. Cuando alguien entra en esta dinámica ya no necesita dominar o querer ser el centro o tener siempre la razón. Hay que su-

perar distancias y prejuicios, ir al corazón de las personas, librarnos de la lógica de la superioridad y del dominio.

“Amorevolezza” es dar el primer paso, eliminar barreras y suscitar el deseo de restablecer la relación cuando ésta se ha debilitado.

La “amorevolezza” (o cariño, o afecto) de la que hablaba Don Bosco, es el corazón de la relación educativa. Es un amor intensamente pedagógico que hace del educador un caminante con el educando, ambos en dirección al bien, a la libertad, a Dios. El lenguaje pedagógico más profundo es el de la verdadera acogida, de la confianza, de la ternura; es colaborar, animar, guiar, acompañar, escuchar; es ayudar al educando a adquirir los instrumentos para vivir con seguridad cuando más tarde deba caminar solo.

Es mucho lo que ordinariamente separa al educador de sus educandos: la edad, los gustos, el lenguaje... Esto nos da una idea de la fuerza espiritual que supone entablar diálogo con ellos. A veces nos resulta más cómodo dedicarnos a tareas administrativas y organizativas; entonces no tenemos tiempo de mirar al otro a la cara, de acercarnos, de ofrecer escucha, de intercambiar vida en lo normal de cada día. Pero sin esto no habrá auténtica educación; terminaremos perdiendo al muchacho, al alumno, al hijo.

La “amorevolezza” empeña al educador a desarrollar en plenitud su capacidad de ser “humano”, de ser sensible al corazón de las personas, de tejer relaciones solidarias, de ir al encuentro del otro en una disponibilidad incondicional a la escucha y al dialogo.

La “amorevolezza” es el estilo educativo salesiano. Don Bosco educaba porque amaba. Lo primero que los jóvenes nos piden es que los amemos.

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Educar con la religión Carlos Eduardo Vilanova Bonilla vilanovasdb@hotmail.com

La experiencia de Don Bosco En cierta ocasión dos señores ingleses visitaron a Don Bosco en su Oratorio de Valdocco. Uno de ellos era Ministro de la reina Victoria. El Ministro, admirado por la disciplina de tantos jóvenes bajo la asistencia de un solo salesiano. interrogó a Don Bosco sobre su secreto. “Lo mejor que utilizamos es la religión” – respondió Don Bosco. Esta es una de las convicciones más fuertes que se descubre en el sistema educativo de Don Bosco. Convicción esencial que orienta,

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guía e ilumina todo el quehacer de su vida como pastor y educador. El mismo Don Bosco, reflexionando sobre la educación que recibió en el hogar de Mamá Margarita, hace ver cómo la religión fue la columna vertebral que sostuvo su crecimiento. Así quedó testimoniado en las Memorias Biográficas: «Margarita conocía la fuerza de la educación cristiana y sabía que la ley de Dios, enseñada todas las noches con el catecismo y recordada frecuentemente a lo largo del día, era el medio seguro para que sus hijos se hicieran obedientes a los

mandatos de su madre. Por eso, ella repetía preguntas y respuestas, tantas veces cuantas fuera preciso, para que sus hijos las aprendieran de memoria.»

Sentido de la religión en la sociedad actual En nuestro tiempo se va perdiendo importancia de lo religioso en el ambiente educativo. Muchos jóvenes se muestran abiertos a la experiencia religiosa y atraídos por los valores de la paz, el bienestar, la armonía. Pero con frecuencia sien-


ten también el vacío, la imposición y el formalismo desen- carnado de una fe lejana de la realidad, sumergidos en el torbellino de la fragmentación de la vida. Estudiosos de la educación afirman que la religión no debe ocupar ningún lugar en la vida de los hombres, ni siquiera en la escuela: es un elemento inútil, nocivo, un auténtico veneno del que es preciso desintoxicar el alma del muchacho.

“Hacer un buen traje para el Señor” Don Bosco insistió en la importancia de la religión en la obra educativa. No lo movió a ello el sentimentalismo ni el apego a la tradición. Su propia experiencia le indicó que la religión motiva y transforma a las personas y las abre al joven al pleno sentido de la vida. La finalidad de la educación es ‘hacer un buen traje para el Señor’ con cada uno de los jóvenes, obtener ya desde la juventud aquella consagración a Dios que condujo a la santidad a Domingo Savio. Es robustecer la vida de gracia previniendo a tiempo las insidias del mal. En Don Bosco, pedagogía y espiritualidad van de la mano. La religión es el motor

