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El Movimiento Juvenil Salesiano espera

a la JMJ 2023

LISBOA (PORTUGAL)  Seis mil jóvenes del Movimiento Juvenil Salesiano (MJS), de un buen número de países de todo el mundo, ya se han inscrito para participar en la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), que se celebrará en Lisboa del 1 al 6 de agosto de este próximo agosto.

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De ese número de jóvenes, 2.180 son del MJS España (1.386 participantes de Salesianos María Auxiliadora, 563 de Salesianos Santiago el Mayor, y 231 de Salesianas España). Alemania, Costa Rica, Nicaragua, Angola, China, Corea del Sur, Pakistán, República Dominicana, Papúa Nueva Guinea o Polonia serán algunos de los otros países con representación en este encuentro juvenil en torno a la figura del Papa.

La presencia de jóvenes, animados por el carisma salesiano en el mayor evento para la juventud y la Iglesia mundial, demuestra que los jóvenes seguidores de Don Bosco siguen hoy haciendo oír su voz, participando activamente en la sociedad y comprometiéndose en la Iglesia.

Las previsiones de participación se sitúan en la cifra de ocho mil jóvenes del Movimiento Juvenil Salesiano, a escasos cuatro meses de esta gran celebración en Lisboa. ¿Se llegará a esta gran cifra…?

Han pasado 10 años, pero seguro que lo recordáis.

En el Vaticano hubo fumata blanca. La plaza se llenó de expectación, salió el hombre. Sencillo, con un semblante humilde, casi asustado. Apareció únicamente con la sotana blanca de Papa, prescindiendo así de otras vestiduras litúrgicas. Saludó con un “Buenas tardes” coloquial y familiar y continuó hablando con sencillez; tuvo el recuerdo en la oración por Benedicto XVI y, antes de dar la bendición a los fieles, pidió que ellos le bendijeran rezando por él. Aquellas personas hicieron silencio y rezaron por Francisco. Aquel hombre de apariencia frágil, enmudeció a la plaza de San Pedro.

Desde ese día, se han multiplicado los signos. Hemos visto al Papa besar enfermos dermatológicos, llorar entre los refugiados, abrazar a hermanos de otras confesiones religiosas, celebrar la eucaristía en ambientes no especialmente religiosos, besar los pies a chicos y chicas desestructurados, hablar desde el amor y el respeto sobre las personas homosexuales, rezar en silencio en la celda de castigo en la que murió Kolbe, visitar cárceles, dejar que los niños jugueteen en la sede papal, denunciar valientemente pederastias y oligarquías eclesiales, rezar en la soledad de la plaza de San Pedro el lluvioso Viernes Santo de la pandemia, hacer nombramientos valientes y novedosos, escribir que el Evangelio es la gran alegría del mundo, manifestar su respeto reverencial por la Naturaleza, denunciar el culto al dinero, expresar el amor a los pobres, animar a todos a la santidad, llorar por las víctimas, saltarse los protocolos cuando ha hecho falta y acudir a sus queridas periferias.

Lo grande de este Papa es su sencillez, lo extraordinario es su normalidad.

EN LA IMAGEN: Salida del tradicional Cross Don Bosco en Carabanchel (Madrid). Niños deportistas calentando, listos para la carrera, acompañados de su entrenador.