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Premio Nacional Don Bosco, distinciones a los mejores proyectos de innovación tecnológica

Celebrada en Zaragoza la 36 edición, con 58 proyectos, para fomentar la creatividad e investigación entre el alumnado, especialmente de Formación Profesional.

Un aerogenerador con productos reciclados, cajas nido para pájaros con sensores para mejorar un paraje natural, la ciencia que se esconde detrás de las pompas de jabón y un estudio sobre la recuperación de las lesiones medulares, son los cuatro grandes premiados en la 36 edición del Premio Nacional Don Bosco celebrado del 15 al 16 de marzo en Salesianos El Pilar de Zaragoza.

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procedentes de centros educativos de enseñanza pública, concertada y privada de doce Comunidades Autónomas: Andalucía, Cataluña, Comunidad de Madrid, Comunidad Valenciana, La Rioja, Murcia, Navarra, País Vasco y Aragón.

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Durante esos dos días, los 137 participantes han expuesto sus 58 proyectos, presentándolos y explicándolos a las personas que han pasado a visitar los stands, entre ellos el jurado formado por profesionales del sector industrial, administraciones y empresas. Además, esta edición ha contado con la presencia de dos miembros del Ministerio de Educación que han mostrado el respaldo del gobierno de España con este premio que cumple su 36 edición en la que se han presentado proyectos

Entre los patrocinadores y colaboradores de estos premios están el Gobierno de Aragón, el Ayuntamiento de Zaragoza, el Ministerio de Defensa, el CSIC, la Universidad de Zaragoza, Endesa, Siemens, Fundación la Caixa, entre una treintena de empresas e instituciones que apoyan esta iniciativa que pretende poner en valor y dar visibilidad el trabajo de los alumnos, especialmente de Formación Profesional, las diferentes áreas industrial, comunicaciones, ciencias de la salud y ciencias sociales y jurídicas. En estos años son más de 450 centros y unos 1100 alumnos los que han participado presentando proyectos innovadores.

Proyectos premiados

Los proyectos ganadores en esta edición han sido, en la categoría Área Tecnologías Industriales, el proyecto ‘Aeromimetics’, aerogenerador con productos reciclados creado por Daniel Ferriz y Elena Sáez, del IES Antonio Navarro Santafé (Villena-Alicante). En la categoría Tecnologías de la Información, ‘Monitorización de la nidificación’, una solución de cajas nido con sensores para mejorar un paraje natural, de Víctor Gea y Alberto Cánovas del IES El Palmeral (Orihuela). En la categoría de Ciencias, ‘Pompas de jabón’ que analizan la ciencia que se esconde detrás de ella, de Paula Gómez procedente del Institut Gunidàvols de Lleida. Y por último, en la categoría Ciencias de la Salud, ‘Estudio comparativo de las distintas terapias celulares’, un estudio sobre la recuperación de las lesiones medulares, de Estel Gubianes de la Escola Mare de Déu de La Salut, de Sabadell.

El Premio Compromiso ha recaído en el Grupo Editorial Edebé, por su apoyo al Premio Nacional Don Bosco desde sus inicios.

Para la directora del colegio salesiano de Zaragoza, Merche López, esta 36 edición la ha afrontado la casa salesiana con mucha ilusión al volver a la presencialidad, “es muy interesante para los participantes que puedan vivir el ambiente que se genera en este evento, compartir experiencias y buenas prácticas, que las empresas conozcan sus proyectos y se interesen por su talento y futuro, les anima a seguir trabajando con ilusión”.

Premio Nacional Don Bosco

Este Premio Nacional Don Bosco es una propuesta más de los Salesianos a favor de la Formación Profesional, seña de identidad de la Congregación. En nuestro país hay 64 centros de este tipo, con 16.200 alumnos y 1.355 educadores. A lo largo de las distintas ediciones se ha logrado involucrar a un mayor número de empresas y entidades que ven, en este certamen, una cantera de talentos y de proyectos interesantes.

2 de abril

Domingo de Ramos

“Dios mío, ¿por qué me has abandonado?” (Mt 26,46)

Los relatos de la Pasión no son crónica neutral de lo sucedido, sino proclamación de la fe nacida a raíz de la experiencia pascual. El de Mateo acentúa la convicción de los primitivos cristianos de que todo lo ocurrido seguía un preciso plan de Dios, anunciado en las Escrituras. Si aguantamos de pie, ante la cruz de Cristo y bajo nuestras cruces, nos sabremos amados por Cristo crucificado, se nos hará más fácil la fidelidad y recibiremos a María como madre nuestra, y de por vida. ¿Podríamos anhelar algo más, o mejor?

16 de abril

II Domingo de Pascua

“No seas incrédulo, sino creyente” (Jn 20,27)

Mientras atardecía el día de Pascua, Jesús irrumpió en medio de sus desconcertados discípulos; rompiendo sus miedos, le otorgó paz, su Aliento y una misión nueva, perdonar pecados. Ocho días después, reaparecerá para ganarse al discípulo incrédulo que, por no haberse encontrado con él, no podía creerse cuanto le contaban sus condiscípulos.

Quien cree en la resurrección no permite que el miedo lo encierre en sí, tiene el mundo como tarea y el perdón como misión. Sorprende, y mucho, que fuera el discípulo que no creía quien inventó esa estupenda fórmula de fe, tan bella como sincera: ‘Señor mío y Dios mío’

9 de abril Pascua de Resurrección

“El otro discípulo, a quien Jesús amaba…, vio y creyó” (Jn 20,2.7)

Ante un sepulcro vacío, surgió la fe en el Resucitado. No todos, solo uno, de cuantos encontraron la tumba abierta reencontró esa fe. Ni María ni Pedro supieron ver y creer: tan seguros estaban de la muerte de su maestro que no imaginaron que Dios se les anticipara devolviéndole a la vida, una vida sin muerte ni mortajas.

Creyó solo el discípulo que se sabía amado: sentir en uno mismo el amor del Resucitado sigue siendo el modo de presentirlo vivo. Jesús vive hoy para cuantos se saben por él amados. Seguros de su amor, no necesitaremos verle para saberlo vivo ni encontrarlo personalmente para sabernos personalmente amados.

23 de abril III Domingo de Pascua

“¡Quédate con nosotros!”

(Lc 24,29)

Dos desilusionados seguidores de Jesús abandonaban Jerusalén, mientras anochecía el día y su fe. La muerte cruenta del Maestro había sepultado su fidelidad. Jesús, ya resucitado, no pierde tiempo y les explica que lo ocurrido era plan de Dios. Ellos le ofrecen casa y pan; él les abre ojos y corazón. Y regresan, caída la noche y ardiente el corazón, a Jerusalén.

Nadie que ha visto una vez al Señor puede callárselo: el hogar del testigo del Resucitado no es su propia casa, sino la comunidad cristiana. Hasta que no volvamos a la comunidad y al testimonio, encantados con Jesús, no sabremos que lo hemos encontrado.

Nota

Los primeros muchachos del Oratorio recibían la comida cocinada por Mamá Margarita en cazuelitas de barro. A pesar de las penurias, el alimento era abundante: arroz, polenta con castañas cocidas, legumbres, patatas, salchichas, carne, salami, queso, fruta… Cada chico recibía también un kilo de pan diario (MBe III, 274).