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que, gracias a la pedagogía, se traduce en un equilibrio de elementos que se integran en la persona: paseos, música, teatro y la amplia libertad de “saltar, correr y alborotar a gusto” para que el joven crezca en plenitud. Ser persona a imagen de Cristo, el hombre perfecto Una educación basada en la fe y la religión ayuda al joven a amar la vida no fragmentada, sino proyectada como vocación, quiere decir aceptar la llamada a trabajar como constructores de humanidad, de justicia y de paz. Amar la vida en toda su profundidad, abierta a la cultura y a los ideales, a compartir y a ser solidario, siendo capaz de la valentía de soñar como Don Bosco mundos nuevos, hombres nuevos. Para Don Bosco, la educación y la religión son medios que ayudan a que el joven se promueva, es decir, que aprenda “la profesión de ser persona”. Y como tales se realizan con un largo y gradual proceso de crecimiento. La educación y la religión, más que imponer normas, se preocupan de hacer más responsable la libertad y desarrollar las energías de la persona, haciendo referencia a la conciencia, a la autenticidad del amor, a la dimensión social. Es un verdadero pro-

ceso de personalización, que debe realizarse con la mirada puesta en Cristo el hombre perfecto. En Don Bosco la experiencia religiosa no es sólo un instrumento sino también una meta que ayuda a los jóvenes a realizar una síntesis de criterios y valores. Educador: un testigo y signo del amor de Dios Esta meta sólo se logrará por el testimonio y la cercanía del educador. Con su propio testimonio de vida Don Bosco enseñaba cómo se ama a Dios y a los demás. Siempre lo vemos haciendo el bien y ayudando a los jóvenes a superar sus limitaciones. «Nos atraía por la fuerza de ese amor de Dios que se desbordaba en él», escribió don Pablo Albera, que fue discípulo de Don Bosco desde pequeño. Si queremos renovar la educación liberadora y humanizadora, es necesario redescubrir la centralidad de la experiencia religiosa en el método educativo de Don Bosco. Método que se lleva a cabo en el contacto y la relación amigable con personas creyentes que viven y testimonian la fe que profesan en Jesucristo y que lo siguen como discípulos suyos. La amabilidad del educador se inspira en la caridad, que tiene su raíz en Dios y tiene su modelo en la actitud de Cristo. Se manifiesta en el amor, que no es sólo de simpatía, sino de percepción del valor del joven a los ojos de Dios. Un hombre formado y maduro coloca el conocimiento de Dios en la cúspide del saber; la salvación eterna, en el vértice de su propio proyecto; la trascendencia, en el centro de su propia conciencia. BS Don Bosco en Centroamérica

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La libretita de apuntes Rodolfo Guzmán fitosdb@hotmail.com En el noviciado nos recomendaban un librito de Don José Aubry que se titulaba “El asistente salesiano”. Se notaba que había pasado por muchas manos, por muchas generaciones, y más de alguno había marcado con lápiz alguna frase “importante”. Nos afanábamos leyéndolo y el domingo en el apostolado tratábamos de aplicarlo con nuestros muchachos según nuestro criterio. Por la tarde el P. Maestro sacaba su libretita en la que había apuntado nuestros pecados contra el “Sistema Preventivo”. Nos preguntábamos desconcertados cómo es que se había dado cuenta de nuestras “metidas de pata” y quién habría sido el “chambroso” que le contaba todo. Con el paso del tiempo, algunos de aquellos antiguos novicios fuimos entendiendo que la verdadera cátedra sobre el Sistema Preventivo no estaba en el librito de Don

Aubry ni en el Opúsculo de Don Bosco. Estaba en el impulso de mi maestro de “estar siempre en la jugada”, en la paciencia que tenía para escribirlo con una letra minúscula en la “desgraciadita” libreta y de comunicárnoslo. En mi corta vida como sacerdote salesiano, en más de una ocasión me he entrevistado con algún chico o chica a quien tengo que hacerle alguna observación o simplemente animarlo/la, y siempre hacen la pregunta: ¿Y quién le contó?; o ¿Cómo se dio cuenta? Don Bosco, para despistarlos, les decía que “lo había soñado”. En los otros casos siempre hay un “bendito pajarito”. El Sistema Preventivo, aunque suene a método y por tanto a procedimientos, es una actitud que marca tu manera de ser y en consecuencia de relacionarte, a poner los ojos en todo sin quedarse contemplando, a animar todo con fuerza hacia el futuro. Yo lo describo como “Estar atento en favor de los desatentos”. Decía mi maestro: “aprender a hilar fino el entramado proyecto de Dios”.

Don Bosco empujaba a sus salesianos a vivir el Sistema Preventivo en el cotidiano contacto con los jóvenes y con su mundo. Sin esa vivencia compartida, sin estar entre ellos y con la mente en ellos, se convierte en vigilancia con desconfianza, los dos grandes pecados. Hoy soy yo el que carga una libreta para apuntar mis propias faltas contra el Sistema Preventivo. Algunos dirán que copié las obsesiones de mi padre maestro. Quizás lo hago por la necesidad de seguir aprendiendo.

La asistencia / presencia salesiana Cuando Don Bosco narra su encuentro con el preadolescente Miguel Magone, cuenta que, encontrándose cerca de un sitio en el que jugaban y gritaban numerosos muchachos, se atrevió a dar un salto para ponerse en medio de ello. Ese salto posibilitó el encuentro, y puso a Don Bosco y a los jóvenes en condiciones para que naciera la amistad. Ese salto hizo posible una acción educativa...

