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Trastornos de aprendizaje

una asignatura para tener en cuenta

TRASTORNOS DE APRENDIZAJE

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El aprendizaje de matemática y lectoescritura es un proceso que se comienza a evaluar en los primeros años de la escuela primaria. Sin embargo, las bases de un buen aprendizaje comienzan a construirse en nivel inicial, y es allí donde uno debería enfocarse en la prevención de las dificultades.

Tal vez suene excesivo, pero un niño con dificultades de lenguaje, por ejemplo, posiblemente tendrá en un futuro dificultades de lectoescritura, ya que los procesos para poder reconocer el sonido de una letra dependen en gran parte de un buen lenguaje.

Nadie puede diferenciar si una palabra va con B o V, si no sabe cómo suenan las letras. Las dificultades de la lectura vienen en forma conjunta con la posibilidad de escribir, ya que para poder saber cómo se escribe una palabra hay que poder leerla. Los niños empiezan copiando, o lo que es igual, escriben a la copia. Esto se da al inicio, donde van copiando letra por letra, tal como si fueran dibujos, pero no todos tienen noción de cuál es cada letra, o cómo esa letra suena en forma individual, o asociada a otra (lectura silábica). Esto se va generando con el tiempo.

En nuestro país hubo muchas discusiones a partir de cuál sería el mejor método de enseñanza de lectura, sin embargo, la evidencia demuestra que la manera más efectiva de enseñar a leer a un niño es a través de lo que se llama conciencia fonológica. En la práctica, esto significa que el niño debe aprender cómo suena cada letra sola, y cómo suenan las consonantes unidas a cada vocal. Este procedimiento va incorporando poco a poco las diferentes letras del alfabeto, y permite que el niño vaya descubriendo el mundo de las palabras con seguridad y exactitud. El docente lo corregirá cuando no logre escribir una palabra en forma correcta. Enseñar significa corregir, y es el docente quien lo enseña.

Esta modalidad, que durante muchos años fue discutida en la Argentina, hoy vuelve a imponerse de la mano de la gran evidencia que demuestra que este método tradicional, por el cual aprendimos los argentinos mayores de 4 0 años, asegura mejor ortografía y permite que aquellos que tienen la vulnerabilidad para desarrollar una dislexia (trastorno de la lectura), tengan menores chances de expresarla, y en última instancia, más posibilidades de diagnosticarla y tratarla.

Una de las dificultades de mayor prevalencia en los trastornos de aprendizaje es la dislexia. Los niños a los que se le enseña a leer de manera sistemática suelen lograr esta habilidad a los 6 meses aproximadamente. Luego de este período, si no lo logró, amerita una consulta para evaluar qué sucede y estimular el proceso, según las dificultades que lo generen. Aquel niño que pasa a segundo grado sin saber leer, será un niño que se perderá de aprender lo que se enseñe en segundo y ya estará perdiendo aprendizajes fundamentales.

El área de aritmética requiere de muchísimas habilidades que se vienen gestando también en nivel inicial: el concepto de mucho o poco, más que o menos que, suelen ser los pilares que permitirán luego avanzar hacia las operaciones matemáticas. Las dificultades en esta área se denominan discalculia, y requieren de una evaluación específica, y no pensar que estamos ante un niño que no es hábil con la matemática.

La dislexia y la discalculia, junto con la disgrafía (dificultades en la letra), son las nominadas dificultades específicas del aprendizaje. Luego, existen otros trastornos que pueden impactar en el aprendizaje en forma secundaria como el déficit de atención con hiperactividad, los trastornos de ansiedad o del ánimo. Si bien éstos no son en sí mismos dificultades de aprendizaje, es importante tenerlos en cuenta al momento de definir las causas de un niño o niña que no responde al proceso de aprendizaje según lo esperado.

Esto plantea claramente que un retraso académico debe ser evaluado en forma interdisciplinaria, que permita entender a un niño a través de múltiples miradas y que, en función de esto, se diseñe un abordaje específico a las características de cada situación.

Pero tal vez uno de los mensajes más importantes de esta columna sea que no esperemos a octubre o noviembre para consultar, ya que el año escolar se va muy velozmente y un año escolar, cursado en forma inconsistente o errática, solo logrará un aprendizaje con fallas y dificultades que luego son difíciles de remontar.