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Nunca es tarde

¿Tenés alguna cuenta pendiente a nivel estudios? ¿Ya no te moviliza la carrera que estudiaste? ¡No te preocupes! Siempre se puede volver a empezar y estudiar lo que nos apasiona.

En la mitad de la vida es frecuente que se escuchen frases como: “si volviera el tiempo atrás hubiera estudiado…”, “siempre quise dedicarme a…”,

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“ya dejé pasar el tren para hacer lo que me gustaba”, “no desaproveches la oportunidad vos que sí podes” y un sinfín de variantes más del mismo estilo.

Salvo limitaciones reales, como, por ejemplo, querer bailar en el Colón empezando a estudiar a mediana edad, son muy pocas las carreras o actividades para las cuales la edad es un impedimento, por el contrario, en muchas oportunidades la experiencia y el camino recorrido enriquecen el proceso de formación.

Por otro lado, es importante valorar dicho proceso, es frecuente que al centrarse en el objetivo no se tenga en cuenta las satisfacciones que pueden ocasionar el camino hacia él. Y esto es válido tanto para quienes tienen una asignatura pendiente, como para esas personas que descubren que aquello que estudiaron y a lo que se dedicaron gran parte de su vida ya no los hace felices.

En estos casos el transitar una nueva etapa de formación tiene elementos que pueden dimensionarse de una forma más reflexiva, transformando ese tránsito en una experiencia enriquecedora en si misma, más allá del título que se obtenga. ¡ Sólo hay que animarse a cumplir los sueños pendientes!

La vocación no es para siempre

A temprana edad en mayor o menor medida se brinda orientación vocacional en los colegios, pero ¿ es frecuente buscar reorientación vocacional a edades más avanzadas? Esta podría ser una práctica, si no obligada, al menos instalada masivamente como necesaria, porque es esperable que los cambios internos que indefectiblemente acontecen con los años pueden producir necesidades acordes a los mismos.

Repensarse, con las herramientas actuales, con lo que se es hoy y con lo que el hoy es, abre numerosos caminos alternativos al que se está transitando hasta el momento. La Counselor Claudia Quiroga Daldi, de la Asociación Argentina de Counselors nos brinda las claves para animarnos a volver a estudiar.

Al disminuir los ruidos externos para poder prestar atención al interior, poco a poco va a ir surgiendo aquello que quedó dejado de lado en el pasado o incluso nuevas alternativas que se ajustan a las necesidades presentes. Reflexionar sobre determinadas cuestiones puede ayudar: # A lo largo de la vida, afortunadamente, se producen cambios y con ellos los gustos e intereses se van modificando, por lo tanto, pueden surgir nuevas alternativas. # Diversos factores que en su momento obstaculizaron la concreción de objetivos quizás ya desaparecieron. # La oferta académica se fue diversificando y ampliando sustancialmente, lo que ayer no era accesible o más aún, ni siquiera existía, hoy puede estar al alcance de quien lo desee. # Es probable que la experiencia de cuenta de lo insatisfactorio que resulta renunciar a a los anhelos. “Desde el counseling, se trabaja en torno al sufrimiento que produce lo no realizado, y es maravilloso descubrir junto a esa persona que aún puede ser quien desea ser, si eso implica procesos de aprendizajes más o menos complejos es secundario ya que lo importante es la realización de aquello que les produzca satisfacción”, relata Quiroga Daldi desde su experiencia.

Nunca es tarde puede ser una frase hecha, pero aplica perfectamente a la hora de repensar la vocación. Dejar de lado temores o dudas ya que, es posible volver a empezar las veces que sea necesario, porque aún las marchas y contramarchas o las equivocaciones dejan un aprendizaje. Intentarlo, aún tardíamente, trae más satisfacciones que desestimarlo, porque el movimiento activa y permite sorpresas que en la rigidez no aparecerían.

¿ Cuál es es el primer paso a seguir? El primer paso es escucharse, reflexionar sobre las necesidades propias, dejar de lado condicionamientos externos y los “deber ser” para priorizarse. De esta manera puede surgir aquello que quedó relegado en el tiempo y que en muchos casos produce insatisfacción y se puede perder el miedo que en general nos impide actuar.

Abuelos súper activos

Una mención especial merecen aquellas personas de más de sesenta años. Si bien la jubilación con frecuencia es vista como un final para la vida activa, por el contrario puede ser el inicio de nuevos y estimulantes desafíos para los que cuentan con el tiempo que las obligaciones laborales absorbieron en el pasado. La vida brinda una maravillosa oportunidad para concretar sueños dejados de lado, ahora que las responsabilidades son más livianas. El pensarse en esa etapa de la vida no sólo disponibles para el cuidado de otros miembros de la familia o como partícipes de actividades de esparcimiento es una alternativa que sin excluir lo anterior, puede estar complementado por espacios formativos de toda índole. Enriquecer y enriquecerse por medio de la diversidad que da la convivencia académica con personas de distintas franjas etarias amplía la propia mirada y la de quienes comparten esos espacios.