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Mario Méndez teologia@citt.cdb.edu.sv

Un rasgo distintivo del estilo Salesiano El estilo Salesiano de educación se fundamenta en la convivencia, en el encuentro, en la presencia del educador entre los jóvenes. Don Bosco usaba la expresión “asistencia”, y llamaba a sus educadores “asistentes”. Esta asistencia/presencia es un elemento esencial de la pedagogía salesiana, a tal punto que la calidad educativa de una obra salesiana está condicionada, entre otras cosas, por la convivencia, el encuen-


tro gozoso y solidario, y la presencia de los educadores entre los jóvenes. La asistencia, más que una acción, es una actitud permanente que nos dispone a salir al encuentro de los jóvenes, a romper las barreras, a tomar la iniciativa, a estar disponibles. El estilo salesiano exige que todos los jóvenes, por numerosos que sean en una obra salesiana, encuentren un educador dispuesto a escucharlos.

Estar presente: un rasgo muy humano

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Este tipo de relación más estrecha se da tanto en los espacios de atención personalizada como en la adopción de metodologías que favorecen el trabajo en grupos pequeños.

Estar presente: un dato muy divino La asitencia/presencia encuentra, su motivación más profunda en el mismo estilo de Dios, quien se hizo absolutamente cercano a nosotros y nosotras. En Jesucristo, Dios de-

Ser salesiano/salesiana, ser asistente El Estilo Salesiano de educar sólo es posible cuando se da la convivencia (vivir al lado del otro). Sólo estando juntos se da el proceso educativo, gracias a las innumerables posibilidades de interacción y de relación que se establecen. Y esa convivencia se realiza en todos los ambientes: en el aula, en la oficina, en los laboratorios, en la casa, en el patio, en los encuentros oca-

Sabemos que somos personas en la medida en que crece nuestra capacidad de establecer relaciones. La asistencia salesiana se realiza precisamente en la relación con los otros. Pedagógicamente, la asistencia/presencia tiene su razón de ser en el hecho de que toda acción educativa supone un contacto interpersonal. Si hay algo que educa es la relación interpersonal. Sin esa relación puede haber transmisión, información... pero no educación. Pero la asistencia/presencia es también una presencia liberadora, que rechaza todo tipo de manipulación, de control, de sometimiento, de autoritarismo y vigilancia; es poner la persona al centro, y por encima de horarios, estructuras, títulos y organización; es crear un clima de espontaneidad y de familia, superando los formalismos y burocracias. La asistencia/presencia implica rechazo a una educación masificada. Es opción por relaciones más estrechas y más comprometedoras.

cidió salvarnos no desde lejos ni desde fuera, sino desde dentro y de cerca. El Evangelio de Juan lo expresa diciendo que “se hizo carne” y que “puso su morada entre nosotros”. También Dios se atrevió a dar el salto que lo puso en medio de la humanidad. Esa “encarnación” es, para nosotros y nosotras, criterio de acción educativa, que exige del educador acercarse, hacerse presente, poner su morada entre los jóvenes, acogerlos y aceptarlos.

sionales y espontáneos tanto como en aquellos más formales y programados. La convivencia, finalmente, no se reduce a presencia física: no basta ocupar los mismos espacios físicos (se puede vivir bajo el mismo techo, odiándose). La asistencia es presencia vital: es asistir a la vida del otro. “La educación –decía Don Bosco- es cosa del corazón”, es sintonizar, es hacerse amar.

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El Sistema Preventivo y los jóvenes en alto riesgo Pepe Moratalla “Quiero que conozcas cierto ambiente de San Salvador”. El carro arrancó dirigido por el acompañante. Las calles céntricas capitalinas, colmadas de gente, ventas y suciedad, agitaban al aire su desorden en un conglomerado de pitos de claxon estridentes, olores irrespirables y músicas atronantes caribeñas. Después del bullicio, el carro se detuvo delante de un portón negro. Todo estaba relativamente tranquilo a pesar de la tensión originada por la presencia de un grupo de policías. Se abrió una pequeña ventanilla y una cara tatuada y hosca la llenó toda. Entramos a un patio con varios corredores de habitaciones. Por todas partes se veían jóvenes tirados en el suelo. En el centro estaba él. A sus pies un ayudante peleaba entre dos montones, como volcanes grandes, de droga (“piedra”) y

billetes. Era tanta la clientela que no les daba tiempo para terminar de contar el dinero. Pronto su mirada y su sonrisa de caudillo joven de 24 años nos cautivó. A él queríamos; él era nuestro objetivo. Introducirse en estos ambientes es como retomar la vitalidad y pujanzas de los orígenes. Es como ponerse al lado de Don Bosco, volver con Juanito al sueño del prado, al compromiso –pelea y lucha titánicapor domesticar las fieras salvajes a fuerza de mansedumbre y cariño, pero con la compañía maternal de la maestra.

La meta preferencial salesiana son los jóvenes pobres y abandonados. El medio educativo, el Sistema Preventivo. Tal vez nos extrañe las pocas páginas escritas que nos legó Don Bosco sobre su Sistema. Quizá para mostrarnos que el genuino y auténtico Sistema Preventivo sea el mismo Don Bosco y los jóvenes y que el echarse al prado, siempre con don Bosco y los jóvenes, sea la más apasionada y maravillosa aventura por la que bien vale la pena quemar toda la vida. Con Don Bosco lo importante es soñar. Y al estar con jóvenes en alto riesgo el sueño ha de ser más agresivo y grandioso.

Vengan a ver Margarita Castellón de Ascencio

En alguna ocasión le preguntaron a Don Bosco sobre su método y él respondió: «¿Mi Sistema? Vengan a ver cómo procedo». El Sistema Preventivo era para ser visto. Sucede lo mismo cuando nos preguntan sobre nuestro apostolado con los muchachos del programa “Miguel Magone” en el Polígono Industrial Don Bosco. Mejor los invitamos a que vengan a ver y sobre todo a “hacer”. Tenemos más de dos años de haber llegado aquí. Al principio era la

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estampa del sueño de Don Bosco con los lobos: no nos hacían caso, nos ignoraban o nos hacían una que otra falta de respeto. Comenzamos a llegar una vez por semana, una hora por la noche, para ayudarles a estudiar. Era bastante difícil por su actitud cerrada para con nosotros y por los materiales de estudios, que no eran los más adecuados; era muy raro encontrar un cuaderno casi completo y con alguna clase escrita a medias. Poco a poco, con mucha paciencia y sobre todo mostrándoles que teníamos fe en ellos, las cosas fue-

ron cambiando. Los lobos comenzaron a ser corderos; al menos, el resto de ese primer año comenzaron a escribir más en los cuadernos y a hacer alguna que otra tarea. El año siguiente, junto con ellos forramos los cuadernos. Ese año fue muy especial porque los cuadernos llegaron “casi” intactos al final de las clases. Fue un gran logro. Siempre hay limitaciones de material didáctico, pero se nota el esfuerzo que ellos ponen para superar esta dificultad.


En diciembre compartimos su celebración navideña: les llevamos unos regalitos sencillos. Para entonces las pláticas con ellos eran más abiertas, sin el recelo y la barrera de respuestas secas. Habíamos tenido la oportunidad de conocer a uno o dos muchachos: su historia, sus necesidades, sus problemas, sus alegrías. Ahora que miramos hacia atrás, sentimos una gran emoción al ver cómo estos muchachos, tan evasivos y descuidados, ahora son más abiertos, ponen su esfuerzo para

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estudiar, por seguir aprendiendo un oficio. Ahora nos esperan siempre. Nos esperan para que les ayudemos a hacer una tarea escolar, ser escuchados o jugar con ellos un partido de futbol. Es la mejor recompensa que podemos tener: la certeza de que, dentro de la sencilla vida diaria, el sistema preventivo de Don Bosco sigue funcionando, realmente funciona.

Se ha vuelto insuficiente compartir con ellos una hora sola por semana. Ahora procuramos ir dos veces por semana. Durante este tiempo se nos han ido agregando más hermanos, cooperadores salesianos o no. ¿Describir cómo aplicamos el Sistema Preventivo? Es mejor que vengan y compartan con nosotros y con estos muchachos. Hay mucho trabajo y muchas satisfacciones. Se los garantizamos.

Lo que más me gusta Los alumnos salesianos son las voces más autorizadas para valorar el Sistema Preventivo de Don Bosco. Ellos lo experimentan en directo. Un sondeo entre alumnas y alumnos de todos los cursos del Colegio Técnico Don Bosco, de San José (Costa Rica) exploró su vivencia de la educación salesiana. Se escogieron algunas respuestas significativas. Resultó imposible agrupar por temas las respuestas, ya que ellos y ellas tienden a mezclar todos los ámbitos de la vida colegial, lo cual es un punto a favor de la armonía de la propuesta educativa salesiana. A la pregunta ¿Qué es lo que más te gusta de tu Colegio? respondieron así:

Siempre nos hacen sentir bien y tratan de unirnos (14 años) El ambiente de amistad: nuestros amigos no son sólo los de nuestra sección sino los de otras especialidades. La manera de ser de los profesores, pues nos tratan como amigos y podemos contar con ellos en cualquier momento (16 años)

La educación que se brinda es excelente, nos prepara a enfrentar la vida con responsabilidad y coherencia; el ambiente es muy sano (17 años) El ambiente de compañerismo y la ayuda que nos brindan para poder seguir adelante (17 años)

Ambiente en general El ambiente, mis compañeros, profesores, las instalaciones, los talleres (13 años) El ambiente, la participación que se le da a los estudiantes en los distintos eventos, el trato que recibimos de los profesores y administrativos, la oportunidad de integrar comisiones estudiantiles (14 años)

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Educación en la fe

cemos nosotros; me agrada que exijan disciplina (16 años)

El futbolín, la plaza Turcios y que me puedo confesar todas las semanas (14 años)

Relación educadores-educandos

Enseñan a amar a Dios y a estudiar para alcanzar una meta (14 años) Tienen presente a Dios (14 años) La buena educación que nos brindan y el ambiente cristiano que se vive (15 años) Su ambiente religioso, los profesores son agradables; tenemos suficiente espacio para la recreación (16 años) La formación espiritual, los consejos y retiros, que me han ayudado a tomar decisiones importantes; Es un excelente colegio (16 años) La formación espiritual; no todos los estudiantes se forman como lo ha-

Me siento muy bien en el colegio; considero que los Buenos Días es un momento bonito porque nos reunimos alumnos y profesores y en pocos minutos aprendemos mucho; los mensajes que nos dan nos animan para seguir adelante; me gustan las actividades religiosas y deportivas (15 años) La unidad de los profesores con los alumnos y el método de Don Bosco (13 años) El compañerismo entre los alumnos y profesores (13 años) El ambiente que vivimos; nos relacionamos bien con los profesores y los compañeros, casi nunca tenemos conflictos y si los hay pasan rápido, no como en otros colegios. Me gus-

Centro Don Bosco En San Pedro Carchá, Guatemala, existe el Centro Don Bosco, fundado y dirigido por el P. Antonio De Groot, salesiano australiano. Es un centro para la formación de maestros bilingües, que alberga una población de 400 muchachos internos, mayoritariamente indígenas. El Centro Don Bosco ha creado una red de escuelas rurales en estrecha colaboración con los padres de familia de las comunidades interesadas. Los jóvenes del Centro alternan su estudio con prácticas en dichas escuelas.

Misión salesiana en Alta Verapaz (Guatemala) Centro Don Bosco Estar trabajando en el Centro Don Bosco es una de las bendiciones más grandes que Dios me ha dado a mí y a mi familia. Además de permitirme un ingreso material gene-

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El área norte de Guatemala, donde se ubica el Centro Don Bosco, se caracteriza por su alta tasa de analfabetismo y elevado índice de pobreza, con las consecuencias que ello implica. El Centro Don Bosco ha desarrollado una pedagogía genial, conjugando el respeto a la cultura local con una visión renovada y creativa del arte de la enseñanza. Resulta ser un auténtico laboratorio de aplicación feliz del Sistema Preventivo.

roso, he ganado incontables beneficios morales y espirituales. Desde la fundación del primer Centro Don Bosco en Raxruhá, en el año 1982, los beneficios del Sistema Preventivo no se han limitado a los estudiantes de los dos internados, sino que han llegado a

ta el tiempo que dedicamos a actividades extra como la Expo, la semana de la juventud, pues aumentan las relaciones entre todos los estudiantes (16 años) Los alumnos y los profesores nos llevamos bien y el la enseñanza que se imparte es muy buena (15 años) He encontrado amigos en los que puedo confiar y nos llevamos bien con los profesores (16 años) Los profesores no sólo son educadores, son también nuestros amigos (17 años)

Actividades Las actividades extraclase y la manera como hacen que los padres se interesen por nuestro estudios (16 años) Las actividades que se organizan como retiros, campamentos, expo y festival deportivo (16 años)

miles de niños y jóvenes indígenas que viven en condiciones de extrema pobreza en las más apartadas comunidades rurales qeqchí. Más de sesenta mil niñas y niños de 750 comunidades rurales cuentan ahora con servicios educativos, gracias al proyecto de autogestión comunitaria y el voluntariado de los jóvenes internos del Centro Don Bosco, mediante las modalidades de semestres alternos y año de servicio. Más de mil quinientos jóvenes indígenas, formados en el Centro Don Bosco, han logrado alcanzar un nivel decoroso de vida. Como educadores de sus hermanos indígenas, son ahora agentes de cambio en las comunidades rurales. Muchos proyectos de beneficio social como construcción y equipamiento de escuelas rurales, han sido impulsados y ejecutados


por los Comités Educativos de Padres de Familia, gracias a la animación y acompañamiento de los maestros y promotores educativos.

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El efecto multiplicador del Sistema Preventivo forma honrados ciudadanos y buenos cristianos a los más pobres y marginados.

Carlos Wellmann Gerente del Centro Don Bosco

Los Hermanos de Cristo del Buen Pastor Hay ochocientos jóvenes internados en el Centro Don Bosco. Nosotros los Hermanos de Cristo Buen Pastor trabajamos con ellos. Lo más importante es estar con ellos, trabajando con amistad y alegría. Como Hermanos, rezamos, trabajamos, comemos y jugamos junto con los jóvenes. Es una vida alegre y feliz estar con ellos. Lo logramos por la ayuda de la Virgen Maria, madre de la juventud.

Hermano Otto Chún Chub

Sistema Preventivo en el Centro Don Bosco

Si un estudiante o compañero no puede realizar una actividad, recibe la orientación de los demás. La sinceridad, el amor incondicional, el respeto, la solidaridad, la cooperación, la voluntad, la dignidad y el valorar a los demás son la etiqueta del Centro Don Bosco.

Isaías Manuel Uz Chamám

Desde que trabajo en el Centro Don Bosco he observado que en los educandos prevalece el respeto y el buen comportamiento. Con el Sistema Preventivo no se da castigos drásticos a alumnos que cometen faltas, como sucede otros centros educativos tradicionalistas que castigan severamente. Creo que esto es incorrecto porque genera violencia.

En el Centro Don Bosco no existe discriminación hacia los miembros de la comunidad, no obstante que vienen de distintas etnias, culturas y tradiciones. El respeto y valor a la persona es su aspecto más importante. A todo visitante sin importar su edad o color se le brinda una calurosa y sincera bienvenida. Los estudiantes tienen siempre en mente el deseo de hacer amigos. Existe compañerismo entre estudiantes, trabajadores y miembros de la comunidad. Se comparte la alegría mediante el rezo de todas las mañanas y el deporte practicado en las horas de receso. BS Don Bosco en Centroamérica

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Teníamos que recorrer un largo camino entre grandes montañas, charcos de agua y un gran lodazal. Eramos diez. Cinco teníamos la ilusión de llegar el mismo día al Centro Don Bosco. Los demás continuarían hasta Sayaxché . Llegamos al camino principal y nos metimos en un desvío. Creíamos que saldríamos más más rápido a la Reinita, aldea donde llegan los carros que van al río Pasión. Nuestra sorpresa fue grande ya que, después de caminar tres horas y media, volvimos a salir al mismo sitio donde nos habíamos metido.

Nuestra pedagogía preventiva produce confianza, autoformación, autorreflexión, armonía, convivencia, comunicación constante, respeto mutuo, autoestima y solidaridad.

Domingo Botzoc Maas El Centro Don Bosco nos ha acogido a mí y a muchísimos jóvenes indígenas. Desde hace siete años trabajo como maestro aplicando el Sistema Preventivo. Sé que todo ser humano aprecia y ama el trabajo manual o intelectual, si se le muestra amor fraterno. La educación en Guatemala necesita abandonar la metodología represiva y castigadora, que hace temer al llamado Maestro. He vivi-

CENTRO DON BOSCO Desde que se fundó en 1982, el Centro Don Bosco promueve la formación de jóvenes de distintas comunidades de Guatemala, especialmente del departamento de Alta Verapaz, El Petén y Quiché, donde predomina el idioma q’eqchi’. El Centro Don Bosco se propone formar a jóvenes para ser líderes en sus comunidades, sobre todo como maestros de educación primaria bilingüe.

do ese trato inhumano. El verdadero maestro debe cultivar amabilidad. El Centro Don Bosco forma maestros que valoran la cultura local y se adaptan al ambiente social. Eso explica la demanda cada vez mayor de estudiantes.

Salvador Ajualip Rodríguez

Caminos de esperanza Se acercaba el fin del invierno del año 1997. Era un 15 de noviembre. Amaneció nublado. Cuando salimos de nuestra comunidad, la llovizna comenzaba a caer.

MAESTROS GRADUADOS 1994 11 1995 11 1996 15 1997 16 1998 21 1999 89 2000 118 TOTAL 281 En el 2001 están por graduarse 374 maestros. Este mismo año ha estado atendiendo a 3,766 alumnos en diversas escuelas rurales.

-Esto sí que es una tontería: caminar tres horas y no avanzar nada-, decía Esteban, un suizo que nos acompañaba. -Es verdad, Esteban; de haberlo sabido, hubiéramos caminado por el camino principal; quizás ya hubiéramos llegado a Raxruhá-, añadió un compañero nuestro al escuchar las quejas de Esteban. Eran las tres y media de la tarde y faltaban dos horas y media para llegar a La Reynita. -Esta es la primera vez que camino seis horas a pie en la montaña con lluvia y lodo-, decía Esteban entre bromas y carcajadas. Por fin llegamos a San Pedro Carchá. Nos llevó tres días de camino, pero al fin lo logramos. Cumplimos los quince días de prueba realizando trabajos como corte de café, cosecha de maíz, limpia de milpa y otros trabajos que se realizan en el Centro Don Bosco. Fue una bendición haber llegado al Centro Don Bosco. Aquí aprendimos tantas cosas buenas que cambiaron nuestras vidas, transformándonos en jóvenes humildes con espíritu de servir a nuestros hermanos indígenas. Gracias, Señor, por enviar una luz que ilumine a las Verapaces.

Omilio Pacheco 20

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¿Semilla de mostaza o árbol gigantesco?

Nunca se me ha ocurrido “Por su poca fe” (Mt. 17,20). rezarles a Júpiter o a Marte, La fe es la base indispensable sola que se debe construir la orasencillamente porque no creo bre ción. Sin ella no existe oración auen ellos. Desde el momento téntica. en que me dispongo a rezarle Fe perfecta a Dios, es señal Ningún ser humano tiene una fe de que creo en Él. perfecta. Dice la carta a los HeA los dos ciegos que se le presentaron a Jesús, pidiendo su curación, el Señor les preguntó: “¿Creen que yo los puedo curar?”(Mt. 9,29). Cuando ellos creyeron, recibieron su curación. Al papá del joven epiléptico, Jesús le advierte que “todo es posible para el que cree”. El pobre hombre se da cuenta de que su fe es demasiado poca y por eso ruega: “Señor, yo creo, pero aumenta mi fe”. Cuando los apóstoles, avergonzados de no haber podido curar al muchacho epiléptico, le preguntan a Jesús, el motivo de su fracaso, el Señor les responde:

breos que “fe es garantía de lo que se espera, convicción de las realidades que no se ven”. (Hbr. 11.1). Cuando vamos a comprar un vehículo y no lo pagamos “al contado”, tenemos que dar una “garantía”. Puede ser grande o pequeña. Así nuestra fe en la oración es grande o pequeña. Es una convicción grande o pequeña. En el cielo, no necesitaremos más de la fe porque allí tendremos “certeza absoluta” de lo que estamos viendo y gozando. No necesitaremos fe para creer en la bondad y paternidad de Dios porque estaremos experimentando la bondad de ese Padre.

MEDITACION Hugo Estrada limana@hotmail.com

Nuestra fe pequeña o grande puede ser calificada de uno a cien puntos. Cuando el padre del joven epiléptico se presento a Jesús y él le dijo: “Todo es posible para el que cree”, aquel papá constato que su fe era pequeña –tal vez merecía la calificación un 51-; por eso pidió: “Señor, aumenta mi fe”. Jesús habló de que si se tuviera fe “como una semilla de mostaza”, se podrían mover montañas (Mt. 17, 20). A la mujer cananea que, a pesar de las frases frías que Jesús le dirigía, continuó en su petición: Jesús le dijo: “Mujer, grande es tu fe”. Quiere decir entonces que la fe puede ser gigantesca, como un árbol frondoso, o minúscula como una semilla de mostaza. La fe puede ser calificada. La Carta a los Romanos (12, 3) es muy precisa en aclarar que la fe es un “regalo” que Dios nos hace “según medida”. Unos reciben más, otros menos. Nos recuerda esto la parábola de los talentos. TamBS Don Bosco en Centroamérica

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bién la misma Carta a los Romanos nos advierte que nuestra fe “viene” al escuchar la Palabra de Dios. “La fe viene como resultado del oír, y lo que se escucha es la Palabra de Dios” (Rom. 10,7). Antes, cuando no abundaban las Biblias ni los que sabían leer, la Palabra se debía escuchar en la predicación. Ahora, además de la predicación, está la lectura de la Biblia. Esa Palabra –predicada o leída- tiene la carga de la inspiración del Espíritu Santo y, por eso mismo, es semilla que puede dar magníficos frutos. A nosotros nos corresponde preparar el terreno bien abonado, y dejar que penetre esa semilla. La fe viene como resultado del oír la Palabra de Dios porque, a la luz de la Biblia, vamos viendo cómo es Dios, cómo actúa en la obra de sal-

var a sus hijos e hijas. Cuando veo cómo Dios perdona a la Magdalena y a la Adúltera, pienso en que yo puedo también ser perdonado. Cuando contemplo a Jesús curando sordos, mudos, cojos, resucitando muertos, reflexiono que también yo puedo ser curado. Al encontrarnos con casos como los de Zaqueo y Mateo, concluyo en que también Jesús puede transformarme a mí, regalarme un “nuevo corazón y un nuevo espíritu”. Entonces nace mi confianza en Dios y automáticamente “viene la fe como dádiva de Dios. Jesús, en la Ultima Cena, les prometió a los Apóstoles que les enviaría su Santo Espíritu y que Él “les recordaría todo lo que Él le había enseñado”. La misión del Espíritu Santo es recordarnos lo que Jesús enseñó. Cuando invocamos al Es-

píritu Santo, se nos envía el don de la fe. La fe es uno de los dones enunciados por San Pablo en su primera carta a los Corintios. Sí. Nuestra fe puede ser “aumentada”. De una fe raquítica, que merece una calificación de cuarenta puntos, se puede llegar a una fe de ochenta o noventa puntos.

¿Meter la mano en un costado? Una fe gigantesca o una fe como semilla de mostaza. Los apóstoles durante la tormenta en el mar se asustaron. Jesús los llamó “hombres de poca fe”. Más tarde los vamos a encontrar como “hombres de una fe robusta”, obrando maravillas,. El Señor les había ayudado a crecer en su fe. El Señor quiere que lo pongamos a prueba. A Tomás, durante el período de su crisis de fe, el Señor se le aparece y le dice: “Mete tu mano en mi costado, y no seas incrédulo sino fiel”. A los apóstoles reunidos en el Cenáculo, se les muestra el día de la resurrección; ellos creen que se trata de “un fantasma”; el Señor les insinúa: “Miren mis manos y mis pies; tóquenme y vean”.

Podemos asustarnos Nadie se lanza de un avión sin tener un paracaídas; sería un suicidio seguro. Nadie debe aventurarse a rezar sin el requisito indispensable de la fe. Saldrían sólo palabras pronunciadas mecánicamente. Puede ser que nuestra fe no llegue tal vez ni al tamaño de una semilla de mostaza, pero, como el padre del joven epiléptico, sabemos que podemos abrir nuestros labios y clamar de corazón al Dado de la fe, y decirle: “Señor, yo creo, pero por favor, aumenta mi fe”. No sería raro que nosotros mismos fuéramos los primeros en asustarnos de ver cómo se empiezan a mover las montañas.

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Oratorio en Ciernes conocimiento de las verdades de la fe, y exclamaba gimiendo con el profeta Isaías: «Por eso fue deportado mi pueblo sin sentirlo... Y por eso ensanchó el infierno su seno, dilató su boca sin medida y a él baja su nobleza y su plebe y su turba gozosa».

Don Bosco estaba muy impresionado frente a tantas escenas dolorosas, como se le presentaban en Turín. Sentía constantemente un acuciante deseo de dedicarse a los cuidados de una juventud que marchaba por el camino de la deshonra y la perdición, que no observaba la ley divina porque la ignoraba, que ultrajaba a su Creador, casi sin conocerlo. Su inocente corazón sentía la amargura de pensar que la mayor parte de aquellas pobres almas se perdía desgraciadamente por falta de

«Apenas entré en la Residencia Sacerdotal, escribe en sus memorias, enseguida me encontré con una bandada de jovencitos que me acompañaban por calles y plazas hasta la misma sacristía de la Residencia. Pero no podía cuidarme de ellos directamente por falta de local». Con todo, siempre que encontraba en la sacristía de San Francisco a algunos muchachos, les dirigía la palabra con tanto afecto y gracia que ellos no sabían separarse de su lado. A veces los llevaba a las pequeñas dependencias anejas a la

No es tan malo ser un cabeza de balón

CONOCIENDO

A DON BOSCO

sacristía, y les enseñaba un poco de catecismo, les animaba a ser buenos, les invitaba a volver y les aconsejaba acercarse, debidamente preparados, a los santos sacramentos. La continua afluencia de muchachos ocasionaba ruido y estorbo, por lo que, a veces, el sacristán se enfadaba y les reñía y maltrataba. Así lo referían más tarde don Cafasso y los compañeros de don Bosco. «Hacía varios años, anota el mismo don Bosco, que durante los domingos del verano, don Cafasso enseñaba el catecismo a los muchachos albañiles en una habitación junto a la sacristía de la iglesia de San Francisco de Asís. Pero, la multiplicidad de sus ocupaciones le obligaron a interrumpir un ministerio que tanto le gustaba. A finales de 1841 lo reemprendí yo mismo» Memorias Biográficas II, 7,62

RECOMENDAMOS

J. Mauricio Ponce Arnold es un muchacho singular. en su vecindario es conocido como el chico tranquilo siempre disponible para las causas nobles. Sin embargo, dista mucho de ser el estereotipo de “nerd” tan conocido en otras caricaturas. Arnold vive con sus abuelos en un apartamento de clase baja como muchos habitantes de una gran ciudad cosmopolita. Ni siquiera su habitual prudencia y calculada organización son capaces de evitarle los típicos y tediosos problemas en el inicio de la preadolescencia. Lo que hace diferente a este niño con cabeza de balón de fútbol americano es su firme valentía para enfrentar la vida de la gran ciudad con sabiduría inusual para un chico de cuarto grado. “Hey Arnold” es una caricatura fuera de serie que se transmite para América Latina por la cadena de televisión infantil Nickelodeon. El héroe de esta historieta no utiliza ningún superpoder o fuerza extraña para vencer al enemigo. Es más, no existe ningún enemigo a quien vencer. Ni siquiera el

niño más perverso de la escuela será vencido en duelo. Por el contrario, Arnold se preocupa por ellos, incluso por aquellos que son excluidos del grupo. En un episodio se le puede ver interesado en celebrar el cumpleaños del niño más apartado del barrio. En otro, motivará a sus amigos a interesarse en el teatro o tomar un trabajo temporal en una floristería. Tampoco utiliza un lenguaje impropio. Intenta siempre resolver con honestidad los enredos, con la incomprensión de sus compañeros, que se ven incomodados por las actitudes de alguien que prefiere “hacer lo correcto”. Arnold personifica a los niños que a temprana edad tienen que enfrentar los problemas del cre-

cimiento, con la ausencia de sus padres, en una ciudad llena de vicios y conflictos sociales, en patios de cemento y jugando béisbol en medio de la contaminación humana y ambiental. En medio de esta compleja realidad social Arnold sólo piensa en lo más importante para él: el valor de la amistad, sin racismos ni prejuicios, y el descubrir su verdadera identidad como persona. A veces Arnold se siente frustrado y se tumba en su cama viendo el cielo a través de un techo de vidrio. Se pregunta si será el único a quien le interesa ser sincero y responsable en esta gran ciudad. BS Don Bosco en Centroamérica